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Simón Bolívar: Visión y Legado Histórico

El documento resume la vida y obra de Simón Bolívar, conocido como El Libertador. Detalla sus logros militares y políticos, incluyendo haber participado en 427 combates, dirigido 37 campañas militares, y haber fundado tres repúblicas. También describe varios de los documentos más importantes escritos por Bolívar, como El Juramento del Monte Sacro de 1805 y El Manifiesto de Cartagena, en los que expone sus ideales de independencia y unión de Hispanoamérica. El documento enfatiza la visión de Bolívar

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Simón Bolívar: Visión y Legado Histórico

El documento resume la vida y obra de Simón Bolívar, conocido como El Libertador. Detalla sus logros militares y políticos, incluyendo haber participado en 427 combates, dirigido 37 campañas militares, y haber fundado tres repúblicas. También describe varios de los documentos más importantes escritos por Bolívar, como El Juramento del Monte Sacro de 1805 y El Manifiesto de Cartagena, en los que expone sus ideales de independencia y unión de Hispanoamérica. El documento enfatiza la visión de Bolívar

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa


Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas
UNEFA-Mérida CINU 1-2021

UNIDAD 3: EL LIBERTADOR

Raúl Enrique Manrrique Carrascal


V-28038957
Ingeniería Electrónica
Filosofía Ética y Valores De La UNEFA
INTRODUCCIÓN
La obra del hombre más grande que ha producido el ámbito
afrogriegohispanolatinoamericano, es sin duda alguna, la de Simón Bolívar, y su obra y su
trayectoria es una de las cumbres de la historia política y militar del mundo en cualquier
época y en cualquier momento. Estadista, político, militar, diplomático y escritor, su obra es
magnífica, y extraordinaria; su figura despierta respeto y admiración de tal manera que a su
paso por Pucará el 2 de marzo de 1825, hace que el escritor y político peruano José Domingo
Choquehuanca lo reciba con estas palabras:

"Quiso Dios de salvajes formar un gran imperio y creó a Manco Cápac; pecó su raza y lanzó
a Pizarro. Después de tres siglos de expiaciones ha tenido piedad de la América y os ha
creado a vos. Sois pues, el hombre de un designio providencial. Nada de lo hecho hasta
ahora se asemeja a lo que habéis hecho, y para que alguno pueda imitaros será preciso que
haya un mundo por libertar. Habéis fundado tres repúblicas que en el inmenso desarrollo a
que están llamadas, elevan vuestra estatua a donde ninguna ha llegado. Con los siglos
crecerá vuestra gloria, como crece el tiempo con el transcurrir los siglos y así como crece la
sombra cuando el sol declina"

Es llenarse de inquietudes y curiosidades el solo imaginar los hechos y la vida del El


Libertador, si nos remitimos a su obra escrita su epistolario político, sus cartas, proclamas y
discursos políticos es para llenar a de asombro a la mente más abierta y preparada para las
maravillas de las maravillas.

Si examinamos el recuento de la obra estadístico-político-militar de nuestro Libertador no


encuentra parangón en la historia militar del mundo. Participó en 427 combates; dirigió 37
campañas, donde obtuvo 27 victorias, 8 derrotas y dos resultados no definidos; recorrió a
caballo, a mula o a pie cerca de 90 mil kilómetros, escribió 189 proclamas, 21 mensajes, 14
manifiestos, 18 discursos y una breve biografía, la del general Sucre.

Personalmente, o bajo su inspiración, se redactaron cuatro Constituciones, a saber: la Ley


Fundamental del 17 de diciembre, creadora de Colombia (Angostura); la Constitución de
Cúcuta (1821); el proyecto de Constitución para Bolivia (1825); y el decreto orgánico de la
dictadura (1828); igualmente escribió cerca de 10.000 cartas, que, según el historiador
Vicente Lecuna, de ellas, se conocen 2.939 publicadas en los 13 tomos de los Escritos del
Libertador; esta correspondencia está incluida en los tomos de las Memorias del general
Florencio O'Leary, el 3 de diciembre de 1879, el Presidente de la Republica Antonio Guzmán
Blanco, ordena la publicación de estas memorias en 32 volúmenes, soldado historiador y fiel
edecán del Libertador, O´Leary logró reunir una formidable colección de cartas, documentos
y narraciones de la época de nuestras luchas por la libertad, que revelan de manera clara, y
fidedigna nuestro proceso independentista
La independencia Hispanoamericana

La reformas que intentaron establecer en el nuevo “pacto colonial”, y la propia decadencia

española, trajo serias consecuencias en tierras americanas. La ruptura de los ciclos de

producción y comercialización, ligados a la explotación de los metales, llevó a una

readecuación de las economías hispanoamericanas, que a su vez robusteció el poder

económico de los propietarios locales (los criollos) frente al poder del control de los

funcionarios de la corona, quienes perdieron paulatinamente su alta cuota de injerencia sobre

las actividades económicas coloniales. Un divorcio entre el poder político y el poder

económico, latente desde antaño, fue patentizándose conforme avanzaba el siglo XVIII. Los

notables criollos fueron acrecentando su control económico y consolidando sus mecanismos

de dirección de la sociedad, frente a los funcionarios españoles, que cada vez veían

disminuida su capacidad efectiva de dirección política.

Uno de los rasgos más sobresalientes, y quizás el más original del pensamiento de Bolívar

es que considera a Hispanoamérica en conjunto como objeto de su análisis. El Libertador

inaugura la visión de un subcontinente como sujeto de la acción histórica. Antes existían

colonias españolas en América, un “Imperio” colonial quizá; pero solo desde el ideario

bolivariano encontramos perfectamente delineada una problemática hispanoamericana

específica. Y esto, al menos en dos direcciones fundamentales, la una como un esfuerzo por

hallar la identidad común de todos nuestros pueblos, pese a sus diferencias y Heterogeneidad.

La otra, completamente a la primera como un intento de controlar distinción frente a Europa

y Norteamérica.

En primer lugar, Bolívar fue “realista” en la medida en que siempre trató a entender la

realidad como es y no como se decía que debía ser. Desde el Manifiesto de Cartagena gasta

sus últimos escritos, su esfuerzo es el de dar con la naturaleza específica y ultima de nuestros
pueblos. “No somos europeos ni indígenas” insistía, para luego hurgar en las raíces étnicas y

culturales de la identidad mestiza.

En segundo lugar, Bolívar fue un “realista” cuando propuso sus fórmulas de organización

política de los nuevos países hispanoamericanos. Las leyes sólo son buenas, repetía, cuando

contemplan la realidad concreta de los pueblos en que van a ser aplicadas. Por ellos postulaba

un “justos medio” entre los sistemas coloniales autocráticos y la democracia ideal, imposible

al momento de la constitución de nuestra República. Ya desde su Discurso de Angostura,

incluyó varios elementos políticos que estabilizarían la vida de los nacientes estados. En su

mensaje a la Constituyente de Bolivia desarrolló con gran énfasis el tema: la realidad impone

ciertas concesiones al antiguo régimen para ganar en estabilidad, para mantener la paz, la

libertad sin límites es antecedentes del despotismo.

