Luego de la ascensión del Señor, los apóstoles tuvieron
una honda experiencia del Espíritu Santo en sus vidas.
De esa experiencia nació la Iglesia. Preparémonos para
la fiesta de Pentecostés, oremos y reflexionemos en
torno a este misterio de amor.
La novena del Espíritu Santo es de suma importancia
para todo cristiano ya que fue la primera que
celebraron los Apóstoles con la Virgen María en el
Cenáculo. Allí aguardaron con recogimiento y oración
su venida y recibieron sus abundantes y maravillosos
dones.
"Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu,
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad,
espíritu del santo temor, y conserva lo que has
recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha
confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda
suya, el Espíritu Santo, como te enseña el Apóstol."
San Ambrosio, Tratado sobre los misterios, 29-30
Pidamos por una poderosa efusión del Espíritu Santo.
Cristo murió en la Cruz para que nosotros seamos
transformados por el Espíritu en hijos de Dios,
participando de su santidad. Pero debemos desearlo,
pedirlo y disponernos a recibirlo.
Rezar cada día de la novena:
֍ ORACIONES INICIALES
Señal de la Cruz
Acto de contrición
Invocación al Espíritu Santo
Oración por los 7 dones del Espíritu Santo
֍ MEDITACIÓN PARA CADA DÍA
֍ ORACIONES FINALES
Petición de los 7 dones del Espíritu Santo
Oración y Antífonas
Acto de Consagración al Espíritu Santo
Rosario al Espíritu Santo
Letanías del Espíritu Santo
Oración Final
SEÑAL DE LA CRUZ
Por la señal de la santa cruz +
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón
de haberte ofendido.
Pésame por el Infierno que merecí
y por el Cielo que perdí; pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios tan bueno
y tan grande como Tú.
Antes, querría haber muerto que haberte ofendido,
propongo firmemente no pecar más,
y evitar todas las ocasiones próximas de pecado.
Amén.
Oh, Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo
prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra
en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate
concederme el mismo Espíritu Santo para que Él
perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu amor.
Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda
despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar
sólo a las cosas que son eternas, el Espíritu de
Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu
divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda
siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y
ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para que pueda
llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los
obstáculos que se opongan a mi salvación, el Espíritu de
Ciencia para que pueda conocer a Dios y conocerme a mí
mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los
santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el
servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor de
Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa
hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo.
Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos
discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.
Amén
¡Espíritu Santo! ¡Señor de Luz! ¡Danos, desde tu clara altura
celestial, tu puro radiante esplendor
Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto,
sólo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el
resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu
Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con sus siete
dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el
corazón con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación
debemos invocar al Divino Espíritu diariamente, porque “el
Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no
sabemos cómo pedir para orar como conviene; más el Espíritu
mismo intercede por nosotros” (Rom 8,26).
Oración
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para
regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el
perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre
nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y
de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el
Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu
del Santo Temor. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
¡Ven, Padre de los pobres. Ven, tesoros que sostienes.
Ven, Luz de todo lo que vive!
El don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano
respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a
ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el
pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y
filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de
sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían
de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor
tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan”.
(Ecl 2,17)
Oración
¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor de Dios, penetra en lo
más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi
rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te
puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu
Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad
de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene
fin. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
¡Ven, Padre de los pobres. Ven, tesoros que sostienes.
Ven, Luz de todo lo que vive!
El don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial
afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira,
por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él
consagradas, así como aquellos que están envestidos con su
autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza
visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus
gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la
práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante
servicio. Donde hay amor no hay trabajo.
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi
corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre
satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta
amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Tú, en la fatiga dulce alivio, refresco placentero en el calor,
solaz en medio de la miseria.
Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo
natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación.
La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la
mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a
enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y
a soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de
toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se salvará”
(Mt 24,13).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de
turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad,
fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de
mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti,
Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
¡Luz inmortal! ¡Divina Luz! ¡Visita estos corazones tuyos
y llena nuestro más íntimo ser!
El don del Ciencia permite al alma darle a las cosas creadas su
verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento
desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad
y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al
servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún
en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia
de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas que
deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de
todo. “El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo
posee” (Prov 16,22).
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Ciencia, y concédeme que pueda
percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas
de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu
gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas
mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Si tu apartas tu gracia, nada puro permanecerá en el hombre,
todo lo que es bueno se volverá enfermo.
El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda a
aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión.
Por la fe las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos
a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo
significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la
novedad de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e
inspira un modo de vida que da elocuente testimonio de la fe
que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en
todas las cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de
Dios”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes,
que podamos conocer y creer en todos los misterios de la
salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la
Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del
Padre y del Hijo. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sana nuestras heridas, renueva nuestra fuerza. En nuestra
aridez derrama tu rocío. Lava las manchas de la culpa.
El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural,
permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe
hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica
los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a
los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso
de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes,
servidores públicos y ciudadanos cristianos. El Consejo es
sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de
la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para
que enderece tu camino en la verdad” (Ecl 37,15).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis
caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi
corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es
malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la
meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Dobla la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está
helado, calienta lo que está frío. Guía los pasos que se han
desviado!
