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CAPÍTULO 5 El Cristiano y La Politica

Este documento discute un enfoque cristiano de la política en 3 oraciones: 1) Examina las opiniones de varios teólogos sobre el origen del estado, concluyendo que si bien el estado es necesario debido a la naturaleza social del hombre, su forma actual es necesaria debido al pecado. 2) Explora la historia de Israel y cómo progresó de una tribu a una nación con reyes, aunque el gobierno directo de Dios era ideal. 3) Resume que la tarea principal del estado según Juan Calvino es promover el bienestar,

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CAPÍTULO 5 El Cristiano y La Politica

Este documento discute un enfoque cristiano de la política en 3 oraciones: 1) Examina las opiniones de varios teólogos sobre el origen del estado, concluyendo que si bien el estado es necesario debido a la naturaleza social del hombre, su forma actual es necesaria debido al pecado. 2) Explora la historia de Israel y cómo progresó de una tribu a una nación con reyes, aunque el gobierno directo de Dios era ideal. 3) Resume que la tarea principal del estado según Juan Calvino es promover el bienestar,

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CAPÍTULO 5

UN ENFOQUE CRISTIANO DE LA POLÍTICA

Introducción
El refrán popular dice que para mantener buenas amistades no hay que hablar de
sexo, ni de religión, ni de política. Sin embargo, sea conflictivo o no, ¡es casi imposible
evitar estos temas! Además, a mi juicio, ¡la religión y la política son dos de los temas más
interesantes! En este capítulo vamos a hacer lo imperdonable —¡vamos a mezclar los dos
temas y hablar de un enfoque religioso de la política! Es verdad que estos temas son
delicados, y hay que practicar la tolerancia que mencionamos anteriormente cuando
explicamos el significado de una cosmovisión cristiana. No estamos hablando aquí de la
doctrina de la salvación. Estamos hablando de algo que no tiene respuestas dogmáticas en
las Escrituras. Existen áreas grises en que podemos dialogar y expresarnos, pero sin ser
tajantes.
No pretendo en un solo capítulo agotar un tema tan extenso y complejo. Tampoco voy
a hablar de partidos políticos o de situaciones actuales. Tendremos que limitarnos a
algunos temas fundamentales y a examinar la enseñanza de unos pocos teólogos. Casi
todas las discusiones nos obligan a resolver algunas preguntas primero, tales como el
origen del Estado, la tarea del Estado, y los límites de la autoridad del Estado. Que el
lector vea esto simplemente como una muestra de algunas ideas. Le servirá para
comenzar un estudio propio del tema de la política y para sacar sus propias conclusiones
con respecto a situaciones particulares.

El origen del Estado


En La república, Platón sugiere que el hombre ha organizado el Estado para satisfacer
sus propios intereses.58 Tomás Hobbes (1588–1679) propuso que el Estado es producto de
un «contrato social» entre los hombres, hecho para evitar el conflicto. Ya que todos los
hombres buscan satisfacer sus propios deseos, esto lleva inevitablemente a una lucha de
intereses, y la única forma de aceptar las desigualdades y evitar el conflicto es tener un
Estado gobernado por un soberano que impone su poder absoluto sobre el pueblo.59

858 Frederick Copleston, A History of Philosophy, vol. 1, parte 1. (Garden City, N.Y.:
Doubleday, 1962), pp. 249–269. Kelly L. Ross, «Plato´s Republic» (31 de mayo, 2010),
<http://www.friesian.com/plato.htm>
959 Thomas Hobbes, Leviathan (New York: Cosimo, 2006), publicado originalmente en el
año 1651, pp. 93–96. Antonio Cruz, Sociología; una desmitificación (Barcelona: CLIE/Logoi,
2001), pp. 93–108.
Sin embargo, un enfoque cristiano acerca del origen del Estado debe tomar en cuenta
la dirección soberana de Dios sobre toda actividad del hombre. Juan Calvino observó que
el Estado había sido establecido debido «a la Providencia de Dios y a su santa
ordenación», citando después este mismo pasaje.60 Uno de los pasajes bíblicos clave para
entender el origen el Estado es Romanos 13. Dice: «no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la
autoridad, a lo establecido por Dios resiste» (versículos 1 y 2).
Abraham Kuyper distingue entre un desarrollo «mecánico» y un desarrollo «orgánico»
de instituciones sociales. Por un lado, las instituciones o «esferas» sociales que se
desarrollan en forma «orgánica» son necesarias y «naturales»; se habrían desarrollado
aun sin la existencia del pecado en el mundo. Por otro lado, las instituciones o esferas que
se desarrollan en forma «mecánica» son necesarias solamente por causa del pecado. Son
como un «palo tutor» colocado al lado de un arbolito para ayudarle a crecer en forma
derecha. Para Kuyper, entonces, el Estado es una institución que se desarrolló en forma
«mecánica». Es decir, el Estado es necesario por causa del pecado. Si no fuera por el
pecado, la sociedad se habría desarrollado en forma patriarcal, como una gran familia. 61
Henry Meeter, en La iglesia y el estado,62 dice que el Estado es una «consecuencia
natural», que «surge de un impulso social implantado por Dios en el hombre». Meeter
utiliza la distinción de Kuyper entre desarrollo «mecánico» y «orgánico». Sin el pecado, el
Estado se habría desarrollado de todas maneras, pero en forma «orgánica». Habría sido
un «imperio» con Adán a la cabeza. Habría sido el reino de Dios, pero sin leyes, tribunales,
policías, ejército y navíos de guerra. Pero ya que existe el pecado, el reino de Dios
solamente se realiza por medio de Jesucristo, por medio de la gracia sobrenatural y no por
medios naturales. El Estado entonces, como lo conocemos, con leyes, policías, etc., tuvo
que desarrollarse en forma «mecánica» para frenar la influencia del pecado.

