00016-2017-0-2801-Sp-Pe-01 Nulidad
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PRIMERO.- ANTECEDENTES.-
Los Jueces del Juzgado Colegiado Supra provincial Penal de Ilo, han emitido la Sentencia
contenida en la Resolución N° 10 de fecha once de octubre del dos mil dieciséis que corre a
fojas 08 a 20, que declara a Augusto Eduardo Balda Silva autor del delito contra la libertad
sexual, en su modalidad de actos contra el pudor de menor de edad, previsto en el inciso 2,
primer párrafo del artículo 176-A del Código Penal, concordante con el último párrafo del citado
artículo, en agravio de la menor agraviada de iniciales R.A.C.M., por lo que le imponen diez años
1
y cuatro meses de pena privativa de libertad efectiva que se cumplirá en el Establecimiento
Penal que designe el Instituto Nacional Penitenciario; pena que se ejecutará provisional e
inmediatamente; cuatro mil soles como reparación civil a favor de la menor agraviada; ordena
que el acusado deberá ser examinado por un médico o psicológico, con el fin sea sometido a un
tratamiento terapéutico para facilitar su readaptación social. Con pago de costas procesales. Con
lo demás que contiene.
2
congruente adecuado, libre, espontaneo; que es contradictorio con el “...protocolo de pericia
psicológica N° 3996-2014- PSC que obra en autos, elaborado por el mismo perito...”; en razón,
de que su tenor no lo manifiesta así; este informe no acredita lo que considera la sentencia, ni
menos lo expresado en él y, en todo caso, no es factible que dicho peritaje sea tomado en
cuenta por el Colegiado en razón que no reúne los requisitos mínimos que están contemplados
en el Acuerdo Plenario 04-2015/CIJ-116, asunto valorización de la prueba pericial en los delitos
de violación sexual; en sus conclusiones indica que no evidencia indicadores emocionales
psicológicos negativos que guarden relación con los hechos materia de la denuncia, esto es que
no se ha podido demostrar la comisión del hecho materia de la denuncia, este certificado
resume lo desarrollado en la cámara Gesell, en dicha entrevista única. Por tanto el protocolo de
pericia psicológica no da ningún resultado, más aun, fue duramente cuestionado en el momento
de su sustentación, ya que en su punto III instrumentos y Técnicas Psicológicas omitió observar
la conducta y de realizar un examen mental de la menor, que son fundamentales de todo
protocolo de pericia de menor, lo que fue aclarado en un pleno jurisdiccional; deficiencias graves
del protocolo de pericia psicológica que el A quo no lo apreció como tal.
Como tercer error: El Colegiado ha emitido una sentencia sin tener en cuenta los alegatos de
clausura que emitió su abogado donde daba cuenta de todos los errores que se cometieron en el
presente proceso. Primero, para la declaración de menor en cámara Gesell se le notifica el día 26
de diciembre a las 2.10 horas de la tarde y dicha audiencia se lleva a cabo a las 4 de la tarde, lo
que afectó su derecho de defensa y debido proceso, al no existir un lapso prudencial razonable,
impidiendo a su abogado poder estar presente y realizar las preguntas del caso para demostrar
su inocencia. Pues al caso de su parte era necesario preguntar a la menor a quien le dijo
primero, que día, que fecha y bajo qué circunstancias, para ver si se decía la verdad o alguien la
estaba manipulando, porque no lo dijo el mismo día, cuál fue su reacción, lloró, se traumó, gritó,
porque no pidió ayuda, porque no gritó, etc., y preguntas que hubieran llevado a determinar la
veracidad de los actos y determinar con exactitud los hechos, materia de la denuncia; si solo fue
manipulada por alguien para hacerle daño o fue una venganza por haberla castigado.
Como argumento de defensa, utiliza el mismo certificado del protocolo de pericia psicológica, en
razón, que del tenor del mismo se desprende que no indica si se produjo o no algún tocamiento a
la menor.
