Psicoanalisis I Apunte
Psicoanalisis I Apunte
La Psicología tradicional imperante hasta fines del siglo XIX había centrado sus estudios en la
conciencia. La teoría psicoanalítica desarrollada por el médico Sigmund Freud (1856-1939) significó una nueva
forma de entender la Psicología e influyó de manera notable en toda la cultura del siglo XX. Su aporte
fundamental fue el descubrimiento del Inconsciente. Estableció que allí se encuentran las verdaderas razones
que determinan la mayoría de nuestras conductas. El cuerpo teórico sostenido por S. Freud constituye la
teoría psicoanalítica, también denominada Psicología dinámica o profunda.
Para Freud el Psicoanálisis se constituye como:
Una forma de psicoterapia
Una teoría científica
Un método de investigación.
En su texto ESQUEMA DEL PSICOANÁLISIS - 1923 [1924] Freud relata: “ El psicoanálisis nació, por decirlo
así, con el siglo XX. La obra con la cual apareció ante el mundo como algo nuevo, mi Interpretación de los sueños, vio la
luz en 1900. Pero, naturalmente, no brotó de la roca ni cayó del cielo, sino que se enlaza a algo anterior, continuándolo, y
surge de estímulos que somete a elaboración. Así, pues, su historia ha de comenzar por la descripción de las influencias
que presidieron su génesis, y no debe pasar por alto tiempos y estados anteriores a su creación.
El psicoanálisis nació en un terreno estrictamente delimitado. Originalmente sólo conocía un fin: el de comprender algo
de la naturaleza de las enfermedades nerviosas llamadas «funcionales», para vencer la impotencia médica de hasta
entonces en cuanto a su tratamiento. Los neurólogos de aquella época habían sido formados en la sobreestimación de
los hechos químico-físicos y patológico-anatómicos, y a lo último se hallaban bajo la influencia de los descubrimientos de
Hitzig y Fritsch, Ferrier, Goltz y otros, que parecían demostrar una íntima vinculación, quizá exclusiva de ciertas funciones
a determinadas partes del cerebro.
Con el factor psíquico no sabían qué hacerse: no podían aprehenderlo; lo abandonaban a los filósofos, a los místicos y a
los curanderos; y en consecuencia, no se abría acceso ninguno a los secretos de la neurosis, sobre todo a los de la
enigmática «histeria», la cual constituía el prototipo de la especie toda. Todavía cuando en 1885 practicaba yo en La
Salpêtrière pude ver que, en cuanto a las parálisis histéricas, se consideraba suficiente la fórmula de que dependían de
ligeros trastornos funcionales de las mismas partes del cerebro, cuya grave lesión provocaba la parálisis orgánica
correspondiente. Bajo la falta de comprensión, padecía naturalmente también la terapia de estos estados patológicos.
Consistía en medidas de carácter general, en la prescripción de medicamentos y en tentativas -inadecuadas en su
mayoría- de influencia psíquica, tales como intimidaciones, burlas y reprimendas. Como terapia específica de los estados
nerviosos se aconsejaba la electricidad; pero el médico que se decidía a aplicarla, hallaba pronto ocasión de asombro
ante el lugar que también en la ciencia pretensamente exacta ocupaba la fantasía. El viraje decisivo se inició cuando,
entre el año 80 y el 90, demandaron de nuevo un acceso en la ciencia médica los fenómenos del hipnotismo, merced esta
vez a los trabajos de Liébault, Bernheim, Heidenhain y Forel, y con mayor éxito que nunca hasta entonces. Lo importante
fue el reconocimiento de la autenticidad de tales fenómenos.
