Lucas Márquez
CRISTO EN APOCALIPSIS
LECCIÓN 13
LA IGLESIA EN SARDIS
VESTIDA DE VESTIDURAS BLANCAS, Y EL SEÑOR CONFIESA SU
NOMBRE
Sin lugar a dudas, el hecho de que la condición de las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3,
corresponda a las diferentes edades de la iglesia a través de la historia es obra de la soberanía del Señor.
La historia de la iglesia desde el siglo I hasta el presente, se divide claramente en siete edades:
La edad primitiva
La edad del sufrimiento
La edad mundana
La edad de la apostasía
La edad de la Reforma
La edad del recobro de la iglesia
La edad de la degradación de la iglesia recobrada
En esta lección consideraremos la iglesia en Sardis, como la iglesia de la Reforma.
Apocalipsis 3:1-6
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas,
dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma
las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré
sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en
Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son
dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida,
y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias”.
Sardis en griego significa el remanente, lo restante, o la restauración.
Como señal, la iglesia en Sardis prefigura a la iglesia protestante, desde la Reforma hasta la segunda
venida de Cristo. La Reforma fue la reacción de Dios a la apóstata Iglesia Católica Romana, la cual es
tipificada por la degradada iglesia en Tiatira. La Reforma fue llevada a cabo por una minoría de
creyentes, el remanente. Por consiguiente, fue una restauración efectuada por el remanente.
1. EL QUE HABLA: EL QUE TIENE LOS SIETE ESPIRITUS DE DIOS Y LAS SIETE
ESTRELLAS
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En Apocalipsis 3:1 el Señor dice: “El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice
esto”. Los siete Espíritus de Dios hacen que la iglesia esté llena de vida, y las siete estrellas hacen que
brille intensamente.
Para la iglesia en Éfeso, Cristo era Aquel que tenía las siete estrellas y andaba en medio de los siete
candeleros. La iglesia primitiva necesitaba que Cristo la cuidara, y los líderes de la iglesia necesitaban
que Su gracia los guardara.
Para la iglesia en Esmirna, Cristo era el que estuvo muerto y vivió de nuevo. La iglesia sufriente
necesitaba la vida de resurrección de Cristo.
Para la iglesia en Pérgamo, Cristo era Aquel que tenía la espada aguda de dos filos. La iglesia degradada
y mundana necesitaba la palabra de Cristo que juzga y mata.
Para la iglesia en Tiatira, era Aquel que tenía ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce
bruñido. La iglesia apóstata necesitaba que Cristo la escudriñase y juzgase.
Aquí, para la iglesia en Sardis, era Aquel que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. La
iglesia muerta y reformada necesitaba el Espíritu de Dios siete veces intensificado y los líderes
resplandecientes.
Si examinamos la situación actual del cristianismo protestante, veremos que carece de los siete Espíritus.
La carencia de vida que hay en ellos se debe a que no tienen los siete Espíritus. Por causa de la
organización que tienen, también necesitan las estrellas brillantes. Todo lo que necesitan es el Espíritu
intensificado y las siete estrellas resplandecientes, sin embargo, ellos no prestan atención a los siete
Espíritus. Los siete Espíritus son la intensificación plena de la realidad de Cristo como el Espíritu. Esto
no tiene nada que ver con el movimiento pentecostal o carismático; es el Espíritu siete veces
intensificado que mora en los creyentes. Eso es lo que el protestantismo muerto necesita hoy. También
necesita las estrellas resplandecientes, no las posiciones ni la organización. Sus líderes deben ser
resplandecientes.
2. LA CONDICION DE LA IGLESIA
A. Tiene nombre de que vive pero en realidad está muerta
Al mensajero de la iglesia en Sardis el Señor le dice: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que
vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las cosas que quedan, las que están a punto de morir;
porque no he hallado que tus obras hayan sido acabadas delante de Mi Dios”. Estos dos versículos
presentan un cuadro completo de la iglesia protestante. Muchos consideran que la iglesia protestante
reformada es viviente, pero el Señor dice que está muerta. Por lo tanto, necesita los Espíritus vivientes y
las estrellas brillantes.
