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Examen de Responsabilidad Civil

Este documento trata sobre la evolución histórica del concepto de culpa como elemento de la responsabilidad civil, desde el derecho romano hasta la actualidad. Explica la diferencia entre responsabilidad subjetiva y objetiva, y cómo la noción de culpa ha pasado de ser un elemento fundamental de la responsabilidad a ser cuestionado con el surgimiento de regímenes de responsabilidad objetiva o basados en el riesgo. Finalmente, analiza figuras como la responsabilidad por actividades peligrosas y regímenes específicos en materia ambiental.
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Examen de Responsabilidad Civil

Este documento trata sobre la evolución histórica del concepto de culpa como elemento de la responsabilidad civil, desde el derecho romano hasta la actualidad. Explica la diferencia entre responsabilidad subjetiva y objetiva, y cómo la noción de culpa ha pasado de ser un elemento fundamental de la responsabilidad a ser cuestionado con el surgimiento de regímenes de responsabilidad objetiva o basados en el riesgo. Finalmente, analiza figuras como la responsabilidad por actividades peligrosas y regímenes específicos en materia ambiental.
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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
EL RIESGO O PELIGRO Y SU INDEPENDENCIA DE LA
CULPA

ASIGNATURA: RESPONSABILIDAD CIVIL

DOCENTE: Garcia Garcia, Henry

ALUMNO: Fernandez Tapara, Rosmery

Mendoza Delgado Sheyla Brenda

CUSCO - PERÚ
Noviembre de 2020
Contenido
INTRODUCCION.......................................................................................................................3
CAPITULO I: CULPA: ELEMENTO DE LA RESPONSABILIDAD ...................................4
1.Evolución. ..........................................................................................................................4
1.1.- Culpa Contractual. .................................................................................................6
1.2. Culpa Extracontractual...........................................................................................8
2.Apreciación de la culpa en la actualidad....................................................................8
2.1. Culpa en concreto. ..................................................................................................8
2.2. Culpa en abstracto ..................................................................................................9
CAPITULO II: RESPONSABILIDAD OBJETIVA. ..............................................................10
1.Evolución. ........................................................................................................................10
2.Fundamento de la responsabilidad objetiva. ..........................................................11
3.Ventajas y desventajas del régimen de responsabilidad objetiva .....................12
CAPITULO III: PRESUNCIONES DE RESPONSABILIDAD Y DE CULPA. .................13
1.Evolución. ........................................................................................................................13
2.Presunción de culpa vs. Presunción de responsabilidad ....................................14
3.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el régimen de
responsabilidad contractual. ..........................................................................................14
4.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el régimen de
responsabilidad extracontractual. ................................................................................15
4.1. Responsabilidad extracontractual por el hecho propio. ..............................15
4.2. Responsabilidad extracontractual por el hecho ajeno. ................................15
4.3. Responsabilidad extracontractual por el hecho de las cosas....................16
CAPITULO IV: ACTIVIDADES PELIGROSAS .................................................................16
1.Definición de actividad peligrosa: .............................................................................17
2.Definición de guardián de la cosa. ............................................................................20
3.Régimen aplicable. ........................................................................................................22
4.Sentencia numero 2001-01054 promulgada por la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Civil, el 24 de agosto de 2009. ......................................................26
CAPITULO V. REGÍMENES ESPECÍFICOS ......................................................................29
1. Responsabilidad por manipulación de residuos peligrosos..............................31
1.1. Relación con la responsabilidad extracontractual por daños
causados al medio ambiente ......................................................................................32
VI. CONCLUSION ...................................................................................................................33

2
INTRODUCCION.
Vivimos tiempos donde el fenómeno riesgo es de actualidad, como sociedad de
riesgo, derecho del riesgo, economía del riesgo, gestión del riesgo, etc., pero
¿qué es el riesgo? Según el sociólogo Ulrich Beck, nuestra sociedad, habría
transcurrido de una sociedad industrial donde predominaba la lógica de la
producción de la riqueza, a una sociedad del riesgo donde domina la lógica de
la producción del riesgo a cambio de bienestar. En otras palabras, la
preocupación de la sociedad en la actualidad es, ya no sólo la producción, por
ende, la redistribución, sino que a la gente le preocupa los riesgos que la
industria trae consigo. Un ejemplo claro es de que, ya no solo nos preocupa los
millones de dólares que una empresa minera o petrolera podría dejar al erario
nacional o regional para cubrir los gastos sociales, ahora nos preocupa
sobremanera los riesgos que tendríamos que asumir en perjuicio de nuestra
salud y del medio ambiente. Por ello la lógica de la producción de riqueza se ve
amenguada por la lógica de producción de riesgos, porque los riesgos, dado el
momento, encarnan daños irreparables o de difícil reparación.

3
CAPITULO I: CULPA: ELEMENTO DE LA RESPONSABILIDAD

Desde los inicios del estudio de la responsabilidad civil, se ha estudiado la culpa


como uno de los requisitos fundamentales para que se configure dicha
responsabilidad dentro del ordenamiento jurídico, y se ha entendido que sin este
elemento no hay obligación de reparación. Sin embargo, la doctrina y la
jurisprudencia han sido conscientes que el elemento “culpa” posee problemas no
solo de definición sino primordialmente de imprecisión, debido a que es muy
complicado encontrar un significado exacto al mencionado término.

1.Evolución.
Se partirá de la diferenciación que estableció Josserand al afirmar que la
responsabilidad civil se encuentra en un constante movimiento entre la culpa y
el riesgo y que dependiendo de lo que se quiera estudiar y aplicar, se estará
hablando en primer lugar de responsabilidad civil subjetiva y en segundo lugar
de responsabilidad civil objetiva. Desde el antiguo Derecho Romano y los más
primitivos regímenes jurídicos, se habló del carácter objetivo de la
responsabilidad, prueba de ello es como Josserand en su obra “Teoría general
de las obligaciones” al referirse al sistema romano, establece que “la
responsabilidad era objetiva; quedaba comprometida independientemente de
toda idea de culpa; se presentaba como una reacción de la víctima contra la
causa aparente del daño”. (JOSSERAND, 2006)

En esta sociedad romana aparece el concepto de daño material, que era aquel
daño relacionado injustamente a una persona que recibía el nombre de
“dammum injuria factum”, y su castigo surgió como consecuencia de una
propuesta del tribuno Aquilio mediante la Lex Aquilia de danno. (URQUIZO
MAGIA, 2010)

“La Ley Aquilia especificó las penas a que debía ser condenado el delincuente
que había matado injustamente al esclavo ajeno o si hubiera matado a un animal
perteneciente al ganado, ya fuera a rebaños de ovejas y cabras, a recuas de
caballos, mulas, asnos, sin derecho a hacerlo, causando un daño consistente en
la disminución de la fortuna del otro.” Es por esta Ley que más adelante, en el
derecho de Justiniano, se empieza a tener en cuenta la existencia de la culpa

4
partiendo del ejercicio ilegítimo de un derecho, como un soporte para que
pudieran operar las sanciones que la Ley Aquilia había previsto, de esta manera
se dio paso a una concepción de responsabilidad subjetiva acerca de la
necesidad de culpa como fundamento de la reparación.

La teoría subjetiva o teoría clásica de la culpa establecía entonces, la necesidad


de que se presentaran tres elementos, a saber: el daño, el actuar doloso o
culposo del actor y la relación de causalidad entre el daño y el actuar doloso o
culposo del generador del daño. Así, una vez se constataba la presencia de estos
tres elementos, se estaba frente a un caso de responsabilidad civil, el cual
generaba el deber de indemnizar los perjuicios por parte del sujeto que generó
del daño a la víctima del mismo. (IRISARRI BOADA, 2000)

De esta situación se desprende el hecho de que al expedirse el Código de


Napoleón de 1804, la culpa constituyó el pilar fundamental de la responsabilidad
civil, desarrollándose el criterio psicológico de la culpa. El mencionado criterio tal
como lo establece Jorge Santos Ballesteros, consiste en “la existencia de un
estado anímico reprochable de un sujeto de derecho por su obrar antijurídico en
perjuicio de otro sujeto que excita la reacción del ordenamiento jurídico para la
defensa del derecho ofendido. “Es decir, que se analizaba el estado de ánimo
censurable en relación con una persona, específicamente se analizaba la
intencionalidad, la imprudencia y la negligencia y partía de un concepto
netamente psicológico de intencionalidad”.

Unos de los grandes partidarios del supuesto subjetivista de la responsabilidad


civil fueron los hermanos Henri y León Mazeaud, los cuales desarrollaron fuertes
críticas a los defensores de las teorías que eliminaban el elemento culpa en la
determinación de la responsabilidad. Al respecto expresaron: “Establecer una
responsabilidad automática es despojar a la responsabilidad de toda moral y de
toda justicia. La justicia y la moral suponen una diferenciación entre el acto
culpable y el acto inocente, un examen de la conducta del agente (…) Resolver
que un acto inocente compromete la responsabilidad de su autor, puede
justificarse rara vez sobre el terreno de la utilidad social, y jamás sobre el de la
moral”

5
Pero este panorama vino a cambiar a partir de finales del siglo XIX y
especialmente con la revolución industrial, momento en el que se produjo un
aumento de accidentes de trabajo y empezaron a surgir fuertes críticas al
sistema de responsabilidad subjetiva que hasta este momento se había aplicado.
Básicamente las críticas se centraron en dos puntos primordiales. La primera de
ellas consistió en la dificultad que presentaba la carga de la prueba, teniendo en
cuenta que la víctima era la llamada a probar la culpa y en la práctica le resultaba
muy compleja dicha carga probatoria. Tal como establece Alberto G. Spota,
“Imponerle a la víctima la prueba diabólica de la culpa, imprudencia o negligencia
del dueño o guardián de esa cosa riesgosa o que tiene un vicio propio, equivale
a desentenderse de una concepción del valor justicia” El segundo punto que se
discutió fue el relacionado con la vaguedad de la noción de culpa, pues para los
críticos de esta postura, el elemento culpa adolecía de precisión y por lo tanto
resultaba complicada su aplicación dentro del régimen de responsabilidad civil.
Asimismo, al resultar dicho elemento tan vago, quedaba destinado a ser aplicado
a sociedades pastoriles, alejándose cada vez más de los cambios que estaba
sufriendo la sociedad. En palabras de Josserand “la concepción subjetiva podría
bastar en una sociedad en que las relaciones comerciales e industriales
estuvieran poco desarrolladas en un pueblo de agricultores y guerreros; no está
ya a la medida de nuestra sociedad moderna más compleja, más emprendedora,
en la que las relaciones jurídicas se intensifican, los riesgos se multiplican y
revisten las más variadas formas”. (JOSSERAND L. , 2010)

Por los puntos señalados anteriormente, surge la teoría de responsabilidad


objetiva o teoría del riesgo. Dicha teoría afirma que el fundamento de la
responsabilidad civil se encuentra en el resultado dañoso, sin importar si este fue
cometido con culpa o dolo. Lo importante para esta teoría es que se haya
presentado un daño y la relación de causalidad entre el hecho realizado y el
daño, dejando de lado el análisis de la posible conducta culposa o imprudente.

1.1.- Culpa Contractual.


La teoría predominante en relación al tema de la culpa contractual es aquella
que plantea la idea de que dicho elemento es fundamento esencial para que se
configure este tipo de responsabilidad, y que la culpa consiste básicamente en
el incumplimiento de la obligación contraída. Esta teoría la confirma La Corte

6
Suprema de Justicia en sentencia de mayo 31 de 1938, en la cual estableció que
“La responsabilidad civil solo nace de la culpa. Esta que en materia contractual
consiste en la violación de la prestación convenida, origina la obligación de
reparar el prejuicio, motivo por el cual la última no existe antes de la culpa”.
(JUSTICIA, 1938)

Por su parte Planiol y Ripert expresan que “hay casos en que el deudor solo es
responsable si ha cometido una culpa y casos en los que es responsable, aunque
sea irreprochable”

Según la óptica del doctrinante Javier Tamayo Jaramillo, los autores Planiol y
Ripert tienen la razón al afirmar que en ciertos casos se hace necesario el
análisis del elemento culpa como requisito fundamental de la responsabilidad
contractual y en otros eventos no es necesario. De la misma forma establece
que “afirmar que la culpa contractual consiste en la inejecución de la obligación
debida, es sentar un principio carente de contenido que todo lo que hace es
desplazar y complicar aún más el problema. En efecto hay obligaciones que se
deben cumplir, aunque no haya culpa del deudor; mientras que en otros no hay
incumplimiento si no existe culpa del obligado” Por esta razón, por ningún motivo
se puede dar por sentado que el incumplimiento de la obligación es sinónimo de
culpa.

Se presentan en primer término aquellas normas o contratos que obligan a un


sujeto a alguna cosa, ya sea a hacer algo o no hacer algo, dicha obligación es
considerada como de resultado y la responsabilidad de la misma se puede
considerar como automática, pues la víctima solo deberá probar que el resultado
no fue alcanzado, no pudiendo el causante del daño escapar al resarcimiento del
mismo, excepto si se comprueba que el perjuicio proviene de una causa extraña.
En segundo término, se encuentran aquellas normas o contratos que obligan al
deudor a actuar con prudencia y diligencia, y es esta obligación la que la doctrina
ha clasificado como de medios. En estos casos, la carga de la prueba le
corresponde a la víctima, quien está llamada a demostrar judicialmente que el
agente fue negligente o imprudente al cumplir las obligaciones. De esta manera
el juez podrá de antemano conocer en qué obligaciones la culpa es un requisito
indispensable para el surgimiento de la responsabilidad contractual y en qué
otras no lo son tan claro.
7
1.2. Culpa Extracontractual
En ese sentido nuestro CC peruano, en su artículo 1970, establece la
Responsabilidad extracontractual objetiva: “Aquel que mediante un bien riesgoso
o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un
daño a otro, está obligado a repararlo.” En el caso del Código Civil español, la
regulación sobre responsabilidad civil extracontractual es principalmente de
corte subjetivo, sin embargo, recurriendo al artículo 1908, existe margen que
permite hacer una interpretación extensiva de la norma hacia una
responsabilidad objetiva, esa sería el artículo 1908.2, puesto que aquí, a
diferencia de los otros incisos, no hace referencia a ningún elemento de
naturaleza subjetiva.

Martínez Rave cita la definición de culpa de los hermanos Mazeaud la cual afirma
que la culpa es “un error de conducta que no la habría cometido una persona
cuidadosa situada en las mismas condiciones externas que el autor del daño”

los doctrinantes de la época han eliminado la culpa como elemento determinante


de la responsabilidad extracontractual, y se ha dado paso al estudio de las
teorías objetivas. Pero tal como afirma Martinez Rave, “desgraciadamente, los
principios, normas e interpretaciones del Código Civil Colombiano, están
impregnados de un claro sabor subjetivista. Es decir, exigen la prueba de la
culpa, por regla general”

2.Apreciación de la culpa en la actualidad


¿Cuál debe ser el criterio que debe utilizar el juzgador para determinar el
cuidado, la diligencia y la prudencia de un sujeto en el cumplimiento de sus
obligaciones? ¿Se debe aplicar un criterio subjetivo o concreto, o por el contrario
uno objetivo o abstracto?

2.1. Culpa en concreto.


En primer lugar, se podría definir el criterio subjetivo como aquel “según el cual
cada persona debe obrar de acuerdo con su idiosincrasia y hábitos de conducta”.
Los hermanos Mazeaud para definir la culpa subjetiva crearon el concepto de

8
error de conducta que consiste en aquel error que surge por el comportamiento
de un sujeto de manera distinta a la que le exige el medio en el cual actúa.
Partiendo de esto, el error de conducta puede darse en concreto, cuando la
conducta se refiere a una persona, analizada bajo ciertas condiciones externas
e internas que la determinan para actuar. Por esta razón, cuando se habla de
error de conducta en concreto, se deben analizar todas las circunstancias
externas, objetivas y las internas o subjetivas que determinan a una persona a
actuar. En conclusión, tal como establece Rafael Bernard Mainar, se habla de
culpa en concreto cuando el criterio utilizado para graduar la culpa no es el
comportamiento de una persona normal, sino el comportamiento del agente en
sus propios asuntos. (BERNARD MAINAR, 2006)

2.2. Culpa en abstracto


Ospina Fernández define el criterio objetivo y abstracto como aquel que se funda
en la “comparación de la conducta del deudor con la que en análogas
circunstancias observaría cierto tipo ideal, el del hombre normal atento y
cuidadoso. En consecuencia, el criterio de culpa civil que sigue la normatividad
vigente parte de una apreciación en abstracto, y es por esto que el acto culposo
debe ser analizado en sí mismo y separado del sujeto que lo cometió, debe
compararse entonces con el que hubiera realizado un hombre prudente y
diligente, sin ningún tipo de análisis de conciencia. Los hermanos Mazeaud
fueron los precursores en criticar fuertemente el criterio subjetivo y condenaron
dicha teoría al fracaso. Es por esto que, a la luz del siglo XXI, Santos Ballesteros
concatena la visión práctica de la presente temática y establece que la culpa
frente a la aplicación vigente, debe ser analizada en abstracto y que al apreciarla
desde este punto de vista se puede ver que el “error de conducta consiste en el
incumplimiento de una obligación determinada o en el incumplimiento de una
obligación general de prudencia y diligencia tal como lo habría hecho una
persona cuidadosa salvo circunstancias extrañas o que se escapan a la normal
diligencia exigida en el tráfico jurídico”.

9
CAPITULO II: RESPONSABILIDAD OBJETIVA.

A partir de finales del siglo XIX la concepción clásica de la culpa sufrió fuertes
críticas y se dio paso a la teoría de responsabilidad objetiva o teoría del riesgo.
Ripert establece que la teoría del riesgo parte del supuesto según el cual “todo
perjuicio debe atribuirse a su autor y repararse por el que lo ha ocasionado,
porque todo problema de responsabilidad civil se reduce a un problema de
causalidad, cualquier hecho del hombre obliga a quien ha perjudicado a otro a
reparar el prejuicio” De esta manera se presenta el estudio de la responsabilidad
objetiva en el presente trabajo, teniendo en cuenta que su desarrollo y
entendimiento son fundamentales para el planteamiento de las diferentes
discusiones que se presentarán más adelante.

1.Evolución.
Como se comentó con anterioridad, la responsabilidad objetiva o teoría del riesgo
es una especie de responsabilidad civil que se genera con independencia de
toda culpa por parte del sujeto que realiza el hecho dañoso. Si la responsabilidad
subjetiva, explicada anteriormente, se fundamentaba exclusivamente en la
existencia de culpa por parte de una persona, la responsabilidad objetiva, que
ahora se entra a estudiar, no exige tal requisito En el derecho romano primó la
responsabilidad objetiva y es más tarde con Justiniano que surge la culpa como
fundamento de la responsabilidad civil. Años después Austria y Prusia dieron los
primeros pasos hacia la objetivación de la responsabilidad civil e incluyeron en
sus ordenamientos jurídicos esta teoría, tanto el Código Austriaco de 1811 como
el Prusiano de 1794, establecieron en sus legislaciones una responsabilidad sin
culpa, como una responsabilidad excepcional. El Prusiano respecto de la
responsabilidad por el hecho de los animales y el Austriaco hablaba literalmente
de la obligación de reparación proveniente de un acto cometido sin culpa o
involuntariamente. Fue, sin embargo, el inicio de la Revolución Industrial el punto
de partida para que los partidarios de esta teoría empezaran a desarrollar sus
ideas. Los abusos laborales, las condiciones inhumanas en que vivían los
trabajadores y los continuos accidentes de trabajo empujaron a la doctrina a
buscar un sistema donde la víctima no quedara desprotegida y en el cual la
10
impunidad no gobernara. Este contexto dio origen a la teoría del riesgo o de la
responsabilidad objetiva, enunciada en 1888 en Alemania, país pionero de las
leyes laborales y de previsión social, en 1894 en Italia y en 1897 en Francia. 33
En sus inicios los defensores de la responsabilidad objetiva proponían una
posición extrema la cual predicaba que todo hecho dañoso, ya fuera culposo o
no culposo, obligaba a su autor a la reparación. Esta posición fue reemplazada
por la teoría del riesgo, que reconoce que todos los hechos dañosos no son
susceptibles de generar responsabilidad, pero que no es el elemento culpa En el
derecho romano primó la responsabilidad objetiva y es más tarde con Justiniano
que surge la culpa como fundamento de la responsabilidad civil. Años después
Austria y Prusia dieron los primeros pasos hacia la objetivación de la
responsabilidad civil e incluyeron en sus ordenamientos jurídicos esta teoría,
tanto el Código Austriaco de 1811 como el Prusiano de 1794, establecieron en
sus legislaciones una responsabilidad sin culpa, como una responsabilidad
excepcional. El Prusiano respecto de la responsabilidad por el hecho de los
animales y el Austriaco hablaba literalmente de la obligación de reparación
proveniente de un acto cometido sin culpa o involuntariamente. Fue, sin
embargo, el inicio de la Revolución Industrial el punto de partida para que los
partidarios de esta teoría empezaran a desarrollar sus ideas. Los abusos
laborales, las condiciones inhumanas en que vivían los trabajadores y los
continuos accidentes de trabajo empujaron a la doctrina a buscar un sistema
donde la víctima no quedara desprotegida y en el cual la impunidad no
gobernara. Este contexto dio origen a la teoría del riesgo o de la responsabilidad
objetiva, enunciada en 1888 en Alemania, país pionero de las leyes laborales y
de previsión social, en 1894 en Italia y en 1897 en Francia. En sus inicios los
defensores de la responsabilidad objetiva proponían una posición extrema la
cual predicaba que todo hecho dañoso, ya fuera culposo o no culposo, obligaba
a su autor a la reparación. Esta posición fue reemplazada por la teoría del riesgo,
que reconoce que todos los hechos dañosos no son susceptibles de generar
responsabilidad, pero que no es el elemento culpa.

2.Fundamento de la responsabilidad objetiva.


Se trata básicamente de “un criterio para determinar la responsabilidad de las
personas (naturales o jurídicas) involucradas en el daño ocurrido a otra persona

11
(natural o jurídica), sin haber tenido tal persona que soportar el daño que se le
ocasionó. Este criterio dice que son responsables de los daños de tipo
extracontractual todas aquellas personas que efectúan una conducta que tenía
el riesgo de que se presentara en concreto el resultado dañoso acontecido. Es
decir, son responsables todos aquellos que asumen el riesgo de llevar una
acción que puede tener una consecuencia dañosa para las otras personas, aún
cuando el individuo que asuma el riesgo efectúe la actividad o conducta con el
mayor cuidado y perfección posible.

Arturo Alessandri es muy claro en establecer la característica principal de la


responsabilidad objetiva o teoría del riesgo al afirmar que “la responsabilidad
objetiva prescinde en absoluto de la conducta del sujeto, de su culpabilidad; en
ella se atiende única y exclusivamente al daño producido. Basta éste para que
su autor sea responsable cualquiera que haya sido su conducta, haya habido o
no culpa o dolo de su parte. Es el hecho perjudicial, el hecho liso y llano y no el
hecho culpable o doloso el que genera la responsabilidad” (ALESSANDRI
RODRÍGUEZ, 1981)

3.Ventajas y desventajas del régimen de responsabilidad objetiva


En primer lugar, como se ha establecido con anterioridad, el régimen de
responsabilidad civil objetiva favorece a la víctima en cuanto a que solo le
bastará probar el daño y el hecho que lo generó para exigir el resarcimiento del
mismo y en consecuencia se le exonera de la carga probatoria de demostrar la
posible culpa o dolo de su autor. En este sentido, será el autor del daño el que
deberá acreditar una circunstancia eximente de responsabilidad, diferente al
empleo de diligencia y cuidado, teniendo en cuenta que el fundamento de su
responsabilidad no es la culpa. En segundo lugar, se puede establecer que al
liberar al juez del examen subjetivo de la conducta del agente, el régimen de
responsabilidad objetiva es de más fácil aplicación que el de responsabilidad
subjetiva, teniendo en cuenta que el elemento culpa es vago y por lo tanto su
estudio resulta complicado.

Por otro lado, se encuentran los detractores de la teoría del riesgo o


responsabilidad objetiva que argumentan que al ser ésta aplicada se suprime el
elemento moral de la responsabilidad civil, pues al solo recurrir al principio de la
causalidad, se entra al terreno materialista. Para Planiol, “la teoría del riesgo
12
objetivo, lejos de ser un progreso, constituye un retroceso histórico que nos lleva
a los tiempos bárbaros, anteriores a la Ley Aquilia, en que se atendía a la
materialidad de los hechos.” Asimismo, hay quienes argumentan que al eliminar
el elemento culpa se está eliminando el elemento solidaridad de la
responsabilidad civil, teniendo en cuenta que los sujetos al saber que siempre
responderán del daño que ocasionen, no tendrán mayor interés en evitar la
ocurrencia de los accidentes y en ser más diligentes y prudentes.

CAPITULO III: PRESUNCIONES DE RESPONSABILIDAD Y DE CULPA.

La doctrina ha definido una presunción como “un juicio lógico del legislador o del
juez, en virtud del cual se considera como cierto o probable un hecho (…) con
fundamento en las máximas generales de la experiencia, que le indican cuál es
el modo normal como se suceden las cosas y los hechos” De esta manera se
inicia el estudio de este tema que es uno de los ejes fundamentales del análisis
que se llevará a cabo más adelante en relación con la responsabilidad civil
extracontractual por actividades peligrosas.

1.Evolución.
En medio de la discusión entre responsabilidad objetiva, responsabilidad
subjetiva y apreciación en abstracto de la culpa, se estudió en Francia el caso
Jand’heur, cuyo fallo fue emitido por sentencia de las cámaras reunidas de la
Corte de Casación, el día 13 de febrero de 1930, en la cual se estableció que la
presunción de responsabilidad que implantaba la legislación francesa, se
establecía en contra de la persona que tenía bajo su guarda una cosa inanimada
que haya causado un daño a otro y solo puede desvirtuarse mediante la prueba
de una causa ajena, es decir no se excluía el elemento culpa, pero no era la
víctima la que tenía la carga de la prueba, sino era el guardián el que debía
probar una causa ajena para poder exonerarse de la responsabilidad. Con esta
sentencia se dio un paso importante en la discusión de la teoría de la culpa en
contraposición a la de la responsabilidad objetiva. Semejante a lo ocurrido en la
sentencia francesa, en Colombia, el 14 de marzo de 1938, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil falló el caso conocido con el nombre del Joven

13
Arnulfo el cual estableció la presunción de responsabilidad que se origina en
contra del sujeto de una actividad peligrosa. Esta sentencia se analizará con
mayor profundidad en el siguiente capítulo.

2.Presunción de culpa vs. Presunción de responsabilidad


Antes de empezar el estudio de la presunción de responsabilidad, es necesario
dejar clara la distinción entre presunción de culpa y presunción de
responsabilidad establecida a mediados del siglo XX, y sobre la cual los
hermanos Mazeaud establecieron que la diferencia fundamental que se
encuentra entre la presunción de culpa y la presunción de responsabilidad es
básicamente que la primera se desvirtúa probando diligencia y cuidado y la
segunda probando fuerza mayor, caso fortuito o culpa exclusiva de la víctima.
(MARTINEZ RAVE, 2010)

Como se establecerá más adelante la regla general es el sistema de culpa


probada, pero el legislador se encargó de señalar algunos casos en que la
mencionada regla general se remplaza por una presunción de culpa a favor de
la víctima. Es decir, la víctima solo tendrá que probar el hecho, el daño y el nexo
de causalidad entre los mismos, y el causante del daño puede exonerarse de
responsabilidad probando diligencia y cuidado al momento en que realizó la
actividad, así como la destrucción del nexo causal por medio de una causa
extraña. Por otro lado, se encuentra la presunción de responsabilidad o de
causalidad que es aquella que aparece cuando el causante del daño solo puede
exonerarse probando la existencia de un factor extraño, quedando en manos de
la víctima únicamente la prueba del hecho y el daño sin tener que probar ningún
tipo de causalidad.

3.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el


régimen de responsabilidad contractual.
En primer lugar, es importante recordar que una obligación de medios es aquella
en donde el deudor cumple con llevar a cabo la actividad con la diligencia debida
y es llamado a responder por negligencia y no por falta de resultado, es decir, el
riesgo lo corre el acreedor, ya que si el deudor demuestra que ha actuado con
toda la diligencia debida no habrá lugar a indemnización. Por otra parte, se
encuentra la obligación de resultados, en la cual el deudor se compromete a
llevar a cabo una obligación con un resultado concreto, es decir, no sólo debe
14
hacer, sino que deberá entregar un resultado y la no entrega del mismo
representa incumplimiento de la obligación. En cuanto al tema de la
responsabilidad, cuando la obligación es de medios, la doctrina ha considerado
que la culpa no se presume contra el deudor incumplido, mientras que si la
obligación es de resultados, si existe la presunción de responsabilidad. Con esta
diferenciación, el legislador estableció dos sistemas para probar la culpa, uno de
los cuales encaja en la presunción de responsabilidad que se ha venido
estudiando.

El primero de ellos es el régimen de culpa probada que es considerado el


régimen general de la responsabilidad contractual, que se aplica en las
obligaciones de medios. En este régimen, unas veces el acreedor, o la víctima,
debe demostrar la culpa del deudor, y en otras ocasiones la culpa del deudor se
presume, pero puede desvirtuarla probando diligencia, cuidado y prudencia. Es
decir, la carga de la prueba recae en la víctima o acreedor de la obligación y es
aquella la llamada a probar la existencia de la obligación incumplida, la culpa del
deudor y el daño que se generó. El agente del daño, por su parte, podrá
exonerarse si prueba causa extraña o ausencia de culpa, es decir diligencia y
prudencia.

4.Culpa probada y presunción de responsabilidad o de culpa en el


régimen de responsabilidad extracontractual.
4.1. Responsabilidad extracontractual por el hecho propio.
El agente del daño, por su parte, podrá exonerarse si prueba causa extraña o
ausencia de culpa, es decir diligencia y prudencia. Teniendo en cuenta que este
tipo de responsabilidad no está cubierto por alguna presunción, no será objeto
de mayor análisis por no ser de mayor importancia para el estudio de la
responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas.

4.2. Responsabilidad extracontractual por el hecho ajeno.


En la responsabilidad por el hecho ajeno intervienen dos agentes, el
directamente responsable y el civilmente responsable. El primero de ellos es el
sujeto que estando bajo el cuidado de otra persona, causa un daño a un tercero,
mientras que el segundo es el sujeto que tiene a otra persona bajo su cuidado.
En este sentido, aunque el daño lo causa el directamente responsable, el

15
responsable, o demandado, será el civilmente responsable, por esta razón se
denomina este tipo de responsabilidad como responsabilidad indirecta o
responsabilidad por el hecho ajeno. Aunque las normas y la doctrina han
denominado esta responsabilidad por el hecho ajeno, la verdad es que el
demandado entrará a responder por un hecho propio, que es la falta de cuidado
sobre las personas que legal o convencionalmente estaban a su cuidado.
(FERNANDEZ MUÑOZ, 2010)

4.3. Responsabilidad extracontractual por el hecho de las cosas.


Según Martínez Rave, por cosa debe entenderse “todo bien mueble o inmueble,
es decir todo aquello que tenga alguna entidad o valor. “La jurisprudencia
colombiana no acepta la presunción de responsabilidad por el hecho de todas
las cosas que existen, sino que se dirige a aquellas cosas que son utilizadas en
actividades peligrosas. En este sentido, no todas deben ser estudiadas bajo
presunción de responsabilidad y el régimen que surge de hechos dañosos
ocasionados por cosas no peligrosas estará regulado por el artículo 2341 sobre
responsabilidad directa y culpa probada, teniendo en cuenta que para que éste
tipo de cosas ocasionen daño, se necesita del actuar propio del agente, pues se
considera que éstas no son autónomas e independientes. Es importante
exponer, que se trata de una presunción de responsabilidad y no de culpa. En
este sentido, el causante del daño únicamente podrá exonerarse probando el
rompimiento del nexo causal, es decir, el acaecimiento de una causa extraña,
siendo irrelevante la diligencia y cuidado que tuvo sobre la cosa, a diferencia de
la presunción precedentemente estudiada relacionada con la responsabilidad
por el hecho de terceros. (CABALLERO OSPINA, 2009)

CAPITULO IV: ACTIVIDADES PELIGROSAS


Se parte el estudio del régimen de responsabilidad por actividades peligrosas
reconociendo la existencia de una creciente manifestación de diferentes
tecnologías que en los últimos años han penetrado todas las esferas de la vida
humana. Cada vez son mayores los descubrimientos y las ansias del hombre por
implementar objetos en la vida diaria que permitan una evolución mas cómoda y
eficiente de la cotidianidad. El avance industrial que se ha evidenciado en los

16
últimos años ha generado la creación de objetos considerados como peligrosos
por el hecho de que el hombre en su utilización corre mayores riesgos que en
otras actividades consideradas como no peligrosas e incluso pone en peligro a
la sociedad en general, tal es el ejemplo de los automóviles. Es por lo anterior
que a la par del crecimiento que se evidencia día tras día respecto de este tipo
de actividades y teniendo en cuenta que éste tipo de objetos se han convertido
en indispensables para el desarrollo de la vida actual, la doctrina y la
jurisprudencia vieron la necesidad de darle una protección especial a las
víctimas. El problema se encontró cuando se dieron cuenta que la normatividad
solo contaba con un único artículo que trataba el tema y que el mismo resultaba
insuficiente y vago a la luz del desarrollo tecnológico actual. Por esto el régimen
de la responsabilidad por actividades peligrosas es un tema desarrollado por la
doctrina y la jurisprudencia y son ellos los que han generado las correctas o
incorrectas aplicaciones del mismo a lo largo de los últimos años. Este sistema
puede considerarse como uno de los más estudiados durante las últimas
décadas, pero es tan complejo su análisis que ha sufrido con el paso del tiempo
infinidad de 41 modificaciones y un sinnúmero de discusiones que se entrarán

modificaciones y un sinnúmero de discusiones que se entrarán a estudiar a


continuación para lograr proponer una interpretación lógica a la luz de la
normatividad actual.

1.Definición de actividad peligrosa:


En la normatividad el fundamento del régimen de la responsabilidad por
actividades peligrosas se encuentra consagrado en el artículo 2356 del Código
Civil que reza lo siguiente: Art. 2356.- Por regla general todo daño que pueda
imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta.
Son especialmente obligados a esta reparación:

1. El que dispara imprudentemente un arma de fuego.


2. El que remueve las losas de una acequia o cañería, o las descubre en
calle o camino, sin las precauciones necesarias para que no caigan los que
por allí transiten de día o de noche.
3. El que, obligado a la construcción o reparación de un acueducto o fuente,
que atraviesa un camino, lo tiene en estado de causar daño a los que
transitan por el camino.
17
Si se lee detenidamente el texto citado se puede vislumbrar que dicho artículo
en ningún momento se refiere expresamente a las actividades peligrosas, y a lo
largo del estudio de dicha norma algunos tratadistas han pensado que se trata
de una repetición del artículo 2341 del 42 Código Civil63 que consagra el
régimen general de culpa probada. Se ha dicho entonces que aunque la primera
parte del artículo podría llegar a generar confusión a la hora de su aplicación, al
analizarse en conjunto se evidencia la verdadera finalidad disímil a la del artículo
2341. Por esta razón, la jurisprudencia a lo largo de múltiples fallos definió que
el artículo 2341 envuelve el régimen general de la responsabilidad, es decir el
que surge por el hecho propio, mientras que el artículo 2356 consagra la
responsabilidad por el hecho de las cosas utilizadas en actividades peligrosas,
declarando así la clara existencia de una excepción a la regla general. La
segunda parte del artículo estudiado enumera una serie de actividades
consideradas como peligrosas para la época de su expedición, que no deben
considerarse como taxativas, sino enunciativas, teniendo en cuenta que el
desarrollo industrial y tecnológico ha generado en los últimos años un sinnúmero
de objetos y actividades que hoy en día se conciben como peligrosas. Con base
en el artículo estudiado y en el régimen aplicable a este tipo de actividades, que
será desarrollado más adelante, la jurisprudencia ha construido una definición
de actividad peligrosa. La Corte Suprema de justicia en sentencia de mayo 3 de
1965 estableció: “Por actividad peligrosa se entiende todas aquellas que el
hombre realiza mediante el empleo de cosas o energía susceptibles de causar
daño a terceros”65 Asimismo, el Consejo de Estado en sentencia del 13 de
septiembre de 2001 estableció que “una actividad peligrosa se presenta cuando
rompe el equilibrio existente, colocando a las personas ante el peligro inminente
de recibir lesión en su persona o en sus bienes. La inminencia de un peligro que
desborda la capacidad de prevención o resistencia común de los seres humanos,
son las características determinantes para definir las actividades peligrosas. No
debe perderse de vista que el peligro es un concepto indeterminado y, por lo
tanto, solo puede ser establecido por el juez en atención a las circunstancias
particulares del caso concreto.” (CARRILLO,2001)

En cuanto al punto de vista de los doctrinantes, Javier Tamayo Jaramillo define


actividad peligrosa como “aquella que una vez desplegada, su estructura o su

18
comportamiento genera más probabilidades de daño, de las que normalmente
está en capacidad de soportar, por sí solo, un hombre común y corriente. Esta
peligrosidad surge porque los efectos de la actividad se vuelven incontrolables o
imprevisibles debido a la multiplicación de energía y movimiento, a la
incertidumbre de los efectos del fenómeno o a la capacidad de destrozo que
tienen sus elementos” Por su parte, Arturo Valencia Zea precisa actividad
peligrosa estableciendo que son “aquellas en que se emplean maquinas,
instrumentos, aparatos, energías o sustancias que ofrecen riesgos o peligros en
razón de su instalación, de su propia naturaleza explosiva o inflamable, de su
velocidad, de las energías que conduzcan o de otras causas análogas.” Jorge
Santos Ballesteros afirma que “el carácter peligroso de actividad debe medirse
no con un criterio absoluto, sino teniendo en cuenta la naturaleza propia de las
cosas y las circunstancias en que ella se realiza, y desde luego, teniendo en
cuenta el comportamiento de la persona que ejecuta o se beneficia de aquella
actividad, en relación con las precauciones adoptadas para evitar que la cosa
potencialmente peligrosa causa efectivamente un daño.”69 Partiendo de las
definiciones anteriormente citadas, se puede entonces concluir que debido al
continuo movimiento de la sociedad actual y al crecimiento diario de la actividad
industrial y tecnológica, no es conveniente encuadrar la actividad peligrosa
dentro de unos parámetros estandarizados y dentro de una definición taxativa,
debido a que es el juez el llamado a analizar el caso concreto y determinar si
dentro del estado del arte de tiempo, modo y lugar en que ocurrió el siniestro
podría considerarse o no una actividad como peligrosa y el régimen jurídico que
esto conlleva. De esta manera se puede establecer que el parámetro básico que
se debe seguir es que dicha actividad tenga la potencialidad o la posibilidad de
causar un daño por su propia naturaleza o por el modo en que sea realizada.
Hay ciertas actividades que se han estudiado y desarrollado durante años y que
hoy en día son consideradas por unanimidad como peligrosas, tal es el caso del
trasporte, la manipulación de armas de fuego, la explotación minera entre otros,
pero hay otras actividades que debe el juez analizar más detenidamente y de luz
al contexto en que ocurrió la situación. ( MARTINEZ, 2003).

19
2.Definición de guardián de la cosa.
Es imperioso remitirse específicamente a este tema, ya que es el núcleo
fundamental del estudio de la responsabilidad extracontractual por actividades
peligrosas, teniendo en cuenta que es determinante establecer cuál es el deber
jurídico del agente responsable por los daños originados por este tipo de
actividades, el cual es un deber de custodia sobre las cosas empleadas y
consideradas como peligrosas. Jorge Santos Ballesteros en su obra cita una
célebre sentencia de la Corte Suprema de Justicia que expresa que “el
responsable por el hecho de las cosas inanimadas es su guardián, o sea quien
tiene sobre ellas el poder de mando, dirección y control independiente. Y no es
cierto que el carácter de propietario implique necesaria e ineludiblemente el de
guardián, pero si lo hace presumir como simple atributo de dominio, mientras no
se pruebe lo contrario. De manera que si a determinada persona se le prueba
ser dueña o empresaria del objeto con el cual se ocasionó el perjuicio en
desarrollo de una actividad peligrosa, tal persona queda cobijada por la
presunción de ser guardián de dicho objeto – que desde luego admite prueba en
contrario- pues aun cuando la guarda no es inherente al dominio, si hace
presumirla en quien tiene el carácter de propietario.” Igualmente, los hermanos
Mazeaud, establecen que “es guardián aquel que tiene de hecho un poder de
mando en relación con la cosa; o más exactamente, es guardián al propietario
de la cosa o el que, de hecho, ejerce en relación con ella un poder de mando.
De hecho, es decir, que no ha de averiguarse si es titular o no de un derecho
sobre la cosa, derecho al que correspondería ese poder. Y tampoco hay que
tener en cuenta el que tenga o no tenga la cosa en sus manos, ni si es o no es
tenedor latu sensu.”

Pedro P. Yermenos establece que “el guardián se presume responsable del daño
que produce la cosa inanimada, pero no del que se genera a través de ella, salvo
que ese guardián sea, al mismo tiempo, autor del daño, en cuyo caso responde
no como guardián, sino por su hecho personal. (…) ¿Cuál es el guardián
responsable, el legal o el de hecho? En principio el legal, es decir, el propietario
de la cosa, pero bajo ciertas circunstancias ese guardián puede demostrar que
al momento de producirse el daño no tenía la guarda de la cosa y, en
consecuencia, liberarse de responsabilidad porque se trata de una presunción

20
que admite prueba en contrario, distinto a las presunciones de pleno derecho.”73
La Corte Suprema de Justicia en sentencia del 4 de Junio de 1992, estudio el
tema y se refirió al concepto de guardián de la cosa, como a aquella persona que
tengan un poder efectivo de uso, control y aprovechamiento respecto de la cosa
mediante la cual se realiza dicha actividad. Y concluye que “en concepto de
guardián de la actividad será entonces responsable la persona física o moral
que, al momento del percance, tuviere sobre el instrumento generador del daño
un poder efectivo e independiente de dirección, gobierno o control, sea o no
dueño, y siempre que en virtud de alguna circunstancia de hecho se encontrare
imposibilitado para ejercer ese poder, de donde se desprende que, en términos
de principio para llevar a la practica el régimen de responsabilidad del que se
viene hablando, tiene esa condición:”

• “El propietario, sí no se ha desprendido voluntariamente de la


tenencia o si, contra su voluntad y sin medir culpa alguna de su
parte, la perdió…”
• “Por ende son también responsables los poseedores materiales y
los tenedores legítimos de la cosa con facultad de uso, goce y
demás…”
• “Y, en fin, se predica que son “guardianes” los detentadores
ilegítimos y viciosos, usurpadores en general que sin consideración
a la ilicitud de los antecedentes que a eso llevaron, asumen de
hecho un poder autónomo de control, dirección y gobierno que,
inhibiendo obviamente el ejercicio del que pertenece a los legítimos
titulares, a la vez constituye factor de imputación que resultaría
chocante e injusto hacer de lado.”

Martinez Rave expone otro punto de vista y estima que “es el dueño de la cosa
o propietario el que debe responder por las consecuencias del hecho dañoso
ocasionado con cosas utilizadas en actividades peligrosas. Es decir acogiendo
la terminología de la guardanía que utiliza nuestra jurisprudencia, la guardanía
jurídica determina la responsabilidad. El guardián jurídico o sea el propietario o
dueño conserva o tiene acción contra el guardián material para recuperar las
sumas que por el haya teniendo que pagar. Ante el perjudicado responde el
propietario, o dueño o guardián jurídico. El guardián material responde ante el

21
guardián jurídico.” En este orden de ideas, se puede concluir que, aunque el
criterio esbozado por el tratadista Martinez Rave es válido, los comentarios
expresados por los tratadistas Mazeaud, Santos Ballesteros, Yermenos y la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia se encuentran más acorde con la
naturaleza del concepto de guardián de la cosa en relación con la
responsabilidad por actividades peligrosas. Es indudable que el carácter de
guardián no puede estar unido ineludiblemente al de la guarda jurídica, es decir,
no es siempre el propietario el llamado a responder por los daños causados por
la manipulación del objeto peligroso. Como es lógico, en principio se presume
que el dueño o propietario de la cosa es el responsable del perjuicio causado,
pero esta presunción puede desvirtuarse probando quien era la persona que
detentaba la guarda material al momento del siniestro, esto quiere decir que se
debe demostrar quién era el que tenía sobre el instrumento poder efectivo e
independiente de dirección, gobierno o control, fuera o no el dueño, tal como lo
expresó claramente la Corte Suprema de Justicia.

3.Régimen aplicable.
Se iniciará el estudio remitiéndose a la sentencia célebre en el tema de
responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas conocida como la
“sentencia del Joven Arnulfo” del 14 de marzo de 1938 la cual abrió el debate
alrededor de este tipo de situaciones, la Corte Suprema de Justicia establece
que “la presunción de inocencia a favor de todo imputado y la de buena fe en pro
del poseedor implican, como toda presunción la carga de la prueba en contrario.
No es excepción al principio que informa las disposiciones legales a que así se
alude la que hace responsable de la pérdida del cuerpo cierto a quien debe su
entrega, puesto que está obligado a conservarlo hasta que la haga y, por ende,
a poner en ello la diligencia y cuidado correspondientes según la naturaleza o
estipulaciones del respectivo contrato o las pertinentes disposiciones legales. A
ese mismo principio (…) obedece el artículo 2341 del C.C., según el cual la
obligación de indemnizar en él mismo impuesta cae sobre el que ha cometido un
delito o culpa: tal su categórica redacción” “El articulo 2356 ibidem, que mal
puede reputarse como repetición de aquel ni interpretarse en forma que sería
absurda si a tanto equivaliese, contempla una situación distinta y la regula,
naturalmente, como a esta diferencia corresponde. Así es de hallarse desde

22
luego en vista de su redacción y así lo persuaden, a mayor abundamiento los
ejemplos que aduce o plantea para su mejor inteligencia, a manera de casos en
que especialmente se debe reparar el daño a que esta disposición legal se
refiere, que es todo el que “pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona.” “Exige pues tan solo que el daño pueda imputarse. Esta es su única
exigencia como base o causa o fuente de la obligación que en seguida pasa a
imponer” Esos ejemplos o casos explicativos corresponden y hasta sobre
observarlo, a la época en que el código se redactó, en que la fuerza del hombre
como elemento material y los animales eran el motor principal, por no decir único
en la industria, en las labores agrícolas, en la locomoción, todo lo cual se ha
trasformado de manera pasmosa en forma que junto con sus indecibles favores
ha traído también extraordinarios peligros.” “La teoría del riesgo, según la cual al
que lo crea se le tiene por responsable, mira principalmente a ciertas actividades
por los peligros que implican, inevitablemente anexos a ellas y miran a la
dificultad, que suele llegar a la imposibilidad, de levantar las respectivas
probanzas los damnificados por los hechos ocurridos en razón o con motivo o
con ocasión de ejercicio de esas actividades. Un depósito de sustancias
inflamables, una fábrica de explosivos, así como un ferrocarril o un automóvil,
por ejemplo, llevan consigo o tiene de suyo extraordinaria peligrosidad de que
generalmente los particulares no pueden escapar con su sola prudencia. De ahí
que los daños de esa clase se presuman, en esa teoría, causados por el agente
respectivo (…). Y de ahí también que tal agente o autor no se exonere de la
indemnización, sea en parte en algunas ocasiones, sea en el todo otras veces,
sino en cuanto demuestre caso fortuito, fuerza mayor o intervención de un
elemento extraño” “Porque, a la verdad, no puede menos que hallarse en nuestro
citado artículo 2356 una presunción de responsabilidad. De donde sigue que la
carga de la prueba, onus probando, no es del damnificado sino del que causó el
daño. “En este orden de ideas, la Corte Suprema de Justicia desde el año 1938
entra a estudiar la responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas, y
concluye que el artículo 2356 no desconoce en ningún momento la presunción
de inocencia, pero si establece un régimen especial para el trato de ciertas
actividades que son consideradas como peligrosas, régimen que consagra una
presunción de responsabilidad que solo puede ser desvirtuada por una causa
extraña. Asimismo, expone la importancia de la obligación que tiene el agente

23
responsable de dicha actividad, en cuanto tiene un verdadero deber jurídico de
custodia y diligencia sobre las cosas empleadas o utilizadas en este tipo de
actividades, hecho que determina la inversión de la carga de la prueba.

A partir de esta sentencia ícono, se empezó a desarrollar el tema de la


responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas de una manera más
amplia y detallada por parte de la doctrina y la jurisprudencia, pues se dieron
cuenta que era un tema trascendental, pues la industrialización y el desarrollo
estaban generando un sinnúmero de siniestros relacionados con actividades
peligrosas y que el único artículo que trataba el tema en la legislación vigente,
era supremamente vago e inexacto. Hoy en día se parte del supuesto de que
existe una obligación de custodia sobre el guardián de la cosa, que tal como se
explicó anteriormente, es aquella persona que tiene el control, la vigilancia y la
disposición de la cosa al momento del daño. De esta manera, quien incumple sin
causa que lo justifique esa obligación de custodia, está obligado a indemnizar
los prejuicios causados. Se entrará entonces a indagar cuál de los cuatro
regímenes de responsabilidad se debe aplicar a este tipo de situaciones: culpa
probada, responsabilidad objetiva, presunción de culpa o presunción de
responsabilidad. En primer lugar, en relación con el régimen de culpa probada,
tal como se instituyó en el numeral primero del actual capítulo, el supuesto que
consagra el artículo 2341 del Código civil colombiano relativo al régimen general
de culpa probada, es sustancialmente diferente al que consagra el artículo 2356
concerniente al sistema de responsabilidad por el hecho de las cosas utilizadas
en actividades peligrosas. Teniendo en cuenta que este tema ya se consideró se
dará paso al siguiente régimen. Se entra entonces a estudiar el régimen de
responsabilidad objetiva o teoría del riesgo que en el Capítulo III del presente
trabajo se expuso. Se estableció entonces, que en el régimen de responsabilidad
objetiva son responsables todos aquellos que asumen el riesgo de llevar una
acción que puede tener una consecuencia dañosa para las otras personas, aún
cuando el individuo que asuma el riesgo efectúe la actividad o conducta con el
mayor cuidado y perfección posible, es decir, busca imponer responsabilidad
patrimonial sin que haya necesidad de analizar la existencia del elemento culpa.
Jorge Santos Ballesteros cita una sentencia que establece la imposibilidad de
aplicar la teoría del riesgo a este tipo de actividades, en este sentido establece

24
la Corte que “mientras se conserve y prevalezca conforme a la razón e criterio
subjetivo de la responsabilidad, frente al puramente objetivo, el daño ha de ser
imputable a culpa de su autor. Solo que en salvaguardia de las víctimas se
invierte a su favor la carga de la prueba cuando hay presunciones de culpa, cuya
contraprobanza se dificulta progresivamente en la misma medida en que avanza
la ciencia, la técnica y la experiencia aplicadas a las industrias y a las artes, hasta
el punto de que en la actualidad apenas habrá daño alguno causado por
actividades peligrosas que pueda considerarse como a la categoría de lo
imprevisible.” En este sentido, para la teoría de la responsabilidad objetiva el
elemento culpa no representa un componente estructural de este tipo de
responsabilidad y mucho menos debe ser analizado para determinar la posible
exoneración del agente. De esta manera, la Corte deja claro que la inclinación
que debe tener el juez a la hora de fallar un caso de responsabilidad por
actividades peligrosas es el régimen de responsabilidad subjetiva y debe alejarse
del régimen de responsabilidad objetiva, pues considera que el elemento culpa
si es determinante a la hora del razonamiento. Es importante aclarar que ésta es
la posición de la Corte antes de la sentencia promulgada el 24 de agosto de 2009
que se estudiará más adelante. En tercer lugar, se encuentra el régimen de
presunción de culpa que se desarrolló en el capítulo IV de la presente
monografía, régimen en el cual la víctima solo tendrá que probar el hecho, el
daño y el nexo de causalidad entre los mismos, y el causante del daño puede
exonerarse de responsabilidad probando diligencia y cuidado al momento en que
realizó la actividad, así como la destrucción del nexo causal por medio de una
causa extraña. La Corte Suprema de Justicia en reiteradas sentencias ha
confundido la presunción de culpa con la presunción de responsabilidad y ha
dictado sentencias en las que expresa que “la responsabilidad prevista en el
artículo 2356 del Código Civil, debe insistirse, en cuanto al alcance de este
precepto que por su intermedio ha consagrado el legislado una “presunción de
culpa” (G.J. Ts. LVI, pág. 321, y CXXXIV, pág. 41) contra quien, supuesta la
existencia de aquella autoridad autónoma e independiente de gobierno y
dirección (…), le sean atribuibles las consecuencias del daño causado por razón
de una actividad caracterizada por su peligrosidad, presunción llamada a operar
entonces en contra del demandado siempre que el actor pruebe que concurren
los fundamentos fácticos legalmente adecuados para ponerla en práctica, es

25
decir la existencia del prejuicio cuya reparación se reclama, que éste se causó
en ejercicio de una actividad peligrosa y, si a ello hubiere lugar por ser persona
distinta el autor material del evento dañoso, que de la mencionada actividad es
responsable el demandado, luego ante este estado de cosas y del efecto
indemnizatorio que de allí emerge, no podrá liberarse dicho demandado
amparándose en el criterio de la diligencia normal pues le corresponde desvirtuar
la base misma de la imputación, probando una causa extraña.” En este orden de
ideas, aún cuando la Corte exprese erróneamente que se trata de una
presunción de culpa, el fundamento de su argumentación corresponde a una
presunción de responsabilidad, por lo que no se puede estudiar el régimen de
responsabilidad por actividades peligrosas bajo la perspectiva de presunción de
culpa, por que el solo hecho de ser diligente y prudente no es causal de
exoneración válida para este tipo de situaciones. Esto da paso entonces a
razonar el tema de la presunción de responsabilidad, régimen que se ha venido
aplicando a este tipo de actividades.

