República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Defensa
Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas
UNEFA-Mérida CINU 1-2021
UNIDAD 3: EL LIBERTADOR
Raúl Enrique Manrrique Carrascal
V-28038957
Ingeniería Electrónica
Filosofía Ética y Valores De La UNEFA
INTRODUCCIÓN
La obra del hombre más grande que ha producido el ámbito
afrogriegohispanolatinoamericano, es sin duda alguna, la de Simón Bolívar, y su obra y su
trayectoria es una de las cumbres de la historia política y militar del mundo en cualquier
época y en cualquier momento. Estadista, político, militar, diplomático y escritor, su obra es
magnífica, y extraordinaria; su figura despierta respeto y admiración de tal manera que a su
paso por Pucará el 2 de marzo de 1825, hace que el escritor y político peruano José Domingo
Choquehuanca lo reciba con estas palabras:
"Quiso Dios de salvajes formar un gran imperio y creó a Manco Cápac; pecó su raza y lanzó
a Pizarro. Después de tres siglos de expiaciones ha tenido piedad de la América y os ha
creado a vos. Sois pues, el hombre de un designio providencial. Nada de lo hecho hasta
ahora se asemeja a lo que habéis hecho, y para que alguno pueda imitaros será preciso que
haya un mundo por libertar. Habéis fundado tres repúblicas que en el inmenso desarrollo a
que están llamadas, elevan vuestra estatua a donde ninguna ha llegado. Con los siglos
crecerá vuestra gloria, como crece el tiempo con el transcurrir los siglos y así como crece la
sombra cuando el sol declina"
Es llenarse de inquietudes y curiosidades el solo imaginar los hechos y la vida del El
Libertador, si nos remitimos a su obra escrita su epistolario político, sus cartas, proclamas y
discursos políticos es para llenar a de asombro a la mente más abierta y preparada para las
maravillas de las maravillas.
Si examinamos el recuento de la obra estadístico-político-militar de nuestro Libertador no
encuentra parangón en la historia militar del mundo. Participó en 427 combates; dirigió 37
campañas, donde obtuvo 27 victorias, 8 derrotas y dos resultados no definidos; recorrió a
caballo, a mula o a pie cerca de 90 mil kilómetros, escribió 189 proclamas, 21 mensajes, 14
manifiestos, 18 discursos y una breve biografía, la del general Sucre.
Personalmente, o bajo su inspiración, se redactaron cuatro Constituciones, a saber: la Ley
Fundamental del 17 de diciembre, creadora de Colombia (Angostura); la Constitución de
Cúcuta (1821); el proyecto de Constitución para Bolivia (1825); y el decreto orgánico de la
dictadura (1828); igualmente escribió cerca de 10.000 cartas, que, según el historiador
Vicente Lecuna, de ellas, se conocen 2.939 publicadas en los 13 tomos de los Escritos del
Libertador; esta correspondencia está incluida en los tomos de las Memorias del general
Florencio O'Leary, el 3 de diciembre de 1879, el Presidente de la Republica Antonio Guzmán
Blanco, ordena la publicación de estas memorias en 32 volúmenes, soldado historiador y fiel
edecán del Libertador, O´Leary logró reunir una formidable colección de cartas, documentos
y narraciones de la época de nuestras luchas por la libertad, que revelan de manera clara, y
fidedigna nuestro proceso independentista
La independencia Hispanoamericana
La reformas que intentaron establecer en el nuevo “pacto colonial”, y la propia decadencia
española, trajo serias consecuencias en tierras americanas. La ruptura de los ciclos de
producción y comercialización, ligados a la explotación de los metales, llevó a una
readecuación de las economías hispanoamericanas, que a su vez robusteció el poder
económico de los propietarios locales (los criollos) frente al poder del control de los
funcionarios de la corona, quienes perdieron paulatinamente su alta cuota de injerencia sobre
las actividades económicas coloniales. Un divorcio entre el poder político y el poder
económico, latente desde antaño, fue patentizándose conforme avanzaba el siglo XVIII. Los
notables criollos fueron acrecentando su control económico y consolidando sus mecanismos
de dirección de la sociedad, frente a los funcionarios españoles, que cada vez veían
disminuida su capacidad efectiva de dirección política.
Uno de los rasgos más sobresalientes, y quizás el más original del pensamiento de Bolívar
es que considera a Hispanoamérica en conjunto como objeto de su análisis. El Libertador
inaugura la visión de un subcontinente como sujeto de la acción histórica. Antes existían
colonias españolas en América, un “Imperio” colonial quizá; pero solo desde el ideario
bolivariano encontramos perfectamente delineada una problemática hispanoamericana
específica. Y esto, al menos en dos direcciones fundamentales, la una como un esfuerzo por
hallar la identidad común de todos nuestros pueblos, pese a sus diferencias y Heterogeneidad.
La otra, completamente a la primera como un intento de controlar distinción frente a Europa
y Norteamérica.
En primer lugar, Bolívar fue “realista” en la medida en que siempre trató a entender la
realidad como es y no como se decía que debía ser. Desde el Manifiesto de Cartagena gasta
sus últimos escritos, su esfuerzo es el de dar con la naturaleza específica y ultima de nuestros
pueblos. “No somos europeos ni indígenas” insistía, para luego hurgar en las raíces étnicas y
culturales de la identidad mestiza.
En segundo lugar, Bolívar fue un “realista” cuando propuso sus fórmulas de organización
política de los nuevos países hispanoamericanos. Las leyes sólo son buenas, repetía, cuando
contemplan la realidad concreta de los pueblos en que van a ser aplicadas. Por ellos postulaba
un “justos medio” entre los sistemas coloniales autocráticos y la democracia ideal, imposible
al momento de la constitución de nuestra República. Ya desde su Discurso de Angostura,
incluyó varios elementos políticos que estabilizarían la vida de los nacientes estados. En su
mensaje a la Constituyente de Bolivia desarrolló con gran énfasis el tema: la realidad impone
ciertas concesiones al antiguo régimen para ganar en estabilidad, para mantener la paz, la
libertad sin límites es antecedentes del despotismo.
En tercer lugar, fue Bolívar “realista” como gobernante. Es decir, que se vio atrapado por
las urgencias de la realidad, frente a sus propios enunciados. Su acto de proclamación
dictatorial es elocuente. No cabe duda ninguna de que al lanzarse a la ruptura de la
Constitución y del régimen democrático propugnado por él, actuaba en la convicción de que
salvaba al país. Por fin, hay un rasgo fundamental del pensamiento bolivariano en su
concepción internacional, y es que la afirmación de la identidad hispanoamericana y de su
unidad, se plantea como una garantía frente a la amenaza del creciente poder de los Estados
Unidos. En esto fue el Libertador un visionario. Desde el principio advirtió el peligro que la
república del norte representaba para la unidad y real independencia de las antiguas colonias
españolas del sur. Y la historia de nuestros pueblos le ha dado dolorosamente la razón.