Invoca el pleno casatorio citado, que dispone que criterio tienen que tener los jueces al momento
de valorar los peritajes. No se respetó dicho pleno, para mejor ilustración citó la interpretación del
Acuerdo Plenario N° 4-2015/CIJ-116 por los señores Juan Humberto Sánchez Córdova - Raquel
Limay Chávez, publicada en la revista GACETA PENAL & PROCESAL PENAL, de Agosto del
3
2016, en su edición N° 18: "Los autores explican diversos aspectos del acuerdo plenario N° 4-
2015/CIJ- 116, relacionados a los criterios de valoración de la prueba pericial y científica, como
la verificación de la aptitud e imparcialidad del perito, si la pericia respetó los parámetros legales;
el deber judicial de controlar la prueba pericial; la coherencia; fiabilidad y cientificidad de la
pericia; la explicación de los métodos e instrumentos empleados, entre otros aspectos.” Cita
doctrinaria que ratifica la posición que tenemos sobre la validez del peritaje.
Considera por ello que se perjudican sus derechos fundamentales, pues no pudo ejercer además
su derecho a la defensa, como se vulneró el principio constitucional que todos son inocentes
hasta que se demuestre lo contrario, con pruebas plenas y contundentes, lo que no se da en
caso de autos. Se vincula su conducta con hechos y medios probatorios que resultan mal
interpretados, se hace decir al peritaje psicológico lo que no dice; no se valoró el certificado de
estudios que presentó de la menor, que acredita que la menor durante los años 2013, 2014 y
2015 nunca bajó las notas en sus estudios, ni otros actuados en juicio oral, lo que corrobora que
no hubo daño alguno.
En la audiencia de apelación ha precisado que la abuela no es testigo presencial sino asume
dichos de la menor; no se hizo visita inspectiva para corroborar dichos si fue a la tienda o
farmacia. Sus argumentos de defensa en alegatos de cierre que fue amplio y solo se glosa 18
líneas, no fueron tomados en cuenta, ni se ha dado motivación de ello; hay constancia policial
que la menor sigue viviendo con el acusado. Considera que se le condena con actos indiciarios
endebles, que no acreditan el delito como son la declaración de cámara Gesell de menor,
testimonial de abuela materna Valentina Quispe Canaza, y el protocolo de pericia sicológica.
4
precisiones dadas en juicio, y la pericia que ha realizado; declaración de la abuela materna
Valentina Quispe y de la abuela paterna Leticia Cami Cáceres; y la partida de nacimiento.
5
buscando un peine; encontrándose en el domicilio el acusado Balda Silva. Circunstancias
concomitantes.- En esas circunstancias, el acusado ingresa a la habitación donde se
encontraba la menor peinándose y mirando televisión, y es allí donde la coloca contra su ropero,
le dice que vaya un poco más adelante, para luego acercarse y colocar su pene y testículos en la
espalda de la menor, peinándola, hecho que la asustó y la extrañó pues nunca la ha peinado.
Circunstancias posteriores.- Después de hechos suscitados, la menor agraviada contó lo
sucedido a Leticia Cami Cáceres y a su abuela materna Valentina Quispe Canaza.
3.- Calificación jurídica.- El Ministerio Público los dos hechos facticos antes descritos, le imputa
al acusado, a título de autor, subsumido en el artículo 176-A inciso 2 del Código Penal, con la
agravante contenida en su segundo párrafo.-
CONSIDERANDO:
6
la aplicación del derecho, pudiendo disponer la revocación total o parcial de la recurrida.
Corresponde entonces a este Tribunal, proceder a la revisión de la sentencia recurrida, en
armonía con éste marco normativo, en observancia debida al principio de legalidad procesal.
7
resolución motivada arreglada a derecho. El Tribunal tiene presente que la prueba es la
actividad procesal del Juzgador y de las partes dirigida a la formación de la convicción del
Juzgador sobre los datos (fundamentalmente) de hechos aportados. El derecho a la
prueba es reconocido en los Tratados Internacionales y en nuestra Constitución Política
está contenido de manera implícita en el Derecho al Debido Proceso1, habiendo
mencionado además, que el derecho a probar “se encuentra compuesto a su vez por los
derechos de: a) A ofrecer medios probatorios; b) A que se admitan cuando correspondan;
c) A que sean adecuadamente actuados; y d) Que sean valorados adecuadamente y con
la motivación debida”.
