[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
43 vistas3 páginas

El Primer Amor en Apocalipsis 2:4-5

El documento discute el concepto bíblico del "primer amor" mencionado en Apocalipsis 2:4-5, el cual se refiere al amor más profundo y cualitativo hacia Jesús. Examina ejemplos como la visita de Jesús a la casa de María y Marta, donde María escogió "la mejor parte" al sentarse a los pies de Jesús. Concluye enfatizando la importancia de que Jesús tenga el primer lugar en nuestras vidas a través de una relación íntima con Él basada en Su Palabra, antes que cualquier otra

Cargado por

Bianqui Soriano
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
43 vistas3 páginas

El Primer Amor en Apocalipsis 2:4-5

El documento discute el concepto bíblico del "primer amor" mencionado en Apocalipsis 2:4-5, el cual se refiere al amor más profundo y cualitativo hacia Jesús. Examina ejemplos como la visita de Jesús a la casa de María y Marta, donde María escogió "la mejor parte" al sentarse a los pies de Jesús. Concluye enfatizando la importancia de que Jesús tenga el primer lugar en nuestras vidas a través de una relación íntima con Él basada en Su Palabra, antes que cualquier otra

Cargado por

Bianqui Soriano
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 3

En Apocalipsis 2, 4-5 el Señor Jesucristo advierte a la iglesia en Éfeso por haber dejado el

“primer amor”.

La palabra griega para “primero” es “protos”, lo que, más que una preferencia temporal, indica
una preferencia cualitativa. Así también el “primer amor” quiere decir el “mejor amor”.

Estimado amigo, es un gozo para mi poder compartir con usted la segunda parte de este
estudio bíblico acerca de la pregunta: ¿Cuál es el primer amor?

En primer lugar repetimos algunos puntos del programa pasado para el oyente que nos
sintoniza hoy por primera vez.

Nos basamos en el texto que leemos en Apocalipsis 2,4-5, donde el Señor Jesús dijo acerca de
la iglesia de Éfeso: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto,
de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.

Hemos definido que la expresión “primer amor” no es algo dependiente del tiempo. El
verdadero amor puede cambiar, pero no mengua. Comparando con el matrimonio podemos
decir que después de la etapa de enamorarse el amor ya no depende solamente del
sentimiento, sino que llega a ser constante y más profundo. Lo decisivo es que el amor hacia
Jesús tenga el primer lugar en mi vida, y por lo tanto sea el primer y mejor amor. Se trata de
tener las prioridades correctas.

El Señor Jesús siempre tiene que estar en el primer lugar. Tenemos que partir de este primer
amor hacia Él, para luego trabajar para Él, y no al contrario. Según mi parecer, Jesucristo
quería mostrar a los cristianos de la iglesia de Éfeso que su obra para el nombre del Señor
estaba en el primer lugar en sus vidas, y el amor y la entrañable unión con Jesús seguía en el
segundo lugar; la rutina rígida había reemplazado la vida espiritual.

En Lucas 10:38 – 42 tenemos un ejemplo del primer amor hacia Jesús. La Palabra de Dios dice
así:

“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en
su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús,
oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor,
¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero
sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”

Marta se esforzaba mucho por atender dignamente a Jesús, ofrecerle comida y bebida, y
seguramente lo hizo con amor. A pesar de esto el Señor tuvo que exhortarla. Sin embargo, su
hermana María fue elogiada. No tenemos que dejar de cumplir con nuestros quehaceres, pero
también hacer lo otro – las prioridades tienen que estar bien. En ese acontecimiento se
demostró que María hizo lo mejor, lo cual es para nosotros una imagen del “primer amor”
hacia Jesús. Lo más importante es sentarse primero a Su pies, escuchar Su Palabra y conocer
Su voluntad. Si tenemos este primer amor hacia el Hijo de Dios, esto no nos dejará sin fruto y
haremos Su voluntad. Pues más tarde fue María la que derramó el ungüento de mucho valor
sobre los pies de Jesús.

¡Qué contraste con las palabras de Jesús: “Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”.
Este se había perdido, y por eso la iglesia de Éfeso corría el peligro de perder la luz que
irradiaba.

