UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI
FACULTAD DE INGENIERIAS Y ARQUITECTURA
ARQUITECTURA MESOAMERICANA
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II
ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA
DOCENTE: ARQ. MIGUEL GARCIA LEON
ESTUDIANTE: WESTER QUISPE CAXI
ILO - MOQUEGUA
Índice
Ubicación .................................................................................................................... 3
Concepto ..................................................................................................................... 3
Características ............................................................................................................ 3
Cuartos y palacios residenciales............................................................................... 4
Casas físicas ........................................................................................................... 4
Casa de los nobles .................................................................................................. 5
Materiales de construcción ........................................................................................ 5
Estilos.......................................................................................................................... 6
Megalítico ................................................................................................................ 6
Talud-tablero ........................................................................................................... 6
Puuc ......................................................................................................................... 6
Urbanismo ................................................................................................................... 6
Patrones de asentamiento ...................................................................................... 7
El incipiente urbanismo .......................................................................................... 8
Los grandes centros urbanos ................................................................................ 9
Las relaciones entre espacio abierto y volumen arquitectónico ....................... 10
Conclusiones ............................................................................................................ 10
Ubicación
Mesoamérica se ubica en el territorio de la mitad sur del actual México, Guatemala, El
Salvador, Belice y el oeste de Honduras y Nicaragua. En algunos casos también se
incluye Costa Rica. Mesoamérica se divide en seis zonas:
Occidente de México
Centro de México
Costa del golfo
Guerrero
Oaxaca
Zona maya
Concepto
La Arquitectura mesoamericana es el conjunto de tradiciones arquitectónicas
producido por las culturas y civilizaciones precolombinas de Mesoamérica, las cuales
se manifiestan de la mejor manera en la forma de monumentales estructuras y
edificios públicos, ceremoniales y urbanos. Las características distintivas de la
arquitectura mesoamericana reúnen numerosos estilos regionales e históricos que
están significativamente interrelacionados. Estos estilos se desarrollaron como
resultado del intenso cambio cultural que se llevó a cabo en el área de las culturas
mesoamericanas durante miles de años. Esta arquitectura es reconocida por sus
pirámides.
Características
Manifestándose en estructuras monumentales, templos, edificios públicos o
ceremoniales y centros urbanos, la arquitectura mesoamericana se desarrolló bajo un
intenso intercambio cultural entre las poblaciones que habitaron la región.
Al respecto, sus rasgos estaban determinados por significados mitológicos o
religiosos, y sus diseños alineados con los eventos astrales, de esta manera, en
algunos casos se lograban efectos especiales de iluminación en los equinoccios, los
solsticios u otras fechas importantes para la cosmovisión de estas culturas.
Al mismo tiempo, las representaciones iconográficas, imágenes religiosas y la
escritura, formaron parte de la decoración de estos lugares que constituían una réplica
de una cosmovisión, haciendo tangibles las prácticas religiosas.
Por otra parte, resulta sorprendente que los mesoamericanos, sin contar con una
tecnología avanzada, construyeran inmensas obras arquitectónicas como plazas,
pirámides, templos, canchas de pelota y palacios residenciales, que llegaron a formar
importantes ciudades. Sin embargo, lo lograron con una abundante mano de obra y
materiales como piedra caliza, adobe, madera y residuos vegetales.
Cuartos y palacios residenciales
Grandes y, a menudo, muy bien decorados, los palacios solían estar cerca del centro
de una ciudad y alojaban a la élite de la población. Cualquier palacio real
excesivamente grande, o uno que consta de muchas cámaras en diferentes niveles
podría ser referido como una acrópolis. Sin embargo, a menudo estos eran de una
planta y consistían en muchas cámaras pequeñas y típicamente al menos un patio
interior; estas estructuras parecen tener en cuenta la funcionalidad requerida requerida
de una residencia, así como la decoración requerida para la estatura de sus
habitantes. Los arqueólogos parecen estar de acuerdo en que muchos palacios
albergan varias tumbas. En Copán, después de más de cuatrocientos años de
remodelación posterior, se descubrió una tumba para uno de los antiguos gobernantes
y la Acrópolis Norte en Tikal parece haber sido el sitio de numerosos entierros durante
los períodos Preclásico Terminal y Clásico Temprano.
