LA PARÁBOLA DE LA MONEDA PERDIDA
La parábola de la moneda perdida indica la misión del Hijo
Jesús vino a ser la luz del mundo; "La luz verdadera que ilumina a
todo hombre” (ver Juan 1:9). Jesús provee la luz para que los
pecadores sean encontrados por Dios, así como la mujer
necesitaba luz para buscar cuidadosamente su moneda perdida.
Cada pecador es especial para Dios; hay regocijo en el cielo por
"cada uno" que se arrepiente. Todos somos individuos de gran
importancia para el Padre.
La mujer podría haberse contentado con poseer las nueve
monedas restantes; obviamente representaban una gran riqueza
y estatus para ella. En vez de eso, buscó cuidadosamente, sin
querer dejar al azar que su moneda nunca pudiese ser reclamada.
Y no era suficiente para ella albergar este conocimiento por sí sola.
Hay que decirles a los amigos y vecinos que también compartan la
celebración.
La parábola de la moneda perdida también nos da un vistazo de
aquello en lo que el Señor se deleita. En esta parábola, una vez
que la mujer ha encontrado su moneda, llama a sus amigos y
vecinos para compartir la buena noticia. Cuando un pecador es
restaurado a la comunión con Dios, es una causa de regocijo. Este
es todo el plan de salvación; para esto vino Cristo.
Este es el acto espléndido, maravilloso y más glorioso de la historia
del universo. Dios busca a los pecadores y se regocija cuando son
encontrados. Él no se contenta con que ningún pecador se aleje
de él: "Él es paciente con nosotros, no queriendo que nadie
perezca, sino que todos se arrepientan" (ver 2 Pedro 3:9).
TAREA:
1. ¿Cuál es la enseña de la parábola pérdida?
2. ¿Qué significa dracma?
3. ¿Cuánto valía un dracma?
4. ¿En qué libro podemos encontrar la parábola de la moneda
perdida?