La historia de Israel
Israel comenzó como una familia, una tribu patriarcal (Génesis: Abraham, Isaac,
Jacob). En Sinaí, se formó una nación teocrática (Éxodo), con leyes para frenar el pecado
(un desarrollo «mecánico»). Dios nombraba y guiaba a los líderes directamente. Moisés
era su profeta, libertador, y gobernador, pero todos sabían que Moisés representaba al
Señor, y no era solamente elegido por el pueblo. Siguiendo el consejo de su suegro,
Moisés dividió la nación en grupos y nombró líderes para ayudarle a dirigir y a tomar
decisiones (Éxodo 18).
Al entrar a la tierra prometida, Israel tenía jueces para gobernar. Todavía era una
teocracia. En Deuteronomio 17:14–15, Dios dice que van a tener un rey. Fíjese en la

060 Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, trad. Cipriano de Valera (Países Bajos:
Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1981), IV, 20, 4.
161 Abraham Kuyper, Lectures on Calvinism, «Calvinism and Politics» [Discursos sobre el
Calvinismo, «La Política»] Discursos dados en la Universidad de Princeton, 1898.
<http://www.kuyper.org/main/publish/books_essays/article_17.shtm>, 1 de julio, 2010.
262 Henry Meeter, La iglesia y el estado (Grand Rapids, Michigan: TELL.)
relación misteriosa entre la voluntad del hombre y la soberanía de Dios: el pueblo elige su
rey, pero en el fondo es Dios quien decide.
Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y
la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis
alrededores; ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere.
No obstante, en 1 Samuel 8, cuando Israel pide un rey «como las otras naciones» (v. 5),
algo extraño sucede: Dios les concede su petición, pero expresa Su molestia con la idea.
Dios dice a Samuel,
Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han
desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. (v. 7) Y
clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os
responderá en aquel día. (v. 18)
Por medio de Samuel, Dios les advierte de las consecuencias de tener tal rey. Sus hijos
tendrán que ser soldados, y trabajarán haciendo armas de guerra y arando los campos.
Sus hijas serán perfumadoras, cocineras y amasadoras. El rey exigirá un diezmo de sus
cosechas y de sus rebaños (vs. 8–17). A pesar de esta advertencia, el pueblo todavía pide
un rey, y Dios le instruye a Samuel a permitírselo. Obviamente, tener un rey así no fue la
situación ideal. Habría sido mejor continuar bajo el gobierno directo del Señor. Además, el
motivo de Israel no fue bueno; querían ser como las demás naciones. Sin embargo, Dios
les dio un rey.
¿Por qué? Sabemos que a veces Dios concede nuestras peticiones inapropiadas para
enseñarnos una lección. En este caso, posiblemente fue para mostrarles que ha sido una
gran bendición tenerlo a Él como su Rey verdadero. Además, los fracasos del reino de
Israel en el Antiguo Testamento apuntan a la necesidad de la salvación, y a la necesidad de
Jesús como el Rey perfecto.
Podemos suponer también que esto ayudó al pueblo de Dios a prepararse para vivir
bajo gobernantes extranjeros. En la monarquía, vemos una separación de los oficios de
profeta, sacerdote, y rey. Entonces cuando los judíos llegan a ser cautivos de países
extranjeros durante el exilio, los oficios de profeta y de sacerdote continúan, pero el oficio
de rey no es ejercido entre ellos. La razón es que están sometidos a los reyes de otras
naciones. Aun hasta el tiempo de Cristo, los judíos luchan con el dominio extranjero y
añoran la restauración completa del reino de Israel (vea Hechos 1:6).
¿Qué nos enseña esto acerca del origen del Estado? Concluyo que Meeter tiene la idea
correcta. El origen primordial del Estado es la imagen de Dios en el hombre. Es decir, se
debe a la necesidad natural del hombre (que vive en sociedad) de tener algún orden. El
hombre es un ser social, la humanidad ha aumentado mucho, y la sociedad es muy
compleja. Por lo tanto, algún tipo de organización es necesario para mantener orden.
Podríamos especular que, aun sin la presencia del pecado, el hombre se habría organizado
con algún tipo de gobierno.
Sin embargo, el Estado tal como lo conocemos, con un sistema penal, con cortes, y con
policía, ha sido establecido para frenar la injusticia, y es necesario solamente por causa del
pecado. Las formas de los gobiernos actuales que existen en el mundo hoy, donde Dios no
dirige directamente, no son ideales. Incluso, la forma ideal de gobierno no existirá en este
mundo caído; tendremos que esperar el retorno de Cristo.

