Aves sin nido fue una novela controvertida debido a que el
argumento narra la historia de amor entre un hombre blanco y una
bella mujer mestiza, quienes no pudieron casarse al descubrir que
eran hermanos, hijos de un mismo padre, un sacerdote mujeriego,
abordando así la inmoralidad sexual de los clérigos de esa época. A
raíz de esta publicación y la de un relato
supuestamente sacrílego del escritor brasileño Henrique Coelho
Netto en El Perú Ilustrado, la Iglesia católica inició una campaña en
contra de Clorinda Matto, quien fue excomulgada. Las masas
populares, instigadas por el clero, asaltaron su casa, incendiaron su
efigie y quemaron sus libros, los cuales fueron prohibidos. Estos
fueron momentos muy difíciles en la vida de Clorinda Matto y no
fueron muchos los que se atrevieron a defenderla y apoyarla
públicamente. Ella hace especial mención a tres amigos a quienes
les dedica su novela Índole (1981) diciendo: "A mis queridos amigos
y colegas Ricardo Palma, Emilio Gutiérrez de Quintanilla y Ricardo
Rossel".5Este último se presentó ante la Cámara de Diputados para
expresar su más enérgica protesta por los abusos cometidos en
contra de Clorinda Matto y su familia:
Infancia y juventud[editar]
Nació en el Cusco el 11 de noviembre de 1852 en la casa de la
familia Matto en la hacienda Paullu Chico, distrito de
Coya, provincia de Calca, en el departamento de Cusco. Fue
bautizada en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Cusco, el
30 de diciembre de 1854, bajo los nombres de Grimanesa Martina.
Sin embargo, más tarde ella misma usaría el nombre de «Clorinda»,
con el que se le conoció a lo largo de su vida.
Fue hija de Ramón Matto Torres y Grimanesa Concepción
Usandivaras Gárate. Su abuelo paterno era Manuel T. Matto,
natural del Cusco, Magistrado vocal de la Corte Superior de Justicia
del Cusco, literato y jurista; por la línea materna Juan José
Usandivaras, natural de Salta en Argentina, y Manuela Gárate,
natural del Cusco. Es de notar que su apellido Matto tenía variantes
entre sus ancestros. El nombre legal de su padre era Mato, y así
aparece registrada Clorinda en su partida de bautismo; sin embargo
ella posteriormente convirtió Matto (con doble t) en su nom de
plume. Se sabe también que algunos de sus antepasados firmaban
como MATOS.2
En la hacienda de sus padres tuvo oportunidad de observar la vida
campestre, y aprendió a hablar el quechua. Cursó estudios
primarios en el Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes en la
ciudad del Cusco, donde realizó sus primeras publicaciones en el
periódico escolar. Interrumpió sus estudios a raíz de la muerte de su
madre. A partir de entonces se hizo cargo de sus hermanos
menores, Ramón Segundo, Ramón Daniel y Ramón Hermenegildo
Matto Usandivaras. Quería irse a los Estados Unidos a
estudiar medicina, pero su padre no se lo permitió.
En 1871 se casó con el comerciante de productos importados y de
lana,3 médico y hacendado británico Joseph Turner y se fue a vivir
con él al pueblo andino de Tinta, donde residieron durante diez
años.3 Es en esta localidad donde Clorinda Matto conoció de cerca
el sistema de enganche y explotación de la población indígena para
el acopio de lana, lo cual relataría posteriormente en su primera
novela Aves sin nido.3 Al morir Turner diez años después, en 1881,
Clorinda Matto se vio enfrentada con serios problemas económicos,
ya que abogados y jueces corruptos le harían perder gran parte de
su herencia.
AVES SIN NIDO
de Clorinda Matto de Turner
AVES SIN NIDO. DE INTERÉS GENERAL
Aves sin nido (1889) fue la primera de tres novelas de la peruana
Clorinda Matto de Turner (1852-1909). Es su obra máxima,
reconocida como la novela precursora del Indigenismo, movimiento
literario básicamente peruano, en el que brillaron las figuras de Ciro
Alegría ("El Mundo es Ancho y Ajeno") y sobre todo su compatriota
José María Arguedas, con novelas cumbres como "Los Ríos
Profundos".
Matto de Turner hubo de exiliarse del Perú, ya que la novela causó
controversia y ella fue excomulgada por la Iglesia. El clero incitó a las
turbas, que asaltaron su casa y la imprenta de su hermano,
quemaron su efigie y varios de sus libros. Moriría en el exilio en
Argentina.
