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Disparidades.

Revista de Antropología
74(2), julio-diciembre 2019, e022
eISSN: 2659-6881
https://doi.org/10.3989/dra.2019.02.022

ARTÍCULOS

HISTORIA DE LA MEDICINA POPULAR: DEL MODELO CLÁSICO AL


GLO-LOCAL*
HISTORY OF FOLK MEDICINE: FROM CLASSIC TO GLO-LOCAL MODEL

Isabella Riccò 1
Medical Anthropology Research Center, Universitat Rovira i Virgili

Recibido: 11 de agosto de 2017; Aprobado: 11 de agosto de 2018; Publicado online: 27 de noviembre de 2019

Cómo citar este artículo / Citation: Ri ccò, Is abella. 20 19. «H istoria de la me dicina po pular: de l mo delo clásico al glo-local». Dis-
paridades. Revista de Antropología 74(2): e022. doi: <https://doi.org/10.3989/dra.2019.02.022>.

RESUMEN: El papel del folklore médico y las relaciones de hegemonía y subalternidad son elementos fundamentales para com-
prender el surgimiento de la medicina popular como objeto de estudio. El artículo reconstruye la historia del concepto de medi-
cina popular, centrándose en particular en el contexto italiano y español. Asimismo, el texto pone el foco en lo que significa hablar
de medicina popular hoy en día, en el papel las medicinas alternativas y complementarias y en los mecanismos socio-culturales
que han permitido el pasaje de la medicina popular en sentido clásico a la me dicina po pular glo-local. Me diante esta nu eva de -
nominación se pretende dar nueva vida al concepto, encuadrándolo dentro de un contexto mucho más amplio, híbrido y plural.

PALABRAS CLAVE: Medicina popular; Pluralismo asistencial; Medicina tradicional; Medicinas alternativas; Historia de la medicina.

ABSTRACT: The role of the medical folklore and the relationship of hegemony and subalternity are fundamental elements to un-
derstand the emergence of folk medicine as an object of study. The article reconstructs the history of the concept of folk medicine.
It focuses in particular on the Italian and Spanish context. The article also pays attention to what it means to talk about folk
medicine today, on the role of alternative and complementary medicine, and on the socio-cultural mechanisms that have allowed
the passage from folk medicine in the classic sense to glo-local folk medicine. This new denomination intends to breathe new life
into the concept, and to frame it within a much broader, hybrid and plural context.

KEYWORDS: Folk Medicine; Therapeutic Pluralism; Traditional Medicine; Alternative Medicine; History of Medicine.

Copyright: © 2019 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Com-
mons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

* Esta investigación ha sido financiada por una beca predoctoral para la formación de personal investigador de la Agència de
Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca de la Generalitat de Catalunya (FI-DGR).
1 Correo electrónico: isabella-ricco@libero.it. ORCID iD: <https://orcid.org/0000-0002-3612-430X>.
ISABELLA RICCÒ

INTRODUCCIÓN nos enseña De Martino (1941), los procesos históricos


no se pueden prescindir en el estudio de un fenóme-
Este artículo surge de la reflexión llevada a cabo no, y el estudio de las prácticas diagnóstico-terapéu-
tras más de tres años de trabajo de campo entre ticas en Cataluña y Emilia Romagna no puede pres-
Emilia Romagna (Italia) y Cataluña. El objetivo inicial cindir del análisis de los procesos de re-significación
de la investigación se centraba en el análisis de la de la medicina popular a través de las MAC-NA. Lo
medicina popular como recurso terapéutico en la que pretende este artículo, de forma principalmente
época actual. El trabajo surgía en la estela de un pro- teórica e histórica (pero con breves ejemplos de tra-
yecto anterior y un análisis preliminar comparativo bajo de campo), es ilustrar la transformación del mo-
que proporcionaron elementos de contacto entre los delo clásico en un nuevo modelo híbrido que he
dos contextos. Tras un año y medio de trabajo de denominado medicina popular glo-local.
campo, me encontré con un panorama muy comple-
jo que me impulsó a cuestionarme sobre las hipóte-
sis iniciales y la metodología comparativa que había UN PROBLEMA TERMINOLÓGICO: ENTRE
adoptado. En concreto me preguntaba si tenía senti- TRADICIONAL Y POPULAR
do comparar dos países con características que, aun-
que próximas (en posición geográfica, raíces, religión, En un determinado momento histórico del proceso
clima, sistema sanitario), son el producto de procesos de medicalización e imposición de la hegemonía bio-
históricos diferentes; la comparación corría el riesgo médica, surgió la necesidad de encontrar un término
no solo de empobrecer la realidad, sino también de capaz de englobar las prácticas y los hábitos terapéu-
emitir juicios de valor, aunque de forma involuntaria. ticos de los pueblos indígenas, por un lado, y de las
Además, rápidamente me di cuenta que confinar mi masas rurales, por el otro. Aunque sin considerarse
objeto de estudio a la medicina popular no tenía sen- un objeto de estudio, ya en las fuentes del siglo XIX
tido, dado que ya había desaparecido aquello que (Flügel 1863; Colon 1824; De Cock 1891) el término
denominaré a lo largo del artículo el modelo clásico medicina popular se encuentra en diferentes lenguas:
de medicina popular. En cambio, en ambos territorios volskmedizin (alemán), volksgeneeskunde (neerlan-
la medicina popular estaba cruzada, entretejida y re- dés), médecine populaire (francés) (Comelles 2016).
interpretada por las medicinas alternativas y comple- Paralelamente se halla una extensa cantidad de vo-
mentarias (MAC) 2 y las terapias new age 3 (NA). Como cablos (medicina indígena, etnomedicina, medicina
tradicional, medicina doméstica, medicina rural, entre
otros) cuyo empleo no ha sido rígido y anclado den-
2 La expresión «medicinas alternativas y complementarias» tro del binomio indígena/popular, sino más bien vin-
posee una definición con grandes limitaciones. Uno de los culado al concepto de exótico (cercano o lejano) en
principales problemas tiene que ver con el etnocentrismo
el sentido de situado al margen de la medicina cien-
de la terminología y con una implícita jerarquización entre
medicina A (biomedicina) y medicina B (MAC). El segundo tífico-experimental. Actualmente medicina popular y
deriva del tentativo de clasificación, por parte de la bio- medicina tradicional son las dos expresiones mayor-
medicina, de todo lo que no encaja en el modelo técnico- mente empleadas para indicar las alternativas tera-
científico. Así que las MAC acaban involucrando en su in- péuticas a la biomedicina. Si la primera funda su
terior sistemas médicos milenarios (medicina tradicional
china, ayurveda), terapias energéticas de distinto origen marginalidad en las capas sociales y en el binomio
(qi gong, reiki, flores de Bach), prácticas biológicas (fitote- urbano/rural, la segunda pone la atención en las di-
rapia, terapia nutricional), prácticas de manipulación (os- ferencias culturales a nivel étnico (aunque en la lite-
teopatía, quiropaxia) y técnicas de la mente y del cuerpo
(yoga, meditación).
3 No existe una definición univoca del término new age, en
cuanto no es un movimiento organizado y coherente. Ha sus rasgos dominantes— a las dudas y necesidades de
sido enmarcado dentro de las tendencias modernas de determinados sectores de la población. Sin embargo, Ha-
«bricolaje religioso» (Rodrigo y Hernández Martí 2014) negraaff (1996) resume cinco elementos que identifican el
denominado como «religión a la carta» (Possamai 2001), movimiento de la nueva era: el que llama this-worldliness
«supermercado espiritual» (Greenfield 1979) o «movi- —es decir, la insistencia en la separación de este mundo
mientos psico-espirituales» (Rodrigo y Hernández Martí como forma de evolución—, el holismo, el evolucionismo,
2014). Fundamentalmente, se inscribe en un contexto que la inminente llegada de una nueva era y, por último, la
combina la laicización de las sociedades occidentales y la «psicologización de la religión» que coincide con la sacra-
falta de respuesta de las religiones más o menos burocra- lización de la psicología —es decir, la reducción de la reli-
tizadas —por usar un término que caracterice algunos de gión a una experiencia subjetiva de espiritualidad—.

