Javier de La Fuente CJSN
Javier de La Fuente CJSN
a — Antecedentes
El Tribunal Superior de Ju sticia del N euquén decidió revocar la senten
cia de condena dictada por la C ám ara de Apelaciones de todos los fueros
de la ciudad de Zapala respecto de Edgardo Alberto Sabio, Carlos W. He
rrero, Nelson del C arm en Rivas y Daniel Enrique Vita, y dispuso sus so
breseim ientos en orden a los delitos que les fueron atribuidos.
Los m agistrados que conformaron el voto mayoritario sostuvieron que el
tribunal de juicio no se encuentra habilitado para em itir sentencia conde
natoria si el agente fiscal, en la discusión final, postula la absolución, aun
que la parte querellante formule, a su turno, requerim iento de condena.
Expresaron que el art. 6odel Cód. Próc. Penal local establece que la acción
penal pública se ejercerá exclusivamente por el Ministerio Fiscal, y que
dicha ley no habilita el reemplazo de la acusación de ese órgano por la pre
tensión del querellante particular. Por otra parte, negaron que la doctri
n a adm itida por la Corte en el precedente “Santillán” resulte determ inan
te en el asunto, “dado que fue dictado por una integración distinta a la ac
tual, razón por la cual, resulta algo m eram ente conjetural si el criterio re
señado en un futuro próximo perm anecerá o, por él contrario, m udará”.
150 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 151
La denegatoria del recurso federal articulado por la parte querellante cambios circunstanciales de su integración, en tanto no se alleguen fun
contra ese pronunciam iento originó la presentación directa. damentos o medien razones que hagan ineludible su modificación conf.
CSJN-Fallos, 209:431; 313:1333, disidencia del doctor Petracchi— (del
dictamen del procurador fiscal a cuyos fundam entos y conclusiones adhi
b —Admisibilidad de la vía extraordinaria rió el voto de los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco, Petracchi, Maque-
— Si bien la Corte tiene dicho que la apreciación de la tacha de arb itra da y Zaffaroni).
riedad es particularm ente restringida respecto de pronunciam ientos de
e —Resolución
superiores tribunales provinciales {CSJN-Fallos, 308:641), h a reconoci
do excepción a dicho principio cuando m edian graves defectos de funda- Se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario
mentación que descalifican el fallo como acto jurisdiccional válido (C S JN - y se deja sin efecto el pronunciam iento apelado.
Fallos, 326:3334). Esa es la situación que se presenta en el sub examine
(del dictamen del procurador fiscal a cuyos fundam entos y conclusiones
adhirió el voto de los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco, Petracchi,
M aqueda y Zaffaroni). B — ANALISIS DEL FALLO
E l c a s o « S a b i o »: l a p o s i b i l i d a d d e c o n d e n a r
c —Debido proceso y exigencia de acusación. Irrelevancia CON LA SOLA ACUSACION DEL QUERELLANTE
del carácter público o privado de la acusación. CUANDO EL FISCAL SOLICITA LA ABSOLUCION DEL IMPUTADO
Ratificación de la doctrina del precedente «Santillán» p o r J a v ie r E steban De la Fuente
(1) . En la instancia casatoria la parte querellante argumentó, con invoca
ción de la doctrina expuesta por la Corte en el citado precedente de CSJN- - § 1 -
Fallos, 321:2021, que la exigencia de acusación, como forma sustancial en
INTRODUCCION AL CASO
todo proceso penal, salvaguarda la defensa enjuicio del justiciable, sin
que tal requisito contenga distingo alguno respecto del carácter público o
privado de quien lo formule; y que el particular querellante, a quien la ley
El problema central del caso es cómo resolver aquellos supues
de procedimiento penal local le reconoce el derecho a form ular acusación, tos en los que, luego de realizado el debate oral correspondiente,
está am parado por la garantía del debido proceso legal consagrada por el el fiscal solicita la absolución del imputado, pero la parte quere
art. 18 de la Const. Nacional, que asegura a todos los litigantes por igual llante requiere la imposición de una pena. Es decir, cuando se pre
el derecho a obtener una sentencia fundada previo juicio llevado en legal senta esa situación el interrogante que surge es el siguiente; ¿el
forma (del dictamen del procurador fiscal a cuyos fundam entos y conclu
siones adhirió el voto de los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco, Pe
tribunal de juicio se encuentra “habilitado” para condenar, o debe
tracchi, M aqueda y Zaffaroni). lim itarse a “respetar” la decisión final del acusador público?
Eso es lo que ocurrió precisam ente en el caso “Sabio”. Los ju e
(2) . Al caso resulta aplicable, en lo pertinente, lo resuelto en CSJN-Fa-
llos, 321.2021, a cuyos fundam entos y conclusiones corresponde rem itir ces de la C ám ara (tribunal de juicio) habían decidido condenar a
se (del voto de la jueza Argibay). los imputados, a pesar del pedido absolutorio del fiscal, debido a
que la parte querellante sí había concretado la acusación. Los m a
d —Arbitrariedad de sentencia gistrados del Tribunal Superior que conformaron el voto mayori-
tario consideraron que el criterio era erróneo y dispusieron el so
El a quo omitió considerar de m anera razonada los argum entos con breseimiento de los imputados. En su opinión, el tribunal de juicio
ducentes para la solución a adoptarse, y se apartó de los principios que in
forman la doctrina invocada, con base en una aseveración m eram ente
no se encuentra habilitado para em itir sentencia condenatoria si
conjetural que, por lo demás, desconoce la conveniencia de asegurar la el agente fiscal, en la discusión final, postula la absolución, aun
perm anencia y estabilidad de las decisiones de la Corte, más allá de los que la parte querellante formule, a su turno, requerim iento de
152 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 153
condena, pues el art. 6o del Cód. Proc. Penal de la Provincia del Por lo tanto, ordenaron que se dejara sin efecto el pronunciamien
Neuquén establece que la acción penal pública se ejercerá exclu to apelado y se dictara uno nuevo con arreglo a lo dispuesto.
sivam ente por el Ministerio Fiscal, y que dicha ley no habilita el
reemplazo de la acusación de ese órgano por la pretensión del que
rellante particular. — § 2—
Al tom ar intervención, el procurador general expresó que la A n t e c e d e n t e s d e la C o r te r e l a t iv o s a la a c u s a c ió n
sentencia del Tribunal Superior era arb itraria por carecer de fun- COMO PRESUPUESTO FUNDAMENTAL DE LA CONDENA
damentación, dado que omitió considerar los argumentos expues
tos por la parte querellante en el recurso de casación. La jurisprudencia de la Corte Suprem a de Justicia de la N a
ción ha dedicado una especial atención a la acusación como acto
Concretamente, según el procurador, no se tomaron en cuenta fundam ental en el proceso penal, ocupándose en num erosas sen
dos circunstancias fundamentales: tencias del problema de si es posible o no dictar una sentencia con
а) Que de acuerdo al criterio sostenido por la Corte Suprem a1, denatoria en los casos en que, luego del debate, el fiscal solicita la
si bien la acusación constituye una exigencia fundam ental absolución del im putado2.
en todo proceso, dado que sirve para asegurar el respeto al Es im portante recordar los diferentes criterios que, sin lugar a
derecho de defensa enjuicio, lo cierto es que no corresponde duda, han servido como antecedentes del fallo “Sabio”3.
hacer ninguna distinción ni diferencia respecto del carácter
público o privado de quien la formule. Es decir, los requisi
tos y exigencias de la acusación como presupuesto indispen 2 Una exhaustiva referencia a los criterios de la Corte puede verse en el a r
tículo de Morillo Gugliclmi, La tendencia jurisprudencial en torno a la titulari
sable de una sentencia condenatoria se encuentran satisfe dad de la acción penal, en “Revista de Derecho Procesal Penal”, “La actividad pro
chos tanto con la acusación que formula el fiscal (acusador cesal del Ministerio Público Fiscal - 1”, 2007-2-321 y siguientes.
público) como por la que realiza la parte querellante. 3 Si bien la cuestión discutida no era idéntica, como antecedente importan
te puede invocarse lo resuelto en CSJN-Fallos, 234:270, donde los jueces de la
б) Que el particular que actúa como parte querellante, a quien
Corte consideraron que si el fiscal de Cámara desiste del recurso interpuesto con
la ley de procedimiento penal local le reconoce el derecho a tra la sentencia de prim era instancia por su inferior, la Cámara se encuentra im
form ular acusación, está amparado por la garantía del debi pedida de condenar, porque, de lo contrario, se afectaría el derecho de defensa y el
do proceso legal consagrada por el art. 18 de la Const. Nacio debido proceso. En tal sentido, expresaron que: “La omisión de pronunciamiento
acerca de la suerte del recurso de apelación deducido por el agente fiscal en una
nal, que asegura a todos los litigantes por igual el derecho a causa penal, no obstante la manifestación del fiscal de Cámara de que no lo man
obtener una sentencia fundada previo juicio llevado en legal tiene, y el pronunciamiento de sentencia condenatoria que revoca la absolutoria
forma. del juez, afecta el debido proceso y lesiona el derecho do defensa del acusado. Es
violatoria de la defensa enjuicio la sentencia que condena al procesado, si el fis
cal de Cám ara no mantuvo en segunda instancia el recurso de apelación inter
Los jueces de la Corte Suprem a de Justicia de la Nación adhi puesto por el agente fiscal contra el fallo absolutorio del juez. Agregase a ello que
rieron al dictamen del procurador fiscal, haciendo propios sus se ha dictado condena a prisión perpetua contra el procesado como responsable
fundamentos y conclusiones. Sobre esta base resolvieron hacer del delito previsto en el art. 80, inc. Iodel Cód. Penal, sin habérselo colocado en si
lugar a la queja y declarar procedente el recurso extraordinario. tuación procesal de defenderse de él, pues no fue acusado de infracción a dicha
norma. El desistimiento por el fiscal de Cám ara del recurso interpuesto por el
agente fiscal, o su manifestación de que no lo mantiene o de que se conforma con
lo resuelto o su pedido de confirmación del fallo recurrido por el agente fiscal, pro
1 CSJN-Fallos, 321:2021. duce el efecto de dejar firme la sentencia de prim era instancia. En el Derecho na-
154_________________________ Ju rispru den ciapen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 155
1 — En el caso “Tarifeño”*4 la Corte Suprem a se expidió sobre civil que actuaba como parte en el proceso sí había requerido la
la im portancia que tiene la acusación como presupuesto ineludi condena10.
ble de la sentencia condenatoria, considerando que no es posible
condenar cuando el fiscal ha solicitado la absolución del imputa- 3 — En el fallo “Cáseres”11, la m ayoría de los jueces de la Cor
do en el juicio. te mantuvo los mismos fundam entos indicados en los anteriores
Los jueces entendieron que “la lectura del expediente pone al casos. Sin embargo, en esta sentencia han existido tres disiden
descubierto una trasgresión a las garantías constitucionales de la cias que vale la pena mencionar.
defensa enjuicio y el debido proceso de tal entidad q u e ... afecta la El juez Nazareno consideró que era necesario revisar el criterio
validez m ism a de su pronunciam iento”. En tal sentido, señalaron anterior de la Corte y aceptar que el tribunal pueda condenar a
que no habían sido respetadas las formas sustanciales del juicio pesar del pedido absolutorio del fiscal, pues debe entenderse que
relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por la acusación se formaliza a través del requerim iento de elevación
los jueces naturales, en la medida en que se h a dictado sentencia ajuicio y no m ediante el pedido de pena que se efectúa tra s los ale
condenatoria sin que mediase acusación, pues durante el debate gatos. En su opinión, “el ejercicio de la jurisdicción del tribunal
el fiscal solicitó la libre absolución del sujeto pasivo del proceso y, oral está precedido por una previa acusación formulada en la re
pese a ello, el tribunal de juicio emitió sentencia condenatoria. quisitoria de elevación de la causa a juicio”, de modo que una vez
que se formula la acusación a través del requerimiento “el tribu-
■2 — Idéntico criterio siguió el Máximo Tribunal nacional en nal oral tendrá a su cargo expresar la voluntad de la ley, aseguran
los casos “García”5, “C attonar”6, “Bensadón”7, “Saucedo”8 y “Fe- do una decisión ju sta sobre u n a pretensión jurídica efectuada por
rreyra”9. Es im portante destacar que en la sentencia “G arcía” el el Ministerio Público, para un caso determinado” (consids. 7°y 8o).
fiscal h abía solicitado la absolución del im putado, pero el actor Es decir, la circunstancia que al finalizar el debate el fiscal no so
licite pena “no implica que el tribunal, que es el único encargado
de decidir o declarar el derecho, aplicando la ley a los casos en que
ante él se presentan, no pueda llegar a un pronunciamiento con
cional, concluido el período de sumario, el proceso penal está organizado sobre la
base del principio de la bilateralidad y de la igualdad de las partes” (CSJN, “Gó denatorio, en razón de que la actividad estim uladora de los órga
mez, Mario Sixto”, CSJN-Fallos, 234:270). nos que ejercen la jurisdicción ya fue cumplida, por el fiscal, en el
requerimiento de elevación ajuicio” (consids. 9oy 10)12.
4 CSJN, 28/12/89, “Tarifeño, Francisco s/Encubrimiento en concurso ideal
con abuso de autoridad”, T. 209.XXII, CSJN-Fallos, 317:2043.
