Lengua
1.- Texto literario
Su objetivo es comunicar lo que el autor imagina y los sentimientos que
experimenta; pretende despertar en el receptor emociones, imágenes y
pensamiento tos en los que se mezcla lo real con lo ficticio. Esto se consigue por
medio de un vocabulario selecto y una serie de recursos lingüísticos cuyo fin es
crear a través de la palabra una obra estéticamente bella.
La función poética o estética de la lengua es fundamental y se funde con la
función emotiva.
Entre las características de los textos literarios se encuentran las siguientes:
Plurisignificación o polisemia. Un mismo texto tiene diferentes significados para
cada persona. Incluso para un mismo individuo significan algo distinto de acuerdo
con la etapa de la vida en que se encuentre.
Connotación. Las palabras se cargan con diversos significados de acuerdo con el
uso de lenguaje figurado y con la carga subjetiva que imprime el emisor y que el
receptor modifica según sus vivencias.
Originalidad. El autor pretende concebir nuevas formas de expresión, desea
alejarse de lo trillado, lo repetido. Se busca que el lector experimente el placer
estético de leer.
Lenguaje literario
Las palabras que utilizamos a diario pueden tener dos tipos de significado; el
primero es el denotativo, el cual es objetivo, es decir, hace referencia al significado
de la palabra. El segundo es el connotativo, es subjetivo y usa lenguaje figurado
para provocar sentimientos y emociones en el lector. Este último es utilizado
regularmente en las obras literarias.
El lenguaje literario utiliza formas particulares de expresión que sirven para
embellecer y enfatizar un mensaje; el significado de las palabras puede variar
dependiendo de las vivencias del autor y del lector; además, se debe tomar en
cuenta la intención comunicativa.
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Algunos ejemplos del lenguaje denotativo y connotativo usado en textos literarios,
son los siguientes:
Lenguaje Lenguaje
Palabr Texto literarios
Denotati Connotati
a vo vo
Órgano muscular Mi corazón se salió
Corazó Amor de mi pecho para
n alcanzarte.
Estación del año Me llegó el verdadero
Otoño Vejez amor en el otoño de
mi vida.
Ruta o vía que permite Mi vida ha recorrido
desplazarnos hacia otro Pasos tantos caminos que
Camin
lugar a pie u otro medio de transitad ya pronto llegaré a
o transporte. os mi
destino.
Periodo que transcurre Cuando te fuiste de
desde que se oculta el sol Oscurida mi lado, la noche llegó
Noche
hasta que vuelve a salir. d, a mi
tristeza vida y no sé
cuándo volveré a
ver la luz.
1.1 Completa el cuadro con los elementos faltantes en cada columna.
Lenguaje Lenguaje
Palabr Texto literarios
Denotati Connotati
a vo vo
Ave La paloma surcó el
Paz cielo
para hacer frente a
los misiles.
Caída de agua
Llant
o,
lágrim
as
Agua sólida cristalizada No pude penetrar en tu
Hielo
corazón de hielo.
Pasió
Fuego
n,
ardo
r
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Textos líricos Clasificación de los textos literarios
Son aquellos en los que la función emotiva o expresiva se mezcla con la estética o
poética. Expresan emociones y sentimientos que el emisor pretende reproducir en
el receptor y suelen tocar temas íntimos, como el amor o la muerte. En ellos, el
lenguaje es subjetivo. Generalmente se escriben en verso, pero también existe la
prosa poética y, en la actualidad, el verso libre. Ejemplos: canciones, madrigales,
sonetos, himnos, décimas, odas y elegías.
• Se escriben en verso, cuya medida depende del número de silabas que lo
conforman.
• Se utilizan preponderantemente las figuras retóricas, como la metáfora.
• La unidad de sentido la constituye la imagen poética.
Textos épicos o narrativos
Relatan, cuentan o refieren hechos o acciones realizadas por uno o varios
personajes en un tiempo y espacio determinados, los cuales pueden ser reales o
ficticios, sin perder de vista la función estética y el uso de figuras retóricas que
caracteriza a los textos literarios. Los elementos básicos que contienen son: las
acciones (cuya sucesión conforma el argumento), los personajes (pueden ser
protagonistas, antagonistas, secundarios, incidentales o ambientales, entre otros),
el espacio (diverso o uniforme, abierto o cerrado, urbano o rural), el tiempo (horas,
minutos o siglos) y la forma de ordenar (lineal, flash back, etcétera). Ejemplos:
novela, cuento, mito, leyenda, fábula, corrido y epopeya.