Documentos del Libertador
Cuando se analiza la concepción de la moral pública ideada por el Libertador se puede
afirmar que la misma estaba orientada a la lucha por lograr un cambio en el sentir y el pensar
de los ciudadanos de la República, una auténtica revolución social que abarcara dentro de sí a
todos y cada uno de los aspectos que el término social involucra, dentro del cual, desde luego,
encontraba espacio y relevancia fundamental el factor cultural, que presuponía un auténtico
cambio interior de los ciudadanos, donde la moral sería la primera herramienta necesaria para
que dicho cambio pudiera tener una armonía y debida verificación. A continuación
procedemos a analizar algunos documentos del Libertador que ponen de manifestó, su sueño
“ Un ideal de comunidad soñado para todo el mundo que podría ser iniciado en América". La
idea democrática que tenía de socialista un compromiso de interlocución e interacción entre
los pueblos, constituidos en Estados e independizados del poder español que procuraban una
nueva legalidad nacionalista e internacionalista simultáneamente, que hacían de la gente su
razón de ser y servir, para ser más fuertes y mejores juntos.
El Juramento del Monte Sacro:
El 15 de agosto de 1805, desde la cima de una de las colinas que
dominan a Roma, el caraqueño Simón Bolívar, apenas cumplía
22 años, viudo y con una carga emocional impresionante, jura en
presencia de su maestro Simón Rodríguez, consagrar su vida a la
causa de la independencia de Hispanoamérica. …“ La
civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí
todas sus fases, ha hecho ver todos sus elementos, más en
cuanto a resolver el problema del hombre en libertad, parece
que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa
misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo
Mundo”. ¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por
mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma,
hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del pueblo español!
El Manifiesto de Cartagena:
En este manifiesto, Bolívar expone sus consideraciones acerca de la
situación actual de la guerra de independencia, en especial las causas que
llevaron al fracaso la primera república. Así, Bolívar destaca el
surgimiento de un gobierno que adoptó un sistema federal con sus
consecuencias fatales para los intereses de unificaciones de la república;
En esta etapa ocurrieron acontecimientos, que trajeron como
consecuencia la no consolidación del proyecto o de las ideas
que tenía Bolívar para desarrollar en Venezuela. El terremoto
ocasionó la catástrofe para el decaimiento de la nación, la
igualdad entre conciudadanos. Estas declaraciones de Bolívar
en dicho documento, nos puede dar una perspectiva de lo
difícil que es construir e implantar un gobierno que pueda
tener una visión para impulsar el desarrollo de los pueblos. Algo que Bolívar no pudo
materializar es que el pueblo llegara a estar convencidos de la visión política que quería
implantar Bolívar en nuestra nación, este fenómeno desvaneció la esperanza de ver una visión
totalmente libre de la colonización española, es decir, aunque los monarcas ya no regían
nuestra nación todavía quedaban ciudadanos venezolanos serviles a los principios
monárquicos.
El 15 de diciembre de 1812 escribió su primer documento (Manifiesto de Cartagena), donde
expone las causas que condujeron a la pérdida de la Primera República y advierte a los
neogranadinos sobre la necesidad de unirse para derrotar al enemigo. Estas causas según
Bolívar fueron:
1. El régimen de tolerancia seguido por las autoridades republicanas: considerado como
débil e ineficaz. Los que se oponían a la independencia de Venezuela, llamados realistas,
dominaban las provincias de Maracaibo, Guayana y Coro. España había ordenado el bloqueo
a Venezuela, dificultando el comercio exterior, y organizó la resistencia bajo el mando del
capitán Domingo Monteverde. Criticó la actitud asumida por el gobierno de Venezuela frente
a Coro, afirmando que la Junta Suprema debió atacarla y no dejar que se fortificara, y
responsabilizando a los magistrados, quienes consultaban códigos inapropiados. La doctrina
en que se apoyaban, determinó que “a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón
sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar”.
2. La carencia de un ejército regular, disciplinado y capaz de presentarse en el campo de
batalla a defender la libertad. Por el contrario, se establecieron innumerables cuerpos de
milicias indisciplinadas, que además de agotar las Cajas del erario nacional, con lo sueldos de
la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejaron a los paisanos de sus hogares e hicieron
odioso el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas y abandonar sus familias
Milicianos que salieron al encuentro del enemigo, no sabían del manejo de armas, y no
estando habituados a la disciplina y la obediencia, fueron arrollados al comenzar la última
campaña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes por
llevarlos a la victoria.
3. La subdivisión de la Provincia de Caracas. “Esta reforma sancionada por el Congreso
despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades y lugares subalternos, contra la
capital”.
4. La disipación de las rentas públicas evidenciada en gastos inútiles y especialmente en
sueldos de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales
dio “un golpe mortal a la República”, por cuanto generó la necesidad de establecer el papel
moneda sin garantía real. Este factor contribuyó a crear un descontento general que fue
aprovechado por los realistas.
5. La adopción de la forma federal de gobierno. El Libertador consideraba que este
sistema era perfecto, pero el mismo no correspondía a los intereses de las naciones. Según el
sistema federal, las provincias se gobernaban independientemente, pero, en la práctica, no
estaban capacitadas para ejercer ampliamente y por sí mismas sus derechos ya que carecían
de las virtudes políticas que caracterizan a las repúblicas. Bolívar era partidario de gobiernos
fuertes y centralizados: “Nuestra división, y no las armas españolas, nos tornó a la
esclavitud”.
6. El terremoto del 26 de marzo de 1812 y el fanatismo del clero en relación con el
fenómeno fueron para Bolívar una causa importante e inmediata de la ruina de Venezuela. No
sólo por los trastornos físicos y morales que ocasionó, sino por la ausencia de una autoridad
que actuara con diligencia. En este sentido, la actitud del clero encontró campo para la acción
pues estaba consciente de que los delitos quedaban siempre impunes.
El movimiento de 1810 y la declaración de Independencia beneficiaban directamente a los
criollos, y la población, lógicamente tenía que sentir aprehensión ante un movimiento que
favorecía económica y políticamente al sector cuyo criterio social excluyente era manifiesto.
Decreto de Guerra a Muerte:
Célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo,
el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los
numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio
Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y
otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República. La matanza de los
republicanos por parte de los jefes españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de
personajes adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el abogado Francisco de Heredia,
oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas que cesaran
las ejecuciones, lo cual no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en sus
Memorias, un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los
partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «... en alta voz a los soldados, de siete
años arriba, no dejasen vivo a nadie...» Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió
información de la consumación de hechos como el relatado por Heredia, lo que le llevó a
expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».
Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio
siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo del
Decreto a muerte En una primera instancia esta
manifestación fue considerada por Bolívar como
ley fundamental de la República, que luego
ampliaría y ratificaría en el cuartel general de
Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de
septiembre del mismo año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser considerado
como un «Segundo Decreto de Guerra a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo
semestre de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la
matanza se hace más intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es
radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de
los presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar en febrero de
1814. En este último año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de
ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la Segunda
República.
