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Libertad Masónica: Filosofía y Símbolos

Este documento resume la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Explica que la novela explora la dualidad del bien y el mal en la naturaleza humana a través de los personajes del respetable Dr. Jekyll y su alter ego Mr. Hyde. También señala que Stevenson se inspiró en la historia real de William Brodie, un respetado ciudadano que también era un ladrón y criminal, para crear sus personajes duales.
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Libertad Masónica: Filosofía y Símbolos

Este documento resume la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Explica que la novela explora la dualidad del bien y el mal en la naturaleza humana a través de los personajes del respetable Dr. Jekyll y su alter ego Mr. Hyde. También señala que Stevenson se inspiró en la historia real de William Brodie, un respetado ciudadano que también era un ladrón y criminal, para crear sus personajes duales.
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LIBERTAD DESDE UNA CONCEPCIÓN MASÓNICA

Publicado en: PLANCHAS. 1 comentario


LIBERTAD DESDE UNA CONCEPCIÓN MASÓNICA

Somos hombres libres y de buenas costumbres esta es la frase que nos


caracteriza a los masones o sea entendemos o asumimos que no tenemos
ataduras, que no estamos obcecados por ideas arrancadas del fanatismo ni
ligados a lazos de superstición.
El término libertad proviene del latín libertas, libertatis – liber: que significa libre,
pero esta palabra filosóficamente y en sentido general, se entiende por la ausencia
de obstáculos, en sentido especial, el problema de la libertad vemos que se
restringe solamente al hombre, o sea la libertad es una realidad característica
propia del hombre, no de las cosas ni siquiera de Dios. El hombre es libre, y es la
única criatura libre, porque tiene que hacerse a sí misma. Para el filósofo
Heidegger, en Dios no hay libertad, porque la libertad exige una carencia que haya
de colmarse; en la piedra, en los animales, no hay carencia de nada, porque no
hay en ellos libertad, en tanto, en el hombre hay libertad y hay carencia. En otras
palabras, a Dios nada le es posible, porque es la perfección; a las piedras y
animales tampoco les es posible nada: son igualmente perfección, plenitud. El
hombre es posibilidad, y hay en él, pues, libertad.
Sartre decía que el hombre está condenado a ser libre, no se es libre para ser
libre; se es libre para hacer algo. Es como una tierra fértil en la que hay que
sembrar. Recuerdo la vieja pregunta de Lenin: ¿Libertad? ¿para qué? y la
respuesta que dice: La libertad no es un fin, es un medio y los medios no
resuelven problemas; preparan caminos para resolverlos. Sobre la tierra fértil de la
libertad hay que sembrar algo y dependiendo de lo que cada uno siembre, eso
mismo ha de cosechar.
No todos los masones veremos el término Libertad desde el mismo prisma; unos
lo haremos desde el religioso, otros desde el moral, otros desde el ético, pero a fin
de cuentas el resultado es siempre el mismo: el respeto propio, el respeto a los
demás y el respeto a la colectividad
La Masonería carece de dogmas, pero sí tiene principios; los símbolos que
decoran la Logia son los principios que están expresando las distintas
modalidades de la Inteligencia del Gran Arquitecto; Un símbolo es un signo
externo, visible y tangible de una realidad espiritual interna, y para eso es
precisamente para lo que sirve el símbolo, porque no es la forma de éste la que
ilumina la inteligencia, sino justamente es la idea la que está plasmada en él.
Nos Preguntamos entonces: ¿qué símbolos representan a la libertad? Puede
haber muchos, pero el más representativo es el Aire, es un símbolo sensible de lo
invisible; gracias a él se propagan el sonido, la luz y los olores, es un elemento
purificador y revelador que representa al mundo intermedio entre la Tierra y el
Cielo. Se relaciona con el soplo que da origen a la creación, con el Verbo -la
palabra que se expande por él-, con el hálito vital que permite el delicado equilibrio
de la vida y con el viento que, como el espíritu, sopla donde quiere. Recordemos
que simbólicamente se considera el aire y el fuego activos y masculinos, mientras
que el agua y la tierra, pasivos y femeninos. - Según Nietzsche, “el aire es una
especie de materia superada, adelgazada, como la materia misma de nuestra
libertad”.
En la ceremonia de iniciación El Neófito que acaba de subir de las profundidades
donde su espíritu se encontró en presencia de sí mismo en la cámara de
reflexiones, recibe la primera purificación, la del Aire, es recibir luego de su
“muerte iniciática” el soplo vital para volver a nacer, durante su viaje ha pasado por
las tempestades, el granizo, y se hace un silencio profundo cuando se lo purifica.
No podemos terminar esta Plancha sin hacer una breve mención a un tema
estrechamente relacionado con la Libertad: el libre albedrío. Lo podemos definir
como la capacidad del ser humano de optar por una acción o por otra, correcta o
incorrecta. El libre albedrío es nota característica del ser espiritual, manifestada en
la conciencia de libertad, pero de una libertad bien entendida y correcta, ya que en
caso contrario caería en el libertinaje o en el delito.
Por todo lo dicho anteriormente, es fácil comprender por qué la Libertad es la
clave principal en la que se funda la Masonería: Libertad para ingresar en la
misma, Libertad para elegir esta filosofía determinada de vida, Libertad para
desprendernos de los lazos que nos atan a una vida material, Libertad para
respetar las opciones del resto de los seres humanos, aunque estas difieran de las
nuestras, LIBERTAD, en resumen, para desear y querer SER LIBRE.
Todo hombre vive eligiendo, y al elegir, se construye a si mismo
MI PALABRA QUERIDOS HERMANOS
CAVA
Bibliografía consultada:
– Trazado Resp\Logia Renacimiento No.222 Oriente de Barquisimeto. 24 de junio de 2005. E\V\ 24 de junio de 6005.
E\M\.

