JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
Magistrado Ponente
SP4624-2020
Radicación No. 53395
Aprobado acta No.244
Bogotá, D.C., once (11) de noviembre de dos mil veinte
(2020).
La Sala decide los recursos extraordinarios de casación
interpuestos por la Fiscalía y la representación de la víctima
contra la sentencia de 24 de mayo de 2018, por la cual el
Tribunal Superior de Pereira confirmó la proferida en primera
instancia por el Juzgado Sexto Penal del Circuito de la misma
sede, que absolvió a BISMARK ANDRADE CÓRDOBA de los
cargos que le fueron imputados como autor de los delitos de
acceso carnal violento y lesiones personales.
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
HECHOS
Para la época de su ocurrencia – esto es, el 26 de
octubre de 2012 - Jenny Alexandra Loaiza Vera tenía la edad
de 19 años. Recientemente había culminado los estudios de
bachillerato en el colegio “El Dorado” de Pereira, donde
residía, y puesto fin a la relación sentimental que por cerca
de ocho meses sostuvo con BISMARK ANDRADE CÓRDOBA,
profesor de esa institución y quien fue su docente de
sistemas.
Alrededor del medio día de la mencionada fecha, Jenny
Alexandra acudió a las instalaciones de la aludida institución
educativa para encontrarse con ANDRADE CÓRDOBA, a
quien debía entregar una suma de dinero correspondiente a
un excedente de una beca que aquél le había ayudado a
conseguir y, también, para que le suscribiera un aval
relacionado con esa misma asistencia académica.
En tal virtud, una y otro coincidieron en el salón de
sistemas. Cuando la primera intentó abandonar el recinto
luego de haberle entregado lo convenido, BISMARK
ANDRADE la tomó por la fuerza, la besó contra su voluntad
y le reclamó por haber terminado su relación. Seguidamente
la arrastró hacia un escritorio, se puso un condón y la
penetró por la vía vaginal. Luego la forzó a realizarle sexo
oral.
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Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
En el curso de la agresión, ANDRADE CÓRDOBA le
ocasionó a Jenny Alexandra varias heridas corporales, entre
ellas, hematomas y mordeduras en el cuello y la cabeza.
ANTECEDENTES PROCESALES
1. El 29 de mayo de 2015, ante el Juzgado Quinto Penal
Municipal de Pereira, la Fiscalía imputó a BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA la autoría de los delitos de acceso
carnal violento y lesiones personales, de acuerdo con los
artículos 205, 111 y 112, inciso 1°, del Código Penal1.
2. La acusación escrita se radicó el 23 de junio de 20152
y su formulación tuvo lugar el 24 de agosto siguiente ante el
Juzgado Sexto Penal del Circuito de Pereira3. La audiencia
preparatoria, por su parte, se celebró el 15 de octubre del
mismo año, y el juicio oral se agotó en sesiones de 13 y 14 de
abril de 2016.
3. En sentencia de 30 de noviembre de 2016, el
despacho absolvió a ANDRADE CÓRDOBA. Estimó que la
acusación reposa en una única prueba – el testimonio de la
víctima -, la cual aparece «ambigua, endeble e inconsistente»
y, por ende, insuficiente para sustentar la condena. Echó de
menos la demostración de la presencia del acusado en el
1 Récord 2:00 y ss.
2 FS. 1 Y SS.
3 Récord 1:30 y ss.
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lugar de los hechos a la hora en que el delito supuestamente
sucedió y consideró inverosímil lo narrado por la ofendida.
La Fiscalía, la representación judicial de la víctima y el
Ministerio Público apelaron esa determinación.
Consecuentemente, el Tribunal Superior de Pereira, con la
aclaración de voto de un magistrado y el salvamento de otro,
la confirmó en su integridad el 24 de mayo de 2018; respecto
del acceso carnal violento porque no encontró acreditada la
responsabilidad del acusado (aun cuando sí la materialidad del
delito) y, en punto a las lesiones personales, porque no se
agotó la conciliación como requisito de procesabilidad de la
acción penal.
4. Las dos primeras recurrieron en casación y sus
demandas fueron admitidas en auto de 8 de noviembre
último. Las respectivas sustentaciones e intervenciones de
los no recurrentes se realizaron por escrito conforme lo
dispuesto en Acuerdo 020 de 29 de abril de 2020.
LAS DEMANDAS
1. La Fiscalía.
Formuló un único cargo en el que denunció la
ocurrencia de errores de hecho por falso raciocinio,
consecuencia de los cuales el Tribunal, en su entender, dejó
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
de aplicar los artículos 111 y 205 del Código Penal. Pidió que,
corregidos esos dislates, se case la sentencia atacada y se
condene a ANDRADE CÓRDOBA en los términos de la
acusación.
(i) El primer yerro, dijo, ocurrió en la valoración del
testimonio de José Manuel Holguín, celador del colegio donde
ocurrieron los hechos. El ad quem tuvo por cierta su
afirmación en cuanto a que el día de los sucesos Jenny
Alexandra no entró a la institución y BISMARK ANDRADE
salió de ella a las 9:30 A.M. para no volver más.
Con todo, se hizo evidente que ese testigo «no es
precisamente un fanático de la verdad» y tampoco «un
cumplidor de su deber», pues se conoció que en esa misma
fecha hubo sucesos que no refirió ni consignó en el libro de
novedades (como el ingreso de unos técnicos de alarmas). Además,
tenía razones para negar en juicio la presencia de la víctima
en el colegio porque se le habían impartido órdenes explícitas
de no permitirle entrar.
Como si fuera poco, Yuriel Moreno «dio fe» de que Jenny
Loaiza sí ingresó a la institución ese día, con lo que «va en
contra del pensamiento racional… concederle credibilidad» al
nombrado testigo.
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
(ii) Igual dislate cometió el Tribunal, alegó, frente al
testimonio de Carlos Aidé Zapata, quien se encontraba en las
instalaciones del colegio el día de los hechos y declaró que no
se percató de la agresión investigada.
Aunque esa persona efectivamente estaba en la
institución en ese momento, se tiene que, conforme su propio
dicho, tenía su atención centrada en «unos asuntos de
grabación del himno del colegio», lo cual explica que no haya
oído el ataque.
A pesar de lo anterior, el ad quem coligió que «si el
profesor Zapata no escuchó nada es porque no sucedió», con
lo que incurrió en error en «la construcción silogística de la
sentencia».
(iii) Finalmente, arguyó que teniendo por cierto – a partir
de la prueba científica practicada – que Jenny Alexandra
Loaiza fue víctima de una violación, «constituye una ilogicidad
catedralicia» concluir que «está señalando a otra persona
distinta del autor»; en efecto, «va contra la lógica… que una
joven… sea violada por un sujeto perfectamente identificable
y señale a otro que es inocente porque… premiaría con
impunidad al autor… y… pondría una cimitarra en el cuello de
un inocente».
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Además, se sabe que ANDRADE CÓRDOBA ayudaba
económicamente a la ofendida y le prestaba asistencia para
su «crecimiento académico», de modo que no tenía razones
para incriminarlo falazmente.
2. La apoderada judicial de la víctima.
También al amparo de la causal tercera invocó un cargo
por falso raciocinio, en el que denunció que la valoración de
las pruebas se hizo con desconocimiento de la lógica y las
reglas de la experiencia. Solicitó, por consecuencia, la
rescisción de la sentencia de segundo grado y la condena de
BISMARK ANDRADE.
Indicó que no existe ninguna razón para que Jenny
Loaiza señalara falazmente al imputado porque se trata de
una persona que le estaba ayudando académicamente.
Así mismo, que el ad quem descartó la credibilidad de
lo atestado por Jeison Jair Mosquera y Yuriel Moreno
Maturana sin razón atendible para ello, a la vez que tuvo por
creíbles las aserciones del guardia, Juan Manuel Holguín
Cardona, a pesar de que las ostensibles inconsistencias que
en las mismas se advierten.
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SUSTENTACIÓN DE LAS DEMANDAS E INTERVENCIÓN
DE LOS NO RECURRENTES
1. La Fiscalía.
1.1 El fiscal delegado ante la Corte pidió
prioritariamente que la Sala se abstenga de emitir decisión
de fondo y devuelva la carpeta al Tribunal porque «no existe
fallo material».
Explicó que en la «aparente sentencia» el magistrado
ponente concluyó que «el acusado no estuvo en el sitio de los
hechos en el momento de su ocurrencia, luego no tuvo
posibilidad física de cometer el delito». Por su parte, el
funcionario que aclaró el voto entendió que el acusado «sí
estuvo en el momento y hora del hecho y que sí accedió
carnalmente a la denunciante, solo que ello se hizo de manera
consensuada», mientras que el magistrado disidente
consideró que ha debido proferirse condena.
De lo anterior se advierte que no se cumplió el quórum
decisorio para proferir sentencia, pues aunque uno de los
integrantes de la Sala dijo acompañar la “aclarando” el voto,
lo que hizo en realidad fue salvarlo porque asumió una
postura sobre los hechos contraria a la admitida en el
supuesto fallo.
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1.2 Subsidiariamente, y de concluir la Corte que «sí hay
decisión», solicitó, conforme a lo alegado en la demanda, que
se case el fallo de segundo grado y se condene a ANDRADE
CÓRDOBA.
2. La representación judicial de la víctima.
El abogado (uno distinto de la que formuló la demanda)
insistió en la pretensión elevada por su antecesora.
Arguyó que la segunda instancia no examinó el asunto
con enfoque de género – a lo que estaba obligada – y, al
valorar las pruebas, incurrió en «concepciones estereotipadas
que atentan contra la dignidad de la mujer».
Así, por ejemplo, cuestionó la credibilidad del
testimonio Jenny Loaiza porque no gritó en el curso de la
agresión para pedir auxilio, con lo cual desconoció que,
conforme lo ha sostenido repetidamente la jurisprudencia de
esta Sala, el comportamiento asumido por la víctima durante
un evento de violencia sexual es irrelevante para valorar su
ocurrencia.
También tuvo en consideración el pasado sexual de la
víctima – en concreto, que, según el acusado, solían tener
relaciones de tendencia sadomasoquista – lo cual, incluso de
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ser cierto, nada dice sobre la ocurrencia del delito y la
responsabilidad del acusado por su comisión.
Igual yerro le atribuyó en cuanto razonó que la
perjudicada incriminó falsamente al imputado «motivada por
los celos».
3. La defensa.
El apoderado de BISMARK ANDRADE propugnó porque
no se case la sentencia cuestionada.
Aseveró que los demandantes no demostraron un error
en la valoración del testimonio de José Manuel Holguín. Éste
explicó de manera razonable por qué no consignó en el libro
de novedades el ingreso de los técnicos al colegio. Además,
para el momento en que rindió testimonio ya no trabajaba en
esa institución, por lo que es absurdo afirmar que pudo
mentir para encubrir el incumplimiento de sus funciones.
En cuanto a lo depuesto por Carlos Aidé Zapata,
aseveró que los demandantes sustentan su queja en una
tergiversación de su dicho, pues aquél nunca manifestó que
el día de los hechos estaba grabando el himno del colegio. Lo
que exteriorizó es que en ese momento estaba trabajando en
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la lírica de la composición. En ese orden, si la agresión
hubiese sucedido se hubiese percatado de ella.
Finalmente, respecto del testimonio de Jenny Alexandra
Loaiza adveró que en el juicio quedaron evidenciadas sus
múltiples inconsistencias, por lo que no se configuró la
denunciada violación de la sana crítica.
4. El Ministerio Público.
En términos similares a lo alegado por la defensa, pidió
que no se case la sentencia de segunda instancia.
En esencia, afirmó que existe duda sobre la
materialidad del delito, pues se acreditó que cuando la
víctima y ANDRADE CÓRDOBA eran novios solían tener
relaciones sexuales sadomasoquistas y, como ambos
admitieron que persistieron en esos encuentros después de
terminar su noviazgo, es posible que la interacción ocurrida
el día de los hechos haya sido consentida.
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CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Cuestiones preliminares.
1.1 La Sala admitió las demandas de casación
presentadas por la Fiscalía y la apoderada judicial de la
víctima pasando por alto los errores de técnica y
argumentación que en ellas se advierten para materializar los
fines sustanciales del recurso extraordinario. En
consecuencia, estudiará los problemas jurídicos que
formularon sin atención a tales deficiencias.
Con ese fin, (i) partirá por recordar brevemente su
jurisprudencia sobre el enfoque de género en casos de
violencia sexual, lo cual resulta necesario no sólo por la
naturaleza del asunto discutido, sino de cara a las alegaciones
efectuadas por el representante de la ofendida en esta sede; (ii)
reseñará los fundamentos de la sentencia atacada para
facilitar la comprensión de la controversia y (iii) los examinará
a efectos de establecer si el Tribunal incurrió en los errores
que los censores le atribuyen o en otros que les estén
vinculados inescindiblemente.
