Antes de la guerra:
1895: cinematógrafo Lumière en Paris
1899: Freud publica “La interpretación de los
sueños”
1902: encuentro de Lenin con Trotsky en Suiza:
la opción de la revolución socialista
1905. Einstein expone la Teoría de la relatividad
1907: Picasso pinta Las señoritas de Avignon
1909: Marinetti publica el Manifiesto Futurista
que servirá de inspiración, entre otros, al pintor
uruguayo, Rafael Barradas
“…cuando estalla la guerra, es un mundo, una certeza, la que se
hace pedazos. (…). Ya no se trata de un romanticismo renacido sin
ningún tipo de correlato en lo real, sino que se trata precisamente de
un estallido de la realidad misma, de las certezas, de los cuerpos
reales, concretos, que es contemporáneo al estallido del concepto
de verdad de la Modernidad del siglo XIX. (…) El estallido de aquello
que antes se aceptaba como verdadero implicó necesariamente la
redefinición de las estrategias intelectuales, teóricas filosóficas, a
partir de las cuales la Modernidad había intentado explicarse a sí
misma”.
Casullo, N., Forster R. y Kauffman, A.,(1999): Itinerarios de la modernidad. Corrientes del
pensamiento y tradiciones intelectuales desde la ilustración hasta la posmodernidad, Eudeba,
Buenos Aires, pág. 135
El siglo XX – el siglo “corto”, según E. Hobsbawm
• El estudio del siglo XX se puede dividir en tres partes:
• 1. Una época de catástrofes, que se extiende desde 1914 hasta el
fin de la segunda guerra mundial (1945)
• 2. Un periodo de 25 o 30 años de extraordinario crecimiento
económico y transformación social, que probablemente
transformó la sociedad humana más profundamente que cualquier
otro periodo de duración similar (1945-1973)
• 3. Una nueva era de descomposición, incertidumbre y crisis y, para
algunos países, de catástrofes (1973-1989/91)
La primera etapa comienza con la primera guerra mundial, que marcó el derrumbe de la civilización
(occidental) del siglo XIX. Esta civilización era capitalista desde el punto de vista económico, liberal
en su estructura jurídica y constitucional, burguesa por la imagen de su clase hegemónica y
brillante por sus adelantos alcanzados en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la educación, así
como el progreso material y moral. Época convencida de la posición central de Europa, cuna de las
revoluciones científica, artística política e industrial, con una economía influyente en todo y el
mundo y una población que representaba la tercera parte de la humanidad.
El periodo que va del comienzo de la primera guerra mundial al término de la segunda fue una
época de catástrofes para esta sociedad. A las dos guerras mundiales siguieron dos oleadas de
rebelión y revolución generalizadas, que situaron en el poder a un sistema que reclamaba ser la
alternativa a la sociedad burguesa y capitalista (el comunismo).
Los grandes imperios coloniales se derrumbaron.
Se desencadenó una crisis económica mundial que pareció poner fin a la economía mundial global.
Tras la segunda guerra mundial, el capitalismo inició su edad de oro de 1947 a
1973.
El impacto extraordinario de la transformación económica, social y cultural que se
produjo en esos años es la mayor y más rápida y decisiva desde que existe el
registro histórico.
En cambio, el enfrentamiento entre capitalismo y socialismo tiene un interés
histórico más limitado (las revoluciones sociales, la guerra fría, el socialismo
realmente existente) aunque para nuestra época son de vital importancia.
La repercusión más importante de los regímenes socialistas fue la de haber
acelerado la modernización de los países agrarios atrasados, que coincidieron con
la edad de oro del capitalismo. Al inicio de los años sesenta ambas fuerzas
(capitalismo y socialismo) parecían dos fuerzas igualadas.
A la edad de oro siguieron decenios de crisis universal o
mundial, cuyo acontecimiento más destacado fue el
hundimiento del socialismo soviético.
En el periodo de 1980-1990, el mundo capitalista se vio en
los mismos problemas del período de entreguerras que la
edad de oro había superado: desempleo masivo,
depresiones cíclicas, enfrentamiento entre mendigos sin
hogar y clases acomodadas, ingresos limitados del estado
y gasto público sin límite.
El hundimiento de los países socialistas con unas
economías débiles y vulnerables, marca el fin del siglo XX
corto, iniciado con la primera guerra mundial
Paralelismo entre el mundo de 1914 y el de 1990
En 1990 el mundo cuenta con seis mil millones de habitantes, tres veces más que al
comenzar la primera guerra mundial, a pesar que en el curso del siglo, se exterminó
a más gente que en cualquier otro periodo de la historia.
• El mundo es incomparablemente más rico de lo que ha sido nunca, por lo que
respecta a su capacidad para producir bienes y servicios. De lo contrario, no habría
sido posible mantener a una población mundial tan grande.
• En 1980 la mayor parte de la gente vivía mejor que sus padres.
• La humanidad es mucho más instruida que en 1914, se ha alfabetizado a la mayor
parte de los seres humanos
• El mundo está dominado por una tecnología revolucionaria que avanza
sin cesar y que se manifiesta en la revolución de los transportes y
comunicaciones que prácticamente han eliminado el tiempo y la
distancia. La población común dispone de más información y
oportunidades de esparcimiento de la que disponían los Emperadores en
1914.
• Ha sido el siglo más mortífero de la historia no solo a causa de la
envergadura, la frecuencia y duración de las guerras, sino también por
las catástrofes humanas, desde las mayores hambrunas hasta el
genocidio sistemático.
• Desde la primera guerra mundial ha habido muchas más bajas civiles
que militares en todos los países beligerantes, con la excepción de EE.UU.
• Es un mundo cualitativamente distinto en tres aspectos:
1. No es ya eurocéntrico. Las grandes potencias de 1914, todas ellas europeas,
han desaparecido o han quedado reducidas a una magnitud regional. A partir de
1914 los EE.UU serán la principal economía industrial y el principal impulsor de
la producción y la cultura de masas que conquistaría el mundo en el siglo 20.
Sin embargo, los países europeos en conjunto tienen la mayor concentración de
riqueza y poder económico y científico-tecnológico del mundo, y sus poblaciones
tienen el más elevado nivel de vida. Desde ese punto de vista, la impresión de
un mundo eurocéntrico en plena decadencia es superficial.
2. El mundo ha avanzado notablemente en el camino que ha de convertirlo en
una única unidad operativa. En las cuestiones económicas el mundo es ahora la
principal unidad operativa y las antiguas unidades, como las “economías
nacionales” de los estados territoriales han quedado reducidas a la condición de
complicaciones de las actividades trasnacionales.
3. La desintegración de las antiguas pautas por las que se
regían las relaciones sociales entre los seres humanos y,
con ella, la ruptura de los vínculos con las generaciones, es
decir, entre pasado y presente. En la práctica, la nueva
sociedad no ha destruido toda la herencia del pasado, sino
que la ha adaptado de forma selectiva. Se vislumbra un
mundo en el que el pasado ha perdido su función, incluido
el pasado en el presente, en el que los viejos mapas que
guiaban a los seres humanos, individual y colectivamente,
ya no reproducen el paisaje en el que no sólo no sabemos
adonde nos dirigimos, sino tampoco adonde deberíamos
dirigirnos.