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Tarea - Lengua y Literatura - Cuento - Pepìn y Saulòn

Pepín era un gigante muy grande y su mejor amigo Saulón era un pequeño enano. A pesar de sus diferencias de tamaño, ellos hacían todo juntos. Los niños de la ciudad se burlaban de ellos por ser diferentes, lo que los hacía sentir tristes. Pepín y Saulón disfrutaban bañarse en el río aunque Pepín causaba grandes olas y Saulón pequeñas. Ellos y los animales del bosque visitaban a un anciano que vivía en una cueva y les contaba cuentos, especialmente aquellos sobre la aceptación de las diferencias

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Lincoln Larrea
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Tarea - Lengua y Literatura - Cuento - Pepìn y Saulòn

Pepín era un gigante muy grande y su mejor amigo Saulón era un pequeño enano. A pesar de sus diferencias de tamaño, ellos hacían todo juntos. Los niños de la ciudad se burlaban de ellos por ser diferentes, lo que los hacía sentir tristes. Pepín y Saulón disfrutaban bañarse en el río aunque Pepín causaba grandes olas y Saulón pequeñas. Ellos y los animales del bosque visitaban a un anciano que vivía en una cueva y les contaba cuentos, especialmente aquellos sobre la aceptación de las diferencias

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CUENTO: Pepín y Saulón

Había una vez un gigante que era muy grande, tanto que muchos decían que era el gigante más
grande del mundo.
Su madre le había puesto de nombre Pepín y aunque no iba mucho con su figura, a él le gustaba
mucho su nombre.
Su mejor amigo se llamaba Saulón y era muy pequeño.
Era verdaderamente pequeño, en realidad era un pequeño enanito. Pepín y Saulón hacían todo
juntos, desde que salía el sol hasta que oscurecía por la noche.
Todos los días comían en la casa de Pepín y solo el día de su cumpleaños, en la casa de Saulón.
Porque como Saulón era pequeñito no comía mucho. Pero cuando comían en la casa de Saulón,
Pepín se comía toda la comida que durante el año había guardado la mamá, en una enorme
despensa que era lo único grande de la casa. Pepín comía muchas zanahorias, lechugas,
remolachas y unos enormes choclos que sembraba su papá. A Saulón, en cambio, le gustaban las
papas fritas, las salchichas y muchos caramelos.
A Pepín y Saulón les gustaba ir a pasear por muchos lugares. Un día iban al bosque, otro a la
montaña y el siguiente, al río. A ninguno de los dos les gustaba ir a la ciudad porque los niños se
burlaban de ellos: —¡Mira! Un gigante. ¡Qué miedo! — gritaban y salían corriendo. —¡Y tiene un
enano en el hombro! ¡Qué risa! —se burlaban de los dos. Entonces los dos se sentían muy tristes.
—No deberían burlarse de nosotros solo porque somos diferentes a ellos —decía Saulón.
No me gusta que tengan miedo de mí. Yo nunca le hago daño a nadie — decía Pepín. Cuando iban
a bañarse al río, Saulón hacía unas pequeñas olas y unos remolinos chiquitos. Pero cuando se
bañaba Pepín, hacía olas y remolinos enormes. En esas ocasiones los peces se escondían entre las
piedras del río, para no salir volando junto al agua que hacía saltar Pepín. Después, los dos se
acostaban sobre el césped para secarse al sol. Entonces, jugaban a sacudirse el agua que tenían
en el pelo.
Cuando se sacudía Saulón, apenas mojaba la mano de Pepín. Y cuando se sacudía Pepín, mojaba
por completo a Saulón y a todos los animales que había cerca de ellos. Pepín era tan grande como
los árboles gigantes del bosque y cuando iban a pasear, los pajaritos se colocaban en un hombro
y Saulón en el otro. Cuando eso ocurría, todos los animales del bosque y de la montaña les
seguían. ¿Quieren saber a dónde iban? A buscar a un anciano que vivía en una cueva, en lo más
alto de la montaña. Allí vivía él solo. Pensaba todo el día y escribía cuentos para niños.
Cuando Pepín, Saulón y los animales lo visitaban, él salía de su cueva y les contaba hermosos
cuentos. En sus cuentos él hablaba de niñas que hacían piruetas sobre caballos y luego, cuando
eran grandes, se iban a trabajar en un circo. De niños que trepaban grandes árboles, tan grandes
como Pepín. De otros que remaban en lagos helados y salvaban hermosas chicas. De niñas que
leían mucho y luego se inventaban cuentos como él. De niños que les gustaba dibujar y luego se
hacían pintores famosos. De niñas que nadaban y buceaban y, cuando eran grandes, se hacían
biólogas marinas.
Pero los cuentos que más les gustaban a Pepín y a Saulón eran esos en que todos los niños eran
respetados y queridos a pesar de ser diferentes a los demás. Fin

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