Examen de Responsabilidad Civil
Examen de Responsabilidad Civil
TEMA:
EL RIESGO O PELIGRO Y SU INDEPENDENCIA DE LA
CULPA
CUSCO - PERÚ
Noviembre de 2020
Contenido
INTRODUCCION.......................................................................................................................3
CAPITULO I: CULPA: ELEMENTO DE LA RESPONSABILIDAD ...................................4
1.Evolución. ..........................................................................................................................4
1.1.- Culpa Contractual. .................................................................................................6
1.2. Culpa Extracontractual...........................................................................................8
2.Apreciación de la culpa en la actualidad....................................................................8
2.1. Culpa en concreto. ..................................................................................................8
2.2. Culpa en abstracto ..................................................................................................9
CAPITULO II: RESPONSABILIDAD OBJETIVA. ..............................................................10
1.Evolución. ........................................................................................................................10
2.Fundamento de la responsabilidad objetiva. ..........................................................11
3.Ventajas y desventajas del régimen de responsabilidad objetiva .....................12
CAPITULO III: PRESUNCIONES DE RESPONSABILIDAD Y DE CULPA. .................13
1.Evolución. ........................................................................................................................13
2.Presunción de culpa vs. Presunción de responsabilidad ....................................14
3.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el régimen de
responsabilidad contractual. ..........................................................................................14
4.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el régimen de
responsabilidad extracontractual. ................................................................................15
4.1. Responsabilidad extracontractual por el hecho propio. ..............................15
4.2. Responsabilidad extracontractual por el hecho ajeno. ................................15
4.3. Responsabilidad extracontractual por el hecho de las cosas....................16
CAPITULO IV: ACTIVIDADES PELIGROSAS .................................................................16
1.Definición de actividad peligrosa: .............................................................................17
2.Definición de guardián de la cosa. ............................................................................20
3.Régimen aplicable. ........................................................................................................22
4.Sentencia numero 2001-01054 promulgada por la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Civil, el 24 de agosto de 2009. ......................................................26
CAPITULO V. REGÍMENES ESPECÍFICOS ......................................................................29
1. Responsabilidad por manipulación de residuos peligrosos..............................31
1.1. Relación con la responsabilidad extracontractual por daños
causados al medio ambiente ......................................................................................32
VI. CONCLUSION ...................................................................................................................33
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INTRODUCCION.
Vivimos tiempos donde el fenómeno riesgo es de actualidad, como sociedad de
riesgo, derecho del riesgo, economía del riesgo, gestión del riesgo, etc., pero
¿qué es el riesgo? Según el sociólogo Ulrich Beck, nuestra sociedad, habría
transcurrido de una sociedad industrial donde predominaba la lógica de la
producción de la riqueza, a una sociedad del riesgo donde domina la lógica de
la producción del riesgo a cambio de bienestar. En otras palabras, la
preocupación de la sociedad en la actualidad es, ya no sólo la producción, por
ende, la redistribución, sino que a la gente le preocupa los riesgos que la
industria trae consigo. Un ejemplo claro es de que, ya no solo nos preocupa los
millones de dólares que una empresa minera o petrolera podría dejar al erario
nacional o regional para cubrir los gastos sociales, ahora nos preocupa
sobremanera los riesgos que tendríamos que asumir en perjuicio de nuestra
salud y del medio ambiente. Por ello la lógica de la producción de riqueza se ve
amenguada por la lógica de producción de riesgos, porque los riesgos, dado el
momento, encarnan daños irreparables o de difícil reparación.
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CAPITULO I: CULPA: ELEMENTO DE LA RESPONSABILIDAD
1.Evolución.
Se partirá de la diferenciación que estableció Josserand al afirmar que la
responsabilidad civil se encuentra en un constante movimiento entre la culpa y
el riesgo y que dependiendo de lo que se quiera estudiar y aplicar, se estará
hablando en primer lugar de responsabilidad civil subjetiva y en segundo lugar
de responsabilidad civil objetiva. Desde el antiguo Derecho Romano y los más
primitivos regímenes jurídicos, se habló del carácter objetivo de la
responsabilidad, prueba de ello es como Josserand en su obra “Teoría general
de las obligaciones” al referirse al sistema romano, establece que “la
responsabilidad era objetiva; quedaba comprometida independientemente de
toda idea de culpa; se presentaba como una reacción de la víctima contra la
causa aparente del daño”. (JOSSERAND, 2006)
En esta sociedad romana aparece el concepto de daño material, que era aquel
daño relacionado injustamente a una persona que recibía el nombre de
“dammum injuria factum”, y su castigo surgió como consecuencia de una
propuesta del tribuno Aquilio mediante la Lex Aquilia de danno. (URQUIZO
MAGIA, 2010)
“La Ley Aquilia especificó las penas a que debía ser condenado el delincuente
que había matado injustamente al esclavo ajeno o si hubiera matado a un animal
perteneciente al ganado, ya fuera a rebaños de ovejas y cabras, a recuas de
caballos, mulas, asnos, sin derecho a hacerlo, causando un daño consistente en
la disminución de la fortuna del otro.” Es por esta Ley que más adelante, en el
derecho de Justiniano, se empieza a tener en cuenta la existencia de la culpa
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partiendo del ejercicio ilegítimo de un derecho, como un soporte para que
pudieran operar las sanciones que la Ley Aquilia había previsto, de esta manera
se dio paso a una concepción de responsabilidad subjetiva acerca de la
necesidad de culpa como fundamento de la reparación.
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Pero este panorama vino a cambiar a partir de finales del siglo XIX y
especialmente con la revolución industrial, momento en el que se produjo un
aumento de accidentes de trabajo y empezaron a surgir fuertes críticas al
sistema de responsabilidad subjetiva que hasta este momento se había aplicado.
Básicamente las críticas se centraron en dos puntos primordiales. La primera de
ellas consistió en la dificultad que presentaba la carga de la prueba, teniendo en
cuenta que la víctima era la llamada a probar la culpa y en la práctica le resultaba
muy compleja dicha carga probatoria. Tal como establece Alberto G. Spota,
“Imponerle a la víctima la prueba diabólica de la culpa, imprudencia o negligencia
del dueño o guardián de esa cosa riesgosa o que tiene un vicio propio, equivale
a desentenderse de una concepción del valor justicia” El segundo punto que se
discutió fue el relacionado con la vaguedad de la noción de culpa, pues para los
críticos de esta postura, el elemento culpa adolecía de precisión y por lo tanto
resultaba complicada su aplicación dentro del régimen de responsabilidad civil.
Asimismo, al resultar dicho elemento tan vago, quedaba destinado a ser aplicado
a sociedades pastoriles, alejándose cada vez más de los cambios que estaba
sufriendo la sociedad. En palabras de Josserand “la concepción subjetiva podría
bastar en una sociedad en que las relaciones comerciales e industriales
estuvieran poco desarrolladas en un pueblo de agricultores y guerreros; no está
ya a la medida de nuestra sociedad moderna más compleja, más emprendedora,
en la que las relaciones jurídicas se intensifican, los riesgos se multiplican y
revisten las más variadas formas”. (JOSSERAND L. , 2010)
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Suprema de Justicia en sentencia de mayo 31 de 1938, en la cual estableció que
“La responsabilidad civil solo nace de la culpa. Esta que en materia contractual
consiste en la violación de la prestación convenida, origina la obligación de
reparar el prejuicio, motivo por el cual la última no existe antes de la culpa”.
(JUSTICIA, 1938)
Por su parte Planiol y Ripert expresan que “hay casos en que el deudor solo es
responsable si ha cometido una culpa y casos en los que es responsable, aunque
sea irreprochable”
Según la óptica del doctrinante Javier Tamayo Jaramillo, los autores Planiol y
Ripert tienen la razón al afirmar que en ciertos casos se hace necesario el
análisis del elemento culpa como requisito fundamental de la responsabilidad
contractual y en otros eventos no es necesario. De la misma forma establece
que “afirmar que la culpa contractual consiste en la inejecución de la obligación
debida, es sentar un principio carente de contenido que todo lo que hace es
desplazar y complicar aún más el problema. En efecto hay obligaciones que se
deben cumplir, aunque no haya culpa del deudor; mientras que en otros no hay
incumplimiento si no existe culpa del obligado” Por esta razón, por ningún motivo
se puede dar por sentado que el incumplimiento de la obligación es sinónimo de
culpa.
Martínez Rave cita la definición de culpa de los hermanos Mazeaud la cual afirma
que la culpa es “un error de conducta que no la habría cometido una persona
cuidadosa situada en las mismas condiciones externas que el autor del daño”
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error de conducta que consiste en aquel error que surge por el comportamiento
de un sujeto de manera distinta a la que le exige el medio en el cual actúa.
Partiendo de esto, el error de conducta puede darse en concreto, cuando la
conducta se refiere a una persona, analizada bajo ciertas condiciones externas
e internas que la determinan para actuar. Por esta razón, cuando se habla de
error de conducta en concreto, se deben analizar todas las circunstancias
externas, objetivas y las internas o subjetivas que determinan a una persona a
actuar. En conclusión, tal como establece Rafael Bernard Mainar, se habla de
culpa en concreto cuando el criterio utilizado para graduar la culpa no es el
comportamiento de una persona normal, sino el comportamiento del agente en
sus propios asuntos. (BERNARD MAINAR, 2006)
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CAPITULO II: RESPONSABILIDAD OBJETIVA.
A partir de finales del siglo XIX la concepción clásica de la culpa sufrió fuertes
críticas y se dio paso a la teoría de responsabilidad objetiva o teoría del riesgo.
Ripert establece que la teoría del riesgo parte del supuesto según el cual “todo
perjuicio debe atribuirse a su autor y repararse por el que lo ha ocasionado,
porque todo problema de responsabilidad civil se reduce a un problema de
causalidad, cualquier hecho del hombre obliga a quien ha perjudicado a otro a
reparar el prejuicio” De esta manera se presenta el estudio de la responsabilidad
objetiva en el presente trabajo, teniendo en cuenta que su desarrollo y
entendimiento son fundamentales para el planteamiento de las diferentes
discusiones que se presentarán más adelante.
1.Evolución.
Como se comentó con anterioridad, la responsabilidad objetiva o teoría del riesgo
es una especie de responsabilidad civil que se genera con independencia de
toda culpa por parte del sujeto que realiza el hecho dañoso. Si la responsabilidad
subjetiva, explicada anteriormente, se fundamentaba exclusivamente en la
existencia de culpa por parte de una persona, la responsabilidad objetiva, que
ahora se entra a estudiar, no exige tal requisito En el derecho romano primó la
responsabilidad objetiva y es más tarde con Justiniano que surge la culpa como
fundamento de la responsabilidad civil. Años después Austria y Prusia dieron los
primeros pasos hacia la objetivación de la responsabilidad civil e incluyeron en
sus ordenamientos jurídicos esta teoría, tanto el Código Austriaco de 1811 como
el Prusiano de 1794, establecieron en sus legislaciones una responsabilidad sin
culpa, como una responsabilidad excepcional. El Prusiano respecto de la
responsabilidad por el hecho de los animales y el Austriaco hablaba literalmente
de la obligación de reparación proveniente de un acto cometido sin culpa o
involuntariamente. Fue, sin embargo, el inicio de la Revolución Industrial el punto
de partida para que los partidarios de esta teoría empezaran a desarrollar sus
ideas. Los abusos laborales, las condiciones inhumanas en que vivían los
trabajadores y los continuos accidentes de trabajo empujaron a la doctrina a
buscar un sistema donde la víctima no quedara desprotegida y en el cual la
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impunidad no gobernara. Este contexto dio origen a la teoría del riesgo o de la
responsabilidad objetiva, enunciada en 1888 en Alemania, país pionero de las
leyes laborales y de previsión social, en 1894 en Italia y en 1897 en Francia. 33
En sus inicios los defensores de la responsabilidad objetiva proponían una
posición extrema la cual predicaba que todo hecho dañoso, ya fuera culposo o
no culposo, obligaba a su autor a la reparación. Esta posición fue reemplazada
por la teoría del riesgo, que reconoce que todos los hechos dañosos no son
susceptibles de generar responsabilidad, pero que no es el elemento culpa En el
derecho romano primó la responsabilidad objetiva y es más tarde con Justiniano
que surge la culpa como fundamento de la responsabilidad civil. Años después
Austria y Prusia dieron los primeros pasos hacia la objetivación de la
responsabilidad civil e incluyeron en sus ordenamientos jurídicos esta teoría,
tanto el Código Austriaco de 1811 como el Prusiano de 1794, establecieron en
sus legislaciones una responsabilidad sin culpa, como una responsabilidad
excepcional. El Prusiano respecto de la responsabilidad por el hecho de los
animales y el Austriaco hablaba literalmente de la obligación de reparación
proveniente de un acto cometido sin culpa o involuntariamente. Fue, sin
embargo, el inicio de la Revolución Industrial el punto de partida para que los
partidarios de esta teoría empezaran a desarrollar sus ideas. Los abusos
laborales, las condiciones inhumanas en que vivían los trabajadores y los
continuos accidentes de trabajo empujaron a la doctrina a buscar un sistema
donde la víctima no quedara desprotegida y en el cual la impunidad no
gobernara. Este contexto dio origen a la teoría del riesgo o de la responsabilidad
objetiva, enunciada en 1888 en Alemania, país pionero de las leyes laborales y
de previsión social, en 1894 en Italia y en 1897 en Francia. En sus inicios los
defensores de la responsabilidad objetiva proponían una posición extrema la
cual predicaba que todo hecho dañoso, ya fuera culposo o no culposo, obligaba
a su autor a la reparación. Esta posición fue reemplazada por la teoría del riesgo,
que reconoce que todos los hechos dañosos no son susceptibles de generar
responsabilidad, pero que no es el elemento culpa.
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(natural o jurídica), sin haber tenido tal persona que soportar el daño que se le
ocasionó. Este criterio dice que son responsables de los daños de tipo
extracontractual todas aquellas personas que efectúan una conducta que tenía
el riesgo de que se presentara en concreto el resultado dañoso acontecido. Es
decir, son responsables todos aquellos que asumen el riesgo de llevar una
acción que puede tener una consecuencia dañosa para las otras personas, aún
cuando el individuo que asuma el riesgo efectúe la actividad o conducta con el
mayor cuidado y perfección posible.
La doctrina ha definido una presunción como “un juicio lógico del legislador o del
juez, en virtud del cual se considera como cierto o probable un hecho (…) con
fundamento en las máximas generales de la experiencia, que le indican cuál es
el modo normal como se suceden las cosas y los hechos” De esta manera se
inicia el estudio de este tema que es uno de los ejes fundamentales del análisis
que se llevará a cabo más adelante en relación con la responsabilidad civil
extracontractual por actividades peligrosas.
1.Evolución.
En medio de la discusión entre responsabilidad objetiva, responsabilidad
subjetiva y apreciación en abstracto de la culpa, se estudió en Francia el caso
Jand’heur, cuyo fallo fue emitido por sentencia de las cámaras reunidas de la
Corte de Casación, el día 13 de febrero de 1930, en la cual se estableció que la
presunción de responsabilidad que implantaba la legislación francesa, se
establecía en contra de la persona que tenía bajo su guarda una cosa inanimada
que haya causado un daño a otro y solo puede desvirtuarse mediante la prueba
de una causa ajena, es decir no se excluía el elemento culpa, pero no era la
víctima la que tenía la carga de la prueba, sino era el guardián el que debía
probar una causa ajena para poder exonerarse de la responsabilidad. Con esta
sentencia se dio un paso importante en la discusión de la teoría de la culpa en
contraposición a la de la responsabilidad objetiva. Semejante a lo ocurrido en la
sentencia francesa, en Colombia, el 14 de marzo de 1938, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil falló el caso conocido con el nombre del Joven
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Arnulfo el cual estableció la presunción de responsabilidad que se origina en
contra del sujeto de una actividad peligrosa. Esta sentencia se analizará con
mayor profundidad en el siguiente capítulo.
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responsable, o demandado, será el civilmente responsable, por esta razón se
denomina este tipo de responsabilidad como responsabilidad indirecta o
responsabilidad por el hecho ajeno. Aunque las normas y la doctrina han
denominado esta responsabilidad por el hecho ajeno, la verdad es que el
demandado entrará a responder por un hecho propio, que es la falta de cuidado
sobre las personas que legal o convencionalmente estaban a su cuidado.
(FERNANDEZ MUÑOZ, 2010)
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últimos años ha generado la creación de objetos considerados como peligrosos
por el hecho de que el hombre en su utilización corre mayores riesgos que en
otras actividades consideradas como no peligrosas e incluso pone en peligro a
la sociedad en general, tal es el ejemplo de los automóviles. Es por lo anterior
que a la par del crecimiento que se evidencia día tras día respecto de este tipo
de actividades y teniendo en cuenta que éste tipo de objetos se han convertido
en indispensables para el desarrollo de la vida actual, la doctrina y la
jurisprudencia vieron la necesidad de darle una protección especial a las
víctimas. El problema se encontró cuando se dieron cuenta que la normatividad
solo contaba con un único artículo que trataba el tema y que el mismo resultaba
insuficiente y vago a la luz del desarrollo tecnológico actual. Por esto el régimen
de la responsabilidad por actividades peligrosas es un tema desarrollado por la
doctrina y la jurisprudencia y son ellos los que han generado las correctas o
incorrectas aplicaciones del mismo a lo largo de los últimos años. Este sistema
puede considerarse como uno de los más estudiados durante las últimas
décadas, pero es tan complejo su análisis que ha sufrido con el paso del tiempo
infinidad de 41 modificaciones y un sinnúmero de discusiones que se entrarán
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comportamiento genera más probabilidades de daño, de las que normalmente
está en capacidad de soportar, por sí solo, un hombre común y corriente. Esta
peligrosidad surge porque los efectos de la actividad se vuelven incontrolables o
imprevisibles debido a la multiplicación de energía y movimiento, a la
incertidumbre de los efectos del fenómeno o a la capacidad de destrozo que
tienen sus elementos” Por su parte, Arturo Valencia Zea precisa actividad
peligrosa estableciendo que son “aquellas en que se emplean maquinas,
instrumentos, aparatos, energías o sustancias que ofrecen riesgos o peligros en
razón de su instalación, de su propia naturaleza explosiva o inflamable, de su
velocidad, de las energías que conduzcan o de otras causas análogas.” Jorge
Santos Ballesteros afirma que “el carácter peligroso de actividad debe medirse
no con un criterio absoluto, sino teniendo en cuenta la naturaleza propia de las
cosas y las circunstancias en que ella se realiza, y desde luego, teniendo en
cuenta el comportamiento de la persona que ejecuta o se beneficia de aquella
actividad, en relación con las precauciones adoptadas para evitar que la cosa
potencialmente peligrosa causa efectivamente un daño.”69 Partiendo de las
definiciones anteriormente citadas, se puede entonces concluir que debido al
continuo movimiento de la sociedad actual y al crecimiento diario de la actividad
industrial y tecnológica, no es conveniente encuadrar la actividad peligrosa
dentro de unos parámetros estandarizados y dentro de una definición taxativa,
debido a que es el juez el llamado a analizar el caso concreto y determinar si
dentro del estado del arte de tiempo, modo y lugar en que ocurrió el siniestro
podría considerarse o no una actividad como peligrosa y el régimen jurídico que
esto conlleva. De esta manera se puede establecer que el parámetro básico que
se debe seguir es que dicha actividad tenga la potencialidad o la posibilidad de
causar un daño por su propia naturaleza o por el modo en que sea realizada.
Hay ciertas actividades que se han estudiado y desarrollado durante años y que
hoy en día son consideradas por unanimidad como peligrosas, tal es el caso del
trasporte, la manipulación de armas de fuego, la explotación minera entre otros,
pero hay otras actividades que debe el juez analizar más detenidamente y de luz
al contexto en que ocurrió la situación. ( MARTINEZ, 2003).
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2.Definición de guardián de la cosa.
Es imperioso remitirse específicamente a este tema, ya que es el núcleo
fundamental del estudio de la responsabilidad extracontractual por actividades
peligrosas, teniendo en cuenta que es determinante establecer cuál es el deber
jurídico del agente responsable por los daños originados por este tipo de
actividades, el cual es un deber de custodia sobre las cosas empleadas y
consideradas como peligrosas. Jorge Santos Ballesteros en su obra cita una
célebre sentencia de la Corte Suprema de Justicia que expresa que “el
responsable por el hecho de las cosas inanimadas es su guardián, o sea quien
tiene sobre ellas el poder de mando, dirección y control independiente. Y no es
cierto que el carácter de propietario implique necesaria e ineludiblemente el de
guardián, pero si lo hace presumir como simple atributo de dominio, mientras no
se pruebe lo contrario. De manera que si a determinada persona se le prueba
ser dueña o empresaria del objeto con el cual se ocasionó el perjuicio en
desarrollo de una actividad peligrosa, tal persona queda cobijada por la
presunción de ser guardián de dicho objeto – que desde luego admite prueba en
contrario- pues aun cuando la guarda no es inherente al dominio, si hace
presumirla en quien tiene el carácter de propietario.” Igualmente, los hermanos
Mazeaud, establecen que “es guardián aquel que tiene de hecho un poder de
mando en relación con la cosa; o más exactamente, es guardián al propietario
de la cosa o el que, de hecho, ejerce en relación con ella un poder de mando.
De hecho, es decir, que no ha de averiguarse si es titular o no de un derecho
sobre la cosa, derecho al que correspondería ese poder. Y tampoco hay que
tener en cuenta el que tenga o no tenga la cosa en sus manos, ni si es o no es
tenedor latu sensu.”
Pedro P. Yermenos establece que “el guardián se presume responsable del daño
que produce la cosa inanimada, pero no del que se genera a través de ella, salvo
que ese guardián sea, al mismo tiempo, autor del daño, en cuyo caso responde
no como guardián, sino por su hecho personal. (…) ¿Cuál es el guardián
responsable, el legal o el de hecho? En principio el legal, es decir, el propietario
de la cosa, pero bajo ciertas circunstancias ese guardián puede demostrar que
al momento de producirse el daño no tenía la guarda de la cosa y, en
consecuencia, liberarse de responsabilidad porque se trata de una presunción
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que admite prueba en contrario, distinto a las presunciones de pleno derecho.”73
La Corte Suprema de Justicia en sentencia del 4 de Junio de 1992, estudio el
tema y se refirió al concepto de guardián de la cosa, como a aquella persona que
tengan un poder efectivo de uso, control y aprovechamiento respecto de la cosa
mediante la cual se realiza dicha actividad. Y concluye que “en concepto de
guardián de la actividad será entonces responsable la persona física o moral
que, al momento del percance, tuviere sobre el instrumento generador del daño
un poder efectivo e independiente de dirección, gobierno o control, sea o no
dueño, y siempre que en virtud de alguna circunstancia de hecho se encontrare
imposibilitado para ejercer ese poder, de donde se desprende que, en términos
de principio para llevar a la practica el régimen de responsabilidad del que se
viene hablando, tiene esa condición:”
Martinez Rave expone otro punto de vista y estima que “es el dueño de la cosa
o propietario el que debe responder por las consecuencias del hecho dañoso
ocasionado con cosas utilizadas en actividades peligrosas. Es decir acogiendo
la terminología de la guardanía que utiliza nuestra jurisprudencia, la guardanía
jurídica determina la responsabilidad. El guardián jurídico o sea el propietario o
dueño conserva o tiene acción contra el guardián material para recuperar las
sumas que por el haya teniendo que pagar. Ante el perjudicado responde el
propietario, o dueño o guardián jurídico. El guardián material responde ante el
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guardián jurídico.” En este orden de ideas, se puede concluir que, aunque el
criterio esbozado por el tratadista Martinez Rave es válido, los comentarios
expresados por los tratadistas Mazeaud, Santos Ballesteros, Yermenos y la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia se encuentran más acorde con la
naturaleza del concepto de guardián de la cosa en relación con la
responsabilidad por actividades peligrosas. Es indudable que el carácter de
guardián no puede estar unido ineludiblemente al de la guarda jurídica, es decir,
no es siempre el propietario el llamado a responder por los daños causados por
la manipulación del objeto peligroso. Como es lógico, en principio se presume
que el dueño o propietario de la cosa es el responsable del perjuicio causado,
pero esta presunción puede desvirtuarse probando quien era la persona que
detentaba la guarda material al momento del siniestro, esto quiere decir que se
debe demostrar quién era el que tenía sobre el instrumento poder efectivo e
independiente de dirección, gobierno o control, fuera o no el dueño, tal como lo
expresó claramente la Corte Suprema de Justicia.
3.Régimen aplicable.
Se iniciará el estudio remitiéndose a la sentencia célebre en el tema de
responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas conocida como la
“sentencia del Joven Arnulfo” del 14 de marzo de 1938 la cual abrió el debate
alrededor de este tipo de situaciones, la Corte Suprema de Justicia establece
que “la presunción de inocencia a favor de todo imputado y la de buena fe en pro
del poseedor implican, como toda presunción la carga de la prueba en contrario.
No es excepción al principio que informa las disposiciones legales a que así se
alude la que hace responsable de la pérdida del cuerpo cierto a quien debe su
entrega, puesto que está obligado a conservarlo hasta que la haga y, por ende,
a poner en ello la diligencia y cuidado correspondientes según la naturaleza o
estipulaciones del respectivo contrato o las pertinentes disposiciones legales. A
ese mismo principio (…) obedece el artículo 2341 del C.C., según el cual la
obligación de indemnizar en él mismo impuesta cae sobre el que ha cometido un
delito o culpa: tal su categórica redacción” “El articulo 2356 ibidem, que mal
puede reputarse como repetición de aquel ni interpretarse en forma que sería
absurda si a tanto equivaliese, contempla una situación distinta y la regula,
naturalmente, como a esta diferencia corresponde. Así es de hallarse desde
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luego en vista de su redacción y así lo persuaden, a mayor abundamiento los
ejemplos que aduce o plantea para su mejor inteligencia, a manera de casos en
que especialmente se debe reparar el daño a que esta disposición legal se
refiere, que es todo el que “pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona.” “Exige pues tan solo que el daño pueda imputarse. Esta es su única
exigencia como base o causa o fuente de la obligación que en seguida pasa a
imponer” Esos ejemplos o casos explicativos corresponden y hasta sobre
observarlo, a la época en que el código se redactó, en que la fuerza del hombre
como elemento material y los animales eran el motor principal, por no decir único
en la industria, en las labores agrícolas, en la locomoción, todo lo cual se ha
trasformado de manera pasmosa en forma que junto con sus indecibles favores
ha traído también extraordinarios peligros.” “La teoría del riesgo, según la cual al
que lo crea se le tiene por responsable, mira principalmente a ciertas actividades
por los peligros que implican, inevitablemente anexos a ellas y miran a la
dificultad, que suele llegar a la imposibilidad, de levantar las respectivas
probanzas los damnificados por los hechos ocurridos en razón o con motivo o
con ocasión de ejercicio de esas actividades. Un depósito de sustancias
inflamables, una fábrica de explosivos, así como un ferrocarril o un automóvil,
por ejemplo, llevan consigo o tiene de suyo extraordinaria peligrosidad de que
generalmente los particulares no pueden escapar con su sola prudencia. De ahí
que los daños de esa clase se presuman, en esa teoría, causados por el agente
respectivo (…). Y de ahí también que tal agente o autor no se exonere de la
indemnización, sea en parte en algunas ocasiones, sea en el todo otras veces,
sino en cuanto demuestre caso fortuito, fuerza mayor o intervención de un
elemento extraño” “Porque, a la verdad, no puede menos que hallarse en nuestro
citado artículo 2356 una presunción de responsabilidad. De donde sigue que la
carga de la prueba, onus probando, no es del damnificado sino del que causó el
daño. “En este orden de ideas, la Corte Suprema de Justicia desde el año 1938
entra a estudiar la responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas, y
concluye que el artículo 2356 no desconoce en ningún momento la presunción
de inocencia, pero si establece un régimen especial para el trato de ciertas
actividades que son consideradas como peligrosas, régimen que consagra una
presunción de responsabilidad que solo puede ser desvirtuada por una causa
extraña. Asimismo, expone la importancia de la obligación que tiene el agente
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responsable de dicha actividad, en cuanto tiene un verdadero deber jurídico de
custodia y diligencia sobre las cosas empleadas o utilizadas en este tipo de
actividades, hecho que determina la inversión de la carga de la prueba.
