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Cuestionarios Semana 2 Modulo 2

El documento describe los cuatro pasos del proceso de escritura: planeación, redacción, revisión y reescritura. La planeación incluye delimitar el tema y propósito e investigar. La revisión implica verificar la comprensión, organización de ideas y cumplimiento de objetivos. La reescritura incorpora partes corregidas y mejor estilo.
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Cuestionarios Semana 2 Modulo 2

El documento describe los cuatro pasos del proceso de escritura: planeación, redacción, revisión y reescritura. La planeación incluye delimitar el tema y propósito e investigar. La revisión implica verificar la comprensión, organización de ideas y cumplimiento de objetivos. La reescritura incorpora partes corregidas y mejor estilo.
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Selecciona los pasos del proceso de escritura.

Planeación, redacción, revisión y reescritura.

Elemento del proceso de escritura en el cual se delimita un tema y un propósito y se realiza


una investigación previa es:

Planeación

Elemento del proceso de escritura que se realiza después de la revisión y en el que se


incorporan partes corregidas, oraciones bien construidas y vocabulario pertinente.

Reescritura

Verificar que el texto se entienda, que las ideas estén organizadas y que los objetivos del
escrito se cumplan son partes de la fase de…

Revisión

¿Qué estilo de texto tiene el párrafo siguiente?

El entorno personal de aprendizaje se refiere a todas aquellas herramientas digitales que


habitualmente utilizas para hacer tus tareas; éstas son digitales porque sólo las puedes
encontrar por medio de la computadora, como programas o software. El entorno mencionado
es de aprendizaje y personal porque tiene una finalidad educativa en la que se seleccionan las
herramientas que van más acorde con las necesidades y gustos de cada individuo.
Expositivo

¿A qué estilo de texto corresponde el párrafo siguiente?

“Es igualmente importante reconocer que ningún método de rendición de cuentas puede ser
satisfactorio si los interesados carecen de un entorno propicio o están mal preparados para
cumplir con sus responsabilidades. Sin información clara y recursos y capacidades
suficientes, sus esfuerzos se verán frustrados. Las políticas destinadas a mejorar las prácticas
existentes que se centran no en formular reproches sino críticas constructivas tienen más
probabilidades de instaurar sistemas educativos equitativos, inclusivos y de alta calidad.

Información tomada de: http://gem-report-2017.unesco.org/es/chapter/rendir-cuentas-en-el-


ambito-de-la-educacion/
Argumentativo
¿A qué parte de la estructura de un texto corresponde el siguiente párrafo?

Este texto trata sobre los retos que representa el estudio del bachillerato, dadas las metas y
condiciones personales del estudiante, así como las especificidades de la modalidad no
escolarizada con opción virtual.
Introducción

¿A qué parte de la estructura de un texto se refiere el siguiente párrafo?

Podemos concluir que el lenguaje es una herramienta potente para captar el mundo,
distinguirlo y entenderlo. Sin el lenguaje, sin la capacidad de nombrar las cosas, los objetos,
los seres y sus cualidades, el transitar, el moverse por el mundo, ya sea en la sociedad o en la
naturaleza, se tornaría en una actividad incierta, difícil y hasta riesgosa.
Cierre
Lee con atención el siguiente cuento:

Cuento
Hace muchos, muchos años, existió un hombre que soñaba con cumplir sueños ajenos. Desde
pequeño, los sueños habían sido muy importantes para él. A medida que fue creciendo, se dio
cuenta que a muchas personas les era dificultoso hacer realidad lo que soñaban y, lo que era
peor, a muchos otros, les era imposible soñar.

Y entonces, soñó la manera de ayudar a la gente a concretar sus sueños, y como lo soñó con
todo el corazón, lo hizo realidad. Con todos sus ahorros, construyó así la primera (y única)
“Fábrica de sueños”. Muchos dijeron que estaba loco, otros tanto no y lo ayudaron a cumplir
su meta.

Trabajaron muy duro y construyeron un edificio con muchas oficinas. La fábrica tenía
diferentes dependencias: “Sueños de grandeza”, “Sueños de gloria”, “Sueños sencillos”,
“Sueños de amor” y en el último piso y atendida por su dueño, estaba la oficina de los “Sueños
imposibles”.

A esta última costaba un poco llegar, pero se llegaba siempre porque para Mario, su dueño, no
había ningún sueño que no se pudiera hacer realidad. Luego de mucho trabajo, muchas
críticas y algunos elogios, la fábrica se inauguró. Como de sueños se trataba y de esos que se
sueñan despiertos, cada persona que entraba veía a la fábrica de diferente manera.

A quienes tenían sueños de grandeza, la fábrica les parecía el edificio más imponente que
hubiesen visto jamás. Por el contrario, los que soñaban una vida simple, veían en ella sólo una
simple construcción, cálida y agradable. Dicen que quienes soñaban con ser artistas, podían
escuchar, al entrar, música que nadie tocaba y aplausos que nadie brindaba.

Los que soñaban con un gran amor, aseguraban haber sido atendidos por un angelito que los
guiaba con una flecha a su destino tan ansiado. Y como siempre se dijo que “soñar no cuesta
nada”, Mario jamás cobró por sus servicios.

