Las ciudades-república italianas, Quentin Skinner
El autor se pregunta por los orígenes de la democracia moderna, ya que según él no puede ser encontrado en
la antigüedad; así, busca en donde se hunden las raíces teóricas e institucionales de ella. Para Skinner, los
orígenes de la democracia moderna se encuentran en las ciudades italianas, durante el periodo del
resurgimiento urbano. Aunque el sistema de organización de éstas funcionó como un modelo democrático,
este tiene sus límites. No es posible trazar una línea directa entre las ciudades-estado independientes y la
democracia de hoy en día. Skinner utiliza en el texto a las ciudades italianas como un ejemplo, pero el tema
central sigue siendo la democracia.
Definición de ciudades estado independientes:
Son una forma de organización estatal que emergió en ciertas ciudades italianas en el siglo XII y XVIII.
● Independientes: Su participación en las cruzadas les permitió independizarse del poder del papa y
del emperador. Al ganar el enfrentamiento militar contra Barba Roja (el emperador), después de
crear el ejército de Lombardía, éstas se ganaron su autonomía. Al liberarse su antiguo sistema
establecieron sus propios cónsules y los dotaron de la mayor autoridad judicial. Estos fueron luego
sustituidos por la figura del podestá. Esta figura aludía al poder supremo o potestas que ostentaban
en los asuntos ejecutivos y judiciales.
● Organización estatal: Se consideran a estas como un Estado porque tenían constituciones escritas.
Además, dentro de estas se establecía un sistema basado en el autogobierno a través de elecciones.
El hecho de que estas constituciones hayan sido escritas demostraban un anhelo de continuidad, por
parte del Estado, en su gobierno. La forma de gobierno que presentaban estas ciudades disrompia
con la idea de un sistema feudal. Dentro de los feudos, el gobierno era un don divino, una gracia no
terrenal, por lo tanto, la monarquía hereditaria debía ser reconocida como la única forma de
gobierno legítima. Así, estos gobiernos representaban un desafío explícito a la idea dominante de
que el gobierno debía ser considerado como una forma de poder otorgada por la gracia de Dios
(sistema feudal).
● Ciudades italianas: Ubicadas en el norte de Italia (la Lombardía y la Toscana). Estas ciudades se
dedicaban al comercio y a la producción artesanal. Ejemplos de estas son Verona, Venecia, Siena,
Florencia, Génova y Milán.
● Siglo XII y XIII: Durante el s. XII los grandes comerciantes de las ciudades italianas ofrecieron sus
barcos para poder hacer posible el viaje a tierra santa (Jerusalén), a través del Mediterráneo, para
recupérala. Esta guerra fue conocida como Las Cruzadas. El interés de los comerciantes se
encontraba en poder destrabar el comercio, que los pueblos islámicos habían cerrado. La mayoría
de las fuentes históricas pasan por alto esta participación por parte de los italianos. Las cruzadas
lograron que se restituya el comercio del Mediterráneo, así permitiendo el flujo de objetos de lujo,
como la seda y las especies, para el consumo suntuario.
¿Existe una relación entre estas ciudades-estado y la democracia moderna?
➢ No (advertencias de porque la relación no es directa)
Se plantean dos advertencias por las cuales no es posible considerar a estas ciudades como disparadoras de
la idea de democracia moderna.