Una vez dado este paso, se imponía extraer del hipnotismo dos enseñanzas fundamentales e inolvidables. En primer
lugar, se llegó a la convicción de que ciertas singulares alteraciones somáticas no eran sino el resultado de ciertas
influencias psíquicas, activadas en el caso correspondiente. Y en segundo, la conducta de los pacientes después de la
hipnosis producía la clara impresión de la existencia de procesos anímicos que sólo «inconscientes» podían ser. Lo
«inconsciente» era ya, tiempo atrás, como concepto teórico, objeto de discusión entre los filósofos; pero en los
fenómenos del hipnotismo se hizo por vez primera corpóreo, tangible y objeto de experimentación. A ello se añadió que
los fenómenos hipnóticos mostraban una innegable analogía con las manifestaciones de algunas neurosis. Nunca se
ponderará bastante la importancia del hipnotismo para la historia de la génesis del psicoanálisis. Tanto en sentido
2
teórico como terapéutico, el psicoanálisis administra una herencia que el hipnotismo le transmitió. La hipnosis demostró
ser también un valioso medio auxiliar para el estudio de las neurosis, y sobre todo, nuevamente, de la histeria. Causaron
gran impresión los experimentos de Charcot, el cual había supuesto que ciertas parálisis surgidas después de un trauma
(accidente) eran de naturaleza histérica, y fundándose en tal hipótesis, logró provocar artificialmente parálisis de
idéntico carácter por medio de la sugestión de un trauma durante la hipnosis. Desde entonces se mantuvo la esperanza
de que en la génesis de los síntomas histéricos podían participar generalmente influencias traumáticas(…)
¿Qué es el Inconsciente?
En cada persona se producen “fenómenos” de carácter psíquico desconocidos por ella misma y que ejercen un
amplio poder en la determinación de su conducta. Antes de Freud, la Psicología aceptaba la existencia de
ideas latentes, momentáneamente fuera de la conciencia por falta de interés o fuerza pero que podían volver
a formar parte de ella. Sin embargo, no se había avanzado mucho en la investigación de este hecho.
Freud observó durante el tratamiento de sus pacientes que estas ideas olvidadas tenían gran importancia pues
se vinculaban con sentimientos o emociones fuertes o conflictivas que por algún motivo eran “olvidadas” o
apartadas de la conciencia. Esto se producía debido a un mecanismo inconsciente, la represión.
La represión es el mecanismo por el cual se expulsan de la conciencia y se envían al Inconsciente contenidos
que resultan conflictivos.
Estos contenidos reprimidos que parecían olvidados para el sujeto, no podían recuperarse y “traerlos”
voluntariamente a la conciencia, sino que aparecían de forma “disfrazada” y ocasionaban trastornos
psicológicos. Freud comprobó también que esos conflictos se relacionaban con circunstancias de carácter
sexual conflictivas ocurridas durante la infancia y que quedaban atrapados en el Inconsciente.
De esta manera, podemos definir, al Inconsciente como la “sede de los conflictos reprimidos de carácter
sexual que no tienen lugar en la conciencia por efectos de la represión”.
Las asociaciones de ideas que va realizando libremente el paciente y la relación especial que va estableciendo
con su terapeuta, reactiva los vínculos con las personas significativas – denominada transferencia- ; conducen
gradualmente a los motivos causantes de las neurosis.
En el Inconsciente no funcionan la lógica del tiempo y la del espacio, tiene una legalidad propia muy
particular; por ejemplo, el antes y el después no guardan relación cronológica y se fusionan las imágenes,
“deforma la realidad” para construir una diferente que combina deseos, percepciones, recuerdos.
3
El Inconsciente está poblado de “huellas” agradables y desagradables, ya sea de experiencias infantiles u otras
que cuando han sido “traumáticas” quedan reprimidas (separadas y olvidadas). Sin embargo, están allí, en el
Inconsciente y aparecen – por ejemplo en los sueños- según diferentes “leyes”:
Principio de placer: se busca la obtención rápida de placer, de satisfacer o cumplir un deseo.
Ausencia de contradicción: los deseos o sentimientos contradictorios pueden coexistir sin que resulte
conflictivo. Por ejemplo, los muertos viven, nosotros somos niños y adultos al mismo tiempo.
Atemporalidad: la noción de tiempo no existe; se mezclan los tiempos, hechos o personas del pasado
conviven con las del presente.
Para Freud el Inconsciente no es igual a nuestra mente, sino que forma parte de un aparato, más complejo,
junto a otros componentes.
