“Mariposas” de Samanta Schweblin
Ya vas a ver qué lindo vestido tiene hoy la mía, le dice Calderón a Gorriti, le queda
tan bien con esos ojos almendrados, por el color, viste; y esos piecitos… Están
junto al resto de los padres, esperan ansiosos la salida de sus hijos. Calderón
habla pero Gorriti sólo mira las puertas todavía cerradas. Vas a ver, dice Calderón,
quédate acá, hay que quedarse cerca porque ya salen. ¿Y el tuyo cómo va? El
otro hace un gesto de dolor y se señala los dientes. No me digas, dice Calderón.
¿Y le hiciste el cuento de los ratones…? Ah, no; con la mía no se puede, es
demasiado inteligente. Gorriti mira el reloj. En cualquier momento se abren las
puertas y los chicos salen disparados, riendo a gritos en un tumulto de colores, a
veces manchados de témpera, o de chocolate. Pero por alguna razón, el timbre se
retrasa. Los padres esperan. Una mariposa se posa en el brazo de Calderón, que
se apura a atraparla. La mariposa lucha por escapar, pero él une las alas y la
sostiene de las puntas. Aprieta fuerte para que no se le escape. Vas a ver cuando
la vea, le dice a Gorriti sacudiéndola, le va a encantar. Pero aprieta tanto que
empieza a sentir que las puntas se empastan. Desliza los dedos hacia abajo y
comprueba que la ha marcado. La mariposa intenta soltarse, se sacude y una de
las alas se abre al medio como un papel. Calderón lo lamenta, intenta inmovilizarla
para ver bien los daños, pero termina por quedarse con parte del ala pegada a uno
de los dedos. Gorriti lo mira con asco y niega, le hace un gesto para que la tire.
Calderón la suelta. La mariposa cae al piso. Se mueve con torpeza, intenta volar
pero ya no puede. Al fin se queda quieta, sacude cada tanto una de sus alas, pero
ya no intenta nada más. Gorriti le dice que termine con eso de una vez y él, por el
propio bien de la mariposa por supuesto, la pisa con firmeza. No alcanza a apartar
el pie cuando advierte que algo extraño sucede. Mira hacia las puertas y entonces,
como si un viento repentino hubiese violado las cerraduras, las puertas se abren, y
cientos de mariposas de todos los colores y tamaños se abalanzan sobre los
padres que esperan. Piensa si irán a atacarlo, tal vez piensa que va a morir. Los
otros padres no parecen asustarse; las mariposas sólo revolotean entre ellos. Una
última cruza rezagada y se une al resto. Calderón se queda mirando las puertas
abiertas, y tras los vidrios del hall central, las salas silenciosas. Algunos padres
todavía se amontonan frente a las puertas y gritan los nombres de sus hijos.
Entonces las mariposas, todas ellas en pocos segundos, se alejan volando en
distintas direcciones. Los padres intentan atraparlas. Calderón, en cambio,
permanece inmóvil. No se anima a apartar el pie de la que ha matado, teme,
quizá, reconocer en sus alas muertas, los colores de la suya.
¿Hay algún suceso que les llame la atención en este texto?
¿ Cómo reacciona Calderón ante la aparición de las mariposas? ¿En qué frase
del texto se ve su reacción?
¿Hay algún otro comentario que quieran hacer sobre el texto?