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CAPITULO 8 ACERCA DELA HISTORIA LOCAL Y LA MICROHISTORIA 1. En su segunda Consideracién Intempestiva, Sobre la tilidad yel dato dela historia para la vida, Friedrich Nietzsche distingue tres tipos de historia: monumental, anticuaria y critica, De Ia historia anticuaria hablé en estos términos: Lahistoria le pertenece [...] en segundo lugar, a aquél «que sabe conservar y Venerar,a aquél que considera con amorosa fidelidad sus origenes, el mundo en el que ha nacido; con este amor él paga su deuda de reconocimiento hacia la vida, Cuidando con mano delicada aquello que la antigtiedad nos transmite, é1 quiere conservar sin cambio las condiciones en que ha nacido para aquellos que vendrin después de él, y de esta manera sirve ala vida. Un alma semejante, mas bien que propietaria serd propiedad del patrimonio de los abuelos. Lo que es pequeiio, limitado, todo lo que ha envejecido y esté decrépito deriva su dignidad einviolabilidad del hecho de que el alma conservadora, y veneradora de ese hombre anticuario se transfiere a aquellos objetos y se fabrica alli un nido intimo. La historia de su ciudad se convierte para él en suhistoria; aquellos muros, aquella puerta con torres, as ordenanzas municipales, las fiestas populares, son para él como un diario ilustrado de su juventud y en todo esto él sereencuentra as{ mismo, asu fuerza, asu energia, a susalegrias, sus opiniones, y también su locura y sus des6rdenes. Aqui se vive, dice él, porque aqui se ha vivido en el pasado: y aqui 253 Acerca de la historia local y ta microhistoria \viendlo porque nosotros somos tenaces, y porque ssarraigaren una noche..." momento en el que Nietzsche escribfa estas palabras, ‘manifestaba en Europa, sobre todo allf donde la unidad ‘era un fendémeno reciente, una tendencia a organizar los ‘studios hist6ricos sobre bases nacionales. Desde finales de 1871 Jos Monumenia Germaniae Historica habfan sido puestos bajo el control del ministerio berlinés para el culto? En Italia, ala fundacién deun Instituto hist6rico italiano se lleg6 s6lo un poco mas tarde, en 1883. En ambos casos estas instituciones se insertaban dentro de una situaciGn caracterizada por laexistencia de una gran cantidad de sociedades eruditas de base local 0 regional, fruto de una historia politica y cultural extremadamente diversificada. En Italia, por lo demés, la resistencia a las tentativas de centralizacién historiogréfica fue mucho més fuerte que en ‘Alemania, en donde los historiadores locales se encontraron relegados y en una posicién de menor prestigio, social y cultural? Vale la pena subrayar que en el escrito de Nietzsche esta jerarqufa esté ausente, A sus ojos, la historia anticuaria, lo mismo que la historia monumental y la historia crtica, mantenia con la “vida” una relaci6n contradictoria, positiva y negativa, de promocién y de freno. ¥ frente al término de “historia local” Nietzsche, que era fil6logo, prefiri6 el nombre més antiguo y glorioso de “anticuaria”. " Cf. Friederich Nietsche, Consideractén sulla storia, tr Por L Pinna-Pintor Turin, Einaudi, 1943, 99-27-28 Che. Werner Kacgi Selenca storia e atato al tempo di Ranke, en Meditaciont sorche, Bai, Lateraa, 1960, pp. 27264 en particular pp. 300ss. Chi E, Sestan, Lenatisione storica in Tali, en Cinquant anni di vta inelleruale fraliana, al evidado de C. Antoni y R. Mattioli, Napoles, Edizioni Seientifiche Italiane, 1950, pp. 425 ss en particular pp. 435 ss. 254 2. Debemos a un ensayo ya clé “Momigliano el reconocimiento de la contribucién metodol6gica decisiva que ha aportado la anticuaria al nacimiento de la historiografia, en el sentido modemo de este término. Entre 1700 y 1800 la erftica de las fuentes, monumentales y textuales, claborada y afinada por generaciones de anticuarios, habia entradoa formar parte del oficio de historiador, ransformandolo profundamente, El buen éxito duradero de esta insercién habia marcado el fin de la anticuaria como un género aut6nomo. Recafdas ocasionales en una aproximacién de tipo anticuario podrfan verificarse también en el futuro, concluia Momigliano: pero la ideade antiquitates estaba muerta para siempre.