DERECHO COLECTIVO DEL TRABAJO
Autoras: Dra. Ana Sotelo Márquez y Dra. Natalia Colotuzzo
Derecho Colectivo del Trabajo: presentación. Concepto. Denominación. Origen y evolución. La
cuestión de la autonomía. Caracteres. Principios. Institutos propios del Derecho Colectivo del Trabajo.
El objetivo de esta sesión será reflexionar acerca de la formación del Derecho colectivo del trabajo.
Origen del Derecho del Trabajo.
El origen del Derecho Colectivo del Trabajo es el origen de sus institutos: del sindicato, de la huelga y de
la negociación colectiva. Se suele relatar este proceso muy vinculado al proceso que se produjo en
Francia, ya que, en definitiva, allí tuvo su origen una de las dos grandes revoluciones que marcan este
comienzo del derecho colectivo que luego dará origen al derecho del trabajo, Es por eso que se suele
afirmar que el derecho del trabajo nace colectivo. La Revolución Francesa por un lado y la revolución
industrial por otro. Son las dos grandes revoluciones de pensamiento o ideológica una mediante el
desarrollo de las ideas centrales de libertad, igualdad y fraternidad y en la producción la otra revolución
que se produce a partir de la máquina de vapor, y la posibilidad de la producción en masa.
Esto dará origen a grandes manufacturas y formas de producir que más tarde encontrarán respecto de la
idea de igualdad fundamentalmente un limite. No es posible pensar ya en la igualdad dentro del contrato
o relación de trabajo. El trabajador no contrata en pie de igualdad con su empleador. Por eso el derecho
civil que era el que hasta ese momento existía para regular relaciones entre particulares
que implicarán relaciones productivas no va a bastar. Surgiendo así esta fuerza que se opone por la vía
de los hechos primero y que luego será reconocida por el derecho. Es primero entonces la agrupación y
la huelga los institutos que aparecen y luego se desarrollará la idea de desigualdad jurídica para
equilibrar las partes de la relación de trabajo. Es esta construcción la que luego orientara la aparición del
Derecho del Trabajo, que en un primer momento será denominado Legislación Industrial.
1. La etapa de la represión comienza con la la supresión del régimen corporativo en 1776, por el Edicto
de Turgot. Luego la Ley d’ Allarde (2-17-, marzo, 1791), y continúa con la Ley Le Chapellier, en 14-17 de
junio de 1791. Se consagra la libertad de trabajo por la primera, y por la segunda se prohíbe toda
reconstitución de las corporaciones, con las características que ha de tener esta ley como legislación
represiva. La que se ve acompañada por la existencia de una libreta obrera, en la que se consignaba si
el trabajador había sido despedido, porque de lo contrario era obligado a volver a la manufactura, la que
desaparecerá en el año 1890. Lo que resultaba complementado por el art. 1781 del Código Napoleónico,
(abrogado recién en 1868), que decía que el amo sería creído acerca de sus afirmaciones tanto sea de
pagos como de adelantos de dinero. Y también las disposiciones del Código Penal (1810) que pena la
coalisión y asociación de más de 20 personas (que existe hasta 1874).
2. Tolerancia: En realidad esta etapa, podría encontrar su origen en lo que algunos estudios denominan
etapa humanitaria o humanitarismo, que comienza a surgir a partir de los años 1830 – 1840, a raíz de
algunos informes presentados sobre estudios en las manufacturas. Uno de los más conocidos es el
Informe de Louis Vilarmé de 1840, quien estudia las manufacturas de lana, algodón y seda, y llega a
conclusiones escalofriantes, en cuanto a las condiciones de vida y de trabajo de esos trabajadores.
Fijándose el promedio de vida en edades muy tempranas. Se comienza entonces a hablar de
pauperismo y cuestión social. Aunque el comienzo propiamente dicho estaría en la década de los 60 en
el siglo XIX, ya que es allí cuando comienzan a desaparecer algunas de las normas del período represor.
Y es hacía 1884 que se comienza a dar un reconocimiento legal.
3. Reconocimiento y protección:
Luego se comienza a entender que la unión de trabajadores es necesaria en ese cometido de lograr un
equilibrio entre esos poderes en juego. Y por lo tanto se entiende que ese movimiento inevitable de que
personas de una misma categoría profesional se reúnan para la defensa de sus intereses en común, es
justamente inevitable, pero también importante. Acompaña a esto sin duda la idea de humanidad
trasladada al derecho, es decir,
el entender la importancia del hombre que esta detrás de estas situaciones que venimos de describir, y
también desde ese momento el sustento ético, que tendrá la consolidación de una disciplina como esta
que nace colectiva, y será de algún modo la que de garantía del respeto por la dignidad humana.
1. Definición.
Podríamos definir al Derecho colectivo del trabajo como el núcleo de normas que regula el conjunto del
personal de la empresa, organizado o no; la formación y las funciones de las asociaciones profesionales de
trabajadores y patronos, sus relaciones, su posición frente al Estado y los conflictos colectivos de trabajo
(Plá Rodríguez, 1999, 7).
