Origen de Python
Dada la popularidad que ha adquirido en la última década, cabría esperar que se
trate de un lenguaje nacido a comienzos de este siglo. Nada más lejos de la
realidad: su origen se remonta a finales de los años 80 y principios de los 90. Su
implementación comenzó en diciembre de 1989 cuando Guido van Rossum,
trabajador del CWI (un centro de investigación holandés de carácter oficial) decidió
empezar el proyecto como un pasatiempo dándole continuidad al lenguaje de
programación ABC desarrollado por el equipo del que había formado parte en el
CWI.
Su nombre se debe a la afición de Van Rossum al grupo Monty Python y su
concepción se enfocaba en que fuera fácil de usar y aprender sin que esto
penalizara sus capacidades. La causa de que no llegara a adquirir la suficiente
importancia en su momento fue la falta de recursos en el hardware de la época.
El avance en las tecnologías de hardware ha sido una condición necesaria para el
repunte de su popularidad. No obstante, la generalización del big data en los
últimos años, seguida de la explosión de la inteligencia artificial, el machine
learning, el deep learning y el surgimiento de la ciencia de datos o data science
como una nueva área de trabajo con especialistas propios han revolucionado el
panorama. Y es que muchas de las nuevas herramientas que han surgido, y que
son explotadas por los ingenieros de datos y los científicos de datos, han sido
desarrolladas en Python o nos ofrecen Python como la forma predilecta de
interactuar con ellas.
Qué es Python y qué lo hace tan interesante
Python es un lenguaje de programación interpretado cuya principal filosofía es que
sea legible por cualquier persona con conocimientos básicos de programación.
Además, posee una serie de características que lo hacen muy particular y que, sin
duda, le aportan muchas ventajas y están en la raíz de su uso tan extendido:
Es totalmente gratuito. Se trata de un lenguaje open source o de código
abierto, por lo que no hay que pagar ninguna licencia para utilizarlo.
Está respaldado por una enorme comunidad. Su carácter gratuito hace que
continuamente se estén desarrollando nuevas librerías y aplicaciones. Es
difícil pensar en algo que no haya hecho alguien. Esto es un factor
multiplicativo para los programadores, puesto que cualquier duda estará
resuelta en los foros.
Es un lenguaje multiparadigma. Esto significa que combina propiedades de
diferentes paradigmas de programación, lo que permite que sea muy
flexible y fácil de aprender de manera independiente de los conocimientos
del interesado.
Sus aplicaciones no se limitan a un área en concreto. El hecho de que sea
multiparadigma permite utilizarlo en campos aparentemente tan dispares
como el diseño de aplicaciones web o la inteligencia artificial, entre muchos
otros.
Python es apto para todas las plataformas. Podemos ejecutarlo en
diferentes sistemas operativos como Windows o Linux simplemente usando
el intérprete correspondiente.
Como vemos, los beneficios son muchos, pero ¿y los inconvenientes? El principal
obstáculo que le encontramos a Python es que se trata de un lenguaje
interpretado, es decir, que no se compila, sino que se interpreta en tiempo de
ejecución. Como consecuencia, es más lento que Java o C/C++.
Sin embargo, esto no es un gran problema, ya que las diferencias en velocidad
son pequeñas y hoy en día el cuello de botella en los proyectos de desarrollo de
software no está en la CPU. Gracias a avances como la computación en la nube,
en la actualidad disponemos de una gran capacidad de cómputo a un coste muy
asequible. El desafío está en acortar los tiempos de desarrollo mejorando la
mantenibilidad y calidad del código. Python pone el foco en esto facilitando la vida
a los desarrolladores.
Los principios de diseño del lenguaje se guían por una serie de aforismos
recogidos en el Zen de Python. En estos principios podemos ver que la legibilidad
del código y favorecer su simplicidad son partes esenciales del diseño del lenguaje
desde el principio.
Algunos de los puntos que encontramos en el Zen de Python concuerdan con la
mentalidad predominante en las compañías de mayor éxito en la actualidad:
• Explícito es mejor que implícito.
• Simple es mejor que complejo.
• Complejo es mejor que complicado.
• Si la implementación es difícil de explicar, es una mala idea.
• Si la implementación es fácil de explicar, podría ser buena idea.
Conclusiones
El carácter gratuito y flexible de Python y la seguridad que ofrece el respaldo de
los miles de usuarios que forman su comunidad open source hacen de este
lenguaje una apuesta segura en el proceso de digitalización de las compañías.
Los lenguajes de programación se adaptan a las necesidades de las personas y,
por ende, a las de las empresas que quieren mantenerse en una carrera
tecnológica sin precedentes. Tener información sobre ellos y mantenerse
actualizado es una responsabilidad de aquellos que forman parte del tejido de la
empresa.