B. Las cosas que quedan y que están a punto de morir
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En el versículo 2 de Apocalipsis 3 el Señor dice: “afirma las cosas que quedan, las que están a punto de
morir”. “Las cosas que quedan” se refieren a las cosas que se habían perdido y fueron restauradas por la
Reforma, como la justificación por fe, y la exposición de la Biblia. Aunque estas cosas habían sido
restauradas, estaban a punto de morir. Por consiguiente, la iglesia protestante necesita avivamientos para
mantener estas cosas vivas. Esta es la verdadera situación de las iglesias protestantes.
C. Sus obras no son completas
El Señor también dijo: “no he hallado que tus obras hayan sido acabadas delante de Mi Dios”. Nada de
lo comenzado en la Reforma ha sido acabado. Por eso, se necesita la iglesia en Filadelfia para acabar la
obra. A los ojos de Dios, ninguna obra ha sido acabada en las iglesias de la Reforma. No piense que la
justificación por fe ha sido completada entre ellos. Si uno examina detalladamente, verá que la
justificación por fe recobrada por Martín Lutero fue muy superficial, debido a que Lutero no percibió la
justificación como un asunto de vida, sino como algo doctrinal, y de un modo somero. Damos gracias a
Dios por ese gran siervo Suyo, pero sabemos que éste no fue perfecto. Ninguna obra bajo su mano fue
acabada. Lo que se recobró en los días de Lutero ha ido muriendo y está a punto de morir. Por eso
muchas iglesias protestantes necesitan frecuentes avivamientos.
Lo más importante en cuanto a la quinta iglesia es que está muerta y moribunda. Aunque tiene nombre
de que vive, en realidad está muerta. Muchos de nosotros podemos testificar que cuando fuimos salvos,
estábamos llenos de vida. Pero al entrar en una iglesia denominacional, entramos en un refrigerador y
después de algunos meses, nos enfriamos y morimos. Las iglesias reformadas están a punto de morir. Yo
fui criado en una iglesia protestante, y sé con certeza que allí no hay vida. Casi en todos los aspectos la
muerte prevalece allí.
3. EL MANDATO DEL SEÑOR
En el versículo 3 de Apocalipsis 3 el Señor dice: “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y
guárdalo, y arrepiéntete”. En los versículos 1 y 2 el Señor manda a la iglesia en Sardis que vigile, que
afirme las cosas que quedan y están a punto de morir, que guarde lo que ha recibido y oído, y que se
arrepienta.
4. LA VENIDA DEL SEÑOR
En el versículo 3 el Señor dice: “Pues si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré
sobre ti”. Un ladrón roba cosas valiosas a una hora que nadie lo espera. Puesto que las iglesias
protestantes reformadas están muertas, no se percatarán cuando el Señor venga como ladrón, cuando Él
se manifieste en secreto a los que le buscan. Es por eso que necesitamos velar.
La revelación que presenta el Nuevo Testamento acerca de la segunda venida del Señor no concuerda
con nuestro entendimiento natural. Según nosotros, el Señor descenderá repentinamente de Su trono, de
los cielos, a la tierra. Este concepto ha causado muchas dificultades a los estudiantes de la Biblia, y
nosotros debemos desecharlo.
Al tratar de entender algo que veamos en la Biblia, no debemos tener ninguna confianza en nuestros
pensamientos, y nunca debemos aplicar nuestros conceptos naturales. Esta es la razón por la cual
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necesitamos una mente clara y renovada cuando nos acercamos a la Palabra de Dios. Debemos dejar de
usar los anteojos teñidos con nuestros conceptos, y venir con sencillez a la Palabra pura. La venida del
Señor es un proceso. Su venida comenzará desde el trono y pasará por un proceso hasta que descienda a
pelear la batalla de Armagedón. Como ya dijimos, el Señor descenderá desde el trono a los aires, donde
llevará a cabo muchas cosas: el arrebatamiento de la mayoría de los santos, el juicio ante el tribunal de
Cristo, y las bodas del Cordero. Después de cumplir todo esto en los aires, el Señor descenderá a la
tierra. El arrebatamiento de los primeros vencedores, que incluyen al hijo varón (Apocalipsis 12) y a las
primicias (Apocalipsis 14), ocurrirá al principio del proceso de la venida del Señor. En otras palabras,
cuando ellos sean arrebatados, el proceso de la venida del Señor habrá comenzado.