3.2 A su vez el Tribunal Constitucional,2 ha expuesto que el derecho a la prueba, “en su
dimensión objetiva, comporta también el deber del juez de la causa de solicitar, actuar y
dar el mérito jurídico que corresponda a los medios de prueba en la sentencia. En la
medida en que el objetivo principal del proceso penal es el acercamiento a la verdad
judicial, los jueces deben motivar razonada y objetivamente el valor jurídico probatorio en
la sentencia.” Asimismo el Tribunal Constitucional en el fundamento 12 de la sentencia
citada (N°1014-2007-PHC/TC), ha expuesto que la prueba capaz de producir un
conocimiento cierto o probable en la conciencia del Juez debe reunir entre otras
características la de “Veracidad objetiva, según la cual la prueba exhibida en el proceso
debe dar un reflejo exacto de lo acontecido en la realidad; asimismo, prima facie, es
requisito que la trayectoria de la prueba sea susceptible de ser controlada por las partes
que intervienen en el proceso, lo que no supone desconocer que es al Juez, finalmente, a
quien le corresponde decidir razonablemente la admisión, exclusión o limitación de los
medios de prueba. De esta manera, se puede adquirir certeza de la idoneidad del
elemento probatorio, pues éste se ajustará a la verdad de lo ocurrido y no habrá sido
susceptible de manipulación.”3 4 El Tribunal Constitucional lo ha desarrollado de manera
1
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. No. 5068-2006-PHC-TC. También en el Exp. 010-2002-
AI/TC; Exp. 6712-2005-HC/TC
2
Expediente N° 1014-2007-PHC/TC, demanda de habeas corpus seguido por Luis Federico Salas
Guevara Schultz contra los vocales de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, fundamento 11).
3 Así, cabe mencionar que la motivación de las resoluciones judiciales y lo que en ellas se deciden, tiene
la calidad de derecho, principio y deber de rango supranacional (tratados en lo que el Perú es parte),
como rango constitucional pues está previsto en el artículo 139.5) de nuestra Constitución , que se
mantiene incólume en el artículo 12 de la L.O.P.J. , y se mantiene en el artículo 50 numeral 6 del Código
Procesal Civil , e incluso el artículo 66 de la L.O.P.J., al referirse incluso hasta para los Jueces de Paz, al
establecer “que la sentencias las pronuncian …debidamente motivadas…”; por consiguiente en un bloque
de constitucionalidad, se establece como un deber y obligación constante e imperativa para la
Magistratura, en cualesquiera de sus niveles jurisdiccionales, la debida motivación de la resoluciones
judiciales; y su omisión o no hacerlo o hacerlo de manera aparente, constituye una inconducta funcional.
4 En este orden normativo constitucional mencionado, el vigente Nuevo Código Procesal Penal establece
en su artículo 394, en sus numerales 1 a 6, los requisitos legales mínimos que debe contener una
8
uniforme5, mencionando que el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones judiciales no se encuentren justificadas en el mero capricho de los jueces
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se deriven del
caso6. En un Estado de Derecho Constitucional como el caso peruano, la arbitrariedad
absoluta de los Jueces en sus decisiones, está interdicta y proscrita de nuestro sistema
jurídico nacional. (Lo cual constituye también un principio sin cuestionamientos en el
sistema internacional).
3.3 Por otra parte en relación a la motivación de las resoluciones, el Acuerdo Plenario 6-
2012/CJ-116 F.J.11) ha dispuesto que: La motivación de las resoluciones es una
exigencia constitucional específica reconocida por el artículo 139°.5 de la Ley
Fundamental, y a la vez es un derecho que integra el contenido constitucionalmente
garantizado de la garantía procesal de tutela jurisdiccional, que impone al juez la
obligación de que las decisiones que emita han de ser fundadas en derecho. Las
resoluciones judiciales deben ser razonadas y razonables en dos grandes ámbitos: 1) En
la apreciación –interpretación y valoración– de los medios de investigación o de prueba,
según el caso –se ha de precisar el proceso de convicción judicial en el ámbito fáctico–. 2)
En la interpretación y aplicación del derecho objetivo. En este último ámbito, si se trata de
una sentencia penal requerirá de la fundamentación (i) de la subsunción o no de los
hechos probados en el tipo legal imputado, con análisis de los elementos descriptivos y
normativos, tipo objetivo y subjetivo, además de las circunstancias modificativas; y (ii) de
las consecuencias penales y civiles derivadas, por tanto, de la individualización de la
sanción penal, responsabilidades civiles, costas procesales y de las consecuencias
accesorias, si fuere el caso. Se colige entonces, que es relevante para el análisis del caso
puesto a nuestra consideración, que el material probatorio que ha sido incorporado y
actuado válidamente al juicio oral, merece ser valorado debidamente conforme al artículo
158.1 del Código Procesal Penal, siendo necesario expresar las razones suficientes
(motivación), para tener por acreditado o no si el imputado incurrió o no en actos contra el
pudor, objeto nuclear de la imputación.
