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El Genesis Comentado

Este documento presenta un prólogo que describe el origen y desarrollo de la traducción de la Biblia al español realizada por Mons. Juan Straubinger. Comenzó con la traducción de los Evangelios en 1944 y desde entonces ha traducido todo el Nuevo Testamento y ahora el Antiguo Testamento. Es la primera traducción completa de la Biblia al español realizada por un católico sobre la base de los textos originales hebreos y griegos.
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El Genesis Comentado

Este documento presenta un prólogo que describe el origen y desarrollo de la traducción de la Biblia al español realizada por Mons. Juan Straubinger. Comenzó con la traducción de los Evangelios en 1944 y desde entonces ha traducido todo el Nuevo Testamento y ahora el Antiguo Testamento. Es la primera traducción completa de la Biblia al español realizada por un católico sobre la base de los textos originales hebreos y griegos.
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La Santa Biblia

Génesis
Versión de Mons. Juan Straubinger
GÉNESIS  Abreviaturas 2
GÉNESIS  Abreviaturas 3

Abreviaturas
Antiguo Testamento
1 Génesis Gén.
2 Éxodo Ex.
3 Levítico Lev.
4 Números Núm.
5 Deuteronomio Deut.
6 Josué Jos.
7 Jueces Juec.
8 Rut Rut
9 I Reyes (I Samuel I Rey.
10 II Reyes (II Samuel) II Rey.
11 III Reyes III Rey.
12 IV Reyes IV Rey.
13 I Paralipómenos (o I Crónicas) I Par.
14 II Paralipómenos (o II Crónicas) II Par.
15 Esdras Esdr.
16 Nehemías (II Esdras) Neh.
17 Tobías Tob.
18 Judit Jud.
19 Ester Est.
20 I Macabeos I Mac.
21 II Macabeos II Mac.
22 Job Job
23 Salmos S., Sal., SS.
24 Proverbios Prov.
25 Eclesiastés Ecl.
26 Cantar de los Cantares Cant.
27 Sabiduría Sab.
28 Eclesiástico (Jesús, hijo de Sirac) Ecli.
29 Isaías Is.
30 Jeremías Jer.
31 Lamentaciones (o Trenos) Lam.
32 Baruc Bar.
33 Ezequiel Ez.
34 Daniel Dan.
35 Oseas Os.
36 Joel Joel
37 Amós Am.
38 Abdías Abd.
39 Jonás Jon.
GÉNESIS  Abreviaturas 4
40 Miqueas Miq.
41 Nahum Nah.
42 Hababuc Hab.
43 Sofonías Sof.
44 Ageo Ag.
45 Zacarías Zac.
46 Malaquías Mal.

Nuevo Testamento
47 Evangelio según San Mateo Mat.
48 Evangelio según San Marcos Marc.
49 Evangelio según San Lucas Luc.
50 Evangelio según San Juan Juan
51 Hechos (Actos) de los Apóstoles Hech.
52 Epístola de San Pablo a los Romanos Rom.
53 I Epístola de San Pablo a los Corintios I Cor.
54 II Epístola de San Pablo a los Corintios II Cor.
55 Epístola de San Pablo a los Gálatas Gál.
56 Epístola de San Pablo a los Efesios Ef.
57 Epístola de San Pablo a los Filipenses Filip.
58 Epístola de San Pablo a los Colosenses Col.
59 I Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses I Tes.
60 II Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses II Tes.
61 I Epístola de San Pablo a Timoteo I Tim.
62 II Epístola de San Pablo a Timoteo II Tim.
63 Epístola de San Pablo a Tito Tit.
64 Epístola de San Pablo a Filemón Filem.
65 Epístola de San Pablo a los Hebreos Hebr.
66 Epístola de Santiago Sant.
67 I Epístola de San Pedro I Pedr.
68 II Epístola de San Pedro II Pedr.
69 I Epístola de San Juan I Juan
70 II Epístola de San Juan II Juan
71 III Epístola de San Juan III Juan
72 Epístola de San Judas (Tadeo)) Jud.
73 Apocalipsis de San Juan Apoc.
GÉNESIS  Prólogo 5

Prólogo
I
No sin cierta inquietud presenta el autor una nueva versión de la Biblia, y
en vez de congratularse por ello, se siente más bien obligado a justificar el
esfuerzo intentado, que muchos consideraban imposible.
Casi al acaso comenzó esta edición. Después de haber publicado los cinco
tomos de la Biblia Vulgata, el que esto escribe pensaba descansar de sus tareas
de publicista. Fue entonces cuando una gran editorial argentina, deseando
mostrar su adhesión al IV Congreso Eucarístico Nacional, quiso ofrecer al
público una traducción directo de los Evangelios según el texto original
griego.
Rechazada la demanda por creerla superior a sus fuerzas, hubo al fin de
acceder ante la insistencia de los editores.
En septiembre de 1944, prologada por Su Em. El Cardenal Santiago L.
Copello, vió a luz la 1ª. Traducción argentina de los Evangelios. Víctor
Rebuffo iluminó el texto con 186 xilografías.
El Cardenal primado, en una emotiva ceremonia, bendijo el 4 de octubre
del mismo año la edición que se presentaba en tres tipos distintos, a los que se
sumaba un ejemplar único impreso en pergamino, destinado a S. S. Pío XII.
Muy pronto la Pía Sociedad de San Pablo, en sano afán de difundir la
palabra de Dios, hizo varias ediciones populares del mismo texto, las que
pasaron el medio millón de ejemplares vendidos en toda América. Chile y
Venezuela encargaron y obtuvieron una edición propia. El grano de mostaza
crecía.
El éxito logrado por la bendición de Dios, impulsaba al autor y a los
editores a proseguir la obra emprendida. En el año 1945 se puso en venta una
lujosa edición de los Hechos de los Apóstoles. Dos años más tarde le
siguieron, en dos tomos, las Cartas de San Pablo. Ambos libros tuvieron
también sus ediciones populares.
En el año 1948, la casa editora Desclée, de Brouwer y Cía. publicaba la
traducción íntegra del Nuevo Testamento.
Esta edición, aparte de la más favorable acogida, le valió al traductor el
título de Doctor honoris causa, conferido por la Facultad Teológica de la
Universidad de Münster (Alemania).
Quedaba concluida así, la primera parte de la obra emprendida.
Maduraba entretanto la segunda, a saber, la traducción del Antiguo
Testamento según el texto hebreo. Fueron primicias de este trabajo, los
Salmos publicados en 1949 por la misma casa editora Desclée, de Brouwer y
Cía.
Llega ahora el momento de entregar al público esta flamante traducción
del Antiguo Testamento. De este modo la nueva versión se presenta en cuatro
GÉNESIS  Prólogo 6
tomos, a los que se agregará un quinto, conteniendo una Concordancia
actualmente en preparación, y un sexto comprendiendo un Atlas Bíblico.
Tal es, en brevísimos rasgos, el origen y el desarrollo de esta traducción.
Siete años de ímproba labor, llenadas todas las horas con persistente trabajo.
Siete años son pocos si se considera la magnitud de la obra. Pero son muchos
para quien tiene que realizarla.