La tarea del Estado


Al hablar del origen del Estado arriba, no se pudo evitar tocar el tema de la tarea del
Estado. Pero queremos analizar este aspecto más detalladamente. Juan Calvino propone
que el Estado tiene varias funciones. Básicamente el Estado debería:
Promover el bienestar.
Prevenir la idolatría, la blasfemia y las ofensas religiosas.
Garantizar la paz.
Proteger la propiedad.
Asegurar el comercio justo.
Preservar la honestidad.
En resumen, dice que el Estado debe hacer que «resplandezca una forma pública de
religión entre los cristianos, y que exista humanidad entre los hombres.» 63
Es necesario recordar que en la época de la Reforma, muchos países de Europa tenían
gobiernos que oficialmente apoyaban alguna forma del cristianismo. Aunque los
protestantes estaban peleando con los católicos acerca de qué forma del cristianismo
debería ser la religión oficial, todavía creían que el gobierno civil debería cumplir algunas
tareas relacionadas con la religión.
Abraham Kuyper opina que el deber principal es promover la justicia. En segundo
lugar, debe cuidar a la gente. Para él, la «espada» mencionada en Romanos 13 incluye:
a) hacer justicia, castigando el crimen,
b) hacer la guerra, defendiendo al país, y
c) mantener el orden, resistiendo la rebelión.64
Meeter juzga que hay dos «directrices» generales:
a) La administración de la justicia, y
b) La promoción del bienestar general.
Por «justicia», quiere decir defender la ley de Dios (no la voluntad del pueblo, ni del
Estado como absoluto). Por «bienestar» quiere decir servicios públicos como el correo (da
ejemplos de Ginebra en el tiempo de Calvino como: préstamos a los pobres, fijar los
precios del vino y del trigo, construir una industria de seda para dar empleos e ingresos, y
fijar normas para gobernar tipos de intereses financieros). Meeter dice que Calvino estaba
equivocado en incluir la defensa de la religión como una tarea del Estado. Opina que el

363 Institución, IV, 20, 3.


464 Kuyper, Lectures on Calvinism.
Estado no debe entrometerse en «aquellos asuntos que son puramente del corazón;
solamente puede intervenir en la esfera de la conducta exterior». 65
Romanos 13:3–6 es el texto bíblico clave para contestar esta pregunta:
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.
¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque
es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la
espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual
es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa
de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios
que atienden continuamente a esto mismo.
Fíjese en las tareas mencionadas:
v. 3 «para infundir temor … al malo»
v. 4a «porque es servidor … de Dios para tu bien»
v. 4b «lleva la espada … para castigar al que hace lo malo».
v. 6 recibe tributos.
Yo creo que la tarea principal del Estado es garantizar el orden y la justicia social. Es
decir, debe promover el orden y la justicia en las relaciones entre los individuos y entre las
instituciones. Expresado negativamente, el Estado debe castigar el mal, para evitar el
desorden social y la injusticia social. Cuando hay un conflicto de intereses, o cuando hay
una falla que constituye una injusticia social, el Estado debe actuar para establecer una
situación más justa. Nos guste o no, para cumplir su función, el Estado también tiene que
cobrar impuestos. El Estado es como el «sistema nervioso» de la sociedad: ayuda a los
otros miembros a funcionar en coordinación, avisa cuando hay dolor o cuando algo no
funciona bien, y pone en marcha un proceso para sanar el problema.

Los límites de la autoridad del Estado y su relación con la Iglesia


Hasta el tiempo del cautiverio, la tarea del gobierno del pueblo de Dios en el Antiguo
Testamento incluía un aspecto religioso. El rey debía vigilar que se cumpliera la voluntad
de Dios y que el pueblo guardara el pacto (2 Reyes 21:1–3). Después, durante el
cautiverio, los judíos no tenían reyes propios que funcionaban como tal, y luchaban con el
dominio extranjero hasta el tiempo de Cristo. Esto ayudó a preparar el camino para la
expansión del reino de Dios a toda la tierra. Después de Cristo, el pueblo de Dios ya no es
una nación, sino que es el cuerpo de creyentes, dispersos en todas las naciones. Este
hecho obliga a hacer cierta separación entre la tarea religiosa de la Iglesia y la tarea civil
del gobierno. La Iglesia es un organismo más que una institución, entretejido en toda la
sociedad. En cierto sentido esta separación no es ideal, pero es necesaria en esta época,
hasta que vuelva Jesús a establecer Su reino en forma final y completa. Hasta entonces
habrá algo de tensión por causa de esta «anormalidad». Además, ya que hay tantos