9
CUARTO.- SOBRE LA PRUEBA PERSONAL.-
4.1 El artículo 425.2 del Código Procesal Penal, establece que el Tribunal solo valorará
independientemente la prueba actuada en la audiencia de apelación de sentencia, y las
pruebas pericial, documental, pre - constituida y anticipada; más, por regla general no
puede otorgar diferente valor probatorio a la prueba personal que fue objeto de
inmediación por el juez de primera instancia, salvo que su valor probatorio sea
cuestionado por una nueva prueba actuada en segunda instancia. Cabe mencionar sobre
este particular, que por jurisprudencia de la Corte Suprema de la República, ha precisado:
“Que es exacto que con arreglo a los principios de inmediación y de oralidad que priman
en materia de la actuación y ulterior valorabilidad y valoración de la prueba personal, el
Tribunal Superior de alzada no está autorizado a variar la conclusión o valoración que de
su contenido y atendibilidad realice el órgano jurisdiccional de primera instancia. Ello,
desde luego, reduce el criterio fiscalizador del Tribunal de Apelación, pero no lo elimina.
En esos casos –las denominadas zonas opacas-, los datos expresados por los testigos
estrechamente ligados a la inmediación (lenguaje, capacidad narrativa, expresividad de
sus manifestaciones, precisiones en su discurso etc.), no son susceptibles de supervisión
y control en apelación; no pueden ser variados. Empero existen “zonas abiertas”
accesibles al control. Se trata de los aspectos relativos a la estructura racional del propio
contenido de la prueba, ajenos a sí mismos a la percepción sensorial del Juzgador de
primera instancia, que pueden ser fiscalizados a través de las reglas de la lógica, la
experiencia y los conocimientos científicos. En consecuencia, el relato factico que el
Tribunal de primera instancia asume como hecho probado, no siempre es inconmovible,
pues: a) Puede ser entendido o apreciado con manifiesto error o de modo radicalmente
inexacto, como que el testigo no dice lo que menciona el fallo; b) Puede ser oscuro,
impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto, incongruente o contradictorio en sí mismo; o
c) Ha podido ser desvirtuado por pruebas practicadas en segunda instancia”.7 8.-
4.2 Jurisprudencia Suprema glosada que ha sido de recibo por el Tribunal Constitucional9,
mencionando que respecto a la valoración de la prueba personal en relación al principio
de inmediación presenta dos dimensiones: Una personal y otra estructural. La primera, se
refiere a los datos relacionados con la percepción sensorial del juez como lenguaje,
7 Sentencia de Casación No. 05-2007, Huara, de fecha 11 de octubre 2007, considerando séptimo.
Citando a Vicente Gimeno Sendra, Derecho Procesal Penal, Editorial Colex, Madrid España, edición
2004, páginas 275-276.
8 También en Sentencia de casación No. 03-2007-Huaura, de fecha 07 de noviembre 2007, Sala Penal
Permanente.
9 Exp. No. 02201-2012-PA/TC – Lambayeque, caso Francisco Virgilio Castañeda Aguilar y otra, F.J. 5.
10
capacidad narrativa, expresividad de las manifestaciones, precisiones en el discurso etc.,
que no es susceptible de supervisión ni de control en apelación, es decir, no puede ser
variada. La segunda, cuyos datos se refieran a la estructura racional del contenido de la
prueba, ajenos en sí mismos a la percepción sensorial del juez, que si pueden ser
fiscalizadas y variadas.