II Características de la nueva versión


1) Si no andamos equivocados, es ésta la primera versión católica
americana, hecha sobre los textos primitivos. Hasta el presente, dentro del
campo católico, América no ha conocido la impresión de una Biblia traducida
a base del texto original. Verdad es que los católicos de Estados Unidos han
comenzado a traducirla y es de esperar que en pocos años poseerán su
traducción de la Biblia, mas el caso es que apenas se encuentran en los
comienzos.
En Sudamérica el panorama bíblico presenta un aspecto desconocido quizá
por los escrituristas europeos y por muchos de los mismos autores americanos.
Nos referimos a la Biblia castellana, traducida por el Pbro. Guillermo
Jünemann, sacerdote de la Arquidiócesis de Concepción (Chile). Jünemann,
excelente conocedor de la lengua griega y formado en la escuela de San
Crisóstomo, cuyos escritos eran su lectura predilecta, pudo atreverse a traducir
toda la Sagrada Escritura del griego, tomando para el Antiguo Testamento el
texto de los Setenta. Apareció el Nuevo Testamento en 1928 en Concepción
de Chile; la versión del Antiguo Testamento, en cambio, quedó sin publicar.
Consérvase en 32 cuadernos y espera a un editor benévolo que la edite para
honor de Dios y en memoria de Jünemann (muerto en 1939), que merece tal
monumento, siendo como es el primer traductor de la Biblia en América
católica. Sin embargo, siendo su versión la de los Setenta, podemos decir que
la presente es la primera completa hecha entre los católicos americanos sobre
el texto hebreo del Antiguo Testamento.
2) La segunda característica de esta traducción consiste en haber sido
realizado por un solo traductor, el cual es, simultáneamente, su único
comentador.
Las versiones modernas españolas, francesas, italianas, alemanas, y también
norteamericana que se está preparando, son el resultado de un trabajo
realizado en común por varios autores. A nuestro modesto parecer, es
conveniente que se trabaje así. Verter toda la Biblia en un idioma moderno, y
comentarla al mismo tiempo, significa un esfuerzo tan grande que nos
permitimos, habiendo escarmentado en cabeza propia, aconsejar a los demás
no seguir nuestro ejemplo.
Los que están al tanto de la vida intelectual de este continente saben
perfectamente cuán difícil sería reunir un núcleo de traductores de la Biblia.
Con todo, quisiéramos evitar a otros lo que hemos sufrido en estos últimos
GÉNESIS  Prólogo 7
años, cuando temíamos nos acaeciese lo que a Jünemann. La mano
bondadosa de Dios ha bendecido la obra, dándonos las fuerzas físicas e
intelectuales necesarias para llevar a buen término la tarea comenzada.
3) La tercera característica consiste en las notas, que, a la vez, revisten el
carácter de comentarios o pequeños artículos. No nos toca a nosotros hablar
de su valor -juzguen de ellas los críticos-, pero sí el método adoptado en la
explicación del texto sagrado.
Atribúyese no sin razón a nuestra época, una fecundísima restauración de
los estudios bíblicos, que es semejante a una primavera floreciente, a la que ha
de seguir una rica cosecha de frutos espirituales.
Presenciamos, en verdad, una primavera bíblica. Los Sumos Pontífices,
desde León XIII, no se han cansado de recomendar al pueblo cristiano la
lectura de la Biblia.
El Papa Pío X dice al respecto: “Queriendo renovarlo todo en Jesucristo,
nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros hijos a tener la Sagrada
Escritura para la lección cotidiana. Por ella se puede conocer mejor el modo
de renovar todas las cosas en Jesucristo.” Benedicto XV alaba de modo
especial a los que se dedican al apostolado bíblico y dice que “este apostolado
ha sido por cierto singularmente fecundo para la Iglesia de Dios, puesto que
así un gran número de almas se acercan desde entonces a esta mesa de
doctrina celestial que Nuestro Señor ha hecho poner para el universo
cristiano, por medio de sus profetas, apóstoles y doctores”. La encíclica Divino
Afflante Spiritu de Pío XII, es el coronamiento de los esfuerzos pontificios que
tienden a hacer de la Biblia la lectura cotidiana de los fieles. “Favorezcan, dice
el Papa a los Prelados, y presten su auxilio a todas aquellas pías asociaciones
que tengan por fin editar y difundir entre los fieles, ejemplares impresos de las
Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con todo
empeño que en las familias cristianas se tenga ordenada y santamente
cotidiana lectura de ellas.”
Por todo esto se ve que los Sumos Pontífices desean que la Biblia llegue al
pueblo, y no solamente a los sacerdotes y laicos cultos. Síguese de esto la
inmensa responsabilidad de los comentaristas, sobre quienes pesa la divina
misión de explicar al pueblo la palabra que tiene el poder de salvar las almas
(Sant., 1, 21; cf. Rom., 1, 16). No negamos la necesidad de la crítica textual, ni
tampoco el valor de las notas filológicas, históricas, geográficas, arqueológicas,
y gracias a Dios tenemos ese aparato científico en muchas ediciones; mas no
olvidemos que en las publicaciones bíblicas que se dirigen al pueblo, no debe
faltar el método patrístico, que ante todo busca en la Escritura las verdades
doctrinales y las enseñanzas prácticas para llevar una vida de más en más
cristiana.
En la revista “Cultura Bíblica” (febrero de 1950, n° 69, págs. 34-35)
encontramos algunas observaciones tomadas de un artículo de la revista
“Civiltà Cattolica” que enfocan acertadamente la dificultad que hoy día se
GÉNESIS  Prólogo 8
presenta al exégeta católico. El articulista cita las palabras de von Dobschütz,
quien dice que la Biblia no es una colección de documentos importantes para
la historia o la lengua; es un producto de la piedad religiosa, por lo cual sólo
un hombre piadoso puede explicar bien este libro; “será buena únicamente
aquella exégesis que avive la caridad y sentido religioso, que enfervorice la
piedad, embebida en el afecto piadoso del autor, que se transfunde a los
lectores”. Se sobreentiende la inspiración de la Biblia.
A más de sumamente sencillo, nuestro método no es nada nuevo.
Teniendo en cuenta el ambiente en que vivimos y para el cual escribimos,
damos preferencia a la explicación práctica, destacando las ideas
fundamentales de la Biblia y mostrando su aplicación en la vida.
Sobre todo hemos procurado mostrar la armonía que existe entre los dos
Testamentos y la coincidencia de los pasajes paralelos, a fin de que el lector
tenga siempre a la vista la unidad viva de las Escrituras, desde el Génesis hasta
el Apocalipsis, pudiendo así deleitarse con las luces que el Nuevo Testamento
arroja sobre el Antiguo.
Este método no excluye las notas científicas y técnicas, porque la
interpretación práctica sólo tiene valor cuando su funda sobre una ciencia
exegética precisa.
No fue posible comentar detalladamente todos los libros. Esto hubiese
exigido algunos tomos más de los que el editor había proyectado. Por eso nos
hemos concentrado especialmente sobre el Génesis, los Salmos, el Cantar de
los Cantares y los Profetas, vale decir, sobre aquellos libros que oponen más
problemas o son de especial importancia para la vida religiosa.

III
La versión misma no pretende hacer competencia a ninguna de las que
hasta ahora han sido hechas sobre textos originales. Al contrario,
reconocemos los valores tanto de la traducción de Nácar-Colunga, como de
la de Bover-Cantera, teniendo ambas sus particularidades bien definidas. En
muchísimos pasajes los hemos consultado, así como también hemos acudido a
otras traducciones en lenguas modernas. Confesamos, agradecidos, que nos
hay prestado grandes servicios.
En un solo punto esta versión difiere esencialmente de las demás, y es en
los libros deuterocanónicos, es decir, en aquellos libros que no están en la
Biblia hebrea. Nácar-Colunga y Bover-Cantera los traducen del texto griego
actual, que no siempre es el mejor, mientras esta versión los presenta en la
versión de la Vulgata, cosa que hemos indicado en la introducción respectiva
de cada libro deuterocanónico.
No poca dificultad ofrecen al traductor los nombres propios. Bover-
Cantera los transcribe en exacta fonética hebrea y con el acento que tienen en
el hebreo, en tanto que Nácar-Colunga y otros se toman la libertad de
adaptarlos a la Vulgata, o a una ortografía moderna.
GÉNESIS  El Pentateuco 9
Nosotros no hemos seguido estrictamente ninguno de estos dos sistemas.
Hemos hecho una distinción entre los nombres propios muy conocidos,
usados ya como los modernos, y los otros que no han sido asimilados. Los de
la primera categoría van con la forma que recibieran de la Vulgata; por
ejemplo, Eva, Abel, Sara, Rebeca, Elías, Eliseo. Los de la segunda, en cambio,
llevan el acento hebreo, aunque en parte han sido asimilados a la Vulgata.

IV
Mucho más podríamos decir sobre nuestra nueva versión, pero no
queremos adelantarnos a la crítica.
Sea cual fuere el juicio que nuestro trabajo merezca, queremos, en todo
caso, rogar a los críticos tengan en cuenta las enormes dificultades que se
presentan a quien intenta traducir solo la Biblia, con los pocos recursos
científicos de que dispone Sudamérica, los cuales, a lo menos en lo que hace a
las ciencias bíblicas, son muy inferiores a los que tienen a mano los traductores
europeos.
Damos gracias al Padre de las luces (Sant., 1, 17) por habernos concedido la
inmensa satisfacción espiritual de terminar en avanzada edad la obra más
importante que pensar se pueda.
Que el mensaje celestial de la divina Escritura, inspirada por el Espíritu
Santo, ilumine a todos los de buena voluntad. Es antorcha para nuestros pies
y luz para nuestra senda (S. 118, 105); es palabra viva y eficaz, más penetrante
que una espada de dos filos (Hebr., 4, 12); es fuente de sabiduría (Ecli., 1, 5);
semilla que, sembrada en buena tierra, da frutos, al ciento por uno (Mat. 13,
23). Pero esta Palabra es, al mismo tiempo, fuego que quema, martillo que
tritura la roca (Jer., 23, 29).
Agradecemos a todos los que nos han ayudado directa o indirectamente,
en especial a la casa en donde se hizo esta traducción: el Seminario
Arquidiocesano San José de La Plata, y al señor Pbro. Juan Carlos Ruta, a
cuyo cargo estuvo la corrección de las pruebas.
Sit laus Deo!
Juan Straubinger