CARACTERISTICAS
Con 26 capítulos la primera parte y 32 la segunda, que fue traducida
inmediatamente al inglés. La trama de novela consiste en un
matrimonio criollo que va a la sierra peruana, a un pueblo ficticio
Kíllac para invertir en una mina. Mientras se radican allí descubren las
formas de control contra la gente quechua como la mita y la
institución de los pongos. La novela es una denuncia de la
subordinación de los naturales peruanos por parte de la vieja
aristocracia. Hay numerosas ediciones en el Perú (Peisa), en México y
en Estados Unidos (Stockcero). Recientemente la novela fue
publicada otra vez en inglés en dos versiones, una de Naomi
Lindstrom (The University of Texas) y la otra de Antonio Cornejo
Polar (Oxford University).
La obra comienza hablando de Killac, un pueblito de los andes, donde
transcurren los principales hechos de la novela. En killac solo el
paisaje fisico es bello, pero no el social que es horrible. En la trama
de la novela aparece un joven de nombre Manuel, el cual se enamora
de una joven llamada Margarita;el desea casarse con ella, pero
pronto descubren que eso no sera posible.
PERSONAJES PRINCIPALES:
1) Margarita: Muchacha sumisa, discreta, buena, poseía una
belleza incomparable, producto de una mezcla entre la raza
española e indigena, y estaba perdidamente enamorada de
Manu
2) Manuel: Muchacho de alta clase social, simpático, de
actitudes bastante maduras, caballero, decidido, estudioso y
fue quien desde un principio se fijó en la belleza de
Margarita
3) Sebastián Pancorbo: Corrupto gobernador (en un principio)
del pueblo, tan astuto como hipócrita, estafador. Sin
embargo era bastante fácil de influenciar, era como un títere
para todo aquel quien se mostrase de su lado, ya que al
parecer, esa era considerada una necesidad para él.
4) Lucía Marín: Mujer joven, ejemplar por su infinita solidaridad
para con su prójimo, a quien le gustaba inmiscuirse en los
asuntos de su marido, siempre para algo de buena intención.
Jamás se dejaba llevar por actitudes machistas por parte de
otras personajes de la nobleza del pueblo, tenía una
constante conducta lo suficientemente digna, femenina y
madura.
5) Fernando Marín: Honorable hombre de bien y de la alta clase
social del pueblo de Kíllac, esposo de Lucía, quien defendía y
velaba hasta donde podía, las condiciones en que vivían los
indios en esa época.
6) Pascual Vargas: Inmoral, atrevido y lujurioso, cura de la
provincia, quien se aprovechaba de su autoridad para llevar
a cabo los más denigrantes y provechosos
(económicamente) objetivos
Secundarios:
1) Don Gaspar Sierra
2) Estéfano Benites
3) Petronila Hinojosa
4) Pedro Escobedo
5) Coronel don Bruno de Paredes
6) Obispo Don Pedro de Miranda
7) Marcela Yupanqui
8) Hilarión Verdejo
9) Juan Yupanqui
10) Doña Melitona
11) Isidro Champi
12) Claudio Paz
13) Teodora Martina.
14) Juan Luis Arratia Colorado
RESUMEN:
Comienza con la ayuda que le pide Marcela a la señora Lucía de Marín
acerca de lo que tenían que pagar para que les devuelvan a sus hijas.
Con la ayuda de Fernando Marín, Lucía ayuda a Marcela pagándole al
gobernador Sebastián Pancorbo y al padre Pascual, devolviéndoles a
sus hijas Margarita y Rosalía, que mientras tanto Estéfano Benítez,
Pedro Escobedo, el gobernador, el padre Pascual y otros planeaban
un ataque a los esposos Marín. Petronila Hinojosa, esposa del
gobernador, recibe la grata visita de su hijo Manuel, que después va
de visita a la casa de los Marín. El ataque había comenzado contra los
Marín el campanero Isidro Champí comenzó a tocar las campanas, los
Marín se protegían contra la gran turba de hombres armados y con
antorchas que destruían la entrada de la casa de los Marín, Manuel y
su madre fueron ahí para ayudar, que en el camino encontraron dos
indios, uno muerto con un balazo que le rozó los pulmones y le
destruyó el hígado y la otra tenía un balazo en el hombro y que le
había comenzado la infección, eran Marcela y su esposo, detenido el
ataque los Marín los auxiliaron pero Juan Yupanqui ya estaba muerto
pero Marcela podía vivir, recogieron y adoptaron a sus hijas Rosalía
de tres años y Margarita de 14, dándoles vestido, alimento y vivienda
en su propia casa. Fernando Marín presentó un juicio contra los que
habían organizado el ataque contra su casa que fue ayudado por
Manuel el hijo del gobernador que estaba involucrado en este juicio,
en el juicio se presentaba el padre Pascual cunado de pronto se
desmayo y lo tuvieron que llevar de emergencia, por este embrollo
Sebastián Pancorbo tuvo que dejar su cargo dejando de gobernador a
un antiguo coronel del ejército, Don Bruno Paredes; por mientras,
Marcela estaba agonizando y pronto a la muerte dejando a sus hijas a
lado de Lucía que las acogió gratamente. En una reunión con
Escobedo, Benítez, Pancorbo, el nuevo gobernador y otros idearon un
plan para inculpar al campanero y meterlo a la cárcel, y sí, lo
metieron preso. El padre pascual ya dado de alta después de tener la
