Juicio Sumario
Juicio Sumario
Nace en las legislaciones, en general, como una verdadera necesidad, al sustraer del ámbito
del ordinario una variedad de litigios que por la sencillez que los caracteriza(v. Gr. Pleitos de
menor cuantía), o por razones de urgencia(v. Gr., Desalojo de inmuebles), merecen una
consideración acorde con la cuestión debatida.
Los juristas de la época, señala fairen Guillén, se habían dado cuenta de que la figura de la litis
contestatio era innecesaria y atentatoria contra el principio de rapidez de los juicios; y
las necesidades del tráfico jurídico, incrementadas con lo que en realidad era una
verdadera formalidad inútil, dispendiosa y engorrosa. De ahí, la creación de procesos sine litis
contestatio, acelerando el procedimiento de la causa.
G) obligación de otorgar escritura pública
y resolución de contrato de compraventa de inmuebles: se trata de dos supuestos distintos
vinculados al llamado boleto de compraventa inmobiliario.
M) cancelación de hipoteca o prenda.
Es un procedimiento especial que procede cuando lo señala la ley, caracterizado por ser breve
y concentrado y, según lo señalado en el artículo 2 del Código de Procedimiento Civil, es
extraordinario, pero que tiene aplicación general o especial según sea la pretensión que se
haga valer.
1. El legislador contempla tres fórmulas para indicar que una acción debe someterse al
procedimiento sumario.
2. Breve y sumariamente.
2. En los casos especiales que señale la ley como servidumbres, honorarios, juicios de
declaraciones etc.
En este procedimiento prima la oralidad, pero la demanda debe ser escrita, pues tiene que
cumplir con los requisitos propios del art.254 del código de procedimiento civil.
2. Que al comparendo sólo concurra el demandante. En este caso, el tribunal tendrá que
dar por evacuados los trámites poniendo término a la audiencia y quedando en resolver
si recibe o no la causa a prueba.
Sin embargo, lo anterior, en este procedimiento existe una institución procesal especial, que
consiste en que el demandante podrá pedir que se acceda provisionalmente a la demanda o a
lo pedido. Esta facultad el demandante sólo la podrá hacer valer cuando se cumplen dos
requisitos copulativos:
Debe dictarse dentro del plazo de 10 días después de la resolución que citó a las partes a oír
sentencia. Y por regla general, la apelación de las resoluciones dictadas en el procedimiento
sumario se concede en el solo efecto devolutivo.
Pero la excepción es que la apelación se concederá en ambos efectos tratándose de las
siguientes resoluciones que hayan sido dictadas en contra del demandante:
1. La sentencia definitiva.
c) Ahora bien, si el juicio es conocido por un tribunal colegiado, no existe posibilidad de una
segunda instancia, aunque sí puede existir una revisión de lo resuelto, por medio de un órgano
superior, en cuanto a las cuestiones de derecho y no a los hechos.
d) En realidad, en ningún proceso debe haber más de dos instancias, de acuerdo a lo que
establece el artículo doscientos once (211) de la Constitución Política de la
República de Guatemala, actualmente vigente; es decir, el magistrado o juez que haya ejercido
jurisdicción en alguna de ellas, no puede conocer en la otra, ni en casación en el mismo asunto,
pero también es importante analizar que dicha norma limita el número de instancias, pero
tampoco prohíbe que haya solo una.
f) Se puede concluir que en nuestro país, el juez que conoce en primera instancia debe ser
unipersonal y solamente es tribunal colegiado, el que conoce en segunda instancia, es decir en
cuanto al recurso de apelación (Corte de Apelaciones).
g) En Guatemala, el juicio oral que se ventila por cualquiera de los asuntos a que hace
referencia el artículo ciento noventa y nueve (199) del cuerpo legal anteriormente citado, es
aplicable por los Jueces de Primera Instancia del ramo civil y por los Jueces Menores (Jueces
de Paz) en aquellos asuntos de menor e ínfima cuantía, de acuerdo a lo a lo que establece el
Acuerdo Número 37- 2006 de la Corte Suprema de Justicia.
La norma general, exige el auxilio de Abogado Colegiado Activo, tomando como fundamento el
artículo 50 y 61 numeral octavo del Código Procesal Civil y Mercantil; sin embargo, al respecto
existen dos excepciones:
a) En aquellos asuntos de ínfima cuantía que en la realidad casi no son aplicables.
De lo contrario, podemos darnos cuenta que si falta la firma y el sello del profesional de
derecho y los timbres forenses correspondientes, los escritos serán rechazados de plano.
El Abogado será responsable del fondo y de la forma de los escritos que autorice con su firma.
CAPÍTULO II.
PROCEDIMIENTO.
1. LA DEMANDA:
Es la etapa procesal que da inicio prácticamente a todo un proceso, en este caso, el juicio oral.
De acuerdo con lo que establece el artículo doscientos uno (201) del Código Procesal Civil y
Mercantil, la demanda puede presentarse de forma oral, levantándose para el efecto el acta
correspondiente por parte del secretario del órgano jurisdiccional, para dejar constancia de lo
que el demandante expone verbalmente. El mismo artículo citado, establece que la demanda
puede presentarse también por escrito, sin olvidar que en ambos casos, debe cumplirse
cabalmente con los requisitos que para el efecto establecen los artículos 61, 106 y 107 del
cuerpo legal citado constantemente.
En la demanda deben fijarse con claridad y precisión los hechos en que se fundamenta, las
pruebas que en su momento oportuno deben rendirse, los fundamentos de derecho y por
supuesto, la petición. El actor también debe acompañar a su demanda los documentos en que
funda su derecho y si en caso no los tiene a su disposición, debe mencionarlos con la
individualidad posible, expresando lo que en ellos resulte y debe designar el archivo,
oficina pública o lugar donde se encuentren los originales.
2. EL EMPLAZAMIENTO.
Si la demanda se ajusta a los requisitos legales que establecen los artículos 61, 106 y 107 del
cuerpo legal citado, el juez debe señalar día y hora para que el demandante y demandado
comparezcan a juicio oral, con sus respectivas pruebas, previniéndoles continuar el juicio en
rebeldía de la parte procesal que no compareciere.
De acuerdo a lo que establece el artículo 202 segundo párrafo del Código Procesal Civil y
Mercantil, entre el emplazamiento del demandado y la audiencia debe mediar por lo menos tres
días, término que según la distancia debe ser ampliado. Si observamos, en esta clase de juicio,
el demandado solo cuenta con tres días para preparar su defensa, debido a la celeridad en el
diligenciamiento del juicio oral.
3. CONCILIACIÓN.
Esta etapa procesal es de carácter obligatorio para el juez, porque debe buscarse una justa
composición de las diferencias, evitando llegar de manera directa a un debate. En cambio, para
las partes procesales no es obligatoria la conciliación, ya que a nadie debe obligársele a que
celebre un acto conciliatorio, que puede producirse en la primera audiencia o en la segunda,
según sea el caso.
En cuanto a esta etapa del proceso, algunos juristas hacen un parangón con los preceptos que
regula en esta materia el Código de Trabajo, en base a dos cuestionamientos que es
interesante analizar:
a) El Código de Trabajo en su artículo 340 segundo párrafo, establece que la conciliación es
promovida por el juez al comienzo de la diligencia. Los juristas que están del lado del
Código de Trabajo, consideran que la conciliación debe procurarse después de la
contestación de la demanda, porque ya en ese momento están fijados los términos del
conflicto y por ende el juez cuenta con mayores elementos de juicio para avenir a las partes
de manera más equitativa.
b) En cambio, los que se inclinan por los preceptos del Código Procesal Civil y Mercantil,
consideran de que una vez contestada la demanda, en muchos casos, los estados de ánimo
se han exaltado y el propósito conciliatorio brilla por su ausencia. En este sentido, se
considera que si se concilia, sobra la contestación de la demanda y se evita que el conflicto
adquiera mayores proporciones. A mi criterio, estoy de acuerdo con la segunda posición.
4. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.
Al contestarse la demanda, debe presentarse un memorial que debe cumplir los mismos
requisitos establecidos para la demanda y puede hacerse oralmente en la primera audiencia.
También puede presentarse por escrito hasta o en el momento de la primera audiencia, de
acuerdo a lo que establece el artículo 204 en su primero y segundo párrafo respectivamente.
Debe tenerse presente que contestada la demanda, quedan determinados los hechos sobre los
cuales ha de versar el juicio oral, por lo tanto, la ampliación o modificación de la demanda ya no
es posible por el principio de preclusión, obligando con ello a las partes procesales a ser claros
y precisos en sus peticiones, desde un inicio y no estar a la expectativa de la defensa del
demandado para introducir las modificaciones o ampliaciones que la contestación de la
demanda pueda sugerir. Además, debe tenerse en cuenta que el actor ha tenido más tiempo
para la preparación de su demanda, es decir, el plazo de la prescripción que es de cinco años,
mientras que el demandado solo cuenta con los tres días establecidos para el emplazamiento.
Por otra parte, la misma oportunidad que tiene el demandado para contestar la demanda, la
tiene el actor para la ampliación de ella, siempre y cuando, antes de que el demandado la haya
contestado.
5. RECONVENCIÓN.
Esta es una actitud activa negativa del demandado, toda vez que constituye su propia demanda
contra el actor o demandante. En este orden de ideas, la reconvención, en caso sea aplicada,
debe llenar los requisitos que establece el artículo 119 del Código Procesal Civil y Mercantil, en
base al artículo 200 del mismo cuerpo legal, que permite la aplicación supletoria del juicio oral
con las disposiciones del juicio ordinario, en lo que fueren aplicables. En este sentido, la
pretensión ejercida en la reconvención, debe tener conexión por razón del objeto o del título
con la demanda y no debe estar sujeta a distintos trámites. En el juicio oral, la reconvención
puede presentarse oral o por escrito antes o durante la celebración de la primera audiencia.
6. EXCEPCIONES.
Las excepciones son mecanismos de defensa u oposición que utiliza el demandado en contra
del actor. De acuerdo a lo que establece el artículo 205 del Código Procesal Civil y Mercantil,
todas las excepciones en el juicio oral deben oponerse en el momento de contestar la demanda
o la reconvención. Sin embargo, en el artículo citado, se hace una aclaración referente a las
excepciones nacidas con posterioridad a la contestación de la demanda y las de cosa juzgada,
caducidad, prescripción, pago, transacción y litispendencia; se pueden interponer en cualquier
tiempo, mientras no se haya dictado sentencia en segunda instancia y deben resolverse en
sentencia final. Esto es así porque el artículo citado con antelación, solo faculta para resolver
en la primera audiencia o en auto separado, las excepciones previas que se hubieran
interpuesto al contestar la demanda o la reconvención, pero luego dice: "las demás
excepciones se resolverán en sentencia"; esto debido a la celeridad que el proceso del juicio
oral supone. Si nos damos cuenta, todas las excepciones anteriores, le ponen fin al proceso
(cosa juzgada, caducidad, prescripción, pago y transacción); excepto la excepción de
litispendencia.
Lo anterior se sintetiza en que todas las excepciones que desee hacer valer el demandado,
deben interponerse en el momento de contestar la demanda o en su caso la reconvención, en
base a los principios de eventualidad, economía procesal y concentración. Las excepciones
previas deben resolverse en la primera audiencia; sin embargo, el juez puede resolver en auto
separado, es decir, fuera de la audiencia, aquellas excepciones previas que se presenten con
características complicadas. En cuanto a las excepciones que no son previas, es decir la
mixtas y perentorias, deben resolverse en sentencia. Si entre las excepciones previas, se
encuentra la de incompetencia, el juez debe resolverla antes de las demás, porque en caso de
declararse su incompetencia, obviamente no puede seguir conociendo de las demás
excepciones.
CLASES DE EXCEPCIONES:
A) EXCEPCIONES PREVIAS:
Las excepciones previas son nominadas, porque en el artículo 116 del Código Procesal Civil y
Mercantil aparecen reguladas con un nombre ya definido. Además, la legislación no permite
otras denominaciones, por lo que se habla de un número clausus (cerrado).
Las excepciones previas que establece el artículo 116 de la ley citada anteriormente son:
a) INCOMPETENCIA.
Cuando el Juez ante quien se plantea la acción carece de competencia sea por razón de la
materia, del territorio o cuantía para conocer de ella.
b) LITISPENDENCIA.
Cuando existe juicio pendiente, es decir, se encuentra en trámite y se alega cuando se siguen
dos o más procedimientos iguales en cuanto a sujetos, objeto y causa.
c) DEMANDA DEFECTUOSA.
Cuando la demanda no cumple con los requisitos formales que establece los artículos 61, 106 y
107 del Código Procesal Civil y Mercantil y el Juez no se ha percatado de ello.
e) FALTA DE PERSONALIDAD.
f) FALTA DE PERSONERÍA.
Cuando una persona actúa en representación del actor, sin reunir las calidades que se
requieren para los apoderados o representantes legales de una persona jurídica.
Cuando el actor exige el cumplimento de la obligación antes de que expire el plazo fijado para
el efecto.
b) CADUCIDAD.
c) PRESCRIPCIÓN.
d) COSA JUZGADA.
Cuando se pretende evitar la revisión de un fallo favorable para el demandado y por ende su
revocabilidad por parte del actor.
e) TRANSACCIÓN.
Es un contrato mediante el cual, las partes procesales deciden de común acuerdo algún punto
dudoso o litigioso, evitan el pleito que podrá promoverse o terminan el que está principiando,
mediante concesiones recíprocas.
f) ARRAIGO.
B) EXCEPCIONES PERENTORIAS.
Estas excepciones son innominadas, es decir, uno les pone nombre. Estas son un medio de
defensa que utiliza el demandado con el objeto de atacar las pretensiones del actor, atacando
en consecuencia el fondo del asunto y se resuelven en sentencia.
Como ejemplos de excepciones perentorias puede citarse: "Falta de capacidad económica
para poder cumplir la obligación", "falta de veracidad de los hechos en que se funda el actor".
Para el efecto, debe analizarse detenidamente el término que se va a utilizar.
C) EXCEPCIONES MIXTAS.
Estas son excepciones previas que al acogerse tienen efecto de perentorias. Por ejemplo: las
excepciones de caducidad, prescripción, cosa juzgada y transacción; porque con ellas se
impide reiniciar la acción.
7) PRUEBAS.
En cuanto a las pruebas se refiere, es aplicable supletoriamente los preceptos del juicio
ordinario. Las pruebas deben ofrecerse en la demanda o en la contestación de ella, debiendo
individualizarse. En el juicio oral no existe el término de prueba, sino audiencias.
De acuerdo a lo que establece el artículo 206 del Código Procesal Civil y Mercantil, las partes
procesales están obligadas a concurrir a la primera audiencia con sus respectivos medios de
prueba. La intención de esta norma es concentrar los actos de prueba en la primera audiencia,
ya que las siguientes dos audiencias que permite el Código Procesal Civil y Mercantil, tienen
carácter excepcional. Sin embargo, en la práctica se ha observado dificultad de que la parte
pueda comparecer a la primera audiencia con todos sus medios probatorios y en algunos
casos, si se presentan todas la pruebas, ha sido difícil recibirlas por parte del juez, por la falta
de tiempo.
Al hacer un análisis del artículo 206 del código en mención, surge una duda por las siguientes
razones:
a) En el primer párrafo se establece que las partes están obligadas a concurrir a la primera
audiencia con sus respectivos medios de prueba. En este caso, es cierto que no se
menciona que las partes concurran con todas sus pruebas, simplemente dice con sus
respectivos medios de prueba; por lo que considero que la norma citada permite cierto
grado de flexibilidad.