En Apocalipsis 3:3 y Mateo 24:43 se nos dice que el Señor vendrá como ladrón. Algunos de los
creyentes que serán los primeros vencedores, serán llevados repentinamente. Nadie sabe la hora en que
comenzará el proceso de la venida del Señor con el arrebatamiento de los primeros vencedores. Cuando
suceda, no habrá tiempo para prepararse. Uno debe estar preparado antes de que esto ocurra. Por
consiguiente, tenemos que estar preparados y velar.
5. LOS VENCEDORES: ALGUNOS DE SARDIS
A. No contaminaron sus vestidos con la muerte
En Apocalipsis 3:4 el Señor dice: “Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han contaminado
sus vestiduras”. En la Biblia las vestiduras representan lo que somos en nuestro andar y vivir.
Contaminar nuestras vestiduras se refiere particularmente a mancharlas con muerte.
Ante Dios, la muerte es más contaminante que el pecado.
Levíticos 11:24-25
“Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos muertos será inmundo hasta la
noche, y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la
noche”.
Números 6:6 - 9
“Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. Ni aun por su padre ni
por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la
consagración de su Dios tiene sobre su cabeza. Todo el tiempo de su nazareato, será santo para
Jehová. Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto,
el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá”.
En este versículo, la mancha denota cualquier cosa de carácter mortífero. La mancha que había en Sardis
no era la mancha del pecado sino la mancha de la muerte. La muerte es más sucia que el pecado.
En el Antiguo Testamento, si alguien pecaba, podía ser perdonado simplemente presentando una ofrenda
por el pecado (Lv. 4:27-31). Sin embargo, el que tocara el cadáver de una persona tenía que esperar siete
días para poder ser limpio (Nm. 19:11, 16). Esto indica que la mancha causada por la muerte es más
grave que la del pecado. Los cristianos de hoy no están conscientes de la muerte. Si usted va a un casino
de Las Vegas a apostar y consumir drogas, se percatará de que ha pecado. Pero si va a una reunión de
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una manera muerta, es muy posible que no se dé cuenta de lo grave que es esto. Pero a los ojos de Dios,
esta condición de muerte es más grave que ir a jugar en un casino de Las Vegas.
Los cristianos condenan el pecado, pero no la muerte. Muchos asisten a las reuniones como si fueran
cadáveres, y no ven nada malo en ello. No me gusta estar cerca a nada que esté muerto.
Si su amada esposa se ensucia mientras prepara algo para usted, usted la amará aún más. Pero si ella
muere, usted no querría estar cerca de su cadáver. El Señor aborrece la muerte. Sin embargo, muchos
cristianos de la iglesia reformada no tienen esta idea de la muerte. Tal vez digan: “¿Qué tienen de malo
las iglesias denominacionales?” El problema no consiste en que simplemente están equivocadas, sino en
que están llenas de muerte. Aunque los cadáveres de una funeraria no tengan nada de malo, están llenos
de muerte. La muerte es el peor problema. ¡Que repugnante es la muerte! Es una abominación para Dios,
y no puede tolerarla.
En las iglesias locales, todos debemos aborrecer la muerte. Prefiero ver que quienes están en la iglesia se
equivoquen, que verlos muertos. Muchas veces he preguntado a los hermanos y hermanas por qué no
ejercen su función en la iglesia especialmente en las reuniones. Con frecuencia me responden: “Tengo
temor de equivocarme”. A lo cual contesto: “Cuanto más se equivoquen, mejor. Cuando los niños están
vivos cometen muchas equivocaciones. Los niños que están muertos en los cementerios, no cometen
ningún error”. Si usted simplemente está sentado en la reunión sin hacer nada y sin decir nada, nunca
cometerá una equivocación. Aunque esté correcto, está muerto en su rectitud. Prefiero estar vivo aunque
me equivoque, que en lo correcto y muerto. Yo cometo muchos errores, pero todos saben que estoy
vivo. ¿Qué prefiere usted, estar en lo correcto y muerto, o equivocado y vivo?
B. Andan en el Señor con vestiduras blancas
El Señor dice de los que no mancharon sus vestiduras: “Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque
son dignos” (v. 4). El color blanco no sólo simboliza pureza sino también aprobación. Aquí las
vestiduras blancas representan un modo de andar y vivir que no ha sido contaminado por la muerte y que
es aprobado por el Señor. Es algo que lo hace a uno apto para andar con el Señor, especialmente en el
reino venidero.