En su época – principios del siglo XX- todo lo que se refería al cuerpo era pensado, siguiendo las enseñanzas
de la física mecánica- como un “aparato”: aparato digestivo, circulatorio, respiratorio. Se entendía al cuerpo
humano como una máquina perfecta, cuyos mecanismos era necesario conocer.
El aparato psíquico, al igual que nuestro organismo, necesita cierta energía que le permita funcionar. Freud
denominó a esta energía libido. Esta es la energía dinámica del impulso sexual; es una tendencia permanente
a lograr el placer y evitar el displacer.
¿De dónde surge la libido? Podríamos decir que su fuente es la necesidad biológica, pero a partir de los
primeros contactos del bebé con el Otro humano, y del vínculo amoroso que allí se pone en juego, se separa
para siempre de la misma. Es decir, en el ser humano el instinto puro está perdido para siempre y se
constituye la pulsión – concepto que explicaremos más adelante-.
Volviendo a las teorías propiamente dichas, Freud postuló dos modelos sucesivos de lo que sucedía en el
“aparato psíquico”, a los que se conoce como primera y segunda tópica o teoría.
Según la Primera Tópica o teoría (1913-1915) el aparato psíquico está compuesto por tres sistemas:
Sistema Inconsciente: descripto anteriormente
Sistema Preconsciente: formado por aquellos sentimientos, pensamientos, fantasías y
representaciones que no están presentes en la conciencia, pero que pueden “traerse” a la conciencia
voluntariamente – si no hay ninguna “fuerza” que lo impida.
Sistema Consciente o Conciencia: es la parte del aparato psíquico que nos permite relacionarnos
directamente con la realidad a través de todo lo que percibimos.
La Segunda Tópica o teoría (1920) es una ampliación que realizó posteriormente Freud, a partir de sus
investigaciones. Según éstas, la conducta es dinámica ya que es el resultado de tres instancias o componentes
del aparato psíquico: Ello, Yo y Superyó.
Como dijimos anteriormente, en el aparato psíquico, la cantidad de libido -energía psíquica- es limitada y se
distribuye entre las tres instancias: Ello, Yo y Superyó.
Veamos de qué se trata cada uno de ellos, junto a los esquemas elaborados por Freud:
4
YO : Surge a partir de una transformación de la capa cortical del Ello, debido al contacto con el mundo
exterior. El Yo es la parte del aparato psíquico que reconocemos como propia - ¿quién soy?- y que está en
contacto con el mundo exterior a través de la percepción. Gobierna los movimientos voluntarios y su tarea es
la de autoconservación y autoafirmación, y la realiza en un doble sentido:
Frente al mundo exterior aprende a:
Conocer los estímulos, acumula (en la memoria) experiencias sobre los mismos, evita (por la fuga) los que son
demasiado intensos, enfrenta (por adaptación) los estímulos moderados, y aprende a modificar el mundo
exterior adecuándolo a su propia conveniencia (actividad).
Hacia el interior:
Frente al Ello, conquista el dominio sobre las exigencias de los instintos, y decide si serán satisfechos,
aplazados o suprimidos, por considerarlos peligrosos (principio de realidad).
Responder con señal de angustia a un aumento esperado y previsto de displacer, calificándose de peligro al
motivo de ese aumento, (interno o externo)
Periódicamente rompe sus comunicaciones con el mundo exterior y se retrae al estado de reposo o sueño,
modificando profundamente su organización.
Un acto del Yo es correcto cuando logra un equilibrio entre las exigencias del Ello- superyó y del Ello-realidad
exterior.
Es durante toda la vida el gran reservorio de libido, que emite cargas libidinales hacia los objetos.
El Yo posee los tres tipos de contenidos: La conciencia es un fenómeno que ocurre en la capa cortical más
periférica del YO.( la concienciación está vinculada, principalmente, a las percepciones que nuestros órganos
sensoriales perciben desde el mundo exterior; pero también a las que proceden del interior de nuestro
5
cuerpo, como el dolor). Los contenidos inconscientes en el YO lo constituyen los procesos internos idearios o
imaginativos –fantasías, alucinaciones- y los mecanismos de defensa del YO. Los contenidos preconscientes
son todos los procesos de pensamiento y los recuerdos. Estos obedecen a leyes regidas por la lógica –razón- y
el lenguaje: PROCESO SECUNDARIO.
importante aclarar que parte de las pulsiones agresivas son necesarias para la vida. Estas son las que nos
permiten competir con otros, ganarnos las vida, sobrevivir en condiciones adversas. Lo que debe ocurrir para
que la vida se desarrolle positivamente es que haya un equilibrio entre Eros y Tánatos.
