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Historia y Valor de las Perlas

El documento proporciona información sobre las perlas naturales y cultivadas. Explica que las perlas naturales se forman cuando un cuerpo extraño entra en un molusco y este lo recubre lentamente con nácar, mientras que las perlas cultivadas se forman insertando intencionalmente un objeto en el molusco. También describe los diferentes tipos de perlas, incluidas las Akoya, de agua dulce, del sur y tahitianas, y explica que el color, forma, tamaño y superficie determinan el valor de una perla.

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Historia y Valor de las Perlas

El documento proporciona información sobre las perlas naturales y cultivadas. Explica que las perlas naturales se forman cuando un cuerpo extraño entra en un molusco y este lo recubre lentamente con nácar, mientras que las perlas cultivadas se forman insertando intencionalmente un objeto en el molusco. También describe los diferentes tipos de perlas, incluidas las Akoya, de agua dulce, del sur y tahitianas, y explica que el color, forma, tamaño y superficie determinan el valor de una perla.

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La perla ideal es perfectamente redonda y lisa, sin embargo pueden aparecer otras formas conocidas como la perla

barroca. La calidad de las perlas naturales es muy valorada, son catalogadas como piedras preciosas y como objetos
de belleza a través del tiempo. Debido a esto, la perla se ha convertido en una metáfora de algo raro, fino, admirable
y valioso.

Las perlas naturales se forman cuando un cuerpo extraño se introduce al interior del cuerpo del molusco, que
reacciona cubriendo lentamente la partícula con una mezcla de cristales de carbonato de calcio (CaCO3) y una
proteína llamada conchiolina, formando la sustancia conocida como nácar, que es la sustancia que recubre la
cavidad paleal del animal (las paredes interiores de las valvas). Al cabo de un período variable la partícula termina
cubierta por una o más capas de nácar, formando una perla, y tardan aproximadamente 10 años en crearse.

Las perlas son de tamaño, color y forma variables. El valor de la perla se determina en función de criterios varios
pero puede decirse que se centran en tres: una forma deseable (por ejemplo, las esferas perfectas o las "lágrimas"),
la rareza de su color (casi toda la gama entre el blanco y el negro) y naturalmente la talla. Aunque las características
estéticas y de tamaño son fundamentales en la valoración de una perla, el precio final depende en gran medida de
las tendencias de la moda del momento.

Parece que la costumbre de adornarse con perlas tuvo origen en la India y otros puntos de Asia, desde donde los
fenicios la propagaron por Europa. Los griegos llamaron a la perla margarites, pero no parece que se generalizara su
uso hasta después de la guerra de los persas y de las conquistas de Alejandro. En Asia Menor se extendió su empleo
después de la conquista de Lidia por Ciro. En los Proverbios se habla repetidas veces de las perlas, lo cual indica que
los hebreos las conocían. Durante la dominación de los Ptolomeo en Egipto, el uso de las perlas adquirió
proporciones extraordinarias, y más tarde los grandes señores de las cortes de Europa se servían de las perlas no
solo para adorno, empleadas en collares, brazaletes, pendientes, sortijas, etc., sino para bordados de vestidos o
simplemente como guarnición de estos.

La perla Peregrina es una perla de tamaño y forma inusual, considerada una de las gemas más valiosas y legendarias
de la historia de Europa. Descubierta en aguas del archipiélago de las Perlas en Panamá en el siglo XVI, pasó a manos
del rey Felipe II de España, formando parte de las joyas de la Corona de España.

En 1969 la Peregrina sale a subasta, y Richard Burton la adquiere por la simbólica cantidad de 37 000 dólares, como
regalo a su amada Elizabeth Taylor. Liz Taylor fue su propietaria hasta su muerte en 2011, si bien se dice que un
caniche de la actriz mordisqueó la perla y le causó algunas muescas.

Las perlas son símbolo de elegancia y clase desde hace siglos. Los maharajás del India y las reinas europeas se
guarnían con estas joyas, símbolo de prestigio. La perla más cara nunca vendida, la perla Maria Antonieta, la compró
la empresaria y cuarta fortuna de Austria, Heidi Goëss-Horten, por 32 millones de euros en 2018.