6. LA PROMESA AL QUE VENZA
Si lee el contexto de Apocalipsis 2 y 3, verá que todas las promesas que el Señor hace en estas siete
epístolas, en realidad se refieren al reino venidero. Nunca se refieren a la eternidad, que es nuestro
destino eterno, sino a nuestro futuro en el reino venidero. Este es el principio básico que determina el
significado de todas las promesas que aparecen en las siete epístolas. En el versículo 4 el Señor promete
que los que no hayan manchado sus vestiduras, andarán con Él en vestiduras blancas. ¿Cuándo sucederá
esto? El día de las bodas de Cristo, y la luna de miel que durará mil años. Andar con el Señor en
vestiduras blancas significa andar con El durante esos mil años. En principio esto también se puede
aplicar a nuestra vida diaria con el Señor.
En el versículo 5 el Señor dice: “El que venza será vestido de vestiduras blancas; y nunca borraré su
nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de Mi Padre, y delante de Sus ángeles”. Aquí
vencer se refiere a vencer la muerte que prevalece en las iglesias protestantes, es decir, vencer al
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protestantismo muerto. Todo el versículo 5 es la promesa que el Señor hace a los vencedores. Esto se
cumplirá en el reino milenario después de Su venida.
A. Ser vestido de vestiduras blancas y andar con el Señor
Primeramente el Señor promete al que venza que “será vestido de vestiduras blancas”. Ser vestido de
vestiduras blancas, como se promete aquí, será un premio para los vencedores en el reino milenario.
Aquello en lo que han andado en esta era será el premio que recibirán en la era venidera. Todo cristiano
necesita dos vestiduras. La primera es la vestidura por la cual somos justificados y salvos, que representa
al Cristo que recibimos, quien es nuestra justicia objetiva.
En Lucas 15, cuando el hijo pródigo regresó a la casa, el padre le tenía el mejor vestido. Lo primero que
el padre hizo fue cubrirlo con el mejor vestido. Cubierto por esa vestidura, el hijo pródigo fue justificado
en la presencia de su padre. Él había sido un miserable pordiosero, indigno de estar con el padre. Pero
una vez que la vestidura lo cubrió, fue justificado y aprobado. Esto significa que fue justificado en
Cristo, y que Cristo vino a ser su cubierta de justicia. Él fue cubierto por Cristo como su justicia, por
consiguiente, la vestidura de justicia lo salvó. Sin embargo, además de esto, necesitamos otra vestidura
que nos haga aceptos y aprobados delante del Señor. El “lino fino, resplandeciente y limpio” que se
menciona en Apocalipsis 19:8:
“Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos”.
Aquí denota este segundo vestido. De acuerdo con la tipología, la reina que aparece en Salmos 45 tiene
dos vestiduras:
Salmos 45:1-17
“Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy
ligero. Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto,
Dios te ha bendecido para siempre. Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu
majestad. En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu
diestra te enseñará cosas terribles. Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán
en el corazón de los enemigos del rey. Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es
el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios
tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil te recrean. Hijas de reyes están entre tus ilustres; Está la reina a tu diestra
con oro de Ofir. Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; Y deseará
el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor. Y las hijas de Tiro vendrán con presentes;
Implorarán tu favor los ricos del pueblo. Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de
oro es su vestido. Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes irán en pos de ella, Compañeras
suyas serán traídas a ti. Serán traídas con alegría y gozo; Entrarán en el palacio del rey. En lugar de
tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra. Haré perpetua la memoria de tu
nombre en todas las generaciones, Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre”.