En tercer lugar, fue Bolívar “realista” como gobernante. Es decir, que se vio atrapado por

las urgencias de la realidad, frente a sus propios enunciados. Su acto de proclamación

dictatorial es elocuente. No cabe duda ninguna de que al lanzarse a la ruptura de la

Constitución y del régimen democrático propugnado por él, actuaba en la convicción de que

salvaba al país. Por fin, hay un rasgo fundamental del pensamiento bolivariano en su

concepción internacional, y es que la afirmación de la identidad hispanoamericana y de su

unidad, se plantea como una garantía frente a la amenaza del creciente poder de los Estados

Unidos. En esto fue el Libertador un visionario. Desde el principio advirtió el peligro que la

república del norte representaba para la unidad y real independencia de las antiguas colonias

españolas del sur. Y la historia de nuestros pueblos le ha dado dolorosamente la razón.

Documentos del Libertador

Cuando se analiza la concepción de la moral pública ideada por el Libertador se puede

afirmar que la misma estaba orientada a la lucha por lograr un cambio en el sentir y el pensar
de los ciudadanos de la República, una auténtica revolución social que abarcara dentro de sí a

todos y cada uno de los aspectos que el término social involucra, dentro del cual, desde luego,

encontraba espacio y relevancia fundamental el factor cultural, que presuponía un auténtico

cambio interior de los ciudadanos, donde la moral sería la primera herramienta necesaria para

que dicho cambio pudiera tener una armonía y debida verificación. A continuación

procedemos a analizar algunos documentos del Libertador que ponen de manifestó, su sueño

“ Un ideal de comunidad soñado para todo el mundo que podría ser iniciado en América". La

idea democrática que tenía de socialista un compromiso de interlocución e interacción entre

los pueblos, constituidos en Estados e independizados del poder español que procuraban una

nueva legalidad nacionalista e internacionalista simultáneamente, que hacían de la gente su

razón de ser y servir, para ser más fuertes y mejores juntos.

El Juramento del Monte Sacro:

El 15 de agosto de 1805, desde la cima de una de las colinas que

dominan a Roma, el caraqueño Simón Bolívar, apenas cumplía

22 años, viudo y con una carga emocional impresionante, jura en

presencia de su maestro Simón Rodríguez, consagrar su vida a la

causa de la independencia de Hispanoamérica. …“ La

civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí

todas sus fases, ha hecho ver todos sus elementos, más en

cuanto a resolver el problema del hombre en libertad, parece

que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa

misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo

Mundo”. ¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por
mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma,

hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del pueblo español!

El Manifiesto de Cartagena:

En este manifiesto, Bolívar expone sus consideraciones acerca de la

situación actual de la guerra de independencia, en especial las causas que

llevaron al fracaso la primera república. Así, Bolívar destaca el

surgimiento de un gobierno que adoptó un sistema federal con sus

consecuencias fatales para los intereses de unificaciones de la república;

En esta etapa ocurrieron acontecimientos, que trajeron como

consecuencia la no consolidación del proyecto o de las ideas

que tenía Bolívar para desarrollar en Venezuela. El terremoto

ocasionó la catástrofe para el decaimiento de la nación, la

igualdad entre conciudadanos. Estas declaraciones de Bolívar

en dicho documento, nos puede dar una perspectiva de lo

difícil que es construir e implantar un gobierno que pueda

tener una visión para impulsar el desarrollo de los pueblos. Algo que Bolívar no pudo

materializar es que el pueblo llegara a estar convencidos de la visión política que quería

implantar Bolívar en nuestra nación, este fenómeno desvaneció la esperanza de ver una visión

totalmente libre de la colonización española, es decir, aunque los monarcas ya no regían

nuestra nación todavía quedaban ciudadanos venezolanos serviles a los principios

monárquicos.

El 15 de diciembre de 1812 escribió su primer documento (Manifiesto de Cartagena), donde

expone las causas que condujeron a la pérdida de la Primera República y advierte a los
neogranadinos sobre la necesidad de unirse para derrotar al enemigo. Estas causas según

Bolívar fueron:

1. El régimen de tolerancia seguido por las autoridades republicanas: considerado como

débil e ineficaz. Los que se oponían a la independencia de Venezuela, llamados realistas,

dominaban las provincias de Maracaibo, Guayana y Coro. España había ordenado el bloqueo

a Venezuela, dificultando el comercio exterior, y organizó la resistencia bajo el mando del

capitán Domingo Monteverde. Criticó la actitud asumida por el gobierno de Venezuela frente

a Coro, afirmando que la Junta Suprema debió atacarla y no dejar que se fortificara, y

responsabilizando a los magistrados, quienes consultaban códigos inapropiados. La doctrina

en que se apoyaban, determinó que “a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón

sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar”.

2. La carencia de un ejército regular, disciplinado y capaz de presentarse en el campo de

batalla a defender la libertad. Por el contrario, se establecieron innumerables cuerpos de

milicias indisciplinadas, que además de agotar las Cajas del erario nacional, con lo sueldos de

la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejaron a los paisanos de sus hogares e hicieron

odioso el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas y abandonar sus familias

Milicianos que salieron al encuentro del enemigo, no sabían del manejo de armas, y no

estando habituados a la disciplina y la obediencia, fueron arrollados al comenzar la última

campaña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes por

llevarlos a la victoria.

3. La subdivisión de la Provincia de Caracas. “Esta reforma sancionada por el Congreso

despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades y lugares subalternos, contra la

capital”.
4. La disipación de las rentas públicas evidenciada en gastos inútiles y especialmente en

sueldos de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales

dio “un golpe mortal a la República”, por cuanto generó la necesidad de establecer el papel

moneda sin garantía real. Este factor contribuyó a crear un descontento general que fue

aprovechado por los realistas.

5. La adopción de la forma federal de gobierno. El Libertador consideraba que este

sistema era perfecto, pero el mismo no correspondía a los intereses de las naciones. Según el

sistema federal, las provincias se gobernaban independientemente, pero, en la práctica, no

estaban capacitadas para ejercer ampliamente y por sí mismas sus derechos ya que carecían

de las virtudes políticas que caracterizan a las repúblicas. Bolívar era partidario de gobiernos

fuertes y centralizados: “Nuestra división, y no las armas españolas, nos tornó a la

esclavitud”.

6. El terremoto del 26 de marzo de 1812 y el fanatismo del clero en relación con el

fenómeno fueron para Bolívar una causa importante e inmediata de la ruina de Venezuela. No

sólo por los trastornos físicos y morales que ocasionó, sino por la ausencia de una autoridad

que actuara con diligencia. En este sentido, la actitud del clero encontró campo para la acción

pues estaba consciente de que los delitos quedaban siempre impunes.

El movimiento de 1810 y la declaración de Independencia beneficiaban directamente a los

criollos, y la población, lógicamente tenía que sentir aprehensión ante un movimiento que

favorecía económica y políticamente al sector cuyo criterio social excluyente era manifiesto.

