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Fundamentos para La Poda de Frutales 2022
Fundamentos para La Poda de Frutales 2022
Fundamentos para La Poda de Frutales 2022
Gabino Reginato
Universidad de Chile
La poda es una de las labores fundamentales durante toda la vida del huerto; cuando el árbol
es joven el objetivo de esta labor es establecer el sistema de conducción o formación
(training) que impone el diseño del huerto, de acuerdo a como fue proyectado.
Posteriormente, cuando el árbol es adulto, la orientación de la poda es básicamente a
mantener la producción de fruta de alta calidad (pruning).
Para lograr estos objetivos, la poda, en términos generales, estimula el crecimiento (growth)
selectivamente; elimina aquellas partes indeseadas y privilegia las mejores partes del árbol,
removiendo madera débil o muy vigorosa, y seleccionando madera frutal con buena relación
hoja-fruto. De esta manera, se renueva la madera frutal, eliminando madera envejecida, lo
que aumenta la vida útil del árbol.
Tipos de poda
La poda, durante la vida del huerto, toma diferentes nombres, de acuerdo a lo que requiere el
árbol en las diferentes etapas de su vida. Sin embargo, en cualquiera de ellas encontramos
elementos compartidos, es decir, una poda de producción debe tener en cuenta elementos de
la poda de formación, así como de la de renovación.
Con la poda de formación se busca lograr el tamaño y la forma deseada para los árboles, de
acuerdo a lo que fue proyectado en el diseño del huerto, acorde a la densidad (density),
distancia de plantación, especie, variedad, suelo y clima, etc. En general, en sistemas de copa
discontinua, como los huertos que tienen “calles” libres, se pretende lograr una alta
interceptación de radiación (70-80% de la radiación PAR incidente como promedio del día),
con árboles con copas bien iluminadas. A diferencia de los anteriores, en sistemas de copa
continua, como los parrones, se alcanzan porcentajes de interceptación de hasta el 100% de
la PAR, aunque del punto de vista de la calidad de fruta se mantienen con menos del 100%.
Época de poda
Aunque no existe una época concreta para podar, pudiendo variar con el objetivo de la poda,
la especie y la variedad, en los árboles de hoja caduca se realiza, generalmente, en invierno,
cuando las plantas cesan su actividad y se encuentran sin hojas, lo que facilita la labor. Las
podas invernales generan una mayor rebrotación, por lo que se consideran vigorizantes; las
podas de primavera y verano, cuando ya parte del desarrollo se ha efectuado, se consideran
desvigorizantes.
Los cortes deben hacerse con la mayor limpieza posible, sin astillar las ramas, usando
herramientas adecuadas, limpias y bien afiladas; las herramientas más utilizadas son tijeras,
para los cortes delgados, y tijerones y serruchos para cortes gruesos. En general, en los
diferentes sistemas, se eliminan crecimientos que van hacia el interior de la planta, para
favorecer el ingreso de la luz, y crecimientos bajos que producirán fruta en contacto con el
suelo.
Al remover ramas grandes se deben cortar “pegadas” al tronco o a la rama de la cual nace,
pero nunca a ras, debiendo respetarse el anillo engrosado que se aprecia en la unión de la
rama y el tronco, pues a partir de él se desarrollará la corteza que sellará la herida. Una
excepción es podar dejando un tocón, o cortes “sucios”; en cerezos se usa para evitar el
ingreso del cáncer bacterial al tronco (Pseudomonas syringae), pues la bacteria sólo alcanza
a afectar al tocón; en manzanos, cuando se usa el sistema Tall spindle, el tocón se deja para
renovar la rama en el mismo lugar, a partir del rebrote que ocurre producto del corte.
Los cortes de ramas gruesas estarán más expuestos a la entrada de patógenos; en Chile,
durante el invierno, el clima es favorable para el desarrollo de hongos de la madera,
principalmente del plateado (Chondrostereum purpureum), por lo que se recurre a pintar los
cortes de poda con pintura que contienen fungicidas, convirtiéndose en una barrera
principalmente química, la cual impide el desarrollo del hongo; normalmente poseen un color
distintivo, para permitir el control de la labor, de manera de evitar que queden cortes sin
cubrir.