Casas físicas
Las casas mesoamericanas típicas se encuentran alrededor de un patio central u otro
espacio abierto, dentro del cual se realiza una gran cantidad de actividades
domésticas
Muchos aspectos de la vida doméstica prehispánica fueron llevados a cabo en público,
o dentro de entornos semiprivados, como son los solares. Aunque había excepciones,
como las ciudades densamente pobladas, cuyos habitantes construyeron recintos
amurallados para mantener un grado de privacidad. Tal fue el caso en Teotihuacan,
donde los llamados conjuntos departamentales representan una de las clases de
viviendas de la gente común de mayor tamaño en tiempos preindustriales
El tamaño de las casas, su grado de elaboración y los materiales usados en la
construcción generalmente son buenos índices del estatus social de los ocupantes,
especialmente en tiempos preindustriales, cuando la posibilidad de requerir de mano
de obra para construir casas elaboradas representaba una expresión auténtica del
poder del grupo doméstico.
Casa de los nobles
Las familias de alto estatus tendían a ocupar residencias más grandes y más
elevadas, lo que refleja tanto el aumento de su capacidad de movilización laboral
como su mayor número de miembros, debido a la tendencia a la poligamia entre la
elite y a su base de recursos más abundantes. Las decoraciones externas, como
esculturas, almenas y motivos pintados, también sirvieron como señales del estatus de
la familia.
Los nobles y gobernantes ocuparon palacios (fig. 4), los cuales se pueden definir no
sólo por su tamaño y elaboración sino también por su multifuncionalidad. Las
relaciones políticas, como el clientelismo y la diplomacia, se negociaron dentro de
patios interiores de un tamaño suficientemente grande para consejos que incluían
decenas de individuos, o también en cuartos con bancos para los gobernantes,
colocados en posición elevada en relación con sus huéspedes. Durante la época
prehispánica existió variabilidad en la centralidad de los palacios en comparación con
otros tipos de arquitectura cívico-ceremonial, como los templos, las plazas, los
mercados, las avenidas y los juegos de pelota. En las ciudades y los pueblos, el
palacio sobresalía en relación con aquellas obras públicas; la organización política
solía ser más excluyente, enfocada en los reyes y su corte, en contraste con sistemas
más inclusivos, con mayor participación de consejos de gobierno.
Materiales de construcción
El aspecto más sorprendente de las grandes estructuras mesoamericanas es su falta
de muchas tecnologías avanzadas que parezcan necesarias para tales
construcciones. Al carecer de herramientas de metal, la arquitectura mesoamericana
requería una cosa en abundancia: mano de obra. Sin embargo, más allá de este
enorme requisito, los materiales restantes parecen haber estado disponibles. Con
mayor frecuencia utilizaban piedra caliza, que permanecía lo suficientemente flexible
como para ser trabajada con herramientas de piedra mientras se extraía, y solo se
endurecía una vez cuando se sacaba de su lecho. Además del uso estructural de la
piedra caliza, gran parte de su mortero consistía en piedra caliza triturada, quemada y
mezclada que imitaba las propiedades del cemento y se utilizaba tan ampliamente
para el acabado de estuco como para el mortero. Sin embargo, las mejoras
posteriores en las técnicas de extracción redujeron la necesidad de este estuco de
piedra caliza ya que sus piedras comenzaron a encajar perfectamente, sin embargo,
siguió siendo un elemento crucial en algunos techos de postes y dintel. Un material de
construcción común en México central era tezontle (una roca volcánica ligera). Era
común que los palacios y las estructuras monumentales se hicieran de esta piedra en
bruto y luego se cubrían con estuco o con una chapa de cantera. Los ornamentos
arquitectónicos muy grandes y ornamentados se formaron a partir de un estuco muy
duradero (kalk), especialmente en la región maya, donde también se utilizó un tipo de
cemento o cemento hidráulico de piedra caliza. En el caso de las casas comunes,
marcos de madera, adobe y la paja se usaba para construir casas sobre cimientos de
piedra. Sin embargo, también se han descubierto casos de lo que parecen ser casas
comunes de piedra caliza. Los edificios se terminaron típicamente con techos
inclinados altos generalmente construidos de madera o paja, aunque los techos de
piedra en estas modas inclinadas altas también se usan raramente.
Estilos
Empleaban distintas técnicas de construcción:
Megalítico
Una técnica de construcción arquitectónica que emplea grandes bloques de piedra
caliza colocados en seco (aproximadamente 1 mx 50 cm x 30 cm) cubiertos con una
gruesa capa de estuco. Este estilo era común en las tierras bajas mayas del norte
desde el Preclásico hasta las primeras partes del Clásico Temprano.
Talud-tablero
Las pirámides en Mesoamérica fueron plataformas pirámides y muchas utilizaron un
estilo llamado talud-tablero, que primero se hizo común en Teotihuacan. Este estilo
consiste en una estructura de plataforma, o el “tablero”, en la parte superior de un
“talud” inclinado. Muchas variantes diferentes en el estilo talud-tablero surgieron a lo
largo de Mesoamérica, desarrollándose y manifestándose de manera diferente entre
las diversas culturas.