fiebre Tifoidea, fue a otro pueblo vecino para descansar pero
haciendo maniobras con su caballo cae y se chanca la cabeza
quedando desmayado siendo auxiliado por un convento cercano, pero
lamentablemente muere. Martina, esposa de Isidro Champí, el
campanero, fue a pedir ayuda a su compadre que era Pedro
Escobedo, y este le pide sus vacas y algunos ganados para la
liberación del campanero, pero que en realidad no le iba dar libertad
sino hasta dentro de unos meses, Martina pensando esto fue a pedir
ayuda a Don Fernando Marín. En la casa de Doña Petronila, estaba
con su hijo Manuel conversando cuando de pronto entro Sebastián
borracho y comenzó a golpear a su esposa, viendo esto Manuel va a
su auxilio y relaja a Sebastián. El nuevo gobernador de Kíllac estaba
en un pueblo vecino, Saucedo, en la casa de don Gaspar donde había
una fiesta, el gobernador vio a la hija de don Gaspar y quería estar
con ella, visto esto Gaspar planeó una idea para sacarla del lugar y
llevarla a donde Petronila y le enseñe a ser una verdadera mujer,
haciendo esto, Gaspar se llevó a su hija con un pretexto que iba a
dejar un encargo en Kíllac, junto con su criado se la dejo a doña
Petronila, el nuevo gobernador sabiendo esto salió de la fiesta y fue a
buscarla, pero le llegó una carta que le hacía dejar su cargo, y con
esto se desapareció y no se supo nada mas de él. Manuel había ido a
visitar a Don Fernando (que en realidad buscaba a Margarita), habló
con Margarita sobre el amor que sentía hacia ella, Margarita, tímida
fue a llamar a su padrino. Lucía y su esposo planearon un viaje para
salir fuera de Kíllac y nunca más regresar, y se llevarían a sus
ahijadas a Lima para que estudien y luego irse a Europa, Lucía habló
esto con Margarita que le preguntó si iría también Manuel, pero
lamentablemente tenía cosas que hacer en el pueblo y no podía salir.
En la conversación entre Manuel y Fernando apareció Martina para
pedirles ayuda, y Fernando siempre generoso prometió junto con
Manuel ayudarla y liberar a su esposo. Después de que Martina se
fue, bajaron Lucía y su ahijada, y en ese instante apareció Doña
Petronila y la hija de Gaspar para que la conozcan. Manuel y
Fernando luchaban por la libertad del campanero y a pocos días de su
partida a Lima, ideó una fiesta para que convencer a las autoridades.
Ya en la fiesta, el primero en llegar fue Manuel y su familia, que
preguntó por Margarita, pero ella estaba en el cementerio, junto con
su hermana para despedirse de sus padres para siempre; en la fiesta
intentaron convencer a las autoridades de liberar a Isidro con noticias
positivas. Ya en el día de su partida, estaba Manuel, Benítez,
Escobedo, Verdejo y Pancorbo, se estaban despidiendo cuando llego
un grupo de hombres junto con López, que tenía nuevas noticias:
Sebastián Pancorbo iría directamente a la cárcel por el atentado
contra los Marín, Pedro Escobedo, Estéfano Benítez e Hilarión Verdejo
tendría el mismo destino. Enterados de esto, Fernando Marín se
retrasó un poco para conversar con Manuel, para que se quede un
tiempo más y arregle lo que pasaba en Kíllac: liberar al campanero y
ver el juicio de los otros culpables. Ya en el tren Lucía, Fernando,
Margarita y Rosalía partieron en tren. Petronila enterada que su
esposo se iba a la cárcel le pidió a su hijo que intente liberarlo. El
plan de Manuel era hacer todo lo necesario en Kíllac y luego ir tras su
amada Margarita. Ya todo listo en Kíllac, Sebastián Pancorbo e Isidro
Champí estaban libres gracias a Manuel, este partió tras su amada.
Mientras tanto en el tren de los Marín se acercaba una catástrofe, en
los rieles cerca al puente pasaba un ganado de lo que no se
percataron los maquinistas, luego Mister Smith, se dio cuenta y en el
acto quiso frenar, todos los vagones saltaron, mientras que algunas
vacas eran trituradas por el inmenso tren toda la gente del tren
gritaban, Mister Smith disparó contra la caldera poniendo en riesgo
su vida para salvar a todos los pasajeros, gracias a el lograron
detenerse, pero el tren se descarriló ya fuera del puente, solo con
algunas personas heridas levemente, como Rosalía que se chancó el
labio; ya todo listo volvieron avanzar. Los Marín ya estaban en la
segunda ciudad del Perú (eso significa que era La Ciudad Blanca,
Arequipa), se hospedaron en el hotel Imperial. Ahí Margarita sintió los
pasos de su amado que atravesaban la puerta, era Manuel tras su
amada, le pidió que sea su amada, pero una muy mala noticia le
caería a esa relación, Lucía les confesó algo, Manuel no era el hijo de
Sebastián, el era su padrastro como ya sabemos por la forma de
hablar con él, en realidad su padre era el cura Pedro Miranda y Claro
que abusó de doña Petronila, Marcela antes de morir le dijo un
secreto a Lucía, Margarita era la hija de Marcela, pero no de Juan
Yupanqui, el Cura Pedro Miranda Y Claro siguiendo con sus fechorías
también abuso de Marcela, así que eso llegaba a una conclusión:
MANUEL Y MARGARITA ERAN HERMANOS.