565 Henry Meeter, The Basic Ideas of Calvinism (Grand Rapids: Baker, 1990), pp. 98–108.
gobiernos que son corruptos, o incluso anti-cristianos, el hecho de permitir que legislen
sobre las creencias religiosas traería solamente más sufrimiento para muchos cristianos.
Una teocracia es el Estado ideal, en que Dios gobierna directamente. Así será la forma
eterna del reino de Dios. Sin embargo, sabemos que por ahora, estamos viviendo entre no
creyentes, como «extranjeros y peregrinos» (1 Pedro 2:11). Por lo tanto, no queremos
tener un Estado que esté por sobre toda actividad humana. Eso sería totalitarismo, y
significaría someter a la Iglesia por debajo del gobierno civil. Tampoco queremos poner al
Estado debajo de la Iglesia, porque aun la Iglesia como institución puede estar corrupta.
Durante los primeros siglos después de Cristo, el cristianismo era una religión
perseguida, o tolerada en el mejor de los casos. Con Constantino, el cristianismo llegó a
ser una religión oficialmente aceptada (el edicto de Milán, 313). Durante los siguientes
siglos, la Iglesia tenía una relación muy cercana con el gobierno civil. Normalmente el
Estado tenía mayor autoridad, pero a veces la Iglesia parecía tener autoridad sobre el
Estado, como en el año 800, cuando el Papa León III coronó a Carlos Magno. En el tiempo
de la Reforma, la relación estrecha entre la Iglesia y el Estado todavía existía, y la Iglesia
estaba abusando de su poder.
Sin embargo, en vez de reconocer la necesidad más profunda de remover las tareas
religiosas del gobierno, los reformadores simplemente trataron de cambiar la religión de
los países. Esto produjo guerras. Los anabaptistas fueron al otro extremo, insistiendo en
que los cristianos debían separarse totalmente de asuntos civiles.
Juan Calvino estaba empezando a discernir una solución a este problema, pero no
logró ser totalmente consecuente. Él propuso que el Estado gobernara «las costumbres y
la conducta exteriores», y que la Iglesia supervisara las cosas del hombre «interior» 66 Sin
embargo, como se mencionó antes, cuando habló de las tareas del gobierno, incluyó la
prevención de blasfemia y ofensas religiosas, lo cual no está de acuerdo con tal distinción
de tareas.
Un siglo más tarde, sus seguidores en Inglaterra redactaron la Confesión de Fe de
Westminster, en medio de los conflictos violentos entre la Iglesia y el Estado; propusieron
que el Estado no debía intervenir en asuntos de la fe, sino proteger la Iglesia y garantizar
su libertad.
El magistrado civil no debe arrogarse la administración de la Palabra y de los
sacramentos, o el poder de las llaves del Reino de los Cielos; y sin embargo, tiene la
autoridad, y es su deber, velar para que la unidad y la paz sean preservadas en la
iglesia.…67
Pero de una manera similar a Calvino, no hicieron una separación suficientemente
clara entre las tareas de la Iglesia y el Estado. Según la versión original de la Confesión de
fe, el magistrado civil tiene la autoridad para convocar concilios y para suprimir errores
religiosos. Debe velar …

666 Institución, IV, 20, 1.


767 Confesión de fe de Westminster y catecismo menor, trad. Alonzo Ramírez Alvarado
(Barcelona: CLIE, 1999), cap. 23, sección III. Traducción de la versión inglesa del año 1647.
…para que la verdad de Dios se conserve completa y pura, para que todas las herejías
y blasfemias sean suprimidas, todas las corrupciones y abusos en la adoración y
disciplina se eviten o se reformen, y todas las ordenanzas de Dios sean debidamente
establecidas, administradas, y cumplidas. Para el mejor cumplimiento de lo anterior, el
magistrado civil tiene el poder para convocar Sínodos, y estar presente en ellos, y
asegurar que todo lo que en éstos se acuerde, esté conforme con la mente de Dios. 68
Después del período de la Reforma, la Iglesia protestante empezó a hacer una
separación más clara entre las tareas de la Iglesia y el Estado. Incluso, versiones
posteriores de la Confesión de fe de Westminster, tan temprano como en el año 1788,
sacaron la sección citada arriba acerca de herejías y abusos, y acerca de la autoridad del
magistrado para convocar sínodos. Claramente niegan el derecho del gobierno de
«entrometerse» en los asuntos de la fe. Vea por ejemplo la misma sección citada arriba,
pero en una versión del siglo 18:
Los magistrados civiles no deben tomar para sí la administración de la Palabra y de los
sacramentos; o el poder de las llaves el reino de los cielos; ni se entrometerán en lo
más mínimo en asuntos de la fe. Sin embargo, como padres cuidadosos, es el deber de
los magistrados civiles proteger la iglesia de nuestro Señor común, sin dar preferencia
a alguna denominación de cristianos sobre los demás, de tal modo, que todas las
personas eclesiásticas, cualesquiera que sean, gocen de completa, gratuita e
incuestionable libertad, para desempeñar cada parte de sus funciones sagradas sin
violencia ni peligro. Y como Jesucristo ha designado un gobierno regular y una
disciplina en su iglesia, ninguna ley de estado alguno debe interferir con ella, estorbar
o limitar los ejercicios debidos entre los miembros voluntarios de alguna
denominación de cristianos conforme a su propia confesión y creencia. Es el deber de
los magistrados civiles proteger a la persona y buen nombre de todo su pueblo, de una
manera tan efectiva que no permita que ninguna persona por pretexto de religión o
por incredulidad, cometa alguna indignidad, violencia, abuso o injuria a otra persona
cualquiera; debiendo procurar además que todas las reuniones eclesiásticas y
religiosas se lleven a cabo sin molestia o disturbio.69
En esta misma época, cuando se colonizaban los nuevos países en las Américas, la
libertad de religión era un tema esencial. Los primeros líderes en los Estados Unidos
destacaron la «pared de separación» (Thomas Jefferson) entre la religión y el gobierno. La
primera enmienda de la constitución dice lo siguiente:
El Congreso no hará ley alguna con respecto a la adopción de una religión o
prohibiendo el libre ejercicio de dichas actividades; o que coarte la libertad de