Antes, sin embargo, abordará el planteamiento
exteriorizado por el fiscal en la sustentación del recurso,
consistente en que el fallo debatido no existe jurídicamente
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porque no contó con la aprobación de la mayoría de los
integrantes de la sala de decisión.
1.2 También debe anotarse ahora que, aunque la
pretensión de ambos demandantes es que se case la sentencia
de segunda instancia y se condene a ANDRADE CÓRDOBA
por «los delitos de acceso carnal violento y lesiones personales
dolosas», ninguno de los dos formuló censuras contra los
argumentos que determinaron la absolución por el segundo
punible mencionado.
Como quedó esbozado anteriormente, el Tribunal
confirmó la decisión absolutoria de primer grado respecto del
ilícito contra la integridad personal porque «la FGN no agotó el
mecanismo de conciliación previsto en el artículo 522 del CPP…
lo que constituía una causal de procesabilidad de la acción
penal».
Ese razonamiento no fue controvertido, ni fáctica ni
jurídicamente, por los recurrentes, cuyas censuras están
dirigidas sólo contra los juicios probatorios del ad quem. En tal
virtud, y al margen del equívoco procesal que subyace a lo
resuelto por el fallador de segundo grado respecto de ese
punible (pues lo procedente, en tal caso, no era absolver sino declarar
la preclusión, conforme el numeral 1° del artículo 332 del Código de
Procedimiento Penal), la Sala, en ausencia de cualquier asomo de
reproche sobre esa puntual determinación y en consideración
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a la naturaleza rogada del recurso extraordinario, no puede
revisarla.
En consecuencia, el análisis subsiguiente cobijará
exclusivamente el delito de acceso carnal violento.
2. Sobre la existencia jurídica del fallo de segunda
instancia.
2.1 El artículo 54 de la Ley 270 de 1996 dispone que
«todas las decisiones que las Corporaciones judiciales en pleno
o cualquiera de sus salas o secciones deban tomar, requerirán
para su deliberación y decisión, de la asistencia y voto de la
mayoría de los miembros de la Corporación, sala o sección».
Que las providencias de los juzgadores colegiados
puedan ser aprobadas por la mayoría de sus miembros y no
necesariamente por unanimidad significa que pueden existir
casos en que uno o más de sus integrantes discrepan de la
decisión adoptada por los restantes.
En esos eventos, los funcionarios disidentes – esto es,
aquéllos que no comparten el sentido de lo resuelto – han de
salvar su voto, esto es, exteriorizar las razones por las que
estiman que la controversia ha debido adjudicarse de un
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Casación 53395
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modo diverso. En palabras de la Corte Constitucional,
recogidas por esta Sala4,
«…el salvamento de voto… permite a los disidentes de la decisión
explicar las razones por las cuales estuvieron en desacuerdo con
aquélla, según hubiere quedado planteado a partir de su voto
negativo»5.
También es posible que, frente a una determinada
providencia, uno o más de los funcionarios que integran la
sala compartan el sentido de lo resuelto pero no los
argumentos que llevaron a ello. En tal evento, les
corresponde a aquéllos aclarar su voto, lo cual permite
«…expresar la posición particular a aquellos participantes de la
decisión que habiendo acompañado con su voto la totalidad de las
resoluciones, discrepen total o parcialmente de la sustentación que
las precede»6.
Así pues, mientras el salvamento implica un disenso
respecto de lo decidido, la aclaración refleja un desacuerdo
sobre lo argumentado pero presupone la aquiescencia en
cuanto al sentido de la providencia.
2.2 En el caso examinado, la sentencia de segunda
instancia fue aprobada con la opinión favorable de dos
magistrados, uno de los cuales, a su vez, la suscribió con una
aclaración. El restante salvó el voto porque consideró que «el
4 CSJ SP, 5 oct. 2016, rad. 47209.
5 Sentencia T – 345 de 2014.
6 Ibídem.
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fallo de primer grado debió revocarse y en su lugar proferir
condena»7.
Tal aclaración tuvo por fundamento la «discrepancia con
muchas de las razones de hecho como de derecho que fueron
invocadas en la ponencia para poder avalar la sentencia
confutada» y, especialmente, con «la hipótesis consistente en
que en momento alguno, para la fecha de la ocurrencia de los
hechos… no pudo (sic) haber tenido ocurrencia una relación
carnal entre el procesado y la ofendida». El funcionario
entendió, en contra de ello, que uno y otra «sí (sostuvieron) un
ayuntamiento carnal íntimo… al interior de… una de las aulas
de la institución educativa “El Dorado”», pero que existe duda
en cuanto a si tal interacción fue consentida o no.
Lo cierto es que fue enfático al sostener que «la Fiscalía
no hizo en debida forma su tarea y en consecuencia el
procesado… debió ser absuelto»8.
El texto de la aclaración – al margen de su
denominación formal o nominal – hace evidente que el
funcionario que lo presentó, aunque discrepó de los
argumentos que llevaron a la determinación, estuvo de
acuerdo con el sentido de lo resuelto y votó favorablemente a
su aprobación. Nunca manifestó que lo viable era revocar la
absolución y condenar al acusado, sino que concurrió con el
7 F. 156.
8 Fs. 150 y ss.
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ponente en que debía confirmarse la sentencia de primer
grado, así fuese por motivos distintos de los expuestos en la
providencia.
En tal virtud, el fallo se aprobó por dos de los tres
magistrados que integraron la sala de decisión – o lo que es
igual, por la mayoría de la célula judicial – y ninguna duda
cabe sobre su existencia jurídica.
2.3 En esas condiciones, la Sala, contrario a lo
solicitado como pretensión principal por el fiscal que
intervino en esta sede, proferirá decisión de fondo.
3. Sobre el enfoque de género en la valoración
probatoria.
3.1 El enfoque de género, también llamado perspectiva
de género, constituye «un mandato constitucional y
supraconstitucional que vincula a todos los órganos e
instituciones del poder público, y que les obliga a que, en el
ejercicio de sus funciones y competencias, obren en modos que
les permitan identificar, cuestionar y superar la discriminación
social, económica, familiar e institucional a la que
históricamente han estado sometidas las mujeres»9.
9 CSJ SP, 1° jul. 2020, rad. 52897.
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Aquél tiene origen en variada normatividad nacional,
tanto de orden legal como constitucional, e internacional.
Ejemplos de la primera son los artículos 13 y 43 de la carta
política y las Leyes 1257 de 2008 y 1719 de 2014 y de la
segunda lo son la Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer de 1979 y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer.
Como lo tiene discernido la Sala10, dicha obligación, en
tanto concierne a todos los órganos del poder público y debe
ser acatada por todos los funcionarios en el ejercicio de sus
funciones, recae también en quienes integran la rama
judicial y tiene cabida tanto en el ámbito de la investigación11
de delitos contra las mujeres relacionados con violencia
física, psicológica, económica o sexual, como en el campo del
juzgamiento de esos ilícitos.
En ese último contexto – el del juzgamiento de
violencias criminales cometidas contra la mujer y, más en
concreto, del razonamiento probatorio cuando de esos casos
se trata – la aplicación de la perspectiva de género obliga a
los falladores a valorar la prueba «eliminando estereotipos que
tratan de universalizar como criterios de racionalidad simples
(prejuicios) machistas»12, so pena de incurrir en errores de
falso raciocinio. Así lo ha explicado esta Corte con apoyo en
10 Por ejemplo, CSJ SP, 20 may. 2020, rad. 55406.
11 Verbigracia, CSJ SP, 1 oct. 2019, rad. 52394.
12 CSJ SP, 1° jul. 2020, rad. 52897.
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Casación 53395
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distintos precedentes del tribunal constitucional y en
doctrina pertinente:
«Es que los estereotipos, incluidos los asociados al género, “son
elementos cognitivos irracionales” que “poseen pretensiones
descriptivas y funcionan como generalizaciones acerca de los
rasgos de un grupo de personas”… o bien, pretenden “imponer
ciertos roles a los miembros de un grupo determinado”….
Por lo tanto, cualquier razonamiento probatorio, inductivo o
inferencial que los replique o afirme (salvo que tenga asidero en su
demostración real y concreta en el caso específico, lo cual puede
perfectamente suceder), será contrario a la sana crítica, en tanto
ésta reclama que los procesos intelectivos y de valoración de la
evidencia respeten las máximas experienciales, de las que se
apartan los planteamientos sustentados en ideas discriminatorias
o prejuiciosas desprovistas de asidero fáctico y empírico.
En palabras de la recomendación treinta y tres del Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
“Los estereotipos y los prejuicios de género en el sistema
judicial tienen consecuencias de gran alcance para el pleno
disfrute de los derechos humanos de las mujeres. Pueden
impedir el acceso a la justicia en todas las esferas de la ley
y pueden afectar particularmente a las mujeres víctimas y
supervivientes de la violencia. Los estereotipos distorsionan
las percepciones y dan lugar a decisiones basadas en
creencias preconcebidas y mitos, en lugar de hechos. Con
frecuencia, los jueces adoptan normas rígidas sobre lo que
consideran un comportamiento apropiado de la mujer y
castigan a las que no se ajustan a esos estereotipos. El
establecimiento de estereotipos afecta también a la
credibilidad de las declaraciones, los argumentos y los
testimonios de las mujeres, como partes y como testigos.
Esos estereotipos pueden hacer que los jueces interpreten
erróneamente las leyes o las apliquen en forma defectuosa”.
Es así que todo proceso mental de ponderación probatoria o
construcción indiciaria basado en preconcepciones machistas o
prejuicios de género desembocará en un razonamiento
formalmente defectuoso, porque
“…los estereotipos implican reducciones y generalizaciones
que impiden cualquier consideración a las características
individuales. Y en tanto establecen jerarquías de género y
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asignan categorizaciones peyorativas o desvalorizaciones
hacia las mujeres, son discriminatorios.
Los estereotipos distorsionan las percepciones y, en la
práctica judicial, conducen a decisiones que, en lugar de
basarse en los hechos relevantes, se fundan en creencias y
mitos preconcebidos.
(…)
(Dichos) estereotipos… interfieren en la valoración de la
prueba y en la sentencia final, que pueden verse marcadas
por nociones estereotipadas sobre cuál debe ser el
comportamiento de las mujeres en sus relaciones
interpersonales (por ejemplo, que una agresión sexual
solamente es tal en la medida que la mujer se haya
resistido). En ese sentido, una de las garantías para el
acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia
sexual debe ser la previsión de reglas para la valoración de
la prueba que evite afirmaciones, insinuaciones y alusiones
estereotipadas…”.
(v) Ya en el campo de la técnica casacional, la incorporación del
enfoque de género en la valoración de la prueba – entendido aquél
como la obligación de razonar eliminando estereotipos y prejuicios
que se hacen pasar por falsas reglas de la experiencia – lleva a
concluir que su desconocimiento configura un error por falso
raciocinio.
En efecto, esa modalidad de error de hecho se materializa cuando
el operador valora los elementos de juicio con violación de las
reglas de la sana crítica o cuando realiza deducciones
inferenciales contrarias a aquéllas, lo cual ocurre, dejando de lado
lo atinente a la lógica y la ciencia, si soslaya las máximas de la
experiencia aplicables, o si otorga tal calidad a proposiciones que
en realidad no lo son.
En esa comprensión, la invocación de prejuicios o estereotipos
sexistas (que por definición no constituyen reglas empíricas sino
que se les oponen) y su aplicación a la valoración probatoria o la
deducción inferencial bajo la falsa justificación de constituir
máximas experienciales encierra, por consecuencia obvia, un yerro
demandable por la vía del falso raciocinio».
3.2 Lo anterior, desde luego y como también lo ha
decantado la jurisprudencia de esta Corporación, de ninguna
manera conlleva una flexibilización del estándar probatorio
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Casación 53395
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para proferir condena, ni comporta tampoco la idea de que el
testimonio de las víctimas deba acogerse irreflexivamente.
Ciertamente, la aplicación del enfoque de género en el
juzgamiento y valoración probatoria en modo alguno supone
que la persona señalada del delito pueda ser declarada
responsable sin prueba que acredite, más allá de toda duda,
la ocurrencia del ilícito y su responsabilidad, ni tampoco
acarrea una variación de los criterios de valoración
probatoria respecto de las declaraciones de los testimonios y,
en concreto, del ofrecido por el sujeto pasivo del punible.
Lo único que reclama, se insiste, es que la ponderación
probatoria se haga con sustracción de todo análisis derivado
de prejuicios o estereotipos asociados a la identidad de
género. Ello, en últimas, no es otra cosa que la reafirmación
de la valoración racional de la prueba (a la que resultan
contrarios los prejuicios, estereotipos y falsas reglas de la experiencia),
y resultaría innecesario su énfasis de no ser por la
persistencia, tanto en los contextos judiciales como en la
interacción social y en las dinámicas culturales, de las
estructuras de pensamiento que pretenden imponer a la
mujer roles y comportamientos que, con lamentable
frecuencia, se proyectan, consciente o inconscientemente, en
la contextualización y comprensión de las violencias a las que
son sometidas.