2 Disparidades. Revista de Antropología 74(2), julio-diciembre 2019, e022, eISSN: 2659-6881, https://doi.org/10.3989/dra.2019.02.022
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ratura los dos términos se pueden encontrar muchas reductivo y anacrónico. Por el otro, el término tradi-
veces como sinónimos). cional conlleva la idea de un mundo estático e ina-
movible. Todavía, por una cuestión de continuidad
La expresión medicina tradicional ha sido elegida con la tradición que me ha precedido (la escuela de
por la OMS (2002) que, en la Estrategia sobre la sa- antropología médica italiana) (Bartoli y Falteri 1983;
lud (2002-2005), la define como un término amplio Seppilli 1983; Pizza 2012), por un interés en el bino-
que acaba englobando cuanto queda excluido de la mio hegemonía/subalternidad, implícito en la termi-
medicina científica-experimental, juntando en el mis- nología, y por una razón meramente práctica, la ex-
mo grupo medicina empírica, terapias espirituales, presión medicina popular será la que principalmente
medicinas alternativas, así como medicinas sistemá- adoptaré a lo largo de este artículo.
ticas —esto es, basadas en compilaciones textuales—
como la medicina china o la ayurvédica, que se orga-
nizaron académicamente mucho antes que la
medicina técnico-científica (Leslie 1976). En la prác- EL SURGIMIENTO DE UN OBJETO DE ESTUDIO:
tica, la medicina tradicional se suele tener en consi- MEDICINA POPULAR ENTRE ITALIA Y ESPAÑA
deración solo cuando hace uso de terapias empíricas (CATALUÑA)
(hierbas, parches) o mecánicas (masajes, manipula-
ciones) que tienen una base científica aceptable para Uno de los primeros textos donde aparece el tér-
la medicina oficial. Se dejan de lado las terapias mino medicina popular es Folk-medicine: a chapter
mágico-simbólicas, cuyo estudio es, sin embargo, fun- in the history of culture publicado al final del siglo
damental para comprender otros tipos de eficacias XIX por William G. Black (1883), un abogado escocés
que no son necesariamente empíricas/orgánicas. Asi- especializado en costumbres marítimas, eclesiásticas
mismo, se suele vincular la medicina tradicional a los y jurídicas. Con la expresión folk-medicine aludía a
países en desarrollo —donde la disponibilidad y ase- «los hechizos, encantos, hábitos y costumbres tradi-
quibilidad a la medicina alopática es menor—, o a las cionales referentes a la conservación de la salud y la
culturas orientales. Lo que no pertenece al mundo curación de las enfermedades» (Black 1883: XI). El
biomédico se fusiona bajo una misma etiqueta, pues- erudito recogió remedios, interpretaciones y signifi-
to que cuanto mayor es la confusión, más fácil resul- cados simbólicos ligados a malestares curados tradi-
ta para la biomedicina emerger y resultar la única y cionalmente, utilizando como ejemplo las prácticas
lícita ganadora. De esta forma, a menudo se olvida de salud del campesinado escocés. Dichas prácticas
que todavía persisten en Europa prácticas de origen no tenían para Black algún interés en el mundo de la
tradicional. Doce años más tarde, siempre en su Es- medicina científica, pero él las consideraba útiles para
trategia sobre la medicina tradicional, la OMS pro- discutir las tesis de Spencer sobre la mentalidad pri-
porciona una definición más precisa: mitiva, «el origen onírico y epiléptico de las enferme-
La medicina tradicional tiene una larga historia. Es
dades, y para relacionar su origen con la magia y la
la suma total de los conocimientos, capacidades y religión» (Comelles y Martínez-Hernáez 1994: 113).
prácticas basados en las teorías, creencias y expe- A pesar del principal interés especulativo, el texto
riencias propias de diferentes culturas, bien sean tuvo una importancia caudal para empezar a definir
explicables o no, utilizadas para mantener la salud el concepto de medicina popular como conjunto de
y prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enferme- prácticas articuladas. Parte de su éxito se debe a la
dades físicas y mentales (OMS 2013: 15). traducción española hecha por Machado y Álvarez
Con estas palabras, la OMS eleva la medicina tra- (1889). Dentro de la obra, Machado incorporó un
dicional a la posición de sistema complejo y radicado artículo de Olavarría y Huarte (1853-1933) que reco-
en todas las culturas, aunque no necesariamente ex- gía un listado de cuarenta supersticiones y una co-
plicable con los parámetros científicos. rrespondencia con el médico Federico Rubio y Galí
(1827-1902). Las cuatro cartas resultan interesantes
Tanto el concepto de medicina tradicional como el dentro del debate sobre medicina científica versus
de medicina popular son, por el momento, igualmen- medicina popular, porque permiten conocer el punto
te problemáticos. Por un lado, el adjetivo popular se de vista de un médico del siglo XIX en relación con
sitúa dentro de un panorama político y social vincu- los remedios terapéuticos de la clase rural. La con-
lado al enfrentamiento de clases que, en el contexto cepción que sobresale es la dominante de aquella
del mundo globalizado, resulta ser, en cierto modo, época que consideraba estas tradiciones como survi-