1. No existe evidencia empírica, dentro de la historia, que muestre ejemplos exitosos de estas
ciudades-estado independientes. Es más, éstas se mostraron sumamente inestables, ya que sus
experimentos de autogobierno resultaron demasiado cortos. La lucha civil endémica, entre las casas
nobiliarias de las ciudades, fue uno de los ejemplos de este fracaso; ya que las ciudades se convertían
en centros de poder. Con el propósito de asegurar una mayor unidad y la paz civil, muchas ciudades
empezaron a ceder voluntariamente (o a perder) sus constituciones de autogobierno a los signori
hereditarios. Esto terminaba convirtiendo a las ciudades independientes en principados (de señorías
hereditarias). Por estos fracasos, muchos contemporáneos, como Santo Tomás de Aquino, opinaban
que el autogobierno constituía tan sólo una receta para el caos, y que para mantener el orden público
era imprescindible la existencia de una monarquía fuerte. Además, Aquino opinaba que “un gobierno
recibe el nombre de democracia cuando es inicuo y cuando es conducido por un gran número de
personas”; “una democracia, es, pues, una forma de poder popular donde la plebe, por la pura fuerza
de los números, oprime al rico, con el resultado de que el conjunto del populacho se convierte en una
especie de tirano.” Para entender este pensamiento es necesario saber que la función fundamental del
Estado es mantener el orden.
2. Sería muy anacrónico suponer que, incluso en su época de esplendor, las ciudades-república se
consideraron alguna vez defensoras de un gobierno democrático. Las ciudades obtuvieron su
principal base teórica de los defensores de la antigua república romana (y no de Atenas),
especialmente de los tratados morales de Cicerón y las historias de la Roma republicana escritas por
Salustio y Tito Livio - Pero ninguno de estos autores hace en ningún momento referencia al concepto
de «democracia» o gobierno «democrático». Es diferente sacar la inspiración de una república, ya
que no es lo mismo esto a una democracia (por ej., en una república se puede nombrar a un dictador).
Es importante tener en cuenta que la primera vez que se menciona la idea de democracia sucede en la
traducción de los textos de Aristóteles. Este filósofo la describe como una perversión de una buena
forma de gobierno: la politeia. En una democracia gobierna aquel quien gobierna por un bien propio,
por esto se entiende a la democracia como una tiranía colectiva; un gobierno malo de muchos.
➢ Sí
1. Desarrollaron una estructura de instituciones que legaron a escépticos y entusiastas por igual un
testimonio permanente del hecho de que el autogobierno no consiste en una mera fantasía utópica,
sino que se trata de algo susceptible de llegar a ser una realidad política. Así, éstas llevaron a la
práctica principios del gobierno popular, el más evidente era el requisito de que todos los cargos
políticos fuesen electivos y se desempeñaran sólo durante periodos de tiempo estrictamente limitado.
Es decir, existía como un requisito básico para los cargos públicos la idea de rotación y de elección.
Aunque se debe tener en cuenta que no todo el mundo gozaba del derecho a voto, sólo aquellos
ciudadanos varones que fueran cabeza de familia. Sin embargo, dentro de esos límites, el principio
de elección era ampliamente respetado. La organización de la representación también dejo un legado,
ya que el método habitual consistía en dividir a las ciudades en distritos electorales o contrada,
donde los ciudadanos con derecho a voto elegían por sorteo quiénes serían electores en el consejo.
Era el consejo, de 600 miembros, quién elegían un comité electoral formado por unos veinte
miembros que podían ser elegidos podestá. El consejo luego volvía a votar y seleccionaba al podestá.
De esta organización se desprenden dos elementos de democracia: la circunscripciones
organizadas según representación territorial y la idea de un comité electoral- se eligen representantes
y son estos quienes eligen a quien gobernará.
2. Los ideólogos quienes apoyaban las ciudades-estado dejaron plasmado, dentro de la literatura
política, una serie de argumentos a favor del gobierno del pueblo, que se articularon por primera vez
en el pensamiento posterior a la época clásica. Atribuyen, así, una fuerte relación entre las
ciudades-estado y la democracia moderna (conocida también como Estado nación, caracterizada por
la soberanía popular). Algunos de los vínculos son los siguientes:
- Brunetto Latini: Basaba sus escritos en sus propias experiencias, como ciudadano de Florencia
y como exiliado en Francia. Inicia su estudio estableciendo una insidiosa comparación entre las
virtudes del gobierno electivo y las consecuencias tiránicas que presuntamente se derivan de los
sistemas de gobierno hereditario. Según él, sólo en Italia el pueblo “puede elegir a quienes
actuarán de la manera más beneficiosa para el bien común de la ciudad y de todos sus súbditos.”