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Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
4. Los fundamentos de la sentencia de segunda
instancia.
El Tribunal tuvo por demostrada «la existencia de la
conducta de acceso carnal violento»13. Ello lo afirmó,
fundamentalmente, con apoyo en la prueba pericial
sexológica practicada en el juicio, en la que se constató que
la víctima – valorada por el experto el mismo día de lo
sucedido - exhibía «lesiones recientes… laceraciones (e)…
inflamación… en la región vaginal»14.
No obstante, consideró que no se probó la
responsabilidad de ANDRADE CÓRDOBA en la comisión de
dicho ilícito, e incluso, que ni siquiera se acreditó su
«presencia… en el lugar de los hechos a la hora en que según
la denunciante se presentó la agresión». Esa conclusión la
derivó, en esencia, de las siguientes premisas que, en su
criterio, «lleva(n) a cuestionar seriamente la veracidad de las
afirmaciones de la joven Loaiza»15:
4.1 Según la víctima, los hechos ocurrieron en el salón
de sistemas de la institución “El Dorado”. Ese recinto tiene
dos ventanas que dan al patio, «sin que extrañamente…
hubiera solicitado algún auxilio durante el tiempo que duró el
episodio… pese a que... al ingresar al colegio vio a varias en
13 F. 29.
14 Ibídem.
15 Fs. 30 y ss.
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un kiosco y estaban el portero… y la aseadora… por lo cual no
se entiende por qué no gritó para pedir alguna ayuda…».
El ad quem insistió en esa postura repetidamente a lo
largo de la sentencia. Más adelante consignó que «el relato de
la presunta víctima da a entender que de haber ocurrido los
hechos tal como los describió, habría tenido toda la posibilidad
de pedir auxilio», especialmente porque «no se produjo un
estado de conmoción que… la hubiera colocado en absoluta
imposibilidad de (hacerlo)».
4.2 Tanto la ofendida como ANDRADE CÓRDOBA
admitieron que, aunque su relación sentimental había
terminado, persistieron en algunas interacciones sexuales
consentidas ocasionales. En esas condiciones, «cabe
preguntarse si realmente había un motivo para que (el
enjuiciado) acudiera a medios violentos si su interés era el de
tener relaciones sexuales».
4.3 Es posible que «la joven Loaiza hubiera sido
agredida física y sexualmente por otra persona» y, «secundada
para el efecto por su madre y… por el joven Yuriel Moreno
Maturana», haya «lanzado tan graves acusaciones contra el
profesor… motivada por los celos que sentía al haberse
enterado de que antes de romper su compromiso con el
acusado éste ya tenía otra relación con la señora Leidy
23
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Tatiana Fang y por haber cesado en la ayuda económica que
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA le dispensaba».
De hecho, el acusado y su entonces compañera Leidy
Fang dieron cuenta de que Jenny Alexandra, impulsada por
los celos, «la atacó y agredió verbal y físicamente en varias
oportunidades», al punto en que la primera debió presentar
una queja ante la Policía.
4.4 La ofendida supuestamente «tomó un teclado para
golpear a su victimario», lo que, considerando que en ese
momento «el colegio no tenía estudiantes» y «reinaba el
silencio», debió ser escuchado por el celador José Manuel
Holguín Cardona y el profesor Carlos Aidé Zapata Zuluaga,
quienes en ese momento estaban en las instalaciones.
4.5 El guarda José Manuel Holguín declaró que «el
profesor BISMARK ANDRADE CÓRDOBA se fue del colegio
junto con otros docentes a (las 9.30 horas) a cumplir con su
actividad sindical y… no regresó al plantel mientras duró su
turno de vigilancia, que se extendió de las 6.00 a las 18.00
horas».
24
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
5. Los errores del Tribunal.
Reseñados los argumentos expuestos por el ad quem
para sustentar la determinación impugnada, la Sala observa
que a todos ellos subyacen errores de hecho trascendentes,
bien sea los identificados por los demandantes u otros que
están vinculados inescindiblemente con sus postulaciones.
Esos dislates serán objeto de examen en los acápites
siguientes (§§ 5.1 – 5.5).
Previamente, sin embargo, resultan necesarias algunas
observaciones sobre la forma en que las instancias
abordaron el trámite y estudio de este caso; uno de violencia
sexual contra la mujer proveniente de quien fue su pareja
sentimental y docente, lo que les imponía hacerlo, según
quedó explicado (§ 3), con pleno acatamiento del enfoque de
género.
Muy en contra de lo esa carga les exigía, el debate
probatorio del juicio se condujo de una manera groseramente
contraria a la dignidad y honra de la perjudicada, y al
derecho que le asisía a no ser revictimizada.
En el curso de la vista pública, el juzgador de primer
grado no sólo permitió que las partes hicieran a los testigos
preguntas del todo inadmisibles (por estar referidas al
comportamiento y pasado sexual de la víctima), sino que él mismo
25
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
formuló algunas igualmente violatorias de la dignidad de la
Jenny Alexandra.
A modo de ejemplo, el funcionario, al interrogar a la
víctima, insistió - con un evidente tono moralista y
recriminatorio - en explorar los motivos que la determinaron
a persistir por varios meses en su relación con el acusado a
pesar de los malos tratos que le prodigaba16: «¿eso de que
seguía con él solo por el aval implica que usted tenía relaciones
sexuales con él solo por el aval o qué?». Esa circunstancia no
tiene ninguna importancia para la solución del debate y
comporta una intromisión inaceptable en la sexualidad de la
ofendida.
Además, nada hizo por controlar las respuestas de los
declarantes, y en particular las de BISMARK ANDRADE
CÓRDOBA, quien, en términos extremadamente crudos y
explícitos – que por respeto a Jenny Loaiza no hay lugar a
transcribir - se refirió a sus dinámicas sexuales durante el
noviazgo que sostuvieron.
Y no sólo permitió silentemente esas exposiciones del
acusado (que nada aportaban a su ejercicio de defensa pero sí
contribuían a la consolidación de un velado juzgamiento moral y
machista sobre la perjudicada), sino que, de hecho, las promovió,
formulándole preguntas ostensiblemente impertinentes cuyo
16 Récord 1:24:57.
26
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
único propósito podía ser el de ahondar el ambiente de
reprobación que contra la denunciante se formó durante el
juicio, verbigracia, «¿puede haber sido esa relación que usted
tuvo con ella una relación más pasional, muy metida en el
ámbito de lo sexual que otros sentimientos diferentes?»17
El operador llegó al extremo de autorizar que el acusado
hablara sobre las relaciones sexuales de la víctima con su
posterior pareja – es decir, con quien fue su novio después
de BISMARK ANDRADE - , e incluso le hizo preguntas al
respecto18.
La Corte, entonces, hace patente su desconcierto sobre
la forma en que se condujo la práctica probatoria y recuerda
que, en casos como el presente, los funcionarios judiciales (y
todas las partes e intervinientes) tienen la obligación de obrar
«respetando en forma adecuada los derechos de las
afectadas, para prevenir una revictimización»19.
Adicionalmente, se observa que la sentencia de
segunda instancia está apoyada en múltiples juicios morales
con raigrambre machista y estereotipos de género
presentados bajo el ropaje de razonamientos jurídicos. A ello
se referirá la Sala en el estudio de los cargos.
17 Récord 1:11:54 y ss.
18 Récord 1:24:32 y ss.
19 Corte Constitucional, sentencia T – 590 de 2017.
27
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
5.1 No se explica que, de haber ocurrido los hechos como
los relató, la víctima no haya pedido auxilio.
5.1.1 El Tribunal le restó credibilidad a la narración de
la ofendida con el argumento de que, si de verdad las cosas
hubiesen acaecido como las narró, tendría que haber pedido
auxilio a las personas que se encontraban en inmediaciones
del lugar de la agresión, máxime que «no se produjo un estado
de conmoción que… la hubiera colocado en absoluta
imposibilidad de… hacer algún llamado de auxilio».
El razonamiento puede sintetizarse de la siguiente
forma:
P1: Si hay personas en las inmediaciones del lugar, las víctimas
de violencia sexual que no están en imposibilidad de hacerlo
siempre o casi siempre piden auxilio en el curso de la agresión.
P2: Jenny Alexandra Loaiza no pidió auxilio a pesar de que en los
rededores del lugar donde supuestamente fue atacada había
algunas personas y no estaba imposibilitada para hacerlo.
C: El hecho no ocurrió.
Esa línea de pensamiento es inaceptable porque se
sustenta en una falsa regla de la experiencia que, en vez de
explicar la manera en que siempre o casi siempre suceden
las cosas, refleja apenas un estereotipo sobre el
comportamiento que supuestamente deberían acoger
quienes sufren un episodio de violencia sexual. Encierra, por
lo tanto, un error de hecho por falso raciocinio.
28
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
5.1.2 Ciertamente, la auscultación de la actitud
asumida por la víctima nada dice sobre la veracidad o
mendacidad de su narración, sencillamente porque no
existen parámetros científicos que permitan establecer la
forma en que las personas enfrentan un evento traumático
de esa naturaleza, ni tampoco reglas lógicas o experienciales
a partir de las que se pueda afirmar que siempre o casi
siempre asumen, en tales casos, una u otra conducta.
Lo cierto es que los seres humanos afrontan las
agresiones violentas de distintas maneras. Sus reacciones
individuales están determinadas por un sinnúmero de
variables, entre ellas, sus vivencias anteriores, su carácter y
personalidad y el pronóstico que, vistas las particularidades
del caso, se pueda hacer sobre el potencial resultado de
ejercer resistencia o pedir auxilio, es decir, si ello lograría
conjurar la acometida o si, por el contrario, redundaría en un
mayor peligro para la propia integridad.
Así lo enseña la práctica judicial. Ocasionalmente el
sujeto pasivo de este tipo de delitos responde con total y
absoluta pasividad (CSJ SP, 6 may. 2015, rad. 43880). En ciertos
casos intenta repeler la agresión con un asomo de resistencia
física sutil, pero sin provocar una confrontación directa con
el agresor y sin pedir auxilio (CSJ SP, 1 jul. 2020, rad. 52897). En
algunos más ejerce actos de defensa activa y grita con el
propósito de obtener ayuda de quien pueda escuchar el
llamado (CSJ SP, 30 may. 2018, rad. 48265), mientras que, en
29
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
otros tantos, clama por asistencia sin una reacción física
concomitante dirigida contra el agresor (CSJ SP, 11 jul. 2017,
rad. 48529).
Evidente, pues, la imposibilidad de decantar reglas
empíricas para explicar, al modo de un patrón estándar, el
comportamiento que siempre o casi siempre asumen las
víctimas de delitos sexuales.
5.1.3 Pero es que, a más de haber condicionado la
credibilidad de la víctima a su reacción, le cargó también con
su propia comprensión de cómo debe defenderse una persona
que es injustamente agredida.
En efecto, el ad quem discernió que para tener por cierto
lo dicho por Jenny Alexandra no bastaba con que se
protegiera como dijo que lo hizo (golpeando a BISMARK ANDRADE
con un teclado), sino que ha debido también pedir auxilio.
De ese modo no sólo condicionó el mérito de su dicho a
que hubiere pedido auxilio, sino que llegó al extremo de
prescribir la forma en que debió conducir su resistencia a la
agresión. La proposición subyacente a ese planteamiento es
que las víctimas de violencia sexual deben no sólo deben
defenderse, sino defenderse y gritar – con énfasis en la
conjunción conjuntiva -, lo cual hace el yerro más patente.
30
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
5.1.4 Y hay más: el Tribunal dedujo que si Jenny
Alexandra no entró en un estado de conmoción que le
impidiera reaccionar – pues incluso pudo golpear al
enjuiciado - también habría podido pedir auxilio. Ese
planteamiento puede ser correcto desde lo puramente
potencial y abstracto (es decir, con atención exclusiva a lo que es
físicamente posible para una persona), pero desconoce que, como
quedó explicado, no todos los individuos despliegan iguales
mecanismos de defensa ante una agresión.
5.1.5 Como si fuera poco, el argumento del juez
colegiado, además de contrario a la sana crítica, ni siquiera
se sustenta en una valoración objetiva del testimonio de
Jenny Alexandra, respecto del cual incurrió en un notorio
error de hecho por falso juicio de identidad.