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ISABELLA RICCÒ

val de un mundo arcaico y las etiquetaba como «su- razón, del hígado, entre otros); y el segundo sobre la
persticiones». De todas formas, si por una parte Ru- medicina externa (mal de garganta, de los ojos, de
bio relegaba estos saberes a las absurdas tradiciones los oídos, problemas de la piel, heridas, entre otros).
de pueblos primitivos, por la otra les encontraba una Cuatro años más tarde en la imponente monografía
racionalidad y un interés para poder entender el ori- La medicina popolare in Sicilia (1896), Pitrè recoge
gen de la medicina científica. distintas patologías, males naturales y sobrenaturales
propios del vulgo de la isla siciliana. En el apartado
Desde el principio, así pues, la medicina popular nosológico, el autor añade capítulos que se centran
tuvo un estrecho vínculo con la biomedicina. Si bien en los especialistas de la salud, en la anatomía, la
a través de una mirada positivista, de superioridad, fisiognomía, la fisiología y la higiene del cuerpo. Pitrè
que ignora las voces de los actores sociales (Comelles permite que la medicina popular se desvincule de la
y Perdiguero-Gil 2014), los informes médicos sobre mirada folklorista y que se sitúe como un objeto de
las condiciones de vida de la población se pueden estudio de medicina técnico-científica (Comelles
considerar como una de las primeras formas de acer- 1996a). Con respecto a la de Zanetti, su subdivisión
carse a las praxis de defensa de la salud del pueblo. es más precisa, pero la del médico umbro refleja me-
Siempre los médicos fueron los que en un momento jor la diversidad de la cultura somática popular (Bar-
dado sintieron la necesidad de marcar los límites en- toli y Falteri 1987), asociándose mayoritariamente a
tre su disciplina y las que consideraban sobrevivencias una lógica emic (Falteri 2014). Este tipo de aportacio-
de un mundo a punto de desaparecer. nes son visibles también gracias al trabajo que este
El folklore médico, un género literario que se foca- último hizo sobre el lenguaje, entiéndase el uso de
liza en la salud del pueblo (incluyendo también la la nomenclatura y del léxico de los órganos, patolo-
visión popular de las enfermedades, así como los gías y de los síntomas del vulgo, así como el tentati-
rituales diagnóstico-terapéuticos de las enfermeda- vo de vincular las prácticas y creencias del pueblo
des folk) y el papel de los médicos etnógrafos permi- con su concepción del cuerpo y de la enfermedad
tieron estudiar la medicina popular desde un punto (ibid.: 2014). Sin embargo, es especialmente el texto
de vista distinto, no exclusivamente folklórico. Italia de Pitrè que elaboró el concepto de medicina popu-
fue el lugar propicio donde la medicina popular em- lar y le confirió el «armazón teórico y epistemológico
pezó a definirse como objeto de estudio, propiamen- de la clínica positivista de la segunda mitad del siglo
te gracias al papel de aquellos médicos (medici con- XIX» (Comelles y Martínez-Hernáez 1994: 114).
dotti 4) interesados en los recursos terapéuticos del
En los mismos años, el médico rural Gennaro Fina-
pueblo no solo en cuanto survivals, sino más bien en
more (1894) publicó el texto Tradizioni popolari
cuanto herramientas empleadas por la población pro-
abruzzesi en el cual describió cómo prevenir y curar
piciada por la falta de recursos y de profesionales de
enfermedades naturales y culture-bound syndromes,
la salud. Se considera que la obra de estos condotti,
como el mal di matre 5y le fatture (maldiciones). El
especialmente la de Zeno Zanetti (1892) y la de Giu-
papel de los médicos folkloristas permitió reconocer
seppe Pitrè (1978 [1896]) son referentes fundaciona-
la importancia de la medicina popular en cuanto re-
les (Comelles 1996a; Charuty 1997; Diasio 1999). En
curso en determinados contextos donde había esca-
la Medicina delle nostre donne (1892), Zeno Zanetti
sa accesibilidad a la biomedicina y pocos profesiona-
se ocupó de documentar el folklore médico de Um-
les titulados.
bria a través de una clasificación nosológica por en-
fermedades desde el punto de vista de la medicina El interés por los rituales y las prácticas médicas
popular; examinó dos grandes bloques: el primero del pueblo italiano no se acabó con el folklorismo
sobre la medicina interna (mal de estómago, de co- médico de finales del XIX. Durante la Primera Guerra
Mundial la exigencia del reclutamiento puso de relie-
ve una enorme diversidad cultural y lingüística en el
4 El condotto era un médico público remunerado por i co-
muni (ayuntamientos) que se ocupaba sobre todo de la
territorio italiano y empujó el desarrollo de lo que ha
gente menos acomodada y quien tenía un gran conoci-
miento del contexto rural. En Italia el compromiso político
de muchos medici condotti fue fundamental para el surgi- 5 El mal di madre (mal di matre en Zanetti y matrazza en
miento del interés de los conocimientos populares relati- Pitrè) es una forma de representación cultural de un ma-
vos a salud y enfermedad (Comelles et al. 2017). Fue sus- lestar femenino vinculado con la histeria (desde un punto
tituido en 1978 por el medico di famiglia (Cosmacini 2015). de vista biomédico) y con la posesión.

