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Lejos de Carly Churchill

Texto dramático de Carly Churchill
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Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
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LEJOS (FAR AWAY)

Carly Churchill

VERSIÓN CASTELLANA DE JUANV. MARTÍNEZ LUCIANO


Teatro del Astillero, teatro 18
PERSONAJES
JOAN, una muchacha.
HARPER, su tía.
TODD, un joven.
Para "La cabalgata" -de la Escena 2.5- cinco participantes serían pocos, y
veinticinco mejor que diez. ¿Qué tal cien?

1.
En casa de HARPER.- Noche.

JOAN.- No puedo dormir.


HARPER.- Extrañas la cama.
JOAN.- No es eso. Me gusta dormir en lugares diferentes.
HARPER.- ¿Tienes frío?
JOAN.- No.
HARPER.- ¿Quieres tomar algo?
JOAN.- Creo que tengo frío.
HARPER.- Eso tiene fácil solución. En el armario hay mantas.
JOAN.- ¿Es tarde?
HARPER.- Las dos.
JOAN.- ¿Te vas ya a la cama?
HARPER.- ¿Quieres beber algo caliente?
JOAN.- No, gracias.
HARPER.- Entonces, deberías irte a la cama.
JOAN.- Bien.
HARPER.- Un lugar nuevo siempre resulta extraño al principio. Dentro de una
semana recordarás esta noche, y ya no será lo mismo.
JOAN.- He estado en muchos sitios. Y me he quedado con mis amigos en sus
casas. No echo de menos a mis padres si es eso lo que piensas.
HARPER.- ¿Ya tu perro? ¿ Lo echas de menos?
JOAN.- Creo que echo de menos a mi gata.
HARPER.- ¿Duerme en tu cama?

1
JOAN.- No, porque la ahuyento. Pero, si la puerta no está bien cerrada, vuelve
a entrar. Si no cierras bien la puerta por la noche, se las apaña para entrar.
HARPER.- Acércate un momento. Estás temblando. No tendrás fiebre ...
JOAN.- No, estoy bien.
HARPER.- Debes estar agotada. Anda, vete a la cama. Yo también voy a
acostarme.
JOAN.- He estado ahí fuera.
HARPER.- ¿Cuándo? ¿Ahora?
JOAN.- Hace un rato.
HARPER.- No me extraña que tengas frío. Hace calor durante el día, pero por
la noche refresca.
JOAN.- Aquí las estrellas son más brillantes.
HARPER.- Eso es porque no hay farolas.
JOAN.- Apenas se veía nada.
HARPER.- Ya me lo imagino. ¿Cómo has salido? No he oído la puerta.
JOAN.- He salido por la ventana.
HARPER.- No me parece bien.
JOAN.- Es bastante seguro. Hay un tejadillo que llega hasta el árbol.
HARPER.- Cuando uno se va a la cama es para quedarse en la cama. ¿En tu
casa también sales por la ventana?
JOAN.- En casa no puedo porque… No, en casa no.
HARPER.- Soy responsable de ti.
JOAN.- Sí, lo siento.
HARPER.- Bueno, ya está bien de aventuras por esta noche. Ahora a dormir.
Vamos. Apenas puedes abrir los ojos.
JOAN.- Había una razón.
HARPER.- ¿Para salir?
JOAN.- He oído un ruido.
HARPER.- Sería un búho.
JOAN.- Un grito.
HARPER.- Un búho entonces. Por aquí hay toda clase de pájaros, incluso
oropéndolas. La gente viene especialmente para verlos. A veces tenemos que
hacer té o café, o venderles botellas de agua. Les entra sed y la gente no sabe
que aquí no hay cafeterías. Mañana verás que sitio tan bonito es éste.