PRIMERA PARTE:
Aves sin nido empieza con una descripción del pueblo situado en la
sierra del Perú que se llama Kíllac—un lugar en que la naturaleza
inspira a la gente a sentir mucho amor para su país. La autora usa los
colores y los olores para describir la naturaleza y la belleza de la
tierra peruana. El narrador continúa por describir a la gente del
pueblo. Primero, se presenta a Marcela, una mujer india que lleva la
ropa peruana tradicional. En contraste, hay otra mujer, se llama
Lucía, que pertenece a la clase alta y acaba de mudarse a Kíllac con
su esposo, don Fernando. Con su tiempo libre empieza a hablar con
Marcela y aprende de su situación devastadora: Marcela tiene que
pagar sus deudas al cura y al gobernador del pueblo pero no tiene
bastante dinero. Por eso, Lucía decidió hablar con el cura Pascual y
con el gobernador, don Sebastián. Cuando los dos oficiales del pueblo
van a visitar a Lucía y se enteran de sus opiniones, se burlan de ella.
Ellos piensan que Lucía tiene la intención de cambiar el ritmo y estilo
de vida en el pueblo. Además, el cura dice que tiene que recolectar
las deudas para que él pueda continuar con sus servicios al pueblo.
En este momento Lucía empieza a darse cuenta de la corrupción en
Kíllac en vez de estar de acuerdo con ellos. Marcela, después de
conocer a Lucía, comienza a tener la esperanza de que alguien pueda
tenerles compasión y tal vez cambiar el sistema corrupto de su
pueblo.
En la próxima parte, se descubre que el cura tomó a la hija de
Marcela, que se llama Rosalía,que es la hija menor, con la intención
de amenazar a Marcela. Entonces, Lucía decide que va a dar dinero a
Marcela para que pueda recoger a su hija. Mientras tanto, el esposo
de Lucía da un documento al gobernador en que se dice que pagarán
las deudas de Marcela si ella puede recuperar a su hija.
Este es el comienzo de situaciones conflictivas. Cuando el cura se da
cuenta que fue Lucía que le dio el dinero a Marcela, se reúne con el
gobernador, y juntos hablan a su vez con la gente del pueblo. Todos
deciden matar a esta nueva pareja (Lucía y Fernando) por sus
intenciones de arruinar la felicidad del pueblo.
Al mismo tiempo que esto ocurre, se presenta a Doña Petronila (la
esposa del gobernador) y su hijo (cuyo verdadero padre no es el
gobernador) que se llama Manuel. Manuel es muy bien educado y
tiene una mente clara y digna. También él tiene mucho respeto hacia
Lucía y don Fernando y quiere ayudarlos de cualquier manera que sea
posible. Cuando Lucía y don Fernando vuelven a su casa, tienen que
escapar la brutalidad de la gente del pueblo cuando tratan de allanar
su casa y matarlos. En medio del ataque, la gente del pueblo mata al
esposo de Marcela y ella muere poco después por dificultades y el
desconsuelo ante la muerte de su esposo. Las hijas de Marcela
quedan sin hogar, son las “aves sin nido”, carentes de padres, casa y
sostén. Lucía, por su empatía, decide ser la nueva madre de las
huérfanas (Margarita y Rosario).
Este parte termina con el retiro del cura del pueblo de Kíllac que se
va, debido a que padece de la fiebre tifus, de la cual se recupera,
quedando sin embargo con perturbaciones psicológicas. Se resalta
también la persistencia y afán de Lucía, su esposo Fernando y Manuel
por proveer justicia y borrar la corrupción al interior del pueblo.
SEGUNDA PARTE:
Al principio de la segunda parte de la novela, el narrador cuenta que
pasan “meses y meses” sin que haya progreso en la investigación del
crimen de la noche del 5 de agosto. Ésta continúa “con la lentitud
alentadora del reo, lentitud con que en el Perú se procede dejando
impune el crimen y tal vez amenazada la inocencia” (79).