Al podar, hay que tener presente cómo reaccionará el árbol a este estímulo. Al podar muy
“fuerte”, o sea poda severa o intensa, las reservas se concentrarán en pocos puntos de
crecimiento y el árbol tenderá a aumentar el crecimiento vegetativo en esos puntos, formando
chupones (si nacen bajo la tierra se denominan sierpes); por lo mismo tendrá muy poco
crecimiento reproductivo. Por el contrario, si se poda muy poco, o poda “suave”, las reservas
se distribuyen en muchos puntos y el crecimiento será poco vigoroso, aumentando la
tendencia a producir flores. Así, el despunte, si bien se hace para regular el crecimiento y
favorecer el número de brotes laterales, estimula el crecimiento vegetativo y reduce o atrasa
el desarrollo reproductivo. No obstante lo anterior, y aunque la poda fuerte sea vigorizante,
siempre la poda será “enanizante”, en el sentido que la biomasa total acumulada en los
árboles podados “fuerte” será menor a la biomasa de los árboles podados “suave”, siempre y
cuando a ambos árboles se les deje el mismo número de frutos; sólo así esta última
aseveración es válida, lo que se observa fácilmente en árboles ornamentales. Lo anterior se
explica porque debe tenerse en cuenta que en los árboles frutales el árbol podado suave
aumentará la formación de flores, y la fruta generada también es biomasa, pero colocada en
la fruta, con lo cual se traducirá en menor biomasa colocada en la estructura del árbol, pues
gran parte habrá sido removida como fruta, mostrando un enanizamiento mayor aquel árbol
al cual no se le dejó cargar fruta por efecto de la poda severa.
Desde el punto de vista del tipo de corte, se pueden distinguir “despuntes” y “rebajes”; el
primero se refiere a cortar un brote, eliminando la punta en diferente proporción; el segundo
se refiere a cortar una parte distal de una rama, la que se “desvía” a una rama inferior.
También podemos distinguir las diferentes formas en que puede ser intervenida una
determinada rama, por ejemplo, para aumentar la entrada de luz, la rama podría ser
“recortada”, con cortes de despunte o rebaje, o definitivamente eliminada, es decir, recurrir
a un “raleo” o “entresaque” de ramas completas.
Poda de formación
Hábito de crecimiento
A los árboles frutales se les forma aprovechando su forma natural de crecer, o hábito de
crecimiento. El hábito de los árboles depende de la especie y la variedad, y posee varias
características. La primera de ellas se refiere a la forma natural, o estructura, que presenta el
árbol, siendo ésta, en sus extremos: erecto, donde el árbol tiende a crecer verticalmente, como
un álamo; lo opuesto es abierto, donde la estructura natural del árbol será un tronco con varios
brazos, con una forma natural de vaso abierto, como un damasco.
Segundo, muy asociado a lo anterior, es cuáles ramas tienden a dominar el crecimiento; si las
ramas basales tienden a ser las más fuertes del árbol, se habla de basitonía, en cambio, si el
mayor crecimiento lo logran las ramas superiores del árbol, el crecimiento posee una marcada
acrotonía. Dependiendo del sistema de formación, especie o variedad, la poda favorece, o
reduce o controla, estas características.
Otra característica del hábito de crecimiento que tienen las diferentes especies o variedades
se refiere al tipo de crecimiento natural de las ramificaciones, en sus extremos son: dardífero
o tipo spur, que muestra pocas ramillas laterales, quedando las yemas reproductivas sobre
brotes muy cortos, de unos pocos centímetros (dardos = spur). Lo contrario es que los brotes
laterales sean ramillas (twigs) de largo variado, y muy pocos dardos, como en duraznero.