• Se relata una historia, ficticia o no, por intermediación de un narrador.
• El modo preponderante de presentación del discurso es la narración, que
consiste en transmitir una sucesión de acontecimientos en un tiempo que avanza.
• La narración se combina con la descripción y el diálogo entre los personajes que
intervienen en la historia.
Textos dramáticos
Su objetivo es la representación teatral. Están escritos en forma dialogada.
Recrean las pasiones humanas y caracterizan tipos de seres reales o muy
cercanos a la realidad. Las acciones se describen a través de acotaciones. Se
dividen en actos, escenas y cuadros. Actualmente se escriben en prosa; sin
embargo, en épocas anteriores como en la Antigüedad y los siglos de oro
españoles, el teatro se hacía en verso. Algunos ejemplos son tragedia (final
trágico), comedia (final feliz), monólogo (un solo personaje) y sainete (juguete
cómico).
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• Se desarrolla una historia mediante la presentación directa de los diálogos y
acciones de los personajes.
• Se organiza en escenas y actos.
• Sus principales modos discursivos son el diálogo de los personajes y las
acotaciones (intercaladas entre paréntesis y en cursivas).
1.2 Completa el siguiente cuadro con la información sobre los géneros literarios
antes expuesta.
Género Características Lenguaje Ejemplos
Narrativo / Épico
Dramátic
o/
Teatral
Lírico / Poético
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Género narrativo
Las narraciones son actos comunicativos que suponen la existencia de un emisor
(escritor, autor), un receptor (lector) y, entre ambos, un mensaje que, al codificarse,
completa el circuito comunicativo. La obra literaria (impresa bajo la forma de libro o en
formato electrónico o digital) es el vehículo de los mensajes. En el texto narrativo, la
comunicación se da de dos formas: externa e interna. En la comunicación externa, el autor
escribe un relato que va dirigido hacia el lector dentro de un contexto determinado. En la
comunicación interna, el narrador se encarga de contar una historia a través de hechos
organizados de manera particular al narratario, quien es el receptor dentro del texto
narrativo.
En el campo de la Literatura, narrar significa dar cuenta de uno o varios
acontecimientos; por lo cual, el género narrativo se caracteriza por relatar hechos que les
suceden a uno o varios personajes, en un espacio o tiempo determinados. El origen del
género narrativo se encuentra en la épica, y las manifestaciones literarias más antiguas
corresponden a la poesía épica, que consistía en la narración, mediante poemas, hazañas o
aventuras heroicas de los personajes.
Actualmente se identifican dos estructuras en este género, que sirven para analizar
las obras literarias, la estructura interna y externa.
Estructura Externa de los textos narrativos
Trama: Un texto narrativo, en cuanto a su estructura, está compuesto por los siguientes
elementos: planteamiento, desarrollo y desenlace, los cuales conforman la trama.
Planteamiento. Es el comienzo del relato, en el que se presenta a los personajes y se
enmarca el espacio y tiempo en el que suceden los hechos.
Desarrollo. Es la parte en que se desarrollan los hechos presentados en el planteamiento.
Aquí se localiza el nudo, que es donde las acciones se complican, es decir, en donde se
desarrolla el conflicto; y el clímax, que es el punto de mayor tensión en la historia y, por lo
tanto, el más interesante.
Desenlace. Es el momento en el que se resuelve el conflicto y se da pie al final de la
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historia.
Lenguaje: Los modos discursivos que se utilizan para desarrollar la trama son la
narración, la descripción y el diálogo y monólogo.
La narración consiste en la transmisión de una sucesión de acontecimientos en un tiempo
que avanza. Es la acción representada por medio de los verbos conjugados en un modo y un
tiempo.
La descripción es la representación lingüística de estados y procesos, de acuerdo con un
punto de vista. Es una pausa en el texto que por medio de adjetivos crea el ambiente y a los
personajes.
El diálogo es la representación de las interacciones verbales entre los personajes que
intervienen en la historia. Aparece comúnmente entre guiones o bien dentro de la misma
narración.
El monólogo en la narración es cuando el personaje piensa y sus reflexiones aparecen
como un diálogo consigo mismo.
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Estructura Interna de los textos narrativos
Narrador: Es la voz que cuenta la historia y se clasifica de la siguiente
manera:
Primera persona
Ofrece su propio punto de vista sobre los acontecimientos que narra. Crea una sensación de
subjetividad, por lo que no siempre parece confiable. Puede implicar un conocimiento
parcial, equivocado o limitado de los acontecimientos narrados.