* Enel mismo ao (1950), en una brillante contribucién a la compilacién de ensayos en honor de Benedetto Croce, dedicada a los estudios eruditos en Italia entre 1800 y 1900, Emesto Sestan Ilegaba a conclusiones no muy diferentes de las ‘de Momigliano, La tradicién anticuaria de émbito local o regional, después de haber vivido una fecunda etapa durante el tiempo del positivismo, se habfa debilitado después de 1914, hasta agotarse substancialmente. Esto se debia, segin Sestan, al hecho de que se habia ido afirmando la historiografia de Croce o inspirada cn Croce.’ En términos mucho més generales, ‘Momigliano hablaba de una fusién entre los métodos anticuarios, ¥ lahistoriograffa flos6fica, realizada por primera vez.con Edward Gibbon. Estas autorizadas consideraciones no implicaban cevidentemente la necesidad de la desaparicidn de la historia local pero sf decretaban, de una manera aparentemente definitiva, su inrelevanci “Ci: A. Momigino, Storia anton antiguaria, también inclu en Sui fondamenti deta storia ance, Taco, Einaudi, 1984, pp. 3s. Ci E. Sestat, Lerudisione. cit pp. 446-47. 255 ‘Acerca de la historia local y la microhistoria empordneamente, sin embargo, estaban muy diversas entre sf, de sto ocurtié enel istoriogratfa del movimiento obrero inspirada en el 1. ¥ en polémica mas 0 menos explicita con la ygrafia de orientacién crociana, (Aunque el Croce aqui Hamad a cuentas no era, evidentemente, el Croce que ha sido autor de los bellos ensayos dedicados a Monteneredomo y a Pescasseroli Luigi Dal Pane indic6 en el “estudio de los hechos de orden estructural” (geogréfico, econémico, social) la via para infundir una nueva vida a la vieja cultura provincial entonces en crisis (61 se referfa mds espectficamente ala cultura romafiola, pero no solamente a ella), cultura que era de un cardcter meramente filolégico y erudito. En cambio, Dal Pune subrayaba la fecundidad de la delimitacién de la investigacién a estos mbitos locales: de esta manera las estructuras podian ser investigadas a través de una documentacién homogéneayy circunscrita.” Poco tiempo después, en 1953, vio Ja luz.Ja monografia de Emesto Ragioneri sobre Sesto Fiorentino (monografia que sido requerida a su vez por Salvemini), y en la que retomaba una idea de Nello Rosselli’ La investigacién sobre “la totalidad integral de la vida local” estaba presentada, también aqui, como superacién de! municipalismo localista: en este caso se trata de la historia vista desde abajo, desde la periferia, y * Verlosen el apie a Benedetto Croce, Storia de! reno di Napoll Bai, Lara, 1931, pp. 299 ss Dal Pane, 1 moderoiindirizi delle scienzestrico-socal € lo stato attuale in questo campo, Studi romauel 1 (1950), pp. 17-38 Chr. E Ragioniri, Un comune socialist: Sesto Fiorentino, Roma, Rinssita, 1953; el; el Pelucio de Salvemini a N. Rosselli, Seggi sul Risorgimento alii seri, Tun, ina, 1980 256 Carlo GINZHURG como unatentativa de superar y modificar la historia tradicional vista desde el centro, y desde el punto de vista de Las clases dirigentes. Tal cambio de enfoque estaba ligado también a nuevos aactores que demandaban esta nueva forma de historia: ‘Yano son més los viejos Centros de la Cultura Local, 0 Jas Diputaciones de Historia Patria, eto¢tera, los que constituyen susostén organizativo, sino as iniciativas individuales, es decir las solicitudes directas o indirectas de las entidades