5 CSJN, 22/12/94, “García, José Armando s/P.s.a. estelionato y uso de docu
mento falso”, G. 91.XXVII. 10 U na fuerte crítica a estos fallos véase en Maier - Langer, Acusación y sen
tencia, en “Nueva Doctrina Penal”, 1996-B-619, quienes afirman que: “La Corte
6 CSJN, 13/6/95, “Cattonar, Julio Pablo s/Abuso deshonesto”, C. 408.XXXI, ha efectuado tan sólo una afirmación dogmática que se resume en su doctrina y
CSJN-Fallos, 318:1234. que carece de fundamentación. Los fundamentos que pretenden avalar la doctri
7 CSJN, 10/8/95, “Bensadón, Germán p/Av. infr. art. 34, inc. d) de la ley na sólo son aparentes, en tanto no se ha problematizado cada uno de los aspectos,
20.974 y art. 293 en función del art. 292, parte 2a del Cód. Penal”, B. 352.XXXI, por cierto complicados, que su declaración enfática abarca”.
CSJN-Fallos, 318:1400. 11 CSJN-Fallos, 320:1891.
8 CSJN, 21/8/96, “Saucedo, Elizabeth y Rocha Pereyra, Lauro Daniel s/Av. 12 Además, destacó en su voto que “si bien es cierto que al momento del reque
contrabando”, S. 172 XXVIII. rimiento no se individualiza la pena que, en definitiva, el Ministerio Público soli
9 CSJN, 20/10/95, “Ferreyra, Julio s/Recurso de casación”, F. 164 XXVIII, cita para cada caso, no lo es menos que al calificar legalmente lá conducta, el pro
CSJN-Fallos, 318:2098. pio ordenamiento penal establece en cada delito, un mínimo y un máximo dentro
156 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria ___ 15 7
También el juez Moliné O’Connor argum entó que en los juicios Los jueces de la Cám ara consideraron que, como consecuencia
orales que tram itan según las disposiciones del Código Procesal de las facultades conferidas por el actual ordenamiento procesal al
Penal de la Nación, la acusación se produce al formularse el pedi representante del Ministerio Público para el ejercicio de la acción
do de elevación ajuicio, por lo que “el requerimiento de absolución penal pública, la actuación del querellante particular no era autó
por parte del fiscal de juicio no desapodera al tribunal del ejerci noma respecto de aquel órgano y que, por ello, postulada la absolu
cio de la jurisdicción, pues el pedido desincriminatorio por parte ción por el primero, el pedido de condena de la querella no era sufi
del acusador no se halla previsto como causal que determ ine el ce ciente para habilitar al tribunal a em itir un pronunciamiento de
se de la acción penal (art. 5o, Cód. Proc. Penal de la Nación)”. Por condena. Por tal motivo, absolvió a Santillán por inobservancia de
otra parte, “el requerim iento de absolución del representante del una de las formas sustanciales del juicio (art. 18, Const. Nacional).
Ministerio Público no afecta el debido proceso legal, pues la acu Los magistrados de la Corte Suprem a entendieron que las cir
sación como tal se ha producido en la etapa prevista en el art. 347 cunstancias que concurren en el caso eran diferentes a las que die
del Código de rito y es esa requisitoria con la necesaria descrip ron origen al precedente “Tarifeño”, toda vez que “en autos pese
ción del objeto procesal y los demás requisitos previstos por el art. al pedido de absolución formulado por el representante del M inis
347 del Código ritu al la que h a permitido a la defensa el conoci terio Público, en la oportunidad prevista por el art. 393 del Cód.
miento de los cargos que perm iten el pleno ejercicio de la defensa” Proc. Penal de la Nación— el querellante particular solicitó, en
(consid. 9o). esa misma oportunidad, la imposición de una pena”. E n este sen
Por su parte, el juez Vázquez tam bién votó en disidencia con a r tido, afirm aron14:
gumentos similares. Que esta Corte, al precisar qué debe entenderse por procedimientos ju d i
ciales a los efectos del art. 18 de la Const. Nacional, h a dicho que esa nor
4 — Un caso trascendental donde se planteó el mismo proble ma exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a
m a debatido en el fallo “Sabio” h a sido “Santillán” 13. La C ám ara la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces n a tu ra
Nacional de Casación Penal confirmó la sentencia del tribunal les {CSJN-Fallos, 125:10; 127:36; 189:34;308:1557,entrem uchosotros),
oral que había absuelto a Francisco Agustín Santillán del delito y dotó así de contenido constitucional al principio de bilateralidad sobre
cuya base, en consecuencia, el legislador está sujeto a reglam entar el
de abandono de persona agravado (art. 106, párr. 2o, Cód. Penal),
proceso crim inal (doctrina de CSJN-Fallos, 234:270).
pues, al momento de alegar, el representante del M inisterio P ú Que de ello se sigue que la exigencia de acusación, como forma sustancial
blico solicitó la absolución del procesado por considerar atípicos en todo proceso penal, salvaguarda la defensa enjuicio del justiciable,
los hechos en que se había fundado la conducta a él atribuida, en sin que tal requisito tenga otro alcance que el antes expuesto o contenga
tanto que el querellante particular requirió que se le condenase a distingo alguno respecto del carácter público o privado de quien la form li
la pena de cinco años de prisión. la (CSJN-Fallos, 143:5).
Que si bien incumbe a la discreción del legislador regular el marco y las
condiciones del ejercicio de la acción penal y la participación asignada al
querellante particular en su promoción y desarrollo, desde que se tra ta de
del cual el juez en caso de considerar el hecho probado y de acuerdo con la tipifica lo atinente a la m ás acertada organización del juicio crim inal (CSJN-Fa-
ción que a él le atribuya, cuantificará el monto de la sanción que considere adecua llos, 253:31), todo aquel a quien la ley reconoce personería para actuar en
do, según las pautas m ensurativas contenidas en los arts. 40 y 41 del Cód. Penal, juicio en defensa de sus derechos está am parado por la garantía del debi
con lo cual la ausencia de determinación de pena por parte del fiscal queda sosla do proceso legal consagrada por el art. 18 de la Const. Nacional, que ase-
yada, sin que haya sido vulnerada garantía constitucional alguna” (consid. 11).
gura a todos los litigantes por igual el derecho a obtener una sentencia de los jueces se remitió a lo resuelto en la sentencia “Cáseres”.
fundada previo juicio llevado en legal forma (CSJN-Fallos, 268:266, con- También en “Fiscal c. Fernández” los jueces Nazareno, Vázquez y
sid. 2o).
Moliné O’Connor votaron en disidencia16.
Ello en el marco del derecho a lajurisdicción consagrado im plícitam ente
en el art. 18 de la C arta M agna y cuyo alcance, como la posibilidad de ocu 6 — En el caso “M arcilese” 17 se produce un cambio muy im
rrir ante algún órgano jurisdiccional en procura de justicia y obtener de
él sentencia útil relativa a los derechos de los litigantes (CSJN-Fallos,
portante en la jurisprudencia de la Corte. La Cám ara I a en lo Cri
199:617; 305:2150, entre otros), es coincidente con el que reconocen los m inal de la Provincia de Salta había condenado a Pedro Julio
arts. 8o, párr. I o de la Convención Am ericana sobre Derechos Humanos, Marcilese a la pena de prisión perpetua por considerarlo instiga
y 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. dor del delito de homicidio agravado por haber sido cometido con
Que es misión de los jueces contribuir al eficaz y justo desempeño de los alevosía y por promesa rem uneratoria, a pesar de que el fiscal, al
poderes atribuidos al Estado para el cumplimiento de sus fines del modo
concluir el debate, solicitó la absolución.
más beneficioso para la comunidad y los individuos que la forman (conf.
doctrina de CSJN-Fallos, 315:1922), y en el logro de este propósito de ase En esta sentencia la mayoría de los jueces consideró que el tri
gurar la adm inistración de justicia no deben estar cegados al principio de bunal se encontraba habilitado p ara condenar, pese al pedido de
suprem acía constitucional para que esa función sea plena y cabalmente absolución formulado por el fiscal en el debate. En este caso, los
eficaz (conf. doctrina de CS JN-Fallos, 308:490 y 311:2478, entre otros). jueces Nazareno, Moliné O’Connor y Vázquez se remitieron, co
Que es principio aceptado que jam ás la inconsecuencia o falta de previ mo era de suponer, a su disidencia en el caso “Fiscal c. Fernán
sión pueden suponerse en el legislador, por lo que el a quo debió, frente a
los diversos intereses enjuego que surgen de la norm ativa constitucional
dez”. Los jueces Belluscio y Bossert votaron en disidencia, remi
a aplicarse en el sub examine, in terp retar las norm as del Código Proce tiéndose a los argum entos expresados en el fallo “Cáseres”.
sal Penal de la Nación de modo que arm onizasen con el ordenam iento ju Lo que explica la diferente solución que la Corte dio al proble
rídico restante y con los principios y garan tías de la Constitución, evitan m a es el cambio en el criterio del juez Fayt. Si bien este magistra-
do darles un sentido que pone en pugna sus disposiciones, destruyendo
las unas por las otras y adoptando como verdadero el que las concibe y de
je a todas con valor y efecto (CSJN-Fallos , 297:142; 300:1080; 301:460;
16 Los jueces Nazareno y Vázquez señalaron que “resulla pertinente desta
310:192, entre otros).
car que el requerimiento de absolución por parte del fiscal de juicio no desapode
Que ello es así aun cuando el a quo estim ase, en el marco de atribuciones ra al tribunal del ejercicio de lajurisdicción, pues el pedido desincrimi notorio por
que le competen en m ateria no federal, que la norm a procesal ofrece dis parte del acusador no se encuentra necesariamente previsto como causal que de
tin tas interpretaciones posibles, caso en el cual no debió optar por aqué termine el cese de la acción penal. Asimismo, el requerimiento de absolución del
lla que —como en el sub lite — h a ido en desmedro de una adecuada h er representante del Ministerio Público no afecta el debido proceso legal en tanto la
m enéutica de las norm as enjuego, con serio menoscabo de los derechos acusación como tal se ha llevado a cabo en una etapa anterior y que en la medida
asegurados por la Constitución Nacional al privar al particular quere en que, en esa ocasión, se haya dado cumplimiento a todos los recaudos necesarios
llante, a quien la ley le reconoce el derecho a form ular acusación enjuicio para tenerlapor válida, de m anera que la defensa haya podido tomar conocimien
penal, de un pronunciam iento útil relativo a sus derechos, pues esta in to de los cargos que permiten el pleno ejercicio de sus derechos” (consid. 9o). Tam
terpretación dejaría a aquél vacuo de contenido. bién expresaron que “no se advierte violación alguna a la garantía constitucional
de la defensa enjuicio y del debido proceso por el solo hecho de llegar a una senten
5 — Posteriorm ente, la Corte se pronunció nuevam ente sobre cia condenatoria, cuando el fiscal de juicio ha requerido la absolución del im puta
do. No resulta lógico pensar que con su sola decisión el fiscal pueda, sin contralor
esta cuestión en el fallo “Fiscal c. Fernández” 15, donde la mayoría alguno, decidir la suerte del proceso luego de haber formulado una verdadera acu
sación con el pedido de remisión ajuicio, postulando un verdadero reproche penal
y convertirse de esta m anera en juez y parte”.
15 CSJN, 27/2/01, “Fiscal c. Fernández, Pedro Ricardo s/Homicidio culposo”, 17 CSJN, 15/8/02, “Marcilese, Pedro Julio y otro s/Homicidio calificado”, cau
F. 18.XXXV, CSJN-Fallos, 324:425 . sa 15.888/98”, CSJN-Fallos, 325:2005.
160 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 161
do consideró que existía una diferencia entre el caso “M arcilese” juzgar, se estaría reconociendo a los acusadores su disponibilidad
y los precedentes anteriores de la Corte, pues el fiscal no sólo h a sobre el Derecho penal” (consid. 10)19.
bía realizado oportunam ente el requerim iento de elevación a ju i Por otra parte, en su voto el juez Fayt adoptó el criterio —soste
cio, sino que tam bién había ampliado la acusación durante el de nido por la minoría en los anteriores fallos de la Corte— referido a
bate —aunque luego pidió la absolución del im putado—, lo cierto que en el proceso penal la acusación se m aterializa a través del re
es que se puede verificar un cambio en el criterio del m agistrado querimiento fiscal de elevación ajuicio. De acuerdo a este punto de
con relación a lo que había sostenido en el fallo “Cáseres”18. vista se dijo que: “La existencia de una acusación así definida se
Según el juez Fayt, el principio acusatorio exige la clara sepa verificó en el sub lite, de lo contrario el tribunal oral actuante h u
ración de la función del juez y del acusador, pero ello no significa biera carecido de jurisdicción”. Por el contrario, “los alegatos no re
que el fiscal tenga el poder de disponer de la acción penal. El pro visten ese carácter, éstos no modifican el objeto procesal: allí sim
ceso y el juicio únicam ente pueden realizarse si existe una acusa plemente las partes exponen sus conclusiones sobre las pruebas
ción del fiscal, pues ello funciona como g aran tía de “im parciali incorporadas en el debate”. Además, señaló que esta idea de que el
dad” de quien debe juzgar. Sin embargo, “a diferencia del Derecho requerimiento de elevación ajuicio constituye ya la acusación, “se
anglosajón no se está aquí ante un derecho de partes como ocurre robustece con la posibilidad que ofrecen los códigos procesales de
en el Derecho privado. En nuestro sistem a de enjuiciamiento pe am pliarla” (consids. 11 y 12).