A pesar de haber tomado las declaraciones de muchos testigos, el
juez de paz, don Hilarión Verdejo, no ha hecho un juicio y cita a don
Fernando Marín para que éste dé su testimonio. Marín no ha querido
“empeñarse en aquel juicio” (79), pero cumple con la citación y llega
a la oficina de Verdejo para hacer su declaración. Después de que
llega el plumario Esté fano Benites, el juez de paz comienza la
entrevista con Marín. Cuando Marín declara que sí “sabe quiénes
atacó la casa o conoce los autores del atentado”, Verdejo concluye la
entrevista diciendo que está suficiente para hoy y que anda muy
ocupado con otras cosas. Al salir Marín, Benites y Verdejo planean el
embargo para poder quitarle al campanero Isidro Champi de sus
vacas, ovejas y alpacas y deciden que su amigo Escobedo será el que
exige la orden para la entrega del ganado de Champi.
“Encerrado en su cuarto por largas horas” (82), Manuel sufre por la
contradicción entre la implicación de don Sebastián en el crimen y su
deseo de ayudar a Lucía con los planes para el futuro de su nueva
ahijada, Margarita. Después de largas vacilaciones, Manuel decide
volver a la casa de don Fernando Marín y de su esposa la señora
Lucía. Antes de llegar él coge una ramita de violetas del jardín de su
mamá para dársela a Margarita, haciendo una comparación entre
ellas y la modestia de la chica. Una vez en la casa de Marín, observa
a Margarita estudiando unas fichas grabadas con las letras del
alfabeto. Lucía le pregunta a Manuel porque ha estado ausente por
tanto tiempo, y él explica mencionando a sus preocupaciones
recientes. Mientras estudia Margarita, Manuel expresa de manera
disimulada su interés en la chica y Lucía se da cuenta de los
sentimientos de Manuel.
Gracias a “la asistencia caritativa” (85), el cura Pascual no muere del
ataque de tifoidea y se va para la ciudad de Lima para pasar el
período de su convalecencia allí. Mientras tanto, llega a Kíllac el
hombre que ha sido designado por el Supremo Gobierno como la
nueva autoridad de la provincia serrana. El coronel Bruno de Paredes
es conocido en el Perú “por gozar de influjos conquistados en torneos
del estómago, o banquetes, como por sacar con frecuencia las manos
del plato de Justicia” (85), y además es amigo antiguo de don
Sebastián.
Don Sebastián y el coronel se reúnen en la casa de don Sebastián
para hablar de los sucesos de los últimos meses. Paredes critica a
don Sebastián por haber tomado en cuenta las sugerencias de
Manuel, y le dice que a pesar de su resignación, nuevamente le va a
nombrar gobernador a don Sebastián. Paredes declara su intención
de aprovechar de su nueva posición para sacar beneficias, y dice que
quiere incluir a don Sebastián en sus planes.
Nuevamente en la casa de don Fernando Marín, Manuel y Marín
lamentan el estado de las autoridades en el pueblo. Marín revela sus
planes para mandarlas a las chicas a educar en Lima. Manuel le da a
Margarita el ramillete de violetas y ella lo acepta. Los hombres
continúan hablando de la nueva autoridad, quien parece no querer la
amistad de Manuel. Éste se va de la casa y se pierde en sus
pensamientos de Margarita. Piensa que si puede revelar la verdad se
su verdadero padre a don Fernando, podrá estar con Margarita. Se
resuelva además a seguirla a Margarita cuando se vaya a Lima y
estudiar para hacerse abogado.
Mientras Manuel está en la casa de Marín, los vecinos notables de
Kíllac se reúnen en la casa de don Sebastián para conocer al nuevo
subprefecto, coronel Paredes. Paredes declara su esperanza de poder
apoyar a los vecinos y de recibir su apoyo también. Avisa que
“debemos aprovechar de la estación para hacer nuestro reparto
moderado”, pues dice que no le gustan los abusos (91). También
Paredes les hace una recomendación en cuanto al juicio todavía
irresuelto. Les dice que tengan “prudencia” con don Marín y que
capturen y encarcelen a Isidro Champí. Entonces Paredes parte de la
casa entre la multitud voces gritando “¡viva el subprefecto, coronel
Paredes!” (93) y poco después se va Benites a ejecutar la orden para
la captura de Champí. Don Sebastián queda sólo en su casa y
comienza a tomar caña de azúcar, pues teme que su esposa y Manuel
arruinarán su ambición de llegar a un puesto más alto por medio de
conspirar con Paredes. Doña Petronila oye los gritos locos de su
esposo borracho y luego de vacilar entre esperar a que llegue Manuel
e intervenir por su propia cuenta, entra en el cuarto donde don
Sebastián está tomando. Éste sigue gritando y se pone violento con
su mujer. Mientras tanto, Manuel llega a la casa y encuentra el
conflicto entre su padrastro borracho y su madre. Manuel termina la
escena por tomar a su padrastro por la cintura y llevarlo a su
dormitorio.