– Diccionario Simbólico de la Masonería.

– Eric Fromm: El miedo a la libertad. *

– Kenneth Mackenzie: The Royal Ciclopaedia. *

– Joseph Gevart: El problema del hombre. *

– Concepto Masónico de Libertad. H:.M:. Jaime Vásquez de la Barra


“LA DUALIDAD DEL HOMBRE Y SU INCLINACIÓN AL BIEN Y/O AL MAL”
Publicado en: PLANCHAS. Deja un comentario
INTRODUCCIÓN
Fue la exageración de mis aspiraciones y no la magnitud de mis faltas lo que me
hizo como era; y, separó en mí interior, los referentes del bien y del mal, que
forman y conforman la doble naturaleza de mí ser (…) “Pero a pesar de mi
profunda dualidad, yo no soy, ni mediocre, ni falso ni hipócrita, pues mis dos caras
eran y son reales, sinceras y auténticas” (Jekyll y Hyde).
En 1886 (hace 134 años) el escritor inglés Robert Louis Stevenson vivió de cerca
la historia del ciudadano William Brodie, más conocido como Deacon Brodie, por
su título de diácono ‒director‒ de la Logia de Artesanos y Masones. Además,
Brodie era presidente de la Cámara de Comercio de Edimburgo, miembro del
Consejo Municipal, y un respetable hombre de negocios, que se dedicaba a la
fabricación de cajas fuertes y a la reparación de cerraduras; y, de todo tipo de
mecanismos de seguridad.
Gracias a su oficio de artesano y de cerrajero, Brodie se codeaba con la alta
sociedad de Edimburgo; y, se había ganado su confianza teniendo acceso
privilegiado a sus posesiones más preciadas. Fue esta oportunidad la que animó a
Brodie a convertirse en delincuente trasnochado.
Willam Brodie, tenía un alto conocimiento de los mecanismos de seguridad
empleados por sus clientes, tuvo facilidades para hacer copias de las llaves en
moldes de cera. Así fue como inició su corrupta carrera criminal en 1768, robando
800 libras de un banco. Poco a poco fue amasando una pequeña fortuna que le
permitió mantener su doble vida, con dos amantes, cinco hijos y una costosa
adicción al juego. Para 1786 ya contaba con una pequeña banda de ladrones.
Ese mismo año organizó un asalto a la oficina de impuestos de los Juzgados de
Chessel, en el Canongate, pero el plan se frustró y uno de los miembros de la
banda fue capturado. Este no tardó en delatar al resto de sus compañeros,
incluyendo a Brodie, por lo que su doble vida quedó al descubierto. En un intento
por huir a Estados Unidos, Willam Brodie viajó a Holanda, pero fue capturado en
Ámsterdam y enviado de nuevo a Edimburgo para ser juzgado.
La policía, tras registrar su casa y encontrar varias pruebas que lo inculpaban de
los crímenes como copias de las llaves, disfraces, armas, etc. El Juez de la causa
lo declararlo culpable y fue condenarlo a la horca. La sentencia se ejecutó el 1 de
octubre de 1788 en una horca, la primera de Edimburgo, que había sido diseñada
por el propio Willam Brodie. Según se dice, el condenado cuando estuvo a punto
de ser colgado tuvo la entereza de jactarse ante la multitud asistente de que
aquella horca era una de las más eficientes del mundo.
Ahora bien, ¿de qué manera pudo inspirar William Brodie a Robert Louis
Stevenson para crear al personaje del Dr. Henry Jekyll y Mr. Edward Hyde? Se
sabe que la inspiración de esta novela proviene de un sueño, el impacto del
sueño, fue tan grande que despertó al escritor, que gritaba aterrado porque en su
pesadilla el Dr. Henry Jekyll se estaba transformando en Mr. Hyde. También se
sabe que Stevenson llevaba ya mucho tiempo dándole vueltas a un argumento en
el que pudiera tratar LA DUALIDAD DEL HOMBRE Y SU INCLINACIÓN HACIA
EL BIEN Y/O HACIA EL MAL. El padre de Stevenson poseía muebles en su
inmueble que habían sido fabricados por el propio William Brodie, por ende, el
novelista conocía de cerca la historia.
