[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
379 vistas4 páginas

El Edicto de Milán y La Libertad Religiosa

El edicto de Milán de 313 estableció la libertad religiosa en el Imperio Romano, reconociendo a los cristianos el derecho a practicar su fe. Esto marcó el comienzo de la cristianización del imperio bajo el emperador Constantino I, quien favoreció a la Iglesia católica construyendo basílicas y otorgándole privilegios e inmunidades. La religión cristiana fue ganando espacio mientras el paganismo caía en declive, aunque hubo breves intentos de restauración como

Cargado por

nahuu blanco
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
379 vistas4 páginas

El Edicto de Milán y La Libertad Religiosa

El edicto de Milán de 313 estableció la libertad religiosa en el Imperio Romano, reconociendo a los cristianos el derecho a practicar su fe. Esto marcó el comienzo de la cristianización del imperio bajo el emperador Constantino I, quien favoreció a la Iglesia católica construyendo basílicas y otorgándole privilegios e inmunidades. La religión cristiana fue ganando espacio mientras el paganismo caía en declive, aunque hubo breves intentos de restauración como

Cargado por

nahuu blanco
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

EL EDICTO DE MILÁN Y LA LIBERTAD RELIGIOSA

Galerio (306-311), el césar de Diocleciano (284-305) que parece haber ejercido una
influencia decisiva como instigador de la persecución de Diocleciano, fue también el primero
en reconocer el error político cometido; en el año 311, antes de morir, publicó en Sárdica 1 un
edicto rectificando todas las medidas anticristianas tomadas con anterioridad, reconociendo
por primera vez a los cristianos su derecho de existencia legal (con lo que la fe cristiana
dejaba oficialmente de ser considerada una superstición ilícita). Ni en los largos períodos de
tranquilidad conocidos anteriormente por la Iglesia, ni a pesar de las simpatías de algunos
emperadores, los cristianos habían obtenido un estatuto jurídico que les permitiera salir de la
situación de indefensión en que se encontraban frente a cualquier posible cambio repentino
de la política religiosa en el imperio.

El 28 de octubre del 312 Constantino I (306-


337) venció a Majencio (306-312) en la batalla
de Puente Milvio2 (Roma) y a principios del 313,
durante el pontificado del Papa Milcíades (311-
314), se promulgó la legislación de libertad
religiosa que pasaría a la historia con el nombre
de Edicto de Milán3. El principio acordado en
Milán entre Constantino y Licinio (308-324)4,
establecía la plena libertad religiosa a todos los
súbditos del imperio, incluyendo expresamente a
los cristianos. Además se adoptaron a
continuación varias medidas en favor de la
Iglesia: la legislación anticristiana quedaba
definitivamente abolida y la Iglesia recobraba los
lugares de culto, propiedades y bienes de los que hubiera sido despojada 5. Comienzo de la
cristianización en el imperio romano por el lugar que ocupaba.