El Pentateuco
Introducción
El Pentateuco, o, según lo llaman los judíos, el Libro de la Ley (Torah),
encabeza los 73 libros de la Biblia, y constituye la magnífica puerta de la
Revelación divina. Los nombres de los cinco libros del Pentateuco son: el
Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números, el Deuteronomio, y su fin general
es: exponer cómo Dios escogió para sí al pueblo de Israel y lo formó para la
venida de Jesucristo; de modo que en realidad es Jesucristo quien aparece a
través de los misteriosos destinos del pueblo escogido.
GÉNESIS  El Pentateuco 10
Génesis significa “generación” u origen. El nombre nos indica que este
primer libro de la Revelación contiene los misterios de la prehistoria y los
comienzos del Reino de Dios sobre la tierra. Describe, en particular, la
creación del universo y del hombre, la caída de los primeros padres, la
corrupción general, la historia de Noé y el diluvio. Luego el autor sagrado
narra la confusión de las lenguas en la torre de Babel, la separación de
Abrahán de su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes:
Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición de Jacob, su muerte y la de
su hijo José. En esta sucesión de acontecimientos históricos van intercaladas las
grandes promesas mesiánicas con que Dios despertaba la esperanza de los
patriarcas, depositarios de la Revelación primitiva.
Éxodo, es decir, “salida”, se llama al segundo libro, porque en él se narra
la historia de la liberación del pueblo israelita y su salida de Egipto. Entre el
Génesis y el Éxodo median varios siglos, es decir, el tiempo durante el cual los
hijos de Jacob estuvieron en el país de los Faraones. El autor sagrado describe
en este libro la opresión de los israelitas; luego pasa a narrar la historia del
nacimiento de Moisés, su salvamento de las aguas del Nilo, su huída al
desierto y la aparición de Dios en la zarza. Refiere después, en la segunda
parte, la liberación misma, las entrevistas de Moisés con el Faraón, el castigo
de las diez plagas, el paso del Mar Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en
el Sinaí, la construcción del Tabernáculo, la institución del sacerdocio de la
Ley Antigua y otros preceptos relacionados con el culto y el sacerdocio.
Levítico es el nombre del tercer libro del Pentateuco. Derivase de Leví,
padre de la tribu sacerdotal. Trata primeramente de los sacrificios, luego relata
las disposiciones acerca del Sumo Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los
objetos sagrados. Con el capítulo 11 empiezan los preceptos relativos a las
purificaciones, a los cuales se agregan instrucciones sobre el día de la
Expiación, otras acerca de los sacrificios, algunas prohibiciones, los
impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos pecados y las
disposiciones sobre las fiestas. En el último capítulo habla el autor sagrado de
los votos y diezmos.
El cuarto libro se llama Números, porque en su primer capítulo refiere el
censo llevado a cabo después de concluida la legislación sinaítica y antes de la
salida del monte de Dios. A continuación se proclaman algunas leyes,
especialmente acerca de los nazareos, y disposiciones sobre la formación del
campamento y el orden de las marchas. Casi todos los acontecimientos
referidos en los Número sucedieron en el último año del viaje, mientras se
pasan por alto casi todos los sucesos de los treinta y ocho años precedentes.
Descuellan algunos por su carácter extraordinario; por ejemplo, los vaticinios
de Balaam. Al final se añade el catálogo de las estaciones durante la marcha a
través del desierto, y se dan a conocer varios preceptos sobre la ocupación de
la tierra de promisión.
GÉNESIS  El Pentateuco 11
El Deuteronomio es, como expresa su nombre, “la segunda Ley”, una
recapitulación, explicación y ampliación de la Ley de Moisés. El gran profeta,
antes de reunirse con sus padres, desarrolla en la campiña de Moab en varios
discursos la historia del pueblo escogido inculcándole los divinos
mandamientos. En el primero (1-4, 43) echa una mirada retrospectiva sobre
los acontecimientos en el desierto, agregando algunas exhortaciones prácticas
y las más magníficas enseñanzas. En el segundo discurso (4, 44-11, 32) y en la
parte legislativa (caps. 12-26), el legislador del pueblo de Dios repasa las leyes
anteriores, haciendo las exhortaciones necesarias para su cumplimiento, y
añadiendo numerosos preceptos complementarios. Los dos últimos discursos
(cap. 27-30) tienen por objeto renovar la Alianza con Dios, lo que, según las
disposiciones de Moisés, ha de realizarse luego de entrar el pueblo en el país
de Canaán. Los capítulos 31-34 contienen el nombramiento de Josué como
sucesor de Moisés, el cántico profético de éste, su bendición, y una breve
noticia sobre su muerte. El Deuteronomio es, según dice S. Jerónimo, “la
prefiguración de la ley evangélica” (Carta a Paulino).
El autor del Pentateuco es Moisés, profeta y organizador del pueblo de
Israel, que vivió en el siglo XV o XIII antes de Jesucristo. No solamente la
tradición judía sino también la cristiana ha sostenido siempre el origen
mosaico del Pentateuco. El mismo Jesús habla del “Libro de Moisés” (Marc.
12, 26), de la “Ley de Moisés” (Luc., 24, 44), atribuye a Moisés los preceptos
del Pentateuco (cf. Mat., 8, 4; Marc., 1, 44; 7, 10; 10, 5; Luc., 5, 14; 20, 28;
Juan, 7, 19), y dice en Juan, 5, 45: “Vuestro acusador es Moisés, en quien
habéis puesto vuestra esperanza. Si creyeseis a Moisés, me creerías también a
Mí, pues de mí escribió él.”
Fundada en estos argumentos, la Pontificia Comisión Bíblica el 27 de junio
de 1906 ha determinado, con toda su autoridad, la integridad y genuinidad
de los Libros de Moisés, admitiendo, sin embargo, la posibilidad de que
Moisés se haya servido de fuentes existentes, y la otra, de que el Pentateuco
en el decurso de los siglos haya experimentado ciertas variaciones como, por
ejemplo: adiciones accidentales después de la muerte de Moisés, ora hechas
por un autor inspirado, ora introducidas en el texto a modo de glosas y
comentarios, sustitución de palabras y formas arcaicas; variantes debidas a los
copistas, etc.
La misma Pontifica Comisión Bíblica ha inculcado, el 30 de junio de 1909,
el carácter histórico de los primeros tres capítulos del Génesis, estableciendo
que los sistemas inventados para excluir de éstos el sentido literal, no
descansan en fundamentos sólidos.
Todos los ataques de la crítica moderna contra la autenticidad y el carácter
histórico de los libros de Moisés han fracasado, especialmente los intentos de
atribuir el Pentateuco a tres o cuatro autores distintos (Elohista, Jahvista,
Código sacerdotal, Deuteronomio) y las teorías de la escuela evolucionista de
Wellhausen, que en el Pentateuco no ve más que un reflejo de ideas y
GÉNESIS  Capítulo I 12
mitologías babilónicas, egipcias, etc. Una comparación exacta de los relatos
bíblicos con los extrabíblicos demuestra, muy al contrario, la superioridad
absoluta de aquellos sobre éstos que, en general, no son sino pobres y
desfigurados restos de la Revelación primitiva.
Las fechas que los críticos asignan a los diversos autores por ellos
inventados se basan únicamente en suposiciones. Según ellos, en la historia del
texto del Pentateuco hubo “no sólo infinidad de elaboraciones, refundiciones
y redacciones, sino también invenciones a sabiendas, retoques, correcciones y
adiciones tendenciosas, interpolaciones, falsificaciones literarias y piadosos
embustes del género más sospechoso. Los críticos moderados hacen esfuerzos
convulsivos para salir del dilema: unos dicen que no hay derecho a aplicar a
los tiempos antiguos los conceptos actuales de la propiedad y actividad
literaria; otros opinan que el fin santifica los medios, y declaran que la
alternativa de obra de Moisés u obra de un “falsario”, carece de sentido, o
hablan con énfasis de la profundidad de la sabiduría divina, cuyos caminos no
nos es dado conocer sino admirar; mas con estas escapatorias no logran poner
en claro cómo una mala compilación, así elaborada por los hombrees, pudo
llegar a los honores de Libro sagrado” (Schuster-Holzammer).
Han, pues, de rechazarse todas las teorías que niegan el origen mosaico y
carácter histórico del Pentateuco, no sólo porque están en pugna con las
reglas de una sana crítica, sino también porque niegan la inspiración divina de
la Escritura.

Génesis
I. Desde la Creación del mundo hasta el Diluvio

Capítulo I
Creación del cielo y de la tierra.
1Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2La tierra era confusión y caos,

y tinieblas cubrían la faz del abismo, mas el Espíritu de Dios se movía sobre las
aguas.


