Ensayo
Las Relaciones de Trabajo en la era Virtual
     Hablar del futuro del trabajo nos obliga a reflexionar sobre el pasado, memorar
diversos conceptos, circunstancias e instituciones del Derecho de Trabajo y mirar
nuestro alrededor para descubrir que ese futuro no está tan lejos. Justo es reconocer
que la preocupación por el futuro del trabajo se da en un contexto donde la tecnología
ha irrumpido en todos los órdenes de la vida del ser humano.
    En efecto, durante los últimos tiempos (o años) se han introducido conceptos como
automatización, inteligencia artificial, e-commerce, e-learning, homebanking,
teletrabajo, trabajo remoto, neurotecnología, drones, “emprendedurismo”, economía
colaborativa (sólo por nombrar algunos ejemplos), los cuales son consecuencias más o
menos mediatas de la irrupción y desarrollo de la tecnología en el mundo, en la
sociedad y en los vínculos interpersonales. En ese contexto es donde desarrolla su vida
de relación el hombre y donde trabaja. Por eso inicialmente podemos decir que ya
estamos en presencia del futuro en general y el del trabajo en particular. Si bien la
situación se presenta en estado embrionario y por tanto no se conocen las
dimensiones que podrán alcanzar la influencia y la introducción de la tecnología en el
mundo del trabajo, se tiene en claro que el objetivo es que el trabajo del futuro sea
decente, inclusivo.
   También es justo reconocer que se plantean una serie de incertidumbres y temores
en torno a las características que revistará ese futuro y si será suficiente para todos los
trabajadores; es decir sobre los aspectos cualitativos y cuantitativos de los puestos de
trabajo. Como forma de introducirnos en el tema también es oportuno recordar que,
con características particulares, el hombre de trabajo siempre ha sido afectado por las
innovaciones que se fueron sucediendo en la historia, propiciadas y determinadas
muchas de ellas por las Revoluciones Agraria e Industriales. Es decir, no es nuevo el
sentimiento de zozobra que se vivencia en la actualidad, aunque, por las especiales
características que reviste, presenta un toque particular. Así es que, para afrontar el
futuro, es necesario recordar un poco de la historia, para evitar repetir errores o para
valerse de la experiencia adquirida, o cuanto menos serenar nuestra ansiedad. Por ello
es que la propuesta es iniciar con una breve referencia histórica -revisar el pasado-;
luego detenernos en el presente y efectuar proyecciones respecto del futuro. Como
quedara dicho, ya hay elementos que conducen a sostener que el trabajo ha recibido
algunos toques de la tecnología.
   Los primeros pasos de la evolución humana probablemente tuvieron poco impacto
en el ámbito laboral, como ser el fuego y la rueda, por ejemplo, aunque modificó un
aspecto del hombre como ser social y sociable.
    Es oportuno ver cómo se dieron cronológicamente las revoluciones, para lo cual
seguimos la obra de Schaub.1760 hasta más o menos 1840: Primera Revolución
industrial, desencadenada por la construcción del ferrocarril y la invención del motor
de vapor, marca el comienzo de la producción mecánica. Finales del siglo XIX y principios
del XX: Segunda Revolución industrial, posibilitó la producción en masa, fermentada por el
advenimiento de la electricidad y la cadena de montaje. Inicio en la década de 1960:
Tercera Revolución industrial, revolución digital o del ordenador, catalizada por el
desarrollo de la computación, la informática personal e internet.
     La “Revolución de la Información”, también llamada “Revolución Digital” (más
genéricamente “Sociedad de la Información”), al igual que la Revolución Industrial lo
hizo en los siglos XVIII y XIX, modifica las formas actuales de organización del trabajo,
no solamente en lo que se refiere a la forma en la que se va a realizar el mismo, sino a
cuál va a ser ese trabajo y dónde vamos a desarrollarlo.
Nótese que desde la revolución agraria y hasta las industriales tienen un impacto
profundo al punto de surgir la preocupación por la cuestión social, ello, consideramos,
porque cada una de ellas alteró el statu quo del hombre como ser social y como ser
activo, productivo y creativo.