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Aquí la novia tiene dos vestiduras, una de salvación, y la otra para estar con el rey en su reino. Después
de ser salvos, necesitamos madurar y vencer todas las distracciones y todos los estorbos. Debemos
correr la carrera y llegar a la meta. Tenemos que vencer todos estos obstáculos. Es cierto que fuimos
salvos y justificados y tenemos la primera vestidura, la cual nos trae salvación. Pero debemos continuar
hacia la madurez y llegar a nuestro destino. Si hacemos esto, seremos recompensados. Esto no se
relaciona con el hecho de que Cristo sea nuestra justicia objetiva, sino con experimentar a Cristo como
nuestra justicia subjetiva. Cristo como nuestra justicia objetiva ya nos fue aplicado, mientras que Cristo
como nuestra justicia subjetiva procede de nuestro interior. Debemos vivir a Cristo como nuestra
segunda vestidura. Esta vestidura está relacionada con la recompensa. Las vestiduras blancas del
versículo 5 se refieren a esta segunda vestidura. Cuando tenemos esta segunda vestidura, somos
agradables al Señor y recibiremos la recompensa.
B. Su nombre no será borrado del libro de la vida
El Señor le promete al que venza no borrar su nombre del libro de la vida. No podemos entender este
versículo en forma aislada. Es peligroso hacer eso. Para entenderlo necesitamos toda la Biblia. Si un
nombre es borrado del libro de la vida, se sobrentiende que ya estaba inscrito allí. El libro de la vida es
un registro divino de los nombres de aquellos que participan de las bendiciones que Dios ha preparado
para ellos. Los nombres de todos los santos escogidos por Dios y predestinados para participar de estas
bendiciones están inscritos en este libro
Lucas 10:20
“Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están
escritos en los cielos”.
Estas bendiciones son dadas en tres etapas:
- La iglesia,
- El reino milenario
- La eternidad
Las bendiciones dadas en la etapa de la iglesia, tales como el perdón de los pecados, la redención, la
regeneración, la vida eterna y la naturaleza divina, son las primeras porciones. Todos los escogidos de
Dios cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida participan de estas primeras porciones al
comenzar su vida espiritual. Si ellos cooperan con el suministro de gracia divina, madurarán en vida en
la etapa de la iglesia, y esta temprana madurez en vida constituirá un premio con el cual el Señor los
recompensará cuando regrese. Ese premio será la entrada en el reino milenario y la participación de las
bendiciones divinas en esa etapa, tales como el gozo y el reposo del Señor.
Mateo 25:21,23
“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor”.
Hebreos 4:9-11
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CRISTO EN APOCALIPSIS
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha
reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que
ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”.
Y reinar sobre las naciones:
Apocalipsis 2:26-27
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá
con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi
Padre…”
Apocalipsis 20:4,6
20:4 “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los
decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la
bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron
con Cristo mil años”.
20:6: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no
tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.
Por lo cual Dios ha preparado como incentivo para que Sus escogidos avancen con Él en la era de la
iglesia. Sin embargo, muchos de Sus escogidos, después de recibir el perdón, la redención, la vida
eterna, la naturaleza divina, etc., no estarán dispuestos a cooperar con la gracia de Dios y no avanzarán
con El. Por lo tanto, no podrán madurar en vida en la etapa de la iglesia y por ende, cuando el Señor
regrese no estarán listos para entrar en el reino milenario ni para participar del premio de las bendiciones
divinas de esa era. Por consiguiente, durante el reino milenario sus nombres serán borrados del libro de
la vida. Después de ser disciplinados por el Señor y crecer en vida hasta llegar a la madurez durante el
reino milenario, participarán de las bendiciones divinas en la eternidad, tales como el sacerdocio eterno
con la presencia eterna de Dios, el reinado eterno.
Apocalipsis 22:3-5
“Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y
verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de
luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los
siglos”.
La Nueva Jerusalén, el árbol de vida:
Apocalipsis 22:14
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las
puertas en la ciudad”.
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Y el agua de vida:
Apocalipsis 22:17
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera,
tome del agua de la vida gratuitamente”.
En ese tiempo sus nombres serán inscritos de nuevo en el libro de la vida. Esto significa que todos los
escogidos de Dios, cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida y quienes participaron de las
bendiciones divinas en la etapa de la iglesia, “no perecerán jamás”.
Juan 10:28
“Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.
Es decir, no hay posibilidad de que pierdan las bendiciones divinas de la eternidad. Sin embargo, los que
no cooperen con el Señor en la era de la iglesia, serán disciplinados por el Señor en la dispensación del
reino milenario y perderán las bendiciones divinas de esa etapa.
