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7 Pruebas de Job

Este documento describe 7 pruebas que Job enfrentó: la pérdida de sus posesiones, tormentos físicos, el colapso de su matrimonio, la pérdida de su reputación, el abandono de sus amigos, una prueba espiritual a través de la Palabra de Dios, y finalmente la revelación de Dios que lo llevó al arrepentimiento.

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7 Pruebas de Job

Este documento describe 7 pruebas que Job enfrentó: la pérdida de sus posesiones, tormentos físicos, el colapso de su matrimonio, la pérdida de su reputación, el abandono de sus amigos, una prueba espiritual a través de la Palabra de Dios, y finalmente la revelación de Dios que lo llevó al arrepentimiento.

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7 pruebas de job-sintesis

1-Perdida de cosas terrenales: este siervo del Señor quedó inquebrantablemente aferrado a su Señor
cuando se desmoronó toda su existencia terrenal. ¡Esto es victoria en la prueba!

2-Prueba Fisica: Nada estorba tanto la vida interior, como los tormentos físicos. Quedó aferrado a
su Señor, a pesar de que el Señor primero no respondió a su oración y aparentemente no le hizo
llegar ninguna ayuda. Dijo: "Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?"
(2:10). La nave de vida de Job estaba anclada en su Dios. Ninguna tormenta podía alejarlo de El.

3-Matrimonio se va desmoronando: Esta tercera prueba fue aún más difícil, el tornillo se fue
apretando aún más fuertemente. Job tenía un matrimonio feliz; de no ser así, no hubiera tenido esta
buena reputación. Sin duda alguna, la fidelidad de Job al Señor y su irreprochable manera de vivir
también se debían a la buena influencia de su esposa.
La esposa tiene una inmensa influencia en el matrimonio, ya sea para bendición o para maldición.

Acab jamás habría tenido un fin tan horrible, si no hubiera sido influenciado por su esposa Jezabel.
Sansón jamás habría caído de tal manera bajo el poder del enemigo, si no hubiera sido sucumbido
por la influencia de Dalila.
Salomón jamás habría sido abandonado por el Señor, si no hubiera escuchado a mujeres
extranjeras..
Pero encontramos en la Biblia también a mujeres que ejercieron una influencia bendecida, por
ejemplo
Abigail, que hizo desistir a David de la idea de matar a su marido Nabal (1º Samuel 25:18-35).

¿Y la esposa de Job? Hasta ese momento había ido completamente por el camino de su esposo. Pero
de repente todo se derrumbó encima de ella. Había vertido sus lágrimas delante de las tumbas de sus
diez hijos hasta quedar secos sus ojos. Materialmente, su esposo estaba completamente arruinado, y
ella con él. Pero lo que era todavía más grave: vio a su esposo sentado en la ceniza y hecho un
desastre. Entonces sucumbió al resentimiento y a la rebelión, y se puso contra su esposo Job
diciéndole: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a tu Dios, y muérete" (2:9). En otras palabras:
"De qué te sirve ahora toda tu fe? ¡Ahora que viene la tribulación, Dios no te ayuda!" En silenciosa
desesperación, levantó el puño contra el cielo y se apartó de Dios.

¿Cómo reaccionó Job a esta tercera prueba?


Le hirió como un rayo, pues amaba a su esposa. Pero su reacción fue divina. Desde su montón de
ceniza, con toda claridad y severidad le dijo en plena cara a su mujer: "Como suele hablar
cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado". Con esto, le volvió la espalda y se aferró aún más
resueltamente al Señor. Al actuar así, practicó ya de antemano al mandamiento del Señor Jesús, que
El expresó en Lucas 14:26: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no pude ser mi discípulo."

Como anticipo: ¿Fue destruido el matrimonio de Job por su dura actitud? No, al contrario, fue
salvado. El que en la prueba escucha más a carne y sangre que al Señor, aunque concierne al propio
esposo o esposa, al fin y al cabo destruye justamente por eso la convivencia. La autenticidad de la
entrega de Job al Señor fue probada de esta manera en todas las áreas de la vida: material, familiar,
física y en la felicidad matrimonial. Cuando estos cuatro factores vitales se derrumbaron en la vida
de Job, algo se destacó de manera radiante:

Job siguió aferrado a su Señor! El Señor era el Primero en su vida.