El juicio oral, por su naturaleza, es el que más se presta para la indagación de la verdad
material, por ello considero que debe apoyarse una actitud judicial que se incline por facilitar la
recepción de la prueba, tomando como factor el tiempo, ya que sólo se permite para el efecto
tres audiencias, siendo esto una limitación a la facultad de las partes para aportar sus
respectivos medios de prueba.
LAS AUDIENCIAS.
Como ya se hizo mención, sólo es posible desarrollar en el juicio oral, tres audiencias. Si por
alguna circunstancia en la primera audiencia no es posible recibir las pruebas ofrecidas por las
partes, tiene que señalarse una segunda audiencia, que deberá tener lugar dentro de un
término que no exceda de quince días, tal como lo establece el segundo párrafo del artículo
206 de la ley mencionada en párrafos anteriores. Desde luego, las partes procesales son las
más interesadas en procurar que sus pruebas sean recibidas en la primera audiencia o a más
tardar en la segunda, ya que la tercera audiencia es de naturaleza extraordinaria y siempre que
por circunstancias ajenas al tribunal o a las partes, no hubiere sido posible aportar todas las
pruebas. Esta audiencia es exclusivamente para este efecto y debe practicarse dentro de un
término que no exceda de diez días, plazo que se cuenta a partir del desarrollo de la segunda
audiencia.
La frase que el Código ´Procesal Civil y Mercantil tomó de la legislación laboral, al indicar en su
artículo 206 "las partes están obligadas" a concurrir a la primera audiencia con sus
respectivos medios de prueba, no fue muy afortunada, porque en realidad las partes tienen esa
carga procesal, pero no una auténtica obligación, puesto que en ninguna parte del artículo
mencionado se establece algún tipo de sanción por el incumplimiento.
El último párrafo del artículo 206 de la ley mencionada, establece la facultad que tienen los
jueces para señalar términos extraordinarios, cuando algún medio de prueba debe ser rendido
fuera de nuestro país, es decir en el extranjero. Para el efecto, es aplicable las disposiciones
del artículo 124 del mismo cuerpo legal, que hace referencia a un término improrrogable
suficiente que no deberá exceder de 120 días.
Recordemos que para este efecto se aplican supletoriamente artículos pertenecientes a las
disposiciones del juicio ordinario. En este sentido, son medios de prueba de acuerdo al artículo
128 del Código Procesal Civil y Mercantil los siguientes:
Esta diligencia de prueba es propia y aplicable al juicio oral, toda vez que el tercer párrafo del
artículo 206 del cuerpo legal mencionado en oportunidades anteriores establece: "cuando se
proponga la prueba de declaración de la parte, el juez determinará la audiencia en que deba
practicarse. Hay que tomar en cuenta que este medio de prueba también tiene su característica
del principio de escritura, ya que para el efecto deben redactarse posiciones en forma de
interrogatorio, dirigidas hacia la parte contraria del litigio. Las posiciones deben versar sobre
hechos personales del absolvente o sobre el conocimiento de un hecho, expresadas con
claridad, precisión y en sentido afirmativo.
a) Existe la duda si debe acompañarse la plica que contiene las posiciones con el escrito en
que se solicita la prueba. En este punto debemos recordar que las disposiciones del juicio
ordinario son aplicables al juicio oral en lo que sea pertinente. Entre esas disposiciones
supletorias, encontramos el artículo 131 del Código Procesal Civil y Mercantil, cuyo primer
párrafo establece: "El que haya de absolver posiciones será citado personalmente a más
tardar dos días antes del señalado para la diligencia, bajo apercibimiento de que si dejare
de comparecer sin justa causa, será tenido por confeso a solicitud de parte. Para ordenar la
citación es necesario que se haya presentado la plica que contenga el pliego de posiciones,
el cual quedará bajo reserva en la secretaría del tribunal". Como puede observarse, este
artículo exige la presentación de la plica para que el juez pueda disponer la citación.
Ahora, si no hubiere allanamiento ni confesión, debe recibirse la prueba propuesta por las
partes procesales, en cuyo caso, el juez debe dictar la sentencia dentro de los cinco días
contados a partir de la última audiencia, de acuerdo a lo que establece el último párrafo del
cuerpo legal anteriormente citado.
Por otro lado, si a la audiencia comparece una sola de las partes, se incurre en rebeldía por la
parte incompareciente, sea esta el demandado o el actor. Cuando el demandado no comparece
a la primera audiencia sin causa justificada, el juez debe fallar, siempre que se haya recibido la
prueba ofrecida por el actor. Esto quiere decir, que si el demandado no comparece a la primera
audiencia, corre el riesgo de que en la misma se rinda toda la prueba por el actor y el juez
pueda inmediatamente dictar sentencia.
Para que el demandado pueda evitar lo anterior, debe comparecer a la primera audiencia
personalmente o por medio de apoderado. También puede contestar la demanda por escrito
para que tenga derecho a que su prueba sea recibida si su incomparecencia es por motivos
justificados. Algo importante de señalar en este aspecto es que el Código Procesal Civil y
Mercantil difiere con el Código de Trabajo, ya que en este cuerpo legal (Código de Trabajo) se
admite la excusa de la parte que no comparece, siempre que se presente antes de la hora
señalada para la audiencia (ver artículo 336 del Código de Trabajo). Mientras que en el Código
Procesal civil y Mercantil no exige tal posibilidad de excusa.
Es conveniente hacer ver que en el juicio oral puede también producirse la rebeldía del
demandante, ya que el artículo 202 del cuerpo legal mencionado, establece que la citación para
la comparecencia a la primera audiencia se hará bajo el apercibimiento de continuar el juicio en
rebeldía de la parte que no compareciere. Si nos damos cuenta, esta disposición comprende
tanto al actor como al demandado, sin embargo, las consecuencias son más graves para el
demandado como quedó establecido anteriormente.
Asidero legal: artículos 128 numeral primero, 130 al 141 del Código Procesal Civil y Mercantil.
Este medio de prueba se rige por el sistema de la prueba legal o tasada, pues produce plena
prueba.
B) DECLARACIÓN DE TESTIGOS.
Cuando se hace a través del interrogatorio y declaración verbal o escrita de personas que han
presenciado los hechos litigiosos o han oído su relato de otros. Hay que tomar en cuenta que
los que tienen conocimiento de los hechos que las partes procesales deben probar, están
obligados a declarar como testigos, siempre que sean requeridos. Cada uno de los litigantes
puede presentar hasta cinco testigos sobre cada uno de los hechos que deban ser acreditados.
En cuanto a la edad para reunir la calidad de testigo, de acuerdo al artículo 143 del Código
Procesal Civil y Mercantil, se requiere que la persona haya cumplido dieciséis años de edad
cronológica. Sin embargo, existe una serie de prohibiciones para ser testigo como las
siguientes:
Los parientes consanguíneos o afines de las partes, ni el cónyuge aunque esté separado
legalmente; salvo que el testigo haya sido propuesto por ambas partes, donde dichos testigos
sí pueden declarar, como también en los procesos sobre filiación, edad, parentesco o derechos
de familia que se litiguen entre parientes.
Las preguntas deben ser claras y precisas de manera que no sean de respuesta sobre
apreciaciones ni opiniones propias del testigo. Si en la audiencia no se presentan todos los
testigos, el juez puede practicar la diligencia con los que concurran si está de acuerdo el
proponente, en este caso, ya no se recibirán las declaraciones de los testigos ausentes. Pero si
la parte interesada lo pide, el juez debe suspender la diligencia y señalar día y hora para recibir
las declaraciones a todos los testigos propuestos.