2
JOAN.- Se parecía más al grito de una persona.
HARPER.- Cuando oyes a un búho es como si oyeras a una persona gritando.
JOAN.- Era una persona gritando.
HARPER.- Pobrecilla, qué susto debes haber pasado creyendo que una
persona quien gritaba. Deberías haber bajado en seguida a decírmelo.
JOAN.- Quería ver qué era.
HARPER.- Estaba oscuro.
JOAN.- Sí, pero se veía.
HARPER.- Ya, ¿y qué imaginaste ver en la oscuridad?
JOAN.- Vi a mi tío.
HARPER.- No me extraña que lo vieses. Le gusta salir a tomar el aire. Espero
que no fuera él quien gritaba.
JOAN.- No.
HARPER.- Menos mal. ¿Le dijiste algo? Imagino que te asustaste por si te
preguntaba qué hacías fuera de la cama a esa hora.
JOAN.- Me quedé en el árbol.
HARPER.- ¿No te vio?
JOAN.- No.
HARPER.- Qué sorpresa va a llevarse. Seguro que se ríe cuando se entere
que te has subido al árbol. Y te reñirá, pero no será un enfado de verdad. Ya
verás cómo lo encuentra divertido. Él también lo hacía cuando era pequeño.
Bueno, y ahora a la cama. Yo subo en seguida.
JOAN.- Iba empujando a alguien. Lo empujaba como un fardo hacia el
cobertizo.
HARPER.- Estaría metiendo algún saco en ese cobertizo. Trabaja hasta muy
tarde.
JOAN.- No estoy segura de que fuera una mujer. Podría haber sido un hombre
joven.
HARPER.- Déjame que te diga que, cuando llevas tanto tiempo casada ... la
gente acaba haciendo cosas ... es natural. Pero, nada malo ... Tu tío tenía una
fiesta con unos amigos.
JOAN.- ¿Una fiesta?
HARPER.- Una reunión de amigos.
JOAN.- Sí, porque no era sólo esa persona.

3
HARPER.- No, habría unos cuantos amigos.
JOAN.- Un camión lleno.
HARPER.- No me extraña.
JOAN.- Apoyé la oreja en el lateral del camión y oí cómo lloraban dentro.
HARPER.- ¿No estabas arriba del árbol?
JOAN.- Bajé del árbol y me acerqué al camión después de mirar por la ventana
del cobertizo.
HARPER.- Cuando estás de visita en una casa ajena, hay cosas que pueden
no ser de tu incumbencia.
JOAN.- Sí, preferiría no haberlo visto. Lo siento.
HARPER.- ¿Y no te vio nadie?
JOAN.- Estaban demasiado distraídos.
HARPER.- Creo que tuviste suerte de que nadie te viera.
JOAN.- Si es una fiesta, ¿por. qué había tanta sangre?
HARPER.- ¿Sangre? ¿Estás segura?
JOAN.- Sí.
HARPER.- ¿Dónde?
JOAN.- En el suelo.
HARPER.- ¿No estaba oscuro? ¿Cómo pudiste verla en la oscuridad?
JOAN.- Porque resbalé al pisarla. (Levanta el pie desnudo.) Me la he quitado
casi toda.
HARPER.- Sería del perro que atropellaron esta tarde.
JOAN.- Se hubiera secado.
HARPER.- No si había barro.
JOAN.- ¿Qué clase de perro era?
HARPER.- Un perro grande. No sé, no era de raza.
JOAN.- Es horrible. Debes estar muy triste. ¿Hacía tiempo que lo teníais?
HARPER.- No, era bastante joven. Se nos escapó. Era muy desobediente. Fue
un camión que hacía marcha atrás.
JOAN.- ¿Cómo se llamaba?
HARPER.- Flash.
JOAN.- ¿De qué color era?
HARPER.- Negro con manchas blancas.
JOAN.- ¿Por qué había niños en el cobertizo?

4
HARPER.- ¿Niños? ¿Qué niños?
JOAN.- ¿No sabías que había niños?
HARPER.- ¿Cómo pudiste ver que había niños?
JOAN.- Había una bombilla encendida. Por eso pude ver la sangre que había
dentro del cobertizo. Y también pude ver que algunos tenían sangre en la cara.
HARPER.,- Has descubierto un secreto. Lo sabes, ¿verdad?
JOAN.- SI.
HARPER.- Y es algo que no deberías saber.
HARPER.- Sí, lo siento.
HARPER.- Nunca debes hablar de esto con nadie. Si lo hicieras, pondrías en
peligro la vida de esas personas.
JOAN.- ¿En peligro? ¿Por qué? ¿Por mi tío?
HARPER.- No, claro que no es por tu tío.
JOAN.- ¿Por ti?
HARPER.- ¿ Estás loca? Claro que no es por mí. Voy a contarte lo que sucede.
Tu tío está ayudando a esas personas. Les ayuda a escapar. Les da un sitio
donde cobijarse. Algunos estaban todavía en el camión y por eso lloraban. Tu
tío va a llevarlos a todos al cobertizo, y allí estarán seguros.
JOAN.- Tenían sangre en la cara.
HARPER.- La tenían antes de llegar. Fueron atacados por las personas de las
que tu tío intenta protegerlos.
JOAN.- Había sangre en el suelo.
HARPER.- Uno de ellos estaba malherido, pero tu tío le puso unas vendas.
JOAN.- Está ayudándoles.
HARPER.- Así es.
JOAN.- No había ningún perro. Ni ninguna fiesta.
HARPER.- No. Lo que te estoy contando ahora es la verdad. Nunca debes
hablar de esto con nadie, o pondrás en peligro la vida de tu tío, y la mía…
Incluso la tuya. No debes contárselo ni siquiera a tus padres.
JOAN.- ¿Por qué me dijiste que viniera si queríais mantenerlo en secreto?
HARPER.- El camión tenía que haber llegado ayer. No volverá a suceder
mientras tú estés aquí.
JOAN.- Ahora que ya lo sé, no tenéis por qué dejar de hacerlo. Yo podría ir al
cobertizo y ayudar a mi tío a cuidar de ellos.