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la Corte que “mientras se conserve y prevalezca conforme a la razón e criterio
subjetivo de la responsabilidad, frente al puramente objetivo, el daño ha de ser
imputable a culpa de su autor. Solo que en salvaguardia de las víctimas se
invierte a su favor la carga de la prueba cuando hay presunciones de culpa, cuya
contraprobanza se dificulta progresivamente en la misma medida en que avanza
la ciencia, la técnica y la experiencia aplicadas a las industrias y a las artes, hasta
el punto de que en la actualidad apenas habrá daño alguno causado por
actividades peligrosas que pueda considerarse como a la categoría de lo
imprevisible.” En este sentido, para la teoría de la responsabilidad objetiva el
elemento culpa no representa un componente estructural de este tipo de
responsabilidad y mucho menos debe ser analizado para determinar la posible
exoneración del agente. De esta manera, la Corte deja claro que la inclinación
que debe tener el juez a la hora de fallar un caso de responsabilidad por
actividades peligrosas es el régimen de responsabilidad subjetiva y debe alejarse
del régimen de responsabilidad objetiva, pues considera que el elemento culpa
si es determinante a la hora del razonamiento. Es importante aclarar que ésta es
la posición de la Corte antes de la sentencia promulgada el 24 de agosto de 2009
que se estudiará más adelante. En tercer lugar, se encuentra el régimen de
presunción de culpa que se desarrolló en el capítulo IV de la presente
monografía, régimen en el cual la víctima solo tendrá que probar el hecho, el
daño y el nexo de causalidad entre los mismos, y el causante del daño puede
exonerarse de responsabilidad probando diligencia y cuidado al momento en que
realizó la actividad, así como la destrucción del nexo causal por medio de una
causa extraña. La Corte Suprema de Justicia en reiteradas sentencias ha
confundido la presunción de culpa con la presunción de responsabilidad y ha
dictado sentencias en las que expresa que “la responsabilidad prevista en el
artículo 2356 del Código Civil, debe insistirse, en cuanto al alcance de este
precepto que por su intermedio ha consagrado el legislado una “presunción de
culpa” (G.J. Ts. LVI, pág. 321, y CXXXIV, pág. 41) contra quien, supuesta la
existencia de aquella autoridad autónoma e independiente de gobierno y
dirección (…), le sean atribuibles las consecuencias del daño causado por razón
de una actividad caracterizada por su peligrosidad, presunción llamada a operar
entonces en contra del demandado siempre que el actor pruebe que concurren
los fundamentos fácticos legalmente adecuados para ponerla en práctica, es
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decir la existencia del prejuicio cuya reparación se reclama, que éste se causó
en ejercicio de una actividad peligrosa y, si a ello hubiere lugar por ser persona
distinta el autor material del evento dañoso, que de la mencionada actividad es
responsable el demandado, luego ante este estado de cosas y del efecto
indemnizatorio que de allí emerge, no podrá liberarse dicho demandado
amparándose en el criterio de la diligencia normal pues le corresponde desvirtuar
la base misma de la imputación, probando una causa extraña.” En este orden de
ideas, aún cuando la Corte exprese erróneamente que se trata de una
presunción de culpa, el fundamento de su argumentación corresponde a una
presunción de responsabilidad, por lo que no se puede estudiar el régimen de
responsabilidad por actividades peligrosas bajo la perspectiva de presunción de
culpa, por que el solo hecho de ser diligente y prudente no es causal de
exoneración válida para este tipo de situaciones. Esto da paso entonces a
razonar el tema de la presunción de responsabilidad, régimen que se ha venido
aplicando a este tipo de actividades.
26
trata de una responsabilidad subjetiva, por culpa presunta o probada, ni opera
una presunción iuris tantum o iuris et de iuris, de culpabilidad, responsabilidad o
peligrosidad, pues la norma en su estructura legis no establece expressis verbis
(art. 66 C.C.) presunción alguna, exigiendo tan solo la probanza plena de una
actividad peligrosa, el daño y el nexo causal, desde luego que, en afán de
exactitud, una actividad peligrosa puede desarrollarse con la adopción de toda
la diligencia o sin ésta, de donde, no es coherente, deducir en todo caso, per se
y de suyo, una culpa por el simple ejercicio de una actividad de esta clase y,
análogamente, tal postura encuentra un escollo insalvable en la exigencia del
elemento extraño para la exoneración y envuelve una contradicción entre autoría
y la calificación subjetiva de la conducta, porque presumida la culpa, la
responsabilidad o peligrosidad, en términos lógicos, la prueba contraria eximiría
de responsabilidad, pero la jurisprudencia con acierto, no la admite.
Consecuentemente, la culpa, no estructura esta responsabilidad, tampoco su
ausencia demostrada la excluye ni exime del deber de reparar el daño, esto es,
no es que el legislador la presuma, sino que carece de relevancia para
estructurarla o excluirla, en cuanto el deber resarcitorio surge aún sin culpa y por
el solo daño causado en ejercicio de una actividad peligrosa en consideración a
ésta, a los riesgos y peligros que comporta, a la lesión inferida y a pesar de la
diligencia empleada.” Formula entonces que “la “presunción de culpa”, como se
dijo, cae en el vacío, de un lado por no avenirse a la lógica, al sentido común y
a elementales reglas de experiencia, sentarla per se, de suyo, ante sí por el solo
ejercicio de una actividad peligrosa, de ordinario lícita y permitida por el
ordenamiento y, de otro lado, porque presumida, la prueba de su ausencia o de
la diligencia y cuidado, impediría constituir la responsabilidad o bastaría cuando
menos para exonerarse. Además, no se observa la utilidad de la presunción en
el plano probatorio, so pretexto de dispensar a la víctima de la prueba de lo que
no es elemento estructural de dicha responsabilidad o cuya probanza inversa es
insuficiente para romper el nexo causal. La contradicción que envuelve esta
concepción, aparece con todo relieve, cuando la reiterada e inalterada
jurisprudencia civil, acertadamente exige la prueba del elemento extraño para
demostrar que el evento dañoso no es imputable a la actividad y conducta del
sujeto. En rigor, la culpa carece de toda relevancia para el surgimiento de la
27
responsabilidad por actividades peligrosas y, también, para romper la relación
de causalidad.”
Por lo anterior, la Corte concluye lo siguiente: “La Sala, por tanto, en su labor de
unificación, respecto de la responsabilidad civil por actividades peligrosas,
reiterando en lo pertinente la jurisprudencia expuesta desde las sentencias de
14 de marzo de 1938 y de 31 de agosto de 1954, con las precisiones y
complementaciones antedichas, puntualiza su doctrina y concluye, en síntesis:
28
reciente jurisprudencia, aquella persona que causa algún perjuicio en el
ejercicio de una actividad considerada como peligrosa está obligada a
repararlo, a menos que demuestre algún factor extraño. Para la Corte,
hasta el momento la responsabilidad subjetiva desarrollada en la
jurisprudencia había sido un tema contradictorio, pues se defendía el
análisis del elemento culpa, pero se entraba a analizar como causal de
exoneración únicamente la causa extraña, sin tener en cuenta la
diligencia o ausencia de dolo.
29
extraordinarios para la protección de las personas que se ven afectadas por los
mismos y es ésta la razón primordial del presente estudio; concatenar los avances
que se han realizado en estas dos materias tan fundamentales para el movimiento
y desarrollo de la sociedad actual.
30
la obligación respectiva”, e igualmente que “… quien ejercita actividades de ese
género es el responsable del daño que por obra de ellas se cause y por lo mismo
le incumbe, para exonerarse de esa responsabilidad, demostrar la fuerza mayor, el
caso fortuito o la intervención de un elemento extraño que no le sea imputable…”
(G.J. Tomo XLVI, págs. 216, 516 y 561)
31
a varios sujetos y que cada uno de ellos, dependiendo de su rol, tendrá diferente
grado de responsabilidad. Dentro del grupo de sujetos se encuentran los
particulares y los funcionarios públicos que llevan a cabo todas las actividades
de generación, trasporte, recuperación y disposición final de este tipo de
desechos, y finalmente las autoridades que los previenen, inspeccionan,
controlan y vigilan.93 El Decreto estudiado impone al generador94 la
responsabilidad integral sobre todas las actividades de gestión de residuos
peligrosos, y traspasa la responsabilidad al receptor en el momento en que éste
los reciba por parte del transportista y haya verificado o probado el
aprovechamiento final de los mismos. Sin embargo, si el generador no declara
el contenido o la condición química o biológica del desecho a la autoridad
competente o al receptor, este continuará siendo responsable en forma integral
por los daños que se ocasionen con dicho elemento.96 Asimismo, es importante
dejar claro que son solidariamente responsables el generador, los transportistas
y los receptores de los residuos peligrosos. Aún cuando este tema no tiene
repercusión directa a la hora del análisis del régimen de responsabilidad desde
la perspectiva del presente estudio, es importante establecer que, tanto para la
responsabilidad integral como para la responsabilidad solidaria, las leyes y
decretos no establecen ningún tipo de causales eximentes de responsabilidad.
(CASTRO,2005)
32
Blanco se llega a la conclusión de que la opción más adecuada consiste en la
adopción de una Directiva marco comunitaria que contemple, por un lado, la
responsabilidad objetiva (sin culpa) por los daños derivados de actividades
peligrosas reguladas por la legislación comunitaria (que cubra, con
circunstancias eximentes y atenuantes, tanto los daños tradicionales como los
daños causados al medio ambiente) y que también regule, por otro, la
responsabilidad basada en la culpa en los casos de daños a la biodiversidad
derivados de actividades no peligrosas... Este enfoque ofrece los medios más
eficaces para aplicar los principios de política ambiental que figuran en el Tratado
CE y, en particular, el principio de quien contamina paga"102. De esta manera
se puede concluir que lo que el autor intenta explicar es que si se aplica el
principio de que "el que contamina paga", se entendería que aunque la
normatividad europea establezca que hay campos del derecho ambiental que
requieren de la prueba del elemento culpa, cuando se trata de actividades no
peligrosas, y que si se trata de actividades peligrosas el sistema que se debe
imponer el es el de responsabilidad objetiva, es porque el sistema no es tan
objetivo como se ha pretendido exponer.
VI. CONCLUSION
Es importante establecer que el artículo 2356 enumera una serie de actividades
consideradas como peligrosas para la época de su expedición, que no deben
considerarse como taxativas, sino enunciativas, teniendo en cuenta que el
desarrollo industrial y tecnológico ha generado en los últimos años un sinnúmero
de objetos y actividades que hoy en día se conciben como peligrosas. Partiendo
de la vaguedad en el desarrollo de este tipo de responsabilidad dentro del
sistema jurídico colombiano, la presente monografía de grado construye un
sistema a partir del análisis de unos puntos fundamentales. Se inicia la
disertación con el análisis del elemento culpa, considerado desde antaño
requisito fundamental para que se configure la responsabilidad civil, el cual en la
responsabilidad civil extracontractual colombiana es un tema vago y sin
desarrollo normativo, teniendo en cuenta que posee problemas tanto de
definición como de imprecisión, debido a que es muy complicado 76 encontrar
una definición exacta para éste término. Las altas Cortes han incluso incurrido
en imprecisiones al no tener una definición legal de la cual sostenerse, y han
33
llegado a utilizar erróneamente conceptos penales de culpa para aplicarlos a la
legislación civil, hecho que ha generado un desorden en el análisis del tema. Lo
único que parece ser claro en la actualidad, es que el criterio de culpa civil que
sigue la normatividad vigente parte de una apreciación en abstracto, y es por
esto que el acto culposo debe ser analizado en sí mismo y separado del sujeto
que lo cometió, debe compararse entonces con el que hubiera realizado un
hombre prudente y diligente, sin ningún tipo de análisis de conciencia. En
segundo término, se examina el tema de la responsabilidad objetiva para concluir
que la responsabilidad objetiva busca imponer responsabilidad patrimonial sin
que haya necesidad de analizar la existencia del elemento culpa, para de esa
manera condenar al sujeto que realizó el daño a reparar los perjuicios por el
simple hecho de haberse demostrado la existencia del perjuicio y de los hechos
que dieron lugar al mismo, independientemente de haya mediado culpa o dolo.
Si el sujeto que generó el daño prueba la existencia de un factor extraño, podrá
exonerarse de su responsabilidad. Esto se debe a que lo que interesa a la teoría
de la responsabilidad objetiva es el nexo causal, y teniendo en cuenta que el
elemento culpa no es objeto de razonamiento, la prudencia o diligencia del
agente no es factor determinante para exonerarlo de su responsabilidad. Así las
cosas, la doctrina y la jurisprudencia a lo largo de los años se encargaron de
estudiar la responsabilidad por actividades peligrosas y establecieron que, en
pro del resarcimiento de la víctima, el sistema aplicable correspondía a una
presunción, unas veces mal llamada de culpa y otras veces de responsabilidad.
34
Bibliografía
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, A. (1981). De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil.
CHILE: Imprenta Universal.
BERNARD MAINAR, R. (2006). Curso de derecho privado romano. caracas: Universidad Católica
Andrés Bello.
JOSSERAND, L. (2006). Derecho Civil. “Teoría general de las obligaciones”. buenos aires:
Buenos Aires: Editores.
35
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
AÑO DE LA UNIVERSALIZACION DE LA SALUD
CUSCO – PERÚ
2020
ÍNDICE
LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS………………….1
ACTIVIDADES PELIGROSAS……………………………………………………….2
EL FENÓMENO RIESGO EN LA LEGISLACIÓN CIVIL PERUANA Y
ESPAÑOLA…………………………………………………………………………….3
ORIGEN DE LA TEORÍA DEL RIESGO……………………………………………..4
CARACTERÍSTICAS DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO……………….5
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO……………………..6
CRITERIO PARA DETERMINAR LA ACTIVIDAD O COSA RIESGOSA………...7
TIPICIDAD Y ATIPICIDAD EN LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO…………8
OTRAS DISCIPLINAS QUE SE HAN OCUPADO DEL RIESGO…………………9
LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS Y
JURISPRUDENCIA………………………………………………………………….10
VII. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL: EL SISTEMA
SUBJETIVO Y OBJETIVO…………………………………………………………..11
VIII. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA O
LA DENOMINADA RESPONSABILIDAD POR RIESGO………………………...12
Así las cosas, en la parte superior, hemos dejado sentada la definición de riesgo.
Esta se acrecienta en la era de la revolución industrial, puesto que en ella
“proliferan las industrias y con ella los daños producidos por las maquinas en
cuyo funcionamiento no interviene directamente el empresario y, en
consecuencia, no es responsable atendiendo al criterio de la culpa. Ello hace
que numerosas víctimas queden sin asistencia”. Esta situación ha obligado a la
colectividad a tomar decisiones en favor de las víctimas, prescindiendo del
criterio de imputación subjetiva para valorar el daño, de ese modo la
responsabilidad extracontractual cumplía su fin reparatorio.
Por tanto, producido un daño siempre debe haber un responsable, sería injusto
producido el daño, sea la victima quien tenga que soportar con la carga. El
causante del daño debe responder con su patrimonio. Siendo ésta la finalidad de
la responsabilidad civil extracontractual, la de reparar el daño, de ahí que la
objetivación de la responsabilidad extracontractual por daños al medio ambiente,
teniendo como presupuesto el riesgo o actividad riesgosa, presupuesto que
debe evaluarse desde su finalidad, y su finalidad ni es preventiva ni es
sancionatoria, su finalidad es reparadora, empero, hasta ahí llega la intervención
del Derecho civil, conseguir la reparación.
Objetivo de imputación y sin duda alguna el centro de los más polémicos debates
entre los partidarios de la culpa y los partidarios de la responsabilidad civil
ausente de toda idea de culpa. La mayoría de la doctrina se refiere a la
responsabilidad objetiva o por riesgo, cosa que no es cierta porque el riesgo no
es el único criterio objetivo de imputación.
Después del Código Civil de Francia de 1804, conocido Tarn bien como Código
de Napoleón, el tema de la responsabilidad civil extracontractual permaneció
pacifico. Este código estaba impregnado por un exagerado individualismo, el
cual, en el transcurso del siglo pasado, comienza a claudicar paulatinamente. A
cambio de ello se observa una socialización del derecho y así se habla de la
socialización de los derechos mediante la teoría del abuso de los derechos, de
la socialización del contrato de trabajo, la socialización del derecho de los
contratos y la socialización de la responsabilidad civil. Henry y León Mazeaud
explican cuál fue la causa para que se diera la poderosa corriente social que ha
atravesado la responsabilidad civil:
El contrato de trabajo estaba regulado por los artículos 1780 y 1781 del Código
Civil de Francia bajo la denominación de arrendamientos de servicios (en
Colombia estaba regulado por los artículos 2045 a 2052 del Código Civil bajo el
nombre de Arrendamiento de criados domésticos). Dice Adrián Sachet, que el
primer contrato de molde civil que ha sido roto por el maquinismo es el de
locación de servicios.
Si bien era una regla excelente para un obrero tornado aisladamente o para una
reunión de dos o tres obreros, es insuficiente para un ejército de trabajadores;
éste no pudo satisfacer las necesidades de las grandes explotaciones
industriales, especialmente para solucionar el problema de las innumerables
victimas como consecuencia de los accidentes ocurridos con ocasión por razón
del trabajo (URIBE GARCIA, 2002).
La idea en cuanto a sus efectos era la misma expuesta por Josserand: borrar
toda idea de culpa y de esa manera relevar al trabajador de su prueba, siendo
responsable el patrón independientemente de cualquier culpa. Para sustentarla
se basó en el riesgo, resumida de la siguiente manera: "El que crea una fuente
de daño, así el que explota una fábrica, debe reparación si los riesgos se
concretan. El exclusivo hecho del perjuicio compromete su responsabilidad; es
la contrapartida de los beneficios que obtiene de la empresa". Nacía de esta
manera la teoría del riesgo. Con los argumentos anteriores y al prescindir de la
culpa cuando el daño era causado por el hecho de las cosas o basados en la
teoría del riesgo, bastando únicamente la causalidad entre el daño y el hecho de
la cosa o el riesgo, nace al mundo jurídico la teoría de la responsabilidad objetiva.
Josserand con la tesis de la responsabilidad a causa de las cosas que se tienen
bajo guarda y Saleilles con la teoría del riesgo, confluyeron a un punto común: el
fundamento de la responsabilidad civil no es ya la culpa, sino el acto dañoso,
cuya neutralización se logra mediante la reparación del daño.
Las ideas así propuestas tuvieron influencia en el Tribunal Francés quien el16
de junio de 1897 condenó al propietario de un remolcador por la muerte del
mecánico ocasionada por una explosión de la caldera, por el sólo hecho de ser
propietario aunque el defecto se debiera a causas externas, como defectos de
fábrica o causas desconocidas así demostrara culpa en el fabricante. Dice
Josserand, que ese es el fallo inaugural de la Corte de Casación y que después
de ese se han dictado centenares, consagrando la responsabilidad de pleno
derecho, fundamentados en el artículo 13 84 y sin exigir la prueba de la culpa
cometida por el adversario (JOSSERAND, 1950)
Jaime Santos Briz, 12 dice que la responsabilidad por riesgo está identificada
porque presupone un cierto riesgo de peligro, no bastando un peligro general
inherente a toda suerte de actividad humana; Cada individuo debe tolerar el
peligro, y la coacción a que es sometido es ineludible. La responsabilidad por
riesgo se caracteriza además por lo siguiente:
No basta un riesgo general inherente a toda suerte del quehacer humano, porque
el sólo hecho de vivir implica riesgos. Es necesario establecer un criterio de
distinción y para establecer el criterio se debe tener en cuenta si el legislador de
manera taxativa y específica regula el régimen de responsabilidad por riesgo, es
decir, si aparece tipificada o si se establece el régimen de responsabilidad por
riesgo planteado en términos generales abstracción hecha de actividad o cosa
específica. Se recurre entonces a la legislación, a la interpretación judicial, a la
jurisprudencia y a la doctrina, dependiendo de cada caso específico.
De esta manera ocurrida el daño por la actividad o la cosa a las cuales la Ley les
otorgó el calificativo ex ante de riesgosas y existiendo causalidad, el causante
del daño únicamente puede liberar su responsabilidad probando la causa
extraña que la misma ley establece o cuando no se le permite probar causa
extraña, como en excepcionales casos existe.
Cuál es el criterio para que el fallador determine el riesgo plus ultra o adicional
del simple riesgo de vivir en sociedad? Se trata en este caso de realizar un juicio
entre la mayor o poca probabilidad de ocurrencia de daño con respecto a la
actividad o a la cosa (URIBE GARCIA, 2002).
Estas últimas cuatro situaciones sólo se tienen en cuenta para conducta punibles
que atenten contra la vida e integridad personal, la libertad individual y la libertad
y formación sexuales.
Antijuridicidad
Factor o criterios de imputación
Nexo causal
Daño
Manuel Augusto Olaechea aclara que su intención como legislador fue incorporar
la responsabilidad objetiva en las situaciones con “un elemento preponderante
de riesgo (Trazegnies 2005, 180).
Zigurds L.ZILE, citado por Trazegnies (2005, 172), comenta que las actividades
anormalmente riesgosas son aquellas tan absurdas como criar un elefante hindú
en el patio de la casa, fumigar los edificios con gas de cianuro para matar
hormigas o cucarachas, etc.
León Hilario coincide con esta posición señalando que ―si dicha actividad no ha
alcanzado aún un nivel tecnológico adecuado, deberá aplicarse el artículo 1969
del Código Civil: la cláusula general normativa por culpa. Si, por el contrario, se
comprueba que el estado de la tecnología a la que pertenece la actividad
involucrada es ya el adecuado, deberá aplicarse el artículo 1970 del Código Civil:
la cláusula normativa por riesgo (o exposición al peligro de terceros). (León
Hilario s.f., 47)
BIBLIOGRAFÍA
(s.f.).
CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS
1.- ASUNTO:
En el presente proceso, sobre pretensión de indemnización por daños y
perjuicios, es objeto de examen, el recurso de casación interpuesto por la
demandante Fanny Luz Mondragón Cervera1, contra la sentencia de vista del
04 de setiembre de 20152, que confirma la sentencia del 23 de septiembre de
20143, que declara fundada en parte la demanda de indemnización por daños y
perjuicios por responsabilidad civil extracontractual interpuesta por Fanny Luz
Mondragón Cervera contra la Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes
Gonzales; y la revoca en cuanto ordena el pago de los siguientes conceptos:
daño emergente treinta mil soles (S/30,000.00) a favor de Fanny Luz
Mondragón Cervera; veinte mil soles (S/20,000.00) a favor de Byron Jared
Pérez Mondragón; y diez mil soles (S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez
Mondragón; lucro cesante por la suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y
daño moral y daño a la persona en la suma de cincuenta mil soles
(S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a favor de la sucesión del
agraviado Pepe Augusto Pérez Mera; la reforma y declara infundados dichos
1 A folios 479.
2 A folios 462.
3
A folios 397.
1
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS
2.- ANTECEDENTES
DEMANDA:
2.1. La demandante Fanny Luz Mondragón Cervera4, por derecho propio y en
representación de su difunto cónyuge Pepe Augusto Pérez Mera y de sus
menores hijos Byron Jared Pérez Mondragón y Alec Jared Pérez Mondragón
de cuatro (04) y un (01) año de edad respectivamente, demanda a la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales para que los
emplazados le paguen en forma solidaria la cantidad de dos millones de soles
(S/.2´000,000.00), por concepto de indemnización por daños y perjuicios (lucro
cesante, daño emergente, daño a la persona y daño moral), más costas y
costos del proceso, a consecuencia de la responsabilidad extracontractual por
accidente de tránsito.
2
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SALA CIVIL PERMANENTE
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CONTESTACION DE LA DEMANDA:
2.4. El demandado Eli Reyes Gonzales5, contesta la demanda y la niega en
todos los extremos. Señala que es cierto que el día de los hechos mencionados
se produjo un accidente de tránsito en la carretera Fernando Belaunde Terry,
pero esa tragedia se suscitó por la imprudencia de los agraviados, quienes en
número de siete personas se trasladaban al interior de una motokar; agrega
que desde la fecha en que se produjo el evento dañoso hasta la fecha de
presentación de la demanda, ha transcurrido en exceso el plazo para poder
postular la pretensión demandada de indemnización por responsabilidad civil
extracontractual, la misma que se encuentra prescrita, de acuerdo con el
artículo 2001 inciso 4) del Código Civil; por lo que, no está en la obligación
legal de indemnizar suma alguna de dinero.
5
Ver folios 223, escrito presentado el 31 de mayo de 2011.
3
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6
Ver folios 235, escrito presentado el 22 de junio 2011.
7 Ver folios 397.
4
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Reyes Huamán y Fanny Luz Mondragón Cervera, por invadir el carril contrario
y conducir en estado de ebriedad la camioneta pick up, de propiedad de la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca, con lo que está probado el accionar
irresponsable, imprudente y temerario del demandado. Asimismo, la
Municipalidad antes indicada resulta responsable solidaria, por cuanto el
vehículo causante del daño es de su propiedad.
2.8. En cuanto, a los conceptos que deben ser resarcidos se tiene, el daño
emergente, pues la demandante efectuó los gastos para su recuperación, el
vehículo menor de propiedad del occiso quedó inservible, y los hijos de la
accionante han sufrido lesiones corporales y daño psicológico, el lucro cesante,
porque la muerte de Pepe Augusto Pérez Mera ha generado que los deudos
dejen de percibir los ingresos económicos que él percibía; asimismo, en cuanto
al daño moral y a la persona, resulta evidente el daño al soma y psiquis de los
agraviados, y se truncó el proyecto de vida de la persona fallecida; finalmente
la estimación de la reparación civil en sede penal, no es impedimento para que
se demande la indemnización por daños y perjuicios.
5
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RECURSO DE CASACIÓN:
2.11. Esta Sala Suprema, por auto de calificación del recurso de casación11
interpuesto por la demandante, declaró procedente por las siguientes causales:
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, artículo I12 del Título Preliminar del Código Procesal Civil y de
9
Ver folios 09
10
Ver folios 15
11 Del 01 de agosto de 2016.
6
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los artículos 196913, 197114 y 198415 del Código Civil. Señala que la Sala
Superior no puede aplicar el Nuevo Código Procesal Penal a un proceso que
se tramitó con el antiguo Código de Procedimientos Penales, en el que la
demandante ni sus representados ejercieron sus derechos respecto a un pago
justo por concepto de reparación civil; que la recurrida quebranta el Estado
Constitucional de Derecho, pues en el proceso civil aplica una norma
impertinente, y fija un resarcimiento diminuto de diez mil soles a los deudos de
la víctima, sin tener en cuenta que a consecuencia de ese lamentable
accidente de tránsito quedó incapacitada para trabajar, que su esposo falleció,
y sus hijos menores de edad sufrieron lesiones físicas graves que les tomó
tiempo en recuperarse.
Artículo I.- Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos
o intereses, con sujeción a un debido proceso.
13 Indemnización por daño moroso y culposo
Artículo 1969.- Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta
de dolo o culpa corresponde a su autor.
14Inexistencia de responsabilidad
Artículo 1971.- No hay responsabilidad en los siguientes casos:
2.- En legítima defensa de la propia persona o de otra o en salvaguarda de un bien propio o ajeno.
3.- En la pérdida, destrucción o deterioro de un bien por causa de la remoción de un peligro inminente, producidos
en estado de necesidad, que no exceda lo indispensable para conjurar el peligro y siempre que haya notoria
diferencia entre el bien sacrificado y el bien salvado. La prueba de la pérdida, destrucción o deterioro del bien es de
cargo del liberado del peligro.