En palabras del mismo Freud, en su artículo “Psicoanálisis y teoría de la libido”:
“Amplias reflexiones sobre los procesos que constituyen la vida y conducen a la muerte muestran probable la
existencia de dos clases de instintos, correlativamente a los procesos opuestos de construcción y destrucción en
el organismo. Unos de estos instintos, que laboran silenciosamente en el fondo, perseguirán el fin de conducir a
la muerte al ser vivo; merecerían por tanto el nombre de instintos de muerte y emergerían como tendencias de
destrucción o agresión. Los otros serían los instintos sexuales o instintos de vida libidinosos ( el Eros), mejor
conocidos analíticamente, cuya intención sería formar con la sustancia viva unidades cada vez más amplias,
conservar así la perduración de la vida y llevarla a evoluciones superiores (..)La vida consistiría en las
manifestaciones del conflicto o de la interferencia de ambas clases de instintos, venciendo los de destrucción
con la muerte y los de vida (Eros) con la reproducción (..) Ambas clases de instintos, Eros y el instinto de
muerte, actuarían y pugnarían entre sí desde la primera génesis de la vida”
.
Aquí es necesario introducir otro concepto de gran importancia, el de narcicismo. El Psicoanálisis entiende
que éste es la parte de Eros que va dirigida hacia uno/a mismo/a. parte de nuestra capacidad de amar es
necesario que esté dirigida hacia nosotros mismos y parta hacia otros.
Las pulsiones agresivas, por su parte, también pueden ser dirigidas hacia uno/a mismo/a y entonces vemos
que la persona atenta contra sus posibilidades de ser feliz, no cuidando sus logros o su salud, a veces llegando
a extremos graves, como los intentos de suicidio o lesiones sobre su cuerpo.
Eros y Tánatos pueden enfrentarse a menudo y esa oposición genera conflictos.
De esta manera podemos ver como el concepto de conflicto es también muy importante en la teoría
psicoanalítica; ya que considera que es la base del funcionamiento del aparato psíquico, en la búsqueda de
solucionar constantemente las luchas entre fuerzas encontradas, como las pulsiones. La vida psíquica, lejos de
ser pacífica y estática, está en constante movimiento y dinamismo; como veremos más adelante, sobre todo
en la 2º teoría del aparato psíquico formulada por Freud.
En el siguiente texto he reunido fragmentos de aportes tanto del mismo Sigmund Freud como de autores posteriores sobre estos
mecanismos, con el objetivo que puedan asomarse a un tema que intenta comprender y explicar la complejidad del psiquismo
humano.
Espero que les resulte interesante y aporte algo nuevo para seguirnos pensando..
Los mecanismos de defensa (proyección, racionalización, sublimación, represión, etc.) son funciones
psíquicas cuya misión, dentro del psiquismo, es la de regular las cargas de energía (disminuyendo la tensión
psíquica) para "proteger" el equilibrio y evitar toda clase de trastornos o perturbaciones producidas por
exceso de excitación emocional.
7
Las notables diferencias que hay de unos individuos a otros en los mecanismos de defensa se deben al
nivel de organización del Yo y a la naturaleza de las tensiones contra las cuales cada sujeto desea protegerse.
Por otro lado, hay mecanismos de defensa normales y mecanismos de defensa patológicos. Las
defensas son normales cuando los mecanismos reguladores de la tensión emocional operan de modo que
permiten la descarga de los excesos de tensión sin dar lugar a desequilibrios o trastornos funcionales más o
menos importantes.