Abarcando a todos los otros dones, como la caridad abraza a
todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los
dones. De la Sabiduría está escrito: “todo lo bueno vino a mí con
Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través de sus
manos”. Es el don de la Sabiduría el que fortalece nuestra fe,
fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la
práctica de la virtud en el más alto grado. La Sabiduría ilumina la
mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales
los gozos de la tierra pierden su sabor, mientras la Cruz de Cristo
produce una divina dulzura, de acuerdo a las palabras del
Salvador: “Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi
carga ligera”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de
las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza.
Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos
pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a
conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Tú, en aquellos que siempre más te confiesan y te adoran, en
tus siete dones, desciende. Dales alivio en la muerte. Dales vida
Contigo en las alturas. Dale los gozos que no tienen fin. Amén.
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes
sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a
la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento
y en el amor de Dios, bajo la dirección del Santo Espíritu, nuestro
servicio se torna más sincero y generoso y la práctica de las
virtudes más perfecta. Tales actos de virtudes dejan el corazón
lleno de alegría y consolación y son conocidos como Frutos del
Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las
virtudes más activa y se vuelven un poderoso incentivo para
esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.
Oración
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos
celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad,
bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia y castidad. (Gal 5, 22-23); (CIC 1832).
Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por
continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar
eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia
de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los
medios para alcanzarlos. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina
nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para
que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con
fervor. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros
corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de
nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu
gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos
obtener la corona de la victoria. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir
entre las cosas terrenas para así no perder las eternas. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir
sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo
en la otra vida. Gloria
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros
cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de
nuestras almas. Gloria
ORACIÓN
¡Oh! Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz
y celestial ardor de los corazones humanos si es para gloria de tu
Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dígnate
concedérmelo benignamente; y si no, dirige mi petición,
dándome las gracias que han de ser para tu mayor gloria y bien
de la salvación de mi alma. Amén
ANTÍFONA
No los dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a ustedes, aleluya;
y se alegrará su corazón, aleluya, aleluya.
V. Envía Señor tu Santo Espíritu
R. Y renovarás la faz de la Tierra
ANTÍFONA
Hoy se completaron los días de Pentecostés, aleluya; hoy se
reproducen los felices gozos, cuando el Espíritu Consolador bajó
sobre sus Apóstoles, aleluya; hoy, rayando el resplandor del
divino fuego, reposó el Espíritu Santo en forma de lenguas sobre
ellos, aleluya; hoy les hace fecundos en palabras, les inflama de
su amor y les llena de sus innumerables carismas, aleluya,
aleluya.
V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya.
R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
Recibe ¡Oh Espíritu Santo!, la consagración
perfecta y absoluta de todo mi ser, que te
hago en este día para que te dignes ser en
adelante, en cada uno de los instantes de mi
vida, en cada una de mis acciones, mi
director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el
amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a tus divinas
operaciones, y quiero ser siempre dócil a tus
santas inspiraciones.
¡Oh! Santo Espíritu, Dígnate formarme con
María y en María, según el modelo de tu
amado Jesús.
Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu Santo Santificador.
Amén
En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo
En los misterios que vamos a considerar,
contemplaremos la presencia y la acción del Espíritu
Santo en la historia general y en nuestra historia
personal.
EL ESPÍRITU SANTO EN LA CREACIÓN
Cuando el mundo era aún confusión y tinieblas, el
Espíritu de Dios se movía sobre aquel caos
transformándolo en un cosmos ordenado y bello.
Santo Espíritu de Dios, ven a nosotros y transforma
nuestro caos interior en un cosmos armonioso que
refleje la belleza de Dios.
Guía. Ven Espíritu Santo , llena nuestros corazones
Todos. Y enciéndenos en el fuego de tu Amor.
(se dice esta invocación 7 veces)
Guía. Envía Señor tu Espíritu, y todo será creado
Todos. Y se renovará la faz de la tierra.
Guía. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Todos. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
EL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUOTESTAMENTO
A través de la historia de Israel que se nos relata en el
Antiguo Testamento, Dios fue preparando la venida de
Cristo, el Salvador del mundo.
Espíritu Santo ilumina y guía nuestra historia personal y
revélanos cada vez más a Jesús nuestro Salvador en
quien se cumplen todos los anuncios, todos los
símbolos, figuras y profecías del Antiguo Testamento .
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
EL ESPÍRITU SANTO ENLAENCARNACIÓNDELVERBO
Por obra del Espíritu Santo, la Virgen María concibió y
dio a luz a Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros. Cristo,
el Mesías es la manifestación visible de Dios invisible.
Santo Espíritu, te pedimos que formes en nosotros el
carácter de Cristo, que nos configures a semejanza de
Jesús, Hijo de Dios y Hermano nuestro. Que tengamos
la mente, los sentimientos, el Espíritu de Cristo.
