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EL TEMPLO DE DIOS

© EL TEMPLO DE DIOS
Autor: GINO IAFRANCESCO V. - 1998
Sistemas y composición: Arcadio Sierra Díaz.
Impresión: Arcadio Sierra Díaz.
Esta es la primera edición.
Publicado por :Cris=ianía ediciones.
E-mail: cristianiaediciones@yahoo.com.mx
Impreso en Colombia.
EL TEMPLO
DE DIOS

GINO IAFRANCESCO V.

1998
INDICE
Prefacio .....................................................................................................................................6
1. El momento de la edificación de la casa de Dios ..................................................................7
2. La longitud de la casa de Dios ............................................................................................21
3. La anchura de la casa de Dios ............................................................................................33
4. La altura de la casa de Dios ................................................................................................53
5. El pórtico del templo ............................................................................................................69
6. Las ventanas de la casa de Dios ........................................................................................85
7. Los aposentos laterales del templo ...................................................................................105
8. El modelo ilustrado del templo ..........................................................................................121
9. No se oyeron instrumentos de hierro en la construcción ..................................................137
10. La escalera de caracol a la derecha del templo..............................................................153
11. El revestimiento interior del templo (concepto general) ..................................................169
12. El artesonado interior del templo: Las calabazas ...........................................................185
13. El artesonado interior: Los querubines ...........................................................................201
14. El artesonado interior: Las palmeras ..............................................................................217
15. El piso de la casa de Dios ...............................................................................................233
16. El umbral de la puerta de la casa de Dios ......................................................................245
17. Las puertas del templo ....................................................................................................261
18. El atrio interior del templo ...............................................................................................277
19. Las columnas del atrio en el tabernáculo
como base para la tipología del templo............................................................................289
20. El período de edificación del templo ...............................................................................301
21. El estado adjunto ............................................................................................................317
22. El mar de fundición .........................................................................................................337
23. Las diez fuentes de bronce .............................................................................................353
PREFACIO
Este libro, El Templo e Dios, está conformado por una serie de conferencias dadas por el
autor en la localidad de Teisaquillo, Bogotá D.C., Colombia, durante el año de 1998, las
cuales fueron transcritas por varios hermanos en Cristo.
I

EL MOMENTO
DE LA EDIFICACIÓN
DE LA CASA DE DIOS1

Un plan progresivo de revelación


Comenzamos este año una nueva serie los viernes. Los hermanos saben que en el Nuevo
Testamento hay muchas clases de reuniones. Hay reuniones de mutualidad, reuniones de
oración, reuniones de estudio y de otras cosas, y también hay reuniones de enseñanza y
reuniones de la obra. Dice la Escritura que los apóstoles, todos los días, dentro y fuera de las
casas, no cesaban de enseñar, de predicar a Jesucristo. Esas son reuniones del ministerio de la
Palabra. Hemos separado, con la ayuda del Señor, y entregándola a Él, la reunión de los
viernes, para que sea una reunión de enseñanza de la Palabra. Los hermanos que vienen los
viernes, por favor, no lleven una impresión parcial de que es el único tipo de reunión que existe.
Hay muchas otras reuniones otros días en la localidad, y con toda libertad. Pero hemos
separado esta reunión los viernes poniendo siempre en las manos del Señor, para que si Él así
lo quiere y así lo aprueba con Su Espíritu, entonces estemos escudriñando la Palabra del Señor.

1
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en enero 30 de 1998. Transcripción: Antonio Cárdenas
8 El templo de Dios

El Señor quiere que en la comunión de la Iglesia, la Palabra de Cristo more abundantemente y


que el compartir de la Iglesia sea en la Palabra de Cristo. Mis hermanos saben que aunque el
Señor mismo es inmutable, sin embargo Su revelación y Su dispensarse es progresivo. Él se ha
propuesto llenar toda la tierra con el conocimiento de Su gloria. Él no será más glorioso de como
comenzó. Dios, como Dios no se le puede agregar a Él nada en Su esencia; pero su revelación
para Sus criaturas sí es progresiva. Él ha ido revelándose progresivamente, y cuando se
completó el canon de las Escrituras, con la revelación completa, también después que la fe fue
una vez dada para siempre a los santos, sin embargo el Espíritu Santo sigue guiando en esa
única fe a la Iglesia, profundizando en ella a medida que pasan los siglos; y la Iglesia de Dios por
el Espíritu, siendo guiada a toda verdad, va entendiendo cada vez más y cooperando con Dios
en Su plan, en su programa.
Hay cosas que en la Palabra del Señor se comenzaron a revelar a través de pequeños indicios
que luego fueron desarrollados por el Señor para con Su pueblo; y también en la historia de la
Iglesia el Espíritu Santo comenzó a mostrar algunas otras cosas, y después ha ido mostrando
más. Y si nosotros le damos lugar, el Espíritu del Señor nos irá mostrando cada vez más, no
cosas nuevas en el sentido de una revelación fuera de la fe que una sola vez fue dada a los
santos, pero sí una comprensión cada vez más ajustada, más profunda y más rica de lo que Él
ha querido dar a Su pueblo. De hecho esta ruta es incambiable de parte de Él, y está establecido
que esto sería así. Él ya tipificó el reino de los cielos como el crecimiento de una plantita. Esa
simiente que es la fe una vez dada a los santos, la Palabra completamente centrada en la
primera generación apostólica, habría de producir primeramente hierba, después espiga,
después granos verdes en las espigas, después granos llenos, maduros a la hora de la ciega;
entonces eso quiere decir que el Espíritu Santo estaría cada vez más conduciéndonos a toda Su
Iglesia hacia la madurez en Cristo, hacia el plan de Dios. El Espíritu Santo siempre dirige hacia
el cumplimiento del plan de Dios.
9

La revelación de la casa empezó por Betel


Sabemos por las Escrituras, cómo en la ocasión cuando comenzó Dios a revelar sobre los
patriarcas, le habló a Jacob en hebreo y le dio los primeros indicios de su plan de edificar para sí
mismo una casa, pero el concepto de casa aparecía muy simple en aquella primera revelación,
cuando Jacob le puso el nombre de Betel. Ya después aquí con los hermanos y en otros lugares
hemos estudiado el asunto de la edificación o erección del tabernáculo. Allí el concepto de Betel,
casa de Dios, fue un poco más desarrollado. Hemos avanzado un poco porque ya era la hora de
que Dios pasara de lo simple, un poquito, a algo más complejo. Y Dios, como no ha parado Su
edificación, y la edificación continúa, y la edificación es la edificación de la iglesia, solamente
que así como la tipología pasó de lo simple a lo medianamente complejo y a lo más complejo,
así al final y a través de esta tipología, el Señor está revelando distintos aspectos de la
edificación que Él quiere realizar, es necesario que también nosotros continuemos en la misma
línea del Espíritu de Dios, que es una línea de edificación conforme al programa de Dios.
Pero así como en una época vimos el asunto de Betel, y luego más adelante vimos el asunto
del tabernáculo, ahora necesitamos pasar un poco más adelante, al asunto del templo, hasta
que eventualmente lleguemos al asunto de la Nueva Jerusalén, que es la consumación final;
pero no se puede ir de golpe, sino por partes, de manera progresiva. Entonces vamos a iniciar
una serie, con la ayuda del Señor, acerca del templo de Dios. Lo de Betel, y lo del tabernáculo
fue una base, pero lo del templo es algo todavía más complejo. Pero no se puede empezar por el
templo; había que empezar por Betel y luego seguir con el tabernáculo, pero aun a eso el
Espíritu Santo no lo paró allí sino que continuó.

La sombra de los bienes venideros


10 El templo de Dios

Entonces los hermanos que deseen acompañarme con sus Biblias, les ruego que vamos al
libro que nos habla precisamente de esa época, que es 1 Reyes, considerado aquí en esta
versión como primer libro de Reyes, pues en otras es considerado como tercer libro de Reyes,
pues originalmente los libros de Samuel fueron llamados primero y segundo de Reyes. Abrimos
1 Reyes 6. Con la ayuda del Señor vamos a hacer un seguimiento, ojalá minucioso, para que
podamos aprovechar los detalles; ciertamente que la interpretación tipológica es obligada en
estos casos, ya que en el Nuevo Testamento el autor de la epístola a los Hebreos, posiblemente
Lucas, había dicho que en las cosas que estaban en la ley o en la Torá, o sea en el Antiguo
Testamento, principalmente en el Pentateuco, pero también en la Torá, abarca el Antiguo
Testamento en general, que todas esas cosas eran sombra de los bienes venideros, eran figura.
Aun las historias de los patriarcas, la historia de Israel, fueron alegorías y ejemplos. Eso enseña
el Nuevo Testamento; de manera que cuando estamos leyendo estos libros históricos, en primer
lugar ciertamente estamos leyendo historia, pero el Nuevo Testamento nos ha dado la clave
para interpretar esa historia con un sentido alegórico, puesto que era una historia donde Dios
estaba alegorizando, con la cual Dios estaba ejemplificando y tipificando a Su Hijo. Entonces
vemos en el Nuevo Testamento, en muchos pasajes que sobraría repetir, porque ya se han
tratado en otras ocasiones, que no sólo nos autoriza sino que creo que hasta nos obliga a leer
con clave de tipología los pasajes del Antiguo Testamento, especialmente estos donde Dios es
tan minucioso en muchos detalles, que si no tuvieran un sentido espiritual, no habría necesidad
de esa minuciosidad; pero si ha habido minuciosidad de parte del Espíritu, es porque Dios tiene
algo que decir; y como está escrito en Romanos 16:25-28, que el misterio que estaba oculto en
Dios debe ser dado a conocer con la utilización de las Escrituras del Antiguo Testamento, según
el mandamiento del Dios eterno, como lo dice allí.

Los principales trazos de la casa de Dios


El momento de la edificación de la casa de Dios 11

Entonces vamos a leer con clave del Nuevo Testamento, del nuevo pacto, estos capítulos
históricos. Vamos a leer historia pero detrás de la historia vamos a leer el sentido espiritual que
el Nuevo Testamento enseña que tiene la historia del Antiguo Testamento. Entonces vamos a
comenzar inicialmente haciendo una lectura de los primeros catorce versos; hacemos esta
lectura inicial para tener una visión panorámica de los principales trazos de la casa de Dios.
Después de hacer la lectura panorámica entonces volveremos verso por verso para entrar ya en
el sentido. Inicialmente sólo leemos 1 Reyes 6:1-14:
“1En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto
año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo,
comenzó él a edificar la casa de Jehová. 2La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía
sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto. 3Y el pórtico delante del templo
de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de
diez codos. 4E hizo a la casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera. 5Edificó también
junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del templo
y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor. 6El aposento de abajo era de cinco
codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho;
porque por fuera había hecho disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en
las paredes de la casa”. Ya nos vamos dando cuenta que la tipología del tabernáculo ya se
quedó corta. “7Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de
tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro
instrumento de hierro. 8La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y
se subía por una escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero.
9
Labró, pues, la casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro. 10Edificó asimismo el
aposento alrededor de toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con
maderas de cedro. 11Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo: 12Con relación a esta casa
12 El templo de Dios

que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis
mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre; 13y
habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel. 14Así, pues,
Salomón labró la casa y la terminó”.

Celebración espiritual de las fiestas


Hay muchas cosas en esta primera parte. Devolvámonos, pues, al primer verso. Mis
hermanos recuerdan que en 1 Corintios 5:7 dice el apóstol Pablo: “7Porque nuestra pascua, que
es Cristo, ya fue sacrificada por vosotros. 8Así que celebremos, (los panes) no con la vieja
levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y
de verdad”. Entonces ahí nos damos cuenta de cómo Pablo está usando un lenguaje de la fiesta
de la pascua, que iba junto con la de los ázimos y de las primicias, pero lo está aplicando a una
celebración espiritual propia del Nuevo Testamento; y en el Nuevo Testamento la fiesta de la
pascua entonces está tipificando un primer aspecto fundamentalmente de Cristo, el cual es muy
rico, y tiene que ser tipificado también con otras fiestas y otras cosas; pero el ciclo de las fiestas
comienza con la fiesta de la pascua; y allí dice Dios en Éxodo 12: para vosotros este el mes de
Abib será el primer mes del año; así que tenía un sentido espiritual, que todo el ciclo de las
fiestas representa los distintos aspectos de Cristo y del trabajo o de la gesta o economía de
Cristo con Su pueblo, que estaba tipificado en esas fiestas. Tenían fechas y un orden y unas
asociaciones de unas con otras; y unas distancias entre unas y otras, las cuales sentaban
realidades espirituales.
Cuando nosotros estamos viendo el asunto de las fechas, no debemos leer las fechas
solamente con sentido cronológico sino que las fechas, además de un primer sentido histórico
gramatical, tienen también un sentido espiritual. No pasemos, pues, por alto los detalles de
estas fechas, porque lo interesante no es solamente entender el significado sino captar el
El momento de la edificación de la casa de Dios 13

principio espiritual que revela ese significado con el cual el espíritu del Señor quiere gobernar la
edificación de su casa.

Un sentido espiritual en cronología


Hay un principio espiritual que es revelado en el significado, y ese sentido espiritual, que es
una delicadeza de Cristo en nuestro interior que está simbolizada, representada con algunos
detallitos aveces, una pequeña frase utilizada por el Espíritu Santo para hacer consciente en tu
espíritu una delicadeza del carácter de Cristo. Entonces pongamos atención a estos pequeño
detalles. En primer lugar dice: “1En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel
salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif,
que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová”. Yo sé que no soy el primero ni
seré el último que me he puesto a hacer una cronología de la historia bíblica, y cuando me puse
a hacer la cronología, y los hermanos saben que en la biblioteca de casa hay un libro,
Aproximación a Crónicas, donde hay una cronología obtenida con los datos inspirados que
aparecen en la misma Biblia desde Génesis, con los años de los respectivos nacimientos de los
patriarcas antediluvianos y su muerte, hasta el diluvio, porque la Biblia trae muchos datos
históricos, y tú haces el seguimiento; y cuando yo hice el cuadro cronológico con los datos de la
Biblia, y no de fuera de ella, desde el tiempo del Éxodo hasta el tiempo del comienzo de la
edificación de Salomón, me encontré conque no coincidía. Con Salomón hice esa revisión varias
veces sumando los años de tal tiempo con tales otros años, con los años de tal juez, con los
años que estuvieron afuera; daban mucho más que los 480; me pasaba en algunos siglos. Yo
pensaba que estaba haciendo mal los cálculos, porque era más factible que me equivocara yo y
no la Biblia.
Pero resulta que también hijos de Dios e historiadores que también se han interesado en este
aspecto cronológico, encontraban el mismo problema que yo he encontrado. Yo no le
14 El templo de Dios

encontraba una solución, pero al hermano Warchman Nee, de la China, también le sucedió la
misma cosa. Él lo narra en un libro que se llama “Escudriñad las Escrituras”; solamente que el
Espíritu del Señor le dio a él la solución del enigma. Esto yo no lo recibí directamente, entonces
yo reconozco que lo aprendí del hermano Watchman Nee. Resulta que él se puso a contabilizar
el tiempo y le daban las mismas fechas que me daban a mí, pero después se puso a contabilizar
solamente el tiempo cuando realmente Dios reinaba sobre Israel y no cuando reinaban los
filisteos, los madianitas o algunos de los de afuera; y resulta que cuando se contabilizaba el
tiempo en el que Dios realmente reinaba por algunos de los jueces, ahí sí, al sumarse esos
períodos descontando los otros períodos, ahí sí sumaban 480. Pero si tú le sumas cuando los
opresores de Israel, ya fueran los filisteos o madianitas o Edom, todos esos que aparecen en
Jueces y otros lugares, ya no da la cuenta; entonces me di cuenta de que esa cifra tenía un
sentido espiritual, y no solamente un sentido cronológico histórico. ¿Por qué? Porque para Dios
no contaba el tiempo en el cual Él no reinaba; para Él era tiempo perdido; era como si no hubiera
pasado ese tiempo. Lo que para Dios contaba era el tiempo en el cual realmente Él era el Rey
sobre Israel, e Israel le obedecía.

La resurrección de Cristo y la casa de Dios


Cuando ellos se rebelaban y Dios los ponía bajo la opresión de otros como castigo, ese tiempo
en el cual Dios no estaba siendo aceptado por Su pueblo, sino que Su pueblo estaba en otros
caminos, ese tiempo no contaba para Dios, no tenía significado; así que lo que tenía significado
era el tiempo en el cual Él realmente estaba reinando. Y entonces cuando se completaron los
480 años en el tiempo de Dios, entonce llegó el momento de edificar la casa; o sea que ese 480
ya es muy significativo, en primer lugar porque está formado por tres números que son
significativos en la Biblia, que son el seis (6), el diez (10) y el ocho (8), que los vamos a ver
aparecer varias veces en los detalles de las medidas de la casa. Fíjense en que el número 6 es
El momento de la edificación de la casa de Dios 15

el número del hombre, y el número 10 es el número de las naciones, que conforman el número
60, pero si fuera 6 x 10, que son 60, juntando las naciones de la humanidad, todavía no sería
casa de Dios. Si no estuviera mezclado con el número 8, que es el número de la resurrección,
que es el número de Cristo. Así como el número del anticristo es 666, el número de Jesucristo es
888, y el número 8 es el número de la resurrección. Y repetidas veces el 8, y los números
combinados con el 8, hacen referencia a la resurrección.2 El 6 se refiere a la humanidad, el 10 a
las naciones y 480 es una combinación del número del hombre con el de la naciones y el número
de Cristo, de la resurrección de Cristo.
No hay casa de Dios entre los hombres sin la resurrección de Cristo; o sea que la casa de Dios
puede ser edificada solamente a partir de la resurrección de Cristo con todos los hombres;
mientras no se completara ese proceso, esos 480 años, es como quien dice, mientras Cristo no
resucite y restaure, y recapitule en Sí a la humanidad en un nuevo hombre, no hay casa de Dios.
Entonces ese número no es solamente un número cronológico; es un número también con
sentido espiritual; porque si tú vas a seguir la historia cronológica no te va a dar 480 años, pero
sí te va a dar solamente cuando tienes en cuenta estos detalles espirituales; ahí sí te da.

Primero el fundamento, después la edificación


La Biblia es un libro primeramente espiritual, aunque habla cosas históricas. No habla todas
las cosas históricas que le interesan a los historiadores sino las que le interesan a Dios. Si uno
quiere estudiar historia puede consultar un libro de arqueología y otras cosas, pero si quiere
estudiar a Dios en la historia, entonces ya es otro asunto. Luego dice: “1En el año cuatrocientos
ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino
de Salomón sobre Israel...”. Y otra vez es el cuarto porque en el tercero es otra vez número de

2
Por ejemplo, el sábado es el séptimo y último día de la semana, pero el Señor resucitó al día siguiente, el domingo, es decir al octavo día.
16 El templo de Dios

resurrección. El Señor resucitó al tercer día, o sea, la casa de Dios no comenzó a ser edificada
en el primer año ni en el segundo ni en el tercero; tenían que pasar los tres primeros, así como
Israel tenía que esperar tres días antes de cruzar, como el Señor tenía que esperar tres días
para la resurrección. Así tenían que pasar estos tres días para la resurrección de Cristo, y
entonces después fueron 4, el número de la creación; la creación fue involucrada en la
resurrección de Cristo. Entonces allí empieza diciendo: “el cuarto año del principio del reino de
Salomón sobre Israel”. Pero aun dice más: “en el mes de Zif, que es el mes de segundo,
comenzó él a edificar la casa de Jehová”. Porque no comienza la edificación en el mes primero
sino en el mes segundo. Esto es muy interesante porque no se puede edificar sin base, porque
no se puede edificar sin fundamento.
El mes primero es el mes de Abib. El Señor dijo a Su pueblo: “Este mes os será principio de los
meses; para vosotros será éste el primero de los meses del año” (Éx. 12:2). “Vosotros salís hoy
en el mes de Abib” (Éx. 13:4); lo que llaman aquí la semana santa; o sea, realmente la llamada
semana santa es el año nuevo a los ojos de Dios en la Biblia. ¿Qué dice Dios a Su pueblo? Para
vosotros este será el primer mes del año; y era el mes en que se celebraba la pascua con los
panes ázimos y las primicias; ese era el mes de Abib, el primer mes. En el segundo mes, que es
el mes de Zif, era el mes del comienzo de la edificación de la casa.
Pero cuando aparece la casa comenzando a ser edificada en el segundo mes, quiere decir
que no se puede edificar la casa sin que haya primeramente el fundamento que es Cristo y la
obra de Cristo, y esto es un principio muy importante que nosotros debemos tener en cuenta.
Nosotros no podemos cooperar con la edificación de la casa de Dios sin primeramente estar en
una medida con Cristo. A veces nosotros queremos edificar una casa ecuménica, descuidando
las delicadezas de Cristo; entonces no va a resultar la casa de Dios sino la guarida babilónica
del mundo.
El momento de la edificación de la casa de Dios 17

Primero la doctrina de Cristo


Fíjense en que el apóstol Juan, aunque es llamado con justicia el apóstol del amor, sin
embargo él dice frases tan serias como esta refiriéndose a la doctrina acerca de Cristo: “10Si
alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina (la doctrina apostólica acerca del Padre y del Hijo
en el Espíritu), no lo recibáis en casa ni le digáis: ¡Bienvenido! 11Porque el que le dice:
¡Bienvenido! participa en sus malas obras” (2 Juan 10-11); vemos que el apóstol del amor no era
un apóstol ingenuo. Él sabía que había asuntos que tratar primero, pero en relación a la persona
de Cristo y la obra de Cristo, para recién después tratar lo relativo a la Iglesia; porque si
empezamos a mezclar en la Iglesia cualquier espíritu de anticristo con error en lo relativo al
Padre, al Hijo, a la obra del Hijo, y al Espíritu, entonces no se va a edificar la casa de Dios, sino
para el engañador.
Cuando en la tipología, como en el libro de Números, por ejemplo, el pueblo del Señor tenía
que marchar, había que pasar de una instancia a otra, de una situación espiritual a otra; Dios
había establecido unos cuidados en relación al avance del pueblo del Señor; y en esos cuidados
Dios había dicho: Primeramente se tiene que tratar lo relativo al arca, y trasladar el arca primero
con sus debidos cuidados; entonces después se tiene que tratar lo relativo a la mesa de los
panes de la proposición, y después de tratar lo relativo a la mesa de los panes de la proposición,
entonces recién en tercer lugar se tiene que tratar lo relativo al candelero, y en cuarto lugar lo
relativo al altar de oro, al incensario.
Fíjense en que no empieza con orando juntos, no; pues aquí todos tenemos la unidad de Dios,
entonces vamos a reunirnos a orar budistas, musulmanes, rosacruces, cristianos, dicen
algunos. Así resulta un ecumenismo. Aquí en Bogotá cada 19 de mes hay una reunión de
oración ecuménica con gentes de todas las religiones; y resulta de haber cambiado el orden de
Dios y poner primero a andar el incensario antes que el arca; resultará una Babilonia en una
mezcla de espíritus; entonces el Señor no quiere que nos mezclemos con eso; antes que ofrecer
18 El templo de Dios

el incienso tiene que estar en su lugar el candelero, la mesa y el arca. Vemos, pues, que Dios
estableció un orden de prioridades en las cosas espirituales, y la preeminencia le corresponde al
arca. El arca represente a Cristo; entonces todo lo relativo a Cristo viene a ser tratado en primer
lugar, antes que otra cosa.

Consultar la Palabra de Dios


Pueden aparecer muchos grupos y todos pueden decir que somos cristianos, y que por qué no
estamos todos juntos. Eso es lo que quisiera Satanás; él quisiera meternos en la misma olla,
para que cuando ya estemos todos los hermanos allí con toda la ingenuidad y la buena voluntad
de nuestra parte, empieza a utilizar aquello para meter doctrinas erradas, para robarse lo que es
de Dios para un falso profeta o para el mismo anticristo. Entonces por eso el Señor no permite
que las cosas se hagan así de una manera cualquiera sino como Dios ordenó. Una vez, ustedes
recuerdan, David tenía una buena intención; Él quería avivamiento en medio del pueblo. Y nos lo
narra también aquí Crónicas, nos lo narra Samuel, y nos dice que él consultó con el pueblo si
querían tener el arca en medio de ellos, y claro, todo el mundo quería tener el arca. Entonces
organizaron la fiesta; no faltaron las emociones religiosas. Estaba el pueblo de acuerdo, estaban
presentes las emociones; el arca fue puesta en un carro de bueyes, y estaban todos en fiesta.
¿Quién se iba a imaginar que en medio de la fiesta esas emociones de adoración y de danzas
delante de Dios, estaban provocando la ira del Señor? ¿Quién se iba a imaginar? Solamente se
podía saber por la Palabra; en aquellas ocasiones no fueron suficientes las emociones, y no fue
suficiente el acuerdo del pueblo; era la Palabra la que mostraba dónde estaba el error. No fue el
acuerdo. No lo vio. Las emociones estuvieron presentes; pero cuando Uza metió la mano, cayó
muerto, y ahí David se preguntó: Pero ¿entonces cómo debo traer el arca de Dios? Pero si lo
hubiera consultado antes, se hubiera evitado muchos problemas; pero si uno no se hace la
pregunta de cómo debe traer el arca, se embarca uno en cosas a veces movido por la multitud,
El momento de la edificación de la casa de Dios 19

a veces movido por las emociones, a veces movido por la buena voluntad y los buenos deseos;
pero la Palabra, la Palabra de Dios decía diferente; y eso era lo que no se había tenido en
cuenta. Se había sustituido la dirección de Dios por el voto de la mayoría y por el bienestar; el
sentimiento agradable y religioso de la mayoría.

El sutil engaño del culto babilónico


Pero eso no tiene credenciales para sustituir la clara Palabra de Dios. Entonces el Señor
estableció un orden de prioridades en los asuntos, y en ese orden de prioridades, primeramente
es el arca. Primero hay que tratar lo relativo a Cristo; cómo vamos a tratar de edificar la Iglesia
con personas que no están en Cristo o que están en otro espíritu, como lo dice claramente el
apóstol Pablo en 2 Co. 11:3-4: “3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva,
vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados (fascinados o corrompidos o engañados)
de la sincera fidelidad a Cristo. 4Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os
hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que
habéis aceptado, bien lo toleráis”.
El problema es que a otro Jesús y otro evangelio y otro espíritu, bien lo recibís, bien lo toleráis
y no discernís que hay otro Jesús, otro espíritu y otro evangelio disfrazado en medio de toda la
parafernalia del show religioso, porque hay culto babilónico. Ahí aparecen cánticos y danzas, y
lo que menos nos imaginamos es que se esté predicando a otro Cristo; entonce había que tener
primero cuidado en relación a Cristo antes de entrar en componendas con grupos que dicen ser
cristianos; nosotros debemos ver si están o no en Cristo; y ojalá lo disciernan, no cuando están
preparados sino cuando están en lo suyo; ahí es cuando vas a discernir estas cosas.

La redención antes que la Iglesia


20 El templo de Dios

Por esa razón la casa no se pueda edificar en el primer mes, en el mes de Abib, porque esa
prioridad le corresponde a Cristo y a su obra. Recién en el segundo mes, en el mes de Zif, ahí
comienza a edificarse la casa; significa que no se puede edificar con lo de la iglesia primero
antes que con lo de Cristo. Primero es el arca, lo relativo a la persona del Hijo de Dios en cuanto
Hijo de Dios con el Padre, en cuanto divino, en cuanto humano; y luego entonces viene lo
relativo a Su obra y a la participación nuestra con Su obra, la expiación; y después de lo relativo
a la expiación entonces ahora sí la persona está en Cristo y está en el evangelio; entonces sí
está en la Iglesia. Ahora sí podemos pasar del primer mes al segundo y comenzar a edificar
casa; pero no se puede edificar casa sin primero constatar que el fundamento ha sido colocado
evidentemente, el cual es Jesucristo.

La prioridad es el arca
A los hermanos que acostumbran a visitar a otros hermanos y tener comunión con otros
hermanos les sugiero que antes de hablar de la Iglesia hablemos de Cristo; compartamos
primeramente a Cristo, constatemos que estamos compartiendo al mismo Cristo; entonces sí, la
consecuencia natural es pertenecer a la misma iglesia; pero si no, vamos a agarrar los tesoros
de la casa de Dios, los vasos propios del ministerio, y se los vamos a entregar a Babilonia, y
Babilonia se va a enriquecer y va a enriquecer su sistema fuera de Cristo, con cosas de la casa
de Dios, cosas que sólo deberían ser usadas privadamente en lo de Dios, y van a salir de en
medio y van a colgarse, endilgarse a cosas de Babilonia; como le pasó a Ezequías, que abrió
sus tesoros a los emisarios de Babilonia y vinieron los de Babilonia y vieron todo y dijeron:
queremos esto, pero no aquí, sino allá en Babilonia, para enriquecer nuestras orgías; no
queremos los vasos aquí, queremos los vasos allá; y por eso Dios amonestó por Isaías a
Ezequías y le dijo: ¿Le mostraste todos los tesoros a los emisarios de Babilonia? Y él dice: Sí,
les mostré todo; no dejé nada sin mostrarles. Pues ahora éstos van a venir y se van a llevar
El momento de la edificación de la casa de Dios 21

estos tesoros a Babilonia.3 Por eso dice la Escritura así: “El que abre demasiado la puerta,
busca su ruina” (Pr. 17:19b). Por eso más adelante vamos a ver que la casa de Dios tiene ciertos
pórticos y muros y ventanas, y no se puede entrar a la casa de Dios por cualquier parte sino por
la puerta; y la puerta tiene unas medidas especiales, y solamente entrando por esa puerta se
puede estar dentro de la casa. No se puede tratar el asunto de la iglesia, la inclusividad de la
iglesia, quién está adentro, quién está afuera, quién está entrando, quién está medio adentro,
medio afuera, sin primeramente entender lo relativo a Cristo y a la salvación.
El arca y la mesa de los panes primero, después recién es el asunto del candelero. No se
puede entrar a tratar lo de la Iglesia y a mezclar, porque ahora todo el mundo va a salir diciendo:
Sí, la Iglesia, nosotros somos la Iglesia, pero ¿cuál es su contenido? Son el tabernáculo; pero
¿qué tiene en el Santísimo? el arca. No, no, allá tenemos, como decían de los cristianos, una
cabeza de burro. Hay que tener el arca primero. Yo pienso que esa delicadeza es necesario que
nosotros la tengamos y no seamos ingenuos, porque existen puertas, pórticos, en la casa de
Dios y guardas de las puertas. Nosotros debemos guardar las puertas, y no a raíz de que
entendemos que el cuerpo de Cristo es uno, entonces confundir la unidad del cuerpo de Cristo
con el ecumenismo de Babilonia, que no es lo mismo.

El espíritu de verdad

3
Cfr. 2 Reyes 20:12-20
El templo de Dios

Primero necesitamos profundizar en Cristo y primeramente en nosotros tenemos que


entronizar el arca debidamente nosotros. Una vez que el arca, todo lo relativo a Cristo está
claramente definido y formado en nosotros, entonces tenemos con qué discernir si el Cristo
predicado y el espíritu y el evangelio predicado por otros es o no es el del Espíritu de Dios y el de
los apóstoles. El apóstol Juan dijo: En esto distinguimos el espíritu de la verdad y el espíritu del
error; el espíritu de la verdad nos oye, oye a los apóstoles del Nuevo Testamento.4 El Cristo
apostólico es el Cristo de la Biblia. Hoy muchas personas hablan de Jesucristo. Los espiritistas
hablan del gran maestro Jesús; los rosacruces hablan de Jesús; los Testigos, que niegan su
divinidad, hablan de Él. Los unitarios, que niegan su subsistencia personal como Hijo con el
Padre, hablan de Él también, pero realmente lo niegan al decir que no existe sino la persona del
Padre pero no la del Hijo con el Padre. Entonces confesándolo por fuera, lo niegan por dentro.
Los Testigos, confesándolo por fuera, niegan su divinidad por dentro. Los gnósticos se llaman
cristianos y se presentan como iglesia cristiana gnóstica, y ponen primeramente “cristiana” y
agregan el apellido “gnóstico” después. Pero es iglesia gnóstica cristianoide o pseudo cristiana,
no cristiana. Si es cristiana no puede ser gnóstica; y si es gnóstica no puede ser cristiana; es
cristianoide o pseudo cristiana.
En este asunto de la casa de Dios tenemos que tener esta prioridad, la prioridad de Cristo;
tenemos que estar en esto primero con mucha claridad. Lo primero que la Iglesia debe hacer es
conocer a Cristo, conocerlo en todo lo que Él ha revelado, lo que Dios ha revelado, lo que el
Espíritu ha revelado, lo que la Palabra ha revelado; lo que los apóstoles confesaron acerca de
Cristo en todos sus aspectos, en su eternidad, en su Divinidad, en su humanidad, en su obra en
la cruz, la obra de la expiación, justificación, la resurrección, la venida; estas son cosas
esenciales. No es bueno abrirnos a un ecumenismo descuidando esto. Hay un orden de
prioridades que podemos aprender de estas fechas, de estas fechas que dice que en el mes de
4
Cfr. 1 Juan 4:6
Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová; es decir, no sin antes haber
disfrutado de la fiesta de la pascua, de los ácimos, de las primicias; recién después se podía
edificar.
Una persona que no ha nacido de nuevo ni siquiera puede entrar ni ver el reino de Dios.5
Organizaciones van a haber muchas con personerías jurídicas, títulos, edificios; pero realmente
el gobierno espiritual de Dios no lo va a discernir si no nace de nuevo. Las cosas espirituales se
disciernen en el espíritu por el nuevo nacimiento. Si la persona no recibe a Jesús como el Hijo de
Dios conforme a la confesión apostólica, pues puede ser un cristiano nominal, no es todavía un
miembro de la casa, no ha entrado por la puerta, y las ventanas son muchas. Por dentro son
anchas, no por fuera; por fuera son estrechas. Entonces vamos a detenernos un poco en las
ventanas. Ahora solamente estamos viendo la fecha, el sentido espiritual de la fecha en la cual
comienza a edificarse la casa de Dios. No se puede edificar la casa de Dios sin el fundamento
suficiente. Entonces por hoy solamente vamos a detenernos en este primer aspecto.

II

LA LONGITUD

5
Cfr. Juan 3:3,5
El templo de Dios

DE LA CASA DE DIOS6

Leyendo la profecía en la historia


Vamos a abrir la Biblia en 1 Reyes 6:2: “La casa que el rey Salomón edificó a Jehová, tenía
sesenta codos de largo, y veinte de ancho, y treinta codos de alto.” . Por lo pronto vamos a
detenernos en la escritura de este pasaje, particularmente en este versículo interesante que el
Espíritu Santo mueve al escritor de este libro de Reyes, posiblemente Jeremías basado en Iddo;
porque desde Samuel, incluso desde Josué, Jueces, Ruth, Samuel y Reyes, fue una larga lista
de profetas los que escribieron estos libros, que aunque son llamados históricos por la gente
moderna, el pueblo del Señor en la antigüedad los llamaba, y Jesús los llamó: Nebiim. A los
cinco primeros libros de Moisés le llamaron la Torá, y el Señor los llamó conforme al pueblo de la
época: La Torá, y luego los Nebiim; el resto de libros desde Josué hasta Reyes, y luego Isaías,
Jeremías, Ezequiel y los doce profetas menores, fueron llamados los Nebiim, los cuales son
llamados primeros y postreros. Los Nebiim primeros o los profetas primeros, es lo que va desde
Josué, pasando por Jueces, Ruth, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes; eso es lo que llamaban en el
tiempo de Jesús, y Jesús los llamó así: Los Nebiim primeros. Los Nebiim postreros son: Isaías,
Jeremías, Ezequiel y los 12 profetas menores; el resto de libros como Salmos, Proverbios,
Eclesiastés, Cantares, Ester, Daniel (Lamentaciones está incluido con Jeremías) y Crónicas,
son llamados los Quetubim, los libros Santos o Hagiógrafos. La Biblia del Antiguo Testamento
de Jesús estaba dividida en esas tres partes.

6
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en febrero 6 de 1998.
22 El templo de Dios

Pero es interesante que ellos no le llamaran libros históricos a estos libros desde Josué hasta
Reyes; porque realmente la intención de Dios no es solamente contar historias. Esta colección
de libros se llamaba Profetas Primeros, porque fue escrita por profetas desde el tiempo de
Samuel. Samuel escribió las historias de Israel y de lo que pasó con aquellas tierras, y luego
continuó otra serie de profetas, como Natán, después Gad, completando desde Josué hasta
Samuel; y después otra serie de profetas como Ido, Semaías, Jehú, Ahías y otros profetas que
son mencionados en los libros de Rut a Crónicas, y que aquí mismo en estos libros ya aparecen
varias profecías de profetas, tanto de Elías, de Eliseo y de otros profetas que no son muy
conocidos como Eliécer ben Dodava de Maresa, que está en la Biblia, como Urías hijo de
Semaías; y en fin, ellos escribieron la historia desde el punto de vista de la intuición profética.
De manera que nosotros no estamos leyendo un libro de historia, estamos leyendo un libro
profético. Ciertamente que sí es histórico, las cosas se dieron en la historia, pero Dios inspiró
estos libros proféticamente; estos libros fueron escritos por profetas. Reyes fue terminado por
Jeremías; y de hecho ustedes ven que algunos capítulos de Reyes, especialmente los finales,
dicen exactamente lo mismo que dice Jeremías, mostrando que Jeremías a través de Baruc
escribió estos libros, la parte final. Se fue, pues, añadiendo a ese caudal profético hasta
terminarse ese aspecto profético de los Nebiim primeros, que es lo que ahora se llama: Libros
Históricos. Y realmente Jesús los llamó los Profetas: “Lo que está escrito de Mí, en la Torá, en
los Nebiim y en los Quetubim, en los Salmos, en los Hagiógrafos”.
Cuando leemos pasajes como este que vamos a considerar, el Espíritu de Dios no está
solamente interesado en contarnos cuáles eran las medidas del templo que hizo Salomón.
Claro, Él sí está interesado en contarnos eso, pero en un sentido profético; no era suficiente un
sentido histórico, y ser tan minucioso el Señor en ponernos a decir detalles del templo y de la
edificación. Él sabe que la edificación de Él, la edificación de Su pueblo, de Su Iglesia, llegaría a
darse y a concluirse en la edificación de la Nueva Jerusalén, y llegaría a concluirse como un
La longitud de la casa de Dios 23

trabajo que Dios comenzó en el principio. Dios no está improvisando nada, sino que Él está
desarrollando un plan, y todo lo que Él hace y todo lo que Él inspira, está relacionado con la
totalidad y está relacionado con la finalización y la conclusión. Podríamos decir que lo que se
viene adelantando en el tiempo son etapas para la conclusión; y es desde la conclusión que se
tienen que interpretar la etapas históricas que el Espíritu del Señor inspiró; entonces, como la
vez pasada también decíamos, no vamos a leer solamente este pasaje como leyendo un libro
histórico; vamos a leer este pasaje como inspirado por el Espíritu de profecía, para señalarnos el
camino a la conclusión del programa de Dios, la conclusión del propósito eterno de Dios.

Señales en los planos de Dios


Hemos leído nada menos que una clave; aquí nos muestra Dios que Su casa tiene ciertas
medidas. Muy interesante que Salomón el hijo de David, figura de Cristo, que edifica el templo
de Dios, esté por indicación de David; porque David, nos dice Crónicas, fue el que le dio los
planos a Salomón. Salomón no se inventó estos planos, David se los dio; pero tampoco David se
los inventó; David lo recibió de Dios. En el libro de Crónicas nos dice claramente cuándo se
repite esto; es interesante que esto se repite con algunas variaciones también inspiradas. Allí
Dios le dio el plano; Dios es el autor del plano, y en ese plano Dios traza unas medidas, y en
esas medidas Dios utiliza unas señales; hay cosas que Dios quiere señalar a través de las
medidas de la casa de Dios. Antes de seguir acá en 1 Reyes 6 miremos en Efesios 3. Efesios es
aquella carta del apóstol Pablo, eclesiológica por excelencia, donde encontramos precisamente
que Pablo también nos habla de unas medidas. Es interesante que nada menos que en la
epístola a los Efesios, donde más se habla acerca de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, aparezca la
casa de Dios con ciertas medidas. En el comienzo del capitulo 3 de Efesios se nos habla del
misterio de Cristo, que es el cuerpo de Cristo; luego en los versículos 14-21 se nos habla de un
proceso espiritual de edificación. En el verso 16 se nos habla del fortalecimiento del hombre
24 El templo de Dios

interior, con el propósito de que se pueda dar lo del versículo siguiente, que es el que habite
Cristo por la fe en los corazones; pero esa habitación de Cristo por la fe en los corazones es
todavía individual; hasta ahí el hombre interior, y hasta ahí Cristo en los corazones, pero todavía
las cosas son muy individuales; pero ese trabajo del Señor, primero en el hombre interior para
poder trabajar después también en los corazones, y claro, en las emociones y en los
sentimientos, en los pensamientos y en la voluntad, es trabajo primero de dar vida al hombre
interior, para que en virtud de esa vida interior pueda ser trasformada nuestra alma, nuestro
corazón; todavía es un trabajo a nivel muy personal. Pero ese trabajo que Dios hace a nivel
personal, vamos descubriendo inexorablemente que no es suficiente para Dios que tengamos
una vida espiritual individual, personal; eso no es suficiente; sí es necesario, pero no es
suficiente. Dice Efesios 3:17: “ ... para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados...”, es decir, con las raíces en Cristo, para poder extraer de Cristo la fuerza
necesaria para encajar con todos nuestros demás hermanos; necesitamos, desde estas raíces,
extraer de Cristo lo que se necesita. Gracias a Dios que Dios sí lo ha provisto en Cristo, y que la
unidad del cuerpo de Cristo es una hechura y provisión de Dios en la cual podemos confiar, y
eso es confiar en Él. Y dice: “y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de
comprender...”. Hasta aquí pareciera que yo fuera fortalecido en mi hombre interior, en mi
espíritu, y que Cristo habite en mi corazón; pero todo eso tiene el objetivo de capacitarnos hasta
“comprender con...”. ¿Qué es lo que hay que comprender con todos los demás hermanos? Las
medidas de Cristo, las medidas de la Casa de Dios; eso es lo serio.
Dios opera en nuestros corazones para capacitarnos para comprender “con todos los santos”
las medidas de Cristo, que son las medidas de la casa de Dios; eso es lo que Dios está haciendo
en nuestras vidas, en la de cada uno de sus hijos. Dios está trabajando con cada uno de sus
hijos, para capacitarlo a comprender con los demás hijos, las exactas medidas de la casa de
Dios; por eso dice: “18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos, cuál sea
La longitud de la casa de Dios 25

la anchura, la longitud, la profundidad y la altura”. En el versículo que leímos de Reyes, todavía


no aparece la profundidad; aparece la longitud, la anchura y la altura; pero más adelante, en un
cierto cubículo detrás, en el Lugar Santísimo, aparece la profundidad, pero mientras tanto Dios
nos habla de la medida en varios sentidos. Es interesante que las medidas de Cristo formándose
en la iglesia no son en un solo sentido; a veces nosotros crecemos en un solo sentido; a veces
nosotros nos desequilibramos, o nos vamos para un lado o nos vamos para otro lado; pero el
Señor trabaja Sus medidas tanto a lo largo como a lo ancho, como a lo alto y como a lo profundo.
Cuando vemos la tipología como acabamos de leer, no siempre son las mismas medidas; la
longitud no es igual a la anchura; todo eso tiene sus razones de ser; entonces debemos captar,
ya que estas medidas de la casa de Dios, que se refieren a las medidas de Cristo, siendo
formado en la comunión del pueblo de Dios, sí tienen algunos detalles, algunas diferencias; a
veces en algunas cosas nos quedamos cortos, y Dios quiere que seamos más largos; en otras
cosas somos excesivamente anchos y Dios quiere que no seamos en ese respecto tan anchos
como largos; a veces somos más anchos de la cuenta, y a veces somos más estrechos de la
cuenta; a veces incluimos más de lo que Dios quiere y a veces excluimos lo que Dios no excluye;
entonces es necesario comprender a Cristo y que nosotros todos juntos comprendamos a
Cristo, el Espíritu de Cristo, formándose en nosotros, dándonos a conocer las medidas para que
seamos llenos de Su plenitud.

El largo de la casa de Dios


Volvamos a 1 Reyes 6:2, y vamos a comenzar a detenernos en esta primera clave, en este
primer Jeroglífico. “La casa que el rey Salomón, (el hijo de David, figura de Cristo, la casa, figura
de su cuerpo) edificó a Jehová, (porque, claro, la casa es para Jehová, quien dio el modelo fue
Jehová) tenía sesenta codos de largo”. Vamos a detenernos primeramente en el largo de la
casa. El Señor dio una señal; Él dijo que la casa tenía sesenta codos de largo. La Palabra del
26 El templo de Dios

Señor nos habla de la longitud de Cristo siendo comprendida en Su casa; la palabra nos habla
de la longitud de Cristo, hasta dónde llega Cristo. Hasta donde llega Cristo hasta allí debe llegar
Su casa; Su casa no debe ir más allá de Cristo, pero tampoco Su casa debe quedarse más acá
de Cristo. Todas las medidas, tanto el largo, como el ancho, como el alto y la profundidad, son
distintos aspectos de Cristo. A veces nosotros tenemos en cuenta algunos aspectos de Cristo y
no tenemos en cuenta otros aspectos también de Cristo; entonces el Señor comienza primero
en esta señal, a señalarnos la longitud de la casa. Observe que el ancho es apenas la tercera
parte, pero la longitud es tres veces más que el ancho. Con la ayuda del Señor vamos a
entender un poco mejor esta longitud de Cristo en Su casa, la que Él quiere, en la cual juntos
seamos llenados. Dice: “sesenta codos”. Mis hermanos ya comprenden estos números; hay la
numerología bíblica que no proviene de la numerología cabalística; al contrario, la numerología
cabalística se ha robado algo de la bíblica, claro con la caldea, con la cananea y otras
pervertidas por Satanás y la corriente de Gematría y Notarikón. Pero la numerología del
Espíritu está completa en la Biblia, y no necesitamos acudir a fuentes exteriores a la Biblia para
interpretar la numerología bíblica, sino interpretarla desde la Biblia misma, y el sesenta (60) es
un número bastante conocido en la Biblia, porque es el número que está compuesto por el
número seis (6) y por el diez (10). Esos números ya deberían ser suficientes para hacernos
entender lo que Dios quiere acerca de la longitud.

Las implicaciones de los números 6 y 10


No estoy ahora hablando de la anchura, sino que estoy hablando de la longitud de la casa; el 6
es el número del hombre; el hombre fue creado al sexto día, y en muchas partes que se refiere a
la humanidad aparece el número 6, incluso en la persona de Cristo; la puerta, el pórtico es
Cristo, y usted recuerda el número 6 en Cristo, porque Él no sólo es el Verbo del Dios vivo, sino
que Él es también hombre, Él es también perpetuo hombre. El 6 es el número del hombre, pero
La longitud de la casa de Dios 27

el número 10 en las Escrituras se refiere a las naciones; el número 10 lo vemos referido a las
naciones. Tenemos, por ejemplo, la tabla de las naciones, de donde se ve todas la ramificación
de los pueblos de la humanidad a partir de Noé y sus tres hijos, cuando se fue multiplicando, y
eso aparece justamente en el capitulo 10 de Génesis. Cuando nosotros vemos aquella estatua
de Nabucodonosor en Daniel 2, en el punto final cuando la piedra no cortada con manos le da en
los pies, entonces aquella estatua tenia diez dedos, refiriéndose, pues, al estado de las
naciones, al final, cuando venga el Señor Jesús por segunda vez; aparecen diez cuernos en la
bestia (Daniel 7). También aparecen diez vírgenes esperando la venida del Señor. El número 10
es usado en la Biblia para referirse a las naciones. Si Dios quiere una casa que tenga sesenta
codos, quiere decir que Él quiere una casa con gente de toda tribu, pueblo, lengua y nación; y
esto es una cosa muy práctica y muy revolucionaria, porque el interés de Dios no es que
digamos: “Bueno, esto significa esto”, sino que al entender lo que significa, entonces estemos
dispuestos a ser edificados con personas de todas las razas, con personas de todas las
nacionalidades, con personas de todo tipo de idioma, con personas de toda clase social. Si
nosotros no estamos disponiéndonos al Señor para estar edificados como un solo cuerpo, con
personas de todas las razas, entonces no le estamos construyendo la casa como Él la quiere
construir. Él quiere construir Su casa con gente de Europa, de Asia, de África, de América, de
Oceanía, y si hay algunos en la Antártica, pues que no falte la iglesia en la Antártica tampoco, ni
en el Ártico.
Gente de toda clase: gente blanca, gente negra, gente amarilla, gente indígena, pigmea,
vikingos, chinos; a veces, pues, nosotros cuando vamos a hablar de las diferencia de razas, nos
es más fácil distinguir esas grandes diferencias de razas; pero es muy curioso que en
continentes cuando la mayoría de las gentes es de una raza, ellos no se ven como de la misma
raza, sino que enfatizan sobremanera el clan. Y hay guerras entre clanes. Se observa que hay
guerras entre los Tupsis y los Uptus, o entre los Zulúes y los Bantúes, a veces de una misma
28 El templo de Dios

raza. Para nosotros todos ellos son de raza negra; pero ellos dicen: No, no, nosotros somos
Tupsis; no, no, nosotros somos Uptus, y enfatizamos esas diferencias; y asimismo pasa aquí en
Colombia. Unos decimos: somos colombianos; otros: no, no, nosotros somos paisas, o
costeños, esos son cachacos y aquellos son corronchos; y nosotros estamos siempre
enfatizando las diferencias e identificándonos con la diferencia.

La pared de separación fue derribada


Cuando la palabra del Señor dice que Su casa tiene sesenta codos de longitud, el Señor está
dando, a través de la cruz, un golpe mortal al racismo, un golpe mortal al nacionalismo; no al
sano nacionalismo, porque Él creó las naciones, sino al ultra nacionalismo; un golpe mortal al
autonomismo. ¿Qué quiere decir autonomismo? Bueno aquí nosotros somos digamos la iglesia
de los teusaquillenses, así que si viene un gringo, o un ruso a vivir en nuestro barrio, pues él
como que no se siente como tan de la iglesia, parece que siempre le hacemos sentir que es
gringo, o que es ruso o que es cubano; pero el Señor no quiere que eso sea así en la iglesia; el
Señor quiere que nosotros incluyamos a toda clase de personas, que no hagamos diferencia de
razas, que no hagamos diferencias de nacionalidad. Por eso en muchos versículos, y está
escrito muchas veces, no una sola vez, como en cuatro cartas: “A todos se nos dio a beber de un
mismo Espíritu, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, sean varones o mujeres”.7

7
Cfr. 1 Corintios 12:13; Efesios 2:18; Gálatas 3:28; Colosenses 3:11.
La longitud de la casa de Dios 29

El Señor ha rasgado el velo de separación por causa de raza; no puede haber separación en
la casa de Dios por causa de clase, no puede haber separación en la casa de Dios por causa de
nacionalidad, por causa de idioma; solamente puede haber separación por causa del pecado;
mientras el pecado esté. Una vez limpiado el pecado, no tiene que haber ninguna separación. El
Señor justamente llevó el castigo de todos nuestros pecados y todo lo propio heredado de Adán
y lo rasgó de arriba a bajo; y aquel velo que había en el tabernáculo, que después se puso en el
templo, y que después apareció en una cantidad de muros allá en el templo de Herodes: el atrio
de las mujeres, el atrio de los gentiles, el atrio donde solamente entraban los judíos, el lugar
donde sólo podían entrar los sacerdotes, pero no los levitas, y los sacerdotes podían llegar hasta
el lugar santo, pero solamente el sumo sacerdote y una vez al año, el 15 de Octubre, podía
entrar en el Lugar Santísimo, toda esa serie de separaciones del velo, de adentro para fuera, en
la cual algunos podían llegar hasta un punto y no más, todo eso fue rasgado; el Señor terminó
con todo eso y abrió la puerta para gente de toda raza.
Así que cuando nosotros sentimos cualquier tipo de racismo en nuestro ser, tengamos la
certeza que no proviene del Espíritu Santo. Eso proviene de Satanás y de Adán; primero de
Satanás y luego de Adán; de ahí es que proviene el racismo. Nosotros tenemos que ser
personas que en Cristo estemos dispuestos a comprender la longitud de Cristo, incluyendo
gente de toda tribu, de toda lengua, de toda raza, de toda nación. Y cuando dice la palabra
nación, esa palabra es mucho más extensa en la Biblia que la palabra que nosotros entende-
mos por nación; nosotros le llamamos nación a un país constituido, pero la palabra en el idioma
de la Biblia es etnia. Cuando dice: “Id y predicad el evangelio”, o “id y haced discípulos a todas
las etnias”, no se refiere a Colombia como un país, sino a todas las distintas etnias de Colombia.
Hay algo que el Señor quiere; Dios fue el autor de todas las etnias; todas las etnias provienen de
Dios, excepto la de los Nefilim, la de los gigantes, aunque Dios la permitió, no era de parte de
Dios, y por eso no permitió que continuase sobre de la tierra.
30 El templo de Dios

Pero hablando en el sentido normal de la gente que nació de Adán y de Noé, la que llenó toda
la tierra, Dios quiere gentes de todas las etnias. Etnia es algo más específico que una nación.
Colombia es una sola nación, pero en Colombia hay muchas etnias, y el interés de Dios es tener
en Su casa gente de todas las etnias, comenzando por los Judíos. Primeramente en Jerusalén,
segundo en Judea; primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel. El antisemitismo no es del
Espíritu Santo; el antisemitismo es de Satanás. Ahora, un tipo de preferencia racial no es del
Espíritu Santo. La Palabra del Señor nos dice que en la cruz de Cristo se acabó con eso. No
dice: “No debería haber más ni judíos, ni gentiles, ni griegos”, no, no; dice contundentemente:
“ya no hay”. En Cristo ya no hay ni judío, ni gentil, ni bárbaro, ni escita. 8 Los romanos
consideraban a los bárbaros como no civilizados. Claro, como ellos no podían hablar latín,
entonces no les entendían, pues les escuchan como si en su lengua dijeran: Bra, bra, bra (de ahí
es de donde viene la palabra bárbaros); ellos menospreciaban a los que estaban fuera de las
fronteras del Imperio Romano, y los llamaban bárbaros.

Ni bárbaro ni escita, ni varón ni mujer


El Señor es muy claro con nosotros en ese respecto: “No hay bárbaro, no hay escita”. Ahora
dice también: “No hay varón, ni mujer”; significa que en la realidad espiritual, Cristo es
exactamente el mismo Cristo en los hermanos y el mismo Cristo en las hermanas. Nosotros
cuando nos reunimos, lo primero que debemos hacer es darle lugar a Cristo, no a los varones, y
permítanme que diga esto a hermanos que están en algunas iglesias donde prevalecen las
mujeres, y quizás a veces las mujeres tendrían la tendencia, bueno, ya que hay algún varón,
entonces nosotras nos vamos hacer a un lado y vamos a dejar que el varón prevalezca. Antes
de dar lugar al varón, debemos dar lugar a Cristo, no sea que usted por darle lugar al varón, le

8
Cfr. Colosenses 3:11
La longitud de la casa de Dios 31

esté dando lugar a Adán en la iglesia; no porque sea varón entonces él va a tener la
preeminencia, no; Cristo tiene la preeminencia, y la autoridad delegada de Cristo tiene otra
preeminencia; y si Cristo delegó alguna autoridad en los varones, es por causa de Cristo;
solamente que nosotros atendemos el orden de Dios; nunca el orden se basa en algo aparte de
Cristo. Cristo es el que Dios estableció para tener la preeminencia, y ciertamente Él reparte
como Él quiere. Él reparte funciones a los hombres, Él reparte funciones a las hermanas, pero
que sea Cristo.
Cuando la iglesia se reúne, la iglesia debe estar centrada en Cristo, y por favor olvídense de lo
de hombre y mujer en este aspecto. Claro que si usted en lo exterior es dama, está bien que se
cubra, está bien que esté sujeta a la autoridad de Cristo, pero siempre es a la autoridad de
Cristo. Cuando la esposa está sujeta al marido, está sujeta al marido es por causa de Cristo, no
por causa del marido. Entendámoslo bien, hermanos, es todo por causa de Cristo, es porque
Cristo lo delegó así; si usted no lo entiende así, si usted no ve que es algo de Cristo, entonces
todavía usted no está viendo bien; cuando vemos que Dios ha distribuido labores, y ha
distribuido funciones, y ha distribuido, digamos, medidas de gobierno, ellas no tienen base en sí
mismas, solamente tienen base en Cristo. Entonces entre las hermanas en una iglesia local, a
veces puede haber cinco hermanas y estar un hermano, no, por favor, no por ser hermano
ustedes tienen que poner al hermano en cuanto “macho” sobre ustedes, no, no; ustedes deben
dar lugar a Cristo, ustedes deben estar concentradas en Cristo, ustedes deben esperar que
Cristo sea moviéndose como Él quiera y cómo Él reparte en la Iglesia. Claro que Él va a repartir
como está escrito en la Palabra, pero eso es algo que nosotros no debemos fingirlo o fabricarlo
de manera artificial. Todo lo que es la expresión de Cristo en la iglesia es algo espontáneo, es
algo que proviene de la vida; no es algo que proviene de una cláusula, no es algo que proviene
de un articulo o de un método o de una especie de cosa que no sea Cristo mismo.
En la iglesia le estamos abriendo lugar a las medidas de Cristo; cupieron mujeres en el cuerpo
32 El templo de Dios

de Cristo, y en Cristo no hay diferencia entre varón y mujer; el Cristo que está en los varones es
el mismo Cristo que está en las mujeres; no hay diferencia; las diferencias se enfatizan en otras
cosas, pero no en Cristo. Ahora, aun siendo todos varones o siendo todas mujeres, también
Cristo reparte distintas funciones entre unos y otros; pero esas cosas no se basan nunca en la
persona, no se basan nunca en lo natural; nunca alguien tiene una prerrogativa especial aparte
de Cristo; el único que tiene prerrogativas en la iglesia es Cristo. Que sea Cristo formándose
como Él quiera, que sea Cristo expresándose a través de los miembros como Él quiera, nosotros
no debemos ni exaltar a nadie, ni rebajar a nadie; lo que tenemos que hacer es dejar a Cristo en
libertad; no tenemos que preocuparnos por levantar a los que están abajo o por bajar a los que
están en alto; debemos de preocuparnos por estar en Cristo; que sea Cristo el que baje al que
quiera, suba al que quiera, cuando quiera, como quiera; lo que nos interesa es sólo Cristo, lo que
nos interesa es que sea solo Cristo; que Él tenga toda la preeminencia en la Iglesia, que Él se
mueva en los hermanos, en las hermanas, sin ningún tipo de acepción de personas. Cristo no
hace acepción de personas, pero Él reparte como Él quiere. Nosotros no tenemos que dar nada
por sentado; tenemos solamente que estar en Cristo. Eso en cuanto a varones y mujeres; en
cuanto a razas ya lo hemos visto.
¿Y qué de las clases sociales?
En cuanto a clases, a veces tenemos tendencia a ser clasistas sin darnos cuenta; nos
sentimos cómodos con las personas que son más o menos de nuestra clase, de nuestro barrio,
de nuestro nivel social, de nuestro nivel cultural y nos sentimos incómodos con personas que
son o de una clase más elevada secularmente o de una clase más pobre secularmente. El Señor
ha reunido en un único cuerpo personas de todas las clases, y debemos siempre estar velando
para que no busquemos compincherías con los que son de nuestra misma clase social; porque
es muy fácil para nosotros sentirnos entre los que somos más o menos lo mismo, con los que
más o menos tenemos un mismo nivel social, una misma clase. Nos reunimos acá sin hacer
La longitud de la casa de Dios 33

distinciones. Eso de estar con personas de otra clase o más alta o más baja, nos hace sentir a
veces incómodos, y a veces Dios mismo nos coloca ahí precisamente para tratar con nosotros
en esa área; a veces nos coloca con personas de una clase social más alta, y uno no sabe cómo
hay que sentarse, cómo es que hay que ponerse la corbata, cuál es la cuchara que corresponde
o el tenedor. Bueno, se siente uno completamente fuera de lugar.
El Señor Jesús podía moverse en las clases altas; Él podía estar en los banquetes de los
grandes publicanos, que eran los grandes banqueros de la época. Mateo no era un pobrecito,
Zaqueo tampoco, pero también Él podía entrar en la casa de la viuda, en la casa de los
pescadores y al lado del siervo mendigo. Si nosotros entendemos esto por el Espíritu Santo,
hemos de estar vigilando a que no sea el racismo, el clasismo, o el machismo, o el feminismo, o
cualquier otro ismo que proceda de Adán el que determine nuestra conducta en el cuerpo de
Cristo. Si tú te das cuenta que estás siendo muy racista, dile al Señor: Señor, guárdame.
Observemos que cada clase tiene un criterio, cada clase se ha formado con un trasfondo y sus
costumbres, está acostumbrada, habituada a pensar de otra manera. Yo les contaba, no se si
aquí o en otro lugar, sobre unas revistas bautistas que circulaban en barrios pobres de
Suramérica, pero como venían de Estados Unidos, les aconsejaban a los hermanos: Hermanos,
no es necesario tener tres automóviles, es suficiente con dos. Claro, allá era muy fácil tener dos,
uno para el señor, otro para la señora; pero leída esa revista en un barrio pobre, en donde ni
siquiera había para los patines. El Espíritu Santo es muy cuidadoso en eso. El Espíritu Santo va
a procurar que nos pongamos en los pies de las personas que están en otras clases.
Hubo un hermano en Cristo que iba a visitar a los hermanos por allá en los cerros del sur de
Bogotá, bien arriba, donde en el cerro del barrio habían hecho una especie de planito, y habían
hecho una especie de cuadradito, así como el hermano de Melgar, que le rebanó un pedazo al
cerro y allí hizo su ranchito con plásticos y con unas tejas. Bueno, y para subir allá es muy difícil,
pues eso es en medio del barro, y que cuando llueve es muy difícil llegar arriba; se baja muy
34 El templo de Dios

rápido, resbalando; y allá no es tan barata el agua, allá es más cara el agua que en los barrios
ricos; y dicen que los barrios más ricos pagan incluso un subsidio para los pobres, y les llega el
agua través de acueducto. No, allá hay que comprar la caneca y cargar con ella para subirla y es
muy difícil; y un hermano que quería sentirse entre sus hermanos, comenzó a visitar a estos
hermanos y un día se pegó una resbalada y llegó todo embarrado, pero el hermano se puso muy
feliz de que ahora estaba entendiendo mejor a los hermanos, porque él se resbaló en el barro,
para llegar después a la casa donde tienen que vivir. Llegó, pues, a aquella casa todo
embarrado, sintiéndose que estaba un poquito más cerca de los hermanos, pero los hermanos
le dijeron: Tranquilo, hermano, porque usted puede volver a su casa, darse un baño de agua
caliente y cambiarse de ropa. Él podía pero ellos no podían; ellos no podían darse un baño de
agua caliente y cambiarse de ropa. Vemos que mientras más creía uno estar más cerca del otro,
descubre que no está tan cerca; sin embargo sí hay uno que sí esta cerca; es Cristo. Nosotros
no podemos hacer eso sin Cristo, pero Cristo lo hizo ya. Una vez que Cristo se forme en
nosotros, entonces Cristo va estar siempre pendiente, para mantener fuera de nosotros toda
clase de clasismo, toda clase de criterio meramente de clase; siempre Cristo nos va tratar de
ayudar a ponernos en el lugar del otro, y va a ser muy difícil ponerse en el lugar del otro.
Una vez una hermana que es de aquí de Bogotá, no pudo pagar su piecita de alquiler y se la
cerraron y quedó en la calle, y tenía que dormir debajo de un puente; y claro, no podía ni
bañarse. Claro, era muy difícil para ella estar limpia en medio de la reunión, y llegaba bastante
sudada, pero fue reprendida públicamente por llegar sudada; claro, el que la reprendió tiene dos
y tres baños en su casa, pero ella no tiene. ¿Por qué mejor no la dejó bañarse en su casa?
La longitud de la casa de Dios 35

III

LA ANCHURA
DE LA CASA DE DIOS9

9
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en febrero 13 de 1998 y octubre 24 de 2003. En dos fechas porque se borró la primera parte de la primera. Transcripción: Alejandro
Pacheco / Marlene Alzamora.
36 El templo de Dios

Una necesaria repetición


Buenas noches, hermanos. Esta noche con la ayuda del Señor, tengo en mi corazón tratar un
tema. Hemos terminado ya la serie del libro Aproximación al Apocalipsis. Se presentó una
situación con la transcripción de la serie sobre el Templo de Dios; es una serie que ya se siguió
con los hermanos en 1998; ya hace prácticamente cinco años. Los hermanos estaban
transcribiendo esas cosas, pero parece que el enemigo dos veces borró uno de los capítulos,
que es justamente el clave; el enemigo puede dejar la cáscara porque él la puede usufructuar
poniéndosela a otro contenido. Acerca del templo de Dios habla también la masonería, sólo que
no es en Cristo; acerca de la unidad del cuerpo habla también el ecumenismo, sólo que no es
alrededor de Cristo. Al diablo no le importa que se hable del templo, que se hable de la unidad, lo
que le importa es que se hable de que sea en Cristo, por Cristo y para Cristo; y justamente, el
mensaje que trata esas cosas esenciales, lo borró. Después se trató de recuperar otro poco y se
volvió a borrar. Nos damos cuenta, pues, que hay una resistencia hacia ese tema; de manera
que tengo en mi corazón volver a repetir ese tema, especialmente porque se está grabando
todo, porque varios de los hermanos que están ahora no estuvieron en esa serie. Entonces ya
que nos quedó un espacio de la serie de Apocalipsis que terminó, y antes de que comencemos
de nuevo, si Dios permite, que regrese del Brasil, vamos a aprovechar el día de hoy, para volver
a enfatizar esos asuntos. Les ruego a los hermanos que ya estuvieron esa vez que me disculpen
la repetición, pero la mayoría de los hermanos no estuvieron.
Así es que vamos a ir al libro primero de los Reyes, donde encontramos una preciosa tipología
acerca de la casa de Dios; 1 Reyes 6:2, y nos vamos a concentrar en una de las frases del verso.
Dice allí: “La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de
ancho, y treinta codos de alto”. Por el momento vamos a detenernos allí. La casa que el rey
Salomón edificó a Jehová tenía estas medidas. Yo no me puse de acuerdo con Manolito para
35

que leyera Efesios, pero el Espíritu Santo le hizo leer Efesios donde se habla de las medidas, de
la longitud, de la altura, de la anchura de Cristo; creo que el Espíritu Santo estaba confirmando lo
que había de tratarse en esta noche.

La verdadera casa de Dios


La verdadera casa de Dios, es el pueblo de Dios, es la Iglesia. La Biblia dice: “Vosotros sois el
templo del Dios viviente” (2 Co. 6:16). El verdadero hijo de David, el verdadero rey de paz es el
Señor Jesús; de manera que Salomón edificando la casa, un templo de Dios, es una figura, una
tipología, un símbolo de Cristo edificando la Iglesia. Antes que se construya la casa, un
arquitecto hace un plano y también según el plano hace una maqueta; claro que las personas no
pueden vivir en la maqueta, pero la maqueta sirve para entender cómo va a ser la casa. Lo
mismo hizo Dios antes de que Su Hijo Jesucristo encarnara, de quien Dios le había dicho a
David: David, mira, tú has derramado mucha sangre, tú no me edificarás casa, pero el hijo que
nacerá de ti, él me edificará casa; Yo le seré a él padre y él me será a mí hijo. Vemos que Dios le
prometió a David, que el hijo de David le edificaría casa al Señor, Dios lo tendría a él por hijo y el
sería como padre para ese hijo.10

10
Cfr. 1 Crónicas 17:3-15; 1 Crónicas 22:6-10
36 El templo de Dios

Lógico que después nació Salomón, y Salomón edificó el templo conforme a los planos que
David recibió de Dios, pero aquello que hizo Salomón era apenas la maqueta, era apenas el
plano. Salomón, como su nombre lo indica, Shalom, quiere decir: paz, pacífico, rey de paz, era
una figura del verdadero Hijo de David, que ya no es Salomón sino el Señor Jesús, y la
verdadera casa que el Señor Jesús edifica para Dios es la Iglesia. Se nos leyó ahora en Efesios
que somos edificados para ser llenos de la plenitud de Dios. La casa de Dios somos nosotros, no
son las catedrales ni los templos hechos por mano de hombre; esas construcciones las
hacemos nosotros para reunirnos, pero la que el Señor está edificando es la Iglesia. Jesús dijo:
“Yo edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). La
Iglesia del Señor Jesús es la suma de todos los hijos de Dios; todas las personas que han creído
en Dios, todas las personas que han creído en el Señor Jesús, que lo han recibido, que sus
pecados fueron limpiados por Su sangre, que fueron perdonados por Dios a través de Cristo,
que fueron regenerados por el Espíritu Santo; no importa dónde se reúnan, no importa quién les
haya predicado; lo que importa es quién es su Padre celestial, quién los perdonó, quién los
regeneró; todos los que creemos en el Señor Jesús, no importa dónde; lo importante es en
quien, en el Señor Jesús, que nuestros pecados fueron perdonados por Su sangre, que nuestro
espíritu fue regenerado por el Espíritu de Dios; somos los hijos de Dios y somos la iglesia de
Dios y somos el templo de Dios.

Figuras de las cosas espirituales


Dios no habita en templo hecho por manos humanas,11 sino en el templo que Él mismo está
edificando. Eso fue lo que Dios le dijo a David: Tu hijo me edificará casa; claro, antes de venir la
luz, viene la sombra. Si por ejemplo, va a pasar un perrito y la luz proyecta la sombra, primero

11
Cfr. Hechos 7:48; 17:24; 1 Reyes 8:27; 2 Crónicas 2:6
La anchura de la casa de Dios 37

pasa la sombra del perrito, y usted sabe que viene un perrito porque la luz lo está proyectando
desde atrás; mientras llega la luz, llega primero la sombra, después llega la luz. Así primero vino
la sombra, la figura, la maqueta, el Antiguo Testamento, el tabernáculo, el templo, el sacerdocio,
el mobiliario del templo, los ritos; era una figura de las cosas espirituales. El templo de Dios es la
casa del Dios vivo, la Iglesia; y no le pongo apellido a la iglesia, porque si le pongo apellido ya no
van a caber todos los que hacen parte de la casa. Todos los hijos de Dios somos esta casa,
todos los creyentes de todas las épocas, en todo el mundo, somos la casa del Señor; no la que
fundó equis o ye persona en el siglo pasado, sino el Señor Jesús que abarca todos los cristianos
de la tierra y de todas las épocas. Esa es la verdadera casa; de manera que Salomón edificando
la casa es una figura de Cristo edificando la Iglesia.
Yo edificaré mi Iglesia, dice el Señor. Esa es la edificación del Señor. Él no le llamó iglesia a un
salón; Él llamó iglesia a las personas; nosotros somos las piedras vivas de la casa de Dios;12
nosotros somos la Iglesia las 24 horas; nosotros no vamos a la iglesia; la iglesia va a muchas
partes para reunirse; la Iglesia somos nosotros, las 24 horas; cuando estamos en casa somos la
Iglesia, cuando vamos al mercado, cuando estamos en la cocina, somos la Iglesia.

La inclusividad de la casa de Dios


Ahora, Dios nos quiso dar una tipología; los planos se los pasó a David y le dijo cómo iban a
ser las medidas de la casa de Dios; nos habla de una longitud de la casa, nos habla de una
anchura de la casa y nos habla de una altura de la casa, y todas estas tres medidas son
diferentes. Ya se ha visto lo que es la longitud de la casa, dice que son 60 codos; esa es una
figura, ese es un símbolo, porque el sesenta (60) es un número que se compone de 6 x 10. El
número 6 es el número de la humanidad; Dios hizo al hombre al sexto día y el número 10 es el
12
Cfr. 1 Pedro 2:5
38 El templo de Dios

número de la humanidad, de las naciones en general. Por ejemplo, en Génesis 10 se nos habla
de la tabla de las naciones en general; eran 10 vírgenes las que esperaban al Señor, son 10
dedos los de la estatua de la civilización que vio Nabucodonosor y que la interpretó Daniel; son
10 los cuernos que le van a salir a la bestia final para el gobierno mundial; el 10 es un número
que nos habla de la generalidad de la humanidad; por lo tanto, una casa de 6 x 10, o sea de 60
de codos, significa, como ya lo hemos visto, que Dios quiere edificar Su Iglesia con personas de
toda tribu, lengua, pueblo, nación, de toda raza, de toda clase social; en la casa de Dios no
puede haber clasismo, en la casa de Dios no puede haber racismo; la voluntad de Dios es que
en Su casa quepa toda clase de seres humanos, si son ricos o si son pobres, si son blancos, o
negros, o amarillos, si son chinos, o si son vikingos o son pigmeos, toda clase de seres
humanos; si son cultos o si son incultos, Dios no hace acepción de personas; entonces los 60
codos, recordándolo, nos hablan de la inclusividad de la casa de Dios.
Jesús dijo: ninguno que a mí viene, yo lo echo fuera;13 no importa la raza de la persona, no
importa si tiene dinero o no, si es culto o inculto, no importa, Dios salva a toda clase de personas.
Dios determinó que la longitud de su casa sea de 60 codos, y eso está representando la
inclusividad de la Iglesia; la Iglesia acoge a todo ser humano; cualquier persona que recibe al
Señor es parte del pueblo único de Dios, no importa cuántos nombres aparezcan por fuera; a los
ojos de Dios Su Iglesia es una sola, y nosotros no somos ninguna otra iglesia sino con todos los
hijos de Dios esa única iglesia del Señor Jesús; todos los que han recibido al Señor son nuestros
hermanos; todos los que engendró el Espíritu Santo son nuestros hermanos, todos los que
limpió su sangre son nuestros hermanos; que algunos se ponen un nombre y otros otro nombre
eso es lo de menos, lo que importa es quién vive en la persona; la persona fue perdonada,
recibió al Señor, nació de nuevo, es parte del cuerpo único de Cristo, de esto nos habla la
longitud.
13
Cfr. Juan 6:37
La anchura de la casa de Dios 39

Cristo murió por el todo el mundo


Ahora tenemos que ver esa otra parte, que es una parte sumamente importante. Al diablo no
le importa que se hable de la longitud porque él también quiere meter gato por liebre; mientras
se esté hablando de incluir a todos, él también quiere meterse, él y los suyos; así que también el
Señor habla de la anchura. Veamos de nuevo el versículo: “La casa que el rey Salomón edificó a
Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto”. Aquí en el
verso 2 dice que la longitud tenía sesenta codos, dice: “sesenta codos de largo”, pero también
dice: “y veinte de ancho”. La anchura de la casa es un tercio de la longitud; la longitud nos habla
hasta dónde llegó el Señor; dice que Él amó a los suyos hasta el fin;14 de eso nos habla la
longitud, pero el ancho de la casa son sólo 20 codos, o sea un tercio. ¿Por qué el ancho de la
casa es sólo un tercio de la longitud? ¿Por qué eso si el Señor murió por todo el mundo y no sólo
por los apóstoles, no sólo por los santos que han recibido al Señor? La muerte de Cristo es
suficiente para salvar a toda persona, entonces ¿por qué no toda persona va a ser salva, si el
Señor murió por todos? Si la Biblia dice que él murió por todo el mundo (cosmos en el original
griego), ¿por qué no todo el mundo va a ser salvo, si Él murió por todo el mundo?15 Porque no
todo el mundo lo recibe; y por eso el ancho de la casa es diferente al largo de la casa; la longitud
son sesenta (60) codos, pero la anchura son sólo veinte (20) codos, solamente un tercio; quiere
decir que aunque la muerte de Cristo es válida para salvar a cualquier persona, no importa su
raza, su cultura, su clase social, su nacionalidad, etc., sin embargo, no todos aquellos por los
que Cristo murió, que es por todo el mundo, creen en esa salvación.
Dice San Juan que no sólo murió por nosotros, sino también por todo el mundo. Dios quiere

14
Cfr. Juan 13:1
15
Cfr. 1 Juan 2:2; Juan 3:16,17
40 El templo de Dios

que todos sean salvos, y el sacrificio de Cristo podría salvar a todos, pero si alguno no se salva
no es porque Dios no quiera, ni porque Cristo no lo haya cubierto, sino porque ellos no quieren,
ellos no han recibido al Señor, ellos no han recibido la gracia de Dios; no porque Dios no se las
dé. La Biblia dice que la gracia de Dios ha sido manifestada a todo hombre, así lo dice
claramente la Biblia, pero no todo hombre la ha recibido; por eso la anchura de la casa es
apenas un tercio de la longitud, porque aunque el Señor murió por todos, no todos lo reciben.

Solamente un tercio
Vamos a un pasaje que está en el profeta Zacarías, en el capítulo 13 y vamos a ver allí este
asunto del tercio. Zacarías 13:7-9: “7Levántate, oh espada, contra el pastor”. El buen pastor de
las ovejas es Cristo, y antes de venir Cristo, ya estaban profetizados los sufrimientos de Cristo.
“7Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los
ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas, y haré volver mi mano contra los
pequeñitos”. El pastor es Cristo; Cristo fue herido, fue golpeado, fue crucificado y muerto, y
luego vino la retribución sobre Jerusalén, en la que aun hasta los niños sufrieron, hasta se los
comieron sus propios padres como lo dice Flavio Josefo en su obra “Las Guerras de los Judíos”.
Antes de hablar lo del tercio en el verso 8, nos habla de que el pastor fue rechazado, que murió
por nosotros, pero fue rechazado; entonces ahora nos dice el verso 8: “8Y acontecerá en toda la
tierra, dice Jehová (o Yahveh, son dos pronunciaciones del nombre de Dios) que las dos
terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera parte quedará en ella. 9Y
meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se
prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi
Dios”. Aquí nos damos cuenta de que a pesar de que el Señor murió por todos, no todos reciben
al Señor; y entonces dice aquí la profecía que sólo un tercio llegará a ser pueblo del Señor, sólo
un tercio le dirá a Dios: Jehová es mi Dios, y Dios le podrá decir: Tú eres mi pueblo; dos tercios
La anchura de la casa de Dios 41

se perderán, un tercio será salvo; así que pase por fuego, será refinado como la plata; la plata es
figura de la redención en la Biblia, pero solamente quedará un tercio salvo; dos tercios se
perderán.
Vemos que aunque la muerte de Cristo es por todos, y esa inclusividad de su muerte está
representada en los 60 codos de la longitud, sin embargo, la anchura, que es donde está la
puerta, porque no se puede entrar por las ventanas, la anchura es de solamente 20 codos; que
significa que es solamente un tercio, es decir, que sólo un tercio de la humanidad recibiría al
Señor Jesús. Si hacemos el cálculo hoy de las personas que creen en Cristo, comparadas con
las que rechazan a Cristo, las que siguen más bien a Mahoma, o a Buda, o a Lao Tse, o a Marx,
o a Fuerbach, o a Nietzsche, o a Freud, pero no a Cristo, nos estamos acercando a ese tercio
realmente apenas de cristianos; y eso en lo nominal hay más o menos un tercio; esperamos que
de lo nominal se pase a lo real. Cuando Dios habla aquí: Pueblo mío, es porque es real, pero
aquí aparece un tercio.

La tercera parte de las estrellas


Fíjense en lo de Satanás. La Biblia en Apocalipsis capítulo 12 habla de Satanás. Vamos a
Apocalipsis 12:3-4: “3También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata,
que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas (es Satanás, sus
príncipes gobernando el mundo); 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del
cielo, y las arrojó sobre la tierra”. En la Biblia estas estrellas representan ángeles, como lo dice
el verso 7: “Hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y
luchaban el dragón y sus ángeles”. Vemos, pues, que los ángeles, que es como decir la cola del
dragón, representan la tercera parte de las estrellas del cielo; significa que la tercera parte de los
ángeles, uno de cada tres, se fueron con Satanás.
42 El templo de Dios

Satanás se rebeló contra Dios, siendo un gran querubín, y en su rebelión engañó o convenció
a un tercio de los ángeles; y después Satanás se tomó la humanidad; pero así como la
humanidad aceptó a Satanás y hoy prefieren seguir a Satanás que seguir al Señor, así como
Satanás le quitó un tercio de los ángeles al Señor, el Señor se reservó un tercio de la humanidad
para Sí mismo. Dios le pagó a Satanás con la misma moneda. El hombre se había vendido a
Satanás, y todos los hombres, si no hubiera venido Cristo, estaríamos perdidos; pero Él vino, se
hizo hombre, vivió sin pecado y luego hasta los mismos que lo acusaron, lo declararon inocente,
porque el mismo Judas dijo: He pecado, he vendido sangre inocente; luego devolvió el dinero y
fue y se ahorcó;16 y el mismo Pilato que lo mandó crucificar se lavó las manos y dijo: No tengo
nada que ver con la muerte de este justo;17 es decir que el mismo que lo traicionó y el mismo
que lo mandó crucificar, lo declararon inocente, y ya estaba simbolizado que el Cordero tenía
que ser sin defecto, y Él fue examinado, fue hallado sin defecto; aun el que lo traicionó lo halló
sin defecto, aun el que lo mandó crucificar lo halló sin defecto, aun el mismo centurión dijo: Éste
era justo, verdaderamente éste era el Hijo de Dios.18

La gracia de Dios y la responsabilidad de los hombres


El Señor vino, llevó el precio de nuestros pecados y lo hizo por todos los hombres, aunque no
todos lo aprovechan; es suficiente para salvar a todos; la muerte de Cristo es suficiente para
salvar a todos. Dios quiere que todos sean salvos, y la gracia Dios se la da a todos, lo dice la
Escritura. La Biblia dice que la gracia de Dios ha sido manifestada para salvación a todos los
hombres,19 pero Dios nunca toma la decisión por la persona; la gracia se da, pero no substituye
16
Cfr. Mateo 27:3-5
17
Cfr. Mateo 27:24
18
Cfr. Mateo 27:54
19
Cfr. Tito 2:11
La anchura de la casa de Dios 43

la responsabilidad de la persona; cada persona puede escoger a Dios y la gracia la ayuda, pero
la gracia no va a escoger por la persona, la gracia no va a decidir por la persona; la gracia va a
capacitar la decisión de la persona, pero no va a decidir por la persona. La persona debe decidir,
y en su decisión la gracia lo sostiene, pero no lo substituye porque si no, no seríamos personas,
seríamos cosas, seríamos títeres y esa clase de comunión Dios no la quiere.
La primera cosa que Dios pide es que Su pueblo tenga voluntad y espontánea relación con Él;
Él no va a forzar. Pongo delante de vosotros, dice el Señor, el camino de la vida y el camino de
la muerte; escoged, pues, el de la vida, dice Dios, escoged; pero Dios no va a escoger por el ser
humano. Ahora, nosotros no sabemos quiénes van a escoger a Dios o no, pero Dios sí sabe,
Dios es Dios; Él no necesita esperar para saber; Él es omnisciente, Él sabe el fin desde el
principio; entonces Él puede profetizar lo que sucedería, cada uno de los que se van al infierno.
No es porque Dios lo manda ni porque Dios no quiera que vaya a la gloria; se va al infierno por
su propia culpa, porque no quiere saber nada de Dios, porque le da la espalda, porque no recibe
el amor de Dios expresado en la encarnación de Su Verbo, de Su Hijo, en la muerte expiatoria
de Cristo, en la resurrección, en la ascensión, en el envío de Su Espíritu; todo lo hizo Dios para
que fuéramos salvos, para que todo hombre fuera salvo, y Él quiere que se le anuncie a toda
criatura. Id y anunciad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado, será salvo;20
nos lo puso fácil, no tenemos que hacer cosas, es creer. El que le creyere a Dios, será salvo. El
que creyere que Dios le ama, de tal manera que envió a Su Hijo a morir por él y el que lo recibe,
se salva, el que cree; el que lo recibe, es nacido de nuevo;21 Su sangre (la de Cristo) le limpia de
todo pecado,22 Su Espíritu le regenera, es una piedra viva del templo único de Dios, de la familia
única de Dios; la casa que el Hijo le edificaría al Padre; para eso vino Jesús.
20
Cfr. Marcos 16:15,16
21
Cfr. Juan 3:35,16
22
Cfr. 1 Juan 1:7
44 El templo de Dios

Dios quiere que todos quieran


Ahora, no todos lo recibieron; nosotros no sabemos cuántos no lo hicieron, pero Dios sí sabía,
y por eso profetizó: dos tercios se perderán, no porque Dios quiera; lo que Dios quiere Él lo
manifiesta en la Palabra; Dios quiere que todos sean salvos,23 pero ellos no quieren. Fíjense
cómo cuando el Señor lloraba sobre Jerusalén, dijo: “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina a sus polluelos, debajo de sus alas, y no quisiste” (Lc. 13:34). Yo quise, pero tú
no quisiste. Si Dios fuera un dictador, Él nos haría querer a la fuerza, pero ese no es el carácter
de Dios. Dios es todo un caballero. Dios no es como esos cavernícolas que solemos decir, que
agarran un garrote y le da un garrotazo a la mujer, y así privada se la llevan para la cueva; así no
es Dios; Dios no es así. Dios quiere que la persona quiera; por eso hizo al hombre persona con
voluntad para que decida. El que quiera ser mi discípulo, tome su cruz cada día y sígame. El que
quiera, dice el Señor en la Palabra, venga y beba gratuitamente del agua de la vida. ¿Quién? el
que quiera. Dios quiere que todos quieran; Dios va a producir el querer como el hacer,24 sin
anular a la persona, sino en la persona en pleno ejercicio de su persona, de su responsabilidad,
va a ser sostenido por el Señor; la gracia siempre va a sostener la responsabilidad, pero nunca
la va a substituir, la va a sostener.

Sólo un tercio de los hombres recibirán la salvación


Cuando tú sabes la voluntad de Dios, tienes que pedir la gracia para tener la fuerza para
hacerla; no puedes hacerla si Él no te ayuda, pero Él siempre está dispuesto a ayudar a todos,
porque la Biblia dice que la gracia fue manifestada para salvación a todos los hombres. Ustedes
23
Cfr. 2 Pedro 3:9
24
Cfr. Isaías 55:1; Mateo 16:24; Juan 7:37-39; Filipenses 2:13
La anchura de la casa de Dios 45

recuerdan ese pasaje; está en la epístola de Pablo a Tito. Tito 2:11: “Porque la gracia de Dios se
ha manifestado para salvación a todos los hombres”. Dios quiere que todos sean salvos.¿Por
qué la casa de Dios sólo tiene un tercio de ancho? Porque en el tiempo de la Iglesia sólo un
tercio recibiría al Señor; y sólo ese tercio diría: Jehová es mi Dios, y El le diría: tú eres mi pueblo;
sería probado, pasaría por pruebas, no importa, saldría al otro lado en redención, a disfrutar lo
que Dios tenía planeado.
Ahora, Dios antes de la fundación del mundo tiene su carácter eterno; Él es misericordioso y
también es justo, entonces Él hace a las criaturas responsables, con aquellos que lo reciben a
Él, que se esfuerzan en Su gracia, Él manifiesta su misericordia; y con aquellos que se rebelan,
que prefieren el pecado, que prefieren la traición, que prefieren el mal, entonces Él manifiesta
otra cosa buena de su carácter, que se llama la justicia; porque la justicia de Dios se manifiesta
para aquellos que hacen el mal, y viene el juicio de Dios. Ahora, los que recibimos a Cristo
también merecíamos el juicio, pero el juicio de Cristo se interpuso entre el juicio de Dios y
nosotros; el Señor Jesús recibió el juicio que había contra nosotros, de manera que ya el juicio
cayó sobre Él. Dios no va a cobrar dos veces; si alguien debe algo y otro paga por él, si la
persona deudora acepta que su amigo pague por él, queda libre; pero si no acepta, queda
debiendo; aunque el amigo tenga clara decisión de pagar por su compañero que no tiene con
qué pagar; si el que no tiene con qué pagar, no recibe la ayuda de su amigo, se queda debiendo.
Lo mismo pasa con Dios; todos somos deudores ante Dios, pero el Señor vino a pagar el precio
de nuestros pecados, El murió por nosotros, pero si no lo recibimos, si no lo creemos, si no
contamos con eso, entonces es como si no lo aprovechamos; el Señor murió por todos, pero no
todo el mundo va a ser salvo; no porque Dios no quiera, sino porque ellos no quieren. Cuántas
veces yo quise, dice el Señor, pero tú no quisiste; el que quiera, venga y beba. ¡Ah! pero ninguno
puede venir si Tú no le ayudas; Yo le ayudo a todos, mi gracia es para todos, pero esa gracia no
te substituye. ¡Ah Señor! pero Tú tienes que producir el querer; claro, pero en ti, sin anularte a ti,
46 El templo de Dios

sin anular tu decisión. El Señor lo sabe, pero se debe remar con dos remos.

La responsabilidad necesita la capacidad


Si tú vas a atravesar un río con una canoa, no puedes remar para un solo lado porque das
vuelta para un lado; si remas para el otro lado, das vueltas para el otro lado; entonces necesitas
remar con los dos remos y así avanzas, pero unas personas quieren hacer todo solas, sin la
gracia de Dios, eso es remar sólo con un remo; así no pueden. El querer el bien está en mí, pero
no el hacerlo; pero otras personas quieren que Dios haga las cosas y ellos no hacer nada, y Dios
decidió que tú quieras; si tú quieres Él te ayuda; si tú confías, puedes contar con Él; Él lo único
que te pide es creer, y en la fe eres capaz, porque Él te capacita. El hombre por sí solo tiene la
responsabilidad, pero no tiene la capacidad, pero la gracia le devuelve la capacidad, pero no
toma la decisión por el hombre; la gracia está ahí para fortalecerte en el querer y Él produce el
querer, pero lo produce en ti y tú eres una persona que tienes que pronunciarte. Para que te
pronuncies, Dios te ayuda, pero Él no se va a pronunciar por ti; Él quiso que fueras tú el que
decidieras, pero claro, antes de que tú decidieras, Él ya sabía. Dice la Palabra del Señor que a
los que antes conoció, a éstos los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de
su Hijo;25 a los que antes conoció. Pero ¿qué dice la Palabra? Dice Pedro que la elección de
Dios es según el conocimiento anticipado, o la presciencia de Dios;26 y luego dice Pablo a los
Romanos que todas las cosas ayudan a bien, a los que aman a Dios, esto es, a los que
conforme a su propósito, son llamados.27

25
Cfr. Romanos 8:29
26
Cfr. 1 Pedro 1:2
27
Cfr. Romanos 8:28
La anchura de la casa de Dios 47

Las dos caras de la moneda


Usted ve, pues, las dos caras de la moneda. Una cara de la moneda dice: a los que aman a
Dios, esto es, los que conforme a su propósito son llamados; los que son llamados conforme al
propósito de Dios son los que aman a Dios. ¿Quién es el que ama a Dios? El que recibe a Cristo,
ese es el que ama a Dios. Él dijo: Este es el que me ama, el que guarda mis mandamientos; el
mandamiento que yo les he dado no es difícil, es recibir a Cristo. ¿Qué debemos hacer para
poner en práctica las obras de Dios? Esta es la obra de Dios, que creáis en el que Dios ha
enviado.28 Dios envió a Cristo. Entonces Dios ayuda a todos, pero Dios hace responsable a
todos; nadie va a estar en el infierno porque Dios no lo quiso salvar; Dios quiere que todos sean
salvos y manifestó Su gracia a todos, y Cristo murió por todos, pero no todos lo recibieron; nadie
lo podía recibir sin la ayuda, pero Dios ayudaría a todos, si lo hubieran recibido. Eso nosotros no
lo podemos saber, como Dios puede saber, pero nosotros no somos Dios, nosotros no
sabemos; Dios sí sabe.

28
Cfr. Juan 6:29
48 El templo de Dios

Nadie está en el infierno por cuenta de Dios; si alguien va al infierno es por su propia culpa,
pero aun en el infierno se manifiesta la justicia de Dios. Nadie tendrá lo que no merezca, cada
persona tendrá eternamente lo que merece. Ahora, nosotros todos merecíamos el infierno, pero
el Señor murió por todos para que los que creen, no se pierdan, sino que tengan vida eterna. De
tal manera amó Dios al mundo, no sólo a la Iglesia, al mundo, ¿para qué? para que todo aquel
que en Él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Ahora, claro, que la fe es por el oír y
es un don que se recibe por oír la Palabra; así que la Palabra es la que produce el oír y el oír es
el que produce la fe.29 La palabra es enviada para todos; la gracia ha sido manifestada para
salvación a todo el mundo. Dios quiere que todos se salven; envió Su Palabra para todos, pero
no todos la recibieron, no todos quisieron, no todos; las personas cerraron su corazón.

La puerta de la casa es Cristo


Entonces la longitud de la casa es más larga que la anchura; la anchura solamente tiene la
tercera parte. En la anchura es donde está la entrada; la entrada es la puerta; la puerta de la
casa nos habla de Cristo. Él dijo: yo soy la puerta de las ovejas, el que por mi entrare, hallará
pastos;30 pero si no se entra por la puerta, no se pueden hallar pastos, y no todos van a entrar.
¿Qué quieren hacer los que no entran? Quieren hacer la voluntad del diablo. El Señor dijo:
vosotros no creéis a mis palabras porque no sois de mis ovejas; mis ovejas oyen mi voz y yo las
conozco por nombre, pero vosotros no sois de mis ovejas, vosotros hacéis lo que habéis oído
acerca de vuestro padre, el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él ha sido
homicida desde el principio.31 Así que Dios hace responsable al diablo que se rebeló contra

29
Cfr. Romanos 10:17
30
Cfr. Juan 10:7-9
31
Cfr. Juan 10:25-27; 8:38, 44
La anchura de la casa de Dios 49

Dios y a todos los que siguen al diablo; Dios no lo hizo diablo, Dios lo hizo querubín, sello de
perfección, pero lo hizo libre; el Señor sabía que iba a ser el diablo, pero no lo hizo diablo, lo hizo
libre. El Señor sabía que Judas lo iba a traicionar, pero no lo hizo traidor, lo hizo apóstol; pero
aquel a quien hizo querubín con libertad, se hizo diablo; aquel a quien hizo apóstol con libertad,
se hizo traidor.
Entonces, hermanos, el ancho de la casa es apenas un tercio. Se requiere recibir al Señor
Jesús para hacer parte de la casa de Dios; para formar parte de la casa de Dios se requiere
estar en Cristo Jesús, aunque Cristo Jesús quiere que el evangelio sea para todos, Dios quiere
que todos sean salvos. Dios hace responsable al hombre, claro que el hombre es incapaz de
cumplir su responsabilidad, pero la gracia es manifestada a todos. ¿Cómo lo hace Dios? Es un
misterio; sólo Dios sabe cómo lo hace, pero Él lo hace porque está escrito; Él nos hace
responsables, y Él nos ayuda por Su gracia. Nadie es salvo sino por la gracia de Dios, pero
nadie es condenado sino por su propia responsabilidad. Nadie es condenado porque le falte la
gracia, sino por no haberla recibido, por no haberla creído; por eso se condenan las personas.

El hombre es responsable por su propia culpa


Entonces, hermanos, no es ecumenismo, no dice que todos los caminos llevan a Dios; no es
que como el Señor murió por todos entonces todo el mundo se va a salvar sin querer, sin creer,
sin recibir, no; es necesario que la persona crea, reciba y quiera; si la persona cree, se salva.
Cuando la persona cree, la persona recibe. Cuando la persona recibe, la persona quiere; cree,
recibe y quiere. Cree por el oír; la Palabra es enviada para todo mundo, para que todo mundo
oiga, pero algunos no quieren oír. Yo quise, pero tú no quisiste. El que quiera; el Señor lo dijo: el
que quiera, venga y beba. Dirán: pero, Señor, ¿cómo voy yo a querer? Yo te ayudo a querer,
pero yo sé si quieres o no; yo sé si querrías o no. Nosotros no sabemos si una persona iba a
querer, pero Dios sí lo sabe. Dios no necesita esperar para saber; por eso Dios puede profetizar,
50 El templo de Dios

por eso Él podía profetizar acerca de la traición de Judas; no que el Señor obligó a Judas a
traicionarlo porque estaba profetizado; estaba profetizado porque Dios lo sabía, pero fue Judas
el que tomó su decisión de antemano; él fue responsable por su propia culpa; hizo lo que quiso;
el Señor lo escogió como apóstol; hasta cuando lo estaba traicionando le llamó amigo. Amigo,
¿a qué has venido? El Señor llamó amigo al traidor; pero si Judas lo traicionó, Dios no tenía que
esperar para saberlo; Judas es responsable porque Dios hizo a las personas responsables; pero
Dios conoce lo que el hombre haría con su responsabilidad desde antes de la fundación del
mundo. Por lo tanto Dios escogió a aquellos que recibieran a Cristo, para predestinarlos para
gloria y salvación; y aquellos que rechazaran a Cristo, conocieran el juicio que se merecen, y así
el atributo de su misericordia y el de su justicia serían revelados, tanto en la gloria como en la
condenación. Los que van a condenación van a permitir que se conozca el poder y la justicia de
Dios, y los que van a salvación muestran la misericordia y la gracia de Dios.
Se necesita a Cristo para ser salvo; no es cualquier religión, no es cualquier camino que lleva
a Roma, no; no vamos para Roma, vamos a Cristo, vamos a Dios. No nos importa llegar a
Roma; hay muchos peligros allá en Roma; vamos a Cristo, pero sólo en Cristo hay salvación.
Eso es lo que el diablo no quiere; el diablo quiere decir que la salvación está en la plenitud de
todo, que simplemente basta con ser humano y seréis como dioses, dijo el diablo. ¿No fue eso lo
que le dijo al hombre? Pero el Señor dijo: moriréis; a menos que recibamos al Señor; Él vino a
darnos vida. Si no se tiene a Cristo, la persona está perdida; si la persona rechaza al Señor
Jesús, no le quedan más oportunidades de salvación; la salvación es en el Señor Jesús. Nadie
merece en sí mismo ser salvo; nadie lo merece; lo único es recibir al Señor por la fe. Cuando tú
lo recibes es cuando tú le crees, porque la Palabra te da la fe, y tú al creerle no resistes al
Espíritu Santo, sino que recibes la gracia; entonces puedes, entonces quieres, entonces puedes
beber gratuitamente del agua de la vida; pero no puedes beber si no lo recibes; sólo se puede
beber si se recibe. Beber es recibir.
La anchura de la casa de Dios 51

Los dos remos


Entonces, hermanos, la anchura de la casa es solamente un tercio. Dios quiere que todos
sean salvos, pero dos tercios se perderán porque no quisieron, ni recibieron al Señor. Seamos
nosotros del tercio que cree, del tercio que recibe y que en la gracia se esfuerza y quiere, quiere
en unión con el Señor; los dos remos, no Él solo, no tú solo; Él en ti y tú en Él; no es sólo Él, ni
eres sólo tú; es café con leche, el café en la leche y la leche en el café; tú en Cristo y Cristo en ti,
esa es la única manera. Cristo es para todos, ojalá más personas lo reciban.
En la Iglesia sí se trata todo lo que proviene de Dios, lo que proviene de Adán, lo que Satanás
ha infiltrado, eso se tiene que tratar en la Iglesia; necesitamos el equilibrio de estos dos puntos.
Bajo el pretexto de la unidad, no podemos meter en una misma olla sapos, culebras, serpientes
y toda clase de alimañas en aras de la unidad y del ecumenismo, porque como entendemos una
parte, que la Iglesia es una, entonces metamos en la olla toda clase de alimañas, no, no.
Cuando los profetas estaban con Eliseo, estaban haciendo un potaje, y en esa sopa había
anatema; le tocó a Eliseo poner en esa sopa harina, que representa el trigo molido, o sea el
efecto de la cruz de Cristo, que es la que trata con las cosas negativas en la Iglesia. Debemos
tener siempre presente que la casa que el hijo de David, el verdadero Salomón, el Señor Jesús,
está edificando, es una, pero también es santa y necesitamos el equilibrio de las dos, y ese
equilibrio solamente está en Jesucristo. En Jesucristo está provista la unidad de la Iglesia. No
existe otra unidad de la Iglesia aparte de Jesucristo; la unidad de la Iglesia es compartir a
Jesucristo. Y si compartimos a Jesucristo somos ya uno, pero, también somos santos, porque Él
mismo es nuestra paz, es también la santidad de la Iglesia. Jesucristo es uno y Jesucristo es
Santo, entonces la Iglesia es una y no hay sino una Iglesia; y todos los hijos de Dios, no importa
su clase, su raza, su sexo, su cultura, son miembros del cuerpo de Cristo; y sin embargo también
es santa. No importa de dónde venga, con tal que venga en Cristo.
52 El templo de Dios

La santidad va unida a la unidad, y viceversa


Cristo es un mismo Cristo para los ricos, para los pobres, para los negros, los chinos, los
blancos, los indígenas, los pigmeos, los vikingos, para los de derecha, para los de izquierda;
como para Mateo el publicano y para Simón el Zelote, un mismo Cristo es. Pero todo eso, lo que
se era anteriormente, deja de serlo; ya no hay más judíos, ni gentil, ni griego, ni bárbaro, ni
escita, ni varón, ni mujer, ya no hay; lo que se era se terminó en la cruz de Cristo. Ahora Cristo
resucitó, ascendió, nos resucitó, nos ascendió, nos dio su Espíritu y ese Espíritu nos ha
bautizado en un solo Cuerpo, que es también santo. La Iglesia es santa por la misma virtud por
la cual es una. No puede haber una legítima unidad sin santidad, ni tampoco hay una legítima
santidad sin la unidad.
Hay personas que quieren tener santidad sin unidad y otros unidad sin santidad; y los dos son
extremos que las medidas de la Casa de Dios nos hacen evitar. ¿Qué quiere decir santidad sin
unidad? Significa personas que piensan que es suficiente vivir una vida devota a nivel personal,
individual. Esa persona todavía no entiende el propósito de Dios a cerca del Cuerpo de Cristo. El
propósito de Dios no se agota con personas individuales santas. Dios quiere personas
individuales, santas, miembros de un cuerpo trabajando corporativamente en ese misterio de
Cristo que es el Cuerpo de Cristo.
Así es que se necesita la santidad y se necesita la unidad, y santidad y unidad, las dos, son
Cristo. Entonces aquí Pablo está tratando, no el asunto de la unidad, sino el asunto de la
santidad. En la primera carta a los Corintios Pablo trató el asunto de la unidad; en la segunda a
los Corintios trató el asunto de la santidad. Dice Pablo en el capítulo 11 de 2 Corintios: “1¡Ojalá
me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado
con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3Pero temo que como la
serpiente con su astucia engañó a Eva, (que nos tira para sólo una unidad ecuménica impura, o
La anchura de la casa de Dios 53

para una pretendida supersantidad fanática, sistemática; pero no es ni una ni otra) vuestros
sentidos (sentidos para percibir las cosas) sean de alguna manera (porque Satanás tiene varias
maneras de trabajar) extraviados (sacados de la Biblia) de la sincera fidelidad a Cristo”. Y luego
empieza a explicar por qué decía esto; y dice: “4Porque si viene alguno...”; los hermanos, en el
período primitivo, al principio, entendían muy bien lo de la unidad de la Iglesia.