paiblicas, de las Asociaciones, de las organizaciones sindicales y de los partidospoliticos” Esta renovada historia local constituy6 el nervio dela revista Movimento Operaio [Movimiento Obrero}, en su primera fase, marcada por la direccién de Gianni Bosio. Esta linea de investigacién suscit6 objeciones, incluso a veces dsperas, entre los mismos historiadores marxistas, objeciones a las que Delio Cantimori respondié con sequedad memorable: “En los estudios hist6ricos la contraposicién entre “gran historia” y “pequefia historia” me parece necia”."” Pero se estaba en esos momentos en la vispera del XX Congreso. Y los vientos que se desencadenaron entonces sobre la izquierda trastornaron, junto a cosas mucho mas amplias y de mayor peso, también a estas discusiones en torno de la linea historiografica. De modo que aquellos que en Italia intentaban combinar la investigacidn sociol6gica con esta historia local vista desde abajo, como Bosio 0 (con acentos propios de una gran * Ci: E Ragioneri, Ui comune sotalisa.cit . 8. "La recuerda opotunamente R. Barzani en el ensayo La corona sul cling que antecede al hello volumen de P.Cammarosano, Momerigsione, Stra. archiemura paessagalo, Mili, Elect, 1983, 257 { Acerca de ta Wisorla local y la microbistoria riginalidad) Danilo Montaldi, prosiguieron su propio trabajoen un iislamiento, respecto no sélo de ls instituciones sino Lambién de las propias organizaciones del jobrero, ~ En otros lugares, este relanzamiento delos estudios de historia local sucedis en un clima menos directamente politico, Para Inglaterra bastard recordar los trabajos de la Hamada “Leicester School”, partir de los Devonshire Studies de Finberg y Hoskins (1952); para Alemania, las investigaciones de la Heimatsgeschichte (historia patria), Landesgeschichte (historia del territorio), Landeskunde (investigacién sobre el territorio); para Francia, los libros de Guy Thuillier sobre el Niverndis, presentados por Paul Leuilliot en articulos publicados incluso en la revista Annales de los afios de 1967 y 1974.!2 Una investigacién comparada en torno de estos filones historiogréficos y en torno del impacto que ellostuvieron sobre sus respectivas culturas nacionales esti, sino me equivoco, atin por realizar. Aunque se trat6, probablemente, de un impacto poco evidente. Lo que no impide el hecho de que, por distintos ‘caminos, la aproximacién hacia las investigaciones histGricas de émbito local, se ha modificado, en los Gltimos veinteafios, qui de una manera radical. Y para entender las premisas de esta ‘modificacién sera itl referirse, una vez ms, a Momigliano y ala anticuaria, " Chr G. Bosio, Limelleamale rovercito, Milén, Bella igo, 1975; D. Monta Autobiografie deta leggera, Turin, Einaudi, 1972; 1D., Milt poitit i base, ‘Turin, Einaudi, 1971. Indicacionesbio-bibliogifien wiles en 8. Merl attra Storia. Bosio, Monaldi¢ le origin’ delta nuova sinisira, Ming Fektineli, 1977 (eserito bajo una dptica muy difereate de la aqui apa) "Cf para uleioresindicciones reefs como ls de H.PR. Faber, Local history en Approaches 10 history, ef Poe HLPR. Finhers, Londkes, Rouse & Kegan Paul 1962, pp. 111 5s M.Bendlseioli, Stora locale, en La storografa italiana degli tim en’anni. I, Milin, Mazorat, 1970, pp. 1045 ss 258 Carlo GINZHURG 4. Escribiendo en 1967 sobre la necesidad de descolonizar la historia griega, Momigliano habl6 en un cierto ‘momento de aquellos profesores y estudiantes de temas clisicos, ue estarfan prestosa aceptar sin pestafiear la afirmacién de que los atenienses, en sus banquetes, comfan ensalada de patatas con jitomates y bebfan café azucarado, A esta bromalle seguia una critica, no exenta de ciertos tonos autoeriticos, pero planteada muy seriamente: La pasi6n por las palabras abstractas, de la cual todos hemos sido mas o menos victimas, es en gran parte resultado de [.