4.Sentencia numero 2001-01054 promulgada por la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, el 24 de agosto de 2009.
En fallo del 24 de agosto de 2009 proferida por la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia, con Magistrado Ponente William Namén Vargas, la
Corte cambió la jurisprudencia promulgada hasta el momento en relación con el
régimen de responsabilidad por actividades peligrosas e indicó que cuando se
trata de este tipo de actividades, ya sean concurrentes o no, el régimen que debe
tener el juez en cuenta es el de la responsabilidad objetiva. Tras hacer un amplio
y hondo recuento sobre la evolución jurisprudencial de la responsabilidad por
actividades peligrosas implantada en el artículo 2356 del Código Civil83, la
Corporación establece que “la responsabilidad “objetiva”, por oposición a la
“subjetiva” describe hipótesis de imputabilidad sin culpa, donde la culpabilidad
carece de relevancia para estructurarla remitiéndose a factores objetivos como
el riesgo o el peligro, la capacidad de asumir los costos de evitación o de reparar
la lesión, fundándose en la situación del sujeto respecto de las cosas, su posición
o relación con sus congéneres o el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa
permitida por su utilidad social, verbi gratia, la custodia de una cosa, la propiedad
sobre esta, el uso de un animal o el riesgo” “En rigor, en estas hipótesis, no se

26
trata de una responsabilidad subjetiva, por culpa presunta o probada, ni opera
una presunción iuris tantum o iuris et de iuris, de culpabilidad, responsabilidad o
peligrosidad, pues la norma en su estructura legis no establece expressis verbis
(art. 66 C.C.) presunción alguna, exigiendo tan solo la probanza plena de una
actividad peligrosa, el daño y el nexo causal, desde luego que, en afán de
exactitud, una actividad peligrosa puede desarrollarse con la adopción de toda
la diligencia o sin ésta, de donde, no es coherente, deducir en todo caso, per se
y de suyo, una culpa por el simple ejercicio de una actividad de esta clase y,
análogamente, tal postura encuentra un escollo insalvable en la exigencia del
elemento extraño para la exoneración y envuelve una contradicción entre autoría
y la calificación subjetiva de la conducta, porque presumida la culpa, la
responsabilidad o peligrosidad, en términos lógicos, la prueba contraria eximiría
de responsabilidad, pero la jurisprudencia con acierto, no la admite.
Consecuentemente, la culpa, no estructura esta responsabilidad, tampoco su
ausencia demostrada la excluye ni exime del deber de reparar el daño, esto es,
no es que el legislador la presuma, sino que carece de relevancia para
estructurarla o excluirla, en cuanto el deber resarcitorio surge aún sin culpa y por
el solo daño causado en ejercicio de una actividad peligrosa en consideración a
ésta, a los riesgos y peligros que comporta, a la lesión inferida y a pesar de la
diligencia empleada.” Formula entonces que “la “presunción de culpa”, como se
dijo, cae en el vacío, de un lado por no avenirse a la lógica, al sentido común y
a elementales reglas de experiencia, sentarla per se, de suyo, ante sí por el solo
ejercicio de una actividad peligrosa, de ordinario lícita y permitida por el
ordenamiento y, de otro lado, porque presumida, la prueba de su ausencia o de
la diligencia y cuidado, impediría constituir la responsabilidad o bastaría cuando
menos para exonerarse. Además, no se observa la utilidad de la presunción en
el plano probatorio, so pretexto de dispensar a la víctima de la prueba de lo que
no es elemento estructural de dicha responsabilidad o cuya probanza inversa es
insuficiente para romper el nexo causal. La contradicción que envuelve esta
concepción, aparece con todo relieve, cuando la reiterada e inalterada
jurisprudencia civil, acertadamente exige la prueba del elemento extraño para
demostrar que el evento dañoso no es imputable a la actividad y conducta del
sujeto. En rigor, la culpa carece de toda relevancia para el surgimiento de la

27
responsabilidad por actividades peligrosas y, también, para romper la relación
de causalidad.”

Por lo anterior, la Corte concluye lo siguiente: “La Sala, por tanto, en su labor de
unificación, respecto de la responsabilidad civil por actividades peligrosas,
reiterando en lo pertinente la jurisprudencia expuesta desde las sentencias de
14 de marzo de 1938 y de 31 de agosto de 1954, con las precisiones y
complementaciones antedichas, puntualiza su doctrina y concluye, en síntesis:

a) Es una responsabilidad cuyos elementos estructurales se reducen al


ejercicio de una actividad peligrosa, el daño y la relación causal entre éste
y aquélla.
b) Es una responsabilidad objetiva en la que no opera presunción alguna de
responsabilidad, de culpa, de peligrosidad, ni se basa en la culpabilidad,
sino en el riesgo o grave peligro que el ejercicio de estas actividades
comporta para los demás. La noción de culpa está totalmente excluida de
su estructura nocional, no es menester para su constitución, tampoco su
ausencia probada la impide ni basta para exonerarse. (…)
c) La responsabilidad recae en quien desarrolla una actividad que pueda
estimarse como generadora de riesgos o peligros para la comunidad, en
cuanto con la misma se incrementan aquellos a los que normalmente las
personas se encuentran expuestas y, por ende, será responsable quien
la ejerza, de hecho o de derecho, o esté bajo su dirección, manejo o
control.
d) En este sistema, por lo general, exonera solo el elemento extraño, esto
es, la fuerza mayor o el caso fortuito, la intervención de la víctima o de un
tercero, cuando actúa como causa única y exclusiva o, mejor la causa
extraña impide la imputación causal del daño a la conducta del supuesto
autor.
e) En las actividades peligrosas concurrentes, el régimen jurídico aplicable
es el consagrado en el artículo 2356 del Código Civil y, en su caso, las
normas jurídicas que existan sobre la actividad concreta.”
Luego de citar los apartes más importantes de la sentencia estudiada, se
evidencia el cambio del precedente en relación con el tema de la
responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas. Según la

28
reciente jurisprudencia, aquella persona que causa algún perjuicio en el
ejercicio de una actividad considerada como peligrosa está obligada a
repararlo, a menos que demuestre algún factor extraño. Para la Corte,
hasta el momento la responsabilidad subjetiva desarrollada en la
jurisprudencia había sido un tema contradictorio, pues se defendía el
análisis del elemento culpa, pero se entraba a analizar como causal de
exoneración únicamente la causa extraña, sin tener en cuenta la
diligencia o ausencia de dolo.

CAPITULO V. REGÍMENES ESPECÍFICOS

En el presente capítulo se expondrá el resultado de un proceso de investigación,


tanto doctrinal como jurisprudencial, a través del cual fue posible identificar los
puntos críticos, las discusiones y los elementos esenciales de la responsabilidad
derivada de las actividades peligrosas de:
1. Daños causados por electricidad.
2. Daños causados por manipulación de residuos peligrosos El texto estará dividido
en dos grandes numerales que, a su vez, dependiendo de las características
particulares de cada tópico, se encontrará dividido en secciones, donde se
plasmará la evolución de ideas y posiciones que se han desarrollado a lo largo de
la historia en temas tan complejos y controvertidos como los aquí descritos.
El estudio se dirige a este tipo de responsabilidades pues a diferencia de otras,
como la conducción de automotores o la actividad médica, por ejemplo, son
situaciones que no han sido tan intensamente estudiadas como las mencionadas.
En el caso de la energía, es un fenómeno que en la actualidad ha penetrado toda
clase de actividades y dinamismos como los mecánicos, caloríficos, luminosos,
entre otros, lo que permite deducir que es un peligro de amplísimo espectro para la
sociedad actual. Por otra parte, cada vez son más los desechos o residuos,
considerados como peligrosos, que se producen en un sin número de actividades
industriales y tecnológicas y que además se convierten en un problema para quien
los produce pues no se sabe qué hacer con ellos. Por esta razón, teniendo en
cuenta que son dos situaciones que cada vez se presentan con mayor frecuencia,
es que el derecho ha comenzado a buscar mecanismos especiales y

29
extraordinarios para la protección de las personas que se ven afectadas por los
mismos y es ésta la razón primordial del presente estudio; concatenar los avances
que se han realizado en estas dos materias tan fundamentales para el movimiento
y desarrollo de la sociedad actual.

1. Responsabilidad derivada de daños causados por electricidad. Como es evidente


el descubrimiento de la electricidad desde tiempos inmemorables y la inclusión de
la electricidad en el desarrollo de cada una de las actividades diarias que se realizan
en todas las esferas del movimiento cotidiano de una sociedad, representan en la
actualidad el movimiento de toda la industria y sobre todo el motor principal del
desarrollo. De esta manera, aun cuando se ha convertido con el paso de los años
en un avance fundamental y sin el cual no se concebiría la existencia actual, desde
hace años las consecuencias que se generan por el uso indebido de la electricidad
se han manejado con delicadeza, por considerarse una actividad riesgosa. Por no
encontrarse una norma expresa que regule el tema de la responsabilidad por
electricidad, el tratamiento lo ha desarrollado la jurisprudencia que ha extendido el
régimen de presunción de responsabilidad en los términos que se expondrán a
continuación. Inicialmente, se recordará el célebre fallo del Joven Arnulfo y la
importancia que éste tuvo para la delimitación de la responsabilidad por actividades
peligrosas. El M.P. Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo en sentencia del 30 de
septiembre de 2002 expresó que “la jurisprudencia de esta corporación, a partir de
los fallos proferidos el 14 de marzo, 18 y 31 de mayo de 1938, aludiendo a la
necesidad en las sociedades modernas de acompasar la jurisprudencia a las
actividades y adelantos del mundo moderno, dio carta de ciudadanía a la conocida
responsabilidad civil por actividades peligrosas. Fue así como puntualizó que “…
no puede menos que hallarse en nuestro citado artículo 2356 del Código Civil, se
agrega— una presunción de responsabilidad. De donde se sigue que la carga de
la prueba, onus probandi, no es del damnificado sino del que causó el daño, con
sólo poder este imputarse a su malicia o negligencia” y, que el artículo en mención,
“… establece la regla general e invariable de que todo daño que pueda imputarse
a malicia o negligencia de otra persona debe ser reparado por ésta. Se deduce de
la letra y del espíritu de ese precepto que tan sólo se exige que el daño causado
fuera de las relaciones contractuales pueda imputarse, para que ese hecho dañoso
y su probable imputabilidad al agente contraventor constituya la base o fuente de

30
la obligación respectiva”, e igualmente que “… quien ejercita actividades de ese
género es el responsable del daño que por obra de ellas se cause y por lo mismo
le incumbe, para exonerarse de esa responsabilidad, demostrar la fuerza mayor, el
caso fortuito o la intervención de un elemento extraño que no le sea imputable…”
(G.J. Tomo XLVI, págs. 216, 516 y 561)

1. Responsabilidad por manipulación de residuos peligrosos


El Decreto 4741 de 2005, ”por el cual se reglamenta parcialmente la prevención
y el manejo de los residuos o desechos peligrosos generados en el marco de la
gestión integral”, establece en su artículo tercero que un residuo o desecho es
“cualquier objeto, material, sustancia, elemento o producto que se encuentra en
estado sólido o semisólido, o es un líquido o gas contenido en recipientes o de
pósitos, cuyo generador descarta, rechaza o entrega porque sus propiedades no
permiten usarlo nuevamente en la actividad que lo generó o porque la legislación
o la normatividad vigente así lo estipula” y al remitirse a la norma internacional
se encuentra el Convenio de Basilea que en su artículo segundo define a los
desechos como “las sustancias u objetos a cuya eliminación se procede, se
propone proceder o se está obligado a proceder en virtud de lo dispuesto en la
legislación nacional.”. Pero la importancia que estas definiciones revisten se
encuentra unida al concepto de peligrosidad, pues son los daños causados por
los residuos peligrosos los que interesan al presente estudio. Por esta razón el
citado Decreto se encargó de definir los residuos o desechos peligrosos de la
siguiente manera: “es aquel residuo o desecho que por sus características
corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas o radiactivas
puede causar riesgo o daño para la salud humana y el ambiente. Así mismo, se
considera residuo o desecho peligroso los envases, empaques y embalajes que
hayan estado en contacto con ellos.” El Convenio de Basilea por su parte, no
define expresamente lo que se considera como un residuo peligroso sino que en
su artículo primero92 enumera una serie de condiciones para que éstos sean
considerados como tales.

Teniendo claro qué tipo de desechos interesan para el estudio de la


responsabilidad extracontractual por la manipulación de residuos peligrosos, se
entrará a analizar el régimen de responsabilidad consagrado en las normas
vigentes. Es importante primero tener en cuenta que dichas normas involucran

31
a varios sujetos y que cada uno de ellos, dependiendo de su rol, tendrá diferente
grado de responsabilidad. Dentro del grupo de sujetos se encuentran los
particulares y los funcionarios públicos que llevan a cabo todas las actividades
de generación, trasporte, recuperación y disposición final de este tipo de
desechos, y finalmente las autoridades que los previenen, inspeccionan,
controlan y vigilan.93 El Decreto estudiado impone al generador94 la
responsabilidad integral sobre todas las actividades de gestión de residuos
peligrosos, y traspasa la responsabilidad al receptor en el momento en que éste
los reciba por parte del transportista y haya verificado o probado el
aprovechamiento final de los mismos. Sin embargo, si el generador no declara
el contenido o la condición química o biológica del desecho a la autoridad
competente o al receptor, este continuará siendo responsable en forma integral
por los daños que se ocasionen con dicho elemento.96 Asimismo, es importante
dejar claro que son solidariamente responsables el generador, los transportistas
y los receptores de los residuos peligrosos. Aún cuando este tema no tiene
repercusión directa a la hora del análisis del régimen de responsabilidad desde
la perspectiva del presente estudio, es importante establecer que, tanto para la
responsabilidad integral como para la responsabilidad solidaria, las leyes y
decretos no establecen ningún tipo de causales eximentes de responsabilidad.
(CASTRO,2005)

1.1. Relación con la responsabilidad extracontractual por daños


causados al medio ambiente
La cuestión no solo se queda en una problemática de residuos, sino que va
ligado íntimamente al tema del medio ambiente, pues este tipo de desechos son
muchas veces los causantes de la contaminación del ecosistema. Al respecto el
Doctor Juan Carlos Henao en relación con el tema del régimen de
responsabilidad que se debe aplicar a casos donde el medio ambiente es el que
sufre el daño, establece que la necesidad de incluir el elemento culpa en el
análisis, ha sido revaluado, llegando a considerarse que así el agente
contaminante no haya incurrido en culpa, debe responder, es decir, “el que
contamina paga”. A pesar de esta afirmación, el autor es consciente que dicha
concepción no es absoluta, pues reglamentaciones como la de la Comunidad
Europea así lo demuestran y sobre esta temática cita el siguiente aparte ,"el libro

32
Blanco se llega a la conclusión de que la opción más adecuada consiste en la
adopción de una Directiva marco comunitaria que contemple, por un lado, la
responsabilidad objetiva (sin culpa) por los daños derivados de actividades
peligrosas reguladas por la legislación comunitaria (que cubra, con
circunstancias eximentes y atenuantes, tanto los daños tradicionales como los
daños causados al medio ambiente) y que también regule, por otro, la
responsabilidad basada en la culpa en los casos de daños a la biodiversidad
derivados de actividades no peligrosas... Este enfoque ofrece los medios más
eficaces para aplicar los principios de política ambiental que figuran en el Tratado
CE y, en particular, el principio de quien contamina paga"102. De esta manera
se puede concluir que lo que el autor intenta explicar es que si se aplica el
principio de que "el que contamina paga", se entendería que aunque la
normatividad europea establezca que hay campos del derecho ambiental que
requieren de la prueba del elemento culpa, cuando se trata de actividades no
peligrosas, y que si se trata de actividades peligrosas el sistema que se debe
imponer el es el de responsabilidad objetiva, es porque el sistema no es tan
objetivo como se ha pretendido exponer.

VI. CONCLUSION
Es importante establecer que el artículo 2356 enumera una serie de actividades
consideradas como peligrosas para la época de su expedición, que no deben
considerarse como taxativas, sino enunciativas, teniendo en cuenta que el
desarrollo industrial y tecnológico ha generado en los últimos años un sinnúmero
de objetos y actividades que hoy en día se conciben como peligrosas. Partiendo
de la vaguedad en el desarrollo de este tipo de responsabilidad dentro del
sistema jurídico colombiano, la presente monografía de grado construye un
sistema a partir del análisis de unos puntos fundamentales. Se inicia la
disertación con el análisis del elemento culpa, considerado desde antaño
requisito fundamental para que se configure la responsabilidad civil, el cual en la
responsabilidad civil extracontractual colombiana es un tema vago y sin
desarrollo normativo, teniendo en cuenta que posee problemas tanto de
definición como de imprecisión, debido a que es muy complicado 76 encontrar
una definición exacta para éste término. Las altas Cortes han incluso incurrido
en imprecisiones al no tener una definición legal de la cual sostenerse, y han

33
llegado a utilizar erróneamente conceptos penales de culpa para aplicarlos a la
legislación civil, hecho que ha generado un desorden en el análisis del tema. Lo
único que parece ser claro en la actualidad, es que el criterio de culpa civil que
sigue la normatividad vigente parte de una apreciación en abstracto, y es por
esto que el acto culposo debe ser analizado en sí mismo y separado del sujeto
que lo cometió, debe compararse entonces con el que hubiera realizado un
hombre prudente y diligente, sin ningún tipo de análisis de conciencia. En
segundo término, se examina el tema de la responsabilidad objetiva para concluir
que la responsabilidad objetiva busca imponer responsabilidad patrimonial sin
que haya necesidad de analizar la existencia del elemento culpa, para de esa
manera condenar al sujeto que realizó el daño a reparar los perjuicios por el
simple hecho de haberse demostrado la existencia del perjuicio y de los hechos
que dieron lugar al mismo, independientemente de haya mediado culpa o dolo.
Si el sujeto que generó el daño prueba la existencia de un factor extraño, podrá
exonerarse de su responsabilidad. Esto se debe a que lo que interesa a la teoría
de la responsabilidad objetiva es el nexo causal, y teniendo en cuenta que el
elemento culpa no es objeto de razonamiento, la prudencia o diligencia del
agente no es factor determinante para exonerarlo de su responsabilidad. Así las
cosas, la doctrina y la jurisprudencia a lo largo de los años se encargaron de
estudiar la responsabilidad por actividades peligrosas y establecieron que, en
pro del resarcimiento de la víctima, el sistema aplicable correspondía a una
presunción, unas veces mal llamada de culpa y otras veces de responsabilidad.

34
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civil/responsabilidadcivil.shtml>

35
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
AÑO DE LA UNIVERSALIZACION DE LA SALUD

PRESENTADO: MILTON FERNANDO GAMARRA ESCOBAR


014200166E
GONZALES LAZARO CRISTHIAN D.
015340013F
ASIGNATURA: RESPONSABILIDAD CIVIL
DOCENTE: Dr. GARCIA GARCIA HENRY

CUSCO – PERÚ

2020
ÍNDICE
LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS………………….1
ACTIVIDADES PELIGROSAS……………………………………………………….2
EL FENÓMENO RIESGO EN LA LEGISLACIÓN CIVIL PERUANA Y
ESPAÑOLA…………………………………………………………………………….3
ORIGEN DE LA TEORÍA DEL RIESGO……………………………………………..4
CARACTERÍSTICAS DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO……………….5
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO……………………..6
CRITERIO PARA DETERMINAR LA ACTIVIDAD O COSA RIESGOSA………...7
TIPICIDAD Y ATIPICIDAD EN LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO…………8
OTRAS DISCIPLINAS QUE SE HAN OCUPADO DEL RIESGO…………………9
LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS Y
JURISPRUDENCIA………………………………………………………………….10
VII. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL: EL SISTEMA
SUBJETIVO Y OBJETIVO…………………………………………………………..11
VIII. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA O
LA DENOMINADA RESPONSABILIDAD POR RIESGO………………………...12

IX. EL RIESGO COMO FACTOR ATRIBUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


CIVIL OBJETIVA EN LA DOCTRINA PERUANA…………………………………13

¿QUÉ SE ENTIENDE POR RIESGOSO O PELIGROSO?.................................14


¿A QUÉ TIPO DE RIESGO SE REFIERE EL ARTÍCULO 1970° DEL CÓDIGO
CIVIL?................................................................................................................15
¿QUÉ SE ENTIENDE POR ACTIVIDADES RIESGOSAS?...............................16
X. LOS BIENES RIESGOSOS: ¿UN BIEN PUEDE SER RIESGOSO POR SÍ
MISMO?.............................................................................................................17
JURISPRUDENCIA………………………………………………………...………..18
BIBLIOGRFIA…………………………………………………………………………19
LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS Y
JURISPRUDENCIA
ACTIVIDADES PELIGROSAS

Se parte el estudio del régimen de responsabilidad por actividades peligrosas


reconociendo la existencia de una creciente manifestación de diferentes
tecnologías que en los últimos años han penetrado todas las esferas de la vida
humana. Cada vez son mayores los descubrimientos y las ansias del hombre por
implementar objetos en la vida diaria que permitan una evolución más cómoda y
eficiente de la cotidianidad. El avance industrial que se ha evidenciado en los
últimos años ha generado la creación de objetos considerados como peligrosos
por el hecho de que el hombre en su utilización corre mayores riesgos que en
otras actividades consideradas como no peligrosas e incluso pone en peligro a
la sociedad en general, tal es el ejemplo de los automóviles. Es por lo anterior
que a la par del crecimiento que se evidencia día tras día respecto de este tipo
de actividades y teniendo en cuenta que éste tipo de objetos se han convertido
en indispensables para el desarrollo de la vida actual, la doctrina y la
jurisprudencia vieron la necesidad de darle una protección especial a las
víctimas.

El problema se encontró cuando se dieron cuenta que la normatividad solo


contaba con un único artículo que trataba el tema y que el mismo resultaba
insuficiente y vago a la luz del desarrollo tecnológico actual. Por esto el régimen
de la responsabilidad por actividades peligrosas es un tema desarrollado por la
doctrina y la jurisprudencia y son ellos los que han generado las correctas o
incorrectas aplicaciones del mismo a lo largo de los últimos años. Este sistema
puede considerarse como uno de los más estudiados durante las últimas
décadas, pero es tan complejo su análisis que ha sufrido con el paso del tiempo
infinidad de modificaciones y un sin número de discusiones que se entrarán a
estudiar a continuación para lograr proponer una interpretación lógica a la luz de
la normatividad actual (ORDÓÑEZ VASCO, 2010).
EL FENÓMENO RIESGO EN LA LEGISLACIÓN CIVIL PERUANA Y
ESPAÑOLA

Dada las explicaciones en la parte superior sobre el riesgo y las actividades


riesgosas [sociedad de riesgos], no nos detendremos en explicar los
presupuestos de la responsabilidad extracontractual subjetiva, porque, en
supuestos de daños producidos, normalmente el agente causante del daño es
una actividad riesgosa. De ahí que el criterio de imputación no sea la culpa, sino
el riesgo, la actividad riesgosa. Por tanto, no hace falta probar el elemento
subjetivo, basta con que el daño se haya producido en el ámbito de la actividad
riesgosa.

Así las cosas, en la parte superior, hemos dejado sentada la definición de riesgo.
Esta se acrecienta en la era de la revolución industrial, puesto que en ella
“proliferan las industrias y con ella los daños producidos por las maquinas en
cuyo funcionamiento no interviene directamente el empresario y, en
consecuencia, no es responsable atendiendo al criterio de la culpa. Ello hace
que numerosas víctimas queden sin asistencia”. Esta situación ha obligado a la
colectividad a tomar decisiones en favor de las víctimas, prescindiendo del
criterio de imputación subjetiva para valorar el daño, de ese modo la
responsabilidad extracontractual cumplía su fin reparatorio.

En ese sentido nuestro CC peruano, en su artículo 1970, establece la


Responsabilidad extracontractual objetiva: “Aquel que mediante un bien riesgoso
o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un
daño a otro, está obligado a repararlo.” En el mismo sentido, la Ley 28611, Ley
General del Ambiente, en su artículo 144: “la responsabilidad deriva del uso o
aprovechamiento de un bien ambientalmente riesgoso o peligroso, o del ejercicio
de una actividad ambientalmente riesgosa o peligrosa, lo que conlleva a asumir
los costos (…)” (Codigo Civil, 2015).

En el caso del Código Civil español, la regulación sobre responsabilidad civil


extracontractual es principalmente de corte subjetivo, sin embargo, recurriendo
al artículo 1908, existe margen que permite hacer una interpretación extensiva
de la norma hacia una responsabilidad objetiva, esa sería el artículo 1908.2,
puesto que aquí, a diferencia de los otros inciso, no hace referencia a ningún
elemento de naturaleza subjetiva: “igualmente responderán los propietarios de
los daños causados: 2º Por los humos excesivos, que sean nocivos a las
personas o a las propiedades”. Aquí, sin lugar a duda, cuando el legislador
español desarrolla el artículo 1908, al denotar los términos “instalaciones,
sustancias, humos, depósitos”, se está refiriendo a situaciones de riesgo.

A su vez, la Directiva 2004/35/CE en sus considerandos número 8 y 9, tiene por


objeto las actividades profesionales que presenten un riesgo real o potencial
para la salud humana o para el medio ambiente, este mismo espíritu fue
transpuesta a la Ley de Responsabilidad Medioambiental español.

Como podemos constatar en estos artículos, y en la legislación citada, el criterio


de imputación para la responsabilidad objetiva es el elemento “riesgo” o “peligro”
ya sea como un bien, una instalación, sustancia o como una actividad. El riesgo y
el peligro como “sucesos futuros no deseados” que una vez materializadas, el
responsable deberá responder.

Dicho esto, tanto la responsabilidad extracontractual subjetiva y objetiva,


encarnan dos principios del Derecho, el principio de “no hacer daño a otro
[neminem laedere] y “quien causa daños debe responder”. En estricto, los
artículos aludidos serían la positivación del principio romano “neminem laedere”
[obligación de no hacer daño a otro]. Por supuesto, en su sentido
antropocentrico, de no hacer daño a otro [derechos y su patrimonio].

Por tanto, producido un daño siempre debe haber un responsable, sería injusto
producido el daño, sea la victima quien tenga que soportar con la carga. El
causante del daño debe responder con su patrimonio. Siendo ésta la finalidad de
la responsabilidad civil extracontractual, la de reparar el daño, de ahí que la
objetivación de la responsabilidad extracontractual por daños al medio ambiente,
teniendo como presupuesto el riesgo o actividad riesgosa, presupuesto que
debe evaluarse desde su finalidad, y su finalidad ni es preventiva ni es
sancionatoria, su finalidad es reparadora, empero, hasta ahí llega la intervención
del Derecho civil, conseguir la reparación.

La responsabilidad por riesgo no es más que la aplicación de la teoría del riesgo


a la responsabilidad civil extracontractual. Como prolegómeno, baste decir que
la entrada al mundo jurídico de la teoría del riesgo sirvió para poner en jaque a
la dogmática y milenaria supla como fundamento de la responsabilidad civil, fue
el primer criterio

Objetivo de imputación y sin duda alguna el centro de los más polémicos debates
entre los partidarios de la culpa y los partidarios de la responsabilidad civil
ausente de toda idea de culpa. La mayoría de la doctrina se refiere a la
responsabilidad objetiva o por riesgo, cosa que no es cierta porque el riesgo no
es el único criterio objetivo de imputación.

Después del Código Civil de Francia de 1804, conocido Tarn bien como Código
de Napoleón, el tema de la responsabilidad civil extracontractual permaneció
pacifico. Este código estaba impregnado por un exagerado individualismo, el
cual, en el transcurso del siglo pasado, comienza a claudicar paulatinamente. A
cambio de ello se observa una socialización del derecho y así se habla de la
socialización de los derechos mediante la teoría del abuso de los derechos, de
la socialización del contrato de trabajo, la socialización del derecho de los
contratos y la socialización de la responsabilidad civil. Henry y León Mazeaud
explican cuál fue la causa para que se diera la poderosa corriente social que ha
atravesado la responsabilidad civil:

Los redactores de código de 1804 se hablan preocupado sin duda de asegurar


la reparación de los daños. Habrán instaurado al menos un sistema que, en
muchos casos, impedía a la víctima obtener ese resarcimiento.

El principio que establecieron y que subsiste es que la responsabilidad está


fundada en la culpa: la víctima no obtiene reparación más que si consigue
demostrar una culpa del autor del daño. Con la aparición del maquinismo y la
multiplica- con de los accidentes de la circulación, la victima experimentaba las
mayores dificultades para aportar tal prueba.
El resultado de esa corriente social se plasmó, entre otras, en la ley de
accidentes laborales, en la teoría de la responsabilidad a causa de las cosas
inanimadas y en la teoría del riesgo, confluyendo todas a la llamada teoría
objetiva de la responsabilidad civil. Interesa para el trabajo la teoría del riesgo, la
cual tuvo origen en los llamados accidentes laborales, para pasar posteriormente
a la responsabilidad civil

ORIGEN DE LA TEORÍA DEL RIESGO

El contrato de trabajo estaba regulado por los artículos 1780 y 1781 del Código
Civil de Francia bajo la denominación de arrendamientos de servicios (en
Colombia estaba regulado por los artículos 2045 a 2052 del Código Civil bajo el
nombre de Arrendamiento de criados domésticos). Dice Adrián Sachet, que el
primer contrato de molde civil que ha sido roto por el maquinismo es el de
locación de servicios.

Si bien era una regla excelente para un obrero tornado aisladamente o para una
reunión de dos o tres obreros, es insuficiente para un ejército de trabajadores;
éste no pudo satisfacer las necesidades de las grandes explotaciones
industriales, especialmente para solucionar el problema de las innumerables
victimas como consecuencia de los accidentes ocurridos con ocasión por razón
del trabajo (URIBE GARCIA, 2002).

En primer lugar, para solucionar el problema de los daños ocasionados en los


accidentes de trabajo, se utilizó la teoría de la culpa civil. La víctima de un
accidente laboral tema que demostrar la culpa del patrono conforme el artículo
1382 del Código Civil Francés; de no hacerlo, no obtenía indemnización. Ante el
fracaso de la teoría anterior por la dificultad en probar la culpa, se recurrió a la
teoría de la responsabilidad contractual.

Se propuso que la responsabilidad del patrono no derivara del cuasidelito del


artículo 1382, sino del mismo contrato de locación de servicios. Se argumentaba
que el patrón debe de- volver al trabajador después de cada jornada, tal como lo
recibir al inicio de la misma y si ocurre un accidente del cual resulte dañado, se
ha violado la obligación de seguridad que era menester cumplir por parte del
patrono, obligación que no surge por responsabilidad extracontractual, sino
como producto de una obligación contractual, por tanto se presume en culpa al
patrono y para eximirse de responsabilidad debe probar fuerza mayor o caso
fortuito o culpa del propio trabajador. Esta teoría tuvo sus opositores quienes
argumentaron que en e1 contrato de trabajo el patrono no consiente en su
voluntad de obligarse por el detrimento en la integridad corporal o psíquica del
trabajador, es la ley y no el contrato la que impone la obligación de reparar el
daño. Ante el fracaso de las dos teorías anteriores, dice Louis Josserand, se
pensó en utilizar el artículo 1386 del Código Civil bajo la égida de los daños
causados no sólo por la ruina de un edificio, sino por una cosa inanimada
cualquiera, mobiliaria o inmobiliaria. 6 Por cuestión de técnica jurídica no se
podía aplicar este precepto porque siempre se refería a vicios de construcción,
además imponía a la víctima la prueba de un defecto de conservación o de un
vicio de construcción. Pertinaz continuaba Louis Josserand por encontrar
solución al problema de los accidentes laborales sin solución de indemnización,
que al encontrar el remedio, dice él, no estaba por inventar; existía ya desde
1804 y se apoyaba en el apartado primero del artículo 1384 del Código Civil
Francés que preside la responsabilidad de pleno derecho y que consagra
formalmente la responsabilidad del guardador de una cosa cualesquiera sin
hacer intervenir en modo alguno la idea de culpa. Se es responsable por el hecho
propio, por el de las personas de las que se deba responder "o de las cosas que
se tienen bajo guarda" (inciso primero, Art. 1384). Antes de volcar la atención en
la primera parte del artículo 1384, dice Louis Josserand: "Nadie pensaba en
utilizarlo para mejorar la situación de la víctima, por cuanto el daño causado por
las cosas inanimadas, distintas de los edificios caídos en ruina, era tributario de
la responsabilidad delictual, la víctima no podía obtener reparación, sino en los
términos de los artículos 1382 y 1383, con la condición consiguiente de probar
la culpa del demandado"? Para sustentarla con respecto a los infortunios
laborales se argumenta que basta establecer que se ha producido un daño y
buscar el vínculo de causalidad entre el hecho del trabajo y ese daño, para
proclamar de modo inmediato la responsabilidad que incumbe al dueño de la
cosa, en este caso de la empresa por los daños producidos (JOSSERAND,
1950).

En el mismo año (1897), Raymond Saleilles, en su obra Los accidentes de


trabajo y la responsabilidad civil expone su teoría acerca de los accidentes
laborales con la cual pretende que, basado en ella, la víctima de los infortunios
laborales logre en todos los casos indemnización por los accidentes laborales.

La idea en cuanto a sus efectos era la misma expuesta por Josserand: borrar
toda idea de culpa y de esa manera relevar al trabajador de su prueba, siendo
responsable el patrón independientemente de cualquier culpa. Para sustentarla
se basó en el riesgo, resumida de la siguiente manera: "El que crea una fuente
de daño, así el que explota una fábrica, debe reparación si los riesgos se
concretan. El exclusivo hecho del perjuicio compromete su responsabilidad; es
la contrapartida de los beneficios que obtiene de la empresa". Nacía de esta
manera la teoría del riesgo. Con los argumentos anteriores y al prescindir de la
culpa cuando el daño era causado por el hecho de las cosas o basados en la
teoría del riesgo, bastando únicamente la causalidad entre el daño y el hecho de
la cosa o el riesgo, nace al mundo jurídico la teoría de la responsabilidad objetiva.
Josserand con la tesis de la responsabilidad a causa de las cosas que se tienen
bajo guarda y Saleilles con la teoría del riesgo, confluyeron a un punto común: el
fundamento de la responsabilidad civil no es ya la culpa, sino el acto dañoso,
cuya neutralización se logra mediante la reparación del daño.

Las ideas así propuestas tuvieron influencia en el Tribunal Francés quien el16
de junio de 1897 condenó al propietario de un remolcador por la muerte del
mecánico ocasionada por una explosión de la caldera, por el sólo hecho de ser
propietario aunque el defecto se debiera a causas externas, como defectos de
fábrica o causas desconocidas así demostrara culpa en el fabricante. Dice
Josserand, que ese es el fallo inaugural de la Corte de Casación y que después
de ese se han dictado centenares, consagrando la responsabilidad de pleno
derecho, fundamentados en el artículo 13 84 y sin exigir la prueba de la culpa
cometida por el adversario (JOSSERAND, 1950)

La teoría propuesta por Saleilles y Josserand fue y es producto de los más


polémicos y enconados debates a nivel doctrinal, jurisprudencia! y legislativo, no
sólo en Francia, sino a nivel mundial y refutada por los partidarios de la tesis
tradicional;de la culpa como fundamento de la responsabilidad civil. Se concluye
con las tesis de Josserand y Saleilles: "es el punto de partida de la evolución
jurisprudencia! y. del movimiento doctrinal de mayor importancia, sin duda, tanto
desde el punto de vista práctico como desde el punto de vista teórico, de todos
los manifestados desde 1804. Saleilles y Josserand se apoderaron de esa
sentencia y construyeron, sobre el terreno del artículo 1384, párrafo 1°, una
teoría completa a causa de las cosas".

Continuando con la responsabilidad por los accidentes ocurridos en derredor de


la relación laboral, fue promulgada en Francia la ley del 9 de abril de 1898,
posteriormente modificada en varias ocasiones, relativa a la responsabilidad de
los accidentes de que los obreros son víctimas en su trabajo. El motivo de
expedición de la ley, dicen algunos, estuvo por el dilema suscitado entre la
necesidad de probar la culpa conforme el artículo 1382 del Código Civil y la
relevancia de probarla acorde con la teoría de Josserand y Saleilles,
fundamentada en el artículo 1384 del Código Civil. En el primer caso se hacía
nugatoria la pretensión indemnizatoria, en el segundo se concedía siempre la
indemnización. De esta manera, se dice que todos los argumentos expuestos
por Josserand y Saleilles fueron absorbidos por esta ley y efectivamente la idea
de culpa ha sido suprimida y sustituida pero únicamente en materia de
accidentes laborales por otro concepto, conforme al sistema de responsabilidad
objetiva que se pregonaba para la responsabilidad por accidentes laborales: el
de Riesgo Profesional. Así, los partidarios de la culpa como fundamento de la
responsabilidad civil manifestaron no tener argumentos para referirse a la teoría
objetiva, porque según ellos, ésta había sido absorbida por la ley de accidentes
laborales, fin principal por el cual se había creado. Los hermanos Henry y León
Mazeaud y otros partidarios de la culpa reconocieron el éxito de las tesis,
fundadas en las necesidades prácticas de la hora y hacer expedita la
indemnización de los obreros víctimas de accidentes de trabajo. Pero las tesis
de Saleilles y Josserand no terminarían con la ley de accidentes laborales, antes
por el contrario, era el comienzo de lo que Sachet ha denominado como el punto
de partida de una revolución jurídica bajo la apariencia seductora de una medida
de equidad y buen sentido social para garantizar la indemnización de perjuicios
por los accidentes laborales. Las teorías acerca de los accidentes laborales
continuaron en evolución hasta llegar a la teoría del riesgo social, más
comúnmente conocida como seguridad social obligatoria. A la par, las tesis que
sustentaban una responsabilidad alejada de toda idea de culpa también
continuaron en evolución (JOSSERAND, 1950).
Es verdad que el fin para el cual fueron propuestas se había satisfecho así
hubiese sido indirectamente mediante la aplicación de una ley, pero la
multiplicación de accidentes causados por cosas inanimadas no ya únicamente
en el ámbito de los accidentes de trabajo hacía imperioso que las teorías
propuestas por Josserand y Saleilles continuaran vigentes y más arraigadas. ¿Si
los partidarios de la culpa miraron con buenos ojos las tesis propuestas para
lograr la indemnización de perjuicios de los obreros por los accidentes laborales,
por qué rechazaron de plano las mismas tesis aplicadas para los accidentes
ocasionados por fuera de relaciones laborales? Igual dificultad para probar la
culpa se presentaba tanto en los accidentes laborales, como en los no laborales
y la multiplicidad de los mismos era creciente (JOSSERAND, 1950).

CARACTERÍSTICAS DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO

Jaime Santos Briz, 12 dice que la responsabilidad por riesgo está identificada
porque presupone un cierto riesgo de peligro, no bastando un peligro general
inherente a toda suerte de actividad humana; Cada individuo debe tolerar el
peligro, y la coacción a que es sometido es ineludible. La responsabilidad por
riesgo se caracteriza además por lo siguiente:

l. Se refiere a una actividad lícita y permitida. Lo anterior permite que desde el


punto de vista jurídico penal el sólo ejercicio de la actividad catalogada de
riesgosa no tenga relevancia porque para el derecho penal se trata de una
conducta socialmente adecuada. "La realización de la conducta socialmente
adecuada está permitida. Sobre Sobre todo, los criterios de riesgo permitido, del
principio de confianza, de la comisión referida al garante y de la prohibición de
regreso no son sino desarrollo de la adecuación social"• Dice

Claus Roxin que el prototipo del riesgo permitido es la conducción automovilística


observando todas las reglas del tráfico viario y este constituye un riesgo
relevante para la vida, salud y bienes materiales. No obstante el legislador
permite el tráfico viario porque lo exigen intereses preponderantes del bien
común.
En el aspecto probatorio, la prueba de la diligencia y cuidado no exonera de
responsabilidad al causante del daño, en algunos casos la prueba parcial de lo
que se denomina causa extraña, libera de responsabilidad (hay casos donde
únicamente se permite la exoneración mediante el hecho exclusivo de la víctima,
pero no mediante fuerza mayor, caso fortuito o hecho exclusivo de tercero), en
otros casos cualquiera de las especies de causa extraña libera de
responsabilidad y en casos extremos ni aun la causa extraña libera de
responsabilidad (en esta última situación se está en presencia de la real
responsabilidad civil objetiva).

3. Se puede incurrir en responsabilidad por riesgo a través de la utilización de


cosas riesgosas o en ejercicio de actividades riesgosas.

4. La teoría del riesgo se caracteriza por la facilidad para identificar no solamente


al autor físico de daño, sino a una serie de personas que giran en tomo al riesgo
creado y se benefician o lucran con la creación de ese riesgo. Lo anterior permite
que desde el punto de vista procesal no quepa la pregunta, ¿quién era el
guardián de la actividad o cosa riesgos a causante del daño para saber quién es
el sujeto pasivo de la pretensión procesal. En la responsabilidad por riesgo no
se pregunta quién causó físicamente el daño, sino quienes o quienes crearon el
riesgo que se concretó en un daño sin tener que recurrir al intricado concepto
francés de Guardián utilizado en Colombia para las actividades peligrosas
(SÁNCHEZ RIVERO, 2001).

FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO

Indagar por el fundamento de algo, es indagar por la razón o el motivo de ese


algo. En la responsabilidad por riesgo se pregunta ¿por qué motivo está obligado
el causante del daño a indemnizar? Dos son los motivos que se advierten para
fundamentar la responsabilidad por riesgo. El primero tiene que ver con el estado
permanente de inminente causación del daño en proporción mayor al riesgo
común de vivir en sociedad.

Es la zozobra y expectativa en que viven las personas cuando la actividad o cosa


riesgosa los ronda y los obliga a comportarse cautelosamente, en muchas
ocasiones en mayor grado que aquél que ejerce la actividad riesgosa, porque a
decir verdad, la ocurrencia de potenciales daños se han evitado no gracias al
comportamiento ajustado de quien ejerce la actividad catalogada de riesgosa,
sino al devenir (SÁNCHEZ RIVERO, 2001).

CRITERIO PARA DETERMINAR LA ACTIVIDAD O COSA RIESGOSA

No basta un riesgo general inherente a toda suerte del quehacer humano, porque
el sólo hecho de vivir implica riesgos. Es necesario establecer un criterio de
distinción y para establecer el criterio se debe tener en cuenta si el legislador de
manera taxativa y específica regula el régimen de responsabilidad por riesgo, es
decir, si aparece tipificada o si se establece el régimen de responsabilidad por
riesgo planteado en términos generales abstracción hecha de actividad o cosa
específica. Se recurre entonces a la legislación, a la interpretación judicial, a la
jurisprudencia y a la doctrina, dependiendo de cada caso específico.

Se recurre a la legislación cuando la norma específica determina la


responsabilidad por riesgo y la regula íntegramente, no quedando campo para
interpretaciones por vía doctrinaria, jurisprudencial o judicial.

De esta manera ocurrida el daño por la actividad o la cosa a las cuales la Ley les
otorgó el calificativo ex ante de riesgosas y existiendo causalidad, el causante
del daño únicamente puede liberar su responsabilidad probando la causa
extraña que la misma ley establece o cuando no se le permite probar causa
extraña, como en excepcionales casos existe.

Pero también, la misma ley recurre a la peligrosidad de la cosa o de la actividad


para, de esa manera, calificarlas de riesgosas y ya no basta la mera causalidad
entre el daño y la cosa o la actividad, sino que corresponde indagar por su
peligrosidad, obvio esta tarea corresponde al juez en su prudente criterio, pero
de todas maneras es la ley la que impone el criterio calificador. ¿Cómo se
determina el peligro?' Se recurre a la interpretación judicial, a la doctrina y a la
jurisprudencia cuando el legislador a través de una disposición común y sin
especificar la clase de actividad o de cosa, consagra un sistema de
responsabilidad por riesgo. Se puede decir que en este caso existen dos
regímenes de responsabilidades comunes, uno por culpa, otro por riesgo. Pero
a qué criterio se recurre en este último caso para calificar la cosa o actividad de
riesgosa? Se ha dicho por la doctrina que el simple hecho de vivir en sociedad
apareja riesgos, pero no es esta clase de riesgo la que califica una actividad o
cosa de riesgosa. El riesgo que califica una actividad o cosa de riesgosa es aquel
que se encuentra por encima de los estándares medios, el que está por encima
del riesgo vital ordinario o aquel riesgo desfasado del simple riesgo de vivir en
sociedad. Atento de quien es sometido a soportar el riesgo. El segundo motivo
tiene relación directa con la coacción ineludible a que es sometido el ciudadano
a soportar el riesgo, al fin de cuentas se trata de una actividad lícita, útil y
necesaria.

Cuál es el criterio para que el fallador determine el riesgo plus ultra o adicional
del simple riesgo de vivir en sociedad? Se trata en este caso de realizar un juicio
entre la mayor o poca probabilidad de ocurrencia de daño con respecto a la
actividad o a la cosa (URIBE GARCIA, 2002).

"De lo que se trata es de determinar si la probabilidad del daño es mayor si se


da el comportamiento al que se pretende atribuir la responsabilidad, que sin él.
Si la respuesta es negativa, el daño debe imputarse al riesgo vital normal de la
víctima". No se trata acá de establecer cursos causales hipotéticos como lo hace
la teoría de la imputación objetiva desde el punto de vista penal o de preguntarse
desde el punto de vista de la teoría de la equivalencia de condiciones o de
causalidad ocasional como alguna vez se pronunció la Corte Suprema de
Justicia y verificar la relación de causa a efecto, respondiendo al interrogante,
¿qué habría ocurrido si el suceso causa no se hubiera dado, para
hipotéticamente concluir cuál habría sido el resultado habiendo observado un
comportamiento distinto? No. Con el juicio que se realiza se trata es de
establecer la mayor o menor probabilidad de daño con la actividad ejercida, sin
importar la clase de daño ni la hipótesis de un resultado diferente. La misma
legislación y la experiencia jurisprudencia! han establecido una especie de
catálogo y ex ante se sabe que ocurrido el daño a causa de determinada
actividad o cosa es catalogada de riesgosa (JOSSERAND, 1950).

TIPICIDAD Y ATIPICIDAD EN LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO

Los anteriores párrafos llevan a hablar de la tipicidad y atipicidad en la


responsabilidad por riesgo. Inicialmente cuando se pregonó la responsabilidad
por riesgo se pretendió por parte de sus benefactores y seguidores que se
convirtiera en fundamento de la responsabilidad civil. En Francia fracasaron
varios intentos para reformar el código civil y de paso sustituir la culpa, pero tan
pronto la teoría del riesgo tomó rumbo en el mundo jurídico, de manera especial
se legisló comenzando con la ley del 9 de Abril de 1898 que consagraba el riesgo
profesional para accidentes de trabajo y ubicaron la responsabilidad por riesgo
en cubículo aparte, únicamente tenía aplicación cuando el legislador la
contemplara de manera específica (URIBE GARCIA, 2002).

Continuaba así como norma general la responsa responsabilidad común por


culpa y excepcionalmente la responsabilidad civil por riesgo. En la mayoría de
países existe legislación específica para regular la responsabilidad por riesgo
profesional y la segunda legislación que regula la responsabilidad por riesgo es
la de los accidentes automovilísticos ya que después de los accidentes laborales,
éstos se convirtieron en la segunda fuente de daños. Muchos países le dedican
una legislación especial a los daños ocasionados como consecuencia de la
actividad automovilística.

En etapas posteriores, con el devenir de nuevos daños consecuencia de otras


actividades y la acechanza de riesgos para los ciudadanos, también muchos
países tienen legislaciones específicas para la navegación aérea, daños
nucleares, productos defectuosos, ejercicio de la caza, instalaciones de energía
eléctrica y gas etc, pero siempre guardando la uniformidad y el criterio de que la
responsabilidad por riesgo procede únicamente en los casos claramente
delimitados por el legislador. De esta manera se habla de una tipicidad de la
responsabilidad civil, en oposición a la atipicidad que caracteriza a la
responsabilidad común o por culpa la cual no atiende a casos específicos, sino
que marca un principio general, de aplicación residual en tanto todo aquello que
no esté regulado por leyes especiales, será el principio general el aplicable, es
decir, la responsabilidad por culpa (URIBE GARCIA, 2002).

OTRAS DISCIPLINAS QUE SE HAN OCUPADO DEL RIESGO

No únicamente el riesgo es visto por el derecho civil para fundamentar el deber


de responder, el derecho penal también se ocupa de él. La teoría alemana de la
imputación objetiva trata el tema de la determinación de las propiedades
objetivas y generales de un comportamiento imputable, es decir, de las
propiedades objetivas generales de la conducta punible (JOSSERAND, 1950).
Como condición para que se pueda dar la imputación al tipo objetivo presupone
la realización de un riesgo creado por el autor y no cubierto por un riesgo
permitido dentro del alcance del tipo y ese riesgo se ha realizado en el resultado.

La creación de riesgos jurídicamente desaprobados permite inferir la imputación


al tipo objetivo y las conductas desarrolladas dentro del límite del riesgo permitido
no son objeto de reproche penal.