La unidad de la Iglesia es cristocéntrica


La unidad de la Iglesia es una cosa sagrada. Hoy en día lo común, lo protocolizado, lo
sacralizado es la división. Hoy las divisiones están sacralizadas, están protocolizadas, al
principio no. Entonces en ese tiempo, el peligro era por el otro lado, y mire lo que dice cómo vino
el diablo: “4Porque si viene alguno predicando a otro Jesús ( ahí está el peligro) que el que os
hemos predicado...”. Aquí se refiere a un Jesús diferente al predicado por los apóstoles; eso
proviene de espíritu de error. La Iglesia con respecto a la persona del Señor Jesús, debe ser
muy estricta. En esto no podemos ser laxos. No podemos ser amplios y decir, es que yo tengo
un amplio criterio y acepto en el mismo plano a Jesús, a Buda, a Mahoma; o si me hablan de
Jesús, cualquier Jesús, el Jesús de los gnósticos o de los Testigos de Roussell, o el de los
Mormones, cualquier Jesús, si es Jesús, no hay problema. Si es el de Nietzsche, o el del Caballo
de Troya, o el testamento de Juan, sí, vengan, vengan todos, todos esos jesuses. No, no, no; no
porque menciona a Jesús, ese Jesús es el verdadero, el que Dios nos ha anunciado. Es el Jesús
de los apóstoles.

Probad los espíritus


Dice el apóstol Juan: En esto conoced el Espíritu de verdad y el espíritu de error. El que es de
54 El templo de Dios

Dios nos oye;32 el Espíritu de Dios se caracteriza porque te lleva a reconocer al Jesús que
predicaron y enseñaron los apóstoles; pero si tú hablas de Jesús, pero es otro Jesús, que no es
el Jesús de los apóstoles, entonces ese proviene de un espíritu de error, de un espíritu de
anticristo. Fíjense en lo que dice San Juan “Amados, no creáis a todo espíritu”; aquí San Juan
está predicando una santa incredulidad, un santo escepticismo. No creáis, no crean todo, no, no,
no creáis. El que predica la fe a la vez predica el escepticismo. La fe en el Cristo de la palabra de
Dios, pero escepticismo a esos otros jesuses pintados por ahí.
“No creías a todo espíritu, sino probad los espíritus sin son de Dios” (1 Juan 4:1). Antes de que
nosotros estemos mezclándonos con un grupo de personas que dicen ser cristianas, ellos
pueden hablar que son la misma Iglesia en el Distrito o en la localidad. Eso no es lo primero, mis
hermanos. Antes de tratar el asunto del candelero, hay que tratar primero el asunto de la mesa,
y antes de tratar el asunto de la mesa de los panes de la proposición, aun antes, hay que tratar el
asunto del Arca. Dios había establecido un orden de prioridades: primero el Arca, después la
mesa, después el candelero; si estamos en el mismo Cristo y en el mismo evangelio, entonces
estamos en la misma Iglesia. Dicen: estamos en la misma iglesia, no importa qué evangelio y
qué Cristo tengas tú; si tienes algún Cristo y algún evangelio, bienvenido. No, no y no; no le
digas bienvenido, porque el que le dice bienvenido, participa de sus malas obras. El ancho de la
casa no puede ser de 60 codos, solamente de 20. ¿Está claro, hermanos?

32
Cfr. 1 Juan 4:2,6
La anchura de la casa de Dios 55

Volvamos 2 Corintios 11: “4Porque si viene alguno predicando otro Jesús que el que os hemos
predicado, o si recibís otro espíritu...”; ahí está ese asunto, otro espíritu; porque el espíritu de
Jesús se caracteriza, y otros espíritus también se distinguen; son distintos al Espíritu Santo. Son
otros espíritus que quieren rondar y que se meten en lo religioso, y a veces cuando tú visitas
grupos cristianos, tú percibes la diferencia de espíritus; a veces es un espíritu mundano que
convierte en libertinaje la gracia de Dios; a veces es un espíritu legalista muy diferente al que
predicó Pablo en Gálatas, en Romanos. A veces se va por el legalismo, a veces se va por el
antinomianismo o el libertinaje. A veces es un Jesús medio misterioso, medio esotérico; a veces
es un Jesús tipo Camilo Torres, Gustavo Gutiérrez: Teología de la Liberación, ametralladoras
para liberar al pueblo, no de los pecados sino de los imperialistas; muchas clases de jesuses.
Sí, la Iglesia es una pero no es ingenua; la Iglesia es una pero no es tonta; la Iglesia debe
distinguir y discernir estas cosas que son espirituales. Claro que hay que hacer diferencia entre
la persona y los espíritus, porque nuestra lucha no es con las personas humanas, sino contra
principados y potestades en las regiones celestes, espíritus que quieren confundir aun a los
mismos hermanos.

Revelación en el espíritu
Tenemos el caso de San Pedro, al que llaman el primer papa, uno de los más cercanos a
Jesús; pues él se descuidó y cuando menos se imaginó lo usó Satanás, y le vino diciendo a
Jesús: ¿Pero no te da cuidado? ¿Cómo vas a ir a Jerusalén? Te van a matar en Jerusalén.
Jesús sabía quién era el que hablaba, y dijo: Apártate, Satanás.33 Ya Dios le había revelado a
Pedro hacía un poquito; pero que le haya revelado algo, no quiere decir que sí está en el espíritu
la carne se beneficiaria de la revelación. La revelación es en el espíritu, y cualquiera de nosotros
33
Cfr. Mateo 16:21-23
56 El templo de Dios

podemos pasar del espíritu a la carne; gracias a Dios que también se puede pasar otra vez de la
carne al espíritu por la Sangre de Cristo, por el arrepentimiento. Dios tenga misericordia de
nosotros; y por eso la iglesia tiene que estar siempre vigilando que sea realmente Cristo, y
cuidándonos unos a otros para conducirnos por medio del ejemplo, del amor, de la
amonestación debida en Cristo.
Si viene alguno predicando otro Jesús, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, otro
evangelio que el que habéis aceptado, ¿lo toleraréis? Pablo les dijo a los Gálatas: “7No que haya
otro (evangelio), sino que hay algunos que perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
8
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio diferente del que os
hemos anunciado, sea anatema” (Gá. 1:7-8), dice Pablo; ni siquiera yo Pablo, ni Pedro, ni
Bartolomé, ni Juan; nosotros no podemos cambiar el evangelio, porque eso fue revelado de
Dios, por el Hijo de Dios, por el Espíritu Santo, conforme a la Escritura, previsto y tipificado en el
Antiguo Testamento. Nosotros no podemos cambiar el evangelio. Dice que ni siquiera un ángel
del cielo puede venir a traer una revelación nueva, como el ángel Moroni, que supuestamente se
apareció a José Smith, el de los mormones; y otros por ahí, que hay muchos por acá. Dicen que
se le apareció Gabriel a Masa Márquez, y por ahí hay un grupo misterioso que ahora tiene un
nuevo Gurú en Bogotá, y otras cosas raras.

Ni otro Jesús, ni otro espíritu, ni otro evangelio


Mis hermanos, el ancho de la casa no es igual al largo; es más estrecho el ancho y se refiere a
estas cosas. La Iglesia no debe ser descuidada: ni otro Jesús, ni otro espíritu, ni otro evangelio.
Si alguno viene a vosotros (Juan venía hablando acerca de la persona de Jesús) y no trae esta
doctrina, la de los apóstoles, la confesión apostólica acerca de Jesucristo, la confesión del
Espíritu Santo que está en las Sagradas Escrituras, entonces hay que obrar con determinación:
No decirles bienvenidos. Parece descortés, aunque no es descortesía, porque de todas
La anchura de la casa de Dios 57

maneras no decir bienvenido se puede decir con cortesía, muy cortésmente; y no podemos
guardar las deficiencias. El que le dice bienvenido participa de sus malas obras.
La Iglesia es una pero también es santa, y la unidad y la santidad de la Iglesia radican en
Cristo mismo. Sólo Cristo mismo tiene lugar en la Iglesia; no que en aras de una unidad y en un
supuesto ecumenismo ingenuo, vamos a permitir cualquier cosa en medio de los santos; pero
tampoco en una pretendida santidad vamos a desconocer la unidad del Cuerpo de Cristo. Por
eso es necesario comprender cuáles son las distintas clases de unidades que hay por ahí, y cuál
es la unidad bíblica del cuerpo de Cristo. No se trata simplemente de la unidad, sino de la
unidad en Cristo, y en el Cristo de las Escrituras, alrededor de Cristo, conforme a la Palabra. No
se trata de una supuesta unidad meramente espiritual donde no es una unidad práctica; ni
tampoco una unidad meramente organizacional, no; ni tampoco una unidad ecuménica, aunque
sea dentro de la cristiandad, ni mucho menos con todas las religiones, no. La unidad de la Iglesia
es Cristo y la santidad de la Iglesia es Cristo. Ese es el ancho de la Casa de Dios; tenemos que
tener en cuenta por un lado el largo 60 codos, por otro lado el ancho, solamente 20 codos.
58 El templo de Dios

IV

LA ALTURA DE
LA CASA DE DIOS34

El número de la inclusividad
Estamos en 1 Reyes 6:2. Con la ayuda del Señor vamos a entrar a considerar la tercera parte
de este verso. “La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y
veinte de ancho, y treinta codos de alto”. Son distintos aspectos de Cristo, de quien son las
34
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en febrero 20 de 1998. Transcripción: Irma Isabel Castañeda Z.
La anchura de la casa de Dios 59

medidas de la casa de Dios. Recordamos que la longitud de sesenta codos se refiere a la


inclusividad de la casa de Dios, que está representada en esta cifra numérica de 60, y
conformada por seis (6), el número del hombre, y el 10 que es el número de la humanidad, de las
naciones, queriéndonos mostrar Dios que en la casa de Dios, Él quiere que se incluya a las
personas de toda tribu, de toda nación, de toda lengua, de toda raza, de todas las clases; y la
inclusividad es algo que caracteriza a la Iglesia, a diferencia de lo que es el sectarismo. El
sectarismo no incluye a todos los hijos de Dios que Dios incluye en Su cuerpo. El sectarismo no
recibe como hijos de Dios y como hermanos y como miembros del cuerpo de Cristo a todos los
que nuestro Padre ha engendrado. El sectarismo es excluyente, el sectarismo es exclusivista, el
sectarismo no tiene en cuenta a miembros del cuerpo de Cristo. El sectarismo se mueve en un
ámbito de tipo gueto, no con un corazón amplio en el cual quepan todos los hijos de Dios, los
que la sangre de Cristo ha limpiado, y el Espíritu de Cristo ha regenerado.
Entonces la longitud de la casa se refiere a esa inclusividad y a esa receptividad de la Iglesia.
La palabra del Señor nos dice: “Recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió,
para gloria de Dios” (Ro. 15:7); inclusive dice: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender
sobre opiniones” (Ro. 14:1); ya está en la fe; aunque sea débil en la fe y traiga algunos
escrúpulos acerca de ciertas comidas, de ciertos días. Dice: “1Recibid al débil en la fe, pero no
para contender sobre opiniones. 2Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es
débil, come legumbres”. Unos creen así, que se puede comer de todo; otros sólo comen
legumbres. “5Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días”. Pero, ¿qué
dice? Recibidlo, porque Dios lo recibió.
Entonces la casa que el Señor está edificando, la que el Hijo le está edificando al Padre, es
una casa en la cual pueden caber todos los hijos de Dios, en cuanto hijos y como personas. Eso
es en cuanto a la longitud del templo.
55

Lo que se excluye en la Iglesia


Ahora hay otra medida más estricta, que es la anchura del templo, la cual solamente es un
tercio. No son sesenta codos sino solamente veinte (20); porque así como ciertamente en la
casa de Dios se incluyen y se reciben a todos los hijos de Dios en cuanto hijos, sin embargo no
se reciben los pecados en la casa de Dios. En la casa de Dios, la misericordia de Dios en el
presente es tratar con nuestros pecados ahora, para no tener que tratar con nuestros pecados
después. A la casa de Dios tampoco entrarán los errores, las herejías. Puede que haya
hermanos que tengan errores; pues bien, los hermanos son recibidos como hijos, pero no sus
pecados ni sus errores.
San Pablo dice en la Palabra de Dios dice, por ejemplo: “14Si alguno no obedece a lo que
decimos en esta carta, a ese señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence”. Mas
también dice: “15Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tes.
3:14-15). En cuanto a considerarlo todavía como a hermano, ahí vemos la longitud de la casa;
en cuanto a amonestarlo y mantener distancia por causa del pecado, o por causa del error, ahí
se ve la anchura de la casa. La anchura de la casa se refiere a lo que es específico.
En la iglesia no se puede dar la bienvenida a una doctrina no sustentada en la Palabra de
Dios, ni a un espíritu de error; no se puede permitir en la Iglesia que se nos predique otro Jesús,
que se traiga otro espíritu, que se nos enseñe otro evangelio. Y así, como por un lado la Iglesia
es inclusiva y receptiva y es una, así también la unidad de la Iglesia se refiere a la longitud del
templo. Pero la santidad de la Iglesia se refiere a la anchura del templo. No podemos tener una
Iglesia solamente una, ni solamente santa. Dios quiere que la Iglesia sea una y santa; y la
unidad y la santidad son provistas a la Iglesia en Cristo Jesús.
Cristo es la santidad de la Iglesia, y Cristo es la paz de los miembros del cuerpo de la Iglesia.
Cristo es la unidad de la Iglesia, y es también la santidad.
56 El templo de Dios

El cuidado de la Iglesia
A veces pecamos contra la santidad por una unidad mal entendida, y a veces pecamos contra
la unidad por una santidad mal entendida. Entonces la Palabra del Señor nos muestra que hay
diferencia de grados; cuando se trata de cosas de fondo relativas a la persona del Señor Jesús,
a la esencia del evangelio, la Palabra del Señor es más estricta. La Palabra del Señor nos dice a
través de la mano del apóstol San Judas Tadeo, hermano del Señor Jesús y de Santiago:
Contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos;35 y en esas cosas la
Iglesia tiene que ser bien definida, y no puede ser ambigua en cuanto a la existencia de Dios, en
cuanto a la revelación de Dios, en cuanto al Hijo de Dios, en cuanto a la muerte expiatoria, en
cuanto a la resurrección de Cristo, en cuanto al Espíritu Santo, a las Sagradas Escrituras.
Estas son cosas sumamente esenciales que tienen que ver con Dios, Cristo y la salvación, y
en ese caso la Iglesia tiene que ser estricta. La Iglesia no puede ser ambigua, y no puede admitir
que se mencione solamente el nombre de Jesús, que se predique otro Jesús usando el mismo
nombre, pero que es otro distinto del que los apóstoles predicaron y enseñaron. Entonces la
Iglesia, en cuanto a herejía, en cuanto al tratamiento del pecado, en cuanto a los sistemas que
son cierta modalidad de protocolización del pecado, la Iglesia tiene que tener mucho cuidado.

35
Cfr. Judas 3.
La altura de la casa de Dios 57

La Iglesia es inclusiva en cuanto a todos los hermanos; la Iglesia es abierta con todos los
hermanos, la Iglesia tiene comunión y amor con todos los hermanos, pero no puede participar de
sus pecados, ni de sus errores, ni de los sistemas que los hijos de Dios a veces crean en
rivalidad con el plan perfecto de la Palabra de Dios. Entonces la Iglesia, aunque es una, es
inclusiva y es misericordiosa, es también santa y representa el testimonio de Dios frente a algún
tipo de ambigüedad, y esa santidad y esa firmeza son también misericordia; porque la
misericordia no es alcahuetería; la misericordia es ser honesto y claro, y tratar con la persona
directa y claramente hasta que la persona misma reconozca su pecado, lo confiese como debe,
y se aparte de él; entonces ahí la misericordia se tornará de nuevo en camaradería.

Treinta codos de altura


Ahora entramos en una tercera parte, que es lo que se llama la altura de la casa. El Señor
también nos dice que la casa tiene una altura. Nos dice que la altura es de treinta (30) codos. La
casa tiene treinta codos de alto. En el inicio de la oración de nuestro hermano Maximino él dijo
una palabra clave que sintetiza la esencia del sentido de alto. En su oración él habló de la
edificación de Cristo en la Iglesia, y a eso se refiere la altura de la casa.
Para masticar un poquito mejor esto, vamos a otros versículos que nos ayuden a entender
este aspecto de la casa. Vamos a la epístola a los Efesios 4:11-16. ¿En qué consiste esa
edificación? En edificar la casa hasta la altura del varón perfecto, hasta que lleguemos a la altura
que Dios estableció que tenga la casa. La casa ciertamente no puede sobrepasar la altura, pues
como dijo el Señor Jesús: El discípulo no es superior que su maestro; pero también dijo el Señor:
Pero si el discípulo fuere perfeccionado, será como su maestro. 36 Entonces el
perfeccionamiento de los discípulos tiene una meta, tiene una altura, tiene una medida, lo que
36
Cfr. Lucas 6:40
58 El templo de Dios

en la Escritura se llama “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Eso, la medida de la


estatura de la plenitud de Cristo, es la altura de la casa.
Fíjense que el número 30 es el número de madurez. En la Biblia vemos que el pueblo de
Israel, en revelación divina, y específicamente relacionado con los levitas de una manera más
especial, la madurez en la mayoría de edad llegaba a los treinta. No era como ahora, que es a
los 18 años; era hasta los 21, y va bajando hasta los 16; quién sabe después llegará a los 8;
quién sabe. Pero en la Biblia la mayoría de edad, la madurez, era a los 30 años.
Fíjense cómo dice eso respecto del Señor Jesús en el evangelio de San Lucas 3:23: “23Jesús
mismo al comenzar el ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de
Elí.../... 38hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios”. Jesús era Hijo del Altísimo por el
poder del Espíritu Santo. Fíjense que Jesús, aunque ya era el Hijo de Dios desde la eternidad, y
luego desde el momento de la encarnación, no es Su identidad lo que estaba en juego; sin
embargo la Palabra del Señor nos dice del Hijo de Dios, del Señor Jesucristo, en la epístola a los
Hebreros nos dice lo siguiente. No vamos a entrar ahora en el por qué; quizás en otra ocasión lo
haremos.

La altura se relaciona con el perfeccionamiento


Hebreos 2:10-11: “10Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien
todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria (ahí está el proceso
de crecimiento y edificación de la casa), perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de
ellos”. Vuelve a aparecer ese verbo, perfeccionar; ese es el verbo clave que está aquí. Digamos
que el verbo clave en la longitud es incluido, recibido; el verbo clave en la anchura es separar;
pero aquí el verbo clave de la altura es perfeccionar. “Perfeccionase por aflicciones al autor de
la salvación de ellos. 11Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por
La altura de la casa de Dios 59

lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”.


Por lo pronto podemos saltarnos algunos versos, y llegamos al 18, donde dice: “Pues en
cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”.
También podemos mirar en Hebreos 5:8-9: “8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la
obediencia”. En cuanto Hijo, era Hijo, pero por lo que padeció, aprendió la obediencia. En cuanto
Dios no tiene que aprender nada, pero puesto que se hizo hombre, asumió nuestra naturaleza, y
puesto que Adán cuando de gracia recibió la naturaleza humana no la llevó a su meta, porque él
tenía que haberse pronunciado en contra de Satanás, en contra del árbol de la ciencia del bien y
del mal y haber decidido vivir por la vida divina, por el árbol de vida hasta llevar a la humanidad
a la plena madurez y a la purificación; pero eso no aconteció con Adán. Entonces ahora el Señor
Jesús tuvo que ser sometido, y Él sí llevó a la humanidad, a la naturaleza humana, a su máxima
expresión, o, digamos, a la medida de la estatura de la perfección humana, a la altura diseñada
por Dios para su casa, para su morada, para que Él pueda ser contenido y expresado en esa
casa.37

Diferentes ángulos de la salvación


“Aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen”. Eso significa que la perfección es con el aprendizaje, y por el
padecimiento se aprende la obediencia. Aprender la obediencia, ese es el verdadero
seguimiento de Cristo; aprender a obedecer al Padre con Cristo y en Cristo. 9Y habiendo sido
perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”. Nótese que
en este caso ya no habla de salvación a todos los que creen, sino salvación a todos los que
obedecen. No quiere decir que la salvación sea por la obediencia; solamente que la salvación no
37
Cfr. Efesios 4:13
60 El templo de Dios

se refiere únicamente a la salvación del infierno. Sí, la salvación del juicio eterno ya se dio el día
que creímos en el Señor, pero el Señor no solamente nos salva de la ira, sino que también nos
salva por su vida. No sólo nos salva de la condenación eterna, sino que también nos salva de
nosotros mismos, y esa salvación de nosotros mismos ya viene por la aplicación de la fe. La
aplicación de Cristo por la fe a nuestra vida cotidiana. Ese es el crecimiento, la salvación; ese es
el ocuparse de la salvación.
Hay un aspecto eterno de la salvación, que es jurídico en cuanto al juicio eterno; pero hay otro
aspecto de la salvación que es la aplicación de Cristo para que seamos librados de nosotros
mismos y del presente siglo malo, y de otras muchas otras cosas que el Señor se ha propuesto
librarnos. En Cristo se ha provisto la salvación en todos esos sentidos. De modo que cuando
estudiamos la salvación, en la Biblia encontramos que se habla en muchos ángulos de la
salvación; y aquí aparece un ángulo de la salvación que no hay que ponerlo en contra del otro.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras”; pero también dice: “Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen”. Claro que en esto, le obedecen, está indicando la fe
salvadora, pero la salvación por la fe. La fe y la salvación se perfeccionan por el amor.
Entonces en este sentido está hablando de salvación para todos los que le obedecen, ¿no?
Porque cuando nos salvamos del infierno, cuando así se aseguró nuestra salvación, ¿por qué
no nos lleva el Señor para el cielo? Ciertamente que tenemos que hacer un trabajo aquí; pero no
se trata solamente de hacer un trabajo aquí, sino que Él también tiene que seguir haciendo un
trabajo con nosotros, y ese trabajo que Él hace con nosotros y en nosotros, y que nosotros
hacemos con Él, en ese trabajo consiste la edificación de la casa de Dios, consiste en el
perfeccionamiento de los santos y el proseguir hasta la medida de la estatura de un varón
perfecto; es decir, hasta la altura correcta de la casa, la altura que Dios le tiene. Nosotros
decimos: Bueno, yo dejo la casa por la mitad. A veces ocurre como en tiempos de Esdras, al
La altura de la casa de Dios 61

regreso de Babilonia. El pueblo decía: No, ya hay mucho escombro, hay muchas dificultades. Se
cansaron; dejemos así. Y dejaban el muro hasta la mitad.
Ese es el hombre, pero el Señor no. Tan pronto le han parado la obra, cuando cesan los
trabajos de la obra, el Señor actúa. En tiempos de Zorobabel el Espíritu del Señor levantó a
Hageo y levantó a Zacarías, y siguió insistiendo. Y ¿ustedes para qué quieren el tiempo?
¿Acaso el tiempo es de ustedes? ¿lo quieren para ocuparlo en las propias cosas de ustedes,
mientras mi casa está desierta? ¿No se dan cuenta de por qué es que hay sequía? ¿No se dan
cuenta de por qué es que hay problemas en la naturaleza, y hay escasez entre ustedes?38 Yo
les voy a decir por qué, dice Dios por Hageo; porque cada uno está corriendo a su propia casa,
a sus propios asuntos, pero la casa mía está vacía; no está edificada. Dios tiene un trabajo que
tiene que seguir haciendo.
“Y habiendo sido perfeccionado (este es el Hijo en cuanto hombre), vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen”. Él vino a posibilitar también nuestra obediencia, la
completa salvación de Dios implica la provisión de Dios para nuestra obediencia completa, y eso
es la edificación de la casa de Dios.

El perfeccionamiento y la edificación

38
Cfr. Hageo 1:4-6
62 El templo de Dios

Leemos ahora Efesios 4:11 en adelante. “11Y él mismo constituyó a unos...” ¿Quién es él
mismo? El Señor que descendió hasta lo más bajo y ascendió hasta lo más alto. Él mismo. Me
halaga tanto que sea Él mismo. Porque si se tratara de nosotros, nosotros podríamos y
estaríamos a nuestra manera, y nos equivocaríamos muchísimo. “11Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de
perfeccionar a los santos”. Todos estos obreros que trabajan en la obra de la casa de Dios,
fueron constituidos por el Señor a fin de perfeccionar a los santos. Ciertamente Cristo nos quiere
perfeccionar a través de nuestros hermanos y a través del ministerio. Solitos no podemos ser
perfeccionados; solamente entre hermanos podemos ser edificados, pero necesitamos
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros constituidos por Dios para perfeccionar a
los santos.

Edificando el cuerpo de Cristo


“12A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo
de Cristo”. Esto es muy importante, hermanos, porque si lo que nosotros estamos edificando no
es a Cristo en nosotros, ¿entonces qué? Sí, Él es el que edifica, pero Él dice que nosotros
también; ¿no? Edificamos a Cristo en nosotros y al cuerpo de Cristo. Si edificamos otra cosa que
no sea Cristo en las personas, y otra cosa que no sea el cuerpo de Cristo, no estamos dando la
talla, no estamos dando las medidas, no estamos siguiendo bien el plano de Dios. El plano de
Dios es treinta codos de alto. ¿Eso qué quiere decir? la medida de la estatura del varón perfecto
en un solo cuerpo.

El treinta es el número de la madurez


Si nosotros decimos: Bueno, voy a procurar andar yo en Cristo lo mejor que pueda; está muy
La altura de la casa de Dios 63

bien, pero eso no es todavía la medida de la casa; porque tú no eres sino una piedra de la casa.
No es suficiente que yo sea muy espiritual; no es suficiente. Se necesita que seamos un solo
cuerpo; lo que hay que edificar no es sólo a Cristo en los individuos, sino a Cristo en el Cuerpo.
Lo que hay que edificar es el cuerpo. A eso se refiere la altura de la casa, a la plenitud de Cristo.
La persona y el cuerpo madurando; eso es el número treinta, la madurez, la persona y el cuerpo
madurando en Cristo.
Cristo fue perfeccionado; llegó a la mayoría de edad; llegó a ser el heredero que puede hacer
uso de la herencia. Mientras el heredero es niño, es heredero, pero todavía no se le puede
confiar la cuenta corriente al niño, porque se va a comprar chicles con todos sus amiguitos;
entonces solamente de a poco se le va dando a disfrutar de la cuenta. Eso quiere decir madurez,
cuando ya no tiene doce añitos, ni quince, ni veintiuno, sino treinta. ¿Qué pasaba con los levitas
que tenían 25 años? Sí, ellos sí podían comer el pan de la proposición, de las ofrendas, pero no
podían ministrar sino a partir de los treinta. Y así el Señor Jesús, aunque ya era el Hijo de Dios,
la Palabra dice que Él estaba en un proceso de aprender, de aprendizaje. Él fue sometido por el
Padre a un intenso aprendizaje, y cada piedra de la casa de Dios, cada persona que va a estar
en aquella casa eterna, para la eternidad con Dios, también debe ser sometido al mismo
aprendizaje; porque el discípulo será como su maestro. Por eso Dios estableció una medida de
altura para su casa, que es 30 codos de alto.

La medida de la estatura
El Señor no quiere que simplemente seamos salvos; por eso es que Pablo le decía a Timoteo:
Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan a la epignosis, 39 o al pleno

39
Gr. Epignosis, del griego epi, sobre, por encima, y gnosis, conocimiento.
64 El templo de Dios

conocimiento de la verdad.40 No sólo salvos, sino que también ya siendo salvos vengan a
conocer plenamente a Cristo, que es la verdad. Ese conocimiento de Cristo es algo en lo cual se
tiene que crecer, se tiene que crecer en Cristo. La Palabra de Dios nos habla de unas escalas en
Dios; cuando lleguemos a las escalas entraremos viendo sus escalones con la ayuda del Señor.
Mientras tanto estamos viendo que hay una meta. Estamos viendo una meta. Hay un proceso
para llegar a esa meta; pues claro, hay un proceso en donde estamos todavía mirándolo,
detallándolo, solamente edificándolo.

40
Cfr. 1 Timoteo 2:4
La altura de la casa de Dios 65

Hay una altura que Dios estableció para su casa, y su altura es de 30 codos; es decir, la
madurez de Cristo. La medida de la estatura del varón perfecto. Por eso dice: “12A fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
13
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe”. Ahí está la medida. Significa que tenemos que
seguir trabajando, no solamente con uno, mientras encontramos un salmo para nuestro
hermano; es nuestro hermano, es un miembro, hay que hacer algo. Nótese que la amada
madura en el Cantar de los Cantares, no pensaba sólo en la madurez de ella. En Efesios dice:
“hasta que todos lleguemos”. Ese es nuestro compromiso con todos nuestros hermanos. No, no
es suficiente la soledad espiritual, ser uno un ermitaño, no, no. En el plan de Dios no se
contempla el tener ermitaños. Eso fue cosa de Simón el Estilita y algunos otros, pero no es de
Dios. En el libro del Cantar de los Cantares 8:8, dice algo importante la amada, la hermana
madura, la que después de muchas vicisitudes en estos 8 capítulos, fue perfeccionada, y halló
descanso y se recostaba en el pecho de su amado. Al principio era como una yegua de los
carros del faraón, pero después fue como una columna de humo, fue más dócil al Espíritu.41

La edificación del cuerpo a la altura de la casa


De manera que esta amada, que llegó a recostarse en su amado, dice en el verso 8:
“Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos”. Eso significa que todavía es una niña;
porque la Iglesia no toda es madura. “¿Qué haremos a nuestra hermana cuando de ella se
hablare?” Significa que hay que hacer algo con la hermana. No hay que dejar que la hermana
haga sola todas las cosas. La hermana solita puede hacer algo, pero su hermana mayor tiene
que hacer algo con su hermana menor, y es lo siguiente: Si ella es muro, es decir, si ella sabe
guardar, entonces se mantiene en santidad, se mantiene dentro del redil. “9Si ella es muro,
41
Cfr. Cantares 1:9; 3:6
66 El templo de Dios

edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la guarneceremos con tablas de


cedro”. ¡Ah, ya! Parece que fuese una chica fácil; ya no se sabe guardar, sino que se va con éste
y con aquel, y con el otro; y ¿entonces qué? ¿hay que dejarla a sus anchas? No. ¿Qué haremos
si nuestra hermana pequeña no se guarda? ¿Sabe qué haremos? “La guarneceremos con
tablas de cedro”, la protegeremos en Cristo, y en la cruz de Cristo.
Y luego dice ella: “10Yo soy muro, y mis pechos como torres (ella así es madura; ¿por qué ella
es madura? Porque es muro con torres), desde que fui en sus ojos como la que halla paz”.
Cuando halló paz en Él, ya dejó de andar como andaba antes. Esta hermana no hallaba paz, y
andaba de marido en marido hasta que encontró al Señor Jesús. Encontró estabilidad y firmeza
en el Señor Jesús. Ahora, cuando ella no es madura, casi no tiene estabilidad, ni firmeza, sino
que es vulnerable. Entonces la hermana mayor debe cuidar la vulnerabilidad de la hermana
menor. A ella también; cuando ella, la mayor, era menor, también se le puso a estar en el
contexto de la comunión. Por eso dice: “hasta que todos lleguemos”; no es individual solamente;
no es una piedra individual, o gigantes espirituales ermitaños lo que Dios está buscando. Dios
está buscando la edificación del cuerpo conforme la altura de la casa. Eso es lo que todos los
obreros debemos buscar juntos.

Cuando aún somos inmaduros


Miremos en el capítulo 1 del Cantar de los Cantares el contraste cuando era nueva la que al
final llegó a ser madura. Cuando era nueva, y todavía tenía sus amigos impíos y sus amigas de
mundo, entonces se dice de ella lo siguiente, y ella misma lo dice desde la mitad del versículo 6:
“Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”. Yo también era
irresponsable. Ella misma no guardaba su propia viña; la jurisdicción que le fue encomendada a
ella. Sin embargo, ella tenía sed de Dios. Sí, claro, ella no era obediente, pero Él sí espera.
La altura de la casa de Dios 67

“7Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía”. Ella
quería estar con Dios, pero solita; entonces le dice eso el amado; y ella dice: “Pues ¿por qué
había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?” Ella se sentía como
fuera de lugar junto a los rebaños de los compañeros que el Señor llama sus compañeros;
porque el Señor tiene compañeros, el Señor tiene socios. Por eso dice que el Señor fue elegido
más que sus compañeros. Por ejemplo, Pablo es un compañero, Watchman Nee es un
compañero; seguramente que David era otro, y san Pedro y san Juan. ¡Cuántos compañeros!
Pero la amada era todavía nuevita. Quería tener comunión con Dios, pero solita. Una persona
muy nueva a veces quiere andar bien con Dios, pero solita. Le dice el Señor: Si tú no lo sabes.
¡Ah! De manera que hay cosas que esa persona no sabe, ¿verdad? No sabe dónde apacentar.
¿Dónde apaciento yo? ¿Dónde duermo yo la siesta, dónde reposo? Ella no lo sabía. ¿Cuál es el
lugar de mi reposo? ¿Tú no sabes todavía esto? “8Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las
mujeres, vé, sigue las huellas del rebaño”. No pienses que la Iglesia va a empezar contigo, no; la
Iglesia hace años está en la tierra. No sólo años, no sólo décadas, sino que hace siglos, hace
dos mil años; ahora podemos hablar en plural, milenios. La Iglesia está en la tierra hace dos
milenios. “Sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores”. Lleva las cabritas, a los amiguitos; ya no son inconversos, invítalos, convídalos a la
reunión con los hermanos; lleva tus cabritas a las cabañas de los pastores.
Ella al principio era un poco díscola; pero note que en el capítulo 8 es ya diferente. Dice en el
capítulo 8:11: “11Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas (la delegación
de autoridad de parte del Señor), cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su
fruto”. Significa que los guardas tenían que trabajar, sembrando y limpiando, y, como se dice en
Paraguay, corpiendo, sacando todos los problemas hasta que la viña florezca y fructifique; y dice
ella: “12Mi viña, que es mía, está delante de mí”. Antes, cuando era joven, me pusieron a guardar
las viñas, pero mi viña, que era mía, no guardé. No, no se preocupó en lo que a ella le fue
68 El templo de Dios

encomendado al principio, pero ella amaba al Señor. El Señor la amaba; la llamaba hermosa
entre todas las mujeres; a pesar de que le dicen yegua; sí, a la verdad la amaba el Señor.
¿Amén? Luego ella dice: “Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, Salomón
(me preocupo por la mía, pero también estoy pendiente de las mil), y doscientas para los que
guardan su fruto”. ¡Qué maravilla! Eso es el proceso de madurez. Vemos en el Cantar de los
Cantares la maduración de la esposa.

El perfeccionamiento de los santos


Volvemos a Efesios 4. Cuando habla del perfeccionamiento de los santos, no se refiere
solamente a un perfeccionamiento personal, para la vida devocional privada; no es sólo un
perfeccionamiento familiar, para que sea un buen papá o una buena mamá, o un buen hijo, o un
perfeccionamiento laboral. Sí, está bien todo eso, pero es un perfeccionamiento que va más allá
de un perfeccionamiento de ese primer nivel. Hoy en día a veces descuidamos la altura de la
edificación. Queremos edificar de nuestra parte, y hacer retiros para padres, retiros para novios,
retiros para esposas; pero aquí dice: “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”.
Perfeccionar a los santos para que los santos hagan la obra del ministerio. Y ¿cuál es la obra del
ministerio? La edificación; ¿de qué? ¿De tal cual denominación? ¿Vamos a fundar una
denominación nueva? no, no; eso no es; eso no da la talla. El Señor no quiere edificar
novecientas denominaciones más; Él está interesado es en la altura de la casa, 30 codos de
alto. La madurez de Cristo en el cuerpo. En eso se interesa el Señor; la madurez de Cristo en el
cuerpo.

Tres metas
“13Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
La altura de la casa de Dios 69

varón perfecto, (y eso es) a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Aquí hay tres
metas que son una. ¿Hasta que todos lleguemos a qué? A tres cosas que son mutuamente
relacionables.
Primera meta: Unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Mientras la Iglesia no
madura, mientras esté siguiendo las muchas opiniones humanas, muchas divergencias,
muchas vertientes doctrinales polarizadas, no se ha llegado a la unidad de la fe y del
conocimiento; sino que unos creen de una manera, otros creen de otra, pues hay muchas
maneras de enfocar las cosas. Cuando se va madurando en Cristo, se va logrando, y de a poco
se va llegando; porque es un proceso, un perfeccionamiento para llegar a la unidad de la fe, y no
sólo de la fe sino también del conocimiento del Hijo de Dios. Esa es la primera meta, hasta que
todos lleguemos allí, a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios.
Segunda meta: A un varón perfecto. Esa es la madurez de Cristo; la madurez de Cristo en
cada uno de nosotros, y de todos juntos en uno. De lo individual se pasa a lo corporativo.
Tercera meta: A la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Esa es la casa. Tiene 30
codos de alto. ¿Dónde está la casa? En la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios.
Los 30 codos se relacionan con el varón perfecto. La medida de la estatura de la plenitud. No
son unas personas, sino una casa. Quiere decir, hermanos, que todos los sufrimientos que
tenemos es para dar ocasión a que algo nuevo de Cristo aparezca y se forme en nosotros.
Nosotros ya tenemos a Cristo, pero la Biblia habla de que Cristo se forme dentro de nosotros;
pero nosotros conocemos ciertas cosas de Cristo, nosotros conocemos de Cristo hasta cierta
medida; pero hay otras cosas que Cristo es, que todavía no hemos tocado, no hemos percibido;
son novedades para nosotros. Hay muchas cosas nuevas de aquí para adelante, pero todas de
Cristo,
Entonces, bueno, ya estamos en Cristo hasta aquí, pero hay cosas que no hemos tocado de
70 El templo de Dios

Cristo, y que no se han formado de Cristo en nosotros. Entonces “es necesario que a través de
muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14:22). Es necesario que haya en
nosotros disensiones, para que manifiesten los que son aprobados.42 La aprobación no es sino
un poco más de Cristo. Nadie es aprobado en sí mismo; sólo somos aceptos en Cristo. Todo lo
que nos acontece, en toda la situación en que el Señor permite que nosotros necesariamente
caminemos, es con el objetivo de que algo más de Cristo se forme, un poco más de la madurez
de Cristo.

Los dolores de parto


Antes de pasar por eso, todavía yo no había tocado aquellos aspectos de Cristo, pero ahora
que estoy pasando por todo esto, estoy abnegado a que Cristo empiece a mostrar otras cosas
que yo no había visto. Sí, yo había visto aquello, pero no había visto esto; o había visto esto,
pero no había visto aquello. Pero es un Cristo que se va formando, y a eso se le llama los
dolores del alumbramiento, como la mujer que va a dar a luz un niño. El Señor mismo padeció a
fin de perfeccionarse “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (He. 5:8).
“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor
de la salvación de ellos” (He. 2:10). Perfeccionase por aflicciones; ¿para qué? Para aprender la
obediencia. El perfeccionamiento viene después del aprendizaje de la obediencia, y Dios utiliza
las aflicciones; por eso se llaman dolores de parto; por eso dice que la mujer estaba en la
angustia del alumbramiento.43
Es necesario pasar por angustias, pasar por complejidades, pasar por apreturas, pero eso nos
42
Cfr. 1 Corintios 11:19
43
Cfr. Apocalipsis 12:2
La altura de la casa de Dios 71

obliga a buscar al Señor. Cuando buscamos al Señor en esa situación, y si lo buscamos


sinceramente, y como nuestra hermana habla de humillarnos cada vez un poco más, entonces
le damos un poquito más lugar a Cristo. Entonces ahí es cuando la mujer va creciendo encinta,
y el varón perfecto se va formando en el vientre de la mujer.
Jesús dijo: “20De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se
alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. 21La mujer
cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño,
ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
22
También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y
nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:20-22). Eso representa la formación de Cristo en la
Iglesia; es decir, el aparecimiento de los vencedores por medio de la madurez de Cristo.
Entonces, ¿para qué es que era necesario pasar por aflicciones? Para que los vencedores se
formen, para que se manifiesten los vencedores. Usted no es vencedor aparte de Cristo; pero
para que se forme Cristo es necesario estar en situaciones que a veces uno no sabe qué hacer,
como reaccionar, qué decir, hasta que busca a Cristo, y Cristo le dice cómo. Con esto aprendió
un milímetro más de Cristo.

Siguiendo la verdad en amor


Ahora, ¿saben qué, hermanos? Eso no es sólo a nivel personal. De eso es que estamos
hablando. Porque es que a veces tomamos esto sólo a nivel personal; pero no; aquí se trata de
la madurez de Cristo apareciendo en la comunión de la iglesia. La madurez de Cristo
apareciendo en la comunión legítima, espiritual de la iglesia. Por eso dice: “14Para que ya no
seamos niños fluctuantes (ya no; es decir, cuando somos inmaduros, somos niños fluctuantes,
influenciables; vamos de aquí para allá), llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
72 El templo de Dios

estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”.
Cuánta astucia hay en el mundo religioso, cuánta política.
“15Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo”. ¿En quién hay que crecer? En Cristo. Crezcamos, pero así en plural, todos juntos,
para así, lo que tengamos que pasar sea todos juntos, por medio de lo que sea necesario que
pasemos; sólo Él sabe lo que sea necesario, porque Él es el que sabe. Uno no sabe lo que hay
que pasar para aprender la obediencia. Crezcamos en todo en Aquel que es la cabeza, la
estatura del varón perfecto; y dice que es Jesucristo. No es sólo la cabeza; es cabeza y cuerpo.
“16De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se
ayudan mutuamente”. En el original griego dice: coyunturas del suministro, pues el traductor
aquí era un poco congregacional, cuando tradujo que se ayudan mutuamente. A nosotros nos
gusta mucho la mutualidad; sin embargo el griego dice coyunturas del suministro.
16
De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas del
suministro, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor”. ¿Quién recibe el crecimiento? El cuerpo. Aquí no sólo se trata de un
miembro; sino que si estamos contentos con sólo el crecimiento de un miembro, es porque
todavía no estamos en el sentir de Cristo. Cierto que Cristo murió por mí, cierto que Cristo murió
por ti, pero también Cristo se entregó asimismo por la Iglesia para presentarse a sí mismo una
Iglesia gloriosa, santa y sin mancha. Vemos, pues, que el alcance y el objetivo de la obra de
Cristo es el casamiento con Su Iglesia. No sólo es salvar pecadores individuales. El asunto es
con la Iglesia. Se trata de todo el cuerpo bien concertado. ¡Ayayay, qué difícil es esto!
Sí, en Cristo, sí, es bien, pero en Adán ¿qué? Mal concierto. Qué difícil es estar bien
concertado; qué desconcierto; Dios tenga misericordia. Ahora, esa palabra, concierto, es muy
interesante porque no solamente es concertar piezas. Imagínense, aquí tenemos dos músicos;
La altura de la casa de Dios 73

ellos lo saben; yo también sé lo que es un concierto. En el concierto se escucha el piano, que es


tan diferente del violín, pero van juntos; la trompeta, los clarinetes y la percusión, y por fin sale
una armonía; es un concierto. ¿Y en nosotros? Tendremos cara de flauta, o de guitarra; aquí hay
muchas caras de instrumentos, pero tiene que salir un solo concierto, el cántico del Cordero.
“Bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas del suministro, según la actividad
propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
La edificación es la unidad de la fe, en el conocimiento del Hijo de Dios, el varón perfecto, la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo, y por amor perfecto. Perfeccionados en amor.
Tenemos que caminar para ser perfeccionados en amor. Treinta codos de alto es la madurez de
Cristo en el cuerpo. Amén.

V
74 El templo de Dios

EL PÓRTICO
DEL TEMPLO44

La casa de Dios y el misterio de Cristo


Hoy vamos al capítulo 6 del libro 1° de los Reyes, donde, con la ayuda del Señor,
consideraremos Su Palabra, que nos habla de nuestro Dios, y de nosotros con Él, y Él con
nosotros; porque Sus planes son preciosos. Vamos a leer en 1 Reyes 6:3.
Antes de leer esta traducción quiero contarles a los hermanos que he revisado el texto en el
idioma hebreo con la ayuda del interlineal que tenemos aquí, y he comparado las traducciones
diversas que pudimos tener a la mano, algunas en español, otras en portugués, y me complace
decirles, hermanos, que encontré esta traducción que estamos leyendo de Reina Valera 1960,
por lo menos en este verso, mucho más ajustada al texto hebreo que otras. Le agradecí mucho
al Señor, que nos hubiera tocado tener esta traducción y poderla usar en esta noche.
Hoy, con la ayuda del Señor, vamos a detenernos en el tercer versículo. Dice así: “Y el
pórtico...”. La palabra en el hebreo es ulan; algunas traducciones dicen atrio, otras dicen
vestíbulo, pero la que expresa con más exactitud es precisamente pórtico, sí, pórtico delante del
templo. Esa palabra es jecal y se refiere al Santuario incluido el lugar santo y el Santísimo,
aunque el Lugar Santísimo se llama debir, el lugar santo sí se le suele llamar jecal, y al vestíbulo,
a la entrada al pórtico mismo, que es algo menor que todo el atrio, que es muchísimo más
amplio, la palabra es ulan.

44
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en febrero 27 de 1998. Transcripción: Betty Durán.
70 El templo de Dios

Entonces dice: “3Y el pórtico delante del templo de la casa...”. Notemos que la casa es más
grande; una parte de la casa es el templo; la casa incluye todo el atrio con todos sus patios
interiores, en cambio el templo incluye el edificio central incluido el lugar santo y el Lugar
Santísimo, y el pórtico es solamente la entrada del santuario, es decir, de lo que aquí se llama el
templo. “Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la
casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos”.
Conversábamos esta mañana con los hermanos que nos reunimos los viernes aquí por la
mañana y por la tarde, cuántas cosas sería necesario haber profundizado y tenerlas claras para
que sirvieran de base para aprovechar todo lo que dice este versículo. Este versículo realmente
es muy rico;, en este versículo están implicadas muchas áreas de la revelación divina. Mis
hermanos saben que todo el asunto de la casa de Dios, el templo de Dios, se refiere de manera
muy específica, y creo que no encontraremos en la Biblia otro sentido al templo de Dios, a la
casa de Dios, que el del misterio de Cristo. En el capítulo 3 de la epístola a los Efesios, se nos
expresa que el misterio de Cristo es el cuerpo de Cristo; allí nos dice Pablo que por
revelación le fue declarado este misterio; y dice ahí en el versículo 6 del capítulo 3 de la epístola
a los Efesios, que ese misterio (el de Cristo) se refiere a que los gentiles son coherederos y
miembros del mismo cuerpo y copartícipes de la herencia por o mediante el evangelio. Eso
significa que la esencia del misterio de Cristo es el Cuerpo de Cristo.

La casa de Dios es el cuerpo de Cristo


Sabemos que el cuerpo de Cristo es la casa de Dios. El Cuerpo de Cristo es el templo de Dios;
por lo tanto, cuando estamos leyendo estos pasajes del templo de Dios, estamos leyendo
acerca del misterio de Cristo. Todo el asunto de la Casa de Dios, todo el asunto del Santuario y
todos sus detalles, su visión global y sus detalles particulares, se refieren al misterio de Cristo, y
el misterio de Cristo es el Cristo corporativo, es el cuerpo de Cristo. Todo muestra distintos
El pórtico del templo 71

aspectos de Cristo. El fundamento es Cristo, la puerta angular es Cristo, el revestimiento interior


es Cristo, pero distintos aspectos de Cristo. Ahora, aquí estamos viendo un aspecto de Cristo,
como el pórtico. Cristo es también el pórtico, Cristo es la puerta de las ovejas. Él dijo: Yo soy la
puerta; el que por mí entrare, hallará pastos.45

Cristo mismo es el pórtico de Su casa


Vemos que el Señor mismo nos da la clave, que Él es, por una parte, el tabernáculo de Dios.
Dice la Palabra que el Verbo tabernaculizó entre nosotros; eso lo dice el apóstol Juan en su
primer capítulo de su Evangelio; allí usa precisamente en el idioma griego, la palabra
tabernaculizó, para producir precisamente la correspondencia del Nuevo Testamento con el
Antiguo; él utilizó esa palabra, ese verbo que no se usa en español pero fue el que usó Juan:
tabernaculizar.
Ahora Cristo se presenta como la puerta, como el pórtico; y este asunto del templo es el
misterio de Cristo, pero aquí estamos viendo un aspecto clave del misterio de Cristo y es el
pórtico. En este pórtico vemos que el Señor revela algunos detalles. Jesús dice: El que por mí
entrare; el pórtico es la entrada; por el pórtico es que se entra dentro de la casa; no hay otro
lugar por el que se pueda entrar a la casa, porque la casa tiene muros, y las ventanas son
estrechas; la única manera de entrar a la casa es por la puerta, es por el pórtico; y el Señor habla
de entrar por Él. Pero resulta que aquí se nos describe el pórtico de una cierta manera, se nos
describe el pórtico con unas ciertas medidas, y las estamos relacionando todas, unas con las
otras, porque todas ellas son detalles reveladores de aspectos de Cristo.

45
Cfr. Juan 10:7-9
72 El templo de Dios

No sé si mis hermanos al leer las medidas del pórtico, se dieron cuenta que también el
pórtico, al igual que la casa, tiene una medida de largo y una medida de ancho. La casa tiene 60
codos de largo y 20 codos de ancho, en cambio el pórtico tiene 20 de largo y 10 de ancho;
vemos, pues, que el pórtico, al igual que la casa, es un rectángulo, y ese rectángulo nos habla
también de dos aspectos. Así como la casa, por una parte, tiene una longitud que se refiere, con
los 60 codos, a la inclusividad, a la receptividad de la Iglesia, a todo lo que la Iglesia debe
contener, todo lo que típicamente debe estar en la Iglesia; pero tiene a la vez una anchura, un
poco más estrecha, que se refiere a aquello que es específico y santo, y que separa a la Iglesia
del mundo; lo mismo sucede con el pórtico. La longitud del pórtico es exactamente la anchura de
la casa; porque habíamos visto el ancho de la casa, que se refiere a lo que es específicamente
de Cristo. Sí, hay de toda clase de razas, hay de toda clase de sexo, varón y mujer, hay
personas de toda cultura de toda nacionalidad, ricos y pobres, etc., cultos e incultos; sin
embargo no todos son incluidos, sino solamente los que están en Cristo; por eso es que el ancho
de la Casa es exactamente igual al largo del pórtico; coinciden el ancho de la casa y el largo del
pórtico, sin embargo el ancho del pórtico nos muestra que así como en cuanto a la casa existe
una selectividad, no todas las personas del mundo son incluidas sino las que reciben a Cristo,
así también existen dos aspectos en el pórtico: el aspecto del largo del pórtico y el aspecto del
ancho del pórtico; porque una cosa es ser salvo en Cristo y otra cosa es ser vencedor en Cristo.
Por eso también el pórtico manifiesta una selectividad en el ancho; no es igual el largo del
pórtico al ancho del pórtico.

Dos aspectos de la salvación


Y ¿por qué es que es diferente el largo y el ancho del pórtico? Porque no es lo mismo ser salvo
que ser vencedor. Por medio de Cristo es que somos salvos, pero la Palabra del Señor nos
muestra dos aspectos de la salvación: uno relacionado con el largo del pórtico, y otro
El pórtico del templo 73

relacionado con el ancho del pórtico.


1) La salvación de la ira. Sed salvos de la ira,46 dice la Escritura; es una salvación que puede
llamársele y ha sido llamada con propiedad salvación jurídica o de tipo jurídico; es decir, el
Señor pagó el precio de nuestros pecados; eso fue algo que ocurrió objetivamente en la historia,
fuera de nosotros; ocurrió delante de Dios. Cuando aún nosotros éramos pecadores, el Señor
pagó el precio y cualquier persona que crea, sin hacer nada, sin obras, que crea que Dios lo amó
y por ese amor envió a Su Hijo, el cual murió por nuestros pecados, el que crea en Jesús como
el Hijo de Dios, en su muerte, en su resurrección, solamente por creer, es salvo. Salvo de la ira,
salvo jurídicamente delante de Dios; esa persona ya no se va a perder eternamente.

46
Cfr. Romanos 5:9; 1 Tesalonicenses 1:10
74 El templo de Dios

2) Pero hay otro aspecto de la salvación en la Biblia, que ya no es solamente la salvación


jurídica objetiva, realizada por sólo Cristo, sino también la salvación por la vida; no sólo salvos
de la ira, sino salvos por su vida. Es una salvación aplicada, es una salvación usufructuada, una
salvación realizada en nuestra experiencia subjetiva; es otro aspecto de la salvación, y esa es la
que tiene que ver con los vencedores. Cristo es un pórtico, Él es la puerta, pero por medio de
Cristo no solamente se entra en la salvación, por medio de Cristo también se nos da amplia y
generosa entrada en el Reino eterno. Entonces Cristo es suficiente para salvar a todo aquel que
en Él crea. Una vez que una persona creyó, así sea en la hora de la muerte, habiendo cometido
muchos pecados como aquel ladrón que murió al lado de la cruz, en otra cruz, es salvo. Pero
eso no quiere decir que vaya a tener una posición en el Reino como la tendría por ejemplo Pablo
o Juan, porque no solamente existe el aspecto de la salvación, sino que existe también el
aspecto del galardón. La salvación inicialmente, el comienzo y la base de la salvación, es
jurídica; lo que el Señor es y lo que el Señor hizo y lo que nosotros creemos, eso nos da entrada
al camino de la salvación, comenzamos a ser salvos y fuimos definitivamente salvos del juicio
eterno, del lago de la muerte segunda, del lago de fuego eternamente. Ese aspecto ya está
cubierto.

El caso de las diez vírgenes


Pero la Palabra del Señor también nos presenta que había diez vírgenes, las diez son
llamadas vírgenes, las diez creen en el esposo, las diez esperan al esposo, pero de esas diez, la
mitad, de veinte codos, sólo diez codos, solamente la mitad son prudentes. Al final, las necias
dirán a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan” (Mt.
25:8); es decir que habían estado encendidas, tenían aceite, eran personas que participaban de
la vida divina; no eran personas que podríamos decir, incrédulas, porque estaban esperando al
esposo. En la parábola no dice que tenían las lámparas apagadas o que nunca las habían tenido
El pórtico del templo 75

encendidas, sino que se apagaban porque tenían poco aceite; no dice que no tenían aceite; las
otras, las prudentes, no solamente tenían aceite en sus lámparas sino que tenían un aceite de
reserva para que cuando se estuvieran apagando sus lámparas realimentaran sus lámparas con
aceite.
Ahora, nosotros sabemos por la Palabra del Señor que la lámpara de Yahveh, como dice
Proverbios, es el espíritu del hombre,47 y entonces se necesita no solamente tener la vida del
Señor y ser salvos, sino también ejercer el poder del Señor; es el aspecto de la salvación por la
vida. Cuando la Biblia dice: “mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”
(Ro. 5:10). Quiero llamarles la atención a ese versículo, para que mis hermanos vean esos dos
aspectos de entrar por Cristo, por la fe, pero también para vencer. Vamos a Romanos donde
podemos ver esos aspectos, en Ro. 5:6-11. Sabemos que Cristo es la puerta, Cristo es el
pórtico; pero hay que tener en cuenta que el pórtico tiene ciertos detalles. Así como cuando se
habla de la salvación por la fe en Cristo, la Biblia muestra muchos detalles también en la
salvación. No es una puerta simple, no; es una puerta compleja. La salvación tampoco es algo
simple. Cuando vamos a recoger todos los versículos que nos hablan de la salvación en la
Biblia, encontramos que a veces dice: somos salvos por gracia, y a veces dice: ocupaos de
vuestra salvación con temor y temblor; y a veces dice: será salvo (futuro). A veces dice: somos y
tenemos vida eterna, y a veces dice: ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, y a
veces dice: será salvo, y dice: para vida eterna.

Los tres tiempos de la salvación


A veces dice que ya tenemos la salvación, pero también nos dice que hay que alcanzarla. Son
dos aspectos diferentes; un aspecto no anula el otro. Un aspecto se refiere al largo del pórtico,
47
Cfr. Proverbios 20:27
76 El templo de Dios

que es la obra jurídica de Cristo, la salvación jurídica, y la otra es el angosto, el ancho del pórtico,
que es la experiencia de la salvación por la vida. Entonces vamos a distinguir estos dos
aspectos diferentes, porque cuando la Biblia nos habla de la salvación, nos habla de una
manera muy amplia, y a veces sólo consideramos un aspecto de la salvación, o consideramos
que ya somos salvos o que todavía no, o que vamos a serlo. Pero la Biblia dice que somos, que
estamos siendo y que seremos salvos; eso significa que hay que entrar por todo el pórtico. “El
que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Jn. 10:9); es pasar a través
de Cristo.
Lo vemos en Romanos 5:6-11: “6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió
por los impíos. (Ahí está el aspecto objetivo, la base jurídica de nuestra salvación del juicio
eterno, de la ira) 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que
alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros...”; aquí están
las palabras del mismo Jesús: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Listo. El
Señor no dijo más cosas; dio a su Hijo, y que el que crea en el Hijo, tenga vida eterna y no
perezca, sino que tenga vida eterna; esa persona que recibió al Señor Jesús se salvó
eternamente y no perecerá jamás. Eso significa que se salvó del juicio eterno. Ahora, ¿se habrá
salvado de sí mismo? ¿Se habrá salvado de su carácter? Ese es ya otro aspecto. De eso
también nos tenemos que salvar. Dice Romanos 5: “8Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. ¿Qué pensaría uno? ¿Ya no
falta nada? ¿Es ese todo el aspecto de la salvación? El siguiente versículo muestra una
salvación de la ira. “9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos
salvos de la ira”. La obra de Cristo, su sangre derramada y recibida por fe es lo que justifica, pero
¿será que eso nos garantiza la entrada al reino? Por la obra de Cristo obtenemos justificación; o
¿será que Cristo no solamente nos justifica sino que nos da de esta manera que narró Pedro,
El pórtico del templo 77

amplia y generosa entrada en el reino?


“9Pues mucho más estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”. Note
el tiempo verbal; estando ya justificados por Él, y note otra vez el tiempo, seremos salvos de la
ira. OK. Aquí se habla de la salvación de la ira, aquí cuando dice seremos, es la seguridad en
que el día en que el Señor venga a juzgar y a mandar al infierno eterno, al lago de fuego, a las
personas, en ese día nosotros estaremos listos; desde ya somos salvos, y cuando llegue la hora
de la ira del juicio eterno, eso estará solucionado. “10Porque si siendo enemigos, fuimos (fíjese
aquí el tiempo otra vez pasado) reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, (otra vez)
mucho más, (hay otra cosa todavía, además de ser justificados y salvos de la ira) estando
reconciliados, seremos salvos por su vida”. Aquí se habla de otro aspecto de la salvación, ser
salvo por la vida; significa por participar de la vida divina, por usufructuar la vida divina, estando
ya reconciliados, estando ya justificados y estando ya salvos de la ira; mucho más nos habla de
otro aspecto de la salvación.

No sólo entrar al cielo sino también al reino


En el verso anterior decía ser salvo de la ira, pero ahora dice ser salvo por su vida. Una es la
salvación jurídica y otra es la salvación orgánica, la vida. Se ha hablado correctamente esa
palabra, una salvación aplicada. Cristo formado en nosotros, es la manera de entrar por medio
de Cristo al galardón en el Reino; no solamente entramos a la salvación en el cielo sino también
al galardón en el Reino por medio de Cristo.
Cristo nos hace entrar en la salvación y en la plenitud de la salvación; en el inicio y en la
culminación; el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo.48 ¿Cuál es el día de Jesucristo? Cuando Él venga y seamos glorificados, y seamos
48
Cfr. Filipenses 1:6
78 El templo de Dios

semejantes a Él y glorificados como Él es. En ese día, la salvación orgánica habrá alcanzado en
nosotros la plenitud de efectividad; es decir, habrá sido efectuada y aplicada. Ya fue efectuada
en la cruz, pero es aplicada en la medida en que vamos creciendo en Cristo; en otras palabras,
en la medida en que vayamos entrando por este pórtico, no solamente al Reino de los salvos
sino también a la congregación de los primogénitos, al grupo de los vencedores.

Cristo ha provisto salvación y galardón


Hay dos aspectos diferentes: El Señor no solamente ha provisto salvación sino que ha
provisto también galardón; por eso dije que en este versículo hay implicadas muchas cosas.
Todas las discusiones acerca de si la salvación se pierde o no se pierde, tienen que ver con este
asunto acá. Todo el asunto de la diferencia entre salvación y galardón tiene que ver con este
asunto acá, con ser miembro del Cuerpo de Cristo y con ser vencedor, pero tanto en una cosa
como en la otra entramos por medio de Cristo. Cristo es la puerta para las dos cosas. Cristo es la
puerta para ser salvo de la ira y Cristo es la puerta para ser reyes y sacerdotes vencedores que
reinaremos con Cristo mil años. Por eso, volvamos a leer este asunto del pórtico.
Volvamos a leer 1 Reyes 6:3 “Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de
largo a lo ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos”. Claro que no se
puede entrar a formar parte del Cuerpo de Cristo sino por medio de Cristo; por eso, ¿dónde tiene
que estar el pórtico? delante. El pórtico no puede estar adentro, no puede estar en otra parte, no,
no. El pórtico está ahí en el muro, ahí en la entrada. Nadie puede pertenecer a la casa de Dios
si primero no recibió al Señor Jesús. Si la persona no recibió a Cristo, está del pórtico para
afuera. No puede haber eclesiología sin soteriología, no. Primeramente hay que ver quién es
salvo; cuando sepamos quién es salvo, entonces sabremos quién forma parte de la Iglesia y
quién está dentro del templo. Algunas personas pueden reunirse con la iglesia pero no entraron
por la puerta; no tienen el vestido de bodas que es Cristo, nuestra vestidura; revestidos de
El pórtico del templo 79

Cristo, del nuevo hombre. Significa que las personas simplemente están en el ambiente
cristiano, pero no son cristianas, no han nacido de nuevo, no han creído; entonces esas
personas están excluidas de la salvación y mucho más del Reino; porque incluso personas
salvas serán excluidas del Reino; porque no es lo mismo el Reino que la salvación; porque se
sufrirá pérdida del galardón aunque no de la salvación.
Dice claramente 1 Corintios 3:13-15 que “13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el
día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará. 14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la
obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida (pero no de la salvación), si bien él mismo será
salvo, aunque así como por fuego”. Significa que esa persona, ese creyente, será salvo con
pérdida y por fuego; no se perderá la salvación pero sí perderá algo, pero eso que perderá no es
la salvación; porque dice que “sufrirá pérdida, si bien el mismo será salvo”; significa que
perderá todo su galardón o parte de su galardón. Por eso el apóstol Juan hablaba de recibir el
galardón completo,49 es decir, que no se pierda parte del galardón de la persona o todo su
galardón, o a lo mejor tenga que ser azotado; porque de eso habla también; habla de azotes a
siervos;50 y dice el Señor que Él llamará a sus siervos; no está hablando de los incrédulos, no.

49
Cfr. 2 Juan 8
50
Cfr. Lucas 12:46-48
80 El templo de Dios

El juicio de los incrédulos es uno, pero el tribunal de Cristo es para juzgar a los siervos, a los
salvos, a los santos, a los hijos; y dice que si hiciere cosas dignas de azotes, será azotado
mucho o poco; claro que al decir mucho y decir poco no es decir eternamente; pero eso significa
mucho. No podemos alargar el mucho y hacerlo eterno; ese aspecto no figura en el tribunal de
Cristo. No estoy hablando del juicio eterno, el juicio de los que no han conocido al Señor, sino del
juicio de los creyentes. Lo leemos en 2 Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho
mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Vemos que recibirá también según lo
malo que hiciere.

El largo de la salvación y el ancho de la victoria


Hermanos, hay una diferencia entre galardón y salvación. En esto hay que estar claro; y por
eso es que este pórtico tiene un largo que se refiere a la salvación, y tiene un ancho que se
refiere a la victoria; y son dos cosas diferentes. La salvación es por gracia, pero el galardón es
por obras; pero el galardón es la posición en el reino, añadida a la salvación.
En aquellas ciudades donde reinarán los vencedores, aquel que tiene a su cargo 10 ciudades,
ciertamente que los que están en esas ciudades no están perdidos, pues estarían en el lago de
fuego y no en esas ciudades, o sea que estarán salvos pero no sobre esas ciudades. Su
salvación está manifiesta, pero no tienen el galardón de aquel que tiene a su cargo 10 ciudades.
Uno estará sobre una ciudad, pues solemos decir que hay una diferencia entre ser mero
ciudadano raso, o ser el alcalde o ser el gobernador. El que está sobre 10 ciudades es como un
gobernador de una decápolis. Otro, pues, será el alcalde, prefecto, de una ciudad en el Reino de
los Cielos, y otro estará en una de esas ciudades, salvo, no perdido, pero no sobre.
El pórtico del templo 81

Correr la carrera por el premio


Hermanos, cuando vemos lo del pórtico, hay muchas cosas que están implícitas acá. Por eso
les dije que para tener un aprovechamiento profundo de este asunto, tenemos que hacer un
seguimiento del asunto de la salvación, de esas discusiones que si se pierde o no se pierde;
porque algunos cuando encuentran los versículos que se refieren al asunto del galardón se los
aplican a la salvación. Por ejemplo, en donde dice que si yo corro de tal manera que alcance el
premio, pero no todos alcanzan el premio, sino uno, no sea que yo habiendo sido heraldo para
otros, 51 sea eliminado; ese eliminado algunos se lo aplican a la salvación; pero ahí está
hablando es de ganar el premio de la carrera, no se está hablando de la salvación; porque la
salvación no es corriendo, la salvación se recibe creyendo. Ahora, el galardón sí es corriendo;
por eso es que la longitud del pórtico también es más larga que el ancho del pórtico; el pórtico
también es más selectivo, el pórtico es apenas la mitad, así como de las 10 vírgenes la mitad
entrará al reino, al galardón en el reino.
“Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo”. Si usted recuerda, la
anchura de la casa es exactamente de 20 codos. Entonces, ¿cuál es el pórtico? La longitud en
el pórtico es exactamente igual a la anchura de la casa. ¿Qué quiere decir eso? Que la persona
que está en Cristo está en la Casa; si cree en Cristo es salvo. “El que por mí entraré, hallará
pastos”. Yo Soy la puerta, el que entraré por mí... Hay que entrar por Cristo.
Ahora, no solamente hay que creerle. Sí, por medio de creer en Cristo eres salvo de la ira, eres
salvo del juicio eterno y obtienes la eterna salvación; pero esa fe, dice Pedro, debe desarrollarse
en virtud; a la fe añadir virtud, y a la virtud, conocimiento, y al conocimiento, templanza, y a la
templanza hay que alargarla y volverla paciencia, y la paciencia volverla amor; porque a veces
tenemos paciencia y no amor; nos toca estirar la paciencia hasta que se vuelva amor; estirar la

51
Cfr. 1 Corintios 9:24-27
82 El templo de Dios

templanza hasta que se vuelva paciencia, y estirar la paciencia en Cristo, en aplicación de


Cristo, en formación de Cristo, hasta que la paciencia se estire y se vuelva afecto fraternal; por lo
menos afecto primero, entonces piedad, entonces amor, y de esta manera se os será otorgada
amplia y generosa entrada en el Reino, no en la salvación, no; en el reino, que tiene que ver con
el galardón; en la salvación ya entró en el primer escalón; no podría haber tenido virtud sin tener
fe, porque la virtud viene de la fe, y se le fue añadida a vuestra fe, virtud.

Salvados para buenas obras


Bueno, cuando tú crees, experimentas el poder, la fidelidad; ahí hay virtud, ahí pasó a otro
escalón. Ahora cuando experimentaste la virtud, ahí conociste de verdad, entonces ahí se estiró
la virtud en conocimiento; y cuando conociste por experiencia, ahora sí el conocimiento se volvió
templanza; ese es un conocimiento que no es solamente intelectual sino un conocimiento que te
controla, que te restringe; sólo que al principio te restringe de a poco. Al principio es sólo
templanza, pero a la templanza hay que añadirle paciencia; significa que es como si la paciencia
fuera una templanza alargada. Y ya, claro, la paciencia después se vuelve afecto; y eso sí que
es bello; y dice: “de esta manera”, entrando por esos escalones, porque más adelante vamos a
darnos cuenta que los escalones están en el pórtico. Sólo que todavía no he hablado de eso.
Hermanos, hay que entrar; y ¿cuál es la puerta? Es Cristo; entramos por la fe en Cristo en la
salvación jurídica; pero hay que entrar en la salvación orgánica, la aplicación de la salvación, en
el ser salvos por la vida. Ese crecer en Cristo es la entrada al Reino, no a la salvación, no. Los
que ya son salvos, son salvos para buenas obras, y esas buenas obras van a ser galardonadas
en el reino, pero ese galardón no es lo mismo que la salvación. La persona podría perder su
galardón o parte de él sin perder su salvación. “15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá
pérdida, (sí, pérdida, no de la salvación) si bien él mismo será salvo, aunque así como por
fuego”; pero esa pérdida no será de la salvación, es de la recompensa de la obra, porque “he
El pórtico del templo 83

aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según (¿su fe o
según sus obras?) sus obras” (Ap. 22:12). Lo que pasó fue que el catolicismo, tomó los
versículos que se refieren al galardón por obras en el Reino de los ya salvos por gracia, y lo
aplicó a la salvación, y ahora otros aplican la salvación al Reino, la salvación al galardón, y
piensan que por haber creído entonces se merecen estar con Pablo a la diestra o a la izquierda
del Señor Jesús; no, no. Son dos cosas diferentes. La salvación es por gracia sin obras, pero el
galardón es por obras para los salvos por gracia.

El reino milenial para los salvos en vida


El milenio es para el Reino, es para el galardón, para recompensar las obras de los
creyentes. El tribunal de Cristo se relaciona con las obras; en cambio el juicio del trono blanco,
será para después del Milenio; dice que el que no está escrito en el libro de la vida, ese será
condenado por sus obras, pero no se salvará porque no está en el libro de la vida; no está allí
porque no tiene vida. Son, pues, dos cosas diferentes: la salvación es una cosa y el galardón es
otra. La salvación de la ira tiene que ver con la salvación por la fe, y es la salvación que
estamos llamando jurídica; en cambio la salvación por la vida, no de la ira sino por la vida, es la
salvación orgánica, la salvación aplicada.
Cristo formado de tal manera que la persona experimenta un desarrollo en su vida espiritual, y
poniendo diligencia, su fe se perfecciona en virtud, de virtud en conocimiento, de conocimiento
en templanza, de templanza en paciencia, la paciencia en afecto fraternal, y el afecto fraternal
en amor; de esa manera, no dice por la fe; por la fe se salva, pero la fe no basta para ser
galardonado; la fe hay que perfeccionarla mediante un desarrollo del conocimiento verdadero
hasta alcanzar la salvación orgánica. “Porque de esta manera (agregando escalón a escalón)
os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo” (2 Pe. 1:11); esta es otra cosa; no hay que confundir la salvación con el Reino.
84 El templo de Dios

El reino es para los salvos en vida, la salvación sólo es para los salvos de la ira por la fe; todo
es por fe; la fe es la base incluso para el Reino porque sobre esa base, el primer escalón de la fe,
es que a la fe se le añade virtud; desde la fe se recibe la virtud, y esa virtud se vuelve
experiencia, que es el verdadero conocimiento de Dios, y ese conocimiento es el que realmente
te restringe porque conoces a Dios, conoces su salvación y te conoces a ti mismo; entonces ese
conocimiento se vuelve templanza. Y esa templanza se vuelve paciencia. etc., y de esa manera
os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino; y vuelve a hablar de la entrada. ¿Y qué
son todas esas etapas? ¿todos esos escalones? son la formación de Cristo, es el crecimiento en
Cristo, es entrar por el pórtico pero ya no para la salvación, sino también para el galardón.

Despojarnos del viejo hombre


Porque Cristo es la puerta de las ovejas; por Él somos salvos de la ira y somos salvos en vida.
Dios quiere que nos salvemos no solamente del lago de fuego, sino también de nosotros
mismos; por eso Cristo también crucificó el viejo hombre. Por eso ahora nosotros en unión con
Cristo, debemos despojarnos de aquello que ya fue crucificado; pero dice: despojaos vosotros
del viejo hombre.52 Ya fue crucificado el viejo hombre, pero vosotros debéis despojaros de
lo que ya fue crucificado. Esa es la aplicación de la provisión en Cristo por la fe y ejercicio de fe
en nuestra vida particular. Ese es otro aspecto.
En el pórtico delante del templo, la casa tenía 20 codos de largo, exactamente el ancho de la
casa. Eso se refiere a Cristo en la salvación jurídica de la ira. Y dice: a lo ancho de la casa. ¿Cuál
era el ancho de la casa? La casa es un rectángulo. Tiene 60 codos de largo y tiene 20 codos de
ancho; vemos que en la parte del ancho, allí es donde está el pórtico. A todo lo ancho de la casa
allí está el pórtico; y el ancho ya no se refiere al ancho de la casa sino al ancho del pórtico.
52
Cfr. Efesios 4:22
El pórtico del templo 85

Tengamos en cuenta y distingamos que el ancho del pórtico no es igual al ancho de la casa; el
largo sí. Quien esté en Cristo, quien haya creído en Cristo, está salvo. Por eso el ancho de la
casa es igual al largo del pórtico, porque la persona que cree en Cristo es ya salva y es de la
Iglesia, pero no es todavía vencedor. Así como la casa es un rectángulo selectivo, así también el
pórtico es asimismo un rectángulo selectivo. Así como no de todos los seres humanos, aunque
de toda clase de seres humanos se pueden salvar, no todos serán salvos sino los que crean en
Cristo, así por eso es un rectángulo, por eso el pórtico también es un rectángulo.

Los vencedores entre los cristianos


No todos los salvos en Cristo son vencedores. Entonces los salvos vencedores definen el
ancho del pórtico, no de la casa. El ancho del pórtico es inferior al ancho de la casa; el ancho del
pórtico es apenas la mitad. Por eso dice así: “Y el ancho delante de la casa era de diez codos”;
es decir, más o menos 5 mts,; o sea, la mitad. ¿Cuál es el largo? Diez. ¿Cuántas vírgenes
estaban esperando al esposo? Diez, pero ¿cuántas lo recibieron y entraron a la boda? Cinco. No
todos los miembros de Cristo que están en la Iglesia son vencedores, sino “al que venciere le
daré...”. Ahora, el que creyere, será salvo, pero al que venciere, le daré. Son dos cosas
diferentes: para poder ser vencedor, primero tiene que ser creyente; todos los vencedores son
creyentes, pero no todos los creyentes son vencedores. Los creyentes son salvos, pero los
vencedores son reyes. Claro que son salvos también, lógico. Dios quería que todo Israel fuera
un reino de sacerdotes, todo, pero le tocó sólo a la tribu de Leví; y de entre ellos les tocó ser
sacerdotes sólo a los coatitas, y de los coatitas sólo a los aaronitas; y aunque Dios quería que
fuera para todos, el sacerdocio sólo quedó para los de Aarón, en el antiguo pacto. Así Dios
quiere que en el Milenio todos reinen con Cristo mil años, pero sólo reinarán los que vencieren;
los demás estarán salvos, y en la Nueva Jerusalén estarán, pero no se sentarán a la mesa en
el reino con Jesús y los patriarcas, los profetas y los apóstoles y los vencedores; su posición en
86 El templo de Dios

el reino será inferior porque de las estrellas, unas tienen más gloria que las otras, se
diferencian una de la otra en gloria.
La Biblia le llama gloria a lo que los astrónomos le llaman magnitudes; estrellas de primera
magnitud, de segunda magnitud, de tercera magnitud, sin embargo, en el Cuerpo de Cristo
habrá vencedores de primera magnitud, de segunda magnitud, de tercera magnitud. Sí, todos
serán salvos pero no todos brillarán igual en el Reino. Tenemos lo de las minas; le fue dada una
mina a cada uno; no hablo de la parábola de los talentos, porque los talentos fueron repartidos
en diferentes cantidades; a uno se le dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno; al que menos se
le dio, fue un talento; pero la parábola de las minas es otra.

Lo que determina el galardón


Todos tienen la misma mina, una sola mina, pero uno produjo con su mina diez minas, el otro
produjo con su mina cinco minas, también está bueno, pero el otro no produjo nada con su
mina. ¿Qué sucede entonces? Ahí sí el que produjo diez minas estará sobre diez ciudades; el
que produjo cinco minas con su mina, estará sobre cinco ciudades; significa que su galardón se
recompensará con lo que haya hecho con su salvación, mientras estaba en el cuerpo. Por eso
en una parte dice: “8Sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9
no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef. 2:8,9); y por otra parte, dice: “ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor” (Flp. 2:12). Cuando dice: creados en Cristo Jesús, eso es ser
salvos, pero cuando continúa para buenas obras, eso es para edificar sobre el fundamento una
súper estructura de la cual se determinará su galardón. El tener derecho a comenzar a
sobreedificar es la fe en Cristo. Ahí ya está sobre el fundamento, ya eres hijo, pero ahora que
eres hijo, salvo por gracia y por fe, no por obras, porque fuiste creado de nuevo, recreado en
Cristo Jesús, “creado en Cristo para buenas obras”, las cuales Dios recompensará.
El pórtico del templo 87

Ese aspecto de ese pórtico misterioso es un poco más angosto. Bueno, por eso dice: “y el
ancho delante de la casa era de diez codos”. Este es un pórtico que en cuanto a los vencedores
es más selectivo que en cuanto a los creyentes. Los creyentes se salvan, pero de los salvos
algunos serán vencedores y se les otorgará amplia y generosa entrada en el Reino eterno. Ese
es otro aspecto. ¿Se han dado cuenta cuántas cosas están implicadas en este versículo del
pórtico? El Señor es la puerta, pero Él es una puerta un poco compleja. Después más adelante,
veremos otros detalles de la puerta. Vamos a ver que la puerta tiene dos alas, y cada ala tiene
otras dos; tiene muchos detalles esta puerta.
Hermanos, por lo menos hasta ahora hemos visto este aspecto del pórtico, del ulam como se
dice en el idioma hebreo. Hay selectividad en cuanto al reino del cual participarán sólo los
vencedores; así como la salvación es para toda clase de seres humanos, pero no todos serán
salvos, sino los que crean, así también para todos los que crean hay salvación pero no galardón
igual. El galardón es para los que venzan. El precio alcanza para salvar a todos, pero será
efectivamente sólo para aquellos que crean. Ahí está por qué es rectangular la casa, por qué
tiene 60 de largo y apenas 20 de ancho. Pero también el pórtico es rectangular. También en el
pórtico hay selectividad, no todos los salvos serán vencedores. Los vencedores serán
solamente aquellos que sean salvos por vida, no sólo por fe; claro, por fe son salvos del juicio
eterno, pero ahora viven en Cristo y creen en Cristo, y de esa manera se les otorga entrada por
la puerta, la entrada de la puerta; pero ya no habla aquí de la puerta de la salvación, sino de la
puerta del Reino. Eso es lo que tiene que ver con el milenio, no sólo con la salvación.
Yo sé que esto tuve que decirlo así dando por sentado muchas cosas que había que explicar.
Yo sé que detrás de esto hay muchas controversias de siglos en la historia de la Iglesia, pero
esas controversias le han hecho masticar mucho, mucho a la Iglesia. Se masticó a ver cómo era
lo de la salvación, si por obras, si por gracia, y después si se pierde o no se pierde. Si no se
pierde, si es lo mismo que galardón. ¡No!, eso no es lo mismo, y ese galardón es sólo positivo o
88 El templo de Dios

también tiene azotes. Bueno, vamos a ver qué dice Dios en su Palabra. Fue necesario decir esto
muy resumido. Debajo de esto hay mucha digestión de 20 siglos de la Iglesia. Nosotros vamos
siendo herederos de toda esa digestión. Poco a poco. Bueno, vamos a parar aquí, lo relativo al
pórtico del templo de la casa.

VI

LAS VENTANAS
El pórtico del templo 89

DE LA CASA DE DIOS53

El auténtico constructor de la verdadera casa de Dios


Estamos estudiando la Palabra en el capítulo 6 del libro primero de Reyes en el capítulo sexto,
según la versión Reina Valera, revisión 1960. El capítulo 6 nos habla de la edificación del
Templo de Dios por el hijo de David. Salomón es el hijo de David, figura del Señor Jesús. Y así
como Salomón en figura y según los planos revelados por Dios a David, construyó para Dios
este templo que estamos siguiendo con atención, así también el verdadero Salomón, el
verdadero Rey de Paz, el verdadero Hijo de David, que es el Señor Jesús, Él es el que está
edificando la verdadera casa de Dios. Como Dios le había dicho a David: “David, tú has
derramado mucha sangre, tú no me edificarás casa, pero tu hijo que nacerá de ti, él me edificará
casa”.54 Sabemos que ese hijo de David verdadero que le edifica la verdadera casa a Dios es el
Señor Jesús, y la verdadera casa de Dios es la Iglesia. No le pongo apellidos porque en la Biblia
no tiene apellidos; son los hombres los que agarran pedacitos de la Iglesia y le ponen distintos
apellidos y distintas personerías, pero no el Señor. El Señor no le puso apellidos ni personería a
su casa. Ningún apellido le quedaría suficiente y mucho menos una personería. Siempre las
personerías se quedarán cortas para abarcar la realidad misteriosa de lo que realmente es el
Cuerpo de Cristo. Ninguna personería puede realmente alcanzar lo que es la Iglesia.

53
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en marzo 6 de 1998. Transcripción: Johanna Alvarado.
54
Cfr. 1 Crónicas 22:6-10
86 El templo de Dios

En este capítulo 6 hemos estado siguiendo una serie sobre el templo de Dios; esto lo digo por
causa de los que hoy están por primera vez. En esa serie estamos viendo la manera cómo se
edifica el Templo de Dios; cómo el Señor dio unas especificaciones acerca de Su casa. De
manera que en el capítulo 6, en el primer verso, que fue el primer mensaje que consideramos,
vimos el momento de la edificación del Templo. Dios escoge un momento equis para edificar,
porque si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican;55 y es el Señor el que
sabe el momento oportuno, las coyunturas, las sazones de la labranza de Dios. Luego vimos el
segundo verso en tres reuniones; la primera referida a la longitud del templo, la segunda referida
a la anchura del templo y la tercera referida a la altura del templo. El viernes pasado estuvimos
viendo el siguiente verso relativo al pórtico del templo. Hoy nos corresponde pasar al siguiente
versículo, detenernos un poco en él, que es el versículo número 4, que trata de las ventanas del
templo. Hoy, pues, vamos a ver las ventanas del templo.

Nadie puede entrar a la casa de Dios por las ventanas

55
Cfr. Salmo 127:1
Las ventanas de la casa de Dios 87

Es interesante que el Señor le puso ventanas al templo. Claro que si usted se fija bien cómo
son hechas estas ventanas, se da cuenta que no se puede entrar al templo por las ventanas,
porque como usted va a leer, las ventanas son estrechas por fuera. Aunque son anchas por
dentro, son estrechas por fuera, y nadie puede entrar a la casa de Dios por las ventanas;
solamente se puede entrar por la puerta. Solamente en Cristo la persona está en la Iglesia. No
se puede estar en la Iglesia sin primeramente estar realmente en Cristo. El Señor Jesús enseñó
a los apóstoles, y lo dice el apóstol Pablo en Romanos capítulo 8, dice que el que no tiene el
Espíritu de Cristo no es de Él.56 Significa que una persona que todavía no ha creído en el Señor
Jesús y que no ha recibido efectivamente por la fe el perdón de sus pecados, y que por la fe en
Cristo no ha sido regenerado, recibiendo el Espíritu de Dios, porque el Espíritu de Dios se recibe
por la fe, si esta persona no ha creído, si esta persona no se ha confiado en Cristo y no ha sido
regenerada, esta persona no ha entrado por la puerta. Entonces esta persona no está todavía
dentro de la casa de Dios. Puede ser que esté afiliada a alguna denominación, eso sí.

Membresía frente a la justificación por la fe


Yo recuerdo que me contaba el hermano Aniceto, un amado siervo del Señor allá en Brasil,
que había sido convidado a predicar entre un grupo de luteranos, que así como aquí en
Colombia la gente nace y ya desde niño la hacen católica romana, pues allá en Alemania, como
la denominación oficial no es la católico-romana sino la evangélica-alemana, entonces, pues allá
la gente nace y adquiere la ciudadanía alemana juntamente con la membresía a la iglesia de la
nación. Ustedes saben que ese fue uno de los problemas que aconteció a partir de la Reforma.
Se había de tal manera confundido el asunto de la Iglesia con el catolicismo, que no se
esclareció suficiente con la Reforma. Sí, con la Reforma comenzaron a esclarecerse otras cosas

56
Cfr. Romanos 8:9
88 El templo de Dios

que sí se esclarecieron bien y que era necesario que se esclarecieran primero, para que
después se esclareciera la Iglesia. Fue el asunto de la justificación por la fe. La justificación por
la fe fue verdaderamente lo que el Espíritu trajo en aquella época de la Reforma, en el Siglo XVI,
para que llegara a ser posesión definitiva de la Iglesia como Él lo había querido desde el
principio. Pero lógicamente, después de ver quién realmente está justificado es que se puede
decir quién realmente está en la Iglesia. Mientras eso no estuviera claro, el asunto de la Iglesia
no estaba claro; y algunos, aplicando la parábola del trigo y la cizaña a la Iglesia, decían: Bueno,
en la Iglesia hay trigo y hay cizaña. Pero cuando tú lees con cuidado aquella parábola del Señor
Jesús sobre el trigo y la cizaña, te das cuenta que Él no dice que la Iglesia es el campo; el campo
es el mundo. En el mundo se siembra la cizaña; el mundo es el campo. En el campo el Señor
sembró la semilla, el trigo, que son los hijos del reino; ellos son los que realmente conforman la
Iglesia, y entre los hijos del reino, en el campo que es el mundo y no la Iglesia, Satanás sembró
la cizaña, que son los hijos del malo, que están conviviendo con los hijos del reino, pero no en la
Iglesia, sino en el mundo.
Hoy vamos a ver un poquito más de este aspecto espiritual de la Iglesia. Llegó la época de la
Reforma; con la época de la Reforma, bueno, muchos se salieron del cesaropapismo, de aquel
gobierno absolutista en donde el papa y el emperador definían incluso la religión de las
conciencias particulares. Eso de conciencias particulares parece que no se tenía en cuenta
durante las edades medias. Incluso yo he leído documentos por ahí del siglo VIII, del siglo IX
que cuando algún señor feudal vendía su feudo o lo cedía a otro, lo cedía con todo y
parroquianos, como si los parroquianos fueran gallinas. Sí, con todo y parroquianos. Y hacía el
inventario de los parroquianos. Y eso fue aceptado así. A partir ya de la Reforma, las cosas
comenzaron a cambiar.

Una pretendida iglesia invisible y otra visible


Las ventanas de la casa de Dios 89

Pero entonces, de la iglesia imperial, que comenzó a desarrollarse con Constantino, se pasó a
las llamadas iglesias nacionales europeas, en donde las personas al nacer en una nación tenían
por obligación la religión del príncipe, del gobernante. Si el príncipe era de la línea luterana,
entonces sus súbditos nacían luteranos; pero si alguien nacía en Holanda, podía ser reformado;
si nacía en España, entonces era católico; y como España fue la que colonizó a Latinoamérica,
entonces la gente en estas tierras nacía católica; y hoy en día todavía lo sacerdotes católicos
consideran católicos a la mayoría de los colombianos. De hecho, cuando llegaron hace poco al
colegio de mis hijos, que es del Estado, fueron directamente poniéndole a todos en la frente la
cruz de ceniza de la cuaresma, dando por sentado que todos eran católicos. Claro, cuando
fueron llegando hasta los cristianos, y éstos comenzaban a decir: “a mí no, a mí no”, se dieron
cuenta que había muchos que pensaban diferente; y a partir de ahí comenzaron a preguntar:
“¿Usted acepta o no?” Pero ellos antes ya venían directo a poner su señal a todos. Eso quiere
decir que todavía en la época de la Reforma no se había clarificado el asunto de la Iglesia. ¿Qué
sucedió entonces? Como empezó a haber personas que se decían ser de la Iglesia pero que su
fruto era cizaña y no era trigo, surgió una nueva explicación; la de la iglesia espiritual invisible y la
de la iglesia visible; que esa fue una etapa un poquito posterior; y todavía hay muchos que están
en esa posición de la iglesia invisible y la visible. Claro que cuando tú lees la Biblia, tú no
encuentras que la Iglesia sea invisible, o que la iglesia visible sea distinta de la invisible. En la
Biblia, la Iglesia que es Iglesia en lo invisible aparece muy visible como candelero en las
localidades; pero eso es algo que se ha ido clarificando por el Espíritu Santo durante varios
siglos.
En este asunto que vamos a ver hoy sí vamos a ver un aspecto importante de la espiritualidad
de la Iglesia, que es lo que aparece aquí implícito en este versículo de las ventanas; porque las
ventanas no son para entrar a la Iglesia. Las ventanas sí son para que desde adentro se pueda
ver un poco hacia fuera; pero fíjate que no es al revés. Fíjate en lo que dice allí de las ventanas
90 El templo de Dios

del templo.

Ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera


Dice así: “4E hizo a la casa (fíjese que las ventanas fueron hechas para la casa, es decir, quien
se debe beneficiar de las ventanas no es la gente que está fuera de la casa, sino la gente que
está en la casa) ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera”. Estas ventanas tienen la
peculiaridad de que son anchas por dentro y estrechas por fuera. Por dentro de la casa las
ventanas son anchas. ¿Ustedes se imaginan cómo es una ventana ancha por dentro?
Imagínense un cuadro que es grande por dentro y alguna ranura un poco más angosta por fuera,
y luego en forma como de trapecio, de manera que los que están adentro desde cualquier
ángulo pueden mirar hacia fuera, pero los que están afuera, con mucha dificultad pueden
entender lo que pasa dentro de la casa de Dios.
Y esto es muy interesante que nosotros lo comprendamos, porque el Señor a propósito diseñó
así la Iglesia, justamente porque el Señor conoce que Satanás es un pervertidor. Como se está
en un drama universal, ustedes saben que hay un drama universal que se está jugando, hay un
partido que se está jugando en el universo, y ustedes saben que Satanás va a ser juzgado, y
ustedes saben que va a ser juzgado por el Señor a través de la Iglesia, entonces Satanás está
muy interesado en embolatar al expediente. Él está muy interesado en embolatar el expediente;
él quiere tergiversar el testimonio de la Iglesia. Si él no puede hacer caer a la Iglesia realmente,
por lo menos que parezca que cayó; o si no trata entonces de asociarse con la Iglesia, de
enredarse así como un parásito en la Iglesia y tergiversar su testimonio y sacar partido echando
el agua para su molino. Ustedes entienden. Satanás es muy astuto.
De ahí que, lógicamente, el nombre de Iglesia ha sido utilizado por muchas personas. Hoy en
día, tú abres el directorio telefónico y encuentras una lista de muchas llamadas Iglesias; la
Las ventanas de la casa de Dios 91

“Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”, la “Iglesia Cristiana Gnóstica”, y se
aplican el nombre de iglesia muchas personas, y la gente de afuera realmente, cuando lee el
directorio telefónico, y aunque no lo lea, cuando va por las avenidas, por los barrios, por las
calles, encuentra cantidad de letreros, cantidad de personerías, cantidad de cosas y no entiende
a la Iglesia. Realmente desde afuera no se puede ver muy bien a la Iglesia.

Ver y entrar al reino de Dios


El Señor Jesús dijo que el que no nace de agua y del espíritu no puede ver y no puede entrar.
Primero dijo ver y después entrar. Vamos a fijarnos en eso allí en Juan. Fijémonos en ese detalle
que nos muestra que la Iglesia tiene que ser conocida desde adentro por revelación divina. Juan
3, allí dice el Señor Jesús:
“3De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. 5De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios”.
En este momento, el reino de Dios, el reino de los cielos, es la Iglesia. Cuando se estudia los
misterios del reino de Dios, nos damos cuenta que el reino de Dios abarca muchos capítulos y
abarca, digamos, muchas etapas. Se habla del reino de Dios de eternidad a eternidad en un
sentido porque Dios siempre reina; en un sentido; pero hay otros aspectos del reino que le
fueron cedidos a Israel, pero dice que como no dieron el fruto que debían dar, el reino de Dios
sería quitado de ellos y sería dado a otro pueblo. Ahí es cuando entra la Iglesia en parte a tratar
algo del reino.
Y aquellas parábolas donde aparece la Iglesia significada, aparece bajo aquél epítome: “el
reino de los cielos es semejante a”; y entonces comienza a mostrar el aspecto legítimo del reino
y el aspecto aparente del reino. Semejante es lo que parece, o lo que se puede llamar la
92 El templo de Dios

apariencia del reino; hay trigo y también hay cizaña. En la apariencia de la cristiandad hay trigo y
hay cizaña mezclados, pero la realidad del reino no es lo que parece, es el trigo. Luego el reino
se manifestará por fin de una manera definitiva en el Milenio. Por eso habla de que nosotros
estamos trabajando para el reino. Por una parte estamos en el reino y por otra parte se nos dará
entrar al reino.
Hay un reino eterno; de eternidad a eternidad, un aspecto del reino con Israel, otro aspecto del
reino con la Iglesia, otro aspecto del reino con el Milenio, y un aspecto final del reino, al final, ya
en la Nueva Jerusalén; pero todos esos son capítulos diferentes que se refieren a distintos
aspectos del reino y que no hay que confundir. Por una parte habla de entrar en el reino y de que
el reino no ha venido, y sin embargo se habla de que el reino será quitado de Israel. ¿Cuál es el
que no ha venido y cuál es el que es quitado? Son distintos capítulos y distintos aspectos del
reino. Ahora no estamos estudiando del reino, pero mencionamos esto para tenerlo presente,
pero estamos hablando de la Iglesia, que sí es un aspecto del reino.
Fíjense que Pablo, cuando hablaba de su servicio en la Iglesia, dice: “Fulanos y fulanos, que
son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino de Dios”.57 Y cuando Pablo dice que
“el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Ro.
14:17), allí no habla en futuro, sino en presente. Entonces hay un aspecto, no todos, un aspecto
del reino de los cielos que corresponde al período de la Iglesia; eso nos dice que en el período
de la Iglesia se está gestando el reino que será manifiesto en el Milenio, y luego consumado en
la Nueva Jerusalén, pero son etapas del reino. Ahora, había una etapa con Israel, hay una etapa
con la Iglesia, habrá una etapa en el Milenio, y habrá una etapa final con el cielo nuevo, la tierra
nueva y la Nueva Jerusalén. Ahora no estamos todavía en la Nueva Jerusalén en el sentido final,
aunque en otro sentido sí, en el de Hebreos, pero no en el sentido final. Ahora no estamos en el

57
Cfr. Colosenses 4:10-11
Las ventanas de la casa de Dios 93

Milenio, pero estamos en la Iglesia y estamos en ese aspecto del reino. Y cuando el Señor dice
“no puede entrar en el reino”, quiere decir que el que nace de nuevo entra en el reino; en el
aspecto del reino que corresponde a la Iglesia.

Discernir el cuerpo del Señor


Dice así en Juan 3: “5El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te
maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y
oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va”. El que está adentro, se mueve
según el Espíritu, el que está afuera no entiende. “8...mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde
va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”, es decir, el que está dentro del reino, que
realmente está en la Iglesia; no en la membresía de alguna denominación, sino en la realidad del
cuerpo de Cristo.
El cuerpo de Cristo debe ser un asunto que debe ser discernido; y a veces incluso hermanos
en Cristo, que están dentro del reino y de la Iglesia, ni siquiera disciernen bien el cuerpo de
Cristo. Son parte del cuerpo de Cristo pero no lo disciernen; y por eso a veces necesitan ser
corregidos con enfermedades o con debilidad, y a veces con la muerte prematura.58 No son
expulsados de la salvación, ni del reino, ni del cuerpo, pero ya no pueden hacer más méritos
porque el galardón en el reino sí tiene que ver con las obras, no la salvación. La salvación es por
la fe, pero los salvos, que se salvan por gracia, que nacen de nuevo por gracia, que viven en
Espíritu por gracia, le sirven a Dios y hacen obras mientras están en el cuerpo en la fe de
Jesucristo, las cuales serán recompensadas en el reino; no con la salvación, sino con la posición
en el reino; no hay que confundir salvación con galardón. La salvación es por la fe, el galardón es
58
Cfr. 1 Corintios 11:29-32
94 El templo de Dios

por las obras.


Dice Apocalipsis 22: “12He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a
cada uno (no según su fe, sino) según sea su obra”. También dice 2 Corintios 5: “10Porque es
necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba (no según su fe, sino) según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno
o sea malo”. Hermanos, mientras estamos en el cuerpo y estamos en la fe y estamos dentro del
reino, servimos a Dios, y es allí cuando se debe discernir el cuerpo.

Sólo por nacimiento espiritual


Este asunto de las ventanas nos muestra la necesidad de la revelación espiritual para conocer
la Iglesia desde adentro, para discernir el cuerpo; porque aquí nos dice lo siguiente: “9Respondió
Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro
de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos (ese es
el que está adentro), y lo que hemos visto, testificamos (ese es el que está adentro); y no
recibís nuestro testimonio (ese es el que está afuera)”. ¿Se da cuenta? Por dentro se sabe y se
testifica, pero por fuera no se recibe el testimonio, ni se sabe, ni se conoce; entonces por eso las
ventanas son anchas por dentro, pero angostas por fuera. Dice acá: “12Si os he dicho cosas
terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13Nadie subió al cielo, sino el
que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”.
En el versículo 3 del mismo capítulo el Señor empleó otra palabra; en el verso 5 empleó la
palabra “entrar”, pero en el verso 3 había empleado la palabra “ver”. Dice allí: “3Respondió Jesús
y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo...”; esta parte es antes de
explicarle lo del agua y del Espíritu, que fue como una concesión explicativa del Señor; el que ya
nació de nuevo, con sólo decirle nacer de nuevo ya entendería, pero al que no ha nacido de
Las ventanas de la casa de Dios 95

nuevo se le concede que se refiere a nacer de agua y del Espíritu. Entonces dice: “3...el que no
naciere de nuevo, no puede (note este verbo “poder”, es decir, capacidad) ver el reino de Dios”.

Cristianos por tradición


Vamos al segundo capítulo de la primera epístola a los Corintios, donde se nos habla también
del aspecto espiritual de la casa de Dios; cómo la casa de Dios tiene ventanas anchas por dentro
pero estrechas por fuera. Podemos leer desde el verso 6 para notar el contraste de la parte de
adentro y de la parte de afuera del templo; porque la Iglesia, hermanos, es algo espiritual.
Porque, ¿qué es el cuerpo de Cristo? Es el organismo de la vida divina. Aquella persona que
está vinculada con la vida divina es movida por la vida divina y es un miembro vivo del cuerpo de
Cristo.
Ahora, puede haber unas personas vinculadas a ciertos círculos cristianos pero que no han
nacido de nuevo, así como estamos hablando de estos grupos que nos ha contado el hermano
Aniceto, que allá en Brasil lo invitaron a predicar a un grupo de luteranos, y le decía el pastor:
Bueno, hermano, más o menos de los 2000 luteranos que hay aquí, solamente unos 26 han
nacido de nuevo; eso significa que los otros habían heredado la tradición luterana, así como aquí
se heredó la tradición católica, pero no nacieron de nuevo. Formaban parte de la llamada iglesia
luterana, pero no habían nacido de nuevo. Eso no quiere decir que ninguno entre los luteranos
ha nacido de nuevo; de cierto muchos han nacido de nuevo; incluso entre los católicos también
hay nacidos de nuevo. Pero lo que hace a la Iglesia no es esa apariencia exterior. No es el
embeleco del templo, de la personería, del estatuto; no es la conformidad exterior. Lo que hace
que una persona esté realmente dentro de la casa de Dios es el nuevo nacimiento; es la
participación con el Espíritu de Cristo por la fe. Esa persona es la que nació de nuevo. Sólo las
personas que recibieron a Cristo por la fe y nacieron de nuevo, están dentro de la Iglesia. Ellos
conocen el aspecto vivo de la Iglesia por dentro. Claro, para los de afuera puede ser invisible,
96 El templo de Dios

pero ciertamente no es invisible para los de adentro. Los de afuera no pueden ver el reino, pero
los de adentro sí. Los de adentro tienen la ventana más ancha; los de adentro sí pueden ver lo
que está adentro y lo que está afuera. Los que están afuera pueden ver lo que está afuera, pero
no lo que está adentro. El que está adentro ve adentro y ve afuera; el que está afuera sólo ve lo
que está afuera y no ve lo de adentro.