Aunque la ofendida reconoció en su testimonio que
durante la agresión no gritó ni pidió ayuda, también explicó
que quiso hacerlo pero le fue imposible porque ANDRADE
CÓRDOBA la asió del cuello durante la violación. Véase:
«…cuando yo iba llegando a la puerta me (cogió) fuertemente el
cabello y cerró la puerta y entonces yo le dije que me dejara ir que
yo no tenía nada que hablar con él que yo no tenía por qué ir a la
casa de él y él que sí que yo sabía que tenía que hacer para que
me diera el aval entonces como el vio que yo me estaba negando a
quedarme me empezó a decir que le diera un beso, que le diera un
beso, y yo que no, y me tiró contra la pared y empezó con ambas
manos a asfixiarme… yo caí al piso, perdí pues por un momento
como la conciencia, por lo que caí al piso y él fue a ayudarme a
levantar y yo no dejaba yo me fui a levantar otra vez buscando la
salida y volvió y me devolvió… que no, que yo tenía que estar con
él, y yo que no y yo a buscar la salida y él me volvió el cabello y
31
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
cuando yo iba me llevó contra un escritorio y ahí cogió y me tiró y
yo iba a empezar a gritar él no me lo permitió o sea no me
dejó gritar porque empezó a asfixiarme con esta parte de la
mano… y me tenía ahí contra la pared y esa mesa y apenas me
manoseaba y estaba pues empezó pues a forzarme y no me dejaba
respirar porque me asfixiaba siempre que veía que yo estaba
como ahogada que ya no podía respirar me soltaba y yo
tomaba aire y volvía y nuevamente y hacía lo mismo y ese
día como yo llevaba una falda cuando me tiro al escritorio él cogió
y me tiro una pierna hacia un lado y la falda se subió y entonces
él era ahí encima y era ahí a besarme yo pataleaba yo le alcancé
a dar a él con un teclado, lo aruñé por el cuello, pues yo mandaba
las manos pero no me dejaba gritar porque me asfixiaba…»20.
Esos contenidos probatorios fueron cercenados en la
sentencia de segunda instancia, en la que se ignoró
enteramente lo dicho por Jenny Alexandra sobre el porqué
de su comportamiento silente. De ahí que no sólo incurrió en
un error de raciocinio al cuestionar la credibilidad de la
víctima por estimar que debió pedir auxilio, sino que a ello
llegó, además, por una supresión parcial de su testimonio.
5.2 No había motivo para que BISMARK ANDRADE
procurara una relación sexual violenta con Jenny Alexandra
Loaiza.
Según el juzgador, lo denunciado y atestado por Jenny
Loaiza no es creíble porque esta última seguía accediendo a
los intercambios sexuales con el acusado a pesar de la
culminación de su relación noviazgo y, en tal virtud, el
20 Récord 24:00 y ss.
32
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
segundo no necesitaba quebrar su voluntad a través de la
violencia para obtener de ella prestaciones eróticas. Así,
P1: Siempre o casi siempre que una mujer atribuye una agresión
sexual a un hombre con el que tiene o ha tenido relaciones
consentidas falta a la verdad.
P2: Para la época de los hechos, Jenny Alexandra y BISMARK
ANDRADE sostenían intercambios sexuales consentidos.
C: Jenny Alexandra faltó a la verdad al imputar a BISMARK
ANDRADE una agresión sexual.
5.2.1 Lo primero que debe decirse es que la premisa
fáctica que soporta el razonamiento del Tribunal tiene por
sustento una distorsión de la prueba practicada, porque
Jenny Alexandra jamás declaró que siguiera teniendo
relaciones sexuales con el procesado tras su separación.
Según esa Corporación, tal circunstancia fue admitida
por «la denunciante» y corroborada con «lo que dijo el señor
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA en su testimonio»21, pero en
verdad sólo el acusado hizo una afirmación en ese sentido.
La víctima, muy por el contrario, aseguró que, una vez
terminaron, «hasta ahí llegó (su) contacto»22. Explicó que sólo
volvió a hablar con él tres meses después de la ruptura
porque «necesitaba nuevamente el aval y… debía llevarle el
excedente de la beca»23. Lo que sí admitió es que, aunque el
21 F. 147.
22 Récord 23:40 y ss.
23 Ibídem.
33
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
enjuiciado «era en ocasiones agresivo y… (la) trataba mal
verbalmente», «(duró) tanto tiempo con él (ocho meses) porque él
(le) decía que si… no seguía con él dónde iba a conseguir el
aval, un aval que (le) facilitaba para llevar al ICETEX para
poder continuar con la beca»24.
La distorsión surge evidente.
5.2.2 Pero incluso de tenerse por cierto, con
fundamento en el testimonio de ANDRADE CÓRDOBA, que
el contacto sexual entre ellos persistió después de la
culminación del noviazgo, lo que sucede es que la postura del
Tribunal comporta una cosificación grosera de la mujer y la
pretendida supresión de su derecho a decidir sobre su
sexualidad.
Ciertamente, la supuesta regla de la experiencia que
subyace al planteamiento examinado no se basa en la
observación de la manera en la que normalmente suceden
las cosas, sino en la aspiración de universalizar un
estereotipo machista según el cual, cuando una mujer ha
accedido a tener relaciones sexuales con un hombre, cede a
éste la disposición de su propio cuerpo y renuncia, en
adelante, a su derecho a decirle “no”. Puesto en otras
palabras, lo que entendió el ad quem es que, una vez una
mujer ha consentido al intercambio sexual con un hombre,
24 Ibídem; récord 1:24:40 y ss.
34
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
se entiende que seguirá consintiéndolo indefinidamente
siempre que aquél lo requiera, como si se hubiese desprovisto
de su autodeterminación sexual.
Lo cierto es que la aquiescencia a una relación sexual
comprende únicamente esa relación sexual y, además, sólo
en los precisos términos y por la estricta duración en que fue
consentida.
Por eso, de la voluntad de sostener una interacción
erótica no es viable inferir - cuando menos no sin reducir a
la mujer a un objeto desprovisto de dignidad y poder de
decisión sobre su cuerpo – ni la anuencia a mantener ese
encuentro en condiciones diversas de las consentidas (por
ejemplo, cuando de la aceptación de una relación vaginal pretende
inferirse la de una anal, o cuando del asentimiento a una penetración
con condón se intenta derivar el beneplácito de realizarla también sin
el preservativo), ni tampoco la de otras relaciones futuras.
Sorprende lo obsoleto del razonamiento del ad quem.
Las premisas en que se apoya están irrebatiblemente
reevaluadas en la actualidad y lo han estado por más de
cuatro lustros, en concreto, desde que quedó asentado que
las agresiones sexuales entre cónyuges – y, por ende, entre
quienes han tenido y tienen interacción sexual consentida -
tipifican delito. Al respecto, resultan relevantes las siguientes
consideraciones de la Corte Constitucional:
35
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
«Respecto a la tipificación de las conductas de violencia sexual,
cuando entre los sujetos que intervienen en el hecho existe un
vínculo matrimonial, las consideraciones también han variado con
el tiempo. Estas han sido las principales posturas: 1) la conducta
del agresor es inmoral, pero no ilícita, pues dado que el matrimonio
tiene por objeto la procreación, y siendo la cópula el medio
necesario para lograrla, mal puede responder el cónyuge por un
acto que es conforme a derecho; 2) el hecho es típico, pero está
justificado por el derecho que le asiste al cónyuge sobre el otro; 3)
se distinguen casos especiales en los cuales la pareja puede
negarse al trato sexual y, en consecuencia, la conducta del agresor
resulta criminal, como en los eventos en que media divorcio,
separación de cuerpos, o cuando la negativa obedece a motivos de
higiene, o a la pretensión del otro de realizar actos contra natura.
Las distinciones anteriores se han hecho a partir de un mal
entendimiento del débito conyugal, y no comprenden, por ende, las
relaciones maritales. 4) Por último, se acepta que la conducta es
punible, por la ausencia de facultad que le asiste al cónyuge para
ejercer el empleo de la fuerza sobre el otro. La negativa del cónyuge
a sostener relaciones sexuales da derecho al divorcio, pero no a la
violación.
De conformidad con los principios constitucionales que nos rigen,
sólo la última de las posturas descritas es aceptable. La libertad
sexual del cónyuge no puede considerarse disminuida por el hecho
del matrimonio, pues de lo contrario se estaría en presencia de una
forma de servidumbre, proscrita por la Constitución (art. 17). Con
el matrimonio se adquieren deberes civiles, pero no se enajena la
persona. Por tanto, la conducta del agresor es tan injusta cuando
la violencia sexual se ejerce sobre su cónyuge como cuando la
víctima es un particular.
(…)
En resumen, el bien jurídico protegido con la sanción de los delitos
de acceso y acto carnal violentos es la libertad sexual y la dignidad
de la personas; tales bienes jurídicos no pueden entenderse
disminuidos por la existencia de un vínculo matrimonial, de
hecho o por el simple conocimiento sexual anterior»25.
Si alguna ponderación merece la existencia de las
relaciones sentimentales y sexuales previas entre la víctima
y el agresor, entonces, no lo es para negar la posibilidad del
25 Sentencia C – 286 de 1997.
36
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
delito (como incomprensible e inconstitucionalmente lo hizo el
Tribunal), sino para enfatizar las estructuras patriarcales que
someten y cosifican a la mujer, pues, precisamente, la
experiencia demuestra que los ataques de esa índole
provienen en buena medida de personas en quienes han
depositado su cariño y confianza.
De ello se ha ocupado repetidamente y de antaño esta
Corporación:
«Por otro lado, también refulge que las normas que integran el
bloque de que trata el artículo 93 de la Carta contemplan al acceso
carnal violento, o violación, como una de las manifestaciones más
graves de la delincuencia sexual cometida en contra de la mujer,
sobre todo cuando se presenta en el hogar o proviene de sujetos
con los que la víctima tiene relaciones interpersonales o de
parentesco.
(…)
En armonía con lo expuesto, la Sala, en repetidas ocasiones, ha
rechazado con firmeza cualquier clase de argumento, reproche o
visión del mundo proveniente de los sujetos procesales que, en las
conductas punibles de acceso carnal violento (o en cualquier otro
delito sexual), discrimine a la mujer, menoscabe la dignidad
inherente a su condición de ser humano o vuelva a situarla en el
rol de víctima.
Por ejemplo, en la sentencia de 7 de septiembre de 2005, señaló
que
“[…] las condiciones éticas, sexuales, morales, culturales,
políticas, sicológicas, etc., de una persona no la excluyen de
ser sujeto pasivo de un delito sexual, puesto que lo que se
busca proteger es la libertad sexual y la dignidad de las
personas, esto es, el derecho que se tiene para disponer del
cuerpo en el ámbito erótico sexual como a bien tenga”
(…)
Igualmente, en la providencia de 23 de enero de 2008, precisó que
37
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
“[…] como la actividad probatoria tiene que estar circunscrita
durante el transcurso de la actuación procesal a la
verificación o refutación de los hechos jurídicamente
relevantes del caso contenidos en la acusación, o a la
demostración de un enunciado fáctico del cual se pueda
extraer de manera lógica una conclusión acerca de la verdad
o falsedad de los mismos, refulge como evidente que no
puede ser objeto de prueba la vida íntima o sexual de la
víctima. ”[…] De ahí que, en el presente caso, aun en el
evento de aceptar que la conducta anterior […] descrita por
el procesado se ajusta a la realidad de los hechos, en el
sentido de que los dos habían sostenido relaciones sexuales
en por lo menos tres oportunidades anteriores, y de que la
conducta moral de la víctima era bastante disipada, ello de
ninguna manera constituye razón o justificante alguna para
que […] la hubiera accedido la noche de los hechos, pues tal
argumento parte de la idea tan equivocada como
prejuiciosa de que si un hombre en alguna
oportunidad accede carnalmente a una mujer con su
consentimiento, tal antecedente lo habilita para
hacerlo cuantas veces se le antoje sin importar la
voluntad de esta última; o que si una persona lleva una
vida disoluta o reprochable desde un punto de vista moral,
cualquiera tiene el derecho a violentarla”.
(…)
En este orden de ideas, la existencia de vínculos
matrimoniales, uniones maritales, relaciones
sentimentales o de cualquier otra índole en la pareja no
debe estar sujeta a argumentación (a menos que se pretenda
concretar una específica situación de vulnerabilidad o de
debilidad manifiesta en la mujer), ni de modo alguno puede
excluir o justificar la perpetración de comportamientos de
índole violenta que afectan la libertad sexual y la dignidad
de esta última»26.
5.3 Comprobado que la agresión sexual ocurrió, es
posible que, habiendo sido perpetrada por un tercero no
identificado, la víctima atribuyera su autoría a BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA.
26 CSJ SP, 23 sep. 2009, rad. 23508.
38
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Según el juez colegiado, lo evocado por Jenny Alexandra
pierde credibilidad al constatarse que pudo señalar
falazmente a ANDRADE CÓRDOBA como el responsable de
la violación motivada por los celos que le produjo que tuviera
un nuevo noviazgo y porque decidió dejar de proveerle ayuda
económica. Tal argumento puede presentarse así:
P1: Siempre o casi siempre que una mujer denuncia por un delito
sexual a una persona por quien siente celos o alberga
resentimiento falta a la verdad.
P2: Jenny Alexandra tenía celos porque BISMARK ANDRADE
CÓRDOBA empezó una nueva relación y le albergaba
resentimiento porque dejó de proveerle ayuda económica.