5
HARPER.- No, es él quien tiene que hacerlo. Pero, gracias por ofrecerte. Es
todo un detalle ... y ahora, después de tanto ajetreo, ¿no crees que deberías
volver a la cama?
JOAN.- ¿Por qué les pegaba mi tío?
HARPER.- ¿Pegaba ... ? ¿A quién?
JOAN.- Le estaba pegando a un hombre con un palo. Creo que era una barra
de metal. Le pegó también a uno de los niños.
HARPER.- Uno de los que iba en el camión era un traidor. No era uno de ellos.
Estaba fingiendo. Iba a traicionarlos, pero le descubrieron y se lo dijeron a tu
tío. Entonces él atacó a tu tío y a las otras personas, y tu tío tuvo que pelear
con él.
JOAN.- Por eso había tanta sangre.
HARPER.- Sí, tuvo que hacerla para salvar a los otros.
JOAN.- Golpeó a uno de los niños.
HARPER.- Sería el hijo del traidor. A veces hay niños tan malos que incluso
traicionan a sus padres.
JOAN.- ¿Y qué va a pasar ahora?
HARPER.- Se irán en el camión mañana por la mañana, muy temprano.
JOAN.- ¿Adónde?
HARPER.- Al lugar al que quieren escapar. No debo desvelarte más secretos.
JOAN.- Sólo golpeó a los traidores.
HARPER.- Así es. No me extraña que no puedas dormir habiendo visto algo
tan desagradable. Pero ahora que lo entiendes, ya no es tan malo, ¿verdad?
Ahora eres parte de un gran movimiento para hacer que las cosas vayan mejor.
Puedes estar muy orgullosa. Puedes mirar a las estrellas y pensar que estamos
aquí, en nuestra pequeña parte del universo, y que tú estás del lado de las
personas que hacen el bien, y tu alma se hará tan grande que llegará hasta el
cielo.
JOAN.- ¿Y yo puedo ayudar?
HARPER.- Puedes ayudarme a limpiarlo todo mañana por la mañana.
¿Quieres?
JOAN.- Sí.
HARPER.- Pues entonces, debes irte a dormir.

6
7
2.
Unos cuantos años después. En una sombrerería.

1.
JOAN y TODD están sentados ante un banco de trabajo. Cada uno de ellos
acaba de empezar a hacer un sombrero.

TODD.- Tenemos mucho azul.


JOAN.- Prefiero empezar con el negro.
TODD.- El color siempre gana.
JOAN.- Luego le pondré color. Empiezo con el negro para que
destaque más el color.
TODD.- La semana pasada hice uno que era un dibujo abstracto de la calle:
azul para los autobuses, amarillo para las casas, rojo para las hojas, gris para
el cielo. Nadie se dio cuenta, pero yo sabía lo que significaba cada cosa. ¡Tiene
uno tan pocas satisfacciones!
JOAN.- ¿No te gusta lo que haces?
TODD.- Se nota que eres nueva.
JOAN.- Éste es mi primer sombrero. Mi primer sombrero profesional.
TODD.- ¿Hiciste "Sombrerería" en la Facultad?
JOAN.- Mi trabajo de fin de carrera fue una jirafa de dos metros.
TODD.- En una semana no te dará tiempo a hacer nada parecido.
JOAN.- Ya lo sé.
TODD.- Solían darnos dos semanas antes de cada cabalgata, después lo
recortaron a una semana, y ahora hablan de quitarnos un día.
JOAN.- ¿Tendremos otro día libre?
TODD.- Tendremos un día menos de sueldo. Así no podremos hacer
sombreros tan bonitos.
JOAN.- ¿Pueden hacernos eso?
TODD.- Tú te opondrías, ¿no?
JOAN.- Acabo de empezar.
TODD.- Ya te darás cuenta de que aquí hay muchas cosas que no funcionan.
JOAN.- Yo creía que éste era uno de los mejores sitios.