la tecnología y su aplicación a todas las cosas, incluso a los quehaceres más cotidianos,
ello determina nuevas realidades, circunstancias, conflictos, en suma, nuevas fuentes
materiales del derecho. A partir de ella podemos hablar de: modalidad de educación a
distancia –que lleva varias décadas tanto a nivel secundario como terciario y
universitario), la consulta online de catálogos (v.gr. de una biblioteca); las compras
online a través de portales específicos; los chats que se abren al visitar la página web
de negocios comerciales, y la lista sigue. Los grupos de WhatsApp que permiten a
grupos de personas ubicadas en puntos distantes, mantener un contacto rápido y
fluido. A partir del Facebook las relaciones sociales y hasta familiares que se habían
interrumpido por el devenir de los años y las distancias, se restablecieron. Las
transacciones comerciales hoy se hacen a través de mercado pago, e- commerce, y
aquellas operaciones que antes requerían acercamos a un banco o lugar de pago, hoy
se hace a través del homebanking o de una aplicación en el teléfono “que ahora son
llamados inteligentes”. Todo ello gracias al desarrollo del software y el hardware, de la
mayor complejidad que han alcanzado los instrumentos electrónicos como PC, Tablet,
los teléfonos inteligentes, IPod. Por lo pronto debemos decir que la tecnología ya ha
irrumpido en el mercado laboral: adviértase la utilización del internet, de celulares de
última generación y en la modalidad del teletrabajo, hasta incluso portales como
LinkedIn: “Comunidad social orientada a las empresas, a los negocios y el empleo
Partiendo del perfil de cada usuario, que libremente revela su experiencia laboral y sus
destrezas en un verdadero currículum laboral, la web pone en contacto a millones de
empresas y empleados”.
El orden en que ubiquemos el objeto y el adjetivo calificativo no es una cuestión
menor. Hablar del futuro del trabajo nos conduce a formular consideraciones
cuantitativas: la disminución de la necesidad de mano de obra y la desaparición del
trabajo asalariado y su reemplazo por robot o por el desvanecimiento de la actividad
misma (no hay puestos de trabajo o ese trabajo ya no existe).
El trabajo del futuro, nos conduce a un aspecto cualitativo: cómo será ese trabajo; que
esperamos que sea; cómo podemos encausar este presente para alcanzar un trabajo
en el futuro, decente, progresivo…
No es menos cierto que ambos aspectos cuantitativo y cualitativo van de la mano.
Desde siempre, o al menos desde que se sucedieron las Revoluciones Industriales fue
preocupación de los autores el futuro del trabajo, encontrando algunos que insistían
en que no había posibilidad de un futuro. En un trabajo presentado en IX CONGRESO
DE REGIONAL DE LAS AMERICAS ILERA que se llevó a cabo en Buenos Aires en octubre
de 2017, ya memorábamos a Jeremy Rifkin 7 quien considera que el fin del trabajo es
algo que va a suceder indefectiblemente, debido a la globalización y la incorporación
de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones que aumentan
rápidamente la productividad y que condena a la mayor parte de la población al
desempleo.
Sin embargo, hoy con la aplicación de algoritmos, ya que su uso que se desarrolla
como una onda expansiva, reaviva la preocupación del hombre trabajador (ya sea
asalariado o no como lo refleja la obra de Oppenheimer “¡Sálvese quien pueda!”. Así
llegamos a una primera reflexión: advirtiendo esta realidad es de sabios y prudentes
no hacer oídos sordos y comenzar a pensar soluciones que encausen el tema. En ese
marco y como veremos, la Organización Internacional del Trabajo se ha ocupado y
ocupa a través de estudios, informes y propósitos para ese futuro del trabajo. También
advertimos que el trabajo del futuro está ante nosotros. Su llegada fue prologada con
la aparición del trabajo remoto o teletrabajo, que cambia el paradigma de ir a trabajar
por lo que Jack Nills decía: el trabajo va a la casa. El impacto de esta modalidad puede
ser asimilado al que podemos detectar cuando aceptamos que quienes desempeñan
las llamadas “profesionales liberales” también trabajan bajo la subordinación de un
empleador. Es más, ya no solo se considera trabajo el manual (fabril o productivo) sino
también el intelectual. Comienzan nuevas realidades, nuevas modalidades y con ellas
dudas sobre la aplicación del Derecho del Trabajo, sobre las respuestas que deberá dar
y si es capaz de darlas. En su constante evolución el hombre ha superado los cambios que,
inicialmente, generaron expectativas, temores, esperanzas, desafíos. Hoy, transitando esta
Cuarta Revolución Industrial se plantean nuevos retos para un futuro que llega todos
los días, en razón a la velocidad vertiginosa de los cambios por encontrarse favorecidos
y gestados por la tecnología. Lo digital es hoy una realidad que viene acompañado de
novedosas formas de trabajar que, bajo la apariencia de figuras no laborales, procurar
evadir las normas laborales. Adquieren una gran relevancia hoy los principios y las
instituciones que nos proporciona el Derecho del Trabajo, como disciplina tuitiva.
Sabemos que será necesaria una necesaria adecuación, aggiornamento y creación de
normas capaces de dar respuestas a los desafíos y al impacto de la tecnología en
materia laboral, con la clara meta de alcanzar un trabajo digno e inclusivo.
                              Referencias bibliográficas
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