nal no hay un derecho de los acusadores a la condena del im puta El m agistrado tam bién consideró en su voto que “esta solución
do, pues en el proceso penal no hay una verdadera pretensión, en es la que mejor se compadece con un sistem a republicano de go
tanto no existe una relación jurídico-material entre acusador y bierno”, pues “establece una estructura de contención a través de
acusado y es el Estado el exclusivo titu lar del Derecho penal sus un sistem a de revisión y control recíproco de esos poderes, en pos
tancial. Es por ello que el acusador no tiene un derecho subjetivo a de evitar que la excesiva concentración y la ausencia de control
la imposición de la pena. En efecto, la conclusión del proceso penal degenere en arbitrariedad, despotismo y tiranía. Carecería de
debe sujetarse estrictam ente a la legalidad”. Es decir, “no siendo el sentido que u n pedido fiscal desincrim inatorio no fundado en de
acusador titu lar de derecho alguno, resulta impensable que pueda recho obligara al tribunal a absolver, imposibilitándosele el ejer
ap artar al tribunal del ejercicio de su jurisdicción ejerciendo un cicio de un debido control de legalidad y razonabilidad. Desde es
poder vinculante”. Dicho de otro modo, “si llegara a determ inarse ta concepción tampoco se explica cómo u na sentencia puede ser
que la petición del acusador m aniata la decisión de quien h a de revisada en virtud de su contenido arbitrario, m ientras que, pa
radójicamente, el alegato no motivado de un fiscal debería tener
18 A favor del criterio de la Corte en “Marcilese” se m uestra Martínez, quien un efecto vinculante para el juzgador” (consid. 14)20.
señala que dicho fallo “vislum braría un progreso en la doctrina del Alto Tribunal,
en razón de que pareciera que abandonó su pobre —porque no desarrolló los fun
damentos por los que arribaba a dicha resolución— y confusa postura anterior, 19 El juez Fayt agrega en su voto que: “Como contrafaz de esta noción, debe
por una posición más clara y fundamentada; y, a mi entender, más acertada que subrayarse que la determinación del objeto mismo de la acusación no puede que
aquella que tuviera. Se afirma que el requerimiento de elevación ajuicio es una dar en manos del tribunal, pues ello sí afectaría su imparcialidad. Así circunscrip
acusación válida para provocar el juicio y que, luego de realizado el debate aun to, el principio acusatorio supone como regla de garantía que el juzgador sólo que
cuando el fiscal requirió la absolución, se puede dictar una sentencia condenato da ligado a la acusación en el sentido de su imposibilidad de condenar a persona
ria. E sta nueva posición de la Corte no se contradice con los requisitos que tanto distinta de la acusada y por hechos distintos de los imputados, pero la solicitud
la doctrina nacional y extranjera señalan que debe contener una acusación váli concreta del fiscal en modo alguno lo vincula”.
da” (La acusación como presupuesto procesal y alegato absolutorio del Ministerio
20 En este sentido, expresó que “si el fiscal solicita una condena, pero el tribu
Público Fiscal. Observaciones sobre una cuestión recurrente, p. 70). nal absuelve de modo absolutamente infundado —por ejemplo, no valorando im-
162 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 163
Es decir, “no puede exigirse que el juez quede atado ineludible especial para conducir vehículos automotores, como autor del de
m ente a una evaluación de los hechos y a una interpretación del lito de homicidio culposo, no obstante que el fiscal —en oportuni
derecho realizada por el fiscal, sobre la base de motivaciones de dad de alegar-^- se abstuvo y estimó de aplicación el art. 4° del Cód.
las que no participa, apartándose así de su convicción acerca de la Proc. Penal de esa provincia. Contra la sentencia de la Suprema
verdad real”. No hay duda acerca de que el fiscal puede solicitar la Corte de Justicia de Mendoza, que había rechazado el recurso de
absolución, “pero ello no implica en modo alguno reconocerle un casación, la defensa interpuso recurso extraordinario federal.
poder de disposición, pues entonces si el fiscal vincula es el fiscal La mayoría de los jueces dé la Corte23 consideró que el recurso
quien decide, vulnerándose el principio de separación de los pode era procedente, dejando sin efecto el pronunciamiento recurrido.
res y, de ese modo, el sistem a republicano de gobierno”21. D irectam ente se rem itieron a los argum entos expuestos en el fa
Finalm ente, expresó que: “En el sub lite la acusación —reque llo “Cáseres” antes citado24.
rim iento fiscal de elevación ajuicio— y su consiguiente am plia
ción presentaron todos los elementos necesarios p ara garantizar 8 — Como último antecedente im portante, puede mencionar
una defensa válida. En efecto, ni siquiera la discusión sobre la pe se al caso “Del’Olio”25, donde el Tribunal Oral en lo Criminal n° 12
na —no contenida expresam ente en la acusación que, como ya se de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires había condenado al im
señaló, sólo requiere la imputación de los hechos— resultaba putado a la pena de dos años de prisión en suspenso y costas, co
aquí necesaria por tra ta rse de un delito ante cuya comisión se mo autor del delito de defraudación por adm inistración fraudu
prevé pena de prisión o reclusión perpetua” (consid. 17). lenta, a pesar de que el fiscal había solicitado la absolución d u ran
te el juicio.
7 — A p a rtir del fallo “Mostaccio”22 la Corte Suprem a cambió En este fallo, la Corte Suprem a compuesta por u na nueva inte
nuevam ente su posición y volvió al criterio anterior defendido en gración de jueces, recordó el criterio sostenido en “Santillán” y con
el caso “Tarifeño”. En esta oportunidad, el imputado Julio Gabriel sideró que “la exigencia de la acusación, como forma sustancial en
Mostaccio Scafati había sido condenado a la pena de seis meses de todo proceso penal, salvaguarda la defensa en juicio del justicia
prisión de efectivo cumplimiento y cinco años de inhabilitación ble, sin que tal requisito tenga otro alcance que el antes expuesto o
contenga distingo alguno respecto del carácter público o privado
de quien la formula”. En tal sentido, señalaron que: “La.decisión
del juez de instrucción de dar por decaído el derecho a responder la
portante prueba de cargo—, esta decisión deberá ser considerada arbitraria, sin
vista que prevé el art. 346 del Cód. Procesal aparejó la pérdida de
embargo, si el fiscal solicita la absolución —en forma infundada— m aniataría al
tribunal con el mismo tipo de ‘arbitrariedad’”, los derechos procesales vinculados al acto precluido. Si el partieu-
21 También tuvo en cuenta que la Ley Orgánica del Ministerio Público (ley
24.946) dispone en su art. 28 que: “Los dictámenes, requerimientos y toda otra in
tervención en juicio de los integrantes del Ministerio Público deberán ser conside ^U na crítica al fallo de la Corte por considerar que un cambio de doctrina
rados por losjueces con arreglo a lo que establezcan las leyes procesales aplicables debería haber incluido una fundamentación mayor, véase en Guardia, El falló
al caso". Por ello, sostuvo el juez Fayt que “el control de legalidad de los actos del “Mostaccio”. El pedido de absolución del fiscal y el requisito de la acusación, LL,
Ministerio Público no resulta incompatible con su independencia, ambos son va 2004-2-20.
lores que deben conjugarse para no vulnerar la esencia del sistem a republicano 24 CSJN-Fallos,-320-1891. En este fallo, el voto de la minoría estuvo confor
de gobierno”. mado por los jueces Fayt y Vázquez, quienes —en lo sustancial— reiteraron los
22 CSJN, 17/2/04, “Mostaccio, Julio Gabriel s/Homicidio culposo”, M. 528. argumentos expuestos en el voto del primero en el fallo “Marcilese”..
XXXV, CSJN-Fallos, 327-120. 25 CSJN-Fallos, 329:2596.
Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellantey sentencia condenatoria 165
164
lar ofendido no concretó objetivamente y subjetivamente su pre ción del imputado. P ara esto, claro está —conforme a la doc
tensión, no podría integrar legítim am ente u na incriminación que trin a fijada en “DerOlio”—, es necesario que el querellante
no formuló previam ente”. En definitiva, consideraron que “este haya expresado su pretensión punitiva al momento de con
aspecto es decisivo p ara resolver el pleito en sentido adverso a la te star la vista del art. 346 del Código Procesal Penal de la
eficacia del fallo de condena, lo que perm ite descalificar a la sen Nación.
tencia apelada como pronunciamiento jurisdiccional válido, pues
al haberse dictado en las condiciones señaladas resultó violatoria E n síntesis, de acuerdo al criterio defendido por la m ayoría de
del derecho de defensa enjuicio” (consids. 5o, 6oy 70)26. los jueces de la Corte, la acusación constituye u n presupuesto ine
ludible de la condena, pero es indiferente que sea efectuada por el
acusador público o por el querellante27.
— §3 —
Si bien es necesario reconocer que se tra ta de un tem a sum a
m ente discutible y que h a dado lugar a diferentes interpretacio
A lgunas reflexiones sobre el criterio de la C orte
nes en la doctrina y la jurisprudencia, desde mi punto de vista, la
Si tenemos en cuenta la sintética referencia a los antecedentes solución adoptada por la Corte es la correcta, aunque creo que es
de la Corte Suprem a expuestos en el punto anterior y al criterio necesario form ular algunas aclaraciones sobre los fundam entos
sostenido en el fallo “Sabio”, puede decirse que la posición actual de esa posición. P asaré a exponer sintéticam ente los argum entos
del Máximo Tribunal nacional se puede resum ir en dos aspectos que considero fund.amentales p ara resolver éste problema.
fundam entales:
a) No puede existir una sentencia condenatoria válida sin una a — - No puede haber condena si tras el debate
acusación previa y completa, en el sentido de que no es sufi no se mantiene la acusación
ciente con el requerim iento de elevación ajuicio formulado
por el fiscal, sino que la acusación debe m antenerse luego la Corte es que si al concluir el debate no se m antiene ninguna acu
del debate oral m ediante un expreso pedido de pena. Por sación contra el imputado, es decir, si no se concreta ningún pedi
ello, si al concluir el juicio el acusador solicita la absolución do de pena, el tribunal no se encuentra habilitado p ara condenar.
del imputado, el tribunal no se encuentra legitimado para Si bien la solución de la Corte es la correcta, es im portante for
condenar. m ular u na aclaración: la imposibilidad de condenar al imputado
b) La acusación debe ser entendida en sentido amplio, inclu en caso de que la acusación no se m antenga en el debate no es una
yendo no sólo el pedido de pena formulado por el acusador consecuencia prevista ni contem plada por la ley procesal sino Uña
público (fiscal), sino tam bién el del querellante particular. derivación constitucional. Es decir, b asta con efectuar u n simple
De acuerdo a ello, si al concluir el debate el querellante for análisis del Código Procesal Penal de la Nación (y tam bién del Có
m ula la acusación, el tribunal se encuentra habilitado para digo Procesal del N euquén—aplicable al caso comentado—) p ara
condenar, incluso cuando el fiscal haya solicitado la absolu
advertir que en ningún momento el legislador establece que, fren las partes a una audiencia para la lectura de la sentencia (arts.
te al pedido absolutorio del fiscal, el tribunal se encuentre impe 393, Cód. Proc. Penal de la Nación, y 361, Cód. Proc. Penal del
dido de condenar. Neuquén). Pareciera que, de acuerdo al sistem a ideado por el le
Adiferencia de lo que ocurre en otros sistem as28, tanto en el ca gislador, una vez iniciado el juicio y abierto el debate con la lectu
so del Código federal como en el del Código del Neuquén, la ley es ra del requerim iento del fiscal, ninguna de las partes puede sus
tablece que una vez realizada la discusión final con los alegatos, traerle al tribunal el poder jurisdiccional, de modo que los jueces
el presidente debe preguntarle al imputado si tiene algo que m a se encuentran legalmente habilitados para condenar o absolver
nifestar y, luego de ello, se da por cerrado el debate convocando a según lo que estim en ajustado a Derecho.