La fábrica trabajaba día y noche buscando amores correspondidos, teatros a sala llena con
público que aplaudiera de pie, o logrando —simplemente— un helado de siete sabores. Pero,
sin dudas, su mayor esfuerzo era enseñarles a las personas que para los sueños, también hay
que trabajar y luchar.

Esta era la parte más difícil del trabajo de Mario. La gente llegaba a su fábrica creyendo que,
con sólo expresar en voz alta su deseo, el mismo ya podría ser cumplido.
—A un sueño, hay que ayudarlo —decía siempre Mario—, hay que trabajar para lograr lo que
uno desea y a veces mucho —agregaba a sus sorprendidos clientes.

Muchos no lo entendían y se retiraban de la fábrica enojados y desilusionados. Por el


contrario, quienes sí entendían de qué se trataba, trabajaban duramente por lograr su
cometido.

Y así era que podían verse en cada oficina personas estudiando mucho, entrenando,
ensayando, reflexionando sobre sus defectos para poder hacer felices a otros. Magos que
aprendían trucos sin trucos, payasos que ensayaban rutinas insólitas por lograr la risa más
sonora que se hubiese escuchado jamás.

También había cocineros probando sabores nuevos, recetas locas, combinaciones exóticas,
todo por lograr el plato ideal, la comida más rica jamás preparada. Había muchos escritores
que borraban, volvían a escribir, hacían bollitos de papel y todo en busca de su tan ansiado
libro y otros, que soñaban con salvar el planeta que iban recolectando y reciclando todos los
residuos que la fábrica generaba.

Fueron tiempos felices, donde la mayoría de la gente empezó a entender que un sueño no sólo
se sueña, se construye, se defiende, se sostiene y luego se logra.

Un día, Tomás, fiel colaborador, dijo:

—Deberíamos empezar a cobrar, ¿no le parece, Mario?

—De ninguna manera. ¡Cobrar por ayudar a cumplir un sueño! ¡Ni soñando!

—Las reservas se acaban, yo sé lo que le digo —insistió el joven.

Sin embargo, Mario hizo oídos sordos a lo que decía su colaborador. Era consciente que ya
casi no había dinero para sostener la fábrica en marcha, pero su deseo de seguir ayudando
pudo más.

Tomás trataba de ajustar lo más que podía el presupuesto, pero sabía que tarde o temprano,
en realidad, más temprano que tarde, el dinero se acabaría por completo.

—A propósito, se ha recibido de doctor don Julio, a los setenta años.

—Me alegra, señor —respondió el joven.

—Pues sonríe entonces, ¿dónde está tu alegría?

—No hay dinero, señor, no lo hay. ¿Cómo podremos seguir?

Mario no respondió. No toleraba la idea de perder la fábrica. Y llegó el día tan temido. La
fábrica cerró sus puertas. Mario no fue el único que sufrió la pérdida, pero si fue el que más lo
hizo. Sentado en la puerta del gran edificio ya vacío, pensaba en que no había hecho las cosas
bien y se culpaba por no haber escuchado a Tomás.

Comenzó a invadirlo una gran sensación de fracaso. Al día siguiente de cerrar la fábrica,
Tomás volvió a ella, sabiendo que encontraría a Mario, como siempre, como todos los días.
Se sentó a su lado, en el umbral de la puerta. Mario no apartaba la mirada del suelo.

—He fracasado —dijo Mario sin mirar al joven.

—Ya lo veremos —respondió Tomás.

Mario no entendió las palabras de su amigo, pero no tardaría en hacerlo.

Con el tiempo comenzó a darse cuenta que la mayoría de las personas habían aprendido que
soñar era mucho más que desear algo. Vio que el fruto de su esfuerzo se reflejaba en niños
sanos, amores correspondidos, aplausos sentidos y gente feliz.

Se dio cuenta que, a pesar de que la fábrica hubiese tenido que cerrar sus puertas, la gente no
sólo no había dejado de soñar, sino que trabajaba con ahínco por lograr sus metas.

No había sido en vano, no había soñado un sueño imposible. Había abierto en cada persona
una puerta que ya no podría volver a cerrarse.

Y entonces fue feliz, aun más de lo que había sido siempre.

Liana Castello 2011

Escribe un título que consideres adecuado para el cuento.

La fábrica de los sueños

¿Cómo aplicarías esta lectura a tu vida?

Debo luchar por mis sueños, si es que quiero lograrlos.

¿Qué fue lo que te gustó y lo que te desagradó de la lectura?

Me gusto la actitud de Mario al querer ayudar a los demás, me


desagrado que el recurso de la fábrica fuera limitado.

¿Cuál es la temática del cuento?

Para alcanzar los sueños es necesario trabajar y luchar por ellos.

En el cuento se menciona que el proceso de un sueño es…

Se sueña, se construye, se defiende, se sostiene y se logra.


¿A cuál superestructura corresponde la lectura?

Narrativa

¿Mario fracasó?

No, porque a pesar de que la fábrica cerró, su propósito se cumplió, ya que las personas
seguían luchando por alcanzar sus metas.

De acuerdo con la lectura, ¿cómo era Tomás?

Trabajador, colaborativo, realista y solidario.

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