La auténtica sabiduría es don de Dios por revelación


Dice 1 Corintios 2:6: “6Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado
madurez; y sabiduría, (ahí está: Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; es la
parte ancha de la ventana por dentro, pero cuando dice) no de este siglo, ni de los príncipes de
este siglo que perecen”; esa es la parte de afuera. Lo que el mundo tiene por luz, todavía es muy
estrecho delante de la luz que el Señor dio a la Iglesia. Y dice: “7Mas hablamos sabiduría de Dios
en misterio, la sabiduría oculta”; note esa palabra: “oculta”; es decir, el Señor mismo la ocultó a
propósito. El Señor dijo así: “25Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste
(fue Dios el que escondió) estas cosas de los sabios y de los entendidos, (según el mundo,
según la carne) y las revelaste a los niños” (Mt. 11:25). Note que revelar es algo interior; esa es
la ventana ancha por dentro; y esconder es también un trabajo del Padre; es el Padre el que
revela y es el Padre también el que esconde. ¿Saben que al Padre a veces le toca esconder? A
veces le toca esconder, porque Él sabe cómo es el enemigo. Él tiene que esconder Sus cosas; y
por eso a veces, cuando tú estás en el Espíritu, el Espíritu te hace cerrar la boca en muchos
aspectos. Jesús mismo hasta de los discípulos cerraba la boca. “12Aún tengo muchas cosas que
deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda verdad” (Jn. 16:12-13); y esa guianza es progresiva, es poco a poco. Significa que
las cosas verdaderamente espirituales se conocen sólo por revelación divina, por inspiración e
iluminación de Dios, y se conocen desde adentro para afuera; y la mente natural, como vamos a
Las ventanas de la casa de Dios 97

ver aquí a continuación, no entiende, no discierne las cosas espirituales que se deben discernir
espiritualmente. Por eso estamos hablando de la espiritualidad de la Iglesia; conocer la Iglesia
por revelación desde adentro.
Sigue diciendo 1 Corintios 2: “8La (sabiduría) que ninguno de los príncipes de este siglo
conoció”; la sabiduría oculta, ¿no? que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
no para la del mundo; para adentro sí, para afuera no; “7...para nuestra gloria, 8la que ninguno de
los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al
Señor de gloria”. Eso significa que realmente Judas no conoció al Señor Jesús; no nació de
nuevo. “9Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio (ahí está lo de afuera), ni oído oyó
(ahí está estrecho por fuera), ni han subido en corazón de hombre (estrecho por fuera), son las
que Dios ha preparado para los que le aman”. Los que le aman; amplia por dentro. “10Pero Dios
nos las reveló (eso es lo que quiere decir una ventana ancha por dentro; reveló) a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña (ahí está la ventana ancha por dentro), aun lo
profundo de Dios”. ¡Aleluya! “11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre (no de
afuera, pero quién), sino el espíritu del hombre que está en él? Así (y ahí está la ventana
estrecha por fuera) tampoco nadie conoció las cosas de Dios (tan, tan estrecha por fuera) sino el
Espíritu de Dios (la ventana ancha por dentro). 12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos (se necesita el Espíritu de Dios
para saber) lo que Dios ha concedido”. Sin el Espíritu de Dios no se puede saber, no se puede
ver.

Hay que entrar por la puerta para conocer a Cristo


Por eso con tanta claridad, el apóstol Juan, lo vamos a leer ahora, decía: “Por esto el mundo
no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Jn. 3:1). Si las personas no entran por la puerta, no
conocen a Cristo y tampoco conocen la Iglesia. Primero hay que conocer a Cristo para conocer
98 El templo de Dios

la Iglesia; quien no conoce a Cristo por dentro, tampoco va a conocer la Iglesia. Sí, puede ser
que conozca muchos jerarcas; puede que se mueva en grandes reuniones con el nuncio
apostólico, allí en las cenas diplomáticas, en los grandes banquetes. Sí, puede ser incluso
embajador en Roma; hay algunos de los embajadores en Roma son amigos de los nuncios, pero
no han nacido de nuevo. Parece que están en relación con la Iglesia, pero están muy afuera, si
no nacen de nuevo.
Seguimos en 1 Corintios 2: “13Lo cual también hablamos (lo que Dios nos ha concedido), no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual”. Esto que llama “lo espiritual” es el contenido, lo que
Dios nos ha concedido, ¿acomodado a qué? a lo otro espiritual, que son las palabras enseñadas
por el Espíritu. Las palabras que enseña el Espíritu son espirituales, y se acomodan a lo que
refieren esas palabras: la realidad de lo que Dios nos ha concedido. La realidad de lo que Dios
nos ha concedido es la sustancia espiritual que se acomoda a las palabras enseñadas por el
Espíritu, que es lo espiritual. Aquí hay dos cosas espirituales que se acomodan una a la otra:
“acomodando lo espiritual a lo espiritual”. Lo que Dios nos ha concedido, la sustancia, es
acomodado a las palabras ensañadas por el Espíritu, o viceversa. Las palabras ensañadas por
el Espíritu se refieren a lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos.

El hombre psíquico no puede percibir


Y dice: “14Pero (ahí está el otro lado de la ventana) el hombre natural (y la palabra en el griego
es el “hombre psíquico”, el hombre almático, el hombre que está solamente en el ego de su
vida natural, aquí se tradujo bien la palabra “natural” aunque en realidad es “el hombre psíquico”)
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él (no es que sean, es para él)
son locura”. Ahí está: la ventana es estrecha por fuera. El hombre natural no entiende las cosas
espirituales. Tú le puedes hablar, pero si la persona no ha nacido de nuevo; ahí te cansas. Pero
Las ventanas de la casa de Dios 99

cuando la persona está en la luz, apenas empezaste a hablar, te entiende de qué le vas a hablar.
¿Verdad? Ya sale hacia delante; el Espíritu le revela; después solamente, cuando oye las
palabras dice: Amén, porque conoce desde adentro; y si no, para él eso es una cosa rara; y va a
decir: “¿De qué estás hablando?” El hombre natural no percibe, pues la ventana es estrecha por
fuera. “14El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede (otra vez vemos que es la capacidad del hombre natural; no las puede, no
tiene la capacidad) entender, porque se han de discernir espiritualmente (es decir, haciendo uso
del Espíritu)”.
Discernir espiritualmente se logra haciendo uso del espíritu; si el espíritu ha sido despertado,
ha sido regenerado, entonces puede ejercer la función del discernimiento. Por eso es que el
cuerpo de Cristo debe ser discernido. Al cuerpo de Cristo la gente no lo puede ver así por fuera.
La gente por fuera va a ver muchas organizaciones; y si tú estás en la carne, vas a ver la Iglesia
toda confundida en un montón de organizaciones; pero si tú estás en el Espíritu, vas a reconocer
quiénes son tus hermanos y para ti no va a ser invisible la Iglesia, y vas a actuar de una manera
muy visible, una comunión muy práctica y muy visible con todos tus legítimos hermanos ahí en tu
localidad, ahí en tu lugar, en tu ciudad donde tú vives. ¿Por qué? Porque tú vas a discernir
quiénes son tus hermanos; ¿por qué? Porque participas del mismo Espíritu, entonces
disciernes.

El hombre espiritual puede ver y discernir


Ahora viene la otra cara de la moneda: “15En cambio el espiritual (es decir, el contraste con el
hombre natural o el hombre psíquico; en cambio el hombre pneumático, el espiritual; ahí entra
psiqué, alma, que se refiere al hombre exterior y pneuma, espíritu, que se refiere al hombre
interior) juzga todas las cosas (tiene la ventana ancha por dentro; puede estar acá y ve hacia
allá, puede estar al otro lado y tiene muchos ángulos para discernir las cosas); pero él no es
100 El templo de Dios

juzgado de nadie”.
¿Sabe que el asunto de estar en la casa de Dios es un asunto de ver? El Señor dice: “mirad”;
se lo dice al salvo. Cuando la persona ve lo que ve el Señor, lo que hizo el Señor y cree en Él,
nace de nuevo y entra; y cuando está adentro ve a sus hermanos. Claro que necesita madurar,
necesita andar en el Espíritu. Si es un hombre natural, aunque sea un hijo de Dios, si está en la
carne y si está en el alma, no va a discernir y no va a poder percibir, y se va a pegar unas cuantas
confundidas. A la vez que la persona va madurando en Cristo y siendo espiritual, juzga todas las
cosas (ventana ancha por dentro); y a la vez dice: “15pero él no es juzgado de nadie (ventana
estrecha por fuera)”. Ustedes saben que la gente lo mira y dice: “¿qué será lo que tiene entre
manos este tipo, o esta señora?” Pues, no entiende nada; aunque trata de captar, no entiende.
Pero el que está en el Espíritu, se encuentra con un hermano, y a veces sin necesidad de que
hable, dice: “este es un hermano”; lo discierne. Esto es muy importante comprenderlo bien; nos
muestra el aspecto interior y el aspecto exterior.

La verdadera sabiduría contrapuesta a la falsa


Ustedes saben que también hay otro pasaje que está ahí en Santiago 3:13, que hace esa
diferencia entre las dos sabidurías. Vale la pena leerlo en este contexto. Ahí está el contraste
entre lo natural, lo exterior, y lo espiritual, lo interior. La Iglesia no es invisible, no, pero se
necesita verla con los ojos del Espíritu. El mundo no va a entender la Iglesia; la casa de Dios no
se puede entender desde el mundo, no se puede entender desde la carne y desde la sabiduría
natural. Dios quiere una casa que solamente se entiende desde adentro; que la entiende Dios.
Cuentan algunos libros históricos, no la Biblia, que el apóstol Tomás llegó una vez a la India a
la jurisdicción de un tal rey Gondafar y comenzó a trabajar, a evangelizar, y entonces algunas
personas recibieron al Señor; el mismo rey Gondafar obsequió algunos bienes para la
Las ventanas de la casa de Dios 101

edificación de un palacio; pero él pensaba que se empleaba para la edificación de un gran


palacio; de manera que cuando fue pasando el tiempo y no aparecía el gran palacio sino que
Tomás usaba eso para los pobres, necesitados y todo, el tal rey mandó a llamar a Tomás a
preguntarle: “y bueno, ¿dónde está el palacio que estás edificando?” entonces Tomás llamó a
todos los pobres del cuerpo de Cristo que estaban siendo atendidos por las ofrendas que recibía
Tomás para la iglesia, y le dijo: “Este es el templo que estás edificando”; y le mostró a un montón
de hermanos pobres que estaban recibiendo ayuda.
También hubo otro santo que se llamó San Lorenzo, el famoso San Lorenzo; esa fue la razón
por la cual lo quemaron vivo en una parrilla; a él lo quemaron vivo, y cuando se estaba cocinado
por un lado dijo: “ya estoy cocinado por aquí, ya puede voltearme, y puede comer”; y le dio a
comer a los torturadores. A San Lorenzo lo quemaron por la misma acusación y la misma
respuesta de Tomás, de que él estaba interesado en robar los tesoros del templo. Lorenzo era
un diácono de la iglesia de la localidad; él administraba los bienes de la Iglesia; pero a la sazón
había personas muy interesadas en robar los tesoros del pueblo de Dios, pero él ya los había
invertido en los pobres; entonces cuando le dijeron que trajera los tesoros, él dijo: “con mucho
gusto”, y fue y se trajo a un montón de hermanos pobres y se los presentó; pero al hermano no lo
mataron a golpes, sino de a poco, cocinándolo, por esa razón. Vemos que tanto Tomás como
Lorenzo, en estas historias antiguas del cristianismo, que no están en la Biblia, pero que están
en la tradición, nos muestran que la Iglesia sí es espiritual, no invisible. No hay que confundir; la
Biblia no habla de Iglesia invisible. La Biblia muestra a la Iglesia como un candelero para que los
que entran vean la luz; la Iglesia está colocada por el Señor para ser vista; pero para ser
verdaderamente entendida y verdaderamente vista, se necesita nacer de nuevo.
Entonces aquí Santiago 3 nos hace el contraste: “13¿Quién es sabio y entendido entre
vosotros? Muestre por la buena conducta (ah, vemos que la verdadera sabiduría no se muestra
sino por la conducta) sus obras en sabia mansedumbre. 14Pero si tenéis celos amargos y
102 El templo de Dios

contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad (toda esa jactancia es la
mentira, esa no es la verdad. La verdad es sabia mansedumbre); 15porque esta sabiduría (esa
de contención) no es la que desciende de lo alto, sino (sí es sabiduría, pero terrenal) terrenal,
animal (y todavía más), diabólica... 17Pero (la de adentro) la sabiduría que es de lo alto (ahí está
el contraste) es primeramente (¿cómo se caracteriza?) pura (no tiene intereses mezclados, no
tiene dobles intereses, no usa la piedad como fuente de ganancias con astucia, querer
enriquecerse con la religión), después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de
buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18Y el fruto de justicia se siembra en paz para
aquellos que hacen la paz (es decir, adentro, los que están dentro)”.

El mundo no conoce a los hijos de Dios


Vamos a otra frase que acabamos de mencionar, pero la vamos a ver para que los hermanos
lo puedan leer, y los que están tomando nota la tengan; vamos a 1 Juan 3. Primero, esta epístola
está dirigida a los hijos de Dios, a los que han creído; por eso dice: “1Mirad (éstos pueden mirar,
mirar por dentro) cuál amor nos ha dado el Padre (como decía Pablo: para que sepáis lo que Él
os ha concedido y lo que nos ha dado en Espíritu. Por el Espíritu es que se entra al cuerpo; es el
Espíritu el que nos bautiza en el cuerpo. Es el que tiene el Espíritu de Cristo el que es de Cristo,
y entró por la puerta y está dentro de la casa de Dios), para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce (ahí esta la ventana estrecha por fuera. Claro, estamos en el
mundo, pero el mundo no nos conoce. Nosotros tenemos que saber eso. A veces nosotros
pensamos que porque nosotros vemos, ellos también ven. No. Si no nace de nuevo no puede
ni ver ni entrar en el reino), porque no le conoció a él”. Si no entró por la puerta, está fuera. Y
sigue diciendo: “2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste (es decir, cuando ha sido terminada la
edificación del tabernáculo viene la nube de gloria y lo llena), seremos semejantes a él, porque le
Las ventanas de la casa de Dios 103

veremos tal como él es”. Entonces, en la medida que le vemos, en esa misma medida nos
transformamos. Por eso dice: “mirando a cara descubierta, somos transformados”.59 Lo que nos
transforma es ver. Cuando uno ve, entonces se transforma.

El Padre nos revela al Hijo, y el Hijo nos revela la Iglesia


Vamos ahora a ver el pasaje que mencioné, el de 1 Corintios 11, el que habla del
discernimiento del cuerpo; y por eso es que el Señor cuando le habló a Pedro de edificar la
casa, le dijo: “17Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni
sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre
esta roca edificaré mi iglesia” (Mt. 16:17-18). No le dijo, sobre ti. Dijo sí, Pedro, a ti te daré las
llaves del reino de los cielos; eso sí se lo dijo a Pedro, pero no dijo: sobre ti edificaré, no; sobre
esta roca. Pedro acababa de confesar lo que le fue revelado por el Padre acerca del Hijo; y el
Hijo entonces le dijo: Yo te digo: el Padre te reveló quién soy yo, y yo te revelo quién eres tú; tú
eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia. La Iglesia es edificada sobre la roca de la
revelación de Cristo por el Padre, y de la Iglesia por el Hijo. La Iglesia es edificada de revelación
en revelación. El Padre nos revela al Hijo. Nadie conoce al Hijo sino el Padre. El Padre nos tiene
que traer al Hijo y mostrarnos al Hijo, y luego el Hijo nos muestra la Iglesia. Primero el Padre nos
muestra al Hijo (entramos por la puerta) y entonces el Hijo nos muestra la Iglesia.

59
Cfr. 2 Corintios 3:18
104 El templo de Dios

La necesidad de juzgarnos a nosotros mismos


Ya viendo la Iglesia por revelación, podemos ver el Cuerpo de Cristo; de ahí que nos dice 1
Corintios 11: “27De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28Por tanto, pruébese cada uno
a sí mismo, y coma así (habiéndose examinado a la luz de Dios, porque es en su luz que
debemos ver; en nuestra propia luz estamos completamente a ciegas) del pan, y beba de la
copa. 29Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir (ahí está el asunto de ver, ahí
está el asunto de la ventana ancha por dentro) el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
30
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31Si, pues,
nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32mas siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”. Eso sucede porque no
nos examinamos; si nos examinamos, no hace falta que el Señor te reprenda; si tú mismo te
reprendes, si tú reconoces tus faltas, no necesitas que Dios te reprenda. Si reconoces tus faltas,
eres irreprensible; pero si no las reconoces, necesitas que Dios te haga conocer las faltas por
medio de Su reprensión. Esta reprensión y este juicio no es juicio eterno; no es que pierde la
salvación, no. Es un castigo que puede ser temporal y durar incluso un poquito más, pero no
hasta la eternidad.

Para discernir se necesita revelación


Dice: “30Por lo cual hay muchos enfermos (ese es el temporal) y debilitados entre vosotros, y
muchos duermen (por eso dije y un poquito más. Hay personas que sufren la muerte física, que
el Señor los llama antes de tiempo, perdiendo así la oportunidad de haber trabajado más para el
Señor, acrecentado así el peso de su galardón; no su salvación, el peso de su galardón. Mueren,
a veces mueren antes de tiempo). 31Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no
seríamos juzgados; 32mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no
Las ventanas de la casa de Dios 105

seamos condenados con el mundo”. Esta palabra se refiere a un castigo temporal o


dispensacional. Comer juicio no significa que la persona come juicio eterno y pierde la salvación;
ese juicio se refiere aquí a esa enfermedad o a esa debilidad o a su muerte prematura. Eso se
debe a que no discernió el cuerpo del Señor y comió indignamente. La palabra discernir nos
muestra que se necesita tener revelación.
Vamos al capítulo 3 de la epístola a los Efesios, para que nos demos cuenta de que el asunto
de la Iglesia es un asunto primeramente de revelación. Sobre esta roca edificaré mi Iglesia.
¿Cuál roca? Te la ha revelado mi Padre: quién soy yo; ahora yo te digo quién eres tú: eres una
piedra en la edificación que yo estoy haciendo; pero primero el Padre te tiene que revelar quién
soy yo. Ahora yo te digo, ahora yo te revelo la segunda parte del misterio. La primera parte es la
cabeza, la segunda parte es el cuerpo. Pero eso es revelación: “No te lo reveló carne ni sangre”.
La persona debe entender al Señor y a la Iglesia por el Espíritu para que realmente tenga luz
interior; de lo contrario, el hombre natural no discierne, no puede discernir las cosas que son del
Espíritu. Se va a confundir, va a ver cosas, va a discutir un montón de nombres, de personerías,
muchas cosas que hay por fuera, hasta que se le revele en el interior lo de la Iglesia; entonces
ahí es cuando va a ver a sus hermanos; cuando vea a Cristo y cuando comparta con Cristo va a
ver a sus hermanos.
Vemos en Efesios 3: “1Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los
gentiles; 2si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para
con vosotros; 3que por revelación me fue declarado...”. Pablo entra en esto por revelación; Pedro
entra por revelación; tú y yo tenemos que entrar por la misma revelación. El mismo Espíritu que
le reveló a Pedro al Hijo y le reveló a Pablo al Hijo y también al cuerpo, tiene que revelárnoslo a
nosotros para que entendamos lo que dice Pablo; de lo contrario no vamos a entender de qué
habla Pablo; si no pensamos que él habla de esto aquí o de esto allá, ¿cómo lo entenderemos
sin revelación? Debemos captar la esencia de lo que Pablo habla.
106 El templo de Dios

El misterio de Cristo sólo es conocido por revelación


Pablo dice acá: “3Por revelación me fue declarado el misterio (se refiere al misterio de Cristo,
que es la Iglesia), como antes lo he escrito brevemente. ¿De qué había escrito Pablo hasta aquí.
¿Cuál era el tema de Pablo? El misterio de Cristo. A veces leemos a Pablo y no captamos de qué
está hablando Pablo, pero Pablo dice que a él le fue revelado el misterio y que lo que él ha
escrito hasta aquí es acerca de ese misterio de Cristo; y luego lo va a sintetizar en el verso 6,
pero dice desde el 4: “4Leyendo lo cual (leyendo lo que les he escrito hasta aquí) podéis
entender (claro, Pablo confiaba que el Espíritu Santo revelaría) cuál sea mi conocimiento en el
misterio de Cristo, 5misterio que en otras generaciones no se dio a conocer (estaba oculto) a los
hijos de los hombres, como ahora (fíjense: el misterio de Cristo, que se refiere a la Iglesia, al
cuerpo de Cristo, ese misterio es revelado; la Iglesia es revelada. El asunto del cuerpo es una
revelación básica) es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”. El misterio de
Cristo es revelado.

El misterio de Cristo revelado


Y ahora dice “dos puntos”, pues en el verso 6 va a decir cuál es ese misterio. Se va a saber que
ese misterio es el cuerpo de Cristo. Dice: “6que los gentiles...”; los gentiles corresponde a la
madera de Dios que trajo Hiram, rey de Tiro, y que entró por Jope, para formar parte del templo
que levantó Salomón.60 Esa madera de Tiro representa a los gentiles; la madera de Judea
representa a los judíos. El templo de Salomón se hizo con madera de afuera y con madera de
adentro; y esa madera entró por Jope; y justamente cuando Pedro estaba en Jope, el Señor le

60
Cfr. 1 Reyes 5:1-18
Las ventanas de la casa de Dios 107

dijo: Pedro, mata y come, y él dijo: No, Señor, no.61 Pedro no entendía que el Señor quería
hacerle entrar la madera gentil por Jope. Fue en Jope que Pedro se dio cuenta de que Dios
quería también gentiles en su casa; tenía que ser en Jope, porque era por Jope por donde
entraba la madera de afuera; la madera gentil entraba por Jope. Hoy el aeropuerto internacional
de Israel está en lo que era Jope, que es Tel Aviv justamente; Tel Aviv es Jope. Por ahí es por
donde llegan los gentiles a Israel hasta hoy.
Entonces dice: “6que los gentiles son coherederos (y también con los que de los judíos
creyeron) y miembros del mismo cuerpo”. Entonces, ¿de qué trata el misterio de Cristo? Del
cuerpo de Cristo, hecho por madera gentil y por madera judía; judíos y gentiles. Los gentiles
entraron por Jope, cuyo arquetipo veterotestamentario fue esa madera que trajo Hiram, así
como en Jope Pedro recibió la revelación para aceptar a los gentiles en la casa de Dios. Y le
discutían a Pedro, pero Pedro dijo: ¡Yo qué culpa tengo!”; y empezó a contar que fue Dios el que
iba delante de él, y que le dijo: “Vé y no dudes”.

61
Cfr. Hechos 10:9-16
108 El templo de Dios

Repetimos: “6que los gentiles son coherederos (ahí está la herencia) y miembros del mismo
cuerpo (ese es el misterio de Cristo)”. El misterio de Cristo es el cuerpo de Cristo. Ese es el
misterio de Cristo; y abarca el aspecto de la relación con los hermanos judíos. Hoy es muy
importante tener en claro estos asuntos, porque por ahí aparecen congregaciones mesiánicas,
de judíos mesiánicos; pero a veces un poco cerrados, es decir, que han entendido que Jesús es
el Mesías, pero se han desentendido del cuerpo de Cristo, donde no hay judío ni griego, y que
madera de una y de la otra formaron parte de la misma casa. Hay que tener mucho cuidado con
esas cosas.

La Iglesia es un asunto de revelación


Coherederos, miembros del mismo cuerpo; y me gusta esa palabra: “del mismo cuerpo”,
porque no hay sino un solo cuerpo; y dice este verso 6, que trata del cuerpo de Cristo, que ese es
el misterio de Cristo del que hablaba Pablo. ¿Cuál es el tema de Pablo? El misterio; ¿cuál
misterio? pues el de Cristo; y ¿cuál es el misterio de Cristo? pues el cuerpo; y ¿cuál es el cuerpo
de Cristo? el edificio de Dios, el templo de Dios. Pero fíjense, misterio que ahora es revelado.
Ese misterio debe ser revelado por el Espíritu, primero a los apóstoles, a los profetas, pero no
sólo para ellos; a todo el cuerpo. También dice: es manifestado a los santos; claro,
primeramente apóstoles, lo segundo, profetas, pero, el destino es también a los santos. Siempre
la función comienza por la cabeza, que es Cristo, baja por la barba, que es el ministerio, y llega
hasta el borde de las vestiduras, que es el cuerpo de Cristo. La revelación es para todo el cuerpo
de Cristo; pero fíjense: la Iglesia es un asunto de revelación. La Iglesia es espiritual. La Iglesia
debe discernir el Espíritu. La Iglesia tiene ventanas anchas por dentro, pero angostas por fuera;
el hombre natural no puede discernir lo que es del Espíritu. El que no nace del Espíritu no puede
entrar, no puede ver el reino de Dios.
Por eso hay mucha confusión acerca de la Iglesia, incluso entre los mismos hermanos cuando
Las ventanas de la casa de Dios 109

se anda en la carne; aunque sean hermanos, si andan en la carne, no pueden discernir. Si hay
intereses en la carne, se va a confundir acerca de la Iglesia. Se necesita estar en Cristo, estar en
el Espíritu, para poder entender, ver y entrar a la Iglesia, al templo de Dios, para poder ver las
cosas espirituales. El espiritual, juzga todas las cosas, pero él no es juzgado por nadie.

VII

LOS APOSENTOS
LATERALES
DEL TEMPLO62
62
Enseñanza a la Iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en marzo 13 de 1998. Transcripción: Piedad Rusinque de Fajardo, de la Iglesia en Sogamoso.
110 El templo de Dios

La verdadera casa de Dios es espiritual


Como en los capítulos anteriores del presente estudio, vamos al capítulo 6 del primer libro de
los Reyes. De este capítulo hemos visto lo relativo al momento de la edificación del templo de
Dios, lo relativo a la longitud de su templo, lo relativo a la anchura del templo, lo relativo a la
altura del templo, lo relativo al pórtico del templo y lo relativo a las ventanas del templo. Hoy, Dios
mediante, vamos a continuar con el versículo siguiente, que es el número 5. Leemos, pues, 1
Reyes 6:5-6:
“5Edificó también junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la
casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor. 6El
aposento de abajo era de cinco codos de ancho, y el de en medio de seis codos de ancho, y
el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa
alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa”.
Vamos a detenernos en estos dos versos. Tuvimos que leer los dos versos completos para
tener la idea más completa de este aspecto. Estamos viendo aquí la tipología acerca de la Casa
de Dios, acerca del templo de Dios, acerca de la Iglesia, pero no la Iglesia material. En aquel
tiempo era material; la Escritura de la realidad espiritual de la verdadera casa espiritual. Porque
la verdadera Casa de Dios es espiritual. Nos dice la Palabra en 1 Pedro 2:4:
“4Acercandoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios
escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual
y sacerdocio santo”. Dice: sed edificados; habla de dónde comienza la idea. Sed edificados
acercandoos a Él; significa que en la medida en que los hermanos en Cristo se van acercando a
107

Él, al Señor, en esa medida van siendo edificados; en la medida en que se acercan a Dios en
Cristo, en esa misma medida somos edificados. Y dice ¿edificados cómo? como dos cosas
somos edificados: La primera es como casa espiritual, y la segunda como sacerdocio santo.

Edificados como casa espiritual


Pero lógicamente que se tiene que tratar primero lo relativo a ser edificados como casa
espiritual. Vemos claramente que comienza todo por la cabeza, Cristo; acercándonos a Cristo,
dice el evangelio; ahí está la fe; y luego viene la edificación del cuerpo. Acercándoos a Él; y
luego lo describe a Él en largas frases y una larga oración: “piedra viva, desechada ciertamente
por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual”. Les llamo la atención a lo primero que somos edificados:
edificados como casa espiritual. Y luego dice: y sacerdocio santo. Ustedes recuerdan
también que en el orden de la tipología y en el libro del Éxodo primero aparece la pascua, el
cordero, el sacrificio, la salida de Egipto;63 lo que tipifica la relación con Cristo; y entonces
después sí dice: Bueno, ahora me haréis un santuario; y después en el capítulo 25 y 26, ahí nos
habla del Tabernáculo, y luego en el 27 y 28 nos habla del sacerdocio; y de ahí en adelante nos
habla de los sacrificios espirituales; y continúa así con el libro de Levítico.

El orden tipológico espiritual

63
Cfr. Éxodo 12
108 El templo de Dios

Ese es el orden tipológico en que aparece Cristo en Éxodo: primero la pascua con el sacrificio
del cordero, luego la liberación del mundo, de Egipto. Somos llamados a la presencia de Cristo
acercandoos a Él; nos llama allá a Su presencia como la figura del monte Sinaí, y luego empieza
a decir: Bueno, ahora, Moisés, dile al pueblo que me hagan un santuario; y luego que dice que le
hagan un santuario, dice: Bueno, ahora tomarás a los hijos de Aarón y los vestirás y los
consagrarás para que sean mis sacerdotes; y luego dice: y los sacrificios que este sacerdocio en
esta casa va a ofrecer son los siguientes; y continúa con el resto del Pentateuco, especialmente
Levítico; y después alrededor de la casa se organiza el ejército de Israel; y después se le da la
instrucción al ejército de tomarse ciudad por ciudad. Ahí tenemos, pues, el orden espiritual de
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y Josué, hasta aquí.

Primero acercándonos a Cristo


Pero aparece aquí un orden: primero, acercandoos a Él; segundo, ya habiéndoos acercado a
Él, sed edificados como casa espiritual. Primeramente hay que tener la relación personal con
Cristo, y cuando ya se tiene la relación personal con Cristo, entonces se puede estar y entrar a la
casa de Dios, y luego se puede servir en el sacerdocio santo a Dios en Su casa. A veces hemos
invertido el orden; a veces nos hemos quedado sacerdotes individuales sin casa y sin
sacerdocio; pero por eso se nos dice sed edificados primero; ¿cómo? acercandoos a Él; y luego,
cuando nos acercamos a Él ¿qué sucede? Cuando nos acercamos cada vez más a Cristo, Él
nos va edificando, ya no como personas individuales, sino como una casa espiritual. Eso es lo
que acontece cuando nos acercamos a Cristo. Cuando nos acercamos a Cristo somos
edificados como casa espiritual, y también como un sacerdocio santo, colectivo, corporativo,
para ofrecer corporativamente, en la única casa, sacrificios espirituales agradables a Dios por
medio de Jesucristo.
Al principio en Éxodo era todo una figura; hoy es la Iglesia, hoy es la realidad espiritual. Esto
Los aposentos laterales del templo 109

que estamos leyendo en Reyes es lo relativo al plano revelado por Dios acerca de Su casa.
Nosotros en Cristo vamos siendo edificados conforme a este plano, porque dice: sed edificados
como casa espiritual. ¿Cómo nos está diciendo? ¿De qué manera? Y ¿qué resulta de la
edificación? Sí lo que resulta de la edificación es gigantes espirituales individuales, hipercríticos,
parece que no está bien encaminado. Lo que debe resultar de la edificación es una casa
espiritual para Dios y un sacerdocio colegiado.
Estamos analizando 1 Pedro 2:4-5: “4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente
por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales
aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Detengámonos en esa frase: “Acercándoos a él,
sed edificados como casa espiritual”.

El modelo veterotestamentario
¿Qué está diciendo aquí Pedro? Pedro está diciendo que no se acuerdan de Éxodo, que se
acuerdan de Reyes, que se acuerdan de Esdras, que se acuerdan de Nehemías, que se
acuerdan de Ezequiel, que se acuerdan de todo lo que aconteció en ese tiempo, que no se
edificó una verdadera casa para Dios. De eso es que se trata el asunto. Dice Pedro: Sed
edificados como casa. Claro, ahora dice Pedro en el Nuevo Testamento que esa casa es
espiritual; pero cuando dice que seamos edificados como casa, nos está diciendo: Miren, sean
edificados así como fue edificado Be-thel, así como fue edificado el Tabernáculo, así como fue
edificado el templo de Jerusalén, así como fue restaurada la casa de Dios por Zorobabel, así
como Dios le mostró a Ezequiel que quería Su casa, así edificaos como casa; solamente que
ahora, en el Nuevo Testamento, es espiritual.
Así que cuando leemos Éxodo 26, 1 Reyes 6, o Ezequiel 40 al 48, o en Esdras, etc., estamos
110 El templo de Dios

viendo cómo es que se edifica la casa, cómo es que se edifica el templo. Solamente que en ese
tiempo ellos la edificaron con piedras, y con madera, y con plata y con oro, con telas, y unos
materiales que sí tenían un sentido espiritual, pero que en aquel tiempo sólo se hizo la maqueta,
y que hoy en día la casa es espiritual, hoy las piedras son vivas, las tablas son hermanos, etc. De
manera que cuando dice, sed edificados como, quiere decir que cuando leemos estos pasajes
que nos hablan de la edificación de la casa de Dios, nos está diciendo el Espíritu Santo qué
lecciones espirituales tenemos que extraer del plano veterotestamentario; porque lo que
estamos haciendo ahora es leyendo un plano; eso es cuando leemos la restauración del templo,
cuando leemos la historia de Betel, en todo ello, pues, vemos los principales trazos del plano.
Cuando leemos lo del Tabernáculo, ya vemos más detalles del plano; cuando leemos lo del
Templo, vemos más detalles; cuando leemos la visión de Ezequiel, hay muchisimos más
detalles; cuando leemos la Nueva Jerusalén, bueno, ahí vemos la consumación de los detalles;
pero lógicamente que no se puede llegar a los detalles empezando por lo complejo, sino por lo
simple. Todas estas visiones o revelaciones tanto en Betel como en el Tabernáculo, como en el
Templo, como en la visión de Ezequiel, la restauración de la casa y la Nueva Jerusalén, y lo que
dice acerca de la Iglesia en el Nuevo Testamento, todo esto tiene una continuidad. El Señor nos
va llevando de lo simple a lo complejo. Y cada detalle complejo que encontramos está
engarzado en un detalle simple de la tipología anterior. Es una cadena progresiva.

El Señor trabaja en forma progresiva


El Señor siempre trabaja, y hay que entender ese principio, siempre trabaja en forma
progresiva. Él va de lo simple a lo complejo. Por ejemplo, en el libro de Daniel, Él presentó la
historia universal, en la imagen del sueño de Nabucodonosor de forma simple: la cabeza de oro,
los brazos y pechos de plata, el vientre y muslos de bronce, las piernas de hierro y los dedos de
Los aposentos laterales del templo 111

hierro mezclado con barro.64 Ahí tenemos la visión de la historia universal de manera simple. No
entra en muchos detalles; pero cuando tú vas a Daniel capítulo 7, donde es la visión de aquellas
4 bestias y del reino de los santos que la sustituyen, vemos que habla de lo mismo, pero con un
poco más de detalles.
Digamos que tú tienes que colocar la primera bestia en consonancia con la cabeza del sueño,
la segunda bestia en consonancia con los brazos y pechos de plata, la tercera bestia en
consonancia con el vientre y muslos de bronce, la cuarta bestia en consonancia con las piernas
de hierro, los diez cuernos con los diez dedos. Eso significa que el Señor no es que dé una
revelación aquí y la próxima que da es totalmente nueva, sino que es en continuidad con la
anterior. En las visiones avanzadas Dios no se desentiende de las anteriores, sino que las
posteriores se entienden gracias al trabajo de las anteriores; esto que vamos a ver ahora se
enlaza con las revelaciones anteriores. Los detalles posteriores y complejos, se captan gracias a
los detalles anteriores más simples; quiere decir que se está hablando de lo mismo que ya se
había hablado antes, pero con un poco más de detalle. ¿Me comprendieron el principio?

64
Cfr. Daniel 2
112 El templo de Dios

El progreso de la revelación
Primero es Be-thel, casa de Dios, y después el Tabernáculo; eso quiere decir que el concepto
de Betel está subsumido en el Tabernáculo, sólo que con más detalles; y en el Templo esta
subsumido el tabernáculo. Vemos, pues, que el Templo subsume el Tabernáculo y a Betel; la
Nueva Jerusalén subsume el Templo, el Tabernáculo y subsume también Betel. La Nueva
Jerusalén subsume todo esto desde Betel hasta la Iglesia. Subsumir quiere decir que una cosa
está desarrollada en la otra; es algo que se va desarrollando, y perfeccionando. Como vas a
interpretar un detalle complejo, tienes que regresar al símbolo más simple anterior; y cuando vas
al título más simple anterior, ahí vas a encontrar inmediatamente que se está hablando de lo
mismo.
Analicemos un poco en Betel. ¿Qué hubo en Betel? Una piedra, aceite y libación.65 La piedra
representa la casa de Dios; el óleo de la unción representado en el sacerdocio, y la libación
representando los sacrificios espirituales; sólo que era muy simple. Era una piedra ungida, y
luego derramada libación sobre ella; eso es Betel. Sólo que más tarde esa piedra se volvió
Tabernáculo, esa unción se volvió sacerdocio y esa libación se volvió sacrificio. Pero ¿se dieron
cuenta de la continuidad? La continuidad sigue. Acercándoos a Él, sed edificados como casa
espiritual; ahí está la piedra. Sacerdocio santo; ahí está la unción. Sacrificios espirituales; ahí
está la libación. Ahí está el Tabernáculo, ahí esta el sacerdocio, y ahí están los sacrificios. Ahora
estamos en Reyes, pero tenemos que entender estos dos versículos que leímos a la luz de los
pasajes anteriores.

65
Cfr. Génesis 28:10-22
Los aposentos laterales del templo 113

Ahora sí volvamos a 1 Reyes 6:5. Aquí nos había hablado de la casa, nos había hablado de la
longitud del templo, es decir, la parte del edificio grande. El edificio grande es todo el
Tabernáculo viniendo del atrio, viniendo del lugar santo y del Lugar Santísimo; se llama el ulam,
es decir, el lugar del atrio o el vestíbulo del pórtico. Luego el jecal, que es el lugar santo, y el
debir, que es el Lugar Santísimo. Por eso se habla del pórtico del templo de la casa. Ustedes
recuerdan que así hablaba. Fíjense en cómo lo decía en el versículo 3: y el pórtico del templo de
la casa tenía tales medidas. Fíjense en cómo habla; habla del pórtico, el pórtico del templo de la
casa. El pórtico se refería solamente al vestíbulo, que es cuando se pasa del atrio al lugar santo,
y luego decía el templo. El Templo se refiere ya al Lugar Santísimo, y al lugar santo con el
pórtico, y la casa se refiere a todo el edificio incluyendo el muro de afuera, el atrio y todas las
puertas. Significa que la casa grande tiene unos atrios con unos muros, y en el medio tiene aquel
rectángulo que es el templo, y ese templo tiene a la entrada un pórtico. De manera que nos
dimos cuenta cómo es el pórtico del templo de la casa.

La tipología de las cámaras alrededor de la casa


Toda esta tipología se refiere al misterio de Cristo. Cristo y la Iglesia. Ahí está Cristo y la
Iglesia. Uno pensaría: Bueno, estando ya Cristo y estando ya la Iglesia, ¿no es suficiente?
Porque, para servirle de contrafuerte al muro de la casa, edificó también unas galerías, unos
aposentos, unas cámaras; si tú después ves lo que se hacía en esas cámaras, en esas cámaras
era donde el sacerdocio se mudaba las vestiduras, donde se guardaban los tesoros, donde se
realizaban todos los asuntos que se tenían que presentar en la casa, se tenían que preparar
primeramente en esas cámaras. Entonces es importante lo que revela sobre estas cámaras que
hemos leído. Dice: edificó también, pues no es suficiente para el Señor en Su plano que esté la
Iglesia con Cristo sin algún contrafuerte; no es suficiente.
El Señor vio necesario hacerle un contrafuerte al muro de la casa y ponerle unas cámaras en
114 El templo de Dios

tres pisos, y la de más abajo era más angosta, y la de en medio era mediana, y la de más arriba,
unas cámaras más amplias. Después más adelante vamos a ver cómo se subía de la una a la
otra. Pero vamos entrando en la tipología de las cámaras alrededor de la casa. Si en la Biblia
hablamos del Cuerpo y de la Cabeza, pero el Señor se vale también de la Iglesia para reforzar el
misterio, el Señor le dio a la Iglesia el diaconado en el primer piso, el episcopado u obispado en
el segundo piso, y el apostolado en el tercer piso, para que sirvan de contrafuerte a la casa.
Vamos a la tipología, vamos al Tabernáculo. En el Tabernáculo el Señor puso las tablas una al
lado de la otra; cada uno de los hermanos en Cristo es una tabla del tabernáculo. Pero el Señor
no solamente quiso que las tablas tengan relación entre sí solitas. Sí, debe tener una relación de
tabla con tabla; recuérdese que cada tabla solamente tenía un codo y medio de ancho; no tenía
una medida completa, porque la medida divina es tres codos; pero si sólo tenía un codo y medio,
quiere decir yo solo. Como dice, una sola golondrina no hace verano. Por eso el Señor dice que
debemos ir de dos en dos; por eso es que una tabla de uno y medio no es completa; solamente
cuando está esta tabla con la otra tabla, ahora sí hay Iglesia. Cuando tú estás solo, no hay
Iglesia todavía. Para que haya Iglesia se tiene que empezar por dos o tres. “Porque donde están
dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18:20). Por ahí
comienza la Iglesia. Ese dos o tres significa la relación de una tabla junto a la otra tabla.

El fruto de la comunión de los santos


¿Qué establecía el Señor antiguamente? era lo siguiente. Cada tabla tenía que estar sobre
dos basas de plata. Una basa a la derecha, otra a la izquierda. De la basa de un lado salía una
espiga dorada hacia la tabla vecina y de la basa vecina salía una espiga dorada hacia esta tabla
de la cual había salido la otra espiga. Quiere decir que de las basas de plata salían las espigas
que se entrecruzaban y ayudaban a mantener en comunión entre sí tabla con tabla. Pues es la
relación de los santos entre sí; esas espigas son el fruto de Cristo, son el fruto del Espíritu; las
Los aposentos laterales del templo 115

espigas representan a Cristo. Cristo dijo que Él era el grano de trigo que había de morir para dar
fruto. Y él fructificó y el fruto de Cristo es el que mantiene a los santos unidos. Amor, gozo, paz,
benignidad, paciencia, bondad, fe, mansedumbre, esas son las espigas entrelazadas entre los
santos. Las espigas entrelazadas entre las tablas representan la comunión de los santos.
Pero al Señor no le fue suficiente; el Señor quería reforzar un poco más las paredes del
Tabernáculo y le puso cinco barras a las tablas; les puso argollas y por esas argollas pasaban
las barras; y aquellas cinco barras ayudaban a mantener también las tablas en su lugar. No era
suficiente que las tablas estuvieran una al lado de la otra solamente sostenidas por las espigas;
no era suficiente las espigas; se necesitaba un contrafuerte, y ese contrafuerte eran las barras, y
esas cinco barras representan los cinco ministerios que son apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros,66 por los cuales el Tabernáculo es mantenido en orden y en su lugar.
Entonces el Señor dice que él dio a la Iglesia primeramente apóstoles; lo segundo, profetas; lo
tercero, evangelistas; lo cuarto, pastores, y lo quinto, maestros; y dice para qué, para
perfeccionar a los santos. Significa que los santos solos sin el ministerio, sí forman la casa, pero
necesitan un perfeccionamiento; y esa palabra, perfeccionamiento, es una palabra traducida del
término griego katartisis \κατάρτισις], cuyo significado es ajustamiento, ajustar. Ajustar a los
santos se relaciona mucho más con las barras, tener las cosas en su lugar; y no solamente había
barras para mantener las tablas en su lugar.
Dios estableció tres cosas para mantener las tablas unidas. 1) Primera cosa, las espigas; esa
es la comunión de los santos, el fruto del Espíritu. 2) Segunda cosa, las barras; ese es el
ministerio para ayudar a ajustar a los santos, para perfeccionar a los santos para la edificación
del cuerpo de Cristo, la casa de Dios. 3) Pero también había unos goznes de bronce en la
cerviz de las tablas que no la dejaban irse ni para un lado ni para el otro. A veces si no es a las

66
Cfr. Efesios 4:11
116 El templo de Dios

buenas, entonces por medio de la disciplina somos mantenidos en nuestro lugar. ¡Aleluya! A
veces por medio de la disciplina somos mantenidos en nuestro lugar. Pasemos ahora del
Tabernáculo, al Templo; ya en el Templo y en el lugar de las cinco barras encontramos las
galerías. Lo que en el tabernáculo hacían las barras, en el templo lo hacen esas tres galerías.

Tres niveles del ministerio


El versículo que estamos estudiando comienza diciendo: “5Edificó también junto al muro de la
casa aposentos alrededor...”. Nosotros diríamos, pero si ya tenemos el Espíritu Santo. No es
suficiente, pues el Señor no nos dio solamente al Espíritu Santo; nos dio palabra y nos dio el
cuerpo, nos dio el ministerio del cuerpo, nos dio apóstoles, nos dio profetas, nos dio
evangelistas, nos dio pastores y maestros por un lado; y a la Iglesia le dio diáconos. Nos dio
ancianos, nos dio apóstoles para cuidar y mantener el muro, el contrafuerte, y para lo que se
realice dentro de la casa se prepare allí en esas galerías, en esas cámaras. En esas cámaras es
donde se guardaban los tesoros; por ejemplo, todo el servicio que se realizaba dentro de la casa
se preparaba en las galerías. Los sacerdotes ministraban vestidos dentro, pero se tenían que
vestir en las galerías.
Cuando dice que edificó también, quiere decir que es necesario que Cristo y la Iglesia tengan
primeramente diáconos, también ancianos, presbíteros u obispos; y también que estén en la
comunión apostólica normal de la Iglesia universal. Esas tres cosas, estos tres niveles, esos tres
grados; se llaman grados. Recuerdan cuando aparece en Timoteo lo del oficio de diácono, dice
que aquellos que ejerzan bien el diaconado ganan para sí un grado honroso, que es eso un
grado honroso.67
El Señor, pues, edificó también. Dios quiso que la Iglesia tenga esto, que su casa tenga esto.
67
Cfr. 1 Timoteo 3:13
Los aposentos laterales del templo 117

Debemos ser edificados como casa espiritual, pero esa casa tiene el ministerio dispuesto así de
parte de Dios. No es suficiente que los santos estén vinculados entre sí solos. Se necesita que
los santos estén en comunión con el ministerio de los apóstoles, con los presbíteros, y con los
diáconos para que la casa sea una verdadera edificación espiritual. Si todavía no lo es, debemos
ser edificados; primero tiene que surgir un diaconado, luego tiene que surgir un presbiterio; y de
entre los presbíteros, de entre los que integran los presbiterios locales, debe surgir el
apostolado; porque los apóstoles son los que realizan la obra del Señor; y ¿eso tiene que surgir
de dónde? De entre los santos; surgen los diáconos y luego los ancianos, y de entre los
ancianos surgen los apóstoles.68

Los aposentos laterales y el ministerio


Esto es necesario para que la casa sea completa. El señor vio bien que además de edificar la
casa con toda su largura, su anchura y su altura, era necesario también estas galerías, estas
cámaras laterales que servían de refuerzo, que hacían el papel de aquellas barras del
Tabernáculo. ¿Para qué? Para que se mantuviera bien edificado y que no se fuera para un lado
o para el otro; que estuviera la casa en su lugar.

68
Cfr. Hechos 13:1-3
118 El templo de Dios

Esto hay que entenderlo bien; porque miren una frase que dice el apóstol Pablo a Timoteo:
“Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo” (2 Ti. 2:7). Con ese el Señor, ahí
esta la cabeza; te dé entendimiento en todo, ahí esta la Iglesia. La iglesia es un organismo
complejo; tiene la cabeza, tiene el cuerpo, y ese cuerpo tiene sus coyunturas y ligamentos, con
sus respectivos oficios y servicios. El oficio de los diáconos es el diaconado, el oficio de los
presbíteros es el obispado y el oficio de los apóstoles es el apostolado.

El apostolado
Vamos a ver esa palabra apostolado; vamos primeramente a Romanos 1:5: “Y por quien (por
el Hijo de Dios) recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las
naciones por amor de su nombre”. La gracia y el apostolado. También en Hechos de los
Apóstoles 1:24-25: “24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos,
muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y
apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar”. Fue el Señor el
que sacó a Judas, para irse a su propio lugar; note que dice: la parte de este ministerio y
apostolado; y es importante notar que cuando dice la parte de este ministerio, es porque el
ministerio es colegido, no es individual. Se llama el ministerio del nuevo pacto, el ministerio
del Espíritu, el ministerio de la reconciliación, el ministerio de la justificación. Especialmente en la
segunda a los Corintios, capítulos 3, 4 y 5 habla del ministerio como un ministerio del Nuevo
Testamento, del cual forman parte los ministros. No es que cada ministro tiene un ministerio
totalmente desvinculado del ministerio del Nuevo Pacto. No, cada uno tiene su parte. Pedro
tenía parte en el ministerio, Bartolomé tenía una parte del ministerio, Andrés también tenía una
parte del ministerio; y el ministerio del Nuevo Pacto es la torta completa. Así se llama, el
ministerio de la reconciliación o ministerio del apostolado.
Ese ministerio, el Señor lo dio a varios, lo comparten varios. Ninguna persona ostenta ella sola
Los aposentos laterales del templo 119

el ministerio, ni ella sola el apostolado; lo ostentan varias personas. Por eso dice en Hechos, la
parte de este ministerio y apostolado; por eso se habla de la comunión de los apóstoles. Cuando
el apóstol Juan dice: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros
tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su
Hijo Jesucristo” (1 Jn. 1:3), ahí vemos que la comunión de los apóstoles es con el Padre y su Hijo
Jesucristo. Esa es la comunión de los apóstoles o la comunión apostólica.
Hermanos, el apostolado es también colectivo. Así como el diaconado es colectivo, y el
obispado es colectivo, el apostolado también es colectivo. Claro que hay detalles ahí en el
apostado, hay distintas clases de apóstoles pero de todas maneras es colectivo. Por eso vemos
a Pedro diciendo: Judas era contado con nosotros. Vemos, pues, que ellos contaron el uno con
el otro, y juntos decían lo mismo.

La comunión del apostolado


Es importante para el Señor, la cabeza, que el apostolado esté de acuerdo. Por eso le dice el
Señor a Pablo: Mira, yo sé que llevas 14 años predicando, pero tú vas a subir con Bernabé y vas
a llevar a Tito y vas a ir a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que ustedes.69 Van a ir a
donde Jacobo, donde Cefas, donde Juan, y van a conversar en privado entre ustedes, no sea
que cada uno salga por su lado. Uno dice A, uno dice B, otro dice C; y entonces los santos unos
quedan de Pablo, otros de Apolos, otros de Cefas, todos confundidos; pero para que no haya
confusión, entonces ustedes sólitos allá, pues, en la casa de Juan o en la casa de Pedro o en
algún lado, o en algún aposento, ustedes tratarán en privado estos asuntos para evitar que la
Iglesia esté despedazada. ¿Por qué está despedazada la Iglesia? No se ha edificado primero ni
la anchura, ni la longitud, ni la altura, ni mucho menos la galería de abajo, ni la de en medio, ni la
69
Cfr. Gálatas 2:1-9
120 El templo de Dios

de arriba. Hay mucho trabajo que hacer, hasta que todos lleguemos a la altura de la casa. ¡Ay
Señor Jesús! Hasta que todos lleguemos a esa altura de Dios. Bueno, aquí en Romanos y en
Hechos aparece otra vez el apostolado.

Compañías de obreros
Ahora pasemos a la epístola del apóstol Pablo a los Gálatas; allí vamos a encontrar también
este orden, esta palabra, en Gálatas 2:8 en adelante; ese es justamente el pasaje donde estaba
comentado: “8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también
en mí para con los gentiles”. Eso nos dice que había una compañía de obreros que el Señor
envió a los judíos bajo el liderazgo de Pedro.
Cada equipo de obreros, es decir, cada compañía de obreros tiene una misión especifica en el
Cuerpo y una jurisdicción específica. Cada compañía de obreros que lidera un grupo de santos
en una región tiene una jurisdicción especifica. Eso aparece muy claro; y dice aquí: “el que
actuó”; porque si no actúa el Señor, ¿qué apostolado va a haber? Porque si no actúa el Señor,
no hay apostolado; porque lo que constituye el ministerio es la operación del poder de Dios por la
gracia; es eso, la operación del poder por la gracia. Jamás actúa el título. Eso lo dice Efesios.
Enseguida lo leemos, y terminamos allí.

Misiones apostólicas específicas


Dice Pablo en Gálatas 2 que “8el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión,
actuó también en mí para con los gentiles”. Es claro que a Pablo junto con Bernabé, junto con
Lucas, con Tito y otros, le fue encomendado el apostolado de la incircuncisión, como a Pedro el
de la circuncisión. La Palabra del Señor habla de la obra en general, la obra del ministerio, y de
la obra que el Señor encargó a cada uno. Miren, por favor, vamos al evangelio de Marcos; hacia
Los aposentos laterales del templo 121

el final del evangelio de Marcos.


Leamos Marcos 13:34: “Es como el hombre (ese es Jesús el Cristo) que yéndose lejos, (es el
cielo, a la diestra del Padre) dejó su casa, (es la Iglesia, es el templo de Dios que edifica también)
y dio autoridad a sus siervos, (eso es en general) y a cada uno su obra, y al portero mandó que
velase (ahora a cada uno, eso es en particular)”. Vemos que el Señor dio unción particular y
jurisdicción particular a las personas; y se debe respetar ese límite. Voy a mostrarles por qué.
Porque el Señor los repartió; yo no puedo entrar impunemente en el terreno de otra persona a
poner en orden lo que no me corresponde.
Puede ser que yo sea mejor, puede ser que yo sea un carpintero mejor que Jaime, pero si a
Jaime lo contrataron para hacer la mesa, es Jaime el que debe responder por esa mesa. Jaime
me puede decir: Gino, me ayudas aquí en esto, tú que eres buen carpintero; o puede ser que el
mal carpintero sea yo y yo le tenga que pedir ayuda a Jaime; pero a ti te toca hacer esa mesa. Te
toca a ti, y tu tienes que hacer esa cama, y tú tienes que hacer aquel clóset. Entonces el que
hace el clóset, haga su clóset bien, pero por favor no le vuelva clóset la cama que tiene que
hacer el otro. Dice Marcos que el Señor “dio autoridad a sus siervos, y a cada uno (a cada uno)
su obra, y al portero mandó que velase”. A cada uno su obra quiere decir que cada cual tiene una
medida de autoridad, una misión particular y una jurisdicción particular dentro de la misión
general.

El Señor puso guardas en su viña


Vamos a ver esto también en Cantar de los Cantares, que ya lo vimos pero subrayando un
aspecto; ahora lo vamos a ver subrayando otro aspecto. Cantar de los Cantares 8:11: “Salomón
tuvo una viña (eso es el Cuerpo de Cristo en general; la obra única en general, la obra del
ministerio de la edificación del Cuerpo que es una sola) en Baal-hamón (en la multitud de Baal;
122 El templo de Dios

cuando a Salomón se le ocurrió hacer la viña, la hizo como el Señor tiene su casa en este
mundo), la cual (la viña del cuerpo de Cristo) entregó a guardas”. ¿Quiénes son estos guardas?
La viña es la Iglesia, pero el Señor quiere que Su Iglesia tenga contrafuertes, que tenga guardas;
esos guardas representan el ministerio.
Sin embargo, dice que “cada uno de los cuales (cada uno de los guardas) debía traer mil
monedas de plata por su fruto”; es decir, el fruto de la redención. Cada guarda. A todos les fue
encomendada una sola viña, pero cada uno tenía una parte que presentar.

Las jurisdicciones en el ministerio


Ahora vamos al asunto de los límites y la extralimitación. Lo vemos en 2 Corintios 10:12-13.
Estamos viendo esas jurisdicciones, esas medidas. El diaconado no debe sobrepasar al
presbiterio; el presbiterio no debe sobrepasar al apostolado, pues hay medidas. Leemos
Corintios: “12Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban
a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo
mismos, no son juiciosos”. Noten que ya Pablo empieza a usar el verbo medir; porque es que a
veces uno piensa que puede pasar ciertas medidas, cuando no las puedes sobrepasar; pero se
atreve a pasarlas porque piensa demasiado en sí mismo. Pablo dice que “algunos que se alaban
a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo
mismos, no son juiciosos. 13Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme
a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros”. Sí nos
gloriaremos, pero dentro de una medida, no desmedidamente; nos gloriaremos en Cristo dentro
de estos límites que nos encargó Dios, pero no desmedidamente; nos gloriaremos conforme a la
regla que Dios nos ha dado como medida; hasta dónde tú puedes ejercer cierta autoridad y
hasta dónde no. En qué medio puedes ejercer tal autoridad y en qué medio no.
Los aposentos laterales del templo 123

Pablo se mide con la medida de Dios


Si ejerces tal autoridad en un medio que no te corresponde, te has extralimitado; si hay una
sedición, hay un conflicto de autoridad en el Reino de Dios; es una cosa delicada. Por eso Pablo
dice lo que expresa en el verso 13:
“Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha
dado por medida, para llegar también hasta vosotros”. Esta frase es muy importante. A alguien le
encargó Dios una determinada región; a aquellos a quienes Dios ha enviado primero a fundar y
a establecer, ahí ellos son los que Dios encargó. Por eso Pablo sigue diciendo: “14Porque no nos
hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar
a vosotros con el evangelio de Cristo. 15No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos,
sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre
vosotros, conforme a nuestra regla”. Es que es muy fácil que otra persona trabaje, trabaje,
trabaje, y cuando ya esté todo trabajado, llegue otro y hace las cosas a su manera en un terreno
ajeno. Eso es extralimitarse; éstos ponen sus sanciones, éstos destituyen o nos ponen en duda;
éstos hacen una cosa, éstos dicen otra. Con eso no están cooperando sino estorbando. Es
delicado, pero es la verdad.

Las extralimitaciones no son de Dios


Pablo dice: “No nos hemos extralimitado, (significa pasar el límite) como si no llegásemos
hasta vosotros, pues fuimos los primeros”; es decir, si las iglesias las fundaron tales apóstoles,
es a ellos a quienes les fue encargado esa parte de las viñas. Si nosotros vamos a trabajar allí,
debemos hacerlo en comunión con ellos y detrás de ellos, y no pasar más allá.
Si los que Dios encargó el lugar, llegan hasta aquí, hasta este punto, los otros no pueden ir
más allá, sino hasta donde llegan los que están en ese lugar. Cuando alguien va más allá, ha
124 El templo de Dios

violado la autoridad. ¿Me entienden eso, hermanos? Hay una limitación; de ahí que Pablo diga:
“No nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros”. Si ustedes son los
primeros, no se están extralimitando. Ustedes están fundado las iglesias locales, nos están
enseñando, están estableciendo, porque a ustedes el Señor los encargó, y ustedes son los
primeros que van a responder. Si otro viene a cooperar, debe cooperar debajo de su autoridad, y
hasta donde esa autoridad le permite llegar, y no ir más allá de donde le es permitido; porque si
cruza esa línea más allá, hay peligro.
Esto nos muestra que la Casa de Dios es reforzada por aquellas galerías que tienen cámaras,
aquellos aposentos en tres niveles. El diaconado; sobre éste está el obispado; porque el
gobierno no está con los diáconos sino con los presbíteros, y sobre los presbiterios, ¿sobre
quiénes está la audiencia de los problemas del presbiterio? sobre los apóstoles que los
nombraron. Los que ventilan los problemas en el presbiterio son los apóstoles que los
nombraron; son éstos los que deben oír, admitir o no admitir con dos o tres testigos, las quejas.
Y si se trata en privado, y si no se corrigen cuando se trató el asunto, se reprende, se recuerda lo
que hizo delante de todos. Eso es lo que hay que hacer; y quienes tienen que hacer esto son los
obreros, los apóstoles. Gloria a Dios.
Los aposentos laterales del templo 125

VIII

EL MODELO
ILUSTRADO
DEL TEMPLO70

Una necesaria recapitulación


Vamos a estudiar la Palabra de Dios. Voy a pedirles que una vez más abramos, con la ayuda
del Señor Jesús, en 1 Reyes 6. Hoy, en esta serie del Templo de Dios, hemos llegado al punto

70
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en marzo 27 de 1998. Transcripción: Andrés Salamanca
126 El templo de Dios

de algo que es necesario hacer. Hemos estado estudiando lo del Templo de Dios a pedacitos.
pero de tanto en tanto es necesario remontarnos un poco, mirar la panorámica e integrar los
pedacitos en un todo para que no nos quedemos con pedacitos sueltos, sino que ahora vamos a
recapitular lo que ya vimos en los versos que hasta aquí hemos estudiado. Vamos a
recapitularlos con una ilustración neotestamentaria del modelo del templo. Ese es el tema de
esta noche: la ilustración neotestamentaria del modelo del templo.
Entonces, para tener fresco justamente ese modelo del templo, vamos a hacer una lectura de
corrido desde donde comenzamos hasta donde quedamos la vez pasada, y luego iremos al
Nuevo Testamento, con la ayuda del Señor, para ilustrar el modelo del Templo que estamos
leyendo aquí en 1 Reyes 6:1-6:
“1En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el
cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes
segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová. 2La casa que el rey Salomón edificó a
Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto. 3Y el pórtico
delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho
delante de la casa era de diez codos. 4E hizo a la casa ventanas anchas por dentro y
estrechas por fuera. 5Edificó también junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra
las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales
alrededor. 6El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos
de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho
disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.”
Esto lo leímos, aunque lo hemos estado estudiando en forma lenta, para que tengamos
presente todos los aspectos en la ilustración que veremos en el Nuevo Testamento de lo que
hemos leído. Hemos estado leyendo tipología, pero en el Nuevo Testamento no es tipología, es
la realidad. Entonces, ahora debemos ir al Nuevo Testamento y mirar cómo realmente el templo
123

de Dios en el Nuevo Testamento se corresponde perfectamente con la tipología.

Una ilustración neotestamentaria


Lo primero que vimos, para recordarlo, y para que los hermanos que están por primera vez hoy
aquí lo tengan también presente, fue el momento de Dios para la edificación del templo.
Después vimos lo relativo a la longitud, y entonces lo relativo a la anchura del templo, y entonces
lo relativo a la altura del templo. Después vimos lo relativo al pórtico del templo, y entonces las
ventanas del templo, y lo último que vimos la vez pasada fue los aposentos laterales del templo.
Con esto, parece que ya tenemos el esqueleto, en obra negra lo principal. Claro, todavía no está
revestido, pero ya están los trazos esenciales, de manera que es el momento de hacer una
recapitulación. Ahora vamos a ver una ilustración neotestamentaria, es decir, del Nuevo
Testamento, del templo de Dios.
Vamos a la epístola del apóstol san Pablo a los Filipenses. Mis hermanos saben cuán preciosa
era para el apóstol Pablo la iglesia de los filipenses. A esa epístola se le llama la carta del gozo,
y lo que le hacía gozar a Pablo era que los filipenses estaban en Cristo. Esta era una especie de
iglesia modelo para Pablo. Él decía: ninguna otra iglesia como vosotros ha correspondido.71
Realmente la iglesia a los filipenses es una iglesia que vale la pena escudriñar; así como cuando
leemos las epístolas del Señor Jesús en el Apocalipsis, vemos que Él escribió a varias iglesias,
pero entre todas, aquella epístola a la iglesia en Filadelfia se ve que es una epístola donde el
Señor no le reprocha ninguna cosa, como a Esmirna tampoco le reprocha nada; pero a Filadelfia
el Señor le pone una puerta abierta; de manera que el Señor está mostrando cuál es el tipo de
iglesia que a Él le agrada. Lo mismo, cuando leemos la epístola a los Filipenses encontramos

71
Cfr. Filipenses 4:15
124 El templo de Dios

que es una iglesia a la que Pablo llama: gozo y corona mía;72 muy diferente de lo que decía a
las iglesias de Galacia: estoy perplejo ante vosotros, no sé qué pensar de vosotros, todavía sigo
teniendo dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros.73 El sentimiento de Pablo
para con las iglesias de Galacia era diferente del sentimiento para con la iglesia de los filipenses.
Lo mismo, a la iglesia en Tesalónica dice: estoy rogando a Dios día y noche para poder volver a
ver vuestro rostro y completar lo que falta a vuestra fe.74 Eso nos dice que si Pablo decía
completar, era un tiempo en el que faltaban todavía muchas cosas en la iglesia en Tesalónica.
Podemos, pues, ver la diferencia; a los tesalonicenses les dice: completar lo que falta, pero a los
filipenses les dice corona mía.

Una iglesia normal bíblica


Leamos, pues, Filipenses 1:1. Veamos allí en este versículo el modelo de la casa de Dios. En
un solo versículo está todo el modelo del templo que hemos estado viendo; de manera que hay
que poner mucha atención a este pasaje. Aquí está todo el modelo del templo. Lo leeré despacio
para poder digerir con el trasfondo de lo que acabo de leer y de lo que hemos estado estudiando
los días pasados en 1 Reyes 6. Vamos a leer 1 Reyes 6:1-6 aquí en Filipenses 1:1:
“1Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en
Filipos, con los obispos y diáconos”.
Esto es lo que es una iglesia normal; esto es una iglesia bíblica, una iglesia establecida que es
gozo y corona del apóstol Pablo. Y esta iglesia está aquí descrita como una iglesia normal; pero
pongamos atención a todos los detalles que aparecen allí.

72
Cfr. Filipenses 4:1
73
Cfr. Gálatas 4:19-20
74
Cfr. 1 Tesalonicenses 3:10
El modelo ilustrado del templo 125

Vamos a comenzar a ver las medidas. Decía que la longitud era de sesenta codos. Mis
hermanos recuerdan que los sesenta (60) vienen de seis (6), número de hombre, por diez (10),
número de las naciones; gente de toda tribu, lengua y nación, lo cual nos habla de la inclusividad
o receptividad de la iglesia. La iglesia incluye a toda clase de hijos de Dios sin ninguna
discriminación. Sí, así es el cuerpo de Cristo; en el cuerpo de Cristo caben todos los hijos de
Dios; y por eso aparece en la Palabra aquí en Filipenses 1:1: “... a todos los santos en Cristo
Jesús”. De esta frase, vamos a resaltar la palabra todos. A veces nosotros hablamos de los
santos en Cristo, pero no de todos los santos. La palabra todos los santos está resaltando la
inclusividad de la iglesia en Filipos. La ciudad de Filipos es la jurisdicción en la cual el Señor
levanta Su casa. En Filipenses 4:15, Pablo llama iglesia a los santos en Filipos:
“15Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del
evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y
recibir, sino vosotros solos”.
¿Quién es este vosotros solos cuando dice sino? Ninguna iglesia sino, es decir vosotros solos,
la iglesia de los filipenses, la iglesia en la localidad, municipio, ciudad, población o aldea de
Filipos. Pero cuando el apóstol está diciendo: “todos los santos en Cristo Jesús que están en
Filipos”, en la palabra todos aparecen los sesenta codos de largo, allí aparece la inclusividad de
la iglesia. La iglesia de un pueblo, de una ciudad, de un municipio, de una aldea, está
conformada por todos los santos en Cristo Jesús. Por favor, hermanos, subrayen en sus Biblias
la palabra todos.

Dios quiere un corazón ensanchado


Si para ti no son hermanos los que el Padre ha engendrado, tú eres estrecho, tu casa no tiene
sesenta codos de largo; puede tener cincuenta y nueve. pero si no caben todos los que le caben
126 El templo de Dios

a Dios, entonces no es la casa de Dios sino una casa que tú estas construyendo según tus
propias medidas. Claro, tú piensas hacerla para el Señor, pero el Señor te dice: te quedaste
corto en unos cuantos codos. Por eso Pablo les decía a los corintios: “ensanchaos también
vosotros, no seáis estrechos”.75

La Iglesia universal
Hermanos, es necesario que nosotros sepamos esto: a los ojos del Señor Jesús, en lo
universal, no existe sino una Iglesia. El Señor habla de Mí Iglesia, en lo universal. Él habló
también en lo local, pero en lo universal el Señor dice Mi Iglesia; y en Efesios dice: “A él sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef.
3:21). Sólo dice la iglesia, no le pone apellidos, no le pone adjetivo, no le dice católica,
protestante, cruzada, ortodoxa, luterana, calvinista, metodista, bautista, no. Simplemente la
iglesia, “la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef. 1:23). El Señor
le llama iglesia no a ningún templo hecho con manos humanas, ni tampoco a un grupo de hijos
suyos separados de los demás. Cuando el Señor dice: Mí Iglesia, no se está refiriendo a ninguna
denominación particular; no había denominaciones todavía cuando el Señor habló de Su Iglesia
y cuando Pablo escribió esta carta, Cuando el Señor dice: Mí Iglesia, o cuando los apóstoles
dicen la Iglesia, la cual es Su cuerpo, se está incluyendo a la suma de todos los hijos de Dios,
limpiados y comprados con Su sangre, y regenerados efectivamente por el Señor. Esta es la
Iglesia en lo universal.

La iglesia local
Si tú entiendes cual es la Iglesia en lo universal, tú vas a entender cual es la iglesia en
75
Cfr. 2 Corintios 6:11-13
El modelo ilustrado del templo 127

Jerusalén, o la iglesia en Antioquía, o la iglesia en Filadelfia, o la iglesia en Corinto. Cuando el


Señor mandó las cartas, ya no a la iglesia sino a las iglesias, porque la iglesia universal aparece
en muchas iglesias locales, es decir, en muchos candeleros, entonces el Señor dice a las siete
iglesias que están en Asia, y, ¿qué nombres les dio? Dio el nombre de los pueblos, de las
localidades, de las ciudades, de los municipios. No les puso nombre de razones sociales, no, les
dijo la iglesia en Éfeso, en Esmirna, en Pérgamo, en Tiatira, en Sardis, en Filadelfia y en
Laodicea, y aparece en la Biblia la iglesia en Filipos, en Laodicea, en Jerusalén, etc. Tú no
encuentras en la Biblia una cosa diferente a esto.
Si tú entiendes cuáles son los santos que pertenecen a la Iglesia universal, pues todos los que
pertenecen a la Iglesia universal por haber creído en Cristo y ser comprados por Su sangre y han
nacido de nuevo, éstos que están en Jerusalén son la iglesia en Jerusalén. Los que pertenecen
a la Iglesia universal que están en Jerusalén son la iglesia en Jerusalén; los que pertenecen a la
Iglesia universal que están en Antioquía, son la iglesia en Antioquía; los que pertenecen a la
Iglesia universal que están en Corinto, son la iglesia en Corinto. Claro que los de la iglesia en
Corinto, perteneciendo a la iglesia, a veces no la discernían, no discernían el cuerpo y se
dividían por ministerios, y decían: yo soy de Apolos, otros pensaban que eran de Cefas, otros
pensaban que eran de Pablo y otros pensaban que sólo ellos eran de Cristo, y que los que
decían ser de Apolos eran realmente de Apolos y no de Cristo; pero Pablo les dice a todos ellos,
incluso a los que se decían ser solamente ellos de Cristo, y los que decían ser de Pablo, y los
que decían ser de Apolos, y los que decían ser de Cefas, a todos los santos en Cristo que están
en Corinto les decía la iglesia de Cristo que está en Corinto. No le puso cuidado a lo que ellos
decían, sino a lo que ellos eran. Si habían sido comprados por la sangre y si habían sido nacidos
de nuevo, eran hijos de Dios, eran santos en Cristo Jesús que estaban en Corinto.

La inclusividad de la Iglesia
128 El templo de Dios

Ahora, como las otras iglesias todavía no tenían el mismo problema, Pablo les dice: la iglesia
de los Tesalonicenses, o los santos que están en Colosas, o los santos que están en Filipos, o
a los santos que están en Roma; pero los de Corinto sí tenían un problema; ellos decían ser de,
o de, o de, entonces a ellos les tiene que decir la Iglesia de Dios, no de Pablo, de Dios; no de
Apolos, de Dios; no de Cefas, de Dios. Pero no como una denominación que se llame La Iglesia
de Dios y excluye a los hijos de Dios; porque la auténtica Iglesia de Dios no excluye a ningún hijo
de Dios. ¿Cómo va a haber una Iglesia de Dios que excluye a hijos de Dios? Yo no puedo ni
nadie puede escoger a sus hermanos; nosotros debemos aceptar los hermanos que nuestro
Padre nos engendró; nos gusten o no nos gusten, esos son mis hermanos que nuestro Padre
nos está dando; si Él los engendró, si Él los recibió, yo tengo que recibirlos. Esa es, pues, la
inclusividad de la Iglesia, esa es la receptividad de la Iglesia, la que dice recibíos unos a otros
como Cristo os recibió. ¿Cómo te recibió Cristo? ¿En base a que mérito? ¿Tu teología era la
mejor? O ¿solamente cuando te hayas graduado de teología vas a empezar a ser hijo de Dios?
No, el día en que estabas muerto en delitos y pecados, Él te llamó de la muerte, como a Lázaro:
“¡Lázaro, ven fuera!” (Jn. 11:43). Así tú oíste la voz del Hijo de Dios, y creíste en Él, y ahora eres
hijo. Cuando creíste que Dios envió a su Hijo, que Jesús es el Hijo de Dios, y que las palabras
que Él nos habló las recibió del Padre, a nosotros que hemos creído, a los que le recibieron, a los
que creen en su Nombre les dio potestad de ser llamados hijos suyos; ya no son nacidos de
voluntad de carne ni de varón,76 los que en efecto, por la fe sincera, no fingida, no nominal,
nacieron de nuevo por creer en Jesús como el Hijo de Dios que limpió sus pecados, que resucitó,
que ascendió, y que confían que Su muerte es expiatoria, y no tienen otra cosa en la cual
descansar y en la cual gloriarse sino en la cruz del Señor Jesús, éstos fueron comprados con Su
sangre y regenerados por su Espíritu. El que cree, dice el apóstol san Juan, que Jesús es el Hijo
de Dios, es decir, el que se confía en Él, es nacido de Dios.
76
Cfr. Juan 1:12,13
El modelo ilustrado del templo 129

De manera que la persona que creyó en Jesús de corazón sincero ya nació de nuevo y
pertenece a la Iglesia, es del cuerpo de Cristo; si no tiene el Espíritu de Cristo no es de Él, pero
si lo tiene es de Él. A veces el Señor les da el Espíritu de Cristo a algunos que uno no esperaría;
los judíos no esperaban que los gentiles recibiesen también el Espíritu de Cristo. El Señor sabía
cómo era Pedro, sabía cómo era su corazón, y tuvo que adelantársele diciéndole: “Pedro, mata
y come”; pero Pedro no quería; tres veces le dijo que no al Señor. Lo que Yo he limpiado no lo
llames tú común, le dijo el Señor;77 pero a veces, uno sigue llamando común a lo que el Señor
ha limpiado con Su sangre. Común porque no tiene toda la teología en todos los puntos y
señales iguales a la de uno. No estamos aquí hablando de las herejías que no están sobre la
base de Jesucristo, estamos hablando de los que están en Cristo, los hijos verdaderos de Dios,
que es lo esencial.

77
Cfr. Hechos 10:9-16
130 El templo de Dios

Dice la Palabra de Dios: “Recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para
gloria de Dios” (Ro. 15:7). Cuando la Palabra de Dios dice: “todos los santos en Cristo Jesús que
están en Filipos...”, está enfatizando la anchura del templo, esos sesenta codos de ancho. Así
que, ¿quiénes son nuestros hermanos aquí en esta localidad? No son sólo los que entienden la
iglesia; son todos los santos en Cristo Jesús que están en esta localidad. Los miembros son de
la familia porque nacieron en la familia; no es cuando entiendan la familia; yo soy de la familia
García, y mi tío es éste, y mi primo es éste; que cuando tenga toda esa doctrina familiar entonces
sí llega a ser de la familia, no. Cuando el papá lo engendró en la mamá, ya nació, ya es de la
familia, ya es de la familia García, él no sabe ni quién es su papá, ni qué diferencia hay entre su
papá y su tío; él no sabe, pero él es hijo del papá aunque él no sepa bien, pero él ya nació. Lo
que hay que tener en cuenta es si nació del papá.

Discernir el cuerpo del Señor


Hay hijos de Dios que aunque todavía no disciernen el cuerpo, son del cuerpo de Cristo,
porque hay una diferencia entre la realidad del hecho del cuerpo y el discernimiento del cuerpo.
Pablo le escribe a los santos de la iglesia en Corinto diciéndoles que son un cuerpo, y les dice:
Vosotros sois el cuerpo, pero hay entre vosotros divisiones porque no tenéis el discernimiento
del cuerpo.78 Quiere decir que ellos eran hijos de Dios, miembros del cuerpo, parte de la familia,
pero no entendían la familia; entonces el Señor tiene que enseñarles lo que es la familia de Dios
a veces por medio de una reprensión, de su salud o de una debilidad del cuerpo; todo esto
sucede como consecuencia por no discernir el cuerpo de Cristo; pero eso sucede para que se
discierna, para que se pregunte por qué pasa esto.

78
Cfr. 1 Corintios 10:17; 11:27-29
El modelo ilustrado del templo 131

Si uno no se examina a uno mismo, el Señor tiene que examinarnos y corregirnos para que no
seamos condenados con el mundo, como dice en 1 de Corintios 11:32; es decir que es un hijo,
es un niño que nació en la familia, pertenece a la familia, pero no entiende la familia, no la
discierne. Cuando la Biblia dice: “todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos...”, se
refiere a toda la familia de Dios, todos los nacidos de nuevo en Cristo Jesús; no importa si
entienden o no; no importa si dicen: yo soy de Pablo, yo soy de Apolos. A mí no me importa si un
hermano me dice: yo soy bautista, yo soy metodista; a mí lo que me importa es si es de Cristo; no
me importa lo que él dice, me importa lo que él realmente sea. Un hijo de Dios puede pensar que
él es bautista o presbiteriano, pero él es un hijo de Dios, él es un miembro del cuerpo de Cristo.
Yo no le puedo decir: “Ah, es que usted es metodista, usted es de otra iglesia, en cambio yo soy
presbiteriano”. Si él ya nació de nuevo, es nacido de mi Padre y pertenece a la Iglesia universal
del Señor, la de Dios; y si está en la misma localidad donde yo estoy, es de la iglesia en esa
localidad.

Representando la inclusividad del Señor


Si tú vivieras en Filipos, ¿de qué iglesia serías? Y si tú vivieras en Antioquía, ¿de qué iglesia
serías? ¿De la de Bernabé, o de la de Lucio, o de la de Manaén? En la Biblia no es así; en la
Biblia, Manaén, y Lucio, y Saulo y Bernabé eran de la misma iglesia. Algunos hermanos eran de
la iglesia en Filipos, otros de la iglesia en Jerusalén, otros de la iglesia en Corinto, etc. Si estás
en Chipaque, eres la iglesia en Chipaque con todos los hijos de Dios en Chipaque. Puede ser
que no todos los hijos de Dios entiendan, pero si tú entiendes, tú tienes que actuar a nombre de
todos, incluyendo a todos, sin excluir a ninguno que el Señor incluya; debes representar la
inclusividad del corazón del Señor. Pero a veces nosotros mismos tenemos al Señor y no repre-
sentamos su inclusividad y su receptividad, hasta que el Espíritu Santo nos dice: “el Templo que
yo quiero tiene sesenta codos de largo; toda mi casa debe entrar, no solo tú familia o los de tu
132 El templo de Dios

grupo”. No existen iglesias autóctonas; si viene un gringo a tú pueblito de Tipacoque, y si él es


cristiano, es de la iglesia en Tipacoque; no porque él sea gringo no es de la iglesia en Tipacoque;
es gringo pero está en Tipacoque, Pablo no dice: todos los santos en Cristo que nacieron en
Filipos, no; que están en Filipos.
Cuando en Filipenses dice: “todos los santos en Cristo Jesús...”, ahí se ve la longitud de la
casa de Dios. Pero mis hermanos recordarán que la casa no sólo tiene el largo, sino que tiene
ancho, y el ancho es apenas un tercio del largo; el ancho mide apenas veinte codos, y eso nos
muestra que la Iglesia sí tiene cosas especiales. Es decir, el Señor murió por toda clase de seres
humanos, pero solamente los que le reciben son a los que redime Su sangre. Por eso cuando
leemos: “todos los santos en Cristo Jesús”, pero enfatizando la palabra santos, tenemos el
ancho. Si tomamos ésta frase: “todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos”, y
resaltamos la palabra todos, vemos el largo; pero cuando subrayamos la palabra santos,
entonces vemos el ancho.
El ancho del Templo es un tercio del largo; es decir que no todas las personas están en Cristo.
Cristo murió, y la muerte de Cristo bastaría a cualquiera que esté en Filipos aunque esté en el
alcantarillado, sin embargo si esa persona no cree en Cristo, no le aprovecha la muerte de
Cristo. Para que te aproveche, para que lo usufructúes, tú debes creer.

La Iglesia es una en el largo y santa en el ancho


Cristo murió por todos nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el
mundo;79 eso es una expiación que abarca a todos, pero es efectiva para los que creen. Ahí
vemos el ancho de la casa. Cuando vemos el largo estamos viendo lo que es general en la
Iglesia de Dios; todos los hijos de Dios con todas sus posibles escuelas de opinión. Cuando
79
Cfr. 1 Juan 2:2
El modelo ilustrado del templo 133

vemos el ancho de la casa, que es más estrecho, estamos viendo lo que es fundamental, lo que
es esencial, aquello sin lo cual no se está en la Iglesia, aquello que tiene que ver con el
fundamento; porque puede haber personas que hablen de Jesús, pero no es el Jesús del que
habla el Espíritu Santo por boca de los apóstoles, entonces hablan de otro Jesús, hablan de un
Jesús moralista, humanista, incluso espiritista, o de la era de acuario. Hay muchos supuestos
Jesús, pero son otro Jesús, otro espíritu y otro evangelio. Aunque la Iglesia es inclusiva de todos
los hijos de Dios, no es inclusiva de toda clase de otros supuestos Jesús, espíritus y evangelios,
no. Jesús es solamente el de la Biblia, el de los apóstoles; el Espíritu es solamente el Santo, y el
evangelio es solamente el evangelio de Dios que está en la Biblia. No hay otro evangelio, y no
hay otro Jesús. Claro, hay algunos llamados evangelios que pretenden pervertir el verdadero
evangelio, como dice Pablo a los Gálatas, y presentar otro Jesús y otro espíritu. Aunque la
Iglesia es inclusiva de los hijos, no es una Iglesia ingenua, a la que le ponen en la boca sapos,
culebras, serpientes, toda clase de bichos, no. La Iglesia en esto es santa; es una, pero santa.

Cristo formándose en los santos


La Iglesia es una en el largo, y santa en el ancho; pero también aparece el alto en la misma
frase cuando dice: “todos los santos en Cristo Jesús...”. Ahora ya no vamos a subrayar el todos,
que es el largo, ni el santos, que es el ancho, sino la frase en Cristo Jesús, que corresponde a la
altura de la casa de Dios, los treinta codos, la medida de Cristo, la estatura del varón perfecto. Es
decir, Dios quiere a Cristo formándose en los santos.
“En Cristo Jesús”; allí está la puerta de la casa. Cristo Jesús es el pórtico de la casa. Cuando
dice: “todos los santos que están en filipos”, no son todos los filipenses; es decir, hay algunos
que están en Filipos pero no están en Cristo; están entre los santos pero que no entraron por la
puerta, sino que están mirando desde afuera por las ventanas. Cuando tú lees: “todos los santos
en Cristo Jesús que están en Filipos”, ahí tú ves el largo, el ancho, el alto, el pórtico y las
134 El templo de Dios

ventanas.

Los aposentos laterales y el ministerio


Ahora vamos a ver los aposentos laterales: el apostolado, el obispado y el diaconado. ¿Dónde
está el apostolado? En el versículo 1: “Pablo y Timoteo…”, es la revelación del apostolado a la
Iglesia. El templo estaba rodeado de aposentos alrededor y eran los que reforzaban el muro,
guardaban la casa; allí también se guardaban los vestidos y se preparaban las cosas; todo lo
necesario para el ministerio de la casa se desarrollaba allí, y también se guardaban los tesoros.
El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, que representa el servicio, es decir el
diaconado, que es el primer grado; como dice la Biblia: “Porque lo que ejerzan bien el
diaconado, ganan para sí un grado honroso” (1 Ti. 3:13). Ahora, ¿no dice allí en Romanos que el
servicio es un don de gracia? El servicio es un don de gracia; por eso es que aparecen los dones
de gracia en Romanos 12:6:
“6De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7o si de servicio, en servir”.
Son dones según la gracia; son dones de gracia. Esta palabra que aquí dice servicio, en el
griego es diaconía. La diaconía es la base del diaconado, porque la diaconía es general para
todos los santos; todos los santos deben servir en la obra del ministerio; por eso dice que Él
constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio,80 es decir, la obra de la diaconía, como dice en el griego. Es
decir que hay una diaconía o un servicio general de los hijos de Dios. Todos los hijos de Dios
deben servir en la diaconía; pero no quiere decir que sean diáconos nombrados en el diaconado.
Entre toda la diaconía o ministerio de los santos, algunos, especialmente aquellos que sean
80
Cfr. Efesios 4:11,12
El modelo ilustrado del templo 135

sobresalientes en el área del servicio de las cosas materiales, de la administración, del cuidado
de las iglesias y de todas estas cosas, entonces el Señor dice: Bueno, pongan en prueba a
algunos de entre todos los santos; porque todos deben servir, algunos prestan un servicio
especial, y entonces cuando están a prueba es una especie de subdiaconado; y cuando pasan
la prueba, forman el diaconado, que es un don de gracia que se perfecciona; y de ahí el número
cinco del ancho de la cámara de abajo. Pues el 5 es el número de gracia; y por eso el altar de
bronce, que representa la cruz de Cristo, era de cinco codos por cinco codos, representando la
gracia; porque el número tres es Dios, Padre, Hijo y Espíritu; el número cuatro, la creación; y
después, el número cinco, la gracia. En el capitulo cuatro de Apocalipsis vemos a Dios siendo
adorado por la creación, y en el cinco por la gracia. Entonces, el número de la gracia es el cinco,
y son cinco codos de ancho los de la cámara de abajo.

Los obispos son los mismos ancianos


Pero luego, además de haber diáconos, hay obispos. Los diáconos son los del aposento de
abajo, pero hay que subir, porque sobre los diáconos Dios estableció un gobierno, y el gobierno
de cada iglesia son los obispos. La Palabra dice: “Los ancianos que gobiernan bien, sean
tenidos por dignos de doble honor” (1 Ti. 5:17); y los ancianos son los mismos obispos. Si tú ves
en Hechos de los Apóstoles, capítulo 20, allí Pablo llama a Mileto a los ancianos de la iglesia en
Éfeso. “17Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia”; y
empieza a hablarles, diciéndoles también: “28Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño
en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos”. Pablo llama obispos a los ancianos.
El gobierno es para poner en orden la casa de Dios; y por eso aparece con el 6, que es el
número del hombre. La cámara de abajo es de cinco codos, pero la de arriba es de seis codos;
es más ancha porque tienen más autoridad los ancianos que los diáconos. Los diáconos tienen
la administración de las cosas materiales en la iglesia de la localidad de Filipos, pero el gobierno
136 El templo de Dios

lo tienen los ancianos. Es decir, es el presbiterio o los obispos de la ciudad; porque la jurisdicción
de los ancianos es la ciudad, así como en Filipos estaban los obispos de la iglesia en Filipos.
Pablo le dice a Tito: “Por esta causa te dejé en Creta, (que es una isla que tiene muchas
localidades, muchos pueblos, muchas polis y municipios) para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos (presbíteros, obispos) en cada ciudad” (Tito 1:5). La jurisdicción de la
junta de ancianos, o presbíteros, u obispos o también llamados pastores en el sentido amplio, es
la ciudad, o localidad, o municipio.

Varones principales
La palabra pastores que aparece en la versión Reina Valera en Hebreos 13:7, aparece como
traducción de la palabra griega poimen, que quiere decir guías, que es la palabra pastores en el
sentido amplio; es decir, todos los líderes ya sean apóstoles, profetas, evangelistas, pastores,
en el sentido estricto o poimén en griego, son pastores en general; esos son los que se llaman
los pastores o guías. Ahora, en Efesios 4, dice apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y
maestros; ahí está dividiendo el ministerio, separando estos pastores en el sentido de aquellos
hermanos que apacientan y cuidan las ovejas, que las llevan sobre los hombros, que las
atienden y las aconsejan; esos serían poimén en el sentido estricto. Hay, pues, hermanos que
son pastores o apacentadores en el sentido estricto y hermanos que son guías. En el concilio o
sínodo de Jerusalén, cuando escribieron la carta y mandaron a Bernabé y Pablo y escogieron a
dos más, a Silas y a Barsabás, dice en esta traducción que eran varones principales entre los
hermanos, 81 esta palabra que se traduce varones principales es la misma palabra que se
traduce guías y que aparece como pastores en Hebreos 13;7; es decir que esos varones
principales se refiere a hermanos lideres, ya sea que sean apóstoles, profetas, evangelistas o

81
Cfr. Hechos 15:22
El modelo ilustrado del templo 137

pastores apacentadores, o maestros. Entonces, la palabra pastores en Hebreos, es una palabra


general; en cambio en Efesios es una palabra especifica. Estos obispos de la ciudad son los
mismos ancianos, son los mismos presbíteros, son los mismos pastores en el sentido de ser
guías, es decir, los que trabajan y nos presiden en el Señor y nos amonestan.
Aquí ya vemos, pues, la segunda galería de aposentos de la casa de Dios, que refuerzan
como contrafuertes, para guardar la casa de Dios, donde se guardan sus tesoros, donde se
cambian las vestiduras, donde los sacerdotes preparan el servicio de la casa. Esa es la segunda
galería.

Los apóstoles, autoridad sobre los ancianos


Pero la Palabra dice: “19Contra un anciano no admitas acusación sino con (en presencia de)
dos o tres testigos. 20A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los
demás también teman” (1 Ti. 5:19-20). Pablo, que era un obrero, un apóstol, le dice a Timoteo
que él tiene que auditar a los ancianos de las iglesias que ellos establecieron. Claro, no van a
auditar a los que otros establecieron; a ellos los auditarán aquellos que los establecieron; pero
las iglesias que Pablo y Timoteo y su compañía apostólica establecieron, esos presbíteros son
auditados por los apóstoles; es decir que hay autoridad sobre esos ancianos. Por eso es que
Diófretes decía: no, no queremos recibir a Juan; y entonces dice Juan: “Por esta causa, si yo
fuere, recordaré las obras que hace parloteado con palabras malignas contra nosotros” (3 Juan
10). Y Pablo le dice a Timoteo: A los ancianos que persistan en pecar, después de una y otra
amonestación, repréndelos. Vemos, pues, que Dios estableció autoridad sobre los ancianos,
que es la compañía de obreros apostólicos que los establecieron.
Por eso es que encima del segundo piso hay un tercer piso que tiene siete codos de ancho. El
número siete es el número de plenitud. Cuando dice en Filipenses 1:1 “Pablo y Timoteo, siervos
138 El templo de Dios

de Jesucristo”, allí aparecen las distintas clases de apóstoles. El apóstol del Espíritu Santo,
edificador del cuerpo, que es Pablo, y Timoteo, que fue hecho apóstol por la inclusión por Pablo
en su ministerio. Timoteo hace la obra del Señor así como Pablo, pero Pablo incluyó a Timoteo
en su apostolado. En Tesalonicenses se dice de Timoteo con Silvano y Pablo, que son
apóstoles, incluidos Timoteo y Silvano; es decir que Pablo introdujo a Timoteo al apostolado.
Pero notemos donde aparece que las vigas no se pueden empotrar en la casa, sino en las
disminuciones que se hacen a la casa, para que el peso del ministerio no caiga excesivamente
sobre la iglesia, y no se abuse del ministerio.82
El apóstol Pablo dice: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo”. Ellos eran apóstoles y decían:
nosotros tenemos derecho, pero no hicimos uso de ese derecho para no seros gravosos a
vosotros.83 Siendo apóstoles y teniendo el derecho propio del apostolado, ellos voluntariamente
renunciaron a ese derecho y se declararon siervos, y no actuaron enseñoreándose sino
sirviendo. Ahí vemos por qué las columnas no se empotraban en el muro de la casa, mostrando
cómo los apóstoles no se enseñorean de los santos. Pedro dice: “2Apacentad la grey de Dios
que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pe. 5:2-3); como aparece en el templo, las
columnas no se empotren en el muro de la casa, sino que haya una disminución.

La importancia central para el Señor es la Iglesia


En este solo versículo 1 de Filipenses, tenemos una ilustración neotestamentaria del templo;
en un solo versículo está todo. “Pablo y Timoteo…”; ahí está esa galería del tercer piso de siete
82
Cfr. 1 Reyes 6:6
83
Cfr. 1 Corintios 9:12,18
El modelo ilustrado del templo 139

codos de ancho; “siervos de Jesucristo…”; aquí está el ministerio no haciéndole peso al muro; “a
todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos…”; ahí está el largo, el ancho, el alto de la
casa, la puerta, el pórtico y las ventanas. Ahora nótese que no dice: esta carta se la dirijo al
reverendísimo cardenal fulano, no; la carta va dirigida a los santos y obispos. Por eso no están
en el medio sino en un aposento lateral.
Lo que es importante para el Señor es la iglesia, el candelero, no es el apóstol Juan ni el ángel
de la iglesia. El candelero es la iglesia; la iglesia es la que es el candelero. Claro que el Señor
envía al ángel de la iglesia y a los apóstoles; y el Hijo del Hombre se mueve en medio de los
candeleros; pero el candelero no es el ángel, el candelero no es el apóstol, es la iglesia. Lo que
el Señor quiere tener es su candelero, Su iglesia con todos, todos los santos en Cristo Jesús
funcionando, sirviendo para el gobierno de Dios, en la comunión del cuerpo de Cristo a través
del apostolado.
Una iglesia normal, es una iglesia como la que aquí describe Pablo, es una iglesia bíblica,
donde el modelo del templo se ve perfectamente. Así debemos ser también nosotros en cada
una de nuestras localidades, tener un corazón inclusivo de todos los hijos de Dios y estar
fundados en Cristo Jesús, sin otro Jesús sino el de los apóstoles, el de la Biblia; sin otro Espíritu
sino el Santo, sin otro evangelio que el de la Biblia, pero inclusivos de todos los hermanos como
la única iglesia en nuestra localidad, que reconoce a todos los santos de nuestra localidad,
pueblo o municipio. En comunión, no aislados, con las demás iglesias a través de los apóstoles;
así como ellos escribían: “Para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra
comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:3). Ahí están
todos los santos teniendo comunión como una sola iglesia en su respectiva localidad y todas las
iglesias del universo teniendo comunión en Cristo según la Palabra, sin necesidad de crear
ninguna gran ramera con misión internacional; porque no estamos predicando ecumenismo sino
el cuerpo de Cristo, la casa de Dios conforme a su modelo. El Señor nos ayude a caer en cuenta
140 El templo de Dios

que este versículo nos dice muchas cosas. Es un solo versículo, pero aquí está todo el modelo.

IX

NO SE OYERON
INSTRUMENTOS
DE HIERRO MIENTRAS
SE EDIFICABA EL TEMPLO84

84
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en abril 24 de 1998. Transcripción: Lisbeth Ordoñez C.
El modelo ilustrado del templo 141

Dios estaba trabajando en la construcción de Su casa


Vamos a continuar con el estudio del libro primero de los Reyes, en el capítulo 6, el que se
relaciona con la descripción del templo construido por Salomón. En la última ocasión de esta
serie habíamos hecho una ilustración neotestamentaria del modelo del Templo, puesto que ya
los trazos principales en los primeros versos habían sido tratados, y habíamos llegado al
versículo 6. Ahora, para el estudio de este día, nos correspondería el versículo 7, para
considerar, con la ayuda del Señor, lo que el Espíritu Santo nos quiere decir con este versículo 7.
En él usa palabras todas significativas, porque Dios no habla necedades. Todas las palabras
que Dios utiliza tienen un sentido espiritual. Ustedes saben que lo espiritual es rico, es profundo,
es vivificante, nos ilumina, nos conduce; leamos, pues, este versículo 7 con gusto, leamos
sabrosamente, a ver qué nos dice el Espíritu Santo. Y ciertamente estamos leyendo
espiritualmente.
“Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera
que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento
de hierro”.
¡Es algo maravilloso! De manera que ya Dios estaba trabajando en la casa cuando aún
estábamos lejos de ella. Cuando las piedras fueron traídas para la edificación de la casa, ellas
habían sido preparadas, podríamos decir, en la cantera; y esto es muy interesante compren-
derlo; porque a veces nosotros pensamos que solamente lo que estamos viendo ahora, o en un
determinado momento presente, es la obra del Señor; pero observamos que el Señor comienza
Su obra desde mucho antes. Las cosas van a ensamblar en un futuro; el propósito de Dios es
que las cosas ensamblen en un futuro. Pero vemos que a veces Dios necesita tomarse Su
tiempo con cada uno de los Suyos, antes de hacernos ensamblar con los demás. Yo sé que mis
hermanos conocen aquél pasaje de Efesios, capítulo 3, porque en algunas ocasiones, en
algunos lugares, hemos tratado este capítulo. En el versículo 14, comienza a tratar del trabajo
139

personal, digamos de cada piedra en su cantera; pero cuando llegamos al versículo 18,
llegamos al momento del ensamblaje de estas piedras; es interesante que existe un proceso
dentro del pueblo de Dios, en el cual todavía los componentes del cuerpo de Cristo, digamos las
piedras del templo de Dios, no están todavía en su lugar ni están listas, y sin embargo está
previsto ese tiempo en que hay muchas piedras y muchas tablas, pero no están en su lugar, no
están ensambladas debidamente una con la otra; y sin embrago Dios estaba trabajando. No se
puede decir que Dios no ha hecho nada. Mientras la Iglesia no tomaba conciencia de su unidad
y de la unanimidad, sin embargo Dios estaba trabajando, pero estaba trabajando en las
canteras; podemos decir que a veces nosotros estuvimos durante algún tiempo en canteras y
Dios trabajaba con nosotros en la cantera para luego ser traídos a ser ensamblados juntos en la
casa.

Despertamiento espiritual
Analizamos, pues, en Efesios 3:14 en adelante: “14Por esta causa doblo mis rodillas ante el
Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la
tierra, 16para que (esta intercesión de Pablo es para que) os dé, conforme a las riquezas de su
gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu“. Esto podríamos decir
que es todavía un trabajo de cantera, porque es un trabajo que tiene que ver con la persona
espiritual. Dios quiere que las personas sean espirituales, y Dios despierta el espíritu de las
personas. En el libro de Hageo, se nos dice que el espíritu de ellos fue despertado antes de ellos
venir a Jerusalén; el espíritu de los hebreos fue despertado mientras todavía estaban en
Babilonia. Si ustedes quieren fijarse en el momento del despertamiento del espíritu, en el libro
del profeta Hageo, lo podemos leer en Hageo 1:12:
“12Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto
140 El templo de Dios

del pueblo, la voz de Yahveh su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado
Yahveh su Dios; y temió el pueblo delante de Yahveh. 13Entonces Hageo, enviado de Yahveh
habló por mandato de Yahveh al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Yahveh. 14Y
despertó Yahveh el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de
Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; (primero es una
operación en el espíritu) y vinieron y trabajaron en la casa de Yahveh de los ejércitos, su Dios”.
Vemos que primero el espíritu debe ser despertado; debe haber un trabajo genuino del Espíritu
de Dios dentro de la persona, y ese trabajo no necesariamente comienza en medio de la casa
de Dios. Observemos dónde estaba el hijo pródigo cuando el espíritu comenzó a trabajar en su
interior; él estaba allá con los marranos, él estaba allá en una provincia lejana. Pero dice que
volvió en sí mismo, y dijo: ¿qué hago yo aquí en esta pocilga? Me gustaría comer lo que comen
los marranos, pero en la casa de mi padre, sus siervos tienen abundancia; voy, pues, a volver a
mi padre y a su casa. De modo que el trabajo de Dios no comienza en la casa, sino cuando la
gente está lejos. El Espíritu Santo comienza a trabajar en el interior.

Cuando la persona comienza a volver


Nosotros en vano vamos a tratar de entrar en componendas en forma artificial con hermanos
para ser uno, si primero no hay una operación legítima del Espíritu en el interior de las personas.
Primero Dios trabaja en la persona misma, en cada persona en su rincón, y luego cuando el
Espíritu ha hecho el trabajo y ha despertado, y la persona ha vuelto en sí, dice: iré a la casa de mi
padre. Si nosotros observamos en el libro de los Salmos, desde el Salmo 120, ustedes se van a
dar cuenta que hay un subtítulo a toda esta colección de Salmos del 120 al 134; todos estos
Salmos tienen el subtítulo que se llama cántico gradual; se les llama cánticos graduales
porque se cantaban en las gradas. Si usted ve la serie de estos cánticos graduales, note que el
primer Salmo, el 120, digamos que se cantaría en la grada de más abajo; es un canto que se
No se oyeron instrumentos de hierro 141

canta estando lejos, pues dice:


Primer grado. “1A Yahveh clamé estando en angustia, (ahí es cuando la persona comienza a
tomar conciencia para volver) y él me respondió. 2Libra mi alma, oh Yahveh, del labio mentiroso,
y de la lengua fraudulenta. 3¿Qué te dará, o qué te aprovechará, oh lengua engañosa? 4Agudas
saetas de valiente, con brasas de enebro. 5!Ay de mí, que moro en Mesec, y habito en las
tiendas de Cedar! (todavía no en Jerusalén, está bien lejos, está en Moscú, no en Jerusalén;
dice: moro en Mesec, y Mesec es Moscú al norte, o Cedar al sur) 6Mucho tiempo ha morado mi
alma con los que aborrecen la paz. (Los que no están en Jerusalén) 7Yo soy pacífico; (yo soy
de Jerusalén) mas ellos, así que hablo, me hacen guerra”. ¡Qué diferente este ambiente al de la
casa de Dios; es un ambiente de pelea!
Segundo grado. Luego continúa en el Salmo 121: “1Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde
vendrá mi socorro? 2Mi socorro viene de Yahveh”. Y ahí comienza, ya se siente incómodo ahí
dónde está, y empieza a mirar hacia los montes, hacia los montes de la casa de Dios.
Tercer grado. Luego en el siguiente Salmo, el 122, dice: “1Yo me alegré con los que me
decían: A la casa de Yahveh iremos. (Ahora sí, a la casa de Yahveh iremos, ahora sí empieza a
caminar) 2Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén. 3Jerusalén que se ha
edificado como una ciudad que está bien unida entre sí”.
Entonces ahí comienza el alma a pasar de esa posición lejana a irse encaminando grado
tras grado, subiendo las gradas hasta el santuario de Dios, narrado en todos estos salmos.
Último grado. Ahora, al observar el último de los cánticos graduales, que es el 134, miremos
cómo dice: “1Mirad, bendecid a Yahveh, vosotros todos los siervos de Yahveh, los que en la casa
de Yahveh estáis por las noches. 2Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Yahveh.
3
Desde Sion (no desde Mesec, desde Sion) te bendiga Yahveh, el cual ha hecho los cielos y la
tierra”. Ahora sí está en la casa; ahora sí se ve desde la casa, desde el Santuario; y ¿qué había
142 El templo de Dios

dicho en el Salmo anterior para poder decir que está en el Santuario y en Sión? Miremos lo que
decía el Salmo anterior, el 133: “1¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos
juntos en armonía! (Ahora sí está en Jerusalén) 2Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual
desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras”. Por eso
se llaman cánticos graduales, porque van de grado en grado en una posición espiritual de
regreso a la casa de Dios. Ellos estaban lejos, y el espíritu comienza a trabajar allá lejos, en
Moscú, que era como decir, en el extremo norte de Jerusalén; porque en el mismo meridiano de
Jerusalén está Moscú, en el extremo norte; y desde allí comienzan a caminar hacia Jerusalén, y
otros desde Cedar, que es otro lugar al sur, como por Arabia; viniendo hacia Jerusalén unos
desde un extremo y otros del otro extremo.