Estas últimas cuatro situaciones sólo se tienen en cuenta para conducta punibles
que atenten contra la vida e integridad personal, la libertad individual y la libertad
y formación sexuales.

La sociología moderna también dedica gran parte de su trabajo al estudio del


riesgo. Autores de la talla de Anthony Giddens, Niklas Luhmann, Ulrich Beck,
Mary Douglas, analizan cuál es el impacto en la sociedad de la tecnología, la
ciencia y el avance científico.

Con la modernidad, obligatoriamente los hábitos y costumbres cambian y ello


conlleva repercusiones positivas y negativas para la sociedad (JOSSERAND,
1950).

LOS BIENES O ACTIVIDADES RIESGOSAS O PELIGROSAS Y


JURISPRUDENCIA

VII. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL: EL SISTEMA


SUBJETIVO Y OBJETIVO.

La responsabilidad civil está referida al aspecto fundamental de indemnizar los


daños ocasionados en la vida de relación a los particulares, que pueden ser
daños producidos como consecuencia del incumplimiento de una obligación
contractual, o bien se trate de daños que sean el resultado de una conducta, sin
que exista entre los sujetos ningún vínculo obligacional. Es decir, cuando el daño
se produce sin que exista ninguna relación jurídica entre las partes, o incluso
existiendo ella, el daño es consecuencia, no del incumplimiento de una
obligación, sino simplemente del deber jurídico de no causar daño a otro, nos
encontramos en el ámbito de la responsabilidad civil extracontractual. (Taboada
Córdova 2003, 29,30).
En el caso específico de los hechos jurídicos ilícitos o también llamados
elementos de la responsabilidad civil que originan responsabilidad civil
extracontractual son:

 Antijuridicidad
 Factor o criterios de imputación
 Nexo causal
 Daño

Una vez que concurran todos estos elementos o aspectos, se configura un


supuesto de responsabilidad civil extracontractual naciendo la obligación legal
de indemnizar a cargo del autor del daño. (Taboada Córdova 2003, 26)

Existen dos sistemas de responsabilidad civil extracontractual en la legislación


comparada, en la doctrina universal y en el Código Civil peruano; cada uno de
ellos con diferentes factores de atribución:

Un sistema subjetivo, regulado en el artículo 1969 del Código Civil peruano,


donde la atribución de responsabilidad dependerá de si el autor del daño actuó
con dolo o culpa.

Un sistema objetivo, el cual se basa en factores de atribución objetivos,


considerados como tales por el ordenamiento jurídico (se prescinde o abstrae el
dolo y culpa) y se toma como criterios a los bienes y actividades riesgosas o
peligrosas.

En nuestro ordenamiento jurídico, existen diversos supuestos de responsabilidad


objetiva, la responsabilidad por riesgo, la responsabilidad por los daños
causados por terceros, la responsabilidad de los representantes legales por los
daños ocasionados por los incapaces, la responsabilidad por el daño causado
por animal, la responsabilidad por ruina de edificio y la responsabilidad por el
principal por los hechos del dependiente o del deudor por el tercero del cual se
vale.

Es preciso señalar, que “la responsabilidad objetiva no es sinónimo de


responsabilidad por riesgo”. La relación entre éstos es una de género a especie.
La responsabilidad por riesgo, se encuentra regulada en el artículo 1970 del
Código Civil. En tal sentido, este supuesto consiste en “hacer total abstracción
de la culpa o ausencia de culpa del autor, de modo tal que la existencia de culpa
o no sea totalmente intrascendente para la configuración de un supuesto de
responsabilidad extracontractual, debiendo acreditarse además de la relación
causal, la calidad del bien o actividad como una riesgosa.” (Taboada Córdova
2003, 100).

VIII. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL OBJETIVA


O LA DENOMINADA RESPONSABILIDAD POR RIESGO.

Surge posterior o inmediatamente a la segunda revolución industrial como el


factor directo de la aparición y proliferación de nuevos daños, principalmente
sufridos por los trabajadores en el desempeño de sus labores que configuran los
denominados accidentes de trabajo (León Hilario, s.f. 11)

Ante la gran cantidad de nuevos daños que supone el uso constante de la


tecnología, el sistema de responsabilidad civil extracontractual no resultó lo
suficiente para su resarcimiento, toda vez que existiría siempre la posibilidad de
liberarse de responsabilidad, surgiendo una nueva figura de responsabilidad
civil, denominada objetiva, la cual se encuentra regulada en el artículo 1970° de
nuestro código civil.

Este artículo no tiene precedentes en el Código Civil de 1936, ni mucho menos,


en el de 1852. Fuente inspiradora del mismo ha sido el art. 2050 del c.c. italiano,
Ambas normas se refieren a actividades que están destinadas a generar daños
con un grado de probabilidad particularmente alto; pero que son consideradas
lícitas, en virtud de su utilidad social". (Espinoza Espinoza 2011, 464).

No obstante, emerge una concepción de la responsabilidad absolutamente


desvinculada del concepto de culpa: la teoría del "riesgo-beneficio", válida para
hacer de cargo de la empresa los daños. Pero es reemplazada por la teoría del
"riesgo creado". Más amplia y espaciosa, el cual permite aplicar criterios de
responsabilidad objetiva incluso en aquellos casos que no existen ejercicio de
actividades empresariales lucrativas, Y junto con esta teoría se desarrolla otra,
denominado "riesgo profesional" un grado de diligencia superior a la media, que
todos deben poseer para emprender una determinada actividad. (Alpa 2006,
383,384)

En tal sentido, el sistema objetivo de responsabilidad, está constituido sobre la


base de la noción de riesgo creado, que constituye el factor objetivo de atribución
de responsabilidad. (Taboada Córdova 2003, 98)

IX. EL RIESGO COMO FACTOR ATRIBUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


CIVIL OBJETIVA EN LA DOCTRINA PERUANA.
El sistema objetivo se construye sobre la noción de riesgo, constituyendo esta
noción de riesgo el factor de atribución objetivo. (Taboada Córdova 2003, 97)

Conviene precisar que el sistema objetivo de responsabilidad no entiende ni


pretende que, en los casos de daños causados a través de bienes o actividades
riesgosos, no exista culpa del autor, pues ello sería absurdo e irreal. Lo único
que se pretende es hacer total abstracción de la culpa o ausencia de culpa del
autor, de modo tal que la existencia de la culpa o no sea totalmente
intrascendente para la configuración de un supuesto de responsabilidad civil
extracontractual, debiendo acreditarse además de la relación de causalidad, la
calidad del bien o actividad como una riesgosa. (Taboada Córdova 2003, 101)

¿QUÉ SE ENTIENDE POR RIESGOSO O PELIGROSO?


El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española define riesgo como
contingencia o proximidad de un daño y, de otro lado, define la palabra peligroso
como que tiene riesgo o puede ocasionar daño.

Desde el punto de vista estrictamente lingüístico no existe mayor diferencia entre


ambos adjetivos. La reiteración parece obedecer más bien al deseo de legislador
de que no quede duda de que todo aquello que genere la proximidad de un daño
está sujeto a la responsabilidad objetiva.

Manuel Augusto Olaechea aclara que su intención como legislador fue incorporar
la responsabilidad objetiva en las situaciones con “un elemento preponderante
de riesgo (Trazegnies 2005, 180).
Zigurds L.ZILE, citado por Trazegnies (2005, 172), comenta que las actividades
anormalmente riesgosas son aquellas tan absurdas como criar un elefante hindú
en el patio de la casa, fumigar los edificios con gas de cianuro para matar
hormigas o cucarachas, etc.

Nuestro legislador no ha restringido la responsabilidad a sólo los casos ultra


peligrosos, sino que amplía el concepto de riesgo por la vía de reiteración
enfática, a fin de comprender no solamente a las actividades excepcionalmente
peligrosas sino a todas las que sean riesgosas de cualquier manera. Hablar no
sólo de riesgo o de peligro (por separado) sino de riesgo o peligro
(conjuntamente) equivale a decir todo lo que en cualquier forma puede engendrar
peligro. (Trazegnies 2005, 173).

¿A QUÉ TIPO DE RIESGO SE REFIERE EL ARTÍCULO 1970° DEL CÓDIGO


CIVIL?
El simple hecho de caminar por la calle crea un riesgo para sí y para otros. Pero
no es a ese riesgo que se refiere el artículo 1970, debe entenderse como riesgo
a aquella circunstancia que coloca un peligro adicional al simple riesgo de vivir
en común (Trazegnies 2005, 173).

La calificación de un bien o actividad como riesgosa o peligrosa no depende de


las circunstancias de un caso concreto, pues de ser así cualquier bien o actividad
podría ser considerada como riesgosa, poniendo como ejemplo el caso de un
tenedor de mesa, el cual, a su parecer, no puede ser considerado riesgoso si por
circunstancias de uso anormal es utilizado para matar a una persona. Concluye
que suponga un riesgo adicional al común y ordinario para todos los demás,
como sucede con los automotores y armas de fuego. (Taboada Córdova 2003,
101).

Todos los bienes y actividades que se utilizan en la vida moderna para la


satisfacción de las diferentes necesidades existentes suponen un riesgo
ordinario o común para las personas. Sin embargo, existen también, y cada vez
en mayor número, bienes y actividades que significan un riesgo adicional al
ordinario, tales como: los automotores, los artefactos eléctricos, las cocinas a
gas, ascensores, los diferentes tipos de armas de fuego, escaleras mecánicas,
los insecticidas, productos químicos para la limpieza, los medicamentos, los
productos enlatados, las actividades industriales, etc. Señalando que por dicha
razón merecen la calificación de riesgosos (Taboada Córdova 2003, 99).

¿QUÉ SE ENTIENDE POR ACTIVIDADES RIESGOSAS?


Para Espinoza Espinoza (2011, 464), el concepto de actividad peligrosa es, por
su naturaleza, un concepto relativo, porque depende del estado logrado por la
ciencia y por la técnica en un determinado sector.

León Hilario coincide con esta posición señalando que ―si dicha actividad no ha
alcanzado aún un nivel tecnológico adecuado, deberá aplicarse el artículo 1969
del Código Civil: la cláusula general normativa por culpa. Si, por el contrario, se
comprueba que el estado de la tecnología a la que pertenece la actividad
involucrada es ya el adecuado, deberá aplicarse el artículo 1970 del Código Civil:
la cláusula normativa por riesgo (o exposición al peligro de terceros). (León
Hilario s.f., 47)

X. LOS BIENES RIESGOSOS: ¿UN BIEN PUEDE SER RIESGOSO POR SÍ


MISMO?
El modelo italiano, sólo se refiere a los daños por "actividad" peligrosa, mientras
nuestra legislación regula a este supuesto y también a los daños por "bienes"
riesgosos o peligrosos. Sin embargo, el criterio interpretativo que se debe utilizar,
en principio, es que responde objetivamente aquel que "regularmente" ejercite
una actividad riesgosa o peligrosa. Hacemos la observación de que ello es por
la actividad y no por el bien. (Espinoza Espinoza 2011, 466, 467).

Entonces es errada la denominación de bienes riesgosos desde que (…)no se


puede hablar jamás de cosas peligrosas in sé, sino solo de cosas peligrosas sub
modo, por lo que la responsabilidad se conecta, en todo caso, a la actividad que
con la cosa viene desenvuelta y al peligro que dicha actividad genera. Una cosa
puede siempre ser considerada peligrosa o inocua, dependiendo de la actividad
que la involucre (León Hilario s.f., 74).

Contrariamente, Giuseppe Monateri, citado por Espinoza Espinoza (2011, 467),


establece como ejemplos de bienes riesgosos a la puerta eléctrica de un garage,
la zanja que se utiliza para reparar los automóviles, la fosa de cal viva, la bomba
que no ha explosionado, el ducto de alcantarillado en la vía pública, sin tapa, por
cuanto ésta se ha deteriorado o ha sido robada, entre otros

En tal sentido, la responsabilidad objetiva en los daños ocasionados por un


automóvil, se aplica, por el hecho que "se maneja", (actividad) el supuesto de la
actividad riesgosa o peligrosa. Haciendo énfasis en que debe recordarse que "la
cosa debe ser en sí peligrosa y no devenir en tal a causa de un uso imperito del
usuario.

La frontera entre el riesgo común y el riesgo adicional es muy difícil de trazar


(Trazegnies 2003,174).

BIBLIOGRAFÍA

(s.f.).

Codigo Civil. (2015). Lima: Jurista Editores.

JOSSERAND, L. (1950). DERECHO CIVIL. BUENOS AIRES: BOSCH.

ORDÓÑEZ VASCO, P. (2010). RESPONSABILIDAD CIVIL POR ACTIVIDADES PELIGROSAS .


BOGOTA.

RODRÍGUEZ URTEAGA, M. (16 de 04 de 2014). https://repositorio.upn.edu.pe. Recuperado el


29 de 09 de 2020, de https://repositorio.upn.edu.pe/handle/11537/189

SÁNCHEZ RIVERO, J. M. (2001). Responsabilidad civil. DIKE.

URIBE GARCIA, S. (2002). LA RESPONSABILIDAD POR RIESGO .


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

La Responsabilidad Civil Extracontractual Objetiva.-


Constituye un mandato constitucional, que el Estado
ofrezca los mecanismos adecuados y eficaces para
proteger la salud y la integridad física de las personas,
lo que comprende su resarcimiento ante eventuales
daños, el mismo que debe ser de forma íntegra. Artículo
2 numerales 1) y 7) de la Constitución Política del Perú.

Lima, veintidós de noviembre de dos mil dieciséis.-

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE


LA REPÚBLICA; con los acompañados, vista la causa número novecientos
veintiocho - dos mil dieciséis, en audiencia pública de la fecha y producida la
votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:

1.- ASUNTO:
En el presente proceso, sobre pretensión de indemnización por daños y
perjuicios, es objeto de examen, el recurso de casación interpuesto por la
demandante Fanny Luz Mondragón Cervera1, contra la sentencia de vista del
04 de setiembre de 20152, que confirma la sentencia del 23 de septiembre de
20143, que declara fundada en parte la demanda de indemnización por daños y
perjuicios por responsabilidad civil extracontractual interpuesta por Fanny Luz
Mondragón Cervera contra la Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes
Gonzales; y la revoca en cuanto ordena el pago de los siguientes conceptos:
daño emergente treinta mil soles (S/30,000.00) a favor de Fanny Luz
Mondragón Cervera; veinte mil soles (S/20,000.00) a favor de Byron Jared
Pérez Mondragón; y diez mil soles (S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez
Mondragón; lucro cesante por la suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y
daño moral y daño a la persona en la suma de cincuenta mil soles
(S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a favor de la sucesión del
agraviado Pepe Augusto Pérez Mera; la reforma y declara infundados dichos

1 A folios 479.
2 A folios 462.
3
A folios 397.

1
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

conceptos; modifica la sentencia y ordena que los demandados en forma


solidaria, paguen a favor de la parte demandante el monto de cincuenta mil
soles (S/.50,000.00), por concepto de indemnización por daño a la persona.

2.- ANTECEDENTES
DEMANDA:
2.1. La demandante Fanny Luz Mondragón Cervera4, por derecho propio y en
representación de su difunto cónyuge Pepe Augusto Pérez Mera y de sus
menores hijos Byron Jared Pérez Mondragón y Alec Jared Pérez Mondragón
de cuatro (04) y un (01) año de edad respectivamente, demanda a la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales para que los
emplazados le paguen en forma solidaria la cantidad de dos millones de soles
(S/.2´000,000.00), por concepto de indemnización por daños y perjuicios (lucro
cesante, daño emergente, daño a la persona y daño moral), más costas y
costos del proceso, a consecuencia de la responsabilidad extracontractual por
accidente de tránsito.

2.2. Alega que, el 27 de enero de 2008, aproximadamente a las diecinueve


horas con treinta minutos, a la altura del kilometro “11+745” de la carretera
Fernando Belaunde Terry, comprensión del distrito de Pucará, se produjo un
accidente de tránsito (choque) el cual reviste las características propias de una
invasión de carril por parte de la camioneta pick up, de placa de rodaje OQ-
1015, de propiedad de la Municipalidad demandada, la que era conducida por
el demandado Eli Reyes Gonzales, quien se encontraba en estado de
ebriedad, y con dicha unidad impactó contra el motokar que era conducido por
el agraviado Pepe Augusto Pérez Mera, produciéndole lesiones graves y la
subsecuentemente muerte; asimismo ella y sus hijos Byron y Larec Pérez
Mondragón resultaron con heridas graves.

4 Ver folios 122 escrito presentado el 21 de marzo de 2011.

2
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

2.3. A consecuencia de estos hechos, al demandado Eli Reyes Gonzales se le


siguió un proceso penal por los delitos de lesiones culposas graves seguidas
de muerte y lesiones culposas graves, y en el cual le impusieron cuatro años
de pena privativa de libertad por el delito de lesiones culposas graves seguidas
de muerte en agravio de Pepe Augusto Pérez Mera, por el delito de lesiones
graves culposas en agravio de Byron Jared Pérez Mondragón, Ysauro Reyes
Huamán y Fanny Luz Mondragón Cervera e inhabilitación para conducir
vehículo por un año y le fijaron por concepto de reparación civil la suma de
diez mil nuevos soles (S/.10,000.00) a favor de los herederos legales del occiso
agraviado, y por el mismo concepto, las sumas de dos mil nuevos soles
(S/.2,000.00), cuatro mil nuevos soles (S/.4,000.00) y seis mil nuevos soles
(S/.6,000.00) respectivamente, para que sean pagados junto con la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca, la que tuvo la calidad de tercero civil
responsable.

CONTESTACION DE LA DEMANDA:
2.4. El demandado Eli Reyes Gonzales5, contesta la demanda y la niega en
todos los extremos. Señala que es cierto que el día de los hechos mencionados
se produjo un accidente de tránsito en la carretera Fernando Belaunde Terry,
pero esa tragedia se suscitó por la imprudencia de los agraviados, quienes en
número de siete personas se trasladaban al interior de una motokar; agrega
que desde la fecha en que se produjo el evento dañoso hasta la fecha de
presentación de la demanda, ha transcurrido en exceso el plazo para poder
postular la pretensión demandada de indemnización por responsabilidad civil
extracontractual, la misma que se encuentra prescrita, de acuerdo con el
artículo 2001 inciso 4) del Código Civil; por lo que, no está en la obligación
legal de indemnizar suma alguna de dinero.

5
Ver folios 223, escrito presentado el 31 de mayo de 2011.

3
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA CIVIL PERMANENTE

CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

2.5. Por su parte Municipalidad Distrital de Pomahuaca6, contesta la demanda y


la niega en todos sus extremos. Argumenta en su calidad de tercero civilmente
responsable, reparó los daños causados a los agraviados, pues mediante
sentencia penal se fijó un monto por concepto de reparación civil, que el
demandado Eli Reyes Gonzales y la Municipalidad han cancelado de manera
íntegra y solidaria, la que ha sido cobrada por la demandante; que esa decisión
judicial fue confirmada por la Sala Penal Liquidadora de Jaén; por lo que, la
acción civil se ha extinguido, configurándose un supuesto de cosa juzgada.

SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA:


2.6. La sentencia del 23 de septiembre de 20147, declaró fundada en parte la
demanda de indemnización por daños y perjuicios por responsabilidad civil
extracontractual interpuesta por Fanny Luz Mondragón Cervera contra la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales; y ordenó que los
demandados paguen de forma solidaria los siguientes conceptos: daño
emergente treinta mil soles (S/.30,000.00) a favor de Fanny Luz Mondragón
Cervera; veinte mil soles (S/.20,000.00) a favor de Byron Jared Pérez
Mondragón; y diez mil soles (S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez
Mondragón; lucro cesante por la suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y
daño moral y daño a la persona en la suma de cincuenta mil soles
(S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a favor de la sucesión del
agraviado Pepe Augusto Pérez Mera.

2.7. Consideró que concurren los requisitos de la responsabilidad civil


extracontractual por cuanto el demandado Eli Reyes Gonzales fue condenado
por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de lesiones
culposas graves seguidas de muerte en agravio de Pepe Augusto Pérez Mera y
lesiones culposas graves en agravio de Byron Jarec Pérez Mondragón, Isauro

6
Ver folios 235, escrito presentado el 22 de junio 2011.
7 Ver folios 397.

4
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CASACIÓN N° 928-2016
LAMBAYEQUE
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

Reyes Huamán y Fanny Luz Mondragón Cervera, por invadir el carril contrario
y conducir en estado de ebriedad la camioneta pick up, de propiedad de la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca, con lo que está probado el accionar
irresponsable, imprudente y temerario del demandado. Asimismo, la
Municipalidad antes indicada resulta responsable solidaria, por cuanto el
vehículo causante del daño es de su propiedad.

2.8. En cuanto, a los conceptos que deben ser resarcidos se tiene, el daño
emergente, pues la demandante efectuó los gastos para su recuperación, el
vehículo menor de propiedad del occiso quedó inservible, y los hijos de la
accionante han sufrido lesiones corporales y daño psicológico, el lucro cesante,
porque la muerte de Pepe Augusto Pérez Mera ha generado que los deudos
dejen de percibir los ingresos económicos que él percibía; asimismo, en cuanto
al daño moral y a la persona, resulta evidente el daño al soma y psiquis de los
agraviados, y se truncó el proyecto de vida de la persona fallecida; finalmente
la estimación de la reparación civil en sede penal, no es impedimento para que
se demande la indemnización por daños y perjuicios.

SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA:


2.9. La Sala Descentralizada Mixta y de Apelaciones y Penal – Jaén, de la
Corte Superior de Justicia de Lambayeque, mediante sentencia de vista del 04
de septiembre de 20158, confirmó la sentencia que declara fundada en parte la
demanda de indemnización por daños y perjuicios; y revoca la sentencia en
cuanto ordena el pago de los siguientes conceptos: daño emergente treinta mil
soles (S/.30,000.00) a favor de Fanny Luz Mondragón Cervera; veinte mil soles
(S/.20,000.00) a favor de Byron Jared Pérez Mondragón; y diez mil soles
(S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez Mondragón; lucro cesante por la
suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y daño moral y daño a la persona
en la suma de cincuenta mil soles (S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a

8 Ver folios 462.

5
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favor de la sucesión del agraviado Pepe Augusto Pérez Mera; la reforma y


declara infundado dichos conceptos; modifica la sentencia y ordena que los
demandados, en forma solidaria, paguen a favor de la parte demandante el
monto de cincuenta mil soles (S/.50,000.00), por concepto de indemnización
por daño a la persona.

2.10. Consideró que la reparación civil fijada en el proceso penal constituye un


impedimento para volver a demandar por esos mismos conceptos en sede civil,
conforme a lo previsto en el artículo 106 del Nuevo Código Procesal Penal. En
ese sentido, la demandante se encuentra impedida parcialmente para
pretender el resarcimiento por daños y perjuicios como consecuencia de la
conducta delictiva de Eli Reyes Gonzales, pues en la sentencia penal del 13 de
octubre de 20099, confirmada el 12 de enero de 201010, en el quinto
fundamento, se expreso lo siguiente: “conviene asignar una suma prudencial
para resarcir los daños y perjuicios a las víctimas, que comprenda no solo el
daño físico, sino el sufrimiento moral y el tiempo que dejaron de trabajar como
consecuencia directa del actuar imprudente del acusado”, máxime, si la
accionante en su demanda reitera los mismos fundamentos que se tuvo en
cuenta el proceso penal, sin invocar nuevos hechos ni pruebas, para demostrar
que la cantidad por concepto de reparación civil debería ser mayor.

RECURSO DE CASACIÓN:
2.11. Esta Sala Suprema, por auto de calificación del recurso de casación11
interpuesto por la demandante, declaró procedente por las siguientes causales:
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso, artículo I12 del Título Preliminar del Código Procesal Civil y de

9
Ver folios 09
10
Ver folios 15
11 Del 01 de agosto de 2016.

12 Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.-

6
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los artículos 196913, 197114 y 198415 del Código Civil. Señala que la Sala
Superior no puede aplicar el Nuevo Código Procesal Penal a un proceso que
se tramitó con el antiguo Código de Procedimientos Penales, en el que la
demandante ni sus representados ejercieron sus derechos respecto a un pago
justo por concepto de reparación civil; que la recurrida quebranta el Estado
Constitucional de Derecho, pues en el proceso civil aplica una norma
impertinente, y fija un resarcimiento diminuto de diez mil soles a los deudos de
la víctima, sin tener en cuenta que a consecuencia de ese lamentable
accidente de tránsito quedó incapacitada para trabajar, que su esposo falleció,
y sus hijos menores de edad sufrieron lesiones físicas graves que les tomó
tiempo en recuperarse.

3.- CUESTIÓN JURÍDICA EN DEBATE:


Determinar si la decisión contenida en la sentencia de vista, que revoca la
sentencia de primera instancia, y declara infundada parte las pretensiones de
resarcimiento, porque en la vía penal ya se estimó un monto por concepto de
reparación civil para resarcir los daños, ha contravenido lo dispuesto en las
normas antes precisadas, y por tanto, debe ser anulada, y confirmarse la de

Artículo I.- Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos
o intereses, con sujeción a un debido proceso.
13 Indemnización por daño moroso y culposo

Artículo 1969.- Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta
de dolo o culpa corresponde a su autor.

14Inexistencia de responsabilidad
Artículo 1971.- No hay responsabilidad en los siguientes casos:

1.- En el ejercicio regular de un derecho.

2.- En legítima defensa de la propia persona o de otra o en salvaguarda de un bien propio o ajeno.

3.- En la pérdida, destrucción o deterioro de un bien por causa de la remoción de un peligro inminente, producidos
en estado de necesidad, que no exceda lo indispensable para conjurar el peligro y siempre que haya notoria
diferencia entre el bien sacrificado y el bien salvado. La prueba de la pérdida, destrucción o deterioro del bien es de
cargo del liberado del peligro.

15Daño moral
Artículo 1984.- El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la víctima o a
su familia.

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primera instancia, o de lo contrario, reiterar la decisión de segunda instancia.

4.- FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:


4.1. Según lo establecido en el artículo 384 del Código Procesal Civil
modificado por el artículo 1 de la Ley 29364, el recurso de casación tiene por
fines esenciales la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y
la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
(finalidad nomofiláctica y uniformizadora, respectivamente); finalidad que se ha
precisado en la Casación número 4197–2007/La Libertad16 y Casación número
615–2008/Arequipa17; por tanto, este Tribunal Supremo sin constituirse en una
tercera instancia procesal, debe cumplir con pronunciarse acerca de los
fundamentos del recurso, por las causales declaradas procedentes.

4.2. Del análisis del caso se tiene, que la pretensión postulada por la
demandante Fanny Luz Mondragón Cervera, quien actúa por derecho propio, y
en representación de su difunto cónyuge Pepe Augusto Pérez Mera y de sus
menores hijos Byron y Alec Pérez Mondragón, por concepto de resarcimiento
por daño emergente, lucro cesante, y daños a la persona y moral, se encuentra
suficientemente acreditada con lo actuado en el expediente penal, signado con
el número 93-2008, así mismo con las pruebas ofrecidas y valoradas en este
proceso civil, extremo que no ha sido cuestionado y en el que el órgano
jurisdiccional de primer y segundo grado han coincidido; pues el día 27 de
enero de 2008, aproximadamente a las diecinueve horas con treinta minutos, a
la altura del kilometro “11+745”, de la carretera Fernando Belaunde Terry,
comprensión del distrito de Pucara, el demandado Eli Reyes Gonzales, en
estado de ebriedad condujo la camioneta de placa de rodaje número OQ-1015,
de propiedad de la Municipalidad Distrital de Pomahuaca, la que no contaba
con el Seguro Obligatorio de Tránsito - SOAT, y al trasladarse a alta velocidad,

16 Diario Oficial El Peruano: Sentencias en Casación, Lunes 31 de marzo de 2008, páginas 21689 a 21690.
17 Diario Oficial El Peruano: Sentencias en Casación, Lunes 31 de marzo de 2008, páginas 23300 a 23301.

8
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realizó maniobras de manera errática transgrediendo las normas de tránsito,


invadió el carril contrario e impactó de forma frontal contra la unidad vehicular
en la que iban los agraviados, lo que ocasionó severos daños a la integridad
física, personal y moral de la demandante y sus representados.

4.3. De manera tal que, de los hechos narrados se configuró un supuesto de


responsabilidad civil extracontractual objetiva – derivado de un accidente de
tránsito, de acuerdo con lo previsto en el artículo 197018 del Código Civil
concordado con el artículo 2919 de la Ley 27181, Ley General de Transporte y
Tránsito Terrestre, pues el comportamiento del emplazado resultó antijurídico
vulnerando el deber jurídico genérico de no causar daños a otros; asimismo
quedó acreditada la relación de causalidad entre el evento dañoso y la
conducta desplegada por el agente, así como los factores determinantes de su
responsabilidad y la del propietario del vehículo con el que se causó el daño,
quienes deben responder de forma solidaria. Daños que deben ser resarcidos
de forma íntegra en la medida de la máxima protección a los derechos a la vida
e integridad y a la salud, reconocidos en los artículos 2 numerales 1)20 y 7)21 de
la Constitución Política del Perú, pues resulta un mandato constitucional

18Responsabilidad por riesgo


Artículo 1970.- Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o
peligrosa, causa un daño a otro, está obligado a repararlo.

19Artículo 29.- De la responsabilidad civil


La responsabilidad civil derivada de los accidentes de tránsito causados por vehículos automotores es objetiva, de
conformidad con lo establecido en el Código Civil. El conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre son solidariamente responsables por los daños y perjuicios causados.

20 Derechos fundamentales de la persona


Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:
1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido
es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece.

21Derecho a la salud. Protección al discapacitado


Artículo 7.- Todos tienen derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad así como el
deber de contribuir a su promoción y defensa. La persona incapacitada para velar por sí misma a causa de una
deficiencia física o mental tiene derecho al respeto de su dignidad y a un régimen legal de protección, atención,
readaptación y seguridad.

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proteger la salud y la integridad física de las personas, lo que comprende su


resarcimiento ante eventuales daños.

4.4. Si bien es cierto, la Sala Superior en su sentencia reconoce que la


pretensión es válida, sin embargo, se equivoca al considerar que ya fue
cumplida de forma parcial con la expedición de la sentencia penal22 recaída en
el proceso signado con el N° 93-2008, que se le sig uió al demandado Eli Reyes
Gonzales como autor de los delitos de lesiones culposas graves seguidas de
muerte en agravio de Pepe Augusto Pérez Mera, y lesiones culposas graves en
agravio de Byron Jarec Pérez Mondragón, Isauro Reyes Huamán y Fanny Luz
Mondragón Cervera, en el que se fijó como reparación civil la cantidad de diez
mil nuevos soles (S/10,000.00) a favor de los herederos legales de quien en
vida fue Pepe Augusto Pérez Mera, dos mil soles (S/2,000.00) a favor de Byron
Jared Pérez Mondragón y seis mil nuevos soles (S/6,000.00) para Fanny Luz
Mondragón Cervera.

4.5. Esa apreciación de la Sala Superior no es correcta, porque no tiene en


cuenta, primero, que en el proceso penal, signado con el número 93-2008, en
donde la demandante ni sus representados de manera directa o indirecta se
constituyeron en parte civil para poder ejercer sus derechos subjetivos en
cuanto al monto establecido para resarcir los múltiples daños ocasionados a los
agraviados, con la conducta delictiva desarrollada por el procesado Eli reyes
González, pues en sede penal de manera expresa no se aceptó la constitución
de parte civil de Juan Antonio Pérez Mera – hermano del agraviado fallecido
Pérez Mera23, y tampoco se aceptó la apelación de Fanny Luz Mondragón
Cervera interpuesta contra la sentencia expedida en primera instancia, toda
vez, que se consideró que en su oportunidad no se constituyó en parte civil24;

22 Sentencia penal expedida el 13 de octubre de 2009, confirmada por sentencia de vista del 12 de enero de 2010,
ver folios 429 y 467 del expediente penal.
23 Ver folios 75 del expediente penal.
24 Ver folios 757 del expediente penal.

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segundo, que el proceso penal fue tramitado bajo el régimen procedimental del
viejo Código de Procedimientos Penales, pero de ninguna manera de acuerdo
con las reglas del nuevo Código Procesal Penal, como equivocadamente el
Colegiado Superior lo consideró; y tercero, que la sentencia penal es deficiente
para analizar los daños patrimoniales y extra-patrimoniales causados a los
agraviados, así como respecto a la cantidad por los conceptos ahora
demandados.

4.6. En ese sentido, debe quedar claro, que cuando el órgano jurisdiccional de
segundo grado utiliza “el argumento penal”, para desestimar de forma parcial la
pretensión de resarcimiento integral por los daños generados por la conducta
del demandado, transgrede el derecho al debido proceso de la justiciable, pues
altera la trayectoria legalmente preestablecida para conseguir en la vía civil, lo
que no se recibió en la vía penal, que se ordene al causante y al responsable
mitigar los daños y los efectos colaterales que trajo consigo el accidente de
tránsito con las características detalladas en la demanda y que fueron
debidamente probadas en las instancias de mérito; y a su vez, resiente el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y a esa expectativa de recibir una
respuesta judicial seria que mínimamente haya revisado y analizado el caso.

4.7. En consecuencia, dado que lo acontecido originó daños patrimoniales


como son: (i) el daño emergente, por los gastos médicos realizados para
solventar la recuperación y tratamiento de la demandante y su hijos, la pérdida
de la vida humana de su cónyuge, el deterioro de la unidad vehicular “motokar”
producto de la colisión causada por el emplazado; (ii) el lucro cesante, porque
el occiso Pepe Augusto Pérez Mera, con su trabajo representaba el soporte
económico de la familia de la accionante; y asimismo, (iii) los daños extra-
patrimoniales, por las aflicciones sicológicas de la demandante y sus menores
hijos por el evento traumático, y el quebrantamiento al proyecto de vida del

11
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cónyuge fallecido; todo lo cual debe ser resarcido de acuerdo con lo dispuesto
en los artículos 198525 y 198426 del Código Civil, cuyos valores estimados por
el Juez de primer grado deben ser confirmados.

4.8. Por consiguiente, se ha acreditado la afectación a las normas


denunciadas; por lo que, sobre la base de los fundamentos jurídicos que
anteceden, se debe proceder de conformidad con lo dispuesto en el artículo
396, primer párrafo, del Código Procesal Civil, anular la sentencia impugnada y
actuando en sede de instancia confirmar la sentencia de primer grado.

5. DECISIÓN:
Por estos fundamentos declararon:
5.1. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandante Fanny
Luz Mondragón Cervera27; CASARON la sentencia de vista del 04 de
septiembre de 201528; y en consecuencia la declararon NULA.
5.2. Actuando en sede de instancia: CONFIRMARON la sentencia de primera
instancia del 23 de septiembre de 201429, que declara fundada en parte la
demanda de indemnización por daños y perjuicios por responsabilidad civil
extracontractual interpuesta por Fanny Luz Mondragón Cervera contra la
Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales; en consecuencia:
ordena que los demandados paguen de forma solidaria los siguientes
conceptos: daño emergente treinta mil soles (S/.30,000.00) a favor de Fanny

25Contenido de la indemnización
Artículo 1985.- La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u omisión generadora del
daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo existir una relación de causalidad
adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses legales desde la
fecha en que se produjo el daño.

26 Daño moral
Artículo 1984.- El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la víctima o a
su familia.
27 A folios 479.
28 A folios 462.
29
A folios 397.

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INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

Luz Mondragón Cervera; veinte mil soles (S/.20,000.00) a favor de Byron Jared
Pérez Mondragón; y diez mil soles (S/.10,000.00) a favor de Alec Jared Pérez
Mondragón; lucro cesante por la suma de cuarenta mil soles (S/.40,000.00); y
daño moral y daño a la persona en la suma de cincuenta mil soles
(S/.50,000.00) estos dos últimos conceptos a favor de la sucesión del
agraviado Pepe Augusto Pérez Mera; con lo demás que contiene.
5.3. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial
“El Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Fanny Luz Mondragón
Cervera con la Municipalidad Distrital de Pomahuaca y Eli Reyes Gonzales,
sobre indemnización por daños y perjuicios; y los devolvieron. Conforma la
Sala el Juez Supremo señor Yaya Zumaeta, por licencia de la Jueza Suprema
señora del Carpio Rodríguez. Interviene como ponente la Jueza Suprema
señora Tello Gilardi.-
SS.
TELLO GILARDI

RODRÍGUEZ CHÁVEZ

CALDERÓN PUERTAS

YAYA ZUMAETA

DE LA BARRA BARRERA

Bti./Lrr.

13
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

LA RESPONSABILIDAD POR PRODUCTOS


DEFECTUOSOS

ASIGNATURA:
RESPONSABILIDAD CIVIL
DOCENTE:
HENRY GARCIA GARCIA
ALUMNOS:
 GONZALES VENEGAS ISELA
 HOLGUIN LEIVA JANE GIANELA

CUSCO-PERU

2020
INDICE

INTRODUCCIÓN............................................................................................................................. 3
1. ANTECEDENTES .................................................................................................................... 4
2. DEFINICION DE PRODUCTO DEFECTUOSO.................................................................. 5
3. LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTO DEFECTUOSO .............................. 6
4. CLASIFICACION DE LOS PRODUCTOS DEFECTUOSOS ............................................ 7
4.1. Defectos de fabricación: ......................................................................................................... 7
4.2. Defectos de diseño: ................................................................................................................. 7
4.3. Defectos de información......................................................................................................... 8
5. CRITERIOS DETERMINANTES DE LA EXISTENCIA DE DEFECTOS EN LOS
PRODUCTOS.................................................................................................................................... 9
5.1. El diseño del producto: ..................................................................................................... 9
5.2. La puesta en el mercado: .................................................................................................. 9
5.3. Uso previsible del producto: ........................................................................................... 10
5.4. Los materiales, contenido y condición del producto: ................................................... 10
6. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL.............................................................................................................. 10
6.1. Responsabilidad Civil Contractual ................................................................................ 11
6.2. Responsabilidad Civil Extracontractual ....................................................................... 12
7. DAÑOS INDEMNIZABLES .................................................................................................. 12
8. EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD Y PLAZOS DE CADUCIDAD Y
PRESCRIPCIÓN ............................................................................................................................ 12
9. JURISPRUDENCIA ............................................................................................................... 13
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 17
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................. 18

pág. 2
INTRODUCCIÓN
El derecho del consumidor persigue prioritariamente la inocuidad de los productos y
servicios, para tutelar la seguridad del consumidor, previniendo los daños que el consumo
pudiera provocar en su salud. Y considerando que la responsabilidad civil por producto
defectuoso debe ser interpretada acorde con las disposiciones sobre protección al
consumidor, la que resolverá los conflictos de consumo que desincentivará la producción de
daños derivados de los productos defectuosos del mercado.

Es en ese contexto es que, la responsabilidad civil derivada de productos defectuosos destaca


como una de las ramas de la responsabilidad civil contemporánea que ha experimentado más
cambios y transformaciones; pero de la cual intentaremos abordar las nociones básicas pero
trascendentales para comprender las diversas posiciones acerca de la responsabilidad civil
que debe engranar de modo más exacto en los supuestos de daños causados por productos
defectuosos.

El problema de los daños derivados de productos defectuosos es, uno que surge en contextos
industrializados, mejor aún, en contextos de economías desarrolladas, en el Perú, un país en
vías de desarrollo y con una industria incipiente, no han llegado a los tribunales casos de
responsabilidad del productor, salvo contadísimas excepciones, las que si en alguna manera
han abordado el problema, lo han hecho siguiendo la normatividad del Código Civil y sin
mayor empeño en atender los elementos o presupuestos que a nivel de derecho comparado
encontramos ya desarrollados, tales como la noción de ‘defectuosidad’ para colocarse a la
base de la imputación de responsabilidad del productor

Es así, que desarrollaremos los siguientes temas: antecedentes, Responsabilidad civil por
producto defectuosos, clasificación por productos defectuosos, criterios, daños
indemnizables, exclusión y la jurisprudencia referida pertinente.

pág. 3
LA RESPONSABILIDAD POR PRODUCTOS DEFECTUOSOS

1. ANTECEDENTES
Aún antes de la dación de las regulaciones sobre protección al consumidor en nuestro medio,
la responsabilidad por productos defectuosos ya estaba contemplada, aunque de manera no
explícita, en el artículo 1970 del Código Civil de 1984, el cual impone responsabilidad
objetiva por el uso de cosas riesgosas y peligrosas y por el ejercicio de actividades riesgosas
o peligrosas. (ESQUIVEL LEON, 2015)

Fue con la dación de la Ley de Protección al Consumidor, Decreto Legislativo N° 716,


promulgada el año 1991, cuando se empieza a dar un nuevo enfoque a la tradicional relación
jurídica suscitada entre acreedores y deudores, quienes dentro de toda transacción en el
mercado se presentan como proveedores y consumidores. Reafirmándose está orientación
con la entrada en vigencia el 02 de octubre del 2010 del Código de Protección y Defensa del
Consumidor1

La Constitución de 1993 (artículo 65) la función del Estado moderno es “garantizar el


derecho a la información” de los consumidores. En este sentido, la Ley de Protección al
Consumidor en su artículo 5 inciso b) prescribía que el consumidor tenía derecho a recibir de
los proveedores toda la información necesaria para tomar una decisión o realizar una elección
adecuadamente informada en la adquisición de productos o servicios, así como para efectuar
un uso o consumo adecuado de los productos o servicios. Actualmente el CPDC ha
contemplado en su artículo V del Título Preliminar el principio de transparencia, a través del
cual, en la actuación en el mercado, los proveedores generan una plena accesibilidad a la
información a los consumidores acerca de los productos o servicios que ofrecen. Debiendo
ser la información brindada, veraz y apropiada, Por ello los proveedores están obligados a
proporcionar al consumidor toda la información esencial (calidad, precio, peso, garantía,
vencimiento, etc.) sobre el producto o servicio de manera clara y oportuna.

Actualmente, los derechos del Consumidor se enmarcan dentro de una economía de mercado,
consagrada por la Constitución de 1993, en donde son los propios agentes económicos y no
el Estado, los que deciden cuál es la asignación más eficiente de sus recursos, es decir, es

1
Aprobado mediante la Ley N° 29571

pág. 4
derecho de los consumidores el decidir por sí solos qué es lo que más conviene a sus intereses.
Dentro de esta economía de mercado los proveedores y consumidores concurren leal y
libremente en ella para realizar sus transacciones; y en donde la intervención del Estado se
reduce a un control “ex post” a través de la Comisión de Protección al Consumidor del
INDECOPI, sólo cuando el mercado no es capaz por sí solo de proteger al consumidor.

Esto último ocurre, por ejemplo, en los casos cuando el proveedor hace difícilmente accesible
la información o cuando induce a error al consumidor, en tales situaciones la Comisión de
Protección al Consumidor sancionará al proveedor atendiendo, principalmente, a su
intencionalidad, al daño causado y a los beneficios obtenidos por éste; cumpliendo dicha
sanción una función de desincentivo de las conductas contrarias a los derechos de los
consumidores por parte de los proveedores. La intervención de la Comisión cuidará pues de
no distorsionar las reglas del mercado, es decir, no establecer trabas al acceso o permanencia
en el mercado a los proveedores, no sustituir las decisiones o preferencias de los
consumidores, así como de no restringir ni simular la libre competencia. (ESQUIVEL LEON,
2015)

El derecho del consumidor persigue prioritariamente la inocuidad de los productos y


servicios, para tutelar la seguridad del consumidor, previniendo los daños que el consumo
pudiera provocar en su salud. Y considerando que la responsabilidad civil por producto
defectuoso debe ser interpretada acorde con las disposiciones sobre protección al
consumidor, la que resolverá los conflictos de consumo que desincentivará la producción de
daños derivados de los productos defectuosos del mercado.

2. DEFINICION DE PRODUCTO DEFECTUOSO


Conforme al artículo 102°del CPDC un producto defectuoso es aquel que no ofrece la
seguridad que cabría legítimamente esperar, teniendo en cuenta todas las circunstancias, tales
como su diseño, la forma como han sido puestos en el mercado, la publicidad, el empleo de
instrucciones o advertencias, el uso previsible del producto, los materiales, el contenido y la
condición del producto.

un producto es defectuoso cuando no ofrece la seguridad normalmente ofrecida por los demás
ejemplares de la misma serie, de esta manera se distingue fielmente el carácter de defectuoso

pág. 5
o no de un producto, lo cual nos permitirá diferenciar cuando estamos frente a un producto
defectuoso de aquél que se pone posteriormente en circulación de forma más perfeccionada,
De esta manera se distingue fielmente el carácter de defectuoso o no de un producto.

3. LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTO DEFECTUOSO


Según el doctrinario JUAN ESPINOZA ESPINOZA en su libro Derecho de la
Responsabilidad Civil hace referencia que la responsabilidad civil por productos defectuosos
surge cuando se ocasionan daños a la integridad, a la salud o al patrimonio de los
consumidores debido a defectos en el diseño, en la fabricación o en la información del
producto. (ESPINOZA, 2002)

(SOTOMARINO CACERES, 2007), al respecto considera las siguientes precisiones:

 DEFECTO: es la imperfección o a la ausencia de una o más cualidades peculiares


de una cosa. Asimismo, las preocupaciones actuales que genera la responsabilidad
civil por productos es que, por encima de la mera afectación de la utilidad, importa la
creación de un daño o de riesgos provenientes de un defecto en el producto. Hay
coincidencia en cuanto a que la responsabilidad por producto defectuoso, se relaciona
con la ausencia de seguridad más que con el de utilidad, generando en el ser humano,
una percepción distinta o fracaso de una expectativa que el Derecho corresponde
regular.
 PRODUCTO DEFECTUOSO: un producto defectuoso es siempre aquel que
muestra anormalidad respecto del referente de producto que brinda seguridad normal
o un estándar de seguridad, establecidos en normas o parámetros establecidos.
 PARTICULARIDADES DEL PRODUCTO Y EL DEFECTO: “Un binomio
fundamental cuando se trata la responsabilidad civil en el área que nos ocupa es el
constituido por el producto y el defecto. Mientras que el producto es, (…), el vehículo
para la difusión del daño, el defecto es el contacto esencial que permite encender el
motor que moviliza el perjuicio y, por esa vía, los mecanismos de la responsabilidad
civil. Es un elemento material de carácter estructural. El productor o proveedor según
el Art. 32 de nuestra ley de protección al consumidor y de acuerdo a lo reconocido
por el derecho comparado y el nacional no es responsable de cualquier daño: la
responsabilidad civil surgirá siempre que los daños causados a la integridad física de

pág. 6
los consumidores o a sus bienes por el uso o consumo de su producto provengan de
un defecto en el mismo que resulte imputable al productor o proveedor”
 Consideramos que todos los productos defectuosos son bienes riesgosos por cuanto
no cumplen con su función de seguridad, pero no todos los bienes riesgosos son
productos defectuosos, porque existen otros criterios de análisis tales como la calidad
y el tiempo de creación.

4. CLASIFICACION DE LOS PRODUCTOS DEFECTUOSOS


Siguiendo la clasificación ofrecida por la doctrina alemana, respecto a las características de
las cosas y no a la aplicación de un determinado sistema legal, se distinguen los productos
defectuosos en tres tipos: aquellos con defectos de fabricación, aquellos con defecto de
diseño y aquellos con defectos relativos a una inadecuada presentación de sus características
y usos. (ESQUIVEL LEON, 2015)

4.1. Defectos de fabricación: Son aquellos que, siendo su diseño normal y no


defectuoso, han sufrido una desviación en su fabricación: el producto no tiene las
características estándar, sino que peca por omisión o exceso. Se caracteriza porque la
falla afecta sólo a algunos de los ejemplares de una serie. Como bien señala Santa
María Mecq13 se trata de defectos inherentes e inevitables en la moderna producción
en masa y que se deben a un fallo humano o mecánico.

En este tipo de defectos es fácil de determinar la prueba, puesto que sólo bastara con
comparar el o los ejemplares defectuosos con el resto de la misma serie o con otros
productos del mismo tipo. Por ejemplo, imaginemos que compramos un escritorio,
cuyo modelo ha sido producido en masa, para una computadora, pero notamos un
desnivel debido a que le faltan varios tornillos en la base. En este caso estaremos
frente a un defecto de fabricación.

4.2. Defectos de diseño: Denominado por la doctrina alemana como defecto de


construcción. Los productos con defecto de diseño son aquellos que fueron
concebidos inadecuadamente, dando lugar a riesgos innecesarios. Evidentemente, la
presencia de este tipo de defectos es muy difícil de establecer en la práctica.

pág. 7
Generalmente se manifiesta a través de la existencia de fallos en la proyección o
concepción del producto.

Se diferencia de los defectos de fabricación en que el fallo o deficiencia no afecta


sólo a un ejemplar aislado, sino que, por el contrario, puede reproducirse en toda la
serie, lote o ejemplares del producto.

Un caso muy conocido es el del Ford Pinto2 que era un automóvil compacto para los
estándares norteamericanos, pero que tenía dos grandes defectos:

 El depósito de combustible estaba por detrás del eje trasero, con lo cual el
coche explotaba con mucha facilidad en caso de colisión por alcance. Este
defecto de diseño es compartido por otros vehículos.

 La carrocería era muy endeble, con lo cual en caso de colisión por alcance el
coche se deformaba y las puertas quedaban bloqueadas, atrapando a sus
ocupantes en un coche en llamas.

4.3. Defectos de información: El tercer grupo de productos defectuosos es el que


corresponde a los artículos que resultan peligrosos por defecto de indicaciones,
información o advertencia por el fabricante sobre la manera razonable de usarlos o
sobre su riesgo implícito (suponiendo, en este último caso, que sus ventajas sociales
sean superiores a la desventaja social de la existencia del riesgo y, por tanto, no estén
incluidos en el grupo de defectos de diseño). La falta de correspondencia entre lo que
el fabricante dice que un producto es y lo que realmente es, puede ser en algunos
casos un "defecto" del producto capaz de dar lugar a la producción de daños por usos
indebidos pero acordes con las expectativas abiertas por el fabricante. Puede que un
producto no tenga defectos de diseño ni de fabricación, pero llevan ínsitos una serie
de peligros, los cuales forman parte de su propia naturaleza, que el fabricante deberá
dar a conocer. Es por ello, que, en estas circunstancias, el producto no puede ser
calificado como inseguro si su expendio va acompañado de instrucciones sobre su
uso, información sobre los riesgos que puede acarrear su consumo, advertencias sobre

2
Recuperado de: http://www.escuelauniversitaria.cl/apuntes/816_CASO_ FORD.pdf

pág. 8
su utilización, etc. De esta manera, por ejemplo, si un fabricante anuncia que sus gatas
hidráulicas soportan dos toneladas, pero se comprueba que tales gatas sólo soportan
una tonelada (sin necesidad de que exista defecto de fabricación ni de diseño) ese
fabricante sería responsable por los accidentes que causen tales gatas al ser usadas
para cargas superiores a una tonelada e inferiores a dos.

Es interesante señalar que aquí no hay defecto de fabricación: las gatas han salido al
mercado con las características estándar previstas; la gata del accidente no es una
desviación del patrón de producción. Tampoco hay un defecto de diseño: la gata
estaba bien diseñada para la carga originalmente prevista. Todo lo que hay es un
defecto de información: fue presentada como capaz de hacer más de aquello para lo
que había sido diseñada y fabricada.

