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Concepción Bíblica del Hombre

El documento presenta una discusión sobre la concepción bíblica del hombre en comparación con otras visiones antropológicas. La concepción bíblica ve al hombre como una unidad psicosomática y multidimensional en relación con Dios, el mundo y los demás. Según los relatos de la creación, el hombre es imagen de Dios y está dotado de inteligencia para gobernar la creación. Otras visiones como la estoica, maniquea y gnóstica enfatizan la desconfianza hacia lo corporal y proponen dualismos entre cuerpo y

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Concepción Bíblica del Hombre

El documento presenta una discusión sobre la concepción bíblica del hombre en comparación con otras visiones antropológicas. La concepción bíblica ve al hombre como una unidad psicosomática y multidimensional en relación con Dios, el mundo y los demás. Según los relatos de la creación, el hombre es imagen de Dios y está dotado de inteligencia para gobernar la creación. Otras visiones como la estoica, maniquea y gnóstica enfatizan la desconfianza hacia lo corporal y proponen dualismos entre cuerpo y

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Tesis 1.

La concepción bíblica del hombre


La concepción bíblica del hombre se distingue del resto de las antropologías antiguas y modernas (gnosis,
religiones orientales, dualismo, maniqueismo, racionalismo, etc.). No rompe su unidad al utilizar términos
como carne, cuerpo, alma, espíritu, corazón. Cristo es el nuevo y definitivo Adán (CCE 359, 411, 1701)
 Relaciones. Cristo 3

Catecismo
359: “Realmente el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado” (GS 22,1).
San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber; Adán y Cristo... El primer
hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, espíritu que da vida. Aquel primer Adán fue creado por
el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir... El segundo Adán es aquél que, cuando
creó al primero, colocó en él su divina imagen. de aquí que recibiera su naturaleza y adoptara su mismo
nombre, para que aquel a quien había formando a su misma imagen no pereciera. El primer Adán es, en
realidad, el nuevo Adán; aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual,
este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: “Yo soy el primero y yo soy el último” (S.
Pedro Crisólogo, ser. 117).
411: La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del “nuevo Adán” (Cf. 1 Cor. 15, 21-22.45) que, por
su “obediencia hasta la muerte en cruz” (Fil. 2,8) repara con sobreabundancia la descendencia de Adán (Cf.
Rom. 5, 19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el
“protoevangelio” la madre de Cristo, maría, como “nueva Eva”. Ella ha sido la que, la primera y de una
manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo; fue preservada de toda
mancha de pecado original (Cf. Cc. de Trento: DS 1573).
1701: (EL HOMBRE IMAGEN DE DIOS) “Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre
y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y de descubre la grandeza de su vocación
(GS 22, 1). En Cristo, “imagen del Dios invisible” (Col. 1, 5 Cf. 2 Cor. 4,4), el hombre a sido creado “a
imagen y semejanza” del Creador. En Cristo, redentor y salvador, la imagen divina alterada en el hombre
por el primer pecado ha sido restaurada en la belleza original y ennoblecida con la gracia de Dios (Cf. GS
22,2).

II VISIONES ANTROPOLÓGICAS EXTRA BÍBLICAS


1. DESCONFIANZA HACIA LO CORPORAL
1.1 ESTOICOS: VÍA MORAL-ÉTICA.
La filosofía estoica realizó una distinción que pronto aplico a su antropología: Logos (razón) y a-logos
(irracional).
Para esta filosofía lo fundamental consistía en vivir de acuerdo con las exigencias de la razón humana,
mientras que el placer y los deseos corporales se convierten en los enemigos básicos del ideal. La virtud
aparece como una lucha constante para evitar todo tipo de placeres.
Su moral se centraba en un esfuerzo heroico y continuado para eliminar as pasiones y liberar al hombre de
sus fuerzas anárquicas e instintivas hasta conducirlo a una a-patia (falta de pasión) lo mas completa
posible

1.2 MANIQUEOS: VÍA – METAFÍSICA


Los maniqueos añaden un nuevo aspecto pesimista a la antropología ya que ésta se deduce de un modo
particular de entender la realidad (la creación).
Su doctrina dice que: el cuerpo y la materia han sido creados por el reino de las tinieblas y se ha convertido
en la cárcel y tumba del alma, que de esa manera queda prisionera y sometida a las exigencias de la carne.
De este modo postulan una metafísica dualista en el cual todo ser tiene un principio bueno y otro malo. El
principio malo es autor de la materia mientras que el bueno ha hecho toda lo espiritual.
De nuevo el cuerpo aparece como el lugar sombrío, como la fuente del mal, como la corona del pecado. Su
ética será un intento de evitar contacto con la materia, que mancha, culpabiliza y rebaja al espíritu a una
condición brutal.
El esfuerzo, estaba orientado hacia la liberación progresiva de esa prisión para el conocimiento limpio de la
verdad y la belleza.
La muerte es el horizonte de liberación (Sócrates)
1.3 GNOSIS: VÍA – INTELECTUAL
Comprende una visión dualista (principio bueno y otro malo) en el cual el “Padre” es el principio del que
emana todo y el “Demiurgo”es e que crea al hombre y le insufla una pequeña “Chispa”en el cuerpo que es lo
psíquico. Esto permanece dormido en el hombre, si se despierta este se transforma en pneuma con lo cual
puede llegar a la verdad Gnóstica y salvarse.
Cristo es la Gnosis que revela un mensaje intelectual para que os hombres se salven.
hay distintos tipos de gnosticismo: VALENTÍN – BACILIDES Y MARCIÓN.