Fueron despertados lejos de la casa de Dios


Volvemos a Hageo 1; allí nos dice: “14Y despertó Yahveh el espíritu de Zorobabel”. Todo
comienza con una operación en el espíritu de las personas; si la persona viene y no recibe una
revelación de Dios mismo, no camina. Tiene que ser Yahveh quien despierte el espíritu; y lo
despierta no en la casa, no, sino por allá en los confines. Gracias a Dios que Él nos visita en
nuestras cuevas y en nuestros rincones en los confines; y comienza a trabajar allá con cada uno.
Si cada uno de nosotros miráramos nuestra propia vida, sabríamos desde dónde comenzó el
Señor a trabajar y a pasar, y por cuántos grados hemos estado subiendo. ¿Por cuántos grados
hemos pasado realmente? ¡Por muchos grados!
Notemos que el Señor no sólo despertó el espíritu de Zorobabel, sino que dice que despertó
“el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Yahveh de los
ejércitos, su Dios”. Era la casa de Yahveh. “1Yo me alegré con los que me decían: A la casa de
Yahveh iremos”. Y vinieron; eso significa que no estaban ahí cuando fueron despertados.
Fueron despertados fuera de ahí; fueron hechos piedras fuera, pero tenían que empezar a ser
No se oyeron instrumentos de hierro 143

tratados hasta que estuvieran listos a llegar a ensamblar con los demás. Ellos “vinieron y
trabajaron en la casa de Yahveh de los ejércitos, su Dios, 15en el día veinticuatro del mes sexto,
en el segundo año del rey Darío”.
En Efesios 3 vemos también el mismo proceso del paso del trabajo espiritual, personal,
individual y con las personas, hasta que las personas empiezan a ver lo que es la casa de Dios,
a discernir lo que es el Cuerpo de Cristo. Los hijos de Dios ya son hijos de Dios desde el día en
que nacen de nuevo, pero todavía no vienen a servir en el Cuerpo de Cristo con discernimiento
de su posición en el Cuerpo. El Señor comparaba a Su pueblo, como dice allí en Ezequiel 37,
con “un valle de huesos secos”.85 Ezequiel se queda mirando esos huesos secos, y dudaría
mucho que vivieran; él no le dijo al Señor que vivirían, cuando el Señor le preguntó: y ¿tú qué
dices, Ezequiel? ¿vivirán estos huesos? Ezequiel vio que estaban secos en gran manera.
Ezequiel no dijo: ¡Sí!. Sólo dijo: Señor, tú lo sabes; yo no me atrevo a decir que vivirán. Pero Dios
sí se atreve, y dice Ezequiel 37: “9Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al
espíritu: Así ha dicho Yahveh el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos
muertos, y vivirán”.

El Espíritu sopla primero


Y cuando el Espíritu comenzó a soplar, dice que hubo un temblor, y dice que empezaron cada
hueso a juntarse con su hueso. Antes cada hueso estaba fuera de lugar; y hay un peligro en la
vida espiritual cuando no estamos en nuestro debido lugar, pero somos hijos de Dios, y estamos
en un proceso legítimo; pero no estamos en nuestro lugar, estamos vagando, estamos en el
valle, estamos bajo el tratamiento de Dios, pero todavía no estamos encajando en nuestro lugar,
en nuestra coyuntura en el Cuerpo de Cristo. Fue después de que cada hueso se juntó con su
85
Cfr- Ezequiel 37:1-14
144 El templo de Dios

hueso y hubo aquella coordinación, que aparecieron los músculos, los nervios, la piel, y se formó
un ejército fuerte en gran manera que es el pueblo de Dios. Pero el pueblo de Dios no llegó a ser
fuerte, sin primero haber estado totalmente desvinculado uno del otro y seco. El Espíritu tenía
que soplar primero; sólo después que el Espíritu sopla empieza a haber vida espiritual. ¿Hacia
dónde sopla el Espíritu? A poner en coyuntura uno con otro. El Espíritu siempre te dirige hacia
donde tú tienes que encajar; el Espíritu Santo te va a llevar en tu hora, en tu momento a tu lugar;
pero eso es un proceso que se demora; si nosotros no somos bien renovados, no queremos
encajar.
En Cantar de los Cantares, cuando la novia es nueva, anda vagando; entonces se le dice:
8
“ Sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores”.
Pero ella andaba vagando por la ciudad para arriba y para abajo, y andaba con mucha sed de
Dios. Ella le pregunta: “7¿Dónde apacientas, dónde sesteas al medio día?” Y después el Señor
le dice: “8Sí tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres”. ¡Qué bueno es el Señor! La llama
hermosa desde el principio, cuando todavía es bien díscola; está dislocada; dislocada viene de
díscola; no está con las tuercas bien puestas todavía. Y el Señor trabaja, y le dice: “Si tú no lo
sabes, oh hermosa entre las mujeres, vé, sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores”.

El Espíritu nos va sacando de lo individual


Notemos que en Efesios 3:14 empieza con el despertamiento del espíritu, empieza con un
trabajo personal. Jesús dijo: “44Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le
trajere. 6Tuyos eran y me los diste”. (Juan 6:44; 17:6). Dios es el que tiene que atraer a las
personas; Dios es el que junta a las personas. Dios tiene que hacer un trabajo durante un
tiempo, muy personal. Y al principio de nuestra vida espiritual nosotros somos muy
individualistas, y no queremos que nadie se meta en nuestra vida; y vivimos bien aisladitos para
No se oyeron instrumentos de hierro 145

venir y visitar un ratito, y chao, chao; porque yo sigo haciendo mi voluntad, a mi manera,
escondidito en lo mío, en mi casita, un buen tiempo; y el Señor cada vez nos va atrayendo a la
sartén, y vamos saliendo de nuestras cuevas, de nuestros escondrijos y vamos saliendo de lo
personal, de lo individual, de lo egoísta, a lo corporativo.
Dice el Salmo 43:3: “Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán (¿a dónde?) a
tu santo monte, y a tus moradas”. El Espíritu nos dirige primero al santo monte, a la posición
exaltada en unión con Cristo, y una vez que estamos en Cristo victoriosos, estamos también con
el Cuerpo de Cristo. Pero mientras ese proceso se da, estamos por allá alejados. Por eso dice
Efesios 3:16: “16Que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en
el hombre interior por Su Espíritu; (eso es el trabajo personal de Dios con cada uno en su
hombre interior) 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones”. Ahora del espíritu del
hombre interior pasa al alma, pasa al corazón, pasa a la mente, pasa a las emociones, pasa a la
voluntad. Dios comenzando a trabajar con el área de nuestra alma; ahí es cuando sí se oyen
martillazos, ahí sí se oyen serruchazos, ahí sí, en la cantera. En la casa no. Dios no quiere que
en Su casa se oigan martillazos ni serruchazos, ni hachazos, ni pulidora. En Su casa no, en la
cantera sí.
Dios comienza a trabajar en algo, en el alma, para que Cristo habite por la fe en los corazones.
Ahora, ¿para qué es ese trabajo en los corazones? ¿Para qué es ese tratamiento en nuestra
vida personal, así como a Jacob? Jacob vio la revelación de Bet-el, pero no fue martillado en
Betel, sino en casa del tío Labán; él se fue a hacer sus negocios por allá, y Dios se fue detrás de
él. Y empezaron a sucederle cosas a Jacob, hasta que fue pulido, y dejó de ser Jacob, y se
volvió Israel; y ya cuando era Israel, Dios le dijo: Ahora sí, vuelve a Bet-el. Jacob, después de
haber sido tratado por largos años en su vagancia, digamos, en la cantera de su vida diaria, de
las circunstancias, como las personas que a veces nos demoramos muchos años haciendo
nuestra voluntad, tratando de aprender la voluntad de Dios y a consentir con ella; cuánto nos
146 El templo de Dios

demoramos en comprender y consentir la voluntad de Dios; así Jacob, cuando ya el tío Labán
tiene cara larga y sus hijos también, y etc., etc., le dice Dios: “Levántate y sube a Bet-el, y
quédate allí” (Gé. 35:1). Y ahí es cuando Jacob en su camino a Bet-el, llega a ser Israel. Y ya
cuando llegó a Bet-el, él ya no era Jacob, era Israel. Y llegó a Bet-el siendo muy Israel. Y ahora
sí, se consagró a lo que al principio entendía pero todavía no lo hacía. Porque uno primero
entiende y después lo aplica; primero, entiendo, primero predico, después lo aplico. ¡Terrible!

Arraigados y cimentados en amor


Dice Efesios: “17Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que (ahí está,
para qué es ese trabajo en el corazón, esa molienda y todo lo que nos acontece en nuestra vida
privada, en nuestro viaje por la tierra del tío Labán, para esto) arraigados y cimentados en amor
(ahora sí), 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos...”. Hasta aquí
uno no era capaz de comprender con los hermanos; sólo era capaz de pensar a mí manera, y
que todos piensen como yo; y no te doy la oportunidad de pensar distinto. Y es que tan pronto
sospecho que tienes una opinión distinta, ya te excomulgo; por una sola sospecha, a veces
infundada; pero Dios empieza a tratar, y a tratar y a tratar a fin de capacitarnos. “A fin de que,
arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los
santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura...”. Ahora sí con todos; para ello
Dios tiene que trabajar en la vida personal de cada uno, y hay previsto un margen de error;
digamos que a todo ese caminar individualista, llamémoslo margen de error, porque no es
todavía en su lugar, pero previsto por Dios. Dios sabe que tiene que tratar con la persona
individualmente, antes de poder tratar con ella en común. Solamente cuando Dios ha tratado
realmente con la persona, es que la persona entiende cuál es su lugar con los demás. Al
principio uno piensa que mientras yo tenga una devoción con Dios, con tal que no me vaya al
infierno todo está bien; pero el trabajo de Dios no es individualista.
No se oyeron instrumentos de hierro 147

El trabajo de Dios para conocer a Cristo


El trabajo de Dios es para edificar la casa colectivamente. El trabajo individual no es todavía
suficiente. El trabajo debe ser colectivo, y debe ser para la comunión, debe ser para el
ensamblaje del templo de Dios. Por eso, ahora sí, trabajando en su corazón, arraigado y
cimentado en amor, para ser plenamente capaz, es decir, capacitado ampliamente para
comprender, ¿cómo? ya no solo, individual, sino una comprensión colectiva, con todos los
santos, cuáles sean las medidas del Templo, el amor de Cristo. Cuando somos individualistas no
pensamos que Cristo pueda llegar a tanto. Ahí está aquél hijo, el que había quedado con su
padre, el padre del pródigo; se enojó porque el padre iba a recibir al hijo que se había perdido por
allá; y no quería entrar a la fiesta: ¡No voy a entrar, no! Se enojó. Y no quiero entrar. Si tu hijo se
estaba gastando el dinero, ¿cómo le vas a hacer una fiesta y cómo lo vas a recibir de nuevo? Y
se enojó y no lo quería recibir. Pero el padre dijo: Mi hijo estaba perdido y es hallado, ¿cómo no
lo voy a recibir? Tú siempre estás conmigo. El hijo le decía: Tú nunca me has dado nada. Pero,
hijo, todo lo mío es tuyo; pero él no se había dado cuenta de que todo lo del Padre era de él, y él
pensaba que Dios no le daba nada y que al otro le daba todo, y que el otro no merecía y él sí
merecía. Y el Padre le dice: Todo lo mío es tuyo, sin embargo tú no lo disfrutas porque no te das
cuenta de que es tuyo, no crees que es tuyo, y ahora te enojas porque tu hermano es
perdonado.
Sigue diciendo Efesios 3: ”18...seáis plenamente capaz de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo que
excede todo conocimiento, para que seáis llenos de toda plenitud de Dios”. Ahora sí, estos
últimos versículos son colectivos. Comprender con todos los santos las medidas del Templo. El
Señor estaba hablando de la anchura, de la longitud y de la profundidad. La longitud se refiere
hasta dónde el Señor es capaz de llegar, y la anchura se refiere a lo mínimo que el Señor exige;
148 El templo de Dios

así también la Iglesia debe estar dispuesta a llegar, en su receptividad, hasta donde llegue
Jesús. Pero a su vez la Iglesia debe ser celosa con Cristo, en exigir el mínimo que exige Dios;
ese mínimo es la anchura, y el máximo es la longitud.

Dios no quiere que haya escándalos en la Iglesia


Volvamos de nuevo a 1 Reyes 6:7: “Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que
traían ya acabadas, (Dios estuvo trabajando a cada uno hasta el final, cuando ya es el momento
de ensamblar la verdadera casa. Hasta aquí hemos ensamblado montones de divisiones de
denominaciones, montones de grupos independientes, montones de, digamos, cristianos
“libres”, hasta ahora; pero cuando yo tengo que edificar la casa, ahora sí, la persona tiene que
haber sido tratada) de tal manera que cuando la edificaba...”. Mire el interés de Dios. ¿Por qué
Dios hace esto de tratar a cada uno en su rincón, de corregir a cada uno por allá en su cueva a
dónde se escapó? Porque realmente nos escapamos a nuestras propias cosas, porque el que
hace los males se esconde; cuando alguien lleva pecado, se esconde. Cuando Adán y Eva
pecaron, ellos se escondían. ¿Por qué, hermanos? Porque en la luz Cristo es manifiesto;
cuando estamos en la comunión Cristo es manifiesto; por esto a veces, cuando no estamos bien
con Dios, no queremos estar con los hermanos.
“Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera
que cuando la edificaban, (cuando la edificaban; note ahora este aspecto, este interés de Dios)
ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro”. No en la casa,
Dios no quiere que haya escándalos en la Iglesia; nosotros debemos entender esto, que Dios no
quiere eso, porque esa es Su casa, es donde Él está. Él no quiere que en Su casa haya
escándalos; Él quiere que seamos tratados primeramente en lo particular. Por eso el Señor
estableció un orden, e instancias donde Él muestra que la Iglesia no tiene por qué cargarse con
el problema de la gente antes que la gente los arregle en privado. Jesús dijo: “Si tu hermano
No se oyeron instrumentos de hierro 149

peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos” (Mt. 18:15); eso no tiene todavía que oírse
aquí en la iglesia; aquí en la casa de Dios no tienen que escucharse los martillazos; aquí en la
casa de Dios no tienen que escucharse los serruchazos, no. Tú y él solos; allá solos, gana a tu
hermano, trata tus problemas personales con tu hermano. El problema es que no le entendemos
eso al Señor, y al que menos le hablamos es al interesado; a todos los demás le hablamos, y no
al interesado, no. Si tu hermano peca contra ti, vé tú y él solos, que no se oiga. A veces nosotros
creemos que Dios quiere que el otro quede avergonzado, no. Dios no es así.

Hay que pagar un precio


Mire cómo habla el Señor aquí en Apocalipsis 3:18; mira cómo es de delicado el Señor. Claro,
sí, si es necesario después Él va a tener que hacer otras cosas, pero mientras tanto miren cómo
dice El: “Por tanto, yo te aconsejo (al que pensaba que era rico sin serlo, el típico creyente de
Laodicea) que de mí compres oro”; porque esa riqueza que tú dices, soy rico, no es mía, son
riquezas del mundo, no son riquezas espirituales; tú dices, soy rico, me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres pobre, desventurado, miserable ciego y
desnudo; espiritualmente eres esto, aunque naturalmente eres jactancioso de tus riquezas y de
tus dones naturales; espiritualmente eres pobre, “por tanto yo te aconsejo que de mí compres”;
es decir, lo que tienes es del mundo, no es mío; todavía no tienes el oro mío, porque no has
pagado el precio; te aconsejo que pagues el precio, que de mí compres oro refinado en fuego,
para que seas rico. No es que yo no quiera que seas rico, yo quiero que seas verdaderamente
rico; y eso que tú dices que lo eres; pero tu riqueza es todavía pobreza, es todavía desnudez;
“que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico”. Mira: “de mí compres”; porque
eso es lo que está escrito, que pagues el precio para vestirte con vestiduras blancas, que
compres vestiduras blancas para vestirte; y ¿por qué quiero que te vistas? Para que no se
descubra tu desnudez.
150 El templo de Dios

Miren la misericordia de Dios. ¿Ustedes creen que Dios se alegra cuando ve nuestros pecados
o cuando uno no ve los propios? Dios lo que quiere es cubrirnos. Cuando Él nos ve en nuestra
miseria, Él tiene misericordia y quiere que acudamos a Él: Señor, ten misericordia. Vísteme del
nuevo hombre. Que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Note esa frase del Señor: Que
no se descubra; yo no quiero que eso que tú eres sea conocido, yo quiero más bienes cubrirte y
perdonarte de tu miseria. Pero vamos a tener que descubrirle nuestras faltas; si no nos
examinamos a nosotros mismos vamos a tener que ser examinados por Él; pero si te examinas
a ti mismo, si pagas el precio, si compras vestiduras blancas para vestirte, si te vistes del nuevo
hombre despojándote del viejo, entonces ya no se descubrirá la vergüenza de tu desnudez. Eso
lo dice más adelante en otros detalles de la casa de Dios; así es Dios.

Dios no quiere que se descubra la vergüenza de nuestra desnudez


Dios quiere que las cosas se traten primeramente en privado, y por eso dice: Si tu hermano
peca contra ti, vé tú y él solos allá; arreglen las cosa ustedes solos; solamente si no las pueden
arreglar solos, entonces toma dos o tres testigos, para que por boca de dos o tres testigos,
conste toda palabra. Solamente si no oye a los dos o a los tres, ahora sí hay que decírselo a la
iglesia. Vemos que el Señor establece unas instancias privadas para que en la casa de Dios no
se oigan los serruchazos, que en la casa de Dios no se oigan los martillazos, sino para que cada
persona sea tratada en lo suyo; porque Dios es misericordioso. Dios no quiere avergonzarte por
avergonzarte; si es necesario avergonzarnos nos avergonzará, pero si no es necesario, Él no lo
va a hacer innecesariamente. Dios no hace nada innecesario; sólo lo que es necesario es lo que
Él hace. A veces cruzamos por cosas que no sabíamos que iban a ser tan vergonzosas y
dolorosas, pero era porque eran necesarias; porque de otra manera no lo hubiéramos
simplilemente corregido; pero Dios no quiere que se descubra la vergüenza de nuestra
desnudez. Él quiere tratar a cada uno individualmente.
No se oyeron instrumentos de hierro 151

Ahí está el caso de Apolos. Apolos llegó con muy buena intención a visitar la iglesia en Éfeso,
pero él tenía un error doctrinal acerca del bautismo; él todavía bautizaba con el bautismo de
Juan, todavía no con el del Nuevo Testamento; pero ahí estaban Priscila y Aquila. ¿Qué hicieron
Priscila y Aquila? ¿Acaso se levantaron en público a contradecir a Apolo? no; eso hubiera sido
martillar y serruchar en la casa de Dios innecesariamente. No, esperaron que Apolos hiciera
todo lo que tenía que hacer, y luego en privado fueron allá y le expusieron de una mejor manera
el camino del Señor; es decir, le dieron la oportunidad de corregir de ahí en adelante por él
mismo, no tener que ser corregido por otros, sino que lo corrigieron a él en privado, para que él
mismo de ahí en adelante corrigiera las cosas; porque, o si no ¿qué va a ser de la casa de Dios?
un montón de martillazos y serruchazos. Todos martillándonos y serruchándonos mutuamente
sería una cuestión muy terrible. Dios quiere que en la casa de Dios haya la alegría por construir
la casa de Dios de tal manera que sea lo debidamente agradable para todas las personas que El
Señor trae; para el Señor primero, y para los que están en la casa; y Él quiere tratar con nosotros
por un lado, en la cantera, a cada uno en privado; Él trata a cada uno en su vida particular; las
cosas no se tienen que tratar todavía en la casa sino al final, cuando no se haya podido dirimir en
privado. De los ancianos dice: “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos” (1 Ti.
6:20). ¿Qué quiere decir que persiste? Que primero se trató la cosa en privado, se trató que las
cosas se arreglaran sin necesidad de involucrar a la iglesia en el problema; si hubo un pecado de
uno para con otro, deberían arreglarlo ellos solos, mas los demás no tienen que meter las
narices en lo que no les corresponde; no hay que ser impertinentes. Impertinente es meterte en
lo que no te importa. ¿Y qué a ti? Le dijo el Señor a Pedro, porque Pedro estaba demasiado
metido en la vida de Juan. ¿Qué va a pasar con Juan, Señor? ¿Qué es lo que vas a hacer con
Juan? ¿Qué te importa a ti, Pedro? Sígueme tú;86 como quien dice: no seas metido en la vida de
otros, sígueme tú; lo que yo tenga con Juan es cosa de Juan y mía. Pero nosotros a veces no
86
Cfr. Juan 21:20-23
152 El templo de Dios

tenemos esos cuidados; a veces no tenemos esos cuidados que el Señor sí tiene. “De tal
manera que cuando la edificaban ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro
instrumento de hierro”. Eso nos revela cómo Dios quiere que se hagan las cosas. Que se
respeten las personas, que se respete la vida privada de las personas, que se respete el trato de
Dios con cada cual, que se respete a la iglesia, que se traten las cosas con cada uno si es
necesario, tú y él solos.

El ejemplo de los apóstoles


Hay otros versículos que nos muestran estas debidas distancias que debemos tener; hay
debidas distancias que debemos guardar, acerca de ciertas cosas; porque eso es lo que nos
revelan esas frases, ni martillos ni serruchos se oían en la casa; hay unas delicadezas que
mantener, unos tratamientos. Ejemplo, por ahí andaban Pedro, Juan y Jacobo haciendo la obra
del Señor por Jerusalén y Galilea; y por allá andaba Pablo con Bernabé y Tito, otros haciendo
la obra del Señor; y la Cabeza del cuerpo vio que, posiblemente, si ellos no tenían comunión, se
iban a formar movimientos distintos que iban a provocar división en la Iglesia. Por eso dice Pablo
en Gálatas 2: Por una revelación subí a Jerusalén y traté en privado el evangelio que predico. No
se pusieron a discutir Jacobo y Pablo delante de la iglesia, sino que se fueron en privado allá,
Jacobo, Cefas, Juan, Pablo, Bernabé y Tito, y en privado conversaron las cosas y expusieron las
cosas y recibieron la exhortación que había que recibir, y ellos reconocieron y fueron
reconocidos en lo que había que reconocerse; lo hicieron en privado. Cuando luego en el
concilio de Jerusalén había que tratar el asunto, se reunieron los apóstoles y los ancianos, no la
iglesia.

No inmiscuirnos en la vida privada de otros


No se oyeron instrumentos de hierro 153

Miremos en Números capítulo 4, ya para terminar este aspecto de la delicadeza de hacer las
cosas con reverencia y misericordia. ¿Cuántas veces una frase hiere a una persona? ¿Cuántas
personas son destruidas con dos, tres frases, dichas mal en público? Hay que hacer las cosas
con cuidado. Notemos cómo el Señor en el libro de Números, capítulo 4:15 en adelante, refleja
esos cuidados. “15Y cuando acaben Aarón.... Esto de guardar el arca, envolverla, envolver el
candelero, envolver todo, lo tenían que hacer primero; esto lo tenían que hacer los hijos de
Aarón solos; ellos solos tenían que envolver el arca, aquellas cortinas, envolver la mesa,
envolver los panes, luego envolver el candelero, el altar de oro, y después “cuando acaben
Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de
mudarse el campamento, vendrán después de ello...”; no antes; los coatitas no tienen que
aparecerse por ahí; no antes; todavía no se metan en eso, no se apresuren; a veces somos tan
metidos que queremos adelantarnos a las cosas; no, no. “Cuando acaben Aarón y sus hijos de
cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento,
vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea
que mueran”. Porque a veces las personas que entran en cosas que no debían entrar de la vida
privada de otros, o en conflictos doctrinales de los cuales no están preparados o en cosas
semejantes que sobrepasan a su madurez, ¿qué sucede? se perjudican. “No sea que mueran:
Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión” Podemos saltarnos al
verso 18 “18No haréis que perezca la tribu de Coat de entre los levitas. 19Para que cuando se
acerquen al lugar santísimo vivan, y no mueran, haréis con ellos esto...”. Para que no mueran.
Mira el cuidado que deben tener los líderes, los que el Señor ha puesto como líderes, que somos
iguales que todos, en cuanto que delante de Dios no hay nadie mayor que nadie; somos iguales
que todos; pero si Dios encarga a unas personas, esas personas deben tener cuidado con el
cuerpo; y a veces hay cosas que, si está fulano o zutano, no se pueden tratar, porque se le
hace daño a esa persona. Lo que trataban Jacobo, Cefas y Juan con Pablo, Bernabé y Tito, no lo
154 El templo de Dios

podían tratar sino en privado, ellos seis; otra persona podría confundirse al ver a los apóstoles
discutiendo, tratando de verificar y confirmar el evangelio que predicaban; eso lo podían soportar
ellos, no lo soportarían los nuevos. “19Para que cuando se acerquen al lugar santísimo vivan, y
no mueran, haréis con ellos esto: Aarón y sus hijos vendrán y los pondrán a cada uno en su oficio
y en su cargo. 20No entrarán para ver cuando cubran las cosas santas, porque morirán”. No
entrarán para ver cuando cubran las cosas santas.

Hay que cubrir las debilidades de los hermanos


Hay cosas que deben ser tratadas en privado. Suponga que algún hermano ha cometido un
pecado, y quiere confesarlo delante de la iglesia; eso a veces no es conveniente; si siente que
debe confesarlo, confiéselo en privado a los hermanos maduros, a los hermanos ancianos; y a
veces incluso entre los hermanos maduros, ancianos, en un momento de infidencia, un anciano
puede usar mal esa información, la puede usar mal. Todos nosotros debemos tener ese
cuidado. No puede la iglesia soportar cosas sórdidas de la flaqueza humana; esas cosas deben
ser tratadas en privado; pueden ser tratadas con los hermanos maduros; no es necesario cargar
a la iglesia con las debilidades de los hermanos. En el Templo de Dios no se deben oír ni los
martillazos ni los serruchazos. Como dice acá, vendrán y cubrirán para que no mueran. Esto lo
pondrán en su orden para evitar que haya un peligro para ellos. “20No entrarán para ver cuando
cubran las cosas santas, porque morirán”. Por eso es que ellos fueron en privado para tratar
ciertos asuntos.
Hermano, a veces si alguien no te convida a determinado tipo de reunión, no te molestes, no
es para menospreciarte, es para guardarte; a veces no se le puede encomendar a todos las
tareas. Miren, hermanos, mayor autoridad de parte de Dios en la casa de Dios significa
problemas más graves; en la medida que el Señor te da más autoridad en Su casa, te toca
hacerte cargo de problemas más complejos; y a veces los hermanos se adelantan a tratar
No se oyeron instrumentos de hierro 155

ciertos problemas complejos antes de tiempo, y es como poner una caja de hierro sobre un
fosforito; las personas piensan que van a soportar, y a veces no soportan; las personas no saben
lo que significa llevar una carga superior a las fuerzas.

Cosas tratadas en las canteras privadas


Hay personas que se suicidan porque no aguantan el conflicto; entonces hay cosas que el
Señor prefiere que se ignoren. Dios no quería ni siquiera que Adán y Eva supieran acerca del
bien y el mal, no quería; quería que fueran inocentes, y que no comieran del árbol del
conocimiento del bien y del mal. Dios no quería. Si ellos se hubieran mantenido en su inocencia,
Dios los hubiera conducido a la vida, a la luz, pero ellos se adelantaron a Dios, ¿y qué trajeron?
Muerte. ¿Qué fue lo que hicieron aquellos vigilantes que descubrieron esos secretos a los hijos
de los hombres? Hay cosas demasiado sórdidas en la tierra; hay cosas demasiado malignas que
no deben ser tratadas en medio del pueblo de Dios. En la casa de Dios no se deben oír
martillazos ni serruchazos. Las cosas deben ser tratadas en las canteras privadas, las canteras
particulares, donde cada uno está siendo tratado por el Señor. En la comunión debe primar
solamente Cristo.
Para terminar, veamos Josué 3:3: “3Y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del
pacto de Yahveh vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de
vuestro lugar y marchareis en pos de ella, 4a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir;
por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y
ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella”. Esto nos muestra la
reverencia de lo que es marchar en las cosas de Dios. Dios no quiere que nosotros seamos
presumidos, que seamos entrometidos, que seamos apresurados, que seamos desbocados,
que seamos irreverentes, que seamos indecorosos. Dios quiere que nosotros aprendamos a
tratar las cosas en privado; los problemas que tenemos con nuestro hermano ojalá los podamos
156 El templo de Dios

tratar en privado; las correcciones que tengamos que hacer las hagamos en privado. Libremos a
la iglesia de cosa sórdidas. Los hachazos, serruchazos y martillazos están bien en otro lado, en
la cantera; no en la casa de Dios.

X
No se oyeron instrumentos de hierro 157

LA ESCALERA
DE CARACOL
A LA DERECHA
DEL TEMPLO87

Comparando la tipología del ministerio


En nuestro estudio del Templo de Dios, estamos analizando el capítulo 6 del primer libro de los
Reyes. Hoy nos corresponde el versículo 8. Leemos, pues, 1 Reyes 6:8:
"La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una
escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero."

87
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, en mayo 1 de 1998.
154 El templo de Dios

Muy interesante esta porción de la Palabra del Señor. Los hermanos recuerdan que el templo,
el santuario que estamos estudiando, como figura del templo de Dios, de la casa de Dios,
además de tener el edificio mismo del santuario que contenía el lugar santo y el Lugar
Santísimo, a los alrededores, como un contrafuerte, tenía aposentos en tres pisos. El primer
piso, de cinco codos, el segundo piso de seis codos de anchura, y el tercer piso, de siete codos
de ancho; y estuvimos viendo que en esos aposentos era en donde se guardaban las cosas
preparadas, las vestiduras, se mudaban las vestiduras, se preparaba el servicio dentro del
santuario; es decir que el santuario mismo representa la casa de Dios, en general; pero el Señor
estableció otras cosas más. Así como en el Tabernáculo en el desierto había en los alrededores
el refuerzo de las barras teniendo en orden las tablas, lo que representaba el ministerio (las
cinco barras representaban a los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, que el
Señor envía para ajustar, para perfeccionar y cooperar con el Señor en el refuerzo de Su casa),
así también en el templo en Jerusalén, esa misma tipología pasa de las barras a los aposentos.
Lo que se corresponde con los aposentos, son las barras, y con las barras, los aposentos.
Vemos que en el templo aparecen tres niveles de aposentos, y vemos tres órdenes o grados en
el servicio ministerial en la casa del Señor; aunque todos los santos tienen en común el
ministerio. Estos son: el primer piso, representando el primer grado, el diaconado; el segundo
piso, representando el grado del obispado; y el tercer piso, representando el grado del
apostolado.

La derecha es la autoridad delegada de Dios


Ahora encontramos que aquí en este versículo 8, nos dice: “La puerta del aposento de en
medio estaba al lado derecho de la casa”. De esos aposentos, el de en medio era el segundo.
Para poder subir a esos aposentos había solamente, al lado derecho, una escalera en forma de
caracol que subía del primer piso al segundo piso por la derecha; y también se continuaba con la
155

escalera de caracol, pasando del segundo piso al tercer piso. En primer lugar quiero llamarles la
atención al hecho de que esta puerta para entrar y la escalera de caracol, estaban a la derecha.
Es interesante que El Señor coloque estas cosas a su derecha, porque la derecha tiene un
significado espiritual en la Biblia; la derecha significa la diestra de Dios; la derecha significa la
mano de Dios. Por ejemplo, el Señor Jesucristo está a la diestra del Padre y Él es el Rey
delegado a su diestra; Él es la mano de Dios por la cual Dios ha realizado todas las cosas,
incluso la creación; es del Hijo; la redención es del Hijo; el cumplimiento de sus planes completos
es por medio del Hijo; y entonces para representar esa posición delegada de Dios,
representativa, aparece al lado derecho.
En la Escritura se dice que los justos tienen el corazón a la derecha; claro que no está
hablando de las derechas y las izquierdas políticas, sino de la derecha en el sentido espiritual,
que significa la autoridad delegada de Dios. Fijémosnos en un detalle: Las 7 estrellas de
Apocalipsis, el misterio de las siete estrellas de Apocalipsis, que son los ángeles de las 7 iglesias
(Ap. 1:20). ¿Dónde estaban esas siete estrellas? Estaban en la diestra del Hijo del Hombre. Eso
quiere decir que El Señor los retenía en Su mano. Nadie puede tener autoridad por sí solo; la
autoridad solamente puede venir por una misericordia del Señor. Por una gracia que se llama
gracia del apostolado, una gracia del servicio. Nadie puede servir si no es por gracia, y nadie
puede servir por su propia cuenta; tiene que ser porque el Señor lo sostiene por Su diestra. Una
puerta y una escalera a la diestra significa que el proceso de avance en el servicio del ministerio,
depende de la mano de Dios. Dios es el que tiene que conducir.

Se avanza volviendo sobre nosotros mismos


Ahora fijémonos en una cosa interesante: Que sí era posible pasar del primer piso al segundo
y del segundo al tercero; eso significa que en el desarrollo del servicio a Dios, en la casa de Dios,
156 El templo de Dios

hay personas que comienzan en el primer piso y luego suben al segundo piso, y luego suben al
tercer piso; pero note que Dios no hizo la escalera en forma lineal, sino en forma de caracol; y
eso es muy interesante; porque una escalera en forma lineal significa que tú no vuelves a pasar
por la misma cosa, sino que tú pasas una vez por un escalón y después no vuelves a eso sino
que sigues en línea general; en cambio una escalera en forma de caracol, representa que tú
vuelves a pasar por lo mismo pero un poquito más avanzado que la vez pasada, y das otra
vuelta, y el Señor te permite experimentar por segunda vez, y luego por tercera vez, y luego por
cuarta vez y así vas subiendo en caracol. Eso es muy interesante y muestra la misericordia de
Dios. Porque Dios habría podido hacer la escalera directa, pero Él no la hace recta, Él la hace en
caracol; volviendo sobre uno mismo, y así es como se avanza. Se avanza volviendo sobre
nosotros mismos.
Dios nos da la oportunidad, y viene una prueba, y a veces no pasamos la prueba; entonces
Dios nos da una segunda oportunidad para ver si ahora sí la pasamos. Y esta vez sí la pasamos,
y avanzamos un poquito. Vemos, pues, que se sube en caracol y sólo se avanza en caracol;
constantemente estamos volviendo sobre las mismas cosas a ver si pasamos la prueba; y esa
manera de volver sobre lo mismo es para ver si realmente avanzamos; y así es como se avanza.
Se avanza volviendo sobre lo mismo; pero cada vez que se vuelve sobre lo mismo, se avanza un
poquito. Después que vuelves sobre lo mismo, ya se avanzó un poquito.
Los escalones del crecimiento
A lo mejor hace siete años leíste un libro, y hoy, siete años después, vuelves a leer el mismo
libro, y sin embargo, aunque es el mismo libro, parece que fuera otro; leíste el mismo libro pero
como un poquito más arriba. Después de tres años, vas a leer el mismo libro y te vas a dar
cuenta que sí era el mismo libro pero ahora estás más arriba. Es como cuando lees la Biblia; tú
lees la Biblia, y cuando estás al principio, lees y entiendes un poco, y pensaste que ya habías
entendido todo y habías visto todo lo que estaba ahí, pero luego vuelves y das una vuelta sobre
La escalera de caracol a la derecha del templo 157

lo mismo, vuelves a pasar por ahí y sí, es la misma Biblia, y estás todavía, digamos, en el mismo
meridiano pero un poquito más alto, unos escalones más arriba. Y por eso es que la escalera
es en caracol; el avance en el Señor es siempre, siempre, probado con las mismas cosas.
Algunas veces hay un pecado que no podemos vencer, o una debilidad. Somos probados y
fallamos, pedimos perdón, nos arrepentimos y nos dura una semana la victoria, y a los diez días
ya otra vez volvemos a caer. Después nos volvemos a arrepentir, volvemos a luchar, y la
siguiente vez, la victoria nos dura quince días y así, después nos dura tres semanas, y así
vamos. “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" (Pr. 24:16). Eso muestra la
longanimidad del Señor; una escalera en caracol es muy significativa. Una escalera en caracol
es espiritual y revela cómo Dios trata con nosotros. Esa escalera, pasando del primer nivel del
atrio, del servicio común, ya sea de los diáconos o no, no está necesariamente adentro sino
afuera; porque la puerta no está abajo sino en el segundo piso; eso quiere decir que no
necesariamente de entre los diáconos tienen que salir los obispos, sino que de entre los santos
pueden salir los obispos, sin ser diáconos; porque es en el segundo piso donde está la puerta,
en el nivel del aposento de en medio, que representa el obispado. Pero la puerta está en el
segundo piso, es decir que los que están en el primer piso, en los atrios, pueden subir
directamente al obispado sin necesidad de pasar por el diaconado.
Claro, lógicamente que si de entre los santos, algunos pueden ser obispos, cuánto más los
diáconos; pero como no sólo los diáconos llegarán a ser obispos, por eso es que la escalera no
está adentro en el primer piso sino que está afuera del primer aposento, y la puerta está en el
segundo aposento, allí en el nivel de los obispos.
De profetas y maestros a apóstoles
Pero fíjense cómo en Antioquía había estos profetas y maestros que eran los hermanos
ancianos de la iglesia en Antioquía; sin embargo el Espíritu Santo dijo: "Apartádme a Bernabé y
Saulo para la obra a que los he llamado" (Hech. 13:2), y los envió al tercer nivel. Antes estaban
158 El templo de Dios

en el segundo piso, el del obispado, pero los mandó al tercer piso, el del apostolado; de allí en
adelante no son más llamados profetas y maestros, sino que son llamados, los apóstoles
Bernabé y Pablo. Se les amplió el trabajo, se les amplió el servicio; entonces se sube volviendo
sobre lo mismo pero avanzando poco a poco. Y se puede pasar de un ministerio a otro.

El ejemplo de Esteban
Tenemos otra ilustración; por ejemplo, el Señor pidió a la iglesia en Jerusalén (por mano de los
apóstoles, porque el Espíritu Santo dio esa dirección), que escogieran siete varones llenos del
Espíritu Santo para ponerlos en el diaconado. ¿Y a quiénes pusieron? Eligieron a siete
hermanos, pero a los dos que primero menciona son a Esteban y a Felipe. Son siete, sin
embargo, luego nosotros vemos a Esteban haciendo una obra que va más allá que el diaconado.
Vemos a Esteban predicando en las sinagogas, y al Señor haciendo grandes milagros con
Esteban. 88 ¿Qué significa esto? Que aunque Esteban fue llamado al diaconado, no fue
restringido a ese servicio, sino que su servicio y su ministerio fueron ampliados; y por eso es que
Dios proveyó una escalera en caracol a la derecha, para mostrar que el ministerio no tiene que
quedarse restringido a un grado, sino que va avanzando de grado en grado. De santo puede
llegar a ser subdiácono o subdiaconisa, y de allí puede llegar a ser diácono o diaconisa. Y los
diáconos y los santos también pueden llegar a ser ancianos o ancianas; ancianas para tratar con
las mujeres jóvenes.

88
Cfr. Hechos 6 y 7
La escalera de caracol a la derecha del templo 159

La epístola a Tito dice: "3Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte... 4que enseñen
a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos" (Tit. 2:3,4), y les dio un pensum
bastante grande a las hermanas ancianas, y cada una de las frasecitas y palabritas que
aparecen ahí en Tito, es solamente el nombre de la materia; pero esa materia tiene mucho
contenido. Y lo mismo sucede tanto entre los hombres y las mujeres y entre los hermanos
ancianos y las ancianas. El Señor puede enviar colaboradores y colaboradoras a la obra y al
equipo apostólico, al nivel apostólico; Dios puede hacerlo, y eso está representado en aquella
escalera para pasar de un grado al otro.

Felipe, de diácono a evangelista


Yo quisiera que mis hermanos vieran otro ejemplo. Ya vimos el primer ejemplo de Esteban;
veamos ahora el ejemplo de Felipe. Felipe es mencionado también como diácono en
Jerusalén, pero de pronto el Espíritu Santo lo puso como evangelista, y lo usó evangelizando por
allá, y tuvo unas hijas que profetizaban; y luego lo vemos por allá en Cesarea; y justamente
cuando Pablo llega a Cesarea a visitar la iglesia, ¿dónde es que se hospeda? Justo en la casa
de Felipe el evangelista; y justamente son los hermanos que están al frente en el servicio en una
localidad, los que primero deberían hospedar a los siervos del Señor; es decir que si Pablo llegó
y se hospedó en casa de Felipe el evangelista, que había sido antes diácono en Jerusalén, éste
no fue restringido como diácono en Jerusalén, sino que llegó a ser un evangelista, y luego llegó
a ser alguien de liderazgo allá en la iglesia de Cesarea, de tal manera que allá era donde se
hospedaba Pablo y allá era donde se reunía la iglesia; porque cuando Pablo llegó a la casa de
Felipe, dice que se reunió la iglesia, vino un profeta llamado Agabo, y luego las profecías, y el
Espíritu decía todo esto. Así que vemos a Felipe y su familia como un núcleo de avance del reino
160 El templo de Dios

allá en Cesarea.89

El itinerario ascendente de Bernabé


Pero quizás el ejemplo de subir la escalera de caracol que es más notorio en la Biblia, es el de
Bernabé. Yo quisiera que nosotros miráramos el avance de Bernabé por la escalera. En el libro
de los Hechos de los Apóstoles podemos ver el avance de Bernabé que el Espíritu Santo nos
dejó allí, para que también nosotros con Bernabé avancemos. Para seguir el itinerario
ascendente de Bernabé, podemos leer inicialmente en Hechos 4:34-37:

89
Cfr. Hechos 6:5; 8:5-40; 21:8-11
La escalera de caracol a la derecha del templo 161

"34Así que no había entre ellos ningún necesitado; (nótese el ambiente de la iglesia en
Jerusalén) porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo
vendido, 35y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”.
Ese era el ambiente de amor que había en la iglesia de Jerusalén. Seguramente fueron muchos
los casos; pero de entre todos esos casos, el Espíritu Santo llamó la atención al caso de
Bernabé. Dios estaba haciendo una obra con Bernabé.

Hijo de consolación
"36Entonces José, a quienes los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido
es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 37como tenía una heredad, la vendió y trajo el
precio y lo puso a los pies de los apóstoles". Aquí se presenta el caso de José, o Bernabé, en
contraste con el caso de Ananías y Safira. Hubo varios casos, pero el Espíritu Santo está
resaltando los dos: a Bernabé como el que lo hizo bien, y a Ananías y Safira como los que lo
hicieron mal, que viene a continuación. Vemos, pues, a Bernabé como un hermano llamado
José. Aquí no aparece Bernabé con ninguna función especial, sino que aparece como José, a
quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé, que traducido es Hijo de consolación.
Observemos lo interesante de esa expresión: él se llamaba José; pero los apóstoles se sentían
tan consolados con José cuando lo veían, cuando llegaba, cuando actuaba entre ellos, que
empezaron a ponerle un apodo, y ese apodo fue: Hijo de consolación (Bernabé). A veces de
nosotros algunos dirán: llegó Tribulito, la gran tribulación; pero cuando llegaba Bernabé, los
apóstoles le llamaron: Hijo de consolación. Era un hermano que se ganó su nombre. Los
apóstoles comenzaron a llamarlo Hijo de consolación, o sea, Bar-naba. La palabra bar en
arameo es hijo; lo que quiere decir ben en el idioma hebreo, en arameo es bar. Bar-nabás;
Bernabé en español, Hijo de consolación.
162 El templo de Dios

Bernabé en Antioquía
Allí vemos cómo comenzó Bernabé a ascender aquella escalera en caracol. Aquí José se
ganó un nombre nuevo: Bernabé. Podemos seguir un poquito más adelante. Llegamos al libro
de los Hechos de los Apóstoles 11:19 en adelante: "19Ahora bien, los que habían sido esparcidos
a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y
Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 20Pero había entre ellos unos
varones de Chipre, (justo de donde era Bernabé) y de Cirene (de donde era Lucio), los cuales,
cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del
Señor Jesús". Esto es muy interesante. Ustedes recuerdan el ambiente que había en Jerusalén,
cuando a Pedro el Espíritu Santo mismo, con mucha insistencia lo llevó donde los gentiles.
Pedro casi no entra. "Ustedes saben cuán abominable es para un judío entrar en casa de un
gentil" (paráfrasis de Hechos 10:28); ese fue el saludo de Pedro. ¡Que alguien lo salude a uno de
esa manera en la puerta! Bueno, entonces quédese allá. Y antes de que terminara de predicar
se le adelantó el Espíritu Santo y bautizó a los gentiles con el Espíritu Santo antes de que se
bautizaran en agua. Y luego entonces el Espíritu Santo era el que iba adelante y Pedro detrás, y
luego los hermanos estaban espantados de ese escándalo de que el Espíritu Santo también a
los gentiles les concediese arrepentimiento para vida.
Entonces, ¿qué pasó? Llegaron a Jerusalén y se rebelaron en Jerusalén contra Pedro.
"¿Cómo te atreviste a entrar en casa de gentiles?";90 como si el Señor no hubiera dicho: "Id por
todos mis hijos." Ni siquiera se daban cuenta de que en la tipología del templo, para su
construcción habían comprado madera de los gentiles e introducida por Jope, para formar la
casa; y justo en Jope se le mostró la visión a Pedro para que recibiera a la mujer gentil en casa
de Cornelio; ni siquiera eso lo captaron: "¿Cómo te atreviste a entrar allá?" Observemos, pues,

90
Cfr. Hechos 11:3
La escalera de caracol a la derecha del templo 163

el ambiente tan difícil que había en Jerusalén.

Bernabé, enviado apostólico


Y ahora se les arma el problema en Antioquía. Ahora unos griegos aceptaron al Señor Jesús.
No sólo los antiguos judíos de allá. Seguimos en Hechos 11: "21Y la mano del Señor estaba con
ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. 22Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la
iglesia que estaba en Jerusalén". Y ¿a quién piensan ustedes que enviaron? Porque yo pienso
que si hubiera ido otro, quizá los habría excomulgado. A veces quisiéramos ir con todos los
hermanos a todas partes, pero hay algunos que si van antes de tiempo, a lo mejor aplastan las
plantitas. Cómo quisiéramos que todos estuvieran yendo a todas partes pero haciendo bienes y
sanando, no aplastando todo. Le habrá tocado a los apóstoles tomar una decisión seria; ya no
era cualquier cosa; imagínense, hermanos; “...y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía."
Ahora es un delegado, un enviado apostólico; lo que hoy día llaman un nuncio apostólico; pero
no en el sentido diplomático del Vaticano de hoy, no, sino en el sentido bíblico.

El Espíritu sabe cómo hacer los arreglos


Nótese, no fue Jacobo; cuando algunos de parte de Jacobo llegaron a Antioquía, se armó el
problema. Dios sabía quién era el que tenía que ir a ciertos lugares, y quiénes todavía no. Hay
cosas que no se pueden tratar con todos los hermanos; porque hay algunos hermanos que se
ponen como erizos cuando se presenta una situación equis y causarían muchos problemas; hay
que ir de a poco. No se puede tratar todo con todos. Note que cuando había que avanzar el
campamento, tenían que venir primero Aarón y sus hijos y hacer una cosa, y después los
coatitas de segundo, a hacer otras, y después los gersonitas, de tercero, otras y por último los
meraritas. Sí, ellos tenían lugar, pero despuesito.
164 El templo de Dios

Enviaron a Bernabé, aquel Hijo de consolación, como lo dice el sólo nombre; que no se lo
pusieron sus padres; si se lo hubiera puesto su papá o su mamá cuando nació, ¿qué gracia?;
pero se lo pusieron los apóstoles; eso sí es gracia, así sí vale la pena. Escogieron a Bernabé
para ir a ver el asunto allá, donde los hermanos en Antioquía. Porque si los otros hubieran ido,
quién sabe si se habrían escandalizado. Pero ustedes no hacen la santa cena con el mismo vino
que nosotros. El pan de ustedes es más alargado. Tiene que ser más chiquito. Ustedes bautizan
para adelante y tiene que ser para atrás. Y bueno, quién sabe cuántas cosas, cuántos pelitos
habrían encontrado, buscándole la quinta pata al gato, para encontrarle los problemas a todos
los hermanos. Y no es que no se haya que encontrar los problemas; hay que encontrárselos al
diablo, pero no a los hermanos. Claro, a los hermanos hay que amarlos, hay que saber moverse
con los hermanos.
A veces llega un hermano que está acostumbrado a un determinado medio, y cuando va a otro
medio, tan pronto hay una cosa un poquitito diferente a la acostumbrada, mira con los ojos muy
abiertos: Mira, mira, hermano; vas a decir esto; o no vayas a decir esto. ¿Se da cuenta? Sí,
hermanos. Por eso era necesario que fuera Bernabé. Ahí vemos a Bernabé subiendo, ganando
grados y confianza; como dice aquí cuando habla de los diáconos: "Porque los que ejerzan bien
el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo
Jesús" (1 Ti. 3:13).

La confianza debe ser ganada primero


Algunas veces los hermanos se ponen celosos y dicen: "Hermano, ¿pero usted por qué
siempre envía a fulano o a zutano? ¿Por qué a mí no? o ¿por qué a otros no?” A veces se ponen
celosos. Pero si usted quiere que le tengan confianza, se la tiene que ganar, no con protestas;
usted tiene que ser confiable primero para que se le tenga confianza; eso es lo que dice aquí
justamente en la cita que acabamos de hacer: "Porque los que ejerzan bien el diaconado”;
La escalera de caracol a la derecha del templo 165

porque primero es una prueba; por eso dice en el versículo 10: "éstos también sean sometidos a
prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles". Luego el verso 13 dice:
"Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso (ahí va subiendo la
escalera) y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús". No todos los secretos se le pueden
decir a todas las personas, como usted no le puede pedir consejo a cualquiera. El Espíritu
Santo te va a decir a dónde puedes ir a pedir consejo. No es a todas partes. Así que la confianza
debe ser ganada, eslabón por eslabón, escalón por escalón. "Ganan para sí un grado honroso".
Ahí está la escalera. Ahí está el avance.
Volviendo al capítulo 11 de Hechos, vemos que Bernabé se ganó la confianza. Pablo decía:
19
" Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen
ánimo al saber de vuestro estado; 20pues a ninguno tengo del mismo ánimo (refiriéndose a
Timoteo), y que tan sinceramente se interese por vosotros. 21Porque todos buscan lo suyo
propio, no lo que es de Cristo Jesús. 22Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a
padre ha servido conmigo en el evangelio. 23Así que a éste espero enviaros, luego que yo vea
cómo van mis asuntos” (Fil. 2:19-23). Si mando a fulano, él va a hacer un problema grave,
porque no es puro, tiene sus cositas; y si mando a Zutano, tampoco tengo confianza; y si mando
a éste tampoco, y Demas me desamparó amando este mundo. Pero Timoteo, a éste espero
enviaros. Timoteo se había ganado la confianza, y nosotros necesitamos ganarnos la confianza
del Señor, y de los santos. Del Señor, la confianza está representada por aquel clavito. Ustedes
recuerdan que el Señor hablando de un sacerdote, por allá en el Antiguo Testamento, dice que
ese sacerdote era como un clavo flojo que no se le podía colgar nada porque se caía. Entonces
el Señor iba a tener que sacar ese clavo y poner otro clavo en el que sí se pudieran colgar las
cosas.91

91
Cfr. Isaías 22:15-25
166 El templo de Dios

¿Qué observó Bernabé cuando llegó a Antioquía?


Hermanos, a veces nosotros no somos confiables. Para que la casa de Dios esté en su lugar
requiere que seamos confiables. A veces sucede: "Esta persona sí, pero la vez pasada le dije
que iba a llegar a las siete, y no llegó; después dijo que sí, pero llegó a las nueve"; entonces, en
serio, ¿quién llegará a las siete, siete inglesas y no a las siete colombianas? En cosas así no hay
confianza; es como un clavo flojo, no se puede colgar nada en el clavo porque se cae el clavo
con todo. El Señor dice que quitaría ese clavo flojo y pondría otro; quitaría a tal sacerdote, y da
su nombre, y pondría a tal otro. Así a veces el Señor no nos puede confiar cosas porque no
somos confiables. "Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé” (Cant.
1:6); no fui responsable en hacer las cosas, entonces no se me pueden confiar las tareas. Pero
el Señor nos quiere confiar cada vez más cosas; Él necesita clavos fuertes y estacas que
aguanten, gente confiable.
Ahora, Bernabé era confiable, y por eso mismo lo mandaron, y se fue Bernabé a Antioquía
enviado por los apóstoles, sin que fuese aún un apóstol. Y dice en Hechos 11: "23Éste, cuando
llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón
permaneciesen fieles al Señor". Eso es lo que hay que mirar, la gracia de Dios en los hermanos.
No mirar si tenían el mismo uniforme, si celebraban la cena de la misma manera, o el bautismo
en la misma forma, no; ellos lo que miraron fue la gracia. ¿Qué fue lo que reconocieron los
apóstoles de Pablo? Dice Pablo que Jacobo, Cefas y Juan, "reconociendo la gracia que me
había sido dada" (Gá. 2:9). Eso es muy importante: reconocer la gracia que le es dada al otro.
Bernabé había sido ya trabajado para ser una persona que sabía reconocer la gracia del
Señor en los hermanos. Si usted es una persona que no reconoce la gracia, usted es una
persona que no está en el ámbito del Espíritu; no discierne las cosas espirituales.
La escalera de caracol a la derecha del templo 167

Bernabé era un varón bueno


Repetimos la cita de Hechos 11: "23Éste (Bernabé), cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se
regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor".
Ahora miren lo que explica Lucas: "24Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe".
Uno puede decir: "Pero, Lucas, el Señor Jesús dijo que ninguno era bueno, sino sólo Dios".
Bueno, precisamente, es Dios en Bernabé. Por eso él era un varón bueno, porque no era
Bernabé sólo, era Dios en Bernabé. Entonces ¿por qué él pudo reconocer la gracia y
exhortarles a permanecer fieles al Señor, y en vez de ir a desbaratar, lo que hizo fue aumentar?
Porque era varón bueno. Hay personas que no son buenas, que tienen ojos malos, intenciones
malas; siempre piensan lo peor, nunca piensan lo mejor, nunca ven lo mejor.

Ver lo bueno de las cosas


Voy a contarles una anécdota que se cuenta de Jesús en los apócrifos (no está en la Biblia).
Dice que una vez iba Jesús con los apóstoles (no la pongan al nivel de la Biblia, sólo al nivel de
la apócrifa, pero que sirve de ilustración, imagínense que es una parábola), y había un perro
muerto. Los apóstoles al ver al perro muerto se apartaron: ¡Uf, un perro muerto! Jesús dijo: "¿No
visteis lo hermoso de sus dientes?" Jesús vio lo bonito que tenía el perro muerto. Los dientes
eran bellísimos; todo se había podrido, pero no los dientes. ¿No visteis lo hermoso de sus
dientes?
Bueno, ahora esto que voy a decir sí está en los evangelios, y está en los cuatro: Inspirada por
el Espíritu Santo, de pronto se le ocurrió a María Magdalena ungir al Señor Jesús con un vaso de
alabastro;92 e instigados por Judas, pero no sólo Judas, comenzaron a decir: Pero por qué este
92
Cfr. Mateo 26:6-13; Marcos 14:3-9; Juan 12:1-8
168 El templo de Dios

desperdicio. Y empezaron a criticar y criticar a María Magdalena; ella había hecho algo para el
Señor, y ellos, en vez de dejarla en su libertad por lo menos, si no lo valoraban, por lo menos la
hubieran dejado tranquila, pero no; empezaron a criticarla: ¿Por qué hizo esto? Nosotros
habríamos hecho mejor; si yo hubiera sido María Magdalena, yo habría vendido ese vaso de
alabastro en 300 denarios y habríamos dado de comer a los pobres. Ahí los pobres era la
barriguita de Judas. Pero vemos algo interesante: Mientras los otros criticaban a María, Jesús no
la criticó, sino que la honró, la defendió. Mientras los otros criticaban su servicio, Jesús lo
aprobó, la defendió y la honró, y dijo: ¿Por qué la criticáis? No la molestéis, dejadla; ella ha
hecho lo que puede. Fíjense en cómo Jesús dice: ha hecho lo que podía.

Hasta un mero vaso de agua


Al Señor lo que le interesa es ver si cada uno hace lo que puede. Eso es lo importante, que
cada uno haga lo que puede. Si hizo lo mejor que podía, eso ya lo valoró el Señor. El Señor
valora hasta un vaso de agua fría; lo valora el Señor de tal manera que algunos recibirán
recompensa sólo por un vaso de agua fría. 93 Nosotros diríamos: "No, Señor, eso es ya
demasiado, mucha alcahuetería, Señor, ¿Cómo lo vas a premiar por un vaso de agua fría?" Pero
el Señor la honró y dijo: Ustedes la están criticando, pero yo no. "De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta
ha hecho, (y dice el Señor) para memoria de ella” (Mt. 26:13). ¿Qué le parece? El Señor la honró
y le hizo un memorial que es una de las pocas cosas que quedó en los cuatro evangelios. Lo dice
Marcos, lo dice Lucas, lo dice Mateo y lo dice Juan.
Eso era lo que de Cristo se había formado en Bernabé mientras subía la escalera. Y lo dice
ahí: Bernabé era varón bueno; hizo eso porque era varón bueno. Qué importante; porque era
93
Cfr. Marcos 9:41
La escalera de caracol a la derecha del templo 169

varón bueno. Cuántas cosas se destruyen de la obra, por no tenerse corazón bueno, por tenerse
un corazón mezquino. ¡Ay Señor, cuánto destruye a veces el hombre! “Porque era varón bueno,
y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor”. En vez de ir a
dispersar, una gran multitud fue agregada al Señor. Entonces ahí estamos notando cómo
asciende Bernabé.
Pero ahora llegamos a otro pasaje, y aparece aquí más adelantito, donde dice que justamente
Bernabé se quedó en Antioquía. Ahora, en el capítulo 9 de Hechos, ¿quién fue el que introdujo a
Saulo con los apóstoles? Bernabé. Todos no veían sino lo malo de Saulo, pero Bernabé veía lo
bueno e introdujo a Saulo con los apóstoles.94 Los demás no creían, no tenían esperanza en
Saulo. Imagínense que ni siquiera Pablo parece que tenía esperanza en Marcos, y no quiso
llevarse a Marcos, pero Bernabé se lo llevó, y pasados unos cuántos años, dice Pablo a
Timoteo: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (1 Ti. 4:11).
Muchas gracias, hermano Bernabé. En ese momento no era útil, pero después de haber andado
con Bernabé, llegó a ser útil. Cómo necesitamos estas personas en el cuerpo de Cristo, que
tienen misericordia. Claro que se necesitan profetas también, como Pablo, pero también se
necesitan personas como Bernabé.

Pablo y Bernabé se complementan


Por eso el Señor dijo: Bernabé y Saulo; para complementarse. Bernabé fue el que introdujo a
Pablo en Antioquía; 95 luego Bernabé le pidió a Saulo que se quedara. Ahora llegamos al
capítulo 13 de Hechos de los Apóstoles: "1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,
profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que

94
Cfr. Hechos 9:27
95
Cfr. Hechos 11:25
170 El templo de Dios

se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo”. Al primero que menciona la Palabra es a
Bernabé. Ya encontramos a Bernabé. ¿Qué había sido de él? Se quedó en Antioquía; y ahora
el Espíritu Santo comienza una nueva etapa en la economía de Dios. Lo que partió desde
Antioquía, donde por primera vez fueron llamados cristianos los discípulos, y donde se hizo
completamente la transición del judaísmo al cristianismo puro y no judaizante. Y ¿con quién hizo
Dios esto? Con la iglesia en Antioquía, que lideraba primero Bernabé. Hay cinco líderes
mencionados, pero primero es mencionado Bernabé. Allí habla el Espíritu Santo.

La escala de ascenso de Bernabé


"2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartádme a Bernabé y a
Saulo para la obra a que los he llamado". Ahí son llamados profetas y maestros. Primero era
llamado José, después fue Bernabé; después fue enviado a Antioquía, después se quedó en
Antioquía y era profeta en Antioquía; vemos cómo va subiendo este varón de Dios, del primer
aposento al segundo piso; y ahora en el capítulo 13 lo encontramos en el segundo piso:
profetas y maestros, ese es el segundo piso.

Bernabé en el tercer piso: el apostolado


Para que llegase Bernabé al tercer piso, dice el Espíritu Santo: "Apartadme a Bernabé y a
Saulo para la obra a que los he llamado". La obra. En el desarrollo del trabajo de la obra, ahora sí
llegamos a la cita pertinente, a Hechos 14:14: “Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y
Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces”. Ahora Bernabé ya es
apóstol, ahora ya está en el tercer piso. De José pasó a Bernabé; siendo Bernabé introdujo a
Saulo con los apóstoles, luego fue enviado a Antioquía, luego se quedó en Antioquía y llegó a
ser profeta; introdujo a Saulo en Antioquía y luego es enviado con Saulo y es hecho apóstol.
La escalera de caracol a la derecha del templo 171

Ahora encontramos a Bernabé en el tercer escalón, en el tercer aposento, en el apostolado.


Nótese que primero era Bernabé y Pablo, Bernabé y Pablo, Bernabé y Pablo, en ese orden; y
de pronto el Espíritu Santo dijo: Pablo y Bernabé,96 Pablo y Bernabé, Pablo y Bernabé; y
Bernabé no se puso bravo, no se enojó porque el Señor estaba bendiciendo el ministerio de
Pablo, hasta que Pablo sobrepasó a Bernabé; pero no vemos que haya ninguna molestia de
Bernabé precisamente. La molestia y el problema que hubo era por Marcos, porque uno quería
que lo llevaran y el otro no. Entonces, Dios usó por un lado a Pablo y usó a Bernabé por otro; y al
fin Marcos, que por un tiempo fue rechazado porque no estaba a punto, y tenía razón Pablo en
que esa persona en esas condiciones iba a ser estorbo en vez de ayuda, entonces, bueno, le
tocó a Bernabé quedarse en la cantera con Marcos hasta cuando ya estuviera Marcos listo. Le
tocó decir a Pablo: Timoteo, enviadme a Marcos, que me es útil; y dice: Marcos, el sobrino de
Bernabé; no dice solamente Marcos, sino, Marcos, el sobrino de Bernabé.

96
Cfr. Hechos 15:2
172 El templo de Dios

Ahí vemos, pues, el trabajo de Bernabé haciendo discípulos, personas a las que luego usó el
Señor, y hoy tenemos, gracias a Dios, el evangelio de Marcos. Dios había escogido a Marcos, y
por un tiempo le fue inútil a Pablo, pero no fue siempre. Gracias a Dios por el trabajo de Bernabé.
Ahí vemos, pues, una ilustración; yo pienso que la mejor de todas, de lo que es el desarrollo de
un siervo de Dios. Ahí vemos la escalera, a la derecha, en forma de caracol, subiendo; y eso
quiere decir que todos los santos están para progresar y ser llevados de gloria en gloria, de
triunfo en triunfo, en el servicio del Señor. Muchas gracias, hermanos; vamos a parar aquí.
La escalera de caracol a la derecha del templo 173

XI
EL REVESTIMIENTO
INTERIOR
DEL TEMPLO97

Edificación de una casa espiritual


Hoy hacemos una especie de inflexión en esta consideración del capitulo 6 del libro primero de
Reyes, porque entramos en lo relativo al Revestimiento Interior de la Casa de Dios. Hasta aquí
nos había dado unos trazos generales de la Casa de Dios en todas sus formas: en su altura, en
su anchura, en su longitud, sus pórticos, sus aposentos, la escalera a la derecha; pero hacemos
una inflexión a partir de hoy, porque a partir de este versículo al cual nos acercamos hoy, de ahí
en adelante, por el resto del capítulo, el Espíritu comienza a considerar lo relativo al
revestimiento interior de la Casa de Dios; eso nos indica que lo que estaríamos considerando de
aquí en adelante en estos versos, es de suma importancia, hermanos; porque la Casa de Dios
es una casa espiritual.
Pedro dice: “sed edificados como casa espiritual” (1 Pe. 2:5); de manera que si la casa es
espiritual, los pasajes que nos hablan del revestimiento de la casa son sumamente importantes.
Es de observar que de aquí en adelante todos estos detalles van a comenzar a aparecer por
dentro, no por fuera; no son para que lo vean los hombres; porque los hombres no ven sino las
97
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., en mayo 8 de 1998. Trascripción : Jeannette Ordóñez y Manolo Durán.
174 El templo de Dios

apariencias; y el hombre natural no puede discernir las cosas que son del Espíritu, y se deben
discernir espiritualmente.98 Todos estos detalles aparecen sólo adentro, sólo aparecen en la
parte que Dios ve. Muchas veces nos hemos preocupado mucho por construir “iglesias” que los
hombres vean, a las cuales cuando Dios mira, no ve nada, o ve ruinas.

98
Cfr. 1 Corintios 2:14
170 El templo de Dios

La Casa espiritual de Dios a la cual Él mira, debe tener ciertos artesonados interiores que
comenzaremos a considerar a partir de hoy. Son cosas netamente espirituales. A partir del
versículo que nos corresponde en el día de hoy, desde el versículo 9, comenzamos a ver lo
interior, lo relativo a lo interior de la casa; es decir que podríamos considerar este verso, como
para hacer una inflexión con la serie, digámosle una segunda parte, y a esa segunda parte en
general la podíamos llamar así: El revestimiento Interior de la Casa de Dios. La casa es
espiritual, y lo que Dios mira es espiritual; y donde Dios mira es en el interior, donde los hombres
no miran, a menos que Dios mismo se lo quiera mostrar; y eso es lo que corresponde a partir de
este verso.

Cubrimiento por dentro de la casa


Vamos a considerar, pues, 1 Reyes 6:9, en lo relativo a los detalles del Templo. “Labró, pues,
la casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro’’. Aquí cuando habla de la casa, pues,
se está refiriendo a todo en general. Nos vamos a dar cuenta después de que esa casa tiene
atrio, tiene lugar santo y tiene Lugar Santísimo; y a partir de este versículo empieza el Señor a
describir cosas al interior de la casa, y dice: “y la cubrió”. ¡Aleluya! Solamente ese verbo cubrir es
tan precioso. Hasta aquí la casa era de piedras. Había dicho que habían labrado las piedras en
la cantera antes de que fueran colocadas en el templo, como lo vimos en el verso 7. Cuando se
edificó la casa, la fabricaron de piedras; pero nótese que Dios no quiere que las piedras se
vean por dentro. Vamos a encontrar por allá adelante un versículo que dice: “para que no se
vean”.
Cuando Dios mira a nuestro interior hay cosas que Él no quiere ver dentro de nosotros; por
eso Dios mismo tiene que proveer el material suficiente, que es madera y oro, para cubrir por
dentro la casa. Vamos a ver que estos dos materiales son usados por Dios para cubrir la Casa
por dentro. Ya sabemos que se refieren a la humanidad y divinidad del Señor Jesús, conforme la
171

tipología del arca. Dios no quiere vernos por dentro en nuestra miseria, en nuestra crudeza; sino
que Él quiere cubrirnos. Dios quiere cubrirnos; y la única manera de cubrirnos es con el
elemento del Señor Jesús.
Cuando en las epístolas de Pablo a los Galatas y a los Efesios, se habla del hombre nuevo,
dice: “22despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 24y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef.
4:22,24); ese nuevo hombre, que es el revestimiento y que se refiere al Señor Jesús resucitado
como nuestra vida, ese es el revestimiento de madera y de oro, que es Cristo resucitado; ese
revestimiento es el hombre interior. Ese revestimiento no es solamente para revestirse por
fuera, no. El oro no se veía por fuera; el oro se veía por dentro; por dentro es donde aparece la
madera y donde aparece el oro por encima de la madera, y grabado en la madera, y en el oro
ciertas figuras de arte. Eso significa la formación de Cristo en nosotros, esas artes que se hacen
en la madera de adentro, y en el oro de adentro con que se recubre la casa de Dios en lo interior.
Esas talladuras que vamos a ver acá, se refieren a la formación de Cristo en nuestro interior.
Primero Cristo debe cubrirnos, y luego Cristo debe ser tallado o formado; por eso se pone
primero madera, y entonces se talla la madera y luego se cubre con oro. Y el oro también toma la
forma.

Primero la encarnación del Verbo


¿Por qué se cubren las piedras primero con madera y después con oro? Es importante tener
presente que Dios no puede tratar directamente con el hombre sin pasar por Cristo. Para que la
gracia de Dios y el revestimiento de Dios en nuestro interior pudiera darse, primeramente tenía
que hacerse carne; primero Él tenía que ser hombre. El amor de Dios sólo nos llega por medio
de Cristo; nos llega por medio de la encarnación. Él tiene que morir primero, Él tiene que
172 El templo de Dios

encarnarse, vivir, ser inocente, morir pagando el precio de nuestros pecados, resucitar; y
entonces ahora sí constituir el hombre nuevo, el hombre interior, para revestir por dentro el
Templo de Dios. Como Él tenía que encarnarse primero, el Señor Jesús dijo: Miren, si Yo no me
fuere, el Espíritu no vendrá.99
Primero era necesario que Él se fuera. ¿Qué significa eso? que Él se hubiera encarnado,
vivido sin pecado, muerto por nuestros pecados, resucitado y ascendido, para que entonces
ahora sí, habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu, derramar el Espíritu para
revestirnos por dentro, revestirnos del Espíritu de Jesucristo; y aquí voy a emplear la expresión
Espíritu de Jesucristo.

99
Cfr. Juan 16:7
El revestimiento interior del templo 173

En la Biblia no se habla solamente del Espíritu de Dios; se habla también del Espíritu de
Jesucristo. Cuando se habla del Espíritu de Dios solamente, es como cuando se habla del aceite
de la santa unción; pero ustedes recuerdan que el aceite tenía unos ingredientes además del
aceite mismo, y esos ingredientes, que eran la mirra, la canela, el cálamo y la casia, en tres
medidas, y la medida del medio partida en dos, representan los distintos aspectos de Cristo y de
su obra, que toma el Espíritu y que vienen con el aceite y aplican en nosotros. Por eso en la
Biblia no se habla solamente del Espíritu de Dios. Cuando tú oyes que se dice el Espíritu de
Dios, ahí tenemos el aceite, pero no tenemos la casia, no tenemos la mirra, la canela y el
cálamo; pero cuando tú dices: el Espíritu de Jesucristo, ahí tienes el aceite con la canela, la
mirra, el cálamo y la casia, ahí tienes todas las especies que complementan el óleo de la santa
unción. Por eso la expresión el Espíritu de Jesucristo se refiere no solamente al Espíritu Santo,
sino que se refiere a todo lo que el Espíritu Santo toma de Cristo para nosotros. Por eso dice:
Cuando el Espíritu Santo venga, el Espíritu Santo (ahí está el aceite), Él tomará de lo mío;100
que es lo del Hijo, la divinidad, en cuanto a Verbo divino, y la humanidad que se realizó en Su
persona.

Revestidos del hombre nuevo


Él se santificó a sí mismo para que nosotros fuéramos santificados en Él.101 Él llegó a ser el
hombre que Dios quería que fuéramos los hombres, como para que ahora el Espíritu pudiera
tomar de aquel hombre resucitado. Ya no solamente del Hijo de Dios en cuanto a Verbo divino,
sino también el Verbo divino encarnado, en cuanto que creció en estatura, en gracia, en
sabiduría, que fue tentado en todo, conforme a nuestros pecados, venció la muerte y ascendió;

100
Cfr. Juan 16:13,14
101
Cfr. Juan 17:19
174 El templo de Dios

ahora el Espíritu Santo nos tiene que transmitir también lo relativo al Hijo. Por eso se habla
también no sólo del Espíritu Santo y el Espíritu de Dios, sino que en la Biblia se habla también
del Espíritu de Cristo, del Espíritu de Jesús, como en Hechos de los Apóstoles 16:4, y como en
Filipenses 1:19 se habla del Espíritu de Jesucristo. Ese es el hombre nuevo; revestidos del
nuevo hombre, que es Cristo en nosotros.
El Espíritu de Cristo es la cobertura interior con que Dios nos quiere cubrir. Cuando tú estás
desnudo delante de Dios, en tus pecados, el Señor no quiere verte así. Él proveyó algo para
cubrirnos; esas piedras que somos nosotros, no deben ser vistas; las piedras no deben verse,
sino que las piedras deben ser cubiertas desde abajo hasta arriba y desde arriba hasta abajo,
sin dejar ninguna rendija; todas deben ser cubiertas, primero con madera, y luego con oro. ¿Por
qué primero con la madera? Para que nos llegara la gracia de Dios y para que pudiéramos ser
participantes de la naturaleza divina, Él tuvo que encarnarse primero, vivir la vida de hombre,
vencer como hombre, morir como hombre, resucitar como hombre, y ascender como hombre y
entrar como hombre en el seno del Padre; y entonces ahora sí el Espíritu puede tomar lo que es
del Padre y del Hijo en su divinidad y en su humanidad, y traernos todo eso en el aceite, con
mirra, con la canela, con el cálamo; y digo primero el cálamo y después la casia; traernos todo lo
que Cristo es y vestirnos por dentro.

La formación de Cristo en nosotros


Cuando tú reconoces tus pecados y confías en el Señor Jesús, y la sangre de Cristo te ha
limpiado, ahora estás cubierto por dentro, ahora puedes mirar al Señor, ahora tú puedes mirarlo
y también Él puede mirarte; pero después de estar cubierto, de que ya tienes al Señor morando,
dice: Bueno, ahora sobre esta madera y sobre este oro vamos a imprimir ciertas figuras de
artesonado; ya no se refiere sólo a Cristo morando, sino a Cristo formado. Cristo formado son
las talladuras que Dios hace en el interior de Su casa. El Señor tiene unos instrumentos para
El revestimiento interior del templo 175

tallar figuras. Vamos a ver qué figuras son, qué representan esas figuras. El Señor comienza a
tallar, a tallar. La parte de las talladuras interiores sobre la madera y el oro se refiere a la
formación de Cristo en nosotros; como dice Pablo a los gálatas: “Hijitos míos, por quienes vuelvo
a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá. 4:19); esas talladuras,
ese trabajo de hacer calabazas, hacer palmeras, hacer querubines adentro, se refieren a la
formación de Cristo; esas distintas entalladuras se refieren a distintos aspectos que Dios quiere
ver en nuestro interior. Quizá no lo pueden ver los hombres, porque esas cosas no se tallaban
afuera; se tallaban en el Lugar Santísimo, donde una sola vez al año entraba el sumo sacerdote;
quien veía esas cosas no eran los hombres, nadie de las tribus, ni de los gentiles, ni de los
israelitas, ni de los levitas, ni de los coatitas, ni persona alguna. Solamente el Sumo Sacerdote,
una vez al año podía ver eso.
¿Por qué es eso así? Porque las cosas que Dios hace en nosotros, son principalmente para
que las vea Dios. A veces nadie las va a ver; a veces nadie se va a dar cuenta; lo importante es
que Dios, cuando te mire, no te vea, sino que te haya recubierto de Cristo y te haya formado a
Cristo adentro. Realmente los hombres no pueden ver. Ahí en la Palabra aparece aquella mujer
que tocó el borde del manto de Jesús, y los demás no veían nada. También tenemos los
soldados; tocaron al mismo Dios, podíamos decir el Tabernáculo en pleno y en perfección, y los
hombres no lo veían, no lo conocían. “Si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais”
(Jn. 8:19); y como dijo San Juan: “el mundo no le conoció” (Jn. 1:10). Para conocer a Dios y a Su
Cristo sólo se puede hacer por revelación de Dios. Es sobrenatural.

Lo que ven los hombres externamente


Y recuerda que lo que Dios hace, llega a hacerse visible, pero no llega a ser verdaderamente
visto por los hombres. Los hombres no pueden ver lo de Dios, porque no tienen capacidad para
discernir lo espiritual; los seres humanos realmente no disciernen , no disciernen nada; tienen
176 El templo de Dios

ojos para ver y no ven. No disciernen la Palabra de Dios. No pueden. No tienen capacidad
espiritual.
Dice que recién al final se conocerá la diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
Antes de regresar a Reyes, miremos esta frase allí en Malaquías. Malaquías 3:15-18:
“15decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo
son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon”. Eso es lo que se veía; se veía la
prosperidad de los malos; lo que se ve por fuera es que los malos se salen con la suya
aparentemente. Pero ¿qué sucedía por allá en privado? “16Entonces los que temían a Yahveh
hablaron cada uno a su compañero; y Yahveh escuchó y oyó, y fue escrito el libro de memoria
delante de él para los que temen a Yahveh, y para los que piensan en su nombre. 17Y serán para
mí especial tesoro, ha dicho Yahveh de los ejércitos, en el día en que yo actúe; los perdonaré,
como el hombre que perdona a su hijo que sirve”. Entonces, fíjese en ese entonces, en el día
que yo actúe, no antes; mientras tanto siempre nos engañaremos, en el día que el Señor actúe,
en el día en que Él confiese los nombres de los Suyos, ese día sí se conocerá la verdad de cada
cual. Entonces en el día en que yo actúe. “18Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia
entre el justo y el malo, (todavía no; dice: mire la diferencia entre el justo y el malo) entre el que
sirve a Dios y el que no le sirve”. Sí, las obras de los justos son visibles, pero ¿la disciernen?
¿las valoran? ¿Realmente las comprenden en su verdadera dimensión? ¡No! Sólo Dios conoce.
El hombre juzga por lo que está delante de sus ojos. El hombre es engañado; pero fíjese que
estas cosas se hacen adentro para que Dios, quien no es engañado, las vea. Nosotros,
hermanos, debemos hacer las cosas primeramente para que Dios las vea, y luego sí, Dios se las
muestra al mundo; porque eso es una cosa que Dios hará. Una de las cosas que Dios hará será
mostrar al mundo la justicia de Su pueblo; pero en el día en que Él las muestra, mientras tanto
Su pueblo, también como Él, será mal entendido; y será menospreciado así como Él. Si en el
árbol verde hicieron esas cosas, ¿cuánto más en un árbol seco, no será discernido, no será
El revestimiento interior del templo 177

visto?102

¿Qué recubre Dios en nosotros?


Volviendo allí al primer libro de los Reyes, capítulo 6:9, lo vemos: “Labró, pues, la casa, y la
terminó; y la cubrió con artesonados de cedro”. Allí está ya toda la estructura, pero entonces
ahora comienza el trabajo interno: “y la cubrió”. Ese verbo es muy precioso, hermanos. No le
demos poco valor a este verbo, “la cubrió”. Eso es lo que hace el Señor, cubrirnos.

102
Cfr. Lucas 23:31
178 El templo de Dios

La vez pasada recordábamos esto cuando leíamos en Apocalipsis el mensaje a la iglesia en


Laodicea, en Apocalipsis 3:18, donde el Señor le decía a la iglesia: “Yo te aconsejo que de mí
compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte (vestirte de
mi”; esas vestiduras que nos visten se refieren al nuevo hombre, nosotros somos revestidos de
Cristo), y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez”. Lo que el Señor quiere es que no se
descubra eso. Él sabe que en nosotros es donde surgen las peores cosas. ¿Acaso surgen fuera
de nosotros? De dentro de nosotros es que surge la lascivia, la lujuria, la pereza, la ira, el enojo,
las malas palabras, las envidias; todo surge de dentro; 103 y el Señor quiere que estemos
cubiertos; por favor, que no se vea toda esa miseria que hay dentro del corazón del hombre;
porque es del corazón del hombre donde sale toda esta miseria. Sólo cuando miramos al Señor,
y vemos a Su Hijo Jesucristo, que muere y resucita, y nos hallamos nosotros muertos con Cristo,
ahí es cuando las piedras ya no se ven; están ahí pero cubiertas, cubiertas por la humanidad y
divinidad del Señor Jesús.

El nombre nuevo del vencedor


El oro aparece encima de la madera, porque la naturaleza divina se recibe sólo después de la
encarnación del Señor Jesús. Primero Él toma nuestra naturaleza. ¿Por qué ese orden? Primero
Él toma nuestra naturaleza para que nosotros después tomemos la Suya. Por eso dice allá en
Corintios que primero es el hombre natural, el segundo es espiritual; por eso se cubre primero
con madera, porque Él debía encarnarse, asumir lo nuestro, y después la cubrió de oro. Lo que
el Señor quiere es cubrirnos, lo que el Señor quiere es mirar el interior de los seres humanos. La
Casa de Dios es una casa primeramente para Dios, es una casa que Dios conoce; puede ser
que nadie más conozca algo de ti, que sólo Dios quiere conocer; y puede ser que Dios se

103
Cfr. Mateo 15:19
El revestimiento interior del templo 179

reserve algo, puede ser que Él se reserve algo que no quiera ver más y que no quiera mostrarlo.
Hay cosas que Él se reserva para Su conocimiento, y hay cosas que Él se reserva de Su
relación personal contigo. Por ejemplo, respecto de Su nuevo nombre que aparece allá en
Apocalipsis 19:12, dice que ninguno lo conocía, sino Él mismo. Ahora el nombre habla del
significado; ahora solamente Él sabe lo que significa ser ese que lleva Su nombre; nosotros
conocemos al Señor de a poco. Le conocemos en parte; conocemos la medida de Su
resplandor. Pero la profundidad de Su ser, sólo la conoce Él mismo. Por eso Él llevaba un
nombre que ninguno conocía, sino Él mismo. El nombre en la Biblia representa la esencia de la
cosa y de la persona. Cuando allí en Apocalipsis 2:17 dice que “al que venciere, daré a comer
del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo,
el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”, quiere decir que sólo dos personas conocerán
lo profundo de tu identidad. Para Él la identidad profunda de los vencederos sólo será conocida
por el Señor mismo y por el vencedor; nadie conocerá tu nombre.
¿Qué es tu nombre nuevo? es lo que tú significas para Él. Es lo que tú eres para Él. Tú eres
para mí tal cosa. Tienes un nombre especifico que nadie más te puede llamar así. Puede ser que
para otros seas esto, seas aquello, pero para el Señor tú eres esto. Nadie lo sabe sino Él y tú.
Otras cosas se sabrán, pero hay cosas de ti que sólo Él las conoce; y digamos que en el mundo
las cosas secretas son vergonzosas; pero en el reino, las cosas secretas son preciosas.
Nosotros, cuando estábamos en el mundo, lo primero que queríamos era dar a conocer las
cosas preciosas.

Las cosas secretas de Dios


En el Cantar de los Cantares, cuando habla de la novia nueva, dice que, bueno, ella tenía ojos
como de paloma; eso significa que tenía discernimiento espiritual, pero todavía no dice que se
180 El templo de Dios

velaba este conocimiento con un velo. Un poco más adelante dice que los ojos de ella son como
de paloma pero entre las guedejas.104 ¿Qué quiere decir entre las guedejas? Las guedejas se
refería a su cabello, pero ella se velaba con su cabello. Al principio no se velaba. Vemos algo, lo
contamos y siempre estamos opinando y diciendo lo que hemos descubierto; no nos
demoraremos nada. Cuando la novia es nueva no se demora en contar el cuento, pero a medida
que ella va madurando, va adquiriendo secretos para con el Señor, los va guardando mejor.
Como dice el Señor Jesús: “Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mt.
6:4).

104
Cfr. Cantar de los Cantares 1:5; 4:1
El revestimiento interior del templo 181

En el hombre natural y en el mundo lo secreto es vergonzoso. Si alguien conocía de los


secretos, ¡qué vergüenza! Pero en el mundo espiritual lo secreto es cada vez más hermoso, y un
día cuando menos imaginemos, el Señor va a mostrar lo hermoso, y nos vamos a quedar
maravillados de las cosas hermosas que estaban en secreto. Hasta ahora tenemos pocas cosas
hermosas en secreto; desgraciadamente hablamos mucho de nuestros tesoros, ¿verdad?
Cuando la novia era nueva, sus ojos eran como de paloma, tenía discernimiento espiritual, pero
no sabía guardar, no sabía esperar, no sabía quedarse callada; su discernimiento no lo
escondía; inmediatamente tenía que hacer saber a todos lo que estaba viendo; en la medida que
ella va madurando, dice que sus ojos de paloma están entre sus guedejas, están cubiertos por
sus cabellos, por su velo están velados, y por eso dice el Señor Jesús que va haciendo a sus
hijos sencillos. Así que nosotros no somos sencillos y a las personas que son verdaderamente
espirituales no se las conoce de golpe, sino que usted parece que no termina de conocerlas. De
pronto puede salir con algo que usted no se imaginaba que estaba por ahí guardado, y cuando
ya creía que conocía, de pronto salía otra cosa que estaba por ahí guardada. Usted no sabía
que no era negativa, era cuestión de Dios. La persona cada vez que va conociendo al Hijo de
Dios, va viendo cosas que estaban guardadas que no son negativas, que es lo que Dios va
manifestando del verdadero secreto de la persona con Dios. El verdadero secreto de la persona
con Dios.

Los artesonados del Señor en nosotros


En el mundo exterior no hay discernimiento de esa belleza interior. Cuando el Señor habla de
los falsos profetas dice dos cosas: por una parte que fortalecían las manos de los malos, y por
otra parte que afligían al justo. Es porque ellos no discernían; ellos veían al malo como justo, y al
justo como malo. ¿Qué les parece? Así es como ve el hombre; el hombre ve a los malos como
justos, y dice: Bienaventurados los soberbios porque tentaron a Dios y escaparon. Así piensan
182 El templo de Dios

los que ven por fuera; en cambio dice que al justo afligía, lo trataban como culpable y no
conocían lo que realmente había en su interior; y como es justo, se va a quedar entregado, y va
a sufrir en silencio hasta que Dios algún día lo muestre; entonces ese día va a ser conocido por
dentro.
El verdadero trabajo de Dios es un trabajo que Él está haciendo dentro de nosotros; Dios
quiere que lo que haya en nuestro interior no sea vergüenza, sino que nuestro interior sea
recubierto por su Hijo, y que su Hijo sea formado en nosotros, y que comiencen a aparecer
calabazas a los ojos de Dios. Vamos a ver por qué calabazas; porque calabazas y palmeras se
esculpían adentro, así como los querubines, pero de afuera no se veían las calabazas, ni las
palmeras, ni los querubines. Se veían de adentro para fuera. No de afuera para dentro.105

105
Cfr. 1 Reyes 6:18
El revestimiento interior del templo 183

Continuamos en la descripción del Templo. Dice el verso 9: “y la cubrió (no solamente con
cedro, porque ahí podríamos referirnos a Cristo y a su obra en la cruz, pero añade la palabra)
con artesonados de cedro”. Esos artesonados es el trabajo de arte del Señor, la formación de
Cristo en nosotros; esos son los artesonados. Más adelante explica cuáles son esos
artesonados. Al principio sólo nos dice que hay artesonados.
Seguimos con el siguiente versículo “10Edificó asimismo el aposento alrededor de toda la
casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con madera de cedro”. Cuando
dice aquí que edificó asimismo el aposento, ya está hablando en determinado sentido ya dicho.
Edificó un aposento entonces, pensando en algo nuevo. Cuando edificó el aposento así, ya
sabemos a cuál se está refiriendo, aquel que diseñó a tres niveles, a aquel que ya estudiamos,
entonces simplemente está diciendo lo que hizo.

Dios quiere ver a Cristo en la Iglesia


“11Y vino palabra de Yahveh a Salomón, diciendo: 12Con relación a esta casa que tú edificas, si
anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos
andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre”. Salomón le
estaba edificando la casa al Señor. Es muy interesante lo que es tener a Cristo primero que la
iglesia; porque hay algunos versículos donde el pueblo se jactó de la casa, del mero templo;
hubo épocas en que la gente tenía una fe supersticiosa en el Templo. “No fiéis en palabras de
mentira, diciendo: Templo de Yahveh, templo de Yahveh, templo de Yahveh es este” (Jer. 7:4).
Bethel, Bethel, pero ya no volverá a nuestra memoria, al decir Bethel, o ya no diréis templo de
Yahveh es este.
En los profetas se encuentran a veces esas quejas de Dios. Ellos interpretan esas quejas de
Dios, pues se puede decir: Señor, nosotros somos la Iglesia, y como Iglesia te pedimos esto y
184 El templo de Dios

esto; pero el Señor no quiere ver la Iglesia directamente, no. El Señor lo que quiere ver es a
Cristo en la Iglesia; Dios no trabaja apenas para que aparezca la Iglesia, sino para que aparezca
Cristo en la Iglesia. Entonces es por eso que se justifican las quejas de Dios. Sí, ya fundamos la
Iglesia, sí, ya estamos muchos hermanos en la Iglesia, nosotros tenemos la Iglesia, al fin ya
estamos en las manos de la Iglesia, ya existe la Iglesia; pero ¿está Dios viendo a Cristo en ella?
¿Está viendo Dios algo de Su Hijo? ¿Está encontrando Dios alguna cosa afín a Él dentro de
nosotros? Eso es lo importante.
¿De qué sirve tener nombre de estar vivos, si estamos muertos? Como lo dice el Señor a
Sardis: “tienes nombre de que vives, y estás muerto” (Ap. 3:1). Lo que al Señor le interesa es
que realmente tengamos la vida del Señor. El Señor no quiere ver nada mentiroso; a Él no le
convence toda esa parafernalia de nuestros floreros al estilo Caín; nada de eso le interesa al
Señor; realmente hay una sola cosa que le satisface a Dios: “Este es mi Hijo”. A Dios le satisface
Su Hijo, el Señor Jesucristo.

Un lugar para el reposo de Dios


La Iglesia, el candelero, no es un fin en sí mismo . El candelero es para portar la luz; lo mismo
la Iglesia, no es un fin en sí misma; la Iglesia es para Cristo, para que Cristo se forme en
nosotros, para que nosotros nos parezcamos a Cristo, en Cristo, y para que Dios vea primero y
después nos cambie; también los demonios, y después los hombres, y al fin todos, pero al fin;
mientras tanto sólo Dios. Por eso aparece este pasaje que estamos leyendo acá: “12Con relación
a esta casa que tú edificas (con relación a la iglesia, pues), si anduvieres en mis estatutos e
hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré
contigo mi palabra que hablé a David tu padre; 13y habitaré en ella en medio de los hijos de
Israel”. Hermanos, miren lo que Dios quiere. Dios quiere encontrar un lugar en la tierra donde Su
presencia pueda reposar permanentemente; pero ¿cómo reposar en medio de una suciedad? Él
El revestimiento interior del templo 185

tiene que limpiarnos, perdonarnos, recubrirnos, para que Su presencia pueda recibirnos.
Lo que ha caracterizado a todos los avivamientos es el profundo sentido de la presencia de
Dios. A veces no había necesidad de predicar; se narra que en el avivamiento de Gales hasta
los borrachos caían al suelo por la convicción del Espíritu; nadie les tenía que predicar; ellos
eran convencidos con la sola presencia del Señor. Miren, Él quiere una casa para llenarla de Su
presencia, porque Dios determina todo el proceso; cuando se termina el tabernáculo viene la luz
y lo llena, cuando se construye el templo viene la nube y lo llena, pues todo este trabajo de
decoración interior es para que cada día la presencia de Dios sea más solemne y más notoria
entre nosotros, y cada vez la gente reciba a través de nosotros más y mayores impresiones de
Dios. Miren las cosas verdaderamente espirituales, sólo el toque de Dios. Nosotros podemos
decir, hacer, pero si la persona misma no es tocada, no ha habido ningún avance en esa
persona; pero cuando la presencia de Dios, el dedo de Dios tocó, esa persona vio algo espiritual,
uno puede explicarle, y explicarle y explicarle, y todavía no pasa nada; pero solamente el Señor
sopló, sólo Él sopló, y la persona entendió. La diferencia entre lo natural y lo sobrenatural no la
hace el hombre; el toque de Dios es una cosa espiritual.

Un santuario para que habite Dios


Entonces, ¿para qué nos prepara Dios? ¿Qué es lo que Él dice? Háganme un santuario.
¿Para qué? Para habitar entre ustedes, para morar Yo en ustedes. Quiero que en la medida
que ustedes vayan edificando la casa y se vayan pareciendo a mi Hijo y a mí, entonces Yo voy a
ser más notorio en medio de ustedes. La gente va a percibir más la presencia mía cuando estén
ustedes por ahí.
Hermanos, es notorio que las personas que han estado cerca de la presencia de Dios, no
necesitan contarlo, ni explicarlo; ustedes se dan cuenta que la persona ha estado en la
186 El templo de Dios

presencia de Dios; usted se da cuenta. Dios quiere impresionarnos con Su luz, pero desde
nosotros mismos. Él quiere hacer un trabajo desde nosotros mismos. La gente no sabe por qué
le resultaste amado, y te saludan en las calles. ¿No te ha pasado eso? Que de pronto como que
te saludan, como si fueras alguien importante, alguien conocido; pero tú no tienes nada de
importante. Es como si captaran algo que ellos mismos no pueden discernir. Sí, es la gracia. Por
eso dice: “13Habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel”.
¡Aleluya! Ese habitaré está bien; pero habla de habitar para siempre, no tener que irse. ¡Qué
alegría!
Y no dejaré a mi pueblo Israel, no lo dejaré. El Señor quiere estar ahí siempre con nosotros.
Lo que Él quiere es encontrar un lugar para Él en la tierra. Miren, hermanos, esta tierra se la robó
el diablo; el diablo hizo una barbaridad ahí en la tierra. Y a consecuencia de eso sobrevino sobre
la humanidad la muerte y la desgracia. Bueno, pero es aquí en la tierra donde Dios quiere Su
Casa, la Casa de Dios. Él quiere la Casa de Dios en la tierra. Él quiere la Casa sobre la tierra.
Bet-el es en la tierra. La escalera baja a la tierra;106 es la tierra el lugar de Sus pies.
Dios quiere un lugar en la tierra, un lugar en Su casa, y ese lugar somos nosotros. Él quiere
que Su presencia nos llene, nos rodee; y ahí estamos donde estamos. La gente dice: Pero esta
persona como que tiene paz; esta persona no es tan acelerada, como que tiene un tono un poco
más dulce, más cariñoso. La gente ve esas cosas, y ellos piensan que es paz. Es el Señor; es un
poquito del Señor, como se decía de Bernabé, un varón bueno; como que se notaba, pues
siendo que nadie es bueno, ¿cómo podía ser eso? Siendo que nadie es bueno, ¿cómo era que
se podía decir por El Espíritu Santo que Bernabé era un varón bueno? ¿siendo que no hay nadie
bueno? porque había algo de Dios en Bernabé que se reflejaba. Ellos se lo atribuían a Bernabé,
pero lógico que Bernabé sabía que era Dios que lo estaba cubriendo, que le estaba cubriendo,

106
Cfr. Génesis 28:12
El revestimiento interior del templo 187

revistiendo. ¡Aleluya!

Dios convierte lo común en santo


“13Habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel. 14Así pues,
Salomón labró la casa y la terminó. 15Y cubrió (seguimos en esto, porque es la misma idea) las
paredes de la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro (es por dentro la
obra que Dios está haciendo dentro de la persona, no es afuera, es adentro; afuera puede ser
toda quebrada, pero por dentro es donde se labra), desde el suelo de la casa hasta las vigas de
la techumbre; (como quien dice de la cabeza a los pies) cubrió también el pavimento (donde se
ponen los pies) con madera de ciprés”. Como dice la Palabra: “Quita tu calzado de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (Éx. 3:5). Ya no es cosa común. Mire, cuando
uno está en lo común, uno anda muy descuidado; pero cuando se está en un lugar santo, ya
anda con cuidado.
Cuando la persona no tiene cuidado, parece que no está en la presencia de Dios. Una persona
que está en la presencia de Dios, es una persona cuidadosa; una persona que realmente está
en la presencia del Señor es una persona que anda con cuidado; es cuidadoso en lo que dice,
en lo que hace, en lo que deja de hacer. Pero si la persona no está en la presencia de Dios,
como dice el dicho: ‘‘la ignorancia es atrevida’’; dice lo que dice como sea, no entiende; pero al
Señor le toca cubrir el pavimento con madera, para que estemos en el lugar santo, para que
andemos con cuidado.
La edificación del Lugar Santísimo
“16Asimismo hizo al final de la casa (en la parte más íntima de la casa) un edificio de veinte
codos, de tablas de cedro desde el suelo hasta lo más alto; así hizo en la casa un aposento que
es el lugar santísimo”.
188 El templo de Dios

Ese edificio de veinte codos, era el Lugar Santísimo; porque eran 60 codos en total, pero la
parte correspondiente al Lugar Santísimo de los 20 codos, eran los 20 del Lugar Santísimo. El
lugar santo tenía 40 codos y el Lugar Santísimo tenía 20 codos. Se refiere al Lugar Santísimo.
Hay una cosa curiosa del Lugar Santísimo. El Lugar Santísimo es un cubo, pues tiene 20 codos
de alto, 20 codos de largo y 20 codos de ancho; es decir, es perfectamente la Trinidad. Es un
cubo, es la Trinidad, es el Lugar Santísimo. También, ¿cuál es el Lugar Santísimo en todo el
Reino? Es la Nueva Jerusalén, y en la Nueva Jerusalén también están las tres medidas iguales:
el largo, el ancho y el alto son una misma cosa; ya sea ilustrado en forma de pirámide o en forma
de cubo. El largo, el ancho y el alto son de la misma medida, representando el lugar de la
Trinidad en el Lugar Santísimo. En la casa de Dios el Lugar Santísimo es un cubo. Esto explica,
pues, lo del Lugar Santísimo; entonces el resto de la casa es el lugar santo.

Sólo un pequeño remanente se consagra


“17La casa, esto es, el templo de adelante, (el lugar santo) tenía cuarenta codos”. Tenemos,
pues, que el Lugar Santísimo era de 20 codos, y el lugar santo era de 40 codos; lo que quiere
decir que es más restringido lo de adentro que lo de afuera. Siempre en la obra del Señor, en la
medida que se avanza, son menos los consagrados, son más pocos; siempre es así. Primero
fue todo Israel; pero, bueno, todo Israel no caminó; entonces fueron los levitas; después fue sólo
el remanente, y el remanente no caminó todo. Entonces quedó el Mesías, y Él sí fue el siervo de
Yahveh.
El revestimiento interior del templo 189

Hay versículos que se refieren al siervo de Yahveh, como referido de Israel; pero si Israel no
le servía, por lo menos el remanente le servia; y a veces el siervo de Yahveh se refiere al
remanente; pero a veces ni el remanente daba la talla, ninguno era digno, ni en el cielo, ni en la
tierra, ni abajo de la tierra, sino sólo el Cordero, el Mesías. El Mesías dio la talla del Siervo de
Yahveh. Y lo mismo ahora, el Señor viene a la Iglesia; si toda la Iglesia no da la talla, por lo
menos los vencedores den la talla. Den la talla los consagrados. Por eso es que es más
restringido y menor la medida del Lugar Santísimo que la del Lugar Santo, porque los
vencedores son más pocos que todos.
“18Y la casa estaba cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres
(aquí está lo que les decía de calabazas silvestres) y de botones de flores. Todo era cedro;
ninguna piedra se veía”. ¡Uy, qué terrible es! ¿Verdad? Aparece Gino, ¡oh! Se tiró la casa; y
cuando aparezco yo, mi jactancia, lo mío, mi pretensión, me estoy tirando la casa. Dios no quiere
ver a Gino. Dios quiere ver a Cristo en cada uno de nosotros. Ninguna piedra se veía. ¿Qué se
veía? Madera, oro, y calabazas y flores. ¡Aleluya!
Bueno, después seguimos tratando este texto, hermanos. Por la hora nos demoramos, para
hacerlo así a toda prisa, no es conveniente. Hay que seguir lo del revestimiento interior de la
casa de Dios. Esto sería un concepto general del revestimiento de la Casa de Dios.

XII

EL ARTESONADO
INTERIOR
190 El templo de Dios

DEL TEMPLO:
LAS CALABAZAS107

Cubiertos por Cristo por dentro


Continuamos con nuestro estudio del Templo de Dios, en 1 Reyes 6:18: “Y la casa estaba
cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores.
Todo era cedro; ninguna piedra se veía”.
¡Qué precioso! En nuestro estudio, la vez pasada habíamos quedado en este verso. Se trata
de la cobertura interior de cedro del templo, que se refiere a Cristo, y a Cristo crucificado. En
nuestra unión por la fe con Cristo, somos cubiertos delante de Dios para con Dios. Que diga
que no se veía ninguna piedra es precioso; cubiertos por Cristo por dentro.
Aquí habla de dos aspectos de Cristo. Primero, el material que se refiere a la naturaleza
divina de Cristo; que es el oro con el cual se cubría después este cedro, como vamos a ver más
adelante; y la naturaleza humana, que es por la cual Él se encarnó justamente para cubrirnos;
se hizo hombre y se santificó a sí mismo para santificarnos a nosotros;108 se santificó para con
Dios Su Padre, y para cubrirnos por dentro.

107
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., en mayo 15 de 1998. Trascripción : Maximino Ramírez B.
108
Cfr. Juan 17:19
186 El templo de Dios

Y la otra parte son las entalladuras. Las entalladuras ya no se refieren al material, sino que se
refieren al trabajo de artesanía. Hay una artesanía que se realiza en el interior de la casa de
Dios, que es el Lugar Santísimo; también en el lugar santo, una artesanía que se refiere a la
formación de Cristo en nosotros. Se refiere a ser transformados en Su semejanza. Tallar algo es
darle una forma; es lo interesante que aquí aparece inicialmente. Hay otras formas que
aparecen después, pero las primeras de las entalladuras que aparecen son estas aquí
traducidas calabazas silvestres, y luego botones de flores. Más adelante veremos que también
hay otras entalladuras que se mencionan después; pero estas dos entalladuras llamadas aquí
en esta traducción calabazas silvestres y botones de flores, son las dos primeras entalladuras; y
hay una razón por la cual son mencionadas éstas primero.
Antes de entrar en más detalles quisiera mencionar que esta traducción, calabazas silvestres,
es una traducción válida, pero, digamos, un poco más particular a la verdadera palabra en el
hebreo que implica no solamente a las calabazas silvestres sino a todas estas clases de plantas
que son como las calabazas, que en español se llaman colocíntidas; y éstas son, como decir,
una especie; porque siempre las plantas se clasifican; los pastos son unos, los árboles son
otros, los arbustos son otros; y estas colocíntidas son aquellas como las calabazas silvestres;
por ejemplo, las ahuyamas, los zapallos y muchas otras.