Decreto de Guerra a Muerte:

Célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo,

el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los
numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio

Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y

otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República. La matanza de los

republicanos por parte de los jefes españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de

personajes adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el abogado Francisco de Heredia,

oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas que cesaran

las ejecuciones, lo cual no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en sus

Memorias, un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los

partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «... en alta voz a los soldados, de siete

años arriba, no dejasen vivo a nadie...» Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió

información de la consumación de hechos como el relatado por Heredia, lo que le llevó a

expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».

Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio

siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo del

Decreto a muerte En una primera instancia esta

manifestación fue considerada por Bolívar como

ley fundamental de la República, que luego

ampliaría y ratificaría en el cuartel general de

Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de

septiembre del mismo año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser considerado

como un «Segundo Decreto de Guerra a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo

semestre de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la

matanza se hace más intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es

radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de

los presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar en febrero de
1814. En este último año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de

ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la Segunda

República.

A continuación el texto:

SIMÓN BOLÍVAR, Brigadier de la Unión, General en Jefe del Ejército del Norte.

Libertador de Venezuela. A sus conciudadanos.

Venezolanos: Un ejército de hermanos, enviado por el soberano

Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo

tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los

opresores de las provincias de Mérida y Trujillo. Nosotros somos

enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos,

y a restablecer los gobiernos republicanos que formaban la

Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras

armas, están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando

plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper

las Cadenas de la servidumbre, que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin

pretender dar leyes, ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría

autorizarnos.

Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que

os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os

han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han

infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los

crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la


justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para

siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su

escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de

nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se ofende impunemente a

los hijos de América.

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro

magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por la última vez una vía a la conciliación y a la

amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus

crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno

intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela.

Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios

más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por

consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un

indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los

que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el

yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra, y

magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una

palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán reputados y tratados

como americanos.

Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la

justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros

descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que sólo la

ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros

crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar
los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una

inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de americanos será

vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán

jamás contra uno solo de nuestros hermanos.

Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan

cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida,

que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para

obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y

extraordinarios que sean los motivos que nos deis pare excitar

nuestra animadversión. Españoles y canarios, contad con la

muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en

obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la

vida, aun cuando seáis culpables.

Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813.

Simón Bolívar

Entre los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a muerte» se extiende a la Nueva Granada, en

donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las numerosas

víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José de Caldas, los estadistas

neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos

Andrés Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor del

decreto de guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación de

dicho instrumento. En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó

que: «...La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte:

perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles. Ningún español sufrirá la muerte
fuera del campo de batalla»; lo cual obviamente buscaba humanizar la contienda militar.

Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se

proclamó la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el

decreto de 1813.

El Manifiesto de Carúpano:

Este documento, brindó la oportunidad a Simón Bolívar para exponer detalladamente sus

criterios políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los gobiernos

republicanos en Venezuela. El Libertador afirma que el establecimiento de la libertad en un

país de esclavos es una obra imposible de ejecutar rápidamente, que está fuera del alcance de

todo poder humano; porque así como la justicia evidencia la audacia de haberla emprendido,

la imposibilidad de la adquisición califica la insuficiencia de los medios"

Bolívar se quejaba de la justicia de los hombres y abogaba por la justicia divina, expresa

que sus conciudadanos venezolanos no estaban preparados para el ejercicio de la justicia, por

lo tanto no eran capaces de desarrollar sus propias leyes, lo que significa que no podían

entender el verdadero significado de la libertad, la cual se basa en el ejercicio práctico y no

sólo en palabras. Siendo este el caso, Bolívar debió obligar prácticamente a sus compatriotas

venezolanos a asumir el ejercicio de la libertad, a pesar de su falta de aprecio ante la misma.

El Manifiesto de Carúpano es una explicación del nuevo fracaso

de la segunda República de Venezuela relatado por Simón Bolívar el

7 de septiembre de 1814. Este documento contiene un pensamiento

claro del colapso de la Revolución, la cual se mantiene en la esfera

simplemente política, atropellada por los enemigos de la patria. Bolívar insiste en el carácter

fratricida o "civil" de nuestra contenida emancipadora lucha de independencia. Se despide

con un compromiso solemne, el de regresar "Libertador o Muerto", sin escatimar sacrificios.


Sostiene que su destino ya está marcado por la dedicación a la causa de la independencia.

Concluye con seguro optimismo, como que sabía de las enormes reservas morales del pueblo

y conocía bien las suyas propias.

La Carta de Jamaica:

Muchos autores la denominan “carta profética”, donde el Libertador desde su exilio, hace

mención de la desgracia de su patria chica, Venezuela, y los sufrimientos infligidos por la

acción depredadora de los españoles. De la misma manera, confiesa desconocer parte de la

realidad americana por las dificultades que se presentan en aquel momento histórico, pues

sólo puede ofrecer pronósticos aproximados e inexactos, y manifiesta estar preocupado ante

la incertidumbre existente por las calamidades de la guerra. En el mismo orden de ideas,

Bolívar denuncia los atropellos sanguinarios cometidos por los españoles a los que califica de

bárbaros. El 6 de setiembre de 1815, en Kingston, donde se hallaba asilado, Bolívar escribe la

célebre Carta de Jamaica, dirigida a «un caballero de esta Isla», que resultó ser, de acuerdo a

meticulosas investigaciones, Henry Cullén. En esta profética carta, Bolívar analiza la

situación de Venezuela y atisba el futuro de toda América con una fidelidad asombrosa,

producto de sus claros conceptos sociológicos, por lo que ha sido llamado «el primer

sociólogo americano de su tiempo».

Nuestro Libertador, vivía entonces los peores momentos de su azarosa vida política, sin

dudar ni un momento de su compromiso patrio, no perdió ni un momento la voluntad de

continuar la lucha, ni la seguridad en el triunfo definitivo y atisba el futuro de toda América

con una fidelidad asombrosa, producto de sus claros conceptos sociológicos, por lo que ha

sido llamado «el primer sociólogo americano de su tiempo. Había llegado a Kingston, capital

de la isla de Jamaica, en donde se dedicó activamente a buscar auxilios, principalmente con el

gobierno inglés, para continuar la lucha en Tierra Firme.


El Libertador estaba convencido de la necesidad de la ayuda exterior para alcanzar la

independencia. Lo mismo que lo estuvieron Miranda y Miguel José Sanz, la guerra no podía

librarse sin armas, sin pertrechos, sin dinero para atender a los gastos del conflicto. Y tales

elementos había que buscarlos en el exterior, pues las condiciones de atraso económico en

que se encontraba Venezuela, no permitían ni siquiera pensar en obtenerlos dentro del país.

Para continuar la guerra no había otra alternativa que recurrir a la ayuda de los países

extranjeros. La posición de El Libertador en relación con este aspecto aparece claramente

expresada en este párrafo de una carta suya escrita en Jamaica a Sir

Ricardo Weliesley, alto funcionario del gobierno inglés: "Si me

hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América

pudiese triunfar por sí sola, ninguno habría ambicionado más que yo,

el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de

solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de

la Costa Firme. Vengo a procurar auxilios: iré en su busca a esa soberbia capital; si fuese

preciso marcharé hasta el polo, y si todos son insensibles a la voz de la humanidad, habré

cumplido con mi deber, aunque inútilmente y volveré, a morir combatiendo en mi patria".

