ANÁLISIS DEL VIDEO
HISTORIA DE LAS MODIFICACIONES LEGALES EN LA EDUCACIÓN ARGENTINA
En el año 1.868, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento se puso é n f a s i s e n
e l d e s a r r o l l o e d u c a t i v o d e l p a í s . P a r a c u m p l i r c o n e s t o s objetivos se
requerían leyes que garanticen el funcionamiento de las escuelas
En 1.871 Sarmiento promulgó la Ley N° 463 de subvenciones que permitía al Estado Nacional
girar fondos a las escuelas provinciales con urgencias económicas.
Durante el gobierno de Julio Argentino Roca se dio un fuerte impulso a la educación.
En 1884 se sancionó la Ley 1420, que tenía vigencia solo en los territorios dependientes
directamente del estado nacional como lo eran la Capital, el Chaco y la Patagonia. Esta nueva
legislación establecía la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y gradual para todos los
habitantes de dichos territorios.
En 1905 se promulgó la Ley Láinez. El senador bonaerense Manuel Láinez impulsó un proyecto
de ley qué autorizaba al estado nacional, a través del Consejo Nacional de educación, a abrir
escuelas en las provincias más necesitadas. Desde el Congreso nacional se brindaban las
herramientas legales para universalizar el derecho a la educación.
La consolidación del Estado nacional, como el principal agente educador, generó fuertes
desequilibrios regionales. Se fundaron escuelas nacionales donde ya existían instituciones
provinciales; lo que generó la existencia simultánea de un doble sistema escolar en cada
provincia. Las provincias más ricas (Buenos Aires) tenían una menor cantidad de escuelas
Láinez (llamadas muchas veces escuelas fiscales) por estar sostenidas por el fisco nacional. Las
provincias con menos recursos dependían de la nación para educar a sus ciudadanos.
La ley fue derogada en 1970 por la dictadura de Onganía y en el año 1978, bajo el Gobierno de
facto de Jorge Rafael Videla, las escuelas fueron transferidas definitivamente a las provincias
donde se encontraban.
Durante la dictadura militar (1976-1983) se siguieron transfiriendo escuelas de una manera
desordenada y el estado se ausentaba desde el punto de vista educativo. Durante la dictadura
militar, el gobierno toma un papel fuerte respecto a la educación imponiendo contenidos
profundamente conservadores e imponiendo una disciplina tremenda y llevando la represión
adentro de las escuelas (hecho más significativo de la dictadura.)
Lo que retrocedió la educación argentina durante la dictadura es algo que todavía estamos
tratando de superar.
En 1996 se había cambiado el clásico sistema primario de siete años por el de la educación
general básica conocida como EGB. Este sistema comenzó a regir a partir de la reforma de la
década de los ´90 durante la presidencia de Carlos Menem. Esta transformación dio pie al
llamado modelo educativo neoliberal. Durante los años ´90, se promulgó un sistema de
normas que continuaban las reformas impulsadas por la dictadura a partir de 1976.
En 1.992 se dictó la ley 24.049 de transferencias de servicios educativos. Esta ley pasó todas
las escuelas de enseñanza media y superior del Estado nacional a la provincia en que se
encontraban. En los años siguientes la Ley Federal de educación y la ley de educación
superior moldearon un nuevo régimen por el cual la educación dejó de ser un derecho que el
Estado debía garantizar para ser entendida como un servicio de consumo.
La Ley Federal de educación número 24.195 ordenó el sistema educativo de la siguiente
manera: se amplió la obligatoriedad a 10 años y se dividió el sistema en cinco niveles:
el nivel inicial: de los 3 a los 5 años,
la educación general básica, conocida como EGB, con una duración de 9 años,
El polimodal, posterior al cumplimiento del EGB, con una duración de 3 años como
mínimo,
la educación superior para la formación profesional y académica de grado,
la educación cuaternaria para la capacitación especializada de profesionales.