La calabacera de Jonás
Las calabazas, ¿qué significan para Dios? ¿Ha hablado Dios con el símbolo de las
calabazas? ¡Claro que sí! ¿Dios no quiso enseñarle a Jonás una lección a través de la
calabacera? Y, por cierto, la señal de Jonás ¿no es la única que el Señor daría? Notemos que
Dios le había dicho a Jonás que le dijera a Nínive que si no se arrepentía, dentro de cuarenta
días la ciudad sería destruida; y aunque Jonás más tarde fue, sin embargo, estuvo renuente,
pensando que Dios perdonaría a la ciudad, y a lo mejor después que la perdonara quizá Jonás
El artesonado interior del templo: las calabazas 187

quedaría como un falso profeta. Pensando esto, prefirió no ponerse en ese trabajo de profeta,
que a veces es tan mal comprendido, y se escapó para Tarsis, para el occidente, digamos, para
España, que en aquella época era la península Ibérica de hoy. Pero el Señor le tenía su
“submarino” preparado para regresarlo de nuevo a que cumpliera la misión. Dios le dio la
oportunidad después, digamos, de muerto; cuando Jonás murió a sí mismo, allí clamó a Dios,
Dios entonces lo devolvió a Nínive; y en Nínive entonces Jonás comenzó a recorrer la ciudad
durante tres días proclamando que se arrepintieran; y la ciudad se arrepintió, y los hombres
hicieron arrepentirse incluso a los burros; y se pusieron en ceniza y se humillaron delante del
Señor; y Jonás, en vez de alegrarse, se enfureció, se enojó, y se fue por allá demasiado bravo,
preocupado. Yo voy a quedar como un falso profeta, habrá pensado.

La calabacera representa el fruto del arrepentimiento


Entonces Dios comienza a darle una lección a Jonás, y utiliza como lección precisamente esta
calabacera, la cual creció sobre Jonás para darle sombra al profeta; y entonces Jonás ve que
empieza a subir aquella planta sobre su cabeza, y se encontró al fin una sombra; porque a
propósito el Señor puso un sol bien caliente para que él necesitara esta parrita, esta colocíntida;
y Dios hizo que floreciera, y Jonás se puso muy feliz. Jonás vio ahora que esa calabacera le
servía ahora de sombra, vio su utilidad, que antes él no había visto, pero ahora vio su utilidad;
ahora la amó. El Señor quería enseñarle esta lección a Jonás, y quiso que le sucediera a la
calabacera lo que Jonás quería que le sucediera a Nínive; vino aquel gusano y se la comió, mató
a la plantita; la calabacera se secó; y Jonás se puso muy triste, desmayándose por el calor del
sol. Entonces le dice Dios a Jonás: ¿Tienes tu lástima por esta calabacera que en unos pocos
días nació, y luego volvió a morir, y no habría de tener Yo misericordia de esta ciudad de Nínive,
con tantas personas, con tantas mujeres, y tantos niños y tantos animalitos? Entonces Jonás
comprendió lo que significaba todo aquello; ahora Dios le enseñó que le tuvo misericordia a
188 El templo de Dios

Nínive, porque Nínive se había arrepentido.


Más adelante Nínive no se arrepintió, y Dios envió de nuevo a otro profeta, que fue Nahum, y
Nahum profetizó en contra de Nínive; y esa vez no se arrepintió y fueron borrados; hoy no existe
la ciudad de Nínive, sino solamente la tierra, y las ruinas las desentierra la pica y la pala del
arqueólogo, tal como está profetizado en Nahum; pero cuando profetizó Jonás, Dios los
perdonó, porque se arrepintieron. Eso nos dice que lo que Dios vio en Nínive y apreció y la
perdonó, es lo que representa la calabacera; porque eso es lo que Jonás llegó a apreciar; y Dios
quería que el aprecio de Jonás por la calabacera le significara el aprecio de Dios; porque lo que
Dios vio en Nínive, lo representa la calabacera, el fruto del arrepentimiento. Eso es lo primero
que se menciona y es lo primero que Dios quiere ver dentro de su casa.

Dios habita con el de corazón humilde


La primera entalladura es un espíritu contrito y humillado, que el Señor no lo despreciará.109
¿Con quién habita el Señor? Con el de corazón humilde; el que se humilla, el que tiembla a Su
presencia; esas son las calabazas silvestres que el Señor quiere ver entalladas en el lugar
interior del templo de Dios. Cuando en nosotros, en vez de humillarnos delante de Dios, se
levanta nuestra jactancia, nuestra soberbia, no estamos cubiertos; pero cuando la naturaleza de
Cristo y el fruto del arrepentimiento opera en nuestro interior, las piedras no se ven, la soberbia
desaparece. Dios no quiere ver la soberbia. La Biblia dice que Dios mira al altivo y lo abate; tan
pronto comienza nuestra altivez ahí estamos descubiertos, ahí merecemos el abatimiento. Si no
nos arrepentimos a tiempo, vamos a tener que ser reprendidos por el Señor. El Señor mira al
altivo y lo abate.
“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Stg. 4:6). ¿Qué es la gracia? Es la
109
Cfr. Salmo 51:17
El artesonado interior del templo: las calabazas 189

dádiva de quien socorre a los humildes. Estas calabazas silvestres representan precisamente lo
que Dios vio en Nínive. Era lo que Dios quería que Jonás entendiera; esa calabacera
representaba para Jonás lo que el arrepentimiento de Ninive representaba para Dios; y eso
¿qué significa? Lo que Dios quiere ver dentro de su casa entallada en aquella madera de cedro.
Calabazas silvestres significa que en el interior de la comunión de la Iglesia debe haber
constante unidad. “Un espíritu humilde, un corazón contrito y humillado, no despreciaras tú, oh
Dios”. Yo habito, dice el Señor, con el contrito de espíritu. La contrición, el arrepentimiento y la
verdadera humillación delante de Dios, el ver las cosas como Dios las ve y no pretender verlas
como nosotros queremos verlas.
Eso es lo primero. Cuando el Señor comenzó a edificar su casa, ¿qué fue lo primero que Él
predicó? El arrepentimiento. Id por todo el mundo y decid: arrepentíos; y después sí viene la fe,
y viene todo lo demás, pero primero es el arrepentimiento. El fruto del arrepentimiento, el espíritu
contrito y humillado, es lo que representa estas calabazas silvestres, estas colocíntidas talladas
en el interior del templo de Dios. El Señor no habita con el soberbio; el Señor soporta nuestra
soberbia. El Señor resiste nuestra soberbia.
Si nosotros queremos realmente edificarle casa al Señor, y que Él realmente en Su nube, la
nube de Su presencia more en nosotros, tenemos que estar cubiertos por la sangre de Cristo,
por sus dos naturalezas, la divina y la humana, y por el fruto del arrepentimiento. Un corazón
contrito y humillado para que Dios habite; Él tiene que estar viendo eso por dentro; Él está por
dentro, y Él ve eso en todas partes del Lugar Santísimo; tenía que haber eso, y así en nuestro
interior constantemente; y ninguna piedra se veía; eso nos indica que la persona se humillaba
totalmente a sí misma y quedaba totalmente desaparecida. Y ahora solamente se veía a Cristo,
y el producto de Cristo, un espíritu recto, un espíritu humilde, un espíritu de humillación.

El cedro cubriendo la piedra, Cristo crucificado


190 El templo de Dios

Hermanos, no se puede edificar la casa de Dios sin humillación. Cuando en nosotros hay
soberbia, cuando en nosotros hay jactancia, cuando en nosotros hay altivez, esa es la
serpiente levantándose; ese es Satanás. Dios no quiere ver eso; Él mira al altivo y lo abate. Eso
hizo el Señor con el primer altivo, que fue el diablo, que era Lucero, un querubín; pero se exaltó;
entonces el Señor tuvo que pararlo. Pero el que se humilla será enaltecido, y el que se ensalza
será humillado. El Señor constantemente nos está guiando a humillarnos, a desaparecer. Así
como la carne constantemente nos está guiando a exaltarnos, a mostrarnos, a creernos, a ser
creídos, jactanciosos, altivos, soberbios; esa es la piedra viéndose; pero cuando la piedra no se
ve, quiere decir que desapareces tú, cualquier cosa; y si has pensado en ti mismo, dice: pon
dedo a tu boca. Cuántas veces somos llevados a exaltarnos. Cuántas cosas que decimos o
hacemos, las hacemos solamente motivados por mostrarnos a nosotros mismos; y una vez
que levanta esa serpiente en nuestro ser, ¿crees tú que lo que hay es flores? Lo que hay es
vergüenza; después te dará vergüenza, si es que logras darte cuenta a tiempo de esa
vergüenza. Viene vergüenza; nuestra vanagloria se convierte en vergüenza.
Es como dice allí en Apocalipsis: “Ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de
la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Ap. 12:11). Ahí
usted ve las tres cosas; ahí usted ve el cedro cubriendo la piedra, o sea, Cristo crucificado; le han
vencido por la sangre del Cordero. ¿Y qué cosas ve talladas ahí? Flores, botones de flores y
calabazas silvestres; la palabra del testimonio, eso es representado en esos botones de flores;
porque las flores son la vida; la flor es la manifestación de la vida; cuando comienza la primavera
comienza a florecer. Dice la Palabra: “Veamos si brotan las vides, si están en ciernes, si han
florecido los granados” (Cnt. 7:12). Cuando hay flores, hay promesa de que habrá fruto; cuando
hay vida habrá fruto de esa vida; y esa palabra del testimonio se refiere a esas flores, se refiere
a que tú por la fe has recibido la vida, y estás por la fe en la vida. La sangre te limpia, Dios te da
la naturaleza divina; el Señor limpia el pasado y lo cubre; ahí está el cedro; y te planta en una
El artesonado interior del templo: las calabazas 191

nueva vida; ahí esta el florecimiento. Y también dice: “Y menospreciaron sus vidas hasta la
muerte”. Esa es la humillación, ese es el arrepentimiento, ese es un espíritu contrito y
humillado, que se niega a sí mismo, que como dice en otro versículo, se pone como un tapete; y
eso es lo que el Señor quiere que suceda en nuestro interior.

Dios quiere que se produzca en nosotros la verdad simbolizada


¿Qué está haciendo el Señor? El Señor está edificando Su casa. Él hizo esto en el pasado
para hacer otra cosa hoy con Su Espíritu en nosotros. Él está tallando eso en nosotros. Tallar es
cuando hay algo a lo que hay que meterle cincel. Señor, ten misericordia de mi miseria; y
avergonzar a tiempo para que no se vea la miseria que nosotros somos. “Que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez” (Ap. 3:18). “Un espíritu contrito y humillado, no despreciaras tú, oh
Dios”. Yo habito con aquel que es contrito de espíritu; eso es lo que representa en primer lugar
la calabacera. La intención de Dios no es que nosotros sepamos que esto significa esto, o
aquello significa aquello; eso es necesario, pero no es sólo lo que Dios busca, saber qué
significa esto; que tengamos un cuaderno con cada uno de los símbolos al frente de lo
simbolizado. No sólo eso. Lo que Él quiere es que se produzca en nosotros esa realidad. Dios
simbolizaba esto para que lo entendiéramos a Él, lo que Él quiere ver en nosotros.
Tan pronto se levanta en nosotros la soberbia, estamos descubiertos; ahí es que más nos
parecemos a Satanás; ahí es que más parecidos al diablo somos; en la misma presencia del
Señor, atrevernos a pensar que somos alguna cosa. Dios tenga piedad, misericordia, y
sinceramente delante de Él nos humillemos, y, como dice Apocalipsis, menospreciemos
nuestras vidas hasta la muerte. Eso es fruto digno del arrepentimiento, y eso es lo que el Señor
quiere ver dentro de nosotros. Dios no mira las apariencias, Dios mira los corazones, Dios mira
quién realmente se humilla ante Su presencia y quién no. Si no nos humillamos, estamos
descubiertos, y las piedras todavía se están viendo; pero si nos humillamos, si nos olvidamos de
192 El templo de Dios

nosotros mismos y sólo nos importa Su gloria, entonces Él verá colocíntidas en el interior del
Templo de Dios. La otra parte, el de las flores, pues ustedes ya saben a qué se refiere, a la vida,
botones de flores.

El adorno interior que el Señor nos da


Seguimos la lectura de 1 Reyes 6: “19Y adornó el lugar santísimo por dentro en medio de la
casa, para poner allí el arca del pacto de Yahveh”. Sigue hablando del adorno interior de la casa.
Ahora habla del adorno en el Lugar Santísimo. El Señor al principio le dice a la esposa en Cantar
de los Cantares que la iba a adornar. De modo, pues, que antes de seguir en 1 Reyes 6, vamos
a mirar esto de los adornos en Cantar de los Cantares. Detengámonos en esa palabra, adornos;
y aquí las hermanas van a entender mucho más; gracias a Dios, pues Él las hizo femeninas
precisamente para representar lo importante que es el adorno; sobre todo el que nos da el
Señor, ese es el mejor adorno; el mejor adorno es ponerse con contentamiento lo que Dios nos
dio; ese es el mejor adorno, lo que Dios te da.

Al principio somos como yeguas de los carros de Faraón


Ya una vez habíamos mencionado lo que el Señor al principio dice de la esposa cuando
todavía es nuevita, cuando ella no tiene experiencia. En el Cantar de los Cantares 1:9 Él dice;
“A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía”. Él le dice: amiga mía. No eres
enemiga, eres mi amiga, pero todavía eres muy natural; eres como yegua de los carros de
Faraón; algo de Egipto todavía hay en ella; está cargando al Faraón todavía. Eso sucede cuando
estamos en la carne todavía; sí, somos Sus hijos, somos Su Iglesia, somos Su novia, pero en
nuestra carne, en lo natural cargamos todavía con el peso de Faraón; sin embargo somos Su
amiga; pero entonces, ¿qué le dice Él a Su amiga? que tiene que compararla con una yegua.
El artesonado interior del templo: las calabazas 193

Ella todavía lleva a Faraón encima, al esclavizador, al opresor. Todavía carga con el opresor.
Entonces Él le dice en el versículo 10: “Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu
cuello entre los collares”. En este contexto, como Él había hablado de ella en lo natural, ahora
Él comienza a resaltar la hermosura de ella en lo sobrenatural. Nosotros somos muy naturales.
Cuando el Señor nos concede experiencia y discernimiento espiritual, podemos notar un
poquito mejor todo lo que es natural en nosotros. Al principio nosotros no hacemos diferencia
entre lo natural y lo espiritual; al principio no discernimos y diferenciamos las cosas entre lo
bueno y lo malo; esto está bueno, esto está malo, esto está permitido, esto no está permitido; y
esas son nuestras preocuaciones del principio. Y surgen muchas preguntas: Hermano, ¿se
puede comer esto o no se puede? y, hermano, y de esto, ¿usted qué opina?

¿Cómo nos trata el Señor?


Al principio somos muy naturales, nos guiamos por lo que está bien o por lo que está mal, por
cosas totalmente naturales; y al principio Dios no trata con lo natural, porque Él tiene que tratar
cosas peores primero; tiene que tratar con nuestros pecados, perdonándolos, y luego con el
pecado y la ley del pecado y la muerte que mora en nosotros; eso es otro tratamiento. Para
tratar con nuestros pecados, Él derramó Su sangre; pero para tratar con el pecado que mora en
nosotros, Él se hizo pecado y nos ha hecho a nosotros justicia de Dios en Él;110 y nos llevó con
Él a la cruz para terminar allí al viejo hombre que está vendido al poder del pecado que está en la
carne.

110
Cfr. 2 Corintios 5:21
194 El templo de Dios

Pero Dios no solamente trata con los pecados y el pecado; va a llegar un momento en tu vida
espiritual en que te vas a dar cuenta de que Dios trata también con lo natural. Cuando estás
haciendo una cosa buena, y Él te reprueba, y tú no entiendes, porque ¿acaso no era bueno
visitar, predicar, hacer campañas, evangelizar? Ya no estás pecando, no; estás haciendo
actividades religiosas, pero de pronto a partir de cierto momento en tu vida espiritual, el Espíritu
Santo empieza a corregirte, no sólo de los pecados, sino también de las buenas obras, y a
pasarte de lo que es natural a lo que es espiritual.
A veces se da el caso que lo de afuera, las cosas carnales, imitan a las espirituales, y nosotros
pensamos que si decimos las palabras de la misma manera, si hacemos el gesto de la misma
manera, si nos vestimos de la misma manera, entonces las cosas ya son verdaderas, y no son
sino pura apariencia, puro artificio; todavía no es algo hecho por Dios; es algo todavía hecho por
nosotros; es todavía algo natural; a lo mejor ayer cantamos aquel canto en el Espíritu, ¿entonces
hoy por qué no cantamos ese cántico, para ver si nos sentimos como ayer? No estás pecando,
no estás robando, no estás blasfemando, no estás fornicando, no estás dando falso testimonio,
no. Estás adorando, estás cantando, estás rezando. Sin embargo, Dios todavía nos trata, y dice:
Todavía es muy natural, es muy natural; y las personas se encuentran contigo, y aunque lo que
tú dices es verdadero, con lo que tú eres todavía haces sufrir al Señor; y empieza el Señor a
tratar no ya con lo que nosotros predicamos, sino con lo que somos.

El Señor quiere ser Él en nosotros


Ahora el problema no es si somos correctos, si decimos la verdad, si somos bíblicos. Podemos
ser bíblicos, podemos ser ortodoxos, y todavía para Dios no es suficiente, porque todavía
nuestra ortodoxia es solamente natural. El Señor sí quiere que nosotros seamos ortodoxos y
correctos; pero Él quiere más que esto; el Señor quiere ser Él en nosotros; mientras no sea Él,
mientras seamos sólo en nosotros, falta lo principal.
El artesonado interior del templo: las calabazas 195

El Señor le dice a la novia en Cantares: “Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu
cuello entre los collares”. Como diciéndole: Lo que embellece tus mejillas y tu cuello son los
pendientes y los collares; esto es, lo que el rey hizo y me regaló; no lo que ella es en sí misma,
sino lo que él le puso; eso es lo que verdaderamente embellece a la esposa. Lo que nos
embellece no es lo que nosotros somos en lo natural, sino lo que Él nos pone; eso es lo que nos
embellece realmente; es lo que Él nos pone. Hay muchas cosas que pueden ser correctas;
somos Sus amigos o amigas, pero todavía cargamos a Faraón; necesitamos que Él ponga algo
distinto a lo que hay en nosotros,
Por eso cuando Adan fue creado, Dios lo puso en el huerto; y ¿qué tenía que hacer Adán?
comer del árbol de vida; y ¿qué más puso Dios en el huerto? un río; y nos dice el Espiritu Santo
por mano de Moisés que ese río lo llevaba a uno a determinadas tierras, y que en esas tierras
había determinados materiales preciosos; que allí había oro, que había bedelio, que había
ónice. ¡Qué interesante! La intencion de Dios es que el río de Dios nos lleve a donde están los
materiales preciosos; ¿y cuál es el instinto del ser humano cuando encuentrta un material
precioso en lo natural, que es figura de lo espiritual? Lo primero que queremos hacer es
ponérnoslo. ¿En dónde me voy a poner esta piedra? Aquí en la oreja, en la nariz, en los dedos,
en el pecho; a ver si es posible en los tobillos. Ahora hasta en el ombligo se lo están poniendo.

El Señor quiere vestirnos de lo más precioso


Esa es la tendencia natural del hombre; quiere embellecerse; el hombre quiere embellecerse
con lo precioso; y justamente Dios puso al hombre desnudito para que comiera de la vida divina,
se vistiera por dentro de la vida divina, y bebiera del río, y fuera llevado por el río a una tierra
donde hay materiales preciosos. ¿Para que? Pues para que se los ponga. Eso significa que el
Señor quiere vestirnos de toda cosa preciosa; sólo que en el Génesis encontramos el huerto,
encontramos el árbol, encontramos el río, encontramos los materiales preciosos, pero no
196 El templo de Dios

encontramos la ciudad.
En el Apocalipsis encontramos el Paraíso de Dios, encontramos el árbol, encontramos el río y
encontramos los materiales preciosos, pero edificados en la ciudad. Entonces, ¿qué era lo que
quería Dios entre Génesis y Apocalipsis? Dios quería edificarnos con esos materiales preciosos;
la vida divina con el fluir divino; llevarnos al material precioso de Dios y vestirnos con lo que es de
Dios. Eso nos dice que el hombre en lo natural todavía no está vestido; está desnudo, es neutral,
pero Dios quiere que el hombre coma del árbol de vida, que beba agua de vida, que se vista con
materiales preciosos y constituya así para Dios la edificación de Dios.
Hermanos, vemos que el hombre en lo natural todavía no es como Dios lo quiere. El hombre
en lo natural tiene que estar delante de un árbol de vida, ser llevado por un río de vida y
encontrar materiales preciosos y vestirse con ellos, y ahora sí constituye una casa para Dios;
ahora sí está cubierto por dentro y adornado por dentro y por fuera. Por eso le dice el amado a la
amada que ella era natural. Bueno, “zarcillos de oro te haremos, tachonados de plata”. El oro
representa la naturaleza divina. Ahora el Señor quiere poder adornarnos con lo que es propio de
Su naturaleza; no que nos quedemos en lo natural, sino adornarnos con lo que es sobrenatural.

No basta la buena voluntad


Entonces, hermanos, nosotros. como hijos de Dios, estamos siendo tratados en todas estas
cosas. No pienses que solamente Dios está tratando tus pecados. A veces no sabes por qué
queriendo hacer el bien parece que te fallan las cosas; y a veces hasta parece que Dios te
corrige, y tú dices: Señor, pero si yo tengo buena voluntad, yo quiero hacer bien las cosas; pero
las hacemos con la sola buena voluntad; y la sola buena voluntad es todavía apenas Adán.
Yo recuerdo que a veces me quería consagrar a Dios, y me levantaba a las cinco de la mañana
para orar, para leer la Biblia, y trataba de hacer lo mejor, pero sentía que el Espíritu me
El artesonado interior del templo: las calabazas 197

reprobaba; no entendía el por qué; no estaba mintiendo, no estaba robando, no estaba


fornicando. Estaba consagrándome a Dios. Mi intención era buena, pero yo no entendía por qué
el Espíritu me reprobaba, no entendia la reprobación. ¿Qué pasa, Señor? Yo no entendía.
Cuando uno está queriendo hacer el bien, uno no entiende que está siendo solamente natural.
Con el tiempo tú descubres eso en ti y en otras personas, y tú ves a esas personas, y dices:
Pero, hermano, no sé qué me pasa; hago todo lo que puedo: Oro, ayuno, leo la Biblia, pero no
sé. Después tú sí sabes qué es lo que pasa; pero ¿cómo explicarlo a la persona?

Dios también trata con nuestras buenas obras


A veces se da que el Señor no nos lo explica. ¿Será que lo entenderemos? A veces tienes que
soportar que durante un tiempo no lo entendamos, hasta el día en que Él nos hace entender que
Él estaba tratando, no con un pecado especifico, sino aún con nuestras buenas obras. Por eso
es que dice allí en Hebreos que incluso descansamos de nuestras obras; descansar de las obras
es no confiar ya en lo natural.
Notemos que cuando Pablo en Filipenses capítulo 3, hace una lista de las obras de la carne,
esa lista de las carnalidades de Filipenses 3 es distinta de la de Gálatas 5. ¿Cuáles son las
carnalidades de Gálatas 5? “19Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas”. Esa es la lista negra de las obras
de la carne.
Pero en Filipenses 3 hay una lista blanquecina tambien de la carne. Allí dice Pablo: “4Aunque
yo tengo también de qué confiar en la carne”. Y empieza a decir las obras de la carne. Fui
circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en
cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible; vemos que Pablo no
está diciendo: orgías, robos, asesinatos, no; está diciendo algo así como santos rosarios, misas,
198 El templo de Dios

cultos, seminarios. No pareciera que eso fuera de la carne, pero hay obras de la carne que no
son pecado, pero que son carne.

Hay algo bueno que también mata


Notemos que el árbol que mata no tiene solamente mal; tiene algo de bueno. El árbol prohibido
es el del conocimiento del bien y del mal, no sólo el mal; hay algo bueno que mata. ¿Qué les
parece? Eso es un misterio que el Espíritu Santo quiere enseñarle a la Iglesia. Cómo se
molestaban los fariseos con Pablo; y hasta hoy las rabinos no pueden entender a ese Pablo.
¿Cómo se atreve a decir que la ley produce muerte? ¿Cómo se atreve Pablo a decir eso? No;
y sin embargo la ley produce muerte. “Yo no conoci el pecado sino por la ley” (Ro. 7:7), dice
Pablo. No conocería la codicia sino cuando la ley dijo: “no codiciarás”.
Allí empieza a tratar de no codiciar, y mientras más trataba de no codiciar, más codiciaba; no
hacía el bien que quería, sino el mal que no quería, eso hacía. Entonces eso nos muestra que el
bien que proviene de sólo Adán, es tan inútil para Dios como el mal. Para Dios el problema no es
solamente nuestros pecados; para Dios el problema que tiene con nosotros somos nosotros
mismos.
No es lo malo que hacemos; es simplemente lo que somos. Nuestra naturalidad, nuestra
cortesía es un problema para Dios. Hay personas que tienen un temperamento muy cortés en lo
natural, pero esa cortesía es tan peligrosa; sólo que uno no sabe todavía, hasta que Dios le
muestra el peligro de esa cortesía natural.
Hay muchas cosas humanas en nosotros que nos engañan mientras no le entendemos a Dios;
y le toca a Él desengañarnos. No sabes que estás cargando con Faraón todavía; pero yo te voy
a hacer algo que tú no tienes en ti mismo; yo te voy a poner algo hermoso; voy a hacer zarcillos
de oro, y los voy a tachonar de plata. Ahí el elemento no es lo mismo, es el oro, es lo divino; la
El artesonado interior del templo: las calabazas 199

plata es lo que proviene de la redención, eso es el adorno.

El adorno de Dios es espiritual


El adorno, es aquello que no es natural, sino que es del Espíritu. Cuando hay algo del Espíritu,
cubre completamente todo. Observemos que para venir al Señor hay que hacerlo con el
incensario; el incensario lo cubre a uno. Dios mira el incienso; no lo mira a uno, mira al incienso.
Retomamos la lectura en 1 Reyes 6:19: “Y adornó (ahí está la cosa) el lugar santísimo por
dentro en medio de la casa (esto representa los dones del Espíritu; son los adornos), para poner
allí el arca del pacto de Yahveh”. Te haremos esto, te haremos esto; puedes hacer fuerza, y no
va a salir nada. Yo te lo voy a dar, te haremos nosotros, te haremos esto. No tú; tú no lo harás;
nosotros te haremos esto, nosotros pondremos esto, nosotros te embelleceremos con algo
nuestro, que no es tuyo. Entonces por eso dice: “Y adornó el lugar santísimo por dentro en medio
de la casa, para poner allí el arca del pacto de Yahveh”.
Eso es lo más grande. Todo el asunto de la edificación del Tabernáculo, de la edificación del
Templo, terminar con eso: colocar el Arca en el Lugar Santísimo. Cuando el Arca es colocada en
el Lugar Santísimo la gloria de Dios lo llena.
Entonces, ¿para qué nos está preparando Dios? para poder estar en Su presencia, para poder
estar delante del Señor, para poder estar llenos del Espíritu Santo; y necesita en primer lugar
cubrirnos con Su sangre, traernos al arrepentimiento, a un espíritu humilde, un espíritu que se
niega a sí mismo, un espíritu que no confía en nada propio, y que sólo espera en la gracia de
Dios. Calabazas silvestres con que Dios representa la vida de resurrección en la construcción y
decoración del Templo.
En la primavera brota la vida de resurrección
Cuando no era primavera no había flores; todo estaba como seco, era el invierno; y cuando
200 El templo de Dios

llega la primavera, entonces sube la savia y empiezan a brotar las flores; esa es la vida de
resurrección, la primavera, las flores; los botones de las flores representan la vida de
resurrección; un espíritu humilde, y que está en novedad de vida; y entonces ahora sí vienen los
adornos, esto es, lo que el Espíritu hace en ti, lo que el Espíritu te insufla. Lo que el Espíritu se
mueve delante del Señor. Eso es lo que Dios quiere ver por dentro de la casa. Después, más
adelante vamos a ver otras cosas que Él talló, pero esas son posteriores. Lo primero es el
arrepentimiento y la fe para vivir la vida de resurrección.

El ejemplo de Pedro
Hay un activismo producido por el Señor que Él nos da, pero Él nos quiere quitar nuestro
activismo natural. Lo que Él quiere quitarnos es solamente lo que es nuestro. Tenemos como
ejemplo lo que el Señor hizo con el apóstol San Pedro. Pedro no sabía que él era debil en su
naturaleza, pero el Señor sí sabía. Bueno, pero ahora ¿cómo se lo enseño a Pedro? Él me está
insistiendo que va a poner su vida por mí; él no sabe quién es, pero yo sí sé; yo sí sé. Eso es
pura paja, pero él piensa que él es verdadero; insiste que me ama más que los otros. Por eso:
Pedro, ¿me amas más que éstos? Se le dijo porque era lo que Pedro había dicho.111

111
Cfr. Mateo 26:30-35; Juan 21:15
El artesonado interior del templo: las calabazas 201

Aunque otros te negaren, yo no te negaré. San Pedro no estaba pecando, pero él no sabía
quién era; entonces el Señor le tiene que decir: Pedro, no cantará el gallo dos veces, cuando ya
tú me habrás negado tres; pero le dijo; Yo he rogado por ti, para que tu fe no falte. Y ahora ¿qué
era lo que no tenía que faltar en Pedro? La fe que surgía en Pedro por la intercesión del Sumo
Sacerdote; eso era lo que sostenía a Pedro. Pero hasta antes lo que había sostenido a Pedro
había sido sus sentimientos religiosos, sus afectos naturales; y él no sabía lo peligrosos que
eran sus afectos. En una ocasión por causa de sus afectos estuvo dispuesto a echar por la borda
el plan de salvación. Pedro le dijo al Señor: ¿No te da cuidado, Señor, ir a Jerusalén a que te
maten?112 Eran afectos naturales de Pedro.
¿Quién se iba a imaginar que nuestros afectos son tan perversos? ¿Cuántas veces
traicionamos al Señor por afectos a ciertas personas? Cuánta alcahuetería que deshonra a Dios
porque no discernimos las cosas en el espíritu, sino solamente en el afecto natural. El afecto del
hombre no es confiable. Y eso, pues, lo podemos aquí hasta predicar. Yo lo estoy predicando;
pero ¿será que tengo miedo de mí mismo? Lo que Dios quiere no es que yo lo predique; lo que
Dios quiere es que yo me tenga pavor; eso es lo que Dios quiere, que yo me tenga pavor, que
diga: Señor, si tú no me mueves, yo no quiero moverme; que cada vez que me muevo, no
ocasiono sino problemas.
No estamos fornicando, no estamos robando, hermanos, es que somos tan naturales que no
nos damos cuenta. Ahora, el Señor se da perfectamente cuenta, y los ángeles también, y
algunos hermanos también; sólo nosotros parecemos los últimos en darnos cuenta.

El adorno es para meter allí a Cristo


Dice 1 Reyes 6:19: “Y adornó el lugar santísimo por dentro en medio de la casa, para poner allí
112
Cfr. Mateo 16:22
202 El templo de Dios

el arca del pacto de Yahveh”. Poner allí; eso es lo más precioso de todo ese trabajo; todo ese
adorno es para poner allí el Arca del Pacto de Yahveh.
Allí está todo; meter ahí a Cristo, que Cristo sea en nosotros. Timoteo, que el Señor Jesucristo
esté con tu espíritu;113 que no seas tú solo, Timoteo; que sea el Señor Jesucristo contigo, que la
gracia del Señor sea con tu espíritu; si eres tú solo, Timoteo, ¿qué vamos a hacer? ¿Qué
tenemos que darle a nadie? Nada; pero si el Señor es contigo, esa es la vida espiritual que Él
quiere edificar en nosotros. Él no está interesado en tantas otras cosas que pensamos. Él está
interesado en poner allí el Arca, para que Su presencia y Su gobierno se manifiesten desde allí.
Sabe que el Señor lo que quiere es darnos a ver a Cristo; y ninguna otra cosa Él está haciendo
sino trabajando para que eso sea así. Hay que entender a Dios por lo que nos pasa. Entender a
Dios es que Él insiste, insiste, insiste en que todo sea Cristo.

113
Cfr. 2 Timoteo 4:22
El artesonado interior del templo: las calabazas 203

A veces nosotros pensábamos que era Cristo, y de pronto Dios permite que algo nos desinfle.
¡Ah! Y yo que pensaba que ya era espiritual, y no era todavía. Pero no te desanimes, hermano,
porque Él dijo: te haremos, no te harás, y te pondremos, y el Señor pondrá en nosotros lo que
nosotros no podemos. Él nos llamó, pues, para poner en nosotros; de manera que todo eso que
tenemos que dejar, fue ya crucificado en Cristo. Cuando es Cristo en nosotros fue eso ya dejado,
Siempre en Cristo; Cristo en nosotros. Sólo Dios sabe, pero el asunto de Pedro es así.
Pedro, cuando vuelvas, confirma a tus hermanos; pero tienes que pasar por esa zarandeada.
¿Cuál zarandeada? la de despojarnos de todo aquello en que nos confiamos. Como Pablo, yo
confiaba en esto que para mí era ganancia; yo era fariseo, irreprensible en cuanto a la ley; mejor
dicho, así el era el hermano más perfecto; pero el Señor le dijo: Eso es todavía carne. Ahora, yo
te digo una cosa, mi hermano, mi hermana, por favor no se preocupen por tratar de ser muy
espirituales; porque esa clase de preocupación es carne. Pónganse en las manos de Dios; amen
a Dios, y déjenle a Dios hacer; sean de Dios, conságrense a Él y díganle: Señor, Tú tomaste la
iniciativa, fuiste Tú el que me llamaste; aquí estoy, sigue haciendo Tu obra conmigo. En ti confío.
Amén.
204 El templo de Dios

XIII

EL ARTESONADO
INTERIOR
DEL TEMPLO:
LOS QUERUBINES114

La tipología de la casa espiritual


Amados hermanos, con la serie que estamos desarrollando todos los viernes, seguimos hoy

114
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D. C., en mayo 22 de 1998. Trascripción : Claudia Iafrancesco.
El artesonado interior del templo: las calabazas 205

con nuestro estudio del Templo de Dios. Estamos siguiendo el capítulo 6 del primer libro de los
Reyes, donde se nos describe el Templo de Dios que construyó Salomón en la antigüedad, y
esa lectura de estos versículos la estamos haciendo como quien lee tipología, figuras de las
cosas espirituales; no estamos leyendo solamente acerca de arquitectura, sino que estamos
leyendo acerca de la edificación de la casa de Dios, que es espiritual. En 1 Pedro 2:4, se nos
dice que la casa de Dios es espiritual; solamente que en el Antiguo Testamento la casa espiritual
estaba simbolizada por el templo material, de manera que cuando estamos leyendo los detalles
del templo material, estamos identificando esos detalles con su respectivo sentido espiritual.
En las dos últimas ocasiones estuvimos concentrados en lo relativo al revestimiento interior de
la casa de Dios; todavía tenemos algunos versículos más al respecto de este revestimiento
interior, y esos versículos están precisamente aquí desde el versículo 20, que es donde vamos a
comenzar la lectura, hasta el versículo 30. Nos sigue hablando la Palabra del Señor del
revestimiento interior de la casa de Dios; lo cual significa lo que Dios quiere encontrar dentro de
nosotros. Vamos entonces a leer 1 Reyes 6:20-30; vamos a leer estos diez versículos de
seguido, puesto que ya con lo que se ha estudiado en las ocasiones pasadas respecto a las
medidas y respecto al revestimiento interior, ya es mucho lo que se puede adelantar aquí.
Entonces vamos a efectuar esta lectura inicialmente, y luego vamos a detenernos en los puntos
que requieran nuestra atención.
“20El lugar santísimo estaba en la parte de adentro, el cual tenía veinte codos de largo,
veinte de ancho, y veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro el
altar de cedro. 21De manera que Salomón cubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la
entrada del santuario con cadenas de oro, y lo cubrió de oro. 22Cubrió, pues, de oro toda la
casa de arriba abajo, y asimismo cubrió de oro todo el altar que estaba frente al lugar
santísimo. 23Hizo también en el lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada
uno de diez codos de altura. 24Una ala del querubín tenía cinco codos, y la otra ala del
203

querubín otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de una ala hasta la
punta de la otra. 25Asimismo el otro querubín tenía diez codos; porque ambos querubines
eran de un mismo tamaño y de una misma hechura. 26La altura del uno era de diez codos, y
asimismo la del otro. 27Puso estos querubines dentro de la casa en el lugar santísimo, los
cuales extendían sus alas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro
tocaba la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la casa. 28Y
cubrió de oro los querubines. 29Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor de
diversas figuras, de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera.
30
Y cubrió de oro el piso de la casa, por dentro y por fuera”.

Nosotros somos el templo de Dios


Aquí en estos versículos se nos muestra el Lugar Santísimo. Por la Palabra del Señor
sabemos que nosotros mismos somos el Templo de Dios. La palabra del Señor dice: “¿No
sabéis que vosotros sois el templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Co.
3:16); y la Palabra del Señor nos muestra que el templo tenía tres partes: 1) un Lugar
Santísimo, que era el más interior; 2) un lugar santo, el intermedio, y 3) el atrio, que era la
parte exterior.
De la misma manera, nuestro ser es también presentado en las Sagradas Escrituras como un
templo dotado de tres partes, donde el Lugar Santísimo es nuestro espíritu. El ser humano está
compuesto de espíritu, alma y cuerpo, como lo dice claramente la Palabra del Señor en 1
Tesalonicenses 5:23.

El templo vivo del Dios vivo


De manera que podemos, en cortas palabras, describir el templo de nuestro ser así:
204 El templo de Dios

1) El atrio. Con el cuerpo tenemos conciencia del mundo exterior, del mundo material real;
eso lo hacemos a través de los sentidos; y nos relacionamos con ellos a través de nuestros
aparatos: el óseo, el muscular, el nervioso, el circulatorio, el digestivo, etc. Ese es el atrio.
2) El lugar santo. Con el alma tenemos conciencia de nosotros mismos, de nuestra
personalidad, de nuestro propio yo, de nuestros propios pensamientos, sentimientos y voluntad.
3) El Lugar Santísimo. Pero con el espíritu, que es la parte más íntima del ser del hombre,
que corresponde al Lugar Santísimo del templo de Dios, con él nosotros tenemos conciencia de
Dios y las cosas espirituales, del mover del Espíritu de Dios.
Con el cuerpo tenemos conciencia del mundo exterior, con el alma, de nosotros mismos, y con
el espíritu, tenemos conciencia de Dios, del mover de Su Espíritu, de la aprobación de Dios, de la
reprobación de Dios. Es en el espíritu donde se ejerce la función de nuestra conciencia moral y
la intuición espiritual; y la comunión íntima que tenemos con Dios, la tenemos en nuestro
espíritu; de manera que la parte más íntima de nuestro ser es el espíritu, y la parte más íntima
del Templo de Dios, que representa nuestro ser, puesto que nosotros somos el templo de Dios,
es el Lugar Santísimo.
En estos versos que hemos leído acá, hemos leído acerca del Lugar Santísimo, es decir,
hemos leído de lo que Dios quiere encontrar para Sí mismo en lo más interior de nuestro ser. Y
decía allí que “El lugar santísimo estaba en la parte de adentro”. Esto es muy importante; lo más
interior del hombre es lo que tiene mayor jerarquía delante de los ojos de Dios.
Hay personas que se ocupan mucho del aspecto material y son materialistas; entonces se
vive como animalitos, como si solamente fuéramos animalitos; comer, dormir, reproducirse,
tener placer, descansar, jugar y ver cómo se puede sobrellevar la vida con pocas dificultades.
Quizás hay personas que dicen: Bueno, nosotros no somos animalitos, nosotros somos un poco
más intelectuales; entonces se dedican a estudiar sus pensamientos; algunos se dedican al
El artesonado interior del templo: Los querubines 205

romanticismo y al amor natural. Hay personas en las que prevalece el intelecto, personas en las
que prevalece la emoción, personas en las que prevalece el temperamento, en las que
prevalece la voluntad; hay personas que son muy voluntariosas, y se ocupan de las cosas
humanas, pero solamente humanas. Pero hay otras cosas superiores a las meramente
humanas, las divinas, de las cuales también el hombre debe ocuparse. El hombre fue creado no
solamente para ser humano, sino para tener relación directa con Dios y recibir la vida de Dios en
su vida, y para vivir con Dios la vida divina, vivir en unión con Dios como el Señor Jesús, nuestro
primogénito. Dios fue contenido y expresado en Él, y también la humanidad en Él fue glorificada
con la gloria de Dios.

El tabernáculo de reunión
El tabernáculo, que representa el templo, era llamado el tabernáculo de reunión, donde Dios
y el hombre llegan a estar reunidos. Mientras el hombre no esté en relación con Dios, está
incompleto, no está completo, hay algo que le falta; puede tener todos los bienes materiales, sí;
ya alimentó su cuerpo, puede tener bastante cultura, ya alimentó su intelecto; a veces tiene
mucho intelecto, pero sus afectos están muy reprimidos, como se suele decir, están raquíticos,
están atrofiados; hay personas en cambio que han desarrollado mucho sus afectos naturales,
pero su intelecto es un poco atrofiado, en fin.
Lo relativo al ámbito intermedio del alma, de la psiquis, la mente, la voluntad, las emociones,
no es todavía el todo del hombre. El hombre puede poseer cosas y puede tenerse a sí mismo por
un rato, pero si no tiene a Dios no tiene vida eterna, y no tiene lo principal que Dios quiere que el
hombre tenga.
Entonces cuando Dios comienza a preparar toda esta tipología del tabernáculo, del templo de
Dios, es para enseñarnos quiénes somos nosotros. Toda esta simbología es una psicología de
206 El templo de Dios

Dios para enseñar la identidad del hombre; sólo que primero, en vez de dar explicaciones,
siempre dio tipos, símbolos y ejemplos que sirvieran para enseñarnos acerca de nosotros; y esta
frase que dice aquí: el lugar santísimo, lo digo comparándolo con apenas el lugar santo o el atrio,
que es como los bordes de afuera. El Lugar Santísimo, es decir, lo más santo, es la parte de
adentro, es la jerarquía del hombre interior, de la espiritualidad; eso es lo principal en el ser
humano. Lo demás tiene también un lugar que Dios le dio, pero lo principal es el Lugar
Santísimo, lo de más adentro, allí donde está tu conciencia, donde intuyes las cosas de Dios y
donde tienes comunión con Dios, o donde sabes que no estás bien con Dios, si no lo estás.

El Lugar Santísimo y la Trinidad


Ahora, dice acá que las medidas del Lugar Santísimo, son como un cubo: “el cual tenía veinte
codos de largo, veinte codos de ancho y veinte de altura”. Eso se refiere al cubo; tanto el cubo
como la pirámide son esas dos figuras o poliedros que representan a la Trinidad; lo que se forma
del largo, del ancho y del alto con la misma medida; por eso la Nueva Jerusalén es representada
como una ciudad sentada sobre un monte, es decir, teniendo la forma de una pirámide; y el
Lugar Santísimo es representado como un cubo; ese cubo nos recuerda la Trinidad; ese cubo
nos recuerda cómo el hombre es hecho a la imagen y a la semejanza de Dios. Por eso es que el
lugar más íntimo del hombre es hecho con las medidas que nos recuerdan la Trinidad; porque el
ser humano fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, para contener a Dios, y para poder
representar al Dios que contiene y que se mueve dentro de él. Es por eso que hay una
correspondencia de las medidas del Lugar Santísimo, el cubo perfecto, con la Trinidad: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Nos dice lo siguiente: “y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro el altar de cedro”.
Este altar de cedro era, no el que estaba en el atrio, que se cubría con bronce, para ofrecer los
sacrificios, sino el altar que estaba frente al Lugar Santísimo, que se cubría de oro y que era el
El artesonado interior del templo: Los querubines 207

altar del incienso. Estos dos altares, el de afuera, el del atrio, y el de adentro, el del incienso,
reflejan dos aspectos de la obra de Cristo en nosotros: la muerte de Cristo para limpiar nuestros
pecados esta reflejado en el altar de afuera, el altar de bronce, en el altar del atrio, porque Cristo
fue sacrificado por nuestros pecados, por tanto aquel altar donde eran sacrificados los corderos
en representación del sacrificio de Cristo, nos habla de la expiación, de la pascua, de la muerte
de Cristo para borrar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad; pero además de Cristo
haber muerto por nuestros pecados, Él entró para interceder por nosotros, y esa intercesión la
hace como abogado; no sólo murió en la cruz, allá afuera en el atrio, sino que también entró al
Lugar Santísimo para interceder por nosotros.

Cristo intercesor
Este aspecto de Cristo abogado, Cristo intercesor, está representado por aquel altar del
incienso; aquel altar estaba frente al Lugar Santísimo, delante del cual venía el sumo sacerdote
y tomaba el incensario, y luego entraba una vez al año y ofrecía el incienso a Dios.
Esa presentación del sumo sacerdote presentando a Dios el incienso, representaba la
intercesión de Cristo. Nosotros necesitamos esos dos aspectos de Dios para tener comunión
con Dios en nuestro interior; necesitamos el altar del atrio, que era cubierto de bronce, del cual
aquí todavía no hemos leído, pero para distinguir este altar que aquí mencionó y el altar de oro;
este de madera era cubierto de oro, era el altar del incienso, que representa la función de
intercesión del Señor Jesús.
Nosotros para tener comunión con Dios debemos estar bajo la sangre de Cristo y en unión con
Cristo, el Cristo vivo, resucitado y sacerdote, por medio de la fe, en lugares celestiales con Cristo
Jesús.115 Eso es lo que representa este altar de madera que se cubría de oro delante del Lugar
115
Cfr. Efesios 1:3
208 El templo de Dios

Santísimo; no se refería al altar del atrio, sino al altar de la intercesión, al altar del incienso. Eso
quiere decir que nosotros para estar en íntima comunión con Dios, necesitamos de la sangre de
Cristo y de la unión con Cristo, nuestro sumo sacerdote en lugares celestiales. El templo está
realmente cubierto de oro por dentro; porque ustedes saben, mis hermanos, que estos distintos
detalles representan en la Escritura diferentes aspectos de la obra del Señor. En la Biblia, el oro
representa la naturaleza divina, la plata representa la redención y el bronce o cobre, que es una
misma palabra en el hebreo, representa el juicio de Dios; el hierro representa la autoridad de
Dios, y la madera representa la humanidad.
Obsérvese que todo es cubierto de oro; no era de oro, era hecho de piedra y de madera, de
algo muy humano, pero recubierto de oro. Eso significa el revestimiento de la naturaleza divina.
La Biblia nos dice que somos participantes de la naturaleza divina por medio de Cristo.

Participantes de la naturaleza divina


Como yo sé que hay hermanos que ya saben esto y otros no, voy a repetir un versículo, para
que usted vea ese aspecto del oro, la naturaleza divina, en 2 Pedro 1:3-4; dice así: “3Como todas
las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,
mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4por medio de las
cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas (por el compromiso
de Dios con nosotros, por las promesas gloriosas) llegaseis a ser partícipes de la naturaleza
divina”.
Cuando nacemos de papá y mamá solamente tenemos la naturaleza humana; cuando
recibimos al Señor Jesús entonces nacemos de nuevo, y se dice de nosotros lo que está escrito
en Juan: ya no solamente nacimos de voluntad de carne, de voluntad de varón, sino de Dios.116
116
Cfr. Juan 1:13
El artesonado interior del templo: Los querubines 209

Al nacer de Dios ya no solamente tenemos la naturaleza humana que heredamos en el


nacimiento natural. Al crecer, recibimos por el Espíritu la participación de la naturaleza divina.
Entonces la naturaleza divina está representada aquí por el oro que recubre los otros materiales
en el interior del templo.
Todo nuestro espíritu humano está representado por el Lugar Santísimo recubierto de oro. El
oro significa la naturaleza divina, el Señor mismo con Su naturaleza haciéndonos partícipes de
lo que Él es en el hombre interior.
“21De manera que Salomón (que representa al hijo de David, que representa a Jesucristo)
cubrió de oro puro la casa por dentro, (observe esto) y cerró la entrada del santuario con
cadenas de oro, y lo cubrió de oro”. Este mantenerlo cerrado significa que el Lugar Santísimo no
debe ser profanado; por eso antes de que Cristo muriera nadie podía entrar al Lugar Santísimo,
sino sólo el sumo sacerdote, en figura de Cristo; el que entraba moría. Cuando Nadab y Abiú
entraron impropriamente a la presencia del Señor, murieron;117 porque el juicio de Dios está
sobre el pecado; y por eso Dios no quiere ver ninguna piedra, ninguna madera, sino cubrirla de
oro; por eso nuestro interior debe ser lleno de oro en sentido espiritual, lleno de calabazas
silvestres, como lo leíamos la vez pasada, representando el espíritu de humildad, el fruto de
arrepentimiento, un espíritu contrito y humillado; pero no sólo eso aparece. Ya nos hemos dado
cuenta de que aparecen otras cosas en la casa de Dios.

Los querubines en el Lugar Santísimo


Lo primero que él comienza a tallar son estas colocíntidas o coloquíntidas, estas calabazas
silvestres; pero después aparecen también querubines, botones de flores y palmeras; y algunas
ya aparecen talladas por fuera; entonces vamos a llegar también a eso; aparecen los
117
Cfr. Levítico 10:1-5
210 El templo de Dios

querubines. Con los hermanos en el año 1996, seguimos la serie sobre El Arca del Pacto, donde
ya se trató algo sobre los querubines; pero aquí están varios que no estuvieron; entonces por lo
menos vamos a repasar un poquito el asunto de los querubines.
Leamos 1 Reyes 6: “22Cubrió, pues, de oro toda la casa de arriba abajo, y asimismo cubrió de
oro todo el altar que estaba frente al lugar santísimo. 23Hizo también en el lugar santísimo dos
querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura”. Cuando estudiamos el arca
en el tabernáculo, pues, estaba solamente el arca con los querubines propios del propiciatorio
del arca; es con base en estos querubines, desarrollando esa tipología, que ahora el hijo de
David, Salomón, en figura de Cristo, colocó llenando todo el Lugar Santísimo de querubines,
aquel cubo dorado que estaba habitado por dos querubines, uno a la derecha y el otro a la
izquierda, porque en el medio iba el arca, y esos querubines, según nos da aquí las medidas,
iban de un extremo al otro. Recuerden que la anchura del cubo del Lugar Santísimo era de
veinte codos; el codo es la medida que va desde la punta del dedo hasta el codo; ese es un
codo; es la medida bíblica del codo; veinte codos.
Entonces, adentro había un querubín a la derecha y otro querubín a la izquierda; tenían las
alas extendidas, las dos alas de cada querubín llevaban diez codos, y los otros diez codos del
otro, son los veinte codos. De manera que vemos los querubines cubriendo todo el interior del
LugarSantísimo, y luego aparecen querubines en otras partes. Es muy importante entender qué
significan los querubines en los extremos del arca. La primera vez que aparecen querubines en
las Sagradas Escrituras se les añade un adjetivo: querubines guardianes. La función de los
querubines es la función de guardar. ¿Guardar qué? Guardar la santidad de Dios; para que el
hombre, por su pecado todavía sin que se haya pagado la expiación y sin que se haya
arrepentido y creído, trate de acercarse a Dios sin santidad.

Querubines protectores
El artesonado interior del templo: Los querubines 211

El pecado del hombre destituye al hombre de la gloria de Dios, y dice la Palabra que la primera
vez que aparecen querubines en la Escritura es en el jardín del Edén, cuando le fue cerrado el
camino al hombre para el árbol de la vida; entonces fueron puestos querubines guardianes. A
ellos se les llama querubines protectores; uno de esos querubines en la antigüedad fue el mismo
Lucifer, el mismo Satanás; en una época antes de su rebelión fue un querubín, y se le llamaba
querubín grande y protector.118 Los querubines son aquellos que representan el guardar de
Dios. Dios puede guardarse solo, Dios no necesita que lo cuiden los querubines; es más bien
Dios el que cuida a los querubines. Sin embargo es muy interesante que no sea Dios mismo el
que ejecuta su juicio contra el pecado, sino que delega ese juicio a estas criaturas que son
querubines. Dios delega el juicio para representar Su santidad en estos querubines.
Es notable que en el propiciatorio había un querubín guardando un extremo, y en el otro
extremo había otro querubín guardando el otro extremo; pero Dios le dijo a Moisés que Él se
declararía a nosotros no en los extremos, sino allí debajo de las alas de los querubines, allí sobre
el propiciatorio, en el medio. 119 Es muy interesante que ahora Salomón tome esa misma
tipología y la engrandezca, y coloque esos tremendos guardianes a la derecha y a la izquierda
que van desde un extremo al otro del Lugar Santísimo.

118
Cfr. Ezequiel 28:14
119
Éxodo 25:22
212 El templo de Dios

Cuando usted está en el Espíritu, usted es guardado en la línea central del Señor; no lo deja
irse a los extremos. Cuando usted realmente está en Espíritu y es gobernado por el Señor en su
corazón, usted no se va a los extremos; usted discierne cuándo una cosa está desequilibrada,
cuándo se está yendo para un lado, cuándo se está yendo para el otro. Dios no quiere que el
hombre se vaya a los extremos, y coloca en los extremos querubines guardianes, pero los
coloca en el interior del templo; eso significa que Dios nos comunica a nosotros el sentido
espiritual de las cosas que son extremistas, que no están centradas; y usted lo experimenta en
su interior; son guardianes.

Espíritu de rectitud en la casa de Dios


A veces las personas comienzan a perder la paz cuando se van hacia un extremo; si la
persona no pone atención a lo que pasa en su interior, si pierde la sensibilidad espiritual, esa
persona se descentra. La persona siempre tiene un aviso cuando se va a salir del camino en su
interior; en su interior siempre hay algo que le avisa y le dice: no te vayas ni a derecha ni a
izquierda. Dios está guardando la derecha con un querubín, y está guardando la izquierda con
otro. Yo me declararé a ti, dice el Señor, allí en el medio; y así como el Señor por una parte
quiere ver en nuestro interior aquellas calabazas silvestres que estudiábamos la vez pasada,
aquel espíritu de humildad, de contrición, de humillación delante de Dios, también Él quiere ver
ese espíritu de equilibrio, de rectitud en la casa de Dios. Él no quiere que nos vayamos a los
extremos; Él quiere que seamos personas centradas, personas equilibradas en el espíritu.
Hay un versículo en el Nuevo Testamento que dice: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros
corazones” (Col. 3:15). ¿Por qué el Señor manda que la paz gobierne? Porque cuando tú te
estás saliendo del gobierno de Dios, de la línea del Espíritu de Dios, tú empiezas a perder la paz,
empiezas a percibir que hay algo en tu interior que te revela que no está Dios de acuerdo
contigo; y tu conciencia lo sabe. Tú puedes hacerte el tonto, pero adentro tú sabes que estás
El artesonado interior del templo: Los querubines 213

mal; tú no necesitas preguntárselo a otro.


Adentro, allá adentro de ese cubo, que es Lugar Santísimo, hay a la derecha un querubín
guardando un extremo, y a la izquierda otro guardando el otro extremo, para que no te vayas a
los extremos, para que no te salgas del camino. Hay una ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
que es algo espiritual en tu interior que te guarda; y Dios quiere que haya eso dentro de Su casa.
Toda esta simbología no era solamente para tener muñecos allá. La intención de Dios no era
tener muñecos ahí, y el pueblo haciendo lo que le da la gana, no. Dios quiere que nosotros
seamos guardados en nuestro interior. Existe una comunicación espiritual entre el ser humano y
Dios. Cuando hay algo que Dios te quiere comunicar, Él te lo administra y Él utiliza seres
espirituales. Tenemos un ejemplo en el libro de Daniel. Leamos en el capítulo 10, para ilustrar
esta parte de la enseñanza; no para que se metan a hablar con ángeles y con espíritus, sino
para que entiendan cómo Dios se comunica a través de esos ángeles que suben y descienden
por esa escala que pone sus pies en Betel, en la casa de Dios. Dios comunica un sentido
espiritual interior; y por eso la casa estaba llena de querubines, es decir, del sentido de lo
espiritual. En Daniel 10, el profeta está contando la experiencia con un ángel poderoso que le
apareció. Leemos desde el verso 18 lo de la misión que este ángel vino a cumplir con Daniel.

Espíritus ministradores
Daniel 10:18: “18Y aquél que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció”.
Notemos esa frase: “me tocó otra vez, y me fortaleció”. Es el toque de aquél ser espiritual; si
usted después lee todo el capítulo 10, verá que es un ángel. El toque de ese ángel no es un acto
independiente; es en nombre de Dios. La Biblia llama a los ángeles ministradores al servicio de
los herederos de la salvación.120
120
Cfr. Hebreos 1:14
214 El templo de Dios

La casa de Dios, Betel, tiene una escalera, como la que veíamos en el sueño de Jacob, por la
que suben y descienden ángeles. Nuestras oraciones, dice la Biblia, son llevadas por los
ángeles a la presencia de Dios, y también las respuestas de ellas son traídas por los ángeles. Es
muy interesante cuando dice: “me tocó otra vez, y me fortaleció”. Eso significa que cuando el
Señor te toca utilizando a sus espíritus ministradores, eres fortalecido, experimentas un sentido
de fortaleza interior, espiritual; a veces estás decaído, pero de pronto eres fortalecido.
“19Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo”. Fíjense en esta palabra, la paz; la paz
de Dios gobierne; cuando empiezas a perder la paz, para poner atención a la paz, cuando
empiezas a perder la paz en tu interior, no hagas lo que quieres, lo que te hace perder la paz
espiritual; ¡no lo hagas! Dios te está advirtiendo como un semáforo en rojo, o a veces es amarillo;
solamente cuando tiene luz verde es cuando tienes libertad en el espíritu.
Espíritus animadores y fortalecedores
Dice Pablo a los Romanos, 8:6, que el ocuparse del Espíritu produce vida y paz. Cuando tú
estás en el Espíritu, tú tienes un sentido interior de vida y de paz, y si no, hay sequedad, hay
advertencia, hay algo que falta, algo que se te revuelve en el interior. Es como esa espada del
querubín que te dice: por aquí no se anda.
“19Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él
me hablaba, recobré las fuerzas, (es ese sentido interior de espiritualidad del profeta Daniel) y
dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. 20Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti?
Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el
príncipe de Grecia vendrá”. Se refería a ese principado demoníaco que gobierna sobre las
naciones; lo que San Pablo llama los gobernadores de las tinieblas de este siglo.”21Pero yo te
declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino
Miguel (este es el arcángel Miguel) vuestro príncipe”.
El artesonado interior del templo: Los querubines 215

Continuamos ahora con el capítulo 11: “1Y yo mismo (sigue diciendo este mismo ángel) en el
año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo”. Observemos el trabajo de
este ángel. “Me tocó y me fortaleció” (a Daniel). “Y yo mismo (que te fortalecí a ti), estuve (con
Darío) para animarlo y para fortalecerlo”.
Satanás, como su nombre lo indica, adversario, y como la palabra diablo se traduce, quiere
decir enlodador, tirador de lodo, Satanás quiere siempre está enlodando a la gente; él siempre
quiere aplastarte, arrinconarte, mejor dicho, destruirte; en cambio el Señor quiere fortalecerte,
animarte, llenarte de gozo y de paz; por eso envía a sus ángeles, para que seas guardado. Esos
querubines representan el sentir espiritual de separación para Dios, para distinguir aquello en lo
cual Dios no está de acuerdo. ¿Cómo nos podemos separar para Dios? Cuando tenemos el
sentido de nuestro interior de lo que es inmundo, de lo que es peligroso, tú no necesitas que te
lo expliquen afuera. Si tú no hubieras nacido de nuevo, si no fueras hijo de Dios, necesitarías
que te estén explicando qué está bien, qué está mal; pero una persona que nació de nuevo sabe
muy bien dentro de sí mismo si está bien o está mal, si dijo todo o dijo una parte, si su intención
era pura o era impura; todo eso lo conoce adentro; allí es guardado, allí es protegido, allí es
gobernado, allí es separado en el sentido espiritual.
Espíritus que hacen respetar a Dios
Entonces ¿qué quiere encontrar el Señor dentro de Su casa? ¿de Su templo? Por una parte, la
naturaleza divina, Cristo en nosotros, espíritu de contrición, de arrepentimiento, de sinceridad; y
también quiere encontrar separación para Dios, sin irnos a lo que Dios reprueba, centrados. A lo
mejor usted se sienta a ver un programa de televisión, pero de pronto sale un chiste verde, o a lo
mejor sale el nombre de Dios para el chiste, cuando Dios dice: no tomarás mi santo nombre en
vano; inmediatamente, si usted es realmente un hijo de Dios, en su interior usted siente que algo
lo manchó; usted inmediatamente reacciona, como si aquel querubín estuviera haciendo
respetar a Dios; usted lo percibe en su espíritu.
216 El templo de Dios

Si a usted no le importa perder la paz, no le importa contaminarse, usted se va a salir del


camino; pero si usted atiende la paz de Dios y es gobernado por ella, y no quiere que nada le
haga perder esa paz, dentro de usted, usted va a saber si usted se está yendo a un extremo o se
está haciendo el tonto; está insistiendo con su pecado; pero si usted realmente se humilla, y se
mantiene guardado por Dios, Dios está encontrando en usted lo que Él quiere encontrar en el
Lugar Santísimo, todo cubierto de oro; colocíntidas con querubines.
Esa es una percepción espiritual de los hermanos; cuando la persona anda en el hombre
exterior, anda según sus cálculos, no pone atención a su conciencia, no pone atención a su
intuición espiritual; es una persona necia, es una persona jactanciosa, soberbia, altiva, que no se
da cuenta de que aquí a poco se va a tropezar grandemente, y va a descubrir que su jactancia
no le llevó sino a la vergüenza. Que el Señor tenga misericordia y nos ayude a mantenernos aquí
guardados bajo esos guardianes de los extremos, que no nos dejan apartar ni a diestra ni a
siniestra; eso merece el Señor encontrar en Su casa, eso merece el Señor encontrar en nuestro
interior. Dios tenga piedad.

Los dos querubines representan el equilibrio


Sigamos un poco más, hermanos; volvamos al libro 1 Reyes 6. Ya descritos los querubines,
allí dice que ambos querubines eran de un mismo tamaño y una misma hechura: “26La altura de
uno era diez codos, y asimismo la del otro. 27Puso estos querubines dentro de la casa en el lugar
santísimo, los cuales extendían sus alas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala
del otro tocaba la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la casa”.
Ahí se ve exactamente el equilibrio; los dos querubines eran exactamente iguales.
Hermano, cuando tú andas cerca del Señor en el Espíritu, vas a distinguir dentro de ti si la cosa
se está diciendo con propiedad y en forma completa, o se está diciendo con parcialidad. Que los
El artesonado interior del templo: Los querubines 217

dos querubines sean iguales, representa equilibrio. A veces en la Palabra de Dios hay cosas que
tienen dos caras, y se necesita tener en cuenta las dos caras; a veces solamente atendemos un
asunto pero no atendemos el otro; pero si tú andas en el Espíritu, tienes el sentido de que hay
algo en que se te fue la mano, o hay algo que está faltando. Pero donde tú recibes esto, está
dentro de ti, no necesitas que sea afuera; y cuando es completado y aparece aquel querubín que
te equilibra, tú recibes paz. Antes no lo sabías porque no tenías paz completa; tenías cierta paz,
pero te faltaba algo; ¿por qué? porque faltaba un equilibrio, faltaba una tuerquita; y cuando llegó
esa tuerquita que faltaba, tú percibes que ahora sí ya se dijo la cosa. Quizás no seas tú quien
tengas que decir ciertas cosas; quizá Dios escoja que las diga otra persona; pero cuando la otra
persona las está diciendo, si las dice como es, tú lo sabes adentro; pero si faltó algo, tú también
lo sabes. ¿Y dónde lo sabes? Dentro de ti; ahí en el lugar santísimo en tu espíritu, tú sabes que
algo estuvo fuera de lugar.

Atendamos la información del exterior y del interior


Hermanos amados, por favor, pongamos mucha atención a lo que pase en nuestro interior.
Hermanos, debemos estar más pendientes de lo que pase en nuestro interior que de lo que pasa
en nuestro exterior. Es importante tener en cuenta que nuestra alma está en un lugar intermedio;
es el lugar santo, entre el atrio, que representa la carne, lo exterior, y el espíritu; y así como el
alma recibe las informaciones del mundo exterior a través de los sentidos, y el alma sintetiza
esas informaciones y se hace su imagen completa, también el alma recibe las informaciones del
mundo espiritual, del radar interior de la intuición. También el espíritu te comunica algo del
mundo espiritual. Tú no puedes ser espiritual si no atiendes tu espíritu.
Nosotros no somos sólo animalitos; debemos atender lo que pasa en nuestro exterior y
también lo que pasa en nuestro interior; porque a nuestra alma llegan informaciones de los
sentidos, del cuerpo y del toque del Espíritu. Yo sé que los que son cristianos me entienden
218 El templo de Dios

perfectamente bien lo que significa “me tocó y me fortaleció”, o me cerró el camino, me cerró la
boca, me avergonzó, me reprendió; a veces me impulsó. Todo eso se experimenta
espiritualmente en el interior.

El Espíritu de Dios nos da testimonio en nuestro espíritu


Amados, no sólo pongamos atención a lo que nos dicen los sentidos del cuerpo; pongamos
también atención a lo que nos dice el sentido del espíritu; porque el Espíritu de Dios se comunica
a nuestro espíritu. Del Espíritu de Dios dice Romanos 8:16: “El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Y dice San Juan en su primera carta: “El que cree
en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo” (1 Juan 5:10); tiene el testimonio allá adentro
de su propio yo, más adentro de su yo, porque su yo es apenas un interprete de Dios y del
mundo; está entre los dos.
Tú tienes que escoger si andar según la carne o según el Espíritu; el alma siempre te llama la
atención, y el mundo está siempre atrayéndonos para sacarnos del Espíritu, para que no
pongamos atención al hombre interior. Vas a estar en internet, en las novelas, en el víper, en el
celular; estás andando a la carrera, marcando tarjeta; estás siempre acelerado en el hombre
exterior, sin poner atención a tu conciencia, a tu espíritu, a tu necesidad de Dios.
Hermano, que se caiga el mundo; párate e invoca al Señor, y deja que el Espíritu de Dios corra
dentro de ti, y sé ferviente, y te indique y no pierdas la sensibilidad espiritual; porque no eres una
gallina, no eres un marrano, eres un hijo de Dios, una hija de Dios; tienes espíritu y no sólo
cuerpo; y debes atender lo que pasa en tu interior y poner atención.
El artesonado interior del templo: Los querubines 219

Había una persona que solía contar un cuento, que cada vez que el perrito le ladraba le daba
una patada; entonces el perrito no le volvió a ladrar más; así le pasa a muchas personas que no
ponen atención al desacuerdo de su espíritu, a la falta de paz, a la sequedad, y se acostumbran
a vivir en desacuerdo con Dios; sin embargo el Espíritu de Dios está siempre luchando; como
dice allí en Génesis 6:3: “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre”, dice Dios. El
Espíritu de Dios siempre está contendiendo con nuestras perversidades en lo intimo de nuestro
ser, en nuestra conciencia; y si no ponemos atención llegará un momento en que el perrito no va
a ladrar más de tanta patada, donde el Señor nos entregará a nuestras concupiscencias y nos
volveremos unos perversos, y perderemos la sensibilidad. Hermanos, lo más precioso es la
sensibilidad. Quiera Dios despertar nuestra sensibilidad interior. La persona se endurece
cuando pierde sensibilidad espiritual; es muy delicado perder la sensibilidad interior.
Hermanos, por causa de la hora voy tener que parar antes de entrar en lo de las palmeras,
porque es tan rico eso, y el tiempo es tan corto, que vamos a parar allí en el versículo 28. Vamos
a parar aquí en lo relativo a esto de los querubines, es decir, en el verso 28: “Y cubrió de oro los
querubines”. Esos querubines que son criaturas, y sin embargo representan por delegación de
Dios, la santidad del Señor, y nos hacen dar cuenta que estamos en terreno santo. Vamos a
orar.
220 El templo de Dios

XIV

EL ARTESONADO
El artesonado interior del templo: Los querubines 221

INTERIOR
DEL TEMPLO:
LAS PALMERAS121

Las coloquíntidas que se doblegan


Hermanos, retomamos el estudio de la Palabra del Señor en el nombre de Jesús. Esta noche
le vamos a dar continuidad a la serie acerca del Templo de Dios. Estamos leyendo los datos del
Antiguo Testamento, que son, como lo dice el Nuevo, figuras de las cosas celestiales.
Retomamos la lectura del capítulo 6 del primer libro de los Reyes; habíamos quedado para
estudiar hoy el verso 29. En el estudio pasado quedamos en el 28, donde dice: “28Y cubrió de oro
los querubines”, mostrando cómo a los querubines también, como criaturas de Dios, Dios les
delega labor.

121
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., en mayo 29 de 1998. Trascripción: Pablo David Santoyo e Ingrid Carolina Gómez.
218 El templo de Dios

Leemos, pues, 1 Reyes 6:29: “29Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor de diversas
figuras, de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera”. Esta parte es
continuación del título “El artesonado interior del templo de Dios”. Habíamos comenzado a
ver los artesonados interiores, y el primero que se mencionaba era el de aquellas colocíntidas o
coloquíntidas, aquellas especies como de calabazas silvestres que aparecían labradas en
aquellas paredes interiores del Templo, y que, como lo estuvimos estudiando en su respectiva
ocasión, se referían a los frutos dignos de arrepentimiento y a un espíritu contrito y humillado
delante del Señor. Para que el Señor realmente pueda morar en Su casa, Él debe ver un espíritu
humilde que se doblega con sinceridad, que pena delante del Señor, un espíritu reverente.
Pero después vimos que aparecían querubines; y aparece un largo pasaje de varios
versículos describiéndonos los querubines; y aquí de nuevo en el versículo 29 volvemos a
encontrar estos querubines, tanto por dentro como por fuera de la casa; y estábamos
recordando la vez pasada cómo los querubines en la Palabra del Señor aparecen como
guardianes, como representantes del celo por la casa de Dios. La primera vez que aparecen
querubines en las Escrituras es cuando el hombre pecó y Dios colocó querubines a la puerta del
Edén para que el hombre no estirase su mano y tocase las cosas sagradas con inmundicia;
entonces los querubines representan esa separación para Dios; ese celo de las cosas sagradas
es algo que también el Señor debe ver en nosotros, en nuestro interior. Nosotros no podemos
ser personas livianas, ni personas que convertimos con facilidad la gracia en libertinaje;
debemos ser personas que, además que se humillan, tienen delante de Dios un espíritu contrito
y humillado, tienen también un espíritu de celo santo, bueno, por las cosas sagradas, por las
cosas de Dios; es ese guardar, es ese no irnos fuera del camino, ese mantenernos dentro de la
presencia del Señor, en lo correcto, sin irnos a un extremo y sin irnos a otro extremo, sin salirnos
de la cobertura del Señor. El Señor debe encontrar también en nuestro interior no solamente
humildad, sino que debe encontrar también santidad, separación, y lo que habla la Palabra del
219

Señor, celo sagrado.

Comienza la vida de resurrección


Ahora aparecen aquí otras figuras, diversas figuras de querubines, palmeras, botones de
flores. Como ya el asunto de los querubines lo vimos la vez pasada, hoy vamos a detenernos en
las palmeras. El punto donde dice: “botones de flores”, lo vimos cuando estuvimos viendo lo
relativo a las colocíntidas, a las calabazas silvestres. Ustedes saben que las flores aparecen en
primavera; la primavera es después del invierno. En el invierno las hojas caen; parece que las
plantas están muertas porque la savia desciende bajo la tierra, porque llegó el frío; al comenzar
el frío comienza la savia a descender y las hojas comienzan a amarillarse y a separarse y a caer;
eso ocurre hacia el otoño, que anuncia que viene el invierno; ya cuando viene el invierno, mata
muchas cosas; pero después del invierno, la primavera representa la resurrección. Estos
botones de flores representan la vida de resurrección.
Justamente estábamos diciendo ahora que nosotros debemos presentarnos delante de Dios
como vivos de entre los muertos.122 Esa es otra realidad interior en la fe que el Señor quiere
encontrar impresa, grabada en las paredes interiores de la casa; es decir, Dios quiere encontrar
estos aspectos de Cristo formado en nosotros; por una parte la humildad, la humillación, el
negarnos a nosotros mismos; por otra parte, la santidad, la separación, el celo, la reverencia por
las cosas sagradas, como aquellos querubines que representan ese celo del Señor, que no van
a permitir que las cosas delante de Dios se tomen en forma de broma, en forma irrespetuosa. El
Señor dijo que Él no permitiría que nadie tome Su Santo nombre en vano, y eso es lo que hacen
aquellos querubines que son guardianes; no porque Dios no pueda cuidarse a Sí mismo, sino
que Él delega la representación de ese celo santo, de esa vigilancia, de ese estar velando, de
122
Cfr. Romanos 6:13
220 El templo de Dios

ese estar separado, a través de estos querubines; eso es lo que representa este aspecto
impreso en nuestro interior. Son cosas espirituales que están representadas en estas
esculturas, en estas cosas que se esculpen en el interior del Templo que somos nosotros.

Muertos al pecado
También aparecen esos botones de flores que representan la vida de resurrección. Para
presentarse en novedad de vida para estar delante del Señor hay que estar humildes, santos y
en novedad de vida, como dice el canto, “presentaos a Dios como vivos de entre los muertos”,
como dice Romanos capítulo 6. Quisiera, por causa de algunos hermanos, leer ese verso para
enfatizar lo relativo a los botones de flores, y luego nos detendremos en lo de las palmeras.
Romanos capítulo 6 es donde se nos habla de esta experiencia espiritual que puede
representarse con estos botones de flores, que digamos, florecen en el interior de la casa de
Dios y aparecen también por fuera; son botones de flores que aparecen allá en el Lugar
Santísimo, digamos, en el espíritu de los santos.
Leemos Romanos 6 a partir del versículo 10: “10"Porque en cuanto murió, (se refiere a Cristo)
al pecado murió una vez por todas; (eso se refiere a Cristo y también se refería a la humillación,
al negarse, y por causa de la santidad de Dios; ahí vemos las colocíntidas y ahí vemos los
querubines) mas en cuanto vive, para Dios vive”. Ahí está la resurrección. “11Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, (ahí está un espíritu contrito y humillado y en
reverencia y santidad delante de Dios) pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
Muertos pero al pecado y no para Dios. A veces nosotros estamos muertos para Dios; cuando
hemos pecado nos es muy difícil estar activos delante de Dios, o cuando tenemos el peso del
mundo o el peso de la sequedad de la naturalidad, estamos como secos, estamos un poco
apagados.
El artesonado interior del templo: las palmeras 221

El sonido de la vida divina


Decía el apóstol San Pablo que cuando se nos presentaba delante de ídolos mudos, pues
nosotros éramos semejantes a ellos, nos volvíamos mudos, pero cuando uno viene delante de la
presencia de Dios, puede ser que al principio esté mudo, mientras se humilla, mientras reconoce
sus pecados; pero cuando se ha humillado, ha reconocido su necedad y solamente confía en la
gracia, en la misericordia de Dios, la sangre de Jesucristo le limpia de todo pecado y el Espíritu
comienza a fluir en el interior y comienza a vivificarlo y comienza a salir de dentro de nosotros el
sonido de la vida divina. Lo que estábamos hablando al principio; aquel sumo sacerdote cuando
ministraba en la presencia de Dios, tenía una capa, y en esa capa tenía unas campanillas; y
esas campanillas sonaban mientras el sumo sacerdote se movía. Cuando se está en la
presencia de Dios y hay el mover de Dios, hay sonido; cuando nosotros hemos pecado no sale
de nosotros ningún sonido.
A veces hemos pecado, o estamos apagados, o estamos cansados, o estamos en la
naturalidad; pero cuando comienza a fluir de nuevo la savia, es cuando vuelve la primavera,
comienza otra vez a florecer el arbolito, comienza a moverse aquel sacerdocio interior,
comienzan aquellas campanillas a moverse y comienzas a decir: ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! Y
comienzas a expresar el ministerio de adoración, de alabanza sacerdotal, porque empieza el
sonido de la vida; y eso es lo que dice acá en Romanos 6, “muertos al pecado, pero vivos para
Dios (pero dice que) en Cristo Jesús, Señor nuestro”; es porque Cristo está en ti, porque Cristo
es la vida que Dios te da para responder a la necesidad que tienes por causa de tu muerte y de
mi muerte; nosotros, por causa de nuestra muerte, necesitamos la gracia de la vida; y la vida es
un don de Dios, y esa vida es Cristo. Cuando tú recibes a Cristo en lugar de tu muerte, la muerte
se cambia en vida, y el invierno se cambia en primavera. Ahora tú puedes pararte y presentarte
como vivo delante de Dios, ya no basado en tu propia justicia, ya no en presunción, ya no en
222 El templo de Dios

jactancia, sino en la fe de haber sido perdonado, limpiado y vivificado por el Espíritu de Dios,
limpiado por el Padre en el nombre de Jesús, por Su sangre, y vivificado por el Espíritu.

Cuando hay vida de Cristo hay mover de Dios


Por eso dice Romanos 6: “11Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos
para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,
de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros
al pecado como instrumentos de iniquidad, (ahí están las colocíntidas y los querubines) sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a
Dios como instrumentos de justicia”. Ahí están los botones de flores, ahí está la primavera, ahí
está la vida interior, ahí está la savia produciendo en fe alabanzas al Señor. Cuando hay vida,
hay mover.
Al principio nos reunimos; a veces quizás estamos callados, porque nadie puede entrar
directamente al Lugar Santísimo sin primero mirarse en la fuente de bronce, mirarse en el
espejo, lavarse, purificarse, tomar conciencia, y luego, sólo por la sangre del Cordero, con un
espíritu humilde y con una fe sincera, venir delante de Dios. Cuando sinceramente te has mirado
a ti mismo, no esperas nada de ti mismo; te has confesado ante el Señor, te has arrepentido, has
confiado en Él; Su sangre te ha perdonado; ahora sí te puedes presentar como vivo de entre los
muertos, ahora sí florecen esos botones de flores en el interior de la casa de Dios, y también por
fuera; porque la vida viene de la muerte. El Señor murió por nosotros y resucitó para darnos
vida.
“13Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos”. Este es un ejercicio de
la voluntad renovada, de la voluntad en la fe; presentaos vosotros mismos. A veces tú te quedas
El artesonado interior del templo: las palmeras 223

quieto sin ejercer la fe; pero tú debes ejercer la fe; tú debes presentarte pero creyendo en el
Señor y contando con el Señor; entonces tú ejerces tu fe en por lo menos un ¡Señor Jesús!. A
veces eso es lo primero que se oye: ¡Señor Jesús! Es como para aprendérnoslo. Pero cuando tú
permaneces en el Señor Jesús y Él permanece en ti, entonces “el que permanece en mí, y yo en
él, éste lleva mucho fruto” (Juan 15:5); la savia comienza a fluir y comienzan a brotar las flores;
esas flores después llegan a ser frutos, pero primero son flores. “Presentaos vosotros mismos a
Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia”.

El Señor esculpiendo en nosotros a Cristo


Pero, volviendo al primer libro de los Reyes, capítulo 6, encontramos ahí otra figura
interesante que el Señor quiso que apareciera por todas partes de la casa de Dios, por todas
partes. Por dentro y por fuera de la casa de Dios, estaban esculpidas también las palmeras. “29Y
esculpió (ese es un trabajo del artesano) todas las paredes de la casa alrededor de diversas
figuras, de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera”. Hoy
debemos detenernos un poquito más en el asunto de las palmeras; ustedes saben que no
tenemos derecho a ir a otra parte sino a la Biblia, donde se nos habla de palmeras, y leer los
versículos detenidamente, y ver lo que significa todo eso, para poder entenderle a Dios; porque
Él quiere que Su casa tenga palmeras por dentro y por fuera; qué es lo que para el Señor
significa. En la Biblia, las palmeras tienen su significado, y eso es lo que debe significar para
nosotros las palmeras.
Si ustedes me acompañan, por favor, a algunos pasajes de la Palabra donde se nos habla de
palmeras, vamos al libro de Números, capítulo 33; allí aparecen las jornadas de Israel en el
desierto. En el avance del pueblo de Dios, Dios hizo que su pueblo pasara por diversas
estaciones y por diversas experiencias; y en esas experiencias, el pueblo aprendía ciertas
224 El templo de Dios

lecciones. En unas estaciones aprende unas lecciones; otras tienen nombres hermosos, y
representan experiencias agradables. Por ejemplo, hay una estación que se llama
Kibrot-hataava;123 dice que el pueblo del Señor pasó por Kibrot-hataava. ¿Saben qué quiere
decir Kibrot-hataava? Tumbas de los codiciosos; allí fueron sepultados los codiciosos del pueblo
de Dios, los que codiciaron lo que no debían codiciar. Queremos carne, queremos esto,
queremos aquello; y empezaron a protestar ante Dios; no estuvieron contentos y quedaron
postrados en el desierto, como nos lo dice Pablo en el capítulo 10 de la primera carta a los
Corintios; ahí se nos enseña el problema de estas codicias que tiene el pueblo de Dios en su
caminata por el desierto.

Tumbas de los codiciosos


Leemos 1 Corintios 10:4: “4Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la
roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Nótese cómo leía Pablo la historia de Israel,
cómo leía el Pentateuco con clave cristiana. “5Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo
cual quedaron postrados en el desierto”. Eso aconteció en Kibrot - hataava, Ritma y en otros
lugares de ingrata recordación. “6Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros,
para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron, 7Ni seáis idólatras, (amar alguna
otra cosa más que a Dios) como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo (¿a
orar, a buscar a Dios? ¿para qué vivía?) a comer y a beber, y se levantó a jugar”. Eso sucedió.
¿Cuántas personas vivimos neciamente en la tierra codiciando cosas malas siendo pueblo de
Dios? Por eso hubo una estación en el desierto que se llamó “tumbas de los codiciosos”. No
codiciemos cosas malas.
Hubo otras estaciones, y en todas se aprendieron lecciones; pero aquí, en Números 33, les
123
Cfr. Números 33:16,17
El artesonado interior del templo: las palmeras 225

quiero llamar la atención sobre una estación donde aparecen las palmeras; es Elim, la única
donde aparecen palmeras. Números 33:8-9: “8Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del
mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en
Mara”. Se llega a la amargura, a las aguas amargas; esto es lo que significa Mara, amargura;
otra estación terrible; y gracias a Dios que no terminan ahí las jornadas. “9Salieron de Mara
(¡aleluya! gracias a Dios que se puede salir de la amargura) y vinieron a Elim, donde habían
doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí”. ¡Aleluya! ahí es donde aparecen
las palmeras.
El agua amarga de Mara es endulzada
Ahora vamos a leer en Éxodo, capítulo 15, desde el versículo 22, lo que aquí está resumido en
Números. Vamos a entender la experiencia de Mara para poder entender la experiencia de Elim.
Dice Éxodo 15:22: “22E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de
Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua”. A veces en el camino del pueblo del
Señor se experimentan sequías; y miren los peligros que hay cuando hay sequía en el desierto:
“23Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas”. Significa
que a veces hay estaciones donde toca pasar ciertas amarguras; y ¿qué suele suceder cuando
hay que pasar por ciertas amarguras? Se suele murmurar; y ese es un gran problema. “23Y no
pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de
Mara”. Esto es, amargura. “24Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de
beber? 25Y Moisés clamó a Yahveh, y Yahveh le mostró un árbol; (representando la cruz,
representando a Cristo) y lo echó en las aguas, (¡Aleluya!) y las aguas se endulzaron”. ¡Aleluya!
Solamente la cruz de Cristo hace que se endulcen las aguas amargas; sólo se puede pasar de la
amargura a la dulzura por medio de la cruz de Cristo. Mientras no encontremos ese árbol,
seguimos estacionados en la amargura; hasta encontrar ese bendito árbol que convierte la
amargura en dulzura.
226 El templo de Dios

Hay estaciones donde Dios nos hace pasar por amarguras para entrenarnos en la dulzura; y
solamente cuando hemos encontrado el árbol en medio de la amargura, el árbol de la cruz, el no
mirarnos a nosotros mismos, es como podemos cambiar la amargura en dulzura. Y ¡qué distinta
es una persona dulce a una amargada! Pero lo único que puede cambiar a una persona
amargada en dulce, es que encuentre el árbol, que encuentre la cruz; y ahí sí, ahora sí.
Sigue diciendo Éxodo 15: “Allí les dio los estatutos y ordenanzas, y allí los probó”. Eso es el
lugar de prueba, cuando pasamos por amarguras, a ver si nos quedamos ahí postrados o si por
medio del árbol, llegamos a la dulzura. ¡El Señor Jesús nos ayude a llegar a la dulzura! “26Y dijo:
Si oyeres atentamente la voz de Yahveh tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, (porque
cuando estamos en la amargura no hacemos lo recto), y dieres oído (porque tampoco sabemos
oír cuando estamos amargados) a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna
enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Yahveh tu sanador”
(Yahveh rafah). Ahora Dios se revela como el sanador de la amargura.

El Señor nos sana de toda amargura


Dice Dios: “Yo hiero y yo sano” (Dt. 32:39). Yo hiero; Él tiene que herir nuestro ego, Él tiene
que herir, y pasamos por una prueba; dice allí que los probó; pero entonces, cuando
encontramos la cruz y se endulzan las aguas, y encontramos la dulzura, encontramos una
revelación de Dios el sanador, Yahveh rafah, el que sana nuestras heridas. Porque cuando
aparece Dios como sanador, no es solamente sanador del cuerpo; también existen las heridas
del alma. Sí necesitamos ser sanados de nuestro cuerpo, pero también necesitamos la sanidad
que se suele llamar interior. La sanidad de nuestras heridas internas, de nuestras amarguras, y
pasar de Pi-hahirot a Mara, y de Mara a Elim, donde están las palmeras.
El artesonado interior del templo: las palmeras 227

Dios quiere que su Iglesia sea un oasis


Sigue Éxodo 15: “27Y llegaron a Elim”. ¡Aleluya! después de Mara; habían salido ya de Mara.
¡Qué frase tan preciosa! Salieron de Mara; pero ¡qué triste es quedarse en Mara! y no se puede
salir de Mara sin encontrar el árbol y sin endulzar la amargura. Eso sólo se logra por medio del
árbol, por medio de la cruz, por medio de conocer al Dios que sana las heridas; hay que caminar
este camino espiritual. Esto no es sino figura, pero lo nuestro es la realidad. “27Y llegaron a Elim,
donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”.
Entonces, ¿qué representan estas palmeras? Estas palmeras nos recuerdan a Elim; estas
palmeras nos recuerdan el oasis. El Señor quiere ver a Su casa como un oasis; y yo sé que los
que son varones aquí, me van a entender muy bien; y ojalá yo fuera una ancianita cristiana y no
un muchacho, para poder hablar también a mis hermanas con más autoridad; pero por favor,
aguántense que yo sea barbudo, e imagínense que soy una viejita cristiana, como la madre del
rey Lemuel; porque aunque Salomón tenía mucha experiencia, el Señor no le permitió que
Salomón fuera el que escribiera el último capítulo del libro de los Proverbios, porque él era un
hombre e iba a ser machista; y yo sé que si mis hermanas me ven con barba, dirán: esto lo dice
el hermano Gino porque es como Salomón, otro machista. Por favor imagínense que soy la
mamá del rey Lemuel, que empieza a decirle: Hijo mío; y empieza a hablarle de la mujer
virtuosa.124 Observe que no era el machista Salomón; era la madre de Lemuel, la que Dios usó
para hablar de la mujer virtuosa.
El Señor quiere que Su casa y que las esposas, las mujeres que representan a la Iglesia, sean
como un oasis para su marido. Los hombres están afuera en su lucha, están en su problema;
pero cuando regresan a casa quisieran llegar como quien llega a un oasis, donde encuentra
cobijo, donde encuentra receptividad, donde encuentra descanso, donde encuentra reposo,

124
Cfr. Proverbios 31:1-31
228 El templo de Dios

donde encuentra solaz.

Un canto de amor del Señor y la Iglesia


En el Salmo 132 dice el Señor, de Sión: “Este es para siempre el lugar de mi reposo” (v.14). El
Señor quiere llegar ahí y encontrar un oasis; Él estuvo en el camino por allá en el desierto, Él
quiere a Su casa, y quiere encontrar muchas palmeras. El Señor Jesús, cuando comenzó a
formar a Su esposa, estableció primero doce apóstoles, y luego setenta; doce fuentes de aguas
y setenta palmeras; los doce apóstoles primero y los otros setenta, que representaron la Iglesia.
Ahora, que el Señor quiera tener Su casa llena de palmeras, quiere decir que Él quiere encontrar
en Su Iglesia un hogar, un oasis; Él quiere llegar a descansar y a reposar en Su casa; Él quiere
encontrar amor, aceptación, comprensión, cobijo, alimento, bebida, reposo en Su casa; y por
eso el Señor quería que Su casa pareciera un oasis; y la llena de palmeras por todas partes; y la
palmera también representa a la esposa como amor para su esposo.
Vamos a leer eso en Cantar de los Cantares; y vamos a leer allí algunos importantes pasajes.
Cantar de los Cantares 7:6-9. ¿Saben ustedes quién está hablando aquí? Salomón, el hijo de
David, figura de Cristo, le habla a su esposa, que es la Iglesia, la que hay en su casa. ¿Qué dice
el marido de la esposa? ¿qué dice Él de ella? ¿qué significa ella para Él? ¿cómo la contempla Él
a ella? ¿qué espera encontrar Él en ella? Eso es lo que espera encontrar el Señor en nosotros,
y que espera que los maridos encuentren en sus esposas. Por favor, yo soy una viejita. El
Cantar de los Cantares es un cantar de amor, de amor matrimonial íntegro. En la Biblia, el amor
sexual del hombre y la mujer representa el amor psicológico, y el espiritual y el amor místico;
donde vemos que lo espiritual se refleja en lo natural; y aquí, aunque leemos expresiones
naturales, incluso eróticas, dentro del matrimonio, son santas. Dios lo creó y es bueno en gran
manera, y representa un misterio espiritual; así que, vemos el aspecto natural como símbolo del
aspecto espiritual. En Cantar de los Cantares habla Cristo, aquí habla el marido de la esposa.
El artesonado interior del templo: las palmeras 229

La Iglesia es como una palmera


Dice así en Cantares 7:6-9: “6¡Qué hermosa eres, y cuán suave, oh amor deleitoso!”. No sólo
es hermosa, sino que también es suave, y es muy suave ese amor. “7Tu estatura es semejante a
la palmera”; él comienza a compararla a ella con una palmera. Observemos lo que significa la
palmera: esa palmera es su esposa amada, su propia esposa a la que él ama, desea y necesita.
“7Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos”. Esas palmeras tienen
varios racimos. Hay distintas clases de palmeras, y los pechos de ella son comparados con
racimos; y la esposa, que es esta palmera, y que tiene estos dos pechos, es virtuosa. ¿Saben
cuáles son los dos pechos de la palmera? Esos dos pechos son fe y amor. Los pechos son para
el marido y para los hijos; necesita confianza en él y amarlo a él, y necesita transmitir amor y
confianza a sus hijos; y esos son los dos pechos de la palmera, los dos pechos de la esposa
para nutrir a los hijos y al esposo; también al esposo.
Observa lo que dice Él: “Tus pechos (son semejantes, está implícito allí) a los racimos. 8Yo
dije: Subiré a la palmera”; ese es el deseo de Él por ella; por eso Él quiere que la casa de Dios
esté llena de palmeras, que representa Su hogar, Su amada; eso es lo que Él quiere encontrar
cuando llega a Su casa; y eso es lo que nosotros debemos ser para el Señor; debemos ser Su
amada, que confiamos en Él y lo amamos. Él tiene que encontrar no sólo humildad y no sólo
santidad, y no sólo vida, sino también amor y fe, oasis, familiaridad, comunión, familia, hogar.
Eso es lo que significan las palmeras.
Entonces dice: “Subiré a la palmera, asiré sus ramas. Deja (porque él no la va a violar) que tus
pechos sean como racimo de vid, y el olor de tu boca como de manzanas 9y tu paladar como el
buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los viejos”. Vemos
que aquí representa el ambiente de familia; ambiente de amor y de intimidad que debe tener la
esposa con el esposo, la Iglesia con Cristo; lo que Dios quiere encontrar con nosotros. Dios no
230 El templo de Dios

quiere encontrar una cosa toda seca, toda fingida, toda indiferente, no; sino esa intimidad, ese
amor, esa confianza.

El Señor le pide a la amada que le abra


¿Usted cree que vamos a ser para Él un oasis? Mire que antes de ella llegar a esto, ella pasó
por otras experiencias. ¿Cómo era ella antes de que aprendiera algunas lecciones? Miremos
cómo tuvo que tratar el amado con la amada, para que la amada le entendiera, y pudiera ver.
Habla la viejita; las hermanas entienden un fenómeno de sus maridos.
En Cantar 5:2 ella dice: “2Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que
llama: (ahora ¿qué dice él?) Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche”. El amado está
afuera, está en la noche; porque es que ellas se quedan en casa normalmente, según el plan de
Dios; pero ellos andan vagando, por allá en sus peleas de guerreros; y aquí está él en la noche,
pero quiere regresar a su casa después en la noche; y es fría la noche, y él quiere llegar a su
casa, y le dice a ella que le abra; pero él no le tumba la puerta, no; le pide que le abra: “Ábreme,
hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis
cabellos de las gotas de la noche”. Pero entonces, ella comienza a poner excusas; aquí ya
empieza a revelar su indisposición, queridas señoras, dice la viejita.

La amada siendo entrenada


Ella le dice: “3Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies;
¿cómo los he de ensuciar?” Ahí vemos que ella se negó a él, no se dispuso para él, no lo recibió;
él no se sintió apreciado, no se sintió recibido, no se sintió acogido; y ¿sabe qué hizo? Se fue.
Entonces, después que se fue, dice ella: “4Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi
El artesonado interior del templo: las palmeras 231

corazón se conmovió dentro de mí. (Pero ya era tarde) 5Yo me levanté para abrir a mi amado, y
mis manos gotearon mirra, (ahora sí se negó a sí misma, pero era tarde, un poquito tarde) y mis
dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo. 6Abrí yo a mi amado; (pero él se dio
cuenta de un pequeño gesto de indisposición, de desprecio y se enfrió, se fue) pero mi amado se
había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué y no lo hallé; lo llamé, y no
me respondió”. Y así nos entrena el Señor; porque aquí principalmente estamos hablando de
Cristo y la Iglesia.

No hay palmeras en nuestro descuido


A veces el Señor nos llama y nosotros no le respondemos. ¿Usted cree que Él va a encontrar
palmeras cuando nosotros estamos indispuestos, cuando Él quiere que le sirvamos y siempre le
sacamos el cuerpo, y cuando siempre estamos escapándonos? ¡Ay, qué molestia es esto! ¡qué
fastidio es esto!”, como decían los sacerdotes en Malaquías, que Dios dice que estaban
hablando ofensas contra Dios, al fastidiarse con Él; y a veces nosotros nos fastidiamos, no
queremos que nos saque de nuestro descanso, y hay que hacer algo para el Señor, pero
estamos aquí tan amodorraditos, que disponerse a Dios resulta pesado. ¿Cómo nos vamos a
levantar de la cama si estamos calientitos? Entonces el Señor ya no puede contar más con
nosotros, Él ya no puede contar con nosotros; y cuando nosotros queremos que cuente con
nosotros, encontramos que hay una distancia, que hay como una muralla invisible, y nosotros le
echamos la culpa a Él, y no nos damos cuenta de que fuimos nosotros los que lo echamos.

El silencio del Señor


El silencio es la respuesta a la indisposición, y la lejanía también. Por eso dice Cantares: “Lo
llamé, y no me respondió. 7Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; (como quién dice, los
232 El templo de Dios

ancianos de la Iglesia; ¿qué te pasa, que te veo como con sed? ¿qué pasa contigo, hermano o
hermana?) me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas de los
muros”. Ahora dice ella: “8Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le
hagáis saber que estoy enferma de amor”. Hermanos, oren por mí, es que no sé que me pasa. A
veces las personas no saben por qué el Señor como que queda en silencio con ellas; y es
porque no le respondieron cuando era la hora de la visitación. Gracias a Dios que Él la ama a
ella, pero Él tenía que enseñarle a ella esta lección.
Entonces comienzan las otras a decirle: “9¿Qué es tu amado más que otro amado, oh la más
hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, que así nos conjuras?”
Entonces ella comenzó a hablar de su amado, a describirlo: “10Mi amado es blanco y rubio,
señalado entre diez mil. 11Su cabeza como oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el
cuervo”. Aquí, en el amado, están todas las razas mezcladas en una sola cosa: sus ojos, sus
mejillas, sus manos, sus piernas, su paladar; y empieza ella a concentrarse en él.

Cuando la amada madura


En el capítulo 6 de Cantar de los Cantares vemos un cambio: “1¿A dónde se ha ido tu amado,
oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿A dónde se apartó tu amado, y lo buscaremos
contigo? (vamos a hablar contigo, vamos a buscar al Señor) 2Mi amado descendió a su huerto,
(ahora empezó a entender) a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para
recoger los lirios”. Ahora ya cambió lo que antes decía en el capítulo 2. Ella decía: “16Mi amado
es mío”; y ahora dice: “3Yo soy de mi amado”. Primero ella lo tenía para ella, pero no sabía que
también ella era para el Señor; ahora ella aprendió la lección y dice primero: “Yo soy de mi
amado”; antes decía primero: “Mi amado es mío”, pero ahora dice primero, ahora sí, ahora sí
descubrió que ella era para él.
El artesonado interior del templo: las palmeras 233

Uno diría, ¿pero será que Dios es machista? ¿por qué no dice la Biblia: y creó Dios a Adán
para Eva? Dice Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Gn.
2:18). Qué difícil es a ella descubrir que existe para él; pero ella aprendió esa lección después de
mucho silencio, mucha distancia, mucha soledad; y entonces ella empezó a entenderle a él, y
decía: “3Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta entre los lirios”. Ahora dice los
lirios; antes dijo entre lirios; no sabía cuáles, no lo entendía a él; ahora lo entiende un poco más.
Por favor, me soportan mis hermanas que hable de forma tan machista, pero estamos
hablando de Cristo y la Iglesia, y de los esposos y las esposas como figura. Entonces, ahora sí,
ahora que ella aprendió la lección, entonces le dice: “4Hermosa eres tú, oh amiga mía, como
Tirsa; de desear como Jerusalén; imponente como ejércitos en orden. 5Aparta tus ojos de
delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como una manada de cabras que se
recuestan en las laderas de Galaad”.

Cuando se aprende sujeción


Ahora ya aprendió la sujeción y la obediencia; porque las cabras no suelen recostarse, no;
ellas andan saltando de aquí para allá; pero de pronto, el cabello, que representa el velo y la
señal de autoridad sobre su cabeza, se asienta; ahora aquellas cabras saltarinas, se recostaron.
¡Señor Jesús! Tenemos que recostarnos delante del Señor. Y entonces él comienza a hablar de
ella, ¿verdad? y, pues ella, ahora sí lo agarró y reaccionó: “No lo voy a dejar ir”; ¿amén,
hermanos? ¿Por qué el Señor pone en su casa palmeras? Porque el Señor quiere que Su casa
sea como un oasis, como un hogar donde Él llega a descansar, donde es recibido, es acogido,
es atendido, es valorado, donde Él es relajado. Fíjate que el Señor Jesús llegó a Jerusalén y no
lo recibieron, pero una mujer lo recibió en Betania.
Cuando nos muestra que Su casa debe estar llena de palmeras por dentro y por fuera, Él
234 El templo de Dios

quiere encontrar en Su Iglesia fe, amor, confianza, intimidad, descanso y familiaridad, ¿Amén,
hermanos? Amén. Quiera la Palabra del Señor enseñarnos en el nombre de Jesús Amén.

XV

EL PISO
DE LA CASA
DE DIOS125

125
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., en junio 5 de 1998. Trascripción: María Beatriz Durán.
El artesonado interior del templo: las palmeras 235

La realidad espiritual de lo revelado


Vamos a abrir de nuevo la Palabra del Señor en el capitulo 6 del libro primero de los Reyes.
Estamos hoy en el verso 30. Todos los diferentes detalles del templo de Dios que, por voluntad
de Dios, aparecen minuciosamente descritos o por lo menos recientemente descritos aquí en
este capítulo, obviamente, hermanos, que tienen un sentido espiritual.
Todo lo que el Espíritu Santo de Dios inspira es espiritual; a Dios no le satisface solamente la
apariencia de las cosas sino el sentido espiritual, y, digámosle aun más, no solamente el sentido
espiritual sino la realidad espiritual. El Señor ha descrito estas cosas como mostrándonos el
deseo de Su corazón; y en cada uno de los detalles que Él nos describe, nos describe el deseo
de Su corazón acerca de nosotros; por eso, si lo amamos, debemos ser cuidadosos en atender
los detalles que Él nos describe de Su propio corazón; porque ciertamente Él no está siendo
solamente un arquitecto. Aunque Él está describiéndonos el templo con detalles, con sus
adornos, con su artesonado, a través de eso Él nos está revelando Su corazón; y como ya nos
ha enseñado que ese templo somos nosotros, que ese templo es Su Iglesia, que ese templo es
Su pueblo, cuando Él nos describe detalles de Su casa, detalles de Su templo, está diciéndonos
lo que espera de nosotros; y gracias a Dios no sólo lo que espera sino lo que está haciendo y
seguirá haciendo con nosotros. Todos estos detalles tienen una vibración, digámoslo así,
espiritual; cada una de estas cosas es una realidad interior, una realidad espiritual. Por eso no
nos hemos interesado en correr, porque no sólo nos interesa trabajar para el entendimiento de
nuestra mente o para nuestro intelecto; el trabajo que el Espíritu Santo quiere hacer con
nosotros es espiritual, es para que esto se produzca real y espiritualmente en nuestro ser, que
realmente aparezcan esas calabazas por dentro del interior del templo, no que entendamos qué
significan las calabazas; aunque sí lo entendemos por Su gracia, lo importante es que
aparezcan realmente dentro de la casa de Dios. Y que todas estas cosas del artesonado, de
235

diversas figuras, de estas palmeras, todo esto aparezca espiritualmente.