La Carta de Jamaica es, sin duda, uno de los primeros documentos en los cuales se

analizan las causas de la independencia hispanoamericana. Tales causas fueron, según El

Libertador, las siguientes: a) Políticas: Los hispanoamericanos estaban privados de derechos

políticos. Los colonos, dentro del sistema español, carecían de lo que El Libertador llama "el

derecho a ejercer la tiranía activa". Se les privaba del derecho elemental de gobernarse a sí

mismos, con este argumento justificó que ésta fue una de las causas de descontento que

provocó el rompimiento con España, el no haber podido los hispanoamericanos "siquiera

manejar nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior". A este respecto, El

Libertador dice en la Carta lo siguiente:


"Estábamos abstraídos y ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del

gobierno y administración del Estado. Jamás éramos Virreyes, ni gobernadores, sino por

causas muy extraordinarias; Arzobispos y Obispos pocas veces; diplomáticos nunca;

militares sólo en calidad de subalternos; nobles sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni

magistrados, ni financistas y casi ni aún comerciantes: todo en contravención directa de

nuestras instituciones". b) Económicas: El monopolio comercial, las prohibiciones y

restricciones económicas, que impedían el desarrollo de las colonias: España mantuvo sus

colonias como "coto cerrado" en beneficio de la economía peninsular. No se permitió el

comercio con otros países y se impuso estricta vigilancia para impedir el contrabando, se

prohibía el comercio entre las propias colonias. Se estableció un riguroso control de la

navegación, mediante la autorización de ciertos puertos para el comercio, además de esto, se

prohibía la siembra de frutos europeos, se prohibía establecer en las colonias fábricas de

paños y otros artículos, así obligaban a comprarlos a los comerciantes peninsulares. Toda esta

política Económica estaba dirigida a convertir la economía de las colonias en una economía

complementaria de la economía española.

Al respecto el Libertador emite la siguiente opinión: "Los americanos, en el sistema

español no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y

cuanto más, el de simples consumidores, y aún esta parte coartada con restricciones

chocantes: tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las

producciones que el rey monopoliza, el impedimento de la fábrica que la misma península no

posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad, las

trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, entiendan ni

negocien”.

El Libertador estuvo siempre en el centro de esta polémica sobre monarquía o república,

que fue una de las más interesantes en el proceso ideológico de la independencia. El ejemplo
norteamericano y la revolución francesa, ofrecían asideros sólidos en favor de la república;

mientras, por otra parte, el supuesto atraso cultural, la ignorancia, falta de virtudes en el

pueblo, fueron argumentos de quienes sostenían que nuestros pueblos eran incapaces de

gobernarse por sí mismos, pero El Libertador afirmaba que dentro de un régimen republicano

sería más fácil elevar el nivel cultural y material de nuestros pueblos, sacarlos del atraso y

lograr para ellos la paz necesaria que llegaría a organizar sus instituciones y superar las

devastaciones dejadas por la guerra. Pensaba, además, que la composición étnica, el carácter

mestizo de nuestros pueblos, debía contar con un sistema de gobierno que estimulara la

marcha hacia la igualdad social y la democracia.

En el mismo párrafo, escribe lo siguiente:

"Es una idea grandiosa pretender formar

de todo el Nuevo Mundo una sola nación

con un solo vínculo que ligue sus partes

entre sí y con el todo. Ya que tienen un

origen, una lengua, unas costumbres y una

religión, debería, por consiguiente, tener un

solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan deformarse".

El Libertador era partidario, pues, de la unidad de los países hispanoamericanos, ligados

entre sí históricamente por el origen, la lengua, las costumbres, la religión. La paternidad de

la idea de unir a América Española en un solo estado corresponde al Precursor Francisco de

Miranda, quien en 1790 propuso formar con todas las colonias una monarquía bajo la

autoridad de un Inca. En 1815, El Libertador descarta parcialmente estas ideas mirandinas: la

vasta extensión del territorio, la diversidad de climas, el aislamiento de regiones tan distantes,

y, en particular, los intereses opuestos de los grupos regionales, impedían llevar a cabo idea

tan grandiosa. Era una idea más realizable, formar uniones regionales, unir secciones más
pequeñas de aquel inmenso territorio y establecer lazos que ligaran las distintas porciones así

organizadas. En los párrafos transcritos, encontramos un buen antecedente del Congreso de

Panamá, convocado y reunido por El Libertador en 1826, como un intento para unir los

países hispanoamericanos y asegurar su independencia.

El Discurso de Angostura:

El ideario de Simón Bolívar

La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales como el

hundimiento de la República en el año 1812, en Venezuela, el fracaso del restablecimiento

republicano al año siguiente, en 1813, y la caída del gobierno republicano en la Nueva

Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de Cartagena, escrito en 1812, Simón

Bolívar había estado insistiendo en las carencias políticas de la elite ilustrada que propugnaba

la Independencia. La guerra civil, la ausencia de unidad, la excesiva valoración del régimen

federal, el apego a las ideas religiosas y la simple intriga política, son los puntos que

sobresalen en el inventario que sirve de base a un balance contundente hecho por el prócer:

"nuestra división - dice- y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud".

Sin embargo, no fue hasta el Manifiesto de Carúpano (1814), y posteriormente en la

Carta de Jamaica (1815), cuando Simón Bolívar expuso en forma detallada sus criterios

políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los gobiernos

republicanos en Venezuela.

El discurso de Angostura fue pronunciado

por Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819, en la

provincia de Guayana, con motivo de la

instalación del segundo Congreso Constituyente


de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad Bolívar). En este

documento Bolívar como jefe del Estado se dirige a los congresistas del país no sólo para

expresar su opinión acerca de lo que debía ser el proyecto constitucional a sancionarse, sino

también una profunda reflexión sobre la situación que vivía Venezuela a fines de 1818. En

relación al proceso de elaboración de dicho texto, el mismo se llevó a cabo

fundamentalmente en su residencia de Angostura durante los últimos meses de 1818.

Asimismo, Bolívar no vaciló en confiar los originales de este importante documento a

Manuel Palacio Fajardo, estadista dotado de talento y erudición, para que opinara del mismo.

En este sentido, Palacio Fajardo formuló algunas observaciones, que Bolívar aceptó con

humildad. El 15 de febrero de 1819, día fijado para la instalación del congreso que el propio

Bolívar había convocado, una salva de cañonazos, unidas a las aclamaciones del pueblo,

señaló a las 11 am., la llegada del Libertador, jefe supremo de la República y de la comitiva

que lo acompañaría a la sede del Congreso.

En el discurso pronunciado durante casi una hora ante El Congreso de Angostura, el

Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo, señalando la conveniencia de

que las instituciones que surgieran en América a raíz de la Independencia, debían responder a

las necesidades y posibilidades de estas sociedades, sin copiar modelos de tierras extrañas.