C: Jenny Alexandra faltó a la verdad al imputar a BISMARK
ANDRADE una agresión sexual.
Son varios los yerros que subyacen a esa estructura de
pensamiento.
5.3.1 El primero es un falso raciocinio, pues el ad quem
no construyó las premisas a partir de verdaderas reglas de la
experiencia (no existe ninguna en el sentido de que las mujeres
dolidas o despechadas siempre o casi siempre toman medidas
vindicativas contra quienes les han causado esas aflicciones amorosas)
sino desde la replicación de un estereotipo sexista que
atribuye a la mujer la incapacidad de manejar madura y
responsablemente sus emociones y le adjudica la propensión
a presentar denuncias falaces contra quienes, habiendo sido
depositarios de su deseo y afecto, después resienten.
39
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Es que, aunque es posible que en un caso concreto se
verifique o se juzgue probable que la denuncia de una
agresión sexual (o de cualquier otro delito) ha sido presentada
con los inicuos móviles mencionados, ello no puede darse por
cierto desde la simple atribución de rasgos estereotípicos de
carácter basada en el género, y debe, por lo tanto, estar
suficientemente acreditado en la actuación, o cuando menos
indicado razonablemente.
En este caso, la hipótesis acogida por el Tribunal no
tiene ningún sustento atendible. Tan desprovista de apoyo
probatorio aparece, que el juzgador no sólo consideró que
Jenny Alexandra pudo denunciar a ANDRADE CÓRDOBA
por celos y rabia, sino que, sin ninguna fórmula de juicio,
afirmó que en dicho cometido estuvo «secundada… por su
madre y… por el joven Yuriel Moreno Maturana», quienes
corroboraron parcialmente la versión de la ofendida.
Con todo, ni siquiera intentó explicar las razones que
habrían motivado a la progenitora a participar en el complot
y, en cuanto a Yuriel Moreno Maturana, aseguró que su
intervención en la trama para incriminar mentirosamente a
BISMARK ANDRADE habría tenido origen en que aquél «no
tenía la mejor opinión sobre el docente acusado». La
insuficiencia del argumento es ostensible.
40
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
De ahí que el dislate no consistió sólo en haber
atribuido a Jenny Alexandra el comportamiento nefando de
incriminar mentirosamente al procesado sin ningún
fundamento probatorio y con asidero exclusivo en un
prejuicio, sino también en asignar igual accionar a su madre
sin el menor asomo de explicación y a Yuriel Moreno
Maturana con base en el pueril argumento de que “no tenía
buena imagen” suya.
5.3.2 Ahora, la Sala no ignora que tanto el enjuiciado
como su entonces pareja, Leidy Tatiana Fang Gaviria,
declararon en juicio que Jenny Alexandra Loaiza empezó a
acosar a la segunda desde que aquéllos iniciaron su relación.
Según esos testimonios, la víctima le «gritaba delante de
todo mundo en la calle… porque… decía que tenía algo con
BISMARK… decía que… le estaba quitando el novio… (le)
tiraba piedras e… insultaba»27. El Tribunal entendió que esas
afirmaciones «gozan de respaldo probatorio», en concreto, «el
acta de conciliación del 15 de noviembre de 2012 entre ambas
damas… donde aparece como ofendida Lady (sic) Tatiana
Fang por hechos ocurridos el 2 de noviembre de 2012».
Con base en lo anterior tuvo por cierto «que los
hostigamientos hacia el procesado y su novia se venían
presentando» desde que terminaron su relación sentimental
27 Récord 3:41 y ss.
41
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
y ello, a su vez, lo acogió como supuesto respaldo probatorio
para afirmar que Jenny Alexandra pudo denunciar
falsamente a ANDRADE CÓRDOBA por celos.
También acá, sin embargo, se advierten en el fallo
errores trascendentes.
Ciertamente, la defensa presentó como prueba la queja
policiva que Leidy Tatiana Fang formuló el 8 de noviembre
de 2012 contra Jenny Alexandra Loaiza por hechos
supuestamente ocurridos el 2 de noviembre, así como el
acta de la conciliación que consecuentemente se celebró ante
la Inspección Séptima de Policía el 15 de noviembre con
ocasión de dicha queja28.
De ahí que no es cierto, como equivocadamente lo
entendió el ad quem, que esas piezas documentales
corroboren seriamente las afirmaciones de ANDRADE
CÓRDOBA y Fang Gaviria. Lo que sí se sigue de dichos
elementos es que Leidy Fang únicamente informó a la Policía
de los alegados hostigamientos después de la violación
(sucedida el 26 de octubre) y cuando – según se infiere de lo dicho
por ella misma29 y por el propio procesado30 – ya se había
enterado de la denuncia elevada por la víctima.
28 Fs. 58 y ss.
29 Récord 13:26 y ss.
30 Récord 45:00 y ss.
42
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Lo anterior, a pesar de que supuestamente habían
estado presentándose por cerca de tres meses.
Por otro lado, el contenido de la aludida queja es
indicativo de que, si tal persecución en verdad ocurrió,
estuvo dirigida a Leidy Fang Gaviria y no a BISMARK
ANDRADE. Lo que informó la quejosa fue lo siguiente:
«Esta señora cada vez que me ve me trata mal, me insulta y la
verdad no tengo ni idea qué es lo que le pasa conmigo31.
Esta señorita se la pasa señalándome, yo a ella no le he hecho
nada, ni la he agredido ni insultado. Cierto día en el colegio me
insultó y nunca la he tratado mal. Mi solicitud es que por favor deje
de tratarme mal y hablar de mi, la verdad el problema empezó por
una persona con la que ella andaba»32.
Como se ve, lo que manifestó ante la autoridad de
policía fue que Jenny Alexandra supuestamente la insultaba
y trataba mal a ella, pero no le atribuyó ningún
comportamiento ofensivo o agresivo contra el procesado.
De ahí que el ad quem incurrió en un evidente non
sequitur: de la premisa consistente en que la víctima acosó a
Leidy Fang (de tenérsele por cierta) podría inferirse que tenía
animadversión o rabia contra ella, pero no que los tuviere
hacia ANDRADE CÓRDOBA; tampoco, por ende, que haya
podido denunciarlo falazmente por tal razón.
31 F. 58.
32 F. 59.
43
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
5.3.3 Y aunque también se menciona en la sentencia
como un posible móvil para la incriminación falaz que el
acusado interrumpió la supuesta asistencia económica que
le estaba proveyendo a la denunciante, de dicha ayuda no
existe prueba distinta que el testimonio del propio BISMARK
ANDRADE, mismo que, conforme se explicará más adelante
(§ 6.4), se ofrece inverosímil en ese y otros aspectos y resulta
insuficiente para soportar razonablemente una hipótesis
alternativa compatible con la inocencia.
5.4 Si los hechos hubiesen sucedido como la víctima los
evocó, las personas presentes en el colegio habrían escuchado
la agresión.
En criterio del Tribunal, lo dicho por Jenny Loaiza no es
creíble porque, según ella, se defendió físicamente de
BISMARK ANDRADE y, en tal virtud, las personas presentes
en el colegio – concretamente, el guarda Holguín Cardona y
el profesor Zapata Zuluaga - tendrían que haberse percatado
de lo acaecido. En otras palabras,
P1: Una agresión sexual como la descrita por la víctima
necesariamente produce ruidos y alteraciones perceptibles para
quienes se encuentren dentro de la distancia de audición.
P2: Al momento de los hechos había varias personas que, a pesar
de encontrarse dentro de las instalaciones del colegio – y por ende,
dentro de la distancia de audición - negaron en juicio haber
escuchado algo fuera de lo normal.
C: Los hechos no ocurrieron como los relató la ofendida.
44
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
El yerro de razonamiento en que incurrió en este punto
el Tribunal deviene de un defecto en la construcción de la
premisa fáctica.
Es cierto que un evento como el evocado por la víctima
(considerando el golpe que dijo haberle propinado a ANDRADE
CÓRDOBA y la resistencia que ejerció) debió ser, de alguna
manera, ruidoso (aunque tampoco tanto como parece haberlo
imaginado el juzgador). También lo es, por consecuencia
científica y empírica, que quienes se encontraren al momento
de su ocurrencia dentro de la distancia de audición se
habrían percatado de ello.
En lo que se equivocó el ad quem fue al dar por sentado
que Holguín Cardona y Zapata Zuluaga, por el simple hecho
de encontrarse en las instalaciones, estaban dentro de la
distancia de audición del evento violento.
5.4.1 Dígase primero, a este respecto, que se aportaron
dos álbumes fotográficos – enteramente ignorados por el
juzgador - en los que se registran las características
espaciales y de infraestructura del colegio.
Aunque no contienen referencias de escala ni
indicaciones de medida, en ellos se observa que se trata de
una edificación de dos plantas. Uno de sus lados se extiende
45
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
por una cuadra de, al menos, siete (7) casas33, y tiene un
amplio patio central en el que hay una cancha de
baloncesto34. En el salón de sistemas en el que ocurrieron los
hechos hay, por lo poco, tres (3) hileras de siete (7)
computadores de escritorio35.
No se trata, pues, de una edificación de dimensiones
particularmente reducidas o espacios muy estrechos de la
cual pueda afirmarse, como lo hizo el ad quem, que desde
cualquier punto resultaría audible lo ocurrido en el aula de
informática.
5.4.2 Por otra parte, el Tribunal no apreció los
testimonios de Carlos Aidé Zapata Zuluaga y Holguín
Cardona en su dimensión objetiva.
El primero sí dijo que el 26 de octubre de 2012 estuvo
en el colegio desde las 6:25 A.M. hasta la 1:00 P.M., pero
nunca dio a entender que hubiese permanecido en un mismo
punto, y menos aún, en un punto tan cercano al salón de
sistemas como para sostener razonablemente que siempre
estuvo en la distancia de audición de lo que sucediere allí
adentro. Esto fue lo que declaró:
33 Fs. 26 y 29.
34 Imagen 2.
35 F. 31.
46
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
«… yo tenía ese día que cumplir unas acciones con la señora
rectora entonces me tocó permanecer en rectoría… sinceramente
yo estaba muy ocupado, yo no tenía el lugar para atender asuntos
diferentes a los que ya me había asignado la rectora, como uno de
ellos fue el de atender a los funcionarios de alarmas “Diesel”
porque había unos daños, ciertamente la alarma se disparaba por
esos días mucho entonces ellos vinieron a revisar cablería y
módems… entonces a mi me tocaba en esa dependencia de donde
se guardan los equipos de ellos y hasta irme aula por aula por
dónde va el cableado hasta la biblioteca porque más que todo en
la biblioteca ha sido el mayor problema… ellos estuvieron como
veinte a media hora, más o menos veinte minutos a media hora
estuvieron cumpliendo su diligencia, cumplimos con las actas de
esas diligencias y luego yo me quedé despachando el personal
hacia las elecciones sindicales… y por otro lado, contestando la
pregunta… es que yo estaba haciendo un proyecto con la rectora
que es darle al colegio el himno de propiedad mía, compositor y
música, y entonces ese día lo teníamos para grabarlo y estábamos
entonces haciendo unos cambios a la letra… entonces nos
quedamos organizando el proyecto del himno institucional»36.
Por su parte, el guarda José Manuel Holguín afirmó que
el día de los hechos no escuchó «ni una pelea, ni una mosca
siquiera»37. También expuso, sin embargo, que mantuvo su
atención y presencia en la puerta de la institución («uno tiene
que estar presente en la puerta porque viene el alcalde, viene el
gobernador, ahí se cansa de tocar y ¿quién le va a abrir?»38) y a la vez,
contradictoriamente, que «para no aburrirse ahí sentado solo
como una momia… (salía) a…darle vuelta a todos lo
salones…hacía la ronda cada media hora cada hora… para
no (estarse) ahí sentado»39.
Si el Tribunal hubiera aprehendido esos testimonios en
su real dimensión objetiva, no habría concluido que Zapata
36 Récord 49:33 y ss.
37 Récord 33:16 y ss.
38 Récord 31:10 y ss.
3939 Récord 31:43 y ss.
47
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Zuluaga y Holguín Cardona necesariamente tendrían que
haber escuchado la violación, pues, aunque dijeron haber
estado en el colegio al momento de su ocurrencia, las
circunstancias de su presencia, los espacios en que se
encontraban y la manera en que concentraron su atención
hacen posible que, pese a haber sucedido, no la oyeran.
Así pues, la elaboración de la premisa fáctica en que se
soporta el razonamiento del Tribunal parte de una valoración
evidentemente sesgada de la prueba relevante.
5.5 El guarda José Manuel Holguín Cardona atestó que
el 26 de octubre de 2012, BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
abandonó las instalaciones de colegio “El Dorado” y no
regresó ese día.
