QUIEN REALIZA LA PARTICION DE LA HERENCIA
Deben distinguirse dos situaciones:
Si el causante o fallecido ha otorgado testamento: En estos casos, existe la
posibilidad de que el propio testador haya realizado la partición en su
testamento (por ejemplo, «dejo la vivienda X a mi hijo Juan y el coche Z a mi
hija Luisa») o que haya designado en el mismo a una tercera persona para que
realice estas operaciones.Si es el testador quien realiza la partición, se
respetará la distribución de los bienes que haya realizado salvo que ésta
perjudique a los herederos forzosos.En el supuesto de que esta partición sea
realizada por un tercero, se podrá impugnar judicialmente si los beneficiarios
no están conformes con la valoración dada a los bienes o con la atribución de
los mismos.
Si el causante o fallecido no ha otorgado testamento: En estos casos, si los
hijos o herederos fuesen mayores de edad o si, siendo menores, se encuentran
debidamente representados, pueden distribuir la herencia entre sí como
deseen.Si no consiguen ponerse de acuerdo podrán acudir al juez, quien
designará un «contador-partidor» para que realice la división de la herencia.
Cuando una persona fallece sin testamento, antes de proceder a la partición y
adjudicación de los bienes que componen la herencia, es
necesario determinar quiénes son exactamente sus herederos, lo que se realiza
mediante la llamada «declaratoria de herederos».
Puede realizarse de dos formas:
Ante el Notario del lugar en el que el fallecido tuvo su último domicilio si los
herederos son los descendientes, ascendientes o cónyuge.
Ante el Juez del lugar en el que el fallecido tuvo su último domicilio si los
herederos son parientes o personas distintas a los anteriores, por ejemplo,
hermanos, tíos, amigos, etc.
La solicitud de la declaración judicial de herederos se realiza por escrito dirigido a los
Juzgados de Primera Instancia, adjuntando el certificado de defunción, el certificado de
actos de última voluntad, el certificado de matrimonio, los documentos que en su caso
acrediten el parentesco, etc.
Puede ser formulada por uno solo de los herederos en nombre de todos y no es
obligatoria (aunque sí recomendable) la intervención de abogado cuando el importe de
los bienes de la herencia no supera un determinado límite económico. En estos
procedimientos siempre debe intervenir el Ministerio Fiscal.
La resolución (un «auto») que ponga fin al procedimiento se pronunciará sobre quiénes
son los herederos del fallecido y permitirá llevar a cabo
la partición y adjudicación de la herencia.
Con el fallecimiento de uno de los cónyuges se produce también la disolución
del régimen económico matrimonial por lo que, antes de proceder a la división de la
herencia, es necesario determinar qué bienes componen el patrimonio del viudo y
cuáles el del fallecido.
Normalmente se realiza por escritura pública ante Notario y puede ser impugnada
por los herederos forzosos si la liquidación del régimen matrimonial perjudica su
legítima.
Por su parte, y salvo que se haya manifestado lo contrario, se entiende que
las donaciones realizadas en vida por los padres a los hijos, suponen un adelanto de
su participación en la herencia, por lo que, el valor de lo ya recibido deberá restarse de
la cuota que le corresponda tras la partición.
Es lo que se conoce técnicamente con el nombre de «colación de la herencia«. Por
ejemplo, si el padre donó en vida un piso a uno de sus hijos, cuando fallezca aquel los
demás hijos podrán exigir que se «colacione», esto es, que compute como parte de la
herencia del hijo favorecido.
También en este caso deben distinguirse dos situaciones:
Tanto si existe como si no existe testamento, si los beneficiarios alcanzan
un acuerdo para dividir la herencia (el llamado «caudal relicto»), la partición y
adjudicación de los bienes se podrá efectuar ante Notario.La Escritura en la que
se hagan constar las operaciones particionales contendrá la descripción de los
bienes que componen la herencia, su valor, la declaratoria de herederos, esto
es, quiénes son los herederos, qué cuota les corresponde a cada uno de ellos
sobre la herencia, qué bienes se le atribuyen en pago de la cuota y su
conformidad con la misma.La Escritura aludida anteriormente, llamada «de
partición y adjudicación de herencia», permitirá al beneficiario cambiar a su
favor la titularidad de los bienes inmuebles (pisos, fincas, etc.) en el
Registro de la Propiedad, aunque previamente deberá liquidar el impuesto de
sucesiones y donaciones y el impuesto sobre el incremento de valor de los
bienes de naturaleza urbana o «plusvalía».
Si no existe acuerdo entre los beneficiarios de la herencia,
independientemente de que exista o no testamento, la partición se llevará a
cabo o podrá ser impugnada judicialmente.Para ello, como en todos los casos
en los que haya que acudir a los tribunales, convendrá recabar los servicios de
un abogado.