Por la mente de Robert Louis Stevenson rondaba la idea de una naturaleza dual
en el ser humano, la idea de que todos nosotros poseemos una versión buena y
otra mala, que ambas conviven en nuestro interior y que la “mala” quedaría
reprimida por la conducta de la sociedad, altamente porquerizante y jerarquizante,
según los patrones pre-establecidos.
DESARROLLO
En 1886 El novelista ingles Robert Louis Stevenson publica una novela, donde el
abogado Gabriel John Utterson, investiga la extraña relación entre su viejo amigo,
el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde.
Se trata de una de las primeras obras en dar vida a un personaje con un trastorno
social complejo, un trastorno de la personalidad y sus peores consecuencias,
desafía a la ciencia de la época, a la religión, a la filosofía; y al statu quo, poniendo
en evidencia una historia aterradora. La popularidad de esta novela ha dado lugar
a infinidad de adaptaciones al teatro, cine, televisión, radio, etc.
La obra plantea una trama intrigante; a través del abogado Utterson Stevenson,
quien va dejando pistas a los lectores para que se hagan preguntas y, finalmente,
gracias a un manuscrito conocemos el sorprendente desenlace.
¿Alguna vez has tenido QQHH, pensamientos considerados «malos»?
Seguramente SÍ, quizás te has planteado diferentes interrogantes, como: ¿qué
ocurriría si pudieras dar rienda suelta a esa maldad? ¿De verdad tenemos un lado
oscuro en nuestro interior? La idea de esta dualidad ha sido tratada desde
diferentes puntos de vista en el marco de distintas especialidades, como la
filosofía, la psicología o la literatura.
Ahora bien, QQHH; y, si esta dualidad es la que nos hace humanos, seres finitos,
débiles, maleables, caducables, llenos de errores y constantes vicisitudes, en
escenarios casi siempre desfavorables, que nos obliga de alguna manera a decir
que la perfección no existe, que la bondad absoluta tampoco, que no es más que
quimera tangible, que somos parásitos de un entorno que NO es nuestro, que tan
solo es una dádiva del hacedor, un préstamo del tiempo- espacio, en este
momento del existir. Pero también puede ser todo lo contrario, en esta dualidad
significativa, es decir podemos ser al mismo tiempo todos los dioses del Olimpo,
atrapados en un caducable cuerpo humano, mentalizado por la egolatría de ser
más, por el simple y fático anhelo de ser dueños y señores, pero sobre todo de ser
reconocidos como tales. O, tal vez QQHH podemos ser simple y llanamente
nosotros mismos, seres imperfectos, mascullando, arañando, tratando, de ser
mejores, de labrar y pulir y atenuar nuestra extrema estupidez, nuestra extremada
misantropía, nuestra piedra bruta, que, por la mala formación, los adulos y
aduladores, hemos torcido el camino, viajando a tientas; de allí que es menester
poner la piedra bruta en el banco de trabajo del auténtico, íntegro y honrado
Aprendiz, Compañero o Maestro, como tú QH.
Pensemos, que lo que es bueno para mí, puede no serlo para ti, o viceversa. La
deontología y la ética se han encargado de tratar, de profundizar y establecer lo
que se supone lo que es el bien y el mal, aun así, han aparecido discrepancias. A
lo largo de nuestras vidas, todos QQHH hemos podido cometer actos irracionales,
incoherentes y actuar de una forma totalmente desfasada e inesperada.
El extraño caso del Doctor Henry Jekyll y el señor Edwad Hyde explora, además
de un trastorno de la personalidad, una serie de cuestiones acerca de nuestra
propia naturaleza e interiorización. En forma de intriga, cautiva y funde psicología
con literatura y filosofía, y con el plus cinético de cada día.
EL BIEN Y EL MAL