15Daño moral
Artículo 1984.- El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la víctima o a
su familia.
7
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4.2. Del análisis del caso se tiene, que la pretensión postulada por la
demandante Fanny Luz Mondragón Cervera, quien actúa por derecho propio, y
en representación de su difunto cónyuge Pepe Augusto Pérez Mera y de sus
menores hijos Byron y Alec Pérez Mondragón, por concepto de resarcimiento
por daño emergente, lucro cesante, y daños a la persona y moral, se encuentra
suficientemente acreditada con lo actuado en el expediente penal, signado con
el número 93-2008, así mismo con las pruebas ofrecidas y valoradas en este
proceso civil, extremo que no ha sido cuestionado y en el que el órgano
jurisdiccional de primer y segundo grado han coincidido; pues el día 27 de
enero de 2008, aproximadamente a las diecinueve horas con treinta minutos, a
la altura del kilometro “11+745”, de la carretera Fernando Belaunde Terry,
comprensión del distrito de Pucara, el demandado Eli Reyes Gonzales, en
estado de ebriedad condujo la camioneta de placa de rodaje número OQ-1015,
de propiedad de la Municipalidad Distrital de Pomahuaca, la que no contaba
con el Seguro Obligatorio de Tránsito - SOAT, y al trasladarse a alta velocidad,
16 Diario Oficial El Peruano: Sentencias en Casación, Lunes 31 de marzo de 2008, páginas 21689 a 21690.
17 Diario Oficial El Peruano: Sentencias en Casación, Lunes 31 de marzo de 2008, páginas 23300 a 23301.
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22 Sentencia penal expedida el 13 de octubre de 2009, confirmada por sentencia de vista del 12 de enero de 2010,
ver folios 429 y 467 del expediente penal.
23 Ver folios 75 del expediente penal.
24 Ver folios 757 del expediente penal.
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segundo, que el proceso penal fue tramitado bajo el régimen procedimental del
viejo Código de Procedimientos Penales, pero de ninguna manera de acuerdo
con las reglas del nuevo Código Procesal Penal, como equivocadamente el
Colegiado Superior lo consideró; y tercero, que la sentencia penal es deficiente
para analizar los daños patrimoniales y extra-patrimoniales causados a los
agraviados, así como respecto a la cantidad por los conceptos ahora
demandados.
4.6. En ese sentido, debe quedar claro, que cuando el órgano jurisdiccional de
segundo grado utiliza “el argumento penal”, para desestimar de forma parcial la
pretensión de resarcimiento integral por los daños generados por la conducta
del demandado, transgrede el derecho al debido proceso de la justiciable, pues
altera la trayectoria legalmente preestablecida para conseguir en la vía civil, lo
que no se recibió en la vía penal, que se ordene al causante y al responsable
mitigar los daños y los efectos colaterales que trajo consigo el accidente de
tránsito con las características detalladas en la demanda y que fueron
debidamente probadas en las instancias de mérito; y a su vez, resiente el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y a esa expectativa de recibir una
respuesta judicial seria que mínimamente haya revisado y analizado el caso.
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cónyuge fallecido; todo lo cual debe ser resarcido de acuerdo con lo dispuesto
en los artículos 198525 y 198426 del Código Civil, cuyos valores estimados por
el Juez de primer grado deben ser confirmados.
5. DECISIÓN:
Por estos fundamentos declararon:
5.1. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Fanny
Luz Mondragón Cervera27; CASARON la sentencia de vista del 04 de
septiembre de 201528; y en consecuencia la declararon NULA.
5.2. Actuando en sede de instancia: CONFIRMARON la sentencia de primera
instancia del 23 de septiembre de 201429, que declara fundada en parte la
demanda de indemnización por daños y perjuicios por responsabilidad civil
extracontractual interpuesta por Fanny Luz Mondragón Cervera contra la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales; en consecuencia:
ordena que los demandados paguen de forma solidaria los siguientes
conceptos: daño emergente treinta mil soles (S/.30,000.00) a favor de Fanny
25Contenido de la indemnización
Artículo 1985.- La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u omisión generadora del
daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo existir una relación de causalidad
adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses legales desde la
fecha en que se produjo el daño.
26 Daño moral
Artículo 1984.- El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la víctima o a
su familia.
27 A folios 479.
28 A folios 462.
29
A folios 397.
12
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE
CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS
Luz Mondragón Cervera; veinte mil soles (S/.20,000.00) a favor de Byron Jared
Pérez Mondragón; y diez mil soles (S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez
Mondragón; lucro cesante por la suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y
daño moral y daño a la persona en la suma de cincuenta mil soles
(S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a favor de la sucesión del
agraviado Pepe Augusto Pérez Mera; con lo demás que contiene.
5.3. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial
“El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Fanny Luz Mondragón
Cervera con la Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales,
sobre indemnización por daños y perjuicios; y los devolvieron. Conforma la
Sala el Juez Supremo señor Yaya Zumaeta, por licencia de la Jueza Suprema
señora del Carpio Rodríguez. Interviene como ponente la Jueza Suprema
señora Tello Gilardi.-
SS.
TELLO GILARDI
RODRÍGUEZ CHÁVEZ
CALDERÓN PUERTAS
YAYA ZUMAETA
DE LA BARRA BARRERA
Bti./Lrr.
13
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
ASIGNATURA:
RESPONSABILIDAD CIVIL
DOCENTE:
HENRY GARCIA GARCIA
ALUMNOS:
GONZALES VENEGAS ISELA
HOLGUIN LEIVA JANE GIANELA
CUSCO-PERU
2020
INDICE
INTRODUCCIÓN............................................................................................................................. 3
1. ANTECEDENTES .................................................................................................................... 4
2. DEFINICION DE PRODUCTO DEFECTUOSO.................................................................. 5
3. LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTO DEFECTUOSO .............................. 6
4. CLASIFICACION DE LOS PRODUCTOS DEFECTUOSOS ............................................ 7
4.1. Defectos de fabricación: ......................................................................................................... 7
4.2. Defectos de diseño: ................................................................................................................. 7
4.3. Defectos de información......................................................................................................... 8
5. CRITERIOS DETERMINANTES DE LA EXISTENCIA DE DEFECTOS EN LOS
PRODUCTOS.................................................................................................................................... 9
5.1. El diseño del producto: ..................................................................................................... 9
5.2. La puesta en el mercado: .................................................................................................. 9
5.3. Uso previsible del producto: ........................................................................................... 10
5.4. Los materiales, contenido y condición del producto: ................................................... 10
6. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL.............................................................................................................. 10
6.1. Responsabilidad Civil Contractual ................................................................................ 11
6.2. Responsabilidad Civil Extracontractual ....................................................................... 12
7. DAÑOS INDEMNIZABLES .................................................................................................. 12
8. EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD Y PLAZOS DE CADUCIDAD Y
PRESCRIPCIÓN ............................................................................................................................ 12
9. JURISPRUDENCIA ............................................................................................................... 13
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 17
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................. 18
pág. 2
INTRODUCCIÓN
El derecho del consumidor persigue prioritariamente la inocuidad de los productos y
servicios, para tutelar la seguridad del consumidor, previniendo los daños que el consumo
pudiera provocar en su salud. Y considerando que la responsabilidad civil por producto
defectuoso debe ser interpretada acorde con las disposiciones sobre protección al
consumidor, la que resolverá los conflictos de consumo que desincentivará la producción de
daños derivados de los productos defectuosos del mercado.
El problema de los daños derivados de productos defectuosos es, uno que surge en contextos
industrializados, mejor aún, en contextos de economías desarrolladas, en el Perú, un país en
vías de desarrollo y con una industria incipiente, no han llegado a los tribunales casos de
responsabilidad del productor, salvo contadísimas excepciones, las que si en alguna manera
han abordado el problema, lo han hecho siguiendo la normatividad del Código Civil y sin
mayor empeño en atender los elementos o presupuestos que a nivel de derecho comparado
encontramos ya desarrollados, tales como la noción de ‘defectuosidad’ para colocarse a la
base de la imputación de responsabilidad del productor
Es así, que desarrollaremos los siguientes temas: antecedentes, Responsabilidad civil por
producto defectuosos, clasificación por productos defectuosos, criterios, daños
indemnizables, exclusión y la jurisprudencia referida pertinente.
pág. 3
LA RESPONSABILIDAD POR PRODUCTOS DEFECTUOSOS
1. ANTECEDENTES
Aún antes de la dación de las regulaciones sobre protección al consumidor en nuestro medio,
la responsabilidad por productos defectuosos ya estaba contemplada, aunque de manera no
explícita, en el artículo 1970 del Código Civil de 1984, el cual impone responsabilidad
objetiva por el uso de cosas riesgosas y peligrosas y por el ejercicio de actividades riesgosas
o peligrosas. (ESQUIVEL LEON, 2015)
Actualmente, los derechos del Consumidor se enmarcan dentro de una economía de mercado,
consagrada por la Constitución de 1993, en donde son los propios agentes económicos y no
el Estado, los que deciden cuál es la asignación más eficiente de sus recursos, es decir, es
1
Aprobado mediante la Ley N° 29571
pág. 4
derecho de los consumidores el decidir por sí solos qué es lo que más conviene a sus intereses.
Dentro de esta economía de mercado los proveedores y consumidores concurren leal y
libremente en ella para realizar sus transacciones; y en donde la intervención del Estado se
reduce a un control “ex post” a través de la Comisión de Protección al Consumidor del
INDECOPI, sólo cuando el mercado no es capaz por sí solo de proteger al consumidor.
Esto último ocurre, por ejemplo, en los casos cuando el proveedor hace difícilmente accesible
la información o cuando induce a error al consumidor, en tales situaciones la Comisión de
Protección al Consumidor sancionará al proveedor atendiendo, principalmente, a su
intencionalidad, al daño causado y a los beneficios obtenidos por éste; cumpliendo dicha
sanción una función de desincentivo de las conductas contrarias a los derechos de los
consumidores por parte de los proveedores. La intervención de la Comisión cuidará pues de
no distorsionar las reglas del mercado, es decir, no establecer trabas al acceso o permanencia
en el mercado a los proveedores, no sustituir las decisiones o preferencias de los
consumidores, así como de no restringir ni simular la libre competencia. (ESQUIVEL LEON,
2015)
un producto es defectuoso cuando no ofrece la seguridad normalmente ofrecida por los demás
ejemplares de la misma serie, de esta manera se distingue fielmente el carácter de defectuoso
pág. 5
o no de un producto, lo cual nos permitirá diferenciar cuando estamos frente a un producto
defectuoso de aquél que se pone posteriormente en circulación de forma más perfeccionada,
De esta manera se distingue fielmente el carácter de defectuoso o no de un producto.
pág. 6
los consumidores o a sus bienes por el uso o consumo de su producto provengan de
un defecto en el mismo que resulte imputable al productor o proveedor”
Consideramos que todos los productos defectuosos son bienes riesgosos por cuanto
no cumplen con su función de seguridad, pero no todos los bienes riesgosos son
productos defectuosos, porque existen otros criterios de análisis tales como la calidad
y el tiempo de creación.
En este tipo de defectos es fácil de determinar la prueba, puesto que sólo bastara con
comparar el o los ejemplares defectuosos con el resto de la misma serie o con otros
productos del mismo tipo. Por ejemplo, imaginemos que compramos un escritorio,
cuyo modelo ha sido producido en masa, para una computadora, pero notamos un
desnivel debido a que le faltan varios tornillos en la base. En este caso estaremos
frente a un defecto de fabricación.
pág. 7
Generalmente se manifiesta a través de la existencia de fallos en la proyección o
concepción del producto.
Un caso muy conocido es el del Ford Pinto2 que era un automóvil compacto para los
estándares norteamericanos, pero que tenía dos grandes defectos:
El depósito de combustible estaba por detrás del eje trasero, con lo cual el
coche explotaba con mucha facilidad en caso de colisión por alcance. Este
defecto de diseño es compartido por otros vehículos.
La carrocería era muy endeble, con lo cual en caso de colisión por alcance el
coche se deformaba y las puertas quedaban bloqueadas, atrapando a sus
ocupantes en un coche en llamas.
2
Recuperado de: http://www.escuelauniversitaria.cl/apuntes/816_CASO_ FORD.pdf
pág. 8
su utilización, etc. De esta manera, por ejemplo, si un fabricante anuncia que sus gatas
hidráulicas soportan dos toneladas, pero se comprueba que tales gatas sólo soportan
una tonelada (sin necesidad de que exista defecto de fabricación ni de diseño) ese
fabricante sería responsable por los accidentes que causen tales gatas al ser usadas
para cargas superiores a una tonelada e inferiores a dos.
Es interesante señalar que aquí no hay defecto de fabricación: las gatas han salido al
mercado con las características estándar previstas; la gata del accidente no es una
desviación del patrón de producción. Tampoco hay un defecto de diseño: la gata
estaba bien diseñada para la carga originalmente prevista. Todo lo que hay es un
defecto de información: fue presentada como capaz de hacer más de aquello para lo
que había sido diseñada y fabricada.
5.2. La puesta en el mercado: Tiene que ver con la presentación del producto, el
cual está referido al aspecto externo, lo cual incluye el envase, envoltorio,
prospecto de uso, instrucciones de manejo, etc.; y es que, a través de la
presentación, el proveedor tiene de alguna manera un importante mecanismo de
predeterminación respecto a los eventuales usos del producto, así como de los
consumidores a los cuales va dirigido. Al ser involucrada además la confianza
del consumidor, a partir de la manera como el producto es puesto en el mercado
por el proveedor, será éste último responsable en la medida que sus productos no
cumplan con las expectativas creadas en un consumidor razonable.
pág. 9
5.3. Uso previsible del producto: Previsible significa que es previsto o entra dentro
de las previsiones normales, es por ello que podemos equiparar la expresión “uso
previsible” al uso o utilización normal o cotidiana que un consumidor otorga a
determinado producto. Un ejemplo de previsibilidad sería el supuesto de los
juguetes, que son fabricados y destinados a los niños, quienes a pesar del uso que
le pueden dar, es normal que se los lleven a la boca, por lo que mal haría el
fabricante de producirlos con elementos tóxicos, y no realizar las advertencias
necesarias, debiendo por lo tanto ser responsable por los daños causados.
5.4. Los materiales, contenido y condición del producto: Se debe tener en cuenta
no solamente el análisis del contenido y condición del producto, esto es, si es o
no riesgoso, puesto que además deberá tenerse en cuenta si sus componentes
activos, en el caso de medicamentos, por ejemplo, son los apropiados para el
fármaco de que se trate, de lo contrario estaríamos frente a un producto médico
con defectos.
pág. 10
aunque no pacíficamente aceptada, el considerar al saneamiento por vicio oculto como
una responsabilidad por incumplimiento (TALLONE, 2001)
pág. 11
6.2. Responsabilidad Civil Extracontractual
Asimismo, manifiesta que Cuando el Fabricante y el Vendedor recaen en personas
diferentes estas responden ante el consumidor mediante una relación jurídica
extracontractual. (ESPINOZA, 2002)
7. DAÑOS INDEMNIZABLES
De acuerdo al artículo 103° del CPDC, la indemnización por daños y perjuicios causados
a la integridad física de los consumidores o a sus bienes por los defectos de sus productos,
comprende todas las consecuencias causadas por el defecto, incluido el daño emergente,
el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral. De esta manera podemos afirmar
que el CPDC no sólo ha considerado los daños patrimoniales que se pudieran ocasionar
por productos defectuosos, sino también los daños extra patrimoniales. Dentro de los
daños patrimoniales encontramos al daño emergente, entendido como la pérdida
patrimonial efectivamente sufrida, y el lucro cesante, que no es otra cosa que la renta o
ganancia frustrada dejada de percibir
Entre los daños extra patrimoniales, se encuentran el daño a la persona, que se produce
cuando se lesiona la integridad física del sujeto, su aspecto sicológico y/o su proyecto de
vida; y el daño moral, que se entiende como la lesión a los sentimientos de la víctima y
que producen un gran dolor, aflicción o sufrimiento en la víctima. La competencia para
determinar el daño emergente, el lucro cesante, el daño moral y el daño a la persona, así
como su correspondiente indemnización, corresponde al Poder Judicial, por ser tipos de
daño de naturaleza civil.
pág. 12
9. JURISPRUDENCIA
El Poder Judicial ha tenido a la vista escasísimos casos de reparación de daños derivados
de productos defectuosos, de consecuencia, no puede decirse que se hallan formado
lineamientos jurisprudenciales sobre los diversos aspectos del problema. Lo que hay son
sólo algunos casos de los que podemos extraer algunas indicaciones de cómo los jueces
se han pronunciado
RESOLUCION Nº 0277-1999/TDC-INDECOPI
EXPEDIENTE Nº 217-1997-C.P.C.
ANTECEDENTES
El 9 de junio de 1997 la señora Sánchez denunció al señor Cantuarias y a Lindley por
presuntas infracciones al Decreto Legislativo Nº 716, Ley de Protección al Consumidor.
pág. 13
La señora Sánchez manifestó haber adquirido en la tienda del señor Cantuarias una
botella de jugo marca WATT'S, la misma que, al ser agitada, dejó ver una mosca en su
interior. Ante esta situación, la señora Sánchez reclamó al señor Cantuarias, quien le
ofreció encargarse de efectuar las gestiones correspondientes ante la empresa
embotelladora para satisfacer su reclamo.
En su escrito de descargos, Lindley indicó que todos sus productos cumplían con los
requisitos y estándares de elaboración que exigían las normas técnicas peruanas, por lo
cual resultaba imposible que se encontraran cuerpos extraños en ellos. Agregó que la
autoridad competente para resolver casos relacionados con la higiene y la sanidad de los
productos destinados al consumo humano era el Ministerio de Salud, a través de la
Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA), y que, por tal motivo, mediante
Resolución Nº 9 de fecha 9 de noviembre de 1994, la Comisión se había inhibido de
conocer una denuncia por la misma materia. Por su parte, el señor Cantuarias manifestó
que la responsabilidad de lo ocurrido era únicamente de la empresa embotelladora. El
señor Cantuarias agregó que, durante varias semanas, solicitó el cambio del producto
defectuoso sin que Lindley atendiera su reclamo. Sin embargo, cuando finalmente obtuvo
lo necesario para efectuar el cambio, no logró concretarlo, pues no pudo ubicar a la señora
Sánchez, quien se había llevado la botella. El 24 de julio de 1997, dos representantes de
la Secretaría Técnica de la Comisión, efectuaron una visita inspectiva en las instalaciones
de la planta embotelladora de INCA KOLA, marca perteneciente a Lindley.
pág. 14
(i) La Comisión es competente para conocer aquellos supuestos de infracción
a las normas contenidas en el Decreto Legislativo N° 716, esta
competencia sólo puede ser restringida por norma expresa de rango legal.
pág. 15
RESOLUCION DE LA SALA DE SEGUNDA INSTANCIA
pág. 16
CONCLUSIONES
1. El vendedor, tiene la obligación de entregar un bien apto e idóneo que cumpla con
el fin para el cual ha sido adquirido por el comprador, es por ello que para
determinar la existencia de defectos en los productos se debe tener en cuenta los
siguientes criterios: el diseño del producto, su puesta en el mercado, su uso
previsible, materiales, contenido y condición del mismo.
pág. 17
BIBLIOGRAFIA
pág. 18
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
LICENCIADA POR LA SUNEDU
REACREDITADA INTERNACIONALMENTE
CUSCO – PERU
2020
Índice
Introducción ...................................................................................................................... 1
Teoría de la causalidad ..................................................................................................... 2
1. Historia ...................................................................................................................... 2
a) CAUSATIION IN FACT ...................................................................................... 2
b) CAUSATION IN LAW ......................................................................................... 3
La causalidad en el Derecho continental europeo: Italia, España y Francia .................... 3
ITALIA ............................................................................................................. 3
Francia .............................................................................................................. 4
ESPAÑA ........................................................................................................... 4
2. Definición .................................................................................................................. 5
3. teorías sobre la relación causal .................................................................................. 5
3.1. teoría individualizadora ..................................................................................... 6
3.2. teoría de la causa eficiente ................................................................................. 6
3.3. Teoría de la causa preponderante ....................................................................... 7
3.4. teoría de la causa próxima.................................................................................. 8
4. teoría generalizadora ................................................................................................. 9
4.1. Teoría de la conditio sine qua non. .................................................................... 9
5. Causalidad Adecuada ................................................................................................ 9
5.1. La etapa del saber relevante u ontológico. ....................................................... 10
5.2. La etapa del saber central, razonable o nomológico. ....................................... 11
a) La Teoría de la causalidad virtual. ................................................................... 12
b) La Teoría de la creación injustificada de un riesgo.- ....................................... 14
6. Supuestos de ruptura de nexo causal ....................................................................... 16
7. Conclusiones ........................................................................................................... 18
8. bibliografía .............................................................................................................. 20
Introducción
La relación causal es entendida como el nexo existente entre el hecho determinante del
daño (evento dañoso) y el daño propiamente dicho. Esta relación causal es importante
porque nos permitirá determinar dos aspectos principales: a) Entre una serie de hechos
susceptibles de ser considerados hechos determinantes del daño cuál es aquel que lo
ocasionó (causa) y b) Entre una serie de daños susceptibles de ser indemnizados cuáles
merecerán ser redistribuidos. Para tal propósito será fundamental el uso del «criterio de
determinación» adoptado por la teoría sobre la Relación Causal asumida por nuestro
apropiado realizar un estudio previo de las teorías sobre la Relación Causal desarrolladas
en la Doctrina.
1
Teoría de la causalidad
1. Historia
En el Derecho anglosajón no hay duda de que el nexo causal es uno de los elementos que
debe concurrir en la responsabilidad por daños (Law of torts), lo que lleva a distinguir
por un lado la infracción del deber de conducta (para el área de los delitos fundados en la
negligencia o negligence damages), del daño mismo causado por el otro. Justamente lo
que se busca es conectar ambos hechos o eventos. Pero, con todo, la cuestión de la
causalidad no ha dejado de prestarse para intensos e importantes debates en la doctrina.
Históricamente la explicación causal fue decantando, hasta quedar formulada en dos
etapas.
a) CAUSATIION IN FACT
Esta etapa se explica al comprender que tras toda inquisición causal existe una fase
empírica. Por tanto, para establecer si existe o no la conexión causal física e
imprescindible, se recurre al but for test, que no es otra cosa que la doctrina conditio sine
qua non. Es decir, lo que en esta etapa se intenta responder es a la pregunta ¿qué hubiera
ocurrido si el evento no se hubiese presentado?
Debido a que el but for test opera con relativa facilidad en un número importante de casos
-fundamentalmente en aquellos en que existe sólo una explicación causal, la
jurisprudencia ha hecho de este criterio el corriente para establecer la causalidad en esta
primera etapa. Pero, como es obvio, el test falla en aquellos casos en donde hay causas
ambiguas, ya sea porque existe multiplicidad de causas, o bien porque existen hechos
causales superpuestos; en estos casos, la doctrina ha debido recurrir a lo que en general
se denomina el substancial factor, por el que se llama al Tribunal a indagar aquel
acontecimiento causal que parezca más relevante. Pero el problema está en que no hay
criterios claros para determinar el substancial factor.
En aquellos casos de causalidad ambigua, las Cortes tanto de los Estados Unidos como
inglesas y canadienses, han aplicado al menos tres criterios' alternativos para fijar la
causation in fact.
2
causante material del daño. Y un tercer criterio apunta a inferir la causalidad de
antecedentes del proceso, que, pese a no arrojar evidencia definitiva sobre el nexo causal,
al menos puedan servir para deducirlo. Este último criterio es especialmente importante
en la responsabilidad médica o por productos defectuosos, en donde se recurre a criterios
de determinación estadísticas.
b) CAUSATION IN LAW
“Nadie puede ser sancionado por un hecho tipificado por la ley como delito, si el hecho
peligroso y peligroso del que depende la existencia del delito no es consecuencia de su
acción u omisión.
No prevenir un evento, que tiene la obligación legal de prevenir, equivale a provocarlo”
La interpretación prevalente de esta norma indica que una primera aproximación causal
debe hacerse con la doctrina de la conditio sine qua non, que sería un criterio de tipo
natural o físico, que explicaría todas las posibles causas del hecho.
3
especialmente a partir de lo preceptuado en el art. 41 del mismo cuerpo legal, en donde
se hace clara referencia a una exclusión de la responsabilidad penal, por concurrencia de
causa, cuando ésta es capaz de alterar el curso causal, es decir: sono state da sole
sufficienti a determinare i’even to”.
Francia
En el Derecho francés, como en el nuestro, el problema de la relación de causalidad en la
responsabilidad civil no encuentra un apoyo directo en textos legales, sino sólo
implícitamente en los arts. 1151 y 1382 del Code.
Art. 1382
Cualquier acto del hombre que cause daño a otros obliga a la persona por cuya culpa
ocurrió a repararlo”, en donde a diferencia de nuestro arte. 2314, que habla de “inferido
daño a otro”, el Código Francés se refiere al deber de reparar con respecto al que “cause”
un daño”.
ESPAÑA
En el Derecho español el tema de la causalidad en la responsabilidad extracontractual se
ha estudiado, como en muchas partes, sin demasiado entusiasmo y sólo en el último
tiempo se han publicado algunas obras que tratan específicamente de la materia, aunque
ya han pasado casi 40 años del importante trabajo de Cossio33.
4
El artículo 1902 del Código Civil español sigue en esta materia al francés, al proponer la
cláusula general en materia de responsabilidad:
“Artículo 1902 El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o
negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.
Los arts. 1904 y 1905 del Código Civil español también recurren al verbo causar para
describir el supuesto de hecho34. En cuanto a la extensión de los daños, la norma clave
es el art. 1107:
“Artículo 1107: Los daños y perjuicios de que responde el deudor de buena fe son los
previstos o que se hayan podido prever al tiempo de constituirse la obligación y que sean
consecuencia necesaria de su falta de cumplimiento. En caso de dolo responderá el
deudor de todos los que conocidamente se deriven de la falta de cumplimiento de la
obligación”. Esta norma ha sido criticada doctrinalmente por contradictoria, porque a
diferencia del francés no existe coherencia entre la frase “que sean consecuencia
necesaria de su falta de cumplimiento”, con la que dispone que en caso de dolo se
responde de los perjuicios “que conocidamente deriven de la falta de cumplimiento”
2. Definición
para el derecho civil la causalidad como relación entre acción y daño, se recoge en el art.
1902 CC, que hace responsable al supuesto negligente de todos los daños de que su acción
u omisión hayan sido causa, si bien en una correcta interpretación de dicho precepto legal,
no podrán imputarse a dicho sujeto cualquier eventual conducta dañosa que derive de su
conducta, sino que es necesario establecer un concepto jurídico de causalidad; en este
sentido la doctrina civil ha establecido unos criterios de imputación objetiva (véase
principio de imputación objetiva), entre los que podrían mencionarse los siguientes:
criterio del riesgo general de la vida, que niega la imputación de aquellos eventos dañosos
ligados a la existencia natural del perjudicado, u otros criterios tales como el de la
prohibición de regreso, criterio del incremento del riesgo o de la adecuación.
a) Teorías individualizadoras: las teorías que buscan individualizar la causa del daño
y
5
b) Teorías generalizadoras: las teorías que generalizan la causa. Desarrollemos con
mayor detenimiento las teorías existentes.
3.1.teoría individualizadora
Son aquellas que persiguen individualizar entre un conjunto de hechos posibles de ser
considerados determinantes del daño cuál es aquel que lo generó. Dentro de estas teorías
tenemos a la teoría de la causa eficiente, la teoría de la causa preponderante, la teoría de
la causa próxima y la teoría de la causa adecuada.
Entre los seguidores de esta teoría tenemos a los autores alemanes MAYER, KOHLER,
entre otros.