Cuando estos mecanismos de defensa son ineficaces y la acumulación de tensión no encuentra una vía
de descarga, la persistencia en el Inconsciente de estas cargas energéticas anormales tiende a producir
trastornos tanto psíquicos como físicos: neurosis o comportamientos inadaptados, psicosis y síntomas físicos,
como pueden ser la rigidez muscular de ciertas zonas corporales, las úlceras de estómago, las cardiopatías, los
trastornos en la vesícula biliar y un largo etc.
Una característica común a todos estos mecanismos es que suelen aflojar la tensión, incluso pueden
algunos de ellos producir una satisfacción sustitutiva o resolver más o menos aparentemente un problema.
Pueden también ayudar a no desesperarse por las pocas cosas que pueden lograrse en proporción a los
deseos y pueden hacernos olvidar tanto las injusticias vividas como lo absurdo de muchos hechos o
acontecimientos. Veamos en detalle algunos de ellos:
1. PROYECCION
La proyección es un mecanismo de defensa mediante el cual "expulsamos" sobre el mundo o sobre los
demás aquellas emociones, vivencias o rasgos de carácter que deseamos desalojar de nosotros mismos por
inaceptables. Todo lo que resulta placentero es aceptado como algo perteneciente al propio yo. Todo cuanto
resulta desagradable, molesto o doloroso es sentido como ajeno al yo. La frustración desaparece cuando
creemos que nuestros defectos, nuestras deficiencias y nuestros fracasos también los tienen los demás, o son
los demás los causantes de esos fracasos, de esas deficiencias o de algo que nos deseamos tener. Por ejemplo,
las personas que piensan mal creen que los demás también piensan del mismo modo.
En Psicología nos servimos de la proyección para detectar determinados rasgos de carácter, como
pueden ser las motivaciones, los problemas, las frustraciones y las conductas desadaptadas. Tests como el de
Rorschach, el Szondi, T.A.T, etc., son esencialmente proyectivos. A través de estas pruebas se captan aspectos
de la personalidad que ni el mismo sujeto sospecha, como, por ejemplo, el modo de enfocar la vida, el tipo de
inteligencia, la originalidad o vulgaridad y, sobre todo, su equilibrio emocional y sus formas de agresividad.
Las tendencias proyectivas se desarrollan de modo importante en las personalidades de tipo "paranoide".
Algunos paranoides muy sensibles son capaces de percibir el inconsciente de los demás y al interpretarlo se
olvidan de su propio inconsciente. En los casos graves la proyección lleva a la deformación viciosa o a una falsa
imagen de la realidad (delirio paranoide).
2. ESCICION
Este mecanismo consiste en la coexistencia dentro de YO de dos actitudes psíquicas contrarias, sin influirse
recíprocamente. Es decir, el sujeto no puede integrar en un mismo objeto, persona, aspectos contrarios. Este
mecanismo Freud lo observó sobretodo en el fetichismo y en las psicosis. Es muy común también en los
primeros años de vida.
3. IDENTIFICACION:
Es el proceso mediante el cual un sujeto asimila e incorpora un aspecto, propiedad, atributo de otro y se
transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se diferencia sobre
la base de una serie de identificaciones. En la temprana infancia el niño se identifica de manera automática
8
con los otros significativos que lo rodean; a medida que va creciendo, puede optar con quién identificarse o
no.
4. IDEALIZACION:
Es el proceso mediante el cual se llevan a la perfección las cualidades y el valor de una persona u objeto.
Participa fundamentalmente en la formación y el enriquecimiento de las instancias llamadas ideales de la
persona (yo ideal e ideal del Yo). Para Freud es un mecanismo que se produce en la hipnosis y en el
enamoramiento.
5. REPRESIÓN
Bajo el punto de vista psicoanalítico, la represión es el " mecanismo mediante el cual el sujeto expulsa de la
conciencia y mantiene en el Inconsciente representaciones (imágenes, pensamientos, recuerdos) ligados a una
pulsión. Su exteriorización a través de la conciencia está impedida por las barreras psíquicas de la censura".
Por ejemplo, un niño que hace algo reprobable y sus padres le castigan por ello. Esto le genera cierta
ansiedad asociada al temor a perder el cariño de sus padres. Para evitarlo, el niño reprime el impulso a hacer
de nuevo aquello que fue motivo de castigo, con lo cual evita también la ansiedad correspondiente.