4-Perdida de buena reputacion: Esta cuarta prueba fue, en su naturaleza, aún más difícil que las
precedentes. Digo: en su naturaleza, porque la honra delante de los hombres es algo sustancial en la
vida.

Pero después que todo se había derrumbado encima de él, la opinión general de la gente se volvió
contra él.

Job experimentó, con todas las consecuencias, lo despiadada que es la lengua de los hombres. Pero
también en esto, su reacción fue de calidad maravillosa. Mientras que todo apoyo y toda seguridad
se desmoronaron alrededor de él, él clamó,"Yo sé que mi Redentor vive" (19 25). Con esto
aconteció algo maravilloso en esta cuarta prueba: La figura del Redentor, del Cordero, se destacó
cada vez con más claridad.

Cuanto más Dios guía a un hombre al punto cero, tanto más éste se acerca a Jesús. ¡El punto cero se
llama Gólgota, la cruz! En este punto cero estuvo el Hijo de Dios. Atravesó los escalones de las
pruebas de Job en una dimensión aún mucho más grande. Cuando estuvo clavado en la cruz su
desprendimiento fue completo. Pues e escuchamos decir por boca de David: "Todos los que ven me
escarnecen" (Sal. 22:7). Mira como Job llegó al mismo nivel, sí, cómo prorrumpe de su corazón la
palabra : ¡Redentor! "Yo sé que mi Redentor vive". ¿Llegas ahora a ver con claridad por qué y para
qué existen estas pruebas tan difíciles en tu vida? Dije al principio que están aquí para honrar al
Señor. Ahora puedo decir: Para que el Señor sea honrado en ti por la cada vez más clara revelación
del Cordero en ti. "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando las seguridades terrenales desaparecen,
irrumpe la poderosa seguridad de la fe: "Yo sé que mi Redentor vive". Aquí tampoco debemos
pasar por alto que en el momento en que la muerte amenazaba interior y exteriormente desde todos
los ángulos a Job, la vida del Redentor se manifestó cada vez más poderosamente a través de él:
"Yo sé que mi Redentor vive". Aquí se cristaliza finalmente algo maravilloso. Job ya no poseía
nada. Ya no tenía nada en la tierra de lo cual pudiera decir: "es mío". Aún más triunfalmente
exclamó en ese momento: "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando ya no quedó nada en la vida de
Job, permanecieron aún el Señor y él mismo. ¡Qué intima llegó a ser su comunión con su Señor a
través de esta prueba! "Yo soy Suyo, y El es mío!" (Cantares 6:3) ¡Job se aferró ahora mucho más a
su Señor!

5-Amigos y hnos en la fe se apartaron interiormente de el: Esta quinta prueba debe haber sido aún
más difícil, pues los lazos espirituales son más fuertes que los lazos consanguíneos. Job tenía amigo
verdaderamente espirituales, que le demostraron su amistad llorando amargamente junto con él y
sentándose con él en la tierra por siete días y siete noches: "...porque veían que su dolor era muy
grande" (capítulo 2: 12-13). Esta fue amistad de alta calidad.

Carecían de todo entendimiento acerca de las profundidades a las cuales el Señor había llevado a Su
siervo. Casi lo mataron con sus citas y enseñanzas piadosas, de manera que finalmente Job les
imploró: "Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mi" (capítulo 19:
21) ¡Qué indeciblemente grande debe haber sido la soledad de Job! Los mejores, los más íntimos
amigos le abandonaron. Pero también aquí se destaca la imagen de Jesús, quien fue abandonado por
Sus mejores discípulos en la hora de la mayor prueba. El que es guiado paso a paso por Dios hasta
el punto cero, al final muchas veces experimenta que incluso sus mejores hermanos cesan de
comprenderlo. También Pablo testificó esto: "Todos me desampararon" (2 Ti. 4: 16)