Corremos el peligro de que nuestros nombres sean borrados del libro de la vida durante mil años. Si
usted es derrotado y se rehúsa a ser un vencedor por la gracia del Señor, su nombre no aparecerá en el
libro de la vida cuando El reine durante los mil años. Esto significa que usted fue llamado pero no
escogido.
Apocalipsis 17:14
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y
los que están con él son llamados y elegidos y fieles”.
Aquí podemos ver que cuando el Señor venga, después de que todos los santos hayan sido arrebatados,
escogerá a algunos. Esta elección depende de la manera en que hayamos vivido como cristianos. Si
vivimos en derrota, con seguridad el Señor no nos escogerá. Pero si vivimos en victoria, seremos
escogidos, y nuestros nombres aparecerán en el libro de la vida. Esto es similar a una graduación.
Aunque todos los nombres de los alumnos están en la lista de la escuela, solamente algunos nombres
están en la lista de honor para recibir recompensa. Borrar del libro de la vida el nombre de un creyente
no significa que él perecerá por la eternidad. Solamente durante los mil años del reino venidero su
nombre no estará en el libro. Esto significa que perderá la primogenitura en el reino milenario, y no
tendrá derecho a participar de lo que Dios originalmente deseaba dar a todos Sus escogidos.
La intención original de Dios era que todos Sus escogidos disfrutaran a Cristo al máximo, para que
pudieran tener el derecho de disfrutar a Cristo en la era venidera. Muchos que no quieren cooperar
ahora, perderán su progenitura cuando venga el reino. Solamente los que cooperen con el Señor en lo
que Él deseaba originalmente disfrutarán a Cristo como su porción especial durante el reino. En ese
entonces sus nombres estarán en el libro de la vida, pero muchos nombres no estarán en el libro. Puesto
que pocos cristianos han visto esto, no pueden entender los versículos que se refieren a este asunto.
La intención de Dios es forjar a Cristo en nosotros para que le disfrutemos. La era de la iglesia es el
tiempo en que esto se cumple. Depende de nosotros si queremos cooperar con Dios en este asunto o no.
Debido a que muchos no cooperarán con Dios, Él ha decidido sabiamente hacernos disfrutar a Cristo
como recompensa en la era del reino. Esta recompensa es un incentivo que nos motiva a cooperar con
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CRISTO EN APOCALIPSIS
Dios y a disfrutar hoy a Cristo. Si no cooperamos, no podremos entrar en la era del reino. El libro de la
vida es un registro de los nombres de aquellos que disfrutan a Cristo.
Durante la era de la iglesia, todos nuestros nombres figuran en el libro, pero en la era del reino, los
nombres de los insensatos serán borrados de este libro. Después del reino milenario, sus nombres serán
escritos otra vez en el libro de la vida. Es bueno saber que las bendiciones de Dios en Su salvación son
dadas en tres etapas: la era de la iglesia, la era del reino, y la eternidad. Si queremos estar en el reino
disfrutando a Cristo en plenitud, tenemos que disfrutar a Cristo en la vida de la iglesia. No pierda hoy la
oportunidad. Si disfrutamos a Cristo hoy, seremos recompensados en el reino venidero. Aquellos que
pierdan el disfrute especial de Cristo en el reino venidero, serán disciplinados por Dios para que puedan
disfrutar a Cristo plenamente. Por consiguiente, al final cuando todos hayamos pasado por estas dos
eras, la era de la iglesia y la del reino, habremos madurado en disfrutar a Cristo y entraremos en la
eternidad.
C. Su nombre será confesado delante del Padre y de Sus ángeles
Si somos vencedores, el Señor no borrará nuestros nombres del libro de la vida; al contrario, confesará
nuestros nombres delante del Padre y de Sus ángeles. Esto indica que los nombres de los creyentes que
no quisieron ser vencedores fueron borrados del libro de la vida; por lo tanto, el Señor no confesará sus
nombres delante del Padre y de Sus ángeles.
7. LO QUE EL ESPIRITU DICE
La iglesia muerta reformada necesita oír lo que dice el Espíritu viviente. El conocimiento de la letra
muerta nunca puede sustituir lo que dice el Espíritu intensificado. La letra mata como dice 2 Corintios
3:6:
“… el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.
El Espíritu es el que da vida:
Juan 6:63
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida”.
Todos los que están en el protestantismo muerto tienen que oír lo que dice el Espíritu.
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