1
Según Lactancio, Galerio hizo publicar el edicto en Nicomedia el 30 de abril de 311, muriendo a los pocos días, el 5 de
mayo, en Sárdica. El edicto viene citado por Eusebio con el nombre de “Palinodia”.
2
Según la tradición, las tropas de Constantino fueron a la batalla bajo un estandarte o lábaro (Labarum) con el
monograma de Cristo (Chi-Rho). La orden habría sido del propio Constantino, quien siempre consideró el hecho como
resultado de una inspiración celestial. La victoria no hizo más que confirmar la señal divina que llevó al emperador a
reconocer y rendir adoración a partir de entonces, al Dios de los cristianos. Su bautismo sin embargo sería retardado
hasta muchos años más tarde, en vísperas de su muerte (337). El historiador quisiera poder relacionar las decisiones
políticas, de un alcance enorme, tomadas por este emperador con su evolución interior y sus convicciones personales.
Desgraciadamente es más fácil formular hipótesis a este respecto que establecer hechos precisos y seguros, aunque lo
que interesa a la historia, más que las convicciones íntimas de Constantino es su política y sobre esto si tenemos
bastantes datos ciertos.
3
Bajo este nombre se entiende la regulación de la política religiosa convenida entre Constantino y Licinio, reunidos en
Milán por un hecho familiar (la boda entre Licinio y Constancia, hermana de Constantino), y no quizá un edicto
propiamente dicho de cuya historicidad no existen datos ciertos.
4
Licinio fue emperador entre el 308 y el 324 (como augusto en Occidente junto a Galerio, augusto en Oriente, entre 308-
311, junto a Maximino Daia entre 311-313 y como augusto de Oriente junto a Constantino entre 313-324, cuando fue
derrotado por Constantino que asumió el control total del imperio). En marzo del 313 se había casado con Flavia Julia
Constancia, hermana de Constantino por parte de su padre Constancio Cloro, casado (después de haber tenido a
Constantino con Elena) con Flavia Maximiana Teodora, hija del emperador Maximiano, augusto de Diocleciano en
Occidente durante la Tetrarquía entre 286-305).
5
Estas medidas convenidas en Milán han llegado hasta nosotros a través de dos edictos promulgados por Licinio para su
parte del imperio (Oriente), que se han conservado. Disposiciones análogas fueron dadas por Constantino en Occidente,
quien añade favores en beneficio del clero, distribuye dinero, dispone exenciones fiscales.
Los primeros símbolos cristianos comienzan a aparecer en las monedas desde el 3156. La
Iglesia católica recibe un estatuto jurídico privilegiado7, los centros de culto se multiplican.
Es sin duda entonces, cuando se generaliza la tipología arquitectónica de la basílica para los
edificios de culto: plano rectangular dividido en naves por una serie de columnas, con un
ábside en el fondo; en poco tiempo se cuentan más de cuarenta solo en Roma.

La generosidad del emperador y su


familia, sobre todo de la emperatriz
madre, Santa Elena (c.248-329), permite
la construcción y dotación de magníficos
edificios: la basílica de Letrán, que será la
residencia del obispo de Roma desde el
314; la de San Pedro en el Vaticano, la de
los Apóstoles (actual San Sebastián) en la
Vía Appia, la de Santa Inés sobre la Vía
Nomentana, etc. En Jerusalén, el
magnífico complejo del Santo Sepulcro.
En Constantinopla, la nueva capital
(dedicada en 330) junto a los templos paganos nuevos o restaurados, se construyeron varias
iglesias cristianas, como la de los Doce Apóstoles (en la que Constantino se haría preparar su
sepulcro), la de la divina Sabiduría (Haghia Sophia), la de la Santa Paz (Haghia Eirene), etc.

La orientación cristiana de Constantino se acentuó con el paso del tiempo, especialmente a


partir del año 324 en que comenzó a ser único soberano del Imperio. La religión cristiana fue
ocupando espacios mientras el antiguo culto pagano fue cayendo en descrédito y terminó
siendo solamente tolerado en el imperio; el mismo Constantino lo consideraba como religión
falsa y prohibió a sus funcionarios participar de sus sacrificios.

La legislación reflejó de manera siempre más evidente el espíritu cristiano del emperador,
restringiendo severamente el divorcio, convirtiendo el domingo en día de fiesta en honor del
Señor, concediendo privilegios a la Iglesia y su jerarquía, inmunidades y exenciones fiscales
a los ministros del clero, reconociendo efectos civiles a las sentencias eclesiásticas,
reconociendo la manumisión8 de la Iglesia como una nueva forma jurídica de liberación de
esclavos, etc.

Tras la muerte de Constantino (337) continuó el avance del cristianismo por acción de sus
sucesores, los emperadores del siglo IV, Constancio9 (337-361) y Valente10 (364-378),
quienes también se mostraron resueltamente contrarios al paganismo. Única excepción fue el
reinado del emperador Juliano el Apóstata (361-363) que intentó una fallida restauración del
paganismo terminada con su muerte en la guerra contra los persas.