4 Disparidades. Revista de Antropología 74(2), julio-diciembre 2019, e022, eISSN: 2659-6881, https://doi.org/10.3989/dra.2019.02.022
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sido definido como folklore di guerra. Surgieron nu- visión, ella se encargó primero de la edición y segun-
merosas revistas de carácter demológico (entre ellas do de la publicación de Folklore de Catalunya, que vio
Lares que sigue su actividad a día de hoy) y se creó la luz una década después de la muerte del autor. Hay
el Comitato Nazionale per le Tradizioni Popolari en que atribuir a ella, entonces, algunas aportaciones en
1928 (Cavazza 1987). Las diferencias culturales y de el texto «como el uso del término medicina popular
clase no fueron entonces negadas por el régimen que reconoció utilizar para suplir a las competencias
fascista (1919-1945) e incluso, como afirmó Seppilli del cuñado» (Comelles y Perdiguero-Gil 2014: 13). A
en una de sus últimas entrevistas, los valores tradi- diferencia de Pitrè y Zanetti, que aportaban informa-
cionales expresados en el trabajo humilde y produc- ciones basadas sobre sus experiencias como médicos
tivo de los campesinos acabaron por representar la rurales y cuyos trabajos podían considerarse como
garantía de «la raza italiana» (Comelles et al. 2017) estudios intensivos de casos que pretendían construir
y se convirtieron en motivo de interés y valor. Tras el un patrón regional (como de Sicilia y Umbria), Amades
fin de la guerra y la proclamación de la República, la se limitaba a recolectar los saberes del pueblo sin
atracción por las clases subalternas se difundió entre ninguna finalidad de un patrón de la cultura catalana
los intelectuales, especialmente los de izquierda mar- (Comelles, Alemany y Francès 2013). Más bien, la
xista, mediante su vinculación a las problemáticas del atracción principal del folklorista era la recopilación
movimiento obrero. El objetivo era la lucha contra de datos, considerados como creencias, «restos de
los gobiernos centristas represivos y moralistas, ade- pasadas civilizaciones, que cuando han entrado en el
más del ascenso de la investigación social marxista alma del pueblo son muy difíciles de eliminar» (Ama-
(Clemente 1976). A partir de las obras de Ernesto de des 1969: 929).
Martino (1973 [1948], 2001 [1959] y 2008 [1961]) el
binomio hegemónico-subalterno se convirtió en una Si al principio del siglo XX en Italia habían visto la
constante dentro de los trabajos sobre medicina po- luz numerosos estudios centrados en las tradiciones
pular que sentará las bases a toda la futura produc- populares en respuesta al ya mencionado folklore di
ción de la escuela de antropología médica italiana. guerra, en España ocurrió exactamente lo contrario.
A diferencia del fascismo italiano, la dictadura fran-
En el Estado español en general, y Cataluña en par-
quista pretendía aniquilar la diversidad cultural e im-
ticular, el concepto de medicina popular se introdujo
poner un ideal de nación basada en la tradición his-
más tarde. Entre los antecedentes catalanes, Rossend
tórica del pasado, pues no hubo una trayectoria
Serra i Pagès (1928) clasificó el folklore en «demofi-
equivalente de estudios folklóricos (Comelles et al.
lología» (literatura oral), «etología» (costumbres) y
2017). A partir de la derrota del fascismo en 1945,
«pistología» (creencias y supersticiones), y Oleguer
muchos de los intelectuales combinaron el pensa-
Miró i Borràs (1900) se encargó de recoger los autores
miento falangista con el católico. En este contexto la
que se interesaron por las prácticas no oficiales de
medicina popular no se consideraba de otra forma
atención a la salud, del folklore médico y de los afo-
que como mera superstición, aunque en realidad la
rismos médicos a finales del XIX. Algunos años más
mayoría de las terapias descritas eran procesos de
tarde, Cels Gomis i Mestre vinculó el curanderismo a
automedicación bastante comunes en una época
la figura femenina de la bruja descrita como dispen-
donde el acceso a cualquier dispositivo de salud mé-
sadora de todos los males y bienes. En su texto más
dico era mucho más difícil que ahora (por el costo,
famoso, La bruixa catalana (Gomis i Mestre 1996),
la falta de medios de transporte y recursos, y por
recogió las creencias y supersticiones de Cataluña en-
hábitos y costumbres diferentes). Mientras en Italia
tre 1864 y 1915 y expuso una clasificación de las per-
se publicaban los innovadores trabajos sobre el ta-
sonas que, sumado a su papel de brujas, se ocupaban
rantismo 6 y el magismo del Sur (De Martino 1973
de la salud del pueblo. Un papel fundamental en el
estudio del folklore catalán lo ocupó Joan Amades
(1890-1959), quien durante cuarenta años recogió 6 Aunque hay muy poco material sobre el tema, también se
material relacionado con la cultura popular de Cata- hallan rastros del tarantismo en España. Señalo en parti-
luña. Se interesó por tradiciones, canciones, creencias, cular el libro de Francisco Xavier Cid (1787; recientemente
indumentaria y dedicó parte de su atención al univer- reditado) donde el autor no solo recupera el tarantismo
italiano, sino que propone casos de tarantati (hombres y
so de la folk medicina. Un aspecto interesante es la mujeres) en pueblos de La Mancha. Dada la fe inquebran-
colaboración al texto de su cuñada Consol Mallafré. table que Cid encomendaba a la terapia musical, no solo
Cuando Amades empezó a tener graves problemas de para el tarantismo, sino contra un gran número de enfer-