Cuando en el Inconsciente se almacenan una serie de emociones rechazadas (fuerzas impulsos, deseos,
etc.) que acumulan cargas tensionales, más o menos irritativas, es probable que esto desencadene una
neurosis.
Este estado tensional anormal puede liberarse de varias maneras, como por ejemplo a través del sueño y con
disfraces simbólicos o a través de manifestaciones de duda, temor, ansiedad y aprensión poco normales.
En algunos casos, los estados tensionales excesivos producidos por la represión se manifiestan también a
través de actos o de hábitos simbólicos o simulando algún padecimiento físico como expresión de lo
reprimido. Para Wilhelm Reich, la expresión corporal de la represión es la "rigidez muscular" en las distintas
áreas del cuerpo: nuca, hombros, brazos, piernas, pecho, abdomen, etc. (esta doctrina está desarrollada
ampliamente por su discípulo Alexander Lowen, del que debemos estudiar esencialmente su obra La
depresión y el cuerpo).
6. REGRESION
Es el mecanismo por el cual un sujeto realiza un retorno a una etapa psicosexual anterior (“yo infantil")
cuando no puede enfrentar situaciones displacenteras actuales. El sujeto, o bien no ha recogido informaciones
para actuar eficazmente sobre su realidad circundante, o no es lo suficientemente activo y emprendedor para
informarse y "asegurar" la acción adecuada para dominar los hechos, circunstancias o acontecimientos.
En cualquiera de los casos (impotencia, fracaso, fatiga, pereza, deterioro mental, etc.), el sujeto opta
como solución a su problema el volver a un estadio anterior de desarrollo de su vida afectiva y mental en
donde se sintió más cómodo, seguro y protegido. De este modo, se convierte en un niño interior reactivo, sea
adoptando la fase de docilidad (dependencia -sumisión), sea adoptando un rol de rebeldía, negativismo,
oposición o tozudez.
Toda regresión supone una vuelta atrás del proceso de maduración psicológico, tanto afectivo como
mental. Por tanto, es un claro síntoma de neurosis, de desadaptación. El "Ello" domina sobre el "Yo", lo que
tiende a crear un disturbio de la personalidad, pues así como la "progresión" es la tendencia a mejorar, a
superarse para alcanzar una mayor adaptabilidad a los cambios y evoluciones de la vida, el sujeto con una
libido "en regresión" huye de situaciones insoportables refugiándose en pensamientos, sentimientos y modos
de conducta primitivos, aunque cree que con su modo de pensar, sentir y actuar no elude las dificultades y
problemas que tiene.
9
Relacionado con este mecanismo, podemos encontrar otro mecanismo defensivo: La fijación, que
consiste en una intensa adhesión a algo o a alguien, como por ejemplo, la fijación a la madre en el complejo
de Edipo. La fijación se refiere, mayormente, a adherencias desarrolladas en la infancia que persisten de una
manera inmadura o neurótica en el adulto. Su consecuencia es la ineptitud para desarrollar otras adhesiones
normales desplazando la libido hacia otras personas u objetos. Es estos casos, el sujeto conserva las mismas
ideas y la misma manera de hacer las cosas. La fijación conduce a la rigidez mental. El apego exagerado a
personas u objetos puede volverse ambivalente, es decir, el sujeto odia y ama a la vez el "objeto" de su
fijación. La fijación a la madre, por ejemplo, puede llevar a un apego al estado "oral" en aquellos sujetos que la
madre les prolongó el pecho demasiado, o se mostró excesivamente protectora en la infancia, lo que entraña
más tarde en el adulto un comportamiento infantil tiránico y absorbente. En algunos casos, la fijación puede
provocar una transformación de la libido en perversiones. Según Freud, las fijaciones en las etapas oral, anal y
genital primarias pueden provocar neurosis, psicosis y criminalidad.
