2 Timoteo 2:3-4
Acepta tu participación en el sufrimiento como buen soldado de Jesucristo. Ningún soldado que esté en servicio activo se
involucra en asuntos civiles; deja a un lado tales cosas para agradar con un buen servicio al general que le ha alistado en su
ejército.
El ejemplo de un hombre como soldado y de la vida como una campaña se encuentra frecuentemente en la literatura clásica.
«Vivir -decía Séneca- es ser un soldado» (Séneca: Epístolas 96:5). "La vida de todo hombre decía Epictetoes una especie de
campaña, y una campaña que es larga y variada» (Epicteto: Discursos, 3,24,34). Pablo tomó este ejemplo y se lo aplicó a todos los
cristianos, pero especialmente a los dirigentes y siervos sobresalientes de la Iglesia. Exhorta a Timoteo a pelear una buena
campaña (1 ° Timoteo 1:18). Llama a Arquipo, en cuya casa se reunía una Iglesia, un compañero de milicia (Flm_1:2 ). Llama a
Epafrodito, el mensajero de la iglesia filipense, "mi compañero de milicia» (Flp_2:25 ). Está claro que Pablo veía en la vida del
soldado una ilustración de la vida del cristiano. ¿Entonces, cuáles eran las características del soldado que Pablo querría ver
reflejadas en la vida del cristiano?
(i) El servicio del soldado debe ser de dedicación plena. Una vez que una persona se ha alistado para una campaña ya no puede
involucrarse en los negocios diarios ordinarios de la vida; debe concentrarse en su servicio como soldado. El código romano de
Teodosio decía: «Prohibimos a los hombres
comprometidos en el servicio militar que se comprometan en ocupaciones civiles.» Un soldado es un soldado y nada más; el
cristiano debe concentrarse en su Cristianismo. Eso no quiere decir que no se pueda comprometer en ninguna tarea o negocio del
mundo. Todavía tiene que seguir viviendo en este mundo, y que ganarse la vida; pero sí quiere decir que debe usar cualquier tarea
en la que esté comprometido para demostrar su Cristianismo.
(ii) El soldado está comprometido a obedecer. La primera instrucción de un soldado está diseñada para hacerle obedecer
incuestionablemente la palabra de mando. Puede que llegue el momento en que tal obediencia instintiva salve su vida y las vidas
de otros. En un sentido no es parte del deber del cristiano «saber la razón por la cual.» Implicado como está en medio de la batalla,
no puede ver el plan total. wsDebe dejarle las decisiones al cuerpo de mando que ve todo el campo. El primer deber cristiano es la
obediencia a la voz de Dios, y el aceptar hasta lo que no se puede entender.
(iii) El soldado está llamado al sacrificio. A. J. Gossip cuenta que, como capellán en la guerra de 1914-1918 se dirigía por primera
vez a la primera línea. La guerra y la sangre, las heridas y la muerte eran cosas nuevas para él. De camino vio al borde de la
carretera, abandonado después de la batalla, el cuerpo de un joven con la típica falda escocesa. Sorprendentemente tal vez se le
pasaron por la mente las palabras de Cristo: «Esto es mi cuerpo quebrantado por vosotros.» El cristiano debe estar siempre
dispuesto a sacrificarse a sí mismo, sus deseos y su fortuna, por Dios y por sus semejantes.
(iv) El soldado está comprometido a la lealtad. Cuando el soldado romano se alistaba hacía el sacramentum, el juramento de
lealtad al emperador. Algún reportero ha trasmitido la conversación entre el mariscal Foch y un oficial en la guerra de 1914-1918.
"No te puedes retirar -decía Foch-, debes mantenerte cueste lo que cueste.» «Entonces -dijo el oficial solemnemente-, eso quiere
decir que debemos morir todos.» Y Foch respondió: «¡Precisamente!» La suprema virtud del soldado es que es fiel hasta la
muerte. El cristiano también debe ser leal a Jesucristo en todos los azares y avatares de la vida hasta las mismas puertas de la
muerte.