868 Confesión de fe, CLIE, continuación de sección III, cap. 23, versión 1647.
969 Confesión de fe de Westminster, trad. Mariano Ávila Arteaga (Distrito Federal: El
Faro/Libros Desafío, 1999) Capítulo 23, sección C. Traducción de versión inglesa del siglo
18 (ver p. 11).
expresión o de la prensa, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente, y para
solicitar al gobierno la reparación de agravios.70
Los países de América Latina demoraron más tiempo en «desestablecer» la religión
oficial, que era el catolicismo (Chile, 1925, Cuba 1902, Guatemala, 1871, México, 1874,
Panamá, 1904, Paraguay, 1992, Uruguay, 1919). En Costa Rica, aunque la constitución del
año 1949 garantiza libertad de religión, todavía establece que el catolicismo es la religión
oficial. En países como Argentina, la República Dominicana, El Salvador, Honduras, y Perú,
el catolicismo tiene un reconocimiento especial en la constitución, pero no es una religión
estatal.71 En el año 1999, Chile otorgó a los protestantes básicamente los mismos
privilegios legales que tienen los católicos.
Mundialmente, son mayormente los países musulmanes ahora que tienen religiones
oficiales (como Egipto, Irán, Iraq, Afganistán, y Pakistán, para nombrar unos pocos).
Dinamarca, Islandia, y Finlandia reconocen el luteranismo como religión estatal, Inglaterra
reconoce el anglicanismo, y Grecia y Chipre reconocen el cristianismo ortodoxo oriental
como oficial.72
Abraham Kuyper (en el siglo 19) destacó claramente una distinción entre tres esferas
sociales básicas: Iglesia, Estado, y familia. Según él, cada esfera tiene su propia soberanía
bajo la soberanía de Dios, y ninguna esfera debe interferir en la otra.
Henry Meeter sigue la posición de Kuyper.
«El estado no ha de hacer suya la labor de estas esferas … »
«Por otra parte el gobierno tampoco puede permitir que estas esferas operen sin
control alguno y dando rienda suelta a los intentos del pecado…»
«Negativamente, la labor del estado consiste en impedir que aquellas fuerzas que
tienden a impedir la labor de las diferentes esferas lleguen a prevalecer; y
positivamente la labor del estado ha de ir encaminada a la promoción de aquellas
condiciones que hagan posible el que estas esferas puedan llevar a término sus tareas
culturales».73
Según Meeter, el estado debe:
1) evitar conflictos entre las distintas esferas,
2) proteger a los grupos o individuos dentro de la sociedad, y
3) exigir la ayuda necesaria para su propia preservación.
Os Guinness arguye que es más importante ahora que nunca que los cristianos
insistamos para nosotros, y que permitamos para otros, libertad de expresión y libertad
de religión. Considera que esto es uno de los asuntos más importantes de nuestros

070 Ver Wikipedia, «Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos» (14 de
junio, 2010).
171 Vea Wikipedia, «State Religion»: <http://en.wikipedia.org/wiki/State_religion> (15 de
junio, 2010), y también «Costa Rica».
272 Vea «State Religion» en Wikipedia.
373 La iglesia y el estado, p. 180.
tiempos, y le preocupa que algunos grupos cristianos estén confundidos acerca del tema.
En primer lugar, debemos tratar a otros de la manera en que queremos que otros nos
traten, y esto incluye la libertad de convicciones y de prácticas religiosas. En segundo
lugar, si no luchamos por esta libertad para todos, es muy probable que seamos nosotros
los cristianos quienes perdamos nuestros derechos.74
Concluyo que si la tarea del Estado es promover el orden y la justicia social, los límites
de su autoridad son definidos por esta área. No debería interferir en el desarrollo natural
de las otras esferas sociales, como por ejemplo la Iglesia o la familia, excepto cuando
existe algún desorden o alguna injusticia entre ellas o entre los individuos. De otro modo,
debería dejarlos en libertad, respetando la soberanía de cada esfera. El Estado debería
ayudar a las otras instituciones a cumplir sus respectivas tareas. Debe funcionar como un
árbitro. Por ejemplo, si alguien roba de un supermercado, su «libertad» ha llegado a ser
una pérdida de libertad para el dueño del negocio. Se ha ocurrido una injusticia. Por lo
tanto, el gobierno civil debe intervenir, hacer leyes en contra del robo, y castigar a
ladrones. Normalmente, el gobierno debe dejar a los negocios en libertad, pero en el
momento que abusen de sus empleados o que paguen sueldos injustos, el gobierno tiene
que corregir la injusticia. Cuando no hay restricciones, la naturaleza egoísta del hombre
domina sus decisiones, y fácilmente comienza a hacer daño a otros. Por lo tanto, a veces
es necesario regular los precios de la gasolina después de un huracán, el uso de químicas
para cultivar frutas y verduras, o el costo de medicamentos, por ejemplo. El gobierno no
debe dictar cuál religión los ciudadanos deben aceptar, pero si las prácticas de alguna
religión constituyen violencia hacia otros, entonces llega a ser un asunto para los
magistrados civiles. Esta pauta general deja muchas preguntas acerca de aplicaciones
concretas, pero es una ayuda para evaluar los casos particulares.