Repasando un poco la historia, cultura, filosofía, política, religión, etc., etc., se
encuentra infinidad de manifestaciones que tratan de mostrarnos QQHH, qué es el
bien y qué es el mal.
Son en la praxis como un tatuaje imperecedero de la historia vivida por cada uno
de nosotros. Se nos han pintado y soslayado ejemplos quiméricos que pretenden
diferenciar claramente estas dos caras de una misma moneda, tratando
banalmente de separarlas. Si pensamos en religión, nos daremos cuenta de que
prácticamente todas ellas tratan de definir y argumentar la “buena conducta”, de
castigar “la mala”; y, de explicarnos las consecuencias del actuar de una u otra
forma, dándonos recetas y sentencias, paradigmas a seguir de: qué, cómo,
cuándo, porqué, paraqué son necesarias, justificando lo fatuo y lo supuestamente
valido para una sociedad cimentada en contratos sociales y acuerdos
consensuados.
Sin embargo, suplantando hechos supuestamente inocentes vistiéndonos el traje
de la atenuación glamurosa y maquillándonos de desconocedores, nos
interrogamos puerilmente; cual niños inocentes, ¿Cómo definiríamos el bien? La
pregunta puede resultar sencilla, sin embargo, esta idea del bien puede ser un
tanto subjetiva y acabaríamos resumiendo en que: «es lo contrario del mal». La
ética es la parte de la filosofía que ha tratado de dar respuesta a este tipo de
preguntas a lo largo de la historia. Así, son varios los filósofos que han intentado
responder girando alrededor de una misma idea: el bien es lo opuesto al mal.
Para Aristóteles, por ejemplo, el bien último es la felicidad, el bien común para
todos, algo que se logra a través de la virtud y donde la política tendría un papel
importante; adquiere especial importancia, el camino, no es algo inmediato. La
ética hedonista, por el contrario, fija el bien en el placer sensorial e inmediato. La
religión cristiana va un poco más allá e identifica el bien con la figura de Dios y el
mal con Satanás, les pone nombre y hace un esbozo de sus supuestas imágenes.
Así, con infinidad de ejemplos a lo largo de nuestra historia, siempre volvemos a la
idea de la contraposición. Pero, ¿qué ocurriría si el bien y el mal fuesen las dos
caras de una misma moneda? Es decir, indisolubles, inseparables, que estuvieran
íntimamente unidos, a la par, sin distingos, que no pudiera existir el uno sin el otro.
Cada individuo crece en una sociedad y, en ella, aprende las conductas más
aceptadas o apropiadas. Sin embargo, parece que existe en nuestro interior una
naturaleza que, en ocasiones, nos empuja a actuar o pensar en contra de estas
normas heredadas y pre-establecidas y casi obligadas.
El Doctor Henry Jekyll creía que podía separar esa dualidad, que podía romper en
dos esa carga, o insignia; y, lo que logró fue que cada una de las partes actuara
con voluntad propia y voluntaria, de allí que Henry Jekyll y Edward Hyde
manifiesta: “Fue en el terreno de lo moral y en mi propia persona donde aprendí a
reconocer la verdadera y primitiva dualidad del hombre. Vi que las dos naturalezas
que contenía mi conciencia podía decirse que eran, a la vez, mías porque yo era
radicalmente las dos”.
Dostoyevski sesgo un sendero literario que abordo la psicología del ser humano,
abordando lo complejo de nuestro YO, en documentos como: El doble (1846),
donde se evidencia el desdoblamiento en la misma persona. U otras obras como
El lobo estepario; o Hooll, el hombre increíble, también que intentaron dibujar ese
laberinto, dando lugar a la dualidad y a la multiplicidad de personalidades cual
fenómeno mariposa, dentro de un mismo ente o ser creado, incluso increado.
La historia de Henry Jekyll y Edward Hyde explora las consecuencias de tratar de