4.3 En posterior jurisprudencia, la Sala Penal Suprema, en similares términos ha precisado:
“Que la valoración de la prueba personal en juicio oral se desarrolla en dos etapas: a) La
percepción directa de la prueba, que es inherente al Juzgador del juicio; b) Su estructura
racional: razonamiento, entendida como el proceso interno del juzgador por el que forma
su convicción a través de lo directamente percibido, incorporando a esa percepción los
criterios de la ciencia, de la experiencia y de la lógica que le lleven a esa convicción.
Concluyendo que esta segunda etapa puede ser objeto de control por el Tribunal
encargado del conocimiento de la impugnación”10.
4.4 Este Colegiado estima que en este caso concreto se está ante un supuesto concreto de
“zonas abiertas” o de “estructura racional: razonamiento”, accesibles al control, respecto a
la prueba personal actuada en el juicio oral, como se analizara infra, máxime que no existe
cuestionamiento alguno al sentido claro y expreso de lo depuesto por éstos en el juicio
oral.
10Sentencia de Casación No. 13-2011-Arequipa Caso de Cristóbal Santiago Arias Miranda, de fecha 13
de marzo 2012, quinto considerando.
11
expresamente también ha mencionado lo siguiente: “Que la mamá de la menor agraviada
falleció cuando su nieta nació, que la abuela materna Valentina Quispe siempre quiso
quitársela, …que en una oportunidad vino de Tacna donde vive y se la llevó a Tacna y su
hijo y su persona tuvo que ir para recogerla, la que incluso le dijo que ojalá se muera (por
la menor agraviada) para que esté con su mamá fallecida; que siempre quiso quedarse
con la bebe, hasta hoy ha querido quitársela. Que su nieta es como su hija”. “(…) Que su
mamá Vilma (se refiere a su abuela materna Valentina Quispe Canaza), la ha ido a
recoger al Colegio y se encontró con la Karen y su tío Jorge Cami, y a la casa se han ido,
y estaban conversando que van a meter a la cárcel al Balda (así se refiere la menor al
acusado Augusto Eduardo Balda Silva), si quieres te pongo dos abogados, hay que
hundirlo (…) ello fue como hace dos años, después de la denuncia”. Más el A quo, pese al
contenido y relación a la imputación, no lo ha mencionado en absoluto, ni ha justificado
porque parte de la declaración le da credibilidad para condenar y parte de esa declaración
lo ha obviado ni mencionado, y menos ha explicitado justificaciones porque no lo valora no
le da credibilidad.
5.4 La defensa técnica del acusado en juicio oral, y el propio imputado en su declaración ha
negado los hechos, y mencionado que Ángel Basilio Campos Cami, padre de la menor
agraviada, en acto posterior enero 2016 interpuso denuncia verbal en contra de Fermín
Arpasi Yujra conviviente de la abuela materna Valentina Quispe Canaza, por
supuestamente actos contra el pudor en agravio de su menor hija de iniciales R.A.C.M.
Sobre este extremo, el Ministerio Público en juicio oral presentó, se admitió, se actuó y
oralizó en el juicio oral, en la sesión del 11 de octubre 2016, el acta de denuncia verbal
de fecha 06 de enero 2016 (corre a fs. 61 del cuaderno de anexos N° 80), habiéndose
oralizado que Ángel Basilio Campos Cami, padre de la menor de iniciales R.A.C.M.,
mediante denuncia verbal ante el Ministerio Público -realizada el 06 de enero 2016-,
denuncia que su menor hija le ha referido que Fermín Arpasi Yujra conviviente de la
abuela materna Valentina Quispe Canaza, ha efectuado actos contra el pudor en agravio
de su menor hija, quien le ha contado hace unos días, que le ha besado en su boquita, le
ha acariciado sus piernas, y le ha hecho una frotación a la altura de la cadera, lo que
habría sucedido hace poco más de una semana”.
Denuncia respecto de la cual se ha emitido la Disposición Fiscal N° 02 del 02 de marzo
2016 (corre a fs. 62 a 64 del cuaderno de anexos N° 80), por el cual se dispone no haber
lugar a formalizar ni continuar investigación preparatoria, siendo el sustento relevante que
no se pudo obtener la versión de la menor agraviada por no haber asistido a la entrevista
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única, pese a estar notificados, no existiendo otros actos de investigación realizados.