5. CRITERIOS DETERMINANTES DE LA EXISTENCIA DE DEFECTOS EN


LOS PRODUCTOS
El CPDC ha definido al producto defectuoso como aquel que no ofrece seguridad a la
que las personas tienen derecho, para la cual se debe considerar los siguientes criterios:

5.1. El diseño del producto: En tanto involucra el análisis de la planificación o


proyección acerca de la fabricación del producto, trae como consecuencia el
poder descubrir un defecto de diseño, y porque no decirlo, uno de fabricación, de
ser el caso.

5.2. La puesta en el mercado: Tiene que ver con la presentación del producto, el
cual está referido al aspecto externo, lo cual incluye el envase, envoltorio,
prospecto de uso, instrucciones de manejo, etc.; y es que, a través de la
presentación, el proveedor tiene de alguna manera un importante mecanismo de
predeterminación respecto a los eventuales usos del producto, así como de los
consumidores a los cuales va dirigido. Al ser involucrada además la confianza
del consumidor, a partir de la manera como el producto es puesto en el mercado
por el proveedor, será éste último responsable en la medida que sus productos no
cumplan con las expectativas creadas en un consumidor razonable.

pág. 9
5.3. Uso previsible del producto: Previsible significa que es previsto o entra dentro
de las previsiones normales, es por ello que podemos equiparar la expresión “uso
previsible” al uso o utilización normal o cotidiana que un consumidor otorga a
determinado producto. Un ejemplo de previsibilidad sería el supuesto de los
juguetes, que son fabricados y destinados a los niños, quienes a pesar del uso que
le pueden dar, es normal que se los lleven a la boca, por lo que mal haría el
fabricante de producirlos con elementos tóxicos, y no realizar las advertencias
necesarias, debiendo por lo tanto ser responsable por los daños causados.

5.4. Los materiales, contenido y condición del producto: Se debe tener en cuenta
no solamente el análisis del contenido y condición del producto, esto es, si es o
no riesgoso, puesto que además deberá tenerse en cuenta si sus componentes
activos, en el caso de medicamentos, por ejemplo, son los apropiados para el
fármaco de que se trate, de lo contrario estaríamos frente a un producto médico
con defectos.

6. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD


EXTRACONTRACTUAL
Es importante señalar que, ante la inobservancia de los criterios determinantes de los
defectos en los productos, conllevará a hablar de responsabilidad por parte del proveedor
si estos llegasen a causar algún tipo de daño al consumidor. A pesar de ello y analizando
el Código Civil peruano, podemos afirmar que establece un sistema de responsabilidad
civil contractual en la transferencia de bienes defectuosos. Por lo mismo, el adquirente
tiene el derecho a resolver el contrato obligando al transferente al pago del valor que tiene
el producto al momento de la resolución (acción redhibitoria); o, en todo caso, el
adquirente puede optar por exigir la reducción en el precio del producto defectuoso
(ACCIÓN QUANTI MINORIS). Por otro lado, el CPDC adoptando un sistema distinto,
el de la responsabilidad civil extracontractual, dispone que en caso de productos
defectuosos el proveedor (transferente) está obligado a pagar al consumidor (adquirente)
una indemnización que comprenda todas las consecuencias causadas por el defecto,
incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral. Es una tendencia,

pág. 10
aunque no pacíficamente aceptada, el considerar al saneamiento por vicio oculto como
una responsabilidad por incumplimiento (TALLONE, 2001)

contractual, vale decir, que el transferente incumple con su obligación de entregar un


producto en estado apto para la finalidad por la cual se adquiere, cometiendo una
conducta negligente que lo hace incurrir en responsabilidad.

La diferencia entre la aplicación de una u otra responsabilidad, radica precisamente en


que la responsabilidad contractual alcanza sólo al directo transferente, situación distinta
a la responsabilidad extra-contractual presente en la transferencia de productos
defectuosos a los consumidores, en donde incluso los anteriores transferentes tienen que
responder por el vicio o defecto en el bien. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el
saneamiento por vicios ocultos se da “cuando el bien carece de las cualidades prometidas
por el transferente que le daban valor o lo hacían apto para la finalidad de la adquisición”,
mientras que la responsabilidad por productos defectuosos se da cuando el producto “no
ofrece la seguridad a que las personas tienen derecho” causando daños a la integridad de
los consumidores o a sus bienes (art. 102°del CPDC). Ello pone en evidencia que el
concepto de vicio está en función del uso de la cosa, es decir, del interés económico del
comprador, mientras que el concepto de defecto está en función de seguridad del producto
frente a la integridad o salud del consumidor. Por lo tanto, ateniéndonos a la concepción
dispuesta por el Código Civil, sólo en el caso que el bien transferido provoque daños al
adquirente, los transferentes pueden responder extracontractualmente por dichos daños,
siempre que exista entre tanto una conducta culposa, salvo que el bien sea riesgoso o
peligroso en cuyo caso responde objetivamente (artículo 1970). (ESQUIVEL LEON,
2015)

6.1. Responsabilidad Civil Contractual


JUAN ESPINOZA ESPINOZA, sostiene que cuando coinciden en la misma persona el
fabricante y el vendedor en que opera más fácilmente pues el consumidor está ligado al
mismo a través de la relación jurídica contractual.

pág. 11
6.2. Responsabilidad Civil Extracontractual
Asimismo, manifiesta que Cuando el Fabricante y el Vendedor recaen en personas
diferentes estas responden ante el consumidor mediante una relación jurídica
extracontractual. (ESPINOZA, 2002)

7. DAÑOS INDEMNIZABLES
De acuerdo al artículo 103° del CPDC, la indemnización por daños y perjuicios causados
a la integridad física de los consumidores o a sus bienes por los defectos de sus productos,
comprende todas las consecuencias causadas por el defecto, incluido el daño emergente,
el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral. De esta manera podemos afirmar
que el CPDC no sólo ha considerado los daños patrimoniales que se pudieran ocasionar
por productos defectuosos, sino también los daños extra patrimoniales. Dentro de los
daños patrimoniales encontramos al daño emergente, entendido como la pérdida
patrimonial efectivamente sufrida, y el lucro cesante, que no es otra cosa que la renta o
ganancia frustrada dejada de percibir

Entre los daños extra patrimoniales, se encuentran el daño a la persona, que se produce
cuando se lesiona la integridad física del sujeto, su aspecto sicológico y/o su proyecto de
vida; y el daño moral, que se entiende como la lesión a los sentimientos de la víctima y
que producen un gran dolor, aflicción o sufrimiento en la víctima. La competencia para
determinar el daño emergente, el lucro cesante, el daño moral y el daño a la persona, así
como su correspondiente indemnización, corresponde al Poder Judicial, por ser tipos de
daño de naturaleza civil.

8. EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD Y PLAZOS DE CADUCIDAD Y


PRESCRIPCIÓN
Respecto a la exclusión de la responsabilidad o causas de exoneración, estas están
referidas a la ruptura del nexo causal. Aun cuando el CPDC no diga nada al respecto, se
aplican las tres causas de exoneración previstas en el derecho común. Esto es, el caso
fortuito o fuerza mayor, el hecho de tercero y el hecho de la víctima (ESQUIVEL LEON,
2015)

pág. 12
9. JURISPRUDENCIA
El Poder Judicial ha tenido a la vista escasísimos casos de reparación de daños derivados
de productos defectuosos, de consecuencia, no puede decirse que se hallan formado
lineamientos jurisprudenciales sobre los diversos aspectos del problema. Lo que hay son
sólo algunos casos de los que podemos extraer algunas indicaciones de cómo los jueces
se han pronunciado

En el Perú, podemos considerar que el área de la producción que mayores problemas ha


suscitado en cuanto a daños derivados de productos defectuosos, es el de los productos
farmacéuticos. Dada la incipiente y casi nula industria nacional en esta área de la
producción, los productos farmacéuticos generalmente son importados. Cierto es que los
laboratorios que emprenden su distribución en el mercado asumen la responsabilidad por
los defectos de los mismos. Sin embargo, muchas veces, ingresan al Perú, medicinas
vencidas o cuyo consumo ha sido prohibido en el país de proveniencia. Todo esto, no
constituye sino una indicación de que el problema de circulación de productos
farmacéuticos defectuosos es de suma gravedad.

RESOLUCION Nº 0277-1999/TDC-INDECOPI

EXPEDIENTE Nº 217-1997-C.P.C.

(Publicada el 02 de setiembre de 1999)

Denunciante: Shirley Sánchez Cama

Denunciado: Juan Edgardo Cantuarias Pacheco y Corporación José R. Lindley S.A.

Materia: Competencia de la comisión, Idoneidad del producto, Producto riesgoso,


Graduación de la sanción

Actividad: Comercio al por menor Elaboración de bebidas no alcohólicas

ANTECEDENTES
El 9 de junio de 1997 la señora Sánchez denunció al señor Cantuarias y a Lindley por
presuntas infracciones al Decreto Legislativo Nº 716, Ley de Protección al Consumidor.

pág. 13
La señora Sánchez manifestó haber adquirido en la tienda del señor Cantuarias una
botella de jugo marca WATT'S, la misma que, al ser agitada, dejó ver una mosca en su
interior. Ante esta situación, la señora Sánchez reclamó al señor Cantuarias, quien le
ofreció encargarse de efectuar las gestiones correspondientes ante la empresa
embotelladora para satisfacer su reclamo.

En su escrito de descargos, Lindley indicó que todos sus productos cumplían con los
requisitos y estándares de elaboración que exigían las normas técnicas peruanas, por lo
cual resultaba imposible que se encontraran cuerpos extraños en ellos. Agregó que la
autoridad competente para resolver casos relacionados con la higiene y la sanidad de los
productos destinados al consumo humano era el Ministerio de Salud, a través de la
Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA), y que, por tal motivo, mediante
Resolución Nº 9 de fecha 9 de noviembre de 1994, la Comisión se había inhibido de
conocer una denuncia por la misma materia. Por su parte, el señor Cantuarias manifestó
que la responsabilidad de lo ocurrido era únicamente de la empresa embotelladora. El
señor Cantuarias agregó que, durante varias semanas, solicitó el cambio del producto
defectuoso sin que Lindley atendiera su reclamo. Sin embargo, cuando finalmente obtuvo
lo necesario para efectuar el cambio, no logró concretarlo, pues no pudo ubicar a la señora
Sánchez, quien se había llevado la botella. El 24 de julio de 1997, dos representantes de
la Secretaría Técnica de la Comisión, efectuaron una visita inspectiva en las instalaciones
de la planta embotelladora de INCA KOLA, marca perteneciente a Lindley.

La botella de WATT'S objeto de la controversia fue enviada a la Oficina de Control de


Bebidas de Consumo Humano del Ministerio de Salud, en donde fue sometida a una
Prueba de Sellado de Envase. Los resultados del Informe Nº 1759-97-DEHAZS,
elaborado el 29 de agosto de 1997, arrojan que la botella materia de denuncia no mostraba
signos aparentes de violación. Asimismo, el contenido de la botella fue sometido a un
Análisis Microbiológico de Aguas Embotelladas, mediante el cual se constató que el
cuerpo extraño encontrado era una mosca doméstica entera. El 24 de marzo de 1999, la
Comisión emitió la Resolución Nº 092-99-CPC, mediante la cual declaró fundada la
denuncia, sobre la base de los siguientes argumentos:

pág. 14
(i) La Comisión es competente para conocer aquellos supuestos de infracción
a las normas contenidas en el Decreto Legislativo N° 716, esta
competencia sólo puede ser restringida por norma expresa de rango legal.

(ii) El producto materia de denuncia no cumplía con las características y


condiciones esperadas por un consumidor razonable. Para sustentar tal
afirmación, la Comisión tuvo en consideración que la mosca encontrada
en la botella adquirida por la señora Sánchez se habría introducido en la
misma durante el proceso de embotellamiento en la planta de Lindley.
Atendiendo a ello, sancionó a dicha empresa con una multa de 0,1 UIT.
La sanción se impuso teniendo en cuenta que los hechos materia de
denuncia no eran prueba suficiente para afirmar que existiera una cantidad
considerable de sus productos con ese tipo de defectos.

(iii) El señor Cantuarias no cumplió con su deber de cambiar de manera


inmediata la botella objeto de controversia o, en su defecto, de devolver
el monto pagado a la denunciante. En tal sentido, se sancionó dicho
incumplimiento a la Ley de Protección al Consumidor, con una
advertencia.

(iv) De acuerdo a lo establecido en el artículo 43 del Decreto Legislativo Nº


807, se aprobó un precedente de observancia obligatoria sobre la
competencia de la Comisión para conocer de las presuntas infracciones a
la Ley de Protección al Consumidor que se presentaran en todos los
sectores de consumo, competencia que sólo sería declinada en caso que
una norma expresa de rango legal dispusiera lo contrario.

Por su parte, el 20 de mayo de 1999, la señora Sánchez también apeló de la resolución,


manifestando que las sanciones impuestas por la Comisión a los denunciados no guardaban
relación con la gravedad de las infracciones cometidas.

pág. 15
RESOLUCION DE LA SALA DE SEGUNDA INSTANCIA

PRIMERO: Confirmar en parte la Resolución Nº 092-99-CPC de fecha 24 de marzo de


1999, que declara fundada la denuncia presentada por la señora Shirley Sánchez Cama contra
Juan Edgardo Cantuarias Pacheco y Corporación José R. Lindley S.A., modificando la
sanción impuesta a esta última de 0,1 UIT a 1 (una) UIT.

SEGUNDO: De conformidad con lo establecido en el artículo 43º del Decreto Legislativo


Nº 807, declarar que el precedente aprobado por la Comisión en la resolución de primera
instancia constituye precedente de observancia obligatoria para los casos que se tramitan ante
dicho órgano funcional. El texto de dicho precedente es como sigue: "Todos los proveedores
en territorio nacional se encuentran sujetos al ámbito de aplicación subjetivo del Decreto
Legislativo Nº 716 - Ley de Protección al Consumidor -, conforme a lo señalado en el artículo
1 de dicha ley. Por otra parte, la Comisión de Protección al Consumidor del INDECOPI es
el órgano administrativo competente, a nivel nacional, para conocer los procesos referidos a
las presuntas infracciones al Decreto Legislativo Nº 716 que puedan presentarse en todos los
sectores de consumo, salvo la excepción establecida en ´norma expresa de rango legal´,
conforme a lo dispuesto en el artículo 46 de dicho cuerpo legal. Por excepción establecida en
´norma expresa de rango legal´, únicamente pueden entenderse aquellas disposiciones
contenidas en leyes, u otras normas de igual jerarquía, que señalen que una entidad
administrativa, distinta a la Comisión de Protección al Consumidor del INDECOPI, será
competente para sancionar las presuntas infracciones al Decreto Legislativo Nº 716 que
puedan cometerse en las relaciones de consumo que se presenten en un sector específico."
TERCERO: Disponer que la Secretaria Técnica pase copias de la presente resolución al
Directorio del INDECOPI para su publicación en el diario oficial El Peruano, de acuerdo a
los términos establecidos en el segundo párrafo del artículo 43º del Decreto Legislativo Nº
807.

pág. 16
CONCLUSIONES
1. El vendedor, tiene la obligación de entregar un bien apto e idóneo que cumpla con
el fin para el cual ha sido adquirido por el comprador, es por ello que para
determinar la existencia de defectos en los productos se debe tener en cuenta los
siguientes criterios: el diseño del producto, su puesta en el mercado, su uso
previsible, materiales, contenido y condición del mismo.

2. Esta obligación es una obligación de resultado, y su incumplimiento acarrea el


derecho a perseguir el pago de perjuicios por parte del acreedor. La carga de la
prueba para el deudor se limita a la prueba de causa extraña para exonerarse del
deber de indemnizar.

3. Se debe analizar de manera específica cada sector de producción, a fin de


determinar las peculiaridades que puedan presentar los diversos productos
defectuosos

4. Es responsabilidad del Estado verificar esta situación y no coludirse con las


empresas proveedoras y arriesgar la salud de la persona, porque la salud es un
derecho de todos no el privilegio de algunos, por lo tanto, debemos preferir a la
vida antes que los beneficios.

5. Un caso muy particular acontecido en nuestro país fue el resuelto mediante


Resolución Nº 0277-1999/TDC-INDECOPI14, referido a la adquisición de una
botella de néctar de frutas en una tienda de abarrotes, la cual al ser agitada dejo
ver en su interior una mosca. En dicho procedimiento se determinó efectivamente
que el proveedor, es decir, la fábrica de néctares, producía y embotellaba el
producto de acuerdo a los estándares establecidos en las normas técnicas; no
obstante, ello no lo exoneraba de responsabilidad, más aún al no poder demostrar
que el defecto en el producto no le era imputable, llegándose a la conclusión que
el insecto se introdujo a la botella durante el proceso de envasado. En definitiva,
la presencia del insecto hizo que un producto inocuo, el jugo de néctar de fruta,
se volviera defectuoso, poniendo en riesgo la salud de los consumidores.

pág. 17
BIBLIOGRAFIA

ESPINOZA, j. (2002). “Responsabilidad Civil”. Lima: 6ta Edición.


ESQUIVEL LEON, l. (2015). RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTOS
DEFECTUOSOS:LA INFORMACIÓN QUE DEBERÍAMOS CONOCER. Chiclayo:
Derecho y Cambio Social.
SOTOMARINO CACERES, s. r. (2007). “Responsabilidad Civil por Productos
Defectuosos”. Lima: ARA Editores EIRL.
TALLONE, F. C. (2001). “aspectos relevantes de la Responsabilidad por Productos
elaborados.”. revista de Derecho de daños.
PAYET, p.a. (1992) La Responsabilidad por Productos Defectuosos. Biblioteca para leer el
Código Civil, PUCP, Lima, 1992, vol. VIII, t. III
SANTA MARÍA MECQ, c. (2006) Protección al Consumidor, Normas Legales, Trujillo.

pág. 18
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
LICENCIADA POR LA SUNEDU
REACREDITADA INTERNACIONALMENTE

LAS TEORÍAS DE LA CAUSA.


CAUSA SINE QUA NON, CAUSA
PRÓXIMA Y CAUSA
PREPONDERANTE

ASIGNATURA: RESPONSABILIDAD CIVIL

DOCENTE: GARCIA GARCIA HENRY


INTEGRANTES:
 Huamani Flores Haydee Elizabeth
 Huaraka Vilca Johana

CUSCO – PERU
2020
Índice

Introducción ...................................................................................................................... 1
Teoría de la causalidad ..................................................................................................... 2
1. Historia ...................................................................................................................... 2
a) CAUSATIION IN FACT ...................................................................................... 2
b) CAUSATION IN LAW ......................................................................................... 3
La causalidad en el Derecho continental europeo: Italia, España y Francia .................... 3
 ITALIA ............................................................................................................. 3
 Francia .............................................................................................................. 4
 ESPAÑA ........................................................................................................... 4
2. Definición .................................................................................................................. 5
3. teorías sobre la relación causal .................................................................................. 5
3.1. teoría individualizadora ..................................................................................... 6
3.2. teoría de la causa eficiente ................................................................................. 6
3.3. Teoría de la causa preponderante ....................................................................... 7
3.4. teoría de la causa próxima.................................................................................. 8
4. teoría generalizadora ................................................................................................. 9
4.1. Teoría de la conditio sine qua non. .................................................................... 9
5. Causalidad Adecuada ................................................................................................ 9
5.1. La etapa del saber relevante u ontológico. ....................................................... 10
5.2. La etapa del saber central, razonable o nomológico. ....................................... 11
a) La Teoría de la causalidad virtual. ................................................................... 12
b) La Teoría de la creación injustificada de un riesgo.- ....................................... 14
6. Supuestos de ruptura de nexo causal ....................................................................... 16
7. Conclusiones ........................................................................................................... 18
8. bibliografía .............................................................................................................. 20
Introducción

El tercer elemento de análisis de la Responsabilidad Civil (perteneciente a la etapa de

análisis material) es la relación casual, elemento fundamental y que no ha sido

desarrollado a profundidad en muchos textos de Doctrina nacional.

La relación causal es entendida como el nexo existente entre el hecho determinante del

daño (evento dañoso) y el daño propiamente dicho. Esta relación causal es importante

porque nos permitirá determinar dos aspectos principales: a) Entre una serie de hechos

susceptibles de ser considerados hechos determinantes del daño cuál es aquel que lo

ocasionó (causa) y b) Entre una serie de daños susceptibles de ser indemnizados cuáles

merecerán ser redistribuidos. Para tal propósito será fundamental el uso del «criterio de

determinación» adoptado por la teoría sobre la Relación Causal asumida por nuestro

Código Civil de 1984

A fin de determinar cuál es la teoría asumida por nuestra legislación consideramos

apropiado realizar un estudio previo de las teorías sobre la Relación Causal desarrolladas

en la Doctrina.

1
Teoría de la causalidad
1. Historia
En el Derecho anglosajón no hay duda de que el nexo causal es uno de los elementos que
debe concurrir en la responsabilidad por daños (Law of torts), lo que lleva a distinguir
por un lado la infracción del deber de conducta (para el área de los delitos fundados en la
negligencia o negligence damages), del daño mismo causado por el otro. Justamente lo
que se busca es conectar ambos hechos o eventos. Pero, con todo, la cuestión de la
causalidad no ha dejado de prestarse para intensos e importantes debates en la doctrina.
Históricamente la explicación causal fue decantando, hasta quedar formulada en dos
etapas.

a) CAUSATIION IN FACT

Esta etapa se explica al comprender que tras toda inquisición causal existe una fase
empírica. Por tanto, para establecer si existe o no la conexión causal física e
imprescindible, se recurre al but for test, que no es otra cosa que la doctrina conditio sine
qua non. Es decir, lo que en esta etapa se intenta responder es a la pregunta ¿qué hubiera
ocurrido si el evento no se hubiese presentado?

Debido a que el but for test opera con relativa facilidad en un número importante de casos
-fundamentalmente en aquellos en que existe sólo una explicación causal, la
jurisprudencia ha hecho de este criterio el corriente para establecer la causalidad en esta
primera etapa. Pero, como es obvio, el test falla en aquellos casos en donde hay causas
ambiguas, ya sea porque existe multiplicidad de causas, o bien porque existen hechos
causales superpuestos; en estos casos, la doctrina ha debido recurrir a lo que en general
se denomina el substancial factor, por el que se llama al Tribunal a indagar aquel
acontecimiento causal que parezca más relevante. Pero el problema está en que no hay
criterios claros para determinar el substancial factor.

En aquellos casos de causalidad ambigua, las Cortes tanto de los Estados Unidos como
inglesas y canadienses, han aplicado al menos tres criterios' alternativos para fijar la
causation in fact.

Uno de ellos es invertir la carga de la prueba, de manera de incentivar al demandado a


que entregue los antecedentes que tiene y que puedan contribuir a clarificar la causa
relevante; un segundo criterio apunta a considerar como causa suficiente al hecho que ha
incrementado el riesgo de causar el daño, aunque no exista evidencia de que ha sido

2
causante material del daño. Y un tercer criterio apunta a inferir la causalidad de
antecedentes del proceso, que, pese a no arrojar evidencia definitiva sobre el nexo causal,
al menos puedan servir para deducirlo. Este último criterio es especialmente importante
en la responsabilidad médica o por productos defectuosos, en donde se recurre a criterios
de determinación estadísticas.

b) CAUSATION IN LAW

Pero para afirmar la responsabilidad, no basta con la concurrencia de la causation in facto


autoría formal del hecho en el demandado. Es necesario que también se indague por la
cau sation in law, etapa de exploración netamente jurídica o normativa, y que apunta a
establecer la extensión de la reparación. Las doctrinas que se han formulado en general
para este caso se asienten en el criterio de la previsibilidad de los daños

La causalidad en el Derecho continental europeo: Italia, España y Francia


 ITALIA
En el Derecho italiano, la causalidad como presupuesto de la responsabilidad por hecho
ilícito, se explica en dos fases, una primera que se entiende como “causalità naturale” o
de hecho, que conecta el evento dañoso con la persona del demandado, y una segunda
fase, posterior, denominada “causalità giuridica”, que formula criterios de selección de
daños indemnizables a partir de la conexión causal que debe existir entre el hecho ilícito
y los daños y perjuicios consiguientes.

Respecto del primer tema, la “causalità naturale”, en la doctrina y jurisprudencia italiana,


sin una norma explícita que resuelva el problema en el Codice Civile, recurren a los
artículos 40 y 41 del Codice Penale

“Nadie puede ser sancionado por un hecho tipificado por la ley como delito, si el hecho
peligroso y peligroso del que depende la existencia del delito no es consecuencia de su
acción u omisión.
No prevenir un evento, que tiene la obligación legal de prevenir, equivale a provocarlo”
La interpretación prevalente de esta norma indica que una primera aproximación causal
debe hacerse con la doctrina de la conditio sine qua non, que sería un criterio de tipo
natural o físico, que explicaría todas las posibles causas del hecho.

Como ya se ha visto, este criterio no resuelve todos los problemas de causalidad,


especialmente en donde hay concursos de causas, y tiende a formular nexos causales muy
amplios, por lo que la jurisprudencia se ha visto obligada a ofrecer criterios de limitación,

3
especialmente a partir de lo preceptuado en el art. 41 del mismo cuerpo legal, en donde
se hace clara referencia a una exclusión de la responsabilidad penal, por concurrencia de
causa, cuando ésta es capaz de alterar el curso causal, es decir: sono state da sole
sufficienti a determinare i’even to”.

La concurrencia de causas preexistentes o simultáneas o supervinientes, aunque sean


independientes de la acción u omisión del culpable, no excluye la relación causal entre la
acción u omisión y el hecho. Las causas supervinientes excluyen la relación causal cuando
por sí solas fueron suficientes para determinar el evento. En este caso, si la acción u
omisión previamente cometida constituye un delito en sí mismo, se aplica la pena
establecida para ello.

 Francia
En el Derecho francés, como en el nuestro, el problema de la relación de causalidad en la
responsabilidad civil no encuentra un apoyo directo en textos legales, sino sólo
implícitamente en los arts. 1151 y 1382 del Code.

Art. 1382
Cualquier acto del hombre que cause daño a otros obliga a la persona por cuya culpa
ocurrió a repararlo”, en donde a diferencia de nuestro arte. 2314, que habla de “inferido
daño a otro”, el Código Francés se refiere al deber de reparar con respecto al que “cause”
un daño”.

Sin perjuicio de las peculiaridades de la responsabilidad contractual, en general los


tribunales franceses recurren a la doctrina de la equivalencia de las condiciones para
despejar el tema de la causalidad como elemento de la responsabilidad civil, y muy
especialmente cuando el tema es propio de la responsabilidad por culpa o subjetiva. La
doctrina de la causa adecuada también es usada, y se recurre especialmente a ella en
materia de responsabilidad objetiva28. Conforme con la doctrina dominante y la
jurisprudencia francesa, el vínculo de causalidad debe ser cierto y directo.

 ESPAÑA
En el Derecho español el tema de la causalidad en la responsabilidad extracontractual se
ha estudiado, como en muchas partes, sin demasiado entusiasmo y sólo en el último
tiempo se han publicado algunas obras que tratan específicamente de la materia, aunque
ya han pasado casi 40 años del importante trabajo de Cossio33.

4
El artículo 1902 del Código Civil español sigue en esta materia al francés, al proponer la
cláusula general en materia de responsabilidad:

“Artículo 1902 El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o
negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.

Los arts. 1904 y 1905 del Código Civil español también recurren al verbo causar para
describir el supuesto de hecho34. En cuanto a la extensión de los daños, la norma clave
es el art. 1107:

“Artículo 1107: Los daños y perjuicios de que responde el deudor de buena fe son los
previstos o que se hayan podido prever al tiempo de constituirse la obligación y que sean
consecuencia necesaria de su falta de cumplimiento. En caso de dolo responderá el
deudor de todos los que conocidamente se deriven de la falta de cumplimiento de la
obligación”. Esta norma ha sido criticada doctrinalmente por contradictoria, porque a
diferencia del francés no existe coherencia entre la frase “que sean consecuencia
necesaria de su falta de cumplimiento”, con la que dispone que en caso de dolo se
responde de los perjuicios “que conocidamente deriven de la falta de cumplimiento”

2. Definición
para el derecho civil la causalidad como relación entre acción y daño, se recoge en el art.
1902 CC, que hace responsable al supuesto negligente de todos los daños de que su acción
u omisión hayan sido causa, si bien en una correcta interpretación de dicho precepto legal,
no podrán imputarse a dicho sujeto cualquier eventual conducta dañosa que derive de su
conducta, sino que es necesario establecer un concepto jurídico de causalidad; en este
sentido la doctrina civil ha establecido unos criterios de imputación objetiva (véase
principio de imputación objetiva), entre los que podrían mencionarse los siguientes:
criterio del riesgo general de la vida, que niega la imputación de aquellos eventos dañosos
ligados a la existencia natural del perjudicado, u otros criterios tales como el de la
prohibición de regreso, criterio del incremento del riesgo o de la adecuación.

3. teorías sobre la relación causal


Según sostiene el autor argentino ISIDORO GOLDENBERG 2, tenemos dos grandes
grupos de. Teorías:

a) Teorías individualizadoras: las teorías que buscan individualizar la causa del daño
y

5
b) Teorías generalizadoras: las teorías que generalizan la causa. Desarrollemos con
mayor detenimiento las teorías existentes.
3.1.teoría individualizadora

Son aquellas que persiguen individualizar entre un conjunto de hechos posibles de ser
considerados determinantes del daño cuál es aquel que lo generó. Dentro de estas teorías
tenemos a la teoría de la causa eficiente, la teoría de la causa preponderante, la teoría de
la causa próxima y la teoría de la causa adecuada.

3.2.teoría de la causa eficiente

Reconoce un «criterio de eficiencia» (causa efficiens) a partir de un análisis «Cualitativo»


de los hechos intervinientes en el resultado dañoso ( Qualitatentheorie). La presente teoría
tiene presente la «eficacia» de los supuestos fácticos, lo que implica considerar su calidad
intrínseca en el proceso causal según el curso normal de los sucesos.

Entre los seguidores de esta teoría tenemos a los autores alemanes MAYER, KOHLER,
entre otros.

KOHLER a fin de explicar la presente teoría postula el siguiente ejemplo:

Cuando se siembra una semilla es evidente que para que el fruto se produzca son
necesarias, al margen de la acción de la siembra una serie de condiciones como es el caso
de una tierra fértil (apropiada para la siembra), luz solar y la intervención humana del
jardinero.

Pero ¿Cuál de todas estas condiciones es suficientemente eficiente para generar el


resultado? Como sabemos existen plantas que crecen en tierras no consideradas fértiles
(más aún tenemos algunas que crecen en cemento), de otro lado hay plantas que no
requieren la luz solar para su florecimiento como es el caso de los helechos y finalmente
no es necesaria la intervención humana en el crecimiento de las plantas. Lo que no
podemos negar es que es indispensable para la existencia de una planta: la semilla, tal
como se requiere para la existencia de un ser humano de un espermatozoide y de un óvulo
que sea fecundado por éste. Así consideramos que la semilla es aquella condición que
tiene en sí misma la cualidad de producir el resultado: planta. Volvemos a recalcar: ¿Por
qué esto es así? Porque la siembra de la semilla es una condición que tiene en sí la fuerza
determinante de la calidad de la consecuencia, en tanto que Jos otros antecedentes no

6
influyen sobre esta calidad, sino que de ellos depende solamente que la consecuencia se
produzca».

KOHLER nos hace referencia a la existencia de dos condiciones para efectos de la


determinación del hecho determinante del daño.

Las condiciones DINAMICAS.- que son aquellas que intervienen en la producción del
daño facilitando su resultado

Las condiciones DINAMICAS.- que son aquellas que intervienen en la producción del
daño facilitando su resultado. Las condiciones ESTATICAS.- que son aquellas que para
STOPPAT0 serían consideradas ocasiones dado que son neutras, esto es, no facilitan ni
impiden la realización del resultado.

De estas dos condiciones, las primeras (al intervenir de forma directa en la producción
del resultado) serán consideradas relevantes, encontrado entre aquellas la que sería
considerada «hecho determinante del daño». Ilustremos con un ejemplo lo expuesto: «en
la producción de un incendio Juan ha proporcionado a Pedro los fósforos y éste ha
incendiado un objeto. ¿Cuál es la causa más eficiente (activa)?

Consideramos (a la luz de esta teoría) que la conducta de Pedro. Porque Jos fósforos en
sí mismos tienen la cualidad de generar el resultado fuego, siendo el acto de prenderlos
una condición que simplemente interviene en la consecución de la consecuencia.

3.3.Teoría de la causa preponderante

Esta teoría toma un criterio cualitativo para establecer cuál es el hecho determinante del
daño, estableciéndose que será tal aquel que en mayor medida haya contribuido a la
producción del resultado dañoso, según lo indica VON BIRKEMEYER. En otros
términos la presente Teoría (también conocida como Teoría de la preponderancia» o
prevalencia causal) estima que debe reputarse como causa a aquella condición que rompe
el equilibrio entre los factores favorables y adversos a la producción del daño, es decir,
será considerado causa a aquel acto que por su mayor peso o gravitación imprima la
dirección decisiva para el efecto operado. Grafiquemos la presente teoría con el siguiente
ejemplo:

Juan entrega a Pedro veinte cajas de fósforos mientras que Pedro entrega los fósforos con
un vaso de «querosene» a Luis quien decide incendiar la casa de Miguel. ¿Quién aportó
más en la realización del resultado? Si partimos del criterio de la preponderancia parece

7
que el responsable, aunque parezca ilógico, sería Juan porque aportó más: 20 cajas de
fósforos».

Se ha criticado a estas teorías por ser arbitrarias en la designación de sus criterios así
como por carecer de rigor científico (al no reconocer un método teórico determinado)
como lo señala GOLDENBERG:

En efecto, la imposibilidad de escindir materialmente un resultado, de suyo indivisible


para atribuir a una condición per se un poder causal decisivo, hace caer dichas
construcciones teóricas en un empirismo que las despoja de todo rigor científico».

3.4.teoría de la causa próxima


Esta teoría en el mal denominado (según la Teoría Clásica de la Responsabilidad Civil)
Sistema de Responsabilidad Civil contractual que de modo correcto es denominado por
nuestro Código Civil como «Sistema de Inejecución de Obligaciones», es asumida en el
artículo 1321 del Código Civil (aunque al respecto existan posiciones que discrepan).

La presente Teoría establece un criterio de temporalidad, por el que se considera que es


causa del resultado dañoso aquel hecho más próximo a su verificación. Tuvo la presente
teoría su origen en Inglaterra con el filósofo Francis Bacon a partir del desarrollo de lo
que denominó proximate cause (causa inmediata) a partir de la que se juzgaran las
acciones de los sujetos.

Consideramos que en un Sistema de Responsabilidad Civil Extracontractual no podría ser


tomada esta teoría porque podríamos llegar a resultados absurdos, como por ejemplo:
luan, Luis, Pedro y Miguel deciden matar a Marcos, ante ello Juan hace un hueco en el
jardín de un parque (por donde siempre camina Marcos), Luis coloca estacas en su fondo,
Pedro cubre el hueco con pasto y Miguel llama a Marcos para que pase por el hueco.
Marcos pasa y muere clavado en las estacas. ¿Quién es el responsable? De acuerdo a esta
teoría quien está más próximo al daño: Miguel. Esta solución es equívoca porque son tan
responsables Juan, Luis, Pedro y Miguel.

A fin de concluir el estudio de las denominadas «Teorías Individualizadoras» resta


realizar el estudio de la Teoría de la causa adecuada la que

Desarrollaremos posteriormente. Desarrollemos primero lo concerniente a la teoría


generalizadora.

8
4. teoría generalizadora

A diferencia de las teorías individualizadoras que persiguen determinar entre un conjunto


de hechos aquel hecho que consideran determinante del daño, esta teoría considera que
pueden existir muchas causas vinculadas a un mismo resultado dañoso.

4.1.Teoría de la conditio sine qua non.

Esta teoría parte de la premisa que para determinar la causa de un hecho dañoso debemos
tener presente el análisis de toda la cadena causal y no sólo de un segmento de ésta. Para
ello debemos efectuar la siguiente pregunta (a fin de determinar la participación del
suceso en la cadena causal) SÍ es que no se hubiese producido tal hecho el resultado no
se hubiese realizado, si la respuesta es afirmativa concluiremos que ese hecho es
importante y por ende es una «causa sin la cual no se hubiera producido el daño».

Consideramos que esta teoría puede llevamos a absurdos tales como el descrito en el
siguiente caso: una mujer (X) arroja una maceta a su marido (y). Ante ello surge la
siguiente interrogante: ¿Quiénes serían responsables del resultado dañoso de acuerdo al
criterio recogido por esta Teoría? Según esta teoría serían responsables: Quien hizo la
maceta, porque de no haberla hecho la mujer no hubiera podido tener dicha maceta para
ocasionar el daño; los padres de la mujer porque de no haberla procreado no se hubiese
producido el daño, etc. Así podemos llegar hasta una Responsabilidad Divina: porque de
no haberse creado el mundo no habría víctimas.

5. Causalidad Adecuada

La Teoría de la Causalidad Adecuada, asumida por el Sistema de Responsabilidad Civil


Extracontractual en el artículo 1985 de nuestro Código Civil de 1984, postula un criterio
de «razonabilidad» y «probabilidad» para la realización del análisis de las condiciones.
Para efectuar el presente análisis debe realizarse una apreciación de los hechos a partir de
la «regularidad de su ocurrencia», es decir, conforme con lo que acostumbra suceder en
la vida misma. En otros términos, se realiza un análisis de la acción entiéndase condición
teniendo ésta que ser idónea para producir el efecto en circunstancias generales, es por
ello que no puede ser utilizado el criterio de la causalidad adecuada en el estudio de
efectos anormales o particulares.

El método de análisis de la teoría de la causa adecuada es denominado método de la


prognosis póstuma» que es aquel consistente en determinar expost facto la posibilidad de

9
un resultado en función de las condiciones precedentes. En este método de análisis se
realiza un estudio de las condiciones intervinientes a partir de un proceso de abstracción
y generalización que dará relevancia a una de éstas elevándola a la categoría de causa del
evento, es decir, a ser considerada condición adecuada.

El método antes señalado se desenvuelve en dos etapas o saberes:

a) El saber relevante (ontológico) y;

b) El saber central, razonable o nomo lógico.

5.1.La etapa del saber relevante u ontológico.

En la etapa del saber relevante u ontológico se realiza un proceso de selección entre los
diversos hechos que intervienen (los cuales pueden ser hechos condicionantes,
ocasionales o irrelevantes) vinculados al daño a efecto de discernir entre ellos cuáles
merecen ser retenidos en el estudio del caso concreto.

Existe en Doctrina una discusión en torno al criterio a utilizar para determinar la


adecuación entre el obrar del agente y el efecto dañoso. Según el autor alemán Von
KRIES el «saber ontológico» está referido a los factores reales existentes al tiempo de
realizarse la acción que son conocidas por el sujeto, ilustrando el autor esta etapa mediante
el ejemplo de un sujeto que tira una piedra el aire, siendo el «conocimiento ontológico»
el hecho de que la piedra ha sido arrojada y caerá. Por otro lado RUMELIN va a sostener
que este proceso de selección de las condiciones debe comprender todas las condiciones
existentes en la realidad que pueden resultar relevantes en el análisis del caso aun cuando
no hayan sido conocidas por el agente, comprendiendo inclusive «aquellas circunstancias
de hecho sabidas a posteriori». Para THON el diagnóstico debe hacerse teniendo en
cuenta lo que era conocible no para un individuo dado, sino para el hombre común medio.
Finalmente GRISPIGNI establece que en el proceso de selección del saber ontológico
debe el juez considerar lo que el agente realmente conocía, aunque dicho saber fuera
superior al del hombre corriente.

Consideramos que en el saber ontológico se deben tomar en consideración aquellas


condiciones dinámicas, que facilitan la realización del evento, descartando así a las
condiciones estáticas que son circunstancias accidentales que no tienen implicancia en la
producción del daño. Este proceso de selección debe ser «en abstracto» esto es con
prescindencia de lo efectivamente sucedido, atendiendo a lo que usualmente ocurre. Por

10
ejemplo: «si un sujeto llama a otro por teléfono para hacerle una broma y le dice que su
madre ha sufrido un accidente produciéndose en éste un shock nervioso que le produce la
muerte»; debemos nosotros en el análisis determinar la relevancia de los hechos a partir
de una abstracción, la que determinará el siguiente criterio: «con una llamada telefónica
no se produce generalmente ese resultado: la muerte», por ende el hecho de llamar no es
relevante.

5.2.La etapa del saber central, razonable o nomológico.

En esta etapa es donde se realiza el proceso de abstracción y generalización, refiriéndose


ello, al análisis de las consecuencias que generalmente se verifican por la ocurrencia de
determinados hechos, lo que nos llevará también a tomar en consideración las
circunstancias de normalidad en que se desarrollan los acontecimientos. En esta etapa
vamos a establecer entre los hechos posibles de ocasionar un daño (determinados en la
etapa del saber ontológico) cuál es el hecho determinante del mismo en términos normales
o regulares

Una vez cubiertas estas dos etapas llegaremos a determinar cuál es el hecho que generó
el resultado dañoso.

Hasta el presente punto hemos desarrollado los postulados de la presente Teoría sin
realizarles crítica alguna, es por ello que antes de efectuar el análisis del siguiente
elemento de la responsabilidad consideramos oportuno desarrollar algunos temas
relacionados a la presente Teoría que han sido objeto de observaciones. Tal como
apreciamos, la aplicación de la presente Teoría ha reconocido un criterio más técnico para
la determinación de la causa del daño pero en algunos casos ha generado problemas en el
ámbito de la probanza.

Como se establece en el ámbito procesal «todo aquel que alegue un hecho debe probarlo»,
por ende es la víctima quien debe probar el daño y la relación causal. Actualmente se
presentan daños (en circunstancias no analizadas con anterioridad) producto de
innovaciones tecnológicas así como de la realización de nuevas actividades humanas. Ello
ha conllevado nuevos retos a los estudiosos de la Responsabilidad Civil a fin de que
determinen nuevas salidas para lograr una adecuada indemnización para la víctima, es así
que VASQUEZ FERREYRA nos indica lo siguiente:

Es que frente a la aparición de nuevos tipos de daños (v. gr. SIDA, daño ambiental, etc.)
muchas veces la difícil prueba de la relación causal lleva a que de hecho se frustre la

11
indemnización pretendida. Adviértase que en muchos casos, ni siquiera se puede recurrir
a la regla de la causalidad adecuada por cuanto tratándose de nuevos fenómenos dañinos.
No existe experiencia previa como para juzgar qué es lo que acostumbra suceder según
el curso natural y ordinario de las cosas».

Ante estos nuevos estudios se ha postulado la aplicación de dos teorías desarrolladas por
la autora francesa GENEVIEVE VINEY "la Teoría de la causalidad virtual" y la "Teoría
de la creación de un riesgo injustificado".

a) La Teoría de la causalidad virtual.

La presente Teoría ha sido muy utilizada en materia de responsabilidad civil médica.


Según sus lineamientos, se hace inicialmente responsable al médico de la perte d 'une
chancc (de survic, de guérison), por parte del paciente. En tales casos no existe una
conexión cierta y directa entre la conducta del médico y el daño sufrido por el paciente
(muerte, lesiones), pero sí consta que la acción y omisión del médico disminuyó las
posibilidades de sobrevivir o de curar por parte del paciente. Pues bien, sobre la base de
esta causalidad aleatoria, el médico se presume autor del daño: ahora bien, como la
causalidad con este daño final (muerte, lesiones) no consta, los tribunales se limitan a
indemnizar un daño abstracto que sustituye el daño concreto sufrido: el valor económico
de la probabilidad de vida o curación perdida.

Según VASQUEZ FERREYRA, esta Teoría tiene su origen en un fallo de la Corte de


Apelación de Grenoble del 24 de octubre de 1962. Así nos señala:

«El origen de esta teoría se remonta a un fallo de la Corte de Apelación de Grenoble del
24 de octubre de 1962. Los hechos fueron los siguientes: herida una persona en una
muñeca, hace unas radiografías de la mano, no descubriendo el médico ninguna fractura,
por Jo que dicha persona reanuda inmediatamente sus actividades normales. Sin embargo,
en el año 1959, al manejar un objeto pesado, sintió un fuerte dolor y el médico consultado
descubrió, al examinar las radiografías realizadas con motivo del primer accidente, que
en ellas se podía ver una fractura sin desplazamiento. Sin embargo, exculpó al colega
diciendo que el estado actual del herido debe ser considerado no como la evolución
normal e ineluctable de la herida de 1952 y menos aún el resultado del error de diagnóstico
y de falta de cuidados eventuales que de aquél resulta, sino más bien de un nuevo
accidente sobrevenido sobre una muñeca debilitada por el primer accidente. Por el
contrario, el accidentado sostenía que el error de diagnóstico le había privado de los

12
cuidados que normalmente son aplicados en tales casos y que si tales cuidados le hubieran
sido administrados, todo pemJite pensar que no se hubiera visto afectado por una
invalidez. El Tribunal de Grenoble adoptó una posición intermedia: si el diagnóstico
hubiera sido correcto, se hubiera practicado una inmovilización susceptible de producir
una consolidación de la fractura evitando así, en este caso, la formación de la
pseudoartrosis con la persistencia de la fragilidad de la muñeca. Y concluye: «la non
application du traitemen dont il s'agit due a l'erreur de diagnostic, a de tacan, certaine,
prové d'une chance de guérison, sur Jequelle ce blesse était nom1alment en droit de
compter». En tal caso el perjuicio cierto y directo causado al paciente está constituido por
la pérdida de una chance de curación. La Corte de Casación consagró esta noción de la
pérdida de la chance en la sentencia del 14 de diciembre de 1965. Entre los defensores de
esta Teoría se cita a TUNC, BOYER CHAMMARD-MONZAJN y DURRY Para TUNC,
cuando los tribunales aplican la Teoría de la pérdida de la posibilidad, estamos en
presencia de una culpa con una relación de causalidad cierta con un daño aleatorio, por
lo que se pregunta: ¿por qué, partiendo de ahí, no podrían los tribunales establecer una
indemnización cuando un daño cierto está en una relación aleatoria de causalidad con una
culpa anterior? En contra de la Tesis se alzaron entre otros CHABAS, LE TORNEAU,
MEMETEAUMELENNEC, PENNEAU y SAVATIER...

Según lo establece JORDANA FRAGA nos encontramos ante un artificio judicial que
responde a la repetida orientación protectora del paciente: no se puede condenar al entero
importe del daño padecido porque la relación causal con la conducta del facultativo no
consta suficientemente, pero tampoco parece justo dejar al paciente sin indemnización
alguna; por ello se opta por una vía intermedia: indemnizar, sí, pero parcialmente.

FRANCOIS CHABAS, uno de los principales críticos de la presente Teoría, establece


que la jurisprudencia francesa está confundiendo el problema del daño (pérdida de la
chance) con el problema de la relación de causalidad. Para sustentar su posición postula
el siguiente ejemplo:

Supongamos a un enfermo muy grave, el cual está en peligro de muerte. Una negligencia
cierta, probada, del médico hace perder toda posibilidad de curación. El paciente fallece,
pero, por hipótesis, la causa de la muerte queda en el misterio. Los peritos no llegan a un
resultado. Nunca se sabrá si la causa exacta de la muerte proviene de la culpa médica,
porque esta causa hubiera podido ser natural...».

13
Si bien es óptimo que el enfoque indemniza torio sea desde la perspectiva de la víctima
consideramos que todos los elementos de la Responsabilidad Civil, a fin de permitir la
indemnización de un determinado daño, deben verificarse teniendo que realizarse su
estudio de forma independiente. Por ende no podemos confundir, en el ámbito probatorio,
el análisis del daño y el de la relación causal.

b) La Teoría de la creación injustificada de un riesgo.-


De acuerdo a la presente Teoría, siguiendo a la autora francesa VINEY, es frecuente que
una persona voluntariamente o por negligencia genere una situación objetivamente
peligrosa y que en estas condiciones un tercero sufra un daño que aparece como la
realización normal y previsible del riesgo creado por su culpa en gran número de los
presentes casos es posible sólo Tal como lo habíamos indicado al analizar la constatar
que el resultado dañoso hubiese tenido menos Teoría de la causalidad virtual,
consideramos que todo probabilidades de producirse en la medida que no se supuesto de
Responsabilidad Civil debe implicar la hubiese verificado la ocurrencia del hecho culposo
que constatación de la ocurrencia de todos sus elementos: generó el peligro. Es esta
probabilidad o previsibilidad la antijuridicidad, el daño, la relación causal y la objetiva la
que servirá para dar contenido a la existencia de un factor atributivo. El análisis de estas
indemnizaciones, la que debe ser integral. Según la autora debe realizarse de forma
independiente lo que conlleva francesa entre algunos de los ejemplos que podemos la
probanza diferenciada de los mismos. Si bien es cierto citar tenemos:

a) los daños ocurridos como consecuencia es difícil cumplir con la exigencia


probatoria en algunos de la circulación de vehículos,
b) los daños ocurridos en caso de accidentes producidos por una persona a la cual
una cosa ha sido confiada o dejada en condiciones peligrosas y
c) aquellos peso daños causados por una persona sometida a la vigilancia de otra

JORDANA FRAGA a propósito de la presente Teoría nos indica lo siguiente:

«... más modernamente existe una orientación jurisprudencial que, superando la Doctrina
de la pérdida probabilidad, llega más lejos en la realiza un estudio del juicio de libre
valoración del nexo causal y consiguiente inversión de la carga probatoria del paciente:
el médico responde del daño sufrido por el paciente en el curso del tratamiento cuando
aquel daño ha sido precedido de la (création d 'un risque injustifié) por el facultativo.
Sobre esta base se presume el nexo causal entre el daño y la conducta del médico (que no

14
consta en modo directo y cierto) y se condena a éste a la reparación integral del perjuicio
sufrido».

Por otra parte 1BUERES considera lo siguiente:

La solución es tan imprecisa como la anterior. Nos preguntamos: ¿qué es el peligro o


riesgo injustificado, inherente a una culpa cometida en el diagnóstico, prescripción
médica o cuidados? Hay aquí, En como en el caso anteriormente examinado (se refiere al
de la causalidad virtual) una fusión errónea entre causalidad y culpabilidad. Insistimos
con nuestro criterio: si hay causalidad entre el hecho y la muerte o el desmejoramiento de
la salud y hay culpa (exhumada de ese denominado riesgo injustificado o de otras
circunstancias) existiría responsabilidad integral. De lo contrario no la hay.

Tal como lo habíamos indicado al analizar la constatar que el resultado dañoso hubiese
tenido menos «Teoría de la causalidad virtual», consideramos que todo supuesto de
Responsabilidad Civil debe implicar la constatación de la ocurrencia de todos sus
elementos: la antijuridicidad, el daño, la relación causal y la existencia de un factor
atributivo. El análisis de estos debe realizarse de forma independiente lo que conlleva a
la probanza diferenciada de los mismos. Si bien es cierto es difícil cumplir con la
exigencia probatoria en algunos supuestos ello no debe llevarnos a confundir los
elementos de juicio que tenemos, puesto que de presentarse tal confusión puede generarse
un traslado equívoco del peso económico de la prestación, indemnizatoria a un sujeto que
no participa de la relación causal, lo que no sería más que una salida daño y el de la
irracional e injusta ajena de toda solución jurídica.

Si bien nuestro interés a partir de la indemnización es lograr la satisfacción de los intereses


de las víctimas de manera integral lo que llevaría a algunos sujetos a postular, en estos
casos, la aplicación de las teorías antes señaladas, consideramos que no podemos trasladar
el costo económico del daño redistribuir de forma eficiente trasladando el costo a quien
se encuentra en una mejor posición para afrontarlo, según los teóricos del análisis
económico del derecho) a un sujeto que no ha intervenido en la relación causal. El reto
consiste en reformular los criterios de la Teoría de la causa adecuada.