Las perlas naturales, como la de la reina francesa, son raras y difíciles de encontrar, cosa que las hace, ya de entrada,
más valiosas. De hecho el 99% de las perlas que encontramos en el mercado son cultivadas. Las perlas naturales se
forman cuando un grano de arena u organismo externo se introduce dentro del caparazón de un molusco como una
ostra o un mejillón. Para protegerse del invasor, dado que no puede expulsar el cuerpo extraño, en un acto de
autodefensa el molusco cubre la criatura con una sustancia cristalina y dura. Esto se denomina madreperla o nácar,
el mismo material que recubre el interior del caparazón de estos animales. El molusco continúa recubriendo el
invasor hasta que el cuerpo extraño queda en la parte interior de la ostra. Años más tarde, aquel invasor queda
totalmente recubierto por el nácar obteniendo una perla.

Las perlas cultivadas, por su parte, siguen el mismo proceso, pero el llamado "invasor" se introduce
intencionadamente y manualmente. Los cultivadors introducen dentro del caparazón una pieza de tejido de molusco
para iniciar el proceso de autodefensa de las ostras, un procedimiento inventado en 1893 por el señor Kokichi
Mikimoto, un empresario y emprendedor japonés.
Los criadores, una vez cerradas de nuevo, devuelven las ostras al mar y esperan de seis meses a dos años para que se
formen las perlas. Las ostras sólo producen una perla, mientras los mejillones pueden producir de 30 a 50, por lo
tanto las ostras de mar son más caras. Los moluscos que son utilizados para el cultivo de las perlas se reproducen
normalmente en zonas de agua templada como puede ser el Golfo Pérsico, Australia, Japón, Vietnam o el Caribe.
También otros países producen como Polinesia, Indonesia o China.

Básicamente existen cuatro tipos de perlas con características similares, pero con colores, formas y origen
diferentes: Akoya, agua dulce, mar del sur y tahitianas. Las perlas Akoya no hacen más de 10 milímetros de diámetro,
mientras las del mar del sur o las negras tahitianas llegan a hacer 15 milímetros, haciendo de estos dos tipos, las más
valiosas.

Perlas australianas: crecen en Australia y la zona de Filipinas e Indonesia. Tardan entre 3 y 9 años a madurar y
normalmente son blancas, pastel e incluso negras. Las encontramos esféricas y también irregulares con medidas
desde los 9 mm y hasta los 28 mm.

Perlas de Tahití: crecen a la Polinesia francesa y las islas del Océano Pacífico y las más singulares son negras de hasta
13 mm.

Freshwater: o perlas de agua dulce cultivadas en ríos o lagos en la China durante 4 o 6 años, tienen un valor
económico muy inferior.

Mabe: o perlas japonesas, de forma hemisférica, la perla crece fijada al caparazón del molusco en vez de en la parte
interior, de forma que son planas por un lado y normalmente se emplean para la fabricación de pendientes.

Si bien a simple vista no las podemos diferenciar, las perlas naturales y cultivadas se pueden diferenciar bajo rayos X.
Las perlas naturales tienen capas concéntricas de nácar, como una cebolla, mientras las cultivadas son más bien
como una naranja, con un centro muy grueso.

Además, no todas las perlas se desarrollan del mismo modo. La medida sí que importa. La medida de la perla
depende de la medida del molusco, y a pesar de que por norma su medida siempre es reducida, la perla más grande
del mundo pesa 34 kilos, de un valor incalculable, y fue encontrada en la isla de Palawan. Cuanto mayor, más valiosa,
como en cualquier otra gema.

La perla más grande del mundo pesa 34 kilos, de un valor incalculable, y fue encontrada en la isla de Palawan

El color, el lustre, la forma y la superficie acaban de determinar su valor. El tipo de color lo determina normalmente
la especie de molusco. Las de Tahití son negras, pues el interior de la ostra Pinctada Margaritifera es azabache. Pero
también puede venir determinado por el tejido que se implanta en la ostra, proveniente de otra ostra, que también
influenciará en la perla. Las perlas de Akoya son blancas o rosas, pero también tienen tonos verdosos.
Las formas y la superficie también tienen impacto en el valor de la perla. Normalmente se prefieren las formas
redondeadas y sin irregularidades. Finalmente el lustre de la superficie de una perla, es decir, como refleja la luz,
también es importante. La brillantez viene determinada por las capas de nácar.

Crear la perla perfecta es un arte y el hecho que crezcan dentro de un animal hace imposible de tener control sobre
cómo se formará. Hacer un collar con perlas del mismo color y la misma medida puede requerir años, cosa que sube
el precio final.

El futuro contaminado de las perlas

La China es el principal productor de perlas del mundo. En el interior, en lagos artificiales creados para cultivar
mejillones que producen grandes cantidades de perlas. En las bahías, las ostras producen perlas de más calidad. El
problema que afronta el sector de la perla en la China está claro: la polución de la industrialización.