La obligación de absolver por el retiro de la acusación por p ar
te del fiscal no ha sido prevista en la ley. Al contrario, la amplia po
28 El art. 244 del Cód. Proc. Penal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es testad que la ley le acuerda al tribunal queda evidenciada cuando
tablece que: “El pedido de absolución formulado por el/la Fiscal dará por termi se establece que “en la sentencia, el tribunal podrá dar al hecho
nado el debate e implicará la libre absolución del/la imputado/a cuando no hubie
ra habido acusación de la querella”. una calificación jurídica distinta a la contenida en el auto de rem i
También se prevé una regulación muy interesante en el art. 332 del nuevo sión ajuicio o en el requerim iento fiscal, aunque deba aplicar pe
Cód. Proc. Penal de Chubut: “La sentencia de condena no podrá sobrepasar el he nas más graves o medidas de seguridad” (art. 401, Cód. Proc. Pe
cho imputado con sus circunstancias y elementos descriptos en la acusación y en el nal de la Nación, y 366, Cód. Proc. Penal del Neuquén)29.
auto de apertura o, en su caso, en la ampliación de la acusación. En la condena, el
tribunal podrá dar al hecho una calificación jurídica distinta de aquella indica
E sta falta de previsión por parte del legislador no puede enten
da en la acusación o en el auto de apertura o aplicar penas más graves o medidas derse como un mero olvido o una falta de consideración del proble
de seguridad, siempre que no exceda su propia competencia; pero el acusado no ma. Ello está muy claro en el caso del sistem a procesal penal del
puede ser condenado en virtud de un precepto penal más grave que el invocado en Neuquén, donde expresamente se h a regulado la imposibilidad de
la acusación, comprendida su ampliación, o en el auto de apertura, si previamente
no fue advertido de la modificación posible del significado jurídico de la im puta condena sin acusación del fiscal para el juicio correccional (art.
ción, conforme al art. 322, párr. 4 o. Esta regla comprende también a los preceptos 370, Cód. Proc. Penal del Neuquén)30. Si el legislador lo contempló
que se refieren sólo a la pena y a las medidas de seguridad y corrección, y se aplica, expresamente en m ateria correccional y no en m ateria criminal es
asimismo, a los casos en los cuales la variación de la calificación jurídica implique,
porque no quiso establecer dicho límite para esta clase de delitos.
aun por aplicación de un precepto penal más leve, la imposibilidad de haber re
sistido esa imputación en el debate. Cuando el fiscal y el querellante, en su caso, re Ahora bien, la circunstancia de que la ley no impida la condena
tiren la acusación, el tribunal, como principio, deberá absolver. Sin embargo, en caso de retiro de la acusación por parte del fiscal no significa
cuando el tribunal estuviere compuesto con un número mayor y suficiente de ju e que dicha solución no deba imponerse, por aplicación de ciertos
ces y vocales legos y estuviere presente otro fiscal, a solicitud de los intervinientes
conforme con lo dispuesto en el art. 317, párr. 2°, siempre que coincidieren todos
principios fundam entales de la Constitución. Dicho de otro modo,
los miembros, podrá declarar que la intervención del fiscal no alcanza a cumplir
la finalidad prevista en la ley de conformidad con lo acaecido en el debate; en tal
caso, declarará la nulidad de esa intervención y se apartará del conocimiento de
la causa debiendo efectuarse los reemplazos previstos en el art. 317. Si el fiscal re 29 La exigencia de absolución en caso de retiro de la acusación por el fiscal no
tirara la acusación nuevamente, el tribunal deberá absolver, sin perjuicio de que ha sido mencionada en el art. 402 que se refiere a la sentencia absolutoria, ni tam
se pasen los antecedentes, de oficio o a pedido de algiín interviniente, con un cir poco se puede inferir del art. 404 que establece cuándo una sentencia es nula.
cunstanciado informe de todos los jueces y vocales legos, al Consejo de la Magis Véanse también, en igual sentido, los arts. 367 y 369 del Código Procesal Penal
tratura si se entendiese que concurre causal de mal desempeño, y al fiscal compe del Neuquén.
tente, en el supuesto de incumplimiento de los deberes de funcionario público o la 30 Según este artículo: “Nunca podráel juez correccional condenar al im puta
presunción de la comisión de otro delito. En todos los casos, el veredicto de inocen do si el Ministerio público no lo requiriese, ni imponer una sanción más grave que
cia pronunciado por los jurados es definitivamente vinculante”. la pedida”.
Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria ]! g9
168
aun cuando no h a sido previsto por la ley, existen argumentos b) La acusación definitiva que se realiza al concluir el debate
constitucionales para sostener que si la acusación no se m antiene en los alegatos, que supone una valoración de la prueba del
tras el debate oral, el tribunal se encuentra impedido de condenar. juicio y un pedido expreso de pena por parte del fiscal.
Entiendo que son varios los fundamentos que perm iten apoyar
esta solución. Desde mi punto de vista, esa es la interpretación más adecuada
si tenemos en cuenta que el requerim iento de elevación ajuicio
1 — En prim er lugar, creo que hay que darle la razón a quienes únicam ente supone una valoración “provisoria” de elementos de
consideran que la acusación del fiscal no se formaliza exclusiva cargo que, formalmente, no constituyen prueba porque aún no
mente con el requerimiento de elevación ajuicio31, sino que recién han sido incorporados al debate33. Es durante el juicio oral que el
se completa con el pedido de pena que se formula durante los ale fiscal puede valorar correctamente la pruebay, en caso de conside
gatos. Es decir, la acusación como acto procesal fundam ental se rarlo adecuado, formular definitivamente la imputación con un
lleva a cabo mediante dos actos complementarios y sucesivos32: expreso pedido de pena. Ello es tan claro que la “contradicción”,
propia del debate oral, recae fundam entalm ente sobre el alegato
a) El requerim iento de elevación de la causa ajuicio, a través
del fiscal y no sobre el requerimiento escrito. Es decir, la discusión
del cual el acusador considera que existen elementos de car
final en el juicio, que refleja el momento cumbre de la contradic
go suficientes para someter al imputado al juicio oral.
ción, es la que se lleva a cabo en los alegatos de las partes.
Sin embargo, lo que resulta determ inante para sostener que la
31 De otra opinión, al considerar que la acusación se perfecciona con el reque acusación recién se perfecciona en el alegato es la circunstancia
rimiento de elevación ajuicio, Maier - Langer, Acusación y sentencia, en “Nueva de que, en el requerimiento de elevación ajuicio, el fiscal aún no
Doctrina Penal”, 1996-B-622; Vázquez, Las atribuciones del querellante ante una solicita la imposición de ninguna pena, solicitud que se formula
solicitud de absolución del fiscal, JA, 1998-IV-779; Martínez, La acusación como
presupuesto procesal y alegato absolutorio del Ministerio Público Fiscal. Observa
en la etapa de la discusión final. En este sentido, parece hasta
ciones sobre una cuestión recurrente, p. 70; Bidart Campos, El recaudo constitu contradictorio que pueda hablarse de una auténtica acusación
cional y procesal de la acusación penal, LL, 2003-A-207; Carbone, La cuestión en cuando el fiscal no solicita ninguna imposición de pena. La esen
el Código Procesal Penal de Santa Fe reformado. “Pretensión de absolución fiscal cia de cualquier acusación es la expresa manifestación de la pre-
en eljuicio y la vinculación del tribunal”. Breve excursión por los precedentes de la
Corte Suprema de Justicia, Zeus, 95-35; Ferreyra - Martínez Vázquez de Miral-
peix, La reivindicación de la facultad jurisprudencial y el fui del llamado “mono
polio”del Ministerio Público sobre la acción penal, LL, ejemplar del 4/2/03, p. 4. 3,3 Véase De Lúea - Manríquez, Condena sin acusación ,L L A 995-B-800. cap.
32 Tienen razón De Lúea y Manríquez cuando afirman que “puede haber más IV, quienes sostienen que “el requerimiento no cumple con los requisitos de la
de una actividad persecutoria que conlleve a una decisión jurisdiccional válida, es acusación —desde el punto de vista constitucional— porque se basa en pruebas v
decir, distintas intervenciones complementarias y necesarias del órgano faculta presunciones provisionales, muchas de ellas celebradas inaudita parle, en un pe
do para ello que no se traduzcan en un único acto llamado ‘acusación’. Ese medio ríodo sumarial en el que rigen los principios procesales inquisitivos, etcétera. La
de ejercitar la acción penal puede ser variado e irse complementando con reque práctica lo dem uestra a diario. Se sustancian procesos en los que no hay ratifica
rimientos, solicitudes o incorporación de medidas de prueba, alegaciones, apela ción de los testigos de comisaría, en los que el procesado se negó a declarar y don
ciones, etcétera” (Condena sin acusación, LL, 1995-B-800, cap. ID. También de todas las ‘pruebas’quedan sujetas a ofrecimiento, realización, producción v/o
Guardia defiende la idea de que la acusación se integra por el requerimiento de confirmación en el debate. Todo es una hipótesis a dem ostrar enjuicio. ¿La defen
elevación ajuicio “y su complemento, formulado al momento de la discusión final sa debe contestar hipótesis?” Por ello señalan que “el requerimiento habilita id
donde el fiscal actuante ratifica esa posición y expresa la concreta pretensión pu juicio, el debate, pero eso no implica que habilite una condena” (cap. V). Una opi
nitiva, de m anera tal que la ausencia de esta última instancia deja al proceso sin nión similar véase en Pereyra, Modelo acusatorio y persecución estatal. Sobn •los
acusación” (El fallo “Mostaccio”. El pedido de absolución del fiscalyel requisito de aciertos y desaciertos en la disputa por la relevancia de las conclusiones de! M i n i s
la acusación, LL, 2004-2-27). (crio Público Fiscal, en “Nueva Doctrina Penal”, 2002-A-195.
170 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 171
tensión punitiva y, obviamente, ello supone el pedido de pena co Finalmente, tam bién es determ inante el propio contenido lite
rrespondiente34. ral de la ley. En efecto, en el sistem a federal, cuando el legislador
En un sistem a de enjuiciamiento oral, no parece adecuado sos regula la intervención del fiscal previa al juicio en el art. 347 del
tener que un acto procesal fundam ental del proceso, como es la Cód. Proc. Penal de la Nación, en ningún momento alude a la “acu
acusación, se formalice por escrito y, además —en muchos siste sación”, sino que exclusivamente se refiere al “requerimiento de
m as—, por un fiscal diferente al que interviene en el juicio. En un elevación a j uicio”. En cambio, en el art. 393, al regular la discusión
sistem a de enjuiciamiento acusatorio, basado en la oralidad, in final, sí se introduce expresamente la palabra “acusaciones”36.
mediación, la contradicción y la igualdad entre las partes, lo ade
cuado es considerar que la acusación recién se perfecciona cuando 2 — U na vez que se acepta que la acusación recién se comple
se concreta oralmente el pedido de pena en el juicio y se somete a la ta con el pedido de pena que se realiza en el juicio, es evidente que
discusión de las p artes35. si el fiscal durante los alegatos solicita la absolución del im puta
do, el tribunal no se encuentra habilitado para condenar, pues, de
lo contrario, se afectarían ciertos principios constitucionales.
Así como para la imposición de una pena es imprescindible que
34 Respecto de la imposibilidad de asignar al requerimiento carácter de acu
sación por carecer de expreso pedido de pena, véase también Rúa, Acusación y sis exista una ley previa (principio de legalidad) y un hecho previo
tema acusatorio. ¿Sigue siendo el fiscal quien ejerce la acción penal? A propósito (fundamento real de la pena), tam bién debe cumplirse el llamado
del fallo “Marcilese”, LL, 2002-F-43, cap. II. También Guardia afirma que el re “fundam ento de conocimiento” de la sanción: no puede aplicarse
querimiento “... que ciertamente constituye un claro acto persecutorio estatal,
una pena sin la previa sustanciación de un proceso perfectam en
tiene por fin que el Ministerio Fiscal —en su caso también la parte querellante—
le manifieste al juez instructor si encuentra completa la etapa sum aria y exprese te regulado por la ley y respetuoso de las garantías fundam enta
su clara voluntad de avanzar hacia la siguiente etapa procesal... Es claro tam les de la Constitución37. Esto es lo que se conoce como principio
bién que ese requerimiento constituye una imputación del hecho al imputado, pe del “debido proceso legal” (arts. 18, Const. Nacional, 26, DADDH,
ro ello no alcanza para considerarlo la acusación. La carencia de pretensión puni
tiva en concreto constituye el máximo obstáculo para sostener la posición que
11.1, DUDH, 8o. 1 y 8o.2, CADH, y 14.2 y 14.3, PIDCP).
aquí se cuestiona” (El fallo “Mostaccio”. El pedido de absolución del fiscal y el re En lo que en este caso nos interesa, sin perjuicio de otras g aran
quisito de la acusación, LL, 2004-2-25). Recientemente coincide con este criterio tías exigidas por la Constitución, el principio del debido proceso
Schechtel, ¿Es constitucional la sentencia de condena sin acusación fiscal ?La si legal supone que, para que exista condena, debe haber siempre
tuación del querellante en el Código Procesal Penal de Córdoba, en “Revista de
Derecho Procesal Penal”, Rubinzal - Culzoni, en prensa, cap. III. 1. una acusación previa y, además, que la función de acusar y de ju z
35 Como expresan Anitúa y Cappuccio, “... es sin duda en los alegatos en que
gar siempre deben recaer en órganos diferentes. Ello es lo que en
se produce acabadamente la acusación, en virtud de los principios de inmedia realidad se quiere expresar con la idea de “sistem a acusatorio”,
ción, contradicción y publicidad” (Anitúa - Cappuccio, Acusación y sentencia con que, en rigor de verdad, es un concepto que ya se encuentra “im
denatoria en la jurisprudencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, en plícito” en el principio del debido proceso legal, porque es la Cons-
“Nueva Doctrina Penal”, 1996-A-145). Con razón señalan que de estar a la opi
nión contraria “uno de los actos procesales fundamentales del juicio sería escrito
y sin sustento en lo producido durante el debate” (op. cit., p. 146). En igual senti
do, Schechtel afirma que si se considera como acusación al requerimiento escrito
“se restringe la vivencia de los principios de oralidad, inmediación y contradic
36 Véase Anitúa - Cappuccio, Acusación y sentencia condenatoria en la ju ris
ción, que rigen ampliamente en la etapa de juicio” (¿Es constitucional la senten
prudencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, en “Nueva Doctrina Pe
cia de condena sin acusación fiscal? La situación del querellante en el Código Pro
nal”, 1996-A-146.
cesal Penal de Córdoba, en “Revista de Derecho Procesal Penal”, Rubinzal - Cul
zoni, en prensa, cap. III. 1). 37 Véase Donna, Derecho penal. Parte general, 1.1, p. 260.