Así hemos cubierto el ámbito de la relación casual que consideramos importante para
efectos de determinar cuándo nos encontraremos ante un «supuesto de responsabilidad

1
Ver: BUERES. Alberto. Responsabilidad medica. 2da.ed., Vol.!. Hammurabi, !994.

15
material» determinando el hecho que ocasionó el daño (y en consecuencia al causante) y
los daños indemnizables (que de acuerdo al Código Civil pueden ser daños inmediatos,
mediatos y directos).

Antes de concluir consideramos pertinente mencionar que existen supuestos de «ruptura


del nexo causal», regulados en el artículo 1972 del Código Civil.

6. Supuestos de ruptura de nexo causal

Supuestos de ruptura de nexo causal Los supuestos de ruptura del nexo causal se
encuentran regulados en el artículo 1972 del Código Civil de 1984, que establece lo
siguiente:

En los casos del artículo 1970 el autor no está obligado a la reparación cuando el daño
fue consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de hecho determinante de un tercero o
de la imprudencia de quien padece el daño.

Tal como se puede apreciar de un análisis literal del artículo, el Código considera que
sólo será de aplicación para los supuestos del artículo 1970 los casos de ruptura del nexo
causal, lo que a nuestro entender resulta equívoco puesto que al encontrarnos en el análisis
material de la responsabilidad civil (tercer elemento: relación causal) no podemos
restringir éstos a un criterio de imputación de responsabilidad en especial. Así
consideramos que el presente artículo debe ser Jorge Alberto Beltrán Pacheco aplicado
tanto para los supuestos del artículo 1969 como los del artículo 1970 del Código Civil e
incluso para los supuestos de inejecución de obligaciones.

La ruptura del nexo causal es aquel supuesto que determina el «quiebre» del nexo
existente entre el inicialmente considerado como hecho determinante del daño y el daño
ocasionado, no significando ello la inexistencia de una relación casual, dado que lo que
se ha producido es una alteración de la misma lo que implica que el hecho determinante
del daño es otro, pudiendo ser: un caso fortuito (acto de Dios: naturaleza), una fuerza
mayor (acto del príncipe o del hombre), un hecho determinante de un tercero o un hecho
determinante de la víctima como lo sostiene el proyecto de reforma del Código Civil del
Sábado 7 de enero de 1995. Consideramos óptima esta variación dado que el tema de
imprudencia de la víctima nos lleva a un ámbito subjetivo que produce un círculo vicioso
en el análisis de los supuestos riesgosos puesto que el mismo discurrirá en dos campos:
objetivo subjetivo.

16
Debemos resaltar que la ruptura del nexo no se verificará en un supuesto ultra riesgoso
dado que al ser el grado de potencialidad muy elevado no podemos alegarla puesto que
el costo asumido por la sociedad en estos supuestos está constituido tanto por eventos
ordinarios como extraordinarios como lo son, en este último caso, aquellos que generan
una ruptura del nexo causal.

17
7. Conclusiones
 La constatación de un nexo de causalidad adecuada constituye un requisito
inexcusable para poder imputar responsabilidad a una persona y para poder fijar
la medida de esa responsabilidad. Y se trata de un requisito inexcusable a todo lo
ancho y a todo lo largo de la responsabilidad civil, lo que quiere decir que no
existe supuesto alguno de responsabilidad en que quepa predicar la existencia de
un daño indemnizable, si el mismo no guarda relación de causalidad adecuada con
alguna conducta o esfera de garantía del responsable, ni temática de
responsabilidad en la que no quepa exigir el recaudo.
 en las responsabilidades objetivas, como la fundada en la obligación de seguridad,
en la obligación de garantía o en el riesgo creado, no se requiere la prueba de la
culpa del agente, pero sí inexcusablemente, la de la contribución causal adecuada
de su actuación, sea activa o pasiva. Jurídicamente la teoría de la causalidad no es
una pura teoría científica de la causalidad, sino una teoría de la responsabilidad o
de la causalidad relevante desde el punto de vista jurídico.
 Es común opinión en los ordenamientos jurídicos de tradición romano-germánica
que la "relación de causalidad" entre la conducta (comportamiento, situación o
estado) del demandado y el evento dañoso, es un elemento o requisito
imprescindible del Derecho de la Responsabilidad Civil y, por consiguiente, una
condición esencial para que nazca la obligación de resarcir. Será, quizá, porque el
sentido común se niega a admitir la existencia de un daño que deba ser soportado
por quien no ha contribuido de alguna manera a su realización.

A su vez, una pléyade de circunstancias hacen que el nexo causal se erija, tanto desde el
punto de vista teórico como del práctico, en el presupuesto más problemático de la
responsabilidad civil.

Sin embargo, la distinción entre "causalidad" e "imputación objetiva" resurgida en los


últimos años, de gran predicamento en el Derecho Penal, viene aportando un halo de aire
fresco a nuestra materia que no podemos soslayar. Es que el Derecho no puede sino partir
del concepto de causalidad propio de las Ciencias Naturales. No hay un concepto jurídico
de causalidad, sencillamente no existe.

Así, una vez disociada la causalidad de la imputación, la indagación tiene dos fases; en la
primera, la fijación del nexo causal tiene carácter indefectiblemente fáctico; libre de
valoraciones jurídicas y, por lo general, se realiza según el criterio de la equivalencia de

18
condiciones. Esta primera etapa constituye un límite mínimo, aunque no excluyente, del
juicio de perquisición causal; pues en algunos casos, aun comprobado que la conducta del
encartado fue una de las causas físicas del menoscabo, no cabe imputárselo jurídicamente
o, viceversa, supuestos en que se imputa el daño al demandado, a pesar de que su accionar
no fue condición necesaria para su producción.

 La secuencia (evento dañoso - responsabilidad - obligación de resarcir) se


presenta como una verdadera aporía; puesto que el juicio de responsabilidades, al
mismo tiempo, condición de la relevancia jurídica del evento dañoso y
presupuesto para su conexión con un determinado sujeto responsable, o sea que
podemos decir que un sujeto ha causado un daño solo después de haber decidido
que es responsable"

19
8. bibliografía

Alberto., B. (s.f.). Responsabilidad civil de los médico. 2da.ed., Vol.!. Hammurabi, !994. 2da.ed.,
Vol.!. Hammurabi, !994. .

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derecho y sociedad.

Roberto., V. F. (1982). La prueba de la relación causal en la responsabilidad civil . editorial, llJS


ET VERITAS N" 14.

20
UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

“Año de la Universalización de la Salud”

MONOGRAFÍA

CAUSALIDAD
“LAS FUNCIONES DEL NEXO CAUSAL”

Asignatura:

RESPONSABILIDAD CIVIL

Docente:

Dr. Henry Garcia Garcia

Alumnas:

• Inmaculada Huahuasuri Atausinchi


• Ivette Eliana Holguino Rivas

Cusco-Perú

2020

INTRODUCCIÓN
La responsabilidad civil resulta ser un tema no solo muy interesante, sino también,
complejo, toda vez que para su comprensión merece un análisis de todos los elementos
que conforman esta figura, partiendo de ello, podemos decir que el elemento
fundamental dentro del campo de la responsabilidad civil, es la existencia del daño, por
ser aquel elemento que produce la reacción del derecho y el funcionamiento de nuestro
sistema jurídico para la protección de los bienes jurídicos que puedan verse afectados. Es
por ello que, para que el daño sea resarcible, tiene que cumplirse los demás elementos de
la responsabilidad civil, tales como la imputabilidad, la antijuricidad, el daño, el nexo
causal y el factor de atribución.

Dentro de los elementos que estructuran la responsabilidad civil se encuentra la relación


de causalidad. Este requisito tiene una función doble: indica “quién” es el autor o
responsable del daño y, establece “hasta dónde” corresponde resarcir el daño causado.

La Causalidad forma parte de la mente humana ya que al buscar relaciones entre las cosas
y particularmente entre acciones y sus consecuencias como modo de entender el mundo
y adaptarse al mismo. Ya figura en el aprendizaje del niño, incluso así como la repetición
y corresponderá al juez seleccionar entre esta innumerable serie de hechos para establecer
cuál de ellos tiene la calidad de causa del daño. Esta tarea no es fácil, situación que se
puede apreciar en el surgimiento de un innumerable conjunto de teorías que pretenden
establecer a cuál de todas las condiciones se debería otorgar el rango de causa

Tanto desde el punto de vista teórico como del práctico, la relación de causalidad es, sin
duda, el presupuesto más problemático y, quizá, menos tratado del Derecho de la
Responsabilidad Civil.

Es enrevesada, difícil, compleja, tormentosa, insoluble, angustiosa, multiforme,


enigmática y ambigua, son algunas de las características con que, comúnmente, se señalan
las cualidades atribuidas a la causalidad.
ÍNDICE

CAPÍTULO I: LAS FUNCIONES DEL NEXO CAUSAL EN LA


RESPONSABILIDAD CIVIL.

1.1. NOCIONES PREVIAS:


1.1.1. La Responsabilidad Civil
1.1.2. La Responsabilidad Civil Contractual y Extracontractual
1.1.3. Elementos de la Responsabilidad CivilLa Acción
a) La Antijuricidad
b) La Imputabilidad o los factores de atribución de la
Responsabilidad
c) El Daño
d) La relación de Causalidad
1.2. CAUSALIDAD Y CULPABILIDAD
1.2. TEORÍAS DE LA CAUSALIDAD
a) Teorías individualizadoras
❖ Teoría de la causa eficiente
❖ Teoría de la causa preponderante
❖ La teoría de la causa próxima
a) Teoría Generalizadora
b) Teoría de la conditio sine qua non
1.3. IMPORTANCIA DEL NEXO CAUSAL EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
1.4. SUPUESTO DE RUPTURA DEL NEXO CAUSAL
1.5. DERECHO COMPARADO SOBRE LA CAUSALIDAD EN LA
RESPONSABILIDAD CIVIL:
1.5.1. ESPAÑA
1.5.2. COLOMBIA
1.5.3. ARGENTINA

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO I

LAS FUNCIONES DEL NEXO CAUSAL EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL.

1.6. NOCIONES PREVIAS:


1.2.1. La Responsabilidad Civil: Sabemos que el concepto "responsabilidad", que
etimológicamente proviene de la expresión latina "respondere", significaría
sencillamente "estar obligado". Sin embargo, en el ámbito jurídico se ha
ampliado el contenido del concepto al punto de haber rebasado notablemente
aquella originaria concepción latina, entendiéndose actualmente que en
sentido jurídico "responder" significa atender patrimonialmente a un
requerimiento formulado.
En efecto, se habla de responder civilmente cuando el derecho le formula a
un sujeto un requerimiento de índole patrimonial; y se dice también que es el
perjuicio jurídico que experimenta el infractor a consecuencia de su obrar
antijurídico. (SANTOS BRIZ, 1977)

En el Derecho Romano la responsabilidad aparecía casi siempre ligada a la


idea de culpa, que había surgido aplicada al delito de daño injustamente
causado (damnum iniuria data), y fue posteriormente trasladada a la órbita
contractual para caracterizar la conducta del deudor que no cumplía la
obligación debida, por un actuar negligente.

Hoy, en sentido lato, se puede definir la responsabilidad como el conjunto de


obligaciones que devienen como consecuencia de una conducta, activa o
pasiva, que trasgreda el ordenamiento jurídico; es decir, aludiendo
fundamentalmente a la relación por la cual el derecho impone a un sujeto la
obligación de resarcir el daño causado a otro.
1.2.2. La Responsabilidad Civil Contractual y Extracontractual: La
responsabilidad civil contractual y extra contractual. Ambos son aspectos de
un mismo sistema jurídico; ambas responsabilidades, presentan aspectos
comunes y diferencias específicas, ambas se reflejan en una indemnización
por los daños y perjuicios ocasionados. Para algunos doctrinarios y juristas,
ello justifica una regulación legal diferenciada; para otros, se debería apuntar
a la unidad, como es el caso del jurista peruano Juan Espinoza Espinoza, que
los define de la siguiente forma:

a) Responsabilidad Civil Contractual: Proviene de la inejecución de un


contrato. Cuando el daño es consecuencia del incumplimiento de una
obligación voluntaria se habla en términos doctrinarios de
responsabilidad civil contractual, y dentro de la terminología utilizada
por el Código Civil Peruano, de la responsabilidad derivada de la
inejecución de obligaciones.
b) Responsabilidad Civil Extracontractual: Cuando el daño se produce
sin que exista relación jurídica previa entre las partes o no es resultado
del incumplimiento de una obligación, sino simplemente del deber
jurídico genérico de no causar a otro, estamos frente a la
responsabilidad civil extracontractual. (ESPINOZA ESPINOZA)

1.2.3. Elementos de la Responsabilidad Civil: La responsabilidad civil o el


fenómeno de la reparación de los daños causados debe ser analizado y
estudiado como un sistema único que exige para su nacimiento la reunión
de determinados elementos. (MESSINA DE ESTRELLA GUTIÉRREZ,
1990).
En la doctrina no existe absoluta coincidencia respecto del número e índole
de los elementos necesarios para que exista responsabilidad civil, y
habitualmente se mencionan como tales sólo tres requisitos: El perjuicio o
daño causado, la imputabilidad (pues sólo quien por su culpa o dolo
ocasiona el daño está obligado a repararlo) y la existencia de una relación
de causalidad entre la culpa y el daño.

Expresa por su parte, Félix A. TRIGO REPRESAS que la tendencia


dominante en la materia considera que son sólo cuatro los elementos: un
hecho que infringe un deber jurídico de conducta impuesto por el
ordenamiento jurídico (antijurididad o ilicitud); que además provoca un
daño a otro; la relación de causalidad entre aquel hecho y el daño; y un factor
de atribución de la responsabilidad que el ordenamiento estima suficiente
para sindicar o señalar a quien o quienes considere como responsables.
(TRIGO REPRESAS, 2005)
Entre los presupuestos, o también llamados elementos, más destacados de
la Responsabilidad Civil, encontramos los siguientes:
e) La Acción: la acción humana (en un sentido bastante amplio, como
a posteriori se verá) es el primer requisito para el nacimiento de la
responsabilidad. No puede dejar de señalarse que la estructura de la
actividad (conducta o comportamiento) del ser humano y su
evaluación en el plano jurídico ha sido uno de los capítulos más
complejos y debatidos en el derecho.
f) La Antijuricidad: La antijuridicidad es la relación de contradicción
que existe entre la conducta humana y el ordenamiento jurídico. Es
necesario, para que la acción a la que aludíamos en el apartado
anterior, genere responsabilidad, que la misma sea antijurídica.
Este concepto es fácil de comprender: en principio es lo contrario a
la ley: aparece como una violación al derecho comprensiva tanto de
actos positivos o de comisión, cuanto de actos negativos o de
omisión.
g) La Imputabilidad o los factores de atribución de la
Responsabilidad: Se entiende por imputar, atribuir a una persona
un delito o una acción u omisión contrarias a la Ley, con el objeto
de hacer a aquella responsable de las consecuencias (si se dan
generalmente otras condiciones).
Nos referimos a la imputabilidad como elemento de la
responsabilidad, es decir omnicomprensiva tanto de la culpa cuanto
del dolo; o según la definición de Florián “la determinación de la
condición mínima necesaria para que un hecho pueda ser referido y
atribuido a alguien como autor del mismo a objeto de que deba
soportar sus consecuencias”, esto es, una atribución a los fines de la
punibilidad. (MOSSET ITURRASPE J. &., 2003)
h) El Daño: Puede ser entendido en sentido amplio o en sentido
restringido: En un sentido amplio sería toda lesión de cualquier
índole a un derecho subjetivo; en sentido restringido el daño es todo
menoscabo o desmedro patrimonial que un sujeto sufre.
Se enuncian como requisitos para la resarcibilidad del daño: a) Que
el daño sea cierto y no eventual; b) Que sea subsistente al tiempo de
su computación; c) Que sea personal del damnificado; d) Que el
quebranto patrimonial incida en un interés legítimo del damnificado;
e) Que esté en conexión causal jurídicamente relevante con el acto
ilícito. (LLAMBÍAS, 1991)
i) La relación de Causalidad: Es el nexo de unión que
necesariamente debe existir entre la acción y el daño producido. Es
decir, que entre este resultado dañoso, y aquel hecho imputable debe
existir una relación causa-efecto o, en otras palabras, ha de probarse
que el daño proviene a consecuencia de la acción.
Éste es un elemento objetivo que alude a una vinculación exterior
entre la conducta del sujeto y el daño, y que se halla especialmente
requerido por la ley civil al disponer el art. 906 que “en ningún caso
son imputables las consecuencias remotas, que no tienen con el
hecho ilícito nexo adecuado de causalidad”. Es decir, como enseña
MACHADO, son imputables las consecuencias causales de los
hechos reprobados por las leyes, cuando la causalidad de ellas ha
sido perjudicial por causa del hecho.
La relación de causalidad refiere entonces a la vinculación que debe
existir entre un hecho y el daño, para que el autor de ese
comportamiento deba indemnizar el perjuicio: El hecho debe ser el
antecedente, la causa del daño, y, por tanto, el detrimento o
menoscabo aparece como el efecto o la consecuencia de ese obrar.
(MOSSET ITURRASPE J. , 1993)

1.3. CAUSALIDAD Y CULPABILIDAD: Producido el daño o constatada su


materialidad para que el mismo tenga efecto jurídico es necesario determinar si existe
un causante a quien se pueda atribuir posteriormente la calidad de autor. Causante es
el sujeto que realizo una acción u omitió actuar cuando estaba obligado y con ello
finalmente produjo o desencadeno el resultado dañoso. Este resultado configura un
cambio en el mundo exterior o la falta del cambio que era esperado y mandado por
el derecho, esto es, constituyen la afectación del bien jurídico.
La conducta o acción causante del resultado se vincula entre su a través de una
relación o nexo causal en virtud del cual se habla de relación de causalidad en el
derecho de daños o responsabilidad civil. Es en razón a esta relación de causalidad
que se dice que el resultado adquiere la calidad de efecto de la acción, a la vez que la
acción adquiere la calidad de causa de este. Mediante esta relación de causalidad se
discrimina a las acciones o personas que a pesar de haber tenido alguna participación
en la producción del daño no resultan vinculadas jurídicamente, precisamente porque
no existe una relación de causalidad entre su acción específica y el resultado dañoso
producido.
La relación de causalidad ha experimentado un proceso de evolución considerable
inicialmente estuvo relacionada estrechamente con el concepto de naturalista de la
acción que imperaba en las postrimerías del siglo XIX. En la actualidad ha
experimentado una orientación normativa, a partir de la cual sus conceptos
contenidos y estructura se determinan en función de criterios jurídicos. (Castro, 1972)

1.7. TEORÍAS DE LA CAUSALIDAD: Según sostiene el autor argentino ISIDORO


GOLDENBERG, tenemos dos grandes grupos de teorías: a) Teorías
individualizadoras: las teorías que buscan individualizar la causa del daño y b)
Teorías generalizadoras: las teorías que generalizan la causa. Desarrollemos con
mayor detenimiento las teorías existentes.
c) Teorías individualizadoras: Son aquellas que persiguen individualizar entre un
conjunto de hechos posibles de ser considerados determinantes del daño cuál es
aquel que lo generó. Dentro de estas teorías tenemos a la teoría de la causa
eficiente, la teoría de la causa preponderante, la teoría de la causa próxima y la
teoría de la causa adecuada.
❖ Teoría de la causa eficiente: Reconoce un criterio de eficiencia (causa
efficiens) a partir de un análisis Cualitativo de los hechos intervinientes en
el resultado dañoso (Qualitatentheorie). La presente teoría tiene presente
la eficacia de los supuestos fácticos, lo que implica considerar su calidad
intrínseca en el proceso causal según el curso normal de los sucesos. Entre
los seguidores de esta teoría tenemos a los autores alemanes MAYER,
KOHLER, entre otros.
❖ Teoría de la causa preponderante: Esta teoría toma un criterio
cualitativo para establecer cuál es el hecho determinante del daño,
estableciéndose que será tal aquel que en mayor medida haya contribuido
a la producción del resultado dañoso, según lo indica VON
BIRKEMEYER. En otros términos, la presente Teoría (también conocida
como Teoría de la preponderancia o prevalencia causal) estima que debe
reputarse como causa a aquella condición que rompe el equilibrio entre los
factores favorables y adversos a la producción del daño, es decir, será
considerado causa a aquel acto que por su mayor peso o gravitación
imprima la dirección decisiva para el efecto operado.
❖ La teoría de la causa próxima: Esta teoría en el mal denominado (según
la Teoría Clásica de la Responsabilidad Civil) Sistema de Responsabilidad
Civil contractual que de modo correcto es denominado por nuestro Código
Civil como Sistema de Inejecución de Obligaciones, es asumida en el
artículo 1321 del Código Civil (aunque al respecto existan posiciones que
discrepan).
La presente Teoría establece un criterio de temporalidad, por el que se
considera que es causa del resultado dañoso aquel hecho más próximo a
su verificación. Tuvo la presente teoría su origen en Inglaterra con el
filósofo Francis Bacon a partir del desarrollo de lo que denominó
proximate cause (causa inmediata) a partir de la que se juzgaran las
acciones de los sujetos.
d) Teoría Generalizadora: A diferencia de las teorías individualizadoras que
persiguen determinar entre un conjunto de hechos aquel hecho que consideran
determinante del daño, esta teoría considera que pueden existir muchas causas
vinculadas a un mismo resultado dañoso.
• Teoría de la conditio sine qua non: Esta teoría parte de la premisa que
para determinar la causa de un hecho dañoso debemos tener presente el
análisis de toda la cadena causal y no sólo de un segmento de ésta. Para
ello debemos efectuar la siguiente pregunta (a fin de determinar la
participación del suceso en la cadena causal) sí es que no se hubiese
producido tal hecho el resultado no se hubiese realizado, si la respuesta es
afirmativa concluiremos que ese hecho es importante y por ende es una
causa sin la cual no se hubiera producido el daño. (BELTRÁN
PACHECO, 2017, pág. 262)
1.8. IMPORTANCIA DEL NEXO CAUSAL EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL:
Siguiendo a CALABRESI, El sistema de responsabilidad se organiza para minimizar
los costos de los accidentes, para ellos es importante analizar 3 aspectos de la
Responsabilidad Civil, que son los siguientes:
a) La primera es reducir el número y gravedad de los accidentes, se debe
desincentivar aquellas actividades potencialmente dañinas que imponen a la
sociedad costos superiores a los beneficios que generan. La idea es que no
todo accidente debe ser evitado, pues ciertas actividades generan beneficios
deseables que superan el costo social que dichas actividades imponen a los
demás.
b) En segundo lugar, el sistema de responsabilidad puede tener como fin
compensar a las víctimas. Pero esta compensación sólo tiene socialmente
sentido si aquél llamado a compensar está en mejor situación que la víctima
para enfrentar el costo del daño. Esto se logra, como ya vimos, a través de
dos mecanismos. Uno es difundir socialmente el costo del daño.

Para ello responde por el daño aquél que está en mejor situación para
trasladar el costo al resto de la sociedad. En este sentido, y por la simple
aplicación de la ley económica de los rendimientos decrecientes, es
preferible que mil paguen uno a que uno pague mil. El sufrimiento social se
minimiza haciendo que muchos soporten el costo económico del daño en
lugar que sea sólo uno. Esta difusión social del costo se logra a través del
sistema de seguros o del sistema de precios.

El segundo mecanismo es buscar aquella parte cuya solvencia económica le


permita soportar el daño con menor sacrificio. En otras palabras, que pague
el que más tiene. Esta teoría, conocida en el sistema norteamericano como
el deep pocket (bolsillo profundo), se basa, en la misma razón que justifica
la difusión social del daño. Dentro de la ley de rendimientos decrecientes,
el que tiene un millón «sufrirá» menos pagando mil que el que tiene sólo
mil sufrirá por pagar esos mil.
c) Finalmente, una tercera función es reducir los costos administrativos
del propio sistema de responsabilidad civil. Trasladar el costo de un
accidente de la víctima al responsable implica incurrir en nuevos costos:
manejar un sistema judicial que decida y ordene quién debe responder es de
por sí costoso. No tiene sentido desarrollar un sistema de responsabilidad
civil cuyo costo de implementación sea superior a los beneficios que genera
al resto de la sociedad. Dentro de la idea de costos administrativos no sólo
debe considerarse el costo del manejo operativo del sistema, sino los costos
que un sistema administrativo ineficiente impone a las partes. Así, por
ejemplo, un sistema que tiende al error, impone un costo por cada error que
cometa por sus propias deficiencias. (CALABRESI, 2010)

Cabe preguntarse ahora qué tiene que ver la causalidad con estos aspectos de la
Responsabilidad Civil. Tal como se aprecia en el artículo 1985 nuestro Código Civil
se acoge a la teoría de la causalidad adecuada. Como señala DE TRAZEGNIES, esta
terminología fue desarrollada por J. VON KRIES, partiendo de la idea que la
causalidad debía determinarse en base a una observación empírica para determinar si
se trata de aquella causa que normalmente produce el resultado dado. No se trata,
pues, de cualquier causa.
En general cualquier accidente ha sido ocasionado por una madeja de causas
imposible de desenmarañar. En un accidente de automovilismo, se puede encontrar
una relación de causalidad, en sentido amplio, entre el acto de los padres del chofer
de haberlo concebido y el daño. Si el chofer no hubiese nacido el daño no se hubiese
producido. Pero jurídicamente esto no nos interesa. La concepción del chofer por sus
padres no es una causa adecuada del accidente. (DE TRAZEGNIES, 2009)

Dentro de esta línea, CALABRESI define lo que él llama el nexo causal. Este se da
cuando, entre un acto o actividad y un daño, encontramos que la recurrencia del acto
o actividad incrementa la posibilidad de que el daño ocurra.

Si analizamos la reducción de los costos secundarios como única función de la


responsabilidad civil (es decir si el punto es desarrollar mecanismos para compensar
a la víctima), no existe razón atendible para establecer una relación de causalidad
adecuada entre un hecho y el daño. No necesariamente el que causó el daño de
acuerdo con el artículo 1985 está en mejor posición para distribuir socialmente el
costo del accidente ni tiene mayores recursos que la víctima. Que la actividad
incremente las posibilidades de que el riesgo se dé no quiere decir nada respecto de
la habilidad del causante (o de la víctima) para difundir el costo social ni respecto a
su solvencia económica.

Claro que, como sugiere CALABRESI, uno puede plantear el problema de la


causalidad adecuada de una manera diferente. La pregunta podría ser si al poner la
responsabilidad en una de las partes va a incrementar las posibilidades idea de que
pueda en el futuro (a través de la contratación de un seguro, por ejemplo) distribuir
las pérdidas. Este concepto de causalidad (es causante el que más fácilmente se puede
asegurar) obviamente creará incentivos para favorecer a una mejor distribución del
costo. Pero esta idea de la causalidad no es la reflejada bajo la idea de causalidad
adecuada ni puede argumentarse que sea la que acoge nuestro Código Civil.

Tampoco se puede establecer claramente la relación entre la reducción de los costos


administrativos del uso del sistema de responsabilidad civil y la idea de causalidad
adecuada. Por el contrario, quizás es menos costoso atribuir responsabilidad a través
de un simple sorteo o haciendo responsable a la primera persona que pase por la calle.
De hecho, probar la relación causal puede ser excesivamente oneroso en varias
circunstancias. Como veremos más adelante, son precisamente los costos
administrativos de prueba de la relación causal en supuestos en que existe un largo
período de tiempo entre el desarrollo de la actividad y el daño lo que justifica cambiar
la idea de causalidad adecuada por la de causalidad probabilística.

1.9. SUPUESTO DE RUPTURA DEL NEXO CAUSAL: Los supuestos de ruptura del
nexo causal se encuentran regulados en el artículo 1972 del Código Civil de 1984,
que establece lo siguiente: “En los casos del artículo 1970 el autor no está obligado
a la reparación cuando el daño fue consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de
hecho, determinante de un tercero o de la imprudencia de quien padece el daño”.

Tal como se puede apreciar de un análisis literal del artículo, el Código considera que
sólo será de aplicación para los supuestos del artículo 1970 los casos de «ruptura del
nexo causal», lo que a nuestro entender resulta equívoco puesto que al encontrarnos
en el análisis material de la responsabilidad civil (tercer elemento: relación causal)
no podemos restringir éstos a un criterio de imputación de responsabilidad en
especial. Así consideramos que el presente artículo debe ser aplicado tanto para los
supuestos del artículo 1969 como los del artículo 1970 del Código Civil e incluso
para los supuestos de inejecución de obligaciones.

La ruptura del nexo causal es aquel supuesto que determina el quiebre del nexo
existente entre el inicialmente considerado como hecho determinante del daño y el
daño ocasionado, no significando ello la inexistencia de una relación casual, dado
que lo que se ha producido es una alteración de la misma lo que implica que el hecho
determinante del daño es otro, pudiendo ser: un caso fortuito (acto de Dios:
naturaleza), una fuerza mayor (acto del príncipe o del hombre), un hecho
determinante de un tercero o un hecho determinante de la víctima como lo sostiene
el proyecto de reforma del Código Civil del Sábado 7 de enero de 1995.
Consideramos óptima esta variación dado que el tema de imprudencia de la víctima
nos lleva a un ámbito subjetivo que produce un círculo vicioso en el análisis de los
supuestos riesgosos puesto que el mismo discurrirá en dos campos: objetivo
subjetivo. (BELTRÁN PACHECO, 2017)

1.10. DERECHO COMPARADO SOBRE LA CAUSALIDAD EN LA


RESPONSABILIDAD CIVIL:
1.10.1. ESPAÑA: En España, uno de los instrumentos utilizados para facilitar la prueba
del nexo causal a la víctima de un daño a consecuencia de una actividad médica,
es el denominado “resultado desproporcionado”, que opera cuando en la
intervención médica se materializa un riesgo extraño o no habitual, entonces se
levanta una sospecha sobre la corrección del actuar del galeno, correspondiendo
a éste justificar qué ha pasado, presumiéndose no sólo la culpa sino también el
nexo causal.
Así, en el caso de un paciente que se sometió a una intervención quirúrgica de
hemorroides sangrantes y fisura anal que dejó como secuela incontinencia anal
parcial, el Tribunal Supremo entendió aplicable la doctrina del daño
desproporcionado y condenó al médico, que debió haber probado que la causa de
la secuela fue ajena a la intervención quirúrgica.

La calificación de “desproporcionado” conduce en este caso a presumir que el


daño se debió precisamente a la actuación del médico y que ésta fue negligente.
Entre los fundamentos de la sentencia expedida el 31 de enero de 2003, se expuso:
“…el profesional médico debe responder de un resultado desproporcionado, del
que se desprende la culpabilidad del mismo, que corresponde a la regla res ipsa
liquitur (la cosa habla por sí misma) de la doctrina anglosajona, a la regla
Anscheinsbeweis (apariencia de la prueba) de la doctrina alemana y a la regla
de la faute virtuelle (culpa virtual), que significa que si se produce un resultado
dañoso que normalmente no se produce más que cuando media una conducta
negligente, responde el que ha ejecutado ésta, a no ser que pruebe cumplidamente
que la causa ha estado fuera de su esfera de acción”.

Otro instrumento probatorio al que se acude para facilitar la prueba al accionante


la prueba del nexo causal es la regla del res ipsa loquitur, que literalmente significa
“la cosa habla por sí misma”. Luna Yerga apunta a que no se puede considerar
válida la afirmación de que el instrumento bajo análisis sea completamente ajeno
a la prueba de la relación de causalidad, pues “negligencia y causalidad no se
hallan muy distantes y, en determinadas circunstancias, cuando los elementos del
caso hablan de negligencia indican también la existencia de nexo causal”. (LUNA
YERGA, 2004)

1.10.2. COLOMBIA: Jurisprudencia sobre el rompimiento del nexo causal en la


exoneración de la responsabilidad extracontractual del estado, sobre el
rompimiento del nexo causal en la exoneración de la responsabilidad
extracontractual del Estado, la Corte Constitucional al estudiar la responsabilidad
de un soldado que ingresó al Ejército Nacional en condiciones óptimas de salud
mental que con el tiempo y en el desarrollo de operaciones antiguerrilla presentó
demencia y trastornos de ansiedad, esta Corporación manifestó: “Debido al
carácter objetivo de la responsabilidad que se genera para el Estado por la
prestación del servicio militar, hay una presunción sobre su obligación de
responder por los daños que sufran los conscriptos. Tal responsabilidad
únicamente puede ser desvirtuada cuando la Nación logra demostrar que se
presentó: (a) Culpa exclusiva de la víctima; (b) Fuerza mayor; o (c) El hecho
exclusivo de un tercero”.
(…) Cuando se invoque la existencia de una causa extraña por parte de la entidad
demandada, es necesario analizar los detalles de tiempo, modo y lugar en que se
produjo el daño, por cuanto es posible que el Estado haya contribuido co-
causalmente a la generación del mismo, específicamente, al situar al conscripto
en la situación de riesgo, o bien por una ruptura de la igualdad ante las cargas
públicas o por una falla del servicio (Corte Constitucional, Sentencia T-011,
2017).
Se extrae de esta posición jurisprudencial que cuando la administración estatal, en
este caso el Ministerio de Defensa Nacional, alegue circunstancias específicas
para librarse de la responsabilidad, tales como una causa extraña, esta no opera
automáticamente para su exoneración; pues debe imperativamente probar que se
presentó uno de los eximentes de responsabilidad como caso fortuito, fuerza
mayor o culpa exclusiva de la víctima o de un tercero.

En esta temática, el Consejo de Estado mediante sentencia proferida dentro del


expediente 19067, con ponencia del consejero Mauricio Fajardo Gómez, ha
establecido su posición al señalar: Las tradicionalmente denominadas causales
eximentes de responsabilidad fuerza mayor, caso fortuito, hecho exclusivo y
determinante de un tercero o de la víctima constituyen diversos eventos que dan
lugar a que devenga imposible imputar, desde el punto de vista jurídico, la
responsabilidad por los daños cuya causación da lugar a la iniciación del litigio, a
la persona o entidad que obra como demandada dentro del mismo. (…) Por otra
parte, a efectos de que operen los mencionados eximentes de responsabilidad
(hecho de la víctima o de un tercero), es necesario aclarar, en cada caso concreto,
si el proceder activo u omisivo de aquellos tuvo, o no, injerencia y en qué medida,
en la producción del daño.

En ese orden de ideas, resulta dable concluir que para que dichas causales
eximentes de responsabilidad puedan tener plenos efectos liberadores respecto de
la responsabilidad estatal, resulta necesario que la conducta desplegada por la
víctima o por un tercero sea tanto causa del daño, como la raíz determinante del
mismo, es decir, que se trate de la causa adecuada o determinante, pues en el
evento de resultar catalogable como una concausa en la producción del daño no
eximirá al demandado de su responsabilidad y, por ende, del deber de indemnizar,
aunque, eso sí, habrá lugar a rebajar su reparación en proporción a la participación
de la víctima. (…) (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Fallo 19067, 2011)
En este caso la Corporación ratificó que el rompimiento del nexo causal se
presenta una vez se desconecte la relación entre la administración y el daño
antijurídico, lo que se da una vez se compruebe uno de los eximentes de
responsabilidad como caso fortuito, fuerza mayor o culpa exclusiva de un tercero
o de la víctima.
1.10.3. ARGENTINA: En el ámbito del derecho privado se reconoce que la causalidad
es un presupuesto fundamental en la procedencia de la obligación de resarcir. Se
advierte un consenso doctrinario en torno a la aplicabilidad a la teoría de la
causalidad adecuada.

Se presenta un escenario fragmentado en torno a la consideración de la causalidad


como fenómeno natural o jurídico, que no podemos ignorar. A poco que nos
adentramos en el análisis de las posiciones formuladas, podemos observar que,
dando por hecho que el sistema adoptado por Vélez Sarsfield es coherente con los
lineamientos propios de la teoría de la adecuación, las opiniones se inclinan en su
mayoría por sostener que la causalidad es un fenómeno jurídico. Previo a su
consideración, estimamos oportuno formular ciertas precisiones.

En primer lugar, debemos detenernos unos instantes para recordar brevemente los
parámetros esenciales sobre los que se erige la teoría de la causalidad adecuada.
En segundo término, es necesario aclarar que una cuestión es debatir si la relación
de causalidad es un fenómeno natural o jurídico, y otra muy distinta es si la teoría
de la adecuación tiene un carácter natural o jurídico.

Como hemos visto, la teoría de la causalidad adecuada fue prevista para satisfacer
la necesidad de individualizar la causa a los fines de imputar la autoría material
en el ámbito del Derecho Penal. A esos fines, el método de análisis causal se
estructuró sobre el eje de la previsibilidad y de la regularidad.

Ahora bien, las opiniones en torno a la interpretación de esta tesitura no son


unánimes en el derecho privado. Orgaz, considera que "el problema jurídico de la
conexión causal consiste en determinar, de conformidad a la ley, cuándo o con
qué criterio un resultado debe ser atribuido a una persona determinada". (ORGAZ,
1952)
López Mesa, en un lineamiento similar, señala que “la causalidad que aquí
tratamos es la causalidad jurídica; esto es, ni una causalidad puramente material,
ni una puramente científica, sino una causalidad establecida mediante criterios
jurídicos, pero que tiene en su base tanto un componente material, como un
componente científico”. (LÓPEZ MESA, 2008)

Mosset Iturraspe al referirse al sistema de imputación de consecuencias, considera


que la previsibilidad, como parte de la teoría de la causalidad adecuada, es el
elemento que recorta la causa en sentido natural y la orienta. No niega la existencia
de un orden causal natural, sino que considera que el Derecho selecciona las
consecuencias resarcibles, consecuencias jurídicas. Así lo expone cuando al
referirse al sistema adoptado por nuestro Codificador, señala que el art. 902 sienta
un principio general de previsión circunstanciado que revela su función limitadora
de la causalidad física. (MOSSET ITURRASPE J. , 2003)
CONCLUSIONES:

• Se puede definir la responsabilidad como el conjunto de obligaciones que


devienen como consecuencia de una conducta, activa o pasiva, que trasgreda el
ordenamiento jurídico; es decir, aludiendo fundamentalmente a la relación por la
cual el derecho impone a un sujeto la obligación de resarcir el daño causado a otro.
La responsabilidad civil contractual y extra contractual. Ambos son aspectos de
un mismo sistema jurídico; ambas responsabilidades, presentan aspectos comunes
y diferencias específicas, ambas se reflejan en una indemnización por los daños y
perjuicios ocasionados.
• La conducta o acción causante del resultado se vincula entre su a través de una
relación o nexo causal en virtud del cual se habla de relación de causalidad en el
derecho de daños o responsabilidad civil. Es en razón a esta relación de causalidad
que se dice que el resultado adquiere la calidad de efecto de la acción, a la vez que
la acción adquiere la calidad de causa de este. Mediante esta relación de causalidad
se discrimina a las acciones o personas que a pesar de haber tenido alguna
participación en la producción del daño no resultan vinculadas jurídicamente,
precisamente porque no existe una relación de causalidad entre su acción
específica y el resultado dañoso producido.
• Es el nexo de unión que necesariamente debe existir entre la acción y el daño
producido. Es decir, que entre este resultado dañoso, y aquel hecho imputable
debe existir una relación causa-efecto o, en otras palabras, ha de probarse que el
daño proviene a consecuencia de la acción. La relación de causalidad refiere
entonces a la vinculación que debe existir entre un hecho y el daño, para que el
autor de ese comportamiento deba indemnizar el perjuicio: El hecho debe ser el
antecedente, la causa del daño, y, por tanto, el detrimento o menoscabo aparece
como el efecto o la consecuencia de ese obrar.
BIBLIOGRAFÍA
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Civil y Seguros. Bs. As.: Edit. La Ley.
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:

CAUSA ADECUADA Y CAUSALIDAD PROBABILÍSTICA Y


JURISPRUDENCIA

ASIGNATURA: Responsabilidad Civil


DOCENTE: Henry Garcia Garcia
ALUMNOS: -Cristian Freddy Idme Garcia

-Hurtado Cuellar Widman Jesus


SEMESTRE: 2020-II

CUSCO-PERU 2020
LA CAUSA ADECUADA

Para determinar la causa adecuada, lo que efectivamente provoca el daño, es la causa fundamental

del daño, por ejemplo. Una fila de dominós, en tal ejemplo no se estudiara el hecho en el que una

ficha golpea a la otra, porque precisamente esa ficha sigue la consecuencia de algo, lo que se

estudiara entonces para determinar la causa de la caída de las fichas será pues la “mano” que

origino dicha situación, esa es la causalidad adecuada. Entonces llegamos a un punto en donde,

determinar al sujeto es determinar la causa, porque será el que ha producido la conducta, la acción

etc.

Cabe recalcar que la causalidad depende de muchos factores externos, situaciones, momentos, las

cuales siempre tendrán un fin, la pregunta es, ese fin será dañoso? Será perjudicial? como logramos

identificar? Esos elementos que suelen intervenir en la causa pueden ser necesarios pero tal vez no

son suficientes. Por ejemplo: Una casa se incendió, sin embargo más allá de la conducta que lo

haya causado, un elemento participe de tal incendio podría ser el oxígeno, puesto que el fuego

requiere del oxígeno para propagarse, entonces el oxígeno es elemento? Sí, es necesario? Sí, pero

no suficiente, porque para que sea suficiente, tiene que existir un conjunto de hechos. Ahora como

identificamos la causa adecuada, sabemos que la causa es una cadena infinita sin límite, en el caso

del incendio, sabemos que lo provoco una persona ya sea intencional o accidente, pero obviamente

ante tal causa surge las siguientes interrogantes:

Y si los padres del causante nunca se hubieran nacido.

Y si el vendedor de cigarrillos no hubiera ido a trabajar.

Es difícil encontrar la causa, sin embargo para encontrar una solución a este dilema, es obligatorio

salirse de la ecuación, y centrarnos específicamente en la falla única dentro de un ambiente común.

Jordi Ferrer Beltrán menciona que “debemos identificar la ausencia de NORMALIDAD, lo que

sale del patrón de la normalidad, eso es lo que identificamos como causa. Ejemplo: en un
laboratorio se trabaja sin oxígeno, y de repente se produce un incendio”, ante tal ejemplo, lo

normal, lo rutinario es que se trabaje sin oxígeno, pero en esta ocasión hubo presencia de este

elemento, lo cual escapa de la normalidad, de la rutina.

EN LA LEGISLACIÓN PERUANA:

El tercer elemento de la responsabilidad civil como análisis, es la relación causal, este eventual

tema no es visto comúnmente en la doctrina nacional. Un elemento en el cual tiene mucha

complejidad, sabemos que sin daño no hay responsabilidad civil.

La relación causa será aquel nexo existente entre el hecho determinante del daño y el daño

propiamente dicho.

Su importancia es vital, puesto que permite establecer aspectos importantes como:

 Entre una serie de hechos susceptibles de ser considerados hechos determinantes del daño

cuál es aquel que lo ocasionó (causa).

 Entre una serie de daños susceptibles de ser indemnizados cuáles merecerán ser

redistribuidos.

Para lograr tal intención, será vital hacer uso del criterio de determinación adoptado por la teoría

sobre la Relación Causal asumida por nuestro Código Civil de 1984.

La teoría de la causa adecuada, asumida por el Sistema de Responsabilidad Civil Extracontractual

en el artículo 1985 de nuestro Código Civil de 1984, demanda un criterio de «razonabilidad» y

probabilidad. Para posteriormente realizar un análisis, un estudio de las condiciones.

Los hechos son vitales, puesto que siempre serán valorizados, y también se tendrá en cuenta su

rutina, es decir de cuando en cuando se produce su ocurrencia, y se acostumbra a que sucedan estos

hechos en la vida. Jorge Alberto Beltrán Pacheco menciona “que se realiza un análisis de la

acción (entiéndase condición) teniendo ésta que ser idónea para producir el efecto en circunstancias

generales, es por ello que no puede ser utilizado el criterio de la causalidad adecuada en el estudio

de «efectos anormales o particulares»”


El método para analizar esta teoría de causa adecuada se llama «método de la prógnosis póstuma»,

entendemos por este método que se trata de saber un resultado a partir de las condiciones que lo

preceden. Dentro de esta dimensión de análisis se realizara el estudio de las condiciones que

intervienen, por medio del proceso de abstracción y generalización, gracias a este proceso una de

las condiciones será elevada a categoría de causa del evento, posteriormente será considerada causa

adecuada.

ETAPAS DEL MÉTODO DE LA PRÓGNOSIS PÓSTUMA:

 La etapa del saber relevante u ontológico: En este proceso se efectuara una selección de

los hechos que fueron participes, estos hechos pueden ser condicionantes, irrelevantes y

ocasionales. Según el autor alemán Von KRIES el saber ontológico está referido a los

factores reales existentes al tiempo de realizarse la acción que son conocidas por el sujeto,

ilustrando el autor esta etapa mediante el ejemplo de un sujeto que tira una piedra el aire,

siendo el «conocimiento ontológico» el hecho de que la piedra ha sido arrojada y caerá. En

conclusión se puede decir que en esta etapa se valorara las condiciones que favorezcan y

faciliten la realización del evento.

 La etapa del saber central, razonable o nomológico: Aquí se desarrolla lo antes

mencionado, nos referimos al proceso de abstracción y generalización. Jorge Alberto

Beltrán Pacheco menciona que “en esta etapa vamos a establecer entre los hechos posibles

de ocasionar un daño (determinados en la etapa del saber ontológico) cuál es el hecho

determinante del mismo en términos normales o regulares.”

LA CAUSALIDAD

La causalidad para bordar siguiera muy superficialmente el problema de la causalidad de partirse

de la distinción entre está y la mera asociación entre dos eventos hoy Parece obvio que podemos y

debemos distinguir entre las ocurrencias conjunta o inmediatamente sucesiva de dos eventos a y b

y la existencia de una relación causal entre ellos confundir ambas situaciones es de hecho objeto

de una conocida falacia no obstante las cosas que no son tan simples como es sabido desde
posiciones fuertemente empirista se ha puesto en cuestión la propia noción de causalidad

reduciéndola a la mera regularidad La idea es que podemos registrar empíricamente la ocurrencia

del evento a también lo del evento pese incluso que ambos eventos se produzca regular mente de

forma conjunta o inmediatamente sucesión Pero hay forma de constatar empíricamente el nexo

causal entre ellos por eso algunos empiristas propusieron de cerrar la noción de causa del armazón

conceptual con el que damos cuenta del mundo está feo una tesis con un recorrido temporal

relativamente corto en la historia de la filosofía de la ciencia de modo que tal está Cómo es la

epistemología se retomó rápidamente el discurso de la causalidad Y seguramente nunca se

abandonó en el derecho sin embargo tiene una importancia de sacarle a los efectos probatorios a

los que más tarde se referen Así, en efecto las formas para probar aire por un lado y para probar el

nexo causal por el otro quedarán empastadas por las distintas naturalezas de los primeros y de este

último pero bajo qué condiciones podemos decir que un evento A causado otro B.

¿EL POR QUE DE LA CAUSALIDAD?

¿Por qué si Juan es atropellado puede obtener la reparación del chofer del automóvil? ¿Acaso no

es igual cobrarle al chofer del siguiente automóvil que pase por la misma calle? ¿Por qué si Luis

es herido por un arma disparada por Jorge puede demandar a este último si quizás un tío de Luis

tiene más dinero de donde obtener una indemnización? ¿Por qué si un médico comete

negligentemente un error que le cuesta la vida a Alberto sus herederos pueden solicitarle a él la

indemnización y no a la fábrica de automóviles ubicada frente al hospital? Quizás al lector le

parezcan tontas las preguntas. Pero el problema de fondo no es tan tonto ni su respuesta tan obvia.

Una primera respuesta, que en realidad no es tal, sino que es producto de un razonamiento circular,

es acudir al Código Civil y decir que el chofer debe responder porque, de acuerdo al artículo 1970,

mediante un bien riesgoso causó un daño a otro, el cazador porque de acuerdo al artículo 1985

existe una relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido o que el médico, de

acuerdo al artículo 1969, causó, por su culpa, un daño a otro. En pocas palabras la respuesta a todas
las preguntas es que debe existir un nexo causal entre el hecho y el daño. Pero la pregunta es en

realidad por qué el Código, y en general casi todos los sistemas de responsabilidad civil

extracontractual, exigen la existencia de un vínculo causal. Por tanto cualquier respuesta no se

puede limitar a lo que dice la norma positiva. Desde una aproximación funcionalista al sistema de

responsabilidad civil la respuesta a esta pregunta pasa por definir qué función específica es

desarrollada por la relación de causalidad. Esto es definir cuál es el efecto económico y social

perseguido a través de hacer responsable de un daño a aquél que lo causó y no a cualquier otro. Un

buen punto de partida es determinar qué funciones pueden ser desarrolladas por el sistema de

responsabilidad. Siguiendo en este punto a Calabresi La idea es que no todo accidente debe ser

evitado, pues ciertas actividades generan beneficios deseables que superan el costo social que

dichas actividades imponen a los demás. Así no se prohíbe la circulación de automóviles ni

aeroplanos, a pesar que sería la mejor manera de evitar los accidentes de tránsito o de aviación. En

cierta manera las pérdidas en vidas humanas, integridad física y daños patrimoniales son el "precio"

que la sociedad tiene que pagar para gozar de los beneficios que una actividad genera. En segundo

lugar, el sistema de responbilidad puede tener como fin compensar a las víctimas. Pero esta

compensación sólo tiene socialmente sentido si aquél llamado a compensa está en mejor situación

que la víctima para enfrentar el costo del daño. Esto se logra a través de dos mecanismos. Uno es

difundir socialmente el costo del daño. Para ello responde por el daño aquél que está en mejor

situación para trasladar el costo al resto de la sociedad. En este sentido, y por la simple aplicación

de la ley económica de los rendimientos decrecientes, es preferible que mil paguen uno a que uno

pague mil. El sufrimiento social se minimiza haciendo que muchos soporten el costo económico

del daño en lugar que sea sólo uno. Esta difusión social del costo se logra a través del sistema de

seguros o del sistema de precios. El segundo mecanismo es buscar aquella parte cuya solvencia

económica le permita soportar el daño con menor sacrificio.

En otras palabras que pague el que más tiene. Esta teoría, conocida en el sistema norteamericano

como el " deep pocket" (bolsillo profundo), se basa, en la misma razón que justifica la difusión
social del daño. Dentro de la ley de rendimientos decrecientes el que tiene un millón "sufrirá"

menos pagando mil que el que tiene sólo mil sufrirá por pagar esos mil. Todo esto está vinculado

con lo que el propio Calabresi denomina "costos secundarios". Finalmente una tercera función es

reducir los costos administrativos del propio sistema de responsabilidad civil. Trasladar el costo

de un accidente de la víctima al responsable implica incurrir en nuevos costos: manejar un sistema

judicial que decida y ordene quién debe responder es de por sí costoso. No tiene sentido desarrollar

un sistema de responsabilidad civil cuyo costo de implementación sea superior a los beneficios que

genera al resto de la sociedad. Esto lo identifica Calabresi como la reducción de los "costos

terciarios". Dentro de la idea de costos administrativos no sólo de considerarse el costo del manejo

operativo del sistema, sino los costos que un sistema administrativo ineficiente impone a las partes.

Así, por ejemplo, un sistema que tiende al error, impone un costo por cada error que cometa por

sus propias deficiencias. Cabe preguntarse ahora qué tiene que ver la causalidad con estas

funciones.