6
Las últimas imágenes paganas desaparecen de las monedas en 323.
7
Las sentencias del tribunal episcopal, incluso en materia puramente civil, son reconocidas como válidas por el Estado;
se concede a las iglesias capacidad sucesoria, lo que le permitirá incrementar notablemente su patrimonio.
8
La “manumisión” (manumissio), en el derecho romano era el acto a través del cual, un propietario liberaba un siervo de
la esclavitud.
9
Subió al trono en el 337 a la muerte de su padre Constantino I. Ejerció su reinado en la parte oriental del imperio junto a
sus hermanos Constantino II (a quien confió la Galia) y Constante I (Italia y África). Defendió el arrianismo en
contraposición a los obispos occidentales y a San Atanasio de Alejandría.
10
Reinó sobre la parte oriental del imperio entre el 364 y el 378, junto a su hermano Valentiniano I a quien confió la parte
occidental. Valente sucedió a Gioviano (363-364) quien había sido proclamado por las tropas, emperador a la muerte de
Juliano el apóstata (361-363).
El emperador Graciano11 (375-383), al asumir como Augusto en el año 375, se negó a recibir
las insignias de la tradición romana y el título de Póntifex Maximus12 que sus predecesores
habían conservado; finalmente el altar con la estatua de la victoria 13 existente en el aula del
Senado, fue removido después de una larga discusión entre la mayoría cristiana exhortada por
San Ambrosio y el partido de los romanos tradicionalistas encabezados por Símaco (Quintus
Aurelius Symmachus), ilustre senador y escritor pagano.

El proceso de conversión religiosa llegaba


prácticamente a su término. En el 380, Graciano
(375-383), Teodosio (379-395) y Valentiniano II
(375-392) promulgaban el Edicto de Tesalónica, por
el cual el cristianismo se convertía en religión del
Estado14. Teodosio I, quien reinaría desde el 392
como último gran señor de todo el imperio romano,
en los años sucesivos prohibió todo acto público o
privado de culto pagano.

Los cristianos constituían un grupo todavía


minoritario dentro del conjunto de la población del
imperio15. La cristianización había comenzado por
las ciudades de modo que las iglesias fueron durante
los primeros siglos comunidades localizadas en
centros urbanos. El término “pagano” incorporado al vocabulario cristiano durante este
período, hacía precisamente alusión a los habitantes del “pagus” – los “pagani” – es decir de
la zona rural, poco evangelizada, y por tanto todavía aferrados a sus prácticas religiosas
tradicionales16.

El crecimiento numérico de los fieles, fue modificando algunas prácticas e instituciones que
se fueron demostrando inadecuadas frente a la nueva situación. En una sociedad cada vez
más cristianizada, resultaba frecuente que los nuevos cristianos no nacieran a partir de una
conversión personal en edad adulta, sino en el seno de una familia cristiana 17, por lo que
instituciones como el catecumenado, tras un período de apogeo en el siglo IV, cuando los
paganos acudían en gran número a recibir el bautismo, inició su decadencia y desapareció en