8
TODD.- Y lo es. ¿Ya sabes dónde vas a comer?
JOAN.- Creo que hay una cantina, ¿no?
TODD.- Sí, pero nunca vamos allí. Yo te diré dónde tienes que ir.

2.
Al día siguiente. Continúan trabajando con los sombreros que ahora están
mucho mejor decorados; es decir, aquellos en los que estaban trabajando han
sido reemplazados por otros que están casi acabados.

JOAN.- Es tu turno.
TODD.- Voy al río a nadar antes del trabajo.
JOAN.- ¿No es peligroso?
TODD.- Es tu turno.
JOAN.- Tengo carnet de piloto.
TODD.- Me quedo despierto hasta las cuatro de la mañana viendo los ensayos
y bebiendo pernod.
JOAN.- Vaya alquilar una habitación en un paso subterráneo.
TODD.- Yo tengo casa propia.
JOAN.- ¿En serio?
TODD.- ¿Quieres verla? Te está saliendo muy bonito.
JOAN.- No entiendo el tuyo, pero me gusta la pluma.
TODD.- No quiero arriesgarme. Llevo aquí demasiado tiempo.
JOAN.- ¿Piensas dejarlo?
TODD.- Es mi turno. Hay algo raro en cómo nos llegan los contratos.
JOAN.- Pero nosotros necesitamos esos contratos.
TODD.- ¿Y si no nos lo mereciéramos? ¿Y si resulta que no somos los
mejores?
JOAN.- Entonces, ¿tú qué crees que está pasando?
TODD.- Sólo te diré que el cuñado de cierta persona ... ¿A que no sabes
dónde trabaja?
JOAN.- ¿Dónde?
TODD.- No pienso seguir hablando aquí. .. Cuéntame más cosas.
JOAN.- No me gusta quedarme por la noche para ver los ensayos.
TODD.- Yo los veo de madrugada, cuando vuelvo.

9
JOAN.- ¿Cuándo vuelves? ¿De dónde?
TODD.- ¿De dónde te gustaría que volviera?

3.
Al día siguiente. Continúan trabajando con los sombreros, que se están
convirtiendo en grandes y extravagantes.

TODD.- No me gustan los sombreros con formas de animales.


JOAN.- Entonces yo era estudiante.
TODD.- Los sombreros abstractos vuelven a estar muy de moda.
JOAN.- Siempre me han gustado los sombreros abstractos.
TODD.- Hubo un tiempo en que todo el mundo los odiaba.
JOAN.- Yo sería entonces demasiado joven.

Silencio. Continúan trabajando.

JOAN.- No sabes hablar de otra cosa. ¿Por qué no haces algo al respecto?
TODD.- Tú sólo llevas aquí tres días.
JOAN.- Los encargados son unos corruptos y no haces más que repetirlo. Nos
pagan un salario ridículo y no haces más que repetirlo.

Silencio. Continúan trabajando.

TODD.- Demasiado verde.


JOAN.- Porque está pensado para tener demasiado.

Silencio. Continúan trabajando.

TODD.- He visto cómo miras el sombrero de ese chico rubio. Espero que le
hayas dicho que es una imitación.

Silencio. Continúan trabajando.

10
TODD.- Aquí yo soy el único que tiene principios, así que no me digas que
debería hacer algo. Me paso la vida pensando qué hacer.
JOAN.- Pues seguro que se te ocurre algo.

Silencio. Continúan trabajando.

4.
Al día siguiente. Continúan trabajando con los sombreros, que ahora son ya
enormes y ridículos.

TODD.- Es precioso.
JOAN.- ¿Te gusta?
TODD.- Sí.
JOAN.- A mí me gusta el tuyo también.
TODD.- No tienes por qué adularme. Los he hecho mejores.
JOAN.- Pero éste tiene ... no sé. Inspira confianza.
TODD.- He estado trabajando en las cabalgatas durante seis años, y estoy bien
considerado. Así que cuando vaya a hablar con cierta persona, puede que me
preste atención.
JOAN.- Entonces, ¿vas a hablar con él?
TODD.- Tengo cita para después del trabajo.
JOAN.- Podrías perder tu empleo.
TODD.- Es posible.
JOAN.- Me dejas impresionada.
TODD.- Eso pretendía.
JOAN.- ¿Vas a hablarle del cuñado?
TODD.- Primero le hablaré de dinero. Luego le dejaré caer lo del cuñado.
Tengo un amigo que es periodista.
JOAN.- ¿Vas a mencionar al periodista?
TODD.- Podría insinuar algo, pero sin hablar del periodista. Sería mejor que no
pudiera relacionarme con él.
JOAN.- Pero seguro que sospecha.
TODD.- Aunque sospeche. Pero si perdiera mi trabajo…
JOAN.- ¿Qué?