A continuación el texto:
SIMÓN BOLÍVAR, Brigadier de la Unión, General en Jefe del Ejército del Norte.
Libertador de Venezuela. A sus conciudadanos.
Venezolanos: Un ejército de hermanos, enviado por el soberano
Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo
tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los
opresores de las provincias de Mérida y Trujillo. Nosotros somos
enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos,
y a restablecer los gobiernos republicanos que formaban la
Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras
armas, están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando
plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper
las Cadenas de la servidumbre, que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin
pretender dar leyes, ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría
autorizarnos.
Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que
os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os
han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han
infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los
crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la
justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para
siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su
escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de
nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se ofende impunemente a
los hijos de América.
A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro
magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por la última vez una vía a la conciliación y a la
amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus
crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno
intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela.
Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios
más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por
consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un
indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los
que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el
yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra, y
magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una
palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán reputados y tratados
como americanos.
Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la
justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros
descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que sólo la
ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros
crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar
los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una
inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de americanos será
vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán
jamás contra uno solo de nuestros hermanos.
Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan
cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida,
que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para
obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y
extraordinarios que sean los motivos que nos deis pare excitar
nuestra animadversión. Españoles y canarios, contad con la
muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en
obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la
vida, aun cuando seáis culpables.
Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813.
Simón Bolívar
Entre los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a muerte» se extiende a la Nueva Granada, en
donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las numerosas
víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José de Caldas, los estadistas
neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos
Andrés Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor del
decreto de guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación de
dicho instrumento. En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó
que: «...La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte:
perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles. Ningún español sufrirá la muerte
fuera del campo de batalla»; lo cual obviamente buscaba humanizar la contienda militar.
Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se
proclamó la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el
decreto de 1813.
El Manifiesto de Carúpano:
Este documento, brindó la oportunidad a Simón Bolívar para exponer detalladamente sus
criterios políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los gobiernos
republicanos en Venezuela. El Libertador afirma que el establecimiento de la libertad en un
país de esclavos es una obra imposible de ejecutar rápidamente, que está fuera del alcance de
todo poder humano; porque así como la justicia evidencia la audacia de haberla emprendido,
la imposibilidad de la adquisición califica la insuficiencia de los medios"
Bolívar se quejaba de la justicia de los hombres y abogaba por la justicia divina, expresa
que sus conciudadanos venezolanos no estaban preparados para el ejercicio de la justicia, por
lo tanto no eran capaces de desarrollar sus propias leyes, lo que significa que no podían
entender el verdadero significado de la libertad, la cual se basa en el ejercicio práctico y no
sólo en palabras. Siendo este el caso, Bolívar debió obligar prácticamente a sus compatriotas
venezolanos a asumir el ejercicio de la libertad, a pesar de su falta de aprecio ante la misma.
El Manifiesto de Carúpano es una explicación del nuevo fracaso
de la segunda República de Venezuela relatado por Simón Bolívar el
7 de septiembre de 1814. Este documento contiene un pensamiento
claro del colapso de la Revolución, la cual se mantiene en la esfera
simplemente política, atropellada por los enemigos de la patria. Bolívar insiste en el carácter
fratricida o "civil" de nuestra contenida emancipadora lucha de independencia. Se despide
con un compromiso solemne, el de regresar "Libertador o Muerto", sin escatimar sacrificios.
Sostiene que su destino ya está marcado por la dedicación a la causa de la independencia.
Concluye con seguro optimismo, como que sabía de las enormes reservas morales del pueblo
y conocía bien las suyas propias.
La Carta de Jamaica:
Muchos autores la denominan “carta profética”, donde el Libertador desde su exilio, hace
mención de la desgracia de su patria chica, Venezuela, y los sufrimientos infligidos por la
acción depredadora de los españoles. De la misma manera, confiesa desconocer parte de la
realidad americana por las dificultades que se presentan en aquel momento histórico, pues
sólo puede ofrecer pronósticos aproximados e inexactos, y manifiesta estar preocupado ante
la incertidumbre existente por las calamidades de la guerra. En el mismo orden de ideas,
Bolívar denuncia los atropellos sanguinarios cometidos por los españoles a los que califica de
bárbaros. El 6 de setiembre de 1815, en Kingston, donde se hallaba asilado, Bolívar escribe la
célebre Carta de Jamaica, dirigida a «un caballero de esta Isla», que resultó ser, de acuerdo a
meticulosas investigaciones, Henry Cullén. En esta profética carta, Bolívar analiza la
situación de Venezuela y atisba el futuro de toda América con una fidelidad asombrosa,
producto de sus claros conceptos sociológicos, por lo que ha sido llamado «el primer
sociólogo americano de su tiempo».
Nuestro Libertador, vivía entonces los peores momentos de su azarosa vida política, sin
dudar ni un momento de su compromiso patrio, no perdió ni un momento la voluntad de
continuar la lucha, ni la seguridad en el triunfo definitivo y atisba el futuro de toda América
con una fidelidad asombrosa, producto de sus claros conceptos sociológicos, por lo que ha
sido llamado «el primer sociólogo americano de su tiempo. Había llegado a Kingston, capital
de la isla de Jamaica, en donde se dedicó activamente a buscar auxilios, principalmente con el
gobierno inglés, para continuar la lucha en Tierra Firme.
El Libertador estaba convencido de la necesidad de la ayuda exterior para alcanzar la
independencia. Lo mismo que lo estuvieron Miranda y Miguel José Sanz, la guerra no podía
librarse sin armas, sin pertrechos, sin dinero para atender a los gastos del conflicto. Y tales
elementos había que buscarlos en el exterior, pues las condiciones de atraso económico en
que se encontraba Venezuela, no permitían ni siquiera pensar en obtenerlos dentro del país.
Para continuar la guerra no había otra alternativa que recurrir a la ayuda de los países
extranjeros. La posición de El Libertador en relación con este aspecto aparece claramente
expresada en este párrafo de una carta suya escrita en Jamaica a Sir
Ricardo Weliesley, alto funcionario del gobierno inglés: "Si me
hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América
pudiese triunfar por sí sola, ninguno habría ambicionado más que yo,
el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de
solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de
la Costa Firme. Vengo a procurar auxilios: iré en su busca a esa soberbia capital; si fuese
preciso marcharé hasta el polo, y si todos son insensibles a la voz de la humanidad, habré
cumplido con mi deber, aunque inútilmente y volveré, a morir combatiendo en mi patria".