2 Timoteo 2:5
Y si uno se inscribe en una competición atlética, no puede ganar a menos que observe las reglas del juego.
Pablo acaba de usar la imagen del soldado como figura del cristiano, y ahora usa otras dos -las del atleta y del labrador del campo.
Usa las mismas tres alegorías de forma muy parecida en 1Co_9:6 s, 24-27.
Pablo dice que el atleta no gana la corona de la victoria a menos que observe las reglas de la competición. Hay un detalle muy
interesante aquí en el original que es difícil reflejar en la traducción. La Reina-Valera habla de pelear legalmente. En griego es
athlein nomímós. De hecho esa es la frase griega que usaban los escritores posteriores para describir a un atleta profesional en
contraposición a otro amateur. El que peleaba nomímós era el hombre que se concentraba totalmente en su lucha. Su lucha no era
un pasatiempo momentáneo, como lo era para el amateur; era una dedicación a pleno tiempo de toda su vida para alcanzar la
excelencia en la contienda que había escogido. Aquí, pues, tenemos la misma idea que en el ejemplo del cristiano como soldado.
La vida de un cristiano debe estar concentrada en su Cristianismo de la misma manera que la de un atleta profesional está
concentrada en el deporte que ha escogido. Un cristiano de tiempo libre es una contradicción en términos. Toda la vida de una
persona debe ser un esfuerzo para vivir su Cristianismo. ¿Cuáles son entonces las características del atleta que Pablo tenía en
mente cuando escribió esto?
(i) Un atleta es una persona bajo disciplina y autonegación. Debe mantener un sistema de entrenamiento y no dejar que nada se le
interponga. Habrá días cuando le gustaría dejar el entrenamiento y relajar la disciplina, pero no debe hacerlo. Habrá placeres e
indulgencias que querría permitirse; pero debe rechazarlos. El atleta que quiere llegar al podio sabe que no debe permitir que nada
se interfiera en el programa de forma física que se ha impuesto. Tiene que haber disciplina en la vida cristiana. Hay veces cuando
un camino más fácil es muy atractivo; hay veces cuando lo correcto es lo más difícil; hay veces cuando estamos tentados a bajar el
listón. El cristiano debe entrenarse para no relajar nunca en la vida el intento de hacer su alma limpia y fuerte.
(ii) El atleta es una persona que cumple las reglas. Después de la disciplina y de las reglas de entrenamiento llega la competición
con sus reglas. Un atleta no puede ganar a menos que tome parte en la competición. El cristiano, también, se encuentra a menudo
obligado a competir con sus semejantes. Debe defender su fe; debe tratar de convencer y de persuadir; tendrá que discutir y entrar
en debate. Debe hacerlo conforme a las reglas cristianas. No importa lo ardiente que sea la discusión; no debe nunca olvidar la
cortesía. No debe nunca ser otra cosa que honesto acerca de su posición y justo con la de su oponente. El odium theologicum, el
odio de los teólogos, se ha convertido en un refrán. A menudo no hay rencor como el religioso. Pero el verdadero cristiano sabe
que la regla suprema de la vida cristiana es el amor, y aportará ese amor a cualquier debate en que intervenga.
EL LABRADOR DE CRISTO
2 Timoteo 2:6-7
El campesino que curra de veras debe ser el primero que reciba su parte de la cosecha. Fíjate en lo que te estoy diciendo, porque el
Señor te dará entendimiento en todas estas cosas.
Para ilustrar la vida cristiana Pablo ha usado el ejemplo del soldado y el del atleta, y ahora usa el del campesino. No es el
campesino perezoso, sino el que trabaja en serio el que debe ser el primero en recibir su parte de los frutos de la cosecha. ¿Cuáles
son, entonces, las cualidades del labrador que Pablo querría ver reflejadas en la vida del cristiano?