El modelo neoliberal desmembró la estructura de la educación nacional. El histórico sistema
unificado dio paso a un régimen de 24 administraciones sin criterio común, lo que significó un
aumento de la desigualdad educativa. El estado nacional ya no se hizo responsable de los
resultados educativos y puso el peso del rendimiento escolar sobre las propias escuelas, los
docentes y los alumnos. En este contexto y ante el derrumbe social y económico del año 2001
se requerían cambios. Se necesitaba pensar políticas que reconocieran la educación como un
derecho y como una responsabilidad social.
A partir del año 2003 (durante el Gobierno de Néstor Kirchner) se discutió la necesidad de un
nuevo marco legal para que el Estado volviera a ocupar su lugar generador en el sistema
educativo.
La ley 26.206 de educación nacional sancionada en el año 2006 reemplaza a la normativa de
1993.
La iniciativa, plantea la educación como un bien público y la considera una política de Estado.
Se establece así, un nuevo conjunto de normas dictadas por el Congreso de la nación, entre
ellas se destacan la ley de financiamiento educativo, el Fondo Nacional de incentivo docente,
la ley de educación sexual integral y la ley de protección integral de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes.
Con el nuevo sistema implementado a partir de la ley de educación nacional que se dicta
durante el Gobierno de Néstor Kirchner, se reorganiza el sistema educativo nacional sin
romper las bases federales. De todas maneras, siguen existiendo tantos sistemas escolares
como provincias, pero el Consejo federal de educación funciona fuertemente como un órgano
de coordinación del sistema y además existen políticas de orden nacional que son acordadas
en el Consejo federal de educación y se revierte la tendencia a desintegrar el sistema de
Educación Pública.
Desde la sanción de la Constitución en 1853, la educación argentina estuvo regida por
distintos soportes legales. Cada modelo de país tuvo un esquema de leyes acorde a su
horizonte ideológico.
Ninguna norma por sí misma trae las soluciones definitivas a las problemáticas de los
estudiantes.
Las leyes deben estar al servicio de afianzar el desarrollo educativo del país. Son la
herramienta que tenemos como sociedad para que todos los argentinos tengan acceso al
derecho fundamental de una educación pública y gratuita.
Información Anexada:
Principales puntos de la Ley 1420
Para que el gobierno alcanzara tales objetivos, la escuela cumplió una función social
como espacio de disciplinamiento y homogeneidad cultural. Estos fueron los puntos
claves de la ley:
Estableció la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual.
Se aplicó solo en la Capital Federal y los territorios nacionales ya que, según la
Constitución, la enseñanza primaria era privativa de cada provincia.
Instituyó estudios obligatorios de siete años.
La escuela pública tenía que estar al alcance de todos los niños.
Acceso a un conjunto mínimo de conocimientos, estipulados por ley.
Los padres estaban obligados a dar educación a sus hijos.
La instrucción religiosa -gran tema de debate- era optativa, con autorización de
los padres, y dictada fuera del horario escolar.
La formación de maestros, el financiamiento de las escuelas públicas y el control
de la educación –privada o pública- quedó en manos del Estado.
Se creó el Consejo Nacional de Educación, encargado de la dirección y la
administración general de las escuelas.
Consecuencias de la Ley 1420
La obligatoriedad de la escuela acrecentó la concurrencia. Pero esto no alcanzó a reducir
el analfabetismo lo suficiente como para que dejara de ser un problema.
A su vez, la relación entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales volvió a
estar en tensión. Por un lado, la ley respetaba la autonomía de las provincias para dictar
sus propias normas en pos de la educación primaria.
Sin embargo, las dificultades financieras y administrativas del país dieron motivos al
gobierno nacional para profundizar su tendencia centralizadora. De esta forma,
garantizar la instrucción primaria en todo el territorio requería de una mayor presencia
del poder central.
¿Qué es la Ley Láinez?
La Ley Láinez vino a complementar y continuar los propósitos incumplidos de la
Ley 1420. Para reducir el analfabetismo y superar las desigualdades educativas, el
Estado buscó crear escuelas en los lugares más postergados del territorio nacional.
El 30 de septiembre de 1905, el Congreso Nacional sancionó la Ley 4878, conocida
como Ley Láinez. Llevó el nombre del periodista y senador de la provincia de Buenos
Aires, Manuel Láinez, creador del proyecto.