Una parte de los criadores de perlas de río se están mudando a otras zonas más en el interior para evitar las áreas de
creciente industrialización y, por lo tanto, más contaminadas; mientras en las costas las ostras -muy sensibles- sufren
por los residuos industriales e incluso se trasladan a Vietnam o Filipinas. El futuro de las perlas dependerá sobre todo
de si la China hace frente a la polución.

Un pescador en Filipinas encontró una enorme perla en una ostra gigante. Mantuvo la perla enorme escondida
debajo de su cama durante diez años.

La Perla Más Grande Del Mundo

La perla pesa 34 kilogramos. Posee 30 centímetros de ancho, 67 de largo.

El periódico The Guardian informa que la perla fue descubierta después de que el barco de pesca quedara atascado
en la almeja gigante. Tuvo que nadar hacia abajo y desplazar la almeja. El pescador guarda la perla como un amuleto
de buena suerte.

La Perla Más Grande Del Mundo

La gran perla podría tener potencialmente un valor de más de $ 100 millones. La revista Newsweek informó que una
perla mucho más pequeña (1/5 del tamaño) fue valorada en $ 93 millones en el 2003.

Las perlas son pequeños tesoros, ya que son gemas que proceden de seres vivos y las convierte en únicas. Un
colgante de perlas es un pequeño tesoro. Y muestra de ello es que hemos llamado perla a lo más valorado y lo más
bello. En este artículo revisaremos cuáles eran los significados de las perlas en las culturas antiguas.

Asociadas a dioses y seres poderosos

Las perlas formaban parte de los tesoros de las realezas pero no solo eso, también adornaban los vestidos y los
peinados de la nobleza.

Si atendemos a los mitos, las perlas son protegidas en alta mar por sirenas, ninfas acuáticas y genios en forma de
serpiente. Las perlas también adornan los cuerpos de las diosas como si fueran pequeñas esferas de luz. Se asocian
específicamente con las diosas del mar, pero también a las del cielo como Isis, Diana, Poseidón. De hecho, se dice
que Afrodita nació del mar, como una perla. Motivo por el que en muchas pinturas la vemos adornada con ellas.

El simbolismo chino definía al Tao como la perla del sabio, mientras que los dragones celestiales extraen la perla de
la sabiduría de las nieblas del caos. Las perlas negras son una rareza, en la antigua sabiduría china también creían
que las perlas se originan dentro del cerebro de los dragones, por eso se les asocia la sabiduría. Estos seres protegían
a las perlas colocándolas entre sus dientes y para conseguirlas había que matar al dragón.

Si lo pensamos bien, parte de la magia de las perlas es que son una joya que nace de algo irritante, puede ser un
grano de arena o algo de materia orgánica que penetra en la madreperla y que esta es incapaz de expulsar. La forma
y el tamaño de las perlas suelen variar, pero lo más habitual es que tengan un tono pastel suave e irisado. Su
naturaleza delicada y prístina ha hecho que se las considere como un emblema de la virginidad de la pureza y del
amor juvenil. En este sentido, era habitual que las novias llevarán un collar de perlas.

Las perlas, un misterio que perdura hasta hoy

En el misticismo persa, la perla era la imagen del alma inmortal en el cuerpo mortal, ya que era como una especie de
misterio que no siempre podía encontrarse.

Antiguamente también se consideraba que las perlas eran las lágrimas de la luna. Para los incas y los aztecas, las
perlas habían sido imbuidas de propiedades místicas de salud, sabiduría y profecía. Los indios de Norteamérica
usaban las perlas de agua dulce para hacer collares.

En la Polinesia las perlas representan el amor eterno. Para ellos, Oro, el Dios de la paz y la fertilidad, llegó a la Tierra
en un arcoíris con la intención de darle una perla negra al hombre. Por eso es un símbolo del amor eterno.

Otra de las leyendas polinesias cuenta que los espíritus de la arena Uaro, y el coral Okana adornaron al molusco de
labio negro Te Ufi, con un manto que brillaba con los colores de todos los peces que nadan en la Polinesia.

En cuanto al zodiaco, se asocian las perlas a los signos de cáncer y géminis.

En definitiva vemos, como prácticamente en todas las culturas y los tiempos se han valorado las perlas y se las ha
asociado a la sabiduría y a elementos valiosos.

Hoy en día las novias aún tienen predilección por las perlas. Un colgante de perlas, unos pendientes, un collar
pueden realzar su vestido. Diseñadoras famosas y mujeres importantes de todos los tiempos han lucido estas joyas
como un recordatorio de su unión con la vida.

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