La Carta de Jamaica es, sin duda, uno de los primeros documentos en los cuales se
analizan las causas de la independencia hispanoamericana. Tales causas fueron, según El
Libertador, las siguientes: a) Políticas: Los hispanoamericanos estaban privados de derechos
políticos. Los colonos, dentro del sistema español, carecían de lo que El Libertador llama "el
derecho a ejercer la tiranía activa". Se les privaba del derecho elemental de gobernarse a sí
mismos, con este argumento justificó que ésta fue una de las causas de descontento que
provocó el rompimiento con España, el no haber podido los hispanoamericanos "siquiera
manejar nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior". A este respecto, El
Libertador dice en la Carta lo siguiente:
"Estábamos abstraídos y ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del
gobierno y administración del Estado. Jamás éramos Virreyes, ni gobernadores, sino por
causas muy extraordinarias; Arzobispos y Obispos pocas veces; diplomáticos nunca;
militares sólo en calidad de subalternos; nobles sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni
magistrados, ni financistas y casi ni aún comerciantes: todo en contravención directa de
nuestras instituciones". b) Económicas: El monopolio comercial, las prohibiciones y
restricciones económicas, que impedían el desarrollo de las colonias: España mantuvo sus
colonias como "coto cerrado" en beneficio de la economía peninsular. No se permitió el
comercio con otros países y se impuso estricta vigilancia para impedir el contrabando, se
prohibía el comercio entre las propias colonias. Se estableció un riguroso control de la
navegación, mediante la autorización de ciertos puertos para el comercio, además de esto, se
prohibía la siembra de frutos europeos, se prohibía establecer en las colonias fábricas de
paños y otros artículos, así obligaban a comprarlos a los comerciantes peninsulares. Toda esta
política Económica estaba dirigida a convertir la economía de las colonias en una economía
complementaria de la economía española.
Al respecto el Libertador emite la siguiente opinión: "Los americanos, en el sistema
español no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y
cuanto más, el de simples consumidores, y aún esta parte coartada con restricciones
chocantes: tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las
producciones que el rey monopoliza, el impedimento de la fábrica que la misma península no
posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad, las
trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, entiendan ni
negocien”.
El Libertador estuvo siempre en el centro de esta polémica sobre monarquía o república,
que fue una de las más interesantes en el proceso ideológico de la independencia. El ejemplo
norteamericano y la revolución francesa, ofrecían asideros sólidos en favor de la república;
mientras, por otra parte, el supuesto atraso cultural, la ignorancia, falta de virtudes en el
pueblo, fueron argumentos de quienes sostenían que nuestros pueblos eran incapaces de
gobernarse por sí mismos, pero El Libertador afirmaba que dentro de un régimen republicano
sería más fácil elevar el nivel cultural y material de nuestros pueblos, sacarlos del atraso y
lograr para ellos la paz necesaria que llegaría a organizar sus instituciones y superar las
devastaciones dejadas por la guerra. Pensaba, además, que la composición étnica, el carácter
mestizo de nuestros pueblos, debía contar con un sistema de gobierno que estimulara la
marcha hacia la igualdad social y la democracia.
En el mismo párrafo, escribe lo siguiente:
"Es una idea grandiosa pretender formar
de todo el Nuevo Mundo una sola nación
con un solo vínculo que ligue sus partes
entre sí y con el todo. Ya que tienen un
origen, una lengua, unas costumbres y una
religión, debería, por consiguiente, tener un
solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan deformarse".
El Libertador era partidario, pues, de la unidad de los países hispanoamericanos, ligados
entre sí históricamente por el origen, la lengua, las costumbres, la religión. La paternidad de
la idea de unir a América Española en un solo estado corresponde al Precursor Francisco de
Miranda, quien en 1790 propuso formar con todas las colonias una monarquía bajo la
autoridad de un Inca. En 1815, El Libertador descarta parcialmente estas ideas mirandinas: la
vasta extensión del territorio, la diversidad de climas, el aislamiento de regiones tan distantes,
y, en particular, los intereses opuestos de los grupos regionales, impedían llevar a cabo idea
tan grandiosa. Era una idea más realizable, formar uniones regionales, unir secciones más
pequeñas de aquel inmenso territorio y establecer lazos que ligaran las distintas porciones así
organizadas. En los párrafos transcritos, encontramos un buen antecedente del Congreso de
Panamá, convocado y reunido por El Libertador en 1826, como un intento para unir los
países hispanoamericanos y asegurar su independencia.
El Discurso de Angostura:
El ideario de Simón Bolívar
La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales como el
hundimiento de la República en el año 1812, en Venezuela, el fracaso del restablecimiento
republicano al año siguiente, en 1813, y la caída del gobierno republicano en la Nueva
Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de Cartagena, escrito en 1812, Simón
Bolívar había estado insistiendo en las carencias políticas de la elite ilustrada que propugnaba
la Independencia. La guerra civil, la ausencia de unidad, la excesiva valoración del régimen
federal, el apego a las ideas religiosas y la simple intriga política, son los puntos que
sobresalen en el inventario que sirve de base a un balance contundente hecho por el prócer:
"nuestra división - dice- y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud".
Sin embargo, no fue hasta el Manifiesto de Carúpano (1814), y posteriormente en la
Carta de Jamaica (1815), cuando Simón Bolívar expuso en forma detallada sus criterios
políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los gobiernos
republicanos en Venezuela.
El discurso de Angostura fue pronunciado
por Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819, en la
provincia de Guayana, con motivo de la
instalación del segundo Congreso Constituyente
de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad Bolívar). En este
documento Bolívar como jefe del Estado se dirige a los congresistas del país no sólo para
expresar su opinión acerca de lo que debía ser el proyecto constitucional a sancionarse, sino
también una profunda reflexión sobre la situación que vivía Venezuela a fines de 1818. En
relación al proceso de elaboración de dicho texto, el mismo se llevó a cabo
fundamentalmente en su residencia de Angostura durante los últimos meses de 1818.
Asimismo, Bolívar no vaciló en confiar los originales de este importante documento a
Manuel Palacio Fajardo, estadista dotado de talento y erudición, para que opinara del mismo.
En este sentido, Palacio Fajardo formuló algunas observaciones, que Bolívar aceptó con
humildad. El 15 de febrero de 1819, día fijado para la instalación del congreso que el propio
Bolívar había convocado, una salva de cañonazos, unidas a las aclamaciones del pueblo,
señaló a las 11 am., la llegada del Libertador, jefe supremo de la República y de la comitiva
que lo acompañaría a la sede del Congreso.
En el discurso pronunciado durante casi una hora ante El Congreso de Angostura, el
Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo, señalando la conveniencia de
que las instituciones que surgieran en América a raíz de la Independencia, debían responder a
las necesidades y posibilidades de estas sociedades, sin copiar modelos de tierras extrañas.
Aunque se reconoce en este documento lo favorable del régimen federal para otras naciones;
se sostiene que en el caso de Venezuela es preferible un Centralismo, basado en un Poder
Público distribuido en las clásicas ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; resaltando la
fortaleza del Ejecutivo. Sugiere también Bolívar que a estos tres poderes se agregue una
cuarta instancia denominada Poder Moral, destinado a exaltar el imperio de la virtud y
enseñar a los políticos a ser probos e ilustrados.