-] [una] elemental ignorancia en tomo de la vida antigua. De aqui la importancia de regresar las tradicionales antigiiedades, piiblicas, privadas, militares y religiosas: regreso, se entiende, «que tenga la precaucién de llamar a esta empresa con el nombre de sociologia y, admitamoslo, de analizar esas antigtiedades, como lo hacen los soci6logos. Porque los socidlogos, como lo he advertido tantas veces, no son otra cosa que anticuarios armados de métodos modernos para combatir las locuras juveniles o seniles del historicismo absoluto. Los sociélogos, pero también los antropélogos: poco antes Momigliano habfa escrito también que “en Italia [...] la primera cosa que debemos hacer es reforzar los estudios de ‘etnografia o de antropologiacomparada y unitlos con los estudios de historia antigua”."* "Chr. A. Momiglisno, Prospetva 1967 deli storia grea, ahora en Quaro contribute alla storia degli std elasici © del mondo antico, Roms, Storia ¢leteratura, 1969, pp. 43 ss, en panicular pp. 51 ss 259 ‘Acerca de la historia local v ta microhistoria | Momigliano de 1950 que declara el fin de la faquél dle 1967 que augura el surgimiento de una ii bajo la forma de sociologia o de antropologfa no amente hablando, contradiccién. Pero siexiste una listancia, Porque mis que aferrarse a posiciones antes ‘estublecidas, Momigliano tomaba en cuenta con decisién Las implicaciones historiogrdficas de una transformaci6n historica jprofunda. Y que esto lo hiciese dentro de un ensayo que desde las primeras lineas se reclamaba como partidario de la descolonizacidn (en varios sentidos) no eraalgo casual. Descolonizacién, 0 sea fin del colonialismo europeo en sus formas tradicionales; fin del papel central que tuvo Europa (iniciado con la primera guerra mundial y reafirmado con la segunda); fin de las filosofias de la historia (abiertas 0 enmascaradas) que identificaban en los Estados nacionales europeos y en la racionalidad europea el punto culminante dela historia universal. Este es el panorama cultural y politico dentro del cual nos movemos. ‘Aunque evocar fendmenos de este alcance, a propésito de lahistoria local y de sus condiciones, podria parecer ridiculo, Sin embargo, existe una conexi6n. Porque aquella filosofia de la historia, implicita o explicita, erael fundamento también de la distincién jerérquica entre “gran historia’ y “pequefia historia”, entre centro y periferia, entre cuestiones importantes y curiosidades marginales. Pero la resquebrajadura del marco general de referencia de todas estas distinciones, ha puesto de nuevo en discusién estos criterios de valoraci6n: el estigma de inelevancia atribuido automiticamente a términos como los de “pequefio”, “periférico” y “marginal” ha sido poco a poco climinado mediante investigaciones concretas que implicaban una jerarquia distinta 260 Carlo GINZBURG Retrospectivamente se ha intentado atribuir un valor de ruptura a la nocién, introducida por Malinowski,'* de la monograffa antropol6gica basada sobre Ia experiencia directa (laobservacién participant). Pero la mayoro menor importancia de la investigacién no esté ligada a las dimensiones, necesariamente acotadas 0 circunscritas, del objeto. En cambio, Jo que aqut resulta decisivo es la calidad de las preguntas (0 del cuestionario) en relacién a la documentaci6n: para que la investigacidn sea fructifera, esas preguntas deben tener un carcter general. Y volvemos a encontrar aqui la definicién de historia local que Mare Bloch proponta ya desde finales de 1933: “una pregunta de orden general planteada a los testimonios que proporciona un campo de experiencias restringido” * La aparente simplicidad de esta definicién oculta en realidad una gran cantidad de problemas complejos. {Cuil es la