El A quo, en absoluto, ha valorado ni mencionado el valor probatorio de esta prueba
actuada, ni menos tampoco la ha mencionado, al momento de analizar la imputación fiscal
y dichos de la menor, en cuanto a su credibilidad.
5.5 En el caso de autos no se trata de un supuesto factico imputado ocurrido entre septiembre
a octubre 2014, y la denuncia data de diciembre 2014, y el señalamiento y realización a
entrevista única de menor data del 26 de diciembre 2014, con inicio a las 16.00 horas. La
defensa técnica denuncia entre otros, que la notificación a tal diligencia fue realizada el
mismo día a las 14.10 horas para actuarse a las 16.00 horas, habiendo por medio una
hora y cincuenta minutos, no habiendo proporcionalidad o razonabilidad entre la
notificación y su actuación lo que afecta su derecho de defensa y debido proceso, a contar
con un abogado de su elección, y a controlar la diligencia y a realizar preguntas para
esclarecer los hechos, lo que dio lugar se llame a un defensor de oficio que ha actuado sin
mayor diligencia, sin estudio de autos ni ha realizado preguntas, siendo que tal diligencia
se ha realizado a la hora programada 16.00 horas. El Fiscal Superior Penal en audiencia
de apelación conviene en esta secuencia procesal, que debió concurrir pues estuvo
notificado y al no hacerlo se hizo con abogado de oficio.
El A quo, en absoluto, ha mencionado este cuestionamiento ni mencionado ni dado
justificaciones, porque estima o no, el mismo. Máxime que se trata de una declaración en
cámara Gesell con el valor de una prueba constituida para el juicio oral, por lo que el
desarrollo de la misma debe estar con sujeción a las garantías legales, con observación
del debido proceso.
5.6. Por parte del acusado en juicio oral, se ha ofrecido, admitido prueba que ha sido actuada y
oralizada en el juicio oral (en la sesión realizada el 19 de setiembre del 2016); conforme al
siguiente detalle:
5.6.1 Se actuó: (i) Constatación policial del 18 de diciembre 2016, bajo el N° 7183104 de
fecha 18 de abril 2016 (corre a fs. 52 a 53 del cuaderno de anexos N° 80), por el
cual constata que el acusado viene viviendo en su domicilio sito en AA.HH. Las
Glorietas, F-6 Pampa Inalámbrica – Ilo juntamente a su conviviente Leticia Viviana
Cami Cáceres, su hija Eduarda Ana Belén Balda y su nieta Rouse Anyheli Campos
Mamani, habiendo la autoridad policial constatado la presencia física de las
personas mencionadas en el domicilio del acusado; (ii) Catorce fotografías
familiares del imputado con su familia, entre ellas la menor agraviada, posteriores a
los hechos de la imputación contenida en la acusación fiscal; y (iii) Autorización
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notarial del padre de la menor (corre a fs. 47 del cuaderno de anexos N° 80), de
fecha 13 de agosto 2016.- Todas ellas con las que pretende acreditar que la menor
agraviada viene viviendo juntamente con el acusado y familia; y que en supuesto
que fuere agresor sexual lo que niega, la menor no estaría viviendo con su familia.
Es el caso que el A quo en la sentencia no ha dado una respuesta concreta y
diáfana a esta prueba actuada y su finalidad, pese haberse actuado en el juicio oral.
5.6.2 También se actuó: (i) Constancia de matrícula año 2016 de fecha 17 de octubre
2016, respecto de la menor agraviada, que ese año está matriculada y viene
asistiendo a la Institución Educativa Privada Jean Piaget, cursando quinto grado de
primaria; y (ii) Certificado de estudios de los años 2014 y 2015 respecto de la
menor agraviada, que ha cursado en la Institución Educativa Privada Jean Piaget,
cursando tercero y cuarto grado de primaria respectivamente.
La finalidad de la prueba es contradecir la argumentación fiscal que la menor por los
hechos objeto de imputación, bajó en sus notas; expresamente ha mencionado que
tal prueba documental acredita que la menor ha mantenido su nivel académico y
rendimiento “A”, no ha habido daño al no haber bajado de notas lo que corrobora su
inocencia.