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
EL ESPÍRITU SANTO EN EL BAUTISMO DE JESÚS
En su Bautismo, en el Río Jordán, Jesús es declarado Hijo
amado de Dios y recibe una nueva unción del Espíritu
Santo para realizar la misión a la que el Padre lo envió.
Ven Espíritu Santo sobre nosotros para que, unidos a
Jesús, realicemos la voluntad de Dios Padre y cumplamos
fielmente la misión que Él nos confía a cada uno.
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
EL ESPÍRITU SANTO EN LA MUERTE Y RESURRECCIÓN
DE CRISTO
El Espíritu Santo impulsa a Jesús a ofrecerse como
sacrificio inmaculado a Dios y, por el mismo poder del
Espíritu, es resucitado y exaltado para siempre a la Gloria
del Padre.
Santo Espíritu, llénanos de tu Amor, Fortaleza y Sabiduría
para que se cumpla en nosotros el Misterio Pascual de
Cristo, que pasemos con Él del egoísmo al amor, de la
mentira a la Verdad, de la esclavitud a la libertad, de la
muerte a la vida, de este mundo al Padre.
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
PENTECOSTÉS
Jesús Resucitado de parte del Padre envía al Espíritu Santo
sobre sus primeros discípulos, iniciando así la Iglesia como
nuevo Pueblo de Dios que debe continuar la obra de
Cristo.
Espíritu Santo, tu nos consagras y con tus Dones y
Carismas nos das la capacidad de colaborar en la obra de
Cristo sirviendo en la Evangelización, el Discipulado y la
edificación de la Comunidad .
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
EL ESPÍRITU SANTO EN LA PARUSÍA
El Espíritu Santo prepara la Parusía, es decir, la
manifestación Gloriosa de Cristo, el establecimiento pleno
y definitivo del Reino de Dios, los nuevos cielos, la nueva
tierra, la nueva humanidad, la nueva creación.
Espíritu Santo, que habitas en nosotros, tu nos haces
anhelar la manifestación gloriosa de Jesucristo y de todos
los hijos de Dios. El Espíritu Santo y la Iglesia dicen:
¡Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús! Si. Amen, ¡Ven, Señor
Jesús!, ALELYUA.
Guía. Ven Espíritu Santo …
Todos. Y enciéndenos …
Guía. Dios Padre Creador
Todos. Ten piedad de Nosotros
Guía. Dios Hijo Redentor del mundo
Todos. Ten piedad de Nosotros
Espíritu Santo que procedes del
Padre y del Hijo y que eres Dios
Ven a nosotros
Espíritu de Amor Ven a nosotros
Espíritu de Conocimiento Ven a nosotros
Espíritu de Verdad Ven a nosotros
Espíritu de Sabiduría Ven a nosotros
Espíritu de Santidad Ven a nosotros
Espíritu de Revelación Ven a nosotros
Espíritu de Poder Ven a nosotros
Espíritu de Unidad Ven a nosotros
Espíritu de Piedad y de Oración Ven a nosotros
Espíritu Paráclito Ven a nosotros
Espíritu de Gozo y Alegría Ven a nosotros
Espíritu de Pureza y Castidad Ven a nosotros
Espíritu que conduces y guías
la historia de la Salvación Ven a nosotros
Espíritu que llenaste y
Santificaste a la Virgen María
para se Madre del Salvador Ven a nosotros
Espíritu que ungiste a Jesús de
Nazaret para realizar su
Ministerio Ven a nosotros
Espíritu que nos santificas y nos
conduces a la Verdad Completa Ven a nosotros
Espíritu que haces presente el
Misterio de Cristo a través de las
celebraciones de la Iglesia Ven a nosotros
Espíritu que actualizas la Presencia y
la Obra de Cristo a través de la
Eucaristía Ven a nosotros
Espíritu que nos sanas y unes en la
caridad Ven a nosotros
Espíritu que nos unes a Jesús para
adorar al Padre en Espíritu y en
Verdad Ven a nosotros
Espíritu que preparas la Manifestación
Gloriosa de Jesucristo Ven a nosotros
Espíritu que nos transformas para
llegar a ser semejantes a Jesucristo
Resucitado Ven a nosotros
Guía. Ven Espíritu Santo Llena nuestros corazones
Todos. Y enciéndenos en el Fuego de tu Amor
Guía. Envía Señor tu Espíritu y todo será creado
Todos. Y se renovará la faz de la tierra
Guía. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
Todos. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de
tu nombre, concédenos que los que han renacido por
el agua del bautismo, tengan la misma fe en sus
corazones y la misma piedad en sus acciones.
Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles,
oye las oraciones de tus fieles para que gocen de la
verdadera paz, quienes por tu gracia, han recibido el
don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu
Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa
llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente
fuera encendida.
Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del
Espíritu Santo, para que te sirvamos castos de cuerpo y
limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros
corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu
por cuya sabiduría fuimos creados y por cuya
providencia somos gobernados.
Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu
Santo Espíritu nos defienda y habite en nuestras almas,
para que al fin, seamos los templos de su gloria.
Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el
Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda
la verdad revelada. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.