Siguiendo esta normativa, el Estado Nacional estableció directamente, en las provincias
que lo solicitaban, “escuelas elementales, infantiles, mixtas y rurales”. Lo hizo mediante
el Consejo Nacional de Educación.
En esas escuelas se daba el mínimo de enseñanza establecido en el artículo 2 de la Ley
1420. Además, contemplaba la formación de los docentes que enseñaban en tales
escuelas.
A partir de ese momento, el gobierno nacional pudo establecer, en forma
directa, escuelas primarias en las provincias que lo pidieran. La ley buscaba destinar
los fondos a donde se necesitara, complementar el sistema educativo provincial y suplir
las carencias existentes.
A la hora de decidir dónde instalar las escuelas, el criterio era claro. Se instalarían según
“el porcentaje de analfabetos que resulta de las listas presentadas por las provincias para
recibir subvención escolar”.
¿Qué implicó la Ley Láinez?
Las llamadas escuelas Láinez aumentaron notablemente en territorios provinciales.
La escuela pública llegó a lugares que no contaban hasta entonces con su presencia.
Además, las escuelas primarias dependían de las provincias. Y estas, por falta de
presupuesto, no tenían los medios necesarios para garantizar el acceso a la educación.
Sin embargo, reapareció el problema recurrente de la política educativa nacional.
Muchos historiadores de la educación sostienen que la Ley Láinez significó el comienzo
de la acción directa de la Nación sobre las provincias. Resaltan que, en la práctica,
representó un avance del poder central sobre las autonomías provinciales.
¿Qué sucedió con la Ley Láinez?
La implementación de la Ley Láinez reflejó en la práctica la tensión histórica entre
federalismo y centralismo. Las críticas giraron en torno a esa dualidad y al vínculo
entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
Por un lado, se reclamaba subvención al gobierno nacional y se pedía la creación de
escuelas. Por otro lado, el modelo desarrollado por las escuelas nacionales en las
provincias dificultó la elaboración de propuestas regionales y federalistas.
En la segunda mitad del siglo XX comenzó la crisis de la Ley Láinez. La aparición de
teorías privatistas y subsidiaristas, afines a proyectos políticos autoritarios, provocó su
ocaso. Lentamente se sentaron las bases de un Estado neoliberal.
En 1970, la Ley Láinez fue derogada. Luego, con la dictadura de 1976, siguió el
proceso de transferencias de las escuelas nacionales a las provincias.
Este traspaso culminó con la Ley de Transferencia (24049/91). Esta fue una normativa
inscripta en el paquete de reformas neoliberales de los años 90.
Beneficios de la Ley Láinez para la educación
Más allá de las críticas, lo cierto es que la Ley Láinez trajo aportes significativos a la
educación argentina. Entre ellos, la creación de una política educativa en donde el
Estado nacional fue el principal agente.
La Ley 4874 buscó consolidar el proyecto escolar y la lucha contra el
analfabetismo. Alcanzar la educación pública en todo el territorio nacional se volvió una
preocupación del Estado.
Durante el tiempo de vigencia de la ley, fue notable el crecimiento de escuelas primarias
en las provincias. Para 1906, ya existían 438 establecimientos educativos nacionales
instalados en las provincias como resultado de la aplicación de la ley.
Esto trajo como consecuencia el incremento de alumnos. En 1906, las escuelas Láinez
contaban con 28.152 alumnos. En 1934, esta cifra llegó a 325.000. Además, las
escuelas se ubicaron en zonas rurales, apartadas y con alta tasa de analfabetos.
¿Qué son las escuelas Láinez?
La Ley Láinez habilitó la instalación de escuelas nacionales en las provincias que lo
solicitaran. Estos establecimientos recibieron el nombre de “escuelas Láinez”. Las
características que tenían eran:
Las escuelas eran elementales, infantiles, mixtas y rurales.
Se construían en lugares donde el analfabetismo era notable.
Muchas escuelas fueron construidas en terrenos donados por los propios
vecinos.
El encargado de construirlas era el Consejo Nacional de Educación.
El Estado Nacional pagaba los sueldos de los maestros y mejoraba las
instalaciones.