11
TODD.- Te echaría de menos.
JOAN.- ¿ Ya?
5.
Al día siguiente. Una procesión de prisioneros harapientos, encadenados,
golpeados, cada uno llevando un sombrero, camino de ser ejecutados. Los
sombreros, ya acabados, son más grandes y ridículos que en la escena
anterior.

6.
Una nueva semana. JOAN y TODD comienzan a fabricar sombreros nuevos.

JOAN.- Aún no puedo creerlo.


TODD.- Nadie ha ganado nunca en su primera semana.
JOAN.- De ahora en adelante todo irá de mal en peor.
TODD.- No puedes ganar todas las semanas.
JOAN.- A eso me refiero.
TODD.- Verás cómo haces un trabajo fantástico mientras estés aquí.
JOAN.- Creo que es una pena que no conserven más.
TODD.- Habría demasiados. ¿Qué iban a hacer con ellos?
JOAN.- Volver a utilizarlos.
TODD.- Eso es. Nos quedaríamos sin trabajo.
JOAN.- Me resulta muy triste que los quemen con los cuerpos.
TODD.- Al contrario. Ahí está la gracia. Los sombreros son efímeros. Es como
una metáfora de… algo.
JOAN.- De la vida.
TODD.- Eso es... de la vida. De los casi trescientos sombreros que he hecho
estando aquí, sólo tres han ganado y los han llevado al museo. Pero eso no me
ha preocupado nunca. Uno fabrica belleza, y ésta desaparece. Me encanta.
JOAN.- Eres tan ...
TODD.- ¿Qué?
JOAN.- Haces que piense en las cosas de manera distinta. Nunca me había
fijado en cómo funciona este sitio, y ahora me doy cuenta de lo importante que
es.

12
TODD.- Creo que a cierta persona le impresionó el que le hablara desde el
terreno de la moralidad.
JOAN.- Cuéntame otra vez que es exactamente lo que te dijo al final.
TODD.- "Hay que meditar bien estas cosas."
JOAN.- Eso suena prometedor.
TODD.- Quizá quiera decir que va a meditar cómo librarse de mí.
JOAN.- Esa forma que le has dado es estupenda para empezar.
TODD.- Es totalmente nueva. Me siento inspirado por ti.
JOAN.- Todavía queda el periodista. Si él investigara un poco más, podríamos
demostrar la corrupción financiera no sólo en este sitio, sino en toda la industria
sombrerera. Apuesto que toda la industria está corrupta.
TODD.- ¿Tú crees?
JOAN.- Creo que deberíamos averiguarlo.
TODD.- ¿Sabes? Has hecho que mi vida sea distinta.
JOAN.- Si pierdes tu trabajó, dimitiré.
TODD.- ¿Y si no volvemos a encontrar trabajo haciendo sombreros?
JOAN.- Existen otras cabalgatas.
TODD.- Creo que eres un genio con los sombreros.
JOAN.- A menos que todas las cabalgatas están corruptas.
TODD.- Me encantan estas cuentas. ¿Por qué no las utilizas?
JOAN.- No, úsalas tú.
TODD.- No, hazlo tú.

3.
Varios años después. En casa de HARPER. Durante el día.

HARPER.- Hiciste bien al envenenar a las avispas.


TODD.- Sí, creo que hay que deshacerse de todas las avispas.
HARPER.- Ayer salí hasta el extremo del bosque y, de repente, me cubrió una
sombra. Era una nube de mariposas que se posaba justo delante de mí, y
todos los árboles y los arbustos se tiñeron de rojo de tantas como había. Dos
se me engancharon al brazo y quedé aterrorizada, y una de ellas se me metió
en el pelo. Menos mal que pude aplastarlas.
TODD.- Yo no he tenido problemas con las mariposas.