1. “Al principio”, es decir, cuando no existía aún nada de lo que se
encierra en las palabras “cielo y tierra”. Desde antiguo se ha observado la
semejanza de este pasaje con Juan 1, 1: “En el principio era el Verbo”. De ahí
que algunos Padres y Teólogos sostengan que el autor sagrado se refiere aquí
al Hijo por el cual todo fue hecho (Juan 1, 3). Cf. Prov. 8, 22. A favor de esta
opinión pueden alegarse otros pasajes, por ejemplo: Hebr. 1, 2; Apoc. 3, 14;
22, 13 y especialmente Col. 1, 18, donde el Apóstol llama a Cristo “el
GÉNESIS  Capítulo I 13

principio” y dice que “por Él fueron hechas todas las cosas, las de los cielos y
las que están sobre la tierra, las visibles y las invisibles, sean dominaciones,
sean principados, sean potestades. Todas las cosas fueron creadas por medio
de Él y para Él (Col. 1, 16). Es de notar que el mismo Jesús se llama “el
principio” en Juan 8, 25 (Vulgata). “Creó”: de la nada; no de alguna materia
preexistente, como se lee en las cosmogonías paganas. El verbo hebreo bará’
se usa específicamente para señalar la actividad divina y la creación ex nihilo.
“Hacer una cosa cuando no existía nada, es producir de la nada, es crear en el
sentido filosófico de la palabra” (Ceuppens). “Dios”, en hebreo Elohim, es un
plural que viene de El o Eloah (=el Fuerte). Sale en el Antiguo Testamento
más de 2.500 veces y tiene los siguientes significados: a) Dios, b) los falsos
dioses (Ex. 12, 12), c) los vicarios de Dios: los ángeles, príncipes, jueces (S. 96,
7 comp. Con Hebr. 1, 6; S. 81, 6 comp. Con Juan 10, 34; cf. I Rey. 28, 13).
Elohim lleva por regla general los atributos y verbos en singular, como en este
versículo (cf. También el versículo 26, lo que prueba claramente que no se
trata como dicen los racionalistas, de un resto de politeísmo. Al contrario, el
politeísmo es una depravación del monoteísmo primitivo, cuyas huellas se
han conservado, fuera de la Biblia, hasta nuestros días, en algunos pueblos
“salvajes” que viven muy retirados y sin mayor contacto con los otros. Los
investigadores modernos, sobre todo la escuela antropológica del P. W.
Schmidt, han descubierto en aquellos pueblos la creencia de un Dios supremo,
creador de todas las cosas, muy justo y muy bueno, legislador y juez de los
hombres. No hay, pues, duda, de que el politeísmo es un producto de la
apostasía de la religión primitiva. “El cielo”, incluso los ángeles (cf. El pasaje
de Col. 1 1, 16, citado más arriba) y “la tierra”: el orbe entero, sin excluir
nada. Orígenes y S. Agustín entienden por cielo las cosas espirituales, por
tierra las materiales.

2. “Confusión y caos”: El hebreo usa dos palabras que suenan
onomatopéyicamente: tohu y bohu, y que se repiten en Jer. 4, 23. Los
Setenta vierten “invisible y carente de orden”. Algunos autores modernos ven
en este versículo una alusión a un cataclismo anterior a la actual organización
de la tierra; opinión que no tiene fundamento en la construcción gramatical
del texto hebreo. Los que en el versículo primero incluyen la creación de los
ángeles ven aquí una misteriosa conexión con la caída de los ángeles, cuyos
sustitutos, por decirlo así, iban a ser los hombres, para los cuales Dios, en su
infinita bondad preparaba la tierra. En Is. 14, 9-14 el profeta nos describe la
caída del príncipe de los ángeles bajo la figura del rey de Babilonia que lleva
el nombre apocalíptico de Lucifer (Luzbel), y S. Juan nos describirá su derrota
en los últimos tiempos (Apoc. 12, 7 ss). Muy poco sabemos de la rebelión de
Satanás, pues Moisés no relata explícitamente la creación de los ángeles, sino
que la presupone. “El abismo”: las aguas revueltas que rodean la tierra
aprisionada por ellas (Ceuppens). Los antiguos se representaban la tierra
GÉNESIS  Capítulo I 14
3
Y dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz. 4Vio Dios que la luz era buena; y
separó Dios la luz de las tinieblas. 5Llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas
llamó noche. Y hubo tarde y hubo mañana: primer día.

rodeada por todas partes de inmensas profundidades. La palabra hebrea


“tehom” (abismo) corresponde a la babilónica “tiamat”, que es la
personificación del océano. “El Espíritu de Dios”: el Espíritu Santo. Así lo
explican los Santos Padre. La Liturgia del Sábado Santo sigue la misma
interpretación. Solamente S. Efrén, Teodoreto y algunos modernos lo
entiende del viento, pues en hebreo las dos cosas, espíritu y viento, son
expresadas por la misma palabra. “Se movía”: el verbo hebreo significa
moverse lentamente, revolotear (cf. Deut. 32, 11) a la manera de las aves. Cf.
la paloma como símbolo del Espíritu Santo en el N. T. (Mat. 3, 16). Nácar-
Colunga traduce: “estaba incubando”, como para dar forma y hermosura al
universo. El Espíritu Santo es el artífice que sacó de este caos un mundo bien
ordenado. Es, pues, un error creer que el Espíritu Santo solamente se
manifiesta desde su venida el día de Pentecostés y que haya estado inactivo en
los tiempos antiguos. “En los albores de la Creación, junto a la masa caótica
de materia pasiva e incapaz de producir algo por sí misma, el autor sagrado
coloca, en contraste admirable, la presencia benigna del Espíritu de Dios, que
todo lo vivifica. Y junto a los umbrales del Nuevo Testamento, el libro de la
Sabiduría nos habla de una Sabiduría que en algunos capítulos se identifica
con Dios.” Cf. Sab. 1, 5 s. El Espíritu Santo actúa a lo largo de todo el
Testamento Antiguo, siempre moviéndose sobre el caos del mundo y
formando el Reino de Dios sobre la tierra. Si los hombres no lo reconocieron,
es porque el misterio del Espíritu no se reveló de una vez, sino poco a poco
hasta descorrer Dios la plenitud de sus secretos por medio del Verbo hecho
carne. Si combinamos esta verdad con lo dicho en 1, 1 y nota, y especialmente
con Juan 1, 3 donde el Apóstol dice que por Cristo “fueron hechas todas las
cosas”, vislumbramos ya en los primero versículos de la Biblia el misterio de la
Trinidad y la eterna preocupación de Dios Trino por nuestra salvación. “Se
insinúa aquí, dice S. Buenaventura, la Trinidad entera: el Padre con el nombre
de Dios Creador, el Hijo con el nombre de Principio, y el Espíritu Santo con el
Espíritu de Dios” (Breviloq.). Son de admirar estas luces que Dios nos hace ver
desde el Antiguo Testamento sobre el misterio de los misterios. Cf. v. 26; 18,
2; Ex. 3, 6; Num. 6, 24 s; Eclis. 50, 22; Is. 6, 3 y 8, etc.

3. Comienza con este versículo el relato de las obras de la creación que se
dividen en dos clases: “opus distinctionis” (creación de los espacios y lugares)
y el “opus ornatus” (acción de llenar y poblar los espacios). A la primera clase
de obras dedica el autor sagrado los tres primeros días; a la segunda, los días
siguientes. Parece haber aquí una contradicción con el versículo 14, donde se
narra la creación del sol, fuente de la luz. La contradicción desaparece, si
tomamos la voz “luz” en sentido lato: energía, que Dios concentrará en el sol
GÉNESIS  Capítulo I 15
6Después dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas que
separe unas aguas de otras”. 7E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas
que estaban bajo el firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento.
Y así fue. 8Llamó Dios al firmamento cielo; y hubo tarde y hubo mañana: día
segundo.

(v. 14). Oigamos sobre este punto un físico moderno: “En nuestro siglo este
“grave error” del Génesis se ha disipado, y muy lejos de ver aquí un error,
vemos un acierto científico verdaderamente sorprendente. Hoy sabemos que
luz y materia no son sino distintas formas de una misma cosa: la energía.
Sabemos también que de todas las formas de la energía es la luz la más pura y
la única que pudo existir sin un soporte material; si bien en nuestras
aplicaciones corrientes, nosotros obligamos a la materia a que nos devuelva
luz” (J. Domínguez Casanueva, Estudios, Santiago de Chile, abril 1949, pág.
17).

4. “Era buena”, no sólo por su belleza o sus buenos efectos, sino por ser
la realización de una idea del Creador, pues todo lo que hace Dios es bueno;
lo malo entró en el mundo por el pecado (cf. Sab. 2, 24 y nota).

5. “Tarde y mañana”: el comienzo y el fin del día. Para los hebreos
comenzaba el día con la puesta del sol, de manera que, por ejemplo, el
sábado comenzaba el viernes al caer la noche. Los “días” de la creación no
han de entenderse como intervalos de 24 horas, sino que pueden tomarse,
como dice la Pontificia Comisión Bíblica, en sentido lato de período (Denz.
2128). Los Padres, p. e., S. Crisóstomo, S. Basilio, S. Ambrosio, prefieren
entender esa palabra en su sentido propio. Entre los exégetas modernos hay
algunos (Bea, Simón Prado) que ven en los días de la creación un esquema
literario “que sigue una línea progresiva desde las cosas imperfectas hasta las
perfectas”. No faltan quienes los explican como resultado de una visión,
mediante la cual Dios expusiera a Adán o a Moisés el desarrollo de la
creación.