Aunque se reconoce en este documento lo favorable del régimen federal para otras naciones;

se sostiene que en el caso de Venezuela es preferible un Centralismo, basado en un Poder

Público distribuido en las clásicas ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; resaltando la

fortaleza del Ejecutivo. Sugiere también Bolívar que a estos tres poderes se agregue una

cuarta instancia denominada Poder Moral, destinado a exaltar el imperio de la virtud y

enseñar a los políticos a ser probos e ilustrados.

El Libertador, concebía la idea de una Cámara Alta hereditaria, para mantener en ella la

tradición edificante de los padres de la patria; lo cual no encajó muy bien con la letra del
Poder Moral. En una demostración de gran ilustración, hace reminiscencias de Grecia y

Roma y examina las instituciones políticas de Gran Bretaña y Estados Unidos, citando para

esto a filósofos y políticos de la Enciclopedia y de la Revolución Francesa, para desembocar

en la necesidad de instaurar un sistema republicano democrático, con proscripción de la

nobleza, los fueros y privilegios, así como de la abolición de la esclavitud.

Otro aspecto al que dedicó una importancia fundamental en el proceso de consolidación de

las repúblicas latinoamericanas, fue a la Educación. En este sentido, para él educar, era tan

importante como libertar. De lo que se desprende su memorable sentencia: "Moral y luces

son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades". Después

de desarrollar otros tópicos relacionados con una visión sobre la grandeza y el poderío de la

América libre y unida, cierra Bolívar su discurso con la siguiente exhortación al Congreso:

"Señores, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías".

Tras esto hizo entrega de un proyecto de Constitución así como del Poder Moral, a fin de

que fueran estudiados por los diputados, añadiendo: "El Congreso de Venezuela está

instalado; en él reside, desde este momento, la Soberanía Nacional. Mi espada y las de mis

ínclitos compañeros de armas están siempre prontas a sostener su augusta autoridad. ¡Viva

el Congreso de Venezuela!".

Luego de pronunciar su discurso, Bolívar tomó juramento a los diputados y luego puso en

manos del presidente del Congreso, Francisco Antonio Zea, su bastón de mando, renunciando

con esto a su cargo de jefe supremo; lo que no fue aceptado por el poder legislativo, que por

unanimidad se lo devolvió.

El Congreso Anfictiónico de Panamá


El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la

Batalla de Ayacucho, que selló la libertad de

América del Sur, el Libertador formuló la

"Invitación a los Gobiernos de Colombia, México,

Río de la Plata, Chile y Guatemala a formar el

Congreso de Panamá" con la esperanza de

conformar una confederación americana, solicitando a dichos gobiernos la designación de

representantes plenipotenciarios. Los objetivos de tan importante evento eran colaborar en la

consolidación de la unidad de las nuevas repúblicas y facilitar acuerdos de defensa común.

Anfictionía de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es:

Confederación de las antiguas ciudades griegas, para asuntos de interés general.

"El Libertador siempre pensó en la integración política y económica como una conducta

enteramente defensiva, en busca de una gran nación –Hispanoamérica- capaz de librarse de

los peligros del imperialismo europeo y del naciente imperialismo norteamericano."

(Francisco Pividal, Pensamiento precursor del antiimperialismo).

Estos antecedentes permiten comprender mejor los dos primeros párrafos de la invitación

al Congreso de Panamá cursada por el Libertador Simón Bolívar: "Después de quince años de

sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en

paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las

relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una

base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.

Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al

ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la política de

nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de


sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no

puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras

repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria, obtenida por nuestras armas contra el

poder español.

El Congreso Anfictiónico de Panamá que se instaló en el Salón Capitular del antiguo

Convento de San Francisco, el 22 de junio de 1826, contó con la participación de

representantes plenipotenciarios: embajadores que se le conferían plenos poderes para

discutir y firmar los acuerdos en representación de sus países. Asistieron al Congreso

México, Perú, la Gran Colombia (que comprendía a Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada,

conformada ésta a su vez por Panamá y Colombia), y Guatemala (que entonces reunía a las

Provincias Unidas de Centroamérica; hoy Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y

Nicaragua). Por diversas razones no asistieron las representaciones de Chile, Bolivia, el Río

de la Plata (Argentina y Uruguay), Brasil y otros países que fueron invitados por Santander.

En la segunda conferencia se recibe y se acepta la credencial en calidad de observador del

representante británico Mr. Edwards James Dawkins. Del nutrido número de sesiones

efectuadas quedaron actas.

La evaluación de los resultados del Congreso de Panamá realizada por Indalecio Liévano

Aguirre señala: "No debe, sin embargo, ignorarse que si el Tratado de Liga y confederación

perpetua, que firmaron en Panamá los Plenipotenciarios de Colombia, México,

Centroamérica y el Perú, no significaba el logro de todas las aspiraciones de Bolívar, sí

comprendía elementos que le daban calidad de núcleo inicial de una agrupación de naciones

que, de funcionar lealmente en el futuro, podía contribuir a dar a la América Hispana un

papel de destacada importancia en la política mundial y disminuir las fricciones regionalistas

puestas en evidencia en el Congreso del Istmo." (Bolívar, Indalecio Liévano Aguirre,

Ediciones de la Presidencia de la República y Academia de la Historia, Caracas, 1988, pág.


452). No obstante, la enseñanza tradicional de la historia,

se ha empeñado en hacer ver el Congreso de Panamá y

en general al pensamiento bolivariano -sin negarle

importancia sólo como "parte de la historia", de "hechos

pasados" ocurridos en un momento y un contexto

determinado. Necesario es desentrañar las razones de esa

posición. Algunos elementos los proporciona el profesor soviético Anatoli Shulgovski en el

ciclo de conferencias ofrecidas en Bogotá y Cali en febrero de 1983, denominado Cátedra

Bolivariana, el proyecto político del Libertador, en el cual expresó: “En la concepción de la

igualdad bolivariana fue depositado un profundo contenido, constantemente enriquecido por

nuevas ideas y tonalidades”.

En la conquista de la independencia política para los pueblos de Suramérica él captó, el

medio de alcanzar la igualdad de derechos en la arena internacional. En el sostenimiento de

los principios republicanos en lucha contra los intentos de implantar instituciones

monárquicas, Bolívar encontró la garantía de que las fuerzas de la contrarrevolución no

alcanzaran a revivir los regímenes jerárquicos y aristocráticos de privilegios y de pomposos

títulos cortesanos, eliminando la igualdad ciudadana. Sin embargo, el Libertador consideró

como forma superior de la igualdad, la igualdad social, sin la cual según su entrañable

convicción, no podría existir la sociedad justa. En el planteamiento de este tema se

exteriorizaron con particular evidencia la orientación democrático-revolucionaria de las

concepciones de Bolívar, la diferenciación principal de éstas con respecto a las opiniones de

los representantes de las capas criollas privilegiadas, y la coincidencia de sus concepciones

con la de Rousseau." (Bolívar visto por marxistas, Compilación y prólogo de Jerónimo

Carrera, 2ª Edición, Fondo Editorial Carlos Aponte e Imprenta Municipal, Caracas

2006, pág. 62)


Estas concepciones del Libertador y su propuesta de unificación de las nacientes

repúblicas explican la gran cantidad de enemigos, confesos y encubiertos, tanto

contemporáneos como posteriores que ha tenido. Revisando se tiene:

La Corona española directamente afectada con la Independencia de sus colonias y los

países que conformaron la Santa Alianza con la idea de ayudar a España a reconquistar sus

posesiones.