Las partes pueden alegar y probar acerca de la idoneidad de los testigos, dentro del mismo
término de prueba. Si el testigo no sabe el idioma español, declarará en su idioma materno,
necesitándose para el efecto, la intervención de un intérprete nombrado por el juez. El artículo
162 del Código Procesal Civil y Mercantil, en este caso, hace referencia a un intérprete,
situación que no comparto, porque este término debe utilizarse en el caso de la declaración de
personas que no pueden expresarse en ningún idioma, por ejemplo un mudo; situación en la
que sí es necesario el auxilio del mismo. En este caso es más técnico utilizar el término de
traductor.
Fundamento legal: artículos 128 numeral segundo, 142 al 163 del Código Procesal Civil y
Mercantil.
C) DICTAMEN DE EXPERTOS.
Esta constituye una prueba pericial, porque surge del dictamen de peritos, es decir, personas
llamadas a informar ante un órgano jurisdiccional por razón de sus conocimientos especiales.
Para este efecto, cada parte debe designar un experto y el juez un tercero para el caso de
discordia, salvo que las partes se pongan de acuerdo en el nombramiento de un solo experto.
Los expertos tienen cinco días, contados a partir de ser notificados, para aceptar o no el cargo
para el que han sido nombrados. El dictamen brindado por estos especialistas, no obliga al
juzgador a tomarla como veraz, sino que el juez debe formar su convicción, es decir, valorar la
prueba, de acuerdo a lo que el dictamen provoca en él.
Fundamentación legal: artículos 128 numeral tercero, 164 al 171 del Código Procesal Civil y
Mercantil.
D) RECONOCIMIENTO JUDICIAL.
Este medio de prueba, es producto de un examen que practica el juez personalmente o con el
auxilio de peritos según sea el caso, en el lugar donde se produjo el hecho o de la cosa en
litigio. En nuestra legislación, pueden ser objeto de reconocimiento judicial o inspección ocular
las personas, los lugares y las cosas que interesen al proceso. Esta diligencia se puede
practicar en cualquier momento del proceso, hasta antes del día de la vista, sea de oficio o a
petición de parte; incluso puede practicar de en diligencia para mejor fallar. Las partes
procesales y sus respectivos abogados pueden presenciar la diligencia y pueden realizar las
observaciones que consideren pertinentes ante el juez que la práctica.
Fundamento legal: artículos 128 numeral cuarto, 172 al 176 del Código Procesal Civil y
Mercantil.
E) PRUEBA DE DOCUMENTOS.
El artículo 178 del cuerpo legal citado, hace referencia a la prohibición de utilizar como medio
de prueba documental las cartas dirigidas a terceros, excepto cuando se trata de probar el
estado civil de las personas, en procesos de ejecución colectiva y en aquellos contra el Estado,
las municipalidades o entidades autónomas y/o descentralizadas. También es importante hacer
referencia a la no admisión de documentos incompletos por estar rotos, cancelados, quemados
o raspados en su parte fundamental.
Cuando el documento propuesto está bajo el poder de la parte adversaria, el interesado debe
presentar copia del mismo o por lo menos, los datos que conozca acerca de su contenido, así
mismo probar que el documento lo tiene el adversario en el litigio. Por su parte, el artículo 186
de la ley en mención, hace referencia al sistema de valoración de la prueba legal o tasada, toda
vez que a tenor de su literalidad establece: "Que los documentos autorizados por notario o por
funcionario o empleado público en ejercicio de su cargo, producen fe y hacen plena prueba,
salvo el derecho de las partes de redargüirlos de nulidad o falsedad". La parte contraria puede
impugnar los documentos públicos o privados.
Fundamento legal: artículos 128 numeral quinto, 177 al 190 del Código Procesal Civil y
Mercantil.
Pueden presentarse a solicitud de parte o de oficio. En este aspecto puede mencionarse como
ejemplos: calcos, relieves, las reproducciones o videos y fotografías de objetos, documentos y
lugares. Actualmente puede hacerse mención del ADN (ácido desoxirribonucleico) como una
prueba moderna, segura, pero de un fuerte costo económico, eficaz para los casos donde debe
probarse la paternidad. El juez, para apreciar esta clase de pruebas, puede auxiliarse de
expertos, por ejemplo un médico.
Asidero legal: artículos 128 numeral sexto, 191 al 193 del Código Procesal Civil y Mercantil.
G) PRESUNCIONES.
El Código Procesal Civil y Mercantil, establece en sus artículos 194 y 195 dos clases de
presunciones:
A) PRESUNCIONES LEGALES:
a) Juri et de jure. Es aquella suposición legal que no admite prueba en contrario. Como
ejemplo de ella puede citarse el precepto establecido en el artículo 3 de la Ley del
Organismo Judicial, donde se indica que contra la observancia de la ley, no puede alegarse
ignorancia, desuso, costumbre o práctica en contrario.
b) Juris tantum. Es aquella presunción que sí admite prueba en contrario, o sea que puede
ser destruida por otra prueba presentada en su contra. Como ejemplo de ella, puede
mencionarse la mayoría de pruebas contenidas en el Código Civil guatemalteco. Por
ejemplo, la presunción de paternidad y filiación matrimonial y cuasimatrimonial, regulada en
los artículos 182 y 199 de dicho cuerpo legal.
B) PRESUNCIONES HUMANAS:
8) INCIDENTES Y NULIDADES.
El propósito de la norma contenida en el artículo 207 del cuerpo legal en mención, es obtener el
mayor grado de celeridad en la tramitación del juicio oral y se deja a criterio del juez la
consideración de la importancia que pueda revestir el incidente o nulidad que se plantea. En
este sentido, si el incidente o nulidad tienen, a juicio del juez, la gravedad necesaria que haga
imprescindible su resolución inmediata, así debe hacerlo. Esto es lógico, porque normalmente
estos incidentes o nulidades se presentan en el desarrollo de una audiencia, por lo que el juez
tiene la posibilidad que le proporciona el artículo mencionado con antelación, para actuar de
forma inmediata... También tiene el juez la facultad de determinar si estos incidentes y
nulidades deben resolverse previamente, porque si decide lo contrario, los resolverá en
sentencia. Lo mismo ocurre con aquellos incidentes o nulidades que por su complejidad no
puedan resolverse previamente ni sea necesario hacerlo así, en cuyo caso se resolverán
también en sentencia. De todas maneras, la ley prevé que si no se resuelven inmediatamente
debe darse audiencia por veinticuatro horas a la otra parte del litigio. También establece el
Código Procesal Civil y Mercantil que la prueba que se proponga en relación con estos
incidentes o nulidades, se recibirá en una de las audiencias mencionadas en el artículo 206
antes citado.
9) SENTENCIA.
Resolución que le pone fin al proceso del juicio oral, sea la misma absolutoria o condenatoria.
Para llegarse a ella puede ser mediante el desenvolvimiento de un máximo de tres audiencias
como ya se explicó, o bien mediante la concurrencia del allanamiento o de la confesión, que
permite que el juez pueda dictar la sentencia y poner así fin al litigio. En efecto, el artículo 208
del Código Procesal Civil y Mercantil en su primer párrafo establece: "si el demandado se
allanare a la demanda o confesare los hechos expuestos en la misma, el juez dictará sentencia
dentro del tercer día". Esto quiere decir que el juez ya no necesita de ninguna otra prueba para
que el asunto judicial termine mediante una sentencia,
Ahora, si se lleva a cabo una, dos o tres audiencias, el juez debe dictar la sentencia dentro de
cinco días que se cuentan a partir de la audiencia o última audiencia realizada según sea el
caso. Es importante hacer hincapié que en el artículo 208 del cuerpo legal citado, no se
menciona nada sobre la incomparecencia sin causa justificada del demandante a la primera
audiencia, situación que ha dado lugar a que se plantee la duda de la actitud que el juez debe
asumir, especialmente en cuanto a si debe dictar sentencia absolutoria, si el demandado
comparece y niega la demanda.