El ad quem tuvo por verosímil lo declarado en ese
sentido por el nombrado Holguín Cardona y, con apoyo en
ello, concluyó que el acusado no estaba en el colegio cuando,
al decir de Jenny Alexandra, ocurrió la violación.
5.5.1 La valoración que hizo el Tribunal de ese
testimonio pone en evidencia la óptica discriminatoria y
contraria al enfoque de género con el que abordó el estudio
del caso.
48
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Llama la atención que el juzgador colegiado haya
considerado que Yuriel Moreno Maturana participó de una
conspiración para incriminar falazmente al acusado y que su
testimonio no es creíble bajo el absurdo pretexto de que «no
tenía la mejor opinión sobre el docente acusado», pero que, a
la vez, haya tomado por cierta la declaración exculpatoria de
Holguín Cardona a pesar de que éste se refirió a Jenny
Alexandra como «esa muchachita que (lo) trataba tan feo»40 y
evocó que en alguna ocasión lo golpeó por no permitirle
entrar al colegio41.
En ese orden, si “no tener la mejor imagen” de una de
las personas involucradas en el caso se constituía en
argumento suficiente para rechazar el dicho de Moreno
Maturana, igual consecuencia ha debido tener sobre la
atestación de José Manuel Holguín Cardona.
5.5.2 Además de lo anterior, la Sala observa que la
ponderación favorable del mérito suasorio del testimonio de
Holguín Cardona sólo fue posible por virtud de la omisión de
otros elementos que lo desmienten (o que, cuando menos,
enervan significativamente su credibilidad) y de razonamientos
inconsistentes o precariamente sustentados.
(i) Aunque José Manuel Holguín aseveró en el juicio que
no vio a Jenny Alexandra Loaiza en el colegio el 26 de
40 Récord 36:25.
41 Récord 26:34.
49
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
octubre de 2012 («ese día yo no la vi, en ese momento en ningún
momento la vi (sic)»42), la otrora rectora del colegio,
Consuelo Ríos Rendón, aseguró en su testimonio
(ignorado del todo por el sentenciador) que cuando se enteró
de los hechos y le preguntó al nombrado sobre lo
sucedido ese día, reconoció ante ella que la ofendida sí
se presentó en la entrada de institución, pero se fue
cuando le informó que no había nadie43.
(ii) El guarda Holguín Cardona fue enfático en afirmar
que el 26 de octubre de 2012 sólo estaban en el colegio
él y la aseadora («yo solamente quedé con la aseadora y mi
persona nada más»44; «quedó la aseadora y mi persona nada
más»45).
No obstante, el Tribunal, a la par de otorgar credibilidad
a ese testimonio en cuanto a que BISMARK CÓRDOBA
no se encontraba allí, admitió probado que en las
instalaciones también estaba el profesor Carlos Aidé
Zapata Zuluaga, quien, a su vez, dijo que estaba
haciendo unas labores con la rectora y con los técnicos
de alarmas.
De ese modo, fraccionó la declaración para estimarla
verosímil en unos apartes e ignorar sus inconsistencias
respecto de otros; y aunque, desde luego, es posible que
42 Récord 30:20 y ss.
43 F. 42.
44 Récord 29:38.
45 Récord 35:35.
50
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
un determinado medio de prueba sea valorado
favorablemente en algunos contenidos y
desfavorablemente en otros, ello requiere la satisfacción
de una carga argumentativa que justifique el
razonamiento.
Dicho de otra manera: el Tribunal ha debido explicar
por qué, en su criterio, lo dicho por José Manuel
Holguín sobre la ausencia del acusado es creíble a pesar
de que simultáneamente rechazó sus afirmaciones
sobre la ausencia de Carlos Aidé Zapata Zuluaga y otras
personas.
(iii) Yuriel Moreno Maturana y Jeison Jair Mosquera
Perea desmintieron las aserciones del guarda Holguín
Cardona.
El primero declaró así:
«… mi amiga Jenny Alexandra Loaiza me pidió el favor que
(sic) la acompañara al colegio El Dorado, nos encontramos a
unas cuadras del colegio…me dijo que necesitaba entregarle
algo al profesor BISMARK ANDRADE… llegamos al colegio y
como yo iba con otro compañero esperamos en la portería…
el celador sólo la dejó entrar a ella y nos cerró la puerta a mí
y a mi compañero Jeison…».
El segundo, por su parte, lo hizo en los siguientes
términos:
51
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
«… yo me encontraba en el barrio El Dorado uno porque yo
vivo ahí, me iba a trabajar…y me encontré a mi amigo Yuriel
Moreno y le dije que si me acompañaba a hacer un trabajo…
me dijo que sí… cuando íbamos a hacer ese trabajo vimos a
Jenny Alexandra bajarse de Megabús a unas cuadras del
colegio El Dorado, nosotros la vimos y la acompañamos
hasta las afueras del colegio… ella entró al colegio...»46.
La narración de Moreno Maturana, como ya se vio, fue
descartada por el Tribunal con un argumento
insuficiente, que por demás ni siquiera consulta la
objetividad de la prueba, porque aunque el testigo sí
aseveró que ANDRADE CÓRDOBA «se da a conocer
como muy agresivo y ha tenido inconvencientes con
alginos estudiantes porque es muy grosero y altanero»,
también expuso que «con (él) no ha tenido esos
problemas a pesar de que (le) dicta clase de sistemas»47.
Además, la apreciación de Yuriel Moreno fue
corroborada por la entonces rectora, quien dijo que «los
alumnos hablaban de que él era muy uraño, muy
antipático»48, de modo que no puede sostenerse que se
trate de una inquina personal del declarante hacia el
acusado.
La declaración de Mosquera Perea, en cambio, la omitió
integralmente.
46 Fs. 38 y 38 vto.
47 F. 40.
48 F. 42.
52
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Lo cierto es que esas piezas no sólo controvierten la
versión del guarda Holguín Cardona en cuanto negó que
el día de los hechos Jenny Alexandra hubiese ingresado
a la institución, sino también en tanto explícitamente
atestó que Yuriel Moreno - a quien admitió reconocer
«porque el hombre juega fútbol»49 - no concurrió al colegio
el día de los hechos (- «¿usted vio ese día 26 de octubre a
Yuriel?» - «no señor que por allá no se presentaron ningunas
personas, nada»50).
Así pues, múltiples contenidos probatorios que fueron
ignorados o cercenados por el ad quem conspiraban contra
la credibilidad del testimonio del guarda Holguín Cardona y,
por ende, de la proposición según la cual BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA no estaba en el colegio para el
momento de los hechos.
Pero es que incluso desde el propio testimonio de José
Manuel Holguín surge un margen de duda sobre la
contundencia de esa afirmación: aunque sostuvo con
vehemencia que el acusado salió de la institución en la
mañana y no regresó mientras él cumplió su turno – hasta
las 6:00 P.M -, también admitió que durante las rondas que
hacía cada media hora «quedaba la aseadora»51 a cargo de la
puerta.
49 Récord 32:42.
50 Récord 32:56.
51 Récord 35:26.
53
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Así – e incluso ignorarse los elementos de juicio que
enervan la credibilidad de lo evocado por el guarda – lo cierto
es que, al ser apreciado ese testimonio en toda su dimensión
objetiva, surge posible que ANDRADE CÓRDOBA regresara
al colegio sin que Holguín Cardona se enterase de ello.
En vista de lo anterior, cobra mayor relevancia la
inconsistencia sobre la cual los demandantes centran la
censura del testimonio de Holguín Cardona, esto es, que,
aunque dijo que registraba todo lo que sucedía en el libro de
minutas («yo lo anotaba todo, lo que iba para allá para el colegio yo lo
anotaba en el libro»52), nada escribió en la entrada del 26 de
octubre de 2012 sobre la presencia de los técnicos de alarmas
que ese día estuvieron en las instalaciones. En efecto, la
única inscripción que en ese documento se lee la siguiente:
«Octubre 26, 6 A.M. Con todo normal entrego puesto de trabajo.
Atte., Édgar E.
Entrego el puesto al señor don Édgar, sin novedad. Att: José
Manuel H. 26/oct/2012»53.
Sobre esa incongruencia, el ad quem simplemente
consideró que «no tiene tanta significación como para afirmar
que el citado vigilante mintió al afirmar que el profesor… no
regresó al plantel mientras duró su turno de vigilancia» 54. Ese
razonamiento podría ser válido si el testimonio se ofreciese
52 Récord 19:00.
53 F. 66.
5454 Fs. 145 y 146.
54
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
más sólido, pero su minimización, de cara a tantas
contradicciones internas y externas, es inadmisible.
6. La valoración de la prueba.
Verificado que la sentencia recurrida está soportada en
plurales errores de hecho, corresponde a la Sala valorar la
prueba practicada, con supresión de tales dislates, a efectos
de discernir si la decisión debe mantenerse o si, por el
contrario, se encuentran satisfechos los requisitos para
proferir condena y se impone, por lo tanto, su quiebre y la
emisión de un fallo de reemplazo en ese sentido.
6.1 El punto de partida en ese cometido lo es, desde
luego, el testimonio de Jenny Alexandra Loaiza, quien evocó
lo siguiente:
«…cuando nos dejamos pasados ya tres meses yo lo busqué (se
refiere al acusado) para octubre porque necesitaba nuevamente el
aval y… entonces él me dijo que debía llevarle el excedente de la
beca para él poder entregarme el aval, entonces ese día yo iba
para la universidad y en horas de la mañana él me marcó, que a
qué horas iba a llevarle el dinero, entonces yo le dije que apenas
saliera de la universidad yo iba y se lo llevaba, que yo salía a las
10:30 de clase, y él me dijo que bueno, que porqué el tenía que ir
al sindicato a unas votaciones que entonces él iba a ir al sindicato
a las votaciones y estaba a esa hora ahí esperándome… para
recibirme el dinero. Yo salí ese día de la universidad… llegué a El
Dorado, me bajé pues de la buseta, cuando iba para allá me
encontré a Yuriel y a Jeison… entonces yo le dije a Yuriel que si
me acompaña al colegio donde Bismark a llevarle un dinero y él
me dijo que sí, los dos me acompañaron, llegaron conmigo hasta
el colegio, el portero no los dejó ingresar a ellos, sólo me dejó
55
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
ingresar a mí… cuando llegué al salón él (se refiere, de nuevo, a
ANDRADE CÓRDOBA) estaba ahí solo, entré, le entregué el dinero
y le pregunté que para cuando estaba el aval, entonces él me dijo
que yo ya sabía qué días era que fuera a la casa de él y yo le dije
que no, que yo necesitaba el aval, que para cuando estaba, él me
dijo “no, venga, hablemos” y yo “no, yo no tengo nada que hablar
con usted”, y entonces yo empecé a salirme y él que no, que
habláramos, y yo “que no”, entonces él se paró del escritorio donde
estaba, se fue detrás mío y cuando yo iba llegando a la puerta me
volvió fuertemente el cabello y cerró la puerta y entonces yo le dije
que me dejara ir, que yo no tenía nada que hablar con él, que yo
no tenía por qué ir a la casa de él, y él que sí, que yo sabía qué
tenía que hacer para que me diera el aval, entonces como él vio
que yo me estaba negando a quedarme me empezó a decir que le
diera un beso, que le diera un beso, y yo “que no”, y me tiró contra
la pared y empezó con ambas manos a asfixiarme y tenía que dar
un beso o si no no me soltaba, entonces siguió asfixiándome, yo
caí al piso, perdí pues por un momento como la conciencia por lo
que caí al piso y él fue a ayudarme… yo me fui a levantar otra vez
buscando la salida y volvió y me devolvió y empezamos, pues él,
entonces él “que no, que yo tenía que estar con él”, y yo “que no”,
y yo a buscar la salida, y él me volvió el cabello y cuando yo iba
me llevó contra un escritorio y ahí cogió y me tiró y yo iba a
empezar a gritar, él no me lo permitió, o sea, no me dejó gritar
porque empezó a asfixiarme con esta parte de la mano… y me
tenía ahí contra la pared y esa mesa y apenas me manoseaba y
estaba, pues, empezó pues a forzarme, y no me dejaba respirar…
ese día como yo llevaba una falda cuando me tiro al escritorio él
cogió y me tiró una pierna hacia un lado y la falda se subió y
entonces él era ahí encima y era ahí a besarme, yo pataleaba, yo
le alcancé a dar a él con un teclado, lo aruñé por el cuello… y ya
después yo no sé él de donde resultó con un condón y lo destapó
con la boca y me decía “quédese quieta que me lo va a hacer
romper, quédese quieta que me lo va a hacer romper”… y bueno
me penetró y ya después cuando terminó… me soltó y entonces yo
ya pues así ultrajada vuelta nada me levanté, me organicé y yo ya
iba a salir nuevamente… él “que no, que yo no podía salir” y
cuando yo… fui a abrir la puerta nuevamente me devolvió otra vez
del cabello y me arrodilló que primero tenía que mamárselo antes
de poder salir, entonces… su pene me lo metió en la boca… me
empezó a hacer con la mano así, entonces yo lo mordí, lo empecé
a morder a morder, y cuando él me quitó, “¿qué me esta haciendo?”
cuando yo escupí, escupí mera sangre y ahí fue el momento donde
yo aproveché para salir…
(…)
…quedé con los mordiscos en ambos hombros, unos morados
horribles, quedé hasta con cicatriz, con colorados en el cuello que
56
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
pasados los días se tornaron a unos morados, la espalda me
quedó pelada, raspada, quedé con la cabeza llena de chichones y
la pierna izquierda me la desgarró»55.