Qué cerca del Señor Jesús estuvo también Job, como figura profética, en esta reacción! Cuando
Jesús estaba clavado en la cruz, oró: "Padre, perdónalos..." La reacción de Job contra sus hermanos
incomprensivos y por lo tanto duros de corazón, fue la misma: "...él hubo orado por sus amigos"
(cap. 42: 10), y él sacrificó por ellos. Con esto, no solamente ve al Cordero de Dios en él, sino
también el sentir del Cordero,

6-Prueba espiritual: Cuando un hijo de Dios que está en una prueba, busca demasiado pronto las
palabras consoladoras de Dios, esto demuestra que su sentir es poco espiritual. Toda prueba
exterior, no importa cuán difícil es, purifica la vida de nuestra alma, pero la Palabra del Señor nos
juzga y renueva aún más profundamente (leer He. 4: 12; 1 Pe. 1: 23; Sal. 107: 20; Mt. 8: 8). Es la
Palabra de Dios vino a Job por medio de una cuarta persona, que no se contaba entre los tres
amigos. Se llamaba Eliú (cap. 32: 2). Eliú significa en español "Dios mismo". Eliú dijo: "Espérame
un poco, y te mostraré que todavía hay más que decir en favor de Dios" (cap. 36: 2) Y luego, la
Palabra de Dios hirió a Job como fuerte golpe: "Tú también eres inocente delante de Dios" (comp.
cap. 34: 11-12)

¿Cómo reaccionó luego a las declaraciones de Eliú? ¿Cómo reaccionó Job a la Palabra del Señor?
Inclinó la cabeza. Quedó silencioso. Le dio la razón a Dios en Su Palabra. Si Job se hubiera
rebelado contra la Palabra del Señor, si hubiera cerrado su corazón, no habría podido experimentar
la coronación de la prueba. Pero Job se humilló bajo la Palabra.

7-Coronacion de la prueba-Revelacion del Señor:Inmediatamente antes de la coronación de Su


prueba, Jesús experimenta lo más difícil, pues Dios Se Le revela de manera rechazadora. Aparta Su
faz de Su Hijo amado, y Jesús llama en alta voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?"

Job vio la santa majestad de Dios, y su reacción demuestra una vez más que a través de todas las
pruebas, siguió aferrado fielmente a su Señor. Hasta entonces, Job solamente se había mirado a si
mismo: "...los ojos que me veían..." (cap. 29: 11). Pero después, en el punto cero de su vida, pudo
ver al Señor: "mas ahora mis ojos te ven" (cap. 42: 5). Entonces Job se derrumbó, en lo más
recóndito de su ser, ante la presencia de Dios. El mismo describió su punto cero: "Por tanto me
aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (cap 42: 6). Con esto, el Señor había guiado a Job
adónde quería tenerlo: al punto cero -culpable- arrepentido. Job ya no era nada.

Cuando Jesús cerró los ojos y murió, los hombres dijeron: "Ahora ya no es nada". Pero justamente
entonces, la victoria del Señor comenzó a manifestarse poderosamente. Fue crucificado en
debilidad, pero vive por el poder de Dios (2 Corintios 13: 4). Si morimos juntamente con El,
viviremos con El. Job había representado esto proféticamente al aferrarse al Señor en la prueba,
pues después recibió tanto más bendición. La vida irrumpió en él. En su vacío se derramó la
plenitud de Dios. "Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y
aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y vinieron a él todos los que antes le
habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo
aquel mal que ellos le dio una pieza de moneda y anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer estado
de Job más que el primero, porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes
y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas" (cap. 42: 10-13)

Por qué te defiendes contra el punto cero? ¿Por qué te resistes al camino hacia el Gólgota? Dile hoy
un sí total al Señor; un sí a tu prueba, sí al camino de la muerte de tu yo, pues Él "hace maravilloso
su consejo y engrandece su sabiduría" Isaías 28: 29) El fin será glorioso.-

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