Es el caso que el A quo en la sentencia no ha dado una respuesta concreta y
diáfana a esta prueba actuada y su finalidad, pese haberse actuado en el juicio oral.
A lo sumo, se ha limitado a reproducir el contenido de tales documentos, sin
ninguna valoración.
5.7 Falta de motivación de la recurrida. El A quo incurre en falta de motivación en la
sentencia, por ser sustancialmente incongruente, lo que se evidencia por lo anotado, en
los numerales precedentes, a los cuales nos remitimos; al no haber realizado una debida y
adecuada motivación en la compulsa de toda la prueba actuada, al no ha haber dado
respuesta a argumentaciones relevantes de la parte acusada y su prueba actuada como
descargo, ya sea para condenar, ya sea para absolver.
5.8 Como bien lo ha mencionado expresamente el Tribunal Constitucional11, el derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales, obliga a los órganos judiciales a tener que
resolver necesariamente las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que éstos han planteado, sin cometer por lo tanto, desviaciones que
supongan modificación o alteración del debate procesal (incongruencia activa). El dejar
11STC, Exp. N° 00728-2008-PHC/TC-Lima; caso Giuliana Flor de María Llamoja Hilares; sentencia del 13
de octubre 2008; F.J. N° 7.-
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incontestada las pretensiones, en este caso de la parte acusada, genera indefensión, lo
que constituye vulneración al derecho a la tutela jurisdiccional y al derecho a la motivación
de la sentencia. Ello por cuanto es un imperativo constitucional, que los justiciables
obtengan de los órganos judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente de las
pretensiones que las partes plantean en el proceso; pues precisamente por el principio de
congruencia procesal, se exige al A quo, al momento de dictar sentencia, se pronuncie de
manera concreta y clara, no omita, altere ni se exceda en las peticiones ante él
formuladas. Lo que ha sido inobservado en el caso concreto, pese a ser relevante, pues
tal falta de respuesta del A quo es manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está
decidiendo en la presente causa donde se imputa como delito uno de actos contra el
pudor.
5.9 Las deficiencias anotadas supra, también infraccionan el derecho a la prueba como
conformante del debido proceso, además de trasgredir la motivación de resoluciones
judiciales al no haberse expresado con razones válidas y motivación suficiente para llegar
a las conclusiones de la recurrida, respecto a toda la prueba actuada en el Plenario; lo que
configura el supuesto establecido en el artículo 150°. “d” del Código Procesal Penal; por lo
que cabe declarar la nulidad, -como ha sido solicitado y precisado en audiencia de
apelación por el apelante-, de la sentencia recurrida al haberse configurado afectaciones
concretas como se ha desarrollado y justificado en el cuerpo de la presente resolución.
Vicios absolutos que no son pasibles de remediarse en esta instancia de grado.
HA RESUELTO:
PRIMERO.- Al escrito presentado ante el CDG bajo el N° 702-2017 con fecha 19 de abril 2017
por el abogado del acusado, agréguese a sus antecedentes.
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SEGUNDO.- DECLARAR: La NULIDAD de la resolución N° 10 de fecha once de octubre del
dos mil dieciséis que corre a fojas 08 a 20, que declara a Augusto Eduardo Balda Silva autor
del delito contra la libertad sexual, modalidad actos contra el pudor de menor de edad, previsto
en el inciso 2, primer párrafo, concordante con el último párrafo del artículo 176-A del Código
Penal, en agravio de la menor agraviada de iniciales R.A.C.M., y le imponen diez años y cuatro
meses de pena privativa de libertad efectiva; con lo demás que contiene. DISPUSIERON: Se
realice un nuevo juicio oral por otro Juzgado Colegiado Penal, teniendo en cuenta la presente
resolución y los principios de celeridad y economía procesal; bajo responsabilidad.
ORDENARON: En consecuencia al caso concreto, la anulación de las órdenes de captura del
acusado, emitidas a mérito de la sentencia objeto de anulación; debiendo cursarse de inmediato
las debidas notas de atención, bajo responsabilidad. Sin costas. Interviene como Juez Superior
Ponente, el magistrado Pablo Walter Carpio Medina.- Regístrese y hágase saber.-
SS.
SALINAS MENDOZA
CARPIO MEDINA
SALAS BUSTINZA
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