Acusación del querellante y sentencia condenatoria 173
172 Jurisprudencia p en a l de la CSJN
3 — El segundo argumento, íntim am ente ligado al anterior, Considero que el principio de im parcialidad del juzgador se ve
tiene que ver con el principio constitucional de imparcialidad del ría gravemente afectado si se pudiera aceptar que el tribunal con
juzgador (arts. 26, DADDH; 10, DUDH; 8o. 1, CADH; y 14.1, PID- dene sin que ninguna de las partes acusadoras lo pida41. Es que
CP). U na de las características principales del sistem a de enjui en ese caso, en rigor, el órgano jurisdiccional estaría tomando de
ciamiento con arreglo a la Constitución, precisamente se relacio oficio la decisión de condenar, y ello por sí solo ya se m uestra con
na con la exigencia de que el órgano encargado de juzgar sea im trario a la idea de im parcialidad42.
parcial y se encuentre absolutam ente desligado de la facultad de
investigar y acusar.
La imparcialidad del juez o tribunal supone que el órgano ju ris
órgano acusador, en el sentido de que no se encuentre “condicionado” por su pro
diccional reciba una acusación y sin ningún compromiso o condi pia investigación al momento de decidir si formula o no la acusación. Al respecto,
cionamiento previo pueda resolver. Si el juez o tribunal se encuen A m ienta Deu señala que: “No se puede sostener que la garantía de imparcialidad
tra n facultados para asum ir de oficio actividades persecutorias abarca la función acusadora y la enjuieiadora (quien acusa no juzga), pero no la
investigadora (quien investiga no acusa). Si es cierto que el enjuiciado)' no puede
contra el imputado o actividades de investigación, es claro que ya estar prevenido a la hora de juzgar, garantía semejante debe informar la labor de
no gozarán del privilegio de la imparcialidad y sus fallos podrán quien decide, y por ende, juzga sobre la acusación. Máxime cuando el ejercicio de
cuestionarse porque estaban previamente condicionados con la dicha acusación es ineludible para la existencia misma del juicio” (El fiscal ins
intervención anterior. tructor ¿Es necesario?, en “Revista de Derecho Procesal Penal”, “La actividad del
Ministerio Público Fiscal - 1”, 2007-2-75).
En los sistem as procesales modernos, se tra ta de garantizar de
la mejor forma posible la imparcialidad del tribunal, procurando '*1 Respecto de la necesidad de garantizar la imparcialidad del juez, es funda
que el juez que interviene durante la investigación penal prepa mental tener en cuenta el fallo “Quiroga” del Máximo Tribunal nacional. Toda la
ratoria, que debe adoptar medidas que implican tom ar conoci sentencia analiza en detalle las consecuencias del principio de imparcialidad.
Muy ilustrativo resulta el siguiente párrafo: "... aun cuando se pueda sostener
miento del caso y realizar una valoración sobre elementos de prue que los fiscales cumplen, materialmente, una función judicial, en tanto, al igual
ba o evidencias, nunca pueda ser el mismo que debe dictar la sen que los jueces, aspiran a que el proceso finalice con una sentencia justa, lo hacen
tencia definitiva. Al mismo tiempo, se intenta restringir o prohi desde posiciones procesalmente diversas, y el ejercicio efectivo de la misión que a
cada uno de ellos le compete se excluye recíprocamente: ni el fiscal puede juzgar
bir que el tribunal encargado de juzgar pueda ordenar de oficio
ni el juez puede acusar. De otro modo, durante la instrucción el imputado debe de
medidas probatorias o de investigación40. fenderse no sólo de quien lo acusa, sino de quien decide, y de quien debería poder
esperar independencia de criterio” (CSJN, 23/12/04, “Quiroga, Edgardo Oscar
s/Causa 4302”, Q. 162 XXXVIII, CSJN-Fallos, 327:5863, consid. 23).
‘v¿ Con razón se pregunta Pereyra: “¿Qué sensación de justicia puede preva
sarrollo del debate” (Rúa, Acusación y sistema acusatorio. ¿Sigue siendo el Fiscal lecer en la mente del imputado, cuando el fiscal, su contrincante, solicita la abso
quien, ejerce la acción penal? A propósito del fallo “Marcilcse”, LL, 2002-F-43, cap. lución y el tribunal, que se dice de sí mismo y que el mismo imputado creía impar
III). Pereyra, por su parte, expresa que el esquema acusatorio “no admite un mo cial, le quita virtualidad a dicho pedido porque le parece que todavía existe méri
nólogo unilateral del juez con la prueba para buscar la verdad, sino que requiere to razonable para condenar?” (Modelo acusatorio y persecución estatal. Sobre los
el enfrentamiento de las partes, expresado en afirmaciones y refutaciones, prue aciertos y desaciertos en la disputa por la relevancia de las conclusiones del M inis
bas y contrapruebas, argumentos y contra-argum entos, lo que llamamos contra terio Público Fiscal, en “Nueva Doctrina Penal”, 2002-A-205). Anitúa y Cappuc-
dictorio” (Modelo acusatorio y persecución estatal. Sobre los aciertos y desaciertos cio lo explican de la siguiente forma: “El principio de contradicción al que nos re
en la disputa por la relevancia de las conclusiones del Ministerio Público Fiscal, firiéramos, no solamente implica la posibilidad de confrontar y controlar las
en “Nueva Doctrina Penal”, 2002-A-194). pruebas utilizadas para el sostenimiento de una imputación, habilitando el cami
no a la defensa para la presentación de sus descargos, sino principalmente, una
10 Un problema muy interesante, que no es posible abordar en este comenta división de roles estatales en el juicio. Por un lado, el interés del Estado en la per
rio es el referido a si debería exigirse cierta imparcialidad también respecto del secución pública de los delitos (actividad requirente), ubicado en manos del repre-
176 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 177
4 — El aceptar que el tribunal de juicio pueda dictar sentencia del imputado. Cuando el propio acusador h a decidido no acusar,
condenatoria sin una verdadera acusación durante el juicio im no hay nada de qué defenderse.
plicaría, además, una grave afectación al derecho de defensa en Desde este punto de vista, si el pedido absolutorio del fiscal
juicio (arts. 18, Const. Nacional; 11.1, DUDH; 8°.2, CADH;y 14.3, torna innecesario que la defensa presente todos sus argum entos,
PIDCP). la condena del tribunal im plicará una auténtica “sorpresa” para
R esulta evidente que para garantizar el derecho de defensa en el imputado, porque valorará circunstancias incrim inantes que
juicio, es imprescindible que el imputado conozca perfectamente el fiscal no h a mencionado en el debate oral. El acto de defensa só
la acusación. Pero no basta con que tenga conocimiento de los he lo tiene sentido cuando existe una parte contraria que sostiene
chos imputados, sino que es necesario que haya sido debidam en una posición distinta en el caso. Si el fiscal está de acuerdo con la
te informado sobre los fundamentos fácticos y jurídicos de la acu defensa, lo que el defensor pueda decir en los alegatos no es au tén
sación, circunstancia que perm itirá al imputado presentar con ticam ente una defensa44*.
tra-argum entos de peso suficientes*43. Podría pensarse que no se viola el derecho de defensa, porque,
Es decir, la defensa implica siempre ejercer una “resistencia” en rigor de verdad, la defensa cuenta con el requerimiento de ele
frente a láim putación o acusación de la parte contraria, de modo vación a juicio, donde se formula una imputación concreta, con
que, cuando dicha acusación no se concreta, no existe defensa po descripción de la conducta atribuida, su fundamentación jurídica
sible. Si el fiscal solicita la absolución del imputado, tal tem pera y las evidencias de cargo. Sin embargo, el requerimiento de eleva
mento hace innecesaria o superflua la intervención del defensor y ción ajuicio únicam ente valora elementos de la investigación pe
nal preparatoria, pero no del debate, de modo que la defensa debe
ría expresar los alegatos y efectuar la defensa definitiva del impu
tado, sin que ninguna otra parte haya explicado previam ente poi
sentante de la sociedad, que debe actuar con criterios de justicia ... Por otro lado, qué motivo las pruebas incorporadas al debate perm iten fundar
el juez imparcial, cuya misión no puede sino dirigirse a la solución de un enfren
tamiento, utilizando, únicamente, la prueba presentada y discutida ante él. Si así un fallo condenatorio. Es decir, debería alegar sobre el mérito de
no actuara, y pretendiese hallar la verdad real sobre lo ocurrido —más allá de las la prueba sin posibilidad de responder ninguna acusación41’.
pruebas ofrecidas por las partes o cuando ya no existe contienda entre ellas (por
que el fiscal solicita la absolución del imputado)—, el esquema de garantías des-
cripto hasta aquí no tendría razón de ser” (Acusación y sentencia condenatoria en
la jurisprudencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, en “Nueva Doctrina
Penal”, 1996-A-151). También Rúa considera que “así el imputado no sólo se en 44 Recordemos que la Corte Suprema en el conocido fallo “Quiroga” ha dicho
frentará al fiscal, como órgano estatal, sino también con el juez, quien bajo su ca que “...u n a defensa efectiva supone que sea el fiscal, y no el tribunal de juicio,
pa de defensor a ultranza del principio de legalidad, intentará desentrañar la ver quien construya, a partir de la prueba producida en el debate, la imputación defi
dad de lo ocurrido” {Acusación y sistema acusatorio. ¿Sigue siendo el fiscal quien nitiva. Tal principio fue afirmado ya desde un punto de vista de las formas sustan
ejerce la acción penal? A propósito del fallo “Marcilese”,LL, 2002-F-43, cap. III). ciales del debido proceso, sin que se haya examinado la cuestión reí ati va a si el im
putado pudo o no defenderse en la situación concretamente planteada en la cau
43 De Lúea y Manríquez señalan de modo contundente que “nadie puede de sa” (CSJN, 23/12/04, “Quiroga, Edgardo Oscar s/Causa 4302”, Q. 162 XXXVIII,
fenderse, salvo formalmente, contra un acto procesal en el que nose valoran prue CSJN-Fallos, 327:5863, consid. 20).
bas del juicio, nudo del proceso penal actual y donde deben ventilarse todas ellas”. 45 Véase Pons - Bruzzone, El modelo acusatorio en la jurisprudencia de la
En su opinión, “si no hay pedido de condena, basado en el examen y valoración de Cámara Nacional de Casación Penal, en “Cuadernos de Doctrina y Jurispruden-
todas y cada una de las pruebas producidas en el juicio, la defensa carecerá del cia Penal”, año I, n° 0,1993, p. 237; y Pereyra, Modelo acusatorio y persecución es
elemento indispensable para ejercer su ministerio por la contraposición de las tatal. Sobre los aciertos y desaciertos en la disputa por la relevancia de las conclu
pruebas valoradas por el fiscal y de la interpretación que de esa valoración extrae siones del Ministerio Público Fiscal, en “Nueva Doctrina Penal”, 2002-A-196.
ese funcionario” (Condena sin acusación, LL, 1995-B-800, cap. VI). quien señala que no sólo se estaría vulnerando el derecho de defensa en juicio, si-
178 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 179
Finalmente, la afectación al derecho de defensa es aún más evi atribuirle al fiscal un poder de “disposición” de la acción penal, ni
dente en lo que tiene que ver con la determinación de la pena apli tampoco aceptar por esta vía el principio de oportunidad, que no
cable al imputado. En efecto, como no existe acusación del fiscal en se encuentra admitido por la ley penal47*.
el momento de los alegatos y, además, el requerimiento de eleva En rigor de verdad, cuando el fiscal decide no acusar, porque
ción a juicio no contiene ningún pedido de pena, es claro que la luego de producido el debate no existen elementos suficientes pa
defensa se encontrará imposibilitada de contestar cualquier cues ra afirm ar la responsabilidad penal del imputado, no estamos an
tión que se relacione con la valoración de circunstancias agravan te ninguna renuncia a la acción penal pública. La renuncia a la ac
tes que sean tomadas en cuenta por los jueces al momento de dic ción pública y a la persecución penal existiría si el fiscal, pese a
ta r el fallo condenatorio. Es que, debido a la solicitud de absolución advertir que existe un delito, decide no llevar adelante la acusa
del fiscal, ni siquiera existirá “contradicción” sobre el tipo y mon ción. Ello es lo que ocurre, por ejemplo, en los sistem as donde se
to de pena que corresponda im poner46. admite el principio de oportunidad, autorizándose al fiscal, inclu
sive, a no llevar a cabo la investigación.