Ese relato comprende la descripción inequívoca de dos
comportamientos típicos del delito de acceso carnal violento
(aunque para efectos sustanciales sólo puede valorarse uno de ellos
porque la Fiscalía no imputó el concurso), pues da cuenta de (i) la
introducción del pene del acusado en las cavidades vaginal y
bucal de la víctima; (ii) en contravía de su voluntad
inequívoca y discernible, comunicada verbal y
corporalmente, de no consentir esas penetraciones.
Sobre lo que sucedió después de la violación refirió:
«…cuando salí de allá me… encontré nuevamente (a Yuriel Moreno
Maturana)… le conté que era que BISMARK me había cogido a la
fuerza y que viera cómo me había vuelto… me acompañó hasta la
casa… (…) en mi casa no había nadie y pues él me acompañó a
llamar a mi mamá …»56.
Ese medio de conocimiento encuentra respaldo, directo
o indirecto, en varias de las pruebas practicadas en el juicio
oral:
(i) El dictamen médico legal sexológico, en el que se
relacionan los hallazgos del perito en el examen practicado a
55 Récord 23:58 y ss.
56 Récord 42:60 y ss.
57
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
la víctima el mismo día de los hechos57. Allí se constató que
Jenny presentaba
«1. Lesión circular en forma de aro a nivel de la cara anterointerna
tercio superior del brazo derecho… compatible con mordedura
humana.
2. Lesión circular formada con abrasión en forma de aro… a nivel
cara anterior del nombro izquierdo… compatible con mordedura
humana.
3. Equimosis leves e irregulares en región inframandibular
izquierda (consecuente con lo narrado)».
Así mismo, y respecto del examen genital,
«… fisuras a nivel de la mucosa vulvar y de la piel del periné
recientes, las cuales son consistentes con una penetración vaginal
no consentida».
Interrogado el forense en el juicio oral, evocó que al
momento de la valoración Jenny estaba «ansiosa y
angustiada», y explicó que las heridas halladas en los
genitales de la ofendida, vista su evolución, fueron causadas
«el mismo día que se examinó»58.
El mérito de esa prueba no fue controvertido y su
concurrencia a la ratificación de la versión de la víctima es
evidente. Confirmó, desde la perspectiva científica, no sólo
que Jenny exhibía lesiones corporales acordes con las que
describió, sino también que tenía daños en la zona genital
57 F. 50.
58 Récord 1:29:00 y ss.
58
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
consistentes con una relación violenta infligidos el mismo día
de la valoración.
(ii) Los testimonios – incorporados como pruebas de
referencia, según fueron solicitados por la Fiscalía y
decretados por el a quo – de Yuriel Moreno Maturana y Jeison
Jair Mosquera Perea.
El primero (luego de evocar, como quedó reseñado
anteriormente - § 5.5.2 - que se encontró con Jenny Loaiza y que por
solicitud suya él y Jeison Jair la acompañaron hasta el colegio “El
Dorado”, a donde ingresó) dijo lo siguiente:
«…nosotros nos quedamos afuera de la portería como
aproximadamente quince minutos, y como Jenny no llegaba
nosotros nos fuimos, Jeison se fue… y yo me quedé en la esquina
de mi casa, que es a cinco cuadras del colegio, ya al paso de treinta
minutos de yo haber bajado pasó Jenny, yo la vi y la noté llorando,
yo le pregunté qué le había pasado y le vi unos mordidos en los
hombros y en el cuello tenía unos moretones… me dijo que le dolía
la cabeza porque el profesor BISMARK le había halado el cabello
y que había abusado sexualmente de ella… la noté muy
nerviosa… tenía mucha ira y no paraba de llorar, yo la acompañé
hasta la casa de ella… cuando llegamos la mamá no estaba y nos
devolvimos a llamarla al celular y ella le contó por teléfono lo que
le había pasado…»59.
Por su parte, Jeison Mosquera Perea corroboró que el
26 de octubre de 2012 acompañaron a Jenny Loaiza hasta el
colegio “El Dorado”. Dijo que una vez la nombrada entró a la
institución él y su amigo esperaron «como diez minutos»
59 Fs. 39 y 40.
59
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
donde «una tía de Yuriel en una casa que queda al frente de
colegio», tras lo cual se fue60.
Desde luego, para la Sala no pasa desapercibido que
esas declaraciones exhiben algunas diferencias; por ejemplo,
Yuriel manifestó que esperaron a Jenny “frente a la portería”,
mientras que Jeison explicó que lo hicieron “en una casa que
queda el frente del colegio”.
Con todo, tales divergencias son accidentales. En lo
sustancial confirman lo que Jenny Loaiza explicó sobre la
forma en que se desenvolvieron los sucesos en los momentos
inmediatamente anteriores y posteriores a la violación. Y es
que no cabe duda de que Moreno Maturana sí vio a Jenny
tras la agresión, pues la descripción que hizo de las lesiones
que percibió en ella (mordidas en los hombros y moretones en el
cuello) coinciden con la observadas por el médico forense que
la examinó.
Es más: de lo atestado por los nombrados se sigue que
Jenny no tenía ninguna herida cuando entró al colegio, y, a la
vez, que sí las tenía cuando salió. Esto hace evidente que se
le causaron – como ella lo narró - durante el tiempo en el
que estuvo dentro de la institución. Además, de lo dicho por
Yuriel Moreno se sigue que tras la salida del colegio se
dirigieron a la casa de la perjudicada y a continuación
60 F. 38.
60
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
llamaron a su madre. Así, queda descartada, por imposible,
la hipótesis defensiva según la cual Jenny pudo ser agredida
en un escenario distinto.
(iii) El testimonio de Gloria Esperanza Vera Carvajal,
madre de la víctima, quien expuso esto:
«…ella me llamó y pues me dijo ahí lo que pudo por teléfono… yo
llegué a la casa y la encontré mordida, pues morados en los
brazos, y pues yo en ese instante le dije que fuéramos y lo
demandáramos… estuvimos acá y nos mandaron para Medicina
Legal… salimos tarde y fuimos a la, bueno allá donde atienden,
pues, un centro de salud, y nos fuimos allá y pues ellos para los
dolores le aplicaron inyección… yo le pregunté y ella me dijo que
había estado en el colegio, y yo “por qué estuvo por allá”, entonces
ella me dijo que había ido a llevarle una plata… un excedente a
BISMARK, que iba a llevar una plata un excedente que le quedaba
de la beca, cuando iba por el camino se encontró con los dos
muchachos, con Yuriel y con Jeison… yo la veía muy mal, pues así
toda golpeada, pues con esos morados en los brazos»61.
Desde luego, a la declarante nada le consta sobre los
hechos. No obstante, sí tiene conocimiento personal de
algunas circunstancias que apoyan indirectamente la versión
de la víctima: por una parte, puso en evidencia – en
consonancia con lo dicho por Yuriel Moreno – que Jenny
tenía las heridas ya mencionadas; por otra, demuestra que
la narración de la víctima se ha mantenido conteste y
consistente en el tiempo, incluso desde las horas
inmediatamente posteriores a la violación.
61 Récord 5:08 y ss.
61
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
6.2 Los contenidos probatorios examinados resultan
suficientes para tener por demostrado, en el grado de
conocimiento exigido para proferir condena, que BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA cometió el delito por el que fue
acusado.
Ninguna razón existe para dudar de la veracidad de
Yuriel Moreno, Jeison Mosquera y Gloria Vera, pues nada
indica que tuviesen interés alguno en incriminar falazmente
al acusado, y sus dichos, sumados a lo dictaminado por el
experto médico legal que examinó a la ofendida, corroboran
sustancialmente la versión de la víctima al punto de permitir
tenerla como veraz en su integridad.
Es que quedó demostrado que el hecho violento ocurrió
(así lo indica la prueba pericial sexológica) y, más aún, que tuvo
lugar al interior del colegio “El Dorado”, porque, como se
sigue de los relatos de Yuriel Moreno y Jeison Mosquera, la
víctima entró a esa institución ilesa y salió lastimada;
además, una vez abandonó las instalaciones del colegio
estuvo acompañada por Yuriel, primero, y por su madre,
después, y seguidamente acudieron a las autoridades a
denunciar lo sucedido.
De ahí que la agresión no pudo suceder en momento y
lugar distinto al relatado por Jenny Alexandra y, ante tal
constatación, ningún motivo existe para suponer que mintió
sobre el autor del ataque.
62
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
6.3 La postura defensiva pretende desvirtuar la
acusación básicamente a partir de dos proposiciones: (i) el
acusado no estaba en el colegio al momento de los hechos, y
(ii) Jenny Alexandra sindicó mentirosamente a ANDRADE
CÓRDOBA por celos y porque dejó de proveerle ayuda
económica.
Ninguna de esas hipótesis, como se verá, ofrece una
explicación alternativa compatible con la inocencia capaz de
provocar una duda determinante de la absolución.
6.3.1 Lo atintente a la ausencia del procesado (y de la
víctima) en el lugar y momento de los hechos carece de
respaldo probatorio suficiente.
Respecto de lo atestado por el guarda Holguín Cardona
y el profesor Zapata Zuluaga, ya quedó quedó ampliamente
explicado que esos elementos no ofrecen una confrontación
racional y adecuada de la prueba de cargo en que se apoya
la acusación (§§ 5.4 y 5.5).
La defensa también sostuvo, con miras a afianzar esa
tesis, que ANDRADE CÓRDOBA estaba en unos comicios
sindicales que se llevaron a cabo ese día, 26 de octubre de
2012.
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
En este punto, la Sala no rebate demostrado que en esa
fecha se realizó una actividad electoral de esa naturaleza. Así
se evidencia en las circulares suscritas por el secretario de
educación municipal y la otrora rectora del colegio en las que
se comunicó a los docentes que tenían permiso de media
jornada para participar62.
Tampoco se discute que BISMARK ANDRADE
CÓRDOBA acudió a ese evento, que tuvo lugar en las
instalaciones de otra institución educativa ubicada en el
barrio Cuba. De ello dio cuenta el también profesor Diego
Alexander Agudelo García63 y así se hace constar en la
planilla de participación, que aparece rubricada por el
acusado64.
Lo que sucede es que la presencia de ANDRADE
CÓRDOBA en esas elecciones no es incompatible con la
acusación que se le formuló.
En efecto, al diligenciar la planilla recién mencionada,
lo hizo en la columna de “jornada de la mañana”, y lo que su
colega Diego Alexander Agudelo declaró fue lo siguiente:
62 Fs. 63 y ss.
63 Récord 4:52 y ss.
64 F. 65.
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«…teníamos permiso de la secretaría de educación municipal y de
la secretaría de educación departamental los docentes afiliados al
sindicato para ir a las votaciones al lugar que nos correspondía,
directamente en el caso del compañero BISMARK ANDRADE le
correspondía la ciudadela Cuba, el compañero estuvo presente
allá después de las 9:45 de la mañana, conversamos un rato, nos
saludamos, el compañero fue a votar, después estuvo conmigo un
rato ahí esperando a otros compañeros para las elecciones… eso
era tipo 9:45 de la mañana cuando el compañero se acercó a
saludarme… estuvo conmigo un buen rato con compañeros que él
conoce de las instituciones de Cuba, que ha trabajado para
ayudarnos ahí a obtener más votos… antes de las 12 nos
despedimos yo seguí mi tarea en la ciudadela Cuba
almorzar y ya»65.
Lo demostrado, pues, es que el imputado estuvo en ese
lugar entre las 9.45 A.M. y hasta antes del medio día.
Por su parte, Jenny Alexandra, al relatar lo sucedido,
dijo que emprendió el camino hacia el encuentro con el
acusado cuando terminaron sus clases, alrededor de las
10:30 A.M.66, y que llegó allí «como tipo 11:30»67. Acorde con
ello, Yuriel Moreno Maturana fijó la hora en la que él y Jeison
se encontraron con la ofendida «como (a) las once y doce del
día»68, mientras que la progenitora atestó que recibió la
llamada de su hija cuando «iban a ser las dos de la tarde»69.
En ese entendido, la participación de BISMARK
ANDRADE en las elecciones del sindicato, por
suficientemente acreditada que se encuentra, no riñe con su
65 Récord 6:53 y ss.
66 Récord 23:42 y ss.
67 Récord 1:22:54.
68 F. 39.
69 Récord 4:58.
65
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presencia en el colegio para el momento de los hechos
investigados.