1ª Persona: Yo = Protagonista Yo (realizo la acciones)
“Aquel día fui a la casa de mi amigo, lo encontré triste y sentí el deber de animarlo…”
Segunda persona
Es el tipo de narrador menos frecuente. Sensación de estar siendo interpelado directamente
por quien cuenta la historia. No es el protagonista de la historia.
2ª Persona: Yo ≠ Protagonista Tú (realizas la acciones)
“Aquel día fuiste a la casa de tu amigo, lo encontraste triste y sentiste el deber de
animarlo…”
Tercera persona
Tipo de narrador más común, que aparece como testigo de los hechos: puede ser un
personaje o estar fuera de la historia (narrador omnisciente). Suele transmitir una sensación
de objetividad y distancia frente a los acontecimientos narrados. Se percibe como veraz y
confiable. No es protagonista.
3ª Persona: Yo ≠ Protagonista Él (realiza la acciones)
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“Aquel día fue a la casa de su amigo, lo encontró triste y sintió el deber de
animarlo…”
Narrador Omnisciente: sabe todo sobre los personajes (pensamientos,
sentimientos), no forma parte de la historia.
Narrador Personaje: Forma parte de la historia, es el protagonista y sabe solo lo que
percibe.
Narrador Testigo: Forma parte de la historia, pero no es el protagonista y sabe solo lo que
percibe e infiere.
Personajes
Personajes: Son los seres reales o ficticios que realizan las acciones; hay diversas
clasificaciones, una de estas es la siguiente:
a) Protagonistas o principales. Recaen en ellos las acciones más importantes. Su
descripción debe hacerse desde el punto de vista: físico (aspecto), moral o psicológico (valores,
forma de ser)
b) Antagonista. Es el personaje que se opone al protagonista y que por diversos motivos
intenta impedir que éste logre su objetivo dentro del relato. En muchos relatos no existen como
tal un antagonista.
c) Secundarios. Su intervención es muy destacada en las acciones, pero no son
protagonistas
d) Incidentales. Su participación se caracteriza porque la acción que realizan no es
determinante en el desarrollo de la obra.
Ambiente
Tema. Es la idea central. El punto focal respecto del cual se expresan las ideas; genera
unidad. Por lo regular es abstracto; ejemplos: el amor, la justicia, la envidia.
Tiempo y Espacio. Es el lugar y la época (real o imaginaria) en la que trascurre la historia.
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Estructura Externa de los textos
narrativos
TRAMA
Planteamiento Nudo Desenlace
LENGUAJE
Monólogo
Narración Descripción Diálogo
Estructura Interna de los textos narrativos
NARRADOR
1ª Persona Omnisciente
2ª Persona Personaje
3ª Persona Testigo
PERSONAJE
Protagonista Antagonista Secundario Incidental
AMBIENTE
Tiempo Espacio Tema
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1.3 Copia el esquema anterior y agrega las definiciones.
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“Inventario”
Mi vecino tenía un gato imaginario. Todas las mañanas lo sacaba a la calle, abría la puerta y le
gritaba: «Anda, ve a hacer tus necesidades». El gato se paseaba imaginariamente por el parque y al cabo
de un rato regresaba a la casa, donde le esperaba un tazón de leche. Bebía imaginariamente el líquido, se
lamía los bigotes, se relamía una mano y luego otra y se echaba a dormir en el tapete de entrada. De vez
en cuando perseguía un ratón o se subía a lo alto de un árbol.
Mi vecino se iba todo el día, pero cuando volvía a casa el gato ronroneaba y se le pegaba a las
piernas imaginariamente. Mi vecino le acariciaba la cabeza y sonreía. El gato lo miraba con cierta ternura
imaginaria y mi vecino se sentía acompañado. Me imagino que es negro (el gato), porque algunas
personas se asustan cuando imaginan que lo ven pasar.
Una vez el gato se perdió y mi vecino estuvo una semana buscándolo; cuanto gato atropellado veía
se imaginaba que era el suyo, hasta que imaginó que lo encontraba y todo volvió a ser como antes, por un
tiempo, el suficiente para que mi vecino se imaginara que el gato lo había arañado. Lo castigó dejándolo
sin leche. Yo me imaginaba al gato maullando de hambre. Entonces le llamé:
«Minino. Minino», y me imaginé que vino corriendo a mi casa. Desde ese día mi vecino no me
habla porque se imagina que yo me robé su gato.