relacién entre las generalizaciones histéricas y los casos particulares?. :Hasta qué punto, y bajo que condiciones, un caso particular puede refutar un enunciado hist6rico de cardicter general?, Los epistemélogos discuten acerca de la mayor omenor validez de las tesis falsacionistas formuladas por Karl Popper a propésito de la teorfas cientfficas. En el Ambit historiogrifico esas tesis parecen ser aplicables solamente en el caso de las afirmaciones elementals. Es verdaderamente posible falsar la afirmaci6n “Luis X VI no ha existido nunca”, peroen cambio las interpretaciones propuestas sucesivamente, en el apso de dos 6 Che: A. Kuper, Anthropology and anthropologists. The modern British school Londres Routledge & Kegan Faul, 983°, La importance de ta ident potas de elinows para esta elecein netodol6pica ha sido ahora euidadosaments subrayad Pere, Geller, Malinowski andthe dialectic of past and presen, “TLS” 7 de junio 1985, pp. 645-646. 1S he tAnnales ehistote économique et sociale” $ (1983), pp. 472-73 Acerca de la historia Wy la microhistoria siglos, acerea de los origeres dela Revolucién francesa han sido discutidas, abondonadas,aceptadas parcialmente, pero no han ie falsadlas,Existen, en historiografia, fendmenos ee comparables a los experimentos cruciales?, {Existe una escala Sptima dentro de la cual investigar tales fendmenos?. {Puede un fenémeno circunscrito invalidar ‘enunciaclos hist6ricos de carécter general. ‘Tomemos un ejemplo que nos remite a una escala no local, cierto, pero que es una escala igualmente circunscrita y periférica: el articulo de John Day, Malthus démenti?. La Sardaigne au bas Moyen Age [¢Malthus desmentido?. Cerdena en la baja Edad Media] que apareci6 originalmente en la revista Annales en 1975, y que después fue traducido oportunamente, con algunos cortes, en la revista Quaderni bolotanesi.'® Segiin un modelo maltusiano aceptado durante mucho tiempo, las epidemias del siglo XIV habrfan golpeado con acentuada fuerza a una poblacién europea entonces excedente. Ahora bien, Day demuestra que en Cerdefia esta conexién no funciona, porque la peste acta aqui de una manera durisima dentro de una situacién caracterizada, no ya por la sobrepoblacién, sino por una poblacién que es, al contrario, antigua y crénicamente insuficiente. No soy competente para discutirlas conclusiones de Day: pero me parece interesante hacer énfasis en que ellas estén precedidas por un andlisis documental tucioso que parte de preguntas tedricas precisas y que tiene presente un marco comparativo, que no se reduce sélo al caso de Cerdefia, Bajo estas condiciones un caso particular (aqui Cerdefia con respecto a Europa: pero podria tratarse también Che, Annales. Economies, Soviiés, Civilizations, 30 (1975), pp. 688 88. ¥ (Ouactent botatanes!, 1981, pp. 17-38. 262 — Carlo GINZHURG cde una sola comunidad) puede poner en discusién conclusiones de caricter general. Y puede, naturalmente, también confirmarlas, de una manera més rica y articulada. Pero la posibilidad de formular nuevas preguntas partiendo de investigaciones de émbito local 0 también de otros dmbitos circunscritos no puede ser exeluida a priori. 5. Esta historia local, entendida como formulacién de preguntas de caricter general planteadas a una documentacién proveniente de un Ambito circunscrito, esté muy lejos de la crudicisn inspirada por el amorhacia el propio lugar natal de ka que hablaba Nietzsche ~aunque pueda también nutrirse, {por qué no?, de este mismo impulso vital por la conservacién 0 reconstitucién de antiguas memorias-. Pero en el caso que nosotros planteamos, se trata de una historia més bien analitica, que remite, implicita o explicitamente, ana 6ptica comparada, ‘Dos libros recientes de un valor notable Il paese stretto [Elpais encogido] de Raul