III CONCEPCIÓN BÍBLICA DEL HOMBRE1


Para la antropología del Antiguo Testamente el hombre no es un objeto , del cual pueda hacerse una
definición abstracta, más bien podemos describirlo como una unidad psicosomática, dinámica y
multidimensional, y como sujeto de una triple relación constitutiva: al mundo y a los demás seres
vivos, con los que tiene de común es ser carne animada por un aliento propio o Nefesh]; al semejante,
que ha se ser visto como prolongación de su misma carne; al Dios que lo Creó y cuyo Ruah puede
acoger en su estructura existencial . En pocas palabras, el hombre : a)es basar en cuanto ser
mundano, solidario de los demás seres, y particularmente de sus semejantes [Basar: significa
originariamente la carne de cualquier ser vivo, hombre o animal Is. 22,13; Lv. 4,11. De ahí pasa a
designar al mismo ser viviente en su totalidad. La carne es la manifestación exterior de la vitalidad
orgánica; en este sentido, su significado se aproxima al que en las lenguas modernas tiene el cuerpo en
textos como Nm. 8,7; Jb 4,15. Este término designa además al hombre en cuanto ser social cuya
realidad no se agota en la frontera de su piel, sino que se prolonga en el tú próximo, también puede
significar el parentesco.] b) es nefesh en cuanto ser equipado con un dinamismo vital inmanente
[Primero significó la garganta, el órgano de la respiración Sal. 69,2. Y por metonimia, la respiración
misma, el aliento 1Re 17,21s. Es el centro vital inmanente al ser humano, la persona concreta
animada por su propio dinamismo y dotada de sus rasgos distintivos, hasta el punto de que con este
término se pude significar lo que hoy llamaríamos la “personalidad”; así se dice que Israel - que fue
extranjero en Egipto – “conoce la nefesh del extranjero” (Ex. 23,9), esto es, puede hacerse cargo de su
psicología por haber vivido antes una situación análoga] ; c) participa del ruah en cuanto receptor del
influjo carismático de Dios, que lo pone a sus servicio y lo llama a un destino salvífico [Significa
primeramente brisa, viento Gn. 3,8; Ex. 10,13; consiguientemente significará la respiración o incluso
la vitalidad Gn. 45,27. Pero la mayoría de los casos se usa para denotar el espíritu de Yavé; en algunos
casos, la comunicación que Yavé hace de su espíritu al hombre, se trata por tanto de una fuerza
creadora o de un don divino específico. Es un concepto “teoantropológico” que expresa la apertura
del hombre a Dios. En esta línea los profetas pueden ser llamados “los hombres del espíritu” Os. 9,7.]
CARACTERÍSTICAS ANTROPOLÓGICAS EN LOS RELATOS DE LA CREACIÓN GN 2, 4B-25 (J); 1, 26-2, 4 (P)
* El hombre es criatura de Dios; en cuanto tal, depende absolutamente del creador, como el barro
depende del alfarero (J) o como la imagen depende de lo imaginado (P). No se trata, pues, de un ser
que primero existe -en –si y en segundo momento empieza a relacionarse con Dios; el comienzo mismo
del ser no se da sino como relación a Dios. De otro lado, la creación del hombre es efecto de una
peculiar acción divina que termina en el hombre entero, no en una de sus partes o dimensiones. (El
misterio de la generación humana hunde sus raíces en la profundidad del misterio del mundo).
* Los dos relatos nos dan pie a ver el mundo con clave antropocéntrica; la realidad creada se organiza
articulándose y estructurándose como totalidad con sentido en torno al hombre.
* Es la polaridad varón – mujer lo que realiza acabadamente la esencia hombre – imagen de Dios: Es
la comunidad humana la que recibe corporativamente el encargo de regenerar la tierra, el sujeto
responsable solidariamente de la buena marcha de la creación.
* Es una antropología no dualista, propone una visión integrada de las múltiples dimensiones de lo
humano en la unidad de su ser. Reconoce por un lado el carácter mundanal, terreno, y de otro, la
índole subjetiva, personal, capaz de libertad y de responsabilidad.
* Estos relatos pretenden responder a la pregunta ontológica sobre la esencia del hombre con la
ecuación Hombre – Imagen de Dios, como vimos, no aspira a ser un aserto metafísico acerca de su
naturaleza; es más bien una descripción funcional; en vez de un discurso sobre el quid del ser-en-si, lo
que se nos ofrece es una reflexión sobre el ser- para: Planteamiento a) el hombre es unidad, b)el
hombre, criatura de Dios, es un ser contingente, c) el hombre es un ser relacional.
1
José Luis Ruiz de la Peña (Imagen de Dios, Antropología Teológica)
* Otra característica que tiene este ser imagen, es que el hombre está dotado de inteligencia y
discernimiento, que tiene conexión con el dominio del hombre sobre toda la creación.