Cómo usar la ley del Antiguo Testamento hoy


Si la tarea del Estado es promover el orden y la justicia, es importante entender las
pautas bíblicas de la justicia, que encontramos especialmente en la ley del Antiguo
Testamento. Pero antes de hacer esto, es importante contestar una pregunta previa:
¿Cómo debemos usar las leyes del Antiguo Testamento hoy? Algunos como los
«teonomistas» creen que hoy debemos aplicar las leyes del Antiguo Testamento
básicamente de la misma manera que en aquella época, y que debemos luchar para que
nuestros gobiernos establezcan leyes que cumplan ese propósito. 75 En el otro extremo son
algunos que creen que las leyes del Antiguo Testamento ya no tienen ninguna aplicación
para nosotros hoy; eran solamente para los judíos de ese tiempo. 76
Juan Calvino propuso una posición más equilibrada. Hizo una distinción importante
entre los aspectos ceremonial, civil, y moral de la ley del Antiguo Testamento. Ya que

474 Os Guinness, The Case for Civility.


575 Vea, por ejemplo, Greg Bahnsen, Theonomy in Christian Ethics [La teonomía en la ética
cristiana] (Nutley, N.J.: Craig Press, 1979), p. 73.
676 Vea por ejemplo Lewis Sperry Chafer, Systematic Theology, 8 vols. (Dallas: Dallas
Seminary Press, 1948) 4:166, 208–210.
Jesús vino a hacer el último sacrificio (Hebreos 9:24–28), no tenemos que cumplir el
aspecto ceremonial de la ley. Es decir, no hacemos sacrificios, y no observamos las
ceremonias relacionadas con el templo. De una manera similar, como el pueblo de Dios ya
no es solamente una nación política (Israel), sino creyentes de todas las naciones (Mateo
28:19), tampoco se aplican las leyes civiles como en aquella época. Estas tenían que ver
especialmente con los castigos y con el manejo de propiedades. Por ejemplo, no
castigamos con la pena de muerte a un niño que maldice a sus padres (Éxodo 21:17).
Había muchas leyes acerca del uso de propiedades que no tenemos que observar ahora, y
que serían prácticamente imposibles de aplicar literalmente, como el Año de Jubileo
(Levítico 25), en que cada cincuenta años las propiedades debían volver al dueño original,
los prisioneros debían ser liberados, y todas las deudas debían ser canceladas. No vemos
que la Iglesia del Nuevo Testamento observara estas leyes. No obstante, el aspecto moral
que subyace toda la ley, y que es resumido en los diez mandamientos, todavía debe ser
guardado. Los principios éticos universales reflejan el carácter de Dios, y son para toda
persona en toda época. Estos principios éticos están entretejidos en toda la ley. Aun el
aspecto civil contiene enseñanzas de principios generales de justicia, sin tener que
observar los detalles de la ley de la misma manera que durante el Antiguo Testamento.
Además, las leyes ceremoniales también contienen enseñanzas morales y verdades
espirituales. Es decir, no observamos los aspectos civil y ceremonial como en aquella
época, pero sí buscamos principios generales éticos en ellos.77

Por ejemplo, veamos cómo debemos aplicar las enseñanzas de Levítico 25 hoy. En
primer lugar, no es necesario observar el año sabático o el año de jubileo, tal como fue
mandado en este capítulo. Eso era una ley civil para la nación de Israel en aquella época.
Sin embargo, el capítulo sí nos da pautas generales de justicia. Dios quiso evitar una
acumulación egoísta de riquezas, de una generación a otra. Cada cincuenta años las
propiedades volvían al dueño original. Pero también podemos ver que Dios quiso animar
al pueblo a ser diligente y a tomar iniciativa, porque los que eran sabios y diligentes
podían recibir beneficio de sus esfuerzos, y podían tener más terreno, por lo menos
durante algunos años. También vemos una verdad importante relacionada con las
propiedades: la tierra pertenece a Dios, y no a nosotros. Además, el pueblo tenía que
aprender a confiar plenamente en el Señor para cuidarlos, ya que durante el séptimo año,
y después dos años seguidos durante el año cuarenta y nueve y el año cincuenta, tenían
que descansar de trabajar la tierra. Finalmente, podemos ver algunas verdades
espirituales en este capítulo: el concepto del descanso apunta al descanso espiritual en