5 — Finalm ente, es im portante hacer una aclaración adicio Sin embargo, en casos como los analizados, la situación es com
nal. El aceptar que el pedido de absolución del fiscal resulte vin pletam ente distinta. No es que el fiscal advierta que existe delito
culante para el tribunal, de ninguna m anera supone abandonar
el principio de legalidad en la persecución penal ni de oficialidad
(arts. 71, Cód. Penal, y 5o del Cód. Proc. Penal de la Nación). El
47 Respecto de esta crítica, véase Maier - Langer, Acusación y sentencia, en
otorgar poder vinculante a la decisión de no acusar no implica “Nueva Doctrina Penal”, I996-B-622, quienes sostienen que: “No existe regla al
guna que autorice al fiscal a desistir en forma vinculante para el fallo, como lo sos
tiene, aparentem ente, la Corte Suprema. La conclusión del fiscal, al final del de
no invirtiendo incluso la carga de la prueba, “poniéndose en cabeza de la defensa bate, sólo representa su opinión sobre esa acusación, conforme al mérito o demé
la carga de obligación de demostrar que el m aterial probatorio producido en el de rito que él arroja. Nada autoriza a trata rla como una renuncia ala persecución pe
bate no le es desfavorable”. En este sentido, expresan A nitúay Cappuccio que “da nal, efectuada por el acusador público, con efectos vinculantes para 1a decisión del
da la importancia de la acusación, que hace saber al imputado la totalidad del re tribunal (principio dispositivo), efectos sólo admitidos por la ley penal por excep
proche del que tiene que defenderse, para no ser sorprendido por una sentencia ción, como causa de extinción de la persecución penal, en el caso de las acciones
con motivos que no pudo refutar, creemos que el momento adecuado de su formu privadas . . En su opinión, la doctrina de la Corte implica introducir “a la ley pe
lación será el de la oportunidad prevista por el art. 393 del Cód. Proc. Penal de la nal un nuevo motivo de extinción de la acción penal en los delitos de acción públi
Nación, con base en el requerimiento de elevación ajuicio” (Acusacióny sentencia ca, la renuncia del fiscal a perseguir penalmente, que no es, precisamente, una
condenatoria en la jurisprudencia de la Cámara Nacional de Casación Penal, en cuestión procesal” (p. 625). También Cornejo señala que: “Sostener la postura de
“Nueva Doctrina Penal”, 1996-A-145). También Guardia afirma que “ante el pe la Corte, entendemos, implicaría colocar en manos del Ministerio Público Fiscal
dido de absolución formulado por el fiscal, parecería que más que defenderse de un poder de disposición tal que prácticamente desplazaría la solución del conflic
esa acusación, el imputado deberá defenderse anticipadamente de la posible im to de su órbita natural: el tribunal” (La petición de absolución del Ministerio Pú
putación que le fuera a formular el tribunal. Es decir, que deberá contestar lo que blico Fiscal no condiciónala jurisdicción del tribunal de juicio,LLC, 2002-20). En
no tiene posibilidad de conocer y que habrá de em anar de un órgano imparcial que similar sentido, Griboff de Imahorn considera que: “Ni el Ministerio Fiscal ni el
debe juzgarlo” (El fallo “Mostaccio”. El pedido de absolución del fiscal y el requisi imputado pueden desapoderar al juez de su potestad de juzgar y dictar fallo
to de la acusación, LL, 2004-2-27). ... Afirmar que la ausencia de requerimiento punitivo luego del debate despoja al
tribunal de la jurisdicción, afecta el principio republicano de gobierno que adopta
46 Véase De Lúea - Manríquez, Condena sin acusación, LL, 1995-B-800, cap. la Constitución Nacional regido por la división de poderes y adm itir la obligato
IV; A nitúa - Cappuccio, Acusación y sentencia condenatoria en la jurisprudencia riedad para el tribunal del pedido de absolución realizado por el fiscal de juicio im
de la Cámara Nacional de Casación Penal, en “Nueva Doctrina Penal”, 1996-A- portaría consagrar un sistema dispositivo de la acción que invade la esfera juris
148; Guardia, El fallo “Mostaccio”. El pedido de absolución del fiscal y el requisi diccional” (La condena de un tribunal ante el pedido de absolución del fiscal en el
to de la acusación, LL, 2004-2-26. debate ¿es violatoria de las garantías constitucionales?, LLC, 2002-568).
180 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 181
y, pese a ello, decide no acusar, sino que, en realidad, luego de con E n definitiva, hay que aceptar que, cuando no existe u n acusa
cluido el debate y la recepción de las pruebas, el fiscal considera dor particular, es el fiscal quien en forma exclusiva expresa la pre
que no existen elementos p ara afirm ar la existencia del delito o la tensión punitiva, lo que le exige decidir cuándo se encuentran
responsabilidad del im putado48. No se renuncia a la acción penal, reunidas las condiciones legales necesarias p ara ello. No es que el
sino que simplemente se m anifiesta que no se puede solicitar nin fiscal decide no actuar cuando la ley lo exige porque se h a cometi
guna pena porque no hay delito49.
do un delito, sino que únicam ente considera que en el caso no se
h a n verificado los requisitos que la ley establece p ara la preten
sión penal50. j
48 Es importante recordar lo resuelto por la Corte Suprema en “Gómez” don No obstante, es im portante aclarar que si el fiscal pretende a
de se dyo que “el principio según el cual la acción penal es irrenunciable en los de través de su pedido absolutorio disponer indebidam ente dé la ac
litos de acción pública no impide que el agente fiscal se abstenga de acusar por en
tender que no existe delito, o consienta la sentencia absolutoria o desista del re ción penal, ejerciendo un criterio de “oportunidad” que no se en
curso interpuesto contra ella; ni que el fiscal de Cám ara desista o no m antenga el cuentra legislado, es función del trib u n al el intervenir p ara de
recurso en segunda instancia. La acción pública no se mide por el número de ins clarar la nulidad del alegato del fiscal por no hallarse fundado en
tancias que se recorren y queda satisfecha cuando se dicta fallo” (CSJN “Gómez
Mario Sixto”, CSJN-Fallos, 234:270). ’ ’
Derecho. Es decir, u na cosa es que el fiscal pida la absolución del
im putado porque considera que no se encuentra dem ostrada su
Con razón afirma Cafferata Ñores, citando a Vélez Mariconde, que' “E sta
blecer que la solicitud fiscal de absolución formulada conforme a estas condicio- responsabilidad penal, pero otra muy distinta —que no puede ser
nes impida al tribunal de juicio dictar una condena ‘no implica acordar al M inis aceptada por el tribunal— es que el fiscal asum a que en el caso
terio Público un poder dispositivo sobre el contenido sustancial del proceso’ ni existe delito, pero, a pesar de ello, decida no form ular la acusa
consagrar ‘el principio de oportunidad’. Ese órgano estatal tiene siempre poderes
ción. E n este último supuesto, sí nos hallaríam os ante una espe
formales y esta sometido a la le y ... Su manifestación de que no encuentra base
suficiente para acusar (durante el juicio) no significa una renuncia a la preten
sión penal, sino el consciente cumplimiento de su deber de objetividad. El Minis
terio Público Fiscal no ‘dispone’(no es el ‘señor’) de la pretensión: sólo cumple con
su conciencia y con las leyes (es ‘siervo’de ellas)” _ . Impedir que el tribunal de jui-
Schechtel (¿Es constitucional la sentencia de condena sin acusación fiscal? La si
cw condene al imputado si el fiscal pidió su absolución, ¿implica consagrarla dis
ponibilidad de la acción penal pública?, LL, 1997-A-287—. También Anitúa y tuación del querellante en el Código Procesal Penal de Córdoba, en Revista de
Derecho Procesal Penal”, Rubinzal - Culzoni, en prensa, cap. V). También Guar-
Cappuccici señalan que “ello no significa que el Ministerio Público Fiscal haya
dia expresa que cuando el fiscal solicita la absolución por aplicación del beneficio
dispuesto de la acción, pues ella es indisponible en función del principio de lega
de la duda —como ocurrió en el fallo Mostaccio—■,poco tiene que ver con él princi
lidad (art. 71 Cód. Penal); sólo significa, ante la evidente falta de méritos para
pio de oportunidad y tampoco estamos en presencia de una cuestión relativa a la
pretender el dictado de una sentencia condenatoria, el resultado del ejercicio ra
disponibilidad de la acción (El fallo “Mostaccio”. E l pedido de absolución del fis - ,
cional de las funciones que le competen (art. 28, Const. Nacional)” -Acusación y
cal y el requisito de la acusación, LL,2W^-2-2%).
sentencia condenatoria en lajurisprudencia de la Cámara Nacional de Casación
Penal, en Nueva Doctrina Penal”, 1996-A-152-. Rúa considera que “no se tra ta
50 p)e Lúea y Manríquez explican que se omite otra cuestión: el titular dél
de una disponibilidad de la acción penal, sino, antes bien, del ejercicio negativo de
ejercicio de la acción pública es el Ministerio Fiscal, no el órgaño jurisdiccional,
tal facultad (Acusación y sistema acusatorio. ¿Sigue siendo el fiscal quien ejerce
pero no debe confundirse el ejercicio de la acción penal con su disponibilidad. Si el
la acción penal? Apropósito del fallo “Mordiese”, LL, 2002-F-43, cap. III), Perey-
hecho no constituye delito, no hay acción penal posible de ejercer y, ergó, preten
ra afirma que: “Cuando el Ministerio Público ‘juzga’y, en virtud’de eilo, requiere
sión punitiva. Si es delito, pero el imputado es ajeno a él, la acción penal no puede
la absolución del imputado (lo correcto sería decir que retira la acusación), no es
dirigírsele. Por lo tanto, en estos casos, no hay renuncia o abandono alguno. Es de
que desiste de la acción, sino que decide no ejercerla contra quien lo considera in
cir, “no puede sostenerse que si el titular de una facultad no la ejerce, otro órgano
justo (Modelo acusatorio y persecución estatal. Sobre los aciertos y desaciertos en
la pueda asumir. El titu lar del ejercicio de la acción penal y de la pretensión puni
la disputa por la relevancia de las conclusiones del Ministerio Público Fiscal en
tiva es el fiscal, no el órgano jurisdiccional” (Condena sin acusación, LL, 1995-B-
Nueva Doctrina Penal”, 2002-A-200). Recientemente, coincide con este criterio
800, cap. VID.
— ______________________ J urisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 183
cié de renuncia ’ o “disposición de la acción penal” que no se en b — E sposible condenar con la sola acusación
cuentra adm itida por el Código Penal. del querellante
Por otra parte, tam bién debería declararse la nulidad del ale El segundo criterio fundam ental establecido por la Corte en los
gato del fiscal cuando resulta m anifiestam ente infundado y no se fallos “Santillán” y “Sabio” es que, aun cuando el fiscal solicite
ajusta a Derecho. Es decir, cuando es arbitrario. Así como es posi luego de los alegatos la absolución del imputado, el tribunal se en
ble declarar la nulidad del alegato de la defensa, cuando el defen cuentra habilitado para condenar cuando exista acusación del
sor no cumple una auténtica función de defensa y no contesta los querellante particular. Es decir, si bien nunca puede haber una
argumentos del fiscal, dejando al imputado en situación de inde condena sin una acusación completa, que se m antenga h asta la
fensión lo mismo corresponde hacer cuando el pedido absolutorio conclusión del debate, en el concepto de acusación no se incluye
del fiscal es infundado y arb itrario 51. En tal caso, el tribunal lue sólo a la que formula el Ministerio Público Fiscal, sino también, a
go de la declaración de nulidad del alegato, deberá exigirle al fis la de la parte querellante53.
cal que lo reformule y que lo ajuste a Derecho. Si el fiscal insiste También en este caso la solución de la Corte parece correcta.
en su posición, la única solución será apartarlo, con la consecuen Hemos visto que el sistem a procesal penal federal y el de la pro
te invalidez de todo el juicio5^.
vincia del N euquén (al menos para los juicios criminales) permi
ten que el tribunal dicte una sentencia condenatoria, a pesar del
pedido absolutorio formulado por el fiscal, pero que ello no era po
L f j M^ rT eZ.qUe: k c lctamen 0 alegato dcsincriminato- sible por argum entos constitucionales, o sea, porque la condena
u ° del fiscal debe ser fundado en hechos y derecho, como derivación del principio sin que se m antuviera una acusación luego del juicio afectaba
de oficialidad. Su petición debe ser producto razonado del Derecho y comprobable
en as pruebas de la causa. Si esto no es así, el ejercicio de la acción penal se confun-
ciertos principios fundam entales de la Constitución. Ahora bien,
dm a con su disponibilidad, que es lo prohibido. El tribunal de juicio puede y está entiendo que el mismo análisis debe hacerse para resolver el caso
obligado a valorar esta situación y, si considera que el alegato es infundado', arbi- en que el fiscal pide la absolución, pero el querellante acusa luego
tiano, discrecional, podra declarar su nulidad fundadam ente—y neccsariamen- del debate. Como la ley en ambos casos admite la condena, el pro
^ ¡n lí,'n K 1C1<!r,Vdar mterv™ n a otro tnbunal y fiscal y propiciar la sanción ad- blema consiste en determ inar si una condena con la sola acusa
isti ativa del funcionario. El ejercicio de una facultad legal, en el Estado de De-
leclio, debe ser responsable” (Condena sin acusación, LL, 1995-B-800 cap. VIII) ción completa del querellante resu ltaría legítima desde el punto
I amblen Pereyra expresa que: “Nada impide en nuestro sistema actual, de perse de vista constitucional.
cución oficial, que convivan la obligatoriedad de la acción penal con la posibilidad
° Hp8n T per®“ u.t ?.r d° d?sistir una acción<Pues 1° que repugna a nuestro siste
ma de poder estatal limitado es, únicamente, la posibilidad de que tal desistimien
to lo sea de un modo discrecional, siendo factible, por lo tanto, ensayar otros medios acusador, podría sor cuestionada a la luz de los principios do “preclusion'', "pro-
pai a pi evcmrlo, sin necesidad de acudir a un método que atente contra las necesi- grosividad” y de la regla «ne bis in ídem».
dH<leS»e^ rUíCt,Ura 6S básicas de un Procedimiento penal acorde con el Estado de De
recho (Modelo acusatorio y persecución estatal. Sobre los aciertos y desaciertos en 53 Hay que recordar que cuando la Corte Suprema, precisando lo que debe
la disputa por la relevancia de las conclusiones del Ministerio Público Fiscal en entenderse por procedimientos judiciales a los efectos del art. 18 de la Constitu
« ,UeVa Doct*'lna Penal”, 2002-A-202). En el mismo sentido, Falcone destaca que ción si bien ha dicho que son formas sustanciales en m ateria criminal la acusa
el principio de sujeción a la ley que rige toda la función judicial también debe ser ción’ defensa, prueba y sentencia, no se ha pronunciado respecto de as loi mas de
i igurosamente observado por el órgano de la acusación a fin de evitar que aniden la prim era en el sentido de que en el ejercicio de las acciones deba darse necesa
cútenos potestativos y/o discrecionales en la actuación del Ministerio Público” riam ente intervención al acusado particular o de que ella ha de concun n con a
xtsgai antias del imputado frente a la persecución penal estatal, p. 60). del Ministerio Fiscal (CSJN, “Vázquez, Luis, solicitando ser Unido por pai te
En este caso, de todas formas, la posibilidad de que se reitere el debate y el querellante en la causa criminal, seguida contra Abeijón, José y oti os ,
juicio, como consecuencia de un error que es imputable exclusivamente al órgano Fallos, 143:5).