El Libertador, concebía la idea de una Cámara Alta hereditaria, para mantener en ella la
tradición edificante de los padres de la patria; lo cual no encajó muy bien con la letra del
Poder Moral. En una demostración de gran ilustración, hace reminiscencias de Grecia y
Roma y examina las instituciones políticas de Gran Bretaña y Estados Unidos, citando para
esto a filósofos y políticos de la Enciclopedia y de la Revolución Francesa, para desembocar
en la necesidad de instaurar un sistema republicano democrático, con proscripción de la
nobleza, los fueros y privilegios, así como de la abolición de la esclavitud.
Otro aspecto al que dedicó una importancia fundamental en el proceso de consolidación de
las repúblicas latinoamericanas, fue a la Educación. En este sentido, para él educar, era tan
importante como libertar. De lo que se desprende su memorable sentencia: "Moral y luces
son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades". Después
de desarrollar otros tópicos relacionados con una visión sobre la grandeza y el poderío de la
América libre y unida, cierra Bolívar su discurso con la siguiente exhortación al Congreso:
"Señores, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías".
Tras esto hizo entrega de un proyecto de Constitución así como del Poder Moral, a fin de
que fueran estudiados por los diputados, añadiendo: "El Congreso de Venezuela está
instalado; en él reside, desde este momento, la Soberanía Nacional. Mi espada y las de mis
ínclitos compañeros de armas están siempre prontas a sostener su augusta autoridad. ¡Viva
el Congreso de Venezuela!".
Luego de pronunciar su discurso, Bolívar tomó juramento a los diputados y luego puso en
manos del presidente del Congreso, Francisco Antonio Zea, su bastón de mando, renunciando
con esto a su cargo de jefe supremo; lo que no fue aceptado por el poder legislativo, que por
unanimidad se lo devolvió.
El Congreso Anfictiónico de Panamá
El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la
Batalla de Ayacucho, que selló la libertad de
América del Sur, el Libertador formuló la
"Invitación a los Gobiernos de Colombia, México,
Río de la Plata, Chile y Guatemala a formar el
Congreso de Panamá" con la esperanza de
conformar una confederación americana, solicitando a dichos gobiernos la designación de
representantes plenipotenciarios. Los objetivos de tan importante evento eran colaborar en la
consolidación de la unidad de las nuevas repúblicas y facilitar acuerdos de defensa común.
Anfictionía de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es:
Confederación de las antiguas ciudades griegas, para asuntos de interés general.
"El Libertador siempre pensó en la integración política y económica como una conducta
enteramente defensiva, en busca de una gran nación –Hispanoamérica- capaz de librarse de
los peligros del imperialismo europeo y del naciente imperialismo norteamericano."
(Francisco Pividal, Pensamiento precursor del antiimperialismo).
Estos antecedentes permiten comprender mejor los dos primeros párrafos de la invitación
al Congreso de Panamá cursada por el Libertador Simón Bolívar: "Después de quince años de
sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en
paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las
relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una
base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al
ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la política de
nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de
sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no
puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados por cada una de nuestras
repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la victoria, obtenida por nuestras armas contra el
poder español.
El Congreso Anfictiónico de Panamá que se instaló en el Salón Capitular del antiguo
Convento de San Francisco, el 22 de junio de 1826, contó con la participación de
representantes plenipotenciarios: embajadores que se le conferían plenos poderes para
discutir y firmar los acuerdos en representación de sus países. Asistieron al Congreso
México, Perú, la Gran Colombia (que comprendía a Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada,
conformada ésta a su vez por Panamá y Colombia), y Guatemala (que entonces reunía a las
Provincias Unidas de Centroamérica; hoy Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y
Nicaragua). Por diversas razones no asistieron las representaciones de Chile, Bolivia, el Río
de la Plata (Argentina y Uruguay), Brasil y otros países que fueron invitados por Santander.
En la segunda conferencia se recibe y se acepta la credencial en calidad de observador del
representante británico Mr. Edwards James Dawkins. Del nutrido número de sesiones
efectuadas quedaron actas.
La evaluación de los resultados del Congreso de Panamá realizada por Indalecio Liévano
Aguirre señala: "No debe, sin embargo, ignorarse que si el Tratado de Liga y confederación
perpetua, que firmaron en Panamá los Plenipotenciarios de Colombia, México,
Centroamérica y el Perú, no significaba el logro de todas las aspiraciones de Bolívar, sí
comprendía elementos que le daban calidad de núcleo inicial de una agrupación de naciones
que, de funcionar lealmente en el futuro, podía contribuir a dar a la América Hispana un
papel de destacada importancia en la política mundial y disminuir las fricciones regionalistas
puestas en evidencia en el Congreso del Istmo." (Bolívar, Indalecio Liévano Aguirre,
Ediciones de la Presidencia de la República y Academia de la Historia, Caracas, 1988, pág.
452). No obstante, la enseñanza tradicional de la historia,
se ha empeñado en hacer ver el Congreso de Panamá y
en general al pensamiento bolivariano -sin negarle
importancia sólo como "parte de la historia", de "hechos
pasados" ocurridos en un momento y un contexto
determinado. Necesario es desentrañar las razones de esa
posición. Algunos elementos los proporciona el profesor soviético Anatoli Shulgovski en el
ciclo de conferencias ofrecidas en Bogotá y Cali en febrero de 1983, denominado Cátedra
Bolivariana, el proyecto político del Libertador, en el cual expresó: “En la concepción de la
igualdad bolivariana fue depositado un profundo contenido, constantemente enriquecido por
nuevas ideas y tonalidades”.
En la conquista de la independencia política para los pueblos de Suramérica él captó, el
medio de alcanzar la igualdad de derechos en la arena internacional. En el sostenimiento de
los principios republicanos en lucha contra los intentos de implantar instituciones
monárquicas, Bolívar encontró la garantía de que las fuerzas de la contrarrevolución no
alcanzaran a revivir los regímenes jerárquicos y aristocráticos de privilegios y de pomposos
títulos cortesanos, eliminando la igualdad ciudadana. Sin embargo, el Libertador consideró
como forma superior de la igualdad, la igualdad social, sin la cual según su entrañable
convicción, no podría existir la sociedad justa. En el planteamiento de este tema se
exteriorizaron con particular evidencia la orientación democrático-revolucionaria de las
concepciones de Bolívar, la diferenciación principal de éstas con respecto a las opiniones de
los representantes de las capas criollas privilegiadas, y la coincidencia de sus concepciones
con la de Rousseau." (Bolívar visto por marxistas, Compilación y prólogo de Jerónimo
Carrera, 2ª Edición, Fondo Editorial Carlos Aponte e Imprenta Municipal, Caracas
2006, pág. 62)
Estas concepciones del Libertador y su propuesta de unificación de las nacientes
repúblicas explican la gran cantidad de enemigos, confesos y encubiertos, tanto
contemporáneos como posteriores que ha tenido. Revisando se tiene:
La Corona española directamente afectada con la Independencia de sus colonias y los
países que conformaron la Santa Alianza con la idea de ayudar a España a reconquistar sus
posesiones.
