ASSOCIACIÓ CULTURAL AMOR DE DÉU
NOVENA A
MARÍA REINA
DE LA PAZ
DÍA 9
TEMA: MARÍA, REINA DE LOS
PROFETAS
ORACIÓN INICIAL
Oración al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que has instruido los corazones de tus
fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos
por este mismo Espíritu, gozar siempre de su
consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN FINAL
Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra
mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado
la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su
nombre es santo y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación. El hace
proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los
colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros
padres, en favor de Abraham y su descendencia
por siempre. Lc 1:46-55.
(Gloria al Padre)
DÍA 9
El día que la Virgen escogió para aparecer en
Medjugorje por primera vez, fue el día de la
Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista,
el más grande de los profetas. Tal día
conmemoramos el alumbramiento de santa
Isabel, pariente cercana de la Madre de Dios. Y
María, como la tradición indica, asistió a la venida
al mundo del Precursor (Cf. Lc 1,56). Entonces, la
Solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista
tiene, además, una clara dimensión mariana.
María es la Reina de los Profetas y Ella nos invita
ahora a construir la paz en el día del nacimiento
del más grande de los profetas; a quien Ella
asistió en su nacimiento.
La paz que la Virgen espera que construyamos, no
tiene nada que ver con negociaciones políticas
sino con la conversión, la oración y el ayuno. La
Reina de los Profetas, como Precursora, hoy nos
muestra el camino seguro para la reconciliación,
la armonía y la paz entre los hombres.
La Virgen recuerda, que ha venido, «a invitarnos a
alguna renuncia para que, con nuestra ayuda se
cumpla todo lo que quiere realizar según los
secretos que comenzó en Fátima.» (Cf. 25-8-9 1).
Por tanto, las apariciones actuales de
Medjugorje: son la continuidad y la conclusión de
las de Fátima. Afirma, además, que «son las
últimas apariciones suyas para la humanidad».
Quizá por ello, son tan largas y continuas.
Como en Fátima, el mensaje de María en
Medjugorje, construye la paz del mundo. La
Virgen ha prometido: «que cuando se realicen los
10 secretos que les ha confiado a los videntes, la
vida del mundo cambiará y la humanidad volverá a
Dios». «Muchos – sostiene- se tirarán hasta de los
cabellos y maldecirán los días que vivieron sin
Dios». Sin embargo, cabe destacar, que, su
presencia prolongada intenta anticipar en cierta
manera, el Triunfo final de su Corazón
Inmaculado. Por tal razón, continúa invitándonos
a la conversión, a fin de conquistar para Dios
cuántos más corazones sea posible.
El mensaje, más relevante, por tanto, no es otro
que: la presencia prolongada de Nuestra Señora.
Si acogemos de corazón su invitación, podremos
esperar para el futuro «un jardín». De lo
contrario, como advertiría Juan Pablo II, en el acto
de Consagración a María del Nuevo Milenio, en el
año del Gran Jubileo: «la humanidad podrá
perecer en un cúmulo de escombros.» Por eso, a
María, aurora de la Salvación, confiemos nuestro
camino en el nuevo milenio, para que bajo su guía
todos los hombres descubran a Cristo, Luz del
mundo y único Salvador, que reina con el Padre y
el Espíritu Santo por los siglos de los siglos».
Ella nos dice:
«¡Queridos hijos!: Hoy os invito a que os hagáis
misioneros de los mensajes que os doy aquí, a
través de este lugar tan querido por mí. Dios me
ha permitido permanecer de esta manera durante
tanto tiempo con vosotros. Y por eso hijos míos,
os invito a vivir con amor los mensajes que os doy
y a transmitirlos en todo el mundo; para que así
un río de amor fluya entre la gente llena de odio y
sin paz. Os invito, hijos míos, a que sean paz
donde no hay paz, y luz donde hay tinieblas; de
manera que cada corazón acepte la luz y el
camino de la salvación. ¡Gracias por haber
respondido a mi llamada!» Mensaje de la Virgen
25-2-95
PRECES
Oremos, hermanos, al que hizo obras grandes en
María, y pidámosle que haga también proezas con
su brazo realizando nuestras peticiones:
Para que el Señor que quiso que la perfección
de la Iglesia se prefigurara y culminara en la
Madre de su Hijo, conceda a todos los fieles
ser reflejo de la santidad que brilla en María.
Roguemos al Señor.
Para que el Todopoderoso, que en su reino ha
colmado a María de felicidad, ponga sus ojos
en la familia humana y le conceda la esperanza
de aquella vida eternamente feliz por la que,
aun sin saberlo, suspiran todos los hombres.
Roguemos al Señor.
Para que el Padre del cielo, que dispuso que
en la realeza de María se anunciara en la
Iglesia un signo seguro de la felicidad de los
bienaventurados, se compadezca de quienes
lloran y miran este mundo únicamente como
un valle de lágrimas. Roguemos al Señor.
Para que el Rey de la gloria, que hizo de
María la Virgen fidelísima, otorgue a los que
hoy recordamos a la Madre de su Hijo ser
plenamente fieles a la vocación a la que
hemos sido llamados. Roguemos al Señor.
Oración
Por la gloria de tu nombre y por la intercesión
de Santa María Reina de todos los Santos,
compadécete, Señor, de nosotros y concédenos
lo que te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Associació Cultural Amor de Déu