Cualquier coheredero o legatario puede solicitar la división de la herencia siempre
que ésta no deba realizarse por persona designada por el fallecido en el testamento o
en este documento se requiera a los beneficiarios para que la realicen de mutuo
acuerdo. En tales casos, será necesario esperar a que la partición se realice para poder
impugnarla.
El procedimiento judicial para solicitar la división de la herencia comienza con
una demanda que debe ir firmada por Abogado y Procurador y a la que debe
acompañarse el certificado de defunción, el certificado del Registro de Actos de ltima
Voluntad (del Ministerio de Justicia) en el que conste que el fallecido no otorgó
testamento, así como el documento que acredite que el demandante tiene la condición
de heredero o legatario así como la documentación relativa a los bienes que componen
la herencia.
Una vez solicitada la división, y en los casos que sea necesario, se puede acordar
la intervención de los bienes y la formación de inventario, así como el
nombramiento de una persona que se encargue de la administración de los mismos.
Los herederos serán convocados a una Junta,a la que también acudirá el Ministerio
Fiscal si alguno de los herederos es menor o incapaz o ha sido declarado ausente y aún
no se ha designado a su representante.
En esta Junta los interesados deben ponerse de acuerdo para nombrar a
un «contador-partidor» que practique las operaciones de división, así como
aquellos peritos que sean necesarios para valorar y tasar los bienes.
Si no se alcanza ningún acuerdo, se le designará por sorteo (el cargo de contador-
partidor debe recaer sobre un abogado en ejercicio).
El contador-partidor es la persona que realiza las operaciones divisorias y está obligado
a respetar, si existen, las reglas para la valoración de los bienes que hayan sido
impuestas por el testador, siempre que éstas no perjudiquen a la legítima de los
herederos forzosos.
Las operaciones de división tendrán una duración máxima de 2 meses.
El informe que emita el contador-partidor debe contener una relación de
los bienes que componen la herencia, su valoración, la división que se practica de
los mismos y su atribución a cada uno de los herederos.
Estas operaciones les serán comunicadas a todas las partes que intervengan en el
procedimiento para que, si no están conformes, puedan oponerse a ellas en un plazo
de diez días. Esta oposición debe formularse por escrito.
En este punto se plantean nuevamente dos posibilidades:
Si no se formula oposición, el juez dictará una resolución (un «auto») por la
que se aprobarán las operaciones divisorias.
Si se formula oposición, el juez citará a las partes a una
nueva comparecencia en la que se expondrán los motivos de dicha oposición
y en la que incluso podrá acordarse la práctica de alguna prueba (por ejemplo,
los herederos no están de acuerdo con la valoración que se ha dado a los bienes
y se solicita una nueva tasación).
El procedimiento se tramitará a partir de este momento como un juicio verbal.
Una vez que se haya realizado la partición y la adjudicación, cada coheredero adquiere
la propiedad y la posesión de los bienes que se le otorguen.
La resolución judicial que en su caso se dicte, permitirá al beneficiario cambiar a su
favor la titularidad de los bienes inmuebles en el Registro de la Propiedad, aunque
previamente deberá liquidar el impuesto de sucesiones y donaciones y el impuesto
sobre el incremento de valor de los bienes de naturaleza urbana o plusvalía.
Siempre resulta conveniente obtener el consejo de un abogado en cualquier cuestión
sucesoria, y especialmente sobre la conveniencia y la forma de entablar las
correspondientes acciones legales.
Los gastos de la partición que se hayan realizado en beneficio de todos los coherederos
serán a cargo de la llamada «masa hereditaria» (el conjunto de los bienes del
difunto) y los que beneficien a uno de ellos, serán de su cargo de forma exclusiva.
Si los acreedores están identificados en el testamento, son reconocidos por los
coherederos, o tienen en su poder un título ejecutivo (letra de
cambio, cheque, pagaré o una sentencia judicial firme… etc) pueden oponerse a la
partición de la herencia hasta que se les pague o se les asegure el pago de sus
créditos, pero no pueden solicitar que se practique la división judicial de los bienes que
componen la herencia.
Sin embargo, los acreedores sí pueden ejercer acciones judiciales contra la
comunidad hereditaria o los coherederos en el juicio que corresponda, sin que estas
acciones suspendan el procedimiento de división judicial de la herencia.
Una vez realizada la partición, los acreedores podrán exigir el pago de las deudas,
hasta el límite del importe de los bienes atribuidos a cada heredero si la herencia se
aceptó a beneficio de inventario, o hasta el límite del total de la deuda, si no se hizo de
esta forma.
Así, para que el heredero no tenga que responder con sus bienes de las deudas del
fallecido, la ley establece la posibilidad de aceptar la herencia «a beneficio de
inventario«, en cuyo caso el heredero sólo responderá de las deudas del fallecido
hasta donde cubran los bienes de la herencia y sólo adquirirá los bienes que queden en
la herencia una vez que se hayan pagado todas las deudas.