No obstante lo anterior, muchos juristas consideran de que el código Procesal Civil y Mercantil
específicamente, no le atribuye ese efecto a la rebeldía del actor y que el juez tiene facultades
para señalar una segunda audiencia, para el caso de que no haya sido posible rendir todas las
pruebas en la primera, en este caso por parte del demandado.
10) RECURSOS.
El artículo 209 de la ley citada establece que en este tipo de proceso solo es apelable la
sentencia. El objeto de esta norma es que el juicio oral se tramite con toda la celeridad posible,
dando amplias facultades al juez para resolver las excepciones, incidencias o nulidades que se
presenten durante el transcurso del proceso, sin que haya necesidad de que se abra una
segunda instancia.
Es importante tener presente que el juez o tribunal superior, al recibir los autos, debe señalar
día para la vista, la que tendrá lugar dentro de los ocho días siguientes y si no se hubieran
ordenado diligencias para mejor proveer, se dictará sentencia dentro de los tres días
siguientes. A este precepto, muchos analistas han criticado que debiera permitirse el recurso
de apelación contra la resolución que resuelva la excepción de incompetencia, ya que es
conveniente que un tribunal de segunda instancia ratifique lo resuelto por el juez o lo revoque
en su caso. Con relación a esta crítica debe tomarse en cuenta que muchas veces la excepción
de incompetencia sólo se utiliza para demorar innecesariamente el trámite del proceso,
recordando con ello que la finalidad del juicio oral es terminar el proceso lo más rápido posible.
11) EJECUCIÓN.
La ejecución de sentencias en los juicios orales, según lo establecido en el artículo 210 del
Código Procesal Civil y Mercantil, se lleva a cabo en la forma establecida en dicho cuerpo legal
para cualquier otra sentencia, pero los plazos deben entenderse reducidos a la mitad. En el
cuerpo legal mencionado, lo relacionado con la ejecución de sentencias nacionales está
comprendido en los artículos 340 al 343.
Atendiendo a la naturaleza de las distintas clases de juicios orales que regula el artículo 199 de
la ley mencionada, es lógico que la ejecución de sentencias para cada uno de ellos pueda
diferir y no siempre será aplicable la vía de apremio En este sentido, es importante tener
presente lo que establece los artículos 340, 341. 342 y 343 del Código Procesal Civil y
Mercantil; así mismo los artículos 173, 174 y 175 de la Ley del Organismo Judicial.
A grosso-modo, se explica a continuación las clases de juicio oral que regula el artículo 199 del
Código Procesal Civil y Mercantil.
CAPÍTULO III.
Por razón de la cuantía, son competentes los jueces menores cuando el valor que se litiga no
exceda de un mil quetzales, salvo que se trate de asuntos de familia, cuya ínfima cuantía
queda establecida por la suma de seis mil quetzales; esto de acuerdo a lo que establecen los
acuerdos 43-97, 5-97 y 6-97 de la Corte Suprema de Justicia.
Se promueve en esta vía, aquellos procesos en los cuales se pretende una sentencia de
condena y cuyo monto se encuentra determinado conforme las siguientes reglas establecidas
en el acuerdo 37-2006 de la Corte Suprema de Justicia:
c) En el resto de municipios del país, es decir, que no son cabeceras departamentales ni los
mencionados en el inciso anterior, hasta quince mil quetzales (Q15,000.00).
CAPÍTULO IV.
Para iniciar el análisis al respecto, debe recordarse que el Código Civil en su artículo 278
establece que la denominación de alimentos comprende todo lo que es indispensable para el
sustento, habitación, vestido, asistencia médica y también la educación e instrucción del
alimentista cuando aún es menor de edad. En este sentido, los alimentos deben ser
proporcionados a las circunstancias personales y pecuniarias de quien los debe y también de
quien los recibe, pudiendo estos aumentar o disminuir de acuerdo a las necesidades que tenga
el alimentista y la fortuna del alimentante.
Para entablar una demanda de alimentos, basta la presentación de cualquiera de los títulos que
se mencionan en el artículo 212 del Código Procesal Civil y Mercantil, para que el juez proceda
a darle trámite. Sin embargo, el artículo mencionado establece que uno de los títulos es el
testamento, lo que es contradictorio con el artículo 22 del Código de Notariado guatemalteco, el
cual establece que los testamentos y donaciones morti-causa no pueden consultarse por
cualquier persona, sino únicamente por los otorgantes, mientras estos vivan; exceptuando con
ello el principio de publicidad. Entonces, en atención al título discutido, puede analizarse que
solo debe presentarse el testimonio de la cláusula donde se reconoce el hijo y no el testamento
completo.
El juez tiene la facultad de ordenar una pensión alimenticia provisional, recordando que el juicio
oral en esta materia es de carácter urgente por su misma naturaleza; sin perjuicio de la
restitución que debe hacerse a la persona, en caso la misma sea absuelta de dicha obligación.
En el artículo 279 del Código Civil, se establece que el juez a su libre arbitrio puede decidir que
los alimentos no se otorguen en dinero, sino de otra manera, cuando a juicio del juzgador haya
razones que lo justifiquen; por ejemplo, que se den en especie.
En esta clase de juicio, el demandante puede pedir toda clase de medidas precautorias, las que
deben ordenarse sin más trámite y sin necesidad de prestar garantía, de conformidad con el
artículo 214 del Código Procesal Civil y Mercantil; disposición que concuerda con el artículo 12
segundo párrafo de la Ley de Tribunales de Familia (Dto-ley 206), que establece que cuando el
juez considere necesaria la protección de los derechos de una parte, antes o durante la
tramitación de un proceso, puede dictar de oficio o a petición de parte, toda clase de medidas
precautorias, las que se ordenarán sin más trámite y sin necesidad de prestar garantía. Por lo
tanto, al hacer un análisis, estas normas constituyen una excepción a lo establecido en el
artículo 531 del Código Procesal Civil y Mercantil que dispone el otorgamiento de garantía para
que pueda ejecutarse una medida precautoria. En este mismo orden de ideas, el artículo 292
del Código Civil establece que la persona obligada a dar alimentos contra la cual haya habido
necesidad de promover juicio para obtenerlos, deberá garantizar suficientemente la cumplida
prestación de ellos con hipoteca,, si tuviera bienes hipotecables (bienes inmuebles
obviamente), con fianza u otras seguridades a juicio del juez.
Como puede apreciarse, el juez que conoce del juicio oral de alimentos tiene amplias
facultades para dictar toda clase de medidas precautorias. Además debe tenerse presente que
el Código Penal regula un capítulo referente al incumplimiento de deberes, mismo que está
integrado del artículo 242 al 245. Además debe citarse el artículo 55 de la Constitución Política
de la República de Guatemala, que establece la obligación de prestar alimentos.
De acuerdo al artículo 283 del Código Civil están obligados recíprocamente a prestarse
alimentos, los cónyuges, los ascendientes, descendientes y hermanos. Cuando el padre de
familia, por sus circunstancias personales y pecuniarias no tuviera la posibilidad de
proporcionar los alimentos y la madre tampoco pudiera hacerlo, tal obligación corresponde a
los abuelos paternos de los alimentistas, por el tiempo que dure la imposibilidad del padre.
CAPÍTULO V.
Esta obligación la tienen las personas a quienes se les atribuye por disposición de la ley o del
propio contrato. Es decir, aquel que ha administrado bienes ajenos está obligado a rendir
cuentas de acuerdo a lo que establece el artículo 1515 del Código Civil. En la realidad, existen
muchas personas que en cualquier momento pueden ser obligadas a rendir cuentas, por
ejemplo puede citarse: a los albaceas; administradores de la mortual; tutores; depositarios;
interventores; administradores de bienes del menor, incapaces y ausentes; presidentes de
asociaciones; Alcaldes Municipales; etc.
Cuando se han rendido cuentas durante el juicio y se han aportado las pruebas.