En ellas se enseñaba a leer y escribir, además de historia y geografía.
Debían ser laicas.
Los contenidos y programas eran diseñados desde Buenos Aires.
La década del 30 fue la época de esplendor de la Ley Láinez. El 39% de las escuelas
primarias de Argentina eran escuelas Láinez. A su vez, la instrucción pasó de 4 a 6
años. También aumentaron los contenidos de enseñanza, convirtiéndose en instituciones
de calidad.
Ley Avellaneda
En respuesta al sostenido crecimiento que experimentaron las universidades entre 1870
y 1880, se promulgó la Ley Avellaneda a mediados de 1885.
Esta primera Ley Universitaria fijó las bases a las que debían ajustarse los estatutos de
las universidades nacionales; se refería fundamentalmente a la organización de su
régimen administrativo, y dejaba los otros aspectos liberados a su propio accionar.
En 1886 se modificaron los estatutos de la Universidad para adaptarlo a las
prescripciones de la Ley Avellaneda.
A comienzos del siglo XX, la Universidad extendía múltiples influencias, pero fue a
partir de 1918 cuando su carácter rector adquirió una fuerza inusitada. En estrecha
vinculación con los acontecimientos que vivía el país y el mundo, en junio de 1918 la
juventud universitaria de Córdoba inició un movimiento al que rápidamente adhirieron
voces de todo el continente en lucha por una genuina democratización de la enseñanza.
El movimiento se llamó Reforma Universitaria.
https://www.eldestapeweb.com/sociedad/educacion/la-ley-lainez-y-la-lucha-contra-el-
analfabetismo-202011172190
https://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/nacionalizaci%C3%B3n-y-ley-avellaneda
LA MISIÓN DE TRASNSMITIR VALORES
El licenciado Daniel Filmus, en este artículo, hace mención sobre los rasgos que
caracterizan a una buena escuela; y en las últimas décadas se la definió de muchas
maneras. Primero se la consideró como una institución que cumplía con las normas
burocráticas. Luego se hizo énfasis en su función disciplinadora, en la capacidad de
inculcar a niñas, niños y jóvenes el sentimiento de nacionalidad, o en la de formar de
manera adecuada para el ingreso al mercado laboral. Por último, se enfatizó la
capacidad de la escuela para contener a sus alumnos, promoviendo su función
asistencial por encima de su capacidad para crear y transmitir conocimientos.
Una buena escuela tiene que ser capaz no solo de transmitir saberes y ofrecer una
formación de calidad para todos, sino también de formar a las nuevas generaciones en
valores humanos que difundan una cultura de paz, justicia, solidaridad y valoración de
la diversidad cultural. La calidad y cantidad de los contenidos es una cuestión que no se
puede evitar, ya que la misma es la institución social destinada a tal fin y la pasión por
la enseñanza tiene un alcance más significativo: nace de la conciencia de estar
transmitiendo valores, formas de convivencia, estímulos afectivos que marcarán la vida
de los niños y los acompañarán siempre.
Los docentes necesitan ofrecer una formación en la que se articulen la pasión por el
estudio y el conocimiento; y la vocación por los valores ciudadanos.
Una buena política educativa es la que genera mejores condiciones para el encuentro
cotidiano de los docentes y alumnos, tanto de las condiciones materiales (salarios,
edificio, material didáctico, tecnología) como las condiciones culturales (capacitación
docente, criterios de autoridad, respeto por las normas). De nada sirven los cambios en
las legislaciones o propuestas de innovación pedagógica si no se ven reflejadas dentro
del aula y esto ocurre solo si ingresan a través del trabajo docente.
BIOGRAFÍA
DANIEL FILMUS
Sociólogo, educador y político. Obtuvo dos títulos de posgrado: una Especialización en
Educación de Adultos y una Maestría en Educación. Fue director de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Sede Argentina, durante 8 años.
Ocupó el cargo de Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología de Argentina durante la
primera presidencia de Néstor Kirchner, en el período 2003-2007. Además, se
desempeñó como Secretario de Educación de la Ciudad de Buenos Aires en el período
2000-2003.
https://www.noveduc.com/autores/fichaAutor?authorId=517