3.1 Después de leer esta historia, contesta:
¿Por qué piensas que la autora le pondría el título Inventario a su relato?
Al principio del relato el narrador cuenta sobre su vecino y su gato, según tu punto de vista:
¿El gato existe? ¿Por qué?
¿Qué similitudes y diferencias notan entre este relato y “Casa tomada”?
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Casa tomada
Inventario
Protagonista
Temas
Planteamien
to
Nudo
Desenlace
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El cuento y la novela
Vamos a revisar ahora los subgéneros mayores de la narrativa que son el cuento y
la novela.
El cuento es una narración breve y concisa escrita en prosa, donde se relatan
hechos imaginarios (que pueden considerar aspectos de la realidad). Presenta un
argumento sencillo, por lo que los ambientes y los personajes son escasos y rara
vez descritos. Generalmente aborda un solo tema, presenta un clímax y un
desenlace rápidos. Se caracteriza por su intensidad y dinamismo, que permiten
que, a pesar de ser un subgénero de breve narración, logre captar la atención del
lector.
De entre toda las clasificaciones, existe una que no se puede obviar, y que da pie
para establecer la diferencia entre el cuento popular o tradicional, difundido
principalmente a través de la transmisión oral; basado en los mismos argumentos
y tipos de personajes; y en el que predominan elementos fantásticos o
maravillosos; y la intención moralizante; y el cuento literario, basado en
argumentos variados y, por lo tanto, más originales, con personajes
individualizados y con distintas características, con la presencia de elementos
fantásticos o maravillosos, pero con mayor presencia de lo real, y con una
intención más recreativa y estética que moralizante.
3.1 Investiga los tipos de cuentos que existen en la actualidad.
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3.2 Completa las siguientes oraciones con las palabras que aparecen debajo de
las siete características del cuento.
El cuento es una narración breve, posee varias características que lo diferencian
de los demás géneros narrativos.
1. Pertenece al , es decir, está constituido a partir de una
sucesión de hechos. Se sostiene por la trama, a diferencia de la poesía.
2. En algunos casos puede basarse en hechos reales o , un cuento
debe recortarse de la realidad.
3. El argumento es , recurso eficaz para que un estudioso pueda
reconocer los componentes de un discurso literario. Consiste en la concreción
del asunto tratado en la obra. Este asunto, corazón del relato mismo, se
condensa en el argumento, que se define como:
La síntesis de los hechos más importantes ocurridos en el relato.
4. Solo tiene una a diferencia de la novela, en el cuento todos
los hechos se encadenan en una sola sucesión de hechos.
5. La historia sólo hablará de un en particular, aunque puede
haber otros.
6. Está escrito para ser leído de corrido . Si uno corta la lectura,
es muy probable que se pierda el efecto narrativo. La estructura de la novela
permite leerla por partes.
7. La es su mayor virtud.
línea argumental, de principio a fin, brevedad, género narrativo, sencillo, ser
una ficción, personaje
La novela es una narración extensa, escrita en prosa, que presenta situaciones reales
o ficticias. Tiene la intervención de muchos personajes que son estudiados y descritos
detenidamente. A diferencia del cuento, tiene un desarrollo más completo en cuanto al
argumento, por lo que adquiere un carácter complejo y ramificado en el que interviene más
de una intriga, lo cual puede derivar en varios clímax antes del desenlace. La presencia de
varios personajes y el abordaje de varios temas importantes, producen diferentes efectos en
el lector, a quien se le exige que atienda y contribuya en la construcción de significados de
las acciones que se desarrollan.
3.3 Investiga cómo se clasifican las novelas.
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3.4 Resume este texto literario con ayuda del siguiente cuadro:
Planteamiento Nudo / Clímax Planeamiento
¿Quiénes son los ¿Qué problema ¿Qué pasó al final
personajes? tuvieron los con los personajes?
¿Qué hacen al personajes?
principio?
Análisis Literario
Analizar consiste en descomponer cada uno de los elementos que forman parte de
un todo con el objeto de determinar sus principales componentes. En literatura se
realiza el análisis literario para identificar, comprender, evaluar y emitir un juicio
crítico sobre las ideas, el contenido y la estructura de una obra. Los elementos que
conforman el análisis literario son:
Título de la obra.
Datos del autor. Conocer su ideología, época y lugar en que escribe, para
conocer el contexto de la obra.
Tipo narrador. Identificar el tipo de narrador de acuerdo a la persona gramatical o
punto de vista.