El juez aprueba la rendición de cuentas de conformidad con los resultados que ofrezca la
prueba aportada al juicio., pero determina un saldo a favor del actor a cuyo pago condena al
demandado.
c) La condena en daños y perjuicios que se fijarán prudentemente por el juez, para el caso
de la rebeldía a rendir cuentas, o de improbación de las mismas, tomando como base las
afirmaciones del actor. En ambas hipótesis, el juez estima prudencialmente los daños y
perjuicios, tomando como base las afirmaciones del actor.
e) La fijación del plazo dentro del cual deberá hacerse el pago.
Esto puede ser en cuanto al pago del saldo resultante, de los daños y perjuicios o de los
intereses legales; según sea el caso.
f) La absolución del demandado con base en que no estaba obligado a rendir cuentas.
Los incisos anteriores, representan situaciones en que el demandado ha sido condenado; pero
en esta literal se hace referencia a la situación en que con la prueba presentada, se haya
desvirtuado la obligación de rendir cuentas.
CAPÍTULO VI.
El artículo 492 del Código Civil establece que ningún copropietario está obligado a permanecer
en mancomunidad. Cada uno de ellos puede pedir en cualquier tiempo, que se divida la cosa
común, salvo los casos en que la indivisión esté establecida por la ley, como sucede por
ejemplo, en el régimen de propiedad horizontal, en la cual los elementos y partes comunes se
han de mantener en indivisión forzosa, mientras dure ese régimen, siendo nulo cualquier pacto
en contrario (ver artículo 534 del Código Civil).
Para llevar a cabo la división de la cosa común, es necesario la intervención de un partidor que
deberá tener la calidad de Notario, situación que no comparto, porque debió ser un Ingeniero
Agrónomo por ejemplo, por tratarse de terrenos a los que hay que aplicar
fórmulas técnicas para su partición. Por ser la división de la cosa común, materia del juicio oral,
se aplican las normas del mismo y por supletoriedad, cuando corresponde, las normas del
juicio ordinario; sin embargo por su misma naturaleza, en los artículos del 219 al 224 del
Código Procesal Civil y Mercantil, se incluyen normas específicas de este juicio.
El juicio oral de división de la cosa común, procede cuando los copropietarios no están de
acuerdo, caso en el cual procede la petición de la división de la cosa común o en su caso,
la venta en pública subasta. Estos dos presupuestos son lógicos porque no todas las cosas
admiten cómoda división (por ejemplo un vehículo), y cuando eso sucede, procede su venta en
pública subasta y será el producto de la venta lo que se repartirá a prorrata entre los
condóminos. Es necesaria la declaración judicial de la división de la cosa común cuando
existan intereses de menores, ausentes, incapaces o del Estado. Un aspecto que únicamente
por cuestión técnica, es recomendable observar es que no debería hablarse de división de la
cosa común; sino de división de la cosa en común, por tratarse de una copropiedad.
CAPÍTULO VII.
Etimológicamente la palabra jactancia proviene del vocablo latino "iactancia" que quiere decir
"alabanza propia, desordenada y presuntuosa". La jactancia implica la ostentación pública por
el jactancioso de una pretensión jurídica respecto de un tercero, atribuyéndose
determinados derechos reales o bien acciones en contra del mismo, ocasionando con ello
perjuicios materiales y morales al verdadero titular del derecho discutido.
En este sentido, la acción de jactancia se define como: la facultad de iniciar una demanda para
obtener mediante el oportuno pronunciamiento judicial, una declaración relativa al derecho
cuestionado. Con la acción de jactancia se obliga a otra persona a demandar, lo que quiere
decir que en cierta forma esta persona se ve coaccionada a demandar, si no desea soportar las
consecuencias jurídicas de su omisión. Al demandar dicha persona, se cambia la situación
jurídica de las partes procesales, porque quien era actor en el juicio de jactancia, será
demandado en el que se inicie, lo que provoca variación en la carga de la prueba.
El juicio de jactancia configura uno de los casos en que se obliga a una persona a demandar,
los cuales están mencionados en el artículo 52 del Código Procesal Civil y Mercantil, que se
refiere a la provocación de la demanda. El artículo 225 del cuerpo legal mencionado, inspirado
en el artículo 541 del Código de Enjuiciamiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdova en
Argentina, que establece: que la declaratoria de jactancia procede contra todo aquel que fuera
de juicio, se hubiere atribuido derecho sobre bienes del demandante, créditos o acciones en
contra del mismo.
El juicio de jactancia, por ser de naturaleza oral, debe sujetarse a las normas ya explicadas,
pero el Código Procesal Civil y Mercantil trae normas especiales de acuerdo con su naturaleza,
como por ejemplo los artículos 226 y 227 del cuerpo legal citado con antelación, donde se
establece que el actor además de cumplir con los requisitos establecidos para la demanda,
debe expresar en qué consiste la jactancia, cuándo se produjo, medios por la que llegó a su
conocimiento y debe formular petición para que el demandado confiese o niegue el hecho o
hechos imputados.
El numeral 7° del artículo 199 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que se tramitarán
en juicio oral los asuntos que por disposición de la ley o por convenio de las partes, deban
seguirse en esta vía. De acuerdo con esta disposición, el legislador está facultado para
determinar en la ley que algunas controversias se sujeten al juicio oral; o bien las partes por
convenio pueden establecerlo así; esto con el objeto de favorecer la implantación de la
oralidad.
Juicio sumario
El carácter de los juicios sumarios es el de presentar una abreviación y compendiosidad de
formas, en oposición a las del procedimiento del juicio ordinario, amplio y detallado. Los juicios
sumarios son célericos por los plazos cortos que en él se establecen, tal como se verá en el
esquema que se presentará en la parte final de este contenido. Lo resuelto en juicio sumario
queda decidido definitivamente, es decir, no hay lugar a discutirlo con posterioridad en otro
proceso.
CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES.
De acuerdo al artículo 229 del Código Procesal Civil y Mercantil, deben tramitarse en juicio
sumario:
El artículo 230 del mismo cuerpo legal hace referencia a la supletoriedad de las normas, al
establecer que son aplicables al juicio sumario todas las disposiciones del juicio ordinario, en
cuanto no se opongan a lo preceptuado en el título III del Código Procesal Civil y Mercantil, que
regula el juicio sumario. Al hacer un análisis de esta norma, la podemos relacionar también con
el artículo 200 del cuerpo legal citado, donde también se establece una supletoriedad de las
normas del juicio ordinario, lo único que con relación al juicio oral.
En cuanto a la supletoriedad que en este caso se está discutiendo, podemos mencionar las
normas referentes a los medios de prueba y lo relativo a la demanda.
El artículo 231 del Código Procesal Civil y Mercantil es interesante, porque el juicio sumario no
tiene recurso de casación, excepto cuando su naturaleza era ordinario y se sigue en esta vía
por convenio entre las partes procesales; esto en aplicación al numeral 6° del artículo 229 del
cuerpo legal mencionado en oportunidades anteriores.
CAPÍTULO II.
PROCEDIMIENTOS.
1) LA DEMANDA.
El plazo para contestar la demanda es de tres días contados a partir del siguiente día de la
notificación, constituyendo este término lo que se conoce como emplazamiento, en cuya
oportunidad debe el demandado interponer las excepciones perentorias, que tenga contra las
pretensiones del demandante o actor. En cuanto a las excepciones previas reguladas en el
artículo 116 del cuerpo legal mencionado y discutidas en el apartado del juicio oral, deben ser
interpuestas por el demandado antes de contestar la demanda. Hay que recordar que en el
juicio ordinario, el término para contestar la demanda es de nueve días.