El poderoso imperio de Inglaterra surgido al finalizar las guerras napoleónicas. Monarquía

en la que se comenzaba a afianzar el naciente capitalismo y para la cual cualquier oposición

al liberalismo económico y al individualismo que permitía el desarrollo del comercio debía

ser eliminada.

Estados Unidos, hijo y discípulo de Inglaterra, a la que siempre ha estado unida. Un año

antes este país había proclamado la Doctrina Monroe.

Las oligarquías tradicionales y las nuevas que se formaron después de los procesos de

Independencia, ávidas por conquistar riquezas, sometidas a los intereses extranjeros.

Los débiles dirigentes como Santander y Páez cuya ambición pesó más que su

entendimiento en la comprensión de las verdaderas necesidades de las nacientes repúblicas.

Ese conjunto de enemigos se movió abiertamente y tras bastidores para sabotear el Congreso

de Panamá y los acuerdos que favorecían la unión de los países del continente que del mismo

se derivaron. Ellos y sus descendientes son también los que han saboteado la enseñanza de la

historia. La irrefutable prueba de la traición y del engaño de las élites gobernantes se

encuentra en las condiciones de atraso, explotación y sometimiento que agobian a las grandes

mayorías de América.
La Unión, el principal objetivo propuesto por el Libertador y los acuerdos alcanzados en el

Congreso de Panamá en 1826 siguen vigentes. Cumplirlos, es tarea de nuestros pueblos.

La última proclama del Libertador

El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última

proclama del Libertador, dictada desde su lecho de

moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos

Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de

Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y

varios indígenas. Luego, rodeado de sus más íntimos

amigos, como José Laurencio Silva, Mariano Montilla,

Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, el notario

Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad, porque

la emoción y el dolor le ahogaron la voz. Continuó la lectura Manuel Recuero. La última

Proclama dice así:

"¡Colombianos! Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad, donde

reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi

tranquilidad. Me separe del mando cuando me persuadí de que desconfiabais de mi

desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que es más

sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores y me

han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo haceros la

manifestación de mis últimos deseos. No aspiro otra gloria que a la consolidación de

Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos

obedeciendo al actual gobierno, para liberarse de la anarquía: los Ministros del Santuario,
dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando la espada en defender las

garantías sociales. ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi

muerte contribuye a que se cesen los partidos, y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al

sepulcro".

El hombre que había luchado contra los

españoles con ahínco y dedicación. Quien

había cabalgado por montañas, llanos, ríos y

empinados cerros, para llevar libertad a

América, moría en la vivienda que le

facilitó un español, cuando enfermó, casi

abandonado y odiado por muchos, llegó a

las playas atlánticas de su querida Colombia, buscando consuelo y remedio a sus Males.

Murió como no merecía y en el momento más importante de su vida. Dejó este mundo con la

angustia de haber arado en el mar, como una vez dijera, porque se dio cuenta que su lucha,

sus desvelos y su trabajo incansable en pro de la libertad, se vería echado a un lado una vez

que desapareciera.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Derechos

políticos, constitucionales, deberes, y derechos humanos.

Los hechos sucedidos el 19 de abril de 1810, con sus consecuencias inmediatas, de orden

social, político, militar y económico; comenzaron en el país el proceso de agudización de la

lucha por la libertad e igualdad, aunado por un conjunto de factores, tales como: a) las ideas

del movimiento de la Revolución Francesa (1789) que llegarían a Venezuela de manera

indirecta, b) por una acentuada decadencia del poder metropolitano, c) por una complejidad

ideológica, en correspondencia a los intereses de clases, bajo la versión ideológica: antillana,


francesa y española, y d) por el surgimiento sistemático y progresivo de una conciencia

nacional y de clase a lo largo del proceso revolucionario. Hasta el estallido bélico como

expresión de la crisis que justificaría el replanteamiento integral de la sociedad colonial

venezolana.

Asoma el carácter de nuestro Libertador Simón Bolívar, no tan sólo por su accionar

militar, sino por la claridad de visión política e histórica, que alcanzó su madurez en el

proceso directo de los hechos, en su cotidianidad, lo que demuestra,

como él, logró entender las particularidades de su momento histórico.

Esto lo manifiesta en cada una de sus intervenciones de manera

progresiva y sistemática y lo que se describe en esta unidad, tiene

relación con los hechos acaecidos. Todo su accionar se refleja en

nuestra Constitución (1999) y que a continuación se Expresan en

cuanto a los deberes, derechos humanos y políticos de los venezolanos.

TÍTULO III

DE LOS DEBERES, DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS

Capítulo I. Disposiciones Generales

Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y

sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de

los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder

Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos suscritos y

ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.

Artículo 20. Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin

más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social.
Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley, y en consecuencia:

1. No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición

social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el

reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de

toda persona.

2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante

la ley sea real y efectiva, adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan

ser discriminados, marginados o vulnerables, protegerá especialmente a aquellas personas

que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de

debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.

3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.

4. No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias.

Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en

los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación

de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley

reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.

Capítulo II

De la nacionalidad y ciudadanía

Sección Primera: de la nacionalidad

Artículo 32. Son venezolanos y venezolanas por nacimiento:

1. Toda persona nacida en territorio de la República.


2. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por

nacimiento y madre venezolana por nacimiento.

3. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por

nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan su residencia en el

territorio de la República o declaren su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.

4. Toda persona nacida en territorio extranjero de padre venezolano por naturalización o

madre venezolana por naturalización siempre que antes de cumplir dieciocho años de edad,

establezca su residencia en el territorio de la República y antes de cumplir veinticinco años de

edad declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.

Artículo 33. Son venezolanos y venezolanas por naturalización:

1. Los extranjeros o extranjeras que obtengan carta de naturaleza. A tal fin deberán tener

domicilio en Venezuela con residencia ininterrumpida de, por lo menos, diez años

inmediatamente anteriores a la fecha de la respectiva solicitud. El tiempo de residencia se

reducirá a cinco años en el caso de aquellos y aquellas que tuvieren la nacionalidad originaria

de España, Portugal, Italia, países latinoamericanos y del Caribe.

2. Los extranjeros o extranjeras que contraigan matrimonio con venezolano o venezolana

desde que declaren su voluntad de serlo, transcurridos por lo menos cinco años a partir de la

fecha del matrimonio.

3. Los extranjeros o extranjeras menores de edad para la fecha de la naturalización del

padre o de la madre que ejerza sobre ellos la patria potestad, siempre que declaren su

voluntad de ser venezolanos o venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y

hayan residido en Venezuela, ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a dicha

declaración.
Artículo 34. La nacionalidad venezolana no se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad.

Artículo 35. Los venezolanos y venezolanas por nacimiento no podrán ser privados o

privados de su nacionalidad. La nacionalidad venezolana por naturalización sólo podrá ser

revocada mediante sentencia judicial, de acuerdo con la ley.