Cuando se siembra una semilla es evidente que para que el fruto se produzca son
necesarias, al margen de la acción de la siembra una serie de condiciones como es el caso
de una tierra fértil (apropiada para la siembra), luz solar y la intervención humana del
jardinero.
6
influyen sobre esta calidad, sino que de ellos depende solamente que la consecuencia se
produzca».
Las condiciones DINAMICAS.- que son aquellas que intervienen en la producción del
daño facilitando su resultado
Las condiciones DINAMICAS.- que son aquellas que intervienen en la producción del
daño facilitando su resultado. Las condiciones ESTATICAS.- que son aquellas que para
STOPPAT0 serían consideradas ocasiones dado que son neutras, esto es, no facilitan ni
impiden la realización del resultado.
De estas dos condiciones, las primeras (al intervenir de forma directa en la producción
del resultado) serán consideradas relevantes, encontrado entre aquellas la que sería
considerada «hecho determinante del daño». Ilustremos con un ejemplo lo expuesto: «en
la producción de un incendio Juan ha proporcionado a Pedro los fósforos y éste ha
incendiado un objeto. ¿Cuál es la causa más eficiente (activa)?
Consideramos (a la luz de esta teoría) que la conducta de Pedro. Porque Jos fósforos en
sí mismos tienen la cualidad de generar el resultado fuego, siendo el acto de prenderlos
una condición que simplemente interviene en la consecución de la consecuencia.
Esta teoría toma un criterio cualitativo para establecer cuál es el hecho determinante del
daño, estableciéndose que será tal aquel que en mayor medida haya contribuido a la
producción del resultado dañoso, según lo indica VON BIRKEMEYER. En otros
términos la presente Teoría (también conocida como Teoría de la preponderancia» o
prevalencia causal) estima que debe reputarse como causa a aquella condición que rompe
el equilibrio entre los factores favorables y adversos a la producción del daño, es decir,
será considerado causa a aquel acto que por su mayor peso o gravitación imprima la
dirección decisiva para el efecto operado. Grafiquemos la presente teoría con el siguiente
ejemplo:
Juan entrega a Pedro veinte cajas de fósforos mientras que Pedro entrega los fósforos con
un vaso de «querosene» a Luis quien decide incendiar la casa de Miguel. ¿Quién aportó
más en la realización del resultado? Si partimos del criterio de la preponderancia parece
7
que el responsable, aunque parezca ilógico, sería Juan porque aportó más: 20 cajas de
fósforos».
Se ha criticado a estas teorías por ser arbitrarias en la designación de sus criterios así
como por carecer de rigor científico (al no reconocer un método teórico determinado)
como lo señala GOLDENBERG:
8
4. teoría generalizadora
Esta teoría parte de la premisa que para determinar la causa de un hecho dañoso debemos
tener presente el análisis de toda la cadena causal y no sólo de un segmento de ésta. Para
ello debemos efectuar la siguiente pregunta (a fin de determinar la participación del
suceso en la cadena causal) SÍ es que no se hubiese producido tal hecho el resultado no
se hubiese realizado, si la respuesta es afirmativa concluiremos que ese hecho es
importante y por ende es una «causa sin la cual no se hubiera producido el daño».
Consideramos que esta teoría puede llevamos a absurdos tales como el descrito en el
siguiente caso: una mujer (X) arroja una maceta a su marido (y). Ante ello surge la
siguiente interrogante: ¿Quiénes serían responsables del resultado dañoso de acuerdo al
criterio recogido por esta Teoría? Según esta teoría serían responsables: Quien hizo la
maceta, porque de no haberla hecho la mujer no hubiera podido tener dicha maceta para
ocasionar el daño; los padres de la mujer porque de no haberla procreado no se hubiese
producido el daño, etc. Así podemos llegar hasta una Responsabilidad Divina: porque de
no haberse creado el mundo no habría víctimas.
5. Causalidad Adecuada
9
un resultado en función de las condiciones precedentes. En este método de análisis se
realiza un estudio de las condiciones intervinientes a partir de un proceso de abstracción
y generalización que dará relevancia a una de éstas elevándola a la categoría de causa del
evento, es decir, a ser considerada condición adecuada.
En la etapa del saber relevante u ontológico se realiza un proceso de selección entre los
diversos hechos que intervienen (los cuales pueden ser hechos condicionantes,
ocasionales o irrelevantes) vinculados al daño a efecto de discernir entre ellos cuáles
merecen ser retenidos en el estudio del caso concreto.
10
ejemplo: «si un sujeto llama a otro por teléfono para hacerle una broma y le dice que su
madre ha sufrido un accidente produciéndose en éste un shock nervioso que le produce la
muerte»; debemos nosotros en el análisis determinar la relevancia de los hechos a partir
de una abstracción, la que determinará el siguiente criterio: «con una llamada telefónica
no se produce generalmente ese resultado: la muerte», por ende el hecho de llamar no es
relevante.
Una vez cubiertas estas dos etapas llegaremos a determinar cuál es el hecho que generó
el resultado dañoso.
Hasta el presente punto hemos desarrollado los postulados de la presente Teoría sin
realizarles crítica alguna, es por ello que antes de efectuar el análisis del siguiente
elemento de la responsabilidad consideramos oportuno desarrollar algunos temas
relacionados a la presente Teoría que han sido objeto de observaciones. Tal como
apreciamos, la aplicación de la presente Teoría ha reconocido un criterio más técnico para
la determinación de la causa del daño pero en algunos casos ha generado problemas en el
ámbito de la probanza.
Como se establece en el ámbito procesal «todo aquel que alegue un hecho debe probarlo»,
por ende es la víctima quien debe probar el daño y la relación causal. Actualmente se
presentan daños (en circunstancias no analizadas con anterioridad) producto de
innovaciones tecnológicas así como de la realización de nuevas actividades humanas. Ello
ha conllevado nuevos retos a los estudiosos de la Responsabilidad Civil a fin de que
determinen nuevas salidas para lograr una adecuada indemnización para la víctima, es así
que VASQUEZ FERREYRA nos indica lo siguiente:
Es que frente a la aparición de nuevos tipos de daños (v. gr. SIDA, daño ambiental, etc.)
muchas veces la difícil prueba de la relación causal lleva a que de hecho se frustre la
11
indemnización pretendida. Adviértase que en muchos casos, ni siquiera se puede recurrir
a la regla de la causalidad adecuada por cuanto tratándose de nuevos fenómenos dañinos.
No existe experiencia previa como para juzgar qué es lo que acostumbra suceder según
el curso natural y ordinario de las cosas».
Ante estos nuevos estudios se ha postulado la aplicación de dos teorías desarrolladas por
la autora francesa GENEVIEVE VINEY "la Teoría de la causalidad virtual" y la "Teoría
de la creación de un riesgo injustificado".
«El origen de esta teoría se remonta a un fallo de la Corte de Apelación de Grenoble del
24 de octubre de 1962. Los hechos fueron los siguientes: herida una persona en una
muñeca, hace unas radiografías de la mano, no descubriendo el médico ninguna fractura,
por Jo que dicha persona reanuda inmediatamente sus actividades normales. Sin embargo,
en el año 1959, al manejar un objeto pesado, sintió un fuerte dolor y el médico consultado
descubrió, al examinar las radiografías realizadas con motivo del primer accidente, que
en ellas se podía ver una fractura sin desplazamiento. Sin embargo, exculpó al colega
diciendo que el estado actual del herido debe ser considerado no como la evolución
normal e ineluctable de la herida de 1952 y menos aún el resultado del error de diagnóstico
y de falta de cuidados eventuales que de aquél resulta, sino más bien de un nuevo
accidente sobrevenido sobre una muñeca debilitada por el primer accidente. Por el
contrario, el accidentado sostenía que el error de diagnóstico le había privado de los
12
cuidados que normalmente son aplicados en tales casos y que si tales cuidados le hubieran
sido administrados, todo pemJite pensar que no se hubiera visto afectado por una
invalidez. El Tribunal de Grenoble adoptó una posición intermedia: si el diagnóstico
hubiera sido correcto, se hubiera practicado una inmovilización susceptible de producir
una consolidación de la fractura evitando así, en este caso, la formación de la
pseudoartrosis con la persistencia de la fragilidad de la muñeca. Y concluye: «la non
application du traitemen dont il s'agit due a l'erreur de diagnostic, a de tacan, certaine,
prové d'une chance de guérison, sur Jequelle ce blesse était nom1alment en droit de
compter». En tal caso el perjuicio cierto y directo causado al paciente está constituido por
la pérdida de una chance de curación. La Corte de Casación consagró esta noción de la
pérdida de la chance en la sentencia del 14 de diciembre de 1965. Entre los defensores de
esta Teoría se cita a TUNC, BOYER CHAMMARD-MONZAJN y DURRY Para TUNC,
cuando los tribunales aplican la Teoría de la pérdida de la posibilidad, estamos en
presencia de una culpa con una relación de causalidad cierta con un daño aleatorio, por
lo que se pregunta: ¿por qué, partiendo de ahí, no podrían los tribunales establecer una
indemnización cuando un daño cierto está en una relación aleatoria de causalidad con una
culpa anterior? En contra de la Tesis se alzaron entre otros CHABAS, LE TORNEAU,
MEMETEAUMELENNEC, PENNEAU y SAVATIER...
Según lo establece JORDANA FRAGA nos encontramos ante un artificio judicial que
responde a la repetida orientación protectora del paciente: no se puede condenar al entero
importe del daño padecido porque la relación causal con la conducta del facultativo no
consta suficientemente, pero tampoco parece justo dejar al paciente sin indemnización
alguna; por ello se opta por una vía intermedia: indemnizar, sí, pero parcialmente.
Supongamos a un enfermo muy grave, el cual está en peligro de muerte. Una negligencia
cierta, probada, del médico hace perder toda posibilidad de curación. El paciente fallece,
pero, por hipótesis, la causa de la muerte queda en el misterio. Los peritos no llegan a un
resultado. Nunca se sabrá si la causa exacta de la muerte proviene de la culpa médica,
porque esta causa hubiera podido ser natural...».
13
Si bien es óptimo que el enfoque indemniza torio sea desde la perspectiva de la víctima
consideramos que todos los elementos de la Responsabilidad Civil, a fin de permitir la
indemnización de un determinado daño, deben verificarse teniendo que realizarse su
estudio de forma independiente. Por ende no podemos confundir, en el ámbito probatorio,
el análisis del daño y el de la relación causal.
«... más modernamente existe una orientación jurisprudencial que, superando la Doctrina
de la pérdida probabilidad, llega más lejos en la realiza un estudio del juicio de libre
valoración del nexo causal y consiguiente inversión de la carga probatoria del paciente:
el médico responde del daño sufrido por el paciente en el curso del tratamiento cuando
aquel daño ha sido precedido de la (création d 'un risque injustifié) por el facultativo.
Sobre esta base se presume el nexo causal entre el daño y la conducta del médico (que no
14
consta en modo directo y cierto) y se condena a éste a la reparación integral del perjuicio
sufrido».
Tal como lo habíamos indicado al analizar la constatar que el resultado dañoso hubiese
tenido menos «Teoría de la causalidad virtual», consideramos que todo supuesto de
Responsabilidad Civil debe implicar la constatación de la ocurrencia de todos sus
elementos: la antijuridicidad, el daño, la relación causal y la existencia de un factor
atributivo. El análisis de estos debe realizarse de forma independiente lo que conlleva a
la probanza diferenciada de los mismos. Si bien es cierto es difícil cumplir con la
exigencia probatoria en algunos supuestos ello no debe llevarnos a confundir los
elementos de juicio que tenemos, puesto que de presentarse tal confusión puede generarse
un traslado equívoco del peso económico de la prestación, indemnizatoria a un sujeto que
no participa de la relación causal, lo que no sería más que una salida daño y el de la
irracional e injusta ajena de toda solución jurídica.
Así hemos cubierto el ámbito de la relación casual que consideramos importante para
efectos de determinar cuándo nos encontraremos ante un «supuesto de responsabilidad
1
Ver: BUERES. Alberto. Responsabilidad medica. 2da.ed., Vol.!. Hammurabi, !994.
15
material» determinando el hecho que ocasionó el daño (y en consecuencia al causante) y
los daños indemnizables (que de acuerdo al Código Civil pueden ser daños inmediatos,
mediatos y directos).
Supuestos de ruptura de nexo causal Los supuestos de ruptura del nexo causal se
encuentran regulados en el artículo 1972 del Código Civil de 1984, que establece lo
siguiente:
En los casos del artículo 1970 el autor no está obligado a la reparación cuando el daño
fue consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de hecho determinante de un tercero o
de la imprudencia de quien padece el daño.
Tal como se puede apreciar de un análisis literal del artículo, el Código considera que
sólo será de aplicación para los supuestos del artículo 1970 los casos de ruptura del nexo
causal, lo que a nuestro entender resulta equívoco puesto que al encontrarnos en el análisis
material de la responsabilidad civil (tercer elemento: relación causal) no podemos
restringir éstos a un criterio de imputación de responsabilidad en especial. Así
consideramos que el presente artículo debe ser Jorge Alberto Beltrán Pacheco aplicado
tanto para los supuestos del artículo 1969 como los del artículo 1970 del Código Civil e
incluso para los supuestos de inejecución de obligaciones.
La ruptura del nexo causal es aquel supuesto que determina el «quiebre» del nexo
existente entre el inicialmente considerado como hecho determinante del daño y el daño
ocasionado, no significando ello la inexistencia de una relación casual, dado que lo que
se ha producido es una alteración de la misma lo que implica que el hecho determinante
del daño es otro, pudiendo ser: un caso fortuito (acto de Dios: naturaleza), una fuerza
mayor (acto del príncipe o del hombre), un hecho determinante de un tercero o un hecho
determinante de la víctima como lo sostiene el proyecto de reforma del Código Civil del
Sábado 7 de enero de 1995. Consideramos óptima esta variación dado que el tema de
imprudencia de la víctima nos lleva a un ámbito subjetivo que produce un círculo vicioso
en el análisis de los supuestos riesgosos puesto que el mismo discurrirá en dos campos:
objetivo subjetivo.
16
Debemos resaltar que la ruptura del nexo no se verificará en un supuesto ultra riesgoso
dado que al ser el grado de potencialidad muy elevado no podemos alegarla puesto que
el costo asumido por la sociedad en estos supuestos está constituido tanto por eventos
ordinarios como extraordinarios como lo son, en este último caso, aquellos que generan
una ruptura del nexo causal.
17
7. Conclusiones
La constatación de un nexo de causalidad adecuada constituye un requisito
inexcusable para poder imputar responsabilidad a una persona y para poder fijar
la medida de esa responsabilidad. Y se trata de un requisito inexcusable a todo lo
ancho y a todo lo largo de la responsabilidad civil, lo que quiere decir que no
existe supuesto alguno de responsabilidad en que quepa predicar la existencia de
un daño indemnizable, si el mismo no guarda relación de causalidad adecuada con
alguna conducta o esfera de garantía del responsable, ni temática de
responsabilidad en la que no quepa exigir el recaudo.
en las responsabilidades objetivas, como la fundada en la obligación de seguridad,
en la obligación de garantía o en el riesgo creado, no se requiere la prueba de la
culpa del agente, pero sí inexcusablemente, la de la contribución causal adecuada
de su actuación, sea activa o pasiva. Jurídicamente la teoría de la causalidad no es
una pura teoría científica de la causalidad, sino una teoría de la responsabilidad o
de la causalidad relevante desde el punto de vista jurídico.
Es común opinión en los ordenamientos jurídicos de tradición romano-germánica
que la "relación de causalidad" entre la conducta (comportamiento, situación o
estado) del demandado y el evento dañoso, es un elemento o requisito
imprescindible del Derecho de la Responsabilidad Civil y, por consiguiente, una
condición esencial para que nazca la obligación de resarcir. Será, quizá, porque el
sentido común se niega a admitir la existencia de un daño que deba ser soportado
por quien no ha contribuido de alguna manera a su realización.
A su vez, una pléyade de circunstancias hacen que el nexo causal se erija, tanto desde el
punto de vista teórico como del práctico, en el presupuesto más problemático de la
responsabilidad civil.
Así, una vez disociada la causalidad de la imputación, la indagación tiene dos fases; en la
primera, la fijación del nexo causal tiene carácter indefectiblemente fáctico; libre de
valoraciones jurídicas y, por lo general, se realiza según el criterio de la equivalencia de
18
condiciones. Esta primera etapa constituye un límite mínimo, aunque no excluyente, del
juicio de perquisición causal; pues en algunos casos, aun comprobado que la conducta del
encartado fue una de las causas físicas del menoscabo, no cabe imputárselo jurídicamente
o, viceversa, supuestos en que se imputa el daño al demandado, a pesar de que su accionar
no fue condición necesaria para su producción.
19
8. bibliografía
Alberto., B. (s.f.). Responsabilidad civil de los médico. 2da.ed., Vol.!. Hammurabi, !994. 2da.ed.,
Vol.!. Hammurabi, !994. .
20
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
MONOGRAFÍA
CAUSALIDAD
“LAS FUNCIONES DEL NEXO CAUSAL”
Asignatura:
RESPONSABILIDAD CIVIL
Docente:
Alumnas:
Cusco-Perú
2020
INTRODUCCIÓN
La responsabilidad civil resulta ser un tema no solo muy interesante, sino también,
complejo, toda vez que para su comprensión merece un análisis de todos los elementos
que conforman esta figura, partiendo de ello, podemos decir que el elemento
fundamental dentro del campo de la responsabilidad civil, es la existencia del daño, por
ser aquel elemento que produce la reacción del derecho y el funcionamiento de nuestro
sistema jurídico para la protección de los bienes jurídicos que puedan verse afectados. Es
por ello que, para que el daño sea resarcible, tiene que cumplirse los demás elementos de
la responsabilidad civil, tales como la imputabilidad, la antijuricidad, el daño, el nexo
causal y el factor de atribución.
La Causalidad forma parte de la mente humana ya que al buscar relaciones entre las cosas
y particularmente entre acciones y sus consecuencias como modo de entender el mundo
y adaptarse al mismo. Ya figura en el aprendizaje del niño, incluso así como la repetición
y corresponderá al juez seleccionar entre esta innumerable serie de hechos para establecer
cuál de ellos tiene la calidad de causa del daño. Esta tarea no es fácil, situación que se
puede apreciar en el surgimiento de un innumerable conjunto de teorías que pretenden
establecer a cuál de todas las condiciones se debería otorgar el rango de causa
Tanto desde el punto de vista teórico como del práctico, la relación de causalidad es, sin
duda, el presupuesto más problemático y, quizá, menos tratado del Derecho de la
Responsabilidad Civil.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO I
Para ello responde por el daño aquél que está en mejor situación para
trasladar el costo al resto de la sociedad. En este sentido, y por la simple
aplicación de la ley económica de los rendimientos decrecientes, es
preferible que mil paguen uno a que uno pague mil. El sufrimiento social se
minimiza haciendo que muchos soporten el costo económico del daño en
lugar que sea sólo uno. Esta difusión social del costo se logra a través del
sistema de seguros o del sistema de precios.
Cabe preguntarse ahora qué tiene que ver la causalidad con estos aspectos de la
Responsabilidad Civil. Tal como se aprecia en el artículo 1985 nuestro Código Civil
se acoge a la teoría de la causalidad adecuada. Como señala DE TRAZEGNIES, esta
terminología fue desarrollada por J. VON KRIES, partiendo de la idea que la
causalidad debía determinarse en base a una observación empírica para determinar si
se trata de aquella causa que normalmente produce el resultado dado. No se trata,
pues, de cualquier causa.
En general cualquier accidente ha sido ocasionado por una madeja de causas
imposible de desenmarañar. En un accidente de automovilismo, se puede encontrar
una relación de causalidad, en sentido amplio, entre el acto de los padres del chofer
de haberlo concebido y el daño. Si el chofer no hubiese nacido el daño no se hubiese
producido. Pero jurídicamente esto no nos interesa. La concepción del chofer por sus
padres no es una causa adecuada del accidente. (DE TRAZEGNIES, 2009)
Dentro de esta línea, CALABRESI define lo que él llama el nexo causal. Este se da
cuando, entre un acto o actividad y un daño, encontramos que la recurrencia del acto
o actividad incrementa la posibilidad de que el daño ocurra.
1.9. SUPUESTO DE RUPTURA DEL NEXO CAUSAL: Los supuestos de ruptura del
nexo causal se encuentran regulados en el artículo 1972 del Código Civil de 1984,
que establece lo siguiente: “En los casos del artículo 1970 el autor no está obligado
a la reparación cuando el daño fue consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de
hecho, determinante de un tercero o de la imprudencia de quien padece el daño”.
Tal como se puede apreciar de un análisis literal del artículo, el Código considera que
sólo será de aplicación para los supuestos del artículo 1970 los casos de «ruptura del
nexo causal», lo que a nuestro entender resulta equívoco puesto que al encontrarnos
en el análisis material de la responsabilidad civil (tercer elemento: relación causal)
no podemos restringir éstos a un criterio de imputación de responsabilidad en
especial. Así consideramos que el presente artículo debe ser aplicado tanto para los
supuestos del artículo 1969 como los del artículo 1970 del Código Civil e incluso
para los supuestos de inejecución de obligaciones.
La ruptura del nexo causal es aquel supuesto que determina el quiebre del nexo
existente entre el inicialmente considerado como hecho determinante del daño y el
daño ocasionado, no significando ello la inexistencia de una relación casual, dado
que lo que se ha producido es una alteración de la misma lo que implica que el hecho
determinante del daño es otro, pudiendo ser: un caso fortuito (acto de Dios:
naturaleza), una fuerza mayor (acto del príncipe o del hombre), un hecho
determinante de un tercero o un hecho determinante de la víctima como lo sostiene
el proyecto de reforma del Código Civil del Sábado 7 de enero de 1995.
Consideramos óptima esta variación dado que el tema de imprudencia de la víctima
nos lleva a un ámbito subjetivo que produce un círculo vicioso en el análisis de los
supuestos riesgosos puesto que el mismo discurrirá en dos campos: objetivo
subjetivo. (BELTRÁN PACHECO, 2017)
En ese orden de ideas, resulta dable concluir que para que dichas causales
eximentes de responsabilidad puedan tener plenos efectos liberadores respecto de
la responsabilidad estatal, resulta necesario que la conducta desplegada por la
víctima o por un tercero sea tanto causa del daño, como la raíz determinante del
mismo, es decir, que se trate de la causa adecuada o determinante, pues en el
evento de resultar catalogable como una concausa en la producción del daño no
eximirá al demandado de su responsabilidad y, por ende, del deber de indemnizar,
aunque, eso sí, habrá lugar a rebajar su reparación en proporción a la participación
de la víctima. (…) (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Fallo 19067, 2011)
En este caso la Corporación ratificó que el rompimiento del nexo causal se
presenta una vez se desconecte la relación entre la administración y el daño
antijurídico, lo que se da una vez se compruebe uno de los eximentes de
responsabilidad como caso fortuito, fuerza mayor o culpa exclusiva de un tercero
o de la víctima.
1.10.3. ARGENTINA: En el ámbito del derecho privado se reconoce que la causalidad
es un presupuesto fundamental en la procedencia de la obligación de resarcir. Se
advierte un consenso doctrinario en torno a la aplicabilidad a la teoría de la
causalidad adecuada.
En primer lugar, debemos detenernos unos instantes para recordar brevemente los
parámetros esenciales sobre los que se erige la teoría de la causalidad adecuada.
En segundo término, es necesario aclarar que una cuestión es debatir si la relación
de causalidad es un fenómeno natural o jurídico, y otra muy distinta es si la teoría
de la adecuación tiene un carácter natural o jurídico.
Como hemos visto, la teoría de la causalidad adecuada fue prevista para satisfacer
la necesidad de individualizar la causa a los fines de imputar la autoría material
en el ámbito del Derecho Penal. A esos fines, el método de análisis causal se
estructuró sobre el eje de la previsibilidad y de la regularidad.
CALABRESI, G. (2010). The cost of accidents. New Haven and London: Yale University Press.
LLAMBÍAS, J. &. (1991). Manual de Derecho Civil - Obligaciones. Buenos Aires: Perrot, Bs.As.
MOSSET ITURRASPE, J. &. (2003). Código Civil Comentado, Responsabilidad Civil. Rubinzal
Culzoni, Bs.As.: Rubinzal Culzoni, Bs.As.
MOSSET ITURRASPE, J. (1993). Responsabilidad Civil. Buenos Aires: Hammurabi Bs. As.
TEMA:
CUSCO-PERU 2020
LA CAUSA ADECUADA
Para determinar la causa adecuada, lo que efectivamente provoca el daño, es la causa fundamental
del daño, por ejemplo. Una fila de dominós, en tal ejemplo no se estudiara el hecho en el que una
ficha golpea a la otra, porque precisamente esa ficha sigue la consecuencia de algo, lo que se
estudiara entonces para determinar la causa de la caída de las fichas será pues la “mano” que
origino dicha situación, esa es la causalidad adecuada. Entonces llegamos a un punto en donde,
determinar al sujeto es determinar la causa, porque será el que ha producido la conducta, la acción
etc.
Cabe recalcar que la causalidad depende de muchos factores externos, situaciones, momentos, las
cuales siempre tendrán un fin, la pregunta es, ese fin será dañoso? Será perjudicial? como logramos
identificar? Esos elementos que suelen intervenir en la causa pueden ser necesarios pero tal vez no
son suficientes. Por ejemplo: Una casa se incendió, sin embargo más allá de la conducta que lo
haya causado, un elemento participe de tal incendio podría ser el oxígeno, puesto que el fuego
requiere del oxígeno para propagarse, entonces el oxígeno es elemento? Sí, es necesario? Sí, pero
no suficiente, porque para que sea suficiente, tiene que existir un conjunto de hechos. Ahora como
identificamos la causa adecuada, sabemos que la causa es una cadena infinita sin límite, en el caso
del incendio, sabemos que lo provoco una persona ya sea intencional o accidente, pero obviamente
Es difícil encontrar la causa, sin embargo para encontrar una solución a este dilema, es obligatorio
Jordi Ferrer Beltrán menciona que “debemos identificar la ausencia de NORMALIDAD, lo que
sale del patrón de la normalidad, eso es lo que identificamos como causa. Ejemplo: en un
laboratorio se trabaja sin oxígeno, y de repente se produce un incendio”, ante tal ejemplo, lo
normal, lo rutinario es que se trabaje sin oxígeno, pero en esta ocasión hubo presencia de este
EN LA LEGISLACIÓN PERUANA:
El tercer elemento de la responsabilidad civil como análisis, es la relación causal, este eventual
La relación causa será aquel nexo existente entre el hecho determinante del daño y el daño
propiamente dicho.
Entre una serie de hechos susceptibles de ser considerados hechos determinantes del daño
Entre una serie de daños susceptibles de ser indemnizados cuáles merecerán ser
redistribuidos.
Para lograr tal intención, será vital hacer uso del criterio de determinación adoptado por la teoría
Los hechos son vitales, puesto que siempre serán valorizados, y también se tendrá en cuenta su
rutina, es decir de cuando en cuando se produce su ocurrencia, y se acostumbra a que sucedan estos
hechos en la vida. Jorge Alberto Beltrán Pacheco menciona “que se realiza un análisis de la
acción (entiéndase condición) teniendo ésta que ser idónea para producir el efecto en circunstancias
generales, es por ello que no puede ser utilizado el criterio de la causalidad adecuada en el estudio
entendemos por este método que se trata de saber un resultado a partir de las condiciones que lo
preceden. Dentro de esta dimensión de análisis se realizara el estudio de las condiciones que
intervienen, por medio del proceso de abstracción y generalización, gracias a este proceso una de
las condiciones será elevada a categoría de causa del evento, posteriormente será considerada causa
adecuada.