13
HARPER.- Pueden cubrirte todo el rostro. Los romanos solían cometer suicidio
con las alas de las mariposas. Se las tragaban, y eso les obstruía la tráquea.
Eso es a lo que me recuerdan las mariposas.
TODD.- He pasado por un prado y había caballos pastando debajo de los
árboles. De repente, han empezado a salir avispas de las ciruelas y les han
atacado. Los caballos corrían aullando, y sus cabezas parecían hechas de
avispas. Me gustaría que se despertara.
HARPER.- No sabemos cuánto tiempo ha estado caminando.
JOAN.- Hizo bien en venir.
HARPER.- No se puede ir caminando por ahí en medio de una guerra.
TODD.- A menos que vayas huyendo.
HARPER.- No sabemos si iba huyendo.
TODD.- Iba buscando un lugar seguro en el que pudieran reagruparse.
HARPER.- ¿Y es éste un lugar seguro?
TODD.- Relativamente. Sí, claro que lo es. Todo el mundo piensa que es tan
sólo una casa.
HARPER.- Los gatos se han puesto de parte de los franceses.
TODD.- Nunca me han gustado los gatos. Huelen, arañan. Sólo te quieren
porque los alimentas. Y muerden. Yo tuve un gato que, de vez en cuando, se
metía un pedazo de mí en la boca.
HARPER.- ¿Sabías que matan a los recién nacidos?
TODD.- ¿Dónde?
HARPER.- En China. Se meten de un salto en las cunas cuando nadie los ve.
TODD.- Aún así hay gatos que no son malos.
HARPER.- No estoy de acuerdo.
TODD.- Hay uno que vive al final de esta calle.
HARPER.- Creo que debes tener cuidado.
TODD.- En realidad, nosotros no estamos enfrentados a los franceses. Ellos no
son como los marroquíes y las hormigas.
HARPER.- Tampoco son como los canadienses, los venezolanos o los
mosquitos.
TODD.- Ni como los ingenieros, los cocineros, los niños menores de cinco años
o los músicos.
HARPER.- O los vendedores de coches.

14
TODD.- Los vendedores de coches portugueses.
HARPER.- Los nadadores rusos.
TODD.- Los carniceros tailandeses.
HARPER.- Los dentistas lituanos.
TODD.- No, los dentistas lituanos han hecho una buena labor en Cuba. Tienen
una casa en las afueras de La Habana.
HARPER.- Pero Lituania ha estado enviando cerdos a Suecia. Y los dentistas
están ligados por la odontología internacional, y ahíes donde fijan su lealtad,
con los dentistas de Dar-es-Salaam.
TODD.- No estamos hablando de Dar-es-Salaam.
HARPER.- ¿No pretenderás justificar la masacre en Dar-es-Salaam? Ella ha
venido aquí porque tú estás de permiso, y si alguien lo averigua me harán a mí
responsable…
TODD.- Es sólo hasta mañana. Voy a despertarla ... La dejaré dormir un rato
más.
HARPER.- ¿Viste el programa sobre los cocodrilos?
TODD.- Sí, los cocodrilos ... Cómo cuidan de sus crías, y cómo las transportan
en la boca hasta el agua.
HARPER.- Todo el mundo cuida de sus hijos, ¿no crees?
TODD.- Lo que digo es que no me importaría que los cocodrilos estuvieran de
parte de alguno de nuestros aliados. ¿No ves que son imparables?
HARPER.- Los cocodrilos son malvados, y lo correcto es oponerse siempre a
los cocodrilos. Su piel, sus dientes, el mal olor de sus bocas a causa de la
carne muerta… Los cocodrilos esperan a que las cebras crucen el río, muerden
a las más débiles con esas mandíbulas, y las derriban. Los cocodrilos invaden
los pueblos por la noche y sacan a los niños de sus camas. Los cocodrilos
devoran a sus enemigos lentamente, primero los pies, luego suben hasta las
rodillas, luego hasta los genitales… Pero, si tienen prisa, atraviesan toda una
ciudad arrancando cabezas. Un cocodrilo puede llevar hasta una docena de
cabezas en su boca, con ternura, como si transportara a sus hijos, y las
deposita en el agua sobre la que flotan como trofeos hasta pudrirse.
TODD.- Lo único que digo es que nos podrían ser de utilidad.