Merzario y Terrae telai [Tierra y telares| de Franco Ramella— publicados dentro de la coleccién Microstorie editada por Einaudi, lustran bien esta perspectiva. Y dado que, junto a Giovanni Levi, yo soy también el responsable dedichacoleccién, aclaro enseguida que las polémicas,a menudo provocadas por cuestiones de humores, en las que se confronta alamicrohistoria y alos microhistoriadores no me parecen, por si mismas, un hecho negativo, sino todo lo contrario. Porque no 610 no se puede, sino que incluso no se debe complacer a todo elmundo. No obstante, me gustarfa precisar dos puntos, que han estado y que contintian estando en el centro de equivocos recurrentes, 1) Como lo muestran los dos libros que acabo de citar, la microhistoria no es, ni necesaria ni predominantemente, 263 ‘Acerca de ta historia local y la microhistoria Jahistoria de lo privado o la historia de Io vivido:"” lo que no impidle quelo privaclo y lo vividoexistan, y que pueden igualmente set analizados histéricamente (aunque no como cntidades aisladas), 2) El prefijo “micro” alude al cardcter analitico del modo de ubiearse frente al problema (al microscopio, si se quiere) Y no Necesariamente ala pequefiez.o marginalidad del objeto. Y la idea de que las dimensiones del objeto constituyen de por si, ‘como sostiene alguno,"* un criterio de relevancia, es una tesis, obyiamente risible. Porque entonces, ;debemos pensar que los microorganismos 0 las particulas subatémicas son objetos cientificamente itrelevantes?. El estudio de las comunidades de aldea deberfa acaso ser considerado como intrinsecamente inferior al estudio de las desmesuradas bestias que conforman los Estados?, Esperamos que ninguno quiera interpretar de manera literal esta analogia entre comunidad dealdea y microorganismos. Con ella s6lo queremos subrayar la inconsistencia cientifica del punto desde el que parten las barreras preventivas en contra de estas investigaciones de aproximacién microhistérica, Porque lo ‘que algunos historiadores se niegan a admitires la posibilidad de realizar investigaciones que, lejos de remitirse a una jerarquia de relevancia ya preestablecida, sean por el contrario capaces de \roducir otra jerarquia diversa, fundada en cambio sobre la Tiqueza de los resultados analiticos consegaidos. "ASSL. Craceo Rugaini, Le storia locate nella storia dellimpero romano. en La storia locale, al euidado de C. Violante, Boloni, Tt Mino, 1982, p. 53, note 4 interior de una argumentacién que, no obstante, en oeasiones podria suseribir plenameate, por ejemplo en el easo de Ia definieiOn de la historia local como ‘microandlists que permite controlar sobre registtos geogrsticamentelimitados la vader de eoras generals asumidas como dogma” "Por ejemplo F. Diaz, Basta con quesie sore, “L'Bypesso", 12 de enero 1985 (ubiicado durante I revisié de estas pagina), 264 a Carlo GINZBURG El verdadero objetivo hacia el que sedirige esta pokémica vaen contra de esta pretensién de desjerarquizacién, y noen contra de la investize ica en cuanto Lal (la que, de una. ‘manera completamente diferente, es todo menos una novedad), Pero, como nos lo ha ensefiado ya Pierre Bourdieu, la apuesta en juego dentro de las discusiones en torno de las delimitaciones de los dmbitos disciplinarios y en torno de sus jerarquias internas no esun apuesta exclusivamente cientifica Asique cuando un historiador de la calidad de Cinzio Violante amonesta que es necesario “buscar siempre el hacer referencia ala gran historia” entendida “no en sentido espacial ino en sentido problematico: es decir de problemas y de valores que son propios del hombre en el tiempo o, incluso en absoluto”, mientras que “el intenso regreso a la historia local” seria “casi como una fuga hacia lo particular, como una evasisn hacia lo privado y