La fijación no sólo es un estado de estancamiento o regresión a cualquiera de las fases de evolución infantil
(oral, anal, genital, etc.), sino que puede referirse también a ciertos contenidos representativos (experiencias,
imagos, fantasías, etc.) que persisten de manera fija e inalterada en el inconsciente y a las cuales se ligan
cargas energéticas (pulsiones, impulsos) que tienden a alcanzar un fin. Así, por ejemplo, la esposa que no ha
recibido suficientes muestras de comprensión, afecto e interés por parte del marido puede desarrollar una
fijación impropia a los padres y al antiguo hogar. Evocando satisfacciones de su vida de soltera y del trato que
recibió de sus padres, evita la carga de ansiedad que le proporciona la frustración matrimonial.
7. NEGACION:
En este mecanismo el sujeto, a pesar de formular uno de sus deseos, pensamientos o sentimientos hasta
entonces reprimidos, siguen defendiéndose negando que le pertenezca.
8. RACIONALIZACION o INTELECTUALIZACION
Es una forma de negación en la que, para evitar el conflicto o la frustración, se dan razones o se expresan
argumentos que ocultan, justifican o encubren los fallos o contrariedades. Mediante este mecanismo, el
sujeto se defiende del efecto frustrante y trata de convencerse que, en el fondo, no deseaba aquello que no
ha conseguido. Un ejemplo es el del joven que se siente frustrado por el rechazo de una muchacha de la que
está enamorado y dice para sí mismo: "Es estúpida, no sabe lo que se pierde, ¡con la gran cantidad de chicas
que hay, incluso mejor que ella!". O el del empleado que aspira a un cargo que la empresa ha dado a otro
compañero de su departamento. Cuando el empleado ascendido le dice: "Siento que me hayan elegido a mí
pues, por antigüedad, te tocaba a ti ascender", el aludido contesta: "No te preocupes, mis aspiraciones son
más altas".
9. DESPLAZAMIENTO:
Mediante este mecanismo el interés, la intensidad de una representación o sentimiento se traslada otras
representaciones originalmente poco intensas, aunque ligadas por una cadena asociativa. En la vida cotidiana
se observa en desplazar las propiedades de un objeto a otro. Es uno de los mecanismos fundamentales en la
elaboración onírica o elaboración del sueño.
10. SUBLIMACION.
10
Dentro de los mecanismos de defensa más positivos para la descarga de las tensiones podemos considerar la
"sublimación". La sublimación viene a ser como un medio de alcanzar satisfacción en forma sustitutiva o
imaginaria a las dos tendencias básicas de nuestros instintos: la sexualidad y la agresividad.
Se trata de un tipo de comportamiento o conducta en el que tendencias, impulsos instintivos, deseos, etc. que
son moralmente y culturalmente rechazables por la conciencia y por la convivencia social se descargan
canalizando su energía en torno a comportamientos socialmente aceptables. Todas las actividades científicas,
artísticas, intelectuales, religiosas y culturales, en general, son -según Freud-consecuencia de la sublimación.
Así, por ejemplo, ciertas tendencias sádicas se descargan en actividades como las de cirujano, dentista,
escultor, grabador, matarife, luchador, cazador, etc., profesiones donde la agresividad sádica está justificada
por su beneficio a la colectividad. Socialmente, no podemos dar satisfacción directa a estos dos instintos más
que en determinadas condiciones favorables a estos impulsos. Nuestra educación, nuestra cultura y las
normas sociales establecidas exigen de nosotros un control, incluso un bloqueo, cuando el objeto que provoca
estos impulsos es un "tabú" (padre, madre, hermanos, etc.). Evidentemente, no podemos matar al padre para
acostarnos con la madre (complejo de Edipo). Sin embargo, y así es en muchos casos, podemos elegir como
objeto de amor a una mujer que, en cierta medida, reúna rasgos o cualidades psicológicas parecidas a la
madre. . Szondi señala como factores de sublimación los siguientes:
El masoquista, que se recrea en su dolor y que descarga sobre sí mismo su agresividad, no puede ir por
la calle dándose latigazos con un látigo de pinchos, pero puede hacerlo en su habitación más íntima, o puede
hacerlo camuflado detrás de un capuchón en una procesión de Semana Santa, circunstancia en la que,
socialmente, se acepta el martirio público como penitencia. El masoquismo puede descargarse también en
actividades deportivas duras y con riesgo (pilotos de coches, escaladores de montaña, ciclistas, levantadores
de grandes pesos, corredores de grandes maratones, etc.) y en profesiones no deseadas (basurero,
enterrador, minero, escafandrista, empleado de funeraria, pocero, etc.).