El poderoso imperio de Inglaterra surgido al finalizar las guerras napoleónicas. Monarquía
en la que se comenzaba a afianzar el naciente capitalismo y para la cual cualquier oposición
al liberalismo económico y al individualismo que permitía el desarrollo del comercio debía
ser eliminada.
Estados Unidos, hijo y discípulo de Inglaterra, a la que siempre ha estado unida. Un año
antes este país había proclamado la Doctrina Monroe.
Las oligarquías tradicionales y las nuevas que se formaron después de los procesos de
Independencia, ávidas por conquistar riquezas, sometidas a los intereses extranjeros.
Los débiles dirigentes como Santander y Páez cuya ambición pesó más que su
entendimiento en la comprensión de las verdaderas necesidades de las nacientes repúblicas.
Ese conjunto de enemigos se movió abiertamente y tras bastidores para sabotear el Congreso
de Panamá y los acuerdos que favorecían la unión de los países del continente que del mismo
se derivaron. Ellos y sus descendientes son también los que han saboteado la enseñanza de la
historia. La irrefutable prueba de la traición y del engaño de las élites gobernantes se
encuentra en las condiciones de atraso, explotación y sometimiento que agobian a las grandes
mayorías de América.
La Unión, el principal objetivo propuesto por el Libertador y los acuerdos alcanzados en el
Congreso de Panamá en 1826 siguen vigentes. Cumplirlos, es tarea de nuestros pueblos.
La última proclama del Libertador
El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última
proclama del Libertador, dictada desde su lecho de
moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos
Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de
Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y
varios indígenas. Luego, rodeado de sus más íntimos
amigos, como José Laurencio Silva, Mariano Montilla,
Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, el notario
Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad, porque
la emoción y el dolor le ahogaron la voz. Continuó la lectura Manuel Recuero. La última
Proclama dice así:
"¡Colombianos! Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad, donde
reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi
tranquilidad. Me separe del mando cuando me persuadí de que desconfiabais de mi
desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que es más
sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores y me
han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo haceros la
manifestación de mis últimos deseos. No aspiro otra gloria que a la consolidación de
Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos
obedeciendo al actual gobierno, para liberarse de la anarquía: los Ministros del Santuario,
dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando la espada en defender las
garantías sociales. ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi
muerte contribuye a que se cesen los partidos, y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al
sepulcro".
El hombre que había luchado contra los
españoles con ahínco y dedicación. Quien
había cabalgado por montañas, llanos, ríos y
empinados cerros, para llevar libertad a
América, moría en la vivienda que le
facilitó un español, cuando enfermó, casi
abandonado y odiado por muchos, llegó a
las playas atlánticas de su querida Colombia, buscando consuelo y remedio a sus Males.
Murió como no merecía y en el momento más importante de su vida. Dejó este mundo con la
angustia de haber arado en el mar, como una vez dijera, porque se dio cuenta que su lucha,
sus desvelos y su trabajo incansable en pro de la libertad, se vería echado a un lado una vez
que desapareciera.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Derechos
políticos, constitucionales, deberes, y derechos humanos.
Los hechos sucedidos el 19 de abril de 1810, con sus consecuencias inmediatas, de orden
social, político, militar y económico; comenzaron en el país el proceso de agudización de la
lucha por la libertad e igualdad, aunado por un conjunto de factores, tales como: a) las ideas
del movimiento de la Revolución Francesa (1789) que llegarían a Venezuela de manera
indirecta, b) por una acentuada decadencia del poder metropolitano, c) por una complejidad
ideológica, en correspondencia a los intereses de clases, bajo la versión ideológica: antillana,
francesa y española, y d) por el surgimiento sistemático y progresivo de una conciencia
nacional y de clase a lo largo del proceso revolucionario. Hasta el estallido bélico como
expresión de la crisis que justificaría el replanteamiento integral de la sociedad colonial
venezolana.
Asoma el carácter de nuestro Libertador Simón Bolívar, no tan sólo por su accionar
militar, sino por la claridad de visión política e histórica, que alcanzó su madurez en el
proceso directo de los hechos, en su cotidianidad, lo que demuestra,
como él, logró entender las particularidades de su momento histórico.
Esto lo manifiesta en cada una de sus intervenciones de manera
progresiva y sistemática y lo que se describe en esta unidad, tiene
relación con los hechos acaecidos. Todo su accionar se refleja en
nuestra Constitución (1999) y que a continuación se Expresan en
cuanto a los deberes, derechos humanos y políticos de los venezolanos.
TÍTULO III
DE LOS DEBERES, DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS
Capítulo I. Disposiciones Generales
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y
sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de
los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder
Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos suscritos y
ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.
Artículo 20. Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin
más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social.
Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley, y en consecuencia:
1. No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición
social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de
toda persona.
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante
la ley sea real y efectiva, adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan
ser discriminados, marginados o vulnerables, protegerá especialmente a aquellas personas
que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de
debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.
4. No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias.
Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en
los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación
de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley
reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.
Capítulo II
De la nacionalidad y ciudadanía
Sección Primera: de la nacionalidad
Artículo 32. Son venezolanos y venezolanas por nacimiento:
1. Toda persona nacida en territorio de la República.
2. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento y madre venezolana por nacimiento.
3. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan su residencia en el
territorio de la República o declaren su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
4. Toda persona nacida en territorio extranjero de padre venezolano por naturalización o
madre venezolana por naturalización siempre que antes de cumplir dieciocho años de edad,
establezca su residencia en el territorio de la República y antes de cumplir veinticinco años de
edad declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
Artículo 33. Son venezolanos y venezolanas por naturalización:
1. Los extranjeros o extranjeras que obtengan carta de naturaleza. A tal fin deberán tener
domicilio en Venezuela con residencia ininterrumpida de, por lo menos, diez años
inmediatamente anteriores a la fecha de la respectiva solicitud. El tiempo de residencia se
reducirá a cinco años en el caso de aquellos y aquellas que tuvieren la nacionalidad originaria
de España, Portugal, Italia, países latinoamericanos y del Caribe.
2. Los extranjeros o extranjeras que contraigan matrimonio con venezolano o venezolana
desde que declaren su voluntad de serlo, transcurridos por lo menos cinco años a partir de la
fecha del matrimonio.
3. Los extranjeros o extranjeras menores de edad para la fecha de la naturalización del
padre o de la madre que ejerza sobre ellos la patria potestad, siempre que declaren su
voluntad de ser venezolanos o venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y
hayan residido en Venezuela, ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a dicha
declaración.
Artículo 34. La nacionalidad venezolana no se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad.
Artículo 35. Los venezolanos y venezolanas por nacimiento no podrán ser privados o
privados de su nacionalidad. La nacionalidad venezolana por naturalización sólo podrá ser
revocada mediante sentencia judicial, de acuerdo con la ley.
