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Cómo el Ser Humano destruye el Planeta
“Como aún hay gente que no cree que el ser humano sea su propio destructor.”
La polución del Medio Ambiente es una triste realidad; hay ciudades en las cuales es
casi imposible respirar aire puro y por culpa del smog que flota en el ambiente sus
habitantes no saben lo que es apreciar un cielo nocturno estrellado.
La gente sufre enfermedades respiratorias, asma crónica y alergias, debido a la
cantidad de partículas que están suspendidas en el aire y a los gases contaminantes
emitidos por las industrias y los coches. Hay sitios donde es impensable salir a la calle
sin un tapabocas o colgar una prenda en el balcón para que se seque, por que en
pocos minutos se ennegrece.
La desidia del ser humano no tiene límites a la hora de deshacerse de la basura que él
mismo genera al consumir. Pero este no es un mal que se limite a las ciudades, ya que
en la cima del mundo, el Monte Everest, los escaladores han dejado una muestra
patente de la falta de consideración generalizada y el desinterés por el cuidado del
Medio Ambiente.
Es tanta la basura acumulada en las diversas etapas del ascenso a la montaña más
alta del mundo, que las autoridades han tenido que tomar medidas extremas y obligan
a los escaladores que al bajar traigan al menos 8 kilos de desechos (suyos y ajenos),
con el fin de “limpiar” este increíble y casi inaccesible lugar.
No uno ni dos ni tres ríos del mundo tienen su superficie cubierta de plásticos y
desechos, sino que son cientos las corrientes de agua que para poder ser navegadas
se rema entre basuras de la más diversa índole.
En estos lugares es imposible usar otra cosa que no sean botes o barcas a tracción
humana, porque las hélices de los motores no durarían ni cinco minutos. La
biodiversidad de fauna y flora se ha perdido hace mucho tiempo y la gente sobrevive
seleccionando de los que flota, lo que pueda reutilizar o vender.
El nivel de contaminación que sufren las aguas de nuestro planeta, en especial las
fuentes de agua dulce es tan dramático, que los elementos tóxicos han llegado a las
capas freáticas más profundas.
Esto implica que los vertidos (legales e ilegales) industriales, los restos de pesticidas y
hasta los desechos cloacales, penetran en la tierra y también envenenan el agua de
abajo hacia arriba durante décadas.
Los grandes accidentes, como el del Prestige, el del Exxon Valdez o la explosión de la
plataforma de la BP en el Golfo de México, son situaciones puntuales que causan un
daño al Medio Ambiente de grandes dimensiones y con graves consecuencias.
Pero cada día, en cada puerto del mundo donde existe trasiego de petróleo entre los
barcos que lo transportan y los depósitos donde se almacenan, hay pérdidas ingentes
de este combustible fósil, que sumados dan cifras escalofriantes, a veces similares a
las de los vertidos de los accidentes mencionados.
Los desechos que se depositan en las aguas contienen elementos que las plantas
acuáticas y las algas usan como nutrientes, de esta manera crecen de forma
desmedida y provocan estragos en el Medio Ambiente de las costas, haciendo cada
vez más difícil la supervivencia de los lugareños que dependen de la pesca o de la
piscicultura artesanal.
Este fenómeno llamado eutrofización tiene otras consecuencias nefastas, ya que cada
planta que muere se deposita en el fondo dónde al descomponerse genera metano,
que contribuye a envenenar más las aguas y a romper el equilibrio de los ecosistemas.
Donde antes había humedales naturales, hoy la estampa es aterradora. En muchos
puntos del planeta éstos han sido drenados con el fin de conseguir tierras de cultivo
para alimentar a una población creciente y ávida de consumir cada día más, sin
preocuparse de las consecuencias que ello tiene sobre el Medio Ambiente.
No solo en el Amazonas, que es donde se tomó la fotografía y se considera el “pulmón
del planeta”, se produce una deforestación indiscriminada y agresiva, sino en muchos
otros puntos del mundo.
Allí donde hay árboles, el ser humano únicamente ve la posibilidad de talarlos y vender
la madera y luego usar las tierras para cultivos, en vez de preservar ese tesoro natural
en bien del resto de la humanidad, que crece diariamente y necesita de la oxigenación
del aire para vivir.
El afán de tener el mejor móvil, la Tablet de última generación o el ordenador más
rápido, genera una ingente cantidad de basura electrónica que es muy difícil de reciclar
o destruir y que genera un alto nivel de contaminación del Medio Ambiente.
Los países desarrollados han tenido la “genial idea” de vender esos desechos a países
emergentes ávidos de trabajar en lo que sea y de esa forma ciudades como Guiyu en
China, el barrio de Agbogbloshie en la capital ghanesa de Acra y Lagos, la capital de
Nigeria (por nombrar algunas), se han convertido en verdaderos basurales electrónicos.
Las guerras no solo son enfrentamientos entre seres humanos, sino un ataque directo
al Medio Ambiente del lugar donde se desarrollan los combates y los ataques y de los
sitios utilizados para probar las armas con las que matarse unos a otros.
Los daños medioambientales que se infringen no suelen ser tenidos en cuenta, pero
cuando las guerras acaban, la paz para los habitantes del lugar viene acompañada de
aguas tóxicas, bombas sin explotar, tierras de cultivo envenenadas y destruidas y
cientos de secuelas más.