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[1948], 2001 [1959] y 2008 [1961]) donde la medici- te histórica, en los últimos sesenta años el mundo se
na popular adquiría un papel fundamental en cuanto ha modificado con una rapidez exponencial. La me-
elemento de resistencia de las clases subalternas dicina popular no ha quedado fuera de estos proce-
contra la explotación de las clases dominantes, en el sos, por esto es necesario repensar el concepto den-
Estado español, en pleno régimen dictatorial, los es- tro de la realidad histórica actual; y en particular su
casos estudios publicados sobre el tema se funda- distanciamiento (en el sentido de no centrarse úni-
mentaban en el dualismo entre medicina y supersti- camente en ello) del modelo clásico de la medicina
ción. Son los casos de Lis Quibén (1949), en La popular. Con esta expresión me refiero a los elemen-
Medicina Popular en Galicia, que criticó a lo largo de tos socio-culturales vinculados al fenómeno y al con-
todo el texto las terapias populares porque iban en texto en el cual se daba la medicina popular, como
contra de los principios de la Iglesia, ya que distor- son: la principal difusión de las terapias diagnostico-
sionan la finalidad y el significado originario de las terapéuticas tradicionales en los pueblos rurales, la
oraciones, explotándolas para sus propósitos; o Folk- importancia simbólica del curandero para la comuni-
medicina de Castillo de Lucas (1958) que recurre al dad, la trasmisión oral e iniciática del don. Estos y
criterio nosográfico de los médicos folkloristas del otros elementos representan una matriz común a los
XIX. No obstante, los dos textos poseen un valor et- estudios etnográficos sobre medicina popular que se
nográfico en cuanto que permiten ilustrar la persis- han desarrollado tanto en Italia como en España has-
tencia (bajo dictadura) de prácticas que resisten al ta los años noventa. Algunos se centraban en una
proceso de medicalización y a la hegemonía biomé- zona limitada (una ciudad o un pueblo) (Bartoli y
dica (Comelles 1996b). Además, la recuperación de Falteri 1983; Perdiguero-Gil 1996), otros pretendían
los estudios italianos de Pitrè, Sarnelli y Pazzini en el ilustrar las características de la medicina popular a
texto de Castillo de Lucas evidencia un cierto diálogo nivel estatal (Seppilli 1983 y 1989; Kuschick 1995) o
entre los dos países. se vinculaban a una folk illness específica (Di Nola
1983; Perdiguero-Gil 1986; Bartoli et al. 1997).

Para comprender la medicina popular en las socie-


EL MODELO CLÁSICO DE MEDICINA POPULAR Y dades occidentales es necesario detenerse sobre los
LOS MECANISMOS QUE HAN PRODUCIDO EL mecanismos culturales y sociales que permitieron el
CAMBIO cambio del modelo. Entre ellos se debe tener en
cuenta el nuevo papel de la mujer tras su entrada
A partir de la segunda posguerra Europa sufrió masiva en el mundo laboral remunerado, hecho que
enormes cambios (económicos, sociales, políticos, implicó el cuestionamiento de su presunto rol natural
culturales) bajo la idea de progreso y modernización. de cuidadora. Hasta la segunda mitad del siglo pasa-
Esos afectaron también al papel que había jugado el do, la exclusión de la mujer del ámbito científico le
folklore, en relación con la identidad cultural de los había permitido implantar una relación diferente con
pueblos, y en la configuración de los estados-nación. el entorno, la naturaleza y la sanación, un tipo de
La influencia de la comunicación de masa, del consu- conocimiento que seguía otras lógicas y otros tempos
mismo (Mugnaini 2001) y el desarrollo del turismo y que iba a instaurar un espacio, si bien marginal,
cultural, dio lugar a procesos de patrimonialización donde las mujeres conseguían ejercer una determi-
de la cultura oral, así como de readaptación y rein- nada forma de poder. Su cambio de papel entonces
vención de muchos fenómenos tradicionales. Aunque no dejó indiferente tampoco al sector de la medicina
los cambios siempre han representado una constan- popular, o de la simple sanación casera, puesto que
el tiempo que las mujeres de hoy poseen para dedi-
carse a la comunidad (en el sentido del entorno cer-
medades o situaciones de sufrimiento, de alguna forma
Cid era un precursor de la musicoterapia. Sería interesan-
cano) ha disminuido notoriamente. Empero, este
te poder profundizar en este campo de manera compara- lugar de resistencia aún existe y se reitera principal-
tiva, sobre todo considerando que, si en España el fenó- mente a través de las medicinas alternativas y com-
meno es casi desconocido, en Italia ha acabado plementarias (Riccò 2017, 2018).
convirtiéndose en una reinvención de la tradición, que se
expresa principalmente mediante el festival de la Notte de
la Taranta (Pizza 2015) y de la recuperación de la danza (la
En segundo lugar, a este fenómeno se le deben
tarantella) en clave folklórica y popular (en el sentido inglés sumar los cambios de la gestión del proceso salud/
del término). enfermedad/atención (Menéndez 1981). Hasta la Se-