Benites rápidamente cumple la tarea de llevarlo preso a Champí. El
campanero se está alistando para ir a la iglesia cuando llega Benites.
Delante de la esposa y los siete hijos de Champí, Benites sale para la
cárcel con su prisionero. Antes de irse dice que no tengan miedo, que
les va a ayudar a resolver el asunto. La esposa Martina está muy
preocupada y decide acudir a su amigo Escobedo, pues cree que “él
puede hablar por nosotros” (97).
Don Fernando se preocupa cada día más por el estado de las cosas
en Kíllac y toma la decisión de que partir del pueblo. Le revela su
decisión de volver a Lima a Lucía, quien está embarazada. Rosalía y
Margarita acompañarán a la pareja en el viaje para entonces estudiar
en la capital.
El cura Pascual, que está en el camino para Lima, pasa unos días sin
tomar alcohol ni estar con mujeres. Su intención de llevar una vida
más sana fracasa cuando llega a un posado y ve a la bella posadera.
Se emborracha en el posado y la posadera y su esposo lo ponen
nuevamente en su caballo fino para que termine el viaje a Lima.
Cuando llega a Lima se cae de su caballo y está salvado por los frailes
de un convento. Le dan un cuartito en que descansar, y una vez allí el
cura piensa en la contradicción entre el deseo natural del hombre y la
vida que tiene que llevar en el servicio de Dios y la Iglesia. De
repente cae muerto el cura, y lo encuentran unos frailes que después
hablan de su temor a la muerte repentina, pues una muerte
repentina no les daría la oportunidad de prepararse para el más allá.
Manuel, que ha sufrido internamente por el tumulto de los sucesos
domésticos, habla con su mamá sobre su deseo de estudiar para
hacerse abogado. Doña Petronila le asegura que ha ahorrado dinero
para estos fines. También le acuerda de que es su deber respetar a
Don Sebastián y de tratarlo como si fuera su padre verdadero.
En la casa de Escobedo, Martina aplica al vecino para que la ayude a
liberar a su esposo. Escobedo le avisa que le entrega cuatro de sus
vacas, pues así podrá liberar a Champí “mañana, pasado, dentro de
tres días” (110). Ella sale de la casa rumbo a la cárcel y Escobedo se
dice riendo, “Ratón, caíste en la ratonera” (110).
El subprefecto coronel Paredes visita a los pueblos vecindarios de
Kíllac y en uno de ellos escoge a una joven muy linda para ser su
próxima conquista. Teodora está prometido a otro, y sabe que las
intenciones del subprefecto son malas. Mientras Paredes pasa cinco
días en la casa de Teodora bebiendo y festejando con sus amigos,
ella se preocupa por su reputación y por su novio. Su papá le
aconseja que sea amable con el subprefecto en la noche de la última
cena, y que luego buscará una salida para su hija.
Manuel va a la casa de don Marín y la halla sola a Margarita.
Aprovecha de la circunstancia para declararle su amor y su deseo de
casarse con ella. Margarita, que todavía está muy joven, sin embargo
“sabía desde este momento que era mujer. Sabía que amaba” (115).
Después Lucía le informa a Margarita que toda la familia se irá para
Lima. Cuando Margarita le cuenta de lo ocurrido con Manuel, Lucía le
aconseja que no se enamore de Manuel, pues él es “el hijo del
sacrificador de tus padres” (116). Margarita se siente muy triste por
el conflicto. Lucía decide que va a hablar con su esposo acerca de la
situación de Manuel y Margarita.
Mientras tanto, Teodora y su padre don Gaspar huyen de su casa y
del coronel Paredes. Teodora continúa en el camino para la casa de
doña Petronila, quien la esconderá del subprefecto. Su padre regresa
a la casa para encontrarse en el camino con los amigos de Paredes
que han salido en busca de Teodora. Mientras tanto, Paredes recibe
una carta avisándole de “una tempestad política” (123) que le obliga
a salir rápidamente de la casa de don Gaspar para esconderse en la
ciudad.
Después de la declaración de amor de Manuel, éste se reúne con don
Fernando y los hombres hablan de sus planes para ir a Lima. También
Manuel insinúe que don Sebastián no es su padre verdadero. Don
Fernando dice que le va a ayudar a Manuel con el arreglo de sus
financias para el viaje a Lima, y luego los hombres cierran su
conversación lamentando nuevamente la situación de la política y de
las indígenas en los pueblos del Perú, pues la huida de Teodora a la
casa de Manuel ha destapado otra prueba de la corrupción de las
autoridades regionales.
Martina lo visita a su esposo en la cárcel y le cuenta de la entrega de
las cuatro vacas a Escobedo. Mientras toma lugar la triste reunión de
la pareja, Escobedo y Benites planean dar una vaca al subprefecto y
quedar con las otras tres, y también arreglan cómo proceder con el
embargo. Champí permanecerá en la cárcel, pues “Ahora no conviene
que salga; lo embromaremos unos dos meses, y después la sentencia
hablará” (132).