Estilo literario. Es la forma personal de escribir, por ejemplo, el uso de figuras
retóricas, el tipo de lenguaje utilizado (formal, coloquial, uso de calo, modismos,
etc.), el manejo de los signos de puntuación y el tono (irónico, humorístico,
sarcástico, solemne, entre otros).
Argumento o trama. Es la serie de acciones que forman el hilo conductor de los
hechos o sucesos que conforman el relato. Equivale a un resumen de la obra y
permite identificar los sucesos que destacan en ella. Se divide en Planteamiento,
Nudo y clímax, desenlace.
Personajes. Identificar los personajes e indicar a que tipo corresponde cada uno.
Ambiente. Comprenden el espacio y tiempo en que se desarrolla la obra, así
como las condiciones sociales que predominaban.
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Tema. Es la idea central. El punto focal respecto del cual se expresan las ideas;
genera unidad. Por lo regular es abstracto; ejemplos: el amor, la justicia, la
envidia.
Proyección emotiva de la obra. Sentimientos o reacciones emocionales que
provoca la lectura de la obra.
Opinión personal. Actividad fundamental del análisis literario, a la que se llega
después de haber realizado los pasos anteriores. Consiste en externar un juicio
crítico sobre los aspectos más importantes sustentados en argumentos sólidos.
3.5 Elabora un organizador gráfico con los elementos necesarios para realizar un
análisis literario.
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“Las armas”
Autor: Javier Caravantes
El cuerpo del indigente tirado. La enorme piedra aplastando su cabeza. El rostro
de mis amigos al darse cuenta de lo lejos que habíamos llegado. Seguía
recordando. Mi padre, acelerando y señalándome un microbús, me dijo:
—Esa ruta la vas a tomar mañana para llegar a tu nueva escuela, la voy a seguir.
Fíjate en el recorrido.
El colegio se llamaba Emile Durkheim. Era una escuela particular de pocos
alumnos, eso me había dicho mi papá al elegir en donde inscribirme para el tercer
año de preparatoria. También había decidido que me fuera a vivir con él a su
departamento en Puebla. Yo estaba agradecido. No podía continuar viviendo con
mi madre en Atlixco. Quería escapar. En mi cabeza no dejaba de ver a aquel
señor, tirado, suplicando. Todavía sentía el peso del tubo en las manos. El ruido
de los huesos al romperse. La piedra. Necesitaba alejarme de ahí antes de que
alguien se enterara de lo que habíamos hecho, tenía miedo. Mi padre me lo
propuso, acepté sin dudar. Él claramente me advirtió que si no mejoraba mi
conducta y mis calificaciones me regresaría a Atlixco. Yo prometí cambiar.
Mi madre recibió la noticia y durante tres semanas escuché chantajes. Ahí iba el
hijo mayor a vivir a la casa de su padre, a ver si él lo corregía.
—En la esquina voy a dar vuelta a la derecha, aquí te bajas mañana del camión,
sólo son tres cuadras hasta la escuela —continuó con las indicaciones.
La prepa era una casa pequeña, distinguida sólo con el nombre de la escuela
sobre una lona blanca. Bajé y mi padre aceleró rápido, apenas con un adiós que
alcancé a leer de sus labios en el retrovisor.
En las oficinas una secretaria me atendió, dijo:
—Bienvenido, ese es tu salón —y señaló detrás de mí.
Era un cuarto pequeño con una mesa cuadrada, seis sillas y un pizarrón. Fui el
primero en llegar. En quince minutos entraron dos chavos, uno de mi edad del que
pensé podría ser amigo, el otro era un rubio alto de cabello largo, tipo vocalista de
banda de rock. Entró el director; con voz muy grave explicó que la preparatoria
mantenía un sistema didáctico diferente. Aceptaban a pocos alumnos, de esta
manera lograban clases personalizadas. Se realizaban exámenes cada quince
días y de inmediato las calificaciones eran enviadas por internet a nuestros
tutores. Tocaron la puerta. Eran tres tipos. El director les repitió el mismo discurso.
Nos informó que en unos minutos llegaría la maestra y se fue dejando un silencio
incómodo.
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En las clases tenías que poner atención, los maestros estaban demasiado cerca y
al pendiente. Me gustó su amabilidad: “¿se entiende? o ¿alguna duda? o ¿está
claro?” Mis compañeros no se hablaban entre ellos, sólo los tres que llegaron
juntos intercambiaban unos papelitos y se reían de manera burlona, casi ni los
miré.