Artículo 36. Se puede renunciar a la nacionalidad venezolana. Quien renuncie a la

nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla si se domicilia en el territorio de

la República por un lapso no menor de dos años y manifiesta su voluntad de hacerlo. Los

venezolanos y venezolanas por naturalización que renuncien a la nacionalidad venezolana

podrán recuperarla cumpliendo nuevamente con los requisitos exigidos en el Artículo 33 de

esta Constitución.

Artículo 37. El Estado promoverá la celebración de tratados internacionales en materia de

nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y los señalados en el numeral 1 del

Artículo 33 de esta Constitución.

Artículo 38. La ley dictará, de conformidad con las disposiciones anteriores, las normas

sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición, opción, renuncia y recuperación de

la nacionalidad venezolana, así como con la revocación y nulidad de la naturalización.

Sección Segunda: de la ciudadanía

Artículo 39. Los venezolanos y venezolanas que no

estén sujetos o sujetas a inhabilitación política ni a

interdicción civil, y en las condiciones de edad

previstas en esta Constitución, ejercen la ciudadanía y,

en consecuencia, son titulares de derechos y deberes

políticos de acuerdo con esta Constitución.


Artículo 40. Los derechos políticos son privativos de los venezolanos y venezolanas, salvo

las excepciones establecidas en esta Constitución. Gozan de los mismos derechos de los

venezolanos y venezolanas por nacimiento los venezolanos y venezolanas por naturalización

que hubieren ingresado al país antes de cumplir los siete años de edad y residido en él

permanentemente hasta alcanzar la mayoridad.

Artículo 41. Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad,

podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente

Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vice-

presidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de

Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora

General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal o Fiscala

General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los

despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación,

Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios

fronterizos y aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Bolivariana. Para

ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras,

Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no

fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con

residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de

aptitud previstos en la ley.

Artículo 42. Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El ejercicio de la

ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser suspendido por sentencia

judicial firme en los casos que determine la ley.

Sección Primera: De los Derechos Políticos


Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en

los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. La

participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el

medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto

individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la

generación de las condiciones más favorables para su práctica.

Artículo 63. El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales,

directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la

representación proporcional.

Artículo 64. Son electores o electoras todos los venezolanos y

venezolanas que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no

estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política. El voto

para las elecciones municipales y parroquiales y Estadales se hará

extensivo a los extranjeros o extranjeras que hayan cumplido

dieciocho años de edad, con más de diez años de residencia en el país, con las limitaciones

establecidas en esta Constitución y en la ley, y que no estén sujetos a interdicción civil o

inhabilitación política.

Artículo 65. No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan sido

condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y otros

que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del cumplimiento

de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito.

Artículo 66. Los electores y electoras tienen derecho a que sus representantes rindan cuentas

públicas, transparentes y periódicas sobre su gestión, de acuerdo con el programa presentado.


Artículo 67. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines

políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus

organismos de dirección y sus candidatos o candidatas a cargos de elección popular serán

seleccionados o seleccionados en elecciones internas con la participación de sus integrantes.

No se permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos

provenientes del Estado.

La ley regulará lo concerniente al financiamiento y las contribuciones privadas de las

organizaciones con fines políticos, y los mecanismos de control que aseguren la pulcritud en

el origen y manejo de las mismas. Así mismo regulará las campañas políticas y electorales, su

duración y límites de gastos propendiendo a su democratización. Los ciudadanos y

ciudadanas, por iniciativa propia, y las asociaciones con fines políticos, tienen derecho a

concurrir a los procesos electorales postulando candidatos y candidatas. El financiamiento de

la propaganda política y de las campañas electorales será regulado por la ley. Las direcciones

de las asociaciones con fines políticos no podrán contratar con entidades del sector público.

Artículo 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin

armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.

Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones

pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control

del orden público.

Artículo 69. La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de

asilo y refugio.

Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas.


Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del

pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de

cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria

del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y

constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones

serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico, las Instancias de

atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas

incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás

formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.

La ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de

participación previstos en este artículo.

Capítulo X. De los Deberes

Artículo 130. Los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender a la patria,

sus símbolos, valores culturales, resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la

integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la Nación.

Artículo 131. Toda persona tiene el deber de cumplir y acatar esta Constitución, las leyes y

los demás actos que en ejercicio de sus funciones dicten los órganos del Poder Público.

Artículo 132. Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y

participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y

defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la

paz social.

Artículo 133. Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el

pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley.


Artículo 134. Toda persona, de conformidad con la ley, tiene el deber de prestar los servicios

civil o militar necesarios para la defensa, preservación y desarrollo del país, o para hacer

frente a situaciones de calamidad pública. Nadie puede ser sometido a reclutamiento forzoso.

Toda persona tiene el deber de prestar servicios en las funciones electorales que se les

asignen de conformidad con la ley.

Artículo 135. Las obligaciones que correspondan al Estado, conforme a esta Constitución y

a la ley, en cumplimiento de los fines del bienestar social general, no excluyen las que, en

virtud de la solidaridad y responsabilidad social y asistencia humanitaria, correspondan a los

particulares según su capacidad. La ley proveerá lo conducente para imponer el cumplimiento

de estas obligaciones en los casos en que fuere necesario. Quienes aspiren al ejercicio de

cualquier profesión, tienen el deber de prestar servicio a la comunidad durante el tiempo,

lugar y condiciones que determine la ley.

La participación popular en la defensa de la Nación

PREÁMBULO DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE

VENEZUELA

El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección

de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio

de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y

soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad

democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia,

federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la

solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para

ésta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la

educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna;


promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración

latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los

pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la

sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos

ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad.

El modelo de democracia social, participativa y protagónica delineado por el texto

constitucional, como uno de los aportes fundamentales de nuestra Carta Magna y demás

normas de nuestro ordenamiento jurídico, incluyen el principio de corresponsabilidad, lo que

quiere decir, que no sólo la Fuerza Armada Nacional la responsable de la defensa integral del

territorio, sino de la sociedad en su conjunto.

A raíz de la entrada en vigencia de la Constitución de

la República Bolivariana de Venezuela en 1999 y

siguiendo los postulados fundamentales de la misma,

entre los que está, el de la refundación de la República y

de todas y cada una de sus instituciones fundamentales

del Estado, se dio inicio a la revisión y adecuación de las

normas jurídicas que las rigen, estando entre las mismas,

como una de las de mayor importancia, por su valiosa significación, la de la Fuerza Armada

Nacional Bolivariana.

Lo anteriormente expuesto, hace obligante a la Fuerza Armada Nacional, adecuar toda su

organización a las nuevas exigencias, con una visión geopolítica que transita el sendero hacia

la estructuración del Estado Social, amante de la paz, defensora de los derechos humanos y

solidaria con las naciones hermanas del Continente Americano, dentro del Ideario del

Libertador Simón Bolívar.