Mis hermanos saben por el Nuevo Testamento, que la casa de Dios es espiritual; entonces el
énfasis en todos estos detalles es en cosas espirituales. Si al leer esto, al considerarlo juntos, no
captamos realmente algo espiritual de Cristo, no estamos todavía entendiendo el deseo del
corazón de Dios. Pero cuando por Su Espíritu y Su gracia y digámoslo, por Su Espíritu de gracia
percibimos en nuestro espíritu la realidad espiritual, qué significa cada uno de estos detalles, y si
por amor al Señor queremos complacerlo en estas cosas, entonces Él sí estará consiguiendo
realmente algo.

El oro en el piso y nuestro andar


El verso 30 es un verso corto, pero no por corto menos importante. Dice el verso 30: “Y cubrió
de oro el piso de la casa por dentro y por fuera”. Si observamos el verso 3, nos damos cuenta de
la extensión de la casa, a qué se refiere cuando dice casa. Dice: “3Y el pórtico delante del templo
de la casa”; quiere decir que el pórtico es más pequeño que el templo, y el templo es más
pequeño que la casa. Cuando Él usa aquí la palabra casa, se está refiriendo a todo; no sólo se
está refiriendo al pórtico, no solamente al templo, que es lo que abarca digamos, el lugar santo y
el Lugar Santísimo, sino la casa en general. La casa en general abarca el templo y el pórtico. Por
eso se llama el templo de la casa, porque el templo está en la casa, como el pórtico está en el
templo. Aquí cuando habla del piso, se refiere a todo el piso de la casa. Eso es bastante serio.
“30Y cubrió de oro el piso de la casa, por dentro (ahí está la parte del templo) y por fuera”. Ahí
están incluidos los atrios; por lo tanto cubrió de oro el piso de la casa por dentro y por fuera.
Vamos entonces a detenernos a considerar un poco el sentido espiritual del piso de la casa. Es
interesante que el Señor quiera también poner oro en el piso; y ese cuidado de Dios para con
nuestro caminar, para con nuestro andar espiritual, se revela mucho en el piso.
236 El templo de Dios

Pisando tierra santa


Yo quisiera llamarles la atención hacia algunos versos que nos ayudan a ilustrar esto del piso.
Vamos por ejemplo a un pasaje clásico en Éxodo 3:1: “1Apacentando Moisés las ovejas de Jetro
su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb,
monte de Dios. 2Y se le apareció el ángel de Yahveh en una llama de fuego en medio de una
zarza; y el miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3Entonces Moisés
dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4Viendo
Yahveh que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él
respondió: Heme aquí. 5Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en
que tú estás, tierra santa es”. Si fuera solamente tierra, no estaría cubierta de oro; pero puesto
que es santa, está cubierta de oro; puesto que está cubierta de oro, ya no se necesita ponerse
sandalias, porque ¿cómo se va a proteger de lo santo? ¿Más bien no debería ser lo santo lo que
protege las sandalias? Más santo es el oro del piso que la sandalia; si hay oro que va a proteger
los pies, ¿para qué sandalia? Si el piso fuera común, nos ponemos sandalias, pero como es
santo, no necesitamos sandalias; más bien hay que quitarse las sandalias.
Nótese que Moisés iba caminando muy apresuradamente, pero en terreno santo no se puede
caminar apresuradamente; en terreno santo se tiene que caminar con cuidado, se tiene que
caminar con prudencia. Mientras él estaba caminando en las cosas del mundo, él podía caminar
rápido; él pensaba que podía acercarse a la zarza así como se acercaba a sus negocios, a sus
ovejas. Así como él iba para donde le llamaba la atención, pensó que también podía, de la
misma manera, acercarse: Yo iré y veré; y fue a ver en el ímpetu del propio hombre natural. Fue
a meterse con algo que él no sabía de qué se trataba. Pero Dios sí sabía de lo que se trataba; y
entonces Dios le dijo: No te acerques. El hombre natural dice: iré y veré. Pero Dios, la santidad
El piso de la casa de Dios 237

de Dios, dice: No te acerques. La santidad de Dios dice: camina con prudencia, camina con
cuidado, no te apresures, no te metas en esto tan apresuradamente, en la inercia del hombre
natural. Detente, cierra la boca, aprende prudencia. Camina despacio porque no estás en medio
de tierra común, sino en medio de tierra santa.
En el libro de Josué hay otro ejemplo similar a este. Dice en Josué 5:13: “13Estando Josué
cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él (este es el Príncipe de los
ejércitos. Es una teofanía del Verbo de Dios, antes de la encarnación), el cual tenía una espada
desenvainada en su mano”. Porque si el negocio de Josué hubiese sido cosa solamente de
Josué, así como hoy lo estudia la teología liberal cuando se pone a estudiar la arqueología, y
encuentra las tablillas de Amarna, y las tablillas arqueológicas en donde se habla de los Habi-
rú/Apirú, pues todas estas luchas de Josué quedaron registradas en la arqueología, en cartas de
la época entre príncipes cananeos, egipcios, donde contaban la invasión que estos Apirú, o sea,
los hebreos, estaban haciendo de la tierra en la época de Josué; y hoy en día los arqueólogos
desentierran estas cosas y tratan de reconstruir la historia basados en lo desenterrado de la
arqueología. Si fuera solamente una historia como cualquier otra que se pudiera estudiar, como
las batallas de Napoleón o las de Simón Bolívar, ciertamente no habría aparecido de la misma
manera el Príncipe de los ejércitos de Yahveh; bastaba sólo Napoleón o solamente Simón
Bolívar o Julio César, o alguno como Ciro el persa o Nabucodonosor, o Catón o Vespasiano, o
Cornelio; pero resulta que en estas batallas de Josué, él estaba jugando en la tierra un pleito
espiritual, porque Satanás había usurpado la tierra. Se ganó al hombre, lo puso en esclavitud
bajo el poder del pecado, y empezó a hacer de las suyas en la tierra.
Dios le había dicho al hombre que en unión con Dios sojuzgara la tierra para Dios; pero el
hombre en vez de sojuzgar la tierra para Dios, se vendió al usurpador de la tierra, y por lo tanto
por causa del hombre la tierra fue maldecida. Pero Dios no creó la tierra en vano; Dios creó la
238 El templo de Dios

tierra para Dios, para que en ella se desarrolle la economía de Dios, el Reino de Dios. Entonces
todo lo que sucede en la tierra, a ver a quién se le da la honra en la tierra, es muy
minuciosamente monitoreado desde el cielo. Los ojos de Yahveh recorren toda la tierra, a ver
quiénes de la tierra están con el usurpador, y quiénes en la tierra están con Aquel cuyo es el
derecho, el Hijo de Dios, Jesús el Cristo. Sobre las cosas que acontecen en la tierra, hay unos
ojos, de Dios, siete ojos, que están mirando detrás de las apariencias y están mirando los
corazones y las motivaciones de todo lo que acontece en la tierra; y en Jericó estaban
aconteciendo unas batallas, pero como en esas batallas estaba el interés de Dios, por eso fue
que no solamente estaba el general Josué, sino también el Príncipe de los ejércitos. Cuando el
Príncipe de los ejércitos está, es porque el asunto es del interés de Dios. Si sólo están los
hombres, y no está Dios, entonces la guerra es sólo nuestra, y seguramente desde el principio
está perdida; pero si la cosa tiene que ver con los intereses de Dios, entonces dice el Señor: No
es vuestra la guerra sino mía. No importa que ustedes sean trescientos, pero como la guerra es
mía, con trescientos será suficiente, porque la guerra es mía.126 Ahora, si lo que se está jugando
en la tierra es el interés de Dios, si la guerra es de Dios, entonces el Príncipe de los ejércitos está
presente. Como la guerra que se peleaba allí en Jericó era por los intereses de Dios, ahí estaba
Él. Como se decía de David, que David peleaba las batallas de Yahveh; así se llamaba el libro
de la épica de Israel, el libro de las batallas de Yahveh, las batallas de Yahveh, donde Dios está
recuperando lo perdido, los corazones de los hombres para Su propósito en la tierra.

Los intereses de Dios

126
Cfr. Jueces 7:1-8
El piso de la casa de Dios 239

“13Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, (esto
no se lo inventó Josué. Sin necesidad de que Josué hubiera pedido esta presencia, esta
presencia estaba allí; la prueba es que ni siquiera Josué entendía bien de parte de quién estaba)
el cual tenía una espada desenvainada en su mano”. Así como la que tenía el querubín a la
entrada del huerto, para representar la santidad de Dios y que no se acerque el hombre
pecaminoso a tocar lo que es divino, lo que es santo, el árbol de la vida, hasta que sea redimido
y venza; entonces sí, “al que venciere le daré a comer del árbol de la vida” (Ap. 2:7), pero no
antes. “Y Josué, yendo hacia él, (así como Moisés, como Adán) le dijo: ¿Eres de los nuestros, o
de nuestros enemigos?” Josué todavía estaba pensando que la cosa era entre él y los de Jericó;
pero no, la cosa es entre Dios y el diablo; de ahí la respuesta del Príncipe: “14Él respondió: No;
(esto no es cosa tuya) mas como Príncipe del ejército de Yahveh he venido ahora”. Estoy aquí
por los intereses de Dios. Vamos a ver, Josué, con qué intereses juegas tú. Pero yo no estoy
contigo; eres tú el que tiene que estar conmigo, porque yo estoy con Dios. Si tú no estás con
Dios, tampoco voy a estar contigo; también voy a estar contra ti, porque yo sólo estoy por Dios.
Así Cristo está por Dios. Aun las cosas más naturales donde sentimos el afecto natural para
estar, por ejemplo, con los parientes. Jesús no estaba con los parientes; Jesús estaba con Dios.
Le decían a Jesús: Señor, tu madre y tus hermanos te llaman; como diciendo, tú eres de ellos, y
tienes que moverte según las costumbres de ellos, y los paradigmas y patrones de ellos. No,
Jesús no estaba aquí para su mamá y para sus hermanos solamente. Jesús estaba aquí para
Su Padre.

Frente a Dios, la salvación es un interés secundario


Por eso el primero de los holocaustos y ofrendas que se presentan en Levítico, es el
holocausto totalmente quemado. De los otros sacrificios el sacerdote comía una parte, pero el
240 El templo de Dios

holocausto, lo primero que se menciona en Levítico, era sólo para Dios; se quemaba totalmente
para que se lo comiera sólo Dios; son los intereses de Dios. Nosotros a veces pensamos que lo
importante es nuestra salvación. La salvación, y ojalá no se escandalicen por esta frase, es un
interés secundario. La salvación es para Dios. Dios es el interés primario. Por eso algunos se
salvarán y algunos se perderán, para la gloria de Dios. No sólo se salvarán algunos, también se
perderán algunos, para la gloria de Dios. Como está escrito: “Todas las cosas ha hecho Yahveh
para sí mismo, y aun al impío para el día malo” (Pr. 16:4). El interés es el de Dios; no el de
nuestra salvación. Después viene el interés de nuestra salvación, como interés subsidiario al
interés de la gloria de Dios. Aquí el interés primero es el de la gloria de Dios. El interés de la
salvación es subsidiario; depende y es para el interés de la gloria de Dios. También los que se
pierden, se pierden para la gloria de Dios, para manifestar el juicio de Dios contra el pecado de
los pecadores. Así que lo principal no es si yo soy Josué, si yo soy de Jericó o yo soy de Israel.
No, yo soy de Yahveh.
Dice el Príncipe: “No; mas como Príncipe del ejército de Yahveh he venido ahora. Entonces
Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
(Ya estaba adorando, y ya estaba postrado, y ya estaba dispuesto. ¿Y qué es lo que dice?) 15Y
el Príncipe del ejército de Yahveh respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el
lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”. ¿Qué es lo que dice el Príncipe de Yahveh?
Esto es lo que dice: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Nosotros
nos hemos movido en la tierra con mucha libertad, haciendo lo que nos da la gana. Pero Dios
hizo la tierra para Su gloria, para que en la tierra se camine con cuidado, y no como nos da la
gana; para que caminemos con prudencia, y con reverencia y con temor de Dios, y no como nos
da la gana.
El piso de la casa de Dios 241

Los sacerdotes no usan calzado en el servicio


También quiero de nuevo llamarles la atención al libro del Éxodo. En los capítulos 28 y 29
aparecen los sacerdotes, las vestiduras y la consagración sacerdotal; quiero que ustedes se
fijen en algo curioso en Éxodo 28:3: “3Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo
he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle
para que sea mi sacerdote. 4Las vestiduras que harán son estas: (y mire la lista) el pectoral, el
efod, el manto, la túnica, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón
tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes. 5Tomarán oro, azul, púrpura,
carmesí y lino torcido, 6y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra
primorosa (eso eran las hombreras). 7Tendrá dos hombreras que se junten a sus dos extremos,
y así se juntará. 8Y su cinto...”; y luego empieza a describir el cinto, y luego comienza a describir
la pedrería, y los engastes y el pectoral, y las hileras de piedras y todo durante el resto del
capítulo; los anillos de oro, el Urim y Tumim; y luego a partir del versículo 31 aparece el manto, y
sigue describiendo después la mitra sobre la cabeza, con su lámina; y luego sigue describiendo
la túnica; y por último describe los calzoncillos, y se acaba la descripción de las vestiduras. Y no
aparecieron sandalias; no aparecieron zapatos. Describió con lujo de detalles todas las
vestiduras, hasta los calzoncillos los describió pero no describió sandalias, no describió zapatos.
Claro, porque los sacerdotes trabajan en lugar santo, ¿cómo van a tener zapatos, cómo van a
tener sandalias? ¿Acaso cuando Moisés se iba a acercar, Dios no le dijo que se quitara los
zapatos porque no estaba en tierra común? Estaba en tierra santa, en tierra separada para Dios.
¿Cómo vas a ofender a Dios? Porque el ponerse zapatos es como ofender a Dios. Porque ¿para
qué son los zapatos? ¿No son para proteger tu pie? ¿Y acaso te tienes que proteger de Dios?
¿Acaso Dios te va a chuzar en los pies, como si fuera un tirano o un clavo podrido? ¿Acaso en la
presencia de Dios te va a dar tétano? ¿Más bien no es en la presencia de Dios donde se sana
242 El templo de Dios

uno del tétano? Entonces no había zapatos en las vestiduras sacerdotales. Y había que quitarse
los zapatos en la presencia de Dios, porque se estaba en tierra santa. Por eso es que allí dice
que cubrió de oro el piso de la casa. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que el piso en toda la
casa de Dios es tierra santa, no sólo en el Santísimo sino también en el santo y también en el
atrio, pues todo el recinto es santísimo.

La casa de Dios no es algo común


¿Ustedes recuerdan en Ezequiel cuando Dios describió su casa, la casa de Dios? Vemos en
Ezequiel que Dios considera santo todo el recinto alrededor, y no sólo la parte más íntima; y eso
tiene implicaciones espirituales. Ezequiel 43:12: “Esta es la ley de la casa (la economía, esto es
lo que quiere decir la ley de la casa, la norma del hogar, el nomon del oikos, la economía, esta es
la ley de la casa): Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo.
He aquí que ésta es la ley de la casa”. Decir que algo es santísimo, quiere decir que algo no es
común. Y el piso todo adentro y afuera de la casa, el del Lugar Santísimo, el del lugar santo y el
del atrio, es decir, espíritu, alma y cuerpo, es terreno santo, donde no podemos actuar en forma
común. Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos ayude a caminar con prudencia y con
reverencia. Todo el piso está cubierto de oro; eso quiere decir que no se debe andar en la carne
sino andar en el Espíritu. Eso es lo que quiere decir el piso de oro; el piso de la casa cubierto de
oro en el templo de Dios. La casa de Dios, todo su piso cubierto de oro, quiere decir que todo él
es santo, que por cualquier parte por donde usted camine en lo relacionado con la casa de Dios,
es algo santo; que no se puede andar de una manera liviana, que no se puede caminar de una
manera ligera, que se tiene que ir con prudencia, que se tiene que ir con cuidado, que se tienen
que guardar las distancias, que se tiene que guardar el espíritu de reverencia, que no se pueden
tratar las cosas de Dios y de la casa de Dios descuidadamente, sino que ya sea que usted esté
El piso de la casa de Dios 243

en el Santísimo, o en el santo o en el atrio, mientras esté en la casa de Dios, tiene que andar
descalzo, porque está pisando tierra santa. Por eso todo el piso está cubierto de oro, porque es
tierra santa. Tierra santa quiere decir que no es cosa común, que uno no puede tomar las cosas
de Dios como toma las cosas del mundo. No puede hacer negocio entre lo santo como del
mundo; los judíos estaban haciendo negocios en el Templo como si no fuera santo. Y entonces
¿qué hizo el Señor Jesús? ¿No tomó un fuete? Así como el querubín tomó una espada revuelta,
así también el Señor ¿no tomó un fuete y también les volteó las mesas y les dañó el negocio?
Porque no tenían cuidado con la casa de Dios. Él dijo: “Mi casa, casa de oración será llamada;
mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mt. 21:13). Entonces el Señor tomó y
representó el juicio de Dios y purificó la casa con el fuete; volteó las mesas, desparramó el
dinero, abrió las jaulas, dejó volar las palomas, y dejó libres a los corderos y los echó, enfurecido
con la ira de Dios. El Señor representó el celo de la casa de Dios.
Todas las cosas de Dios, todo lo relativo a la casa de Dios, todo lo relativo al servicio de Dios
en la Iglesia, se debe hacer con prudencia, se debe hacer con reverencia, se debe hacer con
temor de Dios. No podemos meternos en las cosas imprudentemente, en forma natural, así
como Moisés pensó que podía mirar. Yo iré y veré; pero el Señor le dijo: No te acerques; y aun
Josué, que ya sabía delante de quién estaba, se postró a adorar y preguntó: ¿qué es lo que
tengo que hacer? dijo: Todavía tienes que sacarte el calzado de tus pies. Es decir, no solamente
los del mundo tienen que tener cuidado, sino los que ya estamos adorando, y los que ya
estamos luchando, tenemos que purificarnos todavía. El que esté limpio, límpiese más. El que
sea puro, purifíquese más.127 En la casa de Dios nada es común; la casa de Dios es terreno
santo. Nada se puede hacer en el hombre natural en la casa de Dios. Tan pronto nos damos
cuenta de que estamos tomando las cosas de Dios de manera muy natural, debemos temer,
127
Cfr. Apocalipsis 22:11
244 El templo de Dios

debemos volvernos y decir: Señor, ten misericordia de mí y no me dejes hacer las cosas en mis
propias fuerzas. Debemos andar en el Espíritu. Es el Espíritu el que nos indica si las cosas están
demasiado naturales. Cuando están demasiado naturales después nos sentimos demasiado
secos, nos sentimos que sí estuvimos sirviendo a Dios pero no en el Espíritu. Sí, estuvimos
cantando, adorando a Dios, pero no en el Espíritu. Lo estuvimos haciendo todavía con zapatos,
todavía con sandalias, como si estuviéramos en terreno común. Por eso ningún servicio a Dios
debe ser sino en el espíritu. Servir en el espíritu, adorar en el espíritu y andar en el espíritu. Eso
es lo que significa la falta de sandalias en las vestiduras sacerdotales. Nosotros somos
sacerdotes del Nuevo Pacto, del Nuevo Testamento, y no tenemos sandalias, andamos
descalzos porque andamos sobre terreno santo, y las cosas que son de Dios se deben tomar en
serio. Cuántas personas toman en serio su trabajo, su negocio, pero las cosas de Dios, no. Ah,
como las cosas de Dios no son las de su interés, entonces sí, yo no puedo faltar delante del
patrón. ¿Qué va a decir el patrón? Mejor quedo mal con Dios pero no con el patrón. O mejor,
quedo mal con Dios pero no con el negocio; y ponemos al Señor siempre después de lo nuestro.
Como en el libro de Hageo.

Poner la vista en las cosas de Dios


En el libro de Hageo el Señor dice: ¿Saben por qué se detuvo la lluvia sobre ustedes? ¿y por
qué yo disipo la bendición de ustedes? ¿y por qué comen y beben y no se sacian y se cubren y
no se calientan, y reciben el jornal en saco roto? Porque cada uno de ustedes está corriendo a
su propia casa; pero mi casa está desierta.128 Ustedes no tienen conciencia de la importancia de
mi casa y de mis cosas. A ustedes sólo les interesan sus cosas, y mis cosas las tienen en

128
Cfr. Hageo 1:1-9
El piso de la casa de Dios 245

segundo, tercer o cuarto plano. Ustedes todavía no andan como deben andar. Dios nos tiene
que llamar la atención, por el profeta; y decimos: ¿pero por qué voy a recoger cincuenta y no hay
sino treinta, y por qué me cubro y todavía me da frío, y por qué no me alcanza lo que gano? Y
dice Dios: ¿saben por qué? Porque cada uno de ustedes corre a su propia casa. Ustedes están
ocupados en los intereses de los hombres, como cualquier gentil, y no tienen la vista en los
intereses de Dios. Esa fue la reprensión a Pedro, cuando Pedro no entendía el celo de Dios y
quería solamente escapar, y le dijo al Señor: ¿Cómo vas a ir a Jerusalén para que te maten?
Apártate Satanás, le dijo el Señor, porque tú no tienes la vista en las cosas de Dios, sino en las
de los hombres.129 Sólo porque te interesan las cosas humanas estás diciendo lo que estás
diciendo. Cuántas cosas hacemos y decimos sólo en aras de intereses meramente humanos,
sin importarnos para nada los intereses de Dios; así como Josué: ¿Eres de los de Jericó?
Porque si eres de los de Jericó, vamos a pelear contra ti. ¿O eres de los nuestros? Pero el
Príncipe de los ejércitos de Yahveh le dijo: No, nada de eso; nada de que soy tuyo ni de los
otros. Ni de Serpa ni de Pastrana. De Yahveh. Lo que importa son los intereses de Yahveh, los
intereses de Dios en la tierra.

129
Cfr. Mateo 16:22-23
246 El templo de Dios

Es importante entender qué quiere decir espiritualmente todo el piso de la casa cubierto de
oro. ¿Por qué Dios nos describe esto? Para que nosotros experimentemos espiritualmente el
cuidado con las cosas de Dios. Cuántas cosas de Dios se toman sin reverencia, se toman
livianamente, y cuántas se usan para nuestros intereses. Pero el Señor siempre de todos sus
mobiliarios y de sus sacrificios y del tabernáculo y de los detalles, decía: Es cosa santísima. No
es cosa común, es cosa santa. Con una cosa santa no se puede jugar. A veces nosotros
opinamos rápidamente, decimos rápidamente, actuamos rápidamente, así como el hombre
natural de Moisés: Yo iré a ver; como si pudiéramos ver todas las cosas. A veces, si vemos
donde no había que ver, podemos morir. ¿Sabe qué le dijo el Señor a Aarón y sus hijos? Les
dijo: Aarón, tú y tus hijos haréis que no perezca la familia de los coatitas. ¿Sabéis cómo vais a
hacer para que no perezca? Cuando estéis manipulando, maniobrando, trabajando con las
cosas santas, cubriendo el arca, cubriendo la mesa de los panes de la proposición, cubriendo el
candelero, cubriendo el altar, el incensario y sus utensilios, lo cubriréis, no sea que vengan los
hijos de Coat y mueran. Cuando ya todo haya sido cubierto entonces se lo entregaréis; de esta
manera haréis que ellos no mueran. Ellos no deben actuar de manera irreverente, meterse en
las cosas más allá de su autoridad. Porque ¿qué pasa? Van a morir.

Hay que conocer los límites espirituales


Hay personas que piensan que están capacitadas para realizarlo todo, para opinar de todo,
para resolver todo, para aconsejar de todo, para meterse con toda clase de problemas, para
echar toda clase de demonios; y andan en presunción apresuradamente, sin conocer los límites
espirituales. Y cuando cruzan esa línea invisible, mueren. Porque la persona actuó con
presunción. ¿No fue eso lo que le pasó a Nadab y Abiú? Ellos pensaron que podían ofrecer
fuego extraño. ¿Qué es un fuego extraño? Un fuego que no nació del encender de Dios, sino del
El piso de la casa de Dios 247

encender propio de ellos. Ellos prepararon el fuego. Somos sacerdotes. Fueron y empezaron a
incensar, y entonces el fuego de Dios bajó y los consumió, y dijo: En los que a mí se acercan, me
santificaré. ¿Qué quiere decir? Que cuando uno anda cerca de Dios, en la casa de Dios, no
puede andar imprudentemente, no puede andar en la carne, no puede andar haciendo, diciendo,
echando, opinando, discutiendo, aconsejando, predicando. No. No puede hacerlo de cualquier
manera. Tiene Dios que encender el fuego, para que no sea extraño; tiene que venir de Dios,
eso es santo. Si no, en los que a mí se acercan, dice el Señor; es decir, en los que caminan con
zapatos como si fuera en terreno común, donde deberían entrar descalzos, en éstos Yo me
santificaré. ¿Cómo se santificó el Señor con Nadab y Abiú? Con la muerte de Nadab y Abiú.
Ellos habían ofrecido fuego extraño que el Señor no les mandó. Ellos actuaron con presunción.
El piso de la casa cubierto de oro quiere decir que debemos guardarnos de la presunción. Las
cosas de Dios son santas y no podemos manejarlas de manera liviana, no podemos manejarlas
con presunción. Dice un dicho por ahí que la ignorancia es atrevida. Caminamos terreno santo
como si fuera Pedro por su casa. Pero en la casa de Dios no podemos andar como Pedro por su
casa. En la casa de Dios debemos andar en el Espíritu, sin presunción, sin manejar las cosas de
Dios descuidadamente. Esto quiere ver Dios en Su casa. Dios quiere ver nuestra manera de
caminar. Dios quiere ver cómo caminamos. Él quiere ver calabazas, humillación, espíritu de
arrepentimiento, de sincera contrición, de separación, de celo, de amor, de fe, de confianza, de
prudencia y de reverencia. Eso debe ser en la casa de Dios.
Esto no lo describe Dios para que nosotros lo sepamos, para que quede grabado en un
casete, o en nuestra memoria o en nuestras notas; todo eso está bien, pero no es suficiente. Él
quiere que nosotros conozcamos esta realidad. No estamos en terreno común cuando estamos
en la casa de Dios. Estamos en tierra santa. Por eso Jacob, que había caminado tan
tranquilamente sin saber qué clase de lugar era aquel, cuando se acostó a dormir y Dios le
248 El templo de Dios

reveló qué lugar era aquel, se despertó asustado. Es muy bueno asustarse de vez en cuando
para no tener que morir. ¡Cuán terrible es este lugar; es casa de Dios y puerta del cielo! En las
cosas de Dios hay que caminar despacio, sin opinar demasiado, sin aconsejar demasiado; a
veces estamos dispuestos a decirle nuestras opiniones a todos, a predicar lo que queremos, a
decir lo que queremos, a hacer como queremos, a ofrecer fuego extraño a nuestro gusto y gana,
como si estuviéramos en terreno común; pero no estamos en terreno común; estamos en
terreno santo. Todo lo que hagamos al Señor, hagámoslo con santidad. Si usted tiene temor de
los hombres, la Biblia dice que el temor del hombre pondrá lazo, ¿por qué no tiene temor de Dios
que es el principio de la sabiduría? Cuántos se mueven en la tierra con temor de los hombres
pero sin temor de Dios; interesados más en las cosas del mundo, que esas sí las toman en serio;
pero las del Señor son cosas que se dejan para el último momento. El Señor tenga misericordia
de mí y de todos ustedes, y de todos nosotros, porque yo pienso que ahora que salimos se nos
tiene más en cuenta nuestro caminar. Demos gracias a Dios.
El piso de la casa de Dios 249

XVI

EL UMBRAL
DE LA PUERTA
DE LA CASA
DE DIOS130

Un umbral de cinco esquinas


Con la ayuda del Señor, vamos a avanzar un poco en esta noche en el estudio del Templo de
Dios. Vamos al primer libro de los Reyes 6:31, y con la ayuda del Señor vamos a detenernos en
una de las porciones de este verso. Digo una de las porciones, porque el verso 31 comienza con
algo que continúa en el 32; pero antes de dar continuidad con el 32 a la segunda parte del 31,
130
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., en junio 12 de 1998. Trascripción: María Mercedes Lozano M.
250 El templo de Dios

hay en la segunda parte del 31 una expresión que es la que vamos a considerar hoy, con la
ayuda del Señor. Es la relativa al Umbral de la puerta. El verso 31 comienza diciéndonos que
hay una puerta, y en el 32 se nos describe la puerta. Pero en el 31, antes de empezar a describir
la puerta, el Espíritu Santo quiso primero señalar que hay un umbral. Lógico que no habría
razón de ser de un umbral sin una puerta. Él mencionó la puerta, pero mencionó el umbral
también, y recién después de haber mencionado el umbral, describió la puerta. Eso quiere decir
que es necesario detenernos primero en el umbral. Lógico, cualquier persona que va a pasar por
una puerta, llega primero al umbral y después pasa por la puerta.
La vez pasada nos detuvimos en el piso de la casa de Dios, y hoy nos vamos a detener en el
umbral de la puerta. Dice el verso 31: “A la entrada del santuario hizo puertas de madera de
olivo; y el umbral y los postes eran de cinco esquinas”.
Analicemos. “A la entrada del santuario hizo puertas (aquí habla en plural, aunque es una
puerta que tiene partes) de madera de olivo; y el (entre la y y este el lógicamente que está
implícito hizo. Como vamos a detenernos en esta segunda parte podemos decir así: hizo el)
umbral y los postes eran de cinco esquinas”. El umbral y los postes que hizo, eran de cinco
esquinas. Es interesante que el Señor quiera que en Su casa además de la puerta, claro no para
sustituir la puerta, pero para señalar la puerta, el Señor quiso que hubiera frente a la puerta un
umbral, y que ese umbral tuviera cinco esquinas; y que hubiera cinco postes y que también
esos postes tuvieran cinco esquinas; porque dice: el umbral y los postes eran de cinco esquinas.
El Señor quiere que en Su casa, que representa Su pueblo, Su Iglesia, frente a la puerta, que es
por donde se entra, la puerta no estuviera como sola, sino que a la entrada de la puerta y sin ser
la puerta, sino que a la entrada de la puerta, sin embargo hubiera un umbral. Los hermanos
saben que a veces cuando está lloviendo, la gente llega a la puerta y mientras saca la llave, se
coloca bajo el umbral y ese umbral es como una especie de vestíbulo que hay allí, a la entrada
de la puerta, y se le llama umbral; y no es un umbral pequeño, porque cinco columnas quiere
247

decir que es más o menos suficiente; no demasiado, pero tampoco muy pequeño.

El cinco en la numerología bíblica


Quiere el Señor que haya un umbral frente a la puerta; y utiliza aquí las cinco columnas, y el
número cinco de las esquinas del umbral. En la Biblia los números tienen un significado. Claro
que fuera de la Biblia también existe una numerología de imitación y de tergiversación, que le da
otros sentidos a los números. No estamos usando la numerología de la cábala ni ninguna
numerología exterior; no porque no sepamos que existe, sino porque no necesitamos de ella
para la Biblia, porque la Biblia tiene su propio sentido basado en ella misma. Vamos, pues, a
empezar a ver el sentido del número cinco, porque tanto el umbral como cada uno de los cinco
postes tienen cinco esquinas. Recordando la numerología bíblica, por una parte el cinco (5) en la
Biblia es el número de la gracia, el tres (3) es el número de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo; el
Señor resucitó al tercer día; tres días había que prepararse para cruzar el Jordán; el Lugar
Santísimo, el lugar santo y el atrio son tres; lo mismo espíritu, alma y cuerpo, y muchas cosas de
Dios son hechas con el número tres; y si el número tres representa a Dios, pues además de
Dios, por voluntad de Dios existe la creación. La creación aparece en el número 4, porque, por
ejemplo, en Apocalipsis en el capítulo 4, Dios es adorado por la creación. Podemos leer la
adoración por la creación en el capítulo cuatro, y luego en el 5, la adoración por la gracia. En
Apocalipsis 4:8 dice: “Y los cuatro seres vivientes...”; había cuatro seres vivientes alrededor del
trono, como quien dice, representando la creación. Cuando se habla de la creación, se habla de
los cuatro (4) ángulos de la tierra. Y luego, en el versículo 11, dice lo que adoraban; qué dicen
las criaturas alrededor del trono: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder;
porque tú creaste todas las cosas”. La adoración aquí en el capítulo 4 es por la creación: “tú
creaste”; y noten cómo aparece el número 4 alrededor del Señor: los cuatro seres vivientes, y los
24 ancianos, que son 6 por 4; número 6 del hombre, el 4 número de la creación; y la adoración
248 El templo de Dios

allí es “porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.

La obra de la redención en la numerología bíblica


Pero además de Dios existir, y de existir la creación, hay algo más de Dios que aparece
después del cuatro; en quinto lugar aparece la obra de redención de Dios, la obra de la
justificación, la obra de la gracia, la obra de la reconciliación. El altar de bronce, que estaba en el
atrio, donde se sacrificaba el cordero, era de cinco (5) codos de longitud por cinco (5) codos de
anchura;131 utiliza la medida de cinco por cinco para referirse al altar donde es sacrificado el
cordero. Eso quiere decir que ese altar de bronce donde es sacrificado el cordero representa la
cruz, la obra de la redención. Nuestro Dios no ha hecho solamente una obra de la creación. Él es
Dios: uno, y tres: el Padre, el Hijo y el Espíritu; cuatro (4), la creación; cinco (5), la redención.
Ahora en el capítulo 5 de Apocalipsis se le adora a Él por la redención. Observemos lo que decía
el cántico en el verso 9: “9Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: (Note que aquí se le llama
cántico nuevo. En el 4 no se le llama nuevo, porque es en el orden de la creación. Aquí es
nuevo porque es en el orden de la redención; es la redención la que hace lo nuevo) Digno eres
de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, (ahora la adoración es porque
fue inmolado. En el 4 es porque creaste. y en el 5 es porque fuiste inmolado) y con tu sangre
los has redimido” (no es nos sino los, como dice en el original griego; porque son estos seres
vivientes y estos ancianos cantando acerca de los redimidos) para Dios, de todo linaje y lengua
y pueblo y nación; 10y los has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinarán sobre la
tierra. 11Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de
los ancianos; y su número era millones de millones, 12que decían a gran voz: El Cordero que
fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la

131
Cfr. Éxodo 27:1
El umbral de la puerta de la casa de Dios 249

gloria y la alabanza. 13Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la
tierra, y en el mar, (cuatro (4) lugares) y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está
sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de
los siglos”. Alabanza, honra, gloria y poder, de la creación por la redención. “14Los cuatro seres
vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al
que vive por los siglos de los siglos”.
Vemos, pues, que el número en relación con la redención, es el número cinco (5); está en el
capítulo cinco, y el altar es de cinco codos por cinco codos representando la cruz; así que el
número cinco (5) representa la gracia, representa la justificación, representa la reconciliación.

El umbral es el ministerio de la reconciliación


Es de observar que antes de entrar las personas directamente por la puerta, el umbral les
ayuda a guarecerse para entrar por la puerta. El umbral cumple el papel, primero, de señalar
dónde está la puerta. ¿Dónde está la puerta? Pues donde está el umbral. ¡Ah! allí está el umbral;
entonces uno ve primero el umbral y entra bajo el umbral; y ya en el umbral, entra por la puerta.
Claro que el umbral no es la puerta. Pero Dios ha querido que exista frente a la puerta un umbral
que conduzca las personas a la puerta, y donde las personas puedan guarecerse mientras
entran por la puerta. Por lo tanto ese umbral de cinco esquinas, cinco columnas de cinco postes
representa el ministerio de la reconciliación. El ministerio de la reconciliación.
El ministerio son columnas; son las que conducen a las personas a la puerta; no son la puerta.
El ministerio no es para conducir la gente a sí mismo; el ministerio es para mostrar quién es la
puerta. La puerta es Cristo. El ministerio tiene que conducir la gente a Cristo. Pero la gente a
veces no entra directamente a Cristo sino que llega primero al umbral; y a veces no entra, sino
que se queda en el umbral, y ahí esas cinco columnas lo están guarneciendo, lo están protegien-
250 El templo de Dios

do; claro que esa protección todavía no es tan segura; porque puede salirse de ahí. Es para que
venga y se proteja, pero la intención del umbral y de las columnas es proteger a las personas
en la puerta para que lleguen a la puerta y para que entren por la puerta. Por eso es el ministerio
de la reconciliación.

El ministerio de la justificación
Así se llama en 2 Corintios 3 y 5. En el capítulo 3 se le llama el ministerio de la justificación,
que es el número cinco, el número de la gracia; y en el capítulo 5 se le llama el ministerio de la
reconciliación. Mirémoslo, primero en el capítulo 3. Dice 2 Corintios 3: “1¿Comenzamos otra vez
a recomendarnos a nosotros mismos?” es decir, ¿estamos queriendo traer la gente a nosotros?
Esta columna o esta otra, o cualquiera de estas cinco columnas, ya sea apóstol, profeta,
evangelista, pastor o maestro, estos cinco ministerios del ministerio de la reconciliación, estos
cinco postes todos del ministerio de la reconciliación, son cinco esquinas, cada poste: el
apostolado, los profetas, los evangelistas, los pastores y maestros, son cinco columnas,
mostrando las cinco clases de ministerios; pero éstos, todos juntos, conforman un sólo umbral,
que es el ministerio de la reconciliación, ministerio corporativo que está a la entrada de la puerta.
La gente a veces no conoce a Cristo, pero recibe testimonio del evangelista, y la enseñanza
del maestro, y el apacentamiento del pastor, y la profecía del profeta y la edificación del apóstol;
pero ellos no son la meta ni traen la gente a sí mismos. Ellos no son la puerta, son solamente un
umbral; ellos están mostrando dónde es que queda la puerta para que la gente que no ha
entrado por la puerta, mientras tanto, se guarezca allí, sea protegida por el ministerio; pero la
intención no es que la gente viva en la puerta, a las afueras, durmiendo como un mendigo, allá
en el umbral, sino que entre. Claro que la puerta tiene sus bemoles, que después vamos a ver,
pero mientras tanto estamos en el umbral.
El umbral de la puerta de la casa de Dios 251

El ministerio es para conducir hacia Cristo


Por eso dice: “1¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? (No; la
intención no es traer la gente a nosotros, porque no podemos hacer que la gente viva en el
umbral) ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de
recomendación de vosotros? 2Nuestras cartas (¡ah! nuestras, o sea que las escriben los
ministros) sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los
hombres”. Sí, las personas pasan por el umbral; sí, el Señor quiere que haya personas que nos
evangelicen, que haya personas que nos enseñen, que nos apacienten, que nos exhorten, que
nos edifiquen, que nos conduzcan a Cristo, pero no a sí mismos. Ahí no se termina la caminata,
no. “2Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones”. Sí, Dios quiere que haya
participación del ministerio en la conducción y protección de la gente hacia Cristo; pero la
intención es llevarla a Cristo mismo. “Conocidas y leídas por todos los hombres; 3siendo
manifiesto que sois carta de Cristo”, no de nosotros. Vosotros sois cartas de Cristo, es decir, lo
que se llegue a ver que Dios haga en ustedes, es porque Cristo lo ha hecho. Si Dios por Cristo
no hace las cosas, esas cosas no aparecen.
Ustedes no son cartas de los apóstoles, no son cartas del ministerio; ustedes no tienen que
mostrar lo que es el ministerio. Ustedes tienen que mostrar lo que es Cristo. Vosotros sois carta
de Cristo pero expedida por nosotros; es decir, esas cartas pasan por nuestras manos. Qué
terrible, qué responsabilidad que Dios quiera que ayudemos a sus ovejas, y sin embargo
daremos cuenta por ellas. Quiere decir que sí pasan por las manos de los evangelistas, de los
apóstoles, por las manos de los profetas, de los pastores, de los maestros, pero no tienen que
quedarse en sus manos. No. Tienen que ser presentadas como ofrenda; como dice Pablo:
Presentad a los gentiles como ofrenda; significa que no se tiene que quedar en las manos y
mucho menos en el bolsillo de Pablo, sino que Pablo tiene que mecerla al Señor y pasársela al
Señor; Pablo es sólo un umbral, no es una puerta, es sólo un umbral. El ministerio señala la
252 El templo de Dios

puerta y se está un rato por ahí, pero es un ratito, mientras el Señor le enseña; cuando ya el
Señor le enseña, ya no necesita que lo retengan; eso se debe hacer pero mientras tanto,
mientras pasa por la puerta.
Sigue diciendo: “3Siendo manifiesto que sois carta de Cristo (la relación es con Cristo, pero)
expedida por nosotros”. Dios quiso que exista el ministerio de la reconciliación. A veces nosotros
nos vamos a un polo o al otro polo. A veces los ministros quieren retener demasiado en sus
manos las personas, como si fueran para sí mismos, y enseñorearse y a veces hasta esquilmar
para medro propio. Entonces como consecuencia de los abusos por un lado, las ovejas se van al
otro lado, y dicen: No queremos pastores, no queremos ancianos, no queremos nada. Cristo y
yo, y yo y Cristo. Pero Cristo ha establecido que en Su casa haya un umbral que nos conduzca a
la puerta y donde seamos guarecidos mientras pasamos la puerta.

Cristo es la puerta
Dios sí quiere que seamos conducidos, evangelizados, enseñados, apacentados, etc., por
personas que Él ha establecido. El ministerio de la reconciliación lo establece Dios. Es Dios el
que quiere que haya un umbral delante de la puerta. “El que a vosotros recibe, a mí me recibe;
y el que me recibe a mí, recibe al que me envió” (Mt. 10:40). Ahora, el que recibe a Cristo, por
medio de Cristo puede entrar al Padre, entrará y hallará pastos: “el que por mí entra”, “yo soy la
puerta de las ovejas”;132 el Señor es la puerta, pero el ministerio de la reconciliación es el
umbral. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, son las cinco columnas de
cinco esquinas del umbral, que también tiene cinco esquinas, porque ese es el ministerio de la
reconciliación.

132
Cfr. Juan 10:9
El umbral de la puerta de la casa de Dios 253

No debemos irnos a ninguno de los extremos: Pensar que no necesitamos ser evangelizados
o que alguien nos enseñe o nos apaciente, etc., porque sí lo necesitamos, pero no demasiado.
Es que a veces, si no nos visitan todas las semanas, entonces ya no vamos a la reunión; y a
veces las ovejas se cargan hacia un lado y a veces hacia el otro. A veces nunca maduramos, y
siempre estamos necesitando que se nos conduzca, que se nos enseñe; y dice la epístola a los
Hebreos: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que
se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He. 5:12),
de la doctrina de Cristo; se refiere a las ovejas que no maduran, que ya deberían haber pasado
por la puerta y por el atrio y por el santo y estar en el Santísimo, pero todavía están durmiendo
en el umbral. Y hay otros que no les gusta que Dios haya puesto umbral. Sí, se van a los
extremos. No quieren saber nada de ancianos.
¿Gobierno? Esa palabra, gobierno, les cae pesada a muchos. Claro, cuando la Palabra dice
“los ancianos que gobiernan bien”, quiere decir que algunos ancianos gobiernan mal. “Los
ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que
trabajan en predicar y enseñar”; pero los que gobiernan mal, bueno, soportarlos; soportaos unos
a otros. Como David tenía que soportar a Saúl hasta que Dios se lo sacara de encima; pero no
se lo sacó él mismo. Amados, no debemos irnos a ningún extremo. En esto debemos ser muy
equilibrados. Dios quiere que tengamos una relación muy directa con El, muy íntima, muy
verdadera, y al mismo tiempo quiere que seamos evangelizados y enseñados y apacentados y
edificados y que se nos profetice; eso lo quiere también Dios. Así que no podemos ni despachar
el umbral, ni tampoco agrandar el umbral y convertirlo en edificio sempiterno. Ninguna de las
dos cosas.

Cristo, la puerta, obra a través del umbral, el ministerio


Sigamos analizando el umbral; porque es que el umbral está aquí en estos capítulos 3, 4 y 5
254 El templo de Dios

de 2 Corintios. Seguimos leyendo en el capítulo 3: “4Y tal confianza tenemos mediante Cristo
para con Dios”; en el verso 3 decía: “carta de Cristo expedida por nosotros”. Ahí aparecen la
puerta y el umbral. Cartas de Cristo; entonces Cristo es el que hace la obra en cada persona, y la
convierte en una carta, que cuando se ve a la persona, se ve lo que Cristo ha hecho en la
persona; sólo que Cristo hace cosas en la persona a través de otros. Por eso dice: “3Siendo
manifiesto que sois carta de Cristo (ahí está la puerta) expedida por nosotros, (ahí está el
umbral) escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón. 4Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5no que
seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino
que nuestra competencia proviene de Dios, (significa que Dios hace competentes a personas
para hacer estas tareas, por gracia) 6el cual (Dios) asimismo nos hizo ministros competentes
de un nuevo pacto, (ese es el umbral. Hay ministros competentes de un nuevo pacto. Por eso
son cinco esquinas, cinco postes y cinco esquinas en cada poste y cinco esquinas en el umbral)
no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.
Esta letra que mata no se refiere a estudiar; se refiere a la ley de Dios; porque Dios escribió la
ley en tablas de piedra, que el que desobedece merece la muerte. Esa es la letra que mata, la
letra que escribió Dios mismo en tablas de piedra; esa es la que condena a muerte; y por eso es
que si vamos a tratar de salvarnos por la ley, estamos condenados a muerte por el dedo de Dios
que escribió la letra. Por eso la letra escrita de Dios es el instrumento con el cual morimos.
Porque el ministerio de la letra, el ministerio de la ley, el de la palabra de Dios en cuanto
exigencia, ese ministerio nos mata. Cuando Dios nos exige, nos mata. Cuando nos da, nos
vivifica. Dios nos mata o nos vivifica. Con el antiguo pacto, Dios nos condenó justamente a
muerte; y con el nuevo nos resucitó de la muerte. Y por eso ahora delante en el umbral está el
ministerio de justificación; ese es el umbral, no el ministerio de la letra. Entonces por eso es de
cinco (5) esquinas. El número de la gracia, el ministerio de reconciliación; así se llama.
El umbral de la puerta de la casa de Dios 255

El umbral es un ministerio de gloria


Por eso dice acá: “7Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria
de su rostro, la cual había de perecer, (este era donde se movían los sacerdotes de la vieja
alianza en figura, en tipología; ahora hay una verdadera casa espiritual con un verdadero
sacerdocio neotestamentario y un verdadero ministerio o servicio espiritual para conducir a las
personas a la vida, Cristo Jesús. Ese es el ministerio del Espíritu) 8¿cómo no será más bien con
gloria el ministerio del espíritu? 9Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho
más abundará en gloria el ministerio de justificación”. Nota esa expresión: “el ministerio de
justificación”. Ese es el umbral. Cuando tú dices apóstol o apóstoles, es sólo una columna, es
una sola columna. Si dices profetas es una sola columna; si dices evangelistas, es una sola
columna; si dices pastores, es una sola columna, y si dices maestros, es una sola columna; pero
cuando dices el ministerio de justificación, es el umbral. Es muy importante porque a veces los
ministros no hemos entendido lo suficiente lo que quiere decir el ministerio colegiado, colectivo.
A veces pensamos que cada uno puede hacer su ministerio aislado, y no entendemos que no,
que cada columna tiene que estar configurando con las otras columnas un sólo umbral delante
de una sola puerta. Imagínese que hubiera columnas por ahí sueltas, aisladas; eso no sería una
casa. Usted va por ahí y ve una columna aquí, y otra acá, como la de Absalón. Absalón quiso
guardar su nombre; puso una columna para él. Y Saúl quiso también guardar su nombre e hizo
otra columna para él; y así algunos hombres hacían columnas para sí solos; la de Hamurabbi,
etc. Todos hacían columnas para perpetuar su propio nombre. Pero cuando es el ministerio
colectivo, es para señalar a Cristo. Ahí están juntas, no pegadas, porque cada uno tiene su
parte, pero no están distanciadas; están todas rodeando la puerta, todas conduciendo la gente a
la misma puerta. Ya sean los que vienen por allá, bueno, necesitan de estas columnas, y los que
256 El templo de Dios

vienen por allá necesitan de éstas, y los que vienen por acá de éstas; y los que vienen por acá a
veces entran por este lado, o por cualquier lado con tal que llegue al umbral, y mientras cruza la
puerta se guarnece un rato, pero no vive en el umbral. Entra por la puerta.
Después vamos a ver que en el umbral había unas personas que se llamaban los guardas de
las puertas; eso nos dice que Dios tiene personas guardando las puertas en el umbral. Los
guardas de las puertas están en el umbral. ¿Por qué hay que guardar las puertas? Porque es
que las puertas son un poco complejas; tienen cierto manejo, de manera que para manejar esas
puertas y para que no entre cualquiera ni salga cualquiera, tiene que haber personas en el
umbral guardando las puertas; su trabajo es guardar las puertas para que no entre lo que no
debe entrar, ni salga lo que no debe salir. Y salga lo que tiene que estar afuera, o no entre lo
que no tiene que entrar. Pero hoy no vamos a hablar de los guardas de las puertas ni de las
puertas; estamos sólo en el umbral por ahora.

Un solo ministerio colegiado


Sigamos, pues, leyendo un poquito acá. Hemos visto que habla del ministerio del Espíritu, del
ministerio de justificación. Podemos luego pasar al capítulo 4, para ver la colegialidad del
ministerio. Notemos que cuando se habla del ministerio del Espíritu, cuando se habla del
ministerio de la justificación, cuando se habla del ministerio de la palabra, cuando se habla de la
obra del ministerio de la edificación del cuerpo, cuando se habla del ministerio de la
reconciliación, siempre se habla en singular; eso nos dice que el ministerio de la justificación es
uno solo; el ministerio del nuevo pacto, del Nuevo Testamento, del Espíritu, es uno solo; y todos
los ministros, todas las columnas forman parte de un solo ministerio, de un solo umbral. No es
que por allá el apóstol hace su ministerio, y el pastor, el suyo; o el evangelista hace el suyo; no,
todos hacen uno solo; todos juntos tienen que trabajar en el ministerio. Es decir como Pedro
decía: Bueno, cayó Judas de este ministerio y apostolado; era contado con nosotros en este
El umbral de la puerta de la casa de Dios 257

ministerio; no dice que cayó de su ministerio, sino de este ministerio; que era contado con
nosotros. El tenía parte en este ministerio; él no tenía todo el ministerio; él tenía una parte del
ministerio.133 La torta completa es el ministerio, el umbral completo es el ministerio del nuevo
pacto, con todos los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, formando juntos el
ministerio del nuevo pacto, el ministerio de la edificación del cuerpo de Cristo, el ministerio de la
reconciliación; ese es el umbral completo.

Todos en una misma cobertura conjunta


Si nosotros queremos cooperar con Dios y construir y edificar con Cristo para el Padre la casa
espiritual de Dios, tenemos que aceptar el ministerio del nuevo pacto; es decir, debemos aceptar
que Dios haya puesto personas que nos ayuden espiritualmente, y al mismo tiempo las
personas que ayudan espiritualmente deben saber que deben ayudar con los demás. No
podemos ayudar solos. Los apóstoles no pueden hacer todo, los profetas no pueden hacer todo;
los maestros no pueden hacer todo; los evangelistas no pueden hacer todo. Por eso se
necesitan cinco columnas pero un sólo umbral. O si no, vamos a tener allí una congregación de
evangelizados pero no enseñados, y una congregacioncita chiquitina de súper doctores que no
evangelizan a nadie. Hay grandes doctores con muchos títulos pero nadie se ha convertido por
medio de ellos. Porque Dios necesita evangelistas, pero también maestros, y también personas
evangelizadas y enseñadas, pero también apacentadas. Pero no todos pueden enseñar y al
mismo tiempo apacentar, y al mismo tiempo predicar, y al mismo tiempo profetizar, y al mismo
tiempo evangelizar.

133
Cfr. Hechos 1:16-17
258 El templo de Dios

Entonces se necesita que uno haga una cosa, pero para la misma casa; que el otro haga otra
cosa, pero para la misma casa, la otra, otra cosa para la misma casa; y todos hacen una misma
cobertura conjunta, que sea el umbral para que las personas se guarezcan mientras cruzan por
la puerta. Ya cuando cruzan por la puerta y están adentro, listo. Pero siempre para entrar en
Cristo hay que pasar por el umbral.

Un ministerio singular en la pluralidad


Dice 2 Corintios 4: “1Por lo cual, teniendo nosotros este (ese nosotros es plural; ahí están
las cinco columnas, este ministerio; no dice estos ministerios; este ministerio; nosotros, plural,
en este, singular. Tenemos cinco columnas pero un sólo umbral) ministerio según la
misericordia que hemos recibido, no desmayamos”. Porque si alguien está en el ministerio es
por pura misericordia. “2Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con
astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad”. Aquí queda
la puerta: “por la manifestación de la verdad”. No vengan a mí, no; vamos juntos a Cristo. La
puerta es por acá, vamos. El Señor nos puso aquí cerca de Él, pero no es para que se queden
conmigo. Aquí no es donde se vive, aquí no es donde están las cámaras; las cámaras están
adentro. Vamos adentro. Por eso dice: “por la manifestación de la verdad recomendándonos a
toda conciencia humana delante de Dios”. Por eso el umbral está delante de la puerta.
Avancemos al capítulo 5:11 en adelante. para enfatizar lo que estamos tratando ahora.
11
“ Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; (porque es que si uno no
conoce el temor de Dios, no puede persuadir a nadie. Uno tiene que temer primero. Si uno no
teme a Dios ¿cómo va a ayudar a otros?) pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero
que también lo sea a vuestras conciencias. 12No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros,
(no; ésta no es la puerta, claro. No los estamos trayendo a nosotros. No nos predicamos a
nosotros mismos sino a Jesucristo. Somos apenas el umbral, pero la puerta es Jesucristo) sino
El umbral de la puerta de la casa de Dios 259

os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se
glorían en las apariencias y no en el corazón. 13Porque si estamos locos, es para Dios; y si
somos cuerdos, es para vosotros. 14Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: (ahí
está: es el amor el que motiva el ministerio. ¿Me amas? Sí, Señor, te amo. Apacienta mis ovejas.
Lo que constriñe al ministerio debe ser el amor. Por amor de Jesús) que si uno murió por todos,
luego todos murieron; 15y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos”. Todo esto es posible ahora que Cristo murió y resucitó.
Esa es la esencia de la salvación.

El umbral es puesto por el Señor


De ahí la expresión siguiente: “16De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie
conocemos según la carne; (no sólo según el hombre natural) y aun si a Cristo conocimos según
la carne, ya no lo conocemos así”. Es decir, ahora en el nuevo pacto se conoce a Cristo por
discernimiento espiritual; ese es el verdadero conocer a Cristo. “17De modo que si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18Y
todo esto proviene de Dios, quien (primero) nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y
(segundo) nos dio el ministerio de la reconciliación”. Entonces cuando los hermanos están
yendo, evangelizando, predicando, enseñando, estableciendo las iglesias, o apacentando, ¿qué
es eso? Eso es el umbral. Ese es el umbral de la casa espiritual de Dios. La gente está siendo
invitada a entrar por la puerta en la casa de Dios. Por eso dice que “nos dio el ministerio de la
reconciliación”.
Sí existe un umbral en la casa de Dios, sí existe. No podemos menospreciar a los ministros del
Señor. No lo digo para honrar a alguno en especial o sonsacar algo para alguien, no. Es para
evitar que seamos desconsiderados con lo que el Señor ha establecido. El Señor sí quiere un
umbral; no es la casa, no es la puerta, no es el Lugar Santísimo, es sólo el umbral; pero Dios lo
260 El templo de Dios

puso. Así que aceptémoslo, respetémoslo y démosle su lugar. “Nos dio el ministerio de la
reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en
cuenta a los hombres sus pecados, (esa es la puerta) y nos encargó (a nosotros: ese es el
umbral) la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, (ese
es el umbral) como si Dios rogase por medio de nosotros; (ese es el umbral) os rogamos en
nombre de Cristo: (esa es la puerta) Reconciliaos con Dios” (esa es la puerta).
No debemos llevar la gente solamente al umbral. A veces decimos: Hermano, te voy a llevar
allí donde un pastor que habla muy bonito. Eso es dejarlo dormir al aire libre, casi, no del todo,
pero casi. Lo que debemos hacer es ayudarlo a pasar un poco más allá. Entonces, hermanos, yo
pienso que con estos versos que hemos visto, es más que suficiente para entender a qué se
refiere el umbral de la puerta.
Sí hay en la casa de Dios ancianos; sí los hay, que deben ser obispos, o sea, supervisores. Sí
hay en la casa de Dios supervisión. Sí hay gobierno delegado en la casa de Dios; sí hay. Eso es
lo que quiere decir obispo, supervisor. ¿Para qué habría supervisores sin una supervisión? Por
eso también hay gobierno delegado; no para traer a la gente a sí mismo; no nos predicamos a
nosotros mismos, ni predicamos el gobierno y la supervisión para espolear a los hermanos y
ponerles en la cerviz algún yugo pesado. No. La intención es que los hermanos entren por la
puerta, nada más. Lo único es que los hermanos sepan cómo guarecerse mientras cruzan por la
puerta. Para eso es. Nadie está para traer la gente a sí mismo. Como dijo el Señor de Juan, que
él era antorcha que ardía por un poco de tiempo.134

Una ilustración

134
Cfr. Juan 5:35
El umbral de la puerta de la casa de Dios 261

Miren, hermanos, el Señor me permitió tener una experiencia cuando iba la vez pasada en el
viaje Bogotá–Paris, el año pasado. Nos fuimos de noche, toda la noche viajamos por el Océano
Atlántico Yo iba en la ventana del lado derecho, o sea, la que mira hacia el oriente; y cuando
estábamos ya acercándonos hacia Europa, el Señor me permitió en un momento ver un
espectáculo tan hermoso, tan hermoso, y era el Señor enseñándome. El Señor me habló
profundamente con ese espectáculo. Resulta que, claro, uno yendo sobre el Océano Atlántico
no ve sino mar y cielo; y como era de noche, prácticamente no se veía nada sino una tenue raya
negra allá, que uno más o menos la adivinaba mirando bien. Pues a mí me gusta mirar por la
ventana en el avión, y viendo esa raya hubo una cosa que sucedió en un segundo. O sea que si
no hubiese estado mirando en ese segundo, no la hubiera visto; un espectáculo hermoso. De
pronto en esa oscuridad, en esa raya del horizonte apareció una luz; estaba totalmente oscuro, y
apareció una luz, como si hubieran prendido un faro que hubiera estado apagado y prendieron la
luz instantáneamente; apareció una luz. Fue el momento en que Mercurio apareció en la línea
del horizonte; y Mercurio, como es el planeta que está más cerca del Sol, entonces siempre
cuando el Sol sale, Mercurio sube con el Sol; cuando sube el Sol, Mercurio sube con el sol. Y le
pusieron Mercurio a ese planeta justamente porque Mercurio (en latín) es el mismo Hermes (en
griego). Hermes es el mismo Mercurio; y Hermes era el heraldo de los dioses, es decir, el que
anunciaba a Dios. Por eso es que se llama hermenéutica, o sea, hacer lo que hacía Hermes, que
era interpretar, era señalar, era mostrar.
Prácticamente Hermes o Mercurio son uno. Por eso es que a San Pablo, que era el que
hablaba, le decían Mercurio.135 Entonces a ese planeta se le llama Mercurio porque donde
aparece Mercurio allí es donde va a salir el Sol. Está toda la oscuridad; usted no sabe dónde es
el norte, el sur, el este, o el oeste, cuando de pronto aparece en un segundo una hermosa luz

135
Cfr. Hechos 14:12
262 El templo de Dios

como si se hubiera prendido un faro, así con un interruptor, ese es Mercurio. Luego empezó a
subir, a subir, y de todo lo que se veía en el cielo desde el avión, lo más lindo era ver al planeta
Mercurio.

Una antorcha que ardía por poco tiempo


Ante eso, yo pensaba en Juan Bautista. Él era antorcha que ardía por un rato. ¿Por qué por un
rato? Porque a medida que pasaba el tiempo y Mercurio iba subiendo, de pronto empezó a
haber una liniecita azul; primero era como azul oscurito, luego la línea del horizonte se fue
poniendo de un azul más clarito; porque ya venía el Sol. Entonces se empezaba a ver la aurora;
era hermoso Mercurio allá, y una rayita azulita; desde el avión se veía una hermosura en el
horizonte, desde el oriente. Después saliendo más el sol, se fue aclarando, hasta que
desapareció Mercurio. Pero no es que se fuera a otro lado; ahí estaba, pero estaba perdido en la
luz, ya no se podía ver a Mercurio, porque ahora se veía al Sol.
Juan el Bautista, como Mercurio, era antorcha que ardía por un poco de tiempo. “35Vosotros
quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. 36Mas yo tengo mayor testimonio que Juan” (Juan
5:35,36). Ahí viene el Señor Jesús mismo; cuando viene el Señor Jesús mismo, cuando sale el
Sol y empieza a aclarar, a aclarar, entonces en la medida en que empieza a aclarar, ya no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe, el Espíritu mismo os enseñará;136 pero mientras tanto,
cuando somos niños, hay tutores y curadores; sí, hay un umbral, pero claro, es por un ratito. Una
vez que empieza a salir el sol, la luz del sol esconde a Mercurio, y Mercurio queda escondido en
la luz. ¡Qué curioso! Mercurio desaparece cuando está en la luz. Y ahí ya, Juan dice: “Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30). El que tiene a la esposa, es el
esposo; no es el heraldo. La esposa no vive en el umbral; su sala es allá adentro.
136
Cfr. 1 Juan 2:27
El umbral de la puerta de la casa de Dios 263

Eso fue tan bonito porque en la naturaleza era como si estuviera leyendo el Nuevo
Testamento. Ahí veía a Juan el Bautista y veía a Cristo a la luz del nuevo pacto. Cuando el Señor
nos alumbra directamente, ya antes que el predicador hable, ya entendemos a qué se refiere;
cuando da la primera señal, ya sabemos. Y el Señor estableció así en la Iglesia, y se refiere al
umbral. Es solamente un umbral y queda hacia el lado de afuera.

XVII

LAS PUERTAS
DEL TEMPLO137

Una puerta compleja


En nuestro estudio del Templo de Dios, hoy volvemos a 1 Reyes 6: 31. La vez pasada, con la
137
Enseñanza a la iglesia en localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., en junio 19 de 1998. Trascripción: Kari Alejandra Pacheco
264 El templo de Dios

ayuda del Señor, consideramos lo relativo al umbral, que es la segunda parte del verso 31;
ahora leeremos desde el verso 31 de nuevo, pero vamos a detenernos en lo relativo a las
puertas; vamos a pasar del verso 31 al 32, pero nos saltaremos lo relativo al umbral, que ya fue
tratado la vez pasada, y nos detendremos juntos a considerar lo relativo a lo que el Espíritu de
Dios nos dice a la Iglesia acerca de las puertas. Hay aquí unos detalles en estas puertas, en los
cuales seguramente Dios quiere hablarnos muchas cosas, lo interesante; demos lugar al
Espíritu Santo para que nos hable lo relativo a estas puertas, porque las puertas del Templo no
son simples, porque son complejas, porque la puerta tiene una variedad de detalles, y es porque
entrar y salir no es tan fácil. No es que podamos entrar con todo o salir del todo; y por eso la
puerta, que es para comunicación, tiene sus detalles.
“31A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo”. Llamo la atención al plural; la
entrada es singular; lógicamente que es la entrada, es el marco digamos de la puerta, y es un
lugar; pero lo curioso es que la puerta no es una sola puerta; aunque es una sola puerta, tiene,
como decir, dos partes; no es como esta puerta que vemos aquí que es grande, es sencilla, sino
más bien como la puerta de aquí del garaje, que tiene un ala para un lado y otra ala para el otro
lado. La puerta del Templo tiene dos alas y cada ala tiene 2 hojas; en realidad la una se vuelve
dos, y cada una se vuelve otras 2, y al fin resultan 4 alas. Veámoslo descrito allí: “31A la entrada
del santuario (aquí se nos muestra que es una sola entrada, que obviamente es Cristo) hizo
puertas (una hacia la izquierda, otra hacia la derecha) de madera de olivo”. Obviamente que el
olivo es el árbol que produce las aceitunas, produce la oliva, que es para el aceite de oliva; este
es el mejor ejemplo; era de oliva, refiriéndose a Cristo.

La puerta de madera de olivo es Cristo


Cuando el Señor estaba allá en el Monte de los Olivos, sudaba gotas de sangre;
263

prácticamente era cuando estaban siendo machacadas las olivas; definitivamente Él fue
machacado; y por eso la puerta está cortada por el medio a lo vertical y lo horizontal, mostrado
en la cruz, mostrando cómo Cristo es muerto por nuestros pecados. La puerta es Cristo, y forma
una cruz, porque al abrirse por el medio tenemos el palo vertical, y cuando cada una se abre, la
de arriba y la de abajo, tenemos el madero horizontal; queda el vertical y el horizontal; ahí vemos
una cruz, ahí vemos a Cristo realmente crucificado en la puerta; la puerta nos muestra la cruz, se
ve la cruz claramente en la puerta. Primero dice que son dos hojas de madera.
Luego dice: “32Las dos puertas eran de madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines,
de palmeras y de botones de flores, (lo cual ya lo habíamos considerado en ocasiones
anteriores) y las cubrió de oro; cubrió también de oro los querubines y las palmeras.
33
Igualmente hizo a la puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo”. Eso significa
que le hizo una forma de marco; postes a un lado y al otro lado; aquí vemos que es cuadrada;
otra vez sigue con las medidas en cuatro, sigue otra vez la cruz. “34Pero (observemos ahora
cómo describe cada una de las puertas) las dos puertas eran de madera de ciprés; y las dos
hojas de una puerta giraban, y las otras dos hojas de la otra puerta también giraban”.
Observemos por qué aparece la palabra hojas después de alas, porque la puerta eran dos, y
luego cada puerta tenía dos hojas; lo que dice que al abrirse las puertas cada una tenía dos, que
eran cuatro. Lo que forma las cuatro hojas es la cruz.
“Y las dos hojas de una puerta giraban”. Habla aquí de las dos hojas de una puerta; es decir
que cada puerta tenía dos hojas, y se podían abrir las dos al tiempo, abrir solamente la de arriba
o abrir solamente la de abajo. ¡Qué interesante cómo el Señor describe estas puertas! No es que
se abre una sola puerta y entra todo, no. A veces sólo se abre la mitad, a veces sólo se abre un
tercio o un cuarto; a veces sólo se abre un cuarto de abajo, el de la izquierda, o sólo un cuarto de
abajo, el de la derecha; es decir, que se puede entrar arrodillado; a veces no se abre lo de abajo
sino sólo lo de arriba, para que pueda tenerse una comunicación desde afuera, pero no se
264 El templo de Dios

pueda entrar.

Los compliques de la entrada


Cuando se abre lo de abajo, se puede entrar si uno se humilla; pero si uno no se humilla, no se
puede entrar. Cuando se abre lo de arriba pero no lo de abajo, entonces hay un diálogo, pero
todavía no se entra, aún hay un tratamiento; y así es; no todos las cosas están bien. No es que
se entra fácilmente; a veces nosotros somos desequilibrados y se nos puede abrir un lado, pero
si el otro está cerrado es para señalarnos el desequilibrio. En esto no hay entrada, porque sí
hay desequilibrio; solamente cuando se arregla lo que esta desequilibrado se puede entrar;
ahora hay entrada. A veces hay amplia y generosa entrada cuando las cuatro hojas de las dos
puertas de la entrada están totalmente abiertas; eso es a lo que se le puede llamar amplia y
generosa entrada.138

138
Cfr. 2 Pedro 1:11
Las puertas del templo 265

Pero imagínense que tres partes de la entrada estén cerradas; que solamente un cuarto de lo
de abajo esté abierto; ahí sí no se le puede llamar amplia y generosa entrada; solamente
después de pasar por una humillación; es decir, solamente después de pasar por un
tratamiento, solamente después de pasar por una red, se puede entrar. A veces nosotros
quisiéramos que la entrada fuera fácil, pero el Señor no puede hacerla fácil; el Señor tiene
guardas en la entrada, y a través de la entrada Él tiene que tratar con nosotros; las cosas
inmundas no pueden entrar. Note lo que se dice de la Nueva Jerusalén: “No entrará en ella cosa
inmunda, o que hace abominación y mentira” (Ap. 21:27). ¿Y dónde es que se ve que la cosa es
inmunda o no? En la puerta es donde se ve cuando algo no puede entrar o algo no puede salir.
A veces el Señor nos recibe a nosotros como personas o como hijos pero no recibe nuestros
pecados; entonces nosotros podemos entrar pero no nuestros pecados; es decir, que si
nosotros queremos pasar por la entrada y tener amplia y generosa entrada, pues que todo esté
abierto, tenemos que despojarnos de nuestros pecados y tratar con nuestros pecados.

Nuestros desequilibrios frente a la entrada


A veces el problema quizás no sean nuestros pecados; a veces quizá el problema puede ser
herejía, puede ser un error; y el Señor nos recibe como hijos pero no recibe nuestro error; y a
veces nuestro error es hacia un lado, entonces ese lado está cerrado porque el Señor no admite
ese error; pero puede ser que no estemos desequilibrados con un error hacia un lado sino hacia
el otro; entonces aquí se abre pero acá se cierra. ¿Se da cuenta que el Señor hace una puerta
compleja? No, no es que pueda venir con sus pecados y con sus errores y con sus cosas sin
humillarse delante de Dios. Para que haya amplia y generosa entrada se necesita lo que dice allí
en 2 Pedro 1:11: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el
reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. De esta manera; significa que hay una
266 El templo de Dios

manera, pero si esa manera no se sigue como está ahí establecida, quiere decir que hay algo
que está estorbando nuestra entrada; y nuestra entrada es angosta. El Señor habló de que la
puerta es angosta.139 Se nos da entrada amplia y generosa si lo que entra es aprobado por
Dios; pero hay cosas de nuestra vida que el Señor no aprueba; aunque el Señor nos aceptó
como hijos no quiere decir que acepta todo nuestro temperamento, todo nuestro carácter, todas
nuestras obras, toda nuestra enseñanza.

139
Cfr, Mateo 7:13
Las puertas del templo 267

Él nos puede tener como hijos, pero si vamos a avanzar con el Señor, si vamos a tener una
comunión más profunda con Dios, nos vamos a dar cuenta que aunque ya somos hijos y ya
somos salvos, sin embargo hay cosas que Él no dejará que pasen adelante; y llegaremos y nos
encontraremos con algo que impide; y yo estoy ahí parado y usted esta ahí parado y no
podemos seguir adelante hasta que eso se solucione; cuando eso se solucione, entonces se
abre ese pedazo de puerta, cuando se solucione esa parte se abre el otro pedazo. A veces se
nos abre la puerta, nos deja ver adelante, nos deja ver revelación y nos muestra lo bueno que
hay ahí adentro, pero no nos deja pasar porque todavía las puertas de abajo no están abiertas;
estamos en el umbral y en la puerta y estamos viendo y estamos entendiendo, pero todavía no
entramos porque hay algo aquí más abajo que no nos deja entrar. Debido a eso, es necesario
humillarse, despojarse de ese pecado, tratar ese asunto para poder pasar. A veces uno quisiera
pasar fácilmente como si fuera fácil; así como Caín quería llegar con todos sus floreros, pero no
era recibido porque había algo que no había sido tratado; entonces le dijo Yahveh: Si bien
hiciereis, tendrías acceso, pero si no hiciereis bien, el pecado ¿dónde está? está a la puerta.140

Querubines guardianes en las puertas


Seguimos en Reyes: “34Pero las dos puertas eran de madera de ciprés; (antes había hablado
de madera de olivo y aquí habla de madera de ciprés, pero tanto el uno como el otro hablan del
Señor Jesús) y las dos hojas de una puerta giraban, y las otras dos hojas de la otra puerta
también giraban. 35Y talló en ellas querubines”; es claro que en las hojas de las puertas no
podían faltar querubines. Cuando el Señor le cerró la puerta del árbol de la vida a Adán, ¿qué
puso el Señor? querubines; los querubines estaban a la puerta del jardín. ¿Qué es lo que tiene
que hacer un querubín? son guardianes, son protectores. Ahora, para proteger a Dios, ¿no será
140
Cfr, Génesis 4:7
268 El templo de Dios

que Dios es el que los protege a ellos? Sí, pero Dios les delegó a ellos el permiso de representar
Su santidad. Eso nos dice que si vamos a ser livianos en las cosas del Señor, encontramos una
pared, y en esa pared hay un querubín, y en ese aspecto hay un querubín ahí recordándonos
que no debemos seguir adelante hasta que ese asunto sea verdaderamente tratado; hay un
querubín, y ese querubín nos recuerda aquellos querubines en el jardín del Edén. ¿Para que?
para que Adán no alargue su mano; porque es que a veces uno peca y a veces uno quiere
alargar su mano sin arreglar el pecado; entonces el Señor nos pone en la puerta un querubín y
nos dice entonces: Antes de alargar la mano usted tiene que arreglar su pecado.
En Apocalipsis dice: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida” (Ap. 2:7); eso
significa que al que venciere se le abrirán las cuatro puertas; no encontrará ningún querubín ahí
oponiéndose, porque es en las hojas de la puerta donde están los querubines; a la entrada del
jardín del Edén estaban los querubines con una espada encendida para impedir el paso.

La ira de Dios por la desobediencia de Balaam


A veces nosotros somos como Balaam; a veces no nos damos cuenta de que Dios se nos está
oponiendo en el camino; hasta la burra se daba cuenta, pero Balaam no sabía. ¿Pero qué será
lo que pasa? ¿Pero por qué será que no anda esta burra? A veces no nos damos cuenta que
Dios se nos está oponiendo en el camino. Balaam no veía que Dios se le oponía, porque él era
impuro, porque en su corazón él quería hacer negocio con las cosas de Dios, y él quería que las
cosas fueran como él quería, y le pidió a Dios, y Dios le dijo que no; luego volvió a insistir como
si Dios hubiera cambiado. He ahí el atrevimiento nuestro de insistir en lo nuestro. Y dijo Balaam
a Balac: Espérenme otra vez a ver qué me vuelve a decir Yahveh; como si nosotros fuéramos a
cambiar a Dios.141 A veces nosotros luchamos con Dios queriendo cambiar a Dios, cuando
141
Cfr. Números 22
Las puertas del templo 269

realmente Dios es el que quiere cambiarnos a nosotros. Dios nos quiere cambiar a nosotros.
¿Qué le dice Dios a Balaam? Dios le dice: Vé, pues; tú insististe en ir, pero dirás lo que yo te
diga. Y cuando iba se le opuso un ángel en el camino; pero Balaam estaba tan ciego que no veía
el ángel que se le oponía. Él siempre había andado por ahí, la mula siempre lo había llevado,
pero ésta sí veía al ángel; y le apretó el pie con una piedra y lo dejó cojo. A veces Dios nos tiene
que dejar cojos; no nos damos cuenta de que estamos caminando demasiado rápido, no nos
damos cuenta de que estamos actuando sin temor de Dios, y le toca al Señor hacer que la mula
se nos ranche, y nosotros no sabemos por qué se nos rancha la mula y seguimos insistiendo, y
no nos sale esto y no nos sale el negocio; no nos va bien en aquello, y de pronto resultamos con
el pie enyesado, y no sabemos por qué, y nos enojamos con la mula. Y ¿saben qué le dijo Dios
a Balaam? prácticamente que si no hubiera sido por la mula, y él hubiera seguido adelante, el
ángel lo hubiera matado; para no castigarlo con la muerte, solamente le apretó el pie. A veces
nosotros somos tan obstinados de hacer las cosas a nuestra manera, que no vemos a Dios que
se nos opone, y queremos pasar donde Dios no quiere que pasemos; entonces, para que no
muramos, le toca a Dios hacer que la mula nos apriete el pie; como le dijo el ángel a Balaam: Si
hubieras pasado, de cierto te hubiera matado. De manera que para no morir fue necesario que la
mula le apretara el pie a Balaam; y él todavía no entendía, y sacó el fuete y empezó a pegarle a
la mula, hasta que la mula le habló, y él le contestó a la mula sin darse cuenta que la mula le
estaba hablando, hasta que Dios le abrió los ojos y se dio cuenta cómo la mula le estaba
hablando. Dios le habló por la mula.

Somos más tercos que las mulas


Ahora una cosa, hermanos; ustedes saben qué es la obstinación de una mula; ahora
imagínense lo que Dios le estaba diciendo a Balaam. Balaam, tú eres más duro que una mula;
270 El templo de Dios

porque la mula vio y no quería pasar, pero él quería insistir a pasar incluso más allá que la mula;
pues eso dice que él era peor que una mula; y yo pienso que no sólo él; yo pienso que también
nosotros somos como una mula. El Señor dijo en el Salmo 32:9: “No seáis como el caballo, o
como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno”. A veces el
Señor quiere tratar con nosotros, y trata una vez y dos veces y tres veces, y nosotros siempre
encontramos una explicación donde todos son culpables menos nosotros, donde nosotros no
somos como animalitos, donde nosotros no somos como la mula; y pensamos que nosotros
tenemos derecho a castigar a una mula, hasta que Dios hace que la mula nos hable, y podamos
ver que Dios se nos está oponiendo. Así como se le opuso a Adán con un querubín en la puerta,
así muchas veces en nuestro caminar, a veces a Dios le ha tocado oponerse a nosotros; y
muchas veces nosotros no sabemos por qué no nos salen las cosas como queremos; y vamos
por aquí, y por aquí a ver si metemos el gol, como ahora en el mundial muchos tratarán de
meter; unos tratan por la derecha y por la izquierda, y no llegan, y maldicen y dicen groserías;
luego vuelven e intentan.
Ese es el hombre; siempre intentando cruzar más allá sin entender por qué; aunque, claro que
en el mundo meter gol está bien, pero aquí lo que no está bien es meter gol; en lo espiritual en
este caso es mejor ver al querubín en la puerta. La puerta está cerrada, y hay un querubín ahí;
quiere decir que hay una sola manera de hacer que ese querubín desaparezca de ahí, y la
puerta se pueda abrir, y esa manera es vencer. “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la
vida”; es decir, el fluir de vida de resurrección viene al creer, y vencemos cuando logramos morir
a nosotros mismos, y cuando logramos negarnos a nosotros mismos. En ese momento
podemos pasar por la puerta; porque la cruz es lo que abre la puerta.

La cruz abre la puerta del templo de Dios


Las puertas del templo 271

La puerta está toda cerrada, pero se abre a través de la cruz; porque la puerta se abre de
arriba para abajo; es la abertura vertical; y también se abre de derecha a izquierda; es la
apertura horizontal; es la cruz. La que abre la puerta es la cruz; y a veces hemos entrado hasta
cierto punto, pero todavía hay cosas en las que aún no hemos entrado; y Dios nos sigue
resistiendo, y seguimos encontrando esa parte de la puerta cerrada; y ese querubín ahí
grabado, diciendo: No pases sin primero dejar tus pecados afuera, tus errores afuera, tu ego
afuera, todo lo que el Señor determinó que se quede afuera. Todo lo que entra tiene que pasar
por la cruz; y la cruz es la que abre la puerta; sólo pasa lo que se trató delante de Él.
Yo creo que todos nosotros hemos tratado algunas cosas con Dios, pero quizá en otras cosas
no nos damos cuenta de que hay un ángel ahí que se está oponiendo, y nos está estorbando; y
a veces no comprendemos por qué nos está estorbando, por qué no podemos avanzar, por qué
hay ese pero; y es que Dios está tratando a través de ese pero, que es un ángel, y vemos esa
puerta como un querubín tallado que no nos deja pasar un poco más, por causa de que hay algo
a lo que nosotros no queremos renunciar; hay algo que nosotros no queremos soltar, hay algo
que nosotros no queremos entender, hay algo que nosotros todavía no vemos; así como Balaam
no veía el ángel, y ese ángel no era sólo el ángel, era de parte de Dios. Es Dios quien envía ese
ángel. ¿Usted cree que ese ángel iba a ponerse a estorbarle a Balaam sin Dios? no; ese ángel
estaba representando el desacuerdo de Dios con su persona, con su manera de ser, con su
manera de pensar; y algo sí tengamos seguro: no le meteremos gol al Señor. Eso tengámoslo
por seguro.
Al Señor no le colaremos nada inmundo en Su santuario; no se lo colaremos; el Señor tratará
con todo, con lo que menos uno se imaginaba. Tal vez uno se imaginaba que Dios no trataría
ciertas cosas porque no las había tratado antes, porque estaba tratando otras peores; pero llega
un momento en que Dios tiene que tratar ciertas cosas, y cuando tiene que tratar ciertas cosas,
ahí nos encontramos esa puerta cerrada.
272 El templo de Dios

Dice que a veces no es toda la puerta; a veces en algo estás correcto; para eso la puerta está
abierta, para lo que está correcto; pero hay cosas, como las que estábamos diciendo, a veces el
orgullo nos cierra la puerta por arriba y nos la abre por debajo; si nos humillamos, si uno
reconoce y se humilla, puede pasar, la puerta de abajo se abre; pero la de arriba está cerrada,
entonces sin humillarse no pasa; y también a los dos lados. ¿Por qué a un lado, por qué al otro
lado? porque hay desequilibrio; todos tenemos desequilibrio. A veces nos desequilibramos en
unas cosas y en otras cosas estamos bien, digamos estamos de acuerdo con el nuevo pacto, la
vida en el Espíritu, pero no en la cuestión del ministerio; a veces es al contrario, estamos de
acuerdo con eso pero no con lo otro. Ese es el desequilibrio; a veces estamos por un lado y a
veces por otro no, y dígame si no se lo ha preguntado, cuando hay un desequilibrio en usted,
usted no está tranquilo; hay algo que lo está molestando; es esa velita ahí y hay que ponerle
atención.

¿Cómo nos habla Dios?


Si la mula no te hubiese apretado el pie contra la piedra, yo te hubiera matado; refiriéndose a
la muerte prematura; pero ¿qué es lo que está haciendo Dios cuando está, digamos,
llevándonos al borde de la muerte? Leámoslo aquí en el libro de Job, para entender cómo Dios
trata con el hombre. Nótese que este libro trata de algo acontecido ya desde la época patriarcal;
usted sabe que Dios ya lo ha revelado desde la época patriarcal.
Leámoslo en Job 33:12-28: “12He aquí, en esto no has hablado justamente; yo te responderé
que mayor es Dios que el hombre. 13¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de
ninguna de sus razones. 14Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no
entiende. 15Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se
adormecen sobre el lecho, 16entonces revela al oído de los hombres, y les señala su consejo,
Las puertas del templo 273
17
para quitar al hombre de su obra, y apartar del varón la soberbia”.
Está el hombre ahí en su caballo, en su mula, queriendo pasar, y el Señor está contendiendo,
y no entiende por qué contendemos nosotros con Él. Dios quiere quitarnos de nuestra obra, y
apartarnos de nosotros la soberbia. “18Detendrá su alma del sepulcro, y su vida de que perezca
a espada. 19También...” Fíjese en este también; es que a veces si entendemos por un sueño, por
una revelación es muy agradable; pero es que a veces ni siquiera entendemos, entonces al
Señor le toca usar un segundo método, y este es el segundo método.

¿Por qué nos aprieta Dios la pierna?


“19También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos, 20que le hace
que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave. 21Su carne desfallece, de manera que
no se ve, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen. 22Su alma se acerca al sepulcro, y su
vida a los que causan la muerte. 23Si tuviere cerca de él algún elocuente mediador muy
escogido, que anuncie al hombre su deber; 24que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo
libró de descender al sepulcro, que halló redención”.
Cuando estás en pleno dolor, ojalá que alguien te explique lo que está pasando. Tú lo deseas
saber. ¿Sabes por qué estás al borde de la muerte, y Dios te tiene ahí en el borde? Porque
Dios tiene de ti misericordia; como le dijo a Balaam; ahí está con el pie atrapado en la piedra,
para no morir; un poquito más adelante moriría: pero la mula tuvo que apretarle la pierna para
que no muriera, para detener su alma del sepulcro. “25Su carne será más tierna que la del niño,
volverá a los días de su juventud. 26Orará a Dios, y éste le amara, y verá su faz con júbilo; y
restaurará al hombre su justicia. 27Él (Dios) mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y
pervertí lo recto, y no me ha aprovechado (eso es lo que Dios estaba buscando), 28Dios redimirá
su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz. 29He aquí, todas estas cosas
274 El templo de Dios

hace Dios dos y tres veces con el hombre, 30para guardar su alma del sepulcro, y para iluminarlo
con la luz de los vivientes. 31Escucha, Job, y óyeme; calla, y yo hablaré. 32Si tienes razones,
respóndeme; habla, porque yo te quiero justificar. 33Y si no, óyeme tú a mí; calla (él ahí estaba
resistiendo, protestando mucho), y te enseñaré sabiduría”.
Pienso que este pasaje nos ilustra muy bien lo que quiere decir en cuanto a querubines
grabados en las puertas del Templo. Dios trata con nosotros porque nos ama; pero porque nos
ama, nos purifica; porque nos ama trata con nosotros. Quizá hay cosas que no ha tratado
porque apenas está tratando otras, y ya estamos temblando y protestando, chillando como
chanchos; parece que no fuéramos ovejas sino chanchos. Las ovejas van tranquilas, pero los
chanchos chillamos y chillamos. Entonces, yo pienso que esto nos hace entender.

Dios nos repele y nos atrae


Volvemos al capítulo 6 del primer libro de los Reyes, en la descripción del templo, y vemos que
“talló en ellas querubines”. Ya sabemos para qué son los querubines; pero también talló
“palmeras”; ya es todo lo contrario; la palmera es para atraer. Mire cómo hace Dios: a la vez
nos repele y nos atrae. Así es el universo; fíjese cómo los planetas están en su posición, porque
algo los atrae y algo los repele; entonces giran, y en vez de caer directamente al sol, avanzan
pero dando vueltas, porque algo los atrae y algo los repele; eso es lo que mantiene las cosas en
su lugar. Es que Dios por una parte nos atrae y por otra parte nos repele. Así estamos en nuestro
lugar; nos atrae lo que es afín con Él, y nos repele aquello que no es afín con Dios; y como en
nosotros hay cosas afinadas y cosas bien desafinadas, entonces a veces Dios nos atrae con
misericordia, y a veces nos tiene que repeler, nos tiene que tratar y nos tiene que poner en
nuestro lugar; y eso todo se da en las puertas.
La casa de Dios también es así; hay hasta una parte de atracción y en otra parte hay
Las puertas del templo 275

repelencia al mismo tiempo; las dos cosas. Por ejemplo, dice Pablo: “14Si alguno no obedece a lo
que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se
avergüence (eso es repelencia). 15Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a
hermano” (2 Tes. 3:14-15); eso último es atracción; ambas cosas al tiempo. No lo tengáis como
enemigo, pues no es un enemigo, es uno de los amigos y es uno de los hermanos; pero al
mismo tiempo, no os juntéis con él, sino amonestadle como a un hermano. Dice Pablo:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también
seas tentado” (Gl. 6:1). Restaurarle; no justificar sus faltas, sino ayudarle a superar las faltas, a
corregir las faltas, y ahora sí volver a la normalidad.
Ahora, el que lo hace, póngase los guantes; porque si lo hace chambonamente, entonces le
toca el turno. Si lo hacemos mal nos toca el turno; ”considerándote también a ti mismo, no sea
que tu también seas tentado”. Eso porque el Señor nos mantiene en nuestro lugar aprobando lo
que es de Él y al mismo tiempo rechazando lo que no es de Él. A veces no entendemos qué es
lo que nos pasa en nuestra vida; parece que sí nos quiere y todo, pero también como que nos
resiste; a veces como que vemos la bendición, pero al mismo tiempo el estorbo. “Vé, pues”, pero
no podemos pasar, y vamos pero hasta un punto, y es por eso. Es como cuando usted se va a
quitar la grasa de un dedo; si el dedo esta engrasado entonces usted agarra y le hace duro,
duro; pero no es para quitarse el dedo; pero si usted no le hace duro, ahí le queda la grasa, y
tiene que hacerle duro para sacar la grasa sin romper el hueso.

Entran los que han sido redimidos y vencedores


Eso es lo que hace Dios con nosotros; pues sí, a veces nos damos cuenta de que Él nos ama,
que somos Sus hijos, que nos perdona, que nos soporta, y al mismo tiempo que nos corrige, al
276 El templo de Dios

mismo tiempo nos resiste, y al mismo tiempo parece que estamos siendo como estorbados, y no
entendemos por qué no nos salen las cosas como quisiéramos. Luchamos y luchamos pero
llegamos a un punto y no sabemos qué es lo que nos está pasando. ¿No será tal vez que hay
por ahí un ángel que la mula está viendo y nosotros, peores que la mula, no estamos viendo?
¿No será que en la puerta hay una hoja cerrada con un querubín tallado recordándonos que no
podemos estirar impunemente la mano si primeramente no hemos vencido? “Al que venciere le
daré a comer del árbol de la vida”, pero que no estire la mano sin haber vencido, sin haber sido
redimido y haber vencido. Se necesita haber sido redimido y vencer para tener una entrada
amplia y generosa; pero si no, se va entrar con mucho tratamiento; y ahí vamos a pelear mucho
con esa puerta y vamos a pelear, y vamos a pelear hasta que la cruz nos abra la puerta; es la
cruz la que nos abre la puerta; es la cruz la que hace que las hojas se abran, las de un lado y las
del otro lado, y las de arriba y las de abajo. Es la cruz la que abre las puertas amplia y
generosamente. Pero todo lo que el Señor tenga que resistir lo resistirá.
Por eso el Señor dice ahí: “34Pero las dos puertas eran de madera de ciprés; y las dos hojas de
una puerta giraban, y las dos hojas de la otra puerta también giraban. 35Y talló en ellas
querubines y palmeras y botones de flores, y las cubrió de oro ajustado a las talladuras”. Eso es
Cristo realmente forjado; nada le sobra, nada le falta.

Algunos salvos no entran en el Reino


Dios nos quiere enseñar muchas cosas; Él nos quiere enseñar que la cosa no es así tan fácil.
La salvación es una cosa pero el galardón es otra, pues la amplia y generosa entrada no es
solamente para la salvación, no; la puerta para la salvación es allá en el atrio; la que vimos del
pórtico; pero más adentro, después del atrio, al pasar al lugar santo y al Lugar Santísimo, ahí es
donde está, en las puertas; y no se trata de entrar solamente en la salvación, sino de entrar
Las puertas del templo 277

también en el Reino; y entrar en el Reino es entrar más allá que entrar en la salvación. Algunos
son salvos pero no entrarán al Reino, ni entrarán al Milenio, no participarán del Milenio, no
participarán del gobierno del Milenio. ¿Sabe como dijo el Señor? Así: “25Ponte de acuerdo con tu
adversario pronto (se lo dijo a los discípulos), entre tanto que estás con él en el camino, no sea
que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel” (Mt. 5:25);
y no nos queremos arreglar con la persona, y seguimos insistiendo e insistiendo, no; el Señor
dijo: Tienes que arreglarte con tu hermano, porque si no, entonces el juez te entregará al
alguacil, y el alguacil te echará en la cárcel. “26De cierto te digo que no saldrás de allí hasta (no
es eternamente en la cárcel) que pagues el último cuadrante”. Ahora, ¿cuándo es que el juez
echará a la cárcel con el alguacil? cuando el hermano se haya peleado con el hermano y no se
hayan arreglado esos problemas entre los dos mientras no se haya acabado el camino; “entre
tanto que estás con él en el camino”.
Significa que si tú te mueres, o el Señor viene, ya se acabó el camino para ti; entonces ¿a
dónde llegamos al otro lado? al tribunal de Cristo, el Juez; y ¿qué dirá el Juez al alguacil, los
ángeles? Éste, durante el camino que seguía en la tierra, mientras vivía antes de morir, o
mientras vivía antes de la venida del Señor, no se arregló con su hermano; pero es un hijo de
Dios, es una persona salva, pero no de gloria; y entonces tiene que pagar todo lo que debe;
nada más, pero tampoco menos. Echadlo, pues, en la cárcel hasta que haya pagado el ultimo
cuadrante. Hasta ahí. No es eternamente, porque es una persona salva, pero es una persona
que será echada en la cárcel hasta pagar el último cuadrante. Eso quiere decir que antes del
cielo nuevo y la tierra nueva hay un Milenio, un Reino que ahora se llama Reino, donde se
gobierna con vara de hierro y serán quebrantadas las naciones de parte del Señor y los
vencedores. Es un Reino con vara de hierro, donde el Señor tratará las cosas. Dios quiere que
tratemos las cosas mientras estemos aquí en la tierra, en el camino antes de morir o antes de
que venga el Señor; porque si no, las tendrá que tratar en el Milenio; ya es en el Milenio, a partir
278 El templo de Dios

del tribunal de Cristo en adelante; porque el tribunal de Cristo es cuando somos presentados al
juez, y el juez dice la sentencia.

Dios tiene un plazo


Hermanos, esto quiere decir que nosotros debemos arreglar las cosas, no hacernos los
tontos, no hacer lo de Balaam; tratar de pasar, y no estamos entendiendo que Dios nos está
estorbando, porque el Señor ya lo dijo una vez: “No contenderá mi espíritu con el hombre para
siempre, porque ciertamente él es carne” (Gé. 6:3). ¿Qué tal que se nos esté acabando la
mecha y no lo sabemos? Porque el Señor establece el plazo para tratar con el hombre. Termino
con este concepto de plazo, en el libro de Daniel capitulo 11; allí está el concepto de plazo.
Vamos a leerlo desde el versículo 31, para entender que esto es en plena tribulación, es decir,
en pleno gobierno del anticristo.
“31Y se levantarán de su parte (de parte de aquel que hará pacto con aquellos que abandonen
el pacto del Señor) tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo
sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”. De aquí en adelante es ya cuando la
abominación desoladora está en acción. “32Con lisonjas (el anticristo) seducirá a los violadores
del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. 33Y los sabios del pueblo
(están todavía aquí) instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada (a muerte) y a
fuego (puede ser ellos con sus cosas) en cautividad (en la cárcel) y despojo (quitándoles sus
cosas). 34Y en su caída (la caída de los sabios del pueblo) serán ayudados de pequeño socorro;
y muchos se juntarán a ellos con lisonjas”. Notemos ahora en el siguiente versículo la definición
de plazo. “35También algunos de los sabios caerán (ahí aparece para qué caerán algunos de los
sabios) para ser depurados y limpiados y emblanquecidos”. Vemos que junto a su sabiduría
eran impuros; entonces el Señor necesitaba quitar la impureza de los hombres; el Señor no
Las puertas del templo 279

dejará que sean sabios al otro lado por su impureza. Aquí podemos ser sabios impuros; allá hay
que ser sabios y que ser puros. “Para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el
tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo”. ¡Qué maravilla! ¿Hay plazo para que?
Para depurar y para limpiar, para purificar y emblanquecer; entonces aquí nos explica el
concepto de plazo que Dios establece; ahora, aquí en este versículo parece que el plazo fuera
solamente en la tribulación.

Le he dado tiempo para que se arrepienta


Sin embargo, fíjese cómo ya en Apocalipsis 2:20-21, el Señor habla de dar plazo a Jezabel.
20
“ Pero tengo unas pocas cosas contra ti”; note en el verso anterior está la aceptación:
“conozco tus obras, y amor, y servicio, (ahí las puertas están abiertas) y tu paciencia, (la puerta
está abierta) y que tus obras postreras son más que las primeras”; la puerta está abierta, pero
ahí está bien; como decía Pablo: “os alabo en esto, pero en esto no os alabo”;142 y así dice aquí:
“20Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras (hay tolerancias que son intolerables, que
el Señor no tolera, hay intolerancias en que el Señor no quiere que seamos intolerantes; pero en
otras cosas no le gusta nuestra tolerancia y nos la cobra) que esa mujer Jezabel, que se dice
profetisa, enseñé y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a ídolos. 21Y le
he dado tiempo (aun para esto hay plazo; no hay que acabar la mecha, no hay que pensar que
porque no está pasando nada, todo está bien, no; si no está pasando nada hay que estar
buscando qué hay que arreglar, no sea que se acabe el plazo. ¿Qué pasa si se acaba el plazo?
Ahí lo dice) para que se arrepienta”. ¿Para qué es el tiempo? Para que se arrepienta. Eso es lo
que dice la Palabra por Pedro, que el Señor “es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pe. 3:9). La intención de hacer
142
Cfr. 1 Corintios 11:2,17
280 El templo de Dios

como si no estuviera pasando nada, es por el tiempo para arrepentirse. Cuando parece que todo
está bien, cuando parece que no pasa nada, es el tiempo para arrepentirse.
Y dice: “Pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 22He aquí, yo la arrojo en cama, y en
gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella”. No ella
sola, no; ustedes los que la toleran, ustedes, la iglesia, si no se arrepienten, ustedes que la han
tolerado, también se tienen que arrepentir; ustedes que han tolerado la cosa se deben arrepentir
también de las obras. Dios está buscando realmente formar a Cristo en nosotros a través de Él,
y al mismo tiempo de que Él nos ama y nos recibe y nos acoge, nos da disciplina, nos purifica,
nos corrige; y esa corrección es la misericordia. La misericordia no es la alcahuetería, la
misericordia es que Dios detuvo su alma del sepulcro cuando le dolían allí los huesos en su
cama, en la tribulación, en el sufrimiento; como leímos en Job. Esa fue la misericordia, cuando
estaba en una situación difícil. Dios estaba llamándolo a no seguir haciéndose el autosuficiente.
Ese querubín ahí en la puerta es para purificarnos, es para llamarnos al arrepentimiento, a la
depuración, a la limpieza. Aprovechemos, hermanos, como dijo Salomón: “mejor es perro vivo
que león muerto” (Ecl. 9:4); mientras estamos aquí, Dios nos concede humillarnos, pedirle
perdón y abrazar la cruz; porque a veces Dios nos da tiempo, y la aplicamos un poquito, pero,
como Dios le dijo a Jeremías: “Maldito el que detuviere de la sangre su espada” (Jer. 48:10);
como Saúl, que debía aplicar juicio y no lo aplicó, detuvo la sangre de su espada y no debía de
haberla detenido; debía haberla clavado y haberlo hecho hasta el fondo y juzgar en nombre de
Dios el pecado; pero Saúl no lo hizo, y Dios le dice a Jeremías: “Maldito el que detuviere de la
sangre su espada”. Hay que juzgar, hay que tratar el mal que hay en nosotros; a veces nosotros
llegamos hasta cierto, pero hay cosas que no tratamos, que le damos larga. Sí, Señor, voy a
hacer esto; pero no lo hacemos; voy a pagar esto, pero no lo pagamos; voy a cubrir mi deuda, y
no la cubrimos; voy a pedir perdón, y no lo pedimos; voy a humillarme, y no nos humillamos; voy
a cortar con esto, y no lo cortamos; y se nos está acabando el tiempo y seguimos; y como no
Las puertas del templo 281

pasa nada y no estamos viendo que se nos está acabando la mecha, no vemos que la explosión
está a la puerta.
Hermanos, el Señor tenga misericordia de nosotros; que podamos entender qué es todo lo de
estas puertas tan complejas, que no se entra como tan fácil; que sí se entra pero no con pecado,
no con errores, no con el ego; se entra a través de la cruz.

XVIII

EL ATRIO INTERIOR
282 El templo de Dios

DEL TEMPLO143

La tipología del atrio


Avancemos un poquito más en el capítulo 6 del libro 1 de los Reyes. Vamos a considerar hoy
el verso 36, con la ayuda del Señor, que es un versículo que trata del atrio interior del templo.
Ese es el tema para considerar juntos esta noche: el atrio interior del templo. Dice: “36Y edificó el
atrio interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro”.

143
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, julio 3 de 1998. Transcripción: Antonio Cárdenas
278 El templo de Dios

Cuando el escritor del libro de los Reyes, probablemente Jeremías o Baruc, comienza por el
Espíritu Santo a hablar aquí del atrio interior, constituye un avance en la tipología. La Palabra
primero menciona el atrio, pero ahora dice el atrio interior; obviamente que cuando comparamos
la tipología del tabernáculo con la tipología del templo que estamos mirando ahora, vemos que
en el tabernáculo era simplemente el atrio; no había atrio exterior ni atrio interior; había
solamente atrio. Ahora, en el templo, vemos que había atrio interior. Nos damos cuenta de que
aquí el Espíritu Santo quiso añadir algunos detalles a la tipología que no aparecían la primera
vez cuando se habló del atrio simplemente, el del tabernáculo; quiere decir que en aquella
ocasión el Espíritu Santo dio unas primeras indicaciones que debemos tener en cuenta cuando
estudiamos el atrio; y ahora un poco más adelante en el tiempo de David y Salomón (porque
David fue el que recibió el plano y Salomón fue el ejecutor), el Espíritu Santo añade algunos
detalles que no aparecían en el primer diseño del tabernáculo. Pero de todas maneras, para
poder entender bien la tipología del atrio interior en el templo, debemos obviamente tener en
cuenta la tipología anterior sobre la que ésta descansa; porque la tipología del templo descansa
sobre la tipología del tabernáculo. Es la tipología del tabernáculo la que nos da los indicios
generales, y luego en la tipología del templo, Dios nos da detalles adicionales; pero son
adicionales en relación a los conceptos primeros y principales que aparecen allá en el
tabernáculo.
Lo primero que tiene que llamarnos la atención aquí, antes de entrar en las hileras de piedra y
de cedro, es el hecho mismo de que exista un atrio, y luego que Dios, detrás del atrio de más
afuera, establezca o reconozca un atrio interior que al principio como que no se veía, pero
después se ve. Cuando por primera vez se ve el tabernáculo, la casa de Dios, si se ve desde
afuera, lo primero que se ve es el atrio. El atrio es la parte más exterior de la casa; podríamos
decir que el atrio es lo que se ve desde afuera; lo que ve la gente que no está dentro de la casa;
eso es lo único que puede ver de la casa. La gente que está afuera no puede ver lo que hay en
279

el Lugar Santísimo, ni puede ver tampoco qué es lo que hay en el lugar santo, y ni siquiera logra
entender bien lo que hay en el atrio interior. La gente del mundo, la gente que está afuera,
solamente ve las paredes exteriores, lo que está por fuera. Entonces, sería bueno que nosotros
nos detuviéramos a tratar de entenderle al Señor, qué es lo que Él quiere que miren en nosotros,
Su casa, la gente que está fuera, la gente del mundo. Después entramos un poquito y miramos
qué hay detrás de ese atrio, y vamos a poder mirar que hay un atrio interior allá adentro, pero
hay que empezar por lo que hay afuera, por lo que se vería desde el punto de vista del mundo.
El Señor sí puede ver lo que hay dentro de la casa de Dios; pero la gente que está en el mundo
solamente puede ver lo que está afuera. Y yo sugeriría que para que podamos sacarle más
provecho a este versículo 36 de 1 Reyes 6, regresemos un poquito al libro del Éxodo, y, aunque
el pasaje es largo, si no alcanzamos a verlo todo, por lo menos captemos unos primeros
conceptos en relación al atrio. Vamos a Éxodo 27: 9-19, donde se nos describe primero el atrio
del tabernáculo, que es el que nos da las primeras ideas. Vamos a hacer una lectura un poco
rápida, puesto que aquí no estamos estudiando necesariamente el atrio del tabernáculo; pero
estamos tomando algo para enriquecer la comprensión del atrio del templo; porque la
comprensión del atrio del templo se ayuda de la comprensión del atrio del tabernáculo.