La familia de doña Petronila llega a la casa de don Fernando para
presentar a Teodora. El grupo está platicando amablemente cuando
aparece Martina. Ella está desesperada porque las justicias han
llevado sus vacas y porque teme que don Sebastián los esté
persiguiendo a ella y su esposo. Don Fernando dice que los protegerá
y salvará de las autoridades corruptas y Martina sale “llena de
esperanzas” (137) para comunicarle la noticia a su esposo
encarcelado.
Gracias a la situación inestable de las políticas nacionales, también
cambia el autoridad local en Kíllac. Nadie sabe dónde se ha escondido
Paredes.
Manuel continúa pensando en Margarita y declara que les revelará a
don Fernando, Lucía y Margarita el secreto de su nacimiento.
Doña Petronila también fue a la casa de don Fernando para pedirle
cartas de recomendación al nuevo subprefecto para Teodora y su
padre. Don Fernando dice que pedirá las cartas a la vez que aplica a
su amigo para ayuda en respecto a la situación de Champí. Después
de que se van doña Petronila y Manuel, Lucía habla con su esposo
acerca del amor que ha observado entre los jóvenes. Don Fernando le
asegura que el de Manuel y Margarita sería un muy buen matrimonio,
y Lucía piensa en la educación de las virtudes domésticas de
Margarita. Don Fernando prepara la carta con el doble propósito a su
amigo don Federico Guzmán.
Mientras Martina le cuenta las noticias a su esposo, Escobedo, Benites
y otros amigos hablan de la intervención de don Fernando y de
Manuel. Deciden que no es una gran amenaza a sus planes debido a
la pronta partida de Marín.
Don Fernando y Lucía deciden invitar a los vecinos para un desayuno
en la mañana de su viaje para Lima. Así don Fernando podrá hablar a
favor de la causa de Champí. También se han concretizado los planes
de Manuel para estudiar en la ciudad capital.
En la mañana de la partida de la familia Marín, llegan todos los
vecinos, inclusive Escobedo, cuya esposa ha dicho que está de viaje.
Margarita y Rosalía van a despedirse de la tumba de sus padres.
Durante el desayuno, don Fernando habla por la causa del campanero
Champí. Mientras la familia se está tomando las últimas
preparaciones para salir rumbo a la estación del tren, un grupo de
hombres armados llega a la casa con el propósito de llevarlos preso a
don Sebastián, don Verdejo, Escobedo y Benites. Como su padrastro
ha sido encarcelado, Manuel sabe que va a tener que postergar sus
planes. Intenta calmar a su madre y comienza a trabajar en las
defensas de Champí y de don Sebastián.
Don Fernando y su familia viajan por caballo hasta llegar a la estación
de tren. Manuel está muy triste por la postergación de sus planes y
extraña mucho a Margarita. Su madre le anima por decirle que vaya
a alcanzar a don Fernando para que declare su intención de casarse
con Margarita.
Lucía y su esposo suben al tren con las dos chicas. El tren sigue sale
de la estación y todo va bien hasta que el tren choca con una tropa
de vacas que está en el centro de un puente.
Manuel cumple su deber con respecto a su padrastro, pues don
Sebastián sale de la cárcel. Él explica a don Sebastián su deseo de
salir la próxima mañana diciendo que además de pedir la mano de
Margarita hará los pasos necesarios para conseguir de don Fernando
“el recurso de transacción y desistimiento, para que este juicio quede
fenecido y no nos vuelvan a molestar” (168).
Debido a los esfuerzos de Manuel, también sale de la cárcel Isidro
Champí. Nuevamente reunidos, él y su esposa lamentan su triste
existencia: “Nacimos indios, esclavos del cura, esclavos del
gobernador, esclavos del cacique, esclavos de todos los que agarran
la vara del mandón” (170). La pareja dice que moriría dichosa si no
fuera por sus hijos; para los indios, “¡La muerte es nuestra dulce
esperanza de libertad!” (170).
Don Fernando y su familia salen del choque de tren sin mayores
heridas. Por fin el tren reanuda la marcha y llegan a una hermosa
ciudad. Una tranvía tirado por caballos los conduce al Gran Hotel
Imperial. La familia llega al hotel lujoso mientras Manuel está en el
camino para alcanzarla.
Cuando Manuel llega al hotel, se reúne con la familia para contarles
del estado de las cosas en Kíllac. Hablan de la salida de don
Sebastián y de los pasos que debe tomar don Fernando para asegurar
la libertad de Champí y de don Sebastián. Don Fernando sale a
arreglar el asunto y Manuel queda con la familia por la noche, cuando
espera pedir la mano de Margarita.
