PROGRESIVIDAD TRIBUTARIA
FUENTE: Raúl Mendoza Pérez, EL PRINCIPIO TRIBUTARIO DE IGUALDAD,
GENERALIDAD, PROPORCIONALIDAD Y LA SOCIEDAD EN EL PERÚ (2014),
Quipukamayoc Revista de la Facultad de Ciencias Contables Vol. 22 N.º 42, Universidad Nacional
Mayor de San Marcos-UNMSM, Lima-Perú, pp. 103-107
El principio de progresividad, el cual se predica del sistema tributario, hace referencia al reparto de
la carga tributaria entre los diferentes obligados a su pago, según la capacidad contributiva de la que
disponen, es decir, es un criterio de análisis de la proporción del aporte total de cada contribuyente
en relación con su capacidad contributiva.
Progresividad los tributos han de crecer más que proporcionalmente en relación con la capacidad
económica del sujeto fiscal. Los impuestos indirectos como el IVA no cumplen ese principio
La igualdad, por un lado, la proporcionalidad y la progresividad, por el otro, no son principios
distintos, sino que constituyen una exigencia ineludible de aquella. La proporcionalidad y la
progresividad más que principios propiamente dichos, son técnicas mediante las cuales se satisfacen
el principio de igualdad como inspirador del sistema tributario, al servicio de una efectiva igualdad
de hecho.
La igualdad tributaria no puede ser
entendida en sentido de igualdad
matemática, es decir, que todos paguen la
misma contribución. La igualdad impone,
cuanto menos, que sea proporcional a la
capacidad económica. La igualdad entre
dos contribuyentes que se encuentran en
situación de igualdad relativa, sólo se
mantiene si la situación de uno respecto
del otro, no se altera tras el pago de sus
impuestos, lo cual exige una tributación
progresiva, de forma tal que ambos
experimenten un sacrificio proporcional en relación con la utilidad derivada de sus respectivos
niveles de renta. (pág.26)
FUENTE: Apuntes sobre la progresividad del impuesto a la renta en el Perú: ¿de dónde venimos y
hacia dónde vamos?, Luz María Pedraza Mac Lean y Gilberto Ramos Fernández
Ahora bien, la idea de progresividad en materia impositiva se encuentra más ligada al principio de
equidad vertical. Por definición, un impuesto progresivo es aquel cuyo diseño hace que los
contribuyentes con mayores ingresos paguen una mayor tasa de impuesto. En otras palabras, la tasa
del impuesto a la renta es mayor mientras el nivel de ingresos aumenta. En ese sentido, la aplicación
de un impuesto progresivo se basa en el principio de que aquellos con una mayor capacidad de
pagar, es decir con un mayor ingreso disponible, paguen una mayor proporción al Estado que
aquellos que tienen pocos ingresos y que, por lo tanto, se gastan una mayor parte de sus ingresos en
sus necesidades básicas. (pág. 257)
Regresividad
Por último, los impuestos regresivos son aquellos en el que la alícuota va disminuyendo ante el
aumento de la base imponible. Como es evidente, este tipo de impuestos es completamente opuesto
a los impuestos progresivos, pues en lugar de que la alícuota aumente conforme aumenta la base
imponible, aquella disminuye. Por consiguiente, un impuesto regresivo es contrario a la equidad
vertical, pues quienes soportan una mayor carga fiscal son las personas que denotan una menor
capacidad contributiva. (pág. 258)
FUENTE: Los principios tributarios constitucionales y los pagos a cuenta, Carla Mares, Artículo
publicado en la Revista de Derecho de la Universidad de Piura (REDUP), nº 9, 2008, págs. 177-
204.
El principio de progresividad se funda en la aspiración a la redistribución de la renta y, por ello,
cualifica al principio de igualdad, que no se identifica con la estricta igualdad ante la ley67. La
progresividad del sistema supondría que a medida que aumenta la riqueza de los sujetos pasivos,
aumenta la contribución en proporción superior al incremento de la riqueza. Y su versión más
conocida al momento de establecer un tributo sería la siguiente: a mayor base impositiva, mayor
deuda tributaria; lo cual no se traduce en un aumento proporcional del gravamen sino en la
utilización de otras técnicas, como la fijación de tarifas por escala.
De lo dicho podría pensarse que la progresividad es una exigencia de la capacidad económica en el
tributo básico sobre la renta, como es el IRPF. Por esta razón, algunos han cuestionado su inclusión
como principio constitucional específico69. Si se observa el texto del artículo 31.1 CE este
principio se propone con carácter instrumental y se exige en relación al sistema tributario. (Pag.16)
Así es como lo ha entendido el TC. Al menos esto parece pues, en distintas ocasiones, ha tenido que
matizar que no puede exigirse la progresividad de cada una de las figuras tributarias, consideradas
en su individualidad.
En esta línea, el TS ha señalado que la progresividad afecta al sistema tributario y a algunos
impuestos, no a todos. En su Sentencia de 2 marzo de 2000, al señalar que este principio se refiere
al “sistema tributario justo” entiende que no puede afectar a “prestaciones que no son tributo”. Por
lo que sería inadecuado sostener la quiebra de este principio respecto de las retenciones, en tanto
que éstas son pagos provisionales no constitutivos de la cuota tributaria, que simplemente
representan un anticipo de lo que en su día será la concreta carga tributaria. Sin embargo, más
adelante, en su Sentencia de 19 de mayo de 2000 parece no descartar radicalmente la aplicación de
este principio a las retenciones sobre rendimientos de trabajo personal. En cualquier caso, a efectos
prácticos, la progresividad en estos casos sería obligatoria en virtud de la necesidad que existe de
adecuar las cantidades retenidas a la tarifa final del impuesto.
De lo expuesto, la progresividad parece ser más una cualidad o un modo de ser del sistema
tributario que se plasma en la articulación técnica de los distintos tributos a fin de lograr unos fines
que no son estrictamente recaudatorios, como puede ser la mejor distribución de la renta. La
jurisprudencia constitucional considera compatible la igualdad y la progresividad de los tributos
(SSTC 27/1981, 46/2000); siempre que el grado de progresividad se determine en función de la
base imponible y no del sujeto. Por último, cabe señalar que la progresividad tiene como límite la
no confiscatoriedad. (Pág. 17)