El atrio es lo que el mundo ve de la casa de Dios


“9Asimismo harás el atrio del tabernáculo”. En el atrio hay muchas actividades; el atrio es lo
primero que ve la gente; esa es la primera parte en la que se entra, y es lo primero que se ve; y
es lo primero que se entiende, y es lo primero que entiende la gente que viene de afuera para
dentro. Entonces, lógicamente, aunque el Señor está interesado en nuestros corazones,
también está interesado en lo que la gente ve; porque Él dice: para que el mundo vea, para que
el mundo crea (cfr. Juan 17:21). El mundo no puede ver lo que pasa en el interior. La Biblia dice
280 El templo de Dios

que, como lo veíamos cuando hablábamos de las ventanas del templo, el mundo por fuera ve
una cosa, pero no ve lo que pasa adentro; el mundo solamente ve lo que pasa afuera. Entonces,
bueno, y ¿qué es lo que Dios puso afuera de Su casa para que el mundo vea? el atrio.
“Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud
para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las
columnas y sus molduras, de plata”. Así que, en la parte más afuera, lo que la gente ve, son
columnas de bronce con basas y capiteles de plata, y aquellas cortinas de lino fino. Eso es lo
que ve la gente que está afuera; cuando la gente mira a la casa de Dios lo que ve es unas
columnas de bronce con capiteles y basas de plata, que están sosteniendo las cortinas de lino
torcido para formar un atrio.
Luego dice así: “11De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos
de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus
columnas y sus molduras, de plata. 12El ancho del atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de
cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas”. Ahí nos damos cuenta de que aquí
también, como en el templo, se mantiene el concepto de ancho y de largo, mostrando el largo de
100; el ancho aquí es de 50.
Luego dice: “13Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos.
14
Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres
basas. 15Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. 16Y
para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, (ahora sí ya la puerta no es sólo de
lino), de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con
sus cuatro basas. 17Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata”; ellas son
de bronce, pero están ceñidas de plata. En el atrio, el principal material es el bronce; en el Lugar
Santísimo, el oro; luego las tablas están sobre basas de plata, y aquí las columnas del atrio son
de bronce aunque con plata. Así como en el lugar santo, plata con oro, y adentro, puro oro.
El atrio interior del templo 281

“17Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus
basas de bronce. 18La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y
cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de
bronce. 19Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas
las estacas del atrio, serán de bronce”.

Dios mira la fe, el mundo mira las obras


Aquí nos dio muchos detalles del atrio. Pero el que más quiero enfatizar en esta noche, el
primero que quiero enfatizar, es el del lino; porque las columnas están escondidas detrás de las
cortinas; las columnas son para mantener las cortinas; las cortinas son de lino; es decir, lo que la
gente de afuera ve prácticamente, es lino; claro, ellos saben que el lino no puede estar por sí
solo; es sostenido por columnas; entonces, bueno, lo que la gente ve son las cortinas de lino, y
lo que supone que mantiene esas cortinas de lino son columnas. Es lo primero que la gente ve.
¿Qué representa estas cortinas de lino? Allí está en la Biblia, porque la Biblia se interpreta sola;
el libro de Apocalipsis habla respecto del significado del lino. Apocalipsis 19:8 dice: “Y a ella (a la
esposa del Cordero, que es el templo de Dios, la Iglesia) se le ha concedido que se vista (esa es
su vestidura visible, su vestidura de novia. ¿Cuál es la vestidura de la novia?) de lino; lino fino,
limpio y resplandeciente; ( y ahora viene el significado del lino) porque el lino fino es las acciones
justas de los santos”. Fíjense que lo que Dios mira es la fe; pero lo que el mundo mira son las
obras. Por eso es que hay versículos en la Biblia, como en Romanos 4, que se complementa
con el pasaje de Santiago 2:14-26. Aparentemente, a primera vista pareciera que se contradijera
Santiago con Pablo. Por ejemplo dice así Pablo: “1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham,
nuestro padre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué
gloriarse; pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue
contado por justicia. 4Pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
282 El templo de Dios

5
mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”
(Rm. 4: 1-5).
Entonces, lo que cuenta para Dios es la fe; lo que Dios ve es la fe de la persona. Dios mira la
fe de la persona; Dios sabe que Su pueblo es nada en sí mismo; que la única manera como Su
pueblo puede ser recibido delante de Él es a través de la preciosa sangre, y es a través de lo que
el Señor mismo le da a Su pueblo. Eso lo sabe muy bien Dios. Y por eso ninguno de nosotros va
delante de Dios basado en sus propias obras, sino en la obra del Señor Jesús; y Dios ve que tú
no tienes ninguna otra esperanza, pero que esa es tu única esperanza, y tu fe; y entonces Dios
cuenta tu fe por justicia. Pero Santiago tiene otra cosa qué decir; no es que se esté
contradiciendo con Pablo, sino que está mirando otro aspecto; el aspecto como lo ve, no Dios,
sino como lo ve la gente que está afuera. Dice así el apóstol Santiago: “14Hermanos míos, ¿de
qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15Y si un
hermano o una hermana están desnudos, (ahí está hablando de acciones) y tienen necesidad
del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,
pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” Santiago
está viendo el provecho práctico aquí en la tierra, para con los santos pobres y necesitados, el
provecho que se debe obtener de la fe; no sólo el provecho de salvación eterna, sino de la
aplicación de la salvación a la realidad presente. “17Así también la fe, si no tiene obras es muerta
en sí misma. 18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y
yo te mostraré mi fe por mis obras”. Aquí se está hablando de lo que se muestra, es decir, de lo
que el mundo ve afuera. Yo te mostraré. “19Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los
demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es
muerta? 21¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo
sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó...?” Dios no necesita sino ver primero la fe y ya te
justifica; pero Dios está interesado en que tu fe actúe para que la vea el mundo. A eso se le llama
El atrio interior del templo 283

la obediencia de la fe; es la fe actuando. “22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y
que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Stg. 2:14-23).
Aquí Santiago está viendo otro aspecto; Santiago está viendo lo que el mundo debe ver.
Santiago está colocándonos afuera del templo para mirar las cortinas, y Pablo nos está
colocando allá adentro, para mirar la gracia. ¿Qué es lo que Dios quiere que el mundo vea de Su
pueblo? Cortinas de lino. ¿Qué son estas cortinas de lino? Son las acciones justas de los
santos.

Un pueblo propio, celoso de buenas obras


Podemos ver la expresión que aparece en la epístola a Tito. “Quien se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas
obras” (Tito 2:14) ¿Cómo? Eso es por medio de la obra de Cristo recibida por la fe. Ah, el Señor
se dio también para purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Claro que la
salvación es por la fe, pero la fe actúa y se perfecciona por las obras; porque el mundo no ve tu
fe. Santiago dice: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te voy a mostrar mi fe por mis obras. A Dios
hay que mostrarle la fe; pero al mundo hay que mostrarle nuestra fe por medio de nuestras
obras. Lo que está fuera del tabernáculo son cortinas de lino fino; son acciones, la fe actuando
las cosas necesarias para los hermanos que tienen necesidades; compartiendo para las
necesidades de los santos; actuando. Acciones justas de los santos. Ese es el atrio que Dios
quiere para Su casa. Dios quiere para Su casa un pueblo celoso de buenas obras. Eso es lo que
dice en ese pasaje clásico de la salvación por fe, pero que resulte en obras, que aparece allí en
Efesios 2:8-10: “8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe”. Eso es lo que Dios ve allá dentro.
“10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras”. Esta palabra
284 El templo de Dios

que aquí se traduce hechura, la que aparece en el idioma griego es poema: somos poema suyo.
Significa que las acciones justas del pueblo celoso de buenas obras para Dios, son para Dios un
poema; un poema que Dios quiere que el mundo lo oiga, lo crea, es un poema de Dios; esto que
se llama hechura; es como una obra maestra de Dios, y eso es para que el mundo lo vea; son
poemas suyos creados en Cristo Jesús; todo eso hasta aquí creados en Cristo es totalmente de
Dios, es por gracia, pero para; creados en Cristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano; ¡ah, de antemano! De manera que toda la lavada de loza de Jorgito allá y la servida
de Germancito, untados de sopa, y cada uno de los otros hermanos, todos trabajando, eso no es
que sucedió porque sí. Estaba preparado de antemano. A veces Dios nos sorprende con
algunas buenas obras que estaban preparadas, y a veces nos agarra por sorpresa, y a veces
fallamos y dejamos las cosas sin hacer. Sí, Dios está queriendo llevar a la gente perdida a la
salvación, evangelizando, que la gente crea, pero también Dios está preparando las
circunstancias constantemente una tras otra para que sirvamos, obremos, para que actuemos; y
eso que hacen sus redimidos es lo que se llama en la Biblia un adorno. No porque te salva. San
Pablo cuando le dice a Tito: Enseña que las ancianas..., que los jóvenes..., lo dice para que en
todo adornen la doctrina (cfr. Tito 2:1-10). La doctrina es el evangelio de Dios y es la salvación
por la fe, pero eso produce un adorno, porque una vestidura de novia parece que va a ser muy
simple, pero no, trae adornos. Pero ¿cuáles son esos adornos? La Biblia dice: le haremos
adornos; los adornos son las buenas obras preparadas de antemano. Dios quiere que nosotros
sepamos que Él nos tiene preparadas obras buenas de antemano. A la novia se le ha preparado
y se le ha concedido que se vista de lino fino; y ¿cuál es ese? las acciones justas. Las acciones
justas estaban ya preparadas de antemano por Dios. Y de pronto tú apareces colocado,
colocada por Dios en una circunstancia para que hagas una obra buena equis, la que Dios había
preparado. Así que Dios nos ayude cada vez, a estar atentos a la buena obra. A veces puede ser
tan sencilla como un vaso de agua fría, pero eso estaba preparado de antemano. Dice: “poema
El atrio interior del templo 285

suyo, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para
que anduviésemos en ellas”. Esas son las acciones justas de los santos; ese es el trabajo del
pueblo de Dios.

Las columnas
Ahora, ¿quiénes deben sostener esas cortinas de lino? las columnas. Ahora, en la casa de
Dios hay varias clases de columnas; muchas columnas. Por ejemplo, en Gálatas se nos
menciona unas columnas. Dice: “Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo,
Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en
señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión” (Gl.
2:9). Ahí están las columnas por dentro; pero ¿qué dicen las columnas? “10Solamente nos
pidieron que nos acordásemos de los pobres, (ahí está el lino fino, las acciones justas de los
santos) lo cual también procuré con diligencia hacer”. Ahora, aquí aparecen personas como
columnas, aparecen tres apóstoles; por eso aquí, Jacobo, Cefas y Juan son columnas que
ayudan a mantener la casa de Dios; pero no solamente los apóstoles son columnas. En la Biblia
Dios le llama columnas a los cristianos vencedores, a los hijos de Dios que vencen. Dice el
Señor Jesús en Apocalipsis 3:12: “12Al que venciere, (porque si no es vencedor, entonces se
mueve la columna, no está sosteniendo nada) yo le haré columna en el templo de mi Dios, y
nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de
mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 13El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. ¿Quiénes son estas columnas del templo
de Dios? son los creyentes vencedores; ellos son las columnas.
Hasta aquí hemos mirado la parte primaria y esencial del atrio, lo que se ve; lo que Dios quiere
que el mundo vea es lino fino, las acciones justas de los santos llevadas a cabo por los cristianos
vencedores. Y eso es lo primero que el Señor dice del atrio en cuanto al tabernáculo. Pero, Dios
286 El templo de Dios

no se quedó contento; todavía tengo que decir algo más respecto del atrio. Ahí detrasito de esas
columnas que sostienen esas cortinas de lino, ahí hay un atrio interior; si el pueblo quiere hacer
esto, y Dios quiere que el pueblo vea esto, pero el pueblo no va a ser visto haciendo esto, sino
que hay algunos otros adentro en el atrio haciendo un trabajo. Un trabajo que se tiene que hacer
en el atrio interior. Las cosas se tienen que preparar desde adentro para que aparezcan afuera.
Porque es que primero tienen que prepararse las cosas interiores. Dios no solamente pone
columnas en el atrio llevando aquellos cortinas, sino, como leímos, coloca hileras de piedras
labradas en el atrio interior. Ahora ya no se ve a primera vista; el otro trabajo es por causa de
esto que está aquí detrás. Lo que está detrás de esto, lo que produce aquella, lo que está
detrás de esto es aquello; eso es lo que pasa en el atrio. Hay un atrio interior en el cual hay
también piedras; incluso ¿no somos nosotros las piedras labradas, y no en desorden sino en
hileras? En orden, bien ordenado eso; eso es lo que hay todavía detrás en el atrio, pero detrás
del otro.
Hermanos, para que la iglesia pueda aparecer, tiene que haber algunos ahí que estén
trabajando las cosas, preparando todo. Quizás ellos no se vean a primera vista, sino que están
detrás en su puesto, en coordinación, en unanimidad. Eso es lo que dice ahí en el primer libro de
los Ryes: piedras labradas, hileras de piedras labradas. Claro, eso quiere decir que hay que
organizar las buenas obras de los santos; tienen que organizarse; eso no se da así porque sí, de
manera desordenada; no. Allí detrás del atrio visible hay un atrio interior donde se refleja el
orden.

Tres hileras de piedras labradas


Dice 1 Reyes 6:36: “Y edificó el atrio interior”; es el de detrás del que se ve; es lo primero que
la gente ve cuando se encuentra con la Iglesia, cuando se encuentra con el pueblo de Dios. La
gente no va a ver a Dios, la gente ve a las personas; cuando san Juan dice que él se volvió para
El atrio interior del templo 287

oír la voz que hablaba, dice que vio siete candeleros de oro, y de pronto, en medio de los siete
candeleros de oro estaba el Hijo del Hombre (cfr. Ap. 1:12-13). Uno semejante al Hijo del
Hombre. Pero note que cuando él se volteó, lo primero que vio fueron los candeleros; la gente
del mundo no ve a Cristo, la gente del mundo ve a los cristianos; nos ve a nosotros, lo que
hacemos, lo bueno y lo malo. Y luego detrasito de lo que la iglesia hace, tiene que haber algunos
ahí. Dios determinó que haya algunos ocupando su lugar, ahí en el atrio; es decir, Dios dijo: no
es suficiente presentar el atrio así; tengo que presentar algo más en el atrio. Porque vamos a ver
que la Palabra menciona eso. “Y edificó el atrio interior de tres hileras”; así como la casa de Dios
estaba reforzada por aquellas tres galerías que eran los diáconos (el diaconado), el presbiterio
(el obispado) y el apostolado, así detrás del atrio exterior hay un atrio interior, que tiene también
tres hileras; ¿de qué? De piedras labradas (todos en coro). Ahora, ¿no dice san Pedro:
Vosotros, como piedras vivas, sois edificados? Bueno, pero labradas; han sido precedidas de
algún martillazo; personas que han sido tratadas por Dios para que sirvan, como decir, detrás de
bambalinas, en los trabajos del atrio. ¿Ustedes quieren ver ese trabajo de estas personas que
están detrás de bambalinas? Vamos a leerlo en el Nuevo Testamento.
Vamos a 2 Corintios 8: “1Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha
sido concedida a las iglesias de Macedonia; 2que en grande prueba de tribulación, la
abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en las riquezas de su generosidad.
(Eran personas pobres, pero eran ricas en generosidad) 3Pues doy testimonio de que con
agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4pidiéndonos con
muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los
santos. 5Y no como lo que esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor
(entonces el Señor les guió a ponerse en contacto con Pablo, Lucas, Bernabé, con Timoteo,
para organizar el servicio a los santos de manera efectiva) y luego a nosotros, por la voluntad de
Dios; 6de manera que (ahí están detrás del atrio visible este atrio interior) exhortamos a Tito para
288 El templo de Dios

que tal como comenzó antes (ya había comenzado), asimismo acabe también entre vosotros
esta obra de gracia. 7Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda
solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. 8No hablo como
quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la
sinceridad del amor vuestro”.

Diligencia colectiva
La diligencia de otros pone a prueba nuestra sinceridad. Cuando nadie hace nada, pues todos
estamos cómodos; pero cuando algunos hacen, qué vergüenza si yo me quedo quieto,
¿verdad? “9Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros
se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. 10Y en esto
doy mi consejo; (ahí están esas piedras en el atrio interior; doy mi consejo a vosotros que
comenzasteis no sólo a hacerlo sino también a quererlo, porque hacer algo sin quererlo es como
Ananías y Zafira, cfr. Hechos 5:1-11) porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis
antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. 11Ahora, pues, llevad
también el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así lo estés en cumplir conforme
a lo que tengáis. 12Porque si primero hay voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno
tiene, no según lo que no tiene. 13Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para
vosotros estrechez; 14sino para que en este tiempo, con igualdad, (en este tiempo; no en el
Milenio, no en el cielo nuevo ni en la tierra nueva; en este tiempo, con igualdad, en la Iglesia) la
abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la
necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo
más, y el que recogió poco, no tuvo menos. (Ahí está el atrio interior) 16Pero gracias a Dios que
puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros. 17Pues a la verdad (mire lo que pasa
en el atrio interior) recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia
El atrio interior del templo 289

voluntad partió para ir a vosotros. 18Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en
el evangelio se oye por todas las iglesias; (ese es Lucas) 19y no sólo esto, sino que también fue
designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo,
que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra
buena voluntad; 20evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que
administramos, 21procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor, sino
también delante de los hombres. 22Enviamos con ellos a nuestro hermano, (ese es Tito;
después vienen Lucas y Aristarco) cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces (eran
personas que estaban detrás preparando, ayudando y organizando el funcionamiento del
pueblo del Señor. Sí, el Señor quiere que haya de Su pueblo obras visibles al mundo, pero Él
sabe que tienen que preparar la generosidad como lo dice aquí más adelante) en muchas cosas,
y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. 23En cuanto a Tito,
es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos (Lucas y
Aristarco), son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo. 24Mostrad, pues, para con ellos
ante las iglesias (Mostradle, eso es para que se vea) la prueba de vuestro amor, y de nuestro
motivo de orgullo respecto de vosotros.

Preparación anticipada
(Cap. 9) 1Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba. (nos
saltamos al 3) 3Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea
vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; 4no sea que si vinieren
conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no
decir vosotros, de esta nuestra confianza. (ahí está el manejo detrás de bambalinas, que es las
acciones justas que se ven por fuera) 5Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que
fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que
290 El templo de Dios

esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra”.


Ahí nos damos cuenta que detrás del atrio que se ve, que ve el mundo, que son acciones
justas de los santos, tiene que haber la preparación; y para hacer esa preparación, ahí aparecen
tres hileras de piedras labradas. Significa que esas hileras muestran el orden, muestran la
unanimidad, muestran cómo las cosas se hacen ordenadamente; como decía Pablo: “Haced
vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia” (1 Co. 16:1). Las buenas
obras de la iglesia tienen que prepararse detrás de bambalinas por personas tratadas por Dios y
que estén en unanimidad. Que estén en un mismo objetivo y en una misma línea. Por eso el
Señor quiso ampliar la tipología del atrio en el templo, porque todavía no había dicho todo lo que
hay en el tabernáculo. Así que tiene que haber, además del trabajo de todo el pueblo celoso de
buenas obras, un trabajo entre bambalinas de los diáconos, una hilera, de los ancianos, otra
hilera, de los apóstoles, otra hilera.

Las vigas de cedro y la cruz


Pero todavía aparece otra hilera en el atrio. Una última hilera que también está en el atrio. Es
lo que ve la gente de afuera, y son vigas de cedro. Esto es muy interesante, porque con las vigas
de cedro nos habla de la cruz, y las vigas son para sostener el testimonio. Pero resulta que la
palabra testigo, en el idioma griego es mártir; entonces ¿qué es lo que el mundo de afuera se
encuentra primero en la casa de Dios? El testimonio del pueblo de Dios, y del trabajo de Dios, y
del testimonio, y del trabajo de los siervos de Dios, y el testimonio hasta la muerte de los siervos
de Dios. Eso es lo que hay en el atrio. Eso es lo que la gente del mundo empieza a encontrar
primero antes de entender lo que Dios hace dentro; y antes de que Dios haga una obra dentro de
las personas, las personas todavía no entienden a Dios. La gente ve a la iglesia; lo que ve la
gente es al pueblo de Dios trabajando. A lo mejor no ve que ese trabajo tiene que ser preparado,
pero también tiene que ver gente que haya estado dispuesta a sostener el testimonio de Cristo
El atrio interior del templo 291

hasta la muerte.
Por eso también no pueden faltar los mártires en el atrio. Porque los mártires son el testimonio
al mundo hasta la muerte. Dios quiso que junto con las hileras de piedras labradas haya también
una hilera de vigas de cedro, representando aquellas personas que dan testimonio hasta la
muerte. El Señor quiere que le hagamos atrio a Su casa; y eso quiere decir que no es solamente
algo de nuestra fe aquí interior, que nadie la ve, sino algo que Dios quiere que el mundo vea.
Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Llevar mucho fruto; Dios quiere
que el mundo nos vea. Que el mundo vea nuestra vida de comunión, como decir, panes de la
proposición. La propuesta al mundo. Eso es lo que el mundo ve.

XIX

LAS COLUMNAS
DEL ATRIO
EN EL TABERNÁCULO
292 El templo de Dios

COMO BASE
PARA LA TIPOLOGÍA
DEL TEMPLO144

Masticando un poquito más el tema

144
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, julio 10 de 1998.
290 El templo de Dios

En nuestro estudio del Templo de Dios, hemos estado analizando el capítulo 6 del primer libro
de los Reyes. La vez pasada estuvimos viendo lo relacionado con el atrio interior; pero tuve la
sensación de que en la parte que tratamos la vez pasada, hubo cosas que hubiera sido mejor
completarlas un poquito; entonces vamos a tratar de completar un poquito lo que estuvimos
viendo la vez pasada respecto del atrio. La vez pasada vimos en el libro 1 Reyes capítulo 6 lo
relativo al atrio interior del templo de Dios; y para entenderlo mejor en la tipología del templo de
Salomón, vemos que la tipología del templo se desarrolla de otra tipología anterior más simple e
introductoria; por eso, para la comprensión espiritual, regresamos al tabernáculo e hicimos una
lectura un poco larga de aquel pasaje de Éxodo donde se nos hablaba del atrio; pero
precisamente por haberla hecho así rápidamente en función del pasaje del libro 1 Reyes,
entonces yo tuve la sensación de que algunas cosas quedaron como un poco crudas y no quise
seguir adelante sin que por lo menos consideráramos, si no todo, por lo menos algunos otros
aspectos del atrio en la tipología del tabernáculo, que es base para la tipología del templo, y
entonces podamos dar un poquito más de atención a algunos detalles.
Estamos ahora en Éxodo 27:9. Vamos a fijarnos un poco allí en lo relativo a las columnas, que
es la parte que quisiera que consideráramos hoy un poquito más detenidamente, porque la vez
pasada sí lo tocamos, pero me quedó esa sensación en el espíritu de que se necesitaba
masticar un poquito más el asunto de las columnas; además de que más adelante volveremos a
ver columnas.

Las cortinas sostenidas por columnas


De manera, pues, que, si Dios lo permite, vamos a detenernos en las columnas del atrio, en el
tabernáculo. Sí, veamos un poco las columnas del atrio como base para la tipología del templo.
Volvamos allí a Éxodo 27:9 y vamos a fijarnos en los detalles de las columnas. “9Asimismo harás
el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien
291

codos de longitud para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce”. No
sé si mis hermanos se dieron cuenta de cuántas son las columnas del atrio; fueron veinte en el
sur, veinte en el norte, y diez en un lado, al occidente, y diez al oriente; son en total 60 columnas;
interesante. Sesenta (60) es el resultado de multiplicar el número de hombre (6) por el número
de las naciones (10), creyendo que Dios quiere hacer Su casa con gente de todo el mundo y
de todas las naciones.
Pero detengámonos un poquito más en las columnas mismas; porque el énfasis de la vez
pasada, más que en las columnas, fue en las cortinas de lino, mostrando cómo el lino
representaba, como lo dice en la misma Escritura en el Apocalipsis, las acciones justas de los
santos,145 y cómo el Señor quiere un pueblo diferente, un pueblo propio de Él, celoso de buenas
obras.146 Pero ahora fijémonos en el detalle que esas cortinas de lino, esas acciones justas de
los santos, esa vida de la Iglesia, ese lino fino, esas cortinas, son sostenidas por columnas; o
sea que el Señor nos quiere dar a entender que la vida de la Iglesia, la vida del pueblo de Dios
que Él quiere tener, es sostenido por personas; esto es evidente, pero a veces quizá no sea tan
evidente como debiera ser. ¿Qué quiero decir con esto? que algunas veces nosotros podemos
hacer descansar las cosas sobre estructuras, en tradiciones, en hábitos; pero al Señor no le
convence eso; el Señor sabe que lo que va a sostener el testimonio son personas y no
estructuras.

Las personas y las instituciones


Todo lo contrario de lo que pensaba Montesquieu,147 las personas que han estudiado derecho

145
Cfr. Apocalipsis 19:8.
146
Cfr. Tito 2:14.
147
Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y de MONTESQUIEU (1689-1755). Filósofo y escritor francés.
292 El templo de Dios

saben que antes de venir el llamado pensamiento republicano, existía la monarquía, donde el
poder, la autoridad, estaba sobre los reyes y sobre sus herederos; pero luego Montesquieu
pensó que eran más seguras las instituciones que las personas; porque si las personas fallaban,
se quitaba la persona y se ponía otra persona a ocupar la función institucional; o sea que en el
punto de vista de Montesquieu, digamos, para organizar la sociedad y dividir los tres poderes: el
poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial, sin interferirse esos poderes sino más
bien equilibrarlos, se estableció una institución.
Por allá me leí un libro; perdonen que haga estas ilustraciones, pero es para explicar por qué
son columnas las que sostienen las cortinas de lino fino. Por allá me leí de un autor francés que
se llama, por lo menos así aparecía en el libro, podrá ser un seudónimo, Mauricio Jolly, y él
escribió un libro que se llama “Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”.
Maquiavelo 148 escribió el tratado de El Príncipe, donde le enseñaba a los reyes, no a los
legisladores, senadores o a los presidentes, o sea, a los funcionarios institucionales, sino a los
reyes, cómo hacer política con mucha astucia.

148
Nicolás Maquiavelo (1469-1527), escritor y político italiano, descendiente de una familia patricia de Florencia.
Las columnas del atrio en el tabernáculo 293

Y Maquiavelo no estaba pensando en las instituciones, sino en la astucia del príncipe; lo


importante era que el príncipe fuera muy astuto , un buen psicólogo, bien hipócrita, que supiera
manipular las cosas y así tendría éxito; entonces, claro, ese libro se lo dedicó Maquiavelo a uno
de sus príncipes. Algunos lo consideraron como ironías; puede ser.
Pero Montesquieu, que instituyó el sistema de la República, entonces él decía: No podemos
confiar en los príncipes, tenemos que más bien crear instituciones, instituciones de legislación,
de ejecución, de juicio, de controles oficiales, de disuasión, etc. Y esas instituciones son las
que van a resguardar el orden; y la gente hasta hoy le ha creído a Montesquieu por lo menos en
parte. Pero cuando me leí ese libro, “Diálogo en el Infierno”, de Mauricio Jolly, un autor francés,
diálogo ocurrido entre Maquiavelo y Montesquieu, este autor decía que en el infierno se habían
encontrado los dos escritores, Maquiavelo y Montesquieu, y emperezaron a discutir entre los
dos sobre cuál era el mejor sistema de gobierno; entonces, lógico que Maquiavelo continuaba
con sus maquiavelismos, y Montesquieu trataba de explicarle a Maquiavelo cómo crear
sistemas apropiados de control, de equilibrio, y que eso era mucho mejor que entregarle el
poder a un príncipe. En esa discusión, que se desarrolla a lo largo del libro, Maquiavelo le fue
demostrando a Montesquieu cómo las instituciones podían utilizarse maquiavélicamente; y
resultó Maquiavelo apoderándose de las instituciones y manipulándolas y utilizándolas. Claro, el
autor del Diálogo en el Infierno, los ubicó muy bien en el infierno a los dos. Lo que estamos
viendo aquí en este pasaje no es que el Señor apoye a Maquiavelo; pero es evidente que de
seguro tampoco apoya a Montesquieu.

Las columnas de la Iglesia


Aquí se pone al Señor haciendo sostener las cortinas de lino fino del atrio por columnas, por
personas. Fíjate, hermano, en la Biblia, en el Nuevo Testamento, algunas personas siempre
294 El templo de Dios

fueron llamados columnas; por ejemplo, Jacobo, Cefas y Juan eran tenidos por columnas;149
también dice: “Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá
de allí” (Ap. 3:12). Vemos que al Señor no le interesa tanto las instituciones como las personas;
las instituciones son engañosas, sirven para disfrazar; son sólo nombre, como dice la Escritura.
El Señor le dice a Sardis: “Tienes nombre de que vives (pero no), y estás muerto” (Ap. 3:1).
Sardis tipifica la iglesia institucional, nominal. Al Señor lo que le interesa son personas. El Señor
no dijo: id y haced personerías jurídicas con estatutos, presidente, juntas, tesorero, secretario,
que se cambien lo más rápido posible, si es posible en un año, porque no se puede confiar dos
años en una misma persona, no; el Señor no estableció instituciones.
El Señor dijo: “Id, y haced discípulos” (Mt. 28:19); al Señor lo que le importa son las personas.
Hoy en día somos tan astutos; creamos universidades, pero ¿que son las universidades?
Ladrillos y papeles, títulos, números, personerías, aprobaciones, cartones; pero las personas se
identifican y apoyan en las instituciones; incluso hay ateos en universidades fundadas por
creyentes. Eso significa que Maquiavelo puede infiltrar a Montesquieu.

Dios no confía en las instituciones


Hermanos, Dios no confía en las instituciones; por eso el Señor no quería que el arca fuera
llevada sobre la maquinaria de un carro, sino sobre los hombros de los levitas. Al Señor lo que le
importa son las personas. Nosotros podemos construir una institución, una postura, podemos
hacer programas, podemos hacer cosas donde las personas estén escondidas detrás de la
institución; el honorable congreso, el honorable senado, la honorable iglesia, el reverendísimo
obispo; todos son nombres, títulos, ¿y la persona qué? Lo que al Señor le importa es la persona;
el Señor no nos mandó a nosotros a construir instituciones.
149
Cfr. Gálatas 2:9.
Las columnas del atrio en el tabernáculo 295

Qué fácil y qué buen negocio es usar nombres; ponemos nombres raros, grandes, hacemos
propaganda, sacamos afiches, vendemos libros, hacemos negocios de discos con canciones
cristianas; podemos hacer mucho negocio, pero eso no hace que el Reino verdadero de Dios
avance un poquito y que Dios tenga casa; porque Dios no mora en edificios hechos por
hombres, ni en personerías ni estatutos; Dios mora en personas. Dios no está interesado en
crear instituciones, y que se creen más instituciones y más papeles. Hoy en día hay mucha
gente dedicada a los papeles. No, Dios sólo quiere personas, Dios trabaja en las personas, Dios
escoge personas y trata con personas, no con instituciones. En eso Dios no está con Montes-
quieu; tampoco con Maquiavelo, claro, porque Maquiavelo preconizaba la astucia del príncipe, y
en cambio el Señor preconiza la transparencia de las columnas.

Las columnas serán de bronce


De manera, pues, que analicemos lo que dice ahí en Éxodo 27: “10Sus veinte columnas y sus
veinte basas serán de bronce”. Eso ya es muy importante; vemos que al Señor le importaba que
las columnas tenían que ser de bronce. Ahora, el Señor nos ha hecho entender qué significan
esos metales en la Biblia, tanto el oro representando la naturaleza divina, la plata representando
la redención y el bronce representando el juicio de Dios.
¿Qué es una columna de bronce? Es una persona que ha sido tratada por Cristo en la
cruz. El bronce representa el juicio de Dios. Recuérdese cuando Satanás, representado por la
serpiente, hirió al pueblo del Señor. ¿Recuerdan que Israel fue herido por serpientes en el
desierto en tiempos de Moisés porque empezaron a murmurar y tal? Entonces ¿qué hizo el
Señor ? Le dijo a Moisés: Moisés, toma una serpiente de bronce y ensártala en un asta, y el
que mire al asta, o a la serpiente ensartada en el asta, será sano de la mordedura de la
296 El templo de Dios

serpiente.150 Quiere decir que esa serpiente de bronce en el asta significaba Cristo hecho
pecado; es decir, habiendo Cristo juzgado el pecado, y llamándole pecado al pecado y tratando
al pecado por su nombre sobre una base de la justicia divina. Por eso esa serpiente ardiente
era de bronce. Por eso el altar del atrio era de bronce; por eso las columnas eran de bronce, que
significa juicio.

Dios está interesado en las personas


Y ahora el Señor considera que lo más exterior de Su casa debía tipificar la cruz; ni siquiera lo
está tratando con lo de más adentro; está tratando sólo con el atrio; y sean sostenidas esas
cortinas de lino por columnas de bronce en basas de bronce. Esas columnas representan
personas, personas vencedoras; el atrio es el que hace la diferencia; de la columna para afuera
no es la casa de Dios, pero de la columna para adentro es la casa de Dios; y el Señor pone en el
borde límites, como decir el lindero. Esas columnas de bronce sosteniendo esas cortinas de lino,
son personas.

150
Cfr. Números 21:4-9.
Las columnas del atrio en el tabernáculo 297

Dios está interesado en personas, no en que nosotros creemos organizaciones, ni que


creemos estructuras, ni que creemos nombres y cosas que se parezcan, no. El Señor sólo mira
a las personas, porque a Dios sólo le importa trabajar con las personas; es decir, que cada una
de las personas, que yo, que tú, tratemos realmente en Cristo con el pecado. ¿De qué sirve
tener una personería jurídica reconocida por el Estado, y que sea algo competitivo entre las
demás si somos unos pecadores miserables? Podemos tener la mejor personería, y cuántos
problemas esconden a veces las personerías. Qué tal que el Estado investigara lo que hay
detrás de cada personería; a veces las personerías son el instrumento para robar, para ofender
a Dios; y tienen nombre querido, pero está mal.

El Señor quiere tratar con nuestro pecado


¿No es eso lo que dice de Sardis, la que tipifica el protestantismo? Pero al Señor sólo le
importa las personas, columnas de bronce; es decir, personas en las cuales Dios ha tratado el
pecado. Eso es lo que el Señor quiere hacer con nosotros, tratar con nuestro pecado. A Él no le
interesa que creemos instituciones, sino tratar con nosotros, con nuestra personalidad, con
nuestra manera de ser; ese es el gran problema que le presentamos a Dios, lo que somos; y eso
debe ser tratado en la cruz. Fíjate, hermano, que el altar del atrio, donde se sacrificaba el
cordero, representa la cruz de Cristo, donde el pecado es juzgado; ese altar es de bronce, es el
altar del atrio; no es el altar de oro que estaba frente al velo donde se ofrecía incienso, que es
uno, sino el altar del atrio. En el atrio había un altar de madera cubierto de bronce, y ahí era
donde se sacrificaba el cordero.
Fíjate que el Señor Jesús, quien pasó por la muerte, se dice en la Palabra de Él que tiene pies
como de bronce bruñido. “14Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como
nieve; sus ojos como llama de fuego; 15y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente
como en un horno” (Ap. 1:14-15). El Señor Jesús fue el que pasó por el juicio de Dios en lugar de
298 El templo de Dios

nosotros, pero Él pasó para tomarnos sobre Sí y conducirnos en unión con Él hasta la muerte a
nosotros mismos. Él murió para que nosotros muriéramos a nosotros mismos, para que
nosotros muriéramos a nuestro ego, para que nosotros muriéramos al mundo. Es necesario que
nosotros pasemos por ese juicio.

El juicio de Dios en tiempos de Elías


Es juicio contra el pecado, contra el diablo, contra la carne, contra el ego y contra el mundo.
Ahora fíjense que cuando Elías decretó juicio sobre Israel, dijo: y no lloverá sino por mi palabra;
y en figura de la gran tribulación, de tres años y medio será la tribulación, y Dios cerrará los
cielos, así también Dios cerró los cielos en tiempo de Elías por tres años y medio;151 y dice la
Escritura que los cielos se volvieron como bronce. ¿Por qué como bronce? Porque la sequía, el
polvo y la polvareda se fue volviendo una capa como de smog de polvo, y, claro, los cielos se
veían como de bronce. Era el juicio de Dios.
Pero ahora lo curioso es que el Señor habla de columnas que sostienen las cortinas que
vimos la vez pasada, lo de las cortinas de lino fino. Pero esa clase de vida tipificada por esas
cortinas, sostenidas por esas columnas de bronce, o sea, por personas que han tratado con el
pecado en la cruz, eso es muy importante, hermanos, exactamente, pues las acciones justas de
los santos tienen que ser sostenidas por columnas, que son personas. Eso significa que si hay
personas de ese talante, sólo así puede haber esa clase de obras; pero si no hay esas personas,
no hay esas obras.
Hay diferentes clases de columnas, como en la Biblia vemos a los apóstoles como columnas,
pero vemos también a los vencedores como columnas, y luego vamos a ver otras columnas.
Había después otras dos columnas que vamos a ver después, porque hay varias clases de
151
Cfr. 1 Reyes 17:1-7
Las columnas del atrio en el tabernáculo 299

columnas, pero ahora estamos viendo las del atrio, o sea, estamos viendo las columnas del atrio
del tabernáculo como base para la tipología del templo, exactamente. El lino torcido es tratado,
no es crudo; no es el lino en bruto; con el Señor nada es en bruto; es algo bien tratado, bien
trabajado. Las basas es sobre las que descansan las columnas. Fíjese en que adentro las tablas
estaban sobre basas de plata. La plata representa la redención, pero en el atrio las columnas
son de bronce, porque es que vamos por partes.

El bronce tipifica el juicio del pecado


Las columnas de bronce están sobre basas también de bronce; es decir que para estar ahí
hay que haber pasado por el juicio de Dios, o sea, el pecado tiene que ser reconocido, tiene que
decirse eso; es eso. Uno no puede hacerse el tonto, uno tiene que decir: yo soy un miserable, si
lo es; un ladrón, si lo es; un avaro, un inescrupuloso, un perezoso, cualquier otra cosa,
reconocerlo con sinceridad, aceptar el juicio de Dios; pero si uno se hace el tonto, si uno cree
que es el mejor del mundo, esa persona no está siendo tratada, o sea que aún ni está sobre una
basa de bronce, sobre basas de bronce; se necesita una persona que descansa sobre el juicio
del pecado, en Cristo.
Significa que no se puede hacer parte de la casa de Dios sin haber sido identificado con Cristo
en la muerte, que es lo que quiere decir el bautismo; y justamente después, cuando nos
detengamos un poco a ver la bacia de bronce, el mar, donde estaba el lavacro hecho con
espejos de bronce y donde estaba el agua y se veían las personas y se lavaban, era también de
bronce, ahí era donde la persona se reconocía como era y se lavaba para poder entrar un poco
más adentro, a tener una comunión más íntima con Dios. Pero nuestra comunión con Dios no
puede ser íntima si no trata el Señor en nosotros, y nosotros en unión con el Señor con nuestros
pecados y con el pecado que mora en nosotros.
300 El templo de Dios

Personas que no son indiferentes al pecado


¿Qué significa todo esto? ¿Quiénes son realmente estas columnas? Columnas de bronce
significa personas que no son indiferentes al pecado, sino que realmente están en las manos de
Dios. ¿Qué era lo que tenía que hacer el pecador cuando se iba a sacrificar el cordero? Ponía
las manos sobre el cordero, sobre el becerro, confesaba sus pecados y luego veía morir ese
cordero, entendía que era él el que debería estar desangrándose como ese cordero, y era por
los pecados que él reconocía y que él confesaba; la columna era una persona que reconocía sus
pecados, que trataba con el pecado; eso es una columna de bronce que descansa sobre basas
de bronce.
Representa también que Cristo fue hecho pecado por nosotros, “sabiendo esto, que nuestro
viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a
fin de que no sirvamos más al pecado” (Ro. 6:6); y de modo que ya no andemos más en el
pecado. No se puede convertir la gracia en libertinaje;152 convertir la gracia en libertinaje es
pretender estar adentro de la casa de Dios sin tratar con nuestros pecados. Si hemos pecado
hay que confesar el pecado, hay que humillarnos, hay que arrepentirnos, hay que pedir perdón;
es decir, el pecado tiene que ser tratado.
Solamente estas personas que realmente han reconocido su pecado y que se ponen en las
manos de Dios para ser tratados en cuanto a sus pecados, en cuanto a su ego, son personas
aptas para mantener esa clase de vida que Dios quiere que el mundo vea en la Iglesia. Esas
cortinas de lino fino, esas acciones justas de los santos solamente pueden ser hechas por
personas que realmente han tratado con el pecado. ¿Qué es lo que daña nuestro testimonio?
¿No es nuestro pecado? Bueno, es nuestro pecado el que daña el testimonio. O lo contrario, lo
152
Cfr. Judas 4.
Las columnas del atrio en el tabernáculo 301

que mantiene el testimonio es que tratemos con el pecado; si tratamos con el pecado se
mantiene el testimonio; si dejamos colar el pecado se pierde el testimonio. Entonces el tratar con
el pecado nos va convirtiendo en columnas de bronce.
Ahora, notemos que al bronce se le añade o se complementa con plata en el capitel, Eso es lo
que venía un poco más adelante en Éxodo 27. Dice la segunda parte del verso 10: “Los capiteles
de las columnas y sus molduras, de plata”. Ahora, los capiteles eran, como decir, la cabeza de la
columna. La columna tenía arriba como un capitel; luego, cuando veamos más adelante sobre
las columnas, y entremos de nuevo en el tema, vamos a ver por qué aquí solamente menciona el
capitel de plata; pero más adelante vamos a ver que tenía granadas y tenía muchas cosas
interesantes; pero mientras tanto lo mencionamos. Por eso quería detenerme primero en esta
parte para luego poder aprovechar mejor la próxima.

El capitel representa a Cristo


302 El templo de Dios

Entonces nótese que la columna no está completa sin el capitel; y es interesante que el
capitel sea de plata; la plata siempre se refiere a Cristo, porque la Biblia declara que el precio del
rescate era un siclo de plata. Significa que la plata aparece representando la redención en
Cristo. Podemos decir que la naturaleza divina, la naturaleza de Dios el Padre está representada
por el oro; la redención dada por el Hijo está representada por la plata, y la obra de aplicación y
de transformación de nuestras vidas que es hecha por el Espíritu, está representada en bronce.
De manera que tenemos oro, plata y bronce: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; pero ahora
fíjese en que estas columnas no tienen una cabeza propia sino que tienen a otro por cabeza, que
es los capiteles de plata. Eso quieres decir que cada una de estas personas tiene como cabeza
a Cristo; son personas que han sido tratadas y que aceptaron el gobierno de Cristo, el señorío de
Cristo; Él es la cabeza. Eso es lo que quiere decir el capitel; es la parte visible y a la vez es la
parte que adorna; este capitel adorna la columna.
Una columna sin capitel es como un decapitado, es alguien sin cabeza; entonces Dios le dio
una cabeza a estas columnas, y esa cabeza es el capitel de plata; en cualquier parte que tú veas
la columna, ahí tú ves el capitel de plata; porque lo que se ve no es la columna, es el capitel,
porque la columna está detrás del lino fino, está toda las cortinas; entonces lo que se ve no es la
columna. Lla columna de bronce se ha negado a sí misma, y lo que se ve es a Cristo, en sus
buenas obras; ella no se ve, lo que se ve es el capitel y las buenas obras. Vemos con esto que lo
que el Señor quiere que se vea en nosotros es a Cristo, y que se vean nuestras buenas obras.
Dice la Palabra: “Para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen (¿a quién?) a vuestro
Padre que está en los cielos” (Mt. 5:16); glorificar al Padre; las columnas están detrás de las
buenas obras; la gente ve las buenas obras y ve el capitel. Ese es el pensamiento de Dios
acerca de Su casa, que Su Hijo pueda ser visto y que las buenas obras que Su Hijo produce en
Su pueblo sean vistas.
Pero en cuanto a nosotros, sostengamos estas buenas obras y reconozcamos el señorío de
Las columnas del atrio en el tabernáculo 303

Cristo, pero que no nos veamos nosotros. Si nos vemos demasiado, hay que seguir viniendo a
Sus manos para ser hechos de bronce, para ser tratados por el bronce. Lo importante que Dios
quiere que se vea es Cristo, y que vean nuestras buenas obras para que glorifiquen al Padre,
hermanos.
Estos eran los detallitos interesantes que era necesario ver. Esa es la única manera de ser
realmente un muro; si no somos tratados, se nos cuela el diablo. Amén.

XX

PERÍODOS DE
EDIFICACIÓN
304 El templo de Dios

DEL TEMPLO153

Un rápido recordatorio
En el estudio que estamos teniendo en el primer libro de los Reyes, Dios mediante hoy, con la
ayuda del Señor, terminamos el capítulo 6; nos faltan los dos últimos versículos del capítulo 6;
no de la serie, sino del capítulo 6. Aquí, en el versículo 37, nos volvemos a encontrar con parte
de lo que nos habíamos encontrado en el verso 1; de modo, pues, que en este caso solamente
haremos un recordatorio rápido para detenernos un poco más en el verso 38.

153
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, julio 17 de 1998. Transcripción: Lisbeth Ordoñez C. / Adriana del Pilar Luna Ordoñez.
302 El templo de Dios

Entonces, para los que no han seguido toda la serie del capítulo 6, recordamos que en este
capítulo, el Espíritu Santo en forma tipológica ha declarado cómo el hijo de David edificó la casa
de Dios, cómo Salomón edificó el Templo, y los detalles que el Espíritu inspiró que hubiera allí en
tipología para con la edificación del verdadero Templo, que es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, la
Casa de Dios. Hemos estado viendo, pues, lo relativo al momento de la edificación, a la longitud
del Templo, a la anchura del Templo, a la altura del Templo, al pórtico, a las ventanas, a los
aposentos, a la escalera, y también lo relativo a los artesonados interiores, los diferentes
artesonados, al umbral, a la puerta, al atrio; y lo último que vimos fue el atrio. Ahora vamos a
abordar los versículos 37 y 38, donde termina esta sección de la descripción de la casa de Dios;
no todo lo relativo al templo, porque hasta aquí no se han visto los muebles ni los edificios
acompañantes, sino solamente el Templo.

Los cimientos de la casa de Dios


Dice el texto de 1 Reyes 6:37-38:
“37En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Yahveh. 38Y
en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas
sus dependencias, y con todo lo necesario. La edificó pues, en siete años”.
Interesante para recordarlo someramente desde el comienzo de la edificación; se comenzó la
edificación en el año cuarto. No puede edificarse sino a partir del año cuarto, porque antes de
edificar tiene que haber el fundamento; el fundamento es el Señor mismo, y es la obra del Señor,
y esa obra está representada por el número tres. El Señor murió y resucitó al tercer día; no se
puede comenzar a edificar en el uno, ni en el dos, sino después del tres, o sea a partir de que el
Señor haya completado Su obra. El Señor consumó, resucitó, ascendió. El número cuatro, en
este caso, viene después del tres; es decir, después del fundamento de la obra completa del
303

Señor Jesucristo, recién puede edificarse la casa; y por eso aparece también en el mes de Zif. El
mes de Zif es el mes segundo, porque la casa no es primero; primero es la cabeza, primero es el
Señor. Todo comienza con la cabeza y sigue con el cuerpo. No comienza con el cuerpo.
Si nosotros vamos a comenzar con la Iglesia no vamos a llegar a ninguna parte. Hay que
comenzar con Cristo. Quién es Cristo, qué ha hecho Cristo, el Espíritu de Cristo, para entonces
poder pasar, ahora sí, a la Iglesia, poder pasar al Cuerpo. Fíjense en que cuando se describe la
casa de Dios, el Tabernáculo, en Éxodo, empieza en el capítulo 25 con el arca, y recién en el 26
con el Tabernáculo. Un Tabernáculo sin arca no cumple su función de tabernáculo. El
Tabernáculo es para el Arca. Por eso este orden de prioridades, primero el Arca y entonces
recién después un Tabernáculo para el Arca; así también primero Cristo, y entonces con Cristo,
en Cristo y para Cristo, la Iglesia.
Por eso el comienzo de la edificación es en el año cuarto, después del tres, y en el mes
segundo, después del primero. El mes primero era el de la pascua, porque el Señor dijo: Este
será el comienzo de año para vosotros; porque para nosotros todo comienza con la pascua. Si
Cristo no muere por nosotros, y Cristo es nuestra pascua,154 no somos salvos, y si no somos
salvos no se puede edificar la Iglesia; por eso sólo en el mes segundo, en el mes de Zif, se puede
edificar. Ahora, pues, estamos recordando eso en forma muy resumida como un repaso del
comienzo de este capítulo del libro primero de los Reyes.

La maqueta de la verdadera casa de Dios


Miremos el siguiente versículo “38Y en el undécimo año, (siete años después; porque cuatro
más siete es once) en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus
dependencias, y con todo lo necesario”. En el mes octavo, habiendo comenzado en el mes
154
Cfr. 1 Corintios 5:7.
304 El templo de Dios

segundo; entonces también da exactamente un número bíblico que tiene sentido. El mes octavo,
el ocho (8), es el número de la resurrección, y que también, como no se empezó en el primero
sino en el segundo mes, viene a ser siete (7) meses también. Tenemos, pues, siete años y siete
meses. Exactamente Dios utilizando el número siete.
Ahora, Dios utiliza el número siete para representar el período de edificación; estos siete años
representan la edificación de la Iglesia, porque este Templo, que es la casa de Dios, representa
al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, que es la verdadera casa de Dios, de la cual esta primera
casa era la maqueta. Salomón, como hijo de David, era la maqueta del verdadero hijo de David,
que es el Señor Jesús; y este templo que edificó Salomón es la maqueta de la Iglesia, que es el
verdadero Templo. Entonces este período de siete años de edificación del templo representa el
período de edificación del cuerpo de Cristo por el hijo de David.155

155
Cfr. Apocalipsis 2 y 3. Los siete períodos históricos de la Iglesia, según las siete cartas (profecías) de Apocalipsis.
Período de edificación el templo 305

Por eso dice allí: “fue acabada la casa con todas sus dependencias, y con todo lo necesario.
La edificó, pues, en siete años”. Qué linda esa palabra. Nosotros los seres humanos
empezamos, pero ahí nos quedamos, pero Dios no; Dios lo que empieza lo termina; si no, no
empezaría; Dios no empezaría lo que no tuviera intenciones de terminar; pero Dios lo que
empieza lo termina. Él dice: Mi palabra no volverá a mi vacía, sino que hará todo aquello para lo
cual la envié.156 Pues bien, el Señor hizo que ahora Su palabra, que es espíritu, anuncie y
administre lo que El hizo.

La edificación del cuerpo de Cristo


Su palabra dice: “fue acabada la casa con todas las dependencias”; es decir que la casa debe
tener un acabado, pues la casa no comienza acabada. El Señor Jesús dijo: “Yo edificaré mi
Iglesia”.157 El apóstol Pablo, por el Espíritu de Cristo, allí en Efesios capítulo 4, también habla de
la edificación del cuerpo de Cristo. Pablo escribe que “11él mismo constituyó a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. ¿Para qué es el
trabajo de todo el ministerio y de todos los santos ayudados por el ministerio, perfeccionados por
el ministerio? ¿para qué? Para la edificación del cuerpo de Cristo; ¿hasta qué? “13Hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina”. Sí, durante el camino sí, pero ya no seamos
niños; por el camino somos niños, por el camino somos fluctuantes, pero ya cuando vamos
llegando a la medida, ya no, no, sino que crezcamos en todo en Aquel que es la cabeza; crecer

156
Cfr. Isaías 55:11.
157
Cfr. Mateo 16:18
306 El templo de Dios

en Aquel.
Vemos que la edificación, es una edificación en Aquel; digamos que esa es la edificación de
Aquel en el lugar; es Aquel en el lugar el proceso que representa estos siete años. Eso
representa a su vez la historia de la Iglesia; es la formación de Cristo en la Iglesia a través de las
generaciones. El Señor dijo: Yo edificaré mi Iglesia; eso nos dice que hay en la historia de la
Iglesia un crecimiento de Cristo; cada generación tiene que recibir algo de Cristo.
Cada conflicto que pasa en la Iglesia es para sacar un provecho; el Señor no hace cosas sin
provecho. Todo lo que Él permite, lo permite para sacar un provecho, y ese provecho consiste en
un poco más de Cristo conocido, un poco mas de Cristo disfrutado, un poco más de Cristo
formado en la Iglesia. Todo crecimiento es en Cristo; fuera de Cristo no hay crecimiento. Por eso
no podemos predicar la sola Iglesia sin Cristo, como tampoco podemos pretender predicar a
solo Cristo y deshacernos de la Iglesia. El misterio de Cristo es la cabeza con el cuerpo.

Los detalles tipológicos de Dios


¿Qué dice en la maqueta? Dice: “38Y en el undécimo año, (a los siete años de haberse
comenzado el trabajo) en el mes de Bul, que es el mes octavo, (también al séptimo mes de
haberse comenzado; dice el octavo mes, que es siete meses, porque el principio fue el segundo)
fue acabada la casa (pero dice más) con todas sus dependencias”. ¿Cuáles son esas
dependencias? La casa tenía aquellas cámaras laterales con primer piso, segundo piso más
amplio, tercer piso más amplio, que ya estudiamos, con sus respectivas escaleras del primero al
segundo, del segundo al tercero; y el atrio; lo que se llaman las dependencias de la casa. “Y con
todo lo necesario”. Es interesante que aquí aparezcan las palabras “lo necesario”. Tengamos en
cuenta que Dios no está perdiendo el tiempo.
Yo recuerdo que una hermana muy querida, cuando era muy nuevita, no sé si algunos
Período de edificación el templo 307

conocen a la hermana, no está aquí; esta hermana cuando comenzaba a leer estos capítulos
donde Dios daba instrucciones para el tabernáculo, con una serie de detalles muy curiosos, y el
templo con esos detalles, decía: Pero, mi Dios, tú sí que no tienes nada que hacer, ¿no? Te
pones a dar instrucciones sobre hacer todas esas cosas”. Le parecía como que tantos
recovecos, que tenía que tener la columna tantas cosas y tantos codos, y unos adornos allá de
granadas y unas redes sosteniendo las granadas y unas basas, y bueno, un montón de detalles.
Y las paredes con palmeras, con querubines, con montones de flores, con calabazas. Entonces
¿qué quiere decir todo este material? Y le decía la hermana al Señor en su sinceridad: “Señor, tú
si no tienes nada que hacer, ¿no? Nosotros tenemos mucho trabajo como para ponernos a
hacer un seguimiento a todos estos caprichos”.
Lógicamente que si uno se queda solamente en la arquitectura tipológica, puede decir lo que
la hermana decía, y Dios siempre es el que lo tolera, porque sabe que somos niños. Pero todos
estos detalles son tipológicos. Y son tipológicos de realidades espirituales. Y todas esas cosas
son dignas de consideración, y son un modelo espiritual, y tienen una lección espiritual. Por eso
la palabra aquí que dice: “y con todo lo necesario”, lo necesario; es decir, ninguna de estas
cosas que nos demoramos bastante tiempo considerando durante estos meses, cada uno de
esos detalles, ninguna de esas cosas se pueden pasar por alto.

El cumplimiento histórico de la profecía


Todas esas cosas son necesarias, son muy necesarias. Y mientras la Iglesia no haya acabado
todo lo necesario, todavía la edificación no está terminada. Mientras nosotros veamos a la
Iglesia en un estado que no sea el de terminación, todavía hay trabajo que hacer. Cuando dice
Pablo: “13Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos
niños fluctuantes”, hasta que lleguemos a la plenitud de Cristo, vemos una cosa curiosa en
308 El templo de Dios

medio de este contexto, y es que el Señor representa esa edificación en siete etapas; porque
dice siete años ¿no? Dice: “La edificó, pues, en siete años”; es decir, ¿se dieron cuenta de lo que
fue dicho hasta aquí? Pues, o puesto que ya se dijo, pues, se deduce que fue en siete años.
Interesante que el Señor no haya dicho solamente “la edificó. pues”, sino que el Señor haya
querido decir cuándo empezó, cuándo terminó y cuánto duró.
Cuando nosotros miramos los datos acerca de la Iglesia en la parte profética, que es la que
tiene que ver con el rumbo futuro de la Iglesia, también vemos en la historia su cumplimiento;
porque si la Iglesia es una edificación, que lo es, como dijo Jesús: “Yo edificaré mi Iglesia”, y dice
Pablo: “Vosotros sois también labranza, edificio de Dios” (1 Co. 3:9); si nosotros somos el edificio
de Dios, que estaba tipificado por este templo, vemos que la profecía acerca de la Iglesia, está
también distribuida en siete períodos, que son los que precisamente aparecen en Apocalipsis
capítulos 2 y 3. No es solamente opcional, sino que es obligatorio que nosotros interpretemos los
capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, no solamente en el sentido histórico, sino también en el sentido
profético. Sí es válido un sentido histórico porque estas siete iglesias fueron siete iglesias
históricas. El Señor nos muestra ese primer aspecto de estas siete iglesias, porque dijo: “Envíalo
a las siete iglesias que están en Asia” (Ap. 1:11); en ese momento había muchas iglesias,
muchísimas, en Asia, y muchísimas no sólo en Asia, sino en otras provincias del imperio
romano, y aun fuera del imperio romano. Acuérdense de que esto fue por ahí alrededor del año
86 d.C.; de manera que había muchas iglesias; pero el Señor escogió siete. Eran siete iglesias
históricas.

La interpretación profética es una obligación


Una primera interpretación es que esas iglesias son históricas, porque existían en el tiempo de
Juan y recibieron la profecía en sus manos. Pero no podemos limitarnos a interpretar estas siete
iglesias solamente como iglesias históricas. Hoy en día el pensamiento liberal en la teología
Período de edificación el templo 309

pretende ser preterista, es decir, que todas las cosas ya se cumplieron en el pasado y que no
tienen ningún sentido para el futuro, y que todo tipo de literatura apocalíptica era solamente una
expresión sentimental de las dificultades del pueblo en una determinada época, y que no tienen
ningún significado para otra época ni para estos tiempos. Eso es lo que interpretan los teólogos
llamados liberales, que son escépticos y son más bien historiadores que teólogos.
Pero, como decía, la interpretación profética no es para nosotros solamente una opción o una
escuela de interpretación, sino que es una obligación. Y les voy a decir porqué es una
obligación. Porque al comenzar el libro de Apocalipsis dice: “1La revelación de Jesucristo, que
Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; (aquí está
hablando de algo futuro) y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2que ha
dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que
ha visto. 3Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan
las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”. (Ap. 1:1-3). Significa que todo el
Apocalipsis desde el principio hasta el fin es una profecía. Al final del Apocalipsis dice
igualmente: “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte
del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Ap.
22:19).
Vemos que el libro del Apocalipsis todo íntegro, desde su comienzo hasta su final es, no
solamente una historia, no es solamente un libro histórico, aunque sí es histórico, pero no
solamente histórico; es un libro profético, es una profecía; por lo tanto se tiene que leer en clave
profética, no se tiene que leer solamente como que había estas siete iglesias que tenían estas
circunstancias en el pasado, pero que no tienen nada que ver con la Iglesia. Toda la palabra de
Dios tiene profecía. Hay profecía acerca de Dios mismo, profecía acerca de su Hijo, profecía
acerca de su Espíritu, profecía acerca de Sus planes, profecía acerca de Israel, profecía acerca
de las naciones, profecía acerca de la Tierra y el Cielo, profecía acerca del Cielo y del infierno. Y
310 El templo de Dios

¿cómo lo que ocupa un lugar central con Cristo en el plano de Dios no va a tener profecía? Tiene
que haber profecía acerca de la Iglesia. Por lo tanto, esto que aparece aquí es profecía acerca
de la Iglesia.

Iglesias históricas con un sentido profético


Ahora, si lo vamos a tomar en el sentido histórico, ¿sería entonces que el Señor se descuidó
de las otras iglesias? Porque había muchas iglesias, pero Él sólo habla de siete. Quiere decir
que el Señor escogió estas siete iglesias históricas con un sentido profético. Entonces tenemos
que interpretar estas siete iglesias en un sentido profético. Y hay otra cosa más; además de lo
histórico y lo profético, está lo que podríamos llamar lo arquetípico. ¿Qué es un arquetipo? La
palabra griega “arque” quiere decir principio. Quiere decir que Dios a través de su trato histórico
y profético con estas siete iglesias históricas y proféticas, está mostrando los principios de
tratamiento a las cosas que son evidenciadas en estas siete iglesias.
En estas siete iglesias históricas y proféticas, se evidencian situaciones y se evidencia el trato
del Señor, el enfrentamiento del Señor con esas situaciones que se dan en la historia y en la
profecía que también llegó a ser historia. Significa que Dios muestra los principios. Lo que Él
aprueba, lo que Él desaprueba, lo que Él bendice, lo que Él reprende. ¿Y cómo? Cuando se
presenta una determinada situación en un lugar histórico o en una época de la historia de la
Iglesia, cómo el Señor revela esos principios para enfrentar esa situación. Entonces ese aspecto
arquetípico del estudio de los principios de la operación de Dios con Su Iglesia en cualquier lugar
y tiempo, aparece revelado al final de cada mensaje a las iglesias cuando dice así: “El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. A cada iglesia le dice eso. En Apocalipsis 2:7 se
lo dice a Efeso, en el verso 11 a Esmirna, y en el 17 a Pérgamo, y así continúa hasta el final
todos los siete mensajes a las siete iglesias históricas y proféticas del libro de Apocalipsis, y
termina con esa expresión hacia el final: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
Período de edificación el templo 311

iglesias”.

Dios interviene en la historia


Es claro que lo que Cristo le dice a la iglesia en particular, el Espíritu se lo dice a todas las
iglesias de todas las épocas y de todos los lugares; como quien dice: No importa de qué iglesia
seas tú, ni en que época tú vivas, oye lo que el Señor tiene que decir. ¿Te das cuenta cómo el
Señor está corrigiendo esta iglesia histórica? y a través de la corrección a una iglesia histórica
¿cómo el Señor está mostrando qué prevalecería en una determinada época? Porque es,
además de histórico, una historia usada para profetizar; así como la historia de Abraham, de
Isaac y de Sara, era una historia; pero cuando San Pablo leía la historia de Abraham y de Sara y
de Agar, él dice: “Estas mujeres son los dos pactos”; esta historia es una alegoría.158 En verdad
sí era una historia, pero como detrás del manejo de la historia está la mano soberana y
providente de Dios, Dios estaba revelando algo de Sí mismo y de Sus principios alegóricamente
a través de Su intervención histórica. Y cuando Dios interviene en la historia, revela algo eterno
en Él. Aunque Su intervención sea histórica y coyuntural, puesto que es de Dios, revela algo
eterno, revela principios eternos, revela el carácter eterno de Dios.
Entonces, por eso aquella historia de Abraham, de Sara, de Agar, como las otras que sirven de
tipología, fueron usadas por Dios, fueron historias que Dios estaba usando para proyectar una
alegoría, para revelar algo espiritual, algo místico. Por eso es que dice en Hebreos 3:5 que
Moisés fue fiel en toda la casa de Dios; y dice: “Para testimonio de lo que se iba a decir”. Es
decir, la fidelidad de Moisés no se agotaba con su tiempo. Dios veló para que Moisés fuera fiel en
la tipología, para que sirviera para dar testimonio de lo que vendría; se iba a decir algo espiritual;
la casa espiritual de Dios fuera el cuerpo de Cristo, estuviera siendo edificado; aquello sirviera
158
Cfr- Gálatas 4:24.
312 El templo de Dios

para decir lo que hoy se tenía que decir. Dice que Moisés fue fiel en la casa de Dios para
testimonio de lo que se había de decir.
Dios estaba previendo algo de Su palabra que se había de decir en el futuro, pero lo estaba
preparando por medio de una tipología, y velando por la fidelidad de Moisés; pues así como Dios
veló en la fidelidad de Moisés para proyectar el mensaje del nuevo Testamento que sería futuro,
teniendo como referencia a Moisés y ya no a nosotros, y así como utilizó la historia de Abraham,
de Sara y de Agar, una alegoría, y hoy en día cuánto nos ayuda esa alegoría; cómo Abraham
con su carne engendró a Ismael, pero Ismael no era el verdadero heredero sino Isaac, el que
nacería del Espíritu, de la promesa, dice: “Así también ahora”; dice: “Así (miren la tipología)
también ahora”; es el arquetipo. “Así”, es la tipología, “también ahora” es el arquetipo. Es de la
misma manera, porque Dios no cambia, y esa es su manera de enseñar.
Ahí en el Apocalipsis están los mismos principios; son siete iglesias; hay muchas iglesias pero
Dios escogió esas siete y las puso en un orden que Él escogió. Y ese orden, si usted lo mira en
un mapa, si usted mira en un mapa la ubicación de las iglesias, verá que siguen la aguja del reloj
exactamente. Es como Dios mostrando el tiempo de edificación del cuerpo de Cristo. Es una
profecía acerca de la Iglesia en estos mensajes a las siete iglesias. Por eso dice:”El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Ya no solamente se agota el mensaje de Dios en
la coyuntura histórica, no; el mensaje de Dios en una intervención histórica coyuntural no se
agota en esa coyuntura, porque Dios al actuar históricamente se está revelando como el eterno.
Por eso dice la Escritura: ”Aquello que fue, ya es”; y Dios restaura lo que pasó. Todo lo que hace
Dios es perfecto. Lo eterno de Dios se revela en sus intervenciones históricas.

Proyección profética detrás de la historia


Detrás de la historia que Dios dirige, hay una proyección profética y hay unos principios de
Período de edificación el templo 313

trato de Dios. De manera que cuando leamos Apocalipsis tenemos que leerlo en el sentido
histórico, y en el profético y en el arquetípico; debemos descubrir los principios que revelan el
trato de Dios. En cualquier lugar donde se presente lo que se presenta aquí, Dios lo va a tratar de
la misma manera, porque Él es así, Él no cambia, Él es eterno, y ha revelado que Él aborrece el
nicolaísmo siempre, y aborrece el baalanismo siempre, y aborrece el jezabelismo siempre. Y
aprueba que se prueben los apóstoles, aprueba el primer amor, aprueba el andar con vestiduras
limpias, aprueba el ser fiel a la Palabra, al Nombre y el estar dispuesto a sufrir por Cristo, y
aprueba la paciencia; esto es lo que aprueba; lo que Dios aprueba lo aprueba siempre.

Los tres sentidos de la revelación


Tenemos, pues, que leer el libro del Apocalipsis en esos tres sentidos:
1) En el sentido histórico; pero no aguantarlo ahí, sino que una vez que hayamos entendido
el aspecto histórico, ahora tenemos que ver qué proyecta esa situación histórica.
2) En el sentido profético. La situación histórica entonces proyecta dos cosas: proyecta
profecía y principios. Por eso dice que es una profecía. De manera que si nosotros sólo lo
tomamos en el sentido histórico, no lo estamos tomando como profecía; pero es profecía,
porque dice expresamente al principio y al final que es una profecía. A través de lo histórico Dios
proyecta profecía y principios.
3) En el sentido arquetípico. Los principios y las profecías nos obligan a darle además de
una interpretación histórica, también una interpretación profética y una arquetípica. Dice aquí de
los principios que Dios está revelando de cómo es Él y cómo Él ve las cosas.
Entonces estas siete iglesias, que fueron escogidas, revelan no sólo las condiciones históricas
que se dieron en ellas en su primer ciclo, en el primer siglo cristiano, sino que al observar el
orden del reloj, al observar el orden del tiempo y siendo que la tipología dice que Él acabaría la
314 El templo de Dios

edificación de Su casa en siete años, justamente aquí aparecen siete iglesias, y parece que ya
hubiera terminado todo lo que tenía que decirle a la Iglesia. El Señor no necesita decir muchas
palabras. Él todo lo que tiene que decir acerca de la profecía de la Iglesia, lo dice con pocas
palabras.

El propósito eterno de Dios


El Señor a veces dice una frase cortita, pero tanto tiene una frase. Esa frase que siempre a mí
me ha impresionado es aquella de que había “un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”. Es así
cortita. ¡Qué frase profunda! “Un rey que hizo fiesta”. Hacerle fiesta de bodas a su Hijo, que su
Hijo tenga Su esposa, es el propósito eterno de Dios; “hacerle bodas”; es la edificación de la
Iglesia. Una esposa para Su Hijo. Una frase tan cortita y tan profunda donde se revela el
propósito eterno, de eternidad a eternidad, de Dios, y donde se revela el sentido del trabajo de
Dios en la historia: “hacerle bodas a Su Hijo”. Ahora, esa esposa de Su Hijo representa
justamente a la Iglesia. Esa esposa del Hijo es la Iglesia.

Los siete períodos de la Iglesia


La edificación del templo es la preparación de la Iglesia. Y esa preparación, esa edificación se
hace en siete años. Esos siete años significan siete períodos históricos. En cada período
histórico prevalece una condición que se dio en la historia. Por ejemplo, en Efeso se dio una
situación, y como es mencionada primero, proyecta lo que prevalecería en una primera época de
la historia de la Iglesia; es decir, el primer año en la tipología. Y por eso es que hay una
coincidencia para las personas que aman la historia de la Iglesia. Cuando una persona ama la
historia de la Iglesia, se sorprende al ver cómo coincide la historia de la Iglesia con estas
profecías. La historia de la Iglesia ha pasado por siete períodos:
Período de edificación el templo 315

1. Primer período: Éfeso. Primero el período apostólico y sub-apostólico, que es la iglesia


primitiva, que está representado en Efeso.
2. Segundo período: Esmirna. Después viene el período de las persecuciones durante diez
emperadores romanos; es cuando viene el período de la iglesia en Esmirna. Lo que representa
la iglesia en Esmirna es amargura, persecución; y allí el Señor le dice: “tendréis tribulación por
diez días” (Ap. 2:10); y justamente en ese período hubo las diez grandes persecuciones a la
Iglesia; y ahí el Señor está hablando a una iglesia que necesita el ánimo para pasar las pruebas:
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. El período de Esmirna representa el
período de las persecuciones.
3. Tercer período: Pérgamo. Después que pasaron las persecuciones, llegó Pérgamo, que
quiere decir completamente casado: hipergamo es muy casado; es cuando se comenzó a
mezclar la Iglesia con el Estado, lo puro con lo impuro, lo precioso con lo vil, lo del cielo y lo de la
tierra, la política con la Iglesia. Fue cuando comenzó ese período constantiniano, a partir de
Constantino el Grande, y comenzó todo ese período que se podía llamar la primera Edad Media,
o la Edad Media temprana, el período patrístico ya avanzado. Y por eso el Señor le habla a
Pérgamo como el que tiene la espada de dos filos; es decir, para discernir lo que es de arriba y lo
que es de abajo, lo que es santo y lo que es profano, lo que es día y lo que es noche.159 En
cambio Esmirna estaba en otra situación, en persecución; allí se representa como el que estuvo
muerto pero que está vivo. Y sí estuve muerto; ahora yo, el que estuve muerto, te digo que tú
también sé fiel hasta la muerte, y tú vivirás, porque yo te daré la corona de la vida; ¿no ves que
yo estoy vivo?160 Él no se le presentaría así a Pérgamo, pero sí a Esmirna; porque esa era la
necesidad de Esmirna; la iglesia en persecución necesitó un mensaje como el que fue dado a

159
Cfr. Apocalipsis 2:12.
160
Cfr. Apocalipsis 2:8.
316 El templo de Dios

Esmirna. Pero una iglesia en mezcolanza necesita el mensaje como el que le fue dado a
Pérgamo, que tiene la espada de dos filos, que separa, que discierne.
4. Cuarto período: Tiatira. Pero después llega la Edad Media propia, ya la edad de la llamada
pornocracia papal, y allí aparece aquella Jezabel que se dice profetiza, enseñando a fornicar a
los siervos del Señor, y a practicar idolatría, y aparece representado precisamente ese período
medieval, papal, de los años medios.
5. Quinto período: Sardis. Después surge el período de la Reforma, y justamente eso es lo que
quiere decir Sardis, escapados. Sin embargo, los que escaparon empezaron a denominarse, a
ponerse nombre, y no tomaron todo completo. Entonces, sí, se escaparon pero tienen nombre
de que viven pero están muertos. Aparece el estructuralismo sin la vida, y “no he hallado tus
obras perfectas delante de Dios”;161 empezó a perder. La Iglesia en Sardis recuperó unas cosas
pero no es el mensaje completo.
6. Sexto período: Filadelfia. Entonces se necesitaba el período en el que después del
protestantismo comenzó el mover del Espíritu. Esa reacción del Señor comenzó desde
comienzos del siglo diecinueve, a ir más allá del divisionismo, a ir más allá del denomina-
cionalismo, y empezar a reconocer el cuerpo de Cristo, y que tiene el nombre de Filadelfia, que
quiere decir afecto fraternal, precisamente, el amor de los hermanos; fiel al Nombre, fiel a la
Palabra, fiel a la paciencia, y comenzó ese período.

161
Cfr. Apocalipsis 3:1,2
Período de edificación el templo 317

7. Séptimo período: Laodicea. Pero hay un último período con el que se cierra la historia, en
Laodicea, que quiere decir, los derechos humanos, los derechos del pueblo, que es justamente
el énfasis final, con anarquía, con tibieza: no es ni chicha ni limonada, no paga el precio. Por eso
le dice el Señor: Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego. Las riquezas que hoy
estás proclamando, que eres rico, que te has enriquecido; toda la teología de la prosperidad que
está de moda, esa no es la verdadera riqueza. Tú dices que eres rico, pero realmente eres
pobre. Y eres pobre porque no pagas el precio para tener la verdadera riqueza que Yo te daré si
la compras.162 Aquí ya no habla de regalarla, sino de que hay que comprársela; es decir que hay
que pagar el precio para dejar de ser tibio. El que comienza diciendo: “Hermano, es que está
retrasada la historia de la Iglesia en estos siete mensajes; son especulaciones y falsas alarmas;
el Señor no regresa todavía; es mucho lo que falta, etc., esa persona no tiene visión del
momento profético.

¿Qué momento vive la Iglesia?


La Iglesia ha pasado por esos siete períodos en la historia. Exactamente 21 siglos, es siete,
siete, siete. En el calendario actual Jesús nació después de muerto Herodes, pero según la
Biblia, Jesús nació cuando todavía vivía Herodes sus últimos tiempos. Hay que reconocer que
Dionisio,163 quien hizo los cálculos del calendario de la Era cristiana, se equivocó más o menos
en seis o siete años. Realmente la Iglesia ha pasado por esos siete períodos, y ahora nos
hallamos en este séptimo período, es decir, lo que refleja la última edad de la Iglesia. Pero
aunque cada iglesia tiene unas condiciones que prevalecen, sin embargo también tiene
vencedores sobre esas condiciones. Al que venciere las condiciones que serían la característica
162
Cfr. Apocalipsis 3:14-18-.
163
Dionisio Exiguo, o el Pequeño (primera mitad del s. VI). Escritor eclesiástico nacido en Escitia. Jefe de la cancillería apostólica en Roma. Muy versado en el conocimiento de las Sagradas Escrituras. Según
Casiodoro, fue quien dio a conocer la literatura oriental en Occidente. Introdujo el uso de la era cristiana en la datación de los escritos después de haberse fijado la fecha del nacimiento de Jesús (año 753 de Roma).
318 El templo de Dios

de la época, el Señor le dará una recompensa. Es decir, el Señor promete diversas


recompensas a la Iglesia en distintas situaciones.
Ahora, es necesario que la Iglesia pase por todas esas situaciones; ¿por qué? Porque es
necesario que algo de Cristo resulte formado en la Iglesia después de haber pasado por esas
pruebas. Era, pues, necesario que el Señor permitiera que por la Iglesia pasaran persecuciones
y también que fuera poderosa y que hubiera apoyo del Estado, y fuera feudalista, y luego la
Reforma, y luego los integra en comunión, y luego este tiempo final. Todo eso era necesario que
la Iglesia pasara, porque en cada etapa la Iglesia aprende algo. Ahora la Iglesia sabe que el
modelo cesaropapista de la Edad Media no es. Pero algunos decían: “bueno, probémoslo”;
“bueno, pruébenlo”, dice el Señor, y le concede a la Iglesia ser dueña y señora, sentarse como
reina con púrpura y escarlata, ponerle la corona al emperador, a ver si era algo, y no, no era así.
¿No es triste?

Lecciones que aprender


Hay otras lecciones que aprender. La nube tiene que levantarse de esa estación y avanzar a
otra. Y la Iglesia tiene que pasar de una cosa a otra para que Cristo se forme en la Iglesia. La
Biblia dice que es como una mujer que está de parto para dar a luz un niño. Entonces claro,
usted ve y la Iglesia está en ese parto, son esas angustias, alumbramientos, confusiones,
luchas, divisiones, problemas. Son angustias de la mujer para dar a luz ese niño varón; es decir,
para que Cristo sea formado a plenitud en la Iglesia, y eso se demora siete períodos. El número
siete es el número de completación de la obra de Dios. Por eso dice aquí: “La acabó, pues, en
siete años”; y esos siete años representan la historia de la Iglesia que es necesaria para que
Cristo se forme a plenitud, a la medida del varón perfecto en la Iglesia.
Período de edificación el templo 319

Así que nosotros, hermanos, somos los herederos del trabajo de Dios en el pasado. Hoy
estamos aquí gracias a lo que el Señor hizo con otros en el pasado. Pero mejor es el fin del
negocio que su principio.164 La responsabilidad nuestra es muy grande, porque nos toca a
nosotros dar lugar a que algo más de Cristo se perfeccione en nosotros, porque el grano fue
sembrado. El reino de los cielos era semejante a un hombre que siembra una simiente en su
campo; sembró el grano, luego salió hierba. La hierba proviene de la vida, pero no es igual al
grano; proviene del grano pero todavía no es lo que Dios espera. Sí, es muy bonito, es muy
promisorio pero todavía no ha terminado. De la hierba tiene que salir espiga, pero la espiga al
principio no se puede comer. Una espiga verde está con unos granitos muy pequeños.
Imagínense un maíz que si usted lo saca antes de tiempo, pues no come sino tusa; hasta que
esté entonces el grano lleno en la espiga.
El grano lleno es cuando el grano es tal como el Señor. Cuando el grano que fue sembrado
aparece por todas partes, entonces ha llegado la siega. Mientras no se reproduzca el grano
original, no ha llegado la siega. La siega llega cuando por todas partes empiece a verse el grano
que fue sembrado originalmente. Eso es lo que el Señor espera. Claro que esa mazorca viene
de toda la planta. Toda la historia de la Iglesia es necesaria, sólo que algunos llegan a un punto
y se van por las ramas; hay muchos que están por las ramas; pero hay un pimpollo que
representa la vanguardia de Cristo; a eso se le llama el renuevo, el pimpollo que va llevando la
plantita a la vanguardia para que la plenitud de Cristo sea contenida y expresada en la Iglesia.
Ese es el sentido de acabar la edificación de la casa en siete años, contadas sus
dependencias, con todo lo necesario. Dios ha estado trabajando en la historia, y debemos
aprender a interpretar a la historia desde la Palabra de Dios, para que entendamos qué está
haciendo Dios y cuál es el lugar nuestro hoy en la historia.

164
Cfr. Eclesiastés 7:8.
320 El templo de Dios

XXI

EL ESTADO
ADJUNTO165

Salomón edifica el templo


Para adelantar el estudio de la edificación y descripción del templo de Dios construido por el
rey Salomón en Jerusalén, lo hemos venido haciendo en el desglose del capítulo 6 del primer
libro de los Reyes. Vamos a fijarnos, con la ayuda del Señor, en unos detalles en los cuales,
Dios mediante, nos estaremos aproximando a este cometido.
Con la mayoría de los hermanos que están presentes, aunque no todos, hemos estado viendo
algunas cosas por primera vez a lo largo de estos meses. Ustedes saben que a lo largo de un
165
Enseñanza a la Iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, julio 24 de 1998. Transcripción: Maximino Ramírez
Período de edificación el templo 321

buen tiempo hemos estado estudiando con cierta minucia las implicaciones espirituales de este
capitulo 6 del primer libro de los Reyes, que trata de la edificación del templo de Dios.
En las Biblias así aparecen unos subtítulos; aunque los hermanos saben que el título mismo
no es parte del texto sagrado; sin embargo los editores lo pusieron para resumir en el título el
contenido del capítulo; por eso en varias de las versiones bíblicas aparece allí: Salomón edifica
el templo.
Hemos visto que Salomón, rey de paz, como hijo de David es una figura del verdadero hijo de
David y del verdadero Rey de Paz, que es el Señor Jesús. Dios le habló a David y le dijo: “David,
tú has derramado mucha sangre, y tú no me edificarás casa; pero tu hijo, que nacerá de ti, él me
edificara casa. Y yo le seré a él por Padre, y él me será a mí por hijo, y yo le daré el trono
eterno”. 166 Ciertamente que antes que esas palabras tuvieran el pleno cumplimiento en la
persona del Señor Jesús, Hijo de David, tuvieron un primer cumplimiento tipológico en Salomón.
Salomón como hijo de David es figura de Cristo; y Salomón edificando el templo es figura de
Cristo edificando a la Iglesia, la Iglesia en el sentido del pueblo de Dios, en el sentido del cuerpo
de Cristo, la familia de Dios, que es el verdadero templo de Dios. La Escritura dice: “¿No sabéis
que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Co. 3:16).

Continúa la descripción del palacio


Pero lógicamente que para revelar este misterio, que es algo espiritual, Dios se vale del
lenguaje de la tipología. La tipología es un método didáctico que utiliza el Señor para revelarnos
misterios espirituales, las cosas espirituales; cómo hablarlas; pero cuando se utilizan los
símbolos de la tipología, como por ejemplo esta tipología de la edificación del templo por
Salomón, entonces Dios nos va revelando de qué manera Cristo está edificando a la Iglesia. Y
166
Cfr. 1 Crónicas 22:6-10.
319

para ello, hemos hecho un seguimiento verso por verso de todo el capítulo 6 de este libro
primero de los Reyes, siguiendo las minucias, los detalles de la edificación del templo; y la ultima
vez terminamos el capítulo 6.
Claro está que no se ha terminado todavía el trabajo. Esto de ponerle capítulo 6 o 7, no fue
algo precisamente de los escritores de la Biblia. Mis hermanos saben que recién en el siglo XII,
Esteban Langdon, un arzobispo de Canterburry, en Inglaterra, fue el que dividió la Biblia en
capítulos; y a veces sus divisiones son buenas; a veces uno puede pensar que podrían haber
sido mejores en algunos pasajes; pero, bueno, son útiles estas divisiones, tanto las de capítulos
como las de versículos; y así uno encuentra mas fácil el pasaje que uno está buscando; sin
embargo, cuando vamos a hacer un seguimiento espiritual, no debemos atenernos
necesariamente a esos números; tenemos que ver el texto mismo, para que sea el texto el que
nos permita ver las secciones en su aspecto completo. A veces el aspecto completo coincide
con los capítulos; pero a veces no.
Hoy vamos a estar viendo algo que antes de poder verlo en forma minuciosa, verso por verso,
vamos a necesitar verlo primeramente en forma panorámica. La panorámica nos muestra las
líneas maestras, las líneas principales, y después que tengamos claro esas líneas principales
entonces sí se puede descender a los detalles en cada una de las secciones. Lo que aquí
hicimos hasta terminar el capitulo 6, fue seguir minuciosamente los versos; hoy es necesario ir a
varios pasajes de la Escritura y descubrir un principio.
El Señor nos ha ido llevando poco a poco a tratar de entender con Su ayuda lo que es la
edificación de la Iglesia; que para Dios es lo más importante. Pero pongamos nuestra atención a
algo: La revelación divina no termina con la Iglesia; ésta es un vehículo en el plan de Dios; pero
obviamente que el plan de Dios va mucho mas allá de la era de la Iglesia; y todo eso está en la
Palabra del Señor. Los que puedan seguirme con sus Biblias, por favor seguir atentamente en
sus propias versiones, para estar atentos a esto que nos vamos a acercar aquí, que es algo
320 El templo de Dios

delicado. No se sabe por qué nos tocó hoy, pero nos tocó.

Un pasaje bíblico misterioso


Estamos en los capítulos 6 y 7 del libro primero de los Reyes, y vean este detalle curioso; los
que hemos estudiado detenidamente el capitulo 6 nos dimos cuenta de que allí claramente
habla del templo; y en el capitulo 7, desde el versículo 23, comienza a hablar de lo que hay
dentro del templo, lo que se llama el mobiliario del templo. Y ahí comienza a describir ese
mobiliario. Todo el resto del capitulo 7, desde el verso 23, nos habla del mobiliario del templo;
pero nos encontramos con 22 versículos intermedios entre la edificación del templo y el
mobiliario del templo.
He ahí un gran pasaje misterioso, que aparece aquí ubicado; y no es la única vez en que esto
sucede en la Biblia. Lo que se contiene en el capítulo 7, primeramente desde el verso 1 el 12, y
luego del 13 al 22, es algo que aparece también en los otros pasajes de la Biblia cuando Dios
nos está mostrando la edificación. Y es que en las manos de Dios no está solamente la Iglesia.
Sí, en el capítulo 6 aparece la edificación del templo, pero en el capítulo 7 aparece la
edificación de otros edificios; y de pronto podemos admirarnos, pues allí describe el palacio de
gobierno del rey. A veces nosotros, especialmente los cristianos, y los que son abstencionistas
en política, parece que quisiéramos saltar ciertas afirmaciones bíblicas, y que hubiera ciertos
temas de los cuales la Palabra de Dios no tratara; pero resulta que Dios hizo al hombre integral;
y Dios tiene un plan integral para con el hombre y para con toda la creación; y como no todos los
seres humanos van a estar ubicados dentro de la Iglesia, sin embargo, tienen existencia por
voluntad de Dios. Él también tiene algo que decir acerca de esto.

El Estado, otra institución divina


El Estado adjunto 321

No solamente es edificado el templo, no obstante que éste ocupa un lugar capital, un lugar
central, porque es la casa de Dios. No puede haber otro centro que Dios mismo revelado en
Cristo por el Espíritu, siendo contenido en Su casa, que es Su familia, el cuerpo de Cristo. Pero
la familia de Dios, el cuerpo de Cristo, es el vehículo de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu para
realizar Sus planes con el resto de la creación. También hay otros aspectos de la creación en los
cuales Dios también gobierna.
No solamente la Iglesia es una institución divina; la Palabra del Señor nos enseña que también
el Estado es una institución divina. Ciertamente que no tiene la misma función; y la relación de la
Iglesia con el Estado tiene que ser una cosa muy clara; porque a veces en la historia de la Iglesia
no ha sido clara. A veces la Iglesia se convirtió en Estado e hizo lo que no debía; se le fue la
mano. Y a veces el Estado quiso utilizar a la Iglesia para sus fines temporales y coyunturales, lo
cual tampoco se debía haber hecho. A veces el capitalismo quiere usar a la Iglesia para su
filosofía capitalista; o el comunismo también ha tratado de utilizar a la Iglesia, como por ejemplo,
con la teología de la liberación; para utilizar a la Iglesia como peones de brega para la causa
socialista. El nazismo también hizo pactos con los jerarcas de la religión, y siempre el Estado ha
tenido que vérselas con la religión; y este asunto espinoso de la relación de la Iglesia con el
Estado, del derecho divino o del derecho positivo, ha causado tensiones.
Y la Palabra del Señor no se ha quedado callada al respecto, sino que la Palabra del Señor ha
mostrado los principios de Dios, las líneas maestras de este asunto. Ciertamente cuando
leemos en clave profética, como estuvimos la vez pasada viendo, que debe leerse así el
Apocalipsis también, aparece allí el mensaje a Pérgamo mostrando como proféticamente que
Pérgamo representa a aquel período en la historia del cristianismo cuando empezaron a
mostrarse, a iniciar ciertas relaciones de la Iglesia con el Estado.
Efeso es aquel primer mensaje de la Iglesia que nos habla de la Iglesia apostólica e
inmediatamente subapostólica. Luego aquel período de Esmirna, de amargura, de tristeza, nos
322 El templo de Dios

muestra proféticamente aquel período de persecuciones, esas diez grandes persecuciones de


los emperadores romanos al cristianismo, cuando los hermanos tenían que vivir prácticamente
en el alcantarillado de Roma, que eran las catacumbas; y los hermanos eran echados a los
leones y adornaban como teas ardientes los jardines del emperador Nerón.

Dar al César lo que es del César


Muchas veces la Iglesia ha sido perseguida, porque le ha sido leal a Cristo; y en cuanto la
Iglesia reconoce el lugar del César, por orden de Cristo le da al César lo que es de él. A veces el
César quiere tomarse lo que es de Dios. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios;167 pero a veces el César se quiere tomar lo que es de Dios, y ahí es cuando coloca entre la
espada y la pared a los cristianos, que con el mayor placer van a orar por el César, van a
respaldar al César, porque saben que éste fue puesto por Dios, y le van a dar lo que es de él.
Pero, repetimos, a veces el César quiere también lo que es de Dios; entonces el cristianismo se
queda entre la espada y la pared, y vienen los abusos y las injusticias, y comienza el conflicto; y
los cristianos empiezan a ser tratados de subversivos y de peligro para la estabilidad del
Imperio, y comienzan a ser perseguidos los cristianos. ¿Por qué esa persecución? Porque los
cristianos honran a Dios como la máxima autoridad, y al Señor Jesús como al Rey del universo y
soberano de los reyes de la tierra, y Su Palabra como la ultima palabra; y por obediencia a Él es
que respetan con todo corazón y cariño al Estado, porque saben que el Estado también es una
institución de parte de Dios a través de los hombres, para cumplir una función diferente a la
función de la Iglesia.

167
Cfr. Mateo 22:21
El Estado adjunto 323

A través de la historia entre la Iglesia y el Estado ha habido conflicto; y allí en ese mensaje a
Pérgamo, cuando vino el tiempo del emperador Constantino el Grande y se terminó la
persecución atroz, comenzó otro proceso en el Cristianismo. El proceso cuando el Imperio
comenzó a cristianizarse nominalmente, y los que antes eran perseguidos comenzaron a ocupar
puestos en el Estado, y a recibir a su cargo los templos paganos que antes habían estado en
manos de las religiones paganas, mas ahora con la religión cristiana de Constantino, y que era
la moda desde éste en adelante, entonces comenzaron a cristianizarse de forma superficial las
estructuras imperiales, pero sin una verdadera conversión interior; como sí la había cuando los
cristianos eran perseguidos, y el delito era ser solamente cristianos; no importa que no hubiera
ni robado, ni matado ni hecho ningún mal; si era cristiano, era perseguido y hasta muerto.

La Iglesia casada con el Estado


Pero desde Constantino en adelante eso cambió, y lo que era aquella Iglesia pura, acrisolada
en el horno de la persecución, comenzó a mezclarse con la mieles del gobierno, con la
apropiación de las partidas, etc. Y ahí se entró en ese período que se llama Pérgamo, y la
palabra Pérgamo quiere decir justamente muy casado, es decir mas allá de la cuenta. La raíz
“per” viene del griego hiper, que quiere decir muy o sobre-superior; y gamo, de donde viene la
palabra poligamia o monogamia. Pérgamo quiere decir muy casado.
Y esa situación de mezcla de religión con la política, que comenzó a darse desde Constantino
en adelante, y éste comenzó a manipular a la Iglesia desde la política, y la Iglesia comenzó a
tomar la forma política del Imperio romano, y comenzaron a aparecer, en vez del conjunto de
ancianos o presbiterio, comenzaron a aparecer reyezuelos, arzobispos y cardenales y papas, lo
cual no había en la Iglesia primitiva en los primeros siglos, sino que la Iglesia fue tomando la
modalidad política desde los siglos IV y V, hasta llegar a las edades oscuras de la llamada
pornocracia papal en tiempos de Marosia, en tiempos de Alejandro VI después; y cosas que son
324 El templo de Dios

las páginas negras de la historia de la cristiandad.


Ahí comenzó ese césaro-papismo, ese casamiento excesivo entre lo temporal y lo espiritual;
ahí comenzó esa situación que es descrita proféticamente en Apocalipsis, en el mensaje del
Señor a la iglesia en Pérgamo, en una situación muy casada, muy mezclada; y es allí donde
aparece la doctrina de los nicolaítas. La palabra nicolaísmo significa conquistador de los laicos.
Justamente el primer papa que se puso la corona se llamó Nicolás I; y luego viene todo aquel
período césaro-papista de la Edad Media, que comenzó en la Edad Media temprana, en
Pérgamo.
El Señor se manifiesta según la situación de la Iglesia
El Señor se revela a cada una de las iglesias, o en ellas a cada uno de los estados por los que
ella pasa de una manera particular. Por ejemplo, cuando el Señor le habla a Efeso, Él le
presenta unas credenciales que necesita Efeso. Dice el Apocalipsis del Señor que Efeso corría
el peligro de que se quedara sin candelero. ”Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su
lugar, si no te hubieres arrepentido” (Ap. 2:5). ¿Cuál era el peligro de la Iglesia en ese tiempo?
que el candelero fuera quitado; entonces ¿cómo se le presenta el Señor a la iglesia en Efeso?
“1El que anda en medio de los siete candeleros de oro”; dice Aquel que quiere moverse en la
plenitud de los siete candeleros; no quiere que le falte ninguno, pero Efeso corría el riesgo de
desaparecer; entonces el Señor le dice: no; yo me muevo entre la plenitud de los candeleros, así
que yo vengo a ti como aquel que soluciona el peligro que tú vives, y que te llevaría a que tu
candelero desaparezca.
La situación en Esmirna era diferente; ellos estaban en persecución; por eso el Señor les dice:
”He aquí, el diablo echará a alguno de vosotros en la cárcel, para que seáis probado, y tendréis
tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte (algunos morirán), y yo te daré la corona de la
vida” (Ap. 2:10). Entonces a la Iglesia en una situación de persecución, de peligro de muerte, el
El Estado adjunto 325

Señor se le presenta como “el que estuvo muerto y vivió” es el que te dice estas cosas. Sé fiel
hasta la muerte, y yo, que pasé por la muerte, es decir, yo que vivo, yo te daré la corona de la
vida. Ahí el Señor le presenta otra cara de Su rico ser a la Iglesia en una situación diferente.
Pero la iglesia en Pérgamo, que es a lo que estamos llegando acá, era la iglesia en otra
situación; ya no era la iglesia en persecución, sino que era la iglesia empezando a ser
perseguidora, era la iglesia en los altos niveles del poder, comenzando a ser feudalista,
propietaria de grandes extensiones de tierra. ¿Cómo se le presenta el Señor a la Iglesia en esa
situación? Leámoslo en Apocalipsis 2:12: “Escribe al ángel de la Iglesia en Pérgamo. El que
tiene la espada aguda de dos filos, dice esto”. Claro, eso era lo que necesitaba Pérgamo, pues
estaba demasiado casado, demasiado mezclada una cosa con la otra: lo celestial con lo
terrenal, lo de arriba con lo de abajo, lo santo con lo profano. De manera que, ¿qué necesitaba la
Iglesia? Necesitaba a aquel Señor que tiene una espada aguda de doble filo, espada que separa
el día de la noche, lo celestial de lo terrenal, lo santo de lo profano, lo vil de lo precioso.

Los vencedores de Pérgamo


Eso era otra necesidad de la Iglesia. En tiempo de mezcolanza la Iglesia necesita aquel que
tiene la espada aguda de doble filo, y separa una cosa de otra; ahora a eso queremos llegar.
Aquí es necesario que el Señor use la espada. Dice allí: “El que tiene la espada aguda de dos
filos”. Esto no se lo dijo a Esmirna, aunque era Él mismo, pero era que ella no necesitaba sino
consuelo en la persecución; por eso le decía: Yo estuve muerto. ¡Ah! Si Él no hubiese estado
muerto, que ahora nos pida a nosotros que seamos fieles hasta la muerte quedaría difícil; pero el
que estuvo muerto y vivió, es el que te dice que seas fiel hasta la muerte, y te dará la corona de
la vida, y que si vencieres no sufrirás daño de la segunda muerte.
La recompensa se relaciona con la victoria que tuvieran ellos en su situación particular, la
326 El templo de Dios

situación de la Iglesia en determinada época. En cambio la recompensa para Pérgamo era


diferente; dice que el Señor les daría a los vencedores de Pérgamo una piedrecita blanca, y allí
un nombre escrito. ¿Saben que así era como designaban a los senadores romanos, con una
especie de balotas? El Señor le dará a las balotas para decidir a los vencedores en Pérgamo.
Solamente aquellos que supieran moverse en esa situación confusa, con la ayuda de Cristo, y
por medio de la palabra de Dios, saber cuál es el lugar de cada cosa, cuáles son sus limites,
cuáles son sus funciones, cuáles son sus incompatibilidades, cuáles sus legitimidades, cuáles
sus apropiaciones debidas; y qué seria lo indebido. Porque es que a veces si la Iglesia y el
Estado no entienden hasta dónde pueden llegar, dónde están los límites, y si esa frontera es
turbia, se forman muchos problemas; necesitamos que la Palabra de Dios nos trace esa frontera
sin ambigüedades; para enfrentar una situación tan compleja, necesitamos que la espada de
dos filos del Señor dirima la situación; que el Señor con su espada nos ayude a vencer una
situación tan compleja como esta de Pérgamo.
¿Cuál es el instrumento, pues, que utiliza el Señor en estos casos? La espada; porque la
espada es lo que separa lo santo de lo profano, lo precioso de lo vil, el Espíritu de la carne,
incluso del alma, lo celestial de lo natural, lo eterno de lo temporal.

La teocracia eclesiástica
Cada cosa tiene su lugar; mientras las cosas están en su lugar no hay conflicto, porque es
Dios el que estableció el lugar de cada cosa. El problema está en que si no tenemos en cuenta lo
que la Palabra de Dios dice acerca del lugar de cada cosa, entonces nosotros ponemos las
cosas en otro lugar que no le corresponden. Y resultan híbridos, como en Inglaterra, por
ejemplo, donde la reina es la cabeza del anglicanismo. He aquí un híbrido. Personas que nacen
una sola vez, y todavía no han nacido de nuevo, y ya son considerados súbditos, no sólo del rey,
El Estado adjunto 327

del país, sino de la iglesia del país. Pero a la iglesia del Señor sólo se entra por un solo segundo
nacimiento, por un nuevo nacimiento. No es suficiente ser ciudadano de Inglaterra, o de
Alemania o de cualquier país, para pertenecer a la Iglesia; se necesita nacer de nuevo, nacer del
agua y del Espíritu, para entrar en el reino y entrar en la esfera propia de la Iglesia. Y en la esfera
de la Iglesia, la cabeza es absolutamente Jesucristo; desde la planta de los pies hasta el último
de los pelitos se hace en la Iglesia la voluntad de Dios, explícita en la Palabra de Cristo.
Ahora, ¿qué nos dice la Palabra de Dios que demarca la espada de dos filos que sale de la
boca de Dios, de Cristo, del Hijo de Dios respecto del lugar del Estado? ¿Hay un lugar para el
Estado? ¿o solamente seremos una teocracia eclesiástica, así como la república monástica del
monte Atos? Que es una república monástica, masculina, donde no entra ni siquiera una mujer.
Existe una república en este mundo, que se llama la República Eclesiástica del Monte Atos,
donde todos son varones; lleva siglos. Allí no ha nacido nadie, pero hay muchos hombres que
han entrado a ser monjes; es una república monástica; sólo de monjes, y es una república. Así
como el Vaticano es un Estado, así el monte Atos es una república, pero ya no en el rito latino,
sino en el rito oriental ortodoxo griego. Eso queda por allá cerca de Grecia. El famoso Monte
Atos es una república monástica de sólo varones.
Pero, ¿será eso lo que el Señor tenía pensado para la Iglesia? ¿que convirtiéramos al mundo
entero en un monasterio, y expulsáramos a las mujeres quién sabe para dónde? ¿Sería ese el
plan de Dios? ¿Dónde encontramos el plan de Dios? ¡Ah! Porque muchas teorías del derecho
existen entre los hombres. Entre los hombres existen muchos sistemas de derecho, de política,
de economía; pero ¿será que Dios no ha hablado nada de esto? ¿Será que Su Palabra
solamente nos habla de cómo irnos al cielo? pero ¿de cómo vivir en esta tierra y cómo cumplir
nuestra misión integral de seres humanos y de ciudadanos, será que la Palabra del Señor no
dice nada? ¿o será que también dice algo?
328 El templo de Dios

La Iglesia enseñándole al mundo


Pues, hermanos, me he topado que la Palabra de Dios dice muchas cosas; que si las
atendiéramos serían supremamente revolucionarias en el sentido positivo, constructivo, si
tuviéramos en cuenta lo que Dios dice al respecto, el lugar que Dios le de a cada cosa. Y como
estábamos haciendo ese estudio del capítulo 6 del primer libro de los Reyes, imagínense que
después de tratar del templo, nos topamos con que también hay otros edificios. El edificio donde
Salomón juzgaba las causas, el edificio del Estado, al lado del edificio de Dios, la Iglesia.
Y no sólo aparece aquí, sino en todos los pasajes donde el Señor está poniendo en orden las
cosas; siempre aparece primero Dios tratando con la Iglesia, y usando a la Iglesia para tratar con
el mundo, y enseñándole a la Iglesia a enseñar ella a su vez al mundo.
Quiero llamarles la atención sobre algunas cosas. Vamos a la primera epístola del apóstol San
Pedro; quiero que captemos las secuencias de continuidad de estos asuntos. 1 Pedro 2:4,
comienza diciendo: “Acercándoos a él, piedra viva”. Ahí esta el centro, el Señor Jesús; Él es la
cabeza de la Iglesia, y también de los ángeles y también de todo varón, y también es el soberano
de los reyes de la tierra, cabeza de todas las cosas dado a la Iglesia; no sólo cabeza de la
Iglesia; Él es cabeza de todas las cosas, pero dado primero a la Iglesia;168 y es a través de la
fidelidad de la Iglesia a Cristo que Cristo se toma los reinos del mundo. En Apocalipsis no vemos
al Señor solamente con la Iglesia; en Apocalipsis, al final de todo el proceso, vemos al Señor
habiéndose tomado los reinos del mundo, que le fueron robados, usurpados, por Satanás.