La etapa del saber relevante u ontológico: En este proceso se efectuara una selección de
los hechos que fueron participes, estos hechos pueden ser condicionantes, irrelevantes y
ocasionales. Según el autor alemán Von KRIES el saber ontológico está referido a los
factores reales existentes al tiempo de realizarse la acción que son conocidas por el sujeto,
ilustrando el autor esta etapa mediante el ejemplo de un sujeto que tira una piedra el aire,
conclusión se puede decir que en esta etapa se valorara las condiciones que favorezcan y
Beltrán Pacheco menciona que “en esta etapa vamos a establecer entre los hechos posibles
LA CAUSALIDAD
de la distinción entre está y la mera asociación entre dos eventos hoy Parece obvio que podemos y
debemos distinguir entre las ocurrencias conjunta o inmediatamente sucesiva de dos eventos a y b
y la existencia de una relación causal entre ellos confundir ambas situaciones es de hecho objeto
de una conocida falacia no obstante las cosas que no son tan simples como es sabido desde
posiciones fuertemente empirista se ha puesto en cuestión la propia noción de causalidad
del evento a también lo del evento pese incluso que ambos eventos se produzca regular mente de
forma conjunta o inmediatamente sucesión Pero hay forma de constatar empíricamente el nexo
causal entre ellos por eso algunos empiristas propusieron de cerrar la noción de causa del armazón
conceptual con el que damos cuenta del mundo está feo una tesis con un recorrido temporal
relativamente corto en la historia de la filosofía de la ciencia de modo que tal está Cómo es la
abandonó en el derecho sin embargo tiene una importancia de sacarle a los efectos probatorios a
los que más tarde se referen Así, en efecto las formas para probar aire por un lado y para probar el
nexo causal por el otro quedarán empastadas por las distintas naturalezas de los primeros y de este
último pero bajo qué condiciones podemos decir que un evento A causado otro B.
¿Por qué si Juan es atropellado puede obtener la reparación del chofer del automóvil? ¿Acaso no
es igual cobrarle al chofer del siguiente automóvil que pase por la misma calle? ¿Por qué si Luis
es herido por un arma disparada por Jorge puede demandar a este último si quizás un tío de Luis
tiene más dinero de donde obtener una indemnización? ¿Por qué si un médico comete
negligentemente un error que le cuesta la vida a Alberto sus herederos pueden solicitarle a él la
parezcan tontas las preguntas. Pero el problema de fondo no es tan tonto ni su respuesta tan obvia.
Una primera respuesta, que en realidad no es tal, sino que es producto de un razonamiento circular,
es acudir al Código Civil y decir que el chofer debe responder porque, de acuerdo al artículo 1970,
mediante un bien riesgoso causó un daño a otro, el cazador porque de acuerdo al artículo 1985
existe una relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido o que el médico, de
acuerdo al artículo 1969, causó, por su culpa, un daño a otro. En pocas palabras la respuesta a todas
las preguntas es que debe existir un nexo causal entre el hecho y el daño. Pero la pregunta es en
realidad por qué el Código, y en general casi todos los sistemas de responsabilidad civil
puede limitar a lo que dice la norma positiva. Desde una aproximación funcionalista al sistema de
responsabilidad civil la respuesta a esta pregunta pasa por definir qué función específica es
desarrollada por la relación de causalidad. Esto es definir cuál es el efecto económico y social
perseguido a través de hacer responsable de un daño a aquél que lo causó y no a cualquier otro. Un
buen punto de partida es determinar qué funciones pueden ser desarrolladas por el sistema de
responsabilidad. Siguiendo en este punto a Calabresi La idea es que no todo accidente debe ser
evitado, pues ciertas actividades generan beneficios deseables que superan el costo social que
aeroplanos, a pesar que sería la mejor manera de evitar los accidentes de tránsito o de aviación. En
cierta manera las pérdidas en vidas humanas, integridad física y daños patrimoniales son el "precio"
que la sociedad tiene que pagar para gozar de los beneficios que una actividad genera. En segundo
lugar, el sistema de responbilidad puede tener como fin compensar a las víctimas. Pero esta
compensación sólo tiene socialmente sentido si aquél llamado a compensa está en mejor situación
que la víctima para enfrentar el costo del daño. Esto se logra a través de dos mecanismos. Uno es
difundir socialmente el costo del daño. Para ello responde por el daño aquél que está en mejor
situación para trasladar el costo al resto de la sociedad. En este sentido, y por la simple aplicación
de la ley económica de los rendimientos decrecientes, es preferible que mil paguen uno a que uno
pague mil. El sufrimiento social se minimiza haciendo que muchos soporten el costo económico
del daño en lugar que sea sólo uno. Esta difusión social del costo se logra a través del sistema de
seguros o del sistema de precios. El segundo mecanismo es buscar aquella parte cuya solvencia
En otras palabras que pague el que más tiene. Esta teoría, conocida en el sistema norteamericano
como el " deep pocket" (bolsillo profundo), se basa, en la misma razón que justifica la difusión
social del daño. Dentro de la ley de rendimientos decrecientes el que tiene un millón "sufrirá"
menos pagando mil que el que tiene sólo mil sufrirá por pagar esos mil. Todo esto está vinculado
con lo que el propio Calabresi denomina "costos secundarios". Finalmente una tercera función es
reducir los costos administrativos del propio sistema de responsabilidad civil. Trasladar el costo
judicial que decida y ordene quién debe responder es de por sí costoso. No tiene sentido desarrollar
un sistema de responsabilidad civil cuyo costo de implementación sea superior a los beneficios que
genera al resto de la sociedad. Esto lo identifica Calabresi como la reducción de los "costos
terciarios". Dentro de la idea de costos administrativos no sólo de considerarse el costo del manejo
operativo del sistema, sino los costos que un sistema administrativo ineficiente impone a las partes.
Así, por ejemplo, un sistema que tiende al error, impone un costo por cada error que cometa por
sus propias deficiencias. Cabe preguntarse ahora qué tiene que ver la causalidad con estas
funciones.
Tal como se aprecia en el artículo 1985 nuestro Código Civil se acoge a la teoría de la causalidad
adecuada. ¿Qué quiere decir este término? Como señala de Trazegnies esta terminología fue
desarrollada por J. Von Kries, partiendo de la idea que la causalidad debía determinarse en base a
una observación empírica para determinar si se trata de aquella causa que normalmente produce el
resultado dado. No se trata pues de cualquier causa. En general cualquier accidente ha sido
automovilismo se puede encontrar una relación de causalidad, en sentido amplio, entre el acto de
los padres del chofer de haberlo concebido y el daño. Si el chofer no hubiese nacido el daño no se
hubiese producido. Pero jurídicamente esto no nos interesa. La concepción del chofer por sus
padres no es una causa adecuada del accidente. Dentro de esta línea, Calabresi define lo que él
llama el "causallink". Este se da cuando entre un acto o actividad y un daño encontramos que la
va por encima del límite máximo de velocidad, en lo que constituye un acto negligente. Cuando
pasa por un predio un árbol del mismo se cae como consecuencia de su mal mantenimiento por
parte del dueño de la propiedad. El árbol cae sobre el tranvía ocasionando daños a los pasajeros.
Cuando el propietario del tranvía demanda al propietario del predio éste contesta que el daño fue
causado por el exceso de velocidad del tranvía. Si éste hubiese respetado el límite de velocidad
establecido el árbol se hubiese caído antes que el tranvía llegase a dicha zona, con lo cual no le
hubiese golpeado. Pero como venía a exceso de velocidad llegó antes de lo debido. Sin embargo
no existe un vínculo de causalidad adecuada entre el exceso de velocidad y la caída del árbol.
Si bien es cierto que si el tranvía no hubiese ido a exceso de velocidad el accidente no se hubiese
producido, el hecho que los tranvías vayan por encima a la velocidad permitida no incrementa las
relación alguna con el incremento de la frecuencia del tipo de accidente, sin perjuicio que en este
particular caso el accidente fue causado, en sentido amplio, por el exceso de velocidad. Distinto
sería el caso si se demuestra que el exceso de velocidad de los tranvías producen una vibración en
civil (es decir si el punto es desarrollar mecanismos para compensar a la víctima) no existe razón
atendible para establecer una relación de causalidad adecuada entre un hecho y el daño. No
necesariamente el que "causó" el daño de acuerdo con el artículo 1985 está en mejor posición para
distribuir socialmente el costo del accidente ni tiene mayores recursos que la víctima. Que la
actividad incremente las posibilidades de que el riesgo se dé no quiere decir nada respecto de la
habilidad del causante (o de la víctima) para difundir el costo social ni respecto a su solvencia
económica. Claro que, como sugiere Calabresi, uno puede plantear el problema de la causalidad
distribuir las pérdidas. Este concepto de causalidad (es causante el que más fácilmente se puede
asegurar) obviamente creará incentivos para favorecer a una mejor distribución del costo. Pero esta
que sea la que acoge nuestro Código Civil. Tampoco se puede establecer claramente la relación
entre la reducción de los costos administrativos del uso del sistema de responsabilidad civil y la
idea de causalidad adecuada. Por el contrario quizás es menos costoso atribuir responsabilidad a
través de un simple sorteo o haciendo responsable a la primera persona que pase por la calle.
De hecho probar la relación causal puede ser excesivamente oneroso en varias circunstancias.
Como veremos más adelante son precisamente los costos administrativos de prueba de la relación
causal en supuestos en que existe un largo período de tiempo entre el desarrollo de la actividad y
el daño lo que justifica cambiar la idea de causalidad adecuada por la de causalidad probabilística.
PROBABILISTICA?
dañinas no puede ser lograda a través de la idea tradicional de causalidad adecuada. Si para
conseguir el comportamiento eficiente de los distintos agentes sociales deben internalizarse las
externalidades, la idea de causalidad adecuada, que como vimos está íntimamente vinculada a esta
función, resulta insuficiente. Existe un conjunto de riesgos en donde existe un período de tiempo
considerable entre la actividad causante del daño y la manifestación de este último. Ello sucede
con casos como el del DES, el del agua contaminada, daños al medio ambiente o exposición a
sustancias cancerígenas como fue el caso de los productores de asbesto donde el daño se manifestó
20 años después. Como consecuencia del transcurso del tiempo tres problemas complican la
Ulen, en el caso del DES las víctimas pueden no sólo atribuir el daño al consumo del DES,
sino al hecho de que fumaban, trabajaron en locales tratados con pintura de asbesto, o en
el daño y la manifestación de este último hace que la mayor parte de las pruebas o hayan
desaparecido o sean inubicables. Por ejemplo en el caso del DES las madres de las víctimas
consumido.
administradores de una empresa (directores y gerentes), que por naturaleza rotan y cambian
en períodos de tiempo relativamente cortos, no se preocuparán por los daños que puedan
aparecer treinta años después, simplemente porque estarán en sus casas gozando de su
jubilación. Así un sistema de responsabilidad civil con causalidad adecuada no crea los
La única manera de evitar estos problemas es internalizando los costos antes que el transcurso del
tiempo haga difícil su internalización efectiva. Pero si el daño recién se va a producir luego de un
largo período de tiempo, la única manera de lograr esto es cambiando nuestra idea de daño y de
daño se debe recurrir a un análisis "ex-ante". Pero con un análisis "ex-ante" es imposible determinar
la causa específica de un daño determinado que aún no se ha producido en una víctima específica,
y que incluso podría jamás suceder. Por ello la teoría de la causalidad probabilística pretende
darnos elementos que nos permitan realizar un análisis "ex-ante" al daño para determinar la
responsabilidad.
Para lograr su objetivo esta teoría considera el daño como el incremento estadístico de las
probabilidades de sufrir un daño cierto por el desarrollo de una determinada actividad. Por ello,
quizás se puede decir que lo que realmente cambia no es tanto la idea de causalidad como la propia
idea de daño. En este sentido podríamos hablar del "daño probabilístico". Dentro de este modelo
Para graficar esto imaginemos que una fábrica contamina las aguas de un río incrementando las
posibilidades de que sus 1,000 vecinos sufran cáncer. Imaginemos, además, que ese incremento es
la elevación en 10 puntos porcentuales de las posibilidades ordinarias que cualquier persona tiene
de sufrir cáncer. Esto quiere decir que si el riesgo original era de 5%, como consecuencia de la
contaminación el nuevo riesgo es de 15%. Dentro de la idea de causalidad la fábrica debe responder
sólo por el incremento del riesgo, pues ella no es causante del riesgo original. Dentro de nuestro
En consecuencia habrá 100 nuevas víctimas atribuibles a la contaminación del río. Imaginemos
que los daños promedio por una muerte por cáncer sean de S 1. 1 '000 ,000. Como el incremento
pXD=I
Donde Pes el incremento en las posibilidades de sufrir el daño, Des la magnitud absoluta del daño
al menos en teoría, el mismo efecto. Si se aplica el modelo tradicional de causalidad adecuada las
cien nuevas víctimas podrán demandar por S/. 1 '000 ,000 una vez que se produzcan los daños (es
decir dentro de, por ejemplo, 30 años). Ello implica que se estaría internalizando como costo para
DE LA VICTIMA
Habíamos dicho que el sistema de causalidad probabilística elimina la lotería del lado del
causante del daño. Pero como consecuencia de este hecho crea una lotería del lado de las
potenciales víctimas. Si la idea es que las víctimas que reciban una indemnización por el daño
probable no puedan solicitar una indemnización cuando el daño se torna en cierto, resulta que
aquellos que sufren efectivamente el daño han sido "sorteados" como los "agraciados" de un
daño que ya nadie les va a reparar. Así la parte del daño que excede la indemnización por el
incremento de posibilidades de sufrirlo resulta siendo el "premio" en la lotería. Tal como hemos
primero, ya mencionado, es que muchas veces es muy costoso, sino imposible, identificar las
sistema, por lo menos en su diseño original, no existe una adecuada compensación a las
víctimas. Muchos que nunca sufrieron realmente los daños resultaron indemnizados por el
resultaron compensados sólo de manera parcial. Dentro del diseño expuesto, el acento está
del daño, sino a la víctima del mismo. Esto no se da en el sistema de causalidad probabilística,
principalmente porque el propio concepto de daño ha sido cambiado. Sin embargo el sistema
puede ser perfeccionado determinando que las indemnizaciones no vayan "ex-ante" a las
víctimas sino "ex-post", sin perjuicio de que sean exigidas "ex-ante" a la producción del daño.
Así las indemnizaciones pueden ir a formar un fondo que, debidamente depositado en una
institución financiera, irá compensando a las víctimas finales del daño conforme éstas vayan
apareciendo. Este sistema ha sido sugerido por Schroeder. La idea es que todos los que crearon
el riesgo sean demandados para constituir este fondo, el mismo que será utilizado para
compensar a las víctimas cuando éstas aparezcan como consecuencia de la materialización del
daño. Obviamente habrán problemas para que los ingresos del fondo (indemnizaciones) sean
iguales a los egresos (pago a las víctimas). Ello si atendemos al hecho que nos movemos en el
campo estadístico, donde siempre hay un margen, muchas veces no despreciable, de error.
certeza absoluta para tener por acreditado el nexo de causalidad entre la conducta del encartado
y el evento lesivo. Según sus cultores, el presupuesto causal sólo se tenía por probado, si en la
indagación retrospectiva de los hechos que efectuaba el intérprete (vía hipotética), surgía de
manera irrefutable que el comportamiento del agente era la causa del menoscabo.
No vamos a explayarnos aquí sobre los argumentos que esbozaban quienes defendían a ultranza
esta tesis radical del "todo o nada"; dado que éstos han caído en desuso y, salvo contadas
con importantes aportes interdisciplinarios y, por sobre todo, reconociendo una cierta dosis de
incertidumbre, azar o aleatoriedad; a punto tal que hoy se habla, sin añadiduras, de causa
probabilística
Actualmente podemos afirmar, sin mayores recovecos, que existe consenso sobre que:
CONCLUSION
Quizás la mejor manera de considerar a las instituciones jurídicas es a partir de las funciones
económicas y sociales que desarrollan. El análisis netamente jurídico suele prescindir del hecho
que los mecanismos para solucionar los problemas implican incurrir en una serie de costos que
muchas veces exceden los beneficios que tratarnos de obtener. De hecho la idea de causalidad
adecuada, vista en un mundo donde implementar soluciones no genera ningún costo, parece
conveniente. El problema es que cuando considerarnos los costos administrativos del sistema,
el "jurista" suele tener muy poco que decir. Normalmente el estudioso del derecho olvida, corno
a veces lo hace el físico, que existe una atmósfera donde las instituciones se desarrollan, que
en esa atmósfera existe fricción, y que esta fricción genera costos que deben ser superados o
Es cuando ponernos las instituciones jurídicas, frías y formales, en la realidad, que éstas pasa
de la crítica categorial. Pero esto último es insuficiente cuando les pedirnos a las instituciones
que superen problemas prácticos, donde la coherencia conceptual suele ser accesoria y la crítica
categorial inútil. La idea de la causalidad probabilística trata de aportar una alternativa
adicional, reconociendo que es mera especulación teórica en algunos casos donde los costos de
implementación son altos, y verdadera alternativa en otros donde soluciona problemas frente a
los que la causalidad adecuada muestra la más absoluta orfandad para desarrollar su función
económica y social. Sólo me interesa destacar que las soluciones no encuentran su valor porque
satisfacen la inquietud intelectual del teórico, sino porque responden al llamado de la realidad,
con prescindencia de los "muertos y heridos" que produzcan en el mundo de los conceptos
jurídicos.
JURISPRUDENCIA:
SEGUNDO: En el escrito de fojas 1564 a 1588, la demandante Lis Geraldine Rojas Loyola, señala
como principales agravios los siguientes: 1) Al considerar la “imprudencia de la demandante” el
razonamiento sobre la ruptura del nexo causal, no ha considerado lo previsto en el inciso 1 del artículo
43 del Código Civil. 2) Respecto a la antijuricidad, sólo emite pronunciamiento sobre la empresa
Ferrovías Central Andino S.A.(organización ferroviaria), más no sobre la empresa Ferrocarril Central
Andino S.A. (operador ferroviario). Y se limita a señalar que la legislación ferroviaria no regula sobre
la seguridad de la vía “exclusiva” del tren obligándole a colocar “mallas” u otros elementos de
seguridad, sin tener en cuenta los artículos 31, 36, 38, 51 y 52 del Decreto Supremo No. 032-2005-
MTC que obligan a dicha empresa a implementar medidas de seguridad en la vía férrea, que no se
verifican en el tramo en el cual su hijo sufrió el accidente. 3) No se ha valorado que el artículo 6 del
D.S. No. 032-2005-MTC establece que la máxima velocidad de operación para los Trenes de
Mercancías es de 16 km/Hora en zonas urbanas, mientras que el maquinista declaró haber conducido
a una velocidad de 25 km/Hora, es decir a una velocidad mayor a la establecida en la citada norma,
lo que acreditaría su actitud negligente al transitar por una zona urbana a alta velocidad. Además, al
tomarse en cuenta el “Informe Técnico” no se ha revisado las obligaciones del operador ferroviario
según el D. S. No. 032-2005-MTC, que no puede limitarse a conducir “sin mayores presiones
valorativas respecto al entorno de la vía” pues debe respetar las velocidad máximas según la ley. 4)
No se ha valorado el Expediente Penal No. 01860-2014-1 que
Contiene la Necropsia Médico Legal No. 002485-2010 que concluye que su hijo no murió arrollado
por el tren, sino que fue impactado por este cuando ingresó a la vía, circunstancia contradictoria al
análisis del informe invocado en la sentencia para justificar el rompimiento del “nexo causal”, pues de
haber estado acostado su hijo, el tren al arrollarlo lo habría partido en dos. En ese sentido, se ha
desechado el Informe Técnico de Investigación de Accidente No. 02-2013 ofrecido como prueba a su
escrito del 21 de noviembre de 2013, que corrobora dicha posición, y que desvirtúa la declaración
posterior del maquinista y el Informe Técnico No. 332-10-UAIT-PNP-G-A. 5) No se ha valorado el
Punto IV Análisis y Valoración de los Medios Probatorios, sexto considerando sobre la participación
del maquinista en diversos eventos de tránsito en los reportes del SIATF del Ministerio Público,
demostrado con el Record de Accidentes Ferroviarios del Ferrocarril Central Andino S.A. que en forma
negligente lo sigue contratando. 6) También es responsable la empresa Ferrovías Central Andino S.A.
porque es quien da el permiso de operación a Ferrocarril Andino S.A. y le ha seguido renovando el
permiso sabiendo que el maquinista Jhon Rony López Jara cegó la vida de su menor hijo y ocasionó
más de 9 accidentes registrados entre descarrilamientos, muertes, heridos y otros hechos
presentados en la etapa postularía. 7) Se incurre en error al considerar la ruptura del nexo causal,
porque el Expediente Penal No. 01860-2014-1 fue archivado, y que no se ha podido probar que el
maquinista ha obrado de manera negligente, imprudente o imperita, cuando el fundamento de esa
decisión fue que la conducta del procesado Jhon Rony López se encuentra dentro de los alcances de
las normas técnicas de tránsito y que no hay responsabilidad penal porque la actividad ferroviaria
tiene su propia regulación normativa, configurándose un caso de “atipicidad relativa”. 8) No se ha
tomado en cuenta que contra la Fiscal Superior Edith Hernández Miranda, que emitió el Dictamen No.
1167-2015-MP-FSM-LE opinando por revocar la resolución 06 del 11/08/2015 y reformándola se
declare fundada la excepción de naturaleza acción, se abrió procedimiento disciplinario por no haber
motivado dicho dictamen conforme a ley.
TERCERO: En el caso concreto, doña Lis Geraldine Rojas Loyola interpone demanda de
indemnización por daños y perjuicios contra las empresas Ferrocarril Central Andino S.A. y Ferrovías
Central Andina S.A. para que le paguen la suma de S/. 150,000,053,000.00 millones de nuevos soles
que comprende: 1. El daño emergente en S/. 53,000.00 nuevos soles. 2. El daño moral por
150’000,000,000.00 nuevos soles.
Para tal efecto, señala que con fecha 27 de julio de 2010, el Tren No. 1001 de propiedad de la empresa
Ferrocarril Central Andino S.A. operado por la persona de Jhon Ronny López Jara atropelló a su
menor hijo Bruno Hernan Rodríguez Rojas causando su deceso instantáneo conforme se aprecia del
Certificado de Defunción que adjunta.
Manifiesta que presenta la demanda en mérito a la responsabilidad objetiva contemplada en el artículo
1970 del Código Civil, ya que la muerte de su hijo, fue a causa de un bien riesgoso que es el tren de
dicha empresa.
Además dirige la demanda contra Ferrovías Central Andina S.A. por ser la concesionaria de la
infraestructura férrea al no haberle dado el debido mantenimiento a la vía, ya que no existían bandas
de protección en la parte donde falleció su hijo, considerando que es una zona urbana donde transitan
diariamente muchas personas. Y señala además que las empresas demandadas no se han hecho
responsables hasta la fecha, sin haber brindado ningún tipo de apoyo moral o económico a su familia.
CUARTO: Y por resolución 09 de fecha 08 de noviembre de 2013 (fojas 655 a 656) el Juzgado fijó los
siguientes puntos controvertidos: a) Determinar si el demandado Ferrocarril Central Andino S.A. como
propietario de la locomotora No. 1001 (bien riesgoso) tiene responsabilidad en la muerte del hijo de la
demandante. b) Determinar la participación o responsabilidad del demandado Ferrovías Central Andina
S.A. como encargada del mantenimiento y rehabilitación de la vía férrea, en la muerte del hijo de la
demandante. c) Establecer si por el contrario, en el presente caso no se configura responsabilidad de la
entidad demandada, pues se habría producido la ruptura del nexo causal por la imprudencia de la
demandante. d) Establecer si como consecuencia de los dos primeros puntos controvertidos los
demandados deben indemnizar solidariamente a la demandante por daño emergente y daño moral, así
como su monto.
QUINTO: A efecto de resolver la presente controversia, es pertinente fijar los hechos del caso,
considerando que la demandante señala que los daños fueron causados por la muerte de su menor
hijo Bruno Hernán Rodríguez Rojas de 11 años de edad, ocurrido el 27 de julio de 2010, cuando fue
atropellado por el Tren No. 1001, propiedad de la empresa Ferrocarril Central Andino S.A. operado
por Jhon Ronny López Jara, conforme se aprecia del Certificado de Defunción que adjunta. Y
manifiesta que demanda indemnización por daños y perjuicios en mérito a la responsabilidad objetiva
contemplada en el artículo 1970 del Código Civil, pues la muerte de su hijo fue a causa de un bien
riesgoso.
SEXTO: El Juez del proceso al fijar los puntos controvertidos sigue las reglas para determinar la
responsabilidad civil, precisando que primero se debe establecer si las empresas demandadas tienen
responsabilidad en la muerte del hijo de la demandante o se ha producido la ruptura del nexo causal
por imprudencia de la actora y si a consecuencia de ello, los demandados están obligados a
indemnizarla solidariamente por daño emergente y moral; sin embargo, en la sentencia apelada,
primero da por hecho que el accidente sufrido por el hijo de la demandante es un daño terrible e
irreparable pasible de indemnización, y luego procede a analizar los demás factores que componen
la responsabilidad civil, para luego declarar infundada la demanda estimando que en este caso no
concurre la antijuricidad, el factor de atribución y la relación de causalidad.
SÉPTIMO: Este Superior Colegiado en función a sus atribuciones de órgano revisor que repara
defectos, vicios y errores de la resolución dictada por el inferior y atendiendo a la naturaleza de la
pretensión, procede a verificar si los agravios expuestos deben ser estimados o no, reordenando en
forma adecuada los elementos de la responsabilidad civil para en función a ello, analizar si la
pretensión demandada merece ser atendida, conforme a los supuestos establecidos en el artículo
364 del Código Procesal Civil.
DÉCIMO: En esa línea de interpretación y considerando la actividad que ejercen las empresas de
ferrocarril a través de los vehículos denominados “trenes”, que explotan un servicio de transporte de
pasajeros o de carga, asumen que realizan una actividad generadora de riesgos, tanto para sus
transportados como para los no transportados (los transeúntes por ejemplo).
Al ser así, cuando una firma está dedicada a este tipo de actividades y obtiene rédito a través de una
“cosa” de por sí peligrosa como puede ser un tren, se considera necesario que asuma la
indemnización del daño causado a raíz del desempeño de esa actividad.
Con ello, se busca que las empresas tomen precauciones respecto de la buena calidad, perfecto
estado y funcionamiento del material, capacitación y óptimo desempeño de su personal a fin de evitar
accidentes y otros eventos que puedan resultar perjudiciales para personas o bienes patrimoniales
ajenos a dicha actividad.
Para tal efecto se considera que el artículo 1970 del Código Civil es de naturaleza general, no
discrimina sobre bien alguno y resulta plenamente aplicable al caso concreto.
En tal sentido, la actividad desarrollada por el Tren No. 1001 de propiedad de la empresa Ferrocarril
Central Andino S.A. operado por el maquinista Jhon Ronny López Jara, que ocasionó la muerte de
Bruno Hernán Rodríguez Rojas de 11 años de edad el 27 de julio de 2010, era de una actividad de
naturaleza riesgosa, en virtud a la norma acotada, considerando que es responsable civil no el
conductor del bien considerado peligroso, sino la empresa propietaria u operadora que es la que
ejerce la actividad ferroviaria que por si misma es riesgosa, en tanto puede generar consecuencias
de peligro, de modo que su responsabilidad es directa por su propia actividad, estando a lo
expresamente reglado por la norma acotada., lo que no ha tomado en cuenta el Juez del proceso.
DÉCIMO PRIMERO: En esa misma línea de desarrollo, la empresa Ferrovías Central Andina S.A,
como empresa adjudicataria de la Buena Pro en la Licitación Internacional convocada por el Estado
Peruano, celebró un contrato de concesión en cuya virtud se le encargó el mantenimiento,
rehabilitación y explotación de los bienes de la concesión que incluye la vía férrea, estaciones,
andenes, elementos de señalización y comunicación entre otros.
