TEORIA DE LA VOLUNTAD
La palabra "voluntad" viene del latín voluntas formada del verbo volo / velle
(querer, desear) y el sufijo -tas, tatis, que en romance pasa en acusativo -tate y da
voluntat en catalán, vontade en portugués y voluntad en castellano. De este verbo
nos llega también las palabras voluntario, benevolencia, malévolo.
La voluntad en la psicología contemporánea y el tema de la motivación A lo largo
del siglo XX, en el ámbito de la psicología estadounidense, el tema de la voluntad
va perdiendo presencia e incluso es fuertemente cuestionada la legitimidad del
concepto, en gran parte por la vigencia de posiciones neo-empiristas que
privilegian la extrospección, la llamada racionalidad objetiva y el determinismo de
las ciencias físicas de la época. En la psicología europea, la línea inspirada en
Dilthey integra el concepto, a propósito de la realización de los valores en la
acción. A partir de los años ‘70, sobre todo en la psicología alemana, comienza a
resurgir la temática en relación con los cuestionamientos a la psicología cognitiva
y su explicación de la conducta humana en términos de procesamiento de la
información, que dejaba en la sombra los aspectos motivacionales afectivos y
volitivos. Sin embargo, este resurgimiento tiene lugar desde concepciones ligadas
al formalismo antropológico, propio de la modernidad. Las teorías de la motivación
más difundidas en las últimas décadas tienen algunos aspectos en común que
remiten, a su vez, a una concepción antropológica heredada de la modernidad y
en particular del idealismo kantiano. En razón de esta herencia, el momento
motivacional se escinde del momento volitivo y la voluntad aparece conceptuada
exclusivamente como principio eficiente, dejando de lado el momento previo de
carácter pático, de recepción de un bien que suscita una respuesta de amor
La psicología de la voluntad en el S. XX Los estudios teóricos y experimentales
acerca de la voluntad y los procesos volitivos se han intensificado en los años ‘80,
principalmente en el seno de la psicología alemana. Todos los autores coinciden
en poner a N. Ach como el punto de partida de los trabajos contemporáneos sobre
el tema. El autor distinguió dos aspectos en el actuar de la voluntad: la formación
de la intención (decisión) y la determinación a actuar (Ach, 1905). Este último
aspecto es el centro de sus trabajos que se sitúan en controversia con las
explicaciones mecanicistas de la psicología del asociacionismo, a las que
contrapone el rol clave del objetivo que se persigue en el curso de una acción,
respecto de la cual afirma que hay efectos que derivan del carácter inherente del
objetivo, que dan por resultado una determinación, de acuerdo con el significado
de dicho objetivo. Esas tendencias determinantes son la base de los fenómenos
psíquicos cuyas manifestaciones han sido subsumidas tradicionalmente bajo el
concepto de actividad volitiva. En su concepción, esa tendencia determinante se
convierte en un acto de voluntad cuando da lugar a una acción, luego de haber
superado un obstáculo mediante un gran esfuerzo. En esto consiste lo que Ach
(1910) llama acto primario de voluntad o resolución energética, que caracteriza
con los siguientes rasgos: sensación de tensión física, idea de un objetivo de
acción, referencia al yo y advertencia del esfuerzo requerido por el objetivo. Estos
cuatro rasgos objetivizan el acto de 193 Motivación y voluntad / Vázquez voluntad,
experimentado como un poder que se incrementa en función del obstáculo a
vencer. Como se ve, Ach no se refiere al constitutivo intrínseco del acto de
voluntad, la auto-determinación ejercida en la decisión libre frente a un fin
asumido, sino a estados y efectos subsecuentes a esta. Esto llevará a distinguir,
en la teoría psicológica alemana actual de la voluntad, el momento de la decisión y
el momento de su implementación. En los años ‘70 se asiste a lo que podría
llamarse el renacimiento de la psicología de la voluntad.
En la psicología contemporánea —sobre todo en la línea cognitiva— está presente
la concepción moderna de la voluntad como principio eficiente, casi como
motricidad.
Un ejemplo de esto es la posición de B. Baars (1993), importante representante de
la psicología cognitiva actual que trata la cuestión en un trabajo dedicado a
revalorar el tema de la voluntad, luego del largo ocaso del mismo durante el
período dominado por la psicología conductista. En este trabajo el autor sostiene
la tesis de que la voluntad es el sistema de control que guía la conducta, el cual
puede ser activado a partir de una imagenobjetivo (o meta) consciente. Si bien liga
este control a la consistencia interna de una jerarquía de objetivos, parece ligarlo,
también, con una causalidad casi necesaria a ciertas imágenes conscientes de
objetivos de acción (teoría ideo-motriz). Nótese que esta concepción hace
desaparecer el momento receptivo-valorativo de la voluntad (el amor como su acto
propio) y aún su cualidad de libre.
 En general, se asume la concepción tripartita de la mente tal como es recibida a
partir de Kant, con la fuerte impronta del voluntarismo formalista, que no puede
considerarse como una secuencia lineal con respecto a la tradición greco-latina
anterior al siglo XVIII, en el cual se produce la ruptura de la secuencia clásica, con
las consecuencias teóricas ya señaladas. Sin duda las formulaciones más
desarrolladas de esta concepción se hallan en los modelos de Kuhl y Heckhausen,
a los que refieren la mayoría de los autores citados.
Referencias Ach, N. (1905). Über die Willenstätigkeit und das Denken. Göttingen:
Vandenhoeck & Rubprecht.
Baars, B. (1993). ¿Why volition is a foundation problem for psychology?
Consciousness and Cognition, 2(4), 281-309.
Kant, E. (1958). Crítica del juicio. Madrid: Librería Victoriana Suárez. Kuhl, J.
(1984). Volitional aspects of achievement motivation and learned helplessness:
Toward a comprehensive theory of action control. Progress in Experimental
Personality Research, 13, 99-171.