De regreso caminé el mismo trayecto hasta el boulevard. Abordé el camión, iba
lleno y con música horrible a todo volumen, pero daba igual, yo no dejaba de mirar
mi sonrisa contra el reflejo de las sucias ventanas. No estaba dispuesto a
desaprovechar la última oportunidad. Sólo tenía que sacar más de ocho y tener
aceptable conducta, ni siquiera era tanto. Estaba seguro de que en Atlixco, junto a
mis amigos, había dejado lo malo.
En la comida mi padre me interrogó sobre la escuela, se puso feliz, le dije que me
había gustado. Entré a la nueva recámara. Saqué algunas libretas de la mochila.
En cuarenta minutos terminé la tarea. Esperaba ansioso las clases, los trabajos y
los exámenes: las buenas calificaciones. Por fin olvidarme de lo que había hecho.
Cambiar. Demostrar que podía ser una buena persona.
Al otro día, en el receso me animé a salir. Raúl, el tipo parecido a mí y Claudio, el
de cabello largo, estaban sentados en la banqueta, al verlos me acerqué. Me
invitaron a que camináramos hasta una tienda que estaba en la otra esquina.
Hablaron de los otros tres tipos que eran nuestros compañeros, se llamaban
Cristian, Héctor y Luis. Me contaron que los papelitos que se pasaban y demás
palabras que se decían casi al oído eran comentarios despectivos hacia nosotros.
Se notaban preocupados, casi con miedo. Hablamos de las ventajas de la
preparatoria en comparación con las anteriores de las cuales veníamos. Éramos
parecidos. Ellos también habían reprobado y ahora estaban entusiasmados con
esta escuela. Caminamos al lado de la que yo creía que era una bodega,
conforme avanzamos, descubrí que era una enorme escuela, rodeada de muchos
coches estacionados. Raúl y Claudio me dijeron que nuestros compañeros y
muchos alumnos de la escuela eran tipos que habían sido expulsados de ese
colegio, el más caro de la ciudad. Llegamos a la tienda, estaban ellos, los tres, al
vernos comenzaron a reírse e intercambiar palabras que yo no escuchaba. Al
observarlos en esa actitud también me dio miedo que la escuela se complicara.
En la clase de lengua extranjera, Raúl, a petición del profesor, leyó el fragmento
de un libro y los otros tipos se burlaron ya abiertamente de su acento. Se lo
quitaron y cada uno leyó en un perfecto inglés británico. El joven profesor no hizo
nada. Ellos comenzaron a ridiculizar, también en inglés, nuestro aspecto físico. Me
sorprendió la seguridad con que agredían, hasta el maestro se puso nervioso;
decidió terminar la clase. Ellos también se levantaron. Antes de salir, él más alto,
Cristian, advirtió:
—Agarren confianza, esto se va a poner divertido —y salió azotando la puerta.
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Claudio nos dijo:
—Acusarlos en la dirección no va servir de nada. Tal vez los regañen pero a ellos
les vale madre, si no les importó que los corrieran del colegio donde iban, el
director no puede expulsar a tres tipos de un salón donde hay seis. Acusarlos sólo
va a dar más motivos para que nos chinguen.
—Pensé que no iba a haber pendejos así en la escuela —lamentó Raúl.
—Cabrón, estamos atrás de ese pinche colegio de mierda —contestó Claudio.
—¿Si tú lo sabías por qué te metiste aquí?
—Está cerca de mi casa, además revisé la lista de inscritos el último día, sólo
estaban ustedes. Yo fui a ese colegio un año, el peor de mi vida, conozco los
apellidos de los güeyes de ahí, siempre son los mismos. Me aseguré de no
encontrarme con alguno pero ves cómo llegaron al último. ¡Puta, qué pinche mala
suerte!
Al ver a Claudio quejarse así, con sus ojos verdes y melena rubia, entendí el
nerviosismo de Raúl que casi lloraba, preguntó:
—¿Qué vamos a hacer?
—Pues nada, cabrón, aguantarte, si quieres pónteles pendejo, a ver cómo te va, o
de plano perder el año —le contestó Claudio.
—No puedo, ya reprobé.
—Ni yo, cabrón, así que aguantamos.
Estaba sentado en los últimos lugares del camión, apretaba con furia mi cabeza.
Mentalmente me repetía que no podía hacer algo. Nada de madreármelos, ni
siquiera responderles con palabras. Me daba miedo que algo se complicara y
terminara arruinándolo todo como siempre.