separar estas dos caras, dando lugar a un desdoblamiento de la personalidad;
ambos son la misma persona, ambos deseos e impulsos residen en el mismo ser
y, al separarlos, las consecuencias son atroces.
Un QQ HH Francmasón- ejemplar, distinguido y de buenas costumbres; un
hombre como todos los demás, reprime los impulsos más oscuros que residen en
su interior. Su pasión y su obsesión con la idea de separar el bien del mal de
nuestro interior, le llevó a probar en sí mismo una extraña poción que daría vida a
un ser extraño y ajeno por completo a sí mismo; es decir, la contraposición de mi
Yo interno con Yo externo, el dejarse llevar por los impulsos y el placer, para
aterrizar en lo que somos, tan solo seres humanos, como decía Cabral “peor cosa
no podemos ser”.
Las transformaciones suponen, no sólo una división, sino una búsqueda por parte
de Jekyll para acudir a esos placeres y deseos prohibidos por la sociedad. La
descripción física de ambos personajes es, a su vez, significativa; mientras Henry
Jekyll es descrito con una apariencia agraciada, Edward Hyde es descrito como un
ser «cavernícola», con un aspecto salvaje y desagradable para la sociedad y sus
tabúes.
La novela va aumentando su intriga y su magia, hasta dar paso a su solemne
desenlace, el momento en el que, a través de una nota de Jekyll, se descubre la
verdad, de la naturaleza humana, la aceptación de la imposibilidad de separar el
bien y el mal que viven en nosotros.Henry Jekyll y Edward Hyde eran verdaderos,
ambos eran iguales, pero opuestos, para, finalmente, decirnos que no debemos
tratar de separar el bien del mal, puesto que forma parte de nuestra estructura
integral
CONCLUSION:
Como dijo un amigo de la Universidad Autónoma de Madrid [UAM], mientras
caminábamos por Serrano y Coelho, con dirección a Ortega y Gasset, parada,
Nuñez de Balboa; él, profesor de filosofía aplicada, cuyo nombre omito por
respeto a su hermetismo y silencio conceptual, aséptico, limpio por acción más
que por definición, según su decir, enemigo número uno de las verdades, peor aún
si son verdades acabadas, este amigo del alma solía decir, mientras su pucho
calentaba al invierno madrileño: “Todos sin excepción somos parásitos en el
exterior, lo que nos diferencia es el interior y sobre todo el resultado, la
consecuencia del actuar, de lo adquirido, de lo vivido, de lo suscrito en la praxis de
vida mental interior. Si hiciste o actuaste mal según tus parámetros, la vida y sobre
todo la conciencia te dirá sin contemplación que eres un solemne estúpido,
conciencia que es juez y verdugo, la que no te deja ni respirar, la que te asfixia sin
contemplación, la que te dice que estás muerto, que apestas, que eres inmundo
aunque respires, que robas y absorbes el oxígeno de otros, si es que no eres tú, si
es que no haces lo que dices y debes, en síntesis, si no eres auténtico”. En
consecuencia QQHH, tu eres “TÚ” y tus mejores “YO” en tu entorno especifico.
Mi palabra VM.: y QQHH
WJE
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El miedo, el poder y la virtud
Publicado por rlspiojaramillo el 15 mayo, 2020
Publicado en: PLANCHAS. Deja un comentario
El miedo es una de las emociones que se producen en los animales y en el ser
humano cuando se encuentra en frente de un riesgo o amenaza, biológicamente
cumple un papel fundamental en la supervivencia y, además en el caso de las
personas en el menoscabo de su autoestima. Este mecanismo adaptativo y de
defensa es parte de nosotros desde que nacemos y se va alimentando desde
concepciones personales como las experiencias y desde concepciones sociales
como las creencias, tradiciones, educación, cultura, etc.