6. “Firmamento”: la bóveda del cielo en que parecen colocados los
astros. La palabra hebrea significa “sólido”.

7. Las “aguas” que están bajo el firmamento son los mares, ríos, fuentes;
por aguas superiores, en cambio, se entienden aquellas que parecen estar
almacenadas sobre el firmamento, de donde caen sobre la tierra, en forma de
lluvias. Como se ve, Moisés no habla en términos científicos, sino según las
apariencias y con expresiones populares, como también lo hace el salmista,
quien en el Salmo 32, 7 se refiere a las aguas del mar recogidas en un odre.
Cf. 7, 1; 8, 2; S. 77, 23; 103, 3; 148, 4; Dan., 3, 60.
GÉNESIS  Capítulo I 16
9Y dijo Dios: “Júntense en un lugar las aguas que quedan bajo el cielo y
aparezca lo seco”. 10Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas
llamó mares. Y vio Dios que estaba bien.
11Después dijo Dios: “Brote la tierra hierba verde, plantas que den semilla,

árboles frutales que produzcan fruto según su especie y cuya semilla esté en
ellos sobre la tierra”. Y así fue. 12Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas
que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que producían frutos y
cuya semilla se hallaba en ellos según su especie. Y vio Dios que estaba bien.
13Y hubo tarde y hubo mañana: día tercero.

14Luego dijo Dios: “Haya lumbreras en el firmamento del cielo, que

separen el día de la noche y sirvan de señales y (marquen) las estaciones, días


y años. 15Sirvan también de lumbreras en el firmamento del cielo para
alumbrar la tierra”. Y así fue. 16Hizo, pues, Dios las dos grandes lumbreras: la
lumbrera mayor para presidir el día, y la lumbrera menor para presidir la
noche, y las estrellas. 17Púsolas Dios en el firmamento del cielo para alumbrar
la tierra, 18para regir el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y
vio Dios que estaba bien. 19Y hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.


9. “Lo seco”: los continentes que surgen de la masa informe y caótica (v.
2)

11. Los expositores no concuerdan en la interpretación de este versículo.
Algunos distinguen solamente dos clases de plantas, otros sostienen que se
trata de tres: hierbas, hortalizas y árboles frutales, lo cual concuerda mejor
con el texto hebreo. “Brote”: porque la tierra poseía ya las plantas en
potencia por el soplo del Espíritu de Dios (v. 2). Ceuppens (Quaestiones
selectae ex Historia Primaeva) no cree que aquí el hagiógrafo insinúe la
creación de cada especie y excluya el transformismo (mitigado).

14 ss. “Lumbreras”: aludidas ya en el v. 5. “Sirvan de señales”: Aquí se
señala su función, que consiste ante todo en servir de reloj para los hombres e
indicarles las estaciones del año, los días y las fiestas. Cf. S. 103, 19-23. Es de
notar que las cosmogonías paganas fueron incapaces de conservar este
concepto de la función de los astros y les dieron el carácter de dioses. “A los
dioses Schamasch y Sin, Re y Tot, que en Babilonia y en Egipto realmente
“dominaban” como representantes de los astros, el autor les atribuye tan poca
importancia como el Salmista en S. 135, 8 s. De lo contrario no hubiera
elegido esta expresión” (Heinisch). La lumbrera mayor (v. 16) es tipo de Cristo
que en Mal. 4, 2 es llamado “Sol de Justicia”. Cf. Is. 60, 19; Zac. 3, 8; Luc. 1,
78; Apoc. 21, 23, y especialmente el Prólogo del Evangelio de S. Juan (Juan
cap. 1). Esta denominación ha sido trasplantada a la Liturgia, en donde sirve
para ordenar el año litúrgico. El “Sol de Justicia”, Cristo, es el centro del
movimiento cíclico de todas las solemnidades místicas de la Iglesia.
GÉNESIS  Capítulo I 17
20 Después dijo Dios: “Pululen las aguas multitud de seres vivientes; y
vuelen aves sobre la tierra debajo del firmamento del cielo”. 21Y creó Dios los
grandes monstruos marinos, y todos los seres vivientes que marchan
arrastrándose, de los cuales hierven las aguas, según su especie; y toda ave
alada según su especie. Y vio Dios que estaba bien. 22Y Dios los bendijo,
diciendo: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid las aguas en los mares; y
multiplíquense las aves sobre la tierra”. 23Y hubo tarde y hubo mañana: día
quinto.
24Luego Dios dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie:

animales domésticos, reptiles, bestias salvajes, según su especie”. Y así fue.


25Hizo, pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los animales

domésticos según su especie, y todo reptil de la tierra según su especie. Y vio


Dios que estaba bien.


20. “Seres vivientes”, literalmente: almas. El sentido primitivo de la
palabra es aliento, hálito, vida. De ahí que se use en el sentido de alma en
todo el Antiguo Testamento y también en el Nuevo (Cf. Mat. 10, 39 y nota).
La Vulgata vierte: “produzcan las aguas reptiles de alma viviente y aves que
vuelen sobre la tierra debajo del firmamento del cielo”. El término
“produzcan” dio lugar a la creencia de que los peces y también las aves fuesen
productos del agua. Así lo interpretan, entre otros, S. Cirilo de Alejandría, S.
Juan Damasceno, muchos escolásticos y el autor del himno de vísperas del
jueves:
Magnae Deus potentiae,
qui fertili natos agua
partim relinquis gurgiti
partim levas in aëra.

22. Dios bendice los animales, pero no las plantas, porque, según
interpretan algunos, los animales son capaces de percibir la bendición. Mejor
sería decir que Dios bendijo todas las cosas creadas, incluso las plantas,
aunque Moisés no lo relata expresamente.

24. “Produzca”, porque la tierra es la materia (prima) de la cual Dios se
sirve para crear los animales (cf. v. 25 y 2, 19). Los autores católicos no
concuerdan en la interpretación; unos dicen que Dios creó los animales
directamente; otros, en forma mediata; otros opinan que el hagiógrafo
prescinde de expresarse sobre este punto y se limita a afirmar la causalidad en
todo lo que se refiere a la vida. No se debe mezclar la Biblia con teorías
modernas.
GÉNESIS  Capítulo I 18
La creación del hombre.
26Después dijo Dios: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según

nuestra semejanza; y domine sobre los peces del mar y las aves del cielo,
sobre las bestias domésticas, y sobre toda la tierra y todo reptil que se mueve
sobre la tierra”. 27Y creó Dios al hombre a imagen suya; a imagen de Dios lo


26. “La solemnidad de la fórmula indica claramente que se trata de la
obra más importante. Dios entra en consejo consigo mismo, e invoca la
plenitud de su ser, del cual es revelación la Trinidad” (Náca-Colunga). La
creación del hombre difiere de las otras creaciones en tres puntos: a) En vez
de dar una orden a la materia prima, es el mismo Dios quien pone mano a la
obra; b) Dios crea el hombre según Su imagen y semejanza; c) el hombre es
constituido señor de toda la creación visible. “Al hombre”: en hebreo sin
artículo, lo cual quiere decir que ha de entenderse en sentido colectivo.
“Imagen y semejanza”: S. Basilio, S. Jerónimo y otros Padres distinguen entre
imagen y semejanza. Esta se referiría a los dones sobrenaturales, aquélla a los
naturales. Los modernos, p. ej., Hummelauer, se inclinan a ver en la unión de
ambos términos una expresión enfática, que significaría imagen perfecta. ¿En
qué consiste la semejanza del hombre con Dios? No en el cuerpo, sino en el
espíritu, que es un soplo de Dios (2, 7), una centella del Espíritu divino. “Dios
creó al hombre por puro amor, y le dio como destino no solamente una
existencia natural, sino que, movido por su afecto paternal, le hizo partícipe
de la misma vida divina. Dios dio la vida a la creatura humana, pero al mismo
tiempo la ensalzó por encima de sí misma, incorporándola a la naturaleza
divina (cf. II Pedr. 1, 4). Adán era, por medio de la gracia santificante, un
verdadero hijo adoptivo de Dios y como tal también socio de la naturaleza
divina. Y por cuanto esta “justitia originalis” había sido dada juntamente con
la naturaleza, constituía un bien añadido a la naturaleza perfecta del hombre,
y estaba destinada a ser transmitida a toda la humanidad” (Sheeben). En el
Nuevo Testamento se restauró esta grandiosa idea de la semejanza del
hombre con Dios mediante nuestra inserción vital en Cristo. Léase sobre este
insondable misterio el primer capítulo de la Carta de S. Pablo a los Efesios,
especialmente el v. 10. Sobre Cristo como imagen del Padre véase Col. 1, 15 y
Hebr. 1, 3. De ahí que algunos vean en esta expresión del Génesis al Hijo,
quien es “todo en todos” (Col. 3, 11).