Conforme transcurrió la semana sus ofensas se acentuaron. El cuarto día los
enfrenté. No pude controlarme. Se quedaron callados con la burla que le solté a
uno de ellos, pero en el receso se acercó a mí de manera tranquila y me dijo que
yo sí le caía bien, que fuéramos a comer. Me pasó el brazo derecho por el hombro
mientras caminábamos, como si realmente fuéramos amigos. Aunque yo estaba
alerta no reaccioné a tiempo, su puño derecho se hundió en mi cuello y advirtió:
otra burla me iba a costar una golpiza. Él cruzó la esquina para alcanzar a sus
amigos que reían a carcajadas, mientras yo frenaba las ganas que tenía de
levantarme y romperle su madre. Miraba fijo al suelo recordando el cuerpo tirado,
el tubo, la piedra. Logré tranquilizarme.
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En los siguientes días improvisaron otra forma de molestarnos en clase, como si
fueran niños de primaria empapaban bolitas de papel con saliva y las arrojaban
sobre nuestros rostros. Raúl y Claudio se habían vuelto más amigos, juntos
soportaban las agresiones casi sin inmutarse, a mí me costaba trabajo. La primera
vez que aventaron una de esas bolitas los amenacé: “se los va a cargar la
chingada”. Las carcajadas estallaron otra vez. Provocándome, me decían:
“levántate, a ver si eres tan cabrón”. Con las manos sujeté lo más fuerte que pude
mis rodillas para que no realizaran ningún impulso. La lluvia de papelitos con
saliva duró toda la sesión.
Las veces en que era insoportable poner atención a lo que algún maestro decía
mirando al pizarrón y sin vernos (ellos también tenían fórmulas para no
comprometerse con lo que pasaba), me salía al baño. Cerraba la puerta con
seguro y no encendía la luz, adivinaba mi expresión contra el espejo, respiraba sin
dejar de pensar que lo único importante era seguir estudiando. Me duró cuatro
veces; a la quinta, abrí la puerta ahí estaba uno esperando para arrojarme una
manzana.
Días después, sin darme cuenta coloqué mi mano derecha junto a mi rostro:
creaba una muralla que impedía el paso de sus insultos y de manera física cubría
algunos de los objetos que me arrojaban.
Ellos se dieron cuenta de que no me molestaban sus palabras y aumentaron el
rigor de cada ofensa; es más, no les dijeron nada a los otros dos, se dedicaron a
agredirme sólo a mí. En uno de los recesos salimos a la tienda, yo caminaba al
último. Casi llegando a la esquina iban Claudio y Raúl y treinta metros atrás los
otros tres platicando. Miraba sus espaldas con ira. Los primeros exámenes
empezaban la próxima semana, aunque había cumplido con todas las tareas de
cada materia no había entendido las últimas clases. Necesitaba subir mi promedio
para ingresar a la universidad, sólo podía hacerlo si las notas que obtenía eran
buenas. Yo nunca había alcanzado ese tipo de calificaciones. Uno de ellos dijo
algo a sus amigos y comenzó a correr hasta llegar a Claudio y Raúl que
esperaban el rojo del semáforo para cruzar la calle. Con el impulso de su carrera
más con el de su brazo le pegó con la palma de la mano en la nuca a Raúl. Hasta
donde yo estaba se oyó un chasquido duro, hueco. Raúl se agachó, con las
manos se cubrió la nuca. Claudio a su lado no hacía nada por defenderlo, y Luis,
el que le había pegado, se reía mirando a sus amigos que le respondían con el
mismo gesto.
Llegó el fin de semana y mi padre permitió que fuera a Atlixco. Mi madre ya estaba
más tranquila. Cenamos, al terminar cada quien se fue a su habitación. Esperé
que pasaran dos horas, abrí el balcón, me colgué de él para soltarme y caer sin
hacer ruido. Anduve ocho cuadras hasta llegar al bar donde mis amigos se
reunían, tenía ganas de verlos. Los encontré repartidos entre una mesa de billar y
enfrente de una tele donde pasaban la repetición de algún partido. Saludos,
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abrazos, preguntas. “Me va bien”, respondí mientras me actualizaban de lo chido
que se la pasaron esos días y de todo lo que habían hecho. De los seis ya sólo
estudiaban dos. Cervezas, cocaína y más cervezas el resto de la noche hasta que,
ya entrado en confianza y con la necesidad de ser comprendido por casi iguales,
les relaté lo que en verdad pasaba: “tengo ganas de que me vaya bien, pero hay
algo que lo está impidiendo”.