Por otro lado, esta emoción le ha permitido funcionalmente al ser humano


sobrevivir frente a los riesgos que vive a diario como por ejemplo; desde lo más
simple, cruzar la calle, alejarse del fuego, de los lugares peligrosos, etc. En el
sentido familiar le permite a las personas cuidar de los suyos, tomar decisiones,
realizar acciones que garanticen la vida de quienes ama. Sin duda el miedo es una
emoción que es parte de la vida, pero se vuelve peligrosa cuando nos paraliza,
nos convierte o nos acostumbra a una condición que no nos permite avanzar o
nos afecta continuamente, es aún más peligrosa cuando nos hace que actuemos
irracionalmente en contra de algo o alguien de manera violenta.

En la historia de la humanidad la mayor parte de las guerras han surgido por el


miedo, el miedo a no tener suficiente, el miedo de ser invadido, a profesar una
religión diferente, el miedo al otro, o a los otros, y es que el miedo es uno de los
elementos más potentes a la hora de homogenizar a la sociedad para dominarla.

En el caso de la filosofía el primero en escribir sobre cómo enfrentar el miedo fue


Aristóteles manifestando que es malo ir demasiado lejos como no hacer lo
suficiente, es decir, es malo ser valiente sin medir los riesgos, pues nos
convertiríamos en temerarios y probablemente moriríamos a la primera, pero
tampoco es bueno ser cobarde y no atreverse a hacer lo que la circunstancias
exigen y el desarrollo precisa, quedando así paralizados y superados por los
hechos. En consecuencia, Aristóteles plantea el cultivo de las virtudes que serán
la justa medida entre la temeridad y la cobardía. Este planteamiento enfoca al ser
humano dentro de la razón para superar sus miedos, medir los riesgos y tomar
decisiones que le permitan progresar y adquirir confianza.
Si analizamos el razonamiento de Aristóteles nos damos cuenta de que concibe al
miedo desde el punto de vista personal y racional del ser humano y podríamos
inferir que el hombre virtuoso o bueno será el que cultive la razón y el hombre
malo o cobarde será el que es presa de sus pasiones, actúa sin medir
consecuencias o simplemente no hace nada frente a un hecho que le afecta a él y
a la sociedad.