Asimismo, en virtud del principio de adquisición de la prueba desarrollado en el octavo considerando
precedente, se examina la cláusula 12.2 del Contrato de Concesión Ferrocarril del Centro que
establece lo siguiente:
“12.2. Operadores de Servicios de Transporte Ferroviario. El Concesionario se obliga a permitir el ingreso
a la Línea férrea a toda aquella persona que cumpla con las condiciones previstas en este Contrato y en las
Leyes Aplicables. Sin perjuicio de las atribuciones que por disposición legal corresponden a OSITRAN, el
Concesionario queda obligado a supervisar y controlar que el desarrollo de Servicios de Transporte
Ferroviario por parte de Operadores de Servicios de Transporte Ferroviario se desarrolle dando estricto
cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad ferroviaria establecidas en el Contrato y en su Anexo No.
6…(…)”
Lo cual significa que Ferrovías Central Andina S.A. tiene como función obligatoria supervisar y
controlar el desarrollo de servicios de transporte que realice la empresa Ferrocarril Central Andino
S.A. como operador ferroviario, dando estricto cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad
ferroviaria establecidas en este contrato.
En tal sentido, las copias certificadas del Expediente Penal No. 01860-2014-0 sobre homicidio
Culposo Agravado seguido contra el maquinista Jhon Ronny López Jara por la muerte del hijo de la
demandante (que se tiene a la vista), de fojas 171 a 177, que son el Registro y Estadística de
Accidentes Ferroviarios en el Ferrocarril del Centro, expedido por el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones, acreditan que el maquinista Jhon Ronny López Jara tiene en su haber varios
accidentes ferroviarios como el atropello ocasionado con fecha 27/06/2007, el atropello de fecha
02/11/2008, el descarrilamiento de locomotora y dos vagones por vía en mal estado de fecha
03/07/2010, el atropellamiento seguido de muerte en fecha 27/07/2010, el atropello ocasionado con
fecha 15/08/2011 y descarrilamiento de fecha 12/03/2012, al cual se añade el evento en el que falleció
el menor hijo de la actora en fecha 27 de julio de 2010.
Si bien, estos mismos medios probatorios al ser ofrecidos por la demandante de fojas 732 a 740,
fueron rechazados por extemporáneos en la resolución 11 de fecha 20 de enero de 2014 de fojas
896, este Superior Colegiado considera que deben ser tomados en cuenta desde que prueban hechos
reales y objetivos referidos al historial laboral del maquinista que ocasionó la muerte del hijo de la
demandante y que no pueden ser obviados, por ser de suma relevancia en un proceso en cual se
esta dilucidando la responsabilidad civil de las empresas demandadas ante un accidente seguido de
muerte ocasionada por un personal a su servicio.
Estando a los hechos expuestos, surgen las interrogantes: ¿Cómo es posible que una empresa
operadora del servicio ferroviario en un país, mantenga al frente de la conducción de trenes de carga,
a un maquinista con antecedentes de accidentes seguidos de muerte, lesiones y descarrilamientos?
¿Cumplió la concesionaria Ferrovías Central Andina S.A. la labor de supervisión y control a que se
encontraba obligada a asumir respecto del desarrollo de las actividades de la empresa operadora
Ferrocarril Central Andino S.A.? ¿Se cumplió con controlar y supervisar si la persona de Jhon Ronny
López Jara se encontraba en la capacidad para desempeñar el cargo de maquinista de trenes de
carga? ¿Hubo preocupación, y diligencia de las demandadas en lograr seguridad en el transportes de
carga y de pasajeros? ¿El maquinista conductor de trenes de carga estaba suficiente capacitado para
la labor que desempeñaba y conocía todos los protocolos de seguridad para evitar accidentes? ¿
Pues si se pretende ser una empresa líder en el transporte por vía férrea con altos estándares
internacionales de calidad de servicio, seguridad y puntualidad, que son los objetivos que persiguen
todas las empresas, interesa el ejercicio del debido control sobre el personal que desempeña la labor
fundamental de conducir trenes que es el trabajo sobre el cual descansa la esencia de la labor
ferroviaria.
Entonces, las empresas demandadas no pueden argüir que no existe responsabilidad objetiva, porque
los efectos del artículo 1970 si les alcanza plenamente, sin perjuicio de que deben observar las
exigencias establecidas en las normas especiales que le son aplicables por la naturaleza de la labor
que realizan.
DÉCIMO SEGUNDO: Ahora bien, el artículo 1972 del Código Civil, aplicable a los casos de
responsabilidad por riesgo, regula la ruptura del nexo causal conformado por aquel supuesto que se
presenta ante un conflicto entre dos conductas o causa sobre la realización de un daño, el mismo
que será el resultado de una sola de dichas conductas. En este sentido, la conducta que no ha llegado
a causar el daño se denomina “causa inicial” y la conducta que llegó a causar el daño se denomina
“causa ajena”, debiendo revisarse si en este caso se presentan las causales eximentes de
responsabilidad civil, presentándose en cuatro supuestos:
DÉCIMO TERCERO: Sobre el “Caso fortuito” que una causa enteramente ajena a la voluntad de las
partes o cuando un imprevisto que no es posible resistir, como puede ser un fenómeno de la
naturaleza, como un terremoto, una inundación u otro tipo de catástrofe, son situaciones que como
vemos no se han presentado en este caso, en que la actora demanda el pago del daño ocasionado
por la muerte de su menor hijo Bruno Hernán Rodríguez Rojas ocurrido el 27 de julio de 2010, cuando
fue atropellado por el Tren No. 1001, propiedad de la empresa Ferrocarril Central Andino
S.A. operado por Jhon Ronny López Jara.
DÉCIMO CUARTO: Sobre la causal de “Fuerza mayor” tenemos que es un hecho, circunstancia o
acontecimiento extraordinario que se desata desde el exterior, imprevisible y que no hubiera sido
posible evitar aún aplicando la mayor diligencia, que imposibilita absolutamente para el cumplimiento
de una obligación.
Verificándose que en el presente caso, no ha concurrido ninguno de estos imprevistos que releven de
responsabilidad a las demandadas, pues el accidente fue provocado por el maquinista Jhon Ronny
López Jara que labora para la codemandada Ferrocarril Central Andino S.A. que es el operador
ferroviario para el transporte de carga o personas, en tanto Ferrovías Central Andina S.A. es la
empresa que fue adjudicada con la Buena Pro en la Licitación Internacional convocada por el Estado
Peruano celebrando un contrato de concesión en cuya virtud se encarga del mantenimiento,
rehabilitación y explotación de los bienes de la concesión que incluye la vía férrea, estaciones,
andenes, elementos de señalización y comunicación entre otros.
DÉCIMO QUINTO: Aquí el daño es causado por una persona diferente a la que es señalada, es decir,
acá no hay nexo causal entre el daño ocasionado y la persona que causa el daño, pero hay que tener
en cuenta que en ocasiones se es responsable por hechos ajenos según lo preceptuado en el código
civil en la responsabilidad civil contractual. En el presente caso, el nexo causal se presenta por la
especial relación que une al maquinista Jhon Rony López y su empleadora, la empresa Ferrocarril
Central Andino S.A. y por ser la persona que ocasionó la muerte del menor hijo
de la demandante. En este caso, es obvio que la empresa citada responde por los daños causados
por el maquinista a su cargo y por lo establecido en el artículo 1970, referida a la responsabilidad
objetiva referida a la actividad ejercida por quien mediante un bien riesgoso causa un daño a otro.
DÉCIMO OCTAVO: Por otro lado, se tiene en cuenta el peritaje de parte presentado por la parte
demandante de fojas 979 a 1002, en el cual se concluye que el niño Bruno Rodríguez Rojas no pudo
evitar el accidente, tanto por su sensibilidad extrema a los estímulos sensoriales como por su
desarrollo físico y cognitivo en comparación a un adulto y en especial a un niño neurotópico, motivo
por el cual no es posible asignar una causa generadora de accidente al peatón como se describe en
el Informe Técnico No. 332-10-UIAT-PNP-G-1 elaborado por la Policía de Investigación de Tránsito
al realizar las investigaciones del accidente ferroviario, conclusión que refuerza la tesis de que al dicho
menor no se le puede imputar una “conducta imprudente”.
En este sentido, se considera irrelevante si el menor Bruno de 11 años de edad tenía un nivel de
autismo, leve, mediano o grave, pues por su edad era obvio que no se le puede atribuir imprudencia,
que sólo es exigible a aquellas personas plenamente capaces para darse cuenta cuando están
actuando mal o bien, y que de motu propio actúan con falta de precaución que implica omitir la
diligencia requerida o un olvido de la previsión aconsejable para realizar algún hecho que la prudencia
popular recomendaría. Discernimiento que no se le puede atribuir a un niño de 11 años, tenga o no
tenga “autismo”, de modo que las empresas demandadas no pueden argüir imprudencia en el menor
hijo de la demandante, para evadir su responsabilidad.
DÉCIMO NOVENO: Asimismo, las demandadas también atribuyen “imprudencia” a madre del menor
fallecido porque “debió adoptar todas las precauciones necesarias para evitar que el menor escapara
de su control emprendiendo la carrera” y luego “perdió el control del menor que estaba bajo su cuidado
y responsabilidad”6, debiendo tener en cuenta el juzgador que ese fue el hecho que precipitó todo el
drama subsecuente.
Asimismo, en el escrito de fecha 16 de mayo de 2014 sobre alegatos (fojas 1037) la empresa
Ferrocarril Central Andino S.A. señala que: “En el presente caso, alegamos que no se configura un
6A fojas 542 y 539
supuesto de responsabilidad objetiva toda vez que estamos en presencia de la imprudencia de la
propia víctima, reflejado en el descuido de la propia demandante al dejar escapar a su menor hijo
cuando se encontraban paseando por la Plaza Mayor de Lima”
Sobre lo expuesto debe tomarse en cuenta que si bien es responsabilidad de los padres el encargarse
de la seguridad y custodia de sus hijos menores de edad, se considera que generalmente los niños
son juguetones, traviesos y viven en constante movimiento, de modo que, acorde a las reglas de
excepción su accionar a veces puede rebasar los cuidados de sus progenitores, siendo realmente
posible que se alejen de ese ámbito de cuidado en razón de su conducta propia de “niños”, sin que
ello signifique necesariamente que las persones mayores encargadas de su cuidado hayan incurrido
en una conducta imprudente por negligencia o temeridad.
En el caso de autos, el diagnóstico expuesto en el Informe de Conducta obrante de fojas 48 a 49 y el
Informe Psicopedagógico de fojas 53, señala que Bruno Hernán Rodríguez Rojas corría siempre en
forma intempestiva y constante, moviéndose rápido, destacando en inteligencia físico – cinestética,
de modo que la madre debía redoblar los cuidados sobre su hijo y evitar que no corra lejos de ella, lo
que en forma evidente implicaba un esfuerzo en el cuidado que debía prodigarle, siendo también real
y objetivamente posible que el menor fallecido haya podido evadir el ámbito de cuidado prodigado por
su madre, justamente por el diagnóstico de “autismo leve”, que no le permitía tener control de su
conducta y de los estímulos externos.
Siendo así, es posible que las empresas demandadas pretendan justificar la muerte de un menor
como Bruno Hernán Rodríguez Rojas en las circunstancias acaecidas el 27 de julio de 2010?
¿Pueden argüir que la madre “dejó escapar” a su hijo intencionalmente?
En otras palabras si los padres presuntamente no tuvieron toda la diligencia en el cuidado de un hijo,
¿Ello puede justificar que un bien de naturaleza riesgosa accionado por una persona, pueda arrollar
o atropellarlo y causarle la muerte? ¿Podemos justificar la muerte de un niño autista de 11 años de
edad, sólo fundamentándonos en la negligencia atribuida a los padres?¿Acaso las empresas
Ferrocarril Central Andino S.A. y Ferrovías Central Andina S.A. consideran que tienen “patente de
corso” para ocasionar accidentes seguidos de muerte contra niños por el sólo hecho de haber sido
descuidados por sus padres, para luego alegar imprudencia de éstos y así justificar que el atropello y
muerte de las víctimas es imputable a los padres y no las empresas demandadas que tenían la
operación y concesión de tren y con un personal que conduce un bien riesgoso, pretendiendo así,
evitar responder civilmente por el daño causado?
La respuesta definitivamente es no, porque la omisión o negligencia incurrida por unos, no justifica la
de otros, y porque el sistema jurídico persigue que se ejerza el derecho con una finalidad económica
y social para la que fue concebido, sin atropellar un interés legítimo, para evitar arbitrariedades que
encuentren su justificación en las omisiones de otros.
Además, las alegaciones expresadas por las empresas demandadas no han sido probadas quedando
sólo en meras alegaciones verbales, pues señalan que la demandante descuidó al menor fallecido,
pero no han presentado prueba alguna que acredite como se configuró ese descuido.
VIGÉSIMO: En ese sentido, se estima que si bien la demandante en el momento que se encontraba
con su hijo en la Plaza de Armas no pudo controlar su conducta cuando ésta escapó de su lado, se
aprecia que como madre tomó todas las acciones necesarias para traerlo de vuelta con ella, y ante
10
su desaparición procedió a buscarlo conjuntamente con el padre y hacer la denuncia respectiva ante
la Comisaría de San Andrés, donde les manifestaron que tenía que pasar 24 horas para formalizar lo
ocurrido, obteniendo el apoyo de varios efectivos policiales que les apoyaron en la búsqueda del
menor.7
En esa línea de análisis, es vital señalar que ante la denuncia de la desaparición del menor, la policía
no actuó rápidamente en su búsqueda porque sostuvo que no había transcurrido el plazo de 24 horas
que era una regla de espera para formalizar la búsqueda de la persona desaparecida. Es así, que en
virtud de este caso y ante la lucha constante de la demandante madre del menor Bruno Hernán
Rodríguez Rojas, se emitió la Ley No. 29685 publicada el 14 de mayo de 2011, conocida como “Ley
Brunito”, que permite acciones inmediatas de búsqueda, localización y protección por parte de la
autoridad cuando se reporta la desaparición de personas vulnerables, pues obliga a las comisarías a
recibir denuncias de desaparición de menores de edad, adultos mayores y personas con
discapacidad de inmediato, de modo que ninguna comisaría puede negarse a recibir una
denuncia e imponer plazos de tiempo a los familiares para efectuarla. Dando primero una nota
informativa con los datos básicos y una fotografía de la persona, luego la comisaría remite esta
información a la dirección de carreteras, fronteras y serenazgo.
En consecuencia, la demora en hallar al menor no es atribuible como responsabilidad imputable a la
madre, pues la espera en formalizar su desaparición se debió a la decisión de las autoridades
policiales, que tenían como regla la espera de 24 horas para proceder a la búsqueda de una persona
desaparecida.
VIGÉSIMO PRIMERO: Por consiguiente, no se aprecia que la demandante haya incurrido en una
conducta imprudente en el cuidado de su hijo, sino que estamos ante la descripción de un niño que
además padecía de “autismo leve”, así que era posible que en algún momento evadiera los cuidados
de su madre, pues corría intempestivamente y se alejaba sin un destino preciso, hecho que acaeció
el 27 de julio de 2010, cuando escapó del control de su progenitora y echó a correr sin destino llegando
a la vía férrea donde falleció atropellado por el tren No. 1001 conducido por el maquinista Jhon Rony
López Jara.
En ese orden de ideas las empresas demandadas no han probado que la demandante realizó una
conducta imprudente consistente en un hacer o no hacer, como tampoco que esta conducta haya
infringido un deber objetivo de cuidado, pues no existe medio de prueba alguno que acredite que
descuidó a su hijo cuando se encontraba paseando por la Plaza de Armas de Lima, ya que ella ha
sostenido que estaba con él tomándole fotos, es decir, se encontraba bajo su cuidado cuando empezó
a correr por la Calle Junín llegando hasta la Avenida Abancay donde lo perdió. Esta declaración la
efectuó con fecha 01 de septiembre de 2010, conforme corre a fojas 1139 de autos, entre las piezas
procesales que componen las copias del Atestado Policial acompañadas al escrito de fojas 1153,
habiendo el Juzgado de origen corrido traslado de tal medio probatorio en la resolución 23 de fecha
10 de diciembre de 2014 (fojas 1167), verificándose que la presentación de estos instrumentos no
fueron cuestionados por la parte demandada, por lo cual surten efectos legales de probar los alegatos
presentados por la actora.
7Manifestación de David Rodríguez Barrientos (padre del menor) a fojas 28. Corroborado con las Observaciones del
Atestado Policial a fojas 70, en la cual se refiere que adjuntó copia de la denuncia por desaparecidos recibida por la
11
En esa línea de razonamiento, este Superior Colegiado considera que los argumentos formulados por
los demandados no sustentan la causal eximente de imprudencia, que pueda enervar la
responsabilidad objetiva que tiene las empresas demandadas en el hecho dañoso mencionado
VIGÉSIMO SEGUNDO: Por otro lado, no se ha tomado en cuenta que conforme a los artículos 31 8,
369, 3810, 5111 y 5212 del Reglamento Nacional de Ferrocarriles aprobado por el D.S. No. 032-2005-
MTC las vías férreas deben tener todos los sistemas destinados a lograr y obtener que el movimiento
de los trenes se efectúe en condiciones se seguridad y sin accidentes, observándose que en la vía
férrea a la altura del kilómetro 14 donde sucedió el accidente, conforme a la fotografía que corre a
fojas 670 (tomo II del expediente) no se aprecia señalización alguna, ni baranda de protección que
impida el ingreso de personas a la vía férrea, teniendo en cuenta que se ubica en una zona transitada
donde se encuentra inclusive un grifo, estando a 100 metros aproximadamente al Este del cruce
Carretera Central entrada Gloria Grande.
Se considera entonces que no había ninguna medida de seguridad instalada en la vía férrea que
evidencie que las empresas demandadas hayan cumplido con instalar sistemas de seguridad para
evitar accidentes, conforme a la exigencia establecida en el Reglamento Nacional de Ferrocarriles
que regula entre otros, el mantenimiento y seguridad de la vía férrea, por lo que este Superior
Colegiado no concuerda con la conclusión del A quo que señala que Ferrovías Central Andina S.A.
no ha violentado el mantenimiento de la vía férrea a que está obligada en su calidad de concesionaria
encargada del mantenimiento, rehabilitación y explotación del bien a su cargo, conforme a las reglas
de naturaleza especial que regulan su actividad.
VIGÉSIMO TERCERO: Asimismo, de las copias de la declaración del maquinista Jhon Rony López
Jara efectuada con fecha 10 de agosto de 2010 (fojas 19 de las copias del expediente penal) con el
asesoramiento de su abogada Ana María Sánchez Gregorio, claramente señala que a la altura del
kilómetro 14 de la Carretera Central Santa Clara a las 21:45, se estaba desplazando a una velocidad
de 25 km. Y a una distancia de 50 metros llega a observar una mancha negra, reduciendo la velocidad
y aplicando freno automático y al estar a 25 metros visualiza que el bulto era una persona,
procediendo a aplicar el freno.
Considerando que el mencionado maquinista ya tenía en su haber diversos accidentes ferroviarios
con heridos, una persona fallecida y otros descarrilamientos, y la amplia experiencia laboral de 20
8 Artículo 31º.- Estandarización de la señalización La señalización de la vía férrea está compuesta por todos los
sistemas destinados a lograr y obtener que el movimiento de trenes se efectúe en condiciones de seguridad y sin
accidentes, por lo que las Organizaciones Ferroviarias deberán adecuar sus señalizaciones de vía a las normadas según
anexos adjuntos que correspondan.
9 Artículo 36°.- Señales de velocidad.- En los tramos con restricción de velocidad, se colocará un letrero de advertencia
al costado de la vía por el lado que corresponda al maquinista, de modo que pueda ser divisado desde ambos lados de
la locomotora y desde una distancia no menor de 200 metros. Ampliándose el tramo de precaución de la restricción si por
curvas u otros obstáculos se impidiera la visualización de esta distancia, Dicho letrero llevará una inscripción indicando la
velocidad máxima permisible en el tramo. Conforme se indica en el Anexo Nº 2.
10 Artículo 38°.- Señales al final de un tramo con velocidad restringida Al finalizar un tramo con velocidad restringida,
se debe colocar al costado de la vía del lado que corresponda al maquinista, según el sentido de tránsito del tren, un
letrero con las inscripciones indicativas de la velocidad máxima permitida en adelante. El tren incrementará su velocidad
cuando el último vagón o coche haya pasado dicho letrero. Conforme se indica en el Anexo Nº 2.
11 Artículo 51.- Mantenimiento de la vía férrea.- Las Organizaciones Ferroviarias a cargo de las vías férreas deben
13
Al ser así, el nexo de causalidad se configura desde que la muerte del menor hijo de la demandante
es ocasionada por el maquinista Jhon Rony López Jara que tiene nexo laboral con la empresa
Ferrocarril Andino S.A.,
VIGÉSIMO OCTAVO: Respecto al daño moral debe precisarse que la fijación de un quantum
indemnizatorio no constituye una labor sencilla para el órgano jurisdiccional, pues el daño moral por
conllevar un componente subjetivo al referirse a la afectación interna que sufre la persona por el daño
causado, debe realizarse en base a un análisis adecuado del acervo probatorio y en última instancia
deberá emplear su mejor criterio para determinar un monto adecuado que cumpla su
14
función de resarcir el perjuicio ocasionado, siendo pertinente citar lo expuesto en la Casación No.
1632-2004-Chincha13 que ha señalado lo siguiente:
“Si bien la existencia de un daño moral constituye un daño de carácter no patrimonial que resulta difícil de
cuantificar, sin embargo, corresponde al Juez valorar equitativamente dicho concepto, expresando su
valoración razonada al respecto, de acuerdo a los principios de la sana crítica…(…)”.
En ese sentido es pertinente señalar que el artículo 1985 del Código Civil estatuye lo siguiente:
“La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u omisión generadora del daño,
incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo existir una relación de
causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses
legales desde la fecha en que se produjo el daño”.
Asimismo, es pertinente citar lo previsto en el artículo 1332 del Código Civil que claramente establece
lo siguiente:
“Si el resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto preciso, deberá fijarlo el Juez con
valoración equitativa”
Lo que significa que el daño moral implica que debe ser resarcido teniendo en cuenta la magnitud del
menoscabo producido a la víctima y su familia, para lo cual se deben examinar las circunstancias
particulares del caso y el hecho de que, tratándose de un daño cuyo monto no puede determinarse
de manera precisa, el juez deberá fijarlo prudencialmente de una manera equitativa.
VIGÉSIMO NOVENO: Habiendo solicitado la parte demandante por concepto de daño moral la suma
de 150’000,000,000.00 nuevos soles, se considera que en virtud del artículo 1984 del Código Civil se
debe valorar en forma adecuada el daño moral sufrido por la demandante, pues su cuantificación
debe ser objeto de una valorización razonada de acuerdo a los principios de la sana crítica.
La empresas demandadas sostienen que el daño indemnizable debe ser probado, que la carga de la
prueba del daño recae en la víctima y que la demandante debe demostrar las circunstancias en las
que se produjo el hecho dañoso para presumir la existencia del dolor y que debe ser cierto y probado
por ella.
Al respecto, se estima que el fallecimiento del menor Bruno Rodríguez Rojas significó para su madre
una pérdida irreparable, consecuencia directa del accidente ferroviario acaecido el 27 de julio de 2010,
mas aún considerando las circunstancias que rodearon los hechos, como es la forma violenta en que
perdió la vida, dolor que se encuentra graficado con las fotografías obrantes de fojas 88 a 89, fojas
91 a 92, y de fojas 96 a 97; considerando este Superior Colegiado, que el dolor de una madre ante
un evento de esta naturaleza no requiere probanza alguna, pues es indubitable que por dicha relación
familiar no existe sentimiento mas intenso de dolor que perder a un hijo en un evento violento, de un
momento a otro, después de haberlo visto sano y en buen estado de salud, más aún cuando es un
niño.
Este sentimiento de dolor se agrava, con la indignación natural que debió sentir la madre al verificar
que este hecho fue ocasionado por el conductor de un tren con amplio historial de accidentes en su
haber, y que conforme se aprecia de sus propias declaraciones, al ver un bulto a 50 metros no tomó
todas las precauciones para detener la máquina, pues pudo presumir que se trataba de una persona
como las que en anteriores ocasiones atropelló.
13 Casación No. 1632-2004- Chincha, 22 de septiembre de de 2005. En Jus Doctrina y Práctica, No. 04, Lima, 2007,
pag. 230.
15
Además de los medios probatorios adjuntados por la demandante de fojas 227 a 267 demuestran en
forma indubitable su preocupación y amor por su hijo, realizando actos concretos para darle la mejor
educación posible considerando el “autismo leve” que padecía, buscando proveerle de la mejor
atención y cuidado. Más aún, estaba tramitando su visa para llevarlo fuera del país a recibir un mejor
tratamiento médico para superar el autismo que padecía, conforme se aprecia de la copia del
pasaporte que corre a fojas 58.
Ante circunstancias semejantes ¿podemos pedirle a la demandante Lis Geraldine Rojas Loyola, que
acredite con mayor acervo probatorio su sufrimiento al ver cuerpo destrozado de su menor hijo de 11
años, bajo las ruedas de un tren de carga? ¿Podemos exigirle que acredite su dolor por haber perdido
para siempre a su hijo, al que nunca volverá a ver? Evidentemente no, pues queda claro que el daño
moral o personal que sufre una madre consistente en el sufrimiento producido por la muerte del hijo,
sin duda, es un acontecimiento que produce intenso dolor y pesadumbre a quien lo padece.
Fundamentos por los cuales este Superior Colegiado considera que en forma adecuada el quantum
indemnizatorio por daño moral debe fijarse en la suma de S/. 800,000.00 soles.
SE RESUELVE:
REVOCAR la SENTENCIA contenida en la resolución 47 de fecha 15 de marzo de 2017, corriente de
fojas 1495 a 1504, que falla declarando INFUNDADA la DEMANDA de fojas 295 a 321, subsanada
de fojas 333 a 338, interpuesta por Lis Geraldine Rojas Loyola contra Ferrocarril Central Andino y
Ferrovías S.A. sobre indemnización por daños y perjuicios (responsabilidad extracontractual) y la
REFORMAN declarando FUNDADA en PARTE la DEMANDA de fojas 295 a 321, subsanada de fojas
333 a 338, interpuesta por Lis Geraldine Rojas Loyola contra Ferrocarril Central Andino y Ferrovías
S.A. sobre indemnización por daños y perjuicios (responsabilidad extracontractual), debiéndose fijar
la suma de S/. 8,500.00 soles por concepto de daño emergente y la suma de S/. 800,000.00 soles por
concepto de daño moral, con costas y costos del proceso.