Poda de producción
Los árboles, en su estado natural, a medida que crecen van acumulando madera improductiva
y la producción se aleja del tronco; por lo mismo, las ramas se inclinan por el peso de la fruta,
y nacen nuevas ramas que ocupan el espacio de las ya inclinadas; esto lleva a que las primeras
mueran debido a la falta de luz, al embosquecerse la copa, o por efecto de enfermedades.
Desde el punto de vista de manejo, la poda de producción es la eliminación mecánica de
ramas, y se realiza con los objetivos de: mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo
y la producción de fruta, de manera de producir fruta uniforme y de calidad; promover la
renovación anual de madera frutal, y mantener la forma y estructura del árbol. Para lograr
estos objetivos, los objetivos específicos de la poda de producción pueden definirse como:
• Reducir la capacidad productiva, pues es la primera acción de regulación de carga frutal.
• Mejorar la entrada de luz a todos los sectores del árbol, para lograr una buena calidad y
uniformidad de la madera frutal, y de la fruta, minimizando zonas improductivas.
• Eliminar ramas quebradas o enfermas, para que no proliferen plagas o enfermedades ya
existentes, ni que puedan ingresar otras nuevas.
• Facilitar el manejo de las labores manuales, como poda, raleo y cosecha
• Facilitar el manejo de otras labores, como favorecer la eficiencia de agroquímicos y así
disminuir costos y contaminación.
Hábito de fructificación
Dado que el objetivo central es la producción de fruta, previo a ejercer cualquier acción de
poda resulta fundamental conocer la posición y calidad de la madera frutal dentro del árbol;
esta característica depende de la especie y variedad de que se trate, por lo que se requiere de
la observación previa en el caso de enfrentar una nueva situación.
Entonces, el hábito de fructificación se refiere al tipo de yemas que portan las flores y dónde
se encuentra la mejor madera frutal, criterios que se aprovechan para la selección de la
madera que se dejará en la poda.
Respecto a esto, todas las yemas florales se forman en la temporada anterior, pero estas flores
se pueden encontrar en madera de diferente edad, naciendo el concepto de edad de la madera,
que corresponde al periodo que una rama permanece produciendo flores de buena calidad,
con yemas que se forman todos los años en ese trozo de rama. Así, la madera “del año”
corresponde a yemas que dan origen a un brote que induce flores, mientras crece en la misma
temporada, como los higos, rosas o la tercera cohorte de floración en granados. La madera
de un año corresponde a una ramilla del año anterior, de la cual emergen flores preformadas
(durazneros) o brotes que portan flores preformadas o inducidas (kiwis, vides, nogales);
madera productiva de hasta 8 años significa que la madera que nació hace 8 años continuó
formando flores hasta esa edad.
Otro aspecto en relación al hábito de fructificación dice relación con la posición de las yemas
en formación (inducción floral) para la temporada siguiente, respecto de la posición de la
fruta en crecimiento. En los dardos de manzanas y peras, los frutos se localizan en forma
distal respecto de las yemas en formación, lo que genera mayor inhibición sobre esa yema,
presentando mayor tendencia al añerismo o vecería (biennial bearing). Por el contrario, en
los dardos de los frutales de carozo, las yemas en formación están en una posición distal
respecto de la fruta, no generándose inhibición sobre las yemas en formación; en este caso el
añerismo sólo se presenta por falta de productos de fotosíntesis para mantener los dos
procesos operando simultáneamente en forma normal.
Tipos de yemas
Desde el punto de vista de la condición de las yemas, vegetativa o reproductiva, estas pueden
ser vegetativas, cuando dan origen sólo a brotes; florales, cuando sólo generan flores (frutos
de carozo, arándanos), o mixtas o compuestas, cuando dan origen a hojas y flores (vid, kiwi,
pomáceas, nogal).
Al aludir si la flor es solitaria o una inflorescencia con varias flores, las yemas florales pueden
ser solitarias o múltiples. Yemas florales solitarias posee el durazno, damasco, membrillero
o el almendro, en cambio, múltiples poseen el arándano, los ciruelos, el cerezo, el manzano,
la vid, etc.
Ejercicio: Buscar imágenes que den cuenta del hábito de fructificación de las diferentes
especies frutales