15
HARPER.- y las peludas avecillas acuáticas… la más pequeña rezagada
gritando "esperadme, esperadme", y siempre el grave peligro de ser
devoradas. Y su madre, que daría su vida por salvarios.
TODD.- ¿Eso incluye a los patos silvestres?
HARPER.- Los patos silvestres no son buenas aves acuáticas. Cometen
violaciones, y se han aliado con los elefantes y con los coreanos. Pero los
cocodrilos siempre se equivocan.
TODD.- ¿Crees que debiera despertarla o dejarla dormir? No vamos a tener
tiempo de estar juntos.
HARPER.- ¿Estás de acuerdo conmigo en lo que se refiere a los cocodrilos?
TODD.- ¿Qué te pasa? ¿No sabes de qué lado estoy?
HARPER.- No sé qué piensas.
TODD.- Pienso lo que todos pensamos.
HARPER.- Fíjate en los ciervos.
TODD.- ¿Te refieres a los pobres cervatillos?
HARPER.- Lo dirás con ironía, ¿no?
TODD.- Lo digo con sarcasmo.
HARPER.- Porque salen en manada de los parques y bajan de las montañas
como una estampida, aterrorizando los centros comerciales. Y si les disparas,
cuando huyen, las hembras arrollan a la gente y la pisotean con sus infectas
pezuñas brillantes, y los cervatillos se meten bajo los pies de los compradores
y les hacen caer por las escaleras mecánicas, y los machos se estrellan contra
los escaparates ...
TODD.- Yo sé odiar a los ciervos.
HARPER.- …y qué me dices de los más viejos, con esa cornamenta tan
grande, con esos cuernos tan afilados que ensartan a los jóvenes cuando
corren huyendo por la calle.
TODD.- Sí, lo sé muy bien.

Se levanta la camisa y muestra una cicatriz.

HARPER.- ¿Te lo hizo un ciervo?


TODD.- En realidad, fue un oso. No me gusta que duden de mí.

16
HARPER.- Fue cuando los elefantes atacaron a los holandeses. Siempre he
confiado en los elefantes.
TODD.- He matado ganado y niños en Etiopía. He gaseado tropas mixtas
compuestas por españoles, programadores informáticos y perros. He
descuartizado estorninos sólo con las manos y he disfrutado haciéndolo sólo
con las manos, y cuando mis manos se llenaban de sangre y plumas me
excitaba, y podía estar haciéndolo durante todo el día… Era mejor que el sexo.
Así que no insinúes que no soy de confianza.
HARPER.- Yo no estoy diciendo que no sepas matar.
TODD.- Y yo sé que no todo consiste en la excitación. También he hecho
trabajos aburridos. He trabajado en mataderos sacrificando cerdos y músicos,
y, cuando acaba el día, te duele la espalda y lo único que ves cuando cierras
los ojos son personas colgando de sus pies, boca abajo.
HARPER.- Entonces, ¿tu dirías que los ciervos son infectos?
TODD.- Ya hemos hablado de eso.
HARPER.- Si apareciera en tu jardín un ciervo hambriento, ¿no lo
alimentarías?
TODD.- Claro que no.
HARPER.- Pues no lo entiendo, porque hace ya tres semanas que los ciervos
están de nuestra parte.
TODD.- No lo sabía. Tú misma dijiste…
HARPER.- Su bondad natural ha prevalecido. No tienes más que mirar su
tiernos ojos marrones.
TODD.- Eso son buenas noticias.
HARPER.- Tú odias a los ciervos. Y admiras a los cocodrilos.
TODD.- He perdido el tacto porque estoy cansado.
HARPER.- Tienes que marcharte.
TODD.- Soy la única familia que te queda.
HARPER.- ¿Crees que puedo dormir?

Joan entra y se dirige hacia Todd al que abraza.