Primero Cristo

De la visita de Jesús a la casa de María y Marta y de la obra de amor de María, se desprende


claramente lo extraordinariamente importante que es para el Señor, que en primer lugar nos
acerquemos solamente a Él, con un amor no dividido, que vivamos con Él y de Él, y que
trabajemos luego con todo fervor para Él, a partir de esta unión de vida. La regla es: Primero el
ferviente amor hacia Jesús, y luego el trabajo para Él. Es muy importante servir al Señor. Pero
muchos cristianos se afanan en su servicio para el Señor, y apenas tienen todavía verdadera
comunión con Él, por ejemplo, por la lectura de la Biblia, en la oración, teniendo tiempos de
quietud en Su presencia, para escucharlo a través de la Palabra de la Biblia y para adorarlo. Es
muy posible que uno siga matándose trabajando para el Señor, pero en cuanto a la comunión
con Él se haya vuelto indiferente. Tenemos que hacer lo uno, pero no dejar lo otro – pues si
no, hemos dejado el primer amor.

Al Señor Jesús, quien amó primero a los Suyos demostrándolo en Su sufrimiento y muerte en
la cruz, como también en Su resurrección y ascensión al cielo, Le pertenece el primer amor. En
otras palabras: Él tiene que ser el Primero en nuestra vida. El Señor Jesús expresó que la
necesidad del primer amor hacia Él era algo muy serio, cuando lo dijo de una manera muy
radical, en Mateo 10:37: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que
ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.”

La palabra griega para “primero” es “protos”, lo que, más que una preferencia temporal, indica
una preferencia cualitativa. Así también el “primer amor” quiere decir el “mejor amor”. Como
derivado de este significado básico en el griego, también puede referirse a “lugar de honor”, a
“adalid”, a “ser el primero” o “tener el primer rango”. En el Tabernáculo, el Lugar Santo, que se
encontraba delante del Lugar Santísimo, se llamaba la “primera carpa”, o la “carpa delantera”.
Allí obraban los sacerdotes en la inmediata presencia del Señor; no había lugar para otra cosa
entre su lugar y el Lugar Santísimo. También de esto se puede desprender lo que quiere el
Señor: ¡que vivamos tan inmediatamente delante de Él y con Él que Él tenga el primer lugar en
nuestras vidas!

La misma palabra griega “protos” se usa en la parábola del hijo pródigo, que regresó a su
padre sin recursos y con la ropa rota. El padre hizo buscar para él la mejor ropa, o la primera
ropa: “Sacad el mejor vestido, y vestidle…” (Lc. 15:22). No se trataba de una ropa de fiesta que
el hijo quizás había usado en años anteriores, sino simplemente del mejor vestido de honor.

El Señor encontró muchas cosas buenas entre los cristianos de la iglesia de Éfeso (comp. Ap.
2:2-3), pero Jesús mismo no era el Primero ni el Mejor para ellos. Alguien dijo una frase muy
cierta: “Lo bueno es el enemigo de lo mejor.” Quiero repetirlo: Lo mejor – el primer amor hacia
Jesús – tiene que estar antes de todo lo demás. Si dejamos que algo se ponga delante del
“primer amor”, ya no es el primero, sino quizás el segundo o incluso el tercer amor.

¿Pertenece tu amor primero al Señor Jesús? ¿Tiene Él en tu vida la preferencia absoluta?


¿Realmente todas las demás cosas vienen después de Él, en tu vida? ¿Te esfuerzas por
escucharlo con atención cuando Él quiere hablarte por Su Palabra en la Biblia y de esta manera
tener verdadera comunión con Él? ¿Amas al Señor Jesús más que a todo, aunque hayas
perdido todo lo que te valía tanto, por ejemplo, cuando no puedes trabajar más por alguna
razón o cuando ya no puedes moverte? ¿Has aprendido a amarlo más que a todo? Y
¿entendiste a tiempo la advertencia de Jesús a los cristianos en la iglesia de Éfeso y la aplicaste
a tu vida? El Señor se expresó con palabras sumamente serias cuando habló del verdadero
discipulado: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede
ser mi discípulo” (Lc. 14:33)

También podría gustarte