184 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 185
Desde mi punto de vista, no existen argumentos constituciona tación. A diferencia de lo que ocurre cuando no existe acusación,
les para sostener que, pese a que la ley lo habilita, el tribunal se en en este caso, la defensa sí tiene de qué defenderse y cuenta con to
cuentra impedido de condenar cuando el fiscal pide la absolución dos los datos necesarios para saber qué es lo que debe resistir.
luego del debate, pero el querellante particular solicita la condena. Obviamente, cuando existe acusación del querellante, queda
Es decir, la ley que habilita a condenar al tribunal a pesar del reti salvado el problema de la falta de pedido de pena del requeri
ro de la acusación por parte del fiscal no resulta inconstitucional miento de elevación a juicio formulado por el fiscal. Que la solici
cuando, en el caso, se m antiene la acusación del querellante. tud de pena la realice un acusador privado y no uno público no
Al respecto se puede señalar: cambia las cosas, pues en ambos casos la defensa tiene pleno co
nocimiento de la pretensión punitiva y se encuentra en condicio
1 En prim er lugar, a diferencia de lo que ocurre cuando el nes de introducir argum entos para co n trarrestarla0*.
tribunal condena sin pedido de ninguna parte acusadora, en los
casos en que el querellante formula la acusación durante el juicio 3 — Existe otro argum ento fundam ental que perm ite defen
y pide expresamente la pena, el tribunal se encuentra perfecta der el criterio de la Corte. Si la ley procesal correspondiente (en
m ente habilitado para condenar sin que ello implique cercena el caso “Sabio”, el Código Procesal Penal de la Provincia del Ncu-
miento alguno de los principios fundam entales del sistem a acu quén) adm ite la intervención del querellante durante el proceso
satorio.
y, especialm ente, en el mismo juicio, lo lógico es que se acepte que
Cuando es el querellante el que pide condena, es claro que exis sus pedidos o requerim ientos sean debidam ente contestados por
te una “parte acusadora” que está impulsando el procedimiento y el tribunal, pues, de lo contrario, la intervención legalm ente re
está requiriendo la intervención y decisión del tribunal im par conocida carecería de sentido.
cial. Dicho de otro modo, el tribunal no actúa de oficio, asumiendo Es decir, si la ley le permite al querellante actuar activamente
funciones de acusador, sino que se m antiene dentro de su función, durante el debate y expresam ente le reconoce la facultad de for
respetándose plenam ente el principio de imparcialidad. m ular la acusación durante los alegatos, la solución más razona
Aun cuando el fiscal decida no acusar, los principios del siste ble es que su pretensión sea discutida o confrontada con la otra
m a acusatorio se m antienen incólumes. Existe un conflicto o con parte y merezca un análisis y una respuesta adecuada en la sen
troversia entre dos partes contrarias: la parte acusadora —el tencia. Dicho de otro modo, si el querellante acusa, lo lógico es que
querellante— y el imputado con su defensa. En este supuesto, el el tribunal se expida ejerciendo su función jurisdiccional y no que
tribunal sí se encuentra ante un verdadero caso que exige un pro se escude en el pedido absolutorio del fiscal50.
nunciam iento jurisdiccional: una parte pide condena y la otra, la
absolución.
54 En este sentido, señalan Fleming y López Viñals que “el argumento cons
2 Cuando el querellante formula la acusación durante los titucional de mayor vigor que sustenta la imposibilidad de condena ante el pedi
alegatos, tampoco se viola ni se restringe el derecho de defensa en do absolutorio consiste en el desconocimiento de la trayectoria que lleva el ataque
a repeler, se diluye totalm ente cuando se cuenta con una acusación privada, en
juicio, pues la defensa cuenta con una referencia concreta a los tanto ésta ofrece una pauta expresa que activa el requerimiento de parte al que la
elementos de cargo incorporados al juicio que debe rebatir. Es de defensa debe oponerse” (Garantías del imputado, p. 599).
cir, el querellante en su alegato debe indicar cuáles son los hechos 55 Al respecto, D’Albora, al defender el criterio del juez Hornos en el fallo
que estim a probados, las pruebas en que se basa, la calificación le “Santillán” de la Cám ara Nacional de Casación Penal (CNCas. Penal, Sala IV.
gal y el pedido expreso de pena, todo ello con la debida fundamen- 15/5/96, “Santillán, Francisco A.”), destaca que debe tenerse en cuenta la inter
vención que la ley reconoce al querellante en el proceso: Es que si entonces se ,ul-
186 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 187
4 — Si bien es cierto que el art. 120 de la Const. Nacional esta la acción penal por parte del fiscal. El sentido de la Constitución
blece que el Ministerio Público “tiene por función promover la ac es que frente a la comisión de un delito el Estado, necesariamente,
tuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los intereses ge debe reaccionar y lo hace ejerciendo la acción penal a través del Mi
nerales de la sociedad, en coordinación con las demás autoridades nisterio Público Fiscal. Pero nada impide que la ley tam bién reco
de la República... ”, ello no significa que tenga un “monopolio ex nozca en el particular el derecho a ejercer la pretensión punitiva.
clusivo” en lo que respecta al ejercicio de la acción penal y de la El otorgar o no al querellante facultades propias e independientes
pretensión punitiva. La Constitución únicam ente alude a la fun a las del fiscal no es una cuestión constitucional sino legal07. Son
ción de “promover la actuación de la justicia”, pero en ningún mo los legisladores quienes tienen la competencia para diseñar un
mento atribuye dicha facultad en forma “exclusiva”. Por ello, las modelo procesal que responda a ciertos objetivos político-crimina
legislaciones procesales se encuentran facultadas para autorizar les y no existen obstáculos constitucionales para incorporar a la
la intervención de la víctima al inicio y durante el desarrollo del víctima al proceso, otorgándole mayores o menores potestades.
proceso penal, otorgándole mayores o menores facultades según En este sentido, el citado art. 120 de ninguna m anera permite
criterios de política crim inal56*. inferir la prohibición de dictar una sentencia condenatoria con la
Dicho de otro modo, del art. 120 de la Const. Nacional no se pue
de inferir que exista una garantía constitucional de todo im puta
do referida a que no puede haber juicio ni pena sin promoción de
57 De otra opinión, Vitale, quien considera que: “De la existencia de la perse
cución penal pública (art. 120, Const. Nacional), se deriva (entonces) una garan
tía constitucional para el imputado, que es aquella según la cual no hay juicio ni
mitió su presencia (conf. arts. 354,374,389, y en esp., 393), se deben registrar en pena sin promoción de acción penal por parte del fiscal”. Incluso considera que co
el acta sus ‘instancias y conclusiones’ (art. 394, inc. 5o) y no se retacea expresa mo “el art. 120 de la Const. Nacional no efectúa distinción alguna entre delitos de
mente su derecho de postulación —puede solicitar condena aunque no lo haga el ‘acción pública’y ‘de acción privada’ ... a partir de la reforma constitucional de
Ministerio Público, lo que no se le depara al actor civil (art. 393, párr. 2°, id)— es 1994, los delitos de ‘acción privada’ se han convertido en delitos de ‘acción priva
imposible adm itir que el tribunal no se encuentre legítimamente requerido ... A da dependientes de promoción pública’”. Por ello, “no resultaría legítima la impo
menos que el momento de la discusión final se convierta en una suerte de repre sición de una pena por un delito de los deseriptos en el art. 73 del Cód. Penal si el
sentación teatral en la que sólo se responda al pedido del protagonista principal fiscal, como órgano estatal promotor de la acción de la justicia, no requiere la im
—Ministerio Público— con total desatención a lo concluido por el aparente deute- posición de pena alguna” (No hay condena sin acusación fiscal. A propósito de un
ragonista —querellante en ridículo papel secundario; en el argot se diría compar fallo del Tribunal Superior de Neuquén, en “Pensamiento Penal y Criminológico.
sa, aunque a diferencia de lo que ocurre en la comedia o en el drama, no se limita Revista de Derecho Penal Integrado”, año V, n° 9,2004, p. 366). Por otra parte, en
a cruzar la escena, pues aquí puede hablar—; su labor, por esmerada que sea, re opinión del autor, deberían ampliarse las facultades de la víctima, pero no en con
sulta estéril” (¿Es posible condenar ante el solo requerimiento del querellante?, tra del imputado, sino otorgándole la posibilidad de extinguir la acción penal pú
LL, 1997-A-317). Además, el autor recuerda con razón que: “La misma exégesis blica. En este sentido, afirma que: “Si el delito afecta a una víctima concreta, en
encuentra en el art. 408, id. un atisbo no desechable de la real dimensión asigna tonces ello debería servir para dejar en sus manos el poder autónomo de extinción
da a la actuación del querellante. Conforme a dicha norma es posible truncar el del poder de perseguir (y no el de provocar una sentencia, en contra de la decisión
desarrollo del debate en el procedimiento correccional, a través de la omisión de del fiscal)... Y una forma de resquebrajar la concentración del poder penal en ma
prueba, si media confesión circunstanciada y llana del imputado ... siempre que nos del Estado consiste, precisamente, en acordar a la víctima la potestad de ex
estuvieran de acuerdo al juez, el fiscal, la parte querellante y el defensor” (p. 318). tinguir el poder de persecución penal, a través de su perdón de la reparación que
ella obtenga del daño causado. Hay que acabar con el monopolio, es cierto, pero
56 Sostienen Fleming y Viñals que “... sistem atizada la norma con el resto de ello debe redundar en favor del imputado y no en su contra. Que hay que acabar
los preceptos ya comentados, no permite considerar que edifica monopolio alguno con él, entonces, quiere decir que tal poder no puede continuar si el particular
en la acción ... Nada autoriza en la redacción que este órgano pretenda actuar en afectado no tiene voluntad en tal sentido, lo que no significa que, además de su po
exclusiva o cancelar la aspiración de justicia de una víctim a...” (Garantías del der persecutorio, le sea reconocida la misma atribución a la víctima para que lo
im putado, p. 592). ejerza en forma independiente” (p. 376).
188 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 189
sola acusación del querellante en el juicio oral58. La Constitución legal no resulta violatoria de ningún principio ni garantía consti
pretende definir las funciones del M inisterio Público Fiscal, pero tucional, es claro que el criterio defendido por la Corte en el fallo
no imponer un determ inado modelo procesal en lo que tiene que “Sabio” parece el correcto.
ver con la intervención de la víctima en el proceso59.
6 — Sin perjuicio de lo expuesto, es im portante hacer u na acla
5 — Desde este punto de vista, entonces, si no existe ningún ración adicional. En los fallos “Santillán” y “Sabio” los jueces déla
obstáculo constitucional para adm itir la condena del imputado Corte h an acudido a un argumento constitucional a favor de adm i
con la sola acusación del querellante, la solución a este problema tir la condena con la sola acusación del querellante. Se ha conside
pasará por interpretar la ley procesal vigente y determ inar si ad rado que en tra enjuego el derecho constitucional a la jurisdicción
mite o no admite tal proceder. Ya hemos visto que en el sistem a pro o de acceso a la justicia, que implica la posibilidad de concurrir an
cesal federal y en el procedimiento de la provincia del Neuquén, el te algún órgano jurisdiccional en procura de justicia y obtener de
retiro de la acusación por parte del fiscal no h a sido contemplado él una sentencia útil relativa a los derechos de los litigantes (arts.
como un obstáculo para la condena. Ello permite concluir en que 8o, párr. I o, CADH, y 14.1, PIDCP)60.
tam bién la ley admite la condena cuando el fiscal solicita la abso Es decir, el argum ento invocado en los casos “Santillán” y “Sa
lución, pero el querellante requiere condena. Y si dicha solución bio” podría resum irse en la siguiente idea: si la ley acepta la in ter
vención del querellante en el debate y le perm ite acusar, el trib u
nal se encuentra obligado a considerar y responder debidamente
su acusación, pues de lo contrario se estaría afectando el derecho
58 Es necesario recordar que si bien en el fallo “Quiroga” la Corte invocó el constitucional a la jurisdicción o de acceso a la ju sticia61.
art. 120 de la Const. Nacional para declarar la inconstitucionalidad del art. 348
del Cód. Proc. Penal de la Nación, no le atribuyó un alcance tan amplio como el de
quitar cualquier relevancia a la acusación del querellante. Expresamente se cita
la doctrina del caso “Santillán” y se aclara que “lo dicho precedentemente no re 60 En este sentido, Cafferata Ñores sostiene que la Corte “parece haber inter
sulta aplicable a los supuestos en los que la discrepancia se plantea entre el fiscal pretado, aunque implícitamente, que el derecho del afectado está incorporado de
(se m anifiesta a favor del sobreseimiento) y el querellante, que pretende que la algún modo en el bien jurídicam ente protegido por la norma penal, razón por la
causa sea elevada ajuicio. En tales casos, en principio, no es posible suponer una que reconoce (no tan implícitamente) que obtener la aplicación de la pena por la
afectación genérica de la imparcialidad del tribunal, en la medida en que su in ter vulneración de aquel bien jurídico abstracto, es también un derecho del ofendido
vención quede limitada a asegurar que el querellante pueda ejercer el derecho (de ‘carne y hueso’). O dicho de otro modo, ha reconocido que la víctima de un de
que la ley le concede a ser oído en juicio oral y público ... ni una afectación intole lito tiene una facultad autónoma de reclamar ante los tribunales la aplicación, al
rable a la independencia del Ministerio Público” (CSJN, 23/12/04, “Quiroga, Ed partícipe de aquél, de la sanción, prevista en la ley penal, atribución que se le re
gardo Oscar s/Causa 4302”, Q. 162 XXXVIII, CSJN-Fallos, 327:5863, consid. 37). conoce sólo a ella por su condición de tal, es decir, por haber sido lesionado en su
59 No coincido con Vitale cuando considera que el art. 120 de la Const. Nacio interés o en su derecho concreto” (¿Se terminó el “monopolio”del Ministerio Públi
nal impide que el tribunal pueda condenar con la sola acusación del querellante. co Fiscal sobre la acción penal?, LL, 1998-E-331).