Latini también hace una crítica a la monarquía, ya que según él, ésta genera opresión, y aparte,
quienes la gobiernan son corruptos.
- Marsilio de Padua: Este autor defendía al gobierno electivo sobre el hereditario. El primero es
aquel gobierno que llegó al poder con “el consentimiento de los súbditos”. Según Padua, “los
[gobiernos monárquicos] no electivos gobiernan a súbditos menos voluntarios”, y es por esta
misma razón que los gobiernos electivos son superiores a ellos. En un gobierno electivo los
ciudadanos están gobernados por quienes ellos eligen, y es por esto mismo, el individuo tiene
más disposición a aceptar mejor a sus gobernadores. En los escritos de Padua aparece por
primera vez un germen de la soberanía popular: el pueblo soberano sigue teniendo el derecho a
apartar de su cargo a quien lo gobierna y, si es necesario, castigarlos. Esto crea una idea de que el
mismo gobernado es quien gobierna, porque tienen derecho a revelarse contra un mal gobierno.
Esta idea volverá a ser traída más tarde en la historia por los contractualistas.
Contra-argumento: autores neo clásicos: casi siempre proponían sus puntos de vista sobre los
méritos del autogobierno pensando concretamente en civitates o ciudades-estado a pequeña
escala. Pocas veces comentaban la cuestión de si sería deseable o incluso posible establecer unos
sistemas similares de soberanía popular en estados con una gran extensión territorial.
- Además de alabar métodos tales como el gobierno participativo, los ideólogos de las
ciudades-república ofrecieron una explicación de por qué siempre deben preferirse tales
convenios. Estas formas de gobierno se destacaron por tener una organización popular y
participativa, y es ésta la cual permitía a una comunidad alcanzar sus metas más elevadas. Esta
idea se trata de un ideal claramente romano, y por ello lo desarrollaron especialmente aquellos
autores que apoyaban la forma de autogobierno de la república romana. Los intelectuales no solo
rescataban del modelo romano de autogobierno su idea de eficacia, sino también lo que estas
propiciaban y defendían: el modo de vida libre. Solo dentro de una comunidad de hombres
libres e iguales puede construirse una república en donde cada ciudadano puede impulsarse
dentro de la esfera pública a desarrollar sus metas más elevadas. Para estos pensadores, la
disposición de los individuos, que participaban en la esfera pública, es aquella condición que
permite llegar a la libertad.
Maquiavelo es uno de los intelectuales que luego propiciará este estilo de vida libre, para él sólo las
repúblicas promueven la libertad y la grandeza. Maquiavelo desarrolla la idea en cuanto a la libertad como el
modo de vida predilecto dentro de las ciudades, su argumento principal se encuentra en la idea de que a fin
de preservar un estilo de vida libre, es indispensable evitar la monarquía hereditaria y defender una forma de
gobierno republicana. Para Maquiavelo, la disposición a participar en el proceso político, para buscar las
más elevadas metas personales dentro de la esfera pública, debe ser una condición necesaria para asegurar la
propia libertad “Es fácil conocer, de dónde le viene al pueblo esa afición a vivir libre, porque se ve por
experiencia que las ciudades nunca aumentan su dominio ni su riqueza sino cuando viven en libertad.”Por
último, la idea general que se debe tomar del Príncipe es la siguiente; “si queremos asegurar que los
gobiernos actúen de acuerdo con los intereses del pueblo, de alguna manera debemos asegurar que nosotros,
el pueblo, actuemos como nuestro propio gobierno.” Además, “la corrupción es fatal para la libertad, de la
misma manera que la participación es indispensable para mantenerla.”