Puuc
La arquitectura Puuc se compone de chapa piedras de revestimiento aplicado a un
núcleo de hormigón. Dos fachadas se construyen típicamente, dividida por una cresta
de piedra. La fachada inferior en blanco está formada por piedras corte a la plana y
marcada por las puertas. La partición superior está ricamente decorado con la
repetición de patrones geométricos y elementos iconográficos, especialmente los
distintivos curvas de nariz Chaac máscaras. Los columnettes talladas son también
comunes.
Urbanismo
Uno de los valores que ha sido considerado como propio a una cultura para ser
considerada como civilización, es el de la existencia de un urbanismo claramente
definido que estructure sus asentamientos, fundamentalmente reflejado en una
organización centralizada, con predominio de edificios públicos y religiosos,
conformándose en la proyección espacial de la propia estratificación social que los
produce.
La complejidad social que se tuvo que alcanzar fue evidente, ya que para poder hablar
de ciudad, debemos tener presente la existencia de unas funciones administrativas,
religiosas y políticas claras, en torno a clases dirigentes como la nobleza y el
sacerdocio, y una jerarquización interna de las mismas en las que se reflejaba las
propias relaciones del grupo. El mismo proceso de construcción de los edificios, y el
grado de organización que requiere este hecho, se conforma como uno de los
exponentes más evidentes de la desaparición del concepto de sociedades igualitarias
que predominaba en las fases iniciales de desarrollo.
Patrones de asentamiento
La ocupación del espacio por parte del hombre prehispánico en Mesoamérica, se vio
desde siempre mediatizada por la necesidad de controlar efectivamente el entorno, no
sólo disponiendo de los materiales y alimentos que éste le proporcionaba, sino
también los puntos estratégicos donde establecer lugares de fácil defensa y garantizar
el acceso directo a fuentes de agua, aunque en algunos casos este componente no
sea tan obvio.
La disposición de las ciudades mesoamericanas conocen una metodología
perfectamente definida que se plasma en el espacio, con la combinación de
plataformas, calles, plazas, edificios religiosos y civiles, etc., que presentan una
disposición y relación desde las etapas iniciales del Preclásico, en las que se
empiezan a configurar los primeros núcleos.
De este modo, entorno a un centro en el que se disponen los edificios religiosos y
civiles más importantes, conformando lo que podríamos llamar como el espacio
ceremonial de la ciudad, se distribuye la población de una manera dispersa y sin un
aparente orden. Único lugar que presenta una clara ordenación de los espacios, y en
los que se puede percibir perfectamente la relación entre plataformas, altares y
espacios abiertos. Incluso la calidad de la arquitectura que se construye no es la
misma. Mientras que los templos y los palacios se edifican en materiales
imperecederos como la piedra, complementada con unos perfectos programas
escultóricos y pictóricos, y una monumentalidad que los hace destacar, el resto de las
construcciones que conforman un asentamiento, pertenecientes a la mayoría del
pueblo, se caracterizarán por su vulnerabilidad y materiales, como vegetales y tierra
que definen unos modelos arquitectónicos que hasta la actualidad se siguen utilizando
por parte de la población indígena.
El incipiente urbanismo
Los primeros ejemplos registrados en el territorio que comprende Mesoamérica, se
presentan en dos focos fundamentales. Por un lado la llanura costera de la Costa del
Golfo de México, entre el río Grijalva y los Montes Tuxtlas; y por otro en las tierras del
Altiplano, fundamentalmente en torno a la Cuenca de México, aunque no hay que
olvidar los vestigios registrados en Tehuantepec y que conforman los más antiguos de
la zona mesoamericana.
Sin duda los rasgos genéricos del urbanismo prehispánico mesoamericano se van a
definir en sus líneas generales en los primeros asentamientos de la cultura Olmeca en
la región del Golfo. En ellos se pueden identificar algunos de los patrones que se
repetirán de una manera global en períodos posteriores con algunas diferenciaciones
locales
La venta: de un ya claro conocimiento astronómico que se testimonia en la
reorientación del eje mayor de la plaza de La Venta respecto al eje magnético
terrestre, y que vincula al conjunto urbano con los solsticios.
Dentro de este esquema el propio centro ceremonial presentará una clara distribución
de los elementos que lo componen en base a ejes orientados en relación con los
puntos cardinales o referentes geográficos destacados y en los que ya aparece una
clara vinculación entre espacio abierto, plazas, y estructura construida, pirámide o
plataforma, que definen otro de los binomios más recurrentes del urbanismo
prehispánico.
No obstante este incipiente esquema siempre ha contado con una cuestión que ha
suscitado interrogantes desde el hallazgo de estos yacimientos, y es la constatación
de fases perfectamente definidas en las que están ausentes los procesos evolutivos
previos de formación.