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HISTORIA DE LA MEDICINA POPULAR: DEL MODELO CLÁSICO AL GLO-LOCAL

gunda Guerra Mundial, los médicos ofrecían princi- rando individuos con un eterno síndrome del niño
palmente consejos higiénicos, hacían pequeñas ope- emperador, adultos que reclaman todos los derechos
raciones de cirugía y favorecían tratamientos sin cumplir con ningún deber. El infantilismo se com-
paliativos. Desde 1945 y a partir de la nueva defini- binaría además con su contraparte victimista a través
ción de la OMS de salud (propuesta en 1948), vincu- de la cual los individuos se auto-relegan a una con-
lada a un bienestar total del individuo y no solo a la dición de subalternidad. En el cuadro que acabamos
ausencia de enfermedad, se encaminó una tercera de describir, el de un mundo líquido, desencantado
etapa del proceso de medicalización. El descubrimien- y obsesionado por la velocidad, el sitio para la medi-
to de la penicilina benefició la sustitución de la rela- cina popular, centrada en las relaciones simbólicas,
ción entre aires, aguas y enfermedades con la teoría se hace cada día más limitado (por lo menos aparen-
microbiana (Comelles 1992) y la atención pasó del temente).
médico al antibiótico con la consiguiente difumina-
ción de la preeminencia del papel de los profesiona- Un cuarto mecanismo deriva del proceso de secu-
les de la salud. Asimismo, la implantación del sistema larización. Si es cierto que este permitió el desarrollo
sanitario público y la facilidad de acceso implicaron de la democracia y la formación de la sociedad civil
una inevitable reducción de las prácticas folk como (Comelles 1996b) de las sociedades occidentales, es
recurso para tratar enfermedades graves o curables cierto también que lo que se ha generado no es un
rápidamente mediante la asunción de los medica- declive de la religión, sino una mutación de la misma
mentos. En este nuevo contexto, el medicamento se y de sus funciones. Para entender la relación entre
convirtió en la verdadera fuente milagrosa y abrió las secularización y medicina popular hemos de explicar
puertas a la hegemonía del modelo hospitalario (Co- el vínculo entre medicina y religión, aprovechando el
melles 1992; Comelles, Egbe y Alegre 2017). concepto de religiosidad popular. Este término se ha
empleado para referirse a las formas que el pueblo
El tercer elemento se relaciona con el proceso de tenía de vivir la religión fuera del ámbito oficial e
globalización, el neoliberalismo y el surgimiento de institucionalizado. No obstante, teniendo en cuenta
una sociedad fundada en la cultura y los valores del que las prácticas de religiosidad popular no son siem-
capitalismo. Al principio del siglo XX Max Weber pre minoritarias y marginales, sino que poseen un
(1996 [1919]) acuñó la expresión «desencantamiento número elevado de seguidores en la población, la
del mundo» para referirse a un Occidente racionali- distinción entre religión y religiosidad popular no tie-
zado, intelectualizado y dominado por la ciencia, en ne mucho sentido (Delgado 1993). A pesar de las
el que ya no había sitio para lo transcendente. Un críticas atraídas por el concepto, creo que puede re-
siglo más tarde este desencantamiento ha sido total- sultar útil para acercar el lector al universo de las
mente naturalizado, convirtiéndose en la esencia de nuevas terapias de sanación tradicional aquí referi-
la modernidad actual, una modernidad líquida (Bau- das. Es el caso de las oraciones e invocaciones de
man 2000) donde lo fijo no solo es difícil de encontrar, santos, de los símbolos religiosos y de los exorcismos
sino que ha perdido el valor. En este tipo de sociedad, que siempre han formado parte de la medicina po-
privatizada y excesivamente individualizada, la res- pular en Europa del sur.
ponsabilidad (así como la culpa) recaen sobre los
hombros de un solo individuo, agobiado y angustiado Por último, el modelo clásico de la medicina popu-
por el continuo cambio de identidades y la condena lar incorporaba algunas características específicas,
de la excesiva libertad (Fromm 2011 [1941]). La glo- como su difusión y prevalencia en el mundo rural
balización ha producido transformaciones enormes —donde las condiciones de precariedad eran mayo-
tanto a nivel infraestructural (la tecnoeconomía-mun- res—, la difícil accesibilidad al sistema sanitario y el
do, las migraciones transnacionales y la crisis ecoló- fuerte sentimiento de pertenencia a la colectividad.
gica, entre otras) como superestructural (la importan- Desde la segunda mitad del siglo XIX, con los éxodos
cia de los medios de comunicación, el aumento de rurales masivos, buena parte de la población, sobre
las organizaciones políticas panestatales y la meta todo joven, se desplazó a las ciudades. Aunque la
cultura global) (Martínez-Hernáez 2009), permitiendo mayoría de los estudios sobre medicina popular se
una nueva relación de poder entre las dimensiones desarrollan en ámbito rural, algunos autores se cen-
de espacio y tiempo. Siguiendo a Bruckner (2002) la traron en la persistencia del curanderismo fuera de
libertad extrema y el individualismo moderno impul- su contexto de origen, en concreto en las ciudades.
saron la exigencia y la avidez hasta sus límites, gene- En 1982, Xavier Granero dedicó un artículo al «curan-