HARPER.- No puedes quedarte aquí. Te estarán buscando. ¿Qué vas a decir


cuando vuelvas? ¿Qué te escapaste para pasar un día con tu marido? Todos

17
tenemos gente a la que queremos y quisiéramos ver, o por lo menos gente a la
que preferimos ver en lugar de estar metidos en un agujero esperando a que
nos muerdan las hormigas. ¿No piensas regresar? Porque si es así, más vale
que me dispares ahora. ¿Te vio alguien cuando salías? ¿Por dónde viniste?
¿Te han seguido? Hay por aquí quebrantahuesos que te habrán visto llegar. Y
estás arriesgando la vida sin saberlo porque él dice cosas que no son
correctas.
HARPER.- ¿Acaso no te importa? Quizá ni tú misma sabes distinguir el bien
del mal. Después de dos años, ¿qué sé yo de ti? Me gustaría alegrarme de
verte, pero no puedo.
JOAN.- Claro que me vieron los pájaros. Todo el mundo me vio caminar hacia
aquí, pero nadie sabía por qué. Podía tratarse de una misión. Todo el mundo
va de aquí para allá y nadie sabe por qué. Y, de hecho, tuve que matar dos
gatos y un niño de menos de cinco años, así que no es tan diferente de cumplir
una misión. Y no entiendo por qué no puedo tomarme un día y luego regresar.
Después de esto seguiré hasta el final. No eran los pájaros lo que más me
asustaba: era el tiempo. Aquí el tiempo se ha puesto del lado de los japoneses.
Hubo tormentas al cruzar las montañas, atravesé pueblos en los que nunca
antes había estado. Las ratas sangran por la boca y las orejas, lo cual es
bueno, y también sangraban las jóvenes a los lados de la carretera. Aquello
resulta agotador porque todo ha sido reclutado. Había montones de cuerpos y,
si te parabas a preguntar, descubrías que había uno muerto por el café, otro
muerto por los alfileres… los había muertos por heroína, gasolina, sierras, lejía,
laca para el pelo, guantes de piel de zorro ... Olía a humo allí donde quemamos
la hierba que no servía. Los bolivianos están trabajando con la gravedad ... es
secreto todavía para que no se extienda la alarma. Pero estamos progresando
con el ruido, y ha habido miles de muertos por la luz en Madagascar. ¿Quién
va a movilizar a la oscuridad y al silencio? Eso es lo que me pregunto por la
noche. Al tercer día, apenas podía caminar, pero pude bajar hasta el río. Había
un campamento de soldados chilenos río arriba pero no me habían visto, y un
grupo de catorce vacas blancas y negras bebían río abajo, así que supe que
tendría que cruzar en línea recta. Pero no sabía de qué lado estaba el río,
podría ayudarme a nadar o podría ahogarme. En el centro, la corriente era más
fuerte, el agua era marrón, y yo no sabía si eso quería decir algo. Estuve

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parada en la orilla durante mucho tiempo. Pero sabía que era el único modo de
llegar aquí, así que, por fin, metí un pie en el agua. Estaba muy fría, pero, por
el momento, eso era todo. Cuando acabas de meterte no puedes saber qué va
a ocurrir. De cualquier modo, el agua rodea tus tobillos.

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Sobre Lejos de Carly Churchill, por el traductor Juan V. Martínez Luciano.

La obra dramática de Caryl Churchill es de las más significativas, dentro de la


dramaturgia actual en lengua inglesa, tanto por su dimensión temática como
estética. Por lo que se refiere a la dimensión argumental, sus obras han sido
generalmente clasificadas como socialistas (en tanto que revisión de la historia
desde el punto de vista de una mujer, o como reflexión sobre la violencia según
los pensamientos socialistas), o feministas (puesto que tratan temas de interés
para el feminismo tales como la cuestión de los roles, el condicionamiento de
mujeres y hombres desde la infancia, etc.) De ahí que la gran mayoría de
especialistas describan los textos de Churchill como una crítica social-feminista
que parte de las relaciones entre las ideologías capitalistas y las condiciones
materiales de situaciones históricas particulares.
Sin embargo, y en opinión nuestra, su importancia no reside tanto en la
temática -ya que ésta se ha venido tratando, en los últimos años, por otros
autores y autoras socialistas y/o feministas- como en la manera formal de
presentar esos argumentos, de lo que Far Away [Lejos] es buena muestra, y
que podríamos resumir afirmando que, en Churchill, el interés ha evolucionado
del tradicional examen de individuos enmarcados en un contexto social a un
planteamiento alternativo donde lo personal y político son inseparables.
Podríamos decir que Churchill desautoriza la narratividad, y de ahí que, en sus
últimas obras especialmente, los protagonistas sean las estructuras sociales en
lugar de los individuos. Quizá por eso, en su construcción formal destacan
técnicas como la yuxtaposición, o el solapamiento en los diálogos, que
Churchill utiliza para mostrar las distintas soluciones que los distintos individuos
encuentran a los conflictos planteados sin denotar una postura personal.
Atendiendo a la dimensión estética, Caryl Churchill propone un teatro que
utiliza técnicas y mecanismos brechtianos con el fin de implicar al público, y
exigir una actitud activa ante la obra de forma que situaciones familiares
resulten extrañas y conmuevan al público. Técnicas, así mismo, que crean la
dualidad entre realidad material y posibilidad imaginativa, entre comicidad y la
farsa; técnicas que proponen la inversión del tradicional esquema del hombre
como sujeto y la mujer como objeto, etc. En suma, y frente a la obra
tradicionalmente narrativa, Churchill propone formas anti-narrativas tales como

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cambios de estilo y puntos de vista, etc., de forma que, en lugar de imitar la
realidad, se anima al público a remodelarla. Y, como buen ejemplo de ello, la
técnica del final abierto propuesta en Far Away [Lejos] que alienta al público a ir
más allá de lo propuesto por la autora, y a plantear relaciones alternativas entre
individuo y sociedad.

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