En relación al tema planteado, se puede considerar como uno de los aspectos resaltantes

del pensamiento de nuestro Libertador, fue la claridad de sus afirmaciones, en cuanto a su

filosofía porque en ella expresaba que la participación del pueblo es vital, su idea central es la

que hoy toma vigencia: “ unir al pueblo y al ejército en un todo, con el fin de sustentar el

Sistema Bolivariano, preservar sus instituciones, defender la Patria, y no utilizar las armas

para proteger y defender una sociedad de privilegios”.

Cuando se refería al fundamento de nuestro Sistema de Gobierno, afirmaba: depende

inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida… Que los hombres nacen todos con

derechos iguales a los bienes de la sociedad; está sancionado por la pluralidad de los sabios,

como también lo está, que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de

todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser

valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene

la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente

establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos

el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio,

temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias por que colocan al

individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las

virtudes, les den una igualdad ficticia, propiamente llamada POLÍTICA SOCIAL”.

“Me es tan natural preferir la salud de la República a todo, que cuanto más dolor sufro por

ella, tanto más placer interior recibe mi alma… El destino del ejército es guarnecer la

frontera… Dios nos preserve de que vuelvan sus armas contra los ciudadanos” Simón

Bolívar

Bolívar marca la dirección en la debe caminar el venezolano; su imagen es invocada en la

cual dificultades, para defender al débil, para alimentar al hambriento, para implorar la
justicia; y para consolidar valores al pueblo, ya lo manifestó en muchos de sus escritos por

ejemplo:

“El Sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad

posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”

“Tengamos presente que nuestro pueblo no es europeo, ni el americano del Norte; más bien

es un compuesto de África y de América, que una emancipación de la Europa” Simón

Bolívar

Misión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana

Artículo 3º. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene como misión fundamental,

garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio

geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno

y la participación activa en el desarrollo nacional.

Funciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (insertamos las relacionadas a la

corresponsabilidad Pueblo- Fuerzas Armadas.

Artículo 4º. Son funciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, las siguientes:

1. Asegurar la soberanía plena y jurisdicción de la República en los espacios continentales,

áreas marinas y submarinas, insulares, lacustres, fluviales, áreas marinas interiores históricas

y vitales, las comprendidas dentro de las líneas de base recta que ha adoptado o adopte la

República; el suelo y subsuelo de éstos; el espacio aéreo continental, insular y marítimo; y los

recursos que en ellos se encuentran.


2. Defender los puntos estratégicos que garantizan el desenvolvimiento de las actividades

de los diferentes ámbitos: social, político, cultural, geográfico, ambiental militar y económico

y tomar las previsiones para evitar su uso por cualquier potencial invasor.

3. Preparar y organizar al pueblo para la Defensa Integral con el propósito de coadyuvar a

la independencia, soberanía e integridad del espacio geográfico de la Nación.

6. Apoyar a los distintos niveles y ramas del Poder Público en la ejecución de tareas

vinculadas a los ámbitos social, política, cultural, geográfica, ambiental, económica y en

operaciones de protección civil en situaciones de desastres en el marco de los planes

correspondientes.

9. Promover y realizar actividades de investigación y desarrollo, que contribuyan al

progreso científico y tecnológico de la Nación, dirigidas a coadyuvar a la independencia

tecnológica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

11. Participar en el desarrollo de centros de producción de bienes y prestación de

servicios integrados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

12. Formular y Ejecutar el Plan Estratégico de Desarrollo de la Fuerza Armada Nacional

Bolivariana de acuerdo con las líneas generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de

la Nación.

15. Prestar apoyo a las comunidades en caso de catástrofes, calamidades públicas y otros

acontecimientos similares.

17. Participar en la protección del patrimonio público en cualquiera de sus formas de

manifestación.
18. Fomentar y participar en las políticas y planes relativos a la geografía, cartografía,

hidrografía, navegación y desarrollo aeroespacial, que involucren la seguridad, defensa

militar y desarrollo integral de la Nación.

Era necesario que después de la aprobación de la

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en

1999, la Fuerza Armada Nacional considerara sus

principios doctrinarios en cumplimiento con el postulado

de la corresponsabilidad, para posteriormente aprobar de

la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN).

Este cambio de doctrina busca romper viejos esquemas y patrones copiados de las grandes

potencias como Estados Unidos y trabajar en una Doctrina propia basada en nuestros

principios, es decir, aplicar la doctrina del Libertador Simón Bolívar, Francisco de Miranda y

la liberación, el nacionalismo liberador, y de la unión del soldado con su pueblo.

El Programa de la Patria 2013-2019 expresa en el objetivo nacional 3.3, 1.4, habla de

“Reforzar los vínculos de integración de nuestra patria con países hermanos para compartir

capacidades y conocimientos en función al bienestar de nuestros pueblos.


CONCLUSIÓN

Pese a su larga lucha, tanto armada como política, Simón Bolívar no llegó a cumplir con

plenitud su sueño. La victoria de Ayacucho en diciembre de 1824 haría que su América

Latina se liberara del yugo español; no obstante, para que su sueño se cumpliera,

Latinoamérica debería haberse unificado y formado una gran nación. Bolívar desarrolló un

gran sentimiento patriótico durante su juventud que le llevó a jurar en el año 1805 que

lucharía por liberar a su nación. Sus primeras luchas, aunque fracasadas, le sirvieron como

laboratorio para preparar una nueva tentativa más estratégica. Después de la primera derrota

escribió el manifiesto de Cartagena (1812) donde enumera los errores que le han llevado al

fracaso y donde pretende involucrar al pueblo. Un año más tarde, su capacidad de resiliencia

y su testarudez le harían proseguir en la lucha, presentando siempre su ideología, y

compartiendo con el pueblo sus proyectos y sus preocupaciones mediante diferentes textos,

como por ejemplo, la Carta de Jamaica (1815) o el discurso de Angostura (1819). La batalla

final, ganada por su lugarteniente Sucre en 1824, le confirió el mérito de la liberación de

Latinoamérica.

Pese a lo mencionado anteriormente, sus propósitos de unificación se vieron truncados,

pues ninguno de sus proyectos para la conjunción de las naciones latinoamericanas tuvo

éxito. Dicho fracaso, que se explica, en parte por una población no preparada para el cambio

a la democracia y por los intereses personales de las oligarquías locales, le dejó sumergido en

un estado de decepción y angustia. Pasó sus últimos años enfermo y preocupado por el

porvenir del subcontinente. De este modo su sueño inicial, compuesto por dos premisas: la

liberación y la unificación, se cumplió sólo a medias. A pesar de todo esto, queda más que

claro, que a pesar de tantas guerras, tantos tratados políticos, tanta lucha por conseguir su

gran sueño, lo consigue “a medias”, pero dejando un gran legado e historial social, político,

cultura. Nuestro Libertador.


BIBLIOGRAFÍA

1° Modulo 1: Doctrinas Bolivariana

https://es.slideshare.net/EdwinBlanco1/modulo-1-doctrina-bolivarianalecturas-

complementariaspdfppp?from_action=save

Autor de la publicación: Edwin Blanco (profesor de la Unefa)

Fecha 09 de octubre de 2016

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