Tal como se aprecia en el artículo 1985 nuestro Código Civil se acoge a la teoría de la causalidad

adecuada. ¿Qué quiere decir este término? Como señala de Trazegnies esta terminología fue

desarrollada por J. Von Kries, partiendo de la idea que la causalidad debía determinarse en base a

una observación empírica para determinar si se trata de aquella causa que normalmente produce el

resultado dado. No se trata pues de cualquier causa. En general cualquier accidente ha sido

ocasionado por una madeja de causas imposible de desenmarañar. En un accidente de

automovilismo se puede encontrar una relación de causalidad, en sentido amplio, entre el acto de

los padres del chofer de haberlo concebido y el daño. Si el chofer no hubiese nacido el daño no se

hubiese producido. Pero jurídicamente esto no nos interesa. La concepción del chofer por sus

padres no es una causa adecuada del accidente. Dentro de esta línea, Calabresi define lo que él

llama el "causallink". Este se da cuando entre un acto o actividad y un daño encontramos que la

recurrencia del acto o actividad incrementa la posibilidad de que el daño ocurra.


Un ejemplo nos puede graficar mejor la idea de causalidad adecuada. Imaginemos que un tranvía

va por encima del límite máximo de velocidad, en lo que constituye un acto negligente. Cuando

pasa por un predio un árbol del mismo se cae como consecuencia de su mal mantenimiento por

parte del dueño de la propiedad. El árbol cae sobre el tranvía ocasionando daños a los pasajeros.

Cuando el propietario del tranvía demanda al propietario del predio éste contesta que el daño fue

causado por el exceso de velocidad del tranvía. Si éste hubiese respetado el límite de velocidad

establecido el árbol se hubiese caído antes que el tranvía llegase a dicha zona, con lo cual no le

hubiese golpeado. Pero como venía a exceso de velocidad llegó antes de lo debido. Sin embargo

no existe un vínculo de causalidad adecuada entre el exceso de velocidad y la caída del árbol.

Si bien es cierto que si el tranvía no hubiese ido a exceso de velocidad el accidente no se hubiese

producido, el hecho que los tranvías vayan por encima a la velocidad permitida no incrementa las

posibilidades de que los árboles se caigan. El incremento en la frecuencia de actividad no guarda

relación alguna con el incremento de la frecuencia del tipo de accidente, sin perjuicio que en este

particular caso el accidente fue causado, en sentido amplio, por el exceso de velocidad. Distinto

sería el caso si se demuestra que el exceso de velocidad de los tranvías producen una vibración en

el suelo que incrementa el riesgo de caída de los árboles.

Si analizamos la reducción de los costos secundarios como única función de la responsabilidad

civil (es decir si el punto es desarrollar mecanismos para compensar a la víctima) no existe razón

atendible para establecer una relación de causalidad adecuada entre un hecho y el daño. No

necesariamente el que "causó" el daño de acuerdo con el artículo 1985 está en mejor posición para

distribuir socialmente el costo del accidente ni tiene mayores recursos que la víctima. Que la

actividad incremente las posibilidades de que el riesgo se dé no quiere decir nada respecto de la

habilidad del causante (o de la víctima) para difundir el costo social ni respecto a su solvencia

económica. Claro que, como sugiere Calabresi, uno puede plantear el problema de la causalidad

adecuada de una manera diferente.


La pregunta podría ser si al poner la responsabilidad en una de las partes va a.incrementar las

posibilidades de que pueda en el futuro (a través de la contratación de un seguro, por ejemplo)

distribuir las pérdidas. Este concepto de causalidad (es causante el que más fácilmente se puede

asegurar) obviamente creará incentivos para favorecer a una mejor distribución del costo. Pero esta

idea de la causalidad no es la reflejada bajo la idea de causalidad adecuada ni puede argumentarse

que sea la que acoge nuestro Código Civil. Tampoco se puede establecer claramente la relación

entre la reducción de los costos administrativos del uso del sistema de responsabilidad civil y la

idea de causalidad adecuada. Por el contrario quizás es menos costoso atribuir responsabilidad a

través de un simple sorteo o haciendo responsable a la primera persona que pase por la calle.

De hecho probar la relación causal puede ser excesivamente oneroso en varias circunstancias.

Como veremos más adelante son precisamente los costos administrativos de prueba de la relación

causal en supuestos en que existe un largo período de tiempo entre el desarrollo de la actividad y

el daño lo que justifica cambiar la idea de causalidad adecuada por la de causalidad probabilística.

¿CUANDO ES RAZONABLE UTILIZAR EL CONCEPTO DE CAUSALIDAD

PROBABILISTICA?

La sociedad moderna ha creado una serie de riesgos donde la desincentivación de actividades

dañinas no puede ser lograda a través de la idea tradicional de causalidad adecuada. Si para

conseguir el comportamiento eficiente de los distintos agentes sociales deben internalizarse las

externalidades, la idea de causalidad adecuada, que como vimos está íntimamente vinculada a esta

función, resulta insuficiente. Existe un conjunto de riesgos en donde existe un período de tiempo

considerable entre la actividad causante del daño y la manifestación de este último. Ello sucede

con casos como el del DES, el del agua contaminada, daños al medio ambiente o exposición a

sustancias cancerígenas como fue el caso de los productores de asbesto donde el daño se manifestó

20 años después. Como consecuencia del transcurso del tiempo tres problemas complican la

posibilidad de una efectiva internalización de externalidades:


a) El transcurso del tiempo complica las relaciones de causalidad. Como bien dicen Cooter y

Ulen, en el caso del DES las víctimas pueden no sólo atribuir el daño al consumo del DES,

sino al hecho de que fumaban, trabajaron en locales tratados con pintura de asbesto, o en

general estuvieron expuestas a otras sustancias cancerígenas.

b) La existencia de un largo período de tiempo entre la realización de la actividad que causa

el daño y la manifestación de este último hace que la mayor parte de las pruebas o hayan

desaparecido o sean inubicables. Por ejemplo en el caso del DES las madres de las víctimas

o habían fallecido o no recordaban de qué laboratorio era el medicamento que habían

consumido.

c) Normalmente este tipo de riesgos se vinculan a la responsabilidad de empresas. Los

administradores de una empresa (directores y gerentes), que por naturaleza rotan y cambian

en períodos de tiempo relativamente cortos, no se preocuparán por los daños que puedan

aparecer treinta años después, simplemente porque estarán en sus casas gozando de su

jubilación. Así un sistema de responsabilidad civil con causalidad adecuada no crea los

incentivos adecuados para un comportamiento racional de las empresas respecto a qué

precauciones son adecuadas.

La única manera de evitar estos problemas es internalizando los costos antes que el transcurso del

tiempo haga difícil su internalización efectiva. Pero si el daño recién se va a producir luego de un

largo período de tiempo, la única manera de lograr esto es cambiando nuestra idea de daño y de

causalidad. En lugar de tener un sistema de responsabilidad que entra en operación "ex-post" al

daño se debe recurrir a un análisis "ex-ante". Pero con un análisis "ex-ante" es imposible determinar

la causa específica de un daño determinado que aún no se ha producido en una víctima específica,

y que incluso podría jamás suceder. Por ello la teoría de la causalidad probabilística pretende

darnos elementos que nos permitan realizar un análisis "ex-ante" al daño para determinar la

responsabilidad.
Para lograr su objetivo esta teoría considera el daño como el incremento estadístico de las

probabilidades de sufrir un daño cierto por el desarrollo de una determinada actividad. Por ello,

quizás se puede decir que lo que realmente cambia no es tanto la idea de causalidad como la propia

idea de daño. En este sentido podríamos hablar del "daño probabilístico". Dentro de este modelo

la indemnización se determina multiplicando la posibilidad de que el daño ocurra por la magnitud

absoluta del daño si éste llegase a ocurrir.

Para graficar esto imaginemos que una fábrica contamina las aguas de un río incrementando las

posibilidades de que sus 1,000 vecinos sufran cáncer. Imaginemos, además, que ese incremento es

la elevación en 10 puntos porcentuales de las posibilidades ordinarias que cualquier persona tiene

de sufrir cáncer. Esto quiere decir que si el riesgo original era de 5%, como consecuencia de la

contaminación el nuevo riesgo es de 15%. Dentro de la idea de causalidad la fábrica debe responder

sólo por el incremento del riesgo, pues ella no es causante del riesgo original. Dentro de nuestro

ejemplo, antes sólo 50 pobladores.

En consecuencia habrá 100 nuevas víctimas atribuibles a la contaminación del río. Imaginemos

que los daños promedio por una muerte por cáncer sean de S 1. 1 '000 ,000. Como el incremento

en el riesgo es de 10% (0.1) la indemnización debe ser igual a S/. 100,000:

pXD=I

0.1 X 1'000,000 = 100,000

Donde Pes el incremento en las posibilidades de sufrir el daño, Des la magnitud absoluta del daño

e I es la indemnización de acuerdo a la base probabilística.


Si la idea es internalizar los costos que la actividad de la fábrica produce, ambos sistemas logran,

al menos en teoría, el mismo efecto. Si se aplica el modelo tradicional de causalidad adecuada las

cien nuevas víctimas podrán demandar por S/. 1 '000 ,000 una vez que se produzcan los daños (es

decir dentro de, por ejemplo, 30 años). Ello implica que se estaría internalizando como costo para

la fábrica la cantidad de S/. 100'000,000, es decir:

100 X 1'000,000 = 100'000,000

LA CAUSALIDAD PROBABILISTICA Y LA COMPENSACION DE LOS DAÑOS

DE LA VICTIMA

Habíamos dicho que el sistema de causalidad probabilística elimina la lotería del lado del

causante del daño. Pero como consecuencia de este hecho crea una lotería del lado de las

potenciales víctimas. Si la idea es que las víctimas que reciban una indemnización por el daño

probable no puedan solicitar una indemnización cuando el daño se torna en cierto, resulta que

aquellos que sufren efectivamente el daño han sido "sorteados" como los "agraciados" de un

daño que ya nadie les va a reparar. Así la parte del daño que excede la indemnización por el

incremento de posibilidades de sufrirlo resulta siendo el "premio" en la lotería. Tal como hemos

explicado, el sistema de causalidad probabilística, éste tiene dos problemas principales. El

primero, ya mencionado, es que muchas veces es muy costoso, sino imposible, identificar las

probabilidades y magnitudes exactas de un daño potencial. El segundo es que de acuerdo a este

sistema, por lo menos en su diseño original, no existe una adecuada compensación a las

víctimas. Muchos que nunca sufrieron realmente los daños resultaron indemnizados por el

incremento de un riesgo que nunca se concretó, y otros que efectivamente lo sufrieron

resultaron compensados sólo de manera parcial. Dentro del diseño expuesto, el acento está

puesto en la reducción de los costos primarios y no en la compensación a la víctima. En otras

palabras la atención se centra en la internalización de las externalidades generadas. El mérito


del sistema de causalidad adecuada tradicional es que no sólo sirve para identificar al causante

del daño, sino a la víctima del mismo. Esto no se da en el sistema de causalidad probabilística,

principalmente porque el propio concepto de daño ha sido cambiado. Sin embargo el sistema

puede ser perfeccionado determinando que las indemnizaciones no vayan "ex-ante" a las

víctimas sino "ex-post", sin perjuicio de que sean exigidas "ex-ante" a la producción del daño.

Así las indemnizaciones pueden ir a formar un fondo que, debidamente depositado en una

institución financiera, irá compensando a las víctimas finales del daño conforme éstas vayan

apareciendo. Este sistema ha sido sugerido por Schroeder. La idea es que todos los que crearon

el riesgo sean demandados para constituir este fondo, el mismo que será utilizado para

compensar a las víctimas cuando éstas aparezcan como consecuencia de la materialización del

daño. Obviamente habrán problemas para que los ingresos del fondo (indemnizaciones) sean

iguales a los egresos (pago a las víctimas). Ello si atendemos al hecho que nos movemos en el

campo estadístico, donde siempre hay un margen, muchas veces no despreciable, de error.

CAUSALIDAD PROBABILÍSTICA: Atrás ha quedado aquella vieja concepción que exigía

certeza absoluta para tener por acreditado el nexo de causalidad entre la conducta del encartado

y el evento lesivo. Según sus cultores, el presupuesto causal sólo se tenía por probado, si en la

indagación retrospectiva de los hechos que efectuaba el intérprete (vía hipotética), surgía de

manera irrefutable que el comportamiento del agente era la causa del menoscabo.

No vamos a explayarnos aquí sobre los argumentos que esbozaban quienes defendían a ultranza

esta tesis radical del "todo o nada"; dado que éstos han caído en desuso y, salvo contadas

excepciones, asistimos a la consolidación de una nueva forma de apreciar el fenómeno causal,

con importantes aportes interdisciplinarios y, por sobre todo, reconociendo una cierta dosis de

incertidumbre, azar o aleatoriedad; a punto tal que hoy se habla, sin añadiduras, de causa

probabilística
Actualmente podemos afirmar, sin mayores recovecos, que existe consenso sobre que:

1. La ciencia contemporánea se funda sobre verdades hipotéticas no incontrovertibles.


2. Nadie puede decir con absoluta certeza lo que habría ocurrido si el accionado hubiera
actuado de otra manera.
3. La causalidad no admite prueba matemática.
4. La teoría de la causalidad adecuada (estructurada bajo un sistema de regularidad
estadística) no puede menos que contentarse con una fuerte o suficiente dosis de
probabilidad.
5. La valoración de la prueba es libre y parte de un juicio de probabilidades y deducciones
que no siempre llevan a la verdad plena.

CONCLUSION

Quizás la mejor manera de considerar a las instituciones jurídicas es a partir de las funciones

económicas y sociales que desarrollan. El análisis netamente jurídico suele prescindir del hecho

que los mecanismos para solucionar los problemas implican incurrir en una serie de costos que

muchas veces exceden los beneficios que tratarnos de obtener. De hecho la idea de causalidad

adecuada, vista en un mundo donde implementar soluciones no genera ningún costo, parece

conveniente. El problema es que cuando considerarnos los costos administrativos del sistema,

el "jurista" suele tener muy poco que decir. Normalmente el estudioso del derecho olvida, corno

a veces lo hace el físico, que existe una atmósfera donde las instituciones se desarrollan, que

en esa atmósfera existe fricción, y que esta fricción genera costos que deben ser superados o

evitados. A la luz de estos problemas muchas de las "impecables" construcciones conceptuales

de los juristas se derrumban corno castillos de naipes.

Es cuando ponernos las instituciones jurídicas, frías y formales, en la realidad, que éstas pasa

el examen realmente importante. Antes sólo superaron el análisis de la coherencia conceptual,

de la crítica categorial. Pero esto último es insuficiente cuando les pedirnos a las instituciones

que superen problemas prácticos, donde la coherencia conceptual suele ser accesoria y la crítica
categorial inútil. La idea de la causalidad probabilística trata de aportar una alternativa

adicional, reconociendo que es mera especulación teórica en algunos casos donde los costos de

implementación son altos, y verdadera alternativa en otros donde soluciona problemas frente a

los que la causalidad adecuada muestra la más absoluta orfandad para desarrollar su función

económica y social. Sólo me interesa destacar que las soluciones no encuentran su valor porque

satisfacen la inquietud intelectual del teórico, sino porque responden al llamado de la realidad,

con prescindencia de los "muertos y heridos" que produzcan en el mundo de los conceptos

jurídicos.

JURISPRUDENCIA:

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


QUINTA SALA CIVIL

EXPEDIENTE: 13989-2012-0-1801-JR-CI-03 (Ref. Sala: 1364-2017-0)


DEMANDANTE: LIS GERALDINE ROJAS LOYOLA
DEMANDADOS: FERROCARRIL CENTRAL ANDINO S.A. Y FERROVIAS CENTRAL
ANDINA
S.A.
MATERIA: INDEMNIZACION

RESOLUCIÓN No. ONCE


Lima, dos de noviembre de dos mil diecisiete.-

VISTOS: Interviene como ponente la señorita Juez Superior Bustamante Oyague; y,


CONSIDERANDO:

PRIMERO: Es materia de grado, la SENTENCIA contenida en la resolución número 47 de fecha 15


de marzo de 2017, corriente de fojas 1495 a 1504, que falla declarando infundada la demanda de
fojas 295 a 321, subsanada de fojas 333 a 338, interpuesta por Lis Geraldine Rojas Loyola contra
Ferrocarril Central Andino y Ferrovías S.A. sobre indemnización por daños y perjuicios
(responsabilidad extracontractual). Sin costas, ni costos.

SEGUNDO: En el escrito de fojas 1564 a 1588, la demandante Lis Geraldine Rojas Loyola, señala
como principales agravios los siguientes: 1) Al considerar la “imprudencia de la demandante” el
razonamiento sobre la ruptura del nexo causal, no ha considerado lo previsto en el inciso 1 del artículo
43 del Código Civil. 2) Respecto a la antijuricidad, sólo emite pronunciamiento sobre la empresa
Ferrovías Central Andino S.A.(organización ferroviaria), más no sobre la empresa Ferrocarril Central
Andino S.A. (operador ferroviario). Y se limita a señalar que la legislación ferroviaria no regula sobre
la seguridad de la vía “exclusiva” del tren obligándole a colocar “mallas” u otros elementos de
seguridad, sin tener en cuenta los artículos 31, 36, 38, 51 y 52 del Decreto Supremo No. 032-2005-
MTC que obligan a dicha empresa a implementar medidas de seguridad en la vía férrea, que no se
verifican en el tramo en el cual su hijo sufrió el accidente. 3) No se ha valorado que el artículo 6 del
D.S. No. 032-2005-MTC establece que la máxima velocidad de operación para los Trenes de
Mercancías es de 16 km/Hora en zonas urbanas, mientras que el maquinista declaró haber conducido
a una velocidad de 25 km/Hora, es decir a una velocidad mayor a la establecida en la citada norma,
lo que acreditaría su actitud negligente al transitar por una zona urbana a alta velocidad. Además, al
tomarse en cuenta el “Informe Técnico” no se ha revisado las obligaciones del operador ferroviario
según el D. S. No. 032-2005-MTC, que no puede limitarse a conducir “sin mayores presiones
valorativas respecto al entorno de la vía” pues debe respetar las velocidad máximas según la ley. 4)
No se ha valorado el Expediente Penal No. 01860-2014-1 que
Contiene la Necropsia Médico Legal No. 002485-2010 que concluye que su hijo no murió arrollado
por el tren, sino que fue impactado por este cuando ingresó a la vía, circunstancia contradictoria al
análisis del informe invocado en la sentencia para justificar el rompimiento del “nexo causal”, pues de
haber estado acostado su hijo, el tren al arrollarlo lo habría partido en dos. En ese sentido, se ha
desechado el Informe Técnico de Investigación de Accidente No. 02-2013 ofrecido como prueba a su
escrito del 21 de noviembre de 2013, que corrobora dicha posición, y que desvirtúa la declaración
posterior del maquinista y el Informe Técnico No. 332-10-UAIT-PNP-G-A. 5) No se ha valorado el
Punto IV Análisis y Valoración de los Medios Probatorios, sexto considerando sobre la participación
del maquinista en diversos eventos de tránsito en los reportes del SIATF del Ministerio Público,
demostrado con el Record de Accidentes Ferroviarios del Ferrocarril Central Andino S.A. que en forma
negligente lo sigue contratando. 6) También es responsable la empresa Ferrovías Central Andino S.A.
porque es quien da el permiso de operación a Ferrocarril Andino S.A. y le ha seguido renovando el
permiso sabiendo que el maquinista Jhon Rony López Jara cegó la vida de su menor hijo y ocasionó
más de 9 accidentes registrados entre descarrilamientos, muertes, heridos y otros hechos
presentados en la etapa postularía. 7) Se incurre en error al considerar la ruptura del nexo causal,
porque el Expediente Penal No. 01860-2014-1 fue archivado, y que no se ha podido probar que el
maquinista ha obrado de manera negligente, imprudente o imperita, cuando el fundamento de esa
decisión fue que la conducta del procesado Jhon Rony López se encuentra dentro de los alcances de
las normas técnicas de tránsito y que no hay responsabilidad penal porque la actividad ferroviaria
tiene su propia regulación normativa, configurándose un caso de “atipicidad relativa”. 8) No se ha
tomado en cuenta que contra la Fiscal Superior Edith Hernández Miranda, que emitió el Dictamen No.
1167-2015-MP-FSM-LE opinando por revocar la resolución 06 del 11/08/2015 y reformándola se
declare fundada la excepción de naturaleza acción, se abrió procedimiento disciplinario por no haber
motivado dicho dictamen conforme a ley.

TERCERO: En el caso concreto, doña Lis Geraldine Rojas Loyola interpone demanda de
indemnización por daños y perjuicios contra las empresas Ferrocarril Central Andino S.A. y Ferrovías
Central Andina S.A. para que le paguen la suma de S/. 150,000,053,000.00 millones de nuevos soles
que comprende: 1. El daño emergente en S/. 53,000.00 nuevos soles. 2. El daño moral por
150’000,000,000.00 nuevos soles.
Para tal efecto, señala que con fecha 27 de julio de 2010, el Tren No. 1001 de propiedad de la empresa
Ferrocarril Central Andino S.A. operado por la persona de Jhon Ronny López Jara atropelló a su
menor hijo Bruno Hernan Rodríguez Rojas causando su deceso instantáneo conforme se aprecia del
Certificado de Defunción que adjunta.
Manifiesta que presenta la demanda en mérito a la responsabilidad objetiva contemplada en el artículo
1970 del Código Civil, ya que la muerte de su hijo, fue a causa de un bien riesgoso que es el tren de
dicha empresa.
Además dirige la demanda contra Ferrovías Central Andina S.A. por ser la concesionaria de la
infraestructura férrea al no haberle dado el debido mantenimiento a la vía, ya que no existían bandas
de protección en la parte donde falleció su hijo, considerando que es una zona urbana donde transitan
diariamente muchas personas. Y señala además que las empresas demandadas no se han hecho
responsables hasta la fecha, sin haber brindado ningún tipo de apoyo moral o económico a su familia.
CUARTO: Y por resolución 09 de fecha 08 de noviembre de 2013 (fojas 655 a 656) el Juzgado fijó los
siguientes puntos controvertidos: a) Determinar si el demandado Ferrocarril Central Andino S.A. como
propietario de la locomotora No. 1001 (bien riesgoso) tiene responsabilidad en la muerte del hijo de la
demandante. b) Determinar la participación o responsabilidad del demandado Ferrovías Central Andina
S.A. como encargada del mantenimiento y rehabilitación de la vía férrea, en la muerte del hijo de la
demandante. c) Establecer si por el contrario, en el presente caso no se configura responsabilidad de la
entidad demandada, pues se habría producido la ruptura del nexo causal por la imprudencia de la
demandante. d) Establecer si como consecuencia de los dos primeros puntos controvertidos los
demandados deben indemnizar solidariamente a la demandante por daño emergente y daño moral, así
como su monto.

QUINTO: A efecto de resolver la presente controversia, es pertinente fijar los hechos del caso,
considerando que la demandante señala que los daños fueron causados por la muerte de su menor
hijo Bruno Hernán Rodríguez Rojas de 11 años de edad, ocurrido el 27 de julio de 2010, cuando fue
atropellado por el Tren No. 1001, propiedad de la empresa Ferrocarril Central Andino S.A. operado
por Jhon Ronny López Jara, conforme se aprecia del Certificado de Defunción que adjunta. Y
manifiesta que demanda indemnización por daños y perjuicios en mérito a la responsabilidad objetiva
contemplada en el artículo 1970 del Código Civil, pues la muerte de su hijo fue a causa de un bien
riesgoso.

SEXTO: El Juez del proceso al fijar los puntos controvertidos sigue las reglas para determinar la
responsabilidad civil, precisando que primero se debe establecer si las empresas demandadas tienen
responsabilidad en la muerte del hijo de la demandante o se ha producido la ruptura del nexo causal
por imprudencia de la actora y si a consecuencia de ello, los demandados están obligados a
indemnizarla solidariamente por daño emergente y moral; sin embargo, en la sentencia apelada,
primero da por hecho que el accidente sufrido por el hijo de la demandante es un daño terrible e
irreparable pasible de indemnización, y luego procede a analizar los demás factores que componen
la responsabilidad civil, para luego declarar infundada la demanda estimando que en este caso no
concurre la antijuricidad, el factor de atribución y la relación de causalidad.

SÉPTIMO: Este Superior Colegiado en función a sus atribuciones de órgano revisor que repara
defectos, vicios y errores de la resolución dictada por el inferior y atendiendo a la naturaleza de la
pretensión, procede a verificar si los agravios expuestos deben ser estimados o no, reordenando en
forma adecuada los elementos de la responsabilidad civil para en función a ello, analizar si la
pretensión demandada merece ser atendida, conforme a los supuestos establecidos en el artículo
364 del Código Procesal Civil.

OCTAVO: Si bien el principio de adquisición de la prueba o comunidad de la prueba tuvo su


origen en el principio de adquisición procesal es en el procedimiento probatorio donde cobra mayor
sentido, pues es allí donde el juez debe apropiarse de las pruebas para evaluarlas y fundar su
decisión. Son las pruebas, las encargadas de crear certeza, indistintamente de la parte que la
ofreció, pues las probanzas no tiene como fin beneficiar a alguna de las partes, sino que el benefactor
directo es el proceso en sí mismo.
Ese mecanismo de adquisición tiene por objeto, permitir al juzgador un mayor análisis de los que se
le presenta, con el fin de obtener un buen resultado. 1
Considerando lo expuesto y observando en el caso de autos la existencia del peritaje de parte
presentado por la demandante (fojas 979 a 1002) que por resolución 17 de fecha 24 de junio de 2014
(fojas 1071) se tuvo presente en lo que fuere de ley, no existiendo un pronunciamiento concreto al
respecto, este documento en virtud del principio de comunidad de la prueba deberá ser tomado en
cuenta al examinar la sentencia venida en grado, teniendo en cuenta el largo periodo de tiempo que
llevan en litigio las partes procesales, y las circunstancias en que ocurrió el evento que da lugar al
presente proceso.
Asimismo, el Contrato de Concesión Ferrocarril del Centro es tomado en cuenta para verificar cuáles
eran las funciones de la empresa concesionaria Ferrovías Central Andina S.A. tenía respecto de la
seguridad que debía tener para evitar accidentes, dado que es la única forma de determinar la
responsabilidad de la empresa concesionaria en el presente caso.

NOVENO: Atendiendo a que la pretensión demandada se sostiene en la responsabilidad objetiva,


debe dilucidarse si resulta aplicable al caso lo previsto en el artículo 1970 que establece lo siguiente:
"Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa,
causa un daño a otro, esta obligado a repararlo”
Sobre este aspecto de la responsabilidad civil la Casación No. 4299-2006-Arequipa, sostiene lo
siguiente:
“Que, en el caso de la responsabilidad objetiva concurren los elementos de la responsabilidad consistentes
en: la ilicitud (antijuricidad) [sic-léase (“antijuricidad)”] o la infracción del deber de no dañar; la relación de
causalidad, en la cual el artículo 1985 del Código Civil prevé que debe existir una relación de causalidad
adecuada entre el hecho y el daño producido; el daño consistente en el daño emergente, el lucro cesante,
el daño a la persona y el daño moral; y el factor de atribución, que en el caso de este tipo de responsabilidad
está constituido por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa o el uso de un bien de este tipo, no
requiriendo en este caso que concurra el dolo o la culpa”
El artículo 1970 del Código Civil es una norma general que se extiende a toda clase de bien riesgoso
o peligroso, es decir no discrimina sobre determinado bien sino que se entiende que es una norma
que regula y cubre de responsabilidad a todo bien que en el ejercicio de su actividad, implique un
riesgo o que realice un actividad de esa naturaleza.
En tal sentido, el profesor Juan Espinoza Espinoza 2 señala que:
“Las situaciones de riesgo, que se podrían traducir en la siguiente fórmula: si se genera una situación
riesgosa, se responderá por los daños ocasionados, independientemente del parámetro de conducta del
agente dañante o de que se haya obtenido un beneficio”
“El riesgo lícito se basa en la premisa que, si bien es cierto que el ordenamiento jurídico permite realizar
(ciertas) actividades riesgosas, se deberá responder por los daños que se causen”
Esta forma de responsabilidad se basa en el riesgo creado por la actividad a realizar o bienes a utilizar,
por tener éstos una naturaleza riesgosa o peligrosa, y por ello se atribuye responsabilidad a
1
Principios generales que rigen la actividad probatoria. Liza A. Ramírez Salinas. https//www.pj.gob.pe/…Principios
+generales+que+rigen+la+actividad+probatoria.pdf?
2 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de la Responsabilidad Civil. Editorial Rhodas. 7ma Edición, Lima, Abri,l 2013.

Pag. 175 y 177.


sus propietarios, usuarios y personas responsables del manejo a priori, sin necesidad de establecer
su culpa, bastando sólo con acreditar el daño causado, la relación de causalidad y el factor de
atribución en el sentido que debe tratarse del empleo de un bien riesgoso o peligroso. Siendo
pertinente citar lo expuesto en la Casación No. 2890-2013- Ica que señala lo siguiente:
“2. La responsabilidad no sólo surge por el incremento del riesgo y la necesidad de repartir el coste del
daño, sino también encuentra sustento en los propios valores que animan la Constitución Política del Estado,
que hacen de la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad la clave para entender todos los
derechos fundamentales, entre los que se encuentra el derecho a la vida y la integridad moral. En esa
perspectiva, ante una acción del Estado que ha provocado un daño no resulta admisible indicar que las
víctimas son un número estadísticos cuyos perjuicios no deban ser reparados, por el contrario, la exigencia
constitucional impone al Estado la reparación respectiva”
“Hay que recordar aquí que en el caso de responsabilidad objetiva es irrelevante saber si el agente que
ocasionó el daño lo hizo de manera dolosa o negligente, pues la imputación que se le hace es por haber
incremento el riesgo en la vida en relación”. 3

DÉCIMO: En esa línea de interpretación y considerando la actividad que ejercen las empresas de
ferrocarril a través de los vehículos denominados “trenes”, que explotan un servicio de transporte de
pasajeros o de carga, asumen que realizan una actividad generadora de riesgos, tanto para sus
transportados como para los no transportados (los transeúntes por ejemplo).
Al ser así, cuando una firma está dedicada a este tipo de actividades y obtiene rédito a través de una
“cosa” de por sí peligrosa como puede ser un tren, se considera necesario que asuma la
indemnización del daño causado a raíz del desempeño de esa actividad.
Con ello, se busca que las empresas tomen precauciones respecto de la buena calidad, perfecto
estado y funcionamiento del material, capacitación y óptimo desempeño de su personal a fin de evitar
accidentes y otros eventos que puedan resultar perjudiciales para personas o bienes patrimoniales
ajenos a dicha actividad.
Para tal efecto se considera que el artículo 1970 del Código Civil es de naturaleza general, no
discrimina sobre bien alguno y resulta plenamente aplicable al caso concreto.
En tal sentido, la actividad desarrollada por el Tren No. 1001 de propiedad de la empresa Ferrocarril
Central Andino S.A. operado por el maquinista Jhon Ronny López Jara, que ocasionó la muerte de
Bruno Hernán Rodríguez Rojas de 11 años de edad el 27 de julio de 2010, era de una actividad de
naturaleza riesgosa, en virtud a la norma acotada, considerando que es responsable civil no el
conductor del bien considerado peligroso, sino la empresa propietaria u operadora que es la que
ejerce la actividad ferroviaria que por si misma es riesgosa, en tanto puede generar consecuencias
de peligro, de modo que su responsabilidad es directa por su propia actividad, estando a lo
expresamente reglado por la norma acotada., lo que no ha tomado en cuenta el Juez del proceso.

DÉCIMO PRIMERO: En esa misma línea de desarrollo, la empresa Ferrovías Central Andina S.A,
como empresa adjudicataria de la Buena Pro en la Licitación Internacional convocada por el Estado
Peruano, celebró un contrato de concesión en cuya virtud se le encargó el mantenimiento,
rehabilitación y explotación de los bienes de la concesión que incluye la vía férrea, estaciones,
andenes, elementos de señalización y comunicación entre otros.
Asimismo, en virtud del principio de adquisición de la prueba desarrollado en el octavo considerando
precedente, se examina la cláusula 12.2 del Contrato de Concesión Ferrocarril del Centro que
establece lo siguiente:
“12.2. Operadores de Servicios de Transporte Ferroviario. El Concesionario se obliga a permitir el ingreso
a la Línea férrea a toda aquella persona que cumpla con las condiciones previstas en este Contrato y en las
Leyes Aplicables. Sin perjuicio de las atribuciones que por disposición legal corresponden a OSITRAN, el
Concesionario queda obligado a supervisar y controlar que el desarrollo de Servicios de Transporte
Ferroviario por parte de Operadores de Servicios de Transporte Ferroviario se desarrolle dando estricto
cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad ferroviaria establecidas en el Contrato y en su Anexo No.
6…(…)”
Lo cual significa que Ferrovías Central Andina S.A. tiene como función obligatoria supervisar y
controlar el desarrollo de servicios de transporte que realice la empresa Ferrocarril Central Andino
S.A. como operador ferroviario, dando estricto cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad
ferroviaria establecidas en este contrato.
En tal sentido, las copias certificadas del Expediente Penal No. 01860-2014-0 sobre homicidio
Culposo Agravado seguido contra el maquinista Jhon Ronny López Jara por la muerte del hijo de la
demandante (que se tiene a la vista), de fojas 171 a 177, que son el Registro y Estadística de
Accidentes Ferroviarios en el Ferrocarril del Centro, expedido por el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones, acreditan que el maquinista Jhon Ronny López Jara tiene en su haber varios
accidentes ferroviarios como el atropello ocasionado con fecha 27/06/2007, el atropello de fecha
02/11/2008, el descarrilamiento de locomotora y dos vagones por vía en mal estado de fecha
03/07/2010, el atropellamiento seguido de muerte en fecha 27/07/2010, el atropello ocasionado con
fecha 15/08/2011 y descarrilamiento de fecha 12/03/2012, al cual se añade el evento en el que falleció
el menor hijo de la actora en fecha 27 de julio de 2010.
Si bien, estos mismos medios probatorios al ser ofrecidos por la demandante de fojas 732 a 740,
fueron rechazados por extemporáneos en la resolución 11 de fecha 20 de enero de 2014 de fojas
896, este Superior Colegiado considera que deben ser tomados en cuenta desde que prueban hechos
reales y objetivos referidos al historial laboral del maquinista que ocasionó la muerte del hijo de la
demandante y que no pueden ser obviados, por ser de suma relevancia en un proceso en cual se
esta dilucidando la responsabilidad civil de las empresas demandadas ante un accidente seguido de
muerte ocasionada por un personal a su servicio.
Estando a los hechos expuestos, surgen las interrogantes: ¿Cómo es posible que una empresa
operadora del servicio ferroviario en un país, mantenga al frente de la conducción de trenes de carga,
a un maquinista con antecedentes de accidentes seguidos de muerte, lesiones y descarrilamientos?
¿Cumplió la concesionaria Ferrovías Central Andina S.A. la labor de supervisión y control a que se
encontraba obligada a asumir respecto del desarrollo de las actividades de la empresa operadora
Ferrocarril Central Andino S.A.? ¿Se cumplió con controlar y supervisar si la persona de Jhon Ronny
López Jara se encontraba en la capacidad para desempeñar el cargo de maquinista de trenes de
carga? ¿Hubo preocupación, y diligencia de las demandadas en lograr seguridad en el transportes de
carga y de pasajeros? ¿El maquinista conductor de trenes de carga estaba suficiente capacitado para
la labor que desempeñaba y conocía todos los protocolos de seguridad para evitar accidentes? ¿
Pues si se pretende ser una empresa líder en el transporte por vía férrea con altos estándares
internacionales de calidad de servicio, seguridad y puntualidad, que son los objetivos que persiguen
todas las empresas, interesa el ejercicio del debido control sobre el personal que desempeña la labor
fundamental de conducir trenes que es el trabajo sobre el cual descansa la esencia de la labor
ferroviaria.
Entonces, las empresas demandadas no pueden argüir que no existe responsabilidad objetiva, porque
los efectos del artículo 1970 si les alcanza plenamente, sin perjuicio de que deben observar las
exigencias establecidas en las normas especiales que le son aplicables por la naturaleza de la labor
que realizan.

DÉCIMO SEGUNDO: Ahora bien, el artículo 1972 del Código Civil, aplicable a los casos de
responsabilidad por riesgo, regula la ruptura del nexo causal conformado por aquel supuesto que se
presenta ante un conflicto entre dos conductas o causa sobre la realización de un daño, el mismo
que será el resultado de una sola de dichas conductas. En este sentido, la conducta que no ha llegado
a causar el daño se denomina “causa inicial” y la conducta que llegó a causar el daño se denomina
“causa ajena”, debiendo revisarse si en este caso se presentan las causales eximentes de
responsabilidad civil, presentándose en cuatro supuestos:

DÉCIMO TERCERO: Sobre el “Caso fortuito” que una causa enteramente ajena a la voluntad de las
partes o cuando un imprevisto que no es posible resistir, como puede ser un fenómeno de la
naturaleza, como un terremoto, una inundación u otro tipo de catástrofe, son situaciones que como
vemos no se han presentado en este caso, en que la actora demanda el pago del daño ocasionado
por la muerte de su menor hijo Bruno Hernán Rodríguez Rojas ocurrido el 27 de julio de 2010, cuando
fue atropellado por el Tren No. 1001, propiedad de la empresa Ferrocarril Central Andino
S.A. operado por Jhon Ronny López Jara.

DÉCIMO CUARTO: Sobre la causal de “Fuerza mayor” tenemos que es un hecho, circunstancia o
acontecimiento extraordinario que se desata desde el exterior, imprevisible y que no hubiera sido
posible evitar aún aplicando la mayor diligencia, que imposibilita absolutamente para el cumplimiento
de una obligación.
Verificándose que en el presente caso, no ha concurrido ninguno de estos imprevistos que releven de
responsabilidad a las demandadas, pues el accidente fue provocado por el maquinista Jhon Ronny
López Jara que labora para la codemandada Ferrocarril Central Andino S.A. que es el operador
ferroviario para el transporte de carga o personas, en tanto Ferrovías Central Andina S.A. es la
empresa que fue adjudicada con la Buena Pro en la Licitación Internacional convocada por el Estado
Peruano celebrando un contrato de concesión en cuya virtud se encarga del mantenimiento,
rehabilitación y explotación de los bienes de la concesión que incluye la vía férrea, estaciones,
andenes, elementos de señalización y comunicación entre otros.

DÉCIMO QUINTO: Aquí el daño es causado por una persona diferente a la que es señalada, es decir,
acá no hay nexo causal entre el daño ocasionado y la persona que causa el daño, pero hay que tener
en cuenta que en ocasiones se es responsable por hechos ajenos según lo preceptuado en el código
civil en la responsabilidad civil contractual. En el presente caso, el nexo causal se presenta por la
especial relación que une al maquinista Jhon Rony López y su empleadora, la empresa Ferrocarril
Central Andino S.A. y por ser la persona que ocasionó la muerte del menor hijo
de la demandante. En este caso, es obvio que la empresa citada responde por los daños causados
por el maquinista a su cargo y por lo establecido en el artículo 1970, referida a la responsabilidad
objetiva referida a la actividad ejercida por quien mediante un bien riesgoso causa un daño a otro.

DÉCIMO SEXTO: Respecto a la cuarta causal eximente de responsabilidad constituida por la


imprudencia de quien padece el daño, considerando que las empresas demandadas alegan que se
ha producido la “fractura causal” por imprudencia de la víctima conforme al artículo 1972 del Código
Civil4, es pertinente citar el desarrollo doctrinario efectuado por Lizardo Taboada Córdova 5 que
sostiene que.
“Las fracturas causales se invocan consiguientemente siempre que el autor de una
determinada conducta logre acreditar que no ha sido el causante del daño imputado, por
el ser el mismo consecuencia de otra causa, ya se trate de caso fortuito, fuerza mayor,
hecho de tercero o hecho de la víctima “ …(…) Dicho en otros términos, cada vez que se
le intente atribuir a un sujeto una responsabilidad civil extracontractual por la supuesta
producción de un daño, el mismo tendrá la posibilidad de liberarse de dicha
responsabilidad si logra acreditar que el daño causado fue consecuencia no de su
conducta sino de un causa ajena, o lo que es lo mismo de otra causa…(…)"
Dado que las empresas demandadas alegan que el evento se habría producido por imprudencia de
la víctima, debemos verificar si realmente se le puede imputar “imprudencia” a la víctima que era el
niño Bruno Hernán Rodríguez Rojas de 11 años de edad, a quien se le había diagnosticado una
condición de “autismo leve” según el Informe Psicológico de fojas 45 a 47.
Al respecto se debe considerar que el “autismo” es una condición neurológica que se caracteriza por
la intensa concentración de una persona en su propio mundo interior y la pérdida de contacto con la
realidad exterior, lo que implica en una persona y mas aún en un niño, un estado de incapacidad que
se da en diferentes grados, pero que en forma obvia no permite a quien la sufre un mismo nivel de
respuesta a los estímulos del mundo exterior que el que tendría una persona con un desarrollo
cognitivo normal.

DÉCIMO SÉPTIMO: Para determinar si el mencionado menor ha incurrido en una “conducta


imprudente” debemos señalar que este elemento supone: 1) Una conducta humana consistente en
hacer o no hacer, pero no dolosa o maliciosa. 2) Que esa conducta infrinja un deber objetivo de
cuidado, es decir, que el sujeto podía y debía haber previsto las consecuencias de su conducta, o lo
que es lo mismo, el resultado lesivo y su vinculación causal con su propio hacer u omitir, y si no lo
hizo fue a causa de su propia dejadez o descuido. 3) Que esa conducta produzca una lesión en un
bien jurídico de un tercero que represente un valor protegido por la Ley. 4) Que exista una relación de
causalidad entre la acción u omisión voluntaria y el resultado dañoso.
En el presente caso, al menor Bruno Hernán Rodríguez Rojas no cabría atribuirle imprudencia, pues
en forma obvia se encontraba dentro del ámbito de protección que la ley otorga a los menores de
edad a quienes considera inimputables para los efectos de salvaguardarlos de responder a sus actos
por el estado de inmadurez física y emocional.
Por otro lado, no se encontraba en la capacidad mental para preveer las consecuencias de su
conducta o tener el discernimiento para preveer un resultado lesivo de sus actos, al sufrir de un
“autismo leve”, pues era un niño que no tenía un nivel de respuesta al mundo exterior normal. De
modo que, la limitación mental que tenía hacía que no pudiera darse cuenta del peligro que implicaba
transitar por una vía férrea, y no pudo determinar por las luces del tren, su sonido, la hora que era, el
peligro que corría su vida.
Siendo así, esta capacidad de discernimiento la tiene el maquinista Jhon Rony López Jara, por
encontrarse sano en sus facultades mentales, y por la experiencia de más de 20 años que tenía como
conductor de trenes, conforme lo señaló el mismo en la declaración contenida a fojas 21 del Cuaderno
de copias del Expediente Penal admitido como medio probatorio en resolución 32 de fecha 16 de
diciembre de 2015 (fojas 1255) y por haber tenido varios accidentes en los cuales había arrollado a
otras personas y ocasionado descarrilamientos, lo que debió hacer que actuara con más diligencia en
el manejo de trenes, pues si la experiencia de haber fallado una, dos o más veces, no nos hace obrar
con mayor responsabilidad y diligencia en un trabajo, entonces no somos aptos para seguir
desempeñando esa función.

DÉCIMO OCTAVO: Por otro lado, se tiene en cuenta el peritaje de parte presentado por la parte
demandante de fojas 979 a 1002, en el cual se concluye que el niño Bruno Rodríguez Rojas no pudo
evitar el accidente, tanto por su sensibilidad extrema a los estímulos sensoriales como por su
desarrollo físico y cognitivo en comparación a un adulto y en especial a un niño neurotópico, motivo
por el cual no es posible asignar una causa generadora de accidente al peatón como se describe en
el Informe Técnico No. 332-10-UIAT-PNP-G-1 elaborado por la Policía de Investigación de Tránsito
al realizar las investigaciones del accidente ferroviario, conclusión que refuerza la tesis de que al dicho
menor no se le puede imputar una “conducta imprudente”.
En este sentido, se considera irrelevante si el menor Bruno de 11 años de edad tenía un nivel de
autismo, leve, mediano o grave, pues por su edad era obvio que no se le puede atribuir imprudencia,
que sólo es exigible a aquellas personas plenamente capaces para darse cuenta cuando están
actuando mal o bien, y que de motu propio actúan con falta de precaución que implica omitir la
diligencia requerida o un olvido de la previsión aconsejable para realizar algún hecho que la prudencia
popular recomendaría. Discernimiento que no se le puede atribuir a un niño de 11 años, tenga o no
tenga “autismo”, de modo que las empresas demandadas no pueden argüir imprudencia en el menor
hijo de la demandante, para evadir su responsabilidad.

DÉCIMO NOVENO: Asimismo, las demandadas también atribuyen “imprudencia” a madre del menor
fallecido porque “debió adoptar todas las precauciones necesarias para evitar que el menor escapara
de su control emprendiendo la carrera” y luego “perdió el control del menor que estaba bajo su cuidado
y responsabilidad”6, debiendo tener en cuenta el juzgador que ese fue el hecho que precipitó todo el
drama subsecuente.
Asimismo, en el escrito de fecha 16 de mayo de 2014 sobre alegatos (fojas 1037) la empresa
Ferrocarril Central Andino S.A. señala que: “En el presente caso, alegamos que no se configura un
6A fojas 542 y 539
supuesto de responsabilidad objetiva toda vez que estamos en presencia de la imprudencia de la
propia víctima, reflejado en el descuido de la propia demandante al dejar escapar a su menor hijo
cuando se encontraban paseando por la Plaza Mayor de Lima”
Sobre lo expuesto debe tomarse en cuenta que si bien es responsabilidad de los padres el encargarse
de la seguridad y custodia de sus hijos menores de edad, se considera que generalmente los niños
son juguetones, traviesos y viven en constante movimiento, de modo que, acorde a las reglas de
excepción su accionar a veces puede rebasar los cuidados de sus progenitores, siendo realmente
posible que se alejen de ese ámbito de cuidado en razón de su conducta propia de “niños”, sin que
ello signifique necesariamente que las persones mayores encargadas de su cuidado hayan incurrido
en una conducta imprudente por negligencia o temeridad.
En el caso de autos, el diagnóstico expuesto en el Informe de Conducta obrante de fojas 48 a 49 y el
Informe Psicopedagógico de fojas 53, señala que Bruno Hernán Rodríguez Rojas corría siempre en
forma intempestiva y constante, moviéndose rápido, destacando en inteligencia físico – cinestética,
de modo que la madre debía redoblar los cuidados sobre su hijo y evitar que no corra lejos de ella, lo
que en forma evidente implicaba un esfuerzo en el cuidado que debía prodigarle, siendo también real
y objetivamente posible que el menor fallecido haya podido evadir el ámbito de cuidado prodigado por
su madre, justamente por el diagnóstico de “autismo leve”, que no le permitía tener control de su
conducta y de los estímulos externos.
Siendo así, es posible que las empresas demandadas pretendan justificar la muerte de un menor
como Bruno Hernán Rodríguez Rojas en las circunstancias acaecidas el 27 de julio de 2010?
¿Pueden argüir que la madre “dejó escapar” a su hijo intencionalmente?
En otras palabras si los padres presuntamente no tuvieron toda la diligencia en el cuidado de un hijo,
¿Ello puede justificar que un bien de naturaleza riesgosa accionado por una persona, pueda arrollar
o atropellarlo y causarle la muerte? ¿Podemos justificar la muerte de un niño autista de 11 años de
edad, sólo fundamentándonos en la negligencia atribuida a los padres?¿Acaso las empresas
Ferrocarril Central Andino S.A. y Ferrovías Central Andina S.A. consideran que tienen “patente de
corso” para ocasionar accidentes seguidos de muerte contra niños por el sólo hecho de haber sido
descuidados por sus padres, para luego alegar imprudencia de éstos y así justificar que el atropello y
muerte de las víctimas es imputable a los padres y no las empresas demandadas que tenían la
operación y concesión de tren y con un personal que conduce un bien riesgoso, pretendiendo así,
evitar responder civilmente por el daño causado?
La respuesta definitivamente es no, porque la omisión o negligencia incurrida por unos, no justifica la
de otros, y porque el sistema jurídico persigue que se ejerza el derecho con una finalidad económica
y social para la que fue concebido, sin atropellar un interés legítimo, para evitar arbitrariedades que
encuentren su justificación en las omisiones de otros.
Además, las alegaciones expresadas por las empresas demandadas no han sido probadas quedando
sólo en meras alegaciones verbales, pues señalan que la demandante descuidó al menor fallecido,
pero no han presentado prueba alguna que acredite como se configuró ese descuido.

VIGÉSIMO: En ese sentido, se estima que si bien la demandante en el momento que se encontraba
con su hijo en la Plaza de Armas no pudo controlar su conducta cuando ésta escapó de su lado, se
aprecia que como madre tomó todas las acciones necesarias para traerlo de vuelta con ella, y ante

10
su desaparición procedió a buscarlo conjuntamente con el padre y hacer la denuncia respectiva ante
la Comisaría de San Andrés, donde les manifestaron que tenía que pasar 24 horas para formalizar lo
ocurrido, obteniendo el apoyo de varios efectivos policiales que les apoyaron en la búsqueda del
menor.7
En esa línea de análisis, es vital señalar que ante la denuncia de la desaparición del menor, la policía
no actuó rápidamente en su búsqueda porque sostuvo que no había transcurrido el plazo de 24 horas
que era una regla de espera para formalizar la búsqueda de la persona desaparecida. Es así, que en
virtud de este caso y ante la lucha constante de la demandante madre del menor Bruno Hernán
Rodríguez Rojas, se emitió la Ley No. 29685 publicada el 14 de mayo de 2011, conocida como “Ley
Brunito”, que permite acciones inmediatas de búsqueda, localización y protección por parte de la
autoridad cuando se reporta la desaparición de personas vulnerables, pues obliga a las comisarías a
recibir denuncias de desaparición de menores de edad, adultos mayores y personas con
discapacidad de inmediato, de modo que ninguna comisaría puede negarse a recibir una
denuncia e imponer plazos de tiempo a los familiares para efectuarla. Dando primero una nota
informativa con los datos básicos y una fotografía de la persona, luego la comisaría remite esta
información a la dirección de carreteras, fronteras y serenazgo.
En consecuencia, la demora en hallar al menor no es atribuible como responsabilidad imputable a la
madre, pues la espera en formalizar su desaparición se debió a la decisión de las autoridades
policiales, que tenían como regla la espera de 24 horas para proceder a la búsqueda de una persona
desaparecida.

VIGÉSIMO PRIMERO: Por consiguiente, no se aprecia que la demandante haya incurrido en una
conducta imprudente en el cuidado de su hijo, sino que estamos ante la descripción de un niño que
además padecía de “autismo leve”, así que era posible que en algún momento evadiera los cuidados
de su madre, pues corría intempestivamente y se alejaba sin un destino preciso, hecho que acaeció
el 27 de julio de 2010, cuando escapó del control de su progenitora y echó a correr sin destino llegando
a la vía férrea donde falleció atropellado por el tren No. 1001 conducido por el maquinista Jhon Rony
López Jara.
En ese orden de ideas las empresas demandadas no han probado que la demandante realizó una
conducta imprudente consistente en un hacer o no hacer, como tampoco que esta conducta haya
infringido un deber objetivo de cuidado, pues no existe medio de prueba alguno que acredite que
descuidó a su hijo cuando se encontraba paseando por la Plaza de Armas de Lima, ya que ella ha
sostenido que estaba con él tomándole fotos, es decir, se encontraba bajo su cuidado cuando empezó
a correr por la Calle Junín llegando hasta la Avenida Abancay donde lo perdió. Esta declaración la
efectuó con fecha 01 de septiembre de 2010, conforme corre a fojas 1139 de autos, entre las piezas
procesales que componen las copias del Atestado Policial acompañadas al escrito de fojas 1153,
habiendo el Juzgado de origen corrido traslado de tal medio probatorio en la resolución 23 de fecha
10 de diciembre de 2014 (fojas 1167), verificándose que la presentación de estos instrumentos no
fueron cuestionados por la parte demandada, por lo cual surten efectos legales de probar los alegatos
presentados por la actora.