Apuntes entregados por el Padre Víctor FERNÁNDEZ (Tucho)


LENGUA, MANOS, OJOS:
El trío corazón- lengua- manos aparece como tres planos o niveles del ser, no como accidentes. El
corazón es la intención profunda y oculta; la lengua es la expresión eficaz, las manos son la
culminación del hacer, la realización concreta.
La lengua (lashon) y la boca son entidades particularmente como instrumentos de comunión. cuando
se dice que varios hombres son una sola boca significa un acuerdo auténtico y real (Jos. 9,2). Eso
indica que a los afectos del corazón o de las entrañas hay que agregar el acuerdo de la expresión
común. A la lengua y a la palabra la mentalidad bíblica daba un poder impresionante: “muerte y vida
están en poder de la lengua” (Prov. 18,21). “ La lengua del hombre es su ruina” (Eclo 5,13). Por eso el
profeta necesita la purificación de sus labios (Is. 6, 5-7).
Las manos (iadaím), significa la acción, aunque puede tener también un sentido de expresión, y
siempre se liga a la comunión. Dejarse agarrar de la mano significa confianza y acuerdo (2 Re. 10,15).
La mano participa de la oración, batiendo palmas (sal. 47,2), levantándolas (sal. 141,2); también
indica el poder, la fuerza de dios que actúa a través de la mano del hombre (2Cor. 32,8; Dt. 4,34).
El correlativo del corazón son los ojos (Mt 6, 22-23) mirar, salir de sí, ampliar la mirada (Ex. 3,7). El
correlativo da la lengua don los oídos, que indican apertura y buen discernimiento. Es mejor ser
pronto para escuchar y tardo para hablar (Eclo. 5,11; Stgo. 1,19). El correlativo de la manos son los
pies, relacionados con el camino, por lo tanto indican el sentido de la vida, la finalidad (Prov. 4, 26-27).
Hay textos donde estos niveles se relacionan: Sal 88, 9-10 ojos, palabra, manos; Is. 32, 3-6: ojos, oídos,
corazón, lengua.
En el NT. de hecho es difícil distinguir a veces cuando se refiere al hombre (pneuma) y cuando se
refiere a Dios (Pneuma), pero siempre está en relación con la acción de Dios (Rom. 8,15; 1 Cor. 2,11;
Gal. 4,6; 6,18). Dios se caracteriza como espíritu (2 Cor. 3, 17-19).
Esto permite hablar de una distinción “adecuada” entre la dimensión corpóreo-inmaterial, y de la
dimensión incorpórea-inmaterial, aunque por la unión sustancial alma-materia prima, siempre
hablamos de un cuerpo “animado”, y aunque neguemos la preexistencia del alma.
Cuando Pablo habla de “cuerpo, alma y espíritu” (1 tes. 5,23) hace pensar en el espíritu como una
dimensión constitutiva del hombre pasible de ser renovada, de modo que hace referencia a la
dimensión más íntima (Mc. 2,8; 8,12) del corazón del hombre que por el impulso del espíritu se
relaciona con Dios, lo adora (Rom. 1,9; 8,16; 1 Cor 2,11) El CEC enseña que “esta distinción no
introduce una dualidad en el alma (IV Concilio de Constant; can. 11; DZ 338), ya que “espíritu”
significa que el hombre está ordenado desde su creación a su fin sobrenatural, que puede ser elevado
gratuitamente en la comunión con Dios” (CEC 367). Aunque “espíritu” también tiene el sentido
hebreo de “sede de las preocupaciones” (1 Cor 16,18), de manera que ni siquiera en esta dimensión
puede hablarse de una “espiritualidad” pura, sin connotaciones anímicas, emocionales, afectivas. Así,
Lc. 1,47 debe traducirse “mi espíritu se estremece de gozo”, semejante al salmo 84,3: “mi corazón y
mi carne se estremece de gozo (mismo verbo ggo.)por el Dios vivo”. También se dice que la carne
languidece por la sed de Dios (sal. 63,2), o se consume por el ansia de Dios (Sal 73,26).

IV CRISTO NUEVO Y DEFINITIVO ADÁN


REFLEXIÓN BÍBLICA: ULTIMO ADÁN: 1 Cor. 15, 45b
Pablo desarrolla una original tipología antitética Adán-Cristo en dos contextos y en dos dimensiones
diferentes y complementarias. a) En 1 Cor. 15, 21.22.45-49 la atención se concentra sobre el hecho de la
muerte (física) y de la resurrección respectivamente de todos los hombres. b) En Rom. 5, 12-21 en cambio la
perspectiva es “hamartiriológica” y tiene que ver con la antítesis entre la caída en el pecado y la liberación
del mismo. en ambos casos el punto de partida hermenéutico es Cristológico. Hay que observar que Pablo,
estableciendo una tipología con Adán (nunca con Moisés), piensa en un ámbito universalista y no
nacionalista.
(Delio Pág. 120).

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