Félix me fue a dejar. Antes de que bajara de su coche, dijo: “Tu problema se
arregla de volada, es fácil como sacar un ojo. Nada más llamas o nos mandas un
mensaje, nosotros vamos”. Le agradecí.
El domingo regresé a Puebla. Estudié para el examen de Química, que junto al de
Física y Estadística eran los más difíciles.
El maestro repartió el examen y salió. Yo había estudiado muy bien, en media
hora lo resolví. Fui a buscar al profesor, uno de ellos me lo arrebató, “cálmate o
rompemos tu examen”. Cerré con fuerza los puños, ya estaba dispuesto a
golpearlo: vi la cara de miedo que él ponía, de terror, igualita a la del indigente
cuando lo comenzamos a molestar. Eso me hizo sacudir las manos. Me di vuelta,
dejé caer mi cuerpo sobre una silla. Ellos lo copiaron completamente. El cuerpo
me temblaba. Al final lo aventaron al piso y ellos fueron a entregar los suyos.
Tardé en levantarlo. Se lo di al profesor, le conté lo que había pasado. “¿Qué, los
repruebo a los cuatro?”, contestó irónico. Fui a la tienda: compré una botella de
ron, era la primera vez que lo hacía en Puebla, le di varios tragos hasta que
regresé al salón. Ellos ya estaban ahí, me dijeron: “oye, ya nos caíste bien. Te
invitamos a una fiesta, va a estar chida”. Tomé mi mochila rápido. Salí huyendo
antes de que no pudiera aguantarme.
En la noche al querer estudiar para los dos exámenes del día siguiente me di
cuenta: las dos libretas de esas materias no estaban. Física y Estadística. No
pude dormir.
Me presenté a los exámenes. Los resolví como pude, escuchando a cada
momento las risas burlonas de los tres. Ellos terminaron primero. Salí, ya me
esperaban en la esquina, al verlos me detuve. De una de sus mochilas sacaron
mis libretas. Con el fuego de un encendedor las intentaron quemar. Se dieron por
satisfechos con la mitad de cada una y se fueron en sus coches.
No caminé hasta la parada del camión, descansé en una banca del parque que
estaba de paso. Agaché mi cabeza sobre las piernas. Cerré los ojos. Imaginé
escenarios distintos para mi vida actual estando en Atlixco, allá con mis amigos,
en el mismo bar. Matando a otra persona y tomándolo como un accidente. Por
culpa de tres pendejos no iba a desperdiciar mi oportunidad. No me tardé en
buscar alguna solución. La encontré rápido, ya la tenía: la asumí. Fui a la parada
de camiones y tomé uno hacia la terminal, donde salen autobuses a Atlixco.
21
Excusé la tardanza diciéndole a mi padre que había ido a estudiar con un
compañero.
Al día siguiente tocaba un examen fácil, estudié poco tiempo. El resto de la tarde
estuve ansioso, ni en las hojas de los libros me podía esconder. Empecé a dudar
si lo que había hecho era lo correcto, tal vez no, y sólo me acarrearía mayores
problemas. Tenía miedo, qué tal si las cosas se salían de control. Había muchas
posibilidades de imaginar a mis amigos excediéndose. No logré dormir.
El camino se hizo rapidísimo y justo cuando me bajaba del camión, vi claramente
el coche viejo de uno de mis amigos de Atlixco que venía rumbo de la escuela,
conducía rápido. Di algunos pasos más, me llegó un mensaje al teléfono: “Ya está
hecho”.
Tampoco pude caminar hasta la prepa, me quedé sentado en el parque, la misma
banca, estaba paralizado. Intenté prender un cigarro pero el cuerpo no me
respondió, sentía escalofríos. El teléfono sonó, apenas pude sacarlo de mi bolsa.
Dudé en contestar: era mi padre. Logré apretar el botón y dijo: “hace rato recibí las
calificaciones de la escuela, felicidades llevas puro nueve y diez”. En ese
momento escuché la sirena de una ambulancia que venía también de la escuela,
el coche del director la seguía. Sólo hasta escuchar las palabras de mi papá me
sentí con fuerzas para levantarme de la banca.
3.6 Analicen el cuento “Las Armas” de Javier Caravantes utilizando el siguiente
formato
Elementos Análisis de la
obra
Título
Datos de
Autor
(Investiga
fecha y lugar
del nacimiento,
una breve
biografía)
22
Tema
Argumento
o trama
Personaje
s
Protagonis
ta
23
Personaje
s
Antagonis
ta
Personaje
s
secundari
os
Proyección
emotiva de la
obra
Opinión personal
24