En este sentido, expresa: “Que la víctima tenga derecho a actuar enjuicio en de 61 A favor de una amplia intervención de la víctima en el proceso penal se ha
fensa de sus derechos no significa que ella tenga derecho a obtener una condena pronunciado Bidart Campos, quien señala que “no es constitucional, no concuer
penal de nadie (y menos aún una sentencia sin las condiciones necesarias de legi da con el Derecho internacional de los derechos humanos, no es justa, la solución
timidad)” —No hay condena sin acusación fiscal. A propósito de un fallo del Tri que —proveniente de una ley o del Derecho judicial— niega a la víctima del deli
bunal Superior de Neuquén, en “Pensamiento Penal y Criminológico. Revista de to su amplia legitimación para impulsar, intervenir, acusar y participar con efica
Derecho Penal Integrado”, año V, n° 9, 2004, p. 372—, Es claro que la víctima no cia como protagonista activo en el proceso penal que le atañe. ¿Para qué hablar de
tiene derecho a “obtener” una condena, pero sí a “solicitarlo” y a obtener una res derecho de acceso a la justicia, o de derecho a la tutela judicial eficaz, o de derecho
puesta del órgano jurisdiccional. a una vía útil para defender sus derechos, si en el proceso penal no se le suminis-
190 Jurisprudencia p en a l de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria 191
Al respecto, entiendo que es necesario circunscribir o lim itar el En consecuencia, el fallo de la Corte no perm ite sostener que
criterio de la Corte al supuesto que fue fallado en los casos “Santi- exista una especie de g aran tía constitucional de la víctima del de
llán” y “Sabio”. O sea, los jueces en ningún momento hicieron re lito a ejercer por sí sola la acción penal. La invocación que se hace
ferencia a que exista un derecho constitucional de las víctimas a sobre el derecho a la jurisdicción o acceso a la justicia tiene un al
actuar por sí solas” y con independencia del acusador público. La cance mucho m ás limitado. Sólo se afectaría ese derecho constitu
Corte no alude a un supuesto “derecho constitucional” a ser reco cional cuando la ley le perm ite acusar al querellante durante el
nocido como parte querellante o a ejercer la pretensión punitiva juicio y a pesar de ello el tribunal no le da ninguna respuesta ju
con independencia del fiscal. Lo único que se puede inferir del cri risdiccional.
terio sentado por la misma es que, cuando la ley perm ite la actua Desde este punto de vista, es necesario diferenciar dos cuestio
ción del querellante durante el juicio y le otorga la facultad de nes distintas. U na cosa es sostener que toda persona que es vícti
acusar, su pedido debe recibir una respuesta jurisdiccional, por m a de un delito tenga un derecho constitucional a ejercer por sí
que, de lo contrario, se vulneraría el derecho constitucional de la m ism a la acción penal y con absoluta independencia de los órga
jurisdicción o acceso a la justicia. nos estatales encargados de la persecución (Ministerio Público
Dicho de otro modo, en el fallo “Sabio”, la Corte únicam ente se Fiscal). E n cambio, otra cuestión diferente es considerar que si la
refirió al derecho que tiene el querellante que presenta una acu ley acepta que el querellante pueda acusar, dicha acusación debe
sación durante el juicio. Es decir, una vez iniciado el debate, la cir recibir respuesta jurisdiccional, porque, de lo contrario, se afecta
cunstancia de que el fiscal retire la acusación, no impide que el ría el derecho a la jurisdicción. E n mi opinión, sólo esta últim a
tribunal deba pronunciarse sobre la del querellante. Pero la Cor idea se puede inferir del fallo de la Corte62.
te ninguna referencia efectúa respecto a la posibilidad de que el so
lo requerimiento del querellante sea suficiente para iniciar el pro
ceso, ni para abrir la etapa de juicio. 62 Sobre esta cuestión, véase García, en el análisis del caso “Quiroga”, t. 2 p.
249 y ss. En su opinión, si bien los instrum entos internacionales de derechos hu
manos establecen “el derecho a acceder a un recurso judicial efectivo que am pa
re contra todo acto de agentes del Estado o de particulares que violen sus dere
tra a la víctima la ‘llave’procesal que constitucionalmente le es debida con el fin chos reconocidos por esos instrum entos, por la Constitución o por la ley (arts. 8 ,
que tome parte en la defensa del bien jurídico penalmente tutelado en la incrimi DUDH; 25, CADH; 2°.3, PIDCP), nada indica que el recurso de ‘protección’ sea
nación pertinente, cuando nadie sería capaz de rebatir la noción de que el daño a equivalente a un derecho de acusación” (p. 252). Por otra parte, el autor destaca
ese bien jurídico como consecuencia de un delito, perjudica en prim er lugar a la que: “H asta ahora, jam ás la Comisión ni la CIDH han declarado que de los arts.^
víctima?” (Los roles del Ministerio Público y de la víctima querellante en la acusa 8oy 25 de la CADH pueda inferirse un derecho de toda persona a formular por sí
ción penal, EL, 1998-E-434). Asimismo, Fleming y López Viñals, recientemente acusación para obtener condena por un delito... Toda la doctrina que se ha elabo
han afirmado que ninguna ley, ni el Código Penal ni los códigos procesales pue rado paulatina y evolutivamente, que ha culminado en la definición del deber del
den constitucionalmente privar de la legitimación procesal a la víctima de un de Estado de investigar, perseguir y castigar las (¿graves ?) violaciones a los derechos
lito en el proceso penal, por más que ese delito sea de acción pública y que ésta co humanos, tiene su anclaje en la responsabilidad del Estado por no haber cumpli
rresponda al Ministerio Fiscal” (Garantías del imputado, p. 590). En su opinión, do sus deberes de garantía derivados de los arts. Ioy 2° de la CADH, y más tarde
el derecho de la víctima a la acción penal se infiere de los pactos internacionales en el derecho de protección judicial del art. 25. Existe una distancia muy grande
sobre derechos humanos (arts. 8o. 1, CADH, y 10, DUDH) y del propio art. 18 de la entre sostener que el Estado tiene ese deber como fruto de una obligación propia,
Const. Nacional, donde: “La defensa de la persona está ligada a la defensa del acu no como m era gestión de intereses particulares, y sostener que el Estado tiene el
sado, pero la defensa de los derechos tiene una amplitud de la que no podemos deber de procurar a los particulares una acción para promover por sí la persecu
considerar excluida a la víctima” (op. cit., p. 585). Desde su punto de vista, no es ción y la condena de una persona por cualquier delito del que se consideren vícti
posible compatibilizar el proceso acusatorio sin reconocer al mismo tiempo el de m as” (p. 254, con referencia a casos de la CIDH y de la Corte IDH). En el misrtio
recho a la jurisdicción de la víctima (op. cit., p. 581). sentido, señala que: “Tampoco el Comité de Derechos Humanos, como órgano au-
192 Jurisprudencia pen al de la CSJN Acusación del querellante y sentencia condenatoria ] ¡),'j
En síntesis, la cuestión de si la víctima debe ser o no adm itida ceso a la justicia en reclamo de sus derechos debía hacerse me
en el proceso como parte querellante debe quedar librada al crite diante su intervención como parte querellante en el proceso y, en
rio de las diferentes legislaciones procesales63. Cuando los pactos este sentido, le confirió el poder de form ular acusación, está claro
internacionales sobre derechos hum anos regulan el derecho de que el mismo Estado debe garantizar una respuesta jurisdiccio
acceso a la justicia de los particulares (arts. 8oy 10, DUDH; 8o. 1 y nal adecuada65.
25, CADH; 2°.3 y 14.1, PIDCP), en realidad, no establecen las for
mas y condiciones bajo las cuales debe hacerse efectivo ese dere c — C onclusiones
cho. Por ejemplo, resu ltaría legítimo y constitucional que el E sta
do decida asegurar que se respeten los derechos de la víctima Los razonamientos anteriores pueden sintetizarse en dos ideas
brindándole asesoram iento y representación dentro del ámbito centrales:
del Ministerio Público Fiscal, pero sin reconocerle la calidad de 1. Si bien la ley admite que el tribunal pueda condenar cuan
parte en el proceso. En la medida en que se prevea un mecanismo do en los alegatos la parte acusadora solicita la absolución
de asistencia efectivo a favor de la víctima y que sus intereses del imputado, ello no es posible por razones constituciona
sean representados en el proceso, las exigencias de los pactos in les. Aceptar una condena en esas condiciones implicaría
ternacionales se encontrarían satisfechas. abandonar las exigencias de un sistem a de enjuiciamiento
Sin embargo, cuando —como ocurre con el sistem a procesal fe
deral y el de la provincia del N euquén— la ley admite la interven
ción del querellante en el juicio oral y le permite form ular una ingresando en un campo vedado por la Constitución Nacional, debido a que la for
acusación, el negarle una respuesta jurisdiccional sí que podría ma en que participa un sujeto procesal es m ateria exclusiva de las jurisdicciones
verse como una solución contraria a los principios constituciona locales y ajena, por lo tanto, a la jurisdicción federal (La acusación como presu
les antes mencionados64. Es que, si el legislador decidió que el ac- puesto procesal y alegato absolutorio del Ministerio Público Fiscal. Observaciones
sobre una cuestión recurrente, p. 43; ídem, El querellante en el proceso p e n a l... y
después de “Santillán”¿qué? Acerca de las posibles consecuencias del fcdlo “S a n
tillán”de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en “Cuadernos de Doctrina
y Jurisprudencia Penal”, n° 10 “A”, 2000, p. 475). Schechtel, por su parte, luego de
torizado de interpretación del PIDCP, ha inferido del art. 14 que los individuos
analizar diferentes disposiciones del Código Procesal Penal de la Provincia de
pudieran reclamar un derecho, de raíz internacional, a que los Estados Partes les Córdoba, considera que el querellante: “Como parte eventual en el proceso no es
reconozcan, en cuanto víctimas, un derecho de acción o acusación penal” (p. 255,
tá muñido de la potestad acusatoria autónoma, aunque posee amplias facultades
con referencia a algunas comunicaciones del Comité de Derechos Humanos).
para apoyar la labor del fiscal en ese sentido, coadyuvando en la gestión y suplien
do ciertas carencias. Pero si al momento de los alegatos el titular de la acción de
63 Véase con más detalle, García, el caso “Quiroga”, en el t. 2 de esta obra, p.
cidió no m antener la acusación, ésta no puede ser reemplazada por una acusación
256. Como explica Maier: “La ley material, civil, penal o de cualquier otra índole,
privada, toda vez que dicha situación no se encuentra regulada por la ley, de ma
es aquella a la que le corresponde dirimir la cuestión acerca de quién es la perso
nera tal que se traduciría en una vulneración del principio de legalidad procesal”
na con derecho a reclam ar la consecuencia jurídica marcada por una norma de
(¿Es constitucional la sentencia de condena sin acusación fiscal ?La situación del
conducta, en especial, por una norma de deber ... Esa regla facultativa constitu
querellante en el Código Procesal Penal de Córdoba, en “Revista de Derecho Pro
ye el sustrato básico para apreciar la llam ada legitimación procesal” (Derecho
cesal Penal”, cap. III.2).
procesal penal. Parte general, t. II, “Sujetos procesales”, p. 647).
64 De otra opinión, García, el caso “Quiroga”, en el t. 2 de esta obra, p. 260 y 65 Si la ley directamente impidiera que el querellante pueda participar del
ss., quien tras analizar las disposiciones del Código Procesal Penal de la Nación juicio (y, por lo tanto, no lo autorizara a pedir pena) es claro que, frente al retiro de
se m uestra contrario a la idea de que se pueda condenar con la sola acusación del la acusación por parte del fiscal, la única solución posible sería la absolución, pe
querellante en el juicio oral. También Martínez, en contra del criterio de la Corte ro el sistem a de la ley es distinto. Se autoriza expresamente al querellante a in
en “Santillán”, destaca que “los jueces se olvidaron que, de esa m anera, estarían tervenir activamente durante el debate y a formular acusación en los alegatos.
194 Jurisprudencia pen al de la CSJN