27. Tenemos en este versículo la primera prueba de la poesía hebrea,
cuya característica es el paralelismo de los hemistiquios. Es de notar que toda
la narración muestra cierto ritmo poético. “Varón y mujer”, es decir, varón y
mujer aparte, dos individuos, no un individuo con dos sexos (cf. Mat. 19, 4).
Tampoco creó varios géneros humanos, como S. Pablo explica en el discurso
del Areópago. (Hech. 17,26).
GÉNESIS  Capítulo I 19
creó; varón y mujer los creó. 28Los bendijo Dios; y les dijo Dios: “Sed
fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad sobre los
peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven
sobre la tierra”.
29Después dijo Dios: “He aquí que Yo os doy toda planta portadora de

semilla sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de
árbol con semilla, para que os sirvan de alimento. 30Y a todos los animales de
la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que se mueve sobre la tierra,
que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento toda hierba verde”. Y
así fue. 31Vio Dios todo cuanto había hecho; y he aquí que estaba muy bien.
Y hubo tarde y hubo mañana: día sexto.


28. Dios aparece en todo este capítulo como Rey del universo, por el
hecho mismo de la Creación. Los libros todos del Antiguo Testamento,
especialmente los Salmos, celebran tal reinado (SS. 28; 47; 92; 94; 103; 104;
144; Tob. 13, 1-6; Est. 13, 9-14; Is. 37, 16; etcétera). Dentro del Reino de Dios,
el hombre ocupa un lugar preferido y es también rey, porque a él le entregó
Dios el señorío sobre la creación visible, pero tal privilegio se trocó en duro
trabajo a causa de la caída del hombre, por lo cual todas las cosas creadas,
hasta las inanimadas aguardan “con ardiente anhelo” la libertad de la
“servidumbre de la corrupción” (Rom. 8, 19 y 21 y notas).

31. Sobre el “carácter histórico” de los acontecimientos narrados en este
capítulo se han escrito muchísimos artículos y libros, principalmente con el fin
de establecer la concordancia de las Ciencias naturales con la Biblia, sin que se
haya logrado probarla. “Poco servicio hacían a la Biblia los autores del siglo
pasado, que querían concordar los trascendentales relatos del Génesis con las
teoría de La Place. Era comparar lo incomparable; era no tener idea de lo que
es la Biblia” (Celada). La Sagrada Escritura no quiere ser un manual de
ciencias, sin que se limita a describir los fenómenos físicos en un lenguaje
popular y a veces poético (cf. la nota al vers. 5). Esto lo admite también la
Pontificia Comisión Bíblica en su respuesta del 30 de junio de 1909 (Denz.
2121-2128 que transcribimos al final del capítulo tercero) y en la Carta del
Cardenal Suhard de París (del 16 de enero de 1948) sobre los once primeros
capítulos del Génesis. “Por eso, dice en la citada carta el P. Vosté, secretario
de la Comisión Bíblica, invitamos a los sabios católicos a estudiar estos
problemas sin parcialidad, a la luz de una sana crítica y de los resultados de las
otras ciencias interesadas.” Sin embargo, hay que tener en cuenta el carácter
histórico de los hechos que se relacionan con los fundamentos de la religión
cristiana, como por ejemplo: la creación de todas las cosas por Dios, la
creación particular del hombre, la unidad del género humano, la felicidad
original de los primeros padres, su caída, la promesa del futuro Redentor y la
institución divina del sábado. Algunos, muy pocos, admiten también un
evolucionismo o transformismo mitigado, que no pretende suprimir a Dios ni
GÉNESIS  Capítulo II 20

Capítulo II
Dios santifica el sábado
1Fueron, pues, acabados el cielo y la tierra con todo el ornato de ellos.


2 El día séptimo terminó Dios la obra que había hecho; y descansó en el día

extender su desarrollo al alma humana, y creen que esta explicación


concuerda más con la infinita sabiduría de Dios. Así, por ejemplo, el P. Bea,
en la X Semana Bíblica Italiana (1948), no excluye que Dios se haya servido de
un organismo ya formado para, modificado, infundir en él una alma racional.
La Iglesia no ha aprobado esta tesis, pero tampoco la ha condenado. “Estas
teorías conservan, por consiguiente, su mayor o menor probabilidad
intrínseca según la fuerza de las razones en que se basan, y su mayor o menor
probabilidad extrínseca según la cantidad y calidad de autores que la
propagan”. (M. Torres). Todas estas cuestiones están relacionados con lo que
se llama “el género literario” (histórico, didáctico, poético, profético,
apocalíptico). Entre los católicos es el P. Hummelauer quien más ha
contribuido a la investigación de la forma literaria de estos capítulos. Otra
cuestión, coherente con esta última, es la del tiempo de su fijación por escrito.
Una transmisión escrita no es del todo imposible, pues la invención de la
escritura es mucha más antigua que la del alfabeto, el cual no es sino la última
etapa del desenvolvimiento de la escritura. “El archivo común de los
conocimientos, dice Ricciotti, era la memoria, y no la escritura; en otras
palabras, el pensamiento vivo era preferido a su momia embalsamada en la
escritura. Esta momia se buscaba cuando más en los casos en que se necesitaba
un documento material que atestiguara -como un contrato-, una ley, un
monumento, etcétera. (Historia de Israel, núm. 190). Ricciotti trae argumentos
contundentes que prueban la importancia que tuvo la memoria entre los
pueblos antiguos. La Comisión Bíblica, en una Respuesta dada el 27 de junio
de 1906, admite que Moisés para componer su obra se haya servido de
fuentes, sacando de ellas algunas cosas a la letra y otras compendiadas. Nada
dice de la composición de esas posibles fuentes, ni de la forma de su
transmisión en los tiempos anteriores a Moisés.

1. “El ornato”, en hebreo “sabaot” (ejército). El “ejército del cielo” son
las estrellas. Cf. Deut. 4, 19; 17, 3; IV Rey. 17, 16; 21, 3 y 5; Neh. 9, 6; Is. 40,
20, etc. La misma palabra se usa en otros lugares como denominación de los
ángeles. Cf. Jos. 5, 14; III Rey. 22, 19; II Paral. 18, 18. Sobre la creación de los
ángeles véase 1, 1 y nota (final). El “ornato de la tierra” son todas las cosas
creadas en ella y todas sus fuerzas.

2 s. “El día séptimo”, o sea, el sábado (que originariamente significaba
“siete”), recibe aquí su institución divina. Dios lo santificó (v. 3): Expresión
antropomórfica. Dios nunca descansa a manera del hombre. Si Dios no obrase
GÉNESIS  Capítulo II 21
séptimo de toda la obra que había hecho. 3Y bendijo Dios el séptimo día y lo
santificó; porque en él descansó Dios de toda su obra que en la creación había
realizado.

El paraíso
4Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra. El día en que

Yahvé Dios creó la tierra y el cielo, 5no había aún en la tierra arbusto

sin cesar, toda la creación volvería a la nada. (Cf. S. 62, 9; 103, 29; Sab. 1, 7);
por lo cual Jesús pudo decir en día de sábado: “Mi Padre hoy como siempre
está obrando” (Juan 5, 7). De este vers. se sigue que la institución del sábado
o día de descanso es anterior a la legislación sinaítica, la cual la supone (cf. Ex.
16, 23 y 30). El pueblo de Israel debió descansar después de los seis días de
trabajo, y lo mismo la tierra cada siete años (Ex. 23, 10; Lev. 25, 1 ss.; Deut.
15, 1 ss.), en memoria del séptimo día en que Dios “descansó” después de la
Creación. Algunos Santos Padres van más lejos y ven también en la historia
del mundo un plan septenario: cuatro milenios antes de Cristo, dos milenios
después de Cristo y un milenio de reinado de Jesucristo. Los demás pueblos
antiguos no conocían el sábado; los egipcios tenían décadas de días; los
babilonios daban el nombre de sábado (schabatu) el día 15 del mes
(plenilunio), el cual era para ellos un día de penitencia. El “séptimo día” de
los cristianos es, según tradición apostólica, el domingo, el “día del Señor”,
porque Cristo resucitó en ese día (cf. I Cor. 16, 2).