Las sublimaciones necesitan para mantenerse la circulación permanente de energía libidinal. Por eso
hacen su aparición cuando desaparecen las represiones. En la sublimación las fuerzas defensivas del Yo no
actúan en forma de oposición directa, lo que permite, mediante tretas, desexualizar los impulsos y canalizarlos
en una dirección sublimada. "Todo instinto o pulsión instintiva se sublima en la medida en que la energía que
genera se canaliza o deriva hacia un nuevo fin no sexual y apunta hacia objetivos socialmente valorados"
(Laplanche).
11
LA EVOLUCION PSICOSEXUAL
La evolución psicosexual es otro de los conceptos importantes de la teoría psicoanalítica, ya que a partir de
dicha evolución se va conformando la estructura psíquica de cada sujeto.
En primer lugar, para Freud la sexualidad se inicia con el nacimiento y es “equivalente a toda impresión física
que produzca placer”. Esto significa entender la sexualidad en un sentido amplio, que incluye la sexualidad
genital (adulta) pero no es lo único que considera.
Tal como vimos anteriormente, para Freud la sexualidad parte de una PULSION, una especie de impulso de
origen interno que varía a lo largo de la vida de una persona y que se expresa de diferente manera en cada
una de las etapas de evolución por las que atraviesa el ser humano. Las pulsiones son la forma en que se
viabiliza la libido - la energía dinámica del impulso sexual-.
Antes de detallar las etapas de evolución psicosexual debemos conocer el concepto de zonas erógenas, que
son las distintas zonas u órganos corporales en los que se centran las gratificaciones sexuales en cada
momento de la evolución. En el siguiente cuadro de doble entrada se resumen las principales características y
edades que abarca cada etapa:
ETAPA EDAD APROXIMADA CARACTERÍSTICAS
ORAL Nacimiento – 18 meses Zona erógena: boca. El placer fundamental es el
chupeteo, que parte del reflejo de succión,
indispensable para sobrevivir
(autoconservación).
Según Freud, el Complejo de Edipo es un conflicto psicológico fundamental que se resuelve alrededor de los
5/6 años de edad y proviene de los sentimientos derivados de la vinculación erótica del niño con el padre del
sexo opuesto. Toma el nombre de Edipo, personaje de la mitología griega destinado a matar a su padre, Layo,
y casarse con su madre, Yocasta. Freud toma este mito como metáfora para explicar la “prohibición del
incesto” (base de nuestra cultura) y el proceso de identificación sexual. Este proceso lleva a los niños y las
niñas a reconocer el lugar de la madre, del padre y del hijo/a con sus respectivas funciones. De acuerdo a esta
teoría, puede identificarse positivamente con el padre (si es varón) o con su madre (si es mujer),
permitiéndole en su futuro realizar elecciones heterosexuales fuera de su núcleo familiar – exogamia- y
asegurar la continuación de la sociedad.
El niño que queda ‘fijado’ en esta etapa (la etapa fálica) del desarrollo libidinal, o en cualquiera de las
otras etapas señaladas por Freud (oral, anal o latente), puede experimentar problemas en su vida
adulta debido a la falta de gratificación o a la sobre gratificación de sus necesidades. De hecho, Freud
indicó que el complejo de Edipo, como resumen de las tendencias libidinales socialmente inaceptables
de la primera infancia, constituye el complejo nuclear de las neurosis, y que la tarea terapéutica del
psicoanálisis consiste en elaborar la fijación edípica —el amor a la madre y el odio al padre—, de
manera que el sujeto pueda encontrar sustitutos socialmente aceptables de su madre y así
reconciliarse con su padre. Freud consideraba que esta misma estructura de relaciones, pero invertida
(el amor al padre y el odio a la madre), constituía el complejo de Edipo femenino.
Material complementario