168
Cfr. Efesios 1:22
El Estado adjunto 329

En el mundo no se hace lo que Dios quiere, pero el Rey, el Hijo de Dios vino a hacer lo que el
Padre quiere, y a recoger Su Iglesia para que Su Iglesia haga lo que el Padre quiere, para la
obediencia a la fe en las naciones. Dios le dice a Su Hijo: Hijo, “pídeme, y te daré por herencia
las naciones” (Salmo 2:8).

La Iglesia es el vehículo para someter al mundo


La intención del Señor Jesús no es solamente quedarse con algunos discípulos, no; el Padre
mismo exhortó al Hijo para que le pida las naciones por herencia. Pero el vehículo para que el
Señor Jesucristo sea el Señor de las naciones es la Iglesia. El Señor comienza por tres, Jacobo,
Cefas y Juan, luego viene Andrés y el otro Jacobo, y Felipe y Tomás y Bartolomé, y empiezan
doce, y luego setenta, y 120 y 500; y se van tomando a Jerusalén; y dice Dios por el profeta
Miqueas que de Jerusalén saldría la Palabra de Dios para corregir las naciones, hasta muy lejos;
pero todo comienza por la Iglesia, pues es ella vehículo para someter las naciones al Señor
Jesús; y Él usa Su Espíritu y a la Iglesia para someter el mundo al Padre.
Vamos a leer ese capítulo clave, y después leemos en 1 Pedro 2; pero para captar miremos 1
Corintios 15:22: “22Porque así como en Adán todos mueren, (ahí fue que comenzó el desastre)
también en Cristo todos serán vivificados (los que están en Cristo, todos en Cristo; fuera de
Cristo se está en Adán, en la muerte, pero si está en Cristo, entra en la vida). 23Pero cada uno en
su debido orden: (veamos ese orden acá, y ese lo vamos a encontrar en todas partes) Cristo, las
primicias; (ahí está la primera autoridad, ahí está el arca) luego los que son de Cristo, (esa es la
Iglesia) en su venida”. Primero Cristo solito, luego los que son de Cristo; pero, como les decía,
ahí no termina. “24Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre”. Lo tercero es el Reino;
Cristo vino para que haya Iglesia, y hay Iglesia para que haya Reino. Hay Mesías para que haya
Iglesia, y hay Iglesia par que haya Reino. Cristo primero, las primicias; luego los que son de
Cristo, esa es la Iglesia, ese es el cuerpo; y luego ¿hay algo más? Claro, claro que sí; la cosa no
330 El templo de Dios

termina con la Iglesia. Luego el fin, cuando entregue el Reino; ese es el tercer asunto: el Reino.
No solamente sobre la Iglesia, también el Reino.
“24Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido (qué palabra
revolucionaria esta) todo dominio (distinto al de Dios en Cristo ) toda autoridad y potencia.
25
Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus
pies”. ¡Ah! entonces después de la Iglesia viene el Reino. Por eso después de Éxodo, que es la
casa, y Levítico, que es el sacerdocio, viene Números, que es el Reino. Después de Esdras, que
es la casa, viene Nehemías, que es el Reino. Por eso después de tratar lo relativo a la casa,
viene la ciudad: pero no se puede poner en orden la ciudad sin poner primero en orden la casa.
No se puede traer el Reino de Dios al mundo sin que primero venga el Reino de Dios a la Iglesia.
Primero tiene que venir el Reino de Dios a mí y a ti, y a través de nosotros, a otros, y así hasta
tomarnos Jerusalén y después Judea y después Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra.169 De
modo, pues, que hay una palabra que se llama el Reino.

Es preciso que Cristo reine


Primero Cristo, luego la casa; la casa incluye el sacerdocio, y entonces el Reino. Lo mismo
aparece aquí en Reyes. Primero aparece la casa, pero por ahí aparecen otros edificios, y no hay
una sola columna, sino dos columnas: una Joaquín y otra Boaz; en una está el sumo sacerdote
y en la otra el reino.
Así que Dios hace espacio para ciertas consideraciones que la Iglesia debe conocer, y a
través de la Palabra de Dios conocer cuál es la medida exacta de cada cosa, cuál es el lugar de
cada cosa; sus límites, sus funciones, lo que le es legitimo y lo que no; y la Iglesia no debe tener
ambigüedades, especialmente en un tiempo cuando el globalismo está sentando las bases de
169
Cfr. Hechos 1:8.
El Estado adjunto 331

una dictadura universal anticristiana basada en la nueva era luciferiana con persecución para la
Iglesia. No se puede tener ambigüedad ni tinieblas en estos asuntos; la Iglesia debe tener sus
medidas también.
Terminemos de leer 1 Corintios; dice: “25Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto
a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26Y el postrer enemigo que será destruido es la
muerte. 27Porque toda las cosas las sujetó (aquí habla en pasado, como un decreto de Dios
irrevocable; el Padre le sujetó al Hijo todas las cosas) debajo de sus pies. Y cuando dice que
todas las cosas le han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas
las cosas. 28Pero luego que todas las cosas le han sido sujetas, entonces también el Hijo mismo
se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”.
¿Para qué ascendió el Señor Jesús y se sentó a la diestra del Padre y derramó el Espíritu
Santo en Jerusalén sobre los apóstoles? ¿Qué fue lo que el Padre dijo al Hijo? Hijo, “siéntate a
mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo 110:1). ¿Para qué
ascendió el Señor Jesús? para que el Padre le ponga todas las cosas bajo Sus pies por medio
del Espíritu Santo y de la Iglesia. Cuando todas las cosas le estén sujetas, entonces también el
Hijo mismo se sujetará a quien le sujeto a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
Hoy hay muchas cosas donde miramos y no vemos a Dios sino al diablo; pero la Biblia dice que
no se hallará lugar para él sino en las tinieblas de afuera. Entonces hay un proceso de Dios con
el Mesías, con el Espíritu y con la Iglesia; y es la Palabra de Dios, la espada aguda de doble filo,
la que nos muestra el lugar de cada cosa asignado por Dios. Dios es el único que puede asignar,
y nos vamos a dar cuenta de los principios del gobierno de Dios no solamente en la Iglesia, sino
los principios que Dios establece para el Estado. Si el Estado le pone atención a Dios, le va a ir
bien. Lastimosamente el Estado es solamente humanista, positivista y liberal; no es teocrático, y
por eso está condenado a la ruina, y no la Iglesia.
332 El templo de Dios

Cristo, piedra angular de la casa espiritual


Volvamos a la primera epístola universal de Pedro. Fijemos la atención en la expresión de 1
Pedro 2:4: “4Acercándoos (¿a quien?) a él (ahí está), piedra viva (es el Señor Jesús, el Hijo),
desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa (ahí está la cabeza,
Cristo las primicias), 5vosotros también (ahí está la Iglesia, los que son de Cristo), como piedras
vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo (ahí está la casa y el sacerdocio,
ahí está Éxodo 25 y 26, el santuario, y Éxodo 27 y 28, el sacerdocio), para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por Jesucristo”. Ahí esta Éxodo 29, 30 y Levítico; todos los
sacrificios y todo el sacerdocio. Casa espiritual y sacerdocio santo; y así sigue hablando del
pueblo de Dios.
“6Por lo cual (es decir, por esto, porque hay una cabeza y un cuerpo) también contiene la
Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que
creyere en ella, no será avergonzado. 7Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero
para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon (quisieron edificar sin Cristo,
pero ¿cuál será su final?), ha venido a ser la cabeza del ángulo; 8y: piedra de tropiezo, y roca
que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados”. En vez de obedecer la Palabra, ellos se van contra la Palabra, pero la Palabra sigue
intacta, y ellos quedan desmenuzados, porque sobre quienes esta roca cayere, los
desmenuzará.

El cristiano y el Estado
¿De qué viene hablando la Palabra de Dios? De la Cabeza y del cuerpo, del Mesías y de la
casa y del sacerdocio. Entonces, siguiendo el mismo capítulo de la primera de Pedro, llegamos
al versículo 11, dice Pedro: “11Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os
El Estado adjunto 333

abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12manteniendo buena vuestra
manera de vivir entre los gentiles; (comienza a mostrar que la vida de la Iglesia se realiza en
medio de los gentiles, en el mundo) para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.
13
Por causa del Señor someteos a toda institución humana”. Ahí empieza a tocar ese otro
asunto, el otro edificio. Ah sí, aquí está el Mesías, está el templo; ya vimos el templo, pero ahí
hay otros edificios también.
“13Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
14
ya a los gobernadores, como por él enviados (así que aquí no se está proponiendo la elección
popular de gobernadores, sino la delegación de gobernadores para mantener la unidad) para
castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 15Porque esta es la voluntad de
Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”. Ah, así que
también hay voluntad de Dios en cuanto al Estado y a la relación con el Estado. Vemos acá
cómo Pedro sigue esa secuencia: el Mesías, la casa y el sacerdocio, y el Estado. Cristo las
primicias, los que son de Cristo y el reino.
También el apóstol Pablo sigue la misma secuencia. Sigamos en la epístola a los Romanos
capítulos 12 y 13; allí se sigue la misma secuencia. Pablo en Romanos, en los capítulos del 1 al
11 está hablando del evangelio de Dios, y cómo ser salvo y perdonados de los pecados; y
librados del pecado, y cómo ser regenerados por el Espíritu; es decir, habla del Mesías, del
evangelio de Dios, acerca del Hijo, y luego habla de la obra del Hijo para con la Iglesia por medio
de la gracia, y habla del apostolado para la obediencia de las naciones, y empieza a hablarnos
de la obra de Cristo; y luego, cuando ya habló de la obra de Cristo y estableció a Cristo y la obra
de Cristo como lo central y como la vanguardia de la obra de Dios en la tierra, la civilización
humana, entonces empieza a decir cómo es que se vive primero en la Iglesia.
334 El templo de Dios

No conformarnos a este siglo malo


Y ya en el capítulo 12 de Romanos, Pablo hace una exhortación ética, diciendo: “1Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2No os conforméis a este siglo”. Así
que aquí hay una exhortación al inconformismo; este siglo no está bien; a este siglo se le llama
el siglo malo, y Cristo vino a librarnos de este siglo malo; no solamente vino a librarnos de los
pecados sino también del siglo malo. “2No os conforméis a este siglo, sino (también)
transformados por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Allí comienza a decir cómo vivir la vida de
Iglesia, y empieza a hablar de la vida del cuerpo. “5Así nosotros, siendo muchos, somos un
cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 6De manera que, teniendo diferentes
dones...”. Comienza a hablar ahora en todo el capítulo del cuerpo, de la casa, de la conducta
cristiana en las relaciones interpersonales.

Sometimiento personal a las autoridades


Pero al llegar al capítulo 13, siguiendo la misma secuencia que siguió el apóstol Pedro, así
también Pablo, por el mismo Espíritu Santo, declara: “1Sométase toda persona a las autoridades
superiores”; y empieza a tratar ya no solamente de la Iglesia y de la vida de la Iglesia, sino de la
relación de la Iglesia con el Estado. “1Sométase toda persona a las autoridades superiores;
porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y la que hay, por Dios han sido establecidas. 2De
modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos. 3Porque los magistrados no están para infundir temor al
que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás la
alabanza de ella; 4porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque
no en vano lleva la espada”. La Iglesia no lleva la espada, pero el Estado lleva la espada de
El Estado adjunto 335

parte de Dios, porque no todos obedecerán a la voluntad de Dios voluntariamente en la Iglesia;


hay algunos que se quedan por fuera de la Iglesia haciendo lo que se les da la gana; entonces el
Señor tiene al Estado. A la Iglesia Dios le da báculo, pero al Estado le da espada. Vemos, pues,
que la Palabra de Dios nos presenta también una teología política; nos presenta el lugar del
Estado según Dios.
En Éxodo está el tabernáculo; en Levítico está el sacerdocio; pero alrededor del tabernáculo
y del sacerdocio y de la casa de Dios, Él empieza a poner en orden las tribus, o sea, la nación
entera comienza a ser puesta en orden desde Dios y Su casa; esa es la secuencia: Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio.
En la secuencia que hemos visto, se nos describe la casa, pero luego nos describe otros
edificios que son donde se sentaba Salomón, no precisamente para adorar, sino para poner
orden en el país; es decir, se nos describe algo del reino. Porque la Biblia no solamente nos dice
cómo irnos al cielo, sino también como vivir en la tierra, y no solamente como personas sino
como comunidades; de eso también habla la Biblia.

No es suficiente ser abstencionista


Y luego llegamos a Ezequiel. Hoy no podemos leer, sino mirar panorámicas, captar los
principios, esas líneas generales. ¿Cómo han titulado el capítulo 40 de Ezequiel? La visión del
templo. También: Las disposiciones del nuevo templo. Luego los capítulos 41, 42, 43, y 44
también nos hablan del templo, de la casa de Dios, que es el vehículo capital por el cual se
mueve el Espíritu, el Espíritu de Dios; la nube de gloria llena el templo, el Espíritu de Dios se
mueve primero en la casa de Dios; pero luego ¿qué le dice el Señor a la Iglesia? “Id, y haced
discípulos a todas las naciones“ (Mt. 28:19). ¿Se refiere a las almas? ¿Qué diferencias hay entre
almas y naciones? parece que naciones implica muchas almas. Dios no quiere solamente que
336 El templo de Dios

hagamos almas discípulas, sino también naciones discípulas; claro que ahí hay que bautizar a
las personas de las naciones, pero el Señor sabe que cuando empiezan a multiplicarse y a
multiplicarse los creyentes, la Palabra del Señor les tiene que decir qué hacer, cómo actuar,
cómo enfrentar los desafíos normales que enfrentan inclusive los que no son de Cristo. Porque
no sólo somos individuos; por eso la política del abstencionismo no es suficiente.
En Ezequiel, del capítulo 40 hasta el 43, la Palabra del Señor habla de la casa de Dios. Sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, como decía en Éxodo 25 y 26 sobre el
tabernáculo; y en los capítulos 27 y 28 sobre el sacerdocio; en Levítico sobre el sacerdocio, y en
Números encontramos la nación puesta en orden alrededor de la casa y el sacerdocio; y ahora
aparece aquí la misma secuencia. En Ezequiel capítulos 40 al 43 está describiendo la casa, el
templo; en el capítulo 44 se ocupa del sacerdocio; es allí en el capítulo 44 que habla del
sacerdocio. Por ejemplo, veamos lo que dice desde el verso 10: “10Y los levitas que se apartaron
de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11Y servirán
en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el
holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para servirle. 15Mas los sacerdotes
levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel
se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para
ofrecerme la grosura y la sangre, dice Yahveh el Señor”.

Los sacerdotes y el príncipe


En el capítulo 44 de Ezequiel nos habla del sacerdocio, pero en el capítulo 45 aparece el
príncipe. Sí, claro, el Señor dice que esta va a ser la porción santa de Yahveh en medio del
santuario, y aquí a este lado y a este lado los sacerdotes y los levitas, y a lado y lado, el príncipe
de la ciudad, y después las otras tribus para el norte y para el sur; pero Dios hizo un espacio para
el príncipe y para la ciudad cerca del santuario. No es el lugar central; el lugar central es el
El Estado adjunto 337

santuario, pero al lado está la ciudad, está el príncipe. En los capítulos 40 al 43 está la casa; en
el capítulo 44 aparece el sacerdocio; y en el capítulo 45, el Estado; y Dios comienza a describir
las medidas del Estado, hasta dónde puede llegar, y qué se le concede y qué no, incluso la
medida de los impuestos, el sistema de medida, el sistema monetario, las responsabilidades del
príncipe y las del pueblo para con el príncipe; todo eso está descrito allí, dice así.
Vamos a leerlos desde el versículo 4: “4Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes,
ministros del santuario”. Es la tierra que Dios dice: separaré tierra para mí, es decir, al decir esta
tierra es del Señor, están reconociendo que Dios tiene los derechos, que Dios es el que
establece el derecho. ¿Qué establece Dios? La casa y la ciudad. ¿De qué se ocupa Esdras? de
la restauración de la casa; y ¿de qué se ocupa Nehemías? de la restauración de la ciudad
después de restaurar la casa. No se puede restaurar la ciudad sin restaurar primero la casa de
Dios.

El santuario y la ciudad
Por eso dice: “4Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes, ministros del santuario,
que se acercan para ministrar a Yahveh; y servirá de lugar para sus casas, y como recinto
sagrado para el santuario. 5Asimismo (es decir, así como el espacio anterior) veinticinco mil
cañas de longitud y diez mil de ancho, lo cual será para los levitas ministros de la casa, como
posesión para sí, con veinte cámaras. 6Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de
anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario; será para
toda la casa de Israel”. Vemos que aquí pasa del santuario y el sacerdocio a la ciudad, al Estado.
¿Cómo construir un Estado que atienda la palabra de Dios? Aquí están los principios. Porque
primero hay cómo salvarse y después cómo edificar la casa de Dios, pero cuando se empieza a
multiplicar la casa de Dios y el mundo está en un desorden, y la Iglesia es vehículo del Espíritu,
338 El templo de Dios

y con el instrumento de la Palabra, la Iglesia tiene que poner en orden muchas cosas que están
desordenadas en el mundo. “6Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de anchura y
veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario; será para toda la casa
de Israel” ¿Se dan cuenta que es el mismo principio que estuvimos estudiando en capítulo 6 del
primer libro de los Reyes sobre el templo? Pero de pronto nos encontramos otros edificios con el
capítulo 7; y aquí está describiendo la misma cosa: el santuario y el sacerdocio, y de pronto
continúa con la ciudad, y dice así: ”7Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el
santuario (de modo que hay un lugar para la ciudad y el príncipe), de uno y otro lado, y junto a la
posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el extremo oriental, y la longitud será
desde el límite occidental hasta el límite oriental. 8Esta tierra (ésta, la que Dios determinó) tendrá
por posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán la tierra a la
casa de Israel conforme a sus tribus”. Eso significa que cuando no se le dicen los límites al
Estado, pues, a éste se le va la mano; y para que no se le vaya la mano al Estado, Dios le dice
cuáles son sus límites. El Estado no es el dueño de la casa; por eso no es como lo determina el
sistema socialista y comunista, tampoco como el capitalista ni el nazi; es según la Palabra de
Dios.

El siclo del santuario


“9Así ha dicho Yahveh el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la
rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Yahveh el
Señor. 10Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis. 11El efa y el bato serán de una misma
medida: que el bato tenga la décima parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la
medida de ellos será según el homer”. Y Dios comienza a establecer los trazos maestros de la
economía. Luego dice: “12Y el siclo será de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, quince
siclos, os serán una mina”. Y luego, refiriéndose a la ofrenda del verso 13, dice el verso 16:
El Estado adjunto 339

”Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el príncipe de Israel”. Ahí
establece, pues, las medidas de los impuestos y de las obligaciones legales de los tributos.
Dios establece el siclo del santuario, que es una moneda según la revelación de Dios. ¿Cómo
les parece este sistema? No es que sólo sube, no. Dios dice: La moneda es esta; Yo revelo su
valor: tantos gramos de plata equivale a tanto; esto equivale a tanto por tanto, y Dios establece
las equivalencias, el precio justo, que no solamente sube; no es que ahora trabaja mucho el
campesino y hay mucho tomate, entonces es barato el tomate, y pierde el campesino de tanto
que trabajó; mejor que no trabaje el campesino y no hay tomate, y si hay un solo tomatito, se le
compra caro. Es el sistema de la oferta y la demanda. Pero Dios no está de acuerdo con eso;
Dios dice: Todo lo que valorares lo valorarás conforme al siclo del santuario; y ahí establece los
principios maestros de la economía.
¿Qué les parece? La Biblia no nos habla solamente de cómo irnos al cielo, sino cómo vivir
prósperamente; nos dice cómo hay que repartir la tierra, y hasta dónde puede llegar el príncipe,
qué porcentaje puede tomar, y qué relación tiene el príncipe con el santuario, y qué obligación
tiene para con el pueblo, y qué relación tiene el pueblo para con el príncipe; hasta tal medida. No
hace falta que el congreso esté subiendo y subiendo el IVA, haciendo reformas tributarias;
constantemente se la pasan subiendo y subiendo, subiendo, y apriete y apriete.

El valor del ciclo del santuario


1 gera, que es 1/20 del siclo = 0.57 gramos de plata
1 siclo, que vale 20 geras = 11,4 grms. de plata (unidad básica)
l libra de plata (50 siclos) = 570 gramos de plata
Nuestro Señor establece una moneda exacta, con un valor revelado por Él; y dice a cuánto
equivale el trigo y a cuánto equivale determinada clase de tierra que produzca lo que equivale a
El templo de Dios

este montón. El Señor establece principios de economía básicos, pero la gente no presta
atención a lo que dice Dios; entonces ¿así cómo?
Claramente el Señor establece muchos principios en la Biblia para organizar la nación; no
solamente irnos al cielo; claro que nos vamos a ir al cielo cuando llegue la hora, pero mientras
tanto es hora de tener los pies en la tierra; pero ¿qué vamos a hacer en la tierra? ¿conformarnos
con lo que hay en la tierra o buscar al Señor y someternos al Señor en todo? buscar qué es lo
que la Palabra dice para cada cosa; buscar primero 1, luego 2, después 3, luego 10, 12, 120,
500, hasta llenar la ciudad y luego el departamento y luego la nación y los continentes.
Hermanos, la Palabra del Señor nos muestra un lugar; no solamente la Iglesia es una
institución de Dios, también lo es el Estado, pero Dios quiere que le ayudemos; dice que
corrijamos las naciones hasta muy lejos, que convertirían sus lanzas en azadones y sus
espadas en hoces. Dios quiere más bien que nos ocupemos de la agricultura y no de la guerra.
Hay una razón de ser por lo cual aparece ese aparente paréntesis ahí en Reyes: otros edificios;
después continúa, claro, porque continúa con el mobiliario del templo, pero Dios no podía dejar
sin señalar que también hay lugar para el Estado. El Estado es una institución divina perfectible,
que debe ser perfeccionada por los hombres, y entre los hombres hay unos que son de Dios,
que debemos aprender a ver la voluntad de Dios respecto de esos asuntos, y proponérselos al
Estado para beneficio de las personas.
Bueno, hermanos, por favor, no seamos abstencionistas si consideramos estas cosas.
XXII

EL MAR DE
FUNDICIÓN170

El mar de bronce
Abordamos el capítulo 7 del primer libro de los Reyes, y por esta ocasión vamos a saltar la
consideración minuciosa de los versos 1 al 22, que la vez pasada vimos de manera panorámica,
y que tienen que ver sobre el lugar del Estado, junto al Templo de Dios. Como estamos más
centrados en lo relativo al Templo mismo, a la casa de Dios misma, por eso nos saltamos al
verso 23. Quizás, Dios mediante, dedicaremos más tiempo a estos 22 versos anteriores, pero,
por lo pronto, vamos a ir allí al pasaje donde se nos describe el mobiliario del Templo, en la parte
exterior del atrio, en este resto del capítulo 7 del libro 1 Reyes, desde el verso 23. Prácticamente
170
Enseñanza a la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá D.C., Colombia, julio 31 de 1998. Transcripción: Ingrid Carolina Gómez y Pablo David Santoyo
El templo de Dios

hacia el final no habla de los muebles del Templo, pero en los primeros versos del pasaje se nos
habla de algunos muebles especiales que hay en el atrio.
Todos lo hermanos que estamos en el seguimiento de la Palabra del Señor, en estos
aspectos, creo que sabemos que la Palabra del Señor nos dice que el Templo de Dios somos
nosotros y que lo que está escrito en el Antiguo Pacto es una figura de las cosas espirituales del
Nuevo Pacto; de manera que cuando leemos estos pasajes, no los leemos tan sólo en una clave
histórica, como leyendo algo que atañía solamente al pasado, sino también como algo que
atañe al presente en lo espiritual. Yo pienso que la intención de Dios no era ser tan minucioso en
la parte estética, en la parte de la escultura, en la parte de la arquitectura, sino en la parte
espiritual. Toda la Biblia es espiritual, así que vamos a leer esto en clave espiritual. Leemos,
pues, 1 Reyes 7:23-26; los versículos 27-39 comprenden una extensión de esta primera parte;
pero por hoy no vamos a considerar esa parte. Leamos primero el pasaje de corrido y luego lo
ubicamos dentro de la tipología: “23Hizo fundir (ya sólo el verbo fundir es bastante serio; para
fundir hay que pasar por el fuego) asimismo un mar de diez codos de un lado al otro,
perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta
codos. 24Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas,
diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor de dos filas, las cuales habían sido fundidas
cuando el mar fue fundido. 25Y descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al norte, tres
miraban al occidente, tres miraban al sur y tres miraban al oriente; sobre estos se apoyaba el
mar, y las ancas de ellos estaban hacia la parte de adentro. 26El grueso del mar era de un palmo
menor, y el borde era labrado como el borde del cáliz o de flor de lis; y cabían en él dos mil
batos.” Acordémonos de que este pasaje tiene correspondencia en la tipología del Templo con
otro anterior, en la tipología del tabernáculo. Vamos, pues, también a leer en Éxodo; porque para
captar la esencia del pasaje de Reyes, inclusive los versos siguientes donde habla de esas diez
fuentes sobre las basas, que es una extensión de este mueble que está en el tabernáculo,
339

debemos ver las líneas maestras en Éxodo, porque en Éxodo se introduce la tipología más
simple que luego se desarrolla en Reyes. La tipología aparece más simplificada en sus trazos
principales en Éxodo, y luego se desarrolla con más detalles en Reyes; por lo tanto, para captar
mejor Reyes, entonces vamos a Éxodo 30:17-21: “17Habló más (el Señor tiene cosas que
hablar) a Moisés, diciendo: 18Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para
lavar; (todo esto es para lavar, esa expresión es clave) y la colocarás entre el tabernáculo de
reunión y el altar, y pondrás en ella agua. 19Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los
pies. 20Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran;
(esa es la otra clave espiritual, esas dos frases: se lavarán con agua para que no mueran) y
cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Yahveh, 21se
lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su
descendencia por sus generaciones”.

Bet-el en la tipología del templo


Otro versículo que debemos agregar a esto es Éxodo 38:8: “8También hizo la fuente de bronce
y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de
reunión”. ¡Qué interesante! La tipología de la casa de Dios comienza en el libro de Génesis en
Bet-el. Dios llama a Jacob y le da una revelación cuando se está yendo; el Señor pone, como
quien dice, la primera piedra de la revelación de la casa de Dios, y uno cuando lee esa síntesis
de la visión de la edificación de la casa de Dios en la experiencia de Jacob, especialmente en el
pasaje de Bet-el, se encuentra una frase que sintetiza todo este asunto. Miremos esa frase en
Génesis 28:10-22, donde Dios se aparece a Jacob en Bet-el. “10Salió, pues, Jacob de Beerseba,
y fue a Harán. 11Y llegó a un cierto lugar y durmió allí, porque el sol ya se había puesto; y tomó de
las piedras de aquel paraje y puso su cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12Y soñó: y he aquí
una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; (lo de arriba era el
340 El templo de Dios

cielo, lo de abajo es la tierra: esa palabra tierra, en este contexto, es una palabra muy
importante) y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 13Y he aquí, Yahveh
estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Yahveh el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de
Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14Será tu descendencia
como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; (la misma
dirección que tenían los bueyes) y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu
simiente. 15He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a
traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 16Y despertó
Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Yahveh está en este lugar, y yo no lo sabía”. Algo
comenzó a suceder con Jacob allí en ese lugar, en esa tierra, allí donde durmió, donde Dios le
dio luz. “Ciertamente Yahveh está en este lugar, y yo no lo sabía”. Es muy parecido lo que había
dicho Job: “Yo hablaba lo que no entendía”; mas ahora hubo un cambio de esa afirmación, en la
manera de ver las cosas; a partir de cierto momento en la tierra se empezó a ver las cosas como
con otros ojos. Creo que la mayoría de los cantos y las oraciones que estábamos cantando al
comienzo de la reunión, tenían mucho que ver con esto: envía tu luz; porque una cosa es ver las
cosas en nuestra propia luz y aun reírnos de nuestros propios pecados, y otra cosa es ver las
cosas a la luz de Dios y decir como Jacob: ¡Cuán terrible es este lugar!
Aquel mar de bronce, aquella fuente de bronce que estaba en el atrio del tabernáculo, se hizo
precisamente con los espejos; con los espejos uno se descubre, y cuando se descubre
comienza a cambiar las actitudes delante de Dios. Dios no puso esta fuente allá en el Lugar
Santísimo, sino afuera en el atrio; y cualquier persona que quisiera entrar a tener comunión con
Dios en el Lugar Santísimo, no podía tener una comunión íntima y profunda con Dios así
derechito, como si no hubiera entre Dios y nosotros ningún pecado, ni problema de nuestra
parte; así como pensaba Caín que podía cruzar las líneas; sin darse cuenta, él pensaba que
podía venir delante de Dios a ofrecerle sus tomates y sus fruteros; pero Dios no aprobaba esa
El mar de fundición 341

actitud atrevida, esa auto-promoción.

Lo inútil de la vida egocéntrica


Para venir delante del Señor hay que ser llamado por Dios, y Caín no entendía lo que pasaba;
en cambio Abel había aprendido una lección. Sus pecados debían ser reconocidos y juzgados.
No se puede tener una comunión profunda, íntima con Dios en nuestros pecados; antes de venir
a tener una comunión verdadera con el Señor, hay que tratar nuestros pecados, o si no, nos va
a pasar lo que le pasaba al fariseo. Nos dice el Señor Jesús que el fariseo oraba consigo mismo
y decía: Señor, gracias te doy que no soy como ese publicano terrible, pero en cambio, yo oro,
ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo. Pero dice Jesús que él oraba consigo
mismo;171 porque una persona que ha tocado la luz de Dios se queda como quedó Juan, como
muerto; como se quedó Job, que hablaba lo que no entendía, que no tiene experiencia de
encontrarse con Dios; es una persona que no tiene conciencia de sus pecados, una persona
atrevida, superficial; como dice el dicho: “la ignorancia es atrevida”. Uno camina como si no
estuviera delante de Dios. Hay un versículo en Eclesiastés que nos habla respecto de esta
primera experiencia; no es la única, gracias a Dios, pero es una experiencia necesaria.
Eclesiastés 5:1-2: “1Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; (¿qué quiere decir guardar
el pie? no meter el pie apresurada y descuidadamente, no adelantarse con demasiada facilidad)
y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen
mal. 2No te des prisa con tu boca, (a veces, uno viene con la inercia de la religiosidad a orar
consigo mismo, como el fariseo, sin tocar la luz de Dios y sin ser tocado por Dios mismo.
Entonces, salimos como entramos) ni tu corazón se apresure a proferir palabras delante de
Dios; porque Dios está en el cielo (como el sueño de Jacob) y tú sobre la tierra; (y somos tierra)

171
Cfr. Lucas 18:10-14
342 El templo de Dios

por tanto, sean pocas tus palabras”. Estos dos versículos nos muestran cómo no debemos ser
superficiales al llegar delante de Dios; debemos venir como vino Abel. Abel sabía que sus
pecados debían ser reconocidos y juzgados antes de poder ser oídos por Dios; pero si uno se
hace el tonto, Dios tiene que juzgar nuestros pecados, para que entendamos que no podemos
actuar tan olímpicamente.
Esta experiencia espiritual que está representada aquí en la fuente de bronce, que es aquel
lugar de la tierra donde Jacob dijo: “¡Cuán terrible es este lugar!”, ese es el atrio, eso es
reconocimiento, porque va a ser terrible si la casa de Dios es un tabernáculo de reunión donde
Dios se reúne con el hombre. ¿Por qué es tan terrible? Porque no se pueden pasar los límites
así de manera descuidada, porque Dios aunque es bueno, es Santo, y en Su bondad nos quiere
purificar, lavar de nuestros pecados en el atrio; por eso Él preparó que se haga una fuente para
lavar, para no morir. Claro, cuando uno no está en la luz sino en las tinieblas, uno no se da
cuenta del pecado; es como si aquí tuviéramos muchas cucarachas, pero nadie se da cuenta,
porque la luz está apagada; sólo cuando se prende la luz, las cucarachas salen disparadas; pero
mientras está oscuro, nadie se da cuenta de las cucarachas. Lo mismo sucede con nosotros; por
ejemplo, como aquí no estamos hablando de tus pecados personales privados y ni de los míos,
ninguno se pone colorado; pero ¿qué tal que el Espíritu Santo comenzara a sacar a luz los
pecados personales privados? ahí sí nos pondríamos colorados, no nos reiríamos, nos daría
vergüenza, y cuando uno tiene vergüenza no va para el cielo, sino que quiere que se lo trague la
tierra; ahí es cuando uno descubre que el lugar es terrible, y Dios sabe que para que podamos
estar en Su presencia en paz necesitamos reconocer nuestros pecados, ser limpiados y lavados
de nuestras obras y nuestro caminar. Por eso, los sacerdotes se lavaban las manos y los pies,
para poder venir a la presencia del Señor.

Lavarse antes de entrar al altar


El mar de fundición 343

En Hebreos se nos dice que todas estas disposiciones del tabernáculo, eran unas
disposiciones que tenían un significado espiritual. Hebreos 9:1-5: “1Ahora bien, aun el primer
pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal”. Ordenanzas de culto, cómo vamos a
glorificar a Dios. Hay una manera ordenada por Dios. Había un santuario terrenal; ahora el
santuario es espiritual, somos nosotros, la Iglesia. Las experiencias espirituales de la Iglesia, del
pueblo de Dios, están tipificadas en estos ritos, en estos mobiliarios del Templo. “2Porque el
tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaba el
candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3Tras el segundo velo (tras, que se va de velo
en velo, cada vez más cerca) estaba la parte del tabernáculo llamada Lugar Santísimo, 4el cual
tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba
una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5y
sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede
ahora hablar (en el momento de escribir la Carta) en detalle”. Solamente dio las pistas maestras.
“6Y así dispuestas estas cosas, (no eran casualidades, era Dios el que para enseñar algo
estableció ciertas disposiciones) en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes
continuamente para cumplir los oficios del culto; 7pero en la segunda parte, sólo el sumo
sacerdote una vez al año, no sin sangre”; no se podía entrar sin sangre; la sangre era la del
cordero que había muerto por los pecados de los que se acercaban; para que los que se
acercaban no murieran; para que no muera alguien tenía que hacerse cargo de sus pecados, y
todo eso se hacía en el atrio. Era en el atrio donde uno se veía, se lavaba sus pecados y ponía
las manos sobre el cordero, y el cordero era sacrificado por mis pecados, y mis pecados siendo
recordados y juzgados, ahora sí permitían que yo tuviera acceso delante de Dios. Mientras no se
abriera el velo, las personas podían hablar, oír de Dios, pero no podían tener una experiencia
íntima con Dios por causa de sus pecados. Cuando nos reunimos para adorar a Dios, si
tenemos pecados, estamos como muertos; a veces estamos callados por reverencia, pero no
344 El templo de Dios

vamos a esconder con reverencia todo en silencio, no. La vestidura sacerdotal estaba llena de
campanitas; cuando el sacerdote entraba, había sonido; cuando una persona ha sido limpiada,
ha sido purificada, viene a la presencia del Señor, hay música en la presencia de Dios, y brota la
música y brota la alabanza; pero si tenemos nuestra conciencia cargada, dice que antes de
entrar al Templo, al altar, tienes que lavarte para que no mueras.
Si uno pretende tener comunión así como si nada, y piensa: “los hermanos qué van a saber”,
pero Dios sí sabe. A veces nosotros mismos aplastamos la reunión porque no hemos terminado
de arreglar nuestras cosas con Dios; entonces el fluir de la vida no está presente sino el silencio
de la muerte; es la condenación por nuestra conciencia, por nuestros pecados; tenemos un
sentido de condenación; podemos cantar pero no te vas a sentir igual a cantar perdonado; es
cantar haciéndote el loco; como no se sentía Caín, y Abel sí. Caín creía que podía venir sin
juzgar sus pecados y traerle a Dios sus florecitas, y Dios no recibió a Caín, pero le dijo cómo lo
recibiría, que hiciera lo mismo que hacía Abel. Abel sabía que no podía venir ante Dios sin que
sus pecados fueran juzgados, y por eso él en vez de traer flores, sacrificaba un cordero, porque
ese “delantalito” con que sus padres se habían querido dizque cubrir, no los había cubierto para
nada, de modo que Él lo cubre. Dios tuvo que sacrificar un animalito para ponerles túnicas, para
que estén verdaderamente cubiertos.

Símbolos para el tiempo presente


Eso de venir con nuestras propias fabricaciones y trampitas, nos deja igualmente desnudos, y
por eso, aunque se habían cubierto, todavía se escondían y tenían conciencia de pecado. Nos
escondimos porque estábamos desnudos. ¿Y quién te enseñó que estaban desnudos?172 Si
cuando ellos no habían pecado, ni siquiera sabían que estaban desnudos; ellos no se estaban
172
Cfr. Génesis 3:10,11.
El mar de fundición 345

mirando a sí mismos; se sentían desnudos porque la presencia de Dios ilumina. Así se sintió
Isaías, así se sintió Juan, así se sintió Job, así se sentirá cualquiera de nosotros que pretenda
venir delante de Dios sin reconocer sus pecados. Uno puede hacerse el tonto, pero es peor. Nos
damos cuenta, pues, de que estas cosas que están aquí eran una tipología. Dice Hebreos 9:
“8Dando el Espíritu Santo a entender con esto que...”; el Espíritu Santo quería dar a entender
cosas. “9Lo cual es símbolo para el tiempo presente”. Todas estas disposiciones del tabernáculo
son símbolos de cosas espirituales del tiempo presente, para las experiencias espirituales del
verdadero tabernáculo y el Templo, que es el pueblo de Dios, que es la Iglesia.
También en Hebreos 9, podemos leer: “23Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas
celestiales fueren purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos”. Por eso es que a Moisés se le advirtió que hiciera las cosas conforme al modelo de lo que
le fue mostrado en el monte. Primero Moisés tuvo una experiencia directa con Dios, y Dios se le
reveló a Moisés en el monte Sinaí, en Horeb, y en esa experiencia que tuvo Moisés, recibió una
orden: Moisés, vas a hacer estos detalles del tabernáculo que viste en el monte; significa que lo
que Moisés hizo en la tierra fue un modelo de lo celestial, y eso es la palabra clave que aparece
en la famosa oración del “Padre Nuestro”; dice el Señor Jesús: “Hágase tu voluntad aquí en la
tierra como en el cielo”; entonces Moisés hizo un modelo en la tierra como en el cielo.

El mar de cristal en el cielo


Pero Juan fue llevado al cielo y vio cómo son las cosas en los cielos; vamos a ver cómo
corresponde lo que Juan vio en el cielo con el modelo que hizo Moisés en la tierra, y eso, para
nuestra experiencia espiritual. Apocalipsis 4:1 dice: “1Después de esto miré, y he aquí una
puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí como de trompeta, hablando conmigo, dijo:
Sube acá, (¿a dónde? al cielo) y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Y
Juan fue arrebatado a la dimensión espiritual para recibir revelación, pero antes de recibir la
346 El templo de Dios

revelación lo primero es el trono, lo primero que se ve es el trono de Dios. Sigue: “2Y al instante
yo estaba en el Espíritu”; porque para poder entender las cosas celestiales, tiene que ser en el
Espíritu, porque dice la Biblia que el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios. Por eso, una persona que está en la carne a veces no entiende por qué alguien está
llorando, hasta que a él le llega su hora de llorar, ahí va a entender. “2Y al instante yo estaba en
el Espíritu; y he aquí, (lo primero que ve) un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno
sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe (la primera
piedra representando al primero) y de cornalina; (representando al último: el primero y el último)
y había alrededor del trono un arco iris, (que representa el pacto) semejante en aspecto a la
esmeralda”. Este es el trono de Dios, representado en el modelo por el arca del pacto; el lugar de
asiento de Dios en el Lugar Santísimo era el arca del pacto. Dice: “Desde allí yo me declararé”;
ahí estaba rodeado de querubines como vemos aquí, esos serafines alrededor del trono; pero el
trono está representado y se corresponde con el arca del pacto, y el pacto está representado por
el arco iris. La primera mención del arco iris en la Biblia es para representar el pacto; en el
lenguaje de Dios, el arco iris representa el pacto, y ese es el arca del pacto, correspondiéndose
en la tierra con el trono en el cielo. Pero, ¿después del arca, qué venía? Pues, la mesa de los
panes de la proposición, donde se sentaban a tener comunión con el Señor; y por eso aparece,
“4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro
ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”. Ahí vemos la mesa
de los panes de la proposición, luego ¿qué había frente a la mesa de los panes de la
proposición? El candelero, siete lámparas. “5Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y
delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”. Ahí
estamos viendo lo que hay en el Lugar Santísimo, el arca representando el trono, y en el Lugar
Santo estaban los veinticuatro ancianos asistiendo con el Señor, representando la mesa de los
panes, y el candelero representando los siete espíritus de Dios; pero vemos en el siguiente
El mar de fundición 347

versículo que estaba representado aquella fuente de bronce en el atrio: “6Y delante del trono
había como un mar de vidrio (por eso se le llamó mar a aquel cáliz gigantesco allá en el templo)
semejante al cristal; (transparente) y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes
llenos de ojos delante y detrás”; representados por aquellos querubines al lado del arca en el
propiciatorio; entonces nos damos cuenta de que aquel mar de vidrio de la experiencia de Juan
en el cielo, se corresponde con el modelo de Moisés en el tabernáculo con la fuente de bronce y
que se corresponde con el mar de bronce, con todos aquellos detalles, con las calabazas y los
bueyes, etc., que vamos a ver del templo, Dios mediante.
Ahora pasemos a otra experiencia en el mar de bronce en Apocalipsis 15, para que nos demos
cuenta de la relación del juicio del pecado en el atrio; el pecado debe ser juzgado antes de entrar
a la comunión plena con Dios; así es en cada experiencia de cada persona, y así será en la
experiencia de la historia, y la historia humana si quiere ver días buenos con Dios, tiene que
pasar primero por este acto que vamos a ver aquí en Apocalipsis 15: 1: “1Vi en el cielo otra señal,
grande y admirable: (es de notar que esta señal tiene dos partes; no dice que una señal son dos
ángeles y otra señal es el mar, no; la señal está con todo eso) siete ángeles que tenían las siete
plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios”. Existe algo que se llama la ira
de Dios. Sí, Dios es amor y también es bueno, el Señor sí es perdón, pero también juzga; no es
un abuelito gordo con quien uno puede pecar y pecar y es como si nada. Dios es Santo, Dios
juzga el pecado, si tú no lo entiendes a las buenas, entonces Él aprieta un poquito, y si todavía
no entiendes, aprieta otro poquito, y si aún no lo entiendes, sigue apretando; y ¿saben? la ira de
Dios, el juicio de Dios tiene que ser consumado. ¿Qué quiere decir consumado? Que Dios no va
a dejar las cosas negativas y malas sin juzgarlas hasta el último momento, el último poquito;
Dios juzgará todo lo que está mal, todo; Dios no dejará pasar nada; Su ira se consuma en siete
plagas. Sigue diciendo: “2Vi también como un mar de vidrio (pero fíjense en este detalle, y por
eso les llamé la atención desde el principio sobre el verbo fundir) mezclado con fuego; y a los
348 El templo de Dios

que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su


nombre, (la consumación del mundo) en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios”. En
pie, estos son los que habían vencido el pecado, la carne, el mundo y el diablo; por eso estaban
de pie. Recuerdan la vez pasada cuando leímos el cántico de Moisés, ¿cuándo se cantó este
cántico? Después que fueron librados del mundo, que está representado por Egipto, y ellos
estaban oprimidos, pero cruzaron el mar, y Egipto fue sepultado; y al salir al otro lado,
empezaron a cantar, a bailar y surgió el cántico de Moisés; éstos son los victoriosos, los
vencedores.

El cántico de Moisés
“3Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, (se trata del que aparece en Deuteronomio) y
el cántico del Cordero, (claro, el cántico de Moisés hay que cantarlo con el cántico del Cordero
porque somos vencedores por la sangre del Cordero; ese cántico: “echó a la mar caballo y
jinete”) Diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y
verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”. Aquí podría decir “Padre de las luces”, “Yahveh
nuestro Pastor”, pero no, está hablando de plagas, aquí se trata es de santidad, entonces no se
le va a decir “Pastor de los santos”, se le dice Rey de los santos. “4¿Quién no te temerá (claro
que Dios es amor, pero qué terrible es este lugar, dice Jacob), oh Señor, y glorificará tu nombre?
pues sólo tú eres santo; (ahí es donde uno se da cuenta de que uno es un pecador; ¡ah! mientras
uno no está cerca de Dios, uno piensa que no es pecador; es cuando viene cerca de Dios que
uno se da cuenta que sólo Él es Santo) por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán,
porque tus juicios se han manifestado”. ¿Saben por qué adorarán? Porque “tus juicios”; dice otro
pasaje en la Biblia que una vez que hay juicio de Dios en la tierra, las naciones aprenden; pero si
Dios no pone Su mano y juzga, parece como si no hubiera Dios; así que de vez en cuando Dios
debe hacer algo para que digamos: en verdad hay un Dios justo, que juzga y hace justicia en la
El mar de fundición 349

tierra.

Las copas del juicio


“5Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del
testimonio; 6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino
limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7Y uno de los cuatro
seres vivientes... (de aquellos serafines que están constantemente proclamando la santidad del
Señor, éstos son los que conocen al Señor, porque los que están lejos de Dios no conocen Sus
atributos; los que están cerca de Dios, como los serafines santos, éstos que conocen la
santidad, comprenden la razón del juicio de Dios; los otros no comprenden, pero éstos
comprenden; ¿qué hizo, pues, uno de los serafines?) dio a los siete ángeles siete copas de oro
llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos”. Fíjense en la palabra copa y
acuérdense de la forma que tenía el mar; el mar parecía, una copa, porque es allí donde juzga el
pecado; el pecado tiene que ser juzgado en las personas y en las naciones, y no habrá Lugar
Santísimo en cuanto no haya Nueva Jerusalén, ni Lugar Santo, en cuanto al Reino y Milenio sin
que primero hayan pasado las copas. Primero Dios tiene que juzgar al mundo, juzgar a las
naciones por el pecado de las naciones, y habrá una nueva humanidad; pero después de que
por Su nombre sea tratado y sea corregido y sea quitado, el Señor dice que Él quitará el pecado
de la tierra en un día referido al Milenio; porque “para con el Señor un día es como mil años” (2
Pe. 3:8). “8Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar
en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles”. Yo no sé
por qué dicen que la Iglesia será arrebatada antes de la tribulación, y que mientras que la Iglesia
está en fiesta en el cielo, el mundo se quedará en tribulación, no. ¿Qué dice aquí? ¿Qué está
buscando Dios con esas plagas? Fijémonos en qué es lo que buscaba Dios. En el capítulo 16 se
cierra lo de las copas; miremos algunos versículos, si bien en este momento no podemos leer
350 El templo de Dios

todo. Por ejemplo, “5Y oí al ángel de las aguas, (¡ah! así que hay un ángel a cargo de las aguas,
que controla las aguas, el diluvio, las inundaciones, las sequías y lo que pasa) que decía: Justo
eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo...”; en el 6 está por qué van a beber sangre:
“6Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a
beber sangre; pues lo merecen. Olvídense que lo que va a venir sobre la tierra es porque no se
merece; todo lo que hay ahora sobre la tierra se lo merece la humanidad, y lo que viene también.
“7También oí a otro, que desde el altar (desde adentro proclamó uno esto y desde afuera el
otro dijo amén) decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y
justos. 8El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, (¿no será que ya empezó esta copa a
presentarse como están llegando los termómetros?) al cual le fue dado quemar a los hombres
con fuego. 9y los hombres se quemaron con el gran calor, (pero, ¿qué pasó?) y blasfemaron el
nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”.
¿Qué esperaba Dios con este calor? Que se arrepintieran, pero ni aun así se arrepintieron. En
otros lugares dice: “y ni aun así se arrepintieron de sus hechicerías y de adorar a los
demonios”;173 lo que Dios estaba buscando al apretar la clavija era arrepentimiento.

Pruébese cada uno a sí mismo

173
Cfr. Apocalipsis 9:21.
El mar de fundición 351

Podemos ver ese principio del arrepentimiento y de la corrección de Dios para guiar al
arrepentimiento en 1 Corintios 11:28 en adelante: “28Por tanto, (note cómo dice primero)
pruébese cada uno a sí mismo, (esa es la experiencia espiritual de la fuente de bronce; por
eso se hacía con unos espejos; ahora sí, después de haberse lavado las manos y los pies, ahora
sí puede pasar al altar y también al santuario) y coma así del pan (habiéndose ya examinado,
probado a sí mismo), y beba de la copa (que representa el sacrificio de Cristo por nosotros, es
decir, el altar de bronce). 29Porque el que come y bebe indignamente (aquel que pretende
acercarse a las cosas santas como si fueran cualquier tontería), sin discernir el cuerpo del
Señor, juicio come y bebe para sí”. Por eso decía que se lave para que no muera, que no tome
indignamente las cosas de Dios; que se lave para que no muera. Entonces ¿qué dice? “El que
come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30Por lo
cual (ahora Pablo está explicando la razón de algunas enfermedades, de algunos
debilitamientos y de algunas muertes prematuras dentro de la Iglesia) hay muchos enfermos y
debilitados entre vosotros, y muchos duermen”. Significa que fueron juzgados por Dios, por no
juzgarse a sí mismos.

Podemos ser castigados por el Señor


“31Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados (porque ya nos
juzgamos nosotros mismos, ya nos miramos en el espejo, reconocimos nuestros pecados, nos
humillamos a la tierra delante de Dios, no estamos pretendiendo nada); 32mas (pero, no
obstante) siendo juzgados (o por debilidad, o por enfermedad, o por muerte prematura),
somos castigados por el Señor (hermanos, no digan que Dios no castiga, porque Dios sí
castiga), para que no seamos condenados con el mundo”. Dios tiene que castigar a Sus hijos
ahora para no tener que castigarlos con el mundo. Significa que Dios trata primero con nosotros
para que no estemos siendo tratados como va a ser tratado el mundo. Es lo que dice Pedro, y
352 El templo de Dios

usted conoce eso. Dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 4:17-19: “17Porque es tiempo que el juicio
comience por la casa de Dios (Dios primero corrige a Sus hijos más cercanos); y si primero
comienza por nosotros (dice San Pedro), ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al
evangelio de Dios? 18Y: si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el
pecador? 29De modo que los que padecen (note esta frase, padecen) según la voluntad de Dios
(y algunos dicen no es la voluntad de Dios que padezcamos; pero eso no es lo que enseñan los
apóstoles, esa es doctrina moderna pero no apostólica; pero la doctrina apostólica es que se
puede padecer por la voluntad de Dios), encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el
bien”. ¿Qué sentido tiene ese padecimiento? la purificación, el llevarnos a reconocer nuestros
pecados.
Volvemos a 1 Corintios 11: “31Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos
juzgados”; pero nos hacemos los tontos, y Dios espera a ver si Jezabel se corrige, y dice: “21Y le
he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 22He aquí,
yo (dice el Señor en primera persona) la arrojo en cama, y en gran tribulación” (Ap. 2:21-22). El
Señor nos ha dado una sanidad, pero el Señor también arroja en cama. Algunos predican sólo la
mitad, predican que el Señor sana, pero no predican que el Señor también arroja en cama. El
Señor dice: “Yo hiero, y yo sano” (Dt. 32:39); no sólo Yo sano, sino que el Señor también hiere.
Gracias a Dios que dice primero Yo hiero, y después, sano; Él hiere para sanar, es decir, que
juzga el pecado. Por eso la primera experiencia del pueblo de Dios es en el atrio, donde es
juzgado el pecado; no podemos avanzar con Dios sin tratar con nuestros pecados. Dice Pablo
en 2 Corintios 7:10: “10Porque la tristeza (note que esto complementa) que es según Dios
produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse (significa que no hay
que arrepentirse de la salvación); pero la tristeza del mundo produce muerte”. Así que es mejor
ser contristados por Dios por un poco de tiempo para ser purificados. Por eso dice que el que
esté limpio, límpiese más, el que sea puro, purifíquese más, y el que sea inmundo sea inmundo
El mar de fundición 353

más.174

Fundición en el fuego del juicio

174
Cfr. Apocalipsis 22:11.
354 El templo de Dios

Volvamos a 1 Reyes 7:23, habiendo ubicado el contexto de ese pasaje de Reyes. “23Hizo
fundir (fundir es algo que se hace con bronce en el fuego; el material es bronce. Ya sabemos lo
que significa el bronce; representa el juicio de Dios. El oro representa la naturaleza divina, la
plata representa la redención en Cristo y el bronce representa el juicio del pecado. En el Lugar
Santísimo hay oro, pero un poquito más afuera hay plata, y más afuera es bronce. Vemos que
no se puede empezar por el oro; hay que pasar primero por la experiencia del bronce y de la
plata para llegar a la experiencia de oro; por eso es que las medallas de bronce sólo las llevan
los que van en el tercer lugar, no en el primero; la de plata es la que lleva el segundo puesto, y la
de oro es la del primer puesto. En el Lugar Santísimo las cosas son de oro, en el atrio las cosas
son de bronce, y por eso habla de fundir, habla de una experiencia de pasar por el fuego
purificador de Dios) asimismo un mar de diez codos de un lado a otro (para la purificación de
todas las naciones; porque eso es lo que representa el 10, el número de las naciones, el número
de la humanidad en la Biblia), perfectamente redondo (está en forma perfecta, sin vueltas, sin
recovecos; porque con Dios las cosas son claras); su altura era de cinco codos (tiene la misma
altura del altar, la altura de la gracia, porque el arrepentimiento es concedido por gracia, porque
Dios concede el arrepentimiento por gracia a judíos y a gentiles), y lo ceñía alrededor un cordón
de treinta codos. 24Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como
calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido
fundidas cuando el mar fue fundido”. ¿Cuántas calabazas son? Eran diez en cada codo, y el
círculo era de 300, había 300, y como era el doble, eran 600, el número de la humanidad; esto es
ceñido con las calabazas, o sea, el arrepentimiento del hombre. Ya habíamos estudiado las
calabazas en el templo, ya nos habíamos detenido en lo que significa las calabazas, que es el
fruto del arrepentimiento. ¿Recuerdan que Dios mandó que se hiciesen calabazas dentro del
templo? ¿Qué representan esas calabazas dentro del Lugar Santísimo? Un espíritu contrito y
humillado, así como cuando se arrepintió Nínive a la predicación de Jonás; y Jonás no entendió
El mar de fundición 355

por qué Dios había perdonado a Nínive. Para el Señor, Nínive era como una calabaza, porque
se había arrepentido; por eso Dios perdonó a Nínive en aquella ocasión; después ya no, porque
después no se arrepintió, pero cuando se arrepintió a la predicación de Jonás, Nínive fue para el
Señor una calabaza florecida; es decir, el fruto digno del arrepentimiento. Por eso es que aquel
mar de fundición de bronce está rodeado de calabazas, y son 600 calabazas, el fruto del
arrepentimiento del hombre.

Pongámosnos el yugo con Cristo


Las calabazas “ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el
mar fue fundido”. El dos representa testimonio, confirmación; es decir, un arrepentimiento en
serio y fiel. “25Y descansaba sobre doce bueyes (qué interesante este detalle, que Dios colocó
aquel mar de fundición sobre doce bueyes); tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres
miraban al sur, y tres miraban al oriente”. ¿Saben primero qué significan los bueyes?
Representan el pueblo de Dios. El Señor Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre nosotros, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11:29); esto nos dice que el buey nos enseña
a nosotros a ser bueyes con Él, a su lado, “lleva mi yugo”. Él se hizo hombre y se sometió al
Padre, incluso hasta se bautizó sin haber pecado, y se puso el yugo. Él ahora nos pide que nos
pongamos el yugo con Él, y nos humillemos y seamos mansos y aprendamos de Él, y
hallaremos descanso. Los bueyes, pues, representan los discípulos, y esos doce bueyes
representan los discípulos del Señor, primeramente los doce apóstoles. En Marcos 6:12, al
hablar de la misión de los doce apóstoles, en ese contexto dice: “12Y saliendo (por eso las ancas
de los bueyes estaban para adentro, pues los bueyes estaban llevando el mensaje a los
hombres, que se arrepintiesen), predicaban que los hombres se arrepintiesen”; por eso era que
esos doce bueyes, unos iban para el norte, otros para el oriente, otros para el occidente, otros
para el sur, llevando el mensaje del arrepentimiento. “Id por todo el mundo, y predicad el
356 El templo de Dios

evangelio a toda criatura” (Mr. 16:15); que se arrepientan.

La predicación de la gran comisión


Dice Lucas 24:46-47: “46Y les dijo: Así está escrito, así fue necesario que el Cristo padeciese,
y resucitase de los muertos al tercer día; 47y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento…”. Por eso el Señor presentó esta salida apostólica de los discípulos y del
cuerpo de Cristo al mundo, a buscar el arrepentimiento de toda criatura: “que se predicase en
su nombre el arrepentimiento”. “12Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen”.
Por eso es que aquel mar de bronce, ceñido por aquellas calabazas (dice: “que los hombres se
arrepintiesen”) estaba colocado sobre doce bueyes, porque Dios quiere que el mensaje del
arrepentimiento recorra toda la tierra, que nosotros primero nos arrepintamos, nos pongamos el
yugo y llevemos el mensaje del arrepentimiento a todas partes. El arrepentimiento es una
cuestión que está en la Biblia en muchas partes, y aparece en el atrio, porque son de las
experiencias que se tienen que estar teniendo siempre que queremos tener comunión íntima
con Dios.
Sin llamar al pecado por su nombre, sin poner los puntos sobre las íes, nos vamos a quedar
afuera, no vamos realmente a conocer a Dios; vamos a estar en nuestra propia luz, como si no
pasara nada, y se diría de nosotros, como se dijo de Jezabel: “Le he dado tiempo para que se
arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”, por lo tanto la arrojo en cama. “31Si,
pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados, 32mas siendo juzgados,
somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”; porque el juicio
comienza por la casa de Dios.
Hermanos, no echemos en saco roto todas estas cosas que el Señor tan claramente ha
puesto. El Señor va a juzgar al mundo en forma terrible, pero antes de juzgar al mundo, la Iglesia
El mar de fundición 357

tiene que ser purificada primero; porque no vamos a corregir a los hijos ajenos sin corregir los
nuestros; primero empezamos por los nuestros, para poder después ayudar a los ajenos.
El Señor nos ayude y tenga misericordia de nosotros, y nos dé una percepción espiritual de
estas cosas. Amén.

XXIII

LAS DIEZ FUENTES


DE BRONCE175

175
Enseñanza en reunión de la obra en la iglesia de la localidad de Teusaquillo, Bogotá, D.C., en septiembre 11 de 1998.. Transcripción: Manolito Durán.
358 El templo de Dios

Una lectura general del texto bíblico


Al continuar en nuestro estudio del Templo de Dios, hoy volvemos al capítulo 7 del primer libro
de los Reyes. La vez anterior, en una porción de este capítulo, estudiamos aquello que va
desde el verso 23 hasta el verso 26, donde se nos habla del mar de fundición que el Señor
colocó en el atrio; pero lógicamente que en el atrio también junto con el mar de fundición, y
haciendo juego con él, el Señor colocó también otras cosas que vamos a estar considerando
esta noche por lo menos en parte. Vamos a leer entonces a partir del verso que habíamos
quedado, y hacer primero una lectura general, para luego ir, con la ayuda del Señor, regresando
a ella, con Su ayuda, por partes.
Vamos a leer 1 Reyes 7:27 hasta el versículo 39. Es donde está la porción complementaria,
como lo van a ver, íntimamente complementaria con el mar de fundición.
“27Hizo también diez basas de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y
la anchura de cuatro codos, y de tres codos la altura. 28La obra de las basas era esta: tenían
unos tableros, los cuales estaban entre molduras; 29y sobre aquellos tableros que estaban
entre las molduras, había figuras de leones, de bueyes y de querubines; y sobre las
molduras de la basa, así encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas
añadiduras de bajo relieve. 30Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce,
y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían de los festones, para
venir a quedar debajo de la fuente. 31Y la boca de la fuente entraba un codo en el remate que
salía para arriba de la basa; y la boca era redonda, de la mima anchura del remate, y éste de
codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran
cuadrados, no redondos. 32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de
las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio. 33Y la
forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y
sus cinchos, todo era de fundición. 34Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas de
355

cada basa; y las repisas eran parte de la misma basa. 35Y en lo alto de la basa había una
pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus molduras y tableros, los
cuales salían de ella misma. 36He hizo en las tablas de las molduras, y en los tableros,
entalladuras de querubines de leones y de palmeras, con proporción en el espacio de cada
una, y alrededor otros adornos. 37De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma
manera, de una misma medida y de una misma entalladura. 38Hizo también diez fuentes de
bronce; cada una contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro codos; y colocó una
fuente sobre cada una de las diez basas. 39Y puso cinco basas a la mano derecha de la
casa, y las otras cinco a la mano izquierda; y colocó el mar al lado derecho de la casa, al
oriente, hacia el sur”.

El Señor Jesús, fuente purificadora


Las dos palabras claves para comprender esta porción son basa y fuente; la basa es para la
fuente; significa que la fuente está sobre una basa, y las basas sostienen la fuente. Esto es muy
significativo; la basa es la base que sostiene la fuente. Para comprender un poco mejor esto,
vamos al capítulo 4 del segundo libro de Crónicas, donde se nos vuelve a narrar esto.
Es importante saber que en la Biblia el Espíritu Santo hace repetidas narraciones de un mismo
asunto; el Espíritu Santo no hace una sola narración de las cosas, sino que hace varias por
distintos autores, porque algunos autores tienen una parte y otros autores ven otra parte. Por
eso el Señor Jesús, que es la fuente purificadora, está sostenido precisamente por cuatro
repisas, por cuatro evangelios. Ahí tenemos, pues, al Señor Jesús, que es la verdadera fuente
de la purificación, es decir, toda esta fuente.
Acuérdense que en el tabernáculo la tipología era muy sencilla; la tipología era una sola
fuente, pero ahora en el templo esa fuente se convirtió en un mar de fundición y en diez fuentes.
356 El templo de Dios

Claro que esas diez fuentes tienen ruedas, esas fuentes están en basas, y esas basas
representan lo que el Señor hizo para poder purificarnos; es decir, nosotros no somos
perdonados por Dios sin una base, sin un sacrificio válido.

Cristo es la propiciación por los pecados


de todo el mundo
Para que entendamos un poco la relación de la basa con la fuente, miren lo que dice en 1 Juan
2:1: “1Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis, y si alguno hubiere pecado (no
dice solamente que le pidamos perdón a Dios, y que Dios nos perdona sin ninguna base. ¿Me
entienden?) abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo”. 2Y él es la propiciación
por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
Por eso diez basas representando todas las naciones. ¿No? Pero miremos lo que dice al final
del capítulo uno, los dos últimos versos: “9Si confesamos nuestros pecados”. Fíjense en esta
expresión; no dice que Él es misericordioso para perdonarnos; aquí el Espíritu Santo utiliza otra
palabra que no es solamente misericordia. Si nuestra redención, purificación, salvación,
limpieza, dependiera solamente de la misericordia, no sería tan fijo, porque la Escritura dice que
Dios tiene misericordia de quien tiene misericordia, y se compadece de quien se compadece;176
no depende del que quiere, sino de quien Dios tiene misericordia. No es del que quiere ni del que
corre.

176
Cfr. Éxodo 33:19; Romanos 9:15.
Las diez fuentes de bronce 357

En cambio cuando la base de nuestra purificación es algo más sólido que la misma
misericordia, entonces hay una certeza mayor de la redención, de la purificación, del perdón.
Cuando no somos purificados no podemos tener comunión con Dios; y Dios realmente nos
quiere purificar, limpiar y salvar, y realmente quiere que nos reconciliemos con Él y realmente
quiere tener con nosotros comunión; por eso estableció una base segura y suficiente para esa
redención; por eso la Palabra de Dios habla de la justicia de Dios con relación a la obra de Cristo
en la cruz del Calvario como la base de nuestra purificación, de nuestra redención; no dice que
solamente la misericordia. Aquí Juan, en su primera epístola, las palabras que utiliza son: “9Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestro pecados”. Aquí la frase
no es misericordia solamente. Claro que hay misericordia, pero es una misericordia que llega
hasta tal punto, que Dios realizó algo tan profundo en lo cual Él mismo tuvo que quedar
comprometido; su propio Ser. El propio ser, la propia naturaleza, la propia personalidad de Dios
se comprometió. Ante nosotros se comprometió de tal manera, que la purificación, la fuente
tiene esta base, la fidelidad y la justicia.

Cristo es la base de nuestra salvación


Porque dice que Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados. Si el Señor Jesucristo no
fuera una base, el perdón de Dios no dependería de la justicia; dependería de Su misericordia, y
Su misericordia depende de Su libre voluntad. Él se compadece de quien se compadece, tiene
misericordia de quien Él quiere, y nadie puede obligarlo a la misericordia; pero Dios sí se siente
obligado con Su propia justicia. Él no va a ser injusto, Dios no va a ser infiel. Nosotros podemos
ser infieles, pero Él no puede negarse a Sí mismo; Él siempre será fiel y siempre será justo. Si
Cristo no hubiera muerto por nuestros pecados, quizás Dios nos perdonaría por misericordia,
pero se quedaría sin cobrar el pecado y habría injusticia. En cambio Dios propuso un inocente,
Él mismo, Su propio Verbo, su propio Hijo divino se hizo humano y fue sometido a las pruebas
358 El templo de Dios

humanas, y venció como hombre y fue victorioso, fue sometido a la muerte expiatoria. Eso nos
dice que ya Dios cobró, en la muerte de Su Hijo, el perdón de nuestros pecados, de los que
creemos en Él, de los que no tenemos otro agarradero ni otra confianza sin ese sacrificio. Ahora
Dios no puede ser injusto con Su propio Hijo, y cobrarle a Su Hijo y cobrarte también a ti, que te
refugias y no tienes otra salvación que en el Hijo de Dios.
No es que Dios te perdona simplemente sin sangre, no. Por eso dice la Escritura que “sin
derramamiento de sangre no se hace remisión” (He. 9:22). ¿Por qué hubo de haber
derramamiento de sangre? Para que nuestra redención estuviera basada en una base firme, la
base del sacrificio de Su Hijo. No dice que si alguno hubiere pecado, bueno, le pide a Dios y Dios
le perdona. ¡No! “Abogado tenemos”, y ese abogado fue la propiciación, fue un sacrificio
expiatorio que llevó el castigo de nuestros pecados, y Dios aceptó ese precio de Su Hijo; fue un
arreglo entre el Padre y el Hijo, en el Espíritu Santo.

Cristo es el León de la tribu de Judá


Nadie podía salvarnos, nadie era digno. Preguntaba Dios: “2¿Quién es digno de abrir el libro y
desatar sus sellos? 3Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el
libro, ni aun mirarlo. 4Y lloraba yo mucho (el apóstol San Juan, el apóstol querido lloraba), porque
no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 5Y uno de los
ancianos me dijo: No llores. He aquí el León de la tribu de Judá (por eso hay leones en las basas
de la fuente, todas están llenas de leones; la base que sostiene la fuente está llena por una parte
de leones), la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Ap. 5:2-5).
Ahora cuando el ángel se volteó para ver al León, vio fue un Cordero inmolado, porque con Su
sangre nos ha redimido, y nos ha comprado, nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes
(cfr. vv. 9-10). Vemos que la purificación, la redención, la limpieza, el perdón, se basan ahora no
solamente en la misericordia; no es solamente una fuente sin basas. Son fuentes, pues, la
Las diez fuentes de bronce 359

fuente es multiplicada por diez, porque es para todas las naciones.


Por eso es que en el libro de Lucas 24:45-47 dice así: “45Entonces les abrió el entendimiento
para que comprendiesen las Escrituras”. Bueno, ¿de qué tratan las Escrituras? ¿Qué fue lo que
el Señor les mostró en las Escrituras? Primeramente “46les dijo: Así está escrito (les mostró
cómo las Escrituras por todas partes estaban llenas de este sentir), y así fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”. Eso fue necesario para que Dios
mantuviera su justicia, y para que la salvación del hombre estuviera basada en la fidelidad de
Dios consigo mismo, con Su propio Hijo, con Sus criaturas, que no tienen ninguna otra base
para ser salvos sino el sacrificio del Señor Jesús. Por eso dice: “Así fue necesario que el Cristo
padeciese”; por eso tanto la basa como la fuente incrustada en la basa, descansando en ella, es
la prueba del bronce; todo aquello era de bronce. El bronce es el juicio de Dios.
Hay, pues, purificación, hay perdón, porque el pecado no es obviado, ¡no! Dios no se hace el
tonto con el pecado, no. Dios le llama al pecado, pecado; y Dios no concuerda con el pecado, y
quien no se acoge a la redención en base al Señor Jesús encontrará que Dios eternamente le
dirá: No estoy de acuerdo contigo, con lo que tú eres, con lo que tú te has hecho. Esa es la
justicia de Dios, y esa es la presencia de Dios aun en el infierno; aun en el infierno Dios estará
diciendo: No concuerdo con tu deseo, con lo que tú eres, con lo que tú te has hecho. No, no y no.
Porque Dios es el único ETERNO, y no puede negarse a Sí mismo, es inmutable. Él no puede
cambiar; ninguna criatura va a cambiar la naturaleza de Dios.

La redención sobre la base de la justicia y la fidelidad


Dios nunca le dirá sí al pecado, Dios nunca será cómplice con el pecado; pero entonces
¿cómo puede salvar a las criaturas que somos todos pecadores? Lo somos; Él tenía que
hacerse criatura; tenía que ser sometido a las pruebas de las criaturas, y tenía que vencer como
360 El templo de Dios

criatura, y tenía que morir en lugar de las criaturas. Entonces Él ahora puede sobre esa base,
porque Él es la propiciación. Perdonar no sólo en la misericordia, sino sobre la base de la justicia
y de la fidelidad. Dios es justo y Dios es fiel
Sobre la base de la fidelidad y de la justicia está la redención, entonces la persona puede
acercarse confiadamente a Dios. Cuando sinceramente se ha arrepentido, es purificado.
Entonces mire lo que sigue diciendo en Lucas: “fue necesario que el Cristo padeciese, y (fue
necesario que) resucitase de los muertos al tercer día (ahí está la base); 47y que se predicase en
su nombre (por eso era que aquellas basas tenían ruedas, porque la purificación tenía que ir a
todas las naciones) el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones (diez
fuentes), comenzando desde Jerusalén”; en Su nombre. Sobre esa base que se predicase, que
estos carros corran, que vayan por todas partes a todas las naciones; así como los bueyes
llevaban el arrepentimiento, las bases llevan el perdón del pecado; las dos cosas: el
arrepentimiento, ahí está el mar de fundición, y el perdón de pecados, ahí esta la fuente
purificadora. Dos cosas, el arrepentimiento y el perdón de pecados. El arrepentimiento está
representado en el mar de fundiciones, hecho con los espejos de las mujeres, que estudiamos
aquella vez, donde el sacerdote viene y se mira y se reconoce, pero entonces pone las manos
sobre el sacrificio y reconoce que él es pecador, y que él merece la muerte y que merece la
destitución de Dios. Que no merece estar delante de Dios, pero que en la base del sacrificio de
Cristo, que al ser resucitado Cristo, Dios dijo: acepté Su sacrificio. Si se hubiera quedado
muerto, no sabríamos si fue otro más de los que se ilusionaron diciendo ser alguien, pensando
ser alguien. Hay muchos locos pretendiendo ser alguien; pero Dios lo resucitó ante testigos para
demostrar que Él aceptó ese sacrificio. Era necesario que fuera crucificado, que el Cristo
padeciese y que resucitase.

El arrepentimiento y el perdón de pecados


Las diez fuentes de bronce 361

Ya está la base, ¿no? Ya está esa base; entonces, ahora que se predique en Su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados, comenzando desde Jerusalén. Justamente por eso era
colocado a la derecha y hacia el sur, exactamente al lugar donde está Jerusalén, en la parte
central de la tierra, que es Israel. Y allí justamente donde se colocó, de ahí de Jerusalén,
alumbrará la Palabra, y un manantial para purificar las naciones; de ahí que el número diez (10)
representa las naciones, por eso son diez las basas; por eso están a la derecha y a la izquierda
como los brazos de la cruz. Pero cuando dice arrepentimiento, se refiere al mar de fundiciones;
cuando dice perdón de pecados, donde están las fuentes, se refiere al perdón de los pecados;
es decir, la obra de la redención, si hay arrepentimiento, que es una expresión de la fe, que es
ver las cosas como Dios las ve. Eso es lo que quiere decir arrepentimiento. En el griego,
metanoia, es cambio de mentalidad, es ver las cosas ya no justificando al hombre, sino como las
ve Dios.
Cuando Pablo comienza a predicar el evangelio, él escribió la epístola a los Romanos
especialmente para explicar el Evangelio; el propósito de la epístola es anunciar el Evangelio de
Dios, y nótese que lo primero que Pablo empieza a hablar desde Romanos 1:18 es para mostrar
la culpabilidad del hombre, ¿ve? Y en el capítulo 2 comienza diciendo que somos inexcusables.
Y muestra que somos inexcusables por tres cosas:
Primero: Porque Dios ha dado un testimonio de Sí mismo, parcial pero verdadero, a través de
la creación. “Por lo cual eres inexcusable..., porque las cosas invisibles de Dios, su eterno poder
y deidad, se hacen claramente visibles por medio de la creación”.
Segundo: En el siguiente capítulo, Pablo muestra que además de ser inexcusable, el hombre
a la luz de la creación, lo es también a la luz de su propia conciencia, a la luz de los propios
juicios del hombre sobre otros; porque “1en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque
tú que juzgas haces lo mismo”. Cuando tú dices: aquello es robar, entonces tú sabes lo que es
robar.
362 El templo de Dios

Los principios con que Dios juzga


Dice: “1Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas”. Eres
inexcusable. Los hombres no tienen excusa por la creación. Inexcusable es el hombre por la
conciencia. Y ahora el Señor Jesús habló, el Señor Jesús dijo: “22Si yo no hubiera venido, ni les
hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. “23El que me
aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. 24Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que
ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi
Padre” (Juan 15:22-24). Es importante tener en cuenta que el arrepentimiento es un cambio de
mente; metanoia, es un cambio de mentalidad. Es empezar a ver las cosas desde el punto de
vista de Dios. Ya el hombre no se justifica a sí mismo. Ahora el hombre reconoce que es un
pecador. Es por eso que hay espejos ahí en la fuente. Por eso vemos que lo primero que hace
Pablo ahí en los capítulos 1, 2 y 3 de Romanos, es poner los espejos en esa fuente.
Romanos, que habla del evangelio, tiene la manera de conciliarse con Dios. Sí, al final le
vamos a hablar del Cuerpo de Cristo y la práctica de la iglesia local; pero ahí donde empieza
Romanos viene el atrio. ¿Cómo empieza Romanos? Mostrando la culpabilidad del hombre, o
sea, llamando al hombre al arrepentimiento y a la fe. Buscando que el hombre reconozca que
necesita de Dios. Entonces para eso tiene que haber una manera de ver las cosas como Dios
las ve. Y eso es lo que significa aquel mar de fundiciones con espejos, que nos llama al
arrepentimiento.
Es notable observar que aun la epístola a los Romanos es comparable al libro de Reyes, la
misma cosa. ¿Por qué? Porque está mostrando lo que hay en el atrio, la misma cosa. Una
correspondencia perfecta. Después empieza hablar de la justificación por la fe, pero eso viene
después. El altar de bronce es lo primero que se encuentra; el altar es después de que se ha
lavado y se ha visto. El sacerdote viene y pone las manos sobre el Cordero y ahí es sacrificado.
Las diez fuentes de bronce 363

Él no viene y pone las manos sobre el Cordero sin primero verse. Por eso la Palabra dice que lo
primero que el Espíritu hace es convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio.177 Por ahí
comienza; entonces lógicamente esa fuente, ese mar de fundición ahora necesita estar
acompañado o estar ligado por esas basas.

La reconciliación de la creación
Por ese motivo dice que es predicar en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados
en todas las naciones. Por eso hay que ir a todas partes, por todos lados, comenzando desde
Jerusalén; por eso comenzamos; es decir que se sale desde Jerusalén y se va hacia el norte,
hacia el sur, hacia el este, hacia el oeste. Por eso las ruedas eran parte de las mismas basas,
todo era parte de la misma base. La basa era la base sobre la cual se puede sostener la fuente.
Cuando Cristo murió por nuestros pecados, venció, el Cordero venció. Y allí aparecerán los
leones, pero también aparecerán bueyes. ¿Por qué también aparecerán bueyes? ¿por qué no
solamente leones? ¿y por qué más arribita vuelven a aparecer los leones y querubines? pero
ahora en vez de aparecer los leones, aparecen palmeras; ¿recuerdan lo que leímos? Las basas
eran de 4 codos y la altura de 3 codos. La altura era la altura de Dios, pero las basas son de 4
codos, el número de la creación, es decir, para reconciliar a la creación; es el juicio de la vieja
creación, y la base de la nueva creación. Por eso también era de 4 codos esa parte que estaba
encima de la basa. El número 4 aparece en el largo y en el ancho en aquellas tablas de bronce.
No sé si pusieron atención cuando leíamos: “Eran como unos paneles”; dice el hebreo, como
unos tableros de bronce. Uno era cuadrado, cuatro codos de ancho, por cuatro codos de
longitud; lo que representa el número de la creación. La altura era de tres codos. El número tres,
el número de Dios, o sea la altura de Dios para satisfacer la justicia de Dios. Era como una caja
177
Cfr. Juan 16:8.
364 El templo de Dios

de bronce fuerte que servía como de base para la fuente, ¿no? Había también unas molduras
para encajar esos tableros. Aquí dice que tenía entalladuras, y en otra parte dice adornos. En
esta traducción al español no dice con exactitud lo que dice el original hebreo que está acá,
donde en una parte dice que tenía entalladuras pero las deja indefinidas.
Volvamos allí al primer libro de Reyes para hacerle el seguimiento. Una vez que tengamos ya
la esencia del sentido, los detalles van encajando más fácil, pero entonces habíamos quedado
en el libro segundo de Crónicas. Leamos algo del libro segundo de Crónicas 4 y primer libro de
los Reyes 7; vamos a tener esos dos pasajes abiertos.

Paralipómenos
El segundo libro de Crónicas ha vuelto a contar el mismo asunto, pero ¿ustedes saben cómo
se llama Crónicas en el griego? Paralipómenos, y paralipómenos quiere decir omisión. Se llama
omisiones a las cosas omitidas, ¿por causa de qué? De que vuelve a contar la historia, pero a
veces, cuando se contó la primera vez, algo fue omitido. Entonces aquí es suplido, o también a
veces como ya fue contado allá en grande, aquí suele resumirse. Es decir, se vuelve a contar la
misma historia pero omitiendo lo que no era necesario que se repitiera, repitiendo lo que debe
confirmarse, y añadiendo lo que había sido omitido; por eso se llama omisión; o sea
paralipómenos, lo que se llama aquí como el libro de Crónicas.
Les estaba diciendo que Dios cuenta varias veces la historia para que haya varios ángulos.
Cuando fue escrita la historia en la época de Salomón, las fuentes para la vida de Salomón
fueron el profeta Natán, el profeta Ahías silonita y el profeta Semaías. Estos tres profetas eran
contemporáneos a Salomón y contamos las cosas en base a eso. Luego Jeremías con Baruc
tomando la base de los profetas y de otros, escribieron los libros de los Reyes. Entonces ahí
aparece la parte relativa a Salomón escrita por los profetas basados en testigos oculares y los
Las diez fuentes de bronce 365

escribanos, soferim. Los escribanos cronistas de la época de Salomón eran Elihoref y Ahías,
hijos de Sisa. Estos son los testigos oculares de lo que vivió Salomón; luego esto también fue
resumido por los escritores de Reyes. Dice: “Los demás hechos de Salomón, y todo lo que hizo,
y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón?” (1 Re. 11:41). Es decir
que el escritor Jeremías con Baruc se basó en escritos de profetas, siendo también él profeta;
pero no tomó todo, sino que tomó lo esencial.
Y después, en el tiempo de Nehemías, el tiempo de restauración de la casa y de la ciudad de
Dios, Nehemías vuelve a contar la misma historia y añade lo que faltaba, y algunas cosas que no
era necesario decir, las omite.
Las diez fuentes en Crónicas
Cuando volvemos a leer el capítulo 4 del segundo libro de Crónicas, ya escrito por el tiempo de
Nehemías y Esdras, desde el versículo 2 empieza a hablar también de aquel mar. Dice:
“También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente
redondo”; pero cuando llega a las fuentes en el verso 6, lo resume, no le da todos los detalles
que le da Reyes. Reyes entra en muchos detalles, pero no da el sentido. En cambio, Crónicas
resume pero da el sentido. Fíjense en lo que dice 2 Crónicas 4:6: “Hizo también diez fuentes, y
puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, (y aquí explica) para lavar y limpiar en ellas lo que
se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él”.
Esto no lo decía Reyes; el Espíritu Santo lo complementa en Crónicas. Ese verso 6 es clave
para entender el sentido global de estas fuentes. Aquí ya no entra en detalles, que tenía tableros
y a describirlas, sino simplemente que el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él;
porque el que quiera los detalles puede ir a Reyes. Y también Él ahora está contando otra vez,
pero da el sentido, añade el sentido, de que estas fuentes eran para lavar y para limpiar; y el mar
de fundición era para lavarse los sacerdotes. Significa que los sacerdotes reconocían sus
pecados y se lavaban. Pero las fuentes eran para lavar el sacrificio, para lavar los holocaustos.
366 El templo de Dios

Había que lavar los holocaustos, y empieza a ser lavado en aquellas diez fuentes. Todos esos
sacrificios y holocaustos representan distintos aspectos de la obra de Cristo.

Llevando el yugo con Cristo


Volvamos al detalle. ¿Por qué en aquellas basas de abajo aparecían bueyes al lado de los
leones? Porque una cosa es que Cristo muera por nosotros y otra cosa es que también nosotros
muramos con Cristo. Y por eso los bueyes. “29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt. 11:29-30). Es decir, parafraseando, el Señor nos dice: No
solamente yo voy a morir por ustedes, sino que los voy a conducir en unión conmigo, en un
mismo yugo conmigo. Llévenme, yo los voy a conducir a la muerte de su propio ego, a la muerte
también de ustedes.
La crucifixión del viejo hombre
Jesús no sólo murió por nosotros; porque si Dios solamente nos perdonara, así sea sobre la
base de la justicia, nosotros convertiríamos la gracia en libertinaje. Pecaríamos cada vez que
quisiéremos, total nos va a perdonar, y está obligado a perdonar; pero ¡no!, el Señor, además de
morir por nosotros, hizo que también nuestro viejo hombre fuera crucificado, y que también
nosotros muriéramos con Él; y por eso es que aparecen también bueyes. Más arriba ya no hay
bueyes sino palmeras. Parece que cambió la cosa. Sin embargo, en el fondo es lo mismo;
porque fíjense en lo que quiere decir cónyuge. Cónyuge es el que lleva el yugo; esa es la
palmera, que es la esposa.
Ya hemos estudiado aquí las palmeras; por eso no entré en detalle. ¡La palmera es la esposa!
Representa aquel oasis, aquel hogar, aquella compañera; ¿pero ese no es el cónyuge? Claro
que es el cónyuge, pues es el que lleva el yugo. Primero Cristo murió por nosotros, pero ahora
Las diez fuentes de bronce 367

nosotros llevamos el yugo con Él, y morimos también en unión con Él a nosotros mismos. No
sólo que Él nos perdona lo que hicimos, sino que también nos libra de lo que somos para que
seamos como Él. No es solamente un perdón, es una transformación; y la transformación está
hecha ahí. Aquí es bueyes con palmeras; en el fondo es lo mismo. ¿Se dan cuenta?
Los querubines sí aparecen arriba y abajo. Ustedes ya entienden porqué tiene que haber
querubines ahí, porque los querubines están ahí para juzgar que no entre Adán todavía al Edén;
para que Adán no estire su mano y tome del árbol de la vida hasta que no haya sangre; pero
cuando hubo derramamiento, el Señor puso a los querubines a mirar al propiciatorio; y si los
querubines están mirando al propiciatorio, ven sangre; es decir, ellos veían la justicia de Dios.
Por eso no puede faltar también querubines, porque la reconciliación no sólo es a nivel terrenal,
es también en los cielos y en la tierra. Las cosas que están en los cielos y también los que están
en la tierra. Reconciliar consigo mismo todas las cosas en los cielos y en la tierra; por eso no
puede faltar querubines ahí en las entalladuras, porque el Señor no quería solamente en la
tierra. Colosenses dice: “Reconciliar consigo mismo todas las cosas; así las que están en la
tierra, como las que están en los cielos” (Col. 1:20). Luego más arriba, claro, los bueyes, los
cónyuges, se convirtieron en palmeras. Al principio, al comienzo, sí, es difícil aprender a llevar el
yugo; porque Él dice: Llevad mi yugo sobre vosotros. Yo llevo el yugo, pero uno que no está
entrenado, uno es como un buey indómito que no ha aprendido a caminar, entonces
necesitamos aprender a llevar el yugo con Él.

La purificación de la esposa
Debemos también ser librados de nosotros mismos; no sólo perdonados, sino también
librados, también reconciliados, justificados, santificados, transformados, renovados,
regenerados. La obra del Señor es muy amplia. Ahora, esa obra que el Señor hace por nosotros,
para todo el mundo, que se predique en Su nombre el arrepentimiento, ahí está el sacerdote
368 El templo de Dios

lavando, y el perdón de pecados, ahí está el sacrificio lavando. Hay pasajes que hablan de esa
purificación. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, (¿qué dice) se purifica a sí mismo, así
como él es puro” (1 Juan 3:3). Pero ¿cómo se purifica? ¿Acaso no es Dios mismo el que lo
hace? Sí, también es el Señor que nos purifica, pero ¿por qué dice: examínese a sí mismo,
purifíquese a sí mismo? Porque la persona debe aceptar el juicio de Dios sobre sus pecados,
debe aceptarlo, reconocerlo. La persona tiene que ser una persona que sabe que merece el
castigo de Dios por sus pecados, y que sobre la base de lo que el Señor hizo, Su muerte, el
derramamiento de su sangre, la obra en la cruz, somos perdonados.
Pero Él no quiere sólo perdonarnos; Él quiere también librarnos. Él quiere no sólo vencer por
nosotros, Él quiere también que nosotros venzamos en unión con Él, y que llevemos el yugo con
Él, que seamos como una esposa para Él. Por eso se habla de la purificación de la esposa. Dice
en Efesios 5:25-27 que “25Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de
presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Ahí está la palmera, ahí está el Rey, ahí está el
León, los leones, ahí están los querubines. Este texto nos dice que Cristo quiere hacernos
vencedores en Él.
Entonces al volver ahora sí a releer en el capitulo 7 del primer libro de los Reyes, ya vamos a
ver cómo tiene más sentido la lectura. Dice: “27Hizo también diez basas de bronce”. Además del
mar de fundición, están las diez basas; además del arrepentimiento está también el perdón de
pecados y toda la obra de redención. Son diez basas; diez (10) es el número de las naciones,
para purificar a las naciones. Por eso dice diez, las naciones, y de bronce, juicio, porque es el
juicio de Dios sobre el pecado. Él no nos perdona sin base; por eso se llama basa, basa de
bronce. Sobre la base de que el pecado fue juzgado en Cristo y por medio de Cristo es juzgado
el pecado en nosotros, somos perdonados, somos purificados y transformados para tener
Las diez fuentes de bronce 369

comunión con el Padre.

La justicia de Dios para todas las naciones


Sigue diciendo: “Siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la anchura de cuatro
codos, y de tres codos la altura”. Significa que es para la creación, representada en sus cuatro
codos la longitud y la anchura; y la altura, la justicia de Dios, representada en el tres. En cambio
las ruedas no tenían tres, tenían sólo uno y medio; ¿por qué? Porque las ruedas somos
nosotros, que tenemos que llevarlo; nosotros tenemos que llevar esa purificación, y como uno
solo no la puede llevar, por lo menos la envió de a dos; por eso la medida perfecta es tres. Uno
y medio es apenas la mitad, porque con una sola rueda no funciona; tiene que ser con dos
ruedas acá y dos ruedas acá. Así como el Arca era llevada por cuatro levitas, así también estas
bases y sus fuentes son llevadas por cuatro ruedas, mostrando el desplazamiento, mostrando la
misión, mostrando la condición. Cristo anunciado. Aleluya.
Esos tableros eran aquellas planchas de bronce, y las molduras eran las que permitían que las
planchas empalmaran una con otra, por acá, por acá, por acá, por acá, por acá y por acá. Y
luego fundido. Todo eso fundido, porque es una sola cosa. Venían después aquellas repisas que
mantenían esa fuente, que por una parte era redonda y por otra era cuadrada; era una fuente
que subía. Imagínense que sube como si fuera un lavadero cuadrado, pero adentro, donde está,
digamos, el fondo que entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa, era para
que allí encajara la fuente, que encajaba en ese redondo que estaba sobre ella y sube cuadrado
así, y al estar cuadrado, tiene un borde, y adentro un círculo, y tiene un lugar que baja un codo.
Ese codo era precisamente la fuente. Venía y encajaba ahí. La fuente que estaba arriba
encajaba en esa basa. Encajaba; por eso era que por una parte era cuadrado, pero por otra
parte era redondo. Era para que encajara la fuente.
370 El templo de Dios

Entonces dice: “29Y sobre aquellos tableros que estaban entre las molduras, había figuras de
leones, de bueyes y de querubines; y sobre las molduras de la basa, así encima como debajo de
los leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve”. Las molduras usted sabe
que son para que las cosas encajen. Un tablero estaba así y el otro aquí, el otro aquí y el otro
allá, pero encajaba uno con otro, por medio de unas molduras. Esas molduras eran las que
hacían que encajaran. El que iba horizontal con el que iba vertical. Entonces esos tableros
estaban agarrados allí por esas molduras y en esas molduras, muestran verdaderamente cómo
todo eso está coordinado. Lo que los mantiene firmes, lo que los mantiene fuertes, los mantiene
en su lugar.

Las añadiduras de bajo relieve


También aquí dice que había unas molduras entalladas, pero dice así: “Había unas
añadiduras de bajo relieve”. Esta palabra que aquí se traduce añadidura de bajo relieve, y que
más adelante habíamos leído que dice “adornos”, es diez nabak. Ustedes recuerdan que más
adelante en el verso 36, se habla de adornos. Fíjense: “E hizo en las tablas de las molduras, y en
los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de palmeras, con proporción en el espacio
de cada una, y alrededor otros adornos”. Esto era lo de la parte de arriba. Ustedes entienden
que había una parte gruesa, luego una redonda. De la redonda salían los cuatro, y los cuatro
abrían aquel hueco. También en los tableros, en la parte de abajo y en la parte de arriba, había
talladuras. En la parte de abajo estaban leones, bueyes y querubines; y en la de arriba estaban,
en vez de bueyes, palmeras; pero dice que en las partes de las molduras tenía adornos. Esa es
la misma palabra en el hebreo, y la traducción exacta es “diez nabak”, lo que aquí (v. 29) se
traduce como “añadidura de bajo relieve”, y que allí en el 36 se traduce como “adornos”. La
palabra exacta que se traduce allí es “nabak”. Ustedes saben lo que representan las guirnaldas,
el triunfo. Cuando una persona triunfaba, era vencedora, se le ponían aquellas guirnaldas.
Las diez fuentes de bronce 371

Representa el triunfo de Cristo sobre la muerte, sobre el pecado, sobre el diablo, sobre el
mundo, sobre la carne, a nuestro favor. Representa también nuestro triunfo gracias a Cristo.
“30Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce (como los levitas, que eran cuatro) con ejes de
bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían de los festones,
para venir a quedar debajo de la fuente”. O sea, cuando estaba en este tablero de acá aquél
otro, aquella parte de arriba, que estaba sobre la basa, la parte de debajo de la basa tenía como
una especie de salientes, que aquí le llama repisas, que eran las que sostenían; así que eran
también cuatro, y que estábamos viendo cómo el testimonio del Señor Jesús es visto también
desde cuatro partes, desde cuatro ángulos.
“31Y la boca de la fuente entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa”; la
boca de la fuente no era la fuente misma, sino que cuando tú lo lees en hebreo se entiende más
claro; entonces tú entiendes que aparte de la base, sobre esa había una parte redonda de la
cual surgían otra vez tableros; entiéndase que había una parte más ancha y una parte más
angosta. Sobre la parte más ancha estaba un círculo grueso. Y luego sobre ese círculo, otra, las
planchas, y llegaban arriba. Arriba formaban como un cuadrado pero adentro del cuadrado
estaba uno redondo, o sea que el borde por fuera era cuadrado pero por dentro era redondo, y
bajaba una medida que aquí aparece que es la misma medida de la fuente, que luego describe
que encajaba ahí dentro de aquel redondo, que llama la boca de la fuente arriba; por eso dice: “Y
la boca de la fuente entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa”. El remate
que salía para arriba de la basa, estaba la basa, pues la basa tenía un remate como una mesa
pequeña sobre una más grande. Luego termina el verso 31: “y la boca era redonda, de la misma
hechura del remate, y éste de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus
tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos”.

Si nuestro corazón no nos reprende


372 El templo de Dios

“32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la
misma basa”. Esta frase es muy importante, los ejes; quiere decir aquello que mantenía las
ruedas y hacían funcionar el carro. El carro, digamos, el tren de la transmisión; dice que esos
ejes salían de la misma basa; significa que es muy importante; cuando hay arrepentimiento y
hay purificación eran movilizados por Él. Cuando no se arrepienten, no se purifican, no se
moviliza, ¿qué puede suceder? Cuando realmente te arrepientes y te reconcilias con Él, y te
purificas, Dios se moviliza; pero si no te mueves, posiblemente hay cosas que se estancan,
porque no te mueves. Cuando la Palabra de Dios dice en 1 Juan 3:20: “20Si nuestro corazón nos
reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. 21Amados, si nuestro
corazón no nos reprende confianza tenemos en Dios”, y testificamos, salimos y tenemos para
testificar, para obrar; pero si no tenemos esa confianza, quedamos quietos. Dios nos tiene que
movilizar, pero Dios nos moviliza con arrepentimiento.

Hay un mandato perentorio


Los dos ejes para las cuatro ruedas estaban íntimamente fundidos con la basa de bronce; todo
era una pieza de bronce fundido. De esa basa fuerte de bronce salían los ejes, y en esos ejes se
colocaban las ruedas; pero entonces ¿qué nos quiere decir? Que los ejes sean una misma pieza
con la basa, puesto que los ejes representan la movilización, y el bronce representa el juicio por
el pecado. Esta es la basa y la base de la redención, de la purificación. ¿Por qué la movilización,
la conducción, la encomienda misionera, están íntimamente relacionada con la reconciliación?
Una persona que ha sido reconciliada con Dios, que ha sido perdonada, es una persona que es
enviada, es una persona que testifica. Una persona que no está en reconciliación con Dios es
una persona que no se moviliza, que no actúa, que no trabaja para el Señor.
Pero el Señor quiere que esto sea llevado a todas las naciones. “15Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. 16El que creyere y fuere bautizado, será salvo; el que no
Las diez fuentes de bronce 373

creyere, será condenado” (Mr. 16:15-16). Es un mandato; entonces hay que ir, hay que movili-
zarse ahora. De modo que cuando tú estás en paz con Dios, tú tienes libertad para testificar, tú
tienes sensibilidad para comprender la guianza del Espíritu, que Él te dice: Háblale a éste,
testifícale a él; no vaya allá, sigue acá. Tú te movilizas. Pero ¿qué pasa cuando tú estás con la
conciencia fijada, cuando estás sin vida, cuando estás aplastado? Estás quieto; no te movilizas,
entonces eres íntimamente relacionado con la basa. Las basas se relacionan con la justicia de
Dios, la justificación, la redención, con el testimonio “Me seréis testigos”.178 Como dice Pablo
que: “Dios mostró en mí toda misericordia, toda piedad”; entonces así nos constituyó. Como ese
ejemplo, Dios lo hace contigo, y al hacerlo contigo y a través de ti, debe continuar.
Por eso Dios quiere que haya ruedas, pero esas ruedas resultan de la basa.

178
Cfr. Hechos 1:8.
374 El templo de Dios

El principio de corporatividad
Por eso dice: “32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas
nacían en la misma basa (los ejes nacían en la misma basa). La altura de cada rueda era de
codo y medio”. Por eso usted llega a ser la mitad de tres, la medida de Dios. Dos veces codo y
medio hacen tres. Necesitamos estar siempre en comunión; por eso el ancho de las tablas del
tabernáculo también era de uno y medio; uno y medio era el ancho de la tabla. ¿Para qué? Para
que estuviera entrelazada con la tabla de al lado y así pudiéramos estar unidos; uno y medio y
uno y medio, tenemos tres. ¿Pero uno solo? Todavía no da la talla de Dios. El Señor dice:
“Donde están dos o tres congregados en mi nombre; allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18:20).
Es el principio de corporatividad o colectividad; el trabajo colectivo comunitario del Cuerpo de
Cristo.
“33Y la forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus
cubos y sus cinchos, todo era de fundición”. Ahora ustedes recuerdan que el Señor era llevado
por querubines, y el Señor es llevado también en el arca por levitas; y ahora tiene que ser
llevado por nosotros. No solitos, sino en equipos. ¡Aleluya! Él tiene que ser llevado por la Iglesia,
como Iglesia. Sí, hermanos.
“34Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas de cada basa, y las repisas eran parte
de la misma basa. 35Y en lo alto de la basa había una pieza redonda de medio codo de altura, y
encima de la basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma”. ¿Comprendieron?
Estaba la primera parte, ¿no? estaban los tableros, los tableros de los lados; estaban las ruedas;
pero sobre esa, digamos, mesa, sobre cuatro ruedas había una pieza redonda; así que es un
círculo pero con un grosor, como un cinto, una especie de cinto que es como una base redonda;
en esa base redonda, entonces se unían aquí las otras cuatro. Abajo era más grueso. Sobre esa
mesa había como una especie de cinto que servía a su vez de base para la parte siguiente, la
segunda parte, digamos, el segundo piso, pero aunque era circular, de ese círculo se formaban
Las diez fuentes de bronce 375

otra vez tableros abajo y arriba; salían de ese círculo tableros y llegaban arriba cuadrados, pero
adentro de la parte de arriba era redondo, pero con una entrada que ahí nos dice la medida, que
corresponde exactamente al fondo de la fuente que encajaba en ella. Por eso esa es la base, por
eso se llamaba una basa, la base de la fuente; la fuente descansaba en esta basa con todos
estos detalles. Significa que lo que el Señor hizo, lo hizo para que podamos ser purificados por
Él; eso es bastante amplio y profundo.

La simiente de los vencedores


“35Y en lo alto de la basa había una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la
basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma”. Eso era como un círculo en
forma como de cento; dice en el hebreo; un círculo de medio codo de altura; fíjense que ese era
medio; y encima de la basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma; es decir,
salían de ahí para arriba.
“36E hizo en las tablas de las molduras (ya de estas otras de las de arriba) y en los tableros,
entalladuras de querubines, de leones y de palmeras (abajo eran leones, bueyes y querubines,
en esta parte ya de arriba mostrando cómo ya hay avance de una cosa a otra, de un piso a otro
piso, mostrando la transformación; claro que era más angosto a medida que sube), con
proporción en el espacio de cada una, y alrededor guirnaldas”. Guirnaldas; aquí dice otros
adornos porque quizá el traductor no logró entender la palabra y lo tradujo así indefinido, pero
está bien definido y bien traducido en el hebreo guirnalda, mostrando la simiente increíble de los
vencedores.

Un solo evangelio para todos


“37De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de
376 El templo de Dios

una misma entalladura”. Esto es, mostrando cómo el Señor no hace diferencias. Para todas las
naciones hay un mismo evangelio. No es que hay un evangelio para el norte, otro para el sur,
otro para el este, otro para el oeste; otro para judíos, otro para gentiles. No, no los hay, no; ni
bárbaro ni escita, ni varón, ni mujer. No hay diferencia, dice: no hay diferencia entre judíos,
griegos varón o mujer.179 No hay diferencia de nación. Significa que el evangelio es lo mismo
para todos, ricos, pobres, blancos, negros, amarillos; sin diferencia a todos se nos da a beber de
un mismo Espíritu.

El número del juicio

179
Cfr. Gálatas 3:11.
Las diez fuentes de bronce 377

“37De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de
una misma entalladura. 38Hizo también fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos,
y cada una era de cuatro codos; y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas”. Dice que
hizo también diez fuentes de bronce; estas fuentes eran las que estaban sobre la basa; claro
que formaban como parte de ella, pero lo que purificaba era el agua de la fuente. Pero para que
hubiera fuente tenía que haber base, que es lo que estamos especificando al inicio. Por eso dice
aquí también que cada fuente contenía cuarenta batos. El cuarenta (40) es el número del juicio.
Precisamente Dios termina su juicio en cuarenta años. ¿Cuántos años tuvo que esperar Israel
para poder entrar a la tierra prometida? Cuarenta; entonces cuarenta batos cabían en esta
fuente; es decir, el número exacto del juicio, y para purificar el pecado. Cuarenta batos, y cada
uno era de cuatro codos; el número de la creación. “Y colocó una fuente sobre cada una de las
diez basas. 39Y puso cinco basas a la mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano
izquierda; y colocó el mar al lado derecho de la casa, al oriente, hacia el sur”. Ya entendemos,
pues, lo que quiere decir comenzando desde Jerusalén, luego Judea, luego Samaria, y hasta lo
último de la tierra; que se predicara en Su nombre la resurrección.
Bueno, damos gracias al Señor, ante la realidad espiritual de hoy. Entonces esto es la figura,
era la maqueta; hoy es la realidad. Amén.
378 El templo de Dios
Las diez fuentes de bronce 379

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