4. El autor sagrado vuelve al tema de la creación del hombre, la que nos
narra con nuevos detalles. “Yahvé Dios”, en hebreo “Yahvé Elohim”. Sobre el
nombre de Elohim véase 1, 1 y nota. Yahvé significa, etimológicamente, “El
que” es, el Viviente, el Eterno. Cf. Ex. 3, 14, donde Dios mismo se da este
nombre, el cual solamente le corresponde a Él, cualquier dios pagano es un
no ser, un producto de la imaginación, o a lo más, la representación de un
espíritu maligno (cf. I Cor. I, 5; Gál. 4, 8). Los críticos han llamado la atención
sobre el hecho de que en este capítulo y en el siguiente, el escritor sagrado use
el nombre de Yahvé, combinándolo con Elohim y formando un compuesto
“Yahvé Elohim”. Los más avanzados han atribuido a este fenómeno tanta
importancia, que sostienen que en este versículo comienza a escribir otro
autor, el “yahvista”. De esta manera destruyen la unidad del Pentateuco y lo
reparten entre diversos autores: yahvistas, elohistas y otros, llegando al
extremo de negar por completo su origen mosaico. Es verdad que la
diversidad de los nombres de Dios es una particularidad notable del
Pentateuco. La conocían ya los grandes exégetas de la antigüedad. S.
Crisóstomo y S. Agustín, quienes, no obstante ello, sostenían el origen
mosaico y la unidad de los cinco primeros libros de la Biblia. Hoy sabemos
que esa particularidad tiene poco peso, pues las versiones antiguas, los Setenta
y el Samaritano, no coinciden en este punto con el texto hebreo masorético,
GÉNESIS  Capítulo II 22
campestre alguno; y ninguna planta del campo había germinado todavía,
pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que
labrase el suelo; 6pero brotaba una fuente de la tierra, que regaba toda la
superficie de la tierra.
7Y formó Yahvé Dios al hombre (del) polvo de la tierra e insufló en sus

narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente. 8Y
plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que
había formado. 9Yahvé Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles de

lo cual prueba que el uso distinto de los nombres de Dios no tiene tanta
importancia como le atribuyen los críticos, si bien se puede admitir que
Moisés tuvo a mano fuentes de diverso estilo y diversos nombres de Dios. En
todo caso, ha de sostenerse que Moisés es el autor del Pentateuco.

6. “Fuente”: Traducción incierta. La palabra correspondiente hebrea
aparece sólo dos veces en la Biblia, aquí y en Job 36, 27. Su significado sería
más bien “humedad”, “líquido”. Más tarde, en Babilonia, significaba “agua
que corre en canales”.

7. El sentido de este versículo es: Dios creó el cuerpo del hombre del
barro de la tierra, como el de los animales, y le inspiró el alma, de modo que
en el hombre se juntan dos mundos, el corpóreo y el incorpóreo o espiritual.
Sobre el evolucionismo y transformismo véase la nota a 1, 31, final. La
expresión antropomórfica “insufló en sus narices (cf. Is. 2 22) quiere expresar
simbólicamente que el alma no fue formada a manera del cuerpo, de la
materia preexistente, sino creada por Dios directamente de la nada y unida al
cuerpo (S. Tomás). Compárese esta expresión con una semejante del Nuevo
Testamento, que trata del Espíritu Santo. Jesús “sopló hacia los discípulos y les
dijo Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20, 32). “Aliento de vida”: ¿No se puede
ver también aquí una alusión al Espíritu Santo, como en 1, 2? Cf. Job 33, 4:
“El Espíritu de Dios me ha hecho, y el soplo del Todopoderoso me da vida”,
y en S. 32, 6: “Por la palabra del Señor hiciéronse los cielos, y sus huestes
todas por el aliento de su boca.”

8. “Edén”, palabra antigua sumeria. Los sumerios fueron los antecesores
de los babilonios, a los cuales dejaron su cultura y la escritura cuneiforme.
Edén significa en sumerio campo abierto, llanura donde prosperan todos los
frutos; de ahí que en hebreo tenga el significado de delicias. La Vulgata
traduce “jardín de delicias”, y en vez de “al oriente” vierte “desde el
principio”, pues en hebreo las dos cosas se expresan por la misma palabra.

9. “El árbol de la vida” servía para contrarrestar la natural caducidad del
cuerpo. Según S. Tomás, el fruto de ese árbol libraba el cuerpo de la muerte
solamente por algún tiempo, y para evitar la muerte Adán tenía que comer
siempre de nuevo. “El árbol del conocimiento” servía para ver si Adán optaba
GÉNESIS  Capítulo II 23
hermoso aspecto y (de frutos) buenos para comer, y en el medio del jardín
del árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal. 10De Edén
salía un río que regaba el jardín; y desde allí se dividía y se formaban de él
cuatro brazos. 11El nombre del primero es Fisón, el cual rodea toda la tierra
de Havilá, donde está el oro. 12El oro de aquella tierra es fino. Allí se
encuentra también el bedelio y la piedra de ónice. 13El nombre del segundo
río es Gihón, que circunda toda la tierra de Cus. 14El tercer río se llama Tigris,
el cual corre al oriente de Asir. Y el cuarto río es el Éufrates.
15Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén, para

que lo labrara y lo cuidase. 16Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: “De

por el bien o por el mal. Su nombre le viene de los efectos que de sus frutos
se esperaban (S. Tomás).

11. De los cuatro ríos sólo conocemos los dos últimos, el Tigris y el
Eufrates, los dos grandes ríos de Mesopotamia, que desembocan en el Golfo
Pérsico. “Havilá”: tierra desconocida, localizada por algunos en la Cólquida,
en el Cáucaso. Más tarde encontramos ese mismo nombre en el norte de
Arabia (Gen. 25, 18; I Rey. 15,7; cf. Gén. 10, 7 y 29).

12. “Bedelio”: resina odorífera. “Piedra de ónice”. Nácar-Colunga traduce
ágata. Bover-Cantera conserva el nombre hebreo schoham.

13. “Cus” o “Kusch”, en tiempos históricos nombre de Etiopía. Se cree
que los cusitas (etíopes) originariamente vivieron en el Cáucaso, de donde, al
emigar hacia el sur, se llevaron el nombre de Kusch. “¿Dónde hay que buscar
el sitio del paraíso?” Tomando como punto de partida los ríos conocidos, el
Tigris y el Éufrates, que nacen en Armenia, tendríamos que identificar esta
región con el país del paraíso. En tal caso el Fisón sería idéntico con el Fasis, y
el Gihón con el Araxes o uno de los ríos de aquellas montañas. Heinisch busca
el paraíso en Aserbeidschan, en la región de los lagos de Wan y Urmia. Otros
recurren a la hipótesis de Syce, que busca el paraíso en la región del Golfo
Pérsico, entre Mesopotamia y Arabia. Algunos lo buscan en la India, China,
Madagascar, Abisinia, Perú, etc. “Después de leer estas opiniones, llegamos a
la conclusión de que, si bien el texto bíblico hace la impresión de querer
describir la región próxima al paraíso, es muy difícil determinarlo” (Enciso).
Sin embargo, se mantiene la fe en su existencia. S. Justino, S. Agustín, Sto.
Tomás y otros Padres y Doctores de la Iglesia creen que Henoc y Elías tienen
su morada en el paraíso terrenal.

15. “Para que lo labrara”: Aún antes de su caída, Adán tenía que cultivar
la tierra. Le era preciso trabajar, no para procurarse alimento con el sudor de
su frente, como después del pecado, sino para ejercitar su inteligencia y sus
fuerzas, de tal manera que no se cansase, pero que no estuviese tampoco sin
hacer nada (S. Juan Crisóstomo. Homil. Al Génesis).
GÉNESIS  Capítulo II 24
cualquier árbol del jardín puedes comer, 17mas del árbol del conocimiento del
bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin
remedio”.

Creación de la mujer
18Entonces dijo Yahvé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le

haré una ayuda semejante a él”. 19Formados, pues, de la tierra todos los


16 s. He aquí la primera prohibición que Dios impuso a los hombres. De
hecho Adán era señor de toda la tierra (1, 28), gozaba del privilegio de estar
exento de enfermedades y de la muerte y vivía en íntima amistad con su
Creador, que le había elegido para fundar y difundir el Reino de Dios sobre la
tierra; pues todas las obras de Dios respecto del hombre, desde el primer día
de la existencia del género humano hasta el fin de los tiempos, tienen por
objeto el establecimiento y desarrollo de Su Reino. Su omnipotencia le
permitiría hacerlo sin nosotros, pero su infinita bondad desea nuestra
colaboración, para que seamos partícipes de un destino inefablemente
dichoso. Cf. II Pedro 1, 4; I Juan 3, 1. Si este Reino fracasó aparentemente tan
pronto fue por culpa de los primeros padres; y si hasta el presente sufre
violencia (Mat. 11, 12), la culpa la tenemos nosotros. En los versículos que
siguen, narra el autor sagrado la historia del primer revés del Reino de Dios
sobre la tierra, a causa de la desobediencia de los protoparentes, los que
dieron más crédito a la serpiente que a su Padre y Creador. (Cf. Sab. 2, 24 y
nota). “Morirás” (v. 17): Se refiere a la muerte física, pues antes de la caída el
hombre no estaba sometido a ella, como lo afirma la Sabiduría: “Por la
envidia del diablo entró la muerte en el mundo” (Sab. 2, 24). Lo mismo dice
S. Pablo en Rom. 6, 23: “El salario del pecado es la muerte”. (Cf. Rom. 45,
12.