En los seguidos por LIS GERALDINE ROJAS LOYOLA contra FERROCARRIL CENTRAL ANDINO
S.A. y FERROVIAS CENTRAL ANDINA S.A. sobre INDEMNIZACION POR DAÑOS Y
PERJUICIOS.-
16
ORDOÑEZ ALCANTARA BUSTAMANTE
OYAGUE
TORRES
VENTOCILLA
Bibliografía
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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO
TEMA:
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE, CON CAUSALIDAD Y CASOS
ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD, LA INCITACIÓN O AYUDA, LA
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES
CÓDIGO: 015100748A
CUSCO - PERÚ
Noviembre de 2020
INDICE
INDICE ............................................................................................ 2
INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 3
SUBCAPITULO I ............................................................................................ 4
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE ....................................................... 4
1. INCITACIÓN O AYUDA, QUE ESTÁ ESTABLECIDO
EN EL ARTÍCULO 1978 DEL CÓDIGO CIVIL PERUANO .......................... 4
2. SOLIDARIDAD DE RESPONSABLES ..................................................... 5
SUBCAPITULO II ........................................................................................... 6
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE CON CAUSALIDAD ..................... 6
SUBCAPITULO III .......................................................................................... 7
CASOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD ........................................ 7
1. EL DAÑO INCONSCIENTE ....................................................................... 7
2. LOS DAÑOS CAUSADOS POR LAS COSAS ......................................... 8
3. LA RESPONSABILIDAD VICARIA DEL EMPLEADOR .......................... 8
4. DIFAMACIÓN Y CALUMNIA ..................................................................... 8
SUBCAPITULO IV ......................................................................................... 8
LA INCITACIÓN O AYUDA ........................................................................... 8
1. ETIMOLOGIA ............................................................................................ 8
2. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO................................................... 9
3. NOCIONES PARA DIFERENCIAR AL INCITADOR
O AYUDANTE, DEL COAUTOR ................................................................ 10
4.COMO DETERMINAR AL INCITADOR O AYUDANTE .......................... 11
5. RELACIÓN CAUSAL DEL INCITADOR Y AYUDANTE ........................ 12
6. GRADO DE RESPONSABILIDAD Y DISCRECIONALIDAD
DEL JUEZ .......................................................................................... 12
SUBCAPITULO V ........................................................................................ 13
1. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO................................................. 13
2. JURISPRUDENCIA.................................................................................. 14
3. LEGISLACIÓN COMPARADA ................................................................ 15
4. CONCAUSALIDAD Y DAÑO SUCESIVOS ............................................ 15
BIBLIOGRAFIA .......................................................................................... 17
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INTRODUCCIÓN
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RESPONSABILIDAD CONCURRENTE, CON CAUSALIDAD Y CASOS
ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD, LA INCITACIÓN O AYUDA, LA
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES
SUBCAPÍTULO I
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE:
La Responsabilidad concurrente tiene concordancia con Responsabilidad solidaria,
establecida en el Código Civil Peruano en su Artículo 1983 – Responsabilidad solidaria
"Si varios son responsables del daño, responderán solidariamente. Empero, aquel que
pagó la totalidad de la indemnización puede repetir contra los otros, correspondiendo al
juez fijar la proporción según la gravedad de la falta de cada uno de los participantes.
Cuando no sea posible discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la
repartición se hará por partes iguales”.
Y de la misma forma existe una relación con el Artículo 1978 – Responsabilidad por
incitación y/o coautoría “También es responsable del daño aquel que incita o ayuda a
causarlo. El grado de responsabilidad será determinado por el juez de acuerdo a las
circunstancias.”
Hablar de obligaciones o responsabilidades concurrentes nos remontamos a Francia,
ya que es en este país donde se ha aplicado con más frecuencia.
Al referirnos de una Responsabilidad Concurrente esta se divide en 2 supuestos:
1. INCITACIÓN O AYUDA, QUE ESTÁ ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 1978
DEL CÓDIGO CIVIL PERUANO
Es preciso aclarar que es necesario distinguir dos aspectos fundamentales o hipótesis
de hecho: la incitación y la ayuda.
Este artículo fue inspirado en el Código Italiano; de acuerdo a Gastón BACHELARD, “El
primer obstáculo epistemológico es la aparente claridad de la primera impresión. En
realidad, hay que distinguir entre incitar a cometer el daño e incitar a incurrir en
negligencia o imprudencia”.
Por ejemplo, si Antonio sube al automóvil de Tony y le ofrece dinero para que atropelle
a un determinado peatón, estamos frente a un caso de incitación a cometer el daño.
Pero puede suceder que simplemente Antonio suba en el taxi de Tony le pida que lo
lleve muy rápido al aeropuerto porque va a perder su avión; lamentablemente, Tony
atropella en el camino a un peatón. ¿Será Antonio responsable en ambos casos, a tenor
de lo dispuesto en el artículo 1978?
El tenor literal del propio artículo 1978 nos lleva a pensar en tal sentido, ya que la norma
establece: "También es responsable del daño aquel que incita...a causarlo". Ese "lo"
final se refiere al daño mismo, por lo que la norma debe leerse: "También es responsable
del daño aquel que incita...a causar el daño". Estamos, pues, frente a la situación en
que alguien incita a cometer el daño mismo y no a aquélla en que alguien incita a realizar
una conducta que, a través de una serie de otras causas y concausas, puede terminar
en un daño. En este último caso, la acción sólo va a producir un resultado dañino si
median otras circunstancias ajenas a aquél que propone la acción.
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La responsabilidad por incitación podría aplicarse al estímulo a la negligencia o a la
imprudencia, cuando el incitador a través de mecanismos eficaces de persuasión que
habría que acreditar y no de una simple sugerencia que pudo haber sido rechazada por
el causante directo promueve una conducta que casi inevitablemente terminará en
accidente: en esta hipótesis, el incitador no pudo dejar de haber previsto la posibilidad
de causar daño, pero asumió los riesgos. Por ejemplo, éste es la situación cuando el
incitador promueve la violación de una ley establecida precisamente para evitar
accidentes. Así si Antonio ofrece una suma adicional al taxista para conducir a mayor
velocidad que la legalmente permitida o para penetrar en una calle en contra del sentido
del tráfico para cortar camino, no cabe duda que Antonio debe responder por los daños
que se deriven de ello.
En cuanto al término AYUDA, se refiere a la ayuda para causar el daño, el caso de la
ayuda para cometer un daño se encuentra contemplado en el artículo 1983: el que
ayuda es un co-autor y. consiguientemente, un co-responsable. Sin embargo, el artículo
1978 parece encarar una situación distinta de la prevista en el artículo 1983.
Mientras que en este último artículo se supone que cada uno de los coautores es
responsable del íntegro del daño, en el artículo 1978 parecería plantearse la hipótesis
de que exista un responsable menor, un "ayudante", es decir, una persona cuya
conduela por sí sola no hubiera producido el daño, pero, unida a la conducta del
causante directo, colabora con éste a generar el resultado dañino.
Es posible ver más clara tal distinción entre el artículo 1978 y el artículo 1983 con un
ejemplo. Si dos automovilistas chocan entre si y atropellan conjuntamente a un peat6n,
estamos ante un caso de un daño con dos responsables: cada uno de ellos era suficiente
para cometer todo el daño y, por tanto, ambos responder por el íntegro. En cambio, si
un automovilista prende las luces altas cuando no debe y ciega a otro chofer y este
último atropella a un peatón, estamos frente a un autor directo y a una persona que
"ayudó" a la comisión del daño: el peatón no hubiera sido atropellado en ningún caso
por el que prendió las luces; pero al prender las luces altas y cegar al otro chofer,
colabora para que este último causara el daño.
2. SOLIDARIDAD DE RESPONSABLES
En cuanto a la responsabilidad solidaria este tiene vinculación en el Código Civil
Peruano en su artículo 1983 "Si varios son responsables del daño, responderán
solidariamente. Empero, aquel que pagó la totalidad de la indemnización puede repetir
contra los otros, correspondiendo al juez fijar la proporción según la gravedad de la falta
de cada uno de los participantes. Cuando no sea posible discriminar el grado de
responsabilidad de cada uno, la repartición se hará por partes iguales”.
La doctrina y la jurisprudencia francesas han discutido largamente sobre si la
responsabilidad de los varios participantes de un mismo daño es in solidum o es
solidaria.
La distinción no carece de interés práctico pues, si se trata de una responsabilidad in
solidum (cada uno responde por el todo) sin solidaridad, las consecuencias varían. En
ambos casos, el acreedor --que en este caso es la víctima- puede dirigirse contra uno u
otro o contra todos, reclamando a cada demandado el íntegro de la indemnización. Pero
solo cuando existe solidaridad, la novación, la compensaci6n, la condonación y la
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transacción entre la víctima y uno de los responsables beneficia también a los demás
responsables (art. 1188). También sólo en el caso de la solidaridad, los actos mediante
los cuales la víctima interrumpe la prescripción contra uno de los responsables, surten
efecto respecto de los de más responsables (art. 1196). En el caso de la obligación in
solidum, dado que no existe representación recíproca entre los deudores, estos actos
no pueden beneficiar ni perjudicar a los demás; salvo en el aspecto del pago total o
parcial de la deuda indemnizatoria, que elimina o reduce la obligación de los demás
deudores. En consecuencia, la obligación In solidum presenta el carácter paradójico de
ser una sola desde el punto de vista del acreedor (éste no puede cobrar sino una sola
vez la indemnización) pero múltiple desde el punto de vista de los deudores.
En el Derecho Anglosajón, los co-responsables de un daño (joint o concurrent
tortfeasors) son responsables solidariamente: "Cada uno es responsable por el íntegro
del daño y el demandante puede normalmente demandar a cualquiera de ellos, o a
algunos O a todos, conjunta o separadamente, obtener tantas sentencias favorables
como pueda por el íntegro del monto de los daños y cobrar el monto sentenciado a uno
de los demandados o a una combinación de ellos, según escoja. Por cierto, la victima
tiene derecho a sólo una indemnización (satisfaction) por sus daños, pero una sentencia
insatisfactoria contra uno de los responsables no cierra la posibilidad de plantear una
nueva demanda contra otro".
SUBCAPÍTULO II
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE CON CAUSALIDAD:
En la Responsabilidad civil es necesario que exista con nexo causal o con relación de
causalidad ya que este es uno de los cuatro elementos conformantes de la
responsabilidad civil.
Es importante distinguir los casos en los que varias personas han cometido un mismo
daño de aquellos otros en que los diferentes participantes producen daños distintos,
aunque acumulativos.
Para que haya solidaridad se requiere que existan varios responsables de un mismo
daño, es decir, que las acciones de los diferentes participantes sean concausas del daño
reclamado. Por consiguiente, si los responsables lo son por daños sucesivos -aunque
sean muy próximos unos de otros- no existe solidaridad entre ellos.
Un ejemplo claro de daño sucesivo estaría constituido por el hecho de que Tomas es
atropellado por el vehículo conducido por Cairo y sufre corno consecuencia la rotura de
una pierna. Pero mientras llega la ambulancia, pasa Toni y arrolla al herido causándole
la muerte. No cabe duda de que Carlos y Toni no son responsables solidariamente por
los daños sufridos por Tulio: cada uno ha causado un daño distinto y cada uno responde
exclusivamente por lo que hizo.
No obstante, cuando se trata de diferentes responsables de un mismo daño, existe
solidaridad; y no puede establecerse indemnizaciones diferentes respecto de cada uno
de los responsables, sin perjuicio de que posteriormente puedan repartirse de manera
desigual el daño en virtud de la acción de repetici6n que trataremos más adelante.
La relación de causalidad es la unión entre el hecho generador y el daño. En otras
palabras, toda relación de responsabilidad extracontractual implica que una
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determinada persona (la víctima) puede exigir a otra (el responsable) el pago de una
indemnización por los daños causados por ésta última. Así mismo, DE TRAZEGNIES
señala “…La relación de responsabilidad extracontractual descansa, entonces, en una
relación de causalidad. Por consiguiente, para que exista responsabilidad
extracontractual se requiere que exista un nexo causal entre la víctima y el autor del
hecho dañino…”
De otro lado, ALPA sostiene que “El nexo de causalidad cumple diversas funciones, ya
no solamente sirve para reconstruir los eventos y la coligación entre daño y
responsabilidad, sino también para seleccionar el área de los daños resarcibles. En
este aspecto, podemos concluir que una cosa es emplear la causalidad con la finalidad
de imputa un hecho a un sujeto, con la aplicación de los criterios de imputación, como,
por ejemplo, la culpa, entre otros. Para ello basta responder la pregunta: ¿Quién ha
sido? Y otra cosa es emplear la causalidad para estimar el daño, es decir, para
determinar la relevancia jurídica de las consecuencias económicamente desfavorables
del hecho generador de responsabilidad. En éste punto cabe preguntarse: ¿Cuánto
debe pagar el responsable?”.
En el Perú, la causalidad en materia de responsabilidad civil extracontractual se
encuentra regulada en el artículo 1985 que sentencia: “la relación de causalidad debe
ser adecuada”. Por consiguiente, conviene preguntarnos ¿Qué es la causalidad
adecuada?
La teoría de la causalidad adecuada puede resumirse, en aquél suceso que
normalmente origina un daño, y este puede ser considerado como causa del evento que
lo produjo. CALABRESI, acerca de la “causa adecuada” señala “Existe una causa
adecuada entre un acto o una actividad y un daño cuando concluimos sobre la base de
la evidencia disponible, que la recurrencia de ese acto o actividad incrementará las
posibilidades de que el daño también ocurra”
SUBCAPÍTULO III
CASOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD:
1. EL DAÑO INCONSCIENTE
El estado de pérdida de consciencia – Artículo 1974.- Si una persona se halla, sin culpa,
en estado de pérdida de consciencia, no es responsable, sable por el daño que causa.
Si la pérdida de consciencia es por obra de otra persona, esta última es responsable por
el daño que cause aquélla.
De acuerdo a MAZEAUD, el planteamiento adecuado es el segundo: esa persona, aun
incapacitada (en el obrar), es culpable si su conducta no corresponde a la que habría
realizado una persona normal y razonable. Y ésta parece haber sido también la opinión
de los Tribunales peruanos al responsabilizar a un chofer que adolecía de incapacidad
física de la mano izquierda, lo cual no le permitió realizar la maniobra adecuada, es
decir, la maniobra que hubiera hecho cualquier persona normal, conduciendo
razonablemente.
El daño inconsciencia puede darse por:
✓ Por inconsciencia temporal,
✓ Pérdida de consciencia y responsabilidad objetiva.
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2. LOS DAÑOS CAUSADOS POR LAS COSAS
De las cosas. La mayor parte de los daños causados por el ser humano tienen como
intermediario a las cosas. Estas sirven como instrumentos dañinos en las manos de
quienes dolosamente, negligentemente u objetivamente causan un daño a otro.
La responsabilidad de las cosas está presidida por la idea del riesgo implícito, que llega
a ser tan alto que se presenta como independiente del acto humano.
Cabe precisar que cuando se trata de daños causados por animales pertenecientes a
especies no peligrosas, quien los tiene a su cargo no es necesariamente responsable
por ellos, sino que está sujeto a la regla de la culpa; salvo que se trate de un animal
inusualmente bravo.
3. LA RESPONSABILIDAD VICARIA DEL EMPLEADOR
Para que se materialice la Responsabilidad Vicaria es fundamental que tenga los
siguientes requisitos:
✓ Que se requiera culpa en el autor directo (dependiente) y también culpa en el
responsable civil (principal).
✓ Que se requiera culpa en el autor directo (dependiente) pero no necesariamente
culpa en el responsable civil (principal). Este último responde objetivamente, a
condición de que haya existido una culpa en el primero.
✓ Que no se requiera culpa en el autor directo (dependiente), pero que el principal
sólo responda por los actos de su dependiente cuando hubiere incurrido en falta
de vigilancia o culpa in eligiendo. Así, la responsabilidad del dependiente tendría
un fundamento objetivo, mientras que la del principal tendría un fundamento
subjetivo.
✓ Que no se requiera culpa ni en el autor directo ni en el principal: todos los daños
cometidos por el dependiente serían indemnizados por el principal, sin que éste
pueda exonerarse aduciendo ausencia de culpa ni de su dependiente ni de sí
mismo.
4. DIFAMACIÓN Y CALUMNIA:
Se entiende por calumnia es una denuncia ante una autoridad de un hecho punible
que ha sido cometido por el denunciado, con el objeto de perjudicarlo. La difamación,
en cambio, consiste en el atentado contra la reputación de una persona, mediante
la difusión de una noticia que le atribuye un hecho, una cualidad o una conducta que
puede perjudicar su honor o su reputación.
SUBCAPÍTULO IV
LA INCITACIÓN O AYUDA
1. ETIMOLOGIA
Incitar
El vocablo incitar proviene del latín “íncítare” y significa “estimular a alguien para que
haga algo”. Sus componentes léxicos “in”- hacia adentro, y “cítare”- acción de impulsar,
mover o citar. En cuanto a la decisión final de la realización del acto es fomentada y
apoyada por uno distinto de aquel que la adopta y la ejecuto, por tanto, es una situación
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de autor secundario del daño. Que, a diferencia de la coautoría, ambos no tienen el
mismo nivel de participación, aunque resulte difícil determinar el grado de la misma.
Ayuda
Ayuda procede del verbo latín “adiutare”, que significa “ayuda, denominada a la
cooperación, auxilio o asistencia que brinda, de modo que este acto realizado, no se
perfeccione en la misma magnitud, siendo que se completa el acto, sin la participación
del ayudante para terminar.
Que entender por incitación o ayuda
Tomando conciencia al tema que concierne la incitación o ayuda, se podrían entender
como el estímulo o inducción realizada con intención muchas veces dolosa y con fuerza,
en tanto, tiene una posición de ventaja, sobre un sujeto para que realice una acción
peligrosa y típicamente una conducta ilegal, que genere un daño a un sujeto.
2. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO
Derecho Peruano
Como se observó estos términos requieren un detonante y una simultanea conducta
que genera responsabilidad para el inductor, ayudante o incitador y se encuentran
regulados en el Decreto Legislativo N° 295- Código Civil (en adelante CC.) en
consecuencia, produce efectos jurídicos y resultan en responsabilidad civil
extracontractual. El CC. dispone:
“Artículo 1978°. - También es responsable del daño aquel que incita o ayuda a
causarlo. El grado de responsabilidad será determinado por el juez de acuerdo a las
circunstancias”. (Gaceta Jurídica, 1984)
Debiendo distinguir entre el coautor y ayudante o incitador, que realizan un aporte
menor, tipificados en el artículo 1978°, y el colaborador o coautor, del artículo 1983 que
se refiere, a la necesaria participación del coautor para lograr la realización del daño,
pudiendo lograrse el mismo efecto con la sola acción del coautor.
Como se puede ver, la calidad de ayudante o incitador la da, el conocimiento de la
finalidad (dolo o culpa, o de la naturaleza de una actividad riesgosa o peligrosa) del
objeto o idea aportada y no referente a su participación determinante en el hecho
dañoso.
De lo anterior se puede desprender que el ayudante o incitador también puede ser
víctima del daño, por lo que los alcances de la responsabilidad extracontractual subjetiva
u objetiva, se determinan en la manera que la ley y jurisprudencia adopten y estipulen
los alcances de la norma.
Referente a la incitación se ve, en el típico caso de la esposa que anima al amante a
matar a su esposo, entregándole inclusive el arma y el plan para realizar el daño, no
obstante que la decisión final y la ejecución del mismo estará a cargo del amante con
capacidad y voluntad. Entrando en el tipo cuando el nivel de incitación se dirige
directamente a causar el daño y cuando indirectamente ayuda a causarlo.
Pero, en el caso, de pagar a un chofer para que conduzca en sentido contrario al tránsito
con la finalidad de llegar más rápido a su destino, la incitación no está dirigida a causar
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el daño sino a la realización de una actividad que indirectamente pueda causarlo, se
estaría frente a un supuesto que no está claramente contemplado en el artículo 1978°,
ya que la incitación debe ser subjetiva de carácter doloso y estar dirigida a causar un
daño de manera directa o indirecta, pero dentro de un análisis extensivo del hecho,
existe una responsabilidad culposa que de manera indirectamente llevo a ocasionar un
daño.
En una situación similar, de tratarse de una intervención culposa, no se estaría frente
de una ayuda para cometer el daño, sino de una acción accidental que puede llevar a
la fractura del nexo causal por hecho determinante de tercero, como en el caso de cegar
al chofer de otro vehículo con las luces altas y con ello provocando un accidente.
De los anteriores párrafos se puede entender por lógica que si el desenlace de la
conducta de conducir en sentido contrario al tránsito, existirá responsabilidad si y solo
sí existe un daño relevante para el derecho de un tercero afectado, debido a que la
incitación para conducir en contra del sentido se trata de una conducta dolosa que va
en contra de la ley y que de manera indirecta genero una responsabilidad civil
extracontractual subjetiva.
Cuando el sistema de responsabilidad extracontractual incluye dos nuevos
responsables, incitador y ayudante, además de mostrar su carácter sancionador,
también pretende ampliar el catálogo de sujetos a los que la víctima puede reclamar una
reparación. En tanto, que anteriormente los que participaban en el daño, se
consideraban autores individuales del daño, en consecuencia, eran responsables de la
reparación integral, siendo que los tratadistas hasta ese momento no habían
diferenciado las figuras de los artículos 1983° y 1978°, considerando que la ayuda para
cometer un daño es uno de los casos en que existen varios responsables, los que
quedan todos obligados solidariamente frente a la víctima.
Desde esa perspectiva no resulta ser una consideración indolente el reconocimiento del
instigador y ayudantes propiamente dichos, siendo que en algunos casos, el incitador o
ayudante puede estar en mejor condición de asumir el costo de la reparación que el
propio actor directo, por lo que con esta figura alguien que incite a cometer el daño
mismo y a aquélla que incita a alguien a realizar una conducta, a través de una serie de
otras conductas del autor concausantes, que resulta en un daño, se encuentra a
disposición de la discrecionalidad del juez.
3. NOCIONES PARA DIFERENCIAR AL INCITADOR O AYUDANTE, DEL
COAUTOR
1983: Si dos automóviles chocan entre si y atropellan conjuntamente a un peatón,
ambos son responsables del daño, ya que cada uno de ellos era suficiente para cometer
todo el daño y por eso, ambos responden por el íntegro.
1978: Si un automovilista prende las luces altas cuando no debe y ciega a otro chofe y
este último atropella a un peatón, estamos frente a un autor directo y otra persona que
ayudó a la comisión del daño, en tanto que, si no prendía las luces altas, no cegaba al
otro chofer y el peatón no hubiera sido atropellado en ningún caso.
Diferencia que distingue las consecuencias jurídicas y las posibilidades de defensa del
demandado.
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En el Derecho moderno, la doctrina ha considerado además de la obligación de
responder por los hechos propios, que también existe la posibilidad de responder por
situaciones ajenas, llamadas también “responsabilidades complejas”, denominadas
responsabilidades por hecho ajeno o por hecho de las cosas, al tratarse de una situación
de cooperación estamos en el campo de la responsabilidad por hecho propio (donde
existió aporte de acción u omisión).
Lo sui géneris de esta denominación es que, por la ubicación del artículo,
tampoco responden a la categoría de coautores de responsabilidad solidaria, como el
artículo 1983°, la cual determina que su responsabilidad es mancomunada, también
llamada coadyuvante y como puede verse, los artículos 1983° y 1978° no tienen una
regla estricta, sino que este último entra dentro del caso genérico del artículo 1983°.
Que además de contener soluciones diferentes, se deslindan cuando se aplica una o la
otra.
Una disposición tal parece innecesaria a primera vista, haciendo alusión a los supuestos
de responsabilidad con aspiración sancionadora de los artículos 24, 25 y 26 (Instigación;
Complicidad primaria y secundaria e Incomunicabilidad en las circunstancias de
participación) del Código Penal peruano.
Además, siendo que el segundo párrafo del artículo 1983 del CC. dispone que “cuando
no sea posible discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la repartición se
hará por partes iguales”, siendo que podría subsumirse el tercero incitador y ayudante
del artículo 1978°, dentro de esta disposición legal, siendo que existe una trifulca y duda
respecto a estas normas, que con posterioridad se intentará responder.
Siendo que la concepción del artículo 1983° del CC. donde las consecuencias del daño
recaen en varios responsables, mientras que la disposición actual puede dar lugar a
problemas de interpretación, si no se aplica con un razonamiento riguroso y certero, sin
incertidumbres, puede dar lugar a arbitrariedades, por la delgada pero sólida línea que
relaciona al instigador o ayudante con el autor. (PUCP, 2016)
4. COMO DETERMINAR AL INCITADOR O AYUDANTE
En la hipótesis de hecho de la incitación se debe de diferenciar entre incitar a cometer
el daño (A sube al automóvil de B y le ofrece dinero para que atropelle a un determinado
peatón) e incitar a incurrir en negligencia o imprudencia (A sube en el taxi de B y le pide
que lo lleve muy rápido al aeropuerto porque va a perder su avión, pero
lamentablemente B atropella a un peatón en el camino).
Se cree que en el primer caso se aplica el artículo 1978 y sólo en situaciones muy graves
al segundo caso, siendo que esta responsabilidad se refiere básicamente al dolo.
Pero responsabilizar a los partícipes únicamente a título doloso, limitaría el ámbito de
actuación de la norma sin motivo alguno, debiendo no olvidar que se puede distinguir
donde la ley no lo hace.
En tal sentido, en baso a los criterios de la base objetiva y subjetiva de la imputación, la
actuación tanto de los autores como de los instigadores en la comisión de un daño,
podrá ser a título de culpa, dolo o por el uso de bienes o la realización de actividades
riesgosas o peligrosas; no siendo necesario que los ayudantes o instigadores
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contribuyan dolosamente con la producción del daño. Bastará, como ya señalamos, que
actúen con culpa para que deban responder civilmente.
En la hipótesis del hecho de ayudar para causar el daño, siendo que este elemento
está contemplado también en el artículo 1983, tanto en, el que ayuda es un coautor y
por consiguiente, un corresponsable, por lo que, se supone que cada coautor es
responsable del íntegro del daño, pero el caso del artículo 1978 se observa que cuando
exista un responsable menor, una persona cuya conducta por sí sola no hubiera
producido el daño pero, unida a la conducta del concausante directo, colabora con éste
a generar el resultado dañino, estará sometido a la discrecionalidad del juez.
5. RELACIÓN CAUSAL DEL INCITADOR Y AYUDANTE
Para delimitar esta relación se debe determinar el nexo causal entre el incitador o
ayudante y el daño. En tal sentido comprender que el incitador es tal en la medida que
exista un nexo causal “directo” con el daño por el autor material del mismo. Ocurre el
mismo caso con el ayudante, en cuanto el nexo causal debe relacionarse con el daño
mismo y no con situaciones previas.
El artículo 1985° del CC. exige una regla de una relación de causalidad adecuada entre
el hecho del incitador o ayudante y el daño producido, este último elemental, ya que sin
ella no pueden ser reconocidos responsables o merecer alguna consideración para
estimar su grado de participación.
Nuestra norma civil, indica que la causa adecuada adoptada implica la existencia de un
factor concreto, cuando el sujeto responsable desarrolla una conducta material dirigida
a causar el daño, y un factor abstracto en la relación acción-daño, en cuanto supone la
apreciación jurídica de que la conducta dolosa, a veces concurrente con la culpa, es
adecuada para causar dicho daño en la experiencia cotidiana y el curso normal de los
acontecimientos, todo esto, siendo anterior a la producción del daño.
Siendo que el grado de colaboración del incitador o ayudante no es de tal trascendencia,
tanto que no permite apreciar una causa adecuada entre su comportamiento y el daño
causado por el autor directo.
6. GRADO DE RESPONSABILIDAD Y DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ
Se refiere al grado de responsabilidad para graficar la diferencia entre la participación
del autor directo del daño y el incitador o ayudante, anunciando que todos son
responsables en alguna medida, no necesariamente en la misma magnitud. Que, por su
calidad de autores secundarios del daño, tendrán un grado de responsabilidad menor a
la del autor principal, siendo que determinar la incidencia real de la acción del autor
secundario es tan difícil que, el legislador le entrega discrecionalidad al juez, para que
resuelva de acuerdo a las circunstancias del hecho jurídico.
Misma facultad, que se le otorga en el artículo 1983 y se explica en que, el legislador
reconoce la imposibilidad de prever todas las circunstancias que pueden rodear la
participación de un determinado agente en la ocurrencia del daño.
Siendo que también existe un peligro en la interpretación en sentido extensivo del daño
como, en el caso de que un médico le preste su instrumental quirúrgico a otro para que
realice una operación, en tanto que sería responsable de los desaciertos en que el
segundo médico incurra con tal instrumental; o que los profesores de las escuelas de
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manejo serían responsables por los accidentes causados por sus futuros exalumnos; o
las instituciones o bancos de crédito serían responsables por los daños a los obreros
sufridos durante la construcción de un inmueble financiero.
Tanto que la insensatez de los anteriores casos debe ser evitada, en tanto que deviene
en indispensable que se pueda establecer un nexo causal efectivo entre la acción del
que “incita o ayuda” y el daño mismo.