La petición del beneficio de inventario debe reunir determinadas formalidades y
también puede perderse.
Por su parte, el coheredero que hubiese pagado más importe de deuda de lo que
corresponda a su cuota de participación en la herencia, puede reclamar a los demás
este exceso.
Si uno de los coherederos es también acreedor del difunto, puede reclamar a los
demás que se le abone el crédito pendiente de pago a su favor, reduciendo también de
su parte, la cuota que le corresponda de la deuda.
Si los acreedores lo son de uno o más de los coherederos pueden intervenir en la
adjudicación de los bienes para evitar que se haga en fraude de sus intereses.
Es frecuente pensar que, una vez fallecido el propietario de un determinado bien (por
ejemplo, un apartamento, un vehículo, etc.), sus herederos pueden proceder a
venderlo a un tercero inmediatamente.
Pues bien, la cosa no es tan sencilla, ya que el heredero no puede vender los bienes
que componen la herencia hasta que no le son adjudicados de forma expresa y
formal, bien tras la tramitación del procedimiento judicial, bien a través de la escritura
de partición y adjudicación de herencia otorgada ante Notario.
Por tanto, los bienes no le pertenecen y no podrá disponer de ellos hasta su
adjudicación, incluso aunque sea el único heredero.
Así, el / los herederos sólo podrán vender los derechos hereditarios que les
corresponden o puedan corresponder sobre la herencia, pero no los bienes que la
componen y en los que se concretan tales derechos. Estos bienes pasarán al
comprador cuando se adjudiquen definitivamente al beneficiario-vendedor.
Si existen varios coherederos, el interesado en vender sus derechos sobre la herencia
deberá comunicarle al resto su intención, para que éstos puedan subrogarse en la
posición del comprador y adquirir en su lugar tales derechos, previo pago del precio
que se haya acordado.
La partición puede rescindirse (anularse) por las mismas causas que cualquier tipo de
contrato, esto es, cuando se haga sin tener la capacidad suficiente o cuando vaya en
contra de la ley.
También cuando exista un perjuicio o lesión para alguno de los beneficiarios de la
misma, considerándose que existe este perjuicio si, entre el valor de los bienes que se
le han atribuido y el valor de los adjudicados al resto, existe una diferencia de más de
un 25 % del valor de los primeros.
Sin embargo, la partición que hubiese realizado el propio fallecido en su testamento no
puede ser impugnada por lesión salvo que perjudique la legítima de los herederos
forzosos o pueda deducirse de alguna forma que la voluntad del testador era distinta a
la que después se hizo constar en el testamento.
El heredero que pretenda rescindir la partición realizada por el perjuicio o lesión que
se le ha causado, dispone de 4 años y deberá hacerlo a través del correspondiente
procedimiento judicial.
Por su parte, los herederos demandados, podrán optar entre indemnizar al heredero
por el perjuicio que se le ha causado o realizar una nueva partición de los bienes que
componen la herencia.
La acción judicial de rescisión de la partición de la herencia no puede ejercitarla el
heredero que hubiese vendido totalmente o gran parte de los bienes inmuebles que se
le hubiesen adjudicado.
Puede suceder que, tras la partición, aparezcan nuevos bienes a nombre del fallecido.
En estos supuestos, la partición no se anula sino que los bienes se «adicionan» a la ya
realizada, esto es, se realiza un nuevo reparto de los bienes que han aparecido.
En el primero de los casos, si se omite a alguno de los herederos sin mala intención, la
partición no se anula sino que el resto de los beneficiarios deberán darle al excluido la
parte que le corresponda en la herencia.
Sin embargo, si en la partición fuese considerado como heredero alguien que
realmente no debe serlo, la partición será nula.
El heredero puede renunciar a la herencia. En este caso la renuncia habrá de hacerse
siempre de forma expresa, en documento público, ante Notario o por escrito ante el
juez si existe litigio o no ha habido testamento.
Si cuando el heredero renuncia concurren a la herencia otros herederos, éstos tendrán
el denominado «derecho de acrecer», esto es, a que la porción a la que el heredero ha
renunciado se reparta proporcionalmente entre los que han aceptado la herencia.
A veces ocurre que el beneficiario de una herencia decide renunciar a la misma para
no verse obligado a entregar los bienes adjudicados a los acreedores en pago de las
deudas pendientes, lo que sucede, por ejemplo, cuando alguien declarado insolvente
recibe bienes de una herencia, y sus acreedores se enteran.
En este caso, si el «moroso» renuncia a la herencia, estará perjudicando a
sus acreedores, por lo que la ley les permite oponerse judicialmente a dicha
renuncia.
Sin embargo, los acreedores no tendrán ningún derecho sobre el sobrante de la
porción hereditaria una vez abonadas las deudas.
En todo caso, siempre resulta conveniente, cuando no imprescindible, contar con
el asesoramiento profesional de un abogado antes de efectuar cualquier actuación
sucesoria.