El artículo 232 citado, establece que el demandado puede hacer valer las excepciones previas
a que se refiere el artículo 116 del Código Procesal Civil y Mercantil, dentro del segundo día del
emplazamiento, las cuales se resolverán por medio del trámite de los incidentes. Sin embargo,
el demandado puede en cualquier estado del proceso, interponer las excepciones de
litispendencia, falta de capacidad legal, falta de personalidad, falta de personería, cosa
juzgada, caducidad, prescripción y transacción; tomando en cuenta que estas excepciones
deben resolverse en sentencia. Lo que regula el 2° párrafo del artículo 233 del mismo cuerpo
legal, hace referencia a las excepciones nacidas después de haber contestado la demanda, así
como las relativas a la de pago y compensación (le ponen fin al proceso), se pueden interponer
en cualquier instancia y deben resolverse también en sentencia.
El artículo 113 del cuerpo legal citado, es aplicable supletoriamente al juicio sumario y el mismo
establece: si transcurrido el término del emplazamiento (en este caso es de tres días), el
demandado no comparece se tendrá por contestada la demanda en sentido negativo y se
seguirá el juicio en rebeldía del demandado a solicitud, en este caso del actor.
3) RECONVENCIÓN.
Esta es únicamente admitida cuando la acción en que se fundamenta está sujeta a juicio
sumario, lo cual es un criterio lógico por la naturaleza de los procedimientos del juicio sumario.
Debe tenerse claro que la reconvención, o sea la demanda del demandado en contra del actor,
solamente puede interponerse al contestar la demanda y que debe tramitarse en la misma
forma que ésta (la demanda), aplicando con ello los artículos 230 y 119 del Código Procesal
Civil y Mercantil, que establecen la aplicación supletoria de las disposiciones del juicio ordinario
al sumario y la reconvención respectivamente. Además debe tenerse presente que para que
proceda la reconvención, es necesario que la pretensión que el demandado ejercite tenga
conexión con la demanda del actor, por razón del objeto o del título.
4) PRUEBA.
El término de prueba en el juicio sumario se reduce a la mitad del que corresponde al juicio
ordinario, por lo tanto, si en el juicio ordinario se habla de 30 días de prueba, en el juicio
sumario, debe hablarse de quince días para este efecto, tal como lo establece el artículo 234
primer párrafo del cuerpo legal citado en ocasiones anteriores. En este juicio es improrrogable
el plazo de la prueba, como sucede normalmente en el juicio ordinario (ver artículo 123
segundo párrafo del CPCyM). Sin embargo, si se trata de una prueba que hay que rendir en el
extranjero, sí es aplicable supletoriamente el artículo 124 del mismo cuerpo legal.
5) VISTA.
De acuerdo con el artículo 234 del Código Procesal Civil y Mercantil en su segundo párrafo, la
vista debe tener lugar dentro de un término no mayor de diez días, contados a partir
del vencimiento del término de prueba que es de quince días.
6) SENTENCIA.
Según el tercer párrafo del artículo 234 de la misma ley citada, la sentencia debe pronunciarse
dentro de los cinco días siguientes a la vista.
7) RECURSOS.
Contra las resoluciones dictadas en el juicio sumario, caben los recursos previstos en el Código
Procesal Civil y Mercantil en su libro sexto, excepto el recurso de casación, siempre y cuando
la vía sumaria se haya seguido por convenio entre las partes, cuando su naturaleza era
ordinaria.
En cuanto a la apelación, la ley prevé que cualquiera de las partes procesales que interponga
apelación en una resolución que no sea la sentencia, incurrirá en el pago de las costas
judiciales y en una multa de veinticinco quetzales (Q25.00) que le impondrá el tribunal de
segunda instancia, si en caso se confirma la resolución o se declara improcedente el recurso
de apelación (ver artículo 235 del CPCyM).
8) EJECUCIÓN.
CAPÍTULO III
Todos los asuntos que se refieren al contrato de arrendamiento, regulado del artículo 1880 al
1941 del Código Civil y en la Ley de Inquilinato, Decreto Número 1468 del Congreso de la
República de Guatemala, deben discutirse por el procedimiento del juicio sumario. Sin duda
alguna, el juicio sumario de desahucio y de desalojo representa en definitiva, uno de los medios
de que se vale el legislador para proteger la propiedad de las personas.
Estos juicios solamente proceden en lo que se relaciona con bienes raíces, es decir, bienes
inmuebles, pero se necesita la existencia de un contrato de arrendamiento, donde el
arrendatario se comprometa a devolver el inmueble arrendado, de lo contrario, estaríamos ante
un caso de usurpación que constituye un delito tipificado en el artículo 256 del Código Penal.
El artículo 240 primer párrafo del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que sin con los
documentos acompañados por el actor a su demanda, se comprueba la relación jurídica
afirmada por el demandante, el juez, al emplazar al demandado, debe apercibirlo de que si no
se opone dentro del término de tres días de que dispone para contestar la demanda, se
ordenará la desocupación sin más trámite.
El artículo 239 del cuerpo legal citado, permite que el actor pueda pedir el embargo de bienes
suficientes para cubrir las responsabilidades a que esté sujeto el demandado según el contrato
celebrado y el juez lo decretará preventivamente. Esta medida precautoria, según el análisis de
muchos juristas, puede solicitarse al inicio del proceso o durante su desarrollo.
El artículo 243 de la ley en mención, establece que en los juicios sumarios de desahucio y de
desocupación sólo son apelables los autos que resuelvan las excepciones previas y la
sentencia. En este sentido, el apelante debe acompañar a su solicitud, el documento que
compruebe el pago corriente de los alquileres o haber consignado la renta dentro del juicio.
CAPÍTULO IV.
En este sentido se trata sobre la entrega de cosas que sean bienes muebles, pero que no sea
dinero. Puede acudirse al juicio sumario para la entrega de cosas cuando no proceda la vía
ejecutiva, lo cual es un criterio lógico porque de contarse con el título ejecutivo suficiente para
obtener la entrega de una cosa determinada, no hay razón para seguir un proceso de
conocimiento, como lo es el sumario, a fin de que una vez dictada la sentencia se proceda a la
ejecución de la misma, si se cuenta con la disposición del título ejecutivo.
El artículo 244 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que uno de los casos en que
procede el juicio sumario es para la entrega de cosas, pero que no sean dinero. Esto se puede
explicar porque si se trata de sumas de dinero, para eso están establecidos los juicios orales de
ínfima y de menor cuantía; y en su caso el juicio ordinario. La obligación de entregar dinero
puede derivarse de la ley, el testamento, el contrato, la resolución administrativa o la
declaración unilateral de voluntad, en los casos en que ésta es jurídicamente obligatoria.
2) RESCISIÓN DE CONTRATOS.
El artículo 245 en su primer párrafo del cuerpo legal citado en el párrafo anterior, establece que
procede así mismo el juicio sumario en las demandas de rescisión de contratos que el acreedor
haya cumplido por su parte.
El artículo 1579 del Código Civil establece que los contratos válidamente celebrados,
pendientes de cumplimiento, pueden rescindirse por mutuo consentimiento o por declaración
judicial, en los casos que establece el cuerpo legal citado. Esto quiere decir que la rescisión de
los contratos que se encuentren en esa situación, cuando no sea por mutuo consentimiento,
forzosamente requieren de la declaración judicial. Además es lógico que la legislación procesal
admita que estos asuntos se tramiten en la vía sumaria, para facilitar un procedimiento rápido,
con la finalidad de resolver las situaciones en que el deudor no ha cumplido con la obligación.
Sin embargo, el segundo párrafo del artículo 245 del Código Procesal Civil y Mercantil, dispone
que en estos casos también puede optarse por la vía ordinaria, esto cuando el acreedor desee
discutir en forma más amplia el conflicto planteado, lo cual ocurre generalmente en aquellos
casos en que se disponga de suficiente prueba.
CAPÍTULO V.
El artículo 246 del Código Procesal Civil y Mercantil, dispone que esta responsabilidad procede
en los casos en que la ley lo establece expresamente y debe deducirse ante le juez de primera
instancia por la parte perjudicada o sus sucesores.