Artículo 36. Se puede renunciar a la nacionalidad venezolana. Quien renuncie a la
nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla si se domicilia en el territorio de
la República por un lapso no menor de dos años y manifiesta su voluntad de hacerlo. Los
venezolanos y venezolanas por naturalización que renuncien a la nacionalidad venezolana
podrán recuperarla cumpliendo nuevamente con los requisitos exigidos en el Artículo 33 de
esta Constitución.
Artículo 37. El Estado promoverá la celebración de tratados internacionales en materia de
nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y los señalados en el numeral 1 del
Artículo 33 de esta Constitución.
Artículo 38. La ley dictará, de conformidad con las disposiciones anteriores, las normas
sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición, opción, renuncia y recuperación de
la nacionalidad venezolana, así como con la revocación y nulidad de la naturalización.
Sección Segunda: de la ciudadanía
Artículo 39. Los venezolanos y venezolanas que no
estén sujetos o sujetas a inhabilitación política ni a
interdicción civil, y en las condiciones de edad
previstas en esta Constitución, ejercen la ciudadanía y,
en consecuencia, son titulares de derechos y deberes
políticos de acuerdo con esta Constitución.
Artículo 40. Los derechos políticos son privativos de los venezolanos y venezolanas, salvo
las excepciones establecidas en esta Constitución. Gozan de los mismos derechos de los
venezolanos y venezolanas por nacimiento los venezolanos y venezolanas por naturalización
que hubieren ingresado al país antes de cumplir los siete años de edad y residido en él
permanentemente hasta alcanzar la mayoridad.
Artículo 41. Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad,
podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente
Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vice-
presidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de
Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora
General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal o Fiscala
General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los
despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación,
Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios
fronterizos y aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Bolivariana. Para
ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras,
Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no
fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con
residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de
aptitud previstos en la ley.
Artículo 42. Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El ejercicio de la
ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser suspendido por sentencia
judicial firme en los casos que determine la ley.
Sección Primera: De los Derechos Políticos
Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en
los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. La
participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el
medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto
individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la
generación de las condiciones más favorables para su práctica.
Artículo 63. El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales,
directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la
representación proporcional.
Artículo 64. Son electores o electoras todos los venezolanos y
venezolanas que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no
estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política. El voto
para las elecciones municipales y parroquiales y Estadales se hará
extensivo a los extranjeros o extranjeras que hayan cumplido
dieciocho años de edad, con más de diez años de residencia en el país, con las limitaciones
establecidas en esta Constitución y en la ley, y que no estén sujetos a interdicción civil o
inhabilitación política.
Artículo 65. No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan sido
condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y otros
que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del cumplimiento
de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito.
Artículo 66. Los electores y electoras tienen derecho a que sus representantes rindan cuentas
públicas, transparentes y periódicas sobre su gestión, de acuerdo con el programa presentado.
Artículo 67. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines
políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus
organismos de dirección y sus candidatos o candidatas a cargos de elección popular serán
seleccionados o seleccionados en elecciones internas con la participación de sus integrantes.
No se permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos
provenientes del Estado.
La ley regulará lo concerniente al financiamiento y las contribuciones privadas de las
organizaciones con fines políticos, y los mecanismos de control que aseguren la pulcritud en
el origen y manejo de las mismas. Así mismo regulará las campañas políticas y electorales, su
duración y límites de gastos propendiendo a su democratización. Los ciudadanos y
ciudadanas, por iniciativa propia, y las asociaciones con fines políticos, tienen derecho a
concurrir a los procesos electorales postulando candidatos y candidatas. El financiamiento de
la propaganda política y de las campañas electorales será regulado por la ley. Las direcciones
de las asociaciones con fines políticos no podrán contratar con entidades del sector público.
Artículo 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin
armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.
Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones
pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control
del orden público.
Artículo 69. La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de
asilo y refugio.
Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas.
Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del
pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de
cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria
del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y
constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones
serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico, las Instancias de
atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas
incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás
formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.
La ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de
participación previstos en este artículo.
Capítulo X. De los Deberes
Artículo 130. Los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender a la patria,
sus símbolos, valores culturales, resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la
integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la Nación.
Artículo 131. Toda persona tiene el deber de cumplir y acatar esta Constitución, las leyes y
los demás actos que en ejercicio de sus funciones dicten los órganos del Poder Público.
Artículo 132. Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y
participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y
defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la
paz social.
Artículo 133. Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el
pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley.
Artículo 134. Toda persona, de conformidad con la ley, tiene el deber de prestar los servicios
civil o militar necesarios para la defensa, preservación y desarrollo del país, o para hacer
frente a situaciones de calamidad pública. Nadie puede ser sometido a reclutamiento forzoso.
Toda persona tiene el deber de prestar servicios en las funciones electorales que se les
asignen de conformidad con la ley.
Artículo 135. Las obligaciones que correspondan al Estado, conforme a esta Constitución y
a la ley, en cumplimiento de los fines del bienestar social general, no excluyen las que, en
virtud de la solidaridad y responsabilidad social y asistencia humanitaria, correspondan a los
particulares según su capacidad. La ley proveerá lo conducente para imponer el cumplimiento
de estas obligaciones en los casos en que fuere necesario. Quienes aspiren al ejercicio de
cualquier profesión, tienen el deber de prestar servicio a la comunidad durante el tiempo,
lugar y condiciones que determine la ley.
La participación popular en la defensa de la Nación
PREÁMBULO DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección
de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio
de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y
soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia,
federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la
solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para
ésta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la
educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna;
promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración
latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los
pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la
sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos
ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad.
El modelo de democracia social, participativa y protagónica delineado por el texto
constitucional, como uno de los aportes fundamentales de nuestra Carta Magna y demás
normas de nuestro ordenamiento jurídico, incluyen el principio de corresponsabilidad, lo que
quiere decir, que no sólo la Fuerza Armada Nacional la responsable de la defensa integral del
territorio, sino de la sociedad en su conjunto.
A raíz de la entrada en vigencia de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela en 1999 y
siguiendo los postulados fundamentales de la misma,
entre los que está, el de la refundación de la República y
de todas y cada una de sus instituciones fundamentales
del Estado, se dio inicio a la revisión y adecuación de las
normas jurídicas que las rigen, estando entre las mismas,
como una de las de mayor importancia, por su valiosa significación, la de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana.
Lo anteriormente expuesto, hace obligante a la Fuerza Armada Nacional, adecuar toda su
organización a las nuevas exigencias, con una visión geopolítica que transita el sendero hacia
la estructuración del Estado Social, amante de la paz, defensora de los derechos humanos y
solidaria con las naciones hermanas del Continente Americano, dentro del Ideario del
Libertador Simón Bolívar.