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derismo urbano» y a su problemática teórico-meto- patrimonial de la memoria colectiva relacionada con


dológica. El autor recuperó este concepto de Irwin la identidad cultural en ethnoscapes históricamente
Press (the urban curandero) que lo había definido delimitados» (Comelles y Perdiguero-Gil 2014: 16).
como un complejo de actividades terapéuticas «which Pueden permitir la reconstrucción de un mundo des-
in variety and quality of overall services offered, ap- de exposiciones, museos, producciones audiovisuales
pears to accommodate peculiarly urban needs» o conservaciones patrimoniales (Francès 2015). Al
(Press 1971: 753). Para Granero (1982) el curanderis- respecto, la UNESCO (2003) estipuló una convención
mo urbano puede considerarse como un fenómeno para la salvaguardia del patrimonio cultural inmate-
nuevo que tiene su origen en la hegemonía de la rial.
medicina científico-experimental y que influye, de
una determinada manera, en la construcción de la La segunda dimensión afecta a la renovación de
medicina popular fuera de los contextos rurales don- nuestra propia concepción del proceso de medicali-
de inicialmente se había desarrollado. No se refiere, zación. Las fuentes del folklore médico son una im-
por tanto, a prácticas populares trasladadas a grandes portante herramienta para entender el pluralismo
ciudades. Los especialistas que menciona utilizan as- asistencial actual, lo relevante no es simplemente la
pectos de la medicina moderna y del curanderismo información deducible de los textos, sino también la
clásico a la vez. Si bien estoy de acuerdo con su idea construcción de la categoría, a través de la importan-
de la existencia en las ciudades de prácticas folk de- cia atribuida a la mirada etnográfica de médicos y
rivadas del proceso de medicalización, creo que trein- religiosos, y su papel en la construcción de la legiti-
ta y cinco años después de la publicación del artícu- midad de la práctica médica y en su gestión, a esca-
lo, el término curanderismo urbano ya no es la local, del pluralismo médico (Comelles 1996b).
pertinente. De hecho, hay algunos fenómenos típicos
del nuevo contexto globalizado que, utilizando esta Si queremos trabajar con el concepto de medicina
definición, corren el riesgo de quedarse excluidos. En popular en el contexto histórico actual hay algunos
particular, estoy pensando en los curanderos africa- aspectos a tener en cuenta para no recaer en el evo-
nos (o marabú), que se sitúan entre el universo local lucionismo vulgar y en su instinto reduccionista y
y el global, o en todas aquellas prácticas terapéuticas clasificatorio. En primer lugar, hay que considerar que
surgidas tras el diálogo y la hibridación entre las te- no existe una definición unívoca de medicina popular,
rapias tradicionales y el mundo de las medicinas al- ni existe un conjunto específico de rituales y formas
ternativas o new age (Riccò 2014, 2015, 2016 y 2017). para defender la salud. David Gentilcore (2004) reto-
En este segundo caso los elementos que componen ma el punto de vista de algunos historiadores que se
el panorama proceden de distintos contextos y ya no preguntan si efectivamente existió la medicina popu-
es posible hablar de curanderismo. lar, prefiriendo hablar de difusión distinta del saber
médico del centro a la periferia. Seppilli describía la
Dados los cambios socioculturales de la realidad en medicina popular como «l’esistenza, in talune classi
donde vivimos, hay que repensar la noción de curan- subalterne, di forme mediche e orizzonti ideologici di
derismo urbano y de medicina popular y relacionarla riferimento che si presentano come oppositivi o co-
con un mundo mucho más amplio. munque “altri” rispetto alla medicina ufficiale» (Sep-
pilli 1983: 5). El antropólogo italiano evidenciaba la
importancia de relacionar esta modalidad de atención
¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR DE MEDICINA a la salud con el sistema reconocido a nivel oficial. El
POPULAR HOY EN DÍA? binomio entonces es doble, no simplemente se habla
de oficial y no oficial, sino también de las categorías
Si en Pitrè y Zanetti subyacía la voluntad de esta- gramscianas de hegemónico y subalterno. Hay que
blecer los límites culturales de la medicina, en los prestar atención ya no simplemente al interés por el
autores de la primera mitad del siglo XX prevalece el exotismo de los hechos, sino a investigar el contexto
interés folklórico y arqueológico (Comelles y Perdi- sociocultural donde se da la medicina popular y a
guero-Gil 2014), pero los materiales producidos por analizar las relaciones que entreteje con otros siste-
los médicos folkloristas o presentes en las biografías mas de atención a la salud (como puede ser el «sis-
de los profesionales rurales y urbanos o en las topo- tema oficial» o también el de las medicinas alterna-
grafías médicas pueden ser útiles por su valor etno- tivas), con los cuales se desarrollarán conflictos y
gráfico como «representación de una concepción juegos de poder, así como procesos de comunicación,