Si se atiende adicionalmente a que, conforme lo admitió
el propio ANDRADE CÓRDOBA, el recorrido entre el lugar de
las votaciones y “El Dorado” es “corto” y toma «con el tráfico»
entre diez y quince minutos70, la anterior conclusión deviene
aún más evidente.
Es más, Jenny Loaiza dio cuenta de que, al hablar con
el procesado el día de los hechos para coordinar su
encuentro, pactaron la hora convenida y no otra justamente
porque aquél «iba a ir al sindicato… a unas votaciones»71.
Ese contenido probatorio afianza la credibilidad de lo
declarado por la víctima (pues no se explicaría su conocimiento de
esa circunstancia de no ser porque de verdad habló con ANDRADE
CÓRDOBA), y ratifica que el encuentro sucedió luego de que el
encartado participara del aludido evento.
6.3.2 La segunda tesis exculpatoria – que la denuncia
se dirigió falazmente contra BISMARK ANDRADE por celos y
porque dejó de proveerle asistencia financiera o económica a
la víctima – comprende en realidad dos premisas fácticas
diversas.
70 Récord 35:40.
71 Récord 37:28.
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Sobre los celos, ya la Sala expuso los motivos por los
que la alegación no puede sustentar una duda razonable y a
ellos se remite ahora para evitar iteraciones inanes (§ 5.3).
Sólo vale la pena enfatizar la incongruencia de esa hipótesis
en cuanto a que, comprobado que el acceso carnal violento
sí ocurrió y que tuvo lugar en el colegio “El Dorado” durante
el lapso señalado por la víctima, la misma no puede explicar
razonablemente, quién – si no el acusado – sería el verdadero
agresor.
En cuanto a que la imputación mentirosa pudo tener
origen en la molestia que le causó a Jenny Alexandra que
BISMARK ANDRADE dejara de entregarle dinero, se repite
que el único asomo de respaldo probatorio que tiene esa
proposición es el testimonio del nombrado. Ni la víctima ni
su madre manifestaron jamás que el acusado les proveyera
asistencia económica de ninguna índole y ningún otro
testimonio lo corroboró. Como esa declaración, según se
verá, está afectada por múltiples circunstancias que lo hacen
inverósimil, tampoco esta tesis puede ser aceptada.
6.4 Análisis separado merecen los testimonios de Leidy
Tatiana Fang Gaviria y BISMARK ANDRADE CÓRDOBA.
(i) Leidy Tatiana Fang Gaviria básicamente insistió en
que la víctima la agredió y acosó en distintos escenarios por
los celos que le ocasionó su relación con ANDRADE
67
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
CÓRDOBA. Dijo, incluso, que el mismo día de los hechos
Jenny Alexandra amenazó al acusado con que “se las
pagaría” por salir con ella.
Como ya se vio, tales declaraciones, contrario a lo
entendido por las instancias, no encuentran respaldo en la
queja de policía que formuló contra Jenny Alexandra. Por
una parte, porque dicha queja fue elevada luego de que el
ahora procesado fuese denunciado y cuando Fang Gaviria ya
tenía conocimiento de ello. Por otra, porque lo informado ante
la autoridad de policía difiere sustancialmente de lo dicho en
el juicio.
Mientras en esa ocasión se limitó a sostener que Jenny
la insultaba cuando la veía, en la vista pública magnificó el
comportamiento denunciado, al punto de atribuirle golpizas
contra ella misma y una amenaza expresa contra ANDRADE
CÓRDOBA.
Confrontada con esa inconsistencia, adujo que cuando
puso la queja no mencionó todo lo sucedido porque le dio
«mucho pesar de ella porque porque (Jenny) (llegó) a hablarle
a una señora de allá de la comisaría donde estábamos cosas
que no venían al caso», pero a la vez reconoció que cuando
puso la queja, la Jenny Alexandra «no estaba»72. La
insuficiencia de la explicación es evidente.
72 Récord 18:28 y ss.
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BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
Y es que, además, en la narración de Leidy Tatiana Fang
aparece obvio el ánimo de exculpar al acusado en contravía
de la objetividad. A tal efecto, llegó al extremo de afirmar que
«(vio) a Jenny con un muchacho delgado… (que) la tenía contra
una pared, le pegó y la estaba estrujando, y la cogía de acá
de los brazos y la tiraba contra la pared, entonces cuando a
mi me dicen de que (sic) BISMARK violó a esta muchacha yo
ya empiezo a devolver la película y es ahí donde yo me
acuerdo de esto, inclusive eso lo dicen un viernes, que él la
violó, y el día que yo la vi a ella fue un martes por el barrio El
Restrepo»73.
Al margen de cualquier consideración que pueda
hacerse sobre la credibilidad intrínseca de esa afirmación
(obviamente dirigida a sembrar la idea de que el agresor fue un tercero
no identificado) lo cierto es las heridas que Jenny tenía en su
cuerpo, conforme se acreditó científicamente (§ 6.1), le fueron
causadas el mismo día de los hechos, es decir, el viernes 26
de octubre de 2012, y no tres días antes.
(ii) Menos crédito aún merecen las aserciones de
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA, quien pretendió defenderse
de la acusación formulada en su contra magnificando sus
bondades personales (dando cuenta, por ejemplo, de lo «exagerado»
que era con las ayudas que prestaba a Jenny y su familia), pero sobre
todo, cuestionando a la víctima a través de afirmaciones
73 Récord 13:26 y ss.
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tendenciosas que en verdad nada dicen sobre lo que acá se
debate. Se dedicó, en buena medida, a consolidar una
representación negativa de la persona de Jenny Loaiza
mediante alusiones a su sexualidad y su comportamiento
personal.
A ese efecto, disertó – con la censurable aquiescencia
del Juez y las demás partes e intervinientes – sobre el
comportamiento social de Jenny Loaiza y sus intereses
sexuales, y formuló sobre ella reproches de índole
eminentemente machista, por ejemplo, al afirmar que, a
pesar de sus penurias económicas, solía manifestarle que
viajaría «con todo pago a Melgar o Medellín… (y) luego
aparecía con celulares… con portátiles», ora que «un día…
salía con un tipo en una moto roja, otro día…en un carro
negro»74.
Esas insinuaciones, que ocuparon buena parte del
testimonio del acusado, nada tienen que ver con lo que es
objeto de juzgamiento y en nada apuntan a la consolidación
de una hipótesis alternativa compatible con la inocencia. No
debieron ser permitidas porque no tienen objeto distinto que
el de mancillar la honra y dignidad de la víctima.
Lo que sí debe decirse es que en ese inaceptable
cometido, el acusado terminó por controvertir, cuando
menos parcialmente, su propia tesis defensiva, pues aunque
74 Récord 20:03 y ss.
70
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quiso hacer ver que Jenny Alexandra necesitaba de su ayuda
económica y entró en ira cuando la suprimió, adujo también
que aquélla satisfacía sus necesidades (y no sólo las esenciales,
pues conseguía incluso aparatos electrónicos) por sus propios
medios.
Aparte de lo expuesto, la narración de ANDRADE
CÓRDOBA contiene algunos apartes francamente increíbles,
ora abiertamente contradictorios. Por ejemplo, cuando se le
preguntó cómo se enteró de que Jenny Alexandra tuvo
relaciones sexuales con su pareja tres días antes de los
hechos ofreció la fantasiosa explicación de que «en el barrio
(le) comentaron»75. Así mismo, y aunque dedicó buena parte
de su testimonio en hacer ver que fue él quien puso fin a la
relación sentimental con la víctima porque estaba cansado
del «sexo tan salvaje» que ella disfrutaba, afirmó
simultáneamente que accedió a seguir teniendo relaciones
íntimas después de la ruptura.
En síntesis, ningún crédito puede otorgarse en sana
crítica a sus explicaciones.
7. Conclusión.
De acuerdo con lo expuesto, la Sala reitera que (i) la
absolución dispuesta por las instancias se sustentó,
conforme lo criticaron con acierto los recurrentes, en plurales
75 Récord 1:24:29.
71
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errores de hecho, y (ii) la valoración conjunta e integral de los
elementos de juicio practicados, luego de corregidos esos
dislates, demuestra más allá de toda duda tanto la
materialidad del delito como la responsabilidad de BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA en su comisión. La defensa no
sustentó probatoriamente una hipótesis alternativa
razonable compatible con la inocencia.
Por lo anterior, se casará la sentencia recurrida para,
en su lugar, condenar al nombrado como autor del delito de
acceso carnal violento que le fue imputado.
8. Las consecuencias de lo resuelto.
8.1 El mencionado ilícito, definido en el artículo 205 del
Código Penal, está reprimido con pena de prisión de 12 a 20
años. Como en contra de ANDRADE CÓRDOBA no se
invocaron circunstancias de mayor punibilidad y sí ha de
reconocérsele la de menor punibilidad consistente en no
tener antecedentes penales, la sanción habrá de cifrarse en
el primer cuarto de movilidad punitiva, comprendido entre
doce (12) y catorce (14) años.
En ese ámbito, la Sala, se apartará del mínimo
imponible y cifrará la sanción en trece (13) años de pena
pritativa de la libertad. Las razones, deducidas con apego a
lo dispuesto en el artículo 61 del Código Penal, son
fundamentalmente dos:
72
Casación 53395
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(i) El mayor reproche – y, por consecuencia, la mayor
necesidad de pena - que deviene de que el responsable haya
sido docente de la víctima y tenido con ella una relación
sentimental, lo cual denota el aprovechamiento abusivo de
su posición de autoridad y el quebrantamiento de las
expectativas sociales y personales depositadas en quien
debía ser una figura de protección y formación para la
víctima.
Esas circunstancias, y en particular la de haber sido
profesor de la ofendida, se advierte instrumental para la
comisión del delito, al punto en que en tal virtud – y porque
en razón de ello le estaba ayudando a la víctima con su
actividad académica – fue que se produjo el encuentro
durante el cual se cometió el delito.
(ii) La marcada intensidad del dolo y el daño real
causado, evidenciadas en la violencia ejercida contra la
víctima, pues la agresión excedió la necesaria para quebrar
su voluntad y se puede inferir ejercida con los únicos
propósitos de causarle dolor y humillación y de profundizar
la dominación ejercida sobre su cuerpo.
8.2 En igual monto, de acuerdo con el artículo 52 del
Código Penal, se fijará la pena accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas.
73
Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
8.3 No puede concederse a ANDRADE CÓRDOBA ni la
suspensión condicional de la ejecución de la pena ni la
prisión domiciliaria.
La primera, porque la sanción impuesta excede del
límite de tres años establecido en el artículo 63 ibídem
original (vigente para la época de los hechos), y también el de
cuatro fijado en la posterior modificación que de ese precepto
introdujo la Ley 1709 de 2014. La segunda, en tanto la pena
mínima prevista para el delito objeto de condena es superior
de ocho años, por lo que no se cumplen las exigencias
objetivas de que trataba el artículo 38 del Código Penal – que
estaba en vigor para la fecha del punible – ni las contenidas
en el actual artículo 38B.
Ello, sin contar con la proscripción de hacerlo en favor
de quienes son condenados por delitos contra la libertad,
integridad y formación sexuales de que trata el artículo 68A
ibídem, que integraría los artículos precitados en sus
versiones más recientes.
8.4 En consecuencia, se ordenará la captura de
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA para el cumplimiento de la
pena intramural que acá se le impone.
8.5 Como en esta proviencia se condena por primera vez
al acusado, éste, de acuerdo el numeral 7° del artículo 235
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de la Constitución y el Acuerdo 29 de 2020, tiene derecho a
impugnarla en materialización de la garantía de doble
conformidad. Así se le advertirá en el aparte resolutivo de la
misma y, por esa razón, la suscriben seis de los nueve
magistrados que integran la Sala.
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, administrado justicia en nombre de
la República y por autoridad de la Ley,
RESUELVE
1. CASAR la sentencia de segunda instancia, de
acuerdo con lo consignado en la parte motiva de esta
decisión.
2. En consecuencia, CONDENAR a BISMARK
ANDRADE CÓRDOBA como autor del delito de acceso carnal
violento e imponerle, por ello, las penas de trece (13) años de
prisión e inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas.
3. NO CONCEDER a BISMARK ANDRADE CÓRDOBA ni
la suspensión condicional de la ejecución de la pena ni la
prisión domiciliaria.
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Casación 53395
BISMARK ANDRADE CÓRDOBA
4. ORDENAR la captura de BISMARK ANDRADE
CÓRDOBA para el cumplimiento de la pena impuesta.
Esta decisión, en garantía de la doble conformidad
judicial, admite su impugnación ante los tres restantes
magistrados que integran la Sala, conforme lo establecido en
el numeral 7° del artículo 235 de la Constitución y el Acuerdo
29 de 2020.
Notifíquese y cúmplase,
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NUBIA YOLANDA NOVA GARCIA
Secretaria
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