Esa noche, Manuel aparece en el hotel lleno de esperanzas. Otra vez
declara su amor a Margarita, y cuando llegan don Fernando y Lucía,
les pide su mano con un plazo de tres años. Entonces revela que su
verdadero padre es el obispo Claro, y Lucía, quien sabe la identidad
del verdadero padre de Margarita, comienza a temblar y a llorar. Por
fin, se entiende que Margarita y Manuel son hermanos. Margarita cae
en los brazos de Lucía, “cuyos sollozos acompañaban el dolor de
aquellas tiernas aves sin nido” (183).
ANÁLISIS DESDE OTRA PERSPECTIVA:
Fuente diarioinca. Don Fernando Marín, minero, y su esposa Lucia se
identifican plenamente con el sufrimiento de los indios de Killac;
cooperan con el dinero al Indio Juan Yupanqui para protegerlo de los
cobros injustos a que lo sometían el cura pascual, el gobernador
Sebastián Pancorbo y los vecinos blancos.
Las acciones que cometen los abusivos explotadores de Killac son
extremadamente inhumanas, como por ejemplo el rapto de la
pequeña hija de Juan Yupanqui que el cobrador de impuestos hace
con la complicidad de las autoridades, para luego venderla en
arequipa.
La ayuda que brinda don Fernando Marín salva a la hija de
JuanYupanqui. La solidaridad de la familia Marín con los indios
humillados y maltratados simboliza la medición de un elemento
externo y civilizador, ajeno a la estructura interna de la sociedad
lugareña, que rompe el equilibrio tradicional de la explotación del
indio.
Los explotadores e sienten amenazados de afuera, por gente que no
reconocen el equilibrio de la explotación, y por ello deciden suprimir
la amenaza de manera violenta, recurso tradicionalmente efectivo
para controlar la rebelión del indio. Organizan una asonada popular
contra los forasteros para asesinarlos; los esposos Marín escapan a
tiempo del atentado gracias a otra intervención providencial, en cierto
modo otra vez ajena al lugar; se trata de Manuel, un joven estudiante
de jurisprudencia, que con el exilio de su madre Petronila, se hace
presente en la casa de los Marín para salvarlos.
Manuel es hijastro del gobernador y este hecho crea disensión en
la iglesia no solo tenían los privilegios de la riqueza sino también la
prerrogativa de los señores el campo enemigo del indio; un elemento
ideólogo interesante es que la salvación del indio en la novela
indigenista tiene como punto de partida el cambio de la conciencia en
algunas personas del grupo explotador, gracias a la intervención de
un factor civilizador; de esta manera de plantear el problema
comienza con “aves sin nido”. Antes de morir, Marcela Yupanqui
confiesa un secreto a Lucia Marín, que será revelado al final de la
novela, después de haber servido como ingrediente para crear un
desenlace melodramático.
Las niñas Yupanqui, que se habían quedado huérfanas son adoptadas
por los Marín. Margarita Yupanqui en manos de la novelista es apenas
un recurso para insertar en la novela la trama romántica; sin ella el
paso de la narración descansaría sobre la denuncia indigenista:
Manuel se enamora subidamente de Margarita, como complemento
de su figura como héroe salvador de los Marín. Las preocupaciones de
Clorinda Matto de Turner exige el castigo de los personajes culpables,
así la intención moralizante de la novela romántica se hace evidente.
El cura personaje licencioso y uno de los instigadores de la asonada
contra los Marín, rápidamente enferma y muere. Los otros
complotados corren el peligro de ser enjuiciados por crimen;
parecería que los mecanismos de la justicia, que no esta del todo
ausente, se movía para castigar a los culpables; pero nuevamente
son burlados por las autoridades (el gobernados Sebastián y el juez
de paz) encargados de hacerlos funcionar.
Los culpables en Killac, atentados por el nuevo subprefecto, le echan
la culpa de la asonada a otro indio, el campanero champú, que no
tiene nada que hacer en el asunto, pero, por ser indio era la victima
natural e inevitable dentro del sistema de explotación.
El indio champú va a la cárcel, se apropian de su ganado, su mujer
martinas acude donde los Marín para pedir ayuda; se repite el patrón
de la salvación providencial. Los Marín cansados de vivir en un medio
tan injusto y temeroso de otras represalias, resuelven marcharse a
lima.
Los Marín antes de la partida, dan un banquete a las personas mas
importantes que eran los mas culpables, para con loable propósito
cristiano logra persuadirles de que cambien sus costumbres
ancestrales en nombre de la moral. Las cosas terminan como
terminan con la llegada a killac de una orden judicial de
encarcelamiento para los culpables del crimen. Manuel, entenado del
gobernador, gestiona y logra la libertad del indio champú y también
la de su padrastro; así quedan libres tanto el culpable como el
inocente.
Los Marín se marchan y Manuel los sigue para pedir la mano de
margarita. El final de la novela es cuando Manuel y margarita
descubren que son hermanos, hijos del Obispo Pedro De Miranda Y
Claro, producto de una época en que los dignatarios de feudales.