2. Denominación.
Si bien se han propuesto otros calificativos como ser: derecho de las relaciones colectivas de trabajo o
derecho sindical. Plá Rodríguez prefiere la denominación: derecho colectivo del trabajo y cita a Krotoschin
quien señala que: “como ocurre con todo el derecho del trabajo también el derecho colectivo toma su
nombre y su esencia únicamente del lado de los trabajadores, en cuyo interés ese derecho existe
principalmente”.
La doctrina alemana (Hueck Nipperdey), la escuela italiana (arts.39 y 40 de la Constitución de 1946, de
donde se analiza: la autonomía sindical, el contrato colectivo de trabajo, sus formas de solución, la
conciliación y el arbitraje, y las huelgas y los paros). Y Paul Durand quien hace una distinción paralela: el
derecho de las relaciones colectivas de trabajo, comprende cuatro términos “el primero se ocupa de los
sindicatos, el siguiente de las convenciones colectivas, el tercero de los conflictos de trabajo, y el cuarto
de los procedimientos para la regulación de los conflictos colectivos”.
De estos maestros europeos – dice De la Cueva que tiene la impresión de que reconocen que las
instituciones de Derecho Colectivo de Trabajo, integran una unidad, una consecuencia natural de que
fueron el resultado de la lucha obrera en defensa de la libertad, que posee dos dimensiones: el derecho
a actuar para la realización de sus fines, esto es, la libertad sindical comprendió, desde un principio, la
facultad de negociar colectivamente las condiciones de prestación de los trabajos, así como la
posibilidad de utilizar los medios a aceptar la contratación colectiva en condiciones justas.
Opina que la escisión del Derecho Colectivo de Trabajo en tres instituciones, que si bien perseguirían
una finalidad única, que es el bienestar inmediato de la clase trabajadora y de sus hombres, y la creación
de una sociedad futura en la que cese la explotación del hombre por el hombre, podrían no obstante
declararse independientes entre sí, de tal manera que podría suprimirse alguna de ellas, así el caso de la
huelga en la Italia fascista, destruye la esencia del Derecho Colectivo de Trabajo: la supresión de la
facultad libre de formar sindicatos destruiría la base del estatuto; la negación del derecho a la
negociación y contratación colectivas colocaría a los sindicatos en estado de incapacidad para la acción;
y la prohibición de la huelga nos regresaría al siglo pasado, cuando la celebración de un contrato
colectivo dependió del sentido caritativo del empresario. En las hipótesis presentadas, lo único que
subsistiría sería una caricatura del derecho colectivo.
El Derecho Colectivo de Trabajo se desdobla en varios principios e instituciones: la libertad de coalición
fluye hacia la asociación profesional y la huelga. Aquella es la unión permanente de los trabajadores, en
tanto la huelga es el procedimiento que permite obligar a los patrones a aceptar una regulación equitativa
de las relaciones de trabajo; y el contrato colectivo plasma dicha regulación- esto es lo que dice De la
Cueva en el “derecho mexicano del trabajo”.
La visión triangular del Derecho Colectivo de Trabajo –agrega De la Cueva- a la que también se puede
llamar la teoría de la unidad indisociable, estaba en lo transcripto, pero le faltaba precisión. Fue en el
coloquio donde queda claro; en A. Latina, con algunas excepciones, no se respetan los principios e
instituciones, particularmente la huelga, con el pretexto de la sindicación, la negociación y contratación
colectivas y la huelga misma, obedecían a razones y fundamentos diversos, lo que autorizaba el
reconocimiento e una o dos de ellas, con exclusión de otra u otras. Es ahí donde llega al convencimiento
de que en las estructuras económicas y capitalistas, la libertad no puede ser seccionada; y toma del
informe final de la OIT la tesis que expuso: “Acerca del concepto en sí de la libertad sindical, un
participante recalcó que el mismo estaba constituido por una trilogía indisociable, a saber, el derecho de
asociación, el de negociación colectiva y el de huelga. La libertad sindical así entendida era un derecho
de carácter político, reconocido a todos los trabajadores sin distinción, incluidos los funcionarios públicos.
El ejercicio de dicha libertad posibilitaba la defensa de los derechos ante el estado y los empleadores y
garantizaba la justicia social necesaria para que todos pudieran vivir dignamente y satisfacer sus
necesidades”.
La doctrina podría representarse gráficamente como un triángulo equilátero, cuyos ángulos, todos
idénticos en graduación, serían el sindicato, la negociación y contratación y la huelga, de tal manera que
ninguna de las tres figuras de la trilogía podría faltar, porque desaparecería el triángulo.
De donde resulta falsa la afirmación de que la asociación profesional es posible en ausencia del derecho
a la negociación y contratación colectiva o huelga, pues si el Derecho del Trabajo asegura la vida de los
sindicatos es para que luchen por la realización de sus fines.
Una idea más que refuerza la indisociabilidad de la trilogía: el principio básico y creador del Derecho
Colectivo del Trabajo es la libertad, a la que en la materia que nos ocupa, se da el título de libertad
sindical, y que es todo el contenido del triángulo, de los que se desprende, al recorrer la historia, ya que
fue ese principio el que “lanzó las flechas de la sindicación, de la negociación y contratación colectivas y
de la huelga”.