hacia locotidiano por parte de espiritus inquietos que tienen miedo de afrontar los grandes problemas tanto de la vida como de la historia”, entonces vemos aparecer, por detras de estos humos de la ret6rica, una divergencia que es simulténeamente de tipo cultural y de tipo politico." Alterar las jerarquias de los problemas significa descomponer el cuadro tranquilizador de los valores adquiridos. Es éste un fenémeno recurrente, que acompaiiaa la emergencia de tensiones o fracturas dentro de un campo disciplinario o dentro de una actividad intelectual cualquiera. Y se puede recordar un ejemplo ilustre y emblematico. A principios de 1600! marqués Vincenzo Giustiniani catalogs doce géneros pictéricos, disponiéndolos en orden de prestigio creciente. Los cuadros de Chr. Violante, G cit. pp. 30,17 studi di storia locale tra cultura © policn, en La sora late 265 Acerca de ta historia local y la microhistoria “flonesy fut!" gparceian solamente enel quinto lugar, y bastante por debaja de tos cuadros de ras y de historia, Pero en los migmos alos Caravaggio (que era estimado también por Giustiniani, siendo incluso este tiltimo uno de sus comitentes) ddeclaraba polémicamente que “lecostabael mismo trabajo pintar ‘un buen cutadro de flores que un buen cuadro de figuras” *” Es posible que la microhistoria no llegar a encontrar a su propio Caravaggio: pero el punto, evidentemente, no es éste. 6. Quien leyese en todo estouna alegre invitacisn ditigida ‘alos historiadores y eruditos locales para convertirse lo mas pronto posible en microhistoriadores se equivocaria ‘completamente, Laexistencia deun clima cultural (yenun sentido més amplio también politico) propicio a las investigaciones historiognificas de Ambito local, es de por siun hecho positive. Pero existe el riesgo, sin embargo, de que este clima favorezea una ilusién, alimentada eventualmente por la multiplicacién y reforzamiento de una demmanda periférica, local y regional, a ‘menudo incontrolada:" Ja ilusién de que el desarrollo de las, tendencias historiograficas de las que se ha hablado hasta aqui, lograré disminuir autométicamente el aislamiento intelectual de los investigadores locales. Yesnecesario reconocer con realismo que es més bien Jo contrario lo que es verdad. Ya que formular preguntas a una documentacién local en una 6ptica comparada requiere de instrumentos lingtifsticos y bibliograficos que las escueles y bibliotecas de nuestro pats proporcionan (salvo raras, ® Cie R. Lowi, Caravaggio, al cuidado de G, Previtali, Rema, Etitor: Riunitt 1982, p. 83. "Chk A. Prosper, La vagione entry jim dt wna sola repione?, Quadene! strik 53 (1983), 8, pp. 725 58 266 Carlo GINZURG excepciones) sélo de una manera penosamente inadecuacla, Y si bien no se trata de obstéculos insuperables, seria sin embarzo, patemalista el tratarde ignorarlos. Lamicrohistoria, en resumen, no es un atajo, No se trata de extirpar fregmentos de archivo para ponerlos, crudes y sangrantes, bajo la nariz del lector. La reconstruccién del contexto, la claboracién de preguntas sobre una base comparativa, implican un trabajo lento y fatigoso. ¥ es necesario que la historia local se renueve: pero los vinculos cen las tradiciones eruditas locales, laicas y eclesissticas, deben ser mantenidos, si 0 se quiere caer en el diletantismo y en la visién 8610 aproximativa. Sdlo de este modo sera posible seguir la indicacién que M. I. Finley derivaba de la Consideracion Intempestivao Inactual de Nietzsche citada al principio: debemos combinar la historiograffaanticuaria y lahistoriografia critica, para hacer frente a las deformaciones y alascertezas grandilocuentes, de la historiograffa monumental © Cie MA, Finkey, Uso e abuso della storie, Teta, Bina, 1981, Une

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