7Manifestación de David Rodríguez Barrientos (padre del menor) a fojas 28. Corroborado con las Observaciones del
Atestado Policial a fojas 70, en la cual se refiere que adjuntó copia de la denuncia por desaparecidos recibida por la
11
En esa línea de razonamiento, este Superior Colegiado considera que los argumentos formulados por
los demandados no sustentan la causal eximente de imprudencia, que pueda enervar la
responsabilidad objetiva que tiene las empresas demandadas en el hecho dañoso mencionado

VIGÉSIMO SEGUNDO: Por otro lado, no se ha tomado en cuenta que conforme a los artículos 31 8,
369, 3810, 5111 y 5212 del Reglamento Nacional de Ferrocarriles aprobado por el D.S. No. 032-2005-
MTC las vías férreas deben tener todos los sistemas destinados a lograr y obtener que el movimiento
de los trenes se efectúe en condiciones se seguridad y sin accidentes, observándose que en la vía
férrea a la altura del kilómetro 14 donde sucedió el accidente, conforme a la fotografía que corre a
fojas 670 (tomo II del expediente) no se aprecia señalización alguna, ni baranda de protección que
impida el ingreso de personas a la vía férrea, teniendo en cuenta que se ubica en una zona transitada
donde se encuentra inclusive un grifo, estando a 100 metros aproximadamente al Este del cruce
Carretera Central entrada Gloria Grande.
Se considera entonces que no había ninguna medida de seguridad instalada en la vía férrea que
evidencie que las empresas demandadas hayan cumplido con instalar sistemas de seguridad para
evitar accidentes, conforme a la exigencia establecida en el Reglamento Nacional de Ferrocarriles
que regula entre otros, el mantenimiento y seguridad de la vía férrea, por lo que este Superior
Colegiado no concuerda con la conclusión del A quo que señala que Ferrovías Central Andina S.A.
no ha violentado el mantenimiento de la vía férrea a que está obligada en su calidad de concesionaria
encargada del mantenimiento, rehabilitación y explotación del bien a su cargo, conforme a las reglas
de naturaleza especial que regulan su actividad.

VIGÉSIMO TERCERO: Asimismo, de las copias de la declaración del maquinista Jhon Rony López
Jara efectuada con fecha 10 de agosto de 2010 (fojas 19 de las copias del expediente penal) con el
asesoramiento de su abogada Ana María Sánchez Gregorio, claramente señala que a la altura del
kilómetro 14 de la Carretera Central Santa Clara a las 21:45, se estaba desplazando a una velocidad
de 25 km. Y a una distancia de 50 metros llega a observar una mancha negra, reduciendo la velocidad
y aplicando freno automático y al estar a 25 metros visualiza que el bulto era una persona,
procediendo a aplicar el freno.
Considerando que el mencionado maquinista ya tenía en su haber diversos accidentes ferroviarios
con heridos, una persona fallecida y otros descarrilamientos, y la amplia experiencia laboral de 20
8 Artículo 31º.- Estandarización de la señalización La señalización de la vía férrea está compuesta por todos los
sistemas destinados a lograr y obtener que el movimiento de trenes se efectúe en condiciones de seguridad y sin
accidentes, por lo que las Organizaciones Ferroviarias deberán adecuar sus señalizaciones de vía a las normadas según
anexos adjuntos que correspondan.
9 Artículo 36°.- Señales de velocidad.- En los tramos con restricción de velocidad, se colocará un letrero de advertencia

al costado de la vía por el lado que corresponda al maquinista, de modo que pueda ser divisado desde ambos lados de
la locomotora y desde una distancia no menor de 200 metros. Ampliándose el tramo de precaución de la restricción si por
curvas u otros obstáculos se impidiera la visualización de esta distancia, Dicho letrero llevará una inscripción indicando la
velocidad máxima permisible en el tramo. Conforme se indica en el Anexo Nº 2.
10 Artículo 38°.- Señales al final de un tramo con velocidad restringida Al finalizar un tramo con velocidad restringida,

se debe colocar al costado de la vía del lado que corresponda al maquinista, según el sentido de tránsito del tren, un
letrero con las inscripciones indicativas de la velocidad máxima permitida en adelante. El tren incrementará su velocidad
cuando el último vagón o coche haya pasado dicho letrero. Conforme se indica en el Anexo Nº 2.
11 Artículo 51.- Mantenimiento de la vía férrea.- Las Organizaciones Ferroviarias a cargo de las vías férreas deben

mantenerlas de acuerdo al Manual de Mantenimiento de la Vía Férrea.


12 Artículo 52°.- Seguridad de la vía férrea.- Para efecto de la seguridad en la vía férrea, las Organizaciones Ferroviarias

procederán de acuerdo al Manuel de Seguridad de la Vía Férrea.


12
años, cabía que advirtiendo un bulto en la vía férrea inmediatamente aplicara el freno para evitar un
posible atropellamiento y no esperar recién estar a 25 metros para visualizar bien e identificar el bulto
y recién allí tomar las medidas de seguridad para evitar un evento de esta naturaleza. Justamente la
experiencia de diversos accidentes ocasionados en su carrera laboral, debió servir de parámetro para
cumplir su trabajo con mayor diligencia y cuidado.

VIGÉSIMO CUARTO: Por consiguiente, en el presente caso la antijuricidad se configura por la


infracción del deber de no dañar, preestablecido en una norma o regla de derecho y que causa daño
a otro, obligando a su reparación a quien resulte responsable en virtud de una imputación o atribución
legal del perjuicio. El comportamiento humano que contraría al ordenamiento jurídico configura el
substratum del hecho ilícito, y constituye a la vez el elemento material u objetivo imprescindible para
que nazca la responsabilidad civil extracontractual.
Conforme a lo expuesto, se entiende que la antijuridicidad objetiva se basa en la idea de que la norma
jurídica es primordialmente un juicio de valor. Según esta posición, la finalidad fundamental de las
normas jurídicas es resolver conflictos de intereses declarando, en cada caso, el interés que
consideran predominante y estableciendo determinadas consecuencias jurídicas para el supuesto de
que el mismo se vea vulnerado. Así, se postula que el juicio de antijuricidad consiste en el disvalor
que recae sobre el hecho en el caso de que contravenga el interés declarado preponderante por la
norma jurídica. El juicio de antijuricidad, entonces, es un juicio de disvalor sobre el hecho objetivo por
haber producido un resultado contrario a las valoraciones de las normas. En este caso, la empresa
operadora Ferrocarril Andino S.A. es la que ha causado la muerte del menor hijo de la demandante a
través de uno de sus maquinistas, verificándose que también existe responsabilidad en la empresa
concesionaria Ferrovías Central Andina S.A. desde que como concesionaria encargada del
mantenimiento, rehabilitación y explotación del bien a su cargo, conforme al Contrato de Concesión
firmado con el Estado, se encontraba en la obligación de supervisar si la empresa operadora procedía
conforme a las reglas de seguridad, dando estricto cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad
ferroviaria establecidas en este contrato.

VIGÉSIMO QUINTO: Al ser así, se advierte la concurrencia de la relación de causalidad, entre la


conducta desplegada por el maquinista Jhon Rony López Jara al conducir un vehículo de transporte
de carga constituido por el Tren No. 1001 que es de propiedad de la empresa Ferrocarril Andino
S.A. y el evento dañoso constituido por el arrollamiento sufrido por el menor hijo de la demandante,
seguido de muerte, pues el mencionado conductor labora para la empresa operadora de modo que
sus actos en el ejercicio de su trabajo vincula a dicha empresa conforme a lo previsto en el artículo
1970 del Código Civil, pues existe una concurrencia copulativa entre el hecho y el daño producido, es
decir entre la conducta negligente del maquinista que operaba el tren No. 1001 y el daño causado,
porque a consecuencia de su accionar falleció el menor hijo de la demandante.
Asimismo, se considera que esta responsabilidad también atañe a la empresa Ferrovías Central
Andina S.A. por ser la empresa concesionaria que se encarga de supervisar y controlar el desarrollo
de servicios de transporte que realice la empresa Ferrocarril Central Andino S.A. como operador
ferroviario, dando estricto cumplimiento a las disposiciones sobre seguridad ferroviaria establecidas
en el Contrato de Concesión, funciones que no ejercitó pues no

13
Al ser así, el nexo de causalidad se configura desde que la muerte del menor hijo de la demandante
es ocasionada por el maquinista Jhon Rony López Jara que tiene nexo laboral con la empresa
Ferrocarril Andino S.A.,

VIGÉSIMO SEXTO: Sobre el factor de atribución, es pertinente citar el desarrollo jurisprudencial


expuesto en la Casación No. 2530-2013-Junín publicada con fecha 30 de julio de 2015, que señala
lo siguiente:
“Es por eso que se pasa de una noción de culpa absoluta , a la inversión de la carga de la prueba y de allí
a la responsabilidad objetiva, mediante el cual el factor de atribución es la tenencia de un bien riesgoso o la
actividad riesgosa que, por ello mismo, incremente el peligro de las personas y sus bienes en la vida de
relación”
(…) “
“Sétimo.- Que, expresado ello se tiene que el tendido de cables eléctricos, en vía aérea, cerca de viviendas
constituye un peligro potencial para las personas dado que incremente el riesgo de daños. Siendo ello así,
el factor de atribución es uno objetivo y consecuentemente, el daño debe repararse por su sóla producción.”
En el presente caso, el factor de atribución está constituido por el ejercicio de una actividad riesgosa
o peligrosa como es el manejar un tren de carga que transporta toneladas de peso que se adentra en
zonas urbanas de la ciudad que debe reunir determinados protocolos de seguridad, como contar con
personal capacitado que conduzcan los trenes, así como dotar a las vías ferroviarias de la suficiente
seguridad para evitar estos eventos que pueden ser de niveles gravosos dado las altas cargas de
minerales y otros productos que transportan, que podrían colocar en severo riesgo la salud y la vida
de la población civil que circundan dichas vías.

VIGÉSIMO SÉPTIMO: Considerando que el daño emergente es el menoscabo sufrido en el


patrimonio o bienes de una persona a consecuencia del acto ilícito, en el presente caso, la
demandante con los documentos obrantes de fojas 156 a 206, acredita que ha efectuado un gasto
aproximado de S/. 8,500.00 nuevos soles para afrontar gastos referidos al responso de cuerpo
presente en el velatorio para su fallecido Bruno Hernán Rodríguez Rojas, gastos referidos a sacar
copias, anillados y escaneos de impresión para adjuntar documentos referidos a la muerte de su hijo,
movilidad que tuvo que utilizar para transportarse, así como el gasto que realizó en medicinas que
debió tomar para afrontar con calma el dolor por la pérdida sufrida y otros.
Respecto al documento obrante de fojas 207 a 223 referidos a un refinanciamiento de su
departamento, se considera que estos documentos no acreditan en forma fehaciente lo que pretende
la demandante, dado que sólo adjunta estos documentos sin explicar en forma precisa de que forma
probarían un desembolso a consecuencia del acto dañoso sufrido, no cumpliendo la finalidad prevista
en el artículo 196 del Código Procesal Civil que es acreditar los hechos que configuran su pretensión.

VIGÉSIMO OCTAVO: Respecto al daño moral debe precisarse que la fijación de un quantum
indemnizatorio no constituye una labor sencilla para el órgano jurisdiccional, pues el daño moral por
conllevar un componente subjetivo al referirse a la afectación interna que sufre la persona por el daño
causado, debe realizarse en base a un análisis adecuado del acervo probatorio y en última instancia
deberá emplear su mejor criterio para determinar un monto adecuado que cumpla su

14
función de resarcir el perjuicio ocasionado, siendo pertinente citar lo expuesto en la Casación No.
1632-2004-Chincha13 que ha señalado lo siguiente:
“Si bien la existencia de un daño moral constituye un daño de carácter no patrimonial que resulta difícil de
cuantificar, sin embargo, corresponde al Juez valorar equitativamente dicho concepto, expresando su
valoración razonada al respecto, de acuerdo a los principios de la sana crítica…(…)”.
En ese sentido es pertinente señalar que el artículo 1985 del Código Civil estatuye lo siguiente:
“La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u omisión generadora del daño,
incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo existir una relación de
causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses
legales desde la fecha en que se produjo el daño”.
Asimismo, es pertinente citar lo previsto en el artículo 1332 del Código Civil que claramente establece
lo siguiente:
“Si el resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto preciso, deberá fijarlo el Juez con
valoración equitativa”
Lo que significa que el daño moral implica que debe ser resarcido teniendo en cuenta la magnitud del
menoscabo producido a la víctima y su familia, para lo cual se deben examinar las circunstancias
particulares del caso y el hecho de que, tratándose de un daño cuyo monto no puede determinarse
de manera precisa, el juez deberá fijarlo prudencialmente de una manera equitativa.

VIGÉSIMO NOVENO: Habiendo solicitado la parte demandante por concepto de daño moral la suma
de 150’000,000,000.00 nuevos soles, se considera que en virtud del artículo 1984 del Código Civil se
debe valorar en forma adecuada el daño moral sufrido por la demandante, pues su cuantificación
debe ser objeto de una valorización razonada de acuerdo a los principios de la sana crítica.
La empresas demandadas sostienen que el daño indemnizable debe ser probado, que la carga de la
prueba del daño recae en la víctima y que la demandante debe demostrar las circunstancias en las
que se produjo el hecho dañoso para presumir la existencia del dolor y que debe ser cierto y probado
por ella.
Al respecto, se estima que el fallecimiento del menor Bruno Rodríguez Rojas significó para su madre
una pérdida irreparable, consecuencia directa del accidente ferroviario acaecido el 27 de julio de 2010,
mas aún considerando las circunstancias que rodearon los hechos, como es la forma violenta en que
perdió la vida, dolor que se encuentra graficado con las fotografías obrantes de fojas 88 a 89, fojas
91 a 92, y de fojas 96 a 97; considerando este Superior Colegiado, que el dolor de una madre ante
un evento de esta naturaleza no requiere probanza alguna, pues es indubitable que por dicha relación
familiar no existe sentimiento mas intenso de dolor que perder a un hijo en un evento violento, de un
momento a otro, después de haberlo visto sano y en buen estado de salud, más aún cuando es un
niño.
Este sentimiento de dolor se agrava, con la indignación natural que debió sentir la madre al verificar
que este hecho fue ocasionado por el conductor de un tren con amplio historial de accidentes en su
haber, y que conforme se aprecia de sus propias declaraciones, al ver un bulto a 50 metros no tomó
todas las precauciones para detener la máquina, pues pudo presumir que se trataba de una persona
como las que en anteriores ocasiones atropelló.

13 Casación No. 1632-2004- Chincha, 22 de septiembre de de 2005. En Jus Doctrina y Práctica, No. 04, Lima, 2007,
pag. 230.

15
Además de los medios probatorios adjuntados por la demandante de fojas 227 a 267 demuestran en
forma indubitable su preocupación y amor por su hijo, realizando actos concretos para darle la mejor
educación posible considerando el “autismo leve” que padecía, buscando proveerle de la mejor
atención y cuidado. Más aún, estaba tramitando su visa para llevarlo fuera del país a recibir un mejor
tratamiento médico para superar el autismo que padecía, conforme se aprecia de la copia del
pasaporte que corre a fojas 58.
Ante circunstancias semejantes ¿podemos pedirle a la demandante Lis Geraldine Rojas Loyola, que
acredite con mayor acervo probatorio su sufrimiento al ver cuerpo destrozado de su menor hijo de 11
años, bajo las ruedas de un tren de carga? ¿Podemos exigirle que acredite su dolor por haber perdido
para siempre a su hijo, al que nunca volverá a ver? Evidentemente no, pues queda claro que el daño
moral o personal que sufre una madre consistente en el sufrimiento producido por la muerte del hijo,
sin duda, es un acontecimiento que produce intenso dolor y pesadumbre a quien lo padece.
Fundamentos por los cuales este Superior Colegiado considera que en forma adecuada el quantum
indemnizatorio por daño moral debe fijarse en la suma de S/. 800,000.00 soles.

TRIGÉSIMO: Por los fundamentos expuestos y atendiendo a la naturaleza de la pretensión y en virtud


del principio de celeridad procesal, este Superior Colegiado revoca la sentencia apelada que falla
declarando infundada la demanda de fojas 295 a 321, subsanada de fojas 333 a 338, interpuesta por
Lis Geraldine Rojas Loyola contra Ferrocarril Central Andino y Ferrovías S.A. sobre indemnización
por daños y perjuicios (responsabilidad extracontractual). Sin costas, ni costos y reformándola
declaran fundada la demanda en parte, y ordena que las empresas Ferrocarril Central Andino S.A. y
Ferrovías Central Andina S.A. cumplan con pagar a la demandante la suma de S/. 8,500.00 soles por
concepto de daño emergente y la suma de S/. 800,000.00 soles por concepto de daño moral, con
costas y costos del proceso.

Por tales consideraciones, y administrando justicia a nombre del Pueblo:

SE RESUELVE:
REVOCAR la SENTENCIA contenida en la resolución 47 de fecha 15 de marzo de 2017, corriente de
fojas 1495 a 1504, que falla declarando INFUNDADA la DEMANDA de fojas 295 a 321, subsanada
de fojas 333 a 338, interpuesta por Lis Geraldine Rojas Loyola contra Ferrocarril Central Andino y
Ferrovías S.A. sobre indemnización por daños y perjuicios (responsabilidad extracontractual) y la
REFORMAN declarando FUNDADA en PARTE la DEMANDA de fojas 295 a 321, subsanada de fojas
333 a 338, interpuesta por Lis Geraldine Rojas Loyola contra Ferrocarril Central Andino y Ferrovías
S.A. sobre indemnización por daños y perjuicios (responsabilidad extracontractual), debiéndose fijar
la suma de S/. 8,500.00 soles por concepto de daño emergente y la suma de S/. 800,000.00 soles por
concepto de daño moral, con costas y costos del proceso.
En los seguidos por LIS GERALDINE ROJAS LOYOLA contra FERROCARRIL CENTRAL ANDINO
S.A. y FERROVIAS CENTRAL ANDINA S.A. sobre INDEMNIZACION POR DAÑOS Y
PERJUICIOS.-

16
ORDOÑEZ ALCANTARA BUSTAMANTE
OYAGUE

TORRES
VENTOCILLA

Juez: Ronald Mixán Alvarez


Juzgado: Juzgado Especializado en Ejecución de Sentencias Supranacionales

Bibliografía

Beltrán, J. F. (s.f.). La prueba de la causalidad en la Responsabilidad Civil. En J. F. Beltrán.

Pacheco, J. A. (2004). Estudios de la Relación Causal en la Responsabilidad Civil.


Revistas.pucp.edu.pe, 260-263. Obtenido de
file:///C:/Users/Smart%20Solutions/Downloads/16891-
Texto%20del%20art%C3%ADculo-67103-1-10-20170424%20(1).pdf

17
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE, CON CAUSALIDAD Y CASOS
ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD, LA INCITACIÓN O AYUDA, LA
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES

ASIGNATURA: Responsabilidad Civil

DOCENTE: Henry, García García

ALUMNOS: Jurado Garcia, Elizabeth

Lechuga Pinedo, Allvaro Renzo

CÓDIGO: 015100748A

CUSCO - PERÚ
Noviembre de 2020
INDICE
INDICE ............................................................................................ 2
INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 3
SUBCAPITULO I ............................................................................................ 4
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE ....................................................... 4
1. INCITACIÓN O AYUDA, QUE ESTÁ ESTABLECIDO
EN EL ARTÍCULO 1978 DEL CÓDIGO CIVIL PERUANO .......................... 4
2. SOLIDARIDAD DE RESPONSABLES ..................................................... 5
SUBCAPITULO II ........................................................................................... 6
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE CON CAUSALIDAD ..................... 6
SUBCAPITULO III .......................................................................................... 7
CASOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD ........................................ 7
1. EL DAÑO INCONSCIENTE ....................................................................... 7
2. LOS DAÑOS CAUSADOS POR LAS COSAS ......................................... 8
3. LA RESPONSABILIDAD VICARIA DEL EMPLEADOR .......................... 8
4. DIFAMACIÓN Y CALUMNIA ..................................................................... 8
SUBCAPITULO IV ......................................................................................... 8
LA INCITACIÓN O AYUDA ........................................................................... 8
1. ETIMOLOGIA ............................................................................................ 8
2. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO................................................... 9
3. NOCIONES PARA DIFERENCIAR AL INCITADOR
O AYUDANTE, DEL COAUTOR ................................................................ 10
4.COMO DETERMINAR AL INCITADOR O AYUDANTE .......................... 11
5. RELACIÓN CAUSAL DEL INCITADOR Y AYUDANTE ........................ 12
6. GRADO DE RESPONSABILIDAD Y DISCRECIONALIDAD
DEL JUEZ .......................................................................................... 12
SUBCAPITULO V ........................................................................................ 13
1. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO................................................. 13
2. JURISPRUDENCIA.................................................................................. 14
3. LEGISLACIÓN COMPARADA ................................................................ 15
4. CONCAUSALIDAD Y DAÑO SUCESIVOS ............................................ 15
BIBLIOGRAFIA .......................................................................................... 17

P á g i n a 2 | 17
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico se desarrolla de acuerdo a la teoría general del Derecho


y a la responsabilidad en casos especiales de responsabilidad concurrente, causalidad
y los casos especiales de responsabilidad que se dan dentro del panorama del Derecho
Civil Peruano y más precisamente en su capítulo de responsabilidades
extracontractuales. De la misma manera se definirá la incitación o ayuda y como se
encuentra dicha figura establecida en la norma y la responsabilidad con la que se actúa
contra tales sujetos, desarrollando y diferenciando la responsabilidad solidaria de los
concausantes a modo de dar claridad y esclarecimiento a la teoría que se desarrollará
frente a las figuras de la participación dentro de un hecho dañoso frente a un sujeto
determinado y las precisiones de ley.

P á g i n a 3 | 17
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE, CON CAUSALIDAD Y CASOS
ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD, LA INCITACIÓN O AYUDA, LA
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES
SUBCAPÍTULO I
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE:
La Responsabilidad concurrente tiene concordancia con Responsabilidad solidaria,
establecida en el Código Civil Peruano en su Artículo 1983 – Responsabilidad solidaria
"Si varios son responsables del daño, responderán solidariamente. Empero, aquel que
pagó la totalidad de la indemnización puede repetir contra los otros, correspondiendo al
juez fijar la proporción según la gravedad de la falta de cada uno de los participantes.
Cuando no sea posible discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la
repartición se hará por partes iguales”.
Y de la misma forma existe una relación con el Artículo 1978 – Responsabilidad por
incitación y/o coautoría “También es responsable del daño aquel que incita o ayuda a
causarlo. El grado de responsabilidad será determinado por el juez de acuerdo a las
circunstancias.”
Hablar de obligaciones o responsabilidades concurrentes nos remontamos a Francia,
ya que es en este país donde se ha aplicado con más frecuencia.
Al referirnos de una Responsabilidad Concurrente esta se divide en 2 supuestos:
1. INCITACIÓN O AYUDA, QUE ESTÁ ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 1978
DEL CÓDIGO CIVIL PERUANO
Es preciso aclarar que es necesario distinguir dos aspectos fundamentales o hipótesis
de hecho: la incitación y la ayuda.
Este artículo fue inspirado en el Código Italiano; de acuerdo a Gastón BACHELARD, “El
primer obstáculo epistemológico es la aparente claridad de la primera impresión. En
realidad, hay que distinguir entre incitar a cometer el daño e incitar a incurrir en
negligencia o imprudencia”.
Por ejemplo, si Antonio sube al automóvil de Tony y le ofrece dinero para que atropelle
a un determinado peatón, estamos frente a un caso de incitación a cometer el daño.
Pero puede suceder que simplemente Antonio suba en el taxi de Tony le pida que lo
lleve muy rápido al aeropuerto porque va a perder su avión; lamentablemente, Tony
atropella en el camino a un peatón. ¿Será Antonio responsable en ambos casos, a tenor
de lo dispuesto en el artículo 1978?
El tenor literal del propio artículo 1978 nos lleva a pensar en tal sentido, ya que la norma
establece: "También es responsable del daño aquel que incita...a causarlo". Ese "lo"
final se refiere al daño mismo, por lo que la norma debe leerse: "También es responsable
del daño aquel que incita...a causar el daño". Estamos, pues, frente a la situación en
que alguien incita a cometer el daño mismo y no a aquélla en que alguien incita a realizar
una conducta que, a través de una serie de otras causas y concausas, puede terminar
en un daño. En este último caso, la acción sólo va a producir un resultado dañino si
median otras circunstancias ajenas a aquél que propone la acción.

P á g i n a 4 | 17
La responsabilidad por incitación podría aplicarse al estímulo a la negligencia o a la
imprudencia, cuando el incitador a través de mecanismos eficaces de persuasión que
habría que acreditar y no de una simple sugerencia que pudo haber sido rechazada por
el causante directo promueve una conducta que casi inevitablemente terminará en
accidente: en esta hipótesis, el incitador no pudo dejar de haber previsto la posibilidad
de causar daño, pero asumió los riesgos. Por ejemplo, éste es la situación cuando el
incitador promueve la violación de una ley establecida precisamente para evitar
accidentes. Así si Antonio ofrece una suma adicional al taxista para conducir a mayor
velocidad que la legalmente permitida o para penetrar en una calle en contra del sentido
del tráfico para cortar camino, no cabe duda que Antonio debe responder por los daños
que se deriven de ello.
En cuanto al término AYUDA, se refiere a la ayuda para causar el daño, el caso de la
ayuda para cometer un daño se encuentra contemplado en el artículo 1983: el que
ayuda es un co-autor y. consiguientemente, un co-responsable. Sin embargo, el artículo
1978 parece encarar una situación distinta de la prevista en el artículo 1983.
Mientras que en este último artículo se supone que cada uno de los coautores es
responsable del íntegro del daño, en el artículo 1978 parecería plantearse la hipótesis
de que exista un responsable menor, un "ayudante", es decir, una persona cuya
conduela por sí sola no hubiera producido el daño, pero, unida a la conducta del
causante directo, colabora con éste a generar el resultado dañino.
Es posible ver más clara tal distinción entre el artículo 1978 y el artículo 1983 con un
ejemplo. Si dos automovilistas chocan entre si y atropellan conjuntamente a un peat6n,
estamos ante un caso de un daño con dos responsables: cada uno de ellos era suficiente
para cometer todo el daño y, por tanto, ambos responder por el íntegro. En cambio, si
un automovilista prende las luces altas cuando no debe y ciega a otro chofer y este
último atropella a un peatón, estamos frente a un autor directo y a una persona que
"ayudó" a la comisión del daño: el peatón no hubiera sido atropellado en ningún caso
por el que prendió las luces; pero al prender las luces altas y cegar al otro chofer,
colabora para que este último causara el daño.
2. SOLIDARIDAD DE RESPONSABLES
En cuanto a la responsabilidad solidaria este tiene vinculación en el Código Civil
Peruano en su artículo 1983 "Si varios son responsables del daño, responderán
solidariamente. Empero, aquel que pagó la totalidad de la indemnización puede repetir
contra los otros, correspondiendo al juez fijar la proporción según la gravedad de la falta
de cada uno de los participantes. Cuando no sea posible discriminar el grado de
responsabilidad de cada uno, la repartición se hará por partes iguales”.
La doctrina y la jurisprudencia francesas han discutido largamente sobre si la
responsabilidad de los varios participantes de un mismo daño es in solidum o es
solidaria.
La distinción no carece de interés práctico pues, si se trata de una responsabilidad in
solidum (cada uno responde por el todo) sin solidaridad, las consecuencias varían. En
ambos casos, el acreedor --que en este caso es la víctima- puede dirigirse contra uno u
otro o contra todos, reclamando a cada demandado el íntegro de la indemnización. Pero
solo cuando existe solidaridad, la novación, la compensaci6n, la condonación y la

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transacción entre la víctima y uno de los responsables beneficia también a los demás
responsables (art. 1188). También sólo en el caso de la solidaridad, los actos mediante
los cuales la víctima interrumpe la prescripción contra uno de los responsables, surten
efecto respecto de los de más responsables (art. 1196). En el caso de la obligación in
solidum, dado que no existe representación recíproca entre los deudores, estos actos
no pueden beneficiar ni perjudicar a los demás; salvo en el aspecto del pago total o
parcial de la deuda indemnizatoria, que elimina o reduce la obligación de los demás
deudores. En consecuencia, la obligación In solidum presenta el carácter paradójico de
ser una sola desde el punto de vista del acreedor (éste no puede cobrar sino una sola
vez la indemnización) pero múltiple desde el punto de vista de los deudores.
En el Derecho Anglosajón, los co-responsables de un daño (joint o concurrent
tortfeasors) son responsables solidariamente: "Cada uno es responsable por el íntegro
del daño y el demandante puede normalmente demandar a cualquiera de ellos, o a
algunos O a todos, conjunta o separadamente, obtener tantas sentencias favorables
como pueda por el íntegro del monto de los daños y cobrar el monto sentenciado a uno
de los demandados o a una combinación de ellos, según escoja. Por cierto, la victima
tiene derecho a sólo una indemnización (satisfaction) por sus daños, pero una sentencia
insatisfactoria contra uno de los responsables no cierra la posibilidad de plantear una
nueva demanda contra otro".
SUBCAPÍTULO II
RESPONSABILIDAD CONCURRENTE CON CAUSALIDAD:
En la Responsabilidad civil es necesario que exista con nexo causal o con relación de
causalidad ya que este es uno de los cuatro elementos conformantes de la
responsabilidad civil.
Es importante distinguir los casos en los que varias personas han cometido un mismo
daño de aquellos otros en que los diferentes participantes producen daños distintos,
aunque acumulativos.
Para que haya solidaridad se requiere que existan varios responsables de un mismo
daño, es decir, que las acciones de los diferentes participantes sean concausas del daño
reclamado. Por consiguiente, si los responsables lo son por daños sucesivos -aunque
sean muy próximos unos de otros- no existe solidaridad entre ellos.
Un ejemplo claro de daño sucesivo estaría constituido por el hecho de que Tomas es
atropellado por el vehículo conducido por Cairo y sufre corno consecuencia la rotura de
una pierna. Pero mientras llega la ambulancia, pasa Toni y arrolla al herido causándole
la muerte. No cabe duda de que Carlos y Toni no son responsables solidariamente por
los daños sufridos por Tulio: cada uno ha causado un daño distinto y cada uno responde
exclusivamente por lo que hizo.
No obstante, cuando se trata de diferentes responsables de un mismo daño, existe
solidaridad; y no puede establecerse indemnizaciones diferentes respecto de cada uno
de los responsables, sin perjuicio de que posteriormente puedan repartirse de manera
desigual el daño en virtud de la acción de repetici6n que trataremos más adelante.
La relación de causalidad es la unión entre el hecho generador y el daño. En otras
palabras, toda relación de responsabilidad extracontractual implica que una

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determinada persona (la víctima) puede exigir a otra (el responsable) el pago de una
indemnización por los daños causados por ésta última. Así mismo, DE TRAZEGNIES
señala “…La relación de responsabilidad extracontractual descansa, entonces, en una
relación de causalidad. Por consiguiente, para que exista responsabilidad
extracontractual se requiere que exista un nexo causal entre la víctima y el autor del
hecho dañino…”
De otro lado, ALPA sostiene que “El nexo de causalidad cumple diversas funciones, ya
no solamente sirve para reconstruir los eventos y la coligación entre daño y
responsabilidad, sino también para seleccionar el área de los daños resarcibles. En
este aspecto, podemos concluir que una cosa es emplear la causalidad con la finalidad
de imputa un hecho a un sujeto, con la aplicación de los criterios de imputación, como,
por ejemplo, la culpa, entre otros. Para ello basta responder la pregunta: ¿Quién ha
sido? Y otra cosa es emplear la causalidad para estimar el daño, es decir, para
determinar la relevancia jurídica de las consecuencias económicamente desfavorables
del hecho generador de responsabilidad. En éste punto cabe preguntarse: ¿Cuánto
debe pagar el responsable?”.
En el Perú, la causalidad en materia de responsabilidad civil extracontractual se
encuentra regulada en el artículo 1985 que sentencia: “la relación de causalidad debe
ser adecuada”. Por consiguiente, conviene preguntarnos ¿Qué es la causalidad
adecuada?
La teoría de la causalidad adecuada puede resumirse, en aquél suceso que
normalmente origina un daño, y este puede ser considerado como causa del evento que
lo produjo. CALABRESI, acerca de la “causa adecuada” señala “Existe una causa
adecuada entre un acto o una actividad y un daño cuando concluimos sobre la base de
la evidencia disponible, que la recurrencia de ese acto o actividad incrementará las
posibilidades de que el daño también ocurra”
SUBCAPÍTULO III
CASOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD:
1. EL DAÑO INCONSCIENTE
El estado de pérdida de consciencia – Artículo 1974.- Si una persona se halla, sin culpa,
en estado de pérdida de consciencia, no es responsable, sable por el daño que causa.
Si la pérdida de consciencia es por obra de otra persona, esta última es responsable por
el daño que cause aquélla.
De acuerdo a MAZEAUD, el planteamiento adecuado es el segundo: esa persona, aun
incapacitada (en el obrar), es culpable si su conducta no corresponde a la que habría
realizado una persona normal y razonable. Y ésta parece haber sido también la opinión
de los Tribunales peruanos al responsabilizar a un chofer que adolecía de incapacidad
física de la mano izquierda, lo cual no le permitió realizar la maniobra adecuada, es
decir, la maniobra que hubiera hecho cualquier persona normal, conduciendo
razonablemente.
El daño inconsciencia puede darse por:
✓ Por inconsciencia temporal,
✓ Pérdida de consciencia y responsabilidad objetiva.
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2. LOS DAÑOS CAUSADOS POR LAS COSAS
De las cosas. La mayor parte de los daños causados por el ser humano tienen como
intermediario a las cosas. Estas sirven como instrumentos dañinos en las manos de
quienes dolosamente, negligentemente u objetivamente causan un daño a otro.
La responsabilidad de las cosas está presidida por la idea del riesgo implícito, que llega
a ser tan alto que se presenta como independiente del acto humano.
Cabe precisar que cuando se trata de daños causados por animales pertenecientes a
especies no peligrosas, quien los tiene a su cargo no es necesariamente responsable
por ellos, sino que está sujeto a la regla de la culpa; salvo que se trate de un animal
inusualmente bravo.
3. LA RESPONSABILIDAD VICARIA DEL EMPLEADOR
Para que se materialice la Responsabilidad Vicaria es fundamental que tenga los
siguientes requisitos:
✓ Que se requiera culpa en el autor directo (dependiente) y también culpa en el
responsable civil (principal).
✓ Que se requiera culpa en el autor directo (dependiente) pero no necesariamente
culpa en el responsable civil (principal). Este último responde objetivamente, a
condición de que haya existido una culpa en el primero.
✓ Que no se requiera culpa en el autor directo (dependiente), pero que el principal
sólo responda por los actos de su dependiente cuando hubiere incurrido en falta
de vigilancia o culpa in eligiendo. Así, la responsabilidad del dependiente tendría
un fundamento objetivo, mientras que la del principal tendría un fundamento
subjetivo.
✓ Que no se requiera culpa ni en el autor directo ni en el principal: todos los daños
cometidos por el dependiente serían indemnizados por el principal, sin que éste
pueda exonerarse aduciendo ausencia de culpa ni de su dependiente ni de sí
mismo.
4. DIFAMACIÓN Y CALUMNIA:
Se entiende por calumnia es una denuncia ante una autoridad de un hecho punible
que ha sido cometido por el denunciado, con el objeto de perjudicarlo. La difamación,
en cambio, consiste en el atentado contra la reputación de una persona, mediante
la difusión de una noticia que le atribuye un hecho, una cualidad o una conducta que
puede perjudicar su honor o su reputación.
SUBCAPÍTULO IV
LA INCITACIÓN O AYUDA
1. ETIMOLOGIA
Incitar
El vocablo incitar proviene del latín “íncítare” y significa “estimular a alguien para que
haga algo”. Sus componentes léxicos “in”- hacia adentro, y “cítare”- acción de impulsar,
mover o citar. En cuanto a la decisión final de la realización del acto es fomentada y
apoyada por uno distinto de aquel que la adopta y la ejecuto, por tanto, es una situación

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de autor secundario del daño. Que, a diferencia de la coautoría, ambos no tienen el
mismo nivel de participación, aunque resulte difícil determinar el grado de la misma.
Ayuda
Ayuda procede del verbo latín “adiutare”, que significa “ayuda, denominada a la
cooperación, auxilio o asistencia que brinda, de modo que este acto realizado, no se
perfeccione en la misma magnitud, siendo que se completa el acto, sin la participación
del ayudante para terminar.
Que entender por incitación o ayuda
Tomando conciencia al tema que concierne la incitación o ayuda, se podrían entender
como el estímulo o inducción realizada con intención muchas veces dolosa y con fuerza,
en tanto, tiene una posición de ventaja, sobre un sujeto para que realice una acción
peligrosa y típicamente una conducta ilegal, que genere un daño a un sujeto.
2. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO
Derecho Peruano
Como se observó estos términos requieren un detonante y una simultanea conducta
que genera responsabilidad para el inductor, ayudante o incitador y se encuentran
regulados en el Decreto Legislativo N° 295- Código Civil (en adelante CC.) en
consecuencia, produce efectos jurídicos y resultan en responsabilidad civil
extracontractual. El CC. dispone:
“Artículo 1978°. - También es responsable del daño aquel que incita o ayuda a
causarlo. El grado de responsabilidad será determinado por el juez de acuerdo a las
circunstancias”. (Gaceta Jurídica, 1984)
Debiendo distinguir entre el coautor y ayudante o incitador, que realizan un aporte
menor, tipificados en el artículo 1978°, y el colaborador o coautor, del artículo 1983 que
se refiere, a la necesaria participación del coautor para lograr la realización del daño,
pudiendo lograrse el mismo efecto con la sola acción del coautor.
Como se puede ver, la calidad de ayudante o incitador la da, el conocimiento de la
finalidad (dolo o culpa, o de la naturaleza de una actividad riesgosa o peligrosa) del
objeto o idea aportada y no referente a su participación determinante en el hecho
dañoso.
De lo anterior se puede desprender que el ayudante o incitador también puede ser
víctima del daño, por lo que los alcances de la responsabilidad extracontractual subjetiva
u objetiva, se determinan en la manera que la ley y jurisprudencia adopten y estipulen
los alcances de la norma.
Referente a la incitación se ve, en el típico caso de la esposa que anima al amante a
matar a su esposo, entregándole inclusive el arma y el plan para realizar el daño, no
obstante que la decisión final y la ejecución del mismo estará a cargo del amante con
capacidad y voluntad. Entrando en el tipo cuando el nivel de incitación se dirige
directamente a causar el daño y cuando indirectamente ayuda a causarlo.
Pero, en el caso, de pagar a un chofer para que conduzca en sentido contrario al tránsito
con la finalidad de llegar más rápido a su destino, la incitación no está dirigida a causar

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el daño sino a la realización de una actividad que indirectamente pueda causarlo, se
estaría frente a un supuesto que no está claramente contemplado en el artículo 1978°,
ya que la incitación debe ser subjetiva de carácter doloso y estar dirigida a causar un
daño de manera directa o indirecta, pero dentro de un análisis extensivo del hecho,
existe una responsabilidad culposa que de manera indirectamente llevo a ocasionar un
daño.
En una situación similar, de tratarse de una intervención culposa, no se estaría frente
de una ayuda para cometer el daño, sino de una acción accidental que puede llevar a
la fractura del nexo causal por hecho determinante de tercero, como en el caso de cegar
al chofer de otro vehículo con las luces altas y con ello provocando un accidente.
De los anteriores párrafos se puede entender por lógica que si el desenlace de la
conducta de conducir en sentido contrario al tránsito, existirá responsabilidad si y solo
sí existe un daño relevante para el derecho de un tercero afectado, debido a que la
incitación para conducir en contra del sentido se trata de una conducta dolosa que va
en contra de la ley y que de manera indirecta genero una responsabilidad civil
extracontractual subjetiva.
Cuando el sistema de responsabilidad extracontractual incluye dos nuevos
responsables, incitador y ayudante, además de mostrar su carácter sancionador,
también pretende ampliar el catálogo de sujetos a los que la víctima puede reclamar una
reparación. En tanto, que anteriormente los que participaban en el daño, se
consideraban autores individuales del daño, en consecuencia, eran responsables de la
reparación integral, siendo que los tratadistas hasta ese momento no habían
diferenciado las figuras de los artículos 1983° y 1978°, considerando que la ayuda para
cometer un daño es uno de los casos en que existen varios responsables, los que
quedan todos obligados solidariamente frente a la víctima.
Desde esa perspectiva no resulta ser una consideración indolente el reconocimiento del
instigador y ayudantes propiamente dichos, siendo que en algunos casos, el incitador o
ayudante puede estar en mejor condición de asumir el costo de la reparación que el
propio actor directo, por lo que con esta figura alguien que incite a cometer el daño
mismo y a aquélla que incita a alguien a realizar una conducta, a través de una serie de
otras conductas del autor concausantes, que resulta en un daño, se encuentra a
disposición de la discrecionalidad del juez.
3. NOCIONES PARA DIFERENCIAR AL INCITADOR O AYUDANTE, DEL
COAUTOR
1983: Si dos automóviles chocan entre si y atropellan conjuntamente a un peatón,
ambos son responsables del daño, ya que cada uno de ellos era suficiente para cometer
todo el daño y por eso, ambos responden por el íntegro.
1978: Si un automovilista prende las luces altas cuando no debe y ciega a otro chofe y
este último atropella a un peatón, estamos frente a un autor directo y otra persona que
ayudó a la comisión del daño, en tanto que, si no prendía las luces altas, no cegaba al
otro chofer y el peatón no hubiera sido atropellado en ningún caso.
Diferencia que distingue las consecuencias jurídicas y las posibilidades de defensa del
demandado.

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En el Derecho moderno, la doctrina ha considerado además de la obligación de
responder por los hechos propios, que también existe la posibilidad de responder por
situaciones ajenas, llamadas también “responsabilidades complejas”, denominadas
responsabilidades por hecho ajeno o por hecho de las cosas, al tratarse de una situación
de cooperación estamos en el campo de la responsabilidad por hecho propio (donde
existió aporte de acción u omisión).
Lo sui géneris de esta denominación es que, por la ubicación del artículo,
tampoco responden a la categoría de coautores de responsabilidad solidaria, como el
artículo 1983°, la cual determina que su responsabilidad es mancomunada, también
llamada coadyuvante y como puede verse, los artículos 1983° y 1978° no tienen una
regla estricta, sino que este último entra dentro del caso genérico del artículo 1983°.
Que además de contener soluciones diferentes, se deslindan cuando se aplica una o la
otra.
Una disposición tal parece innecesaria a primera vista, haciendo alusión a los supuestos
de responsabilidad con aspiración sancionadora de los artículos 24, 25 y 26 (Instigación;
Complicidad primaria y secundaria e Incomunicabilidad en las circunstancias de
participación) del Código Penal peruano.
Además, siendo que el segundo párrafo del artículo 1983 del CC. dispone que “cuando
no sea posible discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la repartición se
hará por partes iguales”, siendo que podría subsumirse el tercero incitador y ayudante
del artículo 1978°, dentro de esta disposición legal, siendo que existe una trifulca y duda
respecto a estas normas, que con posterioridad se intentará responder.
Siendo que la concepción del artículo 1983° del CC. donde las consecuencias del daño
recaen en varios responsables, mientras que la disposición actual puede dar lugar a
problemas de interpretación, si no se aplica con un razonamiento riguroso y certero, sin
incertidumbres, puede dar lugar a arbitrariedades, por la delgada pero sólida línea que
relaciona al instigador o ayudante con el autor. (PUCP, 2016)
4. COMO DETERMINAR AL INCITADOR O AYUDANTE
En la hipótesis de hecho de la incitación se debe de diferenciar entre incitar a cometer
el daño (A sube al automóvil de B y le ofrece dinero para que atropelle a un determinado
peatón) e incitar a incurrir en negligencia o imprudencia (A sube en el taxi de B y le pide
que lo lleve muy rápido al aeropuerto porque va a perder su avión, pero
lamentablemente B atropella a un peatón en el camino).
Se cree que en el primer caso se aplica el artículo 1978 y sólo en situaciones muy graves
al segundo caso, siendo que esta responsabilidad se refiere básicamente al dolo.
Pero responsabilizar a los partícipes únicamente a título doloso, limitaría el ámbito de
actuación de la norma sin motivo alguno, debiendo no olvidar que se puede distinguir
donde la ley no lo hace.
En tal sentido, en baso a los criterios de la base objetiva y subjetiva de la imputación, la
actuación tanto de los autores como de los instigadores en la comisión de un daño,
podrá ser a título de culpa, dolo o por el uso de bienes o la realización de actividades
riesgosas o peligrosas; no siendo necesario que los ayudantes o instigadores

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contribuyan dolosamente con la producción del daño. Bastará, como ya señalamos, que
actúen con culpa para que deban responder civilmente.
En la hipótesis del hecho de ayudar para causar el daño, siendo que este elemento
está contemplado también en el artículo 1983, tanto en, el que ayuda es un coautor y
por consiguiente, un corresponsable, por lo que, se supone que cada coautor es
responsable del íntegro del daño, pero el caso del artículo 1978 se observa que cuando
exista un responsable menor, una persona cuya conducta por sí sola no hubiera
producido el daño pero, unida a la conducta del concausante directo, colabora con éste
a generar el resultado dañino, estará sometido a la discrecionalidad del juez.
5. RELACIÓN CAUSAL DEL INCITADOR Y AYUDANTE
Para delimitar esta relación se debe determinar el nexo causal entre el incitador o
ayudante y el daño. En tal sentido comprender que el incitador es tal en la medida que
exista un nexo causal “directo” con el daño por el autor material del mismo. Ocurre el
mismo caso con el ayudante, en cuanto el nexo causal debe relacionarse con el daño
mismo y no con situaciones previas.
El artículo 1985° del CC. exige una regla de una relación de causalidad adecuada entre
el hecho del incitador o ayudante y el daño producido, este último elemental, ya que sin
ella no pueden ser reconocidos responsables o merecer alguna consideración para
estimar su grado de participación.
Nuestra norma civil, indica que la causa adecuada adoptada implica la existencia de un
factor concreto, cuando el sujeto responsable desarrolla una conducta material dirigida
a causar el daño, y un factor abstracto en la relación acción-daño, en cuanto supone la
apreciación jurídica de que la conducta dolosa, a veces concurrente con la culpa, es
adecuada para causar dicho daño en la experiencia cotidiana y el curso normal de los
acontecimientos, todo esto, siendo anterior a la producción del daño.
Siendo que el grado de colaboración del incitador o ayudante no es de tal trascendencia,
tanto que no permite apreciar una causa adecuada entre su comportamiento y el daño
causado por el autor directo.
6. GRADO DE RESPONSABILIDAD Y DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ
Se refiere al grado de responsabilidad para graficar la diferencia entre la participación
del autor directo del daño y el incitador o ayudante, anunciando que todos son
responsables en alguna medida, no necesariamente en la misma magnitud. Que, por su
calidad de autores secundarios del daño, tendrán un grado de responsabilidad menor a
la del autor principal, siendo que determinar la incidencia real de la acción del autor
secundario es tan difícil que, el legislador le entrega discrecionalidad al juez, para que
resuelva de acuerdo a las circunstancias del hecho jurídico.
Misma facultad, que se le otorga en el artículo 1983 y se explica en que, el legislador
reconoce la imposibilidad de prever todas las circunstancias que pueden rodear la
participación de un determinado agente en la ocurrencia del daño.
Siendo que también existe un peligro en la interpretación en sentido extensivo del daño
como, en el caso de que un médico le preste su instrumental quirúrgico a otro para que
realice una operación, en tanto que sería responsable de los desaciertos en que el
segundo médico incurra con tal instrumental; o que los profesores de las escuelas de
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manejo serían responsables por los accidentes causados por sus futuros exalumnos; o
las instituciones o bancos de crédito serían responsables por los daños a los obreros
sufridos durante la construcción de un inmueble financiero.
Tanto que la insensatez de los anteriores casos debe ser evitada, en tanto que deviene
en indispensable que se pueda establecer un nexo causal efectivo entre la acción del
que “incita o ayuda” y el daño mismo.
Siendo que para que funcione debe existir carga de prueba para la probanza del nexo
causal.
7. BASES PARA LA DISTINCIÓN JURISPRUDENCIALES
Leonardo Jara Bardales, un “hombre casi analfabeto de 60 años de edad y sin
antecedentes penales”, sedujo a la menor Tomasa Nieto, de 17 años de edad, “con
quien practicó el acto sexual, después de haberla requerido de amores”. A ello lo ayudó
doña María Quinto, quien “había facilitado el hecho dañoso conduciendo a la menor en
un viaje que la iba a traer a esta ciudad de Lima”. Como es obvio, la participación de
María Quinto era meramente auxiliar. De conformidad con el dictamen del Fiscal Astete
Vargas, la Corte Suprema, por resolución del 13 de octubre de 1947, considero que esta
mujer era cómplice del seductor y responsabilizó a ambos solidariamente para el pago
de la reparación civil de S/. 100 en favor de la agraviada.
Cuando el hecho de la víctima ha contribuido a causar el daño, o cuando también es
responsable del daño aquel que incita o ayuda a causarlo, corresponde al Juez
determinar con arreglo a las circunstancias como, como en el caso de que se atropelle
a un menor por ir a demasiada velocidad, se deberá determinar si el acto del menor
concurrió para que se produjera el accidente y el daño correlativo. Exp. N° 609-88-Lima
8. RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
El artículo 1978 regula la responsabilidad referente a los partícipes , mas no hace
alusión a alguna solidaridad, tanto que determina que su responsabilidad deberá ser
determinada por el Juez, en tanto sería un responsable más dentro de los varios, por lo
que en alusión al artículo 1983 hace expresa la solidaridad de todos los responsables
del daño, en tanto que el incitador y ayudante también son partícipes , siendo que puede
asumir la totalidad del monto resarcitorio, además que podrá repetir contra los otros
responsables, a efectos de que cada uno de ellos asuma el monto dinerario que le
corresponde.
Siendo que como ya se mencionó previamente, el grado de responsabilidad o monto
resarcitorio debe ser fijado por el Juez.
SUBCAPÍTULO V
LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS CONCAUSANTES
1. EN EL DERECHO CONTEMPORANEO
El concausante proviene de la concausa que resulta ser aquel factor o factores que
actúan modificando la evolución normal de una acción, por lo que el concausante resulta
del sujeto que por acción u omisión agrego un factor o varios factores para que se
produzca el hecho dañoso, contribución total o parcial, directa o indirecta. La figura del