(i) A menudo el labrador se tiene que contentar, primero, con trabajar y, luego, con esperar. Más que ningún otro trabajador, tiene
que aprender que no hay tal cosa como resultados inmediatos. El cristiano también debe aprender a trabajar y esperar. A menudo
tiene que sembrar la buena semilla de la palabra en los corazones y en las mentes de sus oyentes sin ver un resultado inmediato. El
maestro tiene muchas veces que enseñar sin ver ninguna diferencia en los que enseña. Un padre o una madre tiene a menudo que
tratar de educar y guiar, sin notar ninguna diferencia en su hijo. Es solamente con el paso de los años cuando se ve el resultado;
porque sucede a menudo que cuando ese mismo o esa misma joven se ha hecho hombre o mujer, tiene que enfrentarse con alguna
tentación imperiosa o con alguna decisión terrible, o con algún esfuerzo insoportable, y entonces le vuelve a la mente la palabra de
Dios o algún destello de enseñanza recordada; y la enseñanza, la guía, la disciplina lleva fruto, y aporta honor donde sin ellos
habría habido deshonra, salvación donde sin ellos habría habido ruina. El campesino ha aprendido a esperar con paciencia, y eso
es lo que tienen que hacer el maestro y el padre cristianos.
(ii) Una cosa especial caracteriza al agricultor -debe estar dispuesto a trabajar a cualquier hora. En el tiempo de la cosecha
podemos ver a los campesinos trabajando en sus campos mientras queda algo de luz; no tienen horario. Ni tampoco el cristiano. El
problema de mucho cristianismo es que es intermitente. Pero desde la aurora del día hasta su ocaso, el cristiano debe estar siempre
atento a la tarea de ser cristiano.
Una cosa aparece en los tres ejemplos. Al soldado le mantiene el pensamiento de la victoria final. Al atleta, la esperanza de la
corona. Al labrador, la esperanza de la cosecha. Cada uno de ellos se somete a la disciplina y al esfuerzo por mor de la gloria que
será. Así sucede con el cristiano. La lucha cristiana no carece de meta; siempre se dirige a alguna parte. El cristiano puede estar
seguro de que después del esfuerzo de la vida cristiana tiene el gozo del Cielo; y cuanto más dura la pelea, más grande el gozo.
4. Ninguno que milita—“Ninguno, mientras hace el servicio militar”. negocios de la vida—mercantiles, u otros que no sean
militares. aquel que lo tomó por soldado—el general quien primero le alistó como soldado bajo su bandera. Pablo mismo trabajó
haciendo toldos (Act_18:3). Por lo tanto, lo que aquí se prohibe no es toda ocupación con excepción de los deberes religiosos, sino
el ser enredado o absorto en tales asuntos.
5. Y aun también—“Además”; un ejemplo más de lo que voy a decir. el que lidia—el que contiende en los juegos [Alford]; es
decir, las grandes competencias atléticas nacionales de Grecia. no es coronado, si no—aunque salga ganando. si no lidiare
legítimamente—observando todas las condiciones tanto de la contienda (dentro de los límites de la pista y despojado de su ropa)
como de los preparativos para ella, es decir, en cuanto a régimen de comida, unciones, disciplina, castidad, decoro, etc.
(1Co_9:24-27).
6. recibir los frutos—(Nuestra versión Valera-Reina rara vez falla como en este versículo. Debería ser: “El labrador que se afana
debe participar primero de los frutos”. Nota del Trad.) El derecho de participar primero de los frutos pertenece a aquél que hace el
trabajo; entonces no descanses en tus labores, pues tú serás delantero en participar de la recompensa. Conybeare explica
“primero”, como antes del ocioso.
Las tres ilustraciones que siguen (3-6) están diseñadas para alentar a Timoteo a perseverar aun cuando la tarea se ponga difícil. La
metáfora mili tar muestra el deber de la unidad de propósito; la metáfora atlética la necesidad de ajustarse a las reglas; y la
metáfora agrícola la certeza de una recompensa por la dura faena involucrada. Las tres metáforas, tomadas de la vida
contemporánea se complementan entre sí.