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Poemas Poetas Líricos

1) El primer poema es un himno de Safo a Afrodita, en el que le pide ayuda para superar sus penas amorosas. 2) Los poemas de Anacreonte tratan temas como el amor, la belleza, el disfrute de la vida y la fugacidad del tiempo. 3) Los poemas de Píndaro son himnos y odas de alabanza dedicados a personas y victorias deportivas.
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Poemas Poetas Líricos

1) El primer poema es un himno de Safo a Afrodita, en el que le pide ayuda para superar sus penas amorosas. 2) Los poemas de Anacreonte tratan temas como el amor, la belleza, el disfrute de la vida y la fugacidad del tiempo. 3) Los poemas de Píndaro son himnos y odas de alabanza dedicados a personas y victorias deportivas.
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Poemas de Píndaro

A Teóxeno de Ténedo

Hay un tiempo para recolectar amores,


corazón mío, cuando acompaña la edad:
pero aquel que al contemplar los rayos
rutilantes que brotan de los ojos de Teóxeno
no siente el oleaje del deseo, de acero
o de hierro tiene forjado su negro corazón
con fría llama y, perdido el aprecio
de Afrodita, la de vivaz mirada,
o violentas fatigas padece por la riqueza,
o se deja arrastrar por la femenina osadía
esclavo de todos sus vaivenes.
Más yo me derrito como cera de sagradas abejas.
por el calor mordida en cuanto pongo mis ojos
en los lozanos miembros de adolescentes mozos.
¡Era cierto que también en Ténedo
Persuasión y Donosura tenían su sede
en el hijo de Hagesilao!
Poemas de Safo

Himno a Afrodita Desde Creta ven, Afrodita

Inmortal Afrodita la del trono pintado Desde Creta ven, Afrodita, aquí
la hija de Zeus, tejedora de engaños, te lo ruego: a este sacro templo, que un bello bosque
no a mí, no me sometas a penas ni angustias
de manzanos hay, y el incienso humea
el ánimo, diosa.
ya en los altares;
Pero acude aquí, si alguna vez en otro tiempo, suena fresca el agua por los manzanos
al escuchar de lejos de mi voz la llamada, y las rosas dan al lugar su sombra,
la has atendido y, dejando la áurea morada y un profundo sueño de aquellas hojas
paterna, viniste, trémulas baja;
tras aprestar tu carro. Te conducían lindos pasto de caballos, el prado allí
tus veloces gorriones sobre la tierra oscura. lleno está de flores de primavera
Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo y las brisas soplan oliendo a miel…
cruzaron el éter, Ven, Chipriota, aquí y, tras tomar guirnaldas,
y al instante llegaron. Y tú, oh feliz diosa, en doradas copas alegremente
mostrando tu sonrisa en el rostro inmortal, mezclarás el néctar para escanciarlo
me preguntabas qué de nuevo sufría y a qué
con la alegría
de nuevo te invocaba,
y qué con tanto empeño conseguir deseaba
en mi alocado corazón. ¿A quién, esta vez De veras, quisiera morirme
voy a atraer, oh querida, a tu amor? ¿Quién ahora,
ay Safo, te agravia?
Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte; De veras, quisiera morirme.
si regalos no aceptaba, ahora va a darlos, Al despedirse de mí llorando,
y si no te quería, en seguida va a amarte, me musitó las siguientes palabras:
aunque ella resista.
“Amada Safo, negra suerte la mía.
Acúdeme también ahora, y líbrame ya De verdad que me da mucha
de mis terribles congojas, cúmpleme que logre pena tener que dejarte.” Y yo le respondí:
cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra “Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí,
tu misma mi aliada. porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado.
Y si no, quiero recordarte lo que tú olvidas:
Bajo tierra estarás cuantas horas felices hemos pasado juntas.
Han sido muchas las coronas de violetas,
Bajo tierra estarás, de rosas, de flor de azafrán y de ramos de aneldo,
nunca de ti, que junto a mí te ceñiste. Han sido muchos los
muerta, memoria habrá collares que colgaste de tu delicado cuello, tejidos
de flores fragantes por nuestras manos.
ni añoranza; que a ti Han sido muchas las veces que derramaste
de este rosal bálsamo de mirra y un ungüento regio sobre mi
nada las Musas dan; cabeza”.

ignorada también,
tú marcharás
a esa infernal mansión,

y volando errarás,
siempre sin luz,
junto a los muertos tú.
Poemas de Anacreonte

La de Lesbos De sí mismo

Otra vez su pelota color púrpura Sobre los verdes mirtos recostado
me arroja el rubio Eros quiero brindar, y sobre tiernos lotos,
y me invita a jugar con una niña y que al Amor, al cuello
que calza unas sandalias de colores. con una cinta el palio recogido,
Pero ella--que es de Lesbos la de las nobles calles-- escancie el vino en mi profunda copa.
cuando ve mi pelambre, ya blanca, la desprecia
y entreabre su boca en pos de otra. La breve vida pasa dando vueltas
cual la rueda de un carro,
La fiesta y cuando se deshagan nuestros huesos
yaceremos en polvo convertidos.
Apuremos los vasos
ciñéndonos las sienes ¡Para qué entonces derramar ungüentos
de coronas de rosas. sobre la tierra helada? ¿De qué sirve
Una gentil doncella libar sobre la tierra que nos cubra?
de blancos pies ligeros Mejor úngeme ahora,
danzará sobre flores coróname de rosas perfumadas
al compás de la lira, y haz que se acerque la mujer que adoro...
agitando en el aire
los tirsos enlazados Mientras llega el momento
con guirnaldas de hiedra, de acudir a las danzas infernales,
y un hermoso mancebo quiero vivir ajeno de cuidados.
de cabellos de oro
la cítara armoniosa Del amor
tañera, mientras dulce
brotará de sus labios El importuno Eros,
una canción de amores. azotando mi rostro
Y Eros, el de la rubia con olorosa rama de jacintos,
cabellera, y Lieo, me mandaba correr tras de sus pasos.
y la gentil Citeres, El ardiente sudor me fatigaba,
reinarán en la fiesta, atravesando selvas,
regocijo de viejos y de mozos. torrentes y profundas cortaduras.
Mi corazón a la nariz subía
y sin aliento me dejaba. Entonces,
tocándome la frente con las alas,
“¡Tú no puedes amar!”, dijo riendo.

Indómita De las mujeres

¿Por qué, potrilla tracia Naturaleza, a los feroces toros


me observas de reojo dio temible defensa con sus astas,
y me huyes, implacable, cascos a los caballos,
creyendo que no soy rápidos pies a las veloces liebres,
experto en nada útil? a los leones dientes poderosos,
el volar a las aves,
Pues sabe que hábilmente el nadar a los peces
el freno te pondría y a los hombres la fuerza de sus miembros.
y tomando tus riendas ¿Tal vez a la mujer dejó olvidada?
doblarías conmigo ¿Cuál arma le ha entregado? La belleza:
las lindes del estadio. el escudo más fuerte;
la espada más aguda;
Ahora paces en prados pues la mujer con ella
brincas con ligereza domina los aceros y las llamas.
retozona; no tienes
ningún jinete diestro
que a tus lomos se suba

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