San Lorenzo: existen elementos centralizados, representados en la zona
monumental, y de una infraestructura como drenajes y sistemas de recogida de aguas,
pasando por un importante conjunto de vías de acceso al asentamiento. Todo un
conjunto de aspectos que resumen un ejemplo de plan urbano diferenciado en el que
de una manera clara el centro juega el papel de punto vertebrador, a partir del cual se
distribuye el conjunto de la población.
Uaxactun: El caso de Uaxactún nos sirve para entender el desarrollo posterior del
urbanismo en esta zona tan concreta del área mesoamericana, permitiéndonos
establecer una clara diferenciación con los establecimientos de la zona del Golfo de
México y los valles interiores. En este caso, la ciudad no responde a un concepto
unitario de asentamiento, sobre todo porque ha tenido que adaptarse a las condiciones
impuestas por el terreno. Al igual que las anteriores, la zona pantanosa en la que se
emplaza, ha obligado a una disposición de las estructuras principales en las
elevaciones que sobresalen en este ambiente lacustre y entre las que se han definido
las estructuras básicas de comunicación como han sido pequeñas veredas que han
aparecido junto a los riachuelos que las recorren.
Los Valles de Oaxaca: la presencia de elementos olmecas se registra desde el siglo
VIII a.C., en una etapa en la que ya existían grupos perfectamente definidos que
explotaban las riquezas agropecuarias de la región. En ella enclaves como Monte
Albán, Monte Negro y Dainzú representan esta fase de contacto con los recién
llegados olmecas. De los tres destacará el primero, al constatar en sus fases iniciales
de formación una clara vinculación con los patrones olmecas definidos en la región del
Golfo. A partir de una gran plaza central, de dimensiones rectangulares con un
desarrollo longitudinal norte-sur, se constata una evolución que incluye el núcleo nor-
occidental, con inclusión del Edificio J, para ir conformando el perfil global de este
espacio público que se consolidará como tal a lo largo del Clásico.
Los grandes centros urbanos
El punto álgido del desarrollo de las principales concentraciones humanas de la zona
mesoamericana prehispánica se va a reflejar en los centros urbanos más importantes
entre los que destacan los de Teotihuacan, Monte Albán, Palenque, Tikal, Copan y
Tenochtitlan. Si bien se trata de una selección puntual, necesaria para poder
desarrollar algunos de los conceptos que nos interesan, de entre ellos se pueden
extrapolar una serie de características genéricas que nos señalen la existencia de dos
tipologías perfectamente definidas. Por un lado aquellos núcleos que participan de una
planificación clara en base a ejes y plazas como son los casos de los dos primeros,
siendo Tenochtitlan el punto final de dichos modelos; y los planteamientos mayas
organizados en base a centros ceremoniales que funcionan como focos nucleares y se
ven rodeados por la población que los genera y explica como centros de atracción
religiosos.
Es por ello que precisamente sean éstos los grandes protagonistas del estudio del
urbanismo prehispánico, al ofrecer un grado suficiente de complejidad en sus
definiciones que difícilmente fue asimilado por el hombre occidental, y que tuvo que
recurrir a su comparación con modelos europeos para hacerlos mensurables y
comprensibles.
Las relaciones entre espacio abierto y volumen arquitectónico
Una de las características básicas de los centros prehispánicos son las relaciones que
se establecen entre espacio abierto y volumen arquitectónico, en una unión que se
convertirá en paradigmática y definidora del urbanismo prehispánico
En este sentido la predominante presencia de los espacios abiertos se relaciona con
las propias prácticas religiosas de estas culturas en las que el culto a la Luna y
fundamentalmente al Sol, se convertían en los ejes de sus plegarias. De alguna
manera podemos hablar de un urbanismo organizado en base a innumerables plazas
que se relacionan entre sí y estructuras que las delimitan y convierten en espacios
públicos de una tremenda ceremonialidad.
Desde las primeras culturas, las relaciones entre espacio abierto y volumen
arquitectónico, no sólo definieron la esencia de la totalidad de los enclaves, sino que
determinaron la tendencia a orientar y crear direccionalidades en base a un conjunto
de elementos que se convertían en complementarios de los anteriores. Las escalinatas
asimétricas, las estelas y la propia presencia de un frente con escalera en las
plataformas principales, facilitaba un cierto orden espacial que la ausencia de
fachadas monumentales y de elementos arquitectónicos perfectamente establecidos
podía solucionar.
Conclusiones
La arquitectura mesoamericana congrega un conjunto de tradiciones de distintas
culturas y civilizaciones, estas se pudieron manifestar mediante estructuras
monumentales, edificios ceremoniales y urbanos, esto mismo demuestra que las
culturas predecesoras son más destacables debido a su complejidad