11
Era el primogénito de Valentiniano I con quien gobernó como césar hasta el 375. Entre el 375 y el 378 reinó junto a su
tío Valente (parte oriental) y su hermano Valentiniano II (de solo cuatro años). En el 378, a la muerte de Valente gobernó
de hecho solo hasta que decidió en el 379 asociar a Teodosio I (379-395) para que se hiciese cargo de la parte oriental,
quien le sucedería y sería el último gran emperador de la totalidad del imperio.
12
Era el principal entre los sacerdotes (póntifex) de la religión romana y el máximo grado religioso que se podía alcanzar.
A partir de Julio César fue otorgado a los emperadores que le sucedieron hasta el 375, cuando Graciano declinó
aceptarlo como incompatible con su profesión cristiana. A partir de ese momento fue asignado a los Papas, es decir a los
obispos de Roma.
13
En la mitología romana, la victoria (lat. Victoria) venía personificada como un personaje femenino alado equivalente a la
griega Niké. A partir del 29 a.C. en la curia del Senado romano (Curia Iulia) fue colocada una estatua de oro sobre un
altar (altar de la victoria) que la representaba y sobre el cual sacrificaban y prestaban juramento los miembros del Senado
romano en hasta que en el 382, el emperador Graciano hizo retirar. La remoción del altar suscitó una áspera polémica en
el 384, ante los emperadores, entre el prefecto Quinto Aurelio Simmaco y el obispo de Milán San Ambrosio,
representantes de las dos posturas opuestas.
14
La declaración del cristianismo como religión oficial del Imperio viene reconocida por la historia a los méritos del
emperador Teodosio I, quien llevaría a término las consecuencias del edicto de Tesalónica.
15
Seguramente no más del diez por ciento, según los cálculos más optimistas, aunque en algunas ciudades y regiones su
densidad fuera un poco mayor.
16
En ámbito cristiano el término pagano se impuso como sinónimo de quien rinde culto a falsos dioses.
17
Nacer cristiano fue cada vez más frecuente durante el siglo IV y prácticamente lo habitual en el siglo V en ámbito greco-
romano.
poco tiempo, al generalizarse el bautismo de niños. La práctica de administrar el bautismo en
coincidencia con las grandes solemnidades litúrgicas (Pascua o Pentecostés), desapareció
gradualmente y los niños comenzaron a ser bautizados a lo largo de todo el año.

En la campaña, el proceso de cristianización de las comunidades rurales fue largo y pasaron


varios siglos antes que el cristianismo llegara a todos los ambientes. San Martín de Tours
(c.316/17-397) fue en Occidente la figura más representativa del impulso evangelizador en
ambientes rurales. Sin embargo, la crisis del Imperio romano durante el siglo V y las
invasiones germánicas contribuyeron a retrasar el avance del cristianismo. Más aun, en
algunas regiones como la Britania romana o el norte de España, se verificó un retroceso y un
nuevo retorno al paganismo.

La lucha contra las creencias paganas y las supersticiones requirió un paciente esfuerzo en el
que los evangelizadores tuvieron a menudo que condescender en el mantenimiento de
creencias populares, procurando cristianizarlas cuando era posible o substituyéndolas con
elementos cristianos en mayor correspondencia con la sensibilidad religiosa de las
poblaciones rurales, como el culto de los santos y de sus reliquias, fiestas populares en su
honor, conservación de lugares ligados a cultos ancestrales, etc.

La cristianización de los campos hizo necesario establecer un clero rural y edificar lugares de
culto para la atención pastoral. Cuando las comunidades cristianas eran casi exclusivamente
urbanas, los presbíteros permanecían habitualmente cercanos al obispo, formando su
presbyterium. En ciudades como Roma se comenzó a autorizar la celebración del bautismo y
su preparación, en iglesias urbanas llamadas Títuli en las que los presbíteros asumían la cura
pastoral de un sector de la ciudad. Pero la conversión de las poblaciones rurales motivó la
dispersión del clero y el establecimiento de nuevas estructuras pastorales, que pueden
considerarse como el origen del régimen parroquial.

Desde finales del siglo IV, está documentada la creación de iglesias en pueblos y aldeas, que
fue intensificándose en los siglos sucesivos; en ellas se administraba el bautismo y los demás
sacramentos. El clero que las atendía debía proveer al equipamiento de sus iglesias y se
sustentaba con la ayuda de sus feligreses, aunque en muchos casos esta responsabilidad recaía
sobre propietarios privados que, a sus expensas, construían la iglesia y la equipaban a fin de
atender a las necesidades espirituales de quienes habitaban sus territorios.

En efecto, no todas las iglesias rurales funcionaban como parroquias; muchas de ellas servían
a la atención pastoral de un grupo de fieles en tierras cuyos propietarios habían construido un
oratorio o un templo que consideraban como propio. Tal fue el origen de lo que la historia
conoce con el nombre de “iglesias propias”, un fenómeno que en tiempos medievales se
difundirá mucho, asumiendo formas muy variadas y dando lugar a muchos abusos.

También podría gustarte