En relación al tema planteado, se puede considerar como uno de los aspectos resaltantes
del pensamiento de nuestro Libertador, fue la claridad de sus afirmaciones, en cuanto a su
filosofía porque en ella expresaba que la participación del pueblo es vital, su idea central es la
que hoy toma vigencia: “ unir al pueblo y al ejército en un todo, con el fin de sustentar el
Sistema Bolivariano, preservar sus instituciones, defender la Patria, y no utilizar las armas
para proteger y defender una sociedad de privilegios”.
Cuando se refería al fundamento de nuestro Sistema de Gobierno, afirmaba: depende
inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida… Que los hombres nacen todos con
derechos iguales a los bienes de la sociedad; está sancionado por la pluralidad de los sabios,
como también lo está, que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de
todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser
valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene
la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente
establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos
el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio,
temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias por que colocan al
individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las
virtudes, les den una igualdad ficticia, propiamente llamada POLÍTICA SOCIAL”.
“Me es tan natural preferir la salud de la República a todo, que cuanto más dolor sufro por
ella, tanto más placer interior recibe mi alma… El destino del ejército es guarnecer la
frontera… Dios nos preserve de que vuelvan sus armas contra los ciudadanos” Simón
Bolívar
Bolívar marca la dirección en la debe caminar el venezolano; su imagen es invocada en la
cual dificultades, para defender al débil, para alimentar al hambriento, para implorar la
justicia; y para consolidar valores al pueblo, ya lo manifestó en muchos de sus escritos por
ejemplo:
“El Sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad
posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”
“Tengamos presente que nuestro pueblo no es europeo, ni el americano del Norte; más bien
es un compuesto de África y de América, que una emancipación de la Europa” Simón
Bolívar
Misión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
Artículo 3º. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene como misión fundamental,
garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio
geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno
y la participación activa en el desarrollo nacional.
Funciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (insertamos las relacionadas a la
corresponsabilidad Pueblo- Fuerzas Armadas.
Artículo 4º. Son funciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, las siguientes:
1. Asegurar la soberanía plena y jurisdicción de la República en los espacios continentales,
áreas marinas y submarinas, insulares, lacustres, fluviales, áreas marinas interiores históricas
y vitales, las comprendidas dentro de las líneas de base recta que ha adoptado o adopte la
República; el suelo y subsuelo de éstos; el espacio aéreo continental, insular y marítimo; y los
recursos que en ellos se encuentran.
2. Defender los puntos estratégicos que garantizan el desenvolvimiento de las actividades
de los diferentes ámbitos: social, político, cultural, geográfico, ambiental militar y económico
y tomar las previsiones para evitar su uso por cualquier potencial invasor.
3. Preparar y organizar al pueblo para la Defensa Integral con el propósito de coadyuvar a
la independencia, soberanía e integridad del espacio geográfico de la Nación.
6. Apoyar a los distintos niveles y ramas del Poder Público en la ejecución de tareas
vinculadas a los ámbitos social, política, cultural, geográfica, ambiental, económica y en
operaciones de protección civil en situaciones de desastres en el marco de los planes
correspondientes.
9. Promover y realizar actividades de investigación y desarrollo, que contribuyan al
progreso científico y tecnológico de la Nación, dirigidas a coadyuvar a la independencia
tecnológica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
11. Participar en el desarrollo de centros de producción de bienes y prestación de
servicios integrados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
12. Formular y Ejecutar el Plan Estratégico de Desarrollo de la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana de acuerdo con las líneas generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de
la Nación.
15. Prestar apoyo a las comunidades en caso de catástrofes, calamidades públicas y otros
acontecimientos similares.
17. Participar en la protección del patrimonio público en cualquiera de sus formas de
manifestación.
18. Fomentar y participar en las políticas y planes relativos a la geografía, cartografía,
hidrografía, navegación y desarrollo aeroespacial, que involucren la seguridad, defensa
militar y desarrollo integral de la Nación.
Era necesario que después de la aprobación de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en
1999, la Fuerza Armada Nacional considerara sus
principios doctrinarios en cumplimiento con el postulado
de la corresponsabilidad, para posteriormente aprobar de
la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN).
Este cambio de doctrina busca romper viejos esquemas y patrones copiados de las grandes
potencias como Estados Unidos y trabajar en una Doctrina propia basada en nuestros
principios, es decir, aplicar la doctrina del Libertador Simón Bolívar, Francisco de Miranda y
la liberación, el nacionalismo liberador, y de la unión del soldado con su pueblo.
El Programa de la Patria 2013-2019 expresa en el objetivo nacional 3.3, 1.4, habla de
“Reforzar los vínculos de integración de nuestra patria con países hermanos para compartir
capacidades y conocimientos en función al bienestar de nuestros pueblos.
CONCLUSIÓN
Pese a su larga lucha, tanto armada como política, Simón Bolívar no llegó a cumplir con
plenitud su sueño. La victoria de Ayacucho en diciembre de 1824 haría que su América
Latina se liberara del yugo español; no obstante, para que su sueño se cumpliera,
Latinoamérica debería haberse unificado y formado una gran nación. Bolívar desarrolló un
gran sentimiento patriótico durante su juventud que le llevó a jurar en el año 1805 que
lucharía por liberar a su nación. Sus primeras luchas, aunque fracasadas, le sirvieron como
laboratorio para preparar una nueva tentativa más estratégica. Después de la primera derrota
escribió el manifiesto de Cartagena (1812) donde enumera los errores que le han llevado al
fracaso y donde pretende involucrar al pueblo. Un año más tarde, su capacidad de resiliencia
y su testarudez le harían proseguir en la lucha, presentando siempre su ideología, y
compartiendo con el pueblo sus proyectos y sus preocupaciones mediante diferentes textos,
como por ejemplo, la Carta de Jamaica (1815) o el discurso de Angostura (1819). La batalla
final, ganada por su lugarteniente Sucre en 1824, le confirió el mérito de la liberación de
Latinoamérica.
Pese a lo mencionado anteriormente, sus propósitos de unificación se vieron truncados,
pues ninguno de sus proyectos para la conjunción de las naciones latinoamericanas tuvo
éxito. Dicho fracaso, que se explica, en parte por una población no preparada para el cambio
a la democracia y por los intereses personales de las oligarquías locales, le dejó sumergido en
un estado de decepción y angustia. Pasó sus últimos años enfermo y preocupado por el
porvenir del subcontinente. De este modo su sueño inicial, compuesto por dos premisas: la
liberación y la unificación, se cumplió sólo a medias. A pesar de todo esto, queda más que
claro, que a pesar de tantas guerras, tantos tratados políticos, tanta lucha por conseguir su
gran sueño, lo consigue “a medias”, pero dejando un gran legado e historial social, político,
cultura. Nuestro Libertador.
BIBLIOGRAFÍA
1° Modulo 1: Doctrinas Bolivariana
https://es.slideshare.net/EdwinBlanco1/modulo-1-doctrina-bolivarianalecturas-
complementariaspdfppp?from_action=save
Autor de la publicación: Edwin Blanco (profesor de la Unefa)
Fecha 09 de octubre de 2016