Finalmente, el artículo 248 del Código Procesal Civil y Mercantil, establece que contra la
sentencia que se dicte procede el recurso de apelación ante el tribunal superior; pero si se trata
de responsabilidad de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, no caben más recursos
que los de aclaración, ampliación y reposición.
CAPÍTULO VI.
D) INTERDICTOS.
Los interdictos se rigen por una serie de principios que les da un carácter bastante especial y
tienen algunas diligencias peculiares, que se apartan un poco de las disposiciones generales
aplicables al juicio sumario.
Todo lo relativo a los interdictos fue regulado por los romanos, aun cuando en la actualidad no
se siga la misma concepción y estructura del interdicto romano. Uno de los orígenes
etimológicos más aceptados al respecto, constituye el vocablo "interdicere", que significa
"prohibir".
La verdad es que los interdictos han pasado a los diferentes regímenes jurídicos como formas
de protección de la posesión. Al respecto, el artículo 249 del Código Procesal Civil y Mercantil,
establece que los interdictos proceden respecto de los bienes inmuebles y de ninguna manera
afectan cuestiones relativas a la propiedad y posesión definitiva.
El artículo 250 del mismo cuerpo legal citado, establece que el que ha sido vencido en el juicio
de propiedad o en el plenario (ordinario) de posesión, no puede hacer uso de los interdictos,
respecto de la misma cosa. La persona vencida en cualquier interdicto puede después hacer
uso del juicio ordinario de posesión, y una vez adquirida ésta, no se interrumpirá, aunque se
interponga demanda de propiedad, sino hasta la sentencia definitiva. Esta norma nos traslada
al artículo 335 del mismo cuerpo legal, donde se regula el juicio ordinario posterior. Esto quiere
decir que primero debe agotarse el interdicto y luego agotar el juicio ordinario cuando haya
necesidad; de lo contrario, si se agota primero el juicio ordinario, no se puede regresar al
interdicto.
Por su parte el artículo 251 de la ley en mención, regula la caducidad, estableciendo que las
acciones interdictales solo pueden interponerse dentro del año siguiente a la fecha en que
ocurrió el hecho que las motiva, caso contrario, debe acudirse a la vía ordinaria. El segundo
párrafo del mismo artículo establece que si el demandante no es el propietario, debe citarse a
éste, dándole audiencia por tres días. Esta norma se justifica, puesto que en alguna forma el
demandante tendrá que hacer valer sus derechos de propietario, aunque sea en vía procesal
distinta
Es importante señalar que el artículo 249 del cuerpo legal citado, establece que no puede
rechazarse la demanda por la circunstancia de haberse denominado equivocadamente el
interdicto que legalmente procede, siempre que de los hechos alegados y probados aparezca
que se ha violado un derecho de posesión; en tal caso el juez resolverá de conformidad con la
reglas del interdicto que proceda. Si nos damos cuenta, esta norma constituye una excepción al
principio de congruencia entre la petición y el fallo que se consagra en el artículo 26 del Código
Procesal Civil y Mercantil.
El artículo 249 del cuerpo legal citado establece que los interdictos son:
Este interdicto procede con respecto a aquellos que teniendo la posesión o la tenencia de un
bien inmueble o derecho real, fueren desposeídos, con fuerza o sin ella, siempre y cuando sin
haber sido citados, oídos y vencidos en juicio. En tales supuestos, las personas afectadas
pueden pedir la restitución ante el juez, exponiendo el hecho del despojo, su posesión y el
nombre de despojador, ofreciendo la prueba de haber poseído el bien inmueble y dejado de
poseer el mismo.
Si las providencias que causaron el despojo judicial, hubiesen sido dictadas por un juez que
conoce en primera instancia, se pedirá la restitución ante el tribunal superior. Ahora, si no se
interpone el recurso de apelación en contra de la providencia que causó el despojo, puede el
despojado solicitar la restitución ante el tribunal superior, dentro del año siguiente al despojo.
En este interdicto solo se discute una cuestión posesoria de hecho, que se refiere a la
alteración de límites entre heredades vecinas, cuando se han removido las cercas o mojones y
se han puesto en lugar distinto del que tenían y se ha hecho un nuevo lindero en lugar que no
corresponde. Esto sucede mucho en la realidad y nos damos cuenta que solo es aplicable a
terrenos.
El objeto de este interdicto es regresar los linderos a donde corresponde, ya que el apeo o
deslinde, significa "alteración de linderos". Es importante hacer hincapié, que es recomendable
agotar primero la vía civil, para que con la sentencia (favorable) obtenida en ella se acuda a la
vía penal por el delito de alteración de linderos, tipificado en el artículo 258 del Código Penal.
Por su parte, el artículo 260 del Código Procesal Civil y Mercantil, hace referencia a los
requisitos específicos que debe contener la demanda del juicio sumario de interdicto de apeo o
deslinde.
Es interesante observar que al respecto se regulan dos clases de situaciones que pueden dar
origen al planteamiento de este interdicto. La obra puede ser nueva, aunque no peligrosa pero
susceptible de causar un daño; o bien puede ser no necesariamente nueva, pero sí peligrosa.
Por ello se diferencian ambos supuestos, aun cuando en los dos se persigue
fundamentalmente la suspensión de la obra, primero de forma provisional y luego
definitivamente.
La obra nueva que cause un daño público, produce acción popular que puede ejercitarse
judicialmente o bien ante la autoridad administrativa. Cuando la obra nueva perjudica a un
particular, sólo a él compete el derecho de proponer el interdicto. El artículo 264 de
la ley citada, contiene una norma equitativa, toda vez que permite al juez, cuando lo estime
justo, que ordene la suspensión inmediata de la obra; pero también, no se perjudica al dueño,
porque también se le faculta para que la continúe si da garantía por las resultas del juicio y por
los daños y perjuicios que la obra pueda ocasionar. Contra lo resuelto por el juez en este caso,
no cabe recurso alguno. Un ejemplo de una obra nueva puede ser la construcción de una
carretera que ha falseado la tierra y que amenaza con ello la caída de una vivienda que se
ubica cerca de la misma.
Los efectos de la sentencia dictada en esta clase de interdicto, son los mismos que para el
caso de que la obra fuese peligrosa; es decir, el juez resuelve en ella sobre la suspensión
definitiva o la demolición de la obra y la condena en costas al vencido. Si procede la
suspensión definitiva, el juez debe ordenar la ejecución inmediata del fallo; y si procede la
demolición, debe fijarse un plazo para llevarse a cabo a costa del demandado.
En esta situación, las consecuencias riesgosas de la obra hacen que el juez deba actuar con
prontitud. Al respecto el artículo 265 del cuerpo legal citado, establece que si la obra es
peligrosa, o la construcción por un mal estado pudiera causar daño, o si existiesen árboles de
donde pueda éste provenir, el juez debe dictar en el acto las medidas de seguridad que juzgue
necesarias o el derribo de la obra, construcción o árbol, sin ulterior recurso.
En este caso, el juez no debe esperar que se le solicite la diligencia de reconocimiento judicial,
debido a la situación especial de peligrosidad de la obra. El artículo 267 del mismo cuerpo legal
citado, establece que si es decretada la suspensión y el propietario de la obra no concurre al
reconocimiento judicial, el juez hará la prevención al director o encargado de la obra y a falta de
él, a los operarios, para que en el acto suspendan los trabajos, so pena (bajo pena) de
castigarlos como desobedientes. En cualquier momento y a petición de parte, el juez puede
ordenar la demolición de lo construido en contra de la orden de suspensión, a costa el infractor.
Como ejemplo de una obra peligrosa puede citarse una obra ya existente pero que representa
un peligro; por ejemplo, un muro que está inclinado y amenazando con caer encima de una
vivienda.
Para finalizar este análisis, debemos recordar que los efectos de la sentencia, en la que el juez
se pronuncia sobre la suspensión definitiva o la demolición de la obra, son los mismos que para
el caso de obra nueva.