777 Vea Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, ed. Luis de Uzos y Río, trad.
Cipriano de Valera, 2 tomos. (Rijwijk, Países Bajos: Fundación Editorial de Literatura
Reformada, 1981), (IV, 20, 15), II:1181. Vea también sus comentarios sobre el Pentateuco:
Commentaries on the Four Last Books of Moses Arranged in the Form of a Harmony, trans.
Charles William Bingham, 4 tomos (Edinburgh: The Calvin Translation Society, 1843)
1:498–502.
Cristo. La salvación nos llega cuando dejemos de hacer obras de mérito y empecemos a
confiar solamente en Él. La vida eterna es un descanso completo en Él.
Con este ejemplo, vemos que la tarea de buscar principios de justicia para influir en las
leyes de nuestros países no es una tarea simplista. Requiere un estudio cuidadoso, y no
hay lugar para legalismo y dogmatismo.

Jesús y la política
Hemos dicho que toda la verdad está relacionada con Cristo, y que debemos volver
siempre a Él en el estudio de cualquier tema. Algunos tratan de mostrar que Jesús fue
políticamente radical y revolucionario, porque se opuso a los ricos y poderosos. Es verdad
que habló en contra de los abusos y en contra de las autoridades, llamándoles al
arrepentimiento. Pero llamarlo un «revolucionario» en el sentido político es una gran
distorsión. La verdad es que se sometió al gobierno vigente. Para sorpresa incluso de los
discípulos, no trató de remover a las autoridades romanas ni cambiar el sistema corrupto
de autoridad. Lo que está claro es que Jesús no se pronunció acerca de si algún sistema de
gobierno era mejor que otro. Su vida concuerda con la enseñanza de Romanos 13.
Cuando los fariseos trataron de hacerle una trampa a Jesús, preguntando si deben
pagar tributos (Mateo 21:15–22), Jesús contestó con otra pregunta acerca de una
moneda, «¿De quién es esta imagen, y la inscripción?» Entonces concluyó, «Dad a César lo
que es de César, y a Dios lo que es de Dios». Aparentemente Jesús no se oponía a pagar
los tributos, pero quería dejar en claro el hecho de que Dios es soberano. Si la moneda
lleva la imagen de César, César lleva la imagen de Dios y por lo tanto él pertenece a Dios.
Theo Donner lo lleva un paso más todavía y lo aplica a todos nosotros:
Si debemos darle a César la moneda porque lleva su imagen, la conclusión lógica es
que hemos de dar a Dios lo que lleva la imagen de Dios —es decir que hemos de
entregarnos a él en forma integral.78
Creo que esto nos da una pauta importante: Es verdad que debemos someternos a las
autoridades, pero nunca debemos permitir que las autoridades tengan supremacía sobre
Dios. Cuando las autoridades judías prohibieron a los discípulos a predicar en el nombre
de Jesús, tuvieron que desobedecerles y obedecer a Dios. (Hechos 4:19).
Después de la resurrección y antes de Su ascensión, Jesús pronunció sus últimas
palabras en la tierra. Los discípulos le preguntaron si iba a restaurar el reino a Israel
(Hechos 1:6–8). Probablemente estaban recordando los tiempos maravillosos del reino de
David, cuando Israel dominaba el mundo. Probablemente esperaban que Jesús ahora
tomara armas para echar a los romanos y restaurar la posición de la nación de Israel que
correspondía al pueblo de Dios. Sin embargo, la respuesta de Jesús debió haberles
confundido. Quizás pensarían que no había entendido la pregunta, y que no había
respondido nada acerca del reino, porque contesta,
Hechos 1:7, 8
878 Theo Donner, Fe y posmodernidad; hacia una cosmovisión cristiana para un mundo
fragmentado (Barcelona: CLIE, 2004) Capítulo 6.
No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
¿Estaría diciendo que el reino ya no es importante? ¿Que solamente es importante la
evangelización ahora? ¿Que no importa cambiar el mundo? ¡No! ¡Eso no era Su respuesta!
Además, no estaba confundido, y sí contestó la pregunta. Sólo que es difícil captar la
relación al principio. Jesús es el Rey de reyes, y cuando Él llegó, el reino de Dios llegó. Pero
Su reino no es «de este mundo» (Juan 18:36). No es algo visible, sino es algo espiritual
(Lucas 17:20–21). Es decir, es algo mucho más grande de lo que estaban pensando los
discípulos, porque es eterno y no temporal, y cubre toda la tierra y no un solo país. El
método de establecer el reino no es con armas, sino con el testimonio acerca de Jesús. El
Espíritu Santo vendría con más poder que nunca, y les llevaría a todos los rincones de la
tierra con el mensaje.
Un tiempo yo dudaba de la eficacia de la Iglesia como instrumento para cambiar el
mundo. Pensaba que los activistas sociales tenían mejores resultados. Pero ahora me doy
cuenta de que la única manera de traer cambios verdaderos en la sociedad es a través de
un cambio espiritual en el corazón de las personas. Cuando alguien se convierte a Cristo,
empieza a vivir mejor en su familia, en su iglesia y en la sociedad en general.
Cualquier sistema de gobierno no funcionará bien si los líderes que lo manejan son
corruptos. Y varios sistemas funcionarán bien si las personas que lo manejan son justas y
honestas. Como dice Richard John Neuhaus, «lo primero que debemos decir acerca de la
política es que la política no es lo primero».79
Creo que es por eso que el Nuevo Testamento no se pronuncia claramente en contra
de la esclavitud o en contra de los gobiernos corruptos. Jesús sabía que las personas que
llegaban a ser transformadas por el Espíritu Santo iban a tener otros valores y así
efectuarían cambios más radicales y más duraderos. Si el dueño de un esclavo trata a su
esclavo como hermano (Filemón, v. 16), ya no habrá problemas en asumir esa posición.
Eso al final es más efectivo que cambiar las leyes, y dejar que las personas sigan
tratándose mal. Las leyes en contra del racismo en EE.UU. han sido muy positivas, pero no
han eliminado el racismo, porque eso está en el corazón.
Debemos reconocer las raíces de transformaciones positivas en la historia. A veces
somos tan pesimistas que no vemos lo que ha hecho el Señor a través de Su pueblo. Si
pensamos que hay mucha violencia hoy, tenemos que recordar las barbaridades y
crueldades cometidas en los tiempos antes de Jesús. Los hospitales y las universidades
tienen su origen en el movimiento cristiano. La esclavitud demoró dos milenios en ser
legalmente abolida, y muchos cristianos confundidos defendieron la institución por años,
pero al final fue prohibida gracias a valores cristianos. Sabemos que todavía existe en
forma clandestina, pero por lo menos es ilegal, y muchos cristianos están luchando para
acabar con ella.
Cuando Jesús murió y resucitó, realmente trajo victoria sobre el pecado y Satanás. No
vemos todos los resultados, pero sí vemos algunos efectos. Si decimos que el mundo es
peor hoy día, estamos negando la obra de Cristo. La «política» de Jesús es más «radical»