Siendo que para que funcione debe existir carga de prueba para la probanza del nexo
causal.
7. BASES PARA LA DISTINCIÓN JURISPRUDENCIALES
Leonardo Jara Bardales, un “hombre casi analfabeto de 60 años de edad y sin
antecedentes penales”, sedujo a la menor Tomasa Nieto, de 17 años de edad, “con
quien practicó el acto sexual, después de haberla requerido de amores”. A ello lo ayudó
doña María Quinto, quien “había facilitado el hecho dañoso conduciendo a la menor en
un viaje que la iba a traer a esta ciudad de Lima”. Como es obvio, la participación de
María Quinto era meramente auxiliar. De conformidad con el dictamen del Fiscal Astete
Vargas, la Corte Suprema, por resolución del 13 de octubre de 1947, considero que esta
mujer era cómplice del seductor y responsabilizó a ambos solidariamente para el pago
de la reparación civil de S/. 100 en favor de la agraviada.
Cuando el hecho de la víctima ha contribuido a causar el daño, o cuando también es
responsable del daño aquel que incita o ayuda a causarlo, corresponde al Juez
determinar con arreglo a las circunstancias como, como en el caso de que se atropelle
a un menor por ir a demasiada velocidad, se deberá determinar si el acto del menor
concurrió para que se produjera el accidente y el daño correlativo. Exp. N° 609-88-Lima
8. RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
El artículo 1978 regula la responsabilidad referente a los partícipes , mas no hace
alusión a alguna solidaridad, tanto que determina que su responsabilidad deberá ser
determinada por el Juez, en tanto sería un responsable más dentro de los varios, por lo
que en alusión al artículo 1983 hace expresa la solidaridad de todos los responsables
del daño, en tanto que el incitador y ayudante también son partícipes , siendo que puede
asumir la totalidad del monto resarcitorio, además que podrá repetir contra los otros
responsables, a efectos de que cada uno de ellos asuma el monto dinerario que le
corresponde.
Siendo que como ya se mencionó previamente, el grado de responsabilidad o monto
resarcitorio debe ser fijado por el Juez.
SUBCAPÍTULO V
LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES
1. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO
El concausante proviene de la concausa que resulta ser aquel factor o factores que
actúan modificando la evolución normal de una acción, por lo que el concausante resulta
del sujeto que por acción u omisión agrego un factor o varios factores para que se
produzca el hecho dañoso, contribución total o parcial, directa o indirecta. La figura del
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concausante equivale a la coautoría en la producción del perjuicio o contribución
(participación) en el daño.
En tanto la responsabilidad solidaria es un supuesto en el cual concurre una pluralidad
de sujetos dentro del esquema de la relación jurídica obligatoria. Esta pluralidad de
sujetos puede presentarse tanto en la parte activa, pasiva, como en ambas partes de la
obligación.
Se encuentra regulado en el CC. que dispone:
“Artículo 1983.- Si son varios los responsables del daño, responderán
solidariamente”
Norma que regula la responsabilidad aquiliana solidaria vista su concepción en el
derecho romano, de la cual podemos concluir que tanto autores como partícipes son
responsables solidarios, toda vez que el 1983 establece la solidaridad de los
responsables solidarios, y según el art. 1978°, los partícipes son también responsables
del daño. De ello se deriva, que lo partícipes, al ser responsables del daño responden
solidariamente.
Un ejemplo para aclarar esto último: Si A es dañado por la conducta de cuatro sujetos:
B, C, D y E, entonces aquél podrá demandar a los cuatro de forma conjunta.
Supongamos que el Juez, luego del análisis respectivo, determina que B y C fueron los
autores del daño, mientras que D y E fueron los partícipes. Así mismo, fija como monto
resarcitorio a favor de A la suma de 100 y en aplicación de la segunda parte del artículo
1978, determina que a B y C (como autores) les corresponde asumir 30 a título personal,
mientras que a cada uno de los partícipes le corresponde 20.
2. JURISPRUDENCIA
Es nula la sentencia que no determine con claridad el nexo causa que habría conllevado
a la producción de los daños, esto es, si la responsabilidad compete a ambos
demandados o si sólo ha sido ocasionado por alguno de aquellos. Ella no se determina
separadamente, pues presupone una obligación mancomunada, lo cual no es de
aplicación en el ámbito de la responsabilidad extracontractual. Para la responsabilidad
extracontractual, si son varios los responsables del daño, responden solidariamente,
conforme lo establece el artículo 1983° del CC. Exp. N° 4505’98
La indemnización implica una obligación solidaria, mas no mancomunada; por tanto, no
se puede ordenar pagar cantidades distintas a cada uno de los emplazados porque el
monto es único. Exp N° 4675-98
En virtud del principio de solidaridad, es el acreedor o víctima, quien tiene la facultad de
elegir contra cuál de los responsables dirige su acción, quedando a salvo el derecho de
quien fuera obligado a pagar el íntegro de la indemnización a repetir contra los demás
responsables en la proporción que les corresponda, debiendo dicha pretensión
sustanciarse luego de que se haya hecho efectivo el pago y en un proceso distinto. Exp
53406-97
Ante el Tribunal Correccional de Piura, se siguió el juicio penal contra Víctor Hugo
Lizama Ayala por delito de robo cometido en agravio de Hugo Martín Rabines, habiendo
sido encubierto por otros siete inculpados. El Tribunal ordenó pagar solidariamente la
reparación civil al autor del robo y a los encubridores. Sin embargo, la Corte Suprema,
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por resolución de 4 de setiembre de 1973, revocó en esta parte tal sentencia, y
considerando que "el delito de encubrimiento es distinto del robo" y que
consecuentemente "la reparación civil no debe ser abonada mancomunadamente", fijó
en una suma específica el monto que debía abonar cada uno de los encubridores. La
Corte utilizó la expresión "mancomunadamente" en el sentido de "solidariamente"; y
rechazó tal solidaridad porque consideró que el ladrón y los encubridores no son co-
autores de un mismo daño sino autores de daños acumulativos, por lo que cada uno
debe responder personalmente por el íntegro del daño por él cometido.
En cambio, en la demanda de indemnización interpuesta por don Alfredo Alvarez Amaya
contra don Angel Torrejón Mejía y la Administradora Para Municipal de Transporte de
Lima, el Juez de Primera Instancia y la Corte Superior de Lima establecieron
indemnizaciones diferentes a cargo de cada uno de los demandados: Don Angel
Torrejón debía pagar SI. 90,000 Y la Administradora Para Municipal de Transportes
quedaba como solidariamente responsable de esta indemnización hasta por un monto
de SI. 20,000. La Corte Suprema, por Ejecutoria de 6 de setiembre de 1971, declaró
haber nulidad en tales resoluciones inferiores y estableció que ambos demandados eran
responsables solidariamente por el pago de la indemnización fijada en SI. 90,000;
"dejándose a salvo el derecho del que pague el íntegro de la indemnización para que
pueda repetir contra su co-demandado en la forma prevista en la disposición legal antes
citada" (art. 1147 del Código civil de 1936).
3. LEGISLACIÓN COMPARADA
Italia
Este criterio a diferencia del Código Italiano en el artículo 2055 segundo párrafo que
determina “el que ha resarcido el daño tiene el regreso contra cualquiera de los otros,
en la medida determinada por la gravedad de la respectiva culpa o la entidad de las
consecuencias derivadas”, siendo el juez el encargado de determinar el grado de
responsabilidad de los coautores para establecer el monto que les corresponderá
devolver al que pago.
Ticio, luego de haber asistido a una proyección cinematográfica, sale a oscuras antes
del fin del espectáculo; por causa de la ausencia de las luces rojas durante la
representación, las cuales estabas prescritas por los reglamentos, resbala debido a
unas cáscaras de fruta, sufriendo graves lesiones. En Casación se estableció que la
responsabilidad del empresario (gestore) es de naturaleza extracontractual, “no estando
el empresario obligado en virtud del contrato a observar las prescripciones de seguridad
impuestas por normas legislativas o reglamentarias para el ejercicio de la industria
cinematográfica.
4. CONCAUSALIDAD Y DAÑO SUCESIVOS
Es importante distinguir los casos en los que varias personas han cometido un mismo
daño de aquellos otros en que los diferentes participantes producen daños distintos,
aunque acumulativos.
Para que haya solidaridad se requiere que existan varios responsables de un mismo
daño, y que las acciones de los diferentes participantes sean concausantes del daño
reclamado. En tanto, si los responsables lo son para daños sucesivos, aunque también
sean muy próximos unos a otros, no existe solidaridad entre ellos.
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Un ejemplo claro de daño sucesivo estaría constituido por el hecho de que A es
atropellado por el vehículo conducido por C y sufre corno consecuencia la rotura de una
pierna. Pero mientras llega la ambulancia, pasa B y arrolla al herido causándole la
muerte. No cabe duda de que C y B no son responsables solidariamente por los daños
sufridos por A: cada uno ha causado un daño distinto y cada uno responde
exclusivamente por lo que hizo.
Otro ejemplo puede ser el siguiente: Juan asiste a una partida de caza y repentinamente
es herido en el brazo y en la pierna por las balas de Isaac y de Carlos, dos cazadores
que dispararon simultánea pero independientemente contra 10 que creyeron que era un
venado oculto en la maleza; ambos son responsables, pero cada uno responde sólo por
su respectivo daño: el brazo de Juan, en el caso del primero, y la pierna en el caso del
segundo.
Como aclarar la concausa que queremos entender: Si A es dañado por la conducta de
cuatro sujetos: B, C, D y E, entonces aquél podrá demandar a los cuatro de forma
conjunta. Supongamos que el Juez, luego del análisis respectivo, determina que B y C
fueron los autores del daño, mientras que D y E fueron los partícipes. Así mismo, fija
como monto resarcitorio a favor de A la suma de 100 y en aplicación de la segunda parte
del artículo 1978, determina que a B y C (como autores) les corresponde asumir 30 a
título personal, mientras que a cada uno de los partícipes le corresponde 20. No
obstante Si A es dañado por la conducta de cuatro sujetos: B, C, D y E, entonces aquél
podrá demandar a los cuatro de forma conjunta. Supongamos que el Juez, luego del
análisis respectivo, determina que B y C fueron los autores del daño, mientras que D y
E fueron los partícipes. Así mismo, fija como monto resarcitorio a favor de A la suma de
100 y en aplicación de la segunda parte del artículo 1978, determina que a B y C (como
autores) les corresponde asumir 30 a título personal, mientras que a cada uno de los
partícipes le corresponde 20. No obstante.
De los ejemplos anteriores, se desprende la afirmación de que se debe hacer una lectura
conjunta de los artículos 1978° y 1983, de forma que permite concluir que tanto los
autores como los partícipes responden de forma solidaria contra el sujeto dañado.
En tal caso, lo que intento hacer el legislador al momento de establecer la
responsabilidad solidaria de los autores y partícipes, es privilegiar y poner énfasis, en la
función reparatoria, en detrimento de la función preventiva.
Entonces se tiene que, resulta del todo claro que una vez identificado el autor de
determinado daño, éste debe responder íntegramente a favor del damnificado. Sin
embargo, en caso hubiesen actuado otras personas, en calidad de partícipes, el Juez
distribuye el monto resarcitorio total entre autores y partícipes. Ahora bien, con la
finalidad de facilitarle al damnificado el cobro del resarcimiento, el legislador (como ya
tuvimos oportunidad de demostrar) estableció la solidaridad de todos los participantes.
En tanto el dañado podrá dirigirse contra cualquiera de ellos, a efectos de cobrar la
totalidad del monto resarcitorio.
Así mismo, con una correcta aplicación de la regla de la solidaridad, los magistrados
podrían contribuir, así mismo, a que la responsabilidad civil sea enfocada rectamente
en el plano funcional, es decir, dejando a un lado aquella visión sesgada e injusta a la
larga, que pretende concentrarlo todo en la reparación de las víctimas. Quien es
consciente de las múltiples e importantes funciones que cumple la responsabilidad civil,
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coincidirá con aquellos autores que han destacado la relevancia de la función
preventiva, a la cual se reconoce una jerarquía no menor a la de la función
compensatoria.
Si optamos por la primera opción, la víctima obtendría un beneficio, pero no del todo
relevante, si es que tenemos en consideración el diminuto monto resarcitorio que el Juez
fija para los partícipes (no hay mucha diferencia entre que la víctima pueda dirigirse
contra el autor del daño para cobrar el 100% del monto resarcitorio, y que la víctima se
dirija contra el mismo autor para cobrar sólo el 85%, mientras que el restante 15% lo
cobre de los partícipes). Por su parte, los partícipes sí se verían seriamente afectados,
pues estarían condenados a asumir el monto resarcitorio total, a pesar de que su
conducta, en la producción del daño, no tuvo la misma relevancia que la del autor. Es
decir, de optar por la solidaridad, el perjuicio sufrido por los partícipes sería de mucho
mayor grado que el beneficio obtenido por las víctimas y el beneficio de los partícipes y
de la sociedad en general, sería de un grado mucho mayor en comparación con el
menoscabo que sufrirían las víctimas. (Pasco Araujo, 2010)
Bibliografía
Gaceta Jurídica. (1984). Código Civil Comentado. Lima : Gaceta Jurídica.
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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
ALUMNAS :
CUSCO – PERÚ
2020
INDICE
INTRODUCCION ........................................................................................................................ 3
LA RESPONSABILIDAD VICARIA ........................................................................................ 4
1. ANTECEDENTES .......................................................................................................... 4
2. RESPONSABILIDAD PATRONAL ............................................................................. 4
3. SIGNIFICADO DE LA RESPONSABILIDAD PATRONAL ..................................... 5
4.- EL REQUISITO DEL EJERCICIO DEL CARGO O DEL CUMPLIMIENTO DEL
SERVICIO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DESDE UNA PERSPECTIVA
ECONÓMICA .......................................................................................................................... 7
5.- ¿Y CÓMO SE EXONERA DE RESPONSABILIDAD PATRONAL EL
PRINCIPAL? ......................................................................................................................... 10
6. LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA ..................................................................... 10
7.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ Y DE SUS REPRESENTANTES....... 12
8.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ AUTOR DEL DAÑO. ....................... 12
A.- EL IMPUTABLE CIVILMENTE................................................................................ 13
B.- EL INIMPUTABLE CIVILMENTE............................................................................ 13
9.- LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ EN EL CÓDIGO CIVIL
PERUANO ............................................................................................................................. 14
10.- EL SUBSISTEMA DE LA FALTA DE DISCERNIMIENTO. .................................. 14
11.- DISCERNIMIENTO Y CULPA IN CONCRETO....................................................... 15
12.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ .... 17
13.- EL CASO DE FURIOSI ............................................................................................... 17
14.- LA CULPA IN VIGILANDO. ....................................................................................... 17
15.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ .... 19
16.- LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA DEL REPRESENTANTE LEGAL........... 20
CONCLUSIONES..................................................................................................................... 21
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 22
INTRODUCCION
Esto los coloca en una situación de desventaja frente a las demás personas.
Aquellos que por razones de edad o por designios de la naturaleza, carecen de
discernimiento y que, en consecuencia, no pueden realizar un acto jurídico
válido, merecen un tratamiento especial dentro de la ley que les permita estar a
salvo de personas inescrupulosas que puedan abusar de ellas explotando
precisamente esas deficiencias. La protección en el pasado, desde mucho
tiempo atrás se ha protegido a los incapaces de hecho a través de la patria
potestad, la tutela, curatela y otras instituciones, tales, por ejemplo, la in integrum
restitutio y otros privilegios
LA RESPONSABILIDAD VICARIA
1. ANTECEDENTES
La regla general del modelo tradicional del Derecho de Daños dispone que la
responsabilidad civil deriva de actos u omisiones propias. Esta regla puede
observarse nítidamente en las cláusulas generales de responsabilidad subjetiva
y objetiva consagradas en los artículos 1969 y 1970 del Código Civil peruano,
respectivamente, según las cuales “Aquel que por dolo o culpa cause un daño a
otro está obligado a indemnizarlo…” y “Aquel que mediante un bien riesgoso o
peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño
a otro, está obligado a repararlo”.
Existen, sin embargo, una variedad de casos en los que, apartándonos de esta
regla general, un individuo o una organización resultan responsables por las
acciones (actos u omisiones) de otros. Por lo general, solemos agrupar estos
casos de responsabilidad por el hecho de otro bajo el concepto de
“responsabilidad vicaria”, en sentido amplio.
El término “vicario”, que se deriva del latín vicarius, como adjetivo significa “que
tiene las veces, poder y facultades de otra persona o la sustituye” y como
sustantivo es aquella “persona que en las órdenes regulares tiene las veces y
autoridad de alguno de los superiores mayores, en caso de ausencia, falta o
indisposición”. Desde esta perspectiva, propiamente, hablamos de
“responsabilidad vicaria” en aquellos casos en los que un individuo o una
organización principal (a quien nuestro código denomina el “autor indirecto”)
resulta responsable por las acciones o actos dañinos de terceras personas
vinculadas al primero por intermedio de relaciones de agencia, dependencia o
similares (a las cuales nuestro código denomina como “autor directo”) –esto es,
por las acciones o actos dañinos de sus servidores o agentes.
2. RESPONSABILIDAD PATRONAL
Cuando una persona trabaja para otro se le denomina dependiente. Esto se debe
a que el verbo “depender” significa estar subordinado a una autoridad o
jurisdicción. (GRANDA, 2005) Denominada también como “responsabilidad
patronal”.
La experiencia histórica demuestra que la afirmación de la responsabilidad
patronal busca que cierto grupo de individuos respondan por el hecho ajeno de
un sujeto singular que pertenece a dicho grupo colectivo. En este marco es
donde se inserta la responsabilidad por hecho ajeno, también conocida como la
responsabilidad “vicaria”. A continuación, veremos las situaciones por las cuales
el principal o el patrón se encuentra exento de responder por los hechos de sus
dependientes.
Artículo 1981º del Código Civil Peruano de 1984.- Aquel que tenga a otro bajo
sus órdenes responde por el daño causado por este último, si ese daño se realizó
en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo. El autor directo
y el autor indirecto están sujetos a responsabilidad solidaria.
Dicho esto, la responsabilidad será del tipo solidaria cuando el sujeto que
ocasiona el daño haya actuado por las órdenes o cumpliendo el servicio
respectivo según el artículo 1981º del Código Civil. En cambio, su
responsabilidad será del tipo autónoma y directa cuando el empleado o
dependiente haya actuado por su cuenta. Es decir, que haya actuado fuera del
ámbito de aplicación de las instrucciones dadas por el empleador.
Debemos resaltar que el artículo 1981 establece los siguientes requisitos para
encontrar responsabilidad en el patrón:
Estos requisitos suponen son obligatorios para que exista dicha responsabilidad.
Si se quiere apreciar son un requisito o una especie de condición o
concausa sine qua non.
Por otro lado, la conducta de la persona de la cual se vale resulta ser una del
mero tipo instrumental para poder realizar las labores del patrón o principal. Es
decir, la persona sobre cuál recaerá la responsabilidad directa, en función a los
artículos 1969º y 1970º, no puede actuar violando el cumplimiento del servicio o
no respetando el ejercicio del cargo encomendado por el superior.
SYKES, por otro lado, señala que la responsabilidad vicaria nace de los actos
que deben ser considerados como “riesgosos normales” que son consecuencias
de los negocios y propios del tráfico jurídico, respecto de los daños que cause el
personal del patrón. Así mismo, si el empleado es un profesional, como puede
considerarse al policía, el empleado es responsable por sus errores, en tal caso,
la regla de responsabilidad vicaria implicará también al patrón, por las
actuaciones de sus dependientes. En este caso, son solidariamente (jointly
liability) responsables.
Si bien el artículo 1981 Código Civil peruano de 1984 no establece una regla
clara si el dependiente debe tener una relación laboral, o un contrato de trabajo,
permite afirmar que todo aquel que esté bajo las órdenes de otro será pasible de
aplicación de la susodicha regla de responsabilidad patronal obteniendo una
noción amplia de “ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo”.
En tal sentido, el juzgador deberá realizar un análisis de las capacidades de
prevención en la relación agente-principal. Desde un punto de vista económico,
la responsabilidad patronal o “vicaria” (Vicarious Liability) supone entonces, la
imposición de la responsabilidad que afecta a una de las partes, conocido como
el principal, quien asume algunas o todas las pérdidas ocasionadas por una
segunda parte, conocido como el agente.
Por otra parte SYKES afirma que los fines de la responsabilidad vicaria son el
reducir o eliminar las ineficiencias de la falta de acuerdo, entre un trabajador
respecto de un empleador.
6. LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
Como conclusión del artículo 1981, nuestro Código Civil enuncia que, en casos
de responsabilidad vicaria, “El autor directo y el autor indirecto están sujetos a
responsabilidad solidaria”. La responsabilidad solidaria contenida en la norma
comentada implica que la presunta víctima puede accionar por el íntegro de la
indemnización contra el autor directo o el responsable civil indistintamente
(principal o agente). A su turno, aquél que pagó la totalidad de la indemnización
puede repetir contra el otro, a fin de que cada uno asuma una cuota de la
indemnización pagada en proporción con la gravedad de la falta que hubieran
cometido. Esta solución, a primera vista, no parece ser funcional ni
conceptualmente adecuada. En estricto, la responsabilidad solidaria y la
responsabilidad vicaria son dos mecanismos distintos que, si bien es cierto, de
algún modo, tienen por efecto ampliar el círculo de los potenciales responsable
susceptibles de indemnizar un daño, responden a motivaciones (persiguen fines)
diferentes. Por lo general, la imposición de reglas de responsabilidad solidaria
en el Derecho de Daños, como la contenida en el artículo 1983 del Código Civil,
persigue ahorrar a la víctima incurrir en los costos probatorios asociados a
demostrar el grado de responsabilidad de cada uno de los corresponsables en
casos en los que las acciones de más de una persona resulten ser la causa de
un daño. A su vez, la responsabilidad vicaria es un supuesto de responsabilidad
por actos ajenos, en el cual una persona distinta a la que ha realizado la acción
u omisión generadora del daño es obligada a pagar la indemnización, desde la
perspectiva reseñada anteriormente, a fin de incentivarle adoptar medidas para
prevenir o mitigar la ocurrencia de daños similares en el futuro y a efectos de
poder difundir socialmente los costos resultantes de los mismos.
Art 1115: La incapacidad declarada por el artículo anterior está sujeta a las
modificaciones que la ley determina y se entiende sin perjuicio de las
incapacidades especiales que la misma establece.
En nuestro código civil el tema de responsabilidad civil del incapaz está regulado
desde el artículo 1975 al artículo 1977 el cual señala lo siguiente:
Artículo 1976.- No hay responsabilidad por el daño causado por persona incapaz
que haya actuado sin discernimiento. en cuyo caso responde su representante
legal.
Es así como la concordancia del artículo 1975 con el inciso 20. del artículo 43
resulta una redundancia. Pero, en cambio, no hay razón alguna para que los
pr6digos o los que incurren en mala gesti6n (incisos 4 y 5 del art. 44), no sean
responsables por los daños que causen. Tampoco vemos por qué un
sordomudo, por el solo hecho de que no puede expresarse, tiene patente de
corso para actuar imprudentemente repartiendo daños a diestra y siniestra.
Resulta claro que un sordomudo que carezca de medios para dar a conocer su
voluntad de manera indubitable. no puede celebrar un contrato; pero no existe la
misma claridad con relaci6n a la responsabilidad extracontractual en donde
habrá que analizar su posibilidad de discernimiento.
Pero notemos que este tipo de análisis se confunde con el de esa culpa in
concreto o absolutamente subjetiva que los MAZEAUD (1965) consideran que
"está condenada por la razón y por el derecho positivo" y que, "por tanto, se
puede rechazar sin vacilación" (p.361).
Sin embargo, salvo casos muy notorios, es en general difícil decir que existe
culpa in vigilando porque nadie puede ser exigido de vigilar al incapaz bajo su
custodia durante todo el tiempo y en todo lugar. El padre puede razonablemente
controlar que su hijo menor de edad no use el automóvil, haciéndole las
amonestaciones y advertencias necesarias, no dejando las llaves a la mano y
tomando otras medidas similares. Pero si pese a ello el hijo encuentra las llaves
que estaban razonablemente guardadas y saca el automóvil sin permiso
mientras el padre está descansan-do, no puede decirse seriamente que ese
padre tiene "culpa" y que es responsable porque tuvo un descuido o una
imprudencia.
El padre del menor accidentado, don Juan Eduardo Tavera, demandó al padre
de quien arrojó el hueso, don José Barriga, para que le pagara una
indemnización por los daños causados por el hijo del segundo al hijo del primero.
El doctor de la JARA fue de opinión de que tal indemnización no era procedente
porque "Por más esfuerzos que se hagan, no hay cómo aplicar en este caso la
figura de la culpa in vigilando, porque dadas las circunstancias, nadie habría
podido prever ni impedir el hecho, ya que aunque no se hubiera tratado de
familias de modesta situación económica y social de la ciudad de Puno, es difícil
imaginar qué clase de cuidados y vigilancia serán necesarios para evitar que un
menor de 5 años arrojara sorpresivamente un objeto que tenía en la mano. Si el
hecho se hubiera realizado fuera del domicilio del menor a quien se imputa el
daño, podría decirse que hubo falta de cuidado al dejar salir sin la vigilancia de
una persona mayor a un menor sin discernimiento. Si el objeto que se dice
lanzado hubiera sido un arma o por lo menos un instrumento cualquiera, de
aquellos que se consideran capaces de causar daños, la falta de vigilancia habría
consistido en dejar en poder de un menor sin discernimiento, instrumentos
capaces de causar daños. Pero el menor ': e no salió de su casa, ni tenía en sus
manos otra cosa que el trozo de carne que estaba comiendo, se limitó a
presenciar la conversación de su herma-no con otro menor de la misma edad de
10 años". ". La Corte Suprema en Ejecutoria de 22 de setiembre de 1944, acogió
esta tesis y declaró infundada la demanda que ya había sido declarada fundada
en las instancias inferiores
• Esto significa, entonces, que el padre debe responder por los daños que
cause su hijo, pero no porque sea culpable sino, más bien, porque es el
padre.
CONCLUSIONES
El artículo 1981º tiene una serie de pre requisitos que se han establecido
para fijar la responsabilidad patronal: (i) La existencia de un daño; (ii) se
encuentre responsabilidad en el “dependiente”; y, (iii) si dicho daño se
ocasiono en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio
respectivo.
Mazeud, H., & Mazeud, L. (1965). Trailé Théorique et Pralique de la Responsabilité Civile
Délictue/le el COlllractuelle. París: Editions Montchrestien.
SKIES, A. (1999). The Boundaries of vicarious liability: An economic analysis of the scope of
employment rule and relate legal doctrines.
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO
TEMA:
LA RESPONSABILIDAD POR LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL ESTADO
ASIGNATURA:
RESPONSABILIDAD CIVIL
DOCENTE:
GARCIA GARCIA , Henry
ALUMNAS:
MENDOZA CHOQUETAIPE, JEANET
MENDOZA COLQUEHUANCA,Elizabeth Saby
CUSCO – PERÚ
2020
SIGNIFICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DEL
ESTADO Y SUS FUNCIONARIOS
• Es subjetiva y personal
• Es de responsabilidad extracontractual
• Es de carácter patrimonial
TIPOS DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO
CONTRACTUAL LEGISLATIVA
RESPONSABILIDAD
DEL ESTADO
EXTRACONTRACTUAL JUDICIAL
ADMINISTRATIVA
RESPONSABILIDAD POR ACTO JUDICIAL
Perjuicio especial
CASOS EN QUE SE
ACEPTA LA Enriquecimiento sin causa
RESPONSABILIDAD
POR ACTO
LEGISLATIVO
Sustitución del derecho por una
indemnización.
RESPONSABILIDAD
POR LEY
CONSTITUCIONAL
ELEMENTOS DE LA
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE
LA ADMINISTRACIÓN LA ADMINISTRACIÓN
LIMA