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concausante equivale a la coautoría en la producción del perjuicio o contribución
(participación) en el daño.
En tanto la responsabilidad solidaria es un supuesto en el cual concurre una pluralidad
de sujetos dentro del esquema de la relación jurídica obligatoria. Esta pluralidad de
sujetos puede presentarse tanto en la parte activa, pasiva, como en ambas partes de la
obligación.
Se encuentra regulado en el CC. que dispone:
“Artículo 1983.- Si son varios los responsables del daño, responderán
solidariamente”
Norma que regula la responsabilidad aquiliana solidaria vista su concepción en el
derecho romano, de la cual podemos concluir que tanto autores como partícipes son
responsables solidarios, toda vez que el 1983 establece la solidaridad de los
responsables solidarios, y según el art. 1978°, los partícipes son también responsables
del daño. De ello se deriva, que lo partícipes, al ser responsables del daño responden
solidariamente.
Un ejemplo para aclarar esto último: Si A es dañado por la conducta de cuatro sujetos:
B, C, D y E, entonces aquél podrá demandar a los cuatro de forma conjunta.
Supongamos que el Juez, luego del análisis respectivo, determina que B y C fueron los
autores del daño, mientras que D y E fueron los partícipes. Así mismo, fija como monto
resarcitorio a favor de A la suma de 100 y en aplicación de la segunda parte del artículo
1978, determina que a B y C (como autores) les corresponde asumir 30 a título personal,
mientras que a cada uno de los partícipes le corresponde 20.
2. JURISPRUDENCIA
Es nula la sentencia que no determine con claridad el nexo causa que habría conllevado
a la producción de los daños, esto es, si la responsabilidad compete a ambos
demandados o si sólo ha sido ocasionado por alguno de aquellos. Ella no se determina
separadamente, pues presupone una obligación mancomunada, lo cual no es de
aplicación en el ámbito de la responsabilidad extracontractual. Para la responsabilidad
extracontractual, si son varios los responsables del daño, responden solidariamente,
conforme lo establece el artículo 1983° del CC. Exp. N° 4505’98
La indemnización implica una obligación solidaria, mas no mancomunada; por tanto, no
se puede ordenar pagar cantidades distintas a cada uno de los emplazados porque el
monto es único. Exp N° 4675-98
En virtud del principio de solidaridad, es el acreedor o víctima, quien tiene la facultad de
elegir contra cuál de los responsables dirige su acción, quedando a salvo el derecho de
quien fuera obligado a pagar el íntegro de la indemnización a repetir contra los demás
responsables en la proporción que les corresponda, debiendo dicha pretensión
sustanciarse luego de que se haya hecho efectivo el pago y en un proceso distinto. Exp
53406-97
Ante el Tribunal Correccional de Piura, se siguió el juicio penal contra Víctor Hugo
Lizama Ayala por delito de robo cometido en agravio de Hugo Martín Rabines, habiendo
sido encubierto por otros siete inculpados. El Tribunal ordenó pagar solidariamente la
reparación civil al autor del robo y a los encubridores. Sin embargo, la Corte Suprema,
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por resolución de 4 de setiembre de 1973, revocó en esta parte tal sentencia, y
considerando que "el delito de encubrimiento es distinto del robo" y que
consecuentemente "la reparación civil no debe ser abonada mancomunadamente", fijó
en una suma específica el monto que debía abonar cada uno de los encubridores. La
Corte utilizó la expresión "mancomunadamente" en el sentido de "solidariamente"; y
rechazó tal solidaridad porque consideró que el ladrón y los encubridores no son co-
autores de un mismo daño sino autores de daños acumulativos, por lo que cada uno
debe responder personalmente por el íntegro del daño por él cometido.
En cambio, en la demanda de indemnización interpuesta por don Alfredo Alvarez Amaya
contra don Angel Torrejón Mejía y la Administradora Para Municipal de Transporte de
Lima, el Juez de Primera Instancia y la Corte Superior de Lima establecieron
indemnizaciones diferentes a cargo de cada uno de los demandados: Don Angel
Torrejón debía pagar SI. 90,000 Y la Administradora Para Municipal de Transportes
quedaba como solidariamente responsable de esta indemnización hasta por un monto
de SI. 20,000. La Corte Suprema, por Ejecutoria de 6 de setiembre de 1971, declaró
haber nulidad en tales resoluciones inferiores y estableció que ambos demandados eran
responsables solidariamente por el pago de la indemnización fijada en SI. 90,000;
"dejándose a salvo el derecho del que pague el íntegro de la indemnización para que
pueda repetir contra su co-demandado en la forma prevista en la disposición legal antes
citada" (art. 1147 del Código civil de 1936).
3. LEGISLACIÓN COMPARADA
Italia
Este criterio a diferencia del Código Italiano en el artículo 2055 segundo párrafo que
determina “el que ha resarcido el daño tiene el regreso contra cualquiera de los otros,
en la medida determinada por la gravedad de la respectiva culpa o la entidad de las
consecuencias derivadas”, siendo el juez el encargado de determinar el grado de
responsabilidad de los coautores para establecer el monto que les corresponderá
devolver al que pago.
Ticio, luego de haber asistido a una proyección cinematográfica, sale a oscuras antes
del fin del espectáculo; por causa de la ausencia de las luces rojas durante la
representación, las cuales estabas prescritas por los reglamentos, resbala debido a
unas cáscaras de fruta, sufriendo graves lesiones. En Casación se estableció que la
responsabilidad del empresario (gestore) es de naturaleza extracontractual, “no estando
el empresario obligado en virtud del contrato a observar las prescripciones de seguridad
impuestas por normas legislativas o reglamentarias para el ejercicio de la industria
cinematográfica.
4. CONCAUSALIDAD Y DAÑO SUCESIVOS
Es importante distinguir los casos en los que varias personas han cometido un mismo
daño de aquellos otros en que los diferentes participantes producen daños distintos,
aunque acumulativos.
Para que haya solidaridad se requiere que existan varios responsables de un mismo
daño, y que las acciones de los diferentes participantes sean concausantes del daño
reclamado. En tanto, si los responsables lo son para daños sucesivos, aunque también
sean muy próximos unos a otros, no existe solidaridad entre ellos.
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Un ejemplo claro de daño sucesivo estaría constituido por el hecho de que A es
atropellado por el vehículo conducido por C y sufre corno consecuencia la rotura de una
pierna. Pero mientras llega la ambulancia, pasa B y arrolla al herido causándole la
muerte. No cabe duda de que C y B no son responsables solidariamente por los daños
sufridos por A: cada uno ha causado un daño distinto y cada uno responde
exclusivamente por lo que hizo.
Otro ejemplo puede ser el siguiente: Juan asiste a una partida de caza y repentinamente
es herido en el brazo y en la pierna por las balas de Isaac y de Carlos, dos cazadores
que dispararon simultánea pero independientemente contra 10 que creyeron que era un
venado oculto en la maleza; ambos son responsables, pero cada uno responde sólo por
su respectivo daño: el brazo de Juan, en el caso del primero, y la pierna en el caso del
segundo.
Como aclarar la concausa que queremos entender: Si A es dañado por la conducta de
cuatro sujetos: B, C, D y E, entonces aquél podrá demandar a los cuatro de forma
conjunta. Supongamos que el Juez, luego del análisis respectivo, determina que B y C
fueron los autores del daño, mientras que D y E fueron los partícipes. Así mismo, fija
como monto resarcitorio a favor de A la suma de 100 y en aplicación de la segunda parte
del artículo 1978, determina que a B y C (como autores) les corresponde asumir 30 a
título personal, mientras que a cada uno de los partícipes le corresponde 20. No
obstante Si A es dañado por la conducta de cuatro sujetos: B, C, D y E, entonces aquél
podrá demandar a los cuatro de forma conjunta. Supongamos que el Juez, luego del
análisis respectivo, determina que B y C fueron los autores del daño, mientras que D y
E fueron los partícipes. Así mismo, fija como monto resarcitorio a favor de A la suma de
100 y en aplicación de la segunda parte del artículo 1978, determina que a B y C (como
autores) les corresponde asumir 30 a título personal, mientras que a cada uno de los
partícipes le corresponde 20. No obstante.
De los ejemplos anteriores, se desprende la afirmación de que se debe hacer una lectura
conjunta de los artículos 1978° y 1983, de forma que permite concluir que tanto los
autores como los partícipes responden de forma solidaria contra el sujeto dañado.
En tal caso, lo que intento hacer el legislador al momento de establecer la
responsabilidad solidaria de los autores y partícipes, es privilegiar y poner énfasis, en la
función reparatoria, en detrimento de la función preventiva.
Entonces se tiene que, resulta del todo claro que una vez identificado el autor de
determinado daño, éste debe responder íntegramente a favor del damnificado. Sin
embargo, en caso hubiesen actuado otras personas, en calidad de partícipes, el Juez
distribuye el monto resarcitorio total entre autores y partícipes. Ahora bien, con la
finalidad de facilitarle al damnificado el cobro del resarcimiento, el legislador (como ya
tuvimos oportunidad de demostrar) estableció la solidaridad de todos los participantes.
En tanto el dañado podrá dirigirse contra cualquiera de ellos, a efectos de cobrar la
totalidad del monto resarcitorio.
Así mismo, con una correcta aplicación de la regla de la solidaridad, los magistrados
podrían contribuir, así mismo, a que la responsabilidad civil sea enfocada rectamente
en el plano funcional, es decir, dejando a un lado aquella visión sesgada e injusta a la
larga, que pretende concentrarlo todo en la reparación de las víctimas. Quien es
consciente de las múltiples e importantes funciones que cumple la responsabilidad civil,
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coincidirá con aquellos autores que han destacado la relevancia de la función
preventiva, a la cual se reconoce una jerarquía no menor a la de la función
compensatoria.
Si optamos por la primera opción, la víctima obtendría un beneficio, pero no del todo
relevante, si es que tenemos en consideración el diminuto monto resarcitorio que el Juez
fija para los partícipes (no hay mucha diferencia entre que la víctima pueda dirigirse
contra el autor del daño para cobrar el 100% del monto resarcitorio, y que la víctima se
dirija contra el mismo autor para cobrar sólo el 85%, mientras que el restante 15% lo
cobre de los partícipes). Por su parte, los partícipes sí se verían seriamente afectados,
pues estarían condenados a asumir el monto resarcitorio total, a pesar de que su
conducta, en la producción del daño, no tuvo la misma relevancia que la del autor. Es
decir, de optar por la solidaridad, el perjuicio sufrido por los partícipes sería de mucho
mayor grado que el beneficio obtenido por las víctimas y el beneficio de los partícipes y
de la sociedad en general, sería de un grado mucho mayor en comparación con el
menoscabo que sufrirían las víctimas. (Pasco Araujo, 2010)

Bibliografía
Gaceta Jurídica. (1984). Código Civil Comentado. Lima : Gaceta Jurídica.

Pasco Araujo, A. A. (2010). La actuación de los cómplices e instigadores en el ámbito de la


responsabilidad civil. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

PUCP. (2016). Responsabilidad Extracontractual. Lima: Repositorio Pucp. Obtenido de PUCP.

ALPA. (s.f.). RESPONSABILIDAD CON NEXO CAUSAL. LIMA, PERÚ: PUCP.

CÓDIGO CIVIL. (1984). PERÚ: EL PERUANO.

TORRES, M. (s.f.). ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CONCURRENTE. LIMA, PERÚ: PUCP.

TRAZEGNIES. (s.f.). RESPONSABILIDAD CON CAUSALIDAD. LIMA, PERÚ: PUCP.

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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CASOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD: LA


RESPONSABILIDAD VICARIA DEL EMPLEADOR, DEL INCAPAZ
Y DE SUS REPRESENTANTES

CURSO : RESPONSABILIDAD CIVIL

DOCENTE : HENRY GARCIA GARCIA.

ALUMNAS :

 LLANCACURO CCOLQQUE LUCERO YOJHANA


 LOAYZA ARANZABAL JACKELINE ALEXANDRA

CUSCO – PERÚ
2020
INDICE

INTRODUCCION ........................................................................................................................ 3
LA RESPONSABILIDAD VICARIA ........................................................................................ 4
1. ANTECEDENTES .......................................................................................................... 4
2. RESPONSABILIDAD PATRONAL ............................................................................. 4
3. SIGNIFICADO DE LA RESPONSABILIDAD PATRONAL ..................................... 5
4.- EL REQUISITO DEL EJERCICIO DEL CARGO O DEL CUMPLIMIENTO DEL
SERVICIO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DESDE UNA PERSPECTIVA
ECONÓMICA .......................................................................................................................... 7
5.- ¿Y CÓMO SE EXONERA DE RESPONSABILIDAD PATRONAL EL
PRINCIPAL? ......................................................................................................................... 10
6. LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA ..................................................................... 10
7.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ Y DE SUS REPRESENTANTES....... 12
8.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ AUTOR DEL DAÑO. ....................... 12
A.- EL IMPUTABLE CIVILMENTE................................................................................ 13
B.- EL INIMPUTABLE CIVILMENTE............................................................................ 13
9.- LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ EN EL CÓDIGO CIVIL
PERUANO ............................................................................................................................. 14
10.- EL SUBSISTEMA DE LA FALTA DE DISCERNIMIENTO. .................................. 14
11.- DISCERNIMIENTO Y CULPA IN CONCRETO....................................................... 15
12.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ .... 17
13.- EL CASO DE FURIOSI ............................................................................................... 17
14.- LA CULPA IN VIGILANDO. ....................................................................................... 17
15.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ .... 19
16.- LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA DEL REPRESENTANTE LEGAL........... 20
CONCLUSIONES..................................................................................................................... 21
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 22
INTRODUCCION

Responsabilidad vicaria significa responsabilidad por la negligencia de otro.


Generalmente, la obligación de reparar daños dimana de un hecho culposo
propio. Solo excepcionalmente se impone responsabilidad por hechos ajenos,
cuando existe un vínculo jurídico previo entre el causante del daño y el que viene
obligado a repararlo.

Ha quedado establecido que los incapaces de hecho no pueden actuar por sí


mismos, bajo pena de nulidad de los actos que realicen.

Esto los coloca en una situación de desventaja frente a las demás personas.
Aquellos que por razones de edad o por designios de la naturaleza, carecen de
discernimiento y que, en consecuencia, no pueden realizar un acto jurídico
válido, merecen un tratamiento especial dentro de la ley que les permita estar a
salvo de personas inescrupulosas que puedan abusar de ellas explotando
precisamente esas deficiencias. La protección en el pasado, desde mucho
tiempo atrás se ha protegido a los incapaces de hecho a través de la patria
potestad, la tutela, curatela y otras instituciones, tales, por ejemplo, la in integrum
restitutio y otros privilegios
LA RESPONSABILIDAD VICARIA

1. ANTECEDENTES
La regla general del modelo tradicional del Derecho de Daños dispone que la
responsabilidad civil deriva de actos u omisiones propias. Esta regla puede
observarse nítidamente en las cláusulas generales de responsabilidad subjetiva
y objetiva consagradas en los artículos 1969 y 1970 del Código Civil peruano,
respectivamente, según las cuales “Aquel que por dolo o culpa cause un daño a
otro está obligado a indemnizarlo…” y “Aquel que mediante un bien riesgoso o
peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño
a otro, está obligado a repararlo”.
Existen, sin embargo, una variedad de casos en los que, apartándonos de esta
regla general, un individuo o una organización resultan responsables por las
acciones (actos u omisiones) de otros. Por lo general, solemos agrupar estos
casos de responsabilidad por el hecho de otro bajo el concepto de
“responsabilidad vicaria”, en sentido amplio.
El término “vicario”, que se deriva del latín vicarius, como adjetivo significa “que
tiene las veces, poder y facultades de otra persona o la sustituye” y como
sustantivo es aquella “persona que en las órdenes regulares tiene las veces y
autoridad de alguno de los superiores mayores, en caso de ausencia, falta o
indisposición”. Desde esta perspectiva, propiamente, hablamos de
“responsabilidad vicaria” en aquellos casos en los que un individuo o una
organización principal (a quien nuestro código denomina el “autor indirecto”)
resulta responsable por las acciones o actos dañinos de terceras personas
vinculadas al primero por intermedio de relaciones de agencia, dependencia o
similares (a las cuales nuestro código denomina como “autor directo”) –esto es,
por las acciones o actos dañinos de sus servidores o agentes.

2. RESPONSABILIDAD PATRONAL

Cuando una persona trabaja para otro se le denomina dependiente. Esto se debe
a que el verbo “depender” significa estar subordinado a una autoridad o
jurisdicción. (GRANDA, 2005) Denominada también como “responsabilidad
patronal”.
La experiencia histórica demuestra que la afirmación de la responsabilidad
patronal busca que cierto grupo de individuos respondan por el hecho ajeno de
un sujeto singular que pertenece a dicho grupo colectivo. En este marco es
donde se inserta la responsabilidad por hecho ajeno, también conocida como la
responsabilidad “vicaria”. A continuación, veremos las situaciones por las cuales
el principal o el patrón se encuentra exento de responder por los hechos de sus
dependientes.

3. SIGNIFICADO DE LA RESPONSABILIDAD PATRONAL

SCOGNAMIGLIO señala que el fundamento de la responsabilidad patronal,


apunta que la responsabilidad “vicaria” reposa sobre conceptos arcaicos y
empíricos de los “patrones” y los “comitentes”, o los “domésticos” y los
“empleados”. La expresión patrón y doméstico implican un valor indicativo de
una relación especial acerca de un trabajo subordinado.

Cuando el legislador, en materia de responsabilidad patronal, se refería a temas


de responsabilidad indirecta, lo que en realidad buscaba era resaltar la
importancia de las relaciones familiares, porque la noción de empleador, como
tal, todavía no había sido acuñada en la moderna definición de empleador,
concepción actual que surge con el proceso de industrialización del trabajo.

Si tomamos en cuenta lo indicado en el Código Civil peruano tenemos el artículo


1981º que señala:

Artículo 1981º del Código Civil Peruano de 1984.- Aquel que tenga a otro bajo
sus órdenes responde por el daño causado por este último, si ese daño se realizó
en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo. El autor directo
y el autor indirecto están sujetos a responsabilidad solidaria.

Dicho esto, la responsabilidad será del tipo solidaria cuando el sujeto que
ocasiona el daño haya actuado por las órdenes o cumpliendo el servicio
respectivo según el artículo 1981º del Código Civil. En cambio, su
responsabilidad será del tipo autónoma y directa cuando el empleado o
dependiente haya actuado por su cuenta. Es decir, que haya actuado fuera del
ámbito de aplicación de las instrucciones dadas por el empleador.

La responsabilidad vicaria tiene un presupuesto, en primer lugar, supone hallar


la responsabilidad en la persona del trabajador. Dicha responsabilidad puede ser
en virtud del artículo 1969 o 1970 del Código Civil Peruano de 1984. Una vez
que la persona es hallada responsable a título individual corresponde apreciar
los requisitos que establece el artículo de la responsabilidad patronal, para que
ésta pueda ser empleada en cabeza del principal o “empleador”. Por lo tanto,
cuando alguno de ellos no se presente en el caso que será materia de análisis
nos encontraremos ante una responsabilidad directa y autónoma.

Debemos resaltar que el artículo 1981 establece los siguientes requisitos para
encontrar responsabilidad en el patrón:

(i) La existencia de un daño;


(ii) Se encuentre responsabilidad en el “dependiente”;
(iii) Si dicho daño se ocasiono en el ejercicio del cargo o en
cumplimiento del servicio respectivo.

Estos requisitos suponen son obligatorios para que exista dicha responsabilidad.
Si se quiere apreciar son un requisito o una especie de condición o
concausa sine qua non.

Por otro lado, la conducta de la persona de la cual se vale resulta ser una del
mero tipo instrumental para poder realizar las labores del patrón o principal. Es
decir, la persona sobre cuál recaerá la responsabilidad directa, en función a los
artículos 1969º y 1970º, no puede actuar violando el cumplimiento del servicio o
no respetando el ejercicio del cargo encomendado por el superior.

Entonces, si se encuentra el daño, y la existencia de responsabilidad del


dependiente, corresponde verificar el tercer requisito de la comisión del daño con
ocasión del servicio o encargo encomendado. Un sector de la doctrina nacional
señala que este es un requisito de relación de causalidad, adoptando el término
italiano de “ocasionalidad necesaria”. Pero más que ser un requisito de la
relación de causalidad es un requisito propio de la responsabilidad vicaria, donde
no se necesita acreditar la relación de causalidad, sino cumplir con los requisitos
que establece la ley. Entonces, la pregunta que se formula es: ¿Cuándo el
principal no responde?

La responsabilidad patronal o indirecta tiene dos funciones primordiales:

 Función asegurativa (por el criterio de imputación garantía).


 función preventiva que consiste en evitar las ocasiones de daño. Sin
embargo, un sector de la doctrina continental afirma que ello conduciría a
interpretar el límite del ejercicio del encargo de forma arbitraria. Para evitar
ello, el límite debe ser visto como parte del riesgo debido a un fallo
humano.

SYKES, por otro lado, señala que la responsabilidad vicaria nace de los actos
que deben ser considerados como “riesgosos normales” que son consecuencias
de los negocios y propios del tráfico jurídico, respecto de los daños que cause el
personal del patrón. Así mismo, si el empleado es un profesional, como puede
considerarse al policía, el empleado es responsable por sus errores, en tal caso,
la regla de responsabilidad vicaria implicará también al patrón, por las
actuaciones de sus dependientes. En este caso, son solidariamente (jointly
liability) responsables.

4.- EL REQUISITO DEL EJERCICIO DEL CARGO O DEL CUMPLIMIENTO


DEL SERVICIO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DESDE UNA
PERSPECTIVA ECONÓMICA

Si bien el artículo 1981 Código Civil peruano de 1984 no establece una regla
clara si el dependiente debe tener una relación laboral, o un contrato de trabajo,
permite afirmar que todo aquel que esté bajo las órdenes de otro será pasible de
aplicación de la susodicha regla de responsabilidad patronal obteniendo una
noción amplia de “ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio respectivo”.
En tal sentido, el juzgador deberá realizar un análisis de las capacidades de
prevención en la relación agente-principal. Desde un punto de vista económico,
la responsabilidad patronal o “vicaria” (Vicarious Liability) supone entonces, la
imposición de la responsabilidad que afecta a una de las partes, conocido como
el principal, quien asume algunas o todas las pérdidas ocasionadas por una
segunda parte, conocido como el agente.

Se presume que el principal tiene una relación de trabajo o de dependencia con


el agente. Además, quien debe pagar más por la comisión del daño no es el
agente sino el principal toda vez que éste tiene mayores recursos que el
causante material del acto (agente) (SHAVELL, 1987). En efecto, y siguiendo a
SHAVELL, la responsabilidad vicaria o patronal se configura por los hechos de
los agentes.

Respecto de estos últimos no observa el nivel de cuidado y no pueden ser


controlarlos. Según SHAVELL, esto se aplica tanto para el empleador, como para
el trabajador, así como para el contratista y para el comitente, y para los casos
de los incapaces (con especial énfasis a la responsabilidad del padre por los
hechos de sus hijos).

La regla eficiente de la responsabilidad vicaria por los hechos culposos de sus


empleados, en general, supone que el empleador asumirá parte o todo el riesgo,
si y solo si, el costo esperado para él es menor que el beneficio que recibe por
realizar su actividad. En caso contrario, internaliza todo el riesgo de causar un
daño a otro incluyendo quizás un seguro contra daños si el patrón es adverso al
riesgo. (SKIES, 1999)

En ausencia de costos de transacción, para una óptima asignación de riesgos,


el empleado deberá contratar con el patrón, por cualquier monto, respecto de
cualquier actividad potencialmente que pueda generar un daño respecto de
terceros algún tipo de seguro que permita al empleador pagar satisfactoriamente
lo planteado en la demanda contra su trabajador.
Empero, cuando existen costos de transacción altos y el empleado se encuentre
en una situación precaria o de insolvencia económica quien debe asumir estos
costos para distribuir el riesgo para disuadir las situaciones dañosas de estos
trabajadores es el empleador.

Por otra parte SYKES afirma que los fines de la responsabilidad vicaria son el
reducir o eliminar las ineficiencias de la falta de acuerdo, entre un trabajador
respecto de un empleador.

En primer lugar, la responsabilidad vicaria o patronal, asegura cualquier proceso


contra el empleado que pagará sobre el límite de las escalas de su actividad
económica, vale decir, proporcionalmente a su patrimonio.

En segundo lugar, la responsabilidad indirecta ofrecerá un mayor grado de


eficiencia porque hará compartir el riesgo para eliminar los incentivos que tengan
los dependientes de realizar actos que se encuentran fuera de la actividad
económica que desarrolla el empleador.

Inclusive, si el empleador es a quien se le asignan mejor los costos de la eventual


responsabilidad, puede eliminar los costos de transacción respecto de su
trabajador, sometiéndolo a una negociación privada para que el empleador
acepte asumir toda la responsabilidad siempre que haya actuado en el ejercicio
de sus funciones.

Por último, y de forma definitiva, la eficiencia o ineficiencia de la responsabilidad


vicaria también depende de los incentivos que pueda tener el empleador para
evite conductas culposas o erróneas. Por ello, el efecto de la responsabilidad
vicaria radica en los incentivos que puede tener un empleador para inducir a su
trabajador a adoptar medidas de prevención utilizando mecanismos que
minimicen el potencial daño.
5.- ¿Y CÓMO SE EXONERA DE RESPONSABILIDAD PATRONAL EL
PRINCIPAL?

Analizada la extensión que tiene la expresión “ejercicio del cargo o en


cumplimiento del servicio respectivo” debe entenderse entonces toda aquella
situación que se encuentra en una relación de control internalizado por el
principal. Además, se puede distribuir el costo del daño en el sistema de precios
de servicios.

Al dependiente se le debe dar una serie de indicaciones de cómo debe ejecutar


la prestación a su cargo. Cualquier actividad que dicho dependiente desarrolle
fuera de las funciones mismas del servicio que brinda el principal, deberán ser
analizadas caso por caso tomando en cuenta que, si ya no actúa en el ejercicio
del encargo encomendado, el agente todavía puede prevenir el daño si el mismo
hecho de prevenirlo es parte de sus funciones. En virtud a ello, se extiende la
noción de órdenes con la finalidad de no dejar desprotegida a la víctima.

Cabe resaltar que dicha responsabilidad no es absoluta. Por el contrario, si nos


encontramos con una persona que no actuó conforme al encargo encomendado
y fuera del ejercicio de sus funciones, como por ejemplo, realizar labores fuera
del horario de funcionamiento de la empresa, o tomar equipos o maquinarias del
empleador para momentos de ocio laboral, no constituyen actuaciones que
deban ser imputadas al principal y, por lo tanto, el patrón no deberá responder
en dichas situaciones.

Frente a tales situaciones se responderá a título de responsabilidad directa con


el causante material del daño cometido frente a la víctima. (SANTOS, 2017)

6. LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA

Como conclusión del artículo 1981, nuestro Código Civil enuncia que, en casos
de responsabilidad vicaria, “El autor directo y el autor indirecto están sujetos a
responsabilidad solidaria”. La responsabilidad solidaria contenida en la norma
comentada implica que la presunta víctima puede accionar por el íntegro de la
indemnización contra el autor directo o el responsable civil indistintamente
(principal o agente). A su turno, aquél que pagó la totalidad de la indemnización
puede repetir contra el otro, a fin de que cada uno asuma una cuota de la
indemnización pagada en proporción con la gravedad de la falta que hubieran
cometido. Esta solución, a primera vista, no parece ser funcional ni
conceptualmente adecuada. En estricto, la responsabilidad solidaria y la
responsabilidad vicaria son dos mecanismos distintos que, si bien es cierto, de
algún modo, tienen por efecto ampliar el círculo de los potenciales responsable
susceptibles de indemnizar un daño, responden a motivaciones (persiguen fines)
diferentes. Por lo general, la imposición de reglas de responsabilidad solidaria
en el Derecho de Daños, como la contenida en el artículo 1983 del Código Civil,
persigue ahorrar a la víctima incurrir en los costos probatorios asociados a
demostrar el grado de responsabilidad de cada uno de los corresponsables en
casos en los que las acciones de más de una persona resulten ser la causa de
un daño. A su vez, la responsabilidad vicaria es un supuesto de responsabilidad
por actos ajenos, en el cual una persona distinta a la que ha realizado la acción
u omisión generadora del daño es obligada a pagar la indemnización, desde la
perspectiva reseñada anteriormente, a fin de incentivarle adoptar medidas para
prevenir o mitigar la ocurrencia de daños similares en el futuro y a efectos de
poder difundir socialmente los costos resultantes de los mismos.

Por otro lado, desde una perspectiva netamente conceptual, de lo expresado


anteriormente también se desprende que, a diferencia de lo que sucede en los
casos de responsabilidad solidaria en los que típicamente existen varias
personas que resultan responsables por sus propios actos, en la responsabilidad
vicaria el responsable civil no es autor de una acción u omisión generadora del
daño. Dicho de otro modo, en los casos de responsabilidad solidaria las personas
potencialmente llamadas a pagar la indemnización responden en aplicación del
principio general de responsabilidad individual (por sus propias acciones u
omisiones), mientras que en los casos de responsabilidad vicaria responden
como una excepción a dicho principio (por las acciones de otro).

En la responsabilidad vicaria propiamente dicha, como hemos visto, el principal


resulta obligado al pago de la indemnización únicamente por disposición expresa
de la ley y no por las consecuencias de sus conductas o de su obrar (no por un
obrar directo y culposo). Ello es así, desde la perspectiva funcional reseñada en
este artículo, porque se entiende que el principal resulta ser el vehículo más
idóneo para prevenir o mitigar la ocurrencia de daños similares en el futuro y
para difundir socialmente los costos resultantes de los mismos. Cuando ambas
condiciones se cumplen, la responsabilidad del principal simplemente debería
ser exclusiva, no sirviendo ningún propósito adicional el permitirle a aquél repetir
contra el servidor.

7.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ Y DE SUS


REPRESENTANTES

La incapacitación implica una limitación en la capacidad de obrar de la persona,


cuya función básica es proteger a la propia persona objeto de la misma, en este
sentido decía GETE-ALONSO GALERA que “sólo la necesidad de proteger a
determinadas personas en virtud de sus circunstancias personales, justifica la
existencia de limitaciones a la capacidad y de situaciones de incapacitación”.

La incapacitación, por tanto, es un procedimiento judicial que declara la


incapacidad que padece un individuo y que le convierte jurídicamente en
incapacitado, brindándole la protección jurídica que dicho estado requiere a
causa de la merma en la capacidad natural de obrar derivada de su propia
enfermedad o deficiencia. La incapacitación es por tanto un acto judicial
modificativo del estado civil de una persona, siendo precisamente la declaración
judicial el acto constitutivo y el título del cambio de estado que origina la
incapacitación.

8.- RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ AUTOR DEL DAÑO.

La línea argumental que va a guiar este epígrafe es la siguiente: cuando nos


encontramos ante un enfermo con discernimiento suficiente como para ser
declarado imputable civil, responderá de los daños causados, si bien, en los
casos en los que no tiene ni tan siquiera un discernimiento mínimo, quedará
exento de toda responsabilidad.
A.- EL IMPUTABLE CIVILMENTE.

La doctrina mayoritaria parte de que el imputable civilmente responde con sus


propios bienes de los daños causados, todo ello sin perjuicio de la
responsabilidad de sus padres o tutores.

En el caso que nos ocupa, el incapaz natural imputable civilmente, al margen de


su propia responsabilidad como autor del daño, no está claro que tenga que
responder su guardador de hecho, y si llegáramos a la conclusión afirmativa, por
las vías ya analizadas, la articulación entre las responsabilidades sería solidaria.

B.- EL INIMPUTABLE CIVILMENTE.

No existe unanimidad en esta materia, si partimos de que el inimputable no está


obligado a indemnizar, podríamos llegar a situaciones injustas en casos en los
que o bien no exista guardadores o estos sean insolventes, quedando la víctima
privada de toda indemnización.

Estas razones han llevado a algunos autores a defender la obligación del


inimputable civil de responder subsidiariamente del daño causado,
protegiéndose de este modo a la víctima, todo ello argumentado en los siguientes
preceptos, en principios de equidad, etc.

Frente a ellos, un segundo sector mantiene que el inimputable no responde


nunca del daño causado, incluso en los casos en los que esto provoque que el
daño quede sin indemnizar.

El articulo 1141 nos habla de la nulidad absoluta en los actos o contratos:

Cuando se ejecuten o celebren por personas absolutamente incapaces


entiéndase únicamente por tales los dementes, los sordomudos que no puedan
darse a entender por escrito y los menores impúberes.
Artículo 1114 no pueden prestar consentimiento:

• Los menores no emancipados

• Los locos o dementes y los sordomudos que no sepan escribir.

Art 1115: La incapacidad declarada por el artículo anterior está sujeta a las
modificaciones que la ley determina y se entiende sin perjuicio de las
incapacidades especiales que la misma establece.

9.- LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL INCAPAZ EN EL CÓDIGO CIVIL


PERUANO

En nuestro código civil el tema de responsabilidad civil del incapaz está regulado
desde el artículo 1975 al artículo 1977 el cual señala lo siguiente:

Artículo 1975.- La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por


el daño que ocasione, siempre que haya actuado con discernimiento. El
representante legal de la persona incapacitada es solidariamente responsable.

Artículo 1976.- No hay responsabilidad por el daño causado por persona incapaz
que haya actuado sin discernimiento. en cuyo caso responde su representante
legal.

Artículo 1977.- Si la víctima no ha podido obtener reparación en el supuesto


anterior. puede el juez, en vista de la situación económica de las partes,
considerar una indemnización equitativa a cargo del autor directo.

10.- EL SUBSISTEMA DE LA FALTA DE DISCERNIMIENTO.

• Personas privadas de discernimiento que causan daños y que


previamente habían sido declaradas incapaces (caso en el cual se aplican
los artículos 1975 a 1977)
• Personas privadas de discernimiento que causan daños y que no han sido
previamente declaradas incapaces (caso en el cual se aplica el artículo
1974)

Si examinamos la redacción de todas estas normas (arts. 1974 a 1977),


observaremos que el hecho importante que condicionará la responsabilidad del
autor directo es la posibilidad de discernimiento. Hay personas privadas de
discernimiento que causan daños y que previamente habían sido declara-das
incapaces (caso en el cual se aplican los artículos 1975 a 1977) y personas
privadas de discernimiento que causan daños y que no han sido previamente
declaradas incapaces (caso en el cual se aplica el artículo 1974). Pero en uno u
otro caso, estas personas no responden si no tenían discernimiento.

La declaración de incapacidad no es importante para evaluar la responsabilidad


del autor directo sino para determinar si la víctima tiene frente a sí a alguna otra
persona contra quien pueda dirigir sus ataques en busca de una reparación.

11.- DISCERNIMIENTO Y CULPA IN CONCRETO


La observación precedente es relevante para determinar el tipo de incapacidad
de ejercicio al que se refiere la ley.

Si de lo que se trata es de saber si existe un curador, tutor o representante legal


en general, poco importa que ese representante haya sido nombrado en razón
de una incapacidad absoluta o relativa: en cualquiera de los dos casos, hay un
representante y éste puede ser eventualmente considerado responsable del
daño. De ahí que el tipo de incapacidad no tenga repercusi6n sobre la
responsabilidad extracontractual: lo que cuenta es si existía discernimiento. Y
puede darse el caso de personas no declaradas incapaces que carecen de
discernimiento (art. 1974) como también de personas declaradas relativamente
(art. 44) e incluso absolutamente (art. 43) incapaces que sí tienen discernimiento
y, por tanto, son responsables.

Es así como la concordancia del artículo 1975 con el inciso 20. del artículo 43
resulta una redundancia. Pero, en cambio, no hay razón alguna para que los
pr6digos o los que incurren en mala gesti6n (incisos 4 y 5 del art. 44), no sean
responsables por los daños que causen. Tampoco vemos por qué un
sordomudo, por el solo hecho de que no puede expresarse, tiene patente de
corso para actuar imprudentemente repartiendo daños a diestra y siniestra.
Resulta claro que un sordomudo que carezca de medios para dar a conocer su
voluntad de manera indubitable. no puede celebrar un contrato; pero no existe la
misma claridad con relaci6n a la responsabilidad extracontractual en donde
habrá que analizar su posibilidad de discernimiento.

La cuestión se muestra algo más complicada en lo que se refiere a los menores


de edad. No parece tampoco haber razón alguna para exonerar de
responsabilidad a un joven de 17 años (incapacidad relativa). Pero, ¿qué decir
de un menor de 16 o de un menor de 10 años o de 5 años (incapacidad absoluta)
La solución es obvia: si no es la incapacidad sino el discernimiento lo que
determina su responsabilidad o irresponsabilidad, el menor será responsable.
cualquiera que sea su edad, si tiene discernimiento. Y en esta opinión coinciden
los autores.

El análisis del discernimiento se confunde muy fácilmente con un análisis


individualizado de la culpa del incapaz. Es así como Henri y León MAZEAUD y
André TUNE sostienen que:

“La única forma de determinar si existe discernimiento en la persona que


causó un daño es examinar el caso particular; no hay fórmulas ni
respuestas genéricas a este respecto. El juez no puede utilizar como
respuesta a la pregunta sobre el discernimiento ni aun siquiera la
convicción popular de que el niño alcanza la edad de razón a los 7 años.
El único método válido de establecer el discernimiento consiste en
examinar al niño causante del daño y determinar si ese niño en particular
tiene un grado de desarrollo físico e intelectual que le permite discernir los
efectos dañinos de sus actos”.

Pero notemos que este tipo de análisis se confunde con el de esa culpa in
concreto o absolutamente subjetiva que los MAZEAUD (1965) consideran que
"está condenada por la razón y por el derecho positivo" y que, "por tanto, se
puede rechazar sin vacilación" (p.361).

12.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ


Los artículos 1975 Y 1976 señalan dos casos de responsabilidad del
representante aparentemente distintos, pero que quizá se fundamentan en un
mismo principio: el primero establece una responsabilidad solidaria del
representante cuando el incapaz obró con discernimiento; el segundo establece
una responsabilidad exclusiva del representante, cuando el inca-paz. obró sin
discernimiento. Por consiguiente, cuando se trata del daño cometido por un
incapaz. de cualquier tipo, el representante siempre es responsable, ya sea que
el incapaz haya obrado con discernimiento o sin él.

13.- EL CASO DE FURIOSI


• Para ULPIANO, el daño producido por un furioso era un caso fortuito que
no daba lugar a indemnización; de la misma manera como si a la víctima
le hubiera caído una teja desprendida del techo (sic). Dado que se
consideraba que, por definición, el furiosus no tiene capacidad de
discernimiento, no era diferente de una simple cosa: su participación en
el acto dañino era entendida corno inerte, al igual que el objeto que
produce un daño.

• Notemos que esta concepción partía de una cierta objetivación de la


apreciación de la conducta. Los romanos, con un genio eminentemente
práctico, establecieron una categoría de personas (los dementes) y
consideraron que esa categoría corno tal -objetivamente hablando-
carece de discernimiento; independientemente de lo que suceda con cada
loco en particular. En otras palabras (modernas), constituyeron un
"standard" de no responsabilidad.

14.- LA CULPA IN VIGILANDO.


Tradicionalmente se ha considerado que el representante (padre, tutor o
curador) responde por culpa in vigilando.
En esta forma, el representante del incapaz que obró con discernimiento
responde solidariamente no por hecho de tercero (el incapaz) sino por el hecho
propio de no haber prestado la vigilancia adecuada a tal in-capaz. En otras
palabras, es un co-autor del daño; es decir, el artículo 1975, in fine, no es sino
una variante del artículo 1983. De otro lado. si el incapaz obró sin discernimiento,
el representante responde también en forma personal por falta de vigilancia;
pero, en este caso, el incapaz está exento de responsabilidad por falta de
posibilidad de tener culpa y el re-presentante resulta ser el autor único del daño.

Sin embargo, salvo casos muy notorios, es en general difícil decir que existe
culpa in vigilando porque nadie puede ser exigido de vigilar al incapaz bajo su
custodia durante todo el tiempo y en todo lugar. El padre puede razonablemente
controlar que su hijo menor de edad no use el automóvil, haciéndole las
amonestaciones y advertencias necesarias, no dejando las llaves a la mano y
tomando otras medidas similares. Pero si pese a ello el hijo encuentra las llaves
que estaban razonablemente guardadas y saca el automóvil sin permiso
mientras el padre está descansan-do, no puede decirse seriamente que ese
padre tiene "culpa" y que es responsable porque tuvo un descuido o una
imprudencia.

El doctor Ernesto de la JARA y URET A dictamina como Fiscal un caso de esta


naturaleza y, a través de su análisis, podemos ver cómo la aplicación estricta de
la culpa in vigilando resulta prácticamente imposible en la mayoría de las
situaciones.

En el departamento de la familia Barriga se encontraban solo tres menores: dos


de ellos de 10 años y uno de 4 años y 10 meses. Mientras los niños de 10
conversaban entre todos, hijo del dueño de casa y el otro, un amigo- el niño de
4 años, también hijo del dueño de casa, comía un pedazo de carne de cordero.
Sorpresivamente, este niño le lanzó a la cara, al amigo de su hermano, el hueso
de la carne que comía, ocasionándole la pérdida de un ojo.

El padre del menor accidentado, don Juan Eduardo Tavera, demandó al padre
de quien arrojó el hueso, don José Barriga, para que le pagara una
indemnización por los daños causados por el hijo del segundo al hijo del primero.
El doctor de la JARA fue de opinión de que tal indemnización no era procedente
porque "Por más esfuerzos que se hagan, no hay cómo aplicar en este caso la
figura de la culpa in vigilando, porque dadas las circunstancias, nadie habría
podido prever ni impedir el hecho, ya que aunque no se hubiera tratado de
familias de modesta situación económica y social de la ciudad de Puno, es difícil
imaginar qué clase de cuidados y vigilancia serán necesarios para evitar que un
menor de 5 años arrojara sorpresivamente un objeto que tenía en la mano. Si el
hecho se hubiera realizado fuera del domicilio del menor a quien se imputa el
daño, podría decirse que hubo falta de cuidado al dejar salir sin la vigilancia de
una persona mayor a un menor sin discernimiento. Si el objeto que se dice
lanzado hubiera sido un arma o por lo menos un instrumento cualquiera, de
aquellos que se consideran capaces de causar daños, la falta de vigilancia habría
consistido en dejar en poder de un menor sin discernimiento, instrumentos
capaces de causar daños. Pero el menor ': e no salió de su casa, ni tenía en sus
manos otra cosa que el trozo de carne que estaba comiendo, se limitó a
presenciar la conversación de su herma-no con otro menor de la misma edad de
10 años". ". La Corte Suprema en Ejecutoria de 22 de setiembre de 1944, acogió
esta tesis y declaró infundada la demanda que ya había sido declarada fundada
en las instancias inferiores

15.- LA RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE LEGAL DEL INCAPAZ


• Los artículos 1975 Y 1976 señalan dos casos de responsabilidad del
representante aparentemente distintos, pero que quizá se fundamentan
en un mismo principio: el primero establece una responsabilidad solidaria
del representante cuando el incapaz obró con discernimiento; el segundo
establece una responsabilidad exclusiva del representante, cuando el
incapaz. obró sin discernimiento. Por consiguiente, cuando se trata del
daño cometido por un incapaz. de cualquier tipo, el representante siempre
es responsable, ya sea que el incapaz haya obrado con discernimiento o
sin él.
16.- LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA DEL REPRESENTANTE LEGAL.
• Notemos que la culpa in vigilando es difícilmente de aplicación en estos
casos porque no se concibe la forma cómo el padre o la madre habrían
tenido que vigilar a un muchacho para que éste no realice algo tan íntimo
corno el acto sexual.

• Hay quienes, tratando de mantenerse dentro del marco de la culpa in


vigilando, han sostenido que, respecto de los representantes legales; por
lo que debe considerárseles siempre como culpables. Pero esto es una
ficción que quiebra todo el sistema de la culpa y simplemente disfraza una
tentación objetivista que no quiere confesarse. Decir que todo
representante legal de un incapaz es culpable por defecto de vigilancia
sin posibilidad de probar lo contrario es simplemente decir que es
responsable objetivamente.

• Esto significa, entonces, que el padre debe responder por los daños que
cause su hijo, pero no porque sea culpable sino, más bien, porque es el
padre.
CONCLUSIONES

 El artículo 1981º tiene una serie de pre requisitos que se han establecido
para fijar la responsabilidad patronal: (i) La existencia de un daño; (ii) se
encuentre responsabilidad en el “dependiente”; y, (iii) si dicho daño se
ocasiono en el ejercicio del cargo o en cumplimiento del servicio
respectivo.

 La responsabilidad patronal no es absoluta. Por el contrario, si nos


encontramos con una persona que no actuó conforme al encargo
encomendado y fuera del ejercicio de sus funciones, ésta última
responderá a título individual y no en virtud de la responsabilidad
indirecta.

 Cuando se trata del daño cometido por un incapaz. de cualquier tipo, el


representante siempre es responsable, ya sea que el incapaz haya obrado
con discernimiento o sin él.
 El representante del incapaz que obró con discernimiento responde
solidariamente no por hecho de tercero (el incapaz) sino por el hecho
propio de no haber prestado la vigilancia adecuada a tal incapaz.
 Si el incapaz obró sin discernimiento, el representante responde también
en forma personal por falta de vigilancia; pero, en este caso, el incapaz
está exento de responsabilidad por falta de posibilidad de tener culpa y el
representante resulta ser el autor único del daño.
BIBLIOGRAFÍA
GRANDA, F. D. (2005). LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL. LIMA: FONDO
EDITORIAL PUCP.

Mazeud, H., & Mazeud, L. (1965). Trailé Théorique et Pralique de la Responsabilité Civile
Délictue/le el COlllractuelle. París: Editions Montchrestien.

SANTOS, E. B. (11 de ENERO de 2017). IUS 360. Obtenido de


https://ius360.com/columnas/eduardo-buendia/estas-actuando-por-ti-mismo-los-
limites-de-la-responsabilidad-vicaria-o-patronal/#_ftn4

SHAVELL, S. (1987). Economic Analysis of Accident Law. Massachusetts: HARVART UNIVERSITY


PRESS.

SKIES, A. (1999). The Boundaries of vicarious liability: An economic analysis of the scope of
employment rule and relate legal doctrines.
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:
LA RESPONSABILIDAD POR LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL ESTADO

ASIGNATURA:
RESPONSABILIDAD CIVIL
DOCENTE:
GARCIA GARCIA , Henry
ALUMNAS:
MENDOZA CHOQUETAIPE, JEANET
MENDOZA COLQUEHUANCA,Elizabeth Saby

CUSCO – PERÚ
2020
SIGNIFICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DEL
ESTADO Y SUS FUNCIONARIOS

La problemática de la responsabilidad del Estado y


de sus funcionarios públicos, conjuntamente con la
protección administrativa y jurisdiccional de los
administrados, constituye uno de los puntos
esenciales del derecho administrativo. Cuando el
Estado dicta un acto antijurídico, existirá la
posibilidad de impugnarlo en sede administrativa
(procedimiento administrativo) o judicial (derecho
procesal administrativo)
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EN GENERAL

El término “responsabilidad civil” puede


entenderse, en un sentido antiguo y muy
estrecho del derecho civil, como la obligación
de indemnizar el daño material ilegítimamente
causado por culpa o negligencia.
LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO

La responsabilidad del Estado es la obligación importante que pesa sobre éste de


reparar los daños causados por el hecho ilícito de sus órganos.

La responsabilidad del Estado se basa en el principio de que todo daño causado


ilícitamente por él debe ser reparado de buena fe.

• Es subjetiva y personal

• Es de responsabilidad extracontractual

• Es de carácter patrimonial
TIPOS DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO

CONTRACTUAL LEGISLATIVA
RESPONSABILIDAD
DEL ESTADO
EXTRACONTRACTUAL JUDICIAL

ADMINISTRATIVA
RESPONSABILIDAD POR ACTO JUDICIAL

LA REGLA DE LA IRRESPONSABILIDAD POR ACTO


JUDICIAL

En lo que respecta a la posible responsabilidad del Estado


por actos judiciales, ella se da, por ejemplo, en el derecho
comparado cuando una persona es condenada en primera
instancia y absuelta en última instancia, o procesada y
detenida, siendo luego sobreseída definitivamente.
cuando la medida legislativa oculta una
operación financiera que enriquece el
RESPONSABILIDAD patrimonio administrativo
SUPUESTOS DE
POR ACTO RESPONSABILIDAD DEL
ESTADO LEGISLADOR si ella desequilibra el equilibrio financiero
LEGISLATIVO de un contrato en el cual el estado es parte
Para una mayor claridad

Perjuicio especial

CASOS EN QUE SE
ACEPTA LA Enriquecimiento sin causa
RESPONSABILIDAD
POR ACTO
LEGISLATIVO
Sustitución del derecho por una
indemnización.
RESPONSABILIDAD
POR LEY
CONSTITUCIONAL

“no puede haber derecho legal contra la autoridad que hace


las leyes de que el derecho depende” no resulta de
aplicación cuando el legislador está a su vez bajo un orden
jurídico que no puede modificar ni desobedecer: La
Constitución; por ello, si dictara una ley inconstitucional y
con ello ocasionara un daño, no hay duda que éste
constituirá un daño jurídico necesariamente indemnizable.
RESPONSABILIDAD POR HECHOS Y ACTOS
ADMINISTRATIVOS

ELEMENTOS DE LA
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE
LA ADMINISTRACIÓN LA ADMINISTRACIÓN

La Responsabilidad Patrimonial de la Administración tiene una


doble dimensión: Responsabilidad directa
(i) es considerada como un mecanismo de control hacia la
Administración que la obliga a responder y reparar en caso de
daño al administrado, pero a la vez
(ii) (ii) es vista como una garantía a los derechos de los Carácter objetivo
ciudadanos que no deben verse afectados por la actuación de
la Administración6 , en el entendido de que sean cargas que
en principio no deben soportar (distintas a cargas tributarias,
por ejemplo, que los administrados sí tienen el deber jurídico Relación de causalidad
de soportar).
RESPONSABILIDAD DIRECTA E INDIRECTA
DEL ESTADO

si todos los agentes del Estado son órganos suyos, entonces la


DISTINCIÓN POR responsabilidad de aquél por los hechos y actos de sus
FUNCIONARIOS O agentes será siempre directa, no pudiéndose nunca dar la
hipótesis de que por los hechos de tales personas pueda el
EMPLEADOS
Estado tener responsabilidad indirecta.

La responsabilidad directa e indirecta según que se trate de


actos o de hechos de la administración: Los primeros
configurarían la hipótesis de responsabilidad directa, los
segundos indirecta. Esta distinción, además de carecer de un
DISTINCIÓN POR convincente fundamento lógico y jurídico, está claramente
ACTOS Y HECHOS refutada por una serie de instituciones de derecho
administrativo en que se ha admitido más allá de toda duda que
ciertos hechos pueden ser directamente imputables a la
administración, comprometiendo precisamente tal tipo de
responsabilidad y no en modo alguno la indirecta.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPUBLICA

SALA CIVIL TRANSITORIA

CASACION 3616· 2015

LIMA

INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS

-Demandada Municipalidad Distrital de San Isidro

-Contra la sentencia de vista -Por estos fundamentos, declararon:


IMPROCEDENTE el recurso de casación
-Expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte
interpuesto por el demandado Municipalidad
Superior de Justicia de Lima
Distrital de San Isidro
-Declara fundada en parte la demanda
-Contra la sentencia de vista
-Demandantes Fred Remigio Venancio Portilla y
-Expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte
Teresa Jesús Huapaya Suárez
Superior de Justicia de Lima
-Infundada la Indemnización por concepto de Lucro
Cesante

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