Como bien sabemos el hombre es una animal social y político por tanto el miedo
también es un efecto de la sociedad, en este caso Hobbes filósofo británico afirmó:
“el hombre es como un lobo para el hombre” y sólo la organización hará que las
fieras puedan vivir de una forma armónica venciendo el recelo que tenemos entre
humanos. En ese sentido el miedo es la base y límite del pacto social, Hobbes
plantea al Estado como un ente que garantiza el alcance y límite del miedo es así
que el Estado solo les quitará a los hombres lo que los hace temibles, y en este
sentido coincide con Aristóteles en el criterio que el hombre debe liberarse de sus
desenfrenadas apetencias para que tome decisiones que beneficien a los demás
mediante acuerdos que permitan la vida en tolerancia y armonía. En los
planteamientos de Hobbes dice que los fuertes se impondrán ante los débiles, no
obstante, por más fuertes que sean en algún momento tendrán que descansar
entonces el más débil podrá apuñalarlo, de ahí nace el miedo social, por tanto,
sólo se estará tranquilo cuando la sociedad pierda ese miedo de unos a otros.
Para mediar esto Hobbes plantea que el hombre elige a un soberano o una
asamblea para que lo gobierne y no pueda infringir ningún daño a sus semejantes,
más vale temer a uno que a todos, pero ese uno se debe regir por normas claras y
no por caprichos. Infiriendo el pensamiento de Hoobes podemos decir que el
aprendizaje histórico y la experiencia reflexiva hará que los miedos sociales que
enfrentan a los humanos entre sí sean superados mediante la organización y los
acuerdos en el sistema social regidos por las leyes que garanticen la convivencia.

Ahora bien, el miedo es una emoción individual y una construcción social que mal
gestionada puede ser utilizada desde dos variables la primera para dominarnos y
paralizarnos y la segunda para hacernos temerarios frente a una realidad. Es así
como desde el punto de vista individual surge la pregunta ¿cuál es el miedo más
profundo que tiene el hombre?. Si especulamos acerca de la respuesta; el miedo
de las personas son todos los temores que rondan o conducen a la muerte, sin
embargo, no podemos vivir si pensaríamos sólo en morir, desde esta idea y a
sabiendas que somos mortales y que nuestra presencia física algún día terminará
irremediablemente, siendo aristotélicos y sobre todo valientes debemos
plantearnos afrontar la vida para trascender. Sin embargo, Otra forma de
responder a esta pregunta es cuestionarnos ¿quiénes realmente somos? Somos
lo que creemos ser, es decir conocemos nuestros miedos, cómo podemos
enfrentar la vida si realmente no sabemos quiénes somos y a qué le tememos.

Desde el punto de vista social ¿cuál es el temor que tiene la sociedad? En ese
sentido los temores son variados, pero principalmente la sociedad le teme a la
pobreza y en consecuencia le teme al pobre, que se convierte en objeto y sujeto
del discurso de dominación social, y los soberanos que nos representan no son
elegidos por su liderazgo son elegidos por su discurso argumentado en el miedo;
el miedo al rico que supuestamente acumula capitales, el miedo al pobre que
supuestamente se convertirá en un delincuente o en una carga para la sociedad,
el miedo al extranjero que nos quita oportunidades, el miedo al diferente que no
encaja el estatus moral que creemos que es el adecuado para vivir, el miedo al
político corrupto que nuevamente nos decepcionará, en fin, el discurso político del
miedo está dominando nuestra sociedad y esto se frena sólo con la búsqueda de
la virtud y de los más altos valores humanos.

Finalmente queridos hermanos afrontemos nuestros más temibles miedos desde


la virtud y transcendamos más allá del fin de nuestros días con los más altos
valores que como humanos compartimos y que esta hermandad nos brinda cada
día. Sólo morimos cuando nos olvidan.

Mi palabra

MONSER

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