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intercambio y diálogo. Se ponen de relieve aquí dos tela cambió y él fue adaptándose a las exigencias de
temáticas fundamentales al respecto: la primera es los pacientes 7. Catia es una mujer italiana de unos
la presencia, el uso y la compenetración de distintos 45 años que desde 2014 trabaja como autónoma
sistemas terapéuticos, y la segunda son las relaciones ejerciendo tratamientos de naturopatía de distinto
de imposición y subordinación. En definitiva, lo que tipo (flores de Bach, reequilibrio energético, digito-
es necesario hacer para comprender la medicina po- presión, reflexología entre otros). Vive en un peque-
pular hoy es reconsiderar las categorías de hegemó- ño pueblo cerca de las montañas en la provincia de
nico y subalterno dentro del pluralismo asistencial Parma. Ya desde pequeña había entrado en contacto
actual. con los rituales de medicina popular a través de su
abuela que le había trasmitido el don de la sanación
de los esguinces durante Nochebuena cuando tenía
HACIA UN NUEVO MODELO: LA MEDICINA unos doce años. Si bien en ese momento y por mu-
POPULAR GLO-LOCAL chos años no le dio importancia, cuando empezó a
ejercer como terapeuta se acercó nuevamente al
Teniendo en cuenta estos mecanismos es posible mundo de la medicina popular y participó en un ritual
comprender por qué el modelo clásico de la medici- iniciático de sanación de distintos malestares. Tras
na popular esté desapareciendo progresivamente y, este evento empezó a incorporar en sus tratamientos
en consecuencia, por qué en los últimos dos decenios alternativos terapia de medicina popular, a veces sin-
los estudios sobre el tema se han ido reduciendo. gularmente y a veces componiendo rituales híbridos
Cuando empecé mi trabajo de campo, el modelo clá- de sanación 8.
sico representaba el principal objeto de estudio. En Tanto para Josep como para Catia el concepto de
este sentido, al principio de mi investigación me cen- energía está en la base del diagnóstico de la enfer-
tré sobre todo en la búsqueda de curanderas y cu- medad, es decir que un exceso o defecto de energía
randeros que reiteraban prácticas de sanación de puede causar malestares en el sujeto en cuestión.
distintos malestares y aflicciones (mal de estómago, Muchas veces está además asociado con la presencia
verrugas, esguinces, lombrices de los niños, entre de espíritus buenos o malos que albergamos en nues-
otros) mediante rituales simbólicos y técnicas empí- tro cuerpo y en determinadas ocasiones representan
ricas. Me crucé con algunos de ellos, hombres o mu- el origen de la enfermedad. En este sentido, en la
jeres (principalmente) de más de 70 años que vivían cosmovisión de Josep y Catia no se puede excluir el
en pueblecitos relativamente aislados y practicaban contacto y la influencia del movimiento new age. Si
gratuitamente (o a cambio de la voluntad) rituales de bien este último no posee una definición precisa y
sanación por la comunidad. Sin embargo, tanto en unívoca, comparte determinados elementos comunes
Emilia Romagna como en Cataluña, no pude negar la con aquellos tratamientos alternativos centrados en
evidencia de la falta de un recambio generacional que el concepto de energía (reiki, flores de Bach, trata-
hacía presagiar un inexorable declive en la transmi- mientos energéticos de varios tipos, qi gong, acupun-
sión de estas prácticas. tura, entre otros), tanto que muchos new agers aca-
Empecé a preguntarme si verdaderamente la me- ban convirtiéndose en el público de las MAC (Gordon
dicina popular había desaparecido y llegué a una Clark y Kelly 1991).
respuesta cuando entré en contacto con un curande-
Siguiendo con el trabajo de campo a través de esta
ro y una terapeuta que me proporcionaron una mi-
nueva mirada en ambos países, poco a poco, apare-
rada diferente hacia el fenómeno. Ambos incorpora-
cieron características comunes que me ayudaron a
ban rituales de medicina popular en sus prácticas
concebir una perspectiva más amplia, un modelo que
terapéuticas, tenían un discreto éxito, pero ninguno
de los dos encajaba en el modelo clásico. Josep es
un hombre catalán de unos 65 años, dueño de una 7 Para profundizar en el estudio de caso de Josep ver Riccò
verdulería que desde los años setenta ejerce como (2016).
curandero en la trastienda. Inicialmente recetaba par- 8 Catia está dada de alta como naturópata, esto significa que
ches y empleaba el trance y la videncia para solucio- los pacientes pagan una determinada suma de dinero (en-
tre 30-40 euros la hora y media) para el tratamiento. En
nar problemas físicos y espirituales; con el paso de el caso de los tratamientos de medicina popular, en cam-
los años fue adquiriendo, de forma autodidacta, nue- bio, Catia no recibe ningún tipo de compensación (ni la
vos conocimientos, como el tarot y el reiki. Su clien- voluntad).

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reflejase el pluralismo asistencial de un Occidente eu- los viajes de larga distancia y de corta duración, tan-
ropeo donde se concilian los ideales y valores del ca- to que han incrementado los desplazamientos a lu-
pitalismo neoliberal con la tradición rural, la religiosi- gares exóticos y con finalidades muy específicas (pen-
dad popular y el apego a la tierra. En este sentido, mi sad por ejemplo que al pedir un visado para la India
estudio en dos territorios empezó a tomar sentido, entre las razones del viaje es posible escoger entre:
porque ayudaba a mostrar una realidad que, a pesar trabajo, ocio o curso de yoga). A través de la super-
de las variables idiosincráticas, no estaba confinada ficialidad, velocidad y liquidez con la cual se asimila
exclusivamente a un contexto bien delimitado. Italia y la información se generan muchos de estos intercam-
España en general, Emilia Romagna y Cataluña en par- bios. El público occidental recoge determinados ele-
ticular, son el escenario de fenómenos de sufrimiento mentos propios de otras culturas, y los acaba adop-
social, de diálogo e integración entre medicina popular tando y reinterpretando mediante el filtro de su
y MAC-NA, de respuestas a la excesiva medicalización, bagaje cultural. En la ritualidad de la medicina popu-
y de resistencias del viejo modelo en contextos rurales. lar no se hablaba abiertamente de energía tal como
Se muestra entonces una tendencia común de búsque- se hace en las MAC-NA, pero la idea de un flujo ener-
da de la transcendencia como herramienta para con- gético cargado de positividad o negatividad estaba
trastar las dinámicas y las lógicas del modelo médico igualmente presente. El mal de ojo, por ejemplo, no
hegemónico. En este nuevo panorama tanto las medi- es otra cosa que la reacción de una mirada envidiosa
cinas alternativas y complementarias, las terapias new que produce mala suerte, enfermedades y muerte.
age, como la nueva deriva hacia la medicina integra- Las MAC-NA han ido ocupando el lugar de la medi-
tiva (combinación de biomedicina con algunas de las cina popular permitiendo expresar una concepción
MAC para las cuales existe evidencia científica) encar- diferente de la relación cuerpo-salud-enfermedad,
nan un rol fundamental. A estas se debe sumar la in- basada en un criterio holístico y en un sistema de
troducción de prácticas tradicionales originarias de correspondencias entre hombre y naturaleza, pero
otros contextos (como el caso de los curanderos afri- esta última nunca ha desaparecido. El error ha sido
canos) y su reinterpretación y adaptación. Lo que de- considerar la medicina popular como un sistema es-
riva de la superposición entre prácticas lejanas y cer- tático e inalterable y no como un proceso sujeto a
canas es el nuevo modelo con el cual nos enfrentamos los inevitables cambios históricos.
en la contemporaneidad, un modelo que he denomi-
nado medicina popular glo-local.
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