Cuento: Lucas y su sombra
Lucas y su sombra eran inseparables. Desde que habían nacido iban juntos a todas
partes.
Sucedió, que la sombra aunque quería mucho al niño tenía celos de él, se sentía en
segundo plano y sabía que muchas personas ni siquiera la veían.
Una tarde, la sombra decidió contarle al niño lo triste que se sentía.
— Siempre voy contigo, pero eres tú el que se lleva todos los halagos. Nadie se fija en mí.
Lucas pensó entonces en qué hacer para que la sombra se sintiera mejor.
Empezó a observar el tamaño de su sombra, su forma, su color, su postura, todos sus
movimientos, sin que ella fuera consciente de ello.
Al día siguiente por la noche hubo una tormenta muy fuerte, tanto, que dejo a la ciudad
sin luz por un tiempo. Entonces, Lucas encendió unas velas para poder ver y, al
momento, su sombra se hizo tan grande que él mismo se sorprendió.
Cuando la sombra se descubrió en la pared de la habitación se puso muy contenta. Iba
de un lado a otro de la habitación junto a Lucas, que empezó a hacer grandes
aspavientos y, los dos ese día fueron muy felices divirtiéndose de lo lindo.
Por eso, muchas veces, Lucas apaga todas las luces de la casa y enciende las velas para
hacer feliz a su sombra y jugar con ella.