979 Citado por Os Guiness en The Case for Civility, p. 102.


de lo que algunos piensan; Él trae un cambio interno y espiritual, que es permanente y
eterno. Como consecuencia, toda la sociedad disfrutará de los beneficios.

Preguntas de repaso
1. Según Platón, ¿por qué el hombre se ha organizado en gobiernos?

2. Según Hobbes, ¿cuál es el origen del Estado?

3. ¿Cuál es el pasaje bíblico clave para entender el origen del Estado?

4. ¿Cuál es la distinción que hace Kuyper entre un desarrollo «mecánico» y un desarrollo


«orgánico» de instituciones sociales?

5. ¿Cuál era la primera forma de organización del pueblo de Dios en el tiempo de


Abraham?

6. ¿Cómo se organizó el pueblo de Dios en Sinaí en el tiempo de Moisés?

7. ¿Quiénes gobernaban a Israel cuando primero entraron a la Tierra Prometida?

8. ¿Según 1 Samuel 8, era correcto pedir un rey para Israel?

9. ¿Cuál es el origen primordial del Estado?

10. Según Calvino, ¿cuáles son las funciones del Estado?

11. Según Abraham Kuyper, ¿cuál es la tarea principal del Estado?

12. Según Meeter, ¿cuáles son las dos «directrices» generales de la tarea del Estado?

13. Según el autor, ¿el Estado es como qué parte del cuerpo humano?

14. ¿Por qué es necesaria una separación entre Estado e Iglesia?

15. ¿Qué dice la Confesión de Fe de Westminster acerca del deber del Estado en relación
con la Iglesia?

16. ¿Cuáles son las tres esferas sociales?, según Abraham Kuyper.

17. Según el autor, ¿cuáles son los límites de la autoridad del Estado?

18. ¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia la política?

19. ¿Qué aprendemos de Mateo 21:15–22 acerca del gobierno?


20. ¿Cómo trae Jesús cambios en la sociedad?, según Hechos 1:6–8.

Preguntas de reflexión
1. ¿Qué opina usted acerca del origen, la tarea y los límites del Estado?

2. ¿Qué opina usted acerca cómo debe ser la relación entre la Iglesia y el Estado?

3. ¿Cuál es su opinión acerca del rol que el Estado debe tener en áreas como la educación
y el cuidado médico?

4. ¿En qué momento el Estado debe intervenir en asuntos como el uso del Internet,
televisión, y otros medios de comunicación?

5. ¿En qué momento el gobierno debe intervenir en asuntos del comercio

Otro tema polémico es el de la economía1

1 Ramsay, R. B. (2005). Integridad Intelectual (pp. 75–93). TERRASSA (Barcelona), España:


Editorial CLIE.

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