18 ss. Adán ejerce el señorío sobre los animales, dándoles nombres que
corresponden a su naturaleza, mas al mismo tiempo se da cuenta que no
tienen semejanza con él. Siente su aislamiento en el mundo que le rodea, y
esto es precisamente lo que Dios le quiere sugerir al presentarle los animales.
Tenemos también aquí uno de los antropomorfismos tan frecuentes en este
capítulo. No quiere decir que Dios haya organizado un desfile de todos los
animales, sino que Adán, al ver las diversas clases de animales, les puso los
nombres correspondientes a su naturaleza. Se puede probar lingüísticamente
que los primero nombres de los animales, como también los de las plantas y
de todas las demás categorías de cosas, eran genéricos y no especiales como lo
son hoy. La especificación se produjo poco a poco, sobre la base de los
nombres primitivos puestos por Adán. “No es bueno que el hombre esté
solo”. Comentando estas palabra, dice Fray Luis de León: “Dios por su
persona concertó el primer casamiento que hubo, y les juntó las manos a los
GÉNESIS  Capítulo II 25
animales del campo y todas las aves del cielo, los hizo Yahvé Dios desfilar
ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que el nombre de todos los
seres vivientes fuese aquel que les pusiera el hombre. 20Así, pues, el hombre
puso nombres a todos los animales domésticos, y a las aves del cielo, y a
todas las bestias del campo; mas para el hombre no encontró una ayuda
semejante a él.
21Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el

cual se durmió; y le quitó una de las costillas y cerró con carne el lugar de la
misma. 22De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una
mujer y la condujo ante el hombre. 23Y dijo el hombre: “Esta vez sí es hueso

dos primeros casados y los bendijo, y fue juntamente como si dijésemos, el


casamentero y el sacerdote” (La Perfecta Casada).

21. “Un profundo sueño”: La voz hebrea significa “sueño profundo y
extático”. Los Setenta traducen “éxtasis”. Cf. 15, 12; I Rey. 26, 12; Is. 29, 10.

22. “De la costilla… formó una mujer”: ¿Ha de entenderse esto en un
sentido literal o en sentido figurado? Hay quienes ven en estas palabras
solamente una figura que quiere expresar la igualdad de naturaleza entre el
hombre y la mujer. A esto se opone el texto de I Cor. 11, 7, donde S. Pablo
afirma que “no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón”. Por
eso la interpretación tradicional veía siempre en la creación de la mujer una
acción “especial” de Dios, aunque la costilla puede ser un símbolo para indicar
la identidad de naturaleza. Pero puede admitirse que en hebreo “costilla” y
“costado” se denominan por la misma palabra, por lo cual no es falso lo que
algunos catecismos enseñan, a saber, que Eva fue creada del costado de Adán.
La narración bíblica quiere también decir que la mujer es compañera del
hombre, pero que éste es su cabeza, como dice S. Pablo: “Las mujeres estén
sujetas a sus maridos, como al Señor, por cuanto el hombre es la cabeza de la
mujer, así como Cristo es la cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo, del cual Él
mismo es Salvador. De donde, así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las
mujeres lo han de estar de sus maridos en todo” (Ef. 5, 22-24). Cf. Gén. 3, 16.
No hay duda de que Adán y Eva son padres de todo el género humano. En
esto estriba el dogma del pecado original y de la Redención por Jesucristo, y
el precepto de amar a todos los hombres como a hermanos. La Sagrada
Escritura atestigua varias veces esta verdad fundamental. Cf. Gén. 3, 20; 10,
32; I Par. 1, 1; Tob. 8, 8; Sab. 7, 1; 10, 1; Ecli. 17, 1 ss; Hech. 17, 26. Eva
formada del costado de Adán es, según los santos Padres, figura de la Iglesia,
la que salió del costado de Jesucristo. Como Eva es figura de la Iglesia, así lo
es Adán respecto de Cristo. Cf. II Cor. 11, 2; Ef. 5, 25-32; Apoc. 19, 7 s.

23. “Varona”: Así dice el hebreo y también la traducción de Scio. Usando
la palabra varón en su forma femenina “varona”, hoy caída en desuso, se ve
perfectamente que ante Dios, la mujer y el hombre tienen el mismo valor,
aunque no la misma posición.
GÉNESIS  Capítulo II 26
de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada varona, porque del
varón ha sido tomada”. 24Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y
se adherirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne. 25Estaban ambos
desnudos, Adán y su mujer, más no se avergonzaban.


24. Este vers. atestigua la institución divina del “matrimonio”,
fundamento de la sociedad humana, cuya célula es la familia. El hombre y la
mujer serán una carne, lo que implica la indisolubilidad y unidad del
matrimonio, como lo explica Jesús en Mat. 19, 7-8, donde cita nuestro pasaje
y agrega: “A causa de la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés
repudiar a vuestras mujeres, mas al principio no fue así”. Es éste uno de los
pocos pasajes en que Jesucristo ha dado normas a las ciencias profanas; en
este caso para la etnología e historia de la cultura. Sin embargo, debemos
comprobar que los eruditos modernos, salvo muy pocas excepciones, no
hacen caso de esa palabra de Cristo, sino que sostienen que al principio las
relaciones entre varón y mujer obedecían a la ley de la promiscuidad y que
los primeros hombres vivían en poligamia. Son ésos los mismos etnólogos que
sostienen también que, al comienzo de la historia del género humano, reinaba
el politeísmo y no el monoteísmo, con lo cual desprecian expresamente a
Dios, quien dice claramente que al principio todo estaba bien, muy bien (1,
31). Esto significa que la depravación, el politeísmo y la poligamia son la
segunda etapa de la cultura humana, no la primera. Su consecuencia fue,
como veremos en los caps. 6 y 7, el diluvio.

25. “Adán”: otros traducen “el hombre”. “En hebreo sólo a partir de 4,
25 aparece el nombre (Adán) sin artículo y como propio, cuando por haberse
hablado ya de otros hombres era preciso individualizarlo.” (Bover-Cantera).
Para mayor claridad lo usamos ya ahora. “No se avergonzaban”, porque eran
como niños. Este pequeño detalle arroja no poca luz sobre el estado
extraordinariamente feliz de los primeros padres. “El misterio del estado
original es tan grande y maravilloso que recién la revelación del Logos
encarnado, la revelación del Nuevo Testamento, no ha proporcionado sobre
él una claridad beatificadora, en especial la profunda teología de S. Pablo, la
que, por la inspiración divina de sus Epístolas se eleva a la esfera de la infalible
revelación divina, y no puede, por tanto oponerse a la doctrina de Cristo,
como si fuese especulación rabínica o “exaltación” dogmática de la sencilla
enseñanza de Jesús, contenida en los sinópticos” (Rhaner, Teología
Kerigmática). Solamente la doctrina de la filiación divina, que S. Pablo explica
particularmente en la Carta a los Efesios, es capaz de darnos una idea del
estado primitivo que se perdió por el pecado. Si Cristo vino al mundo para
restaurar lo que Adán había perdido, fue para darnos de nuevo la capacidad
de ser hijos de Dios como lo fue Adán.
GÉNESIS  Capítulo III 27

Capítulo III
Tentación y caída
1La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que

Yahvé Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado
“No comáis de ningún árbol del jardín”?” 2Respondió la mujer a la Serpiente:
“Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3mas del fruto del árbol
que está en medio del jardín, ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis,
no sea que muráis”. 4Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera


1. “La serpiente”: no un ser fantástico, sino una verdadera serpiente
(como se deduce del v. 14), de la cual se sirvió el diablo, el cual en el
Apocalipsis se llama “la antigua serpiente” (Apoc. 12, 9; 20,2). Algunos, como
p. ej. Ceuppens, prefieren entender directamente el diablo en forma de
serpiente. Los antiguos crían que tenía patas (cf. las representaciones en las
catacumbas) y que era semejante al dragón que en la antigüedad llevaba
también el nombre de serpiente. En la serpiente apareció Satanás por primera
vez como Ángel de luz (II Cor. 11, 14), táctica que desde entonces usa con
creciente éxito. “El más astuto”, en este caso de un modo especial, por ser el
diablo. Sobre el carácter mentiroso y envidioso de este enemigo número 1 de
género humano, véase Sab. 2, 24; Juan 8, 44: II Cor. 4, 4; Apoc. 12, 9, etc. Él
es padre de la mentira, de lo cual tenemos la primera prueba en este mismo
pasaje, donde se maravilla de un precepto que cita en forma exagerada, pues
Dios no dijo: “No comáis de todos los árboles”, pero “no-todo” significa en
hebreo “ninguno”. El diablo se dirige a Eva, aprovechando la curiosidad y
flaqueza de la mujer, y su influencia sobre el marido. El hecho de que la
serpiente hablase como un ser racional no extrañaba a Eva, porque antes de la
caída Adán y Eva vivían como niños, y toda la naturaleza que los rodeaba era
para ellos un milagro, de manera que prácticamente no atendían a la
diferencia entre lo natural y lo milagroso. El P. Páramo explica este fenómeno
psicológico que tan hábilmente aprovecha el diablo, citando las palabras de S.
Cirilo, quien dice que Eva, como acababa de salir de las manos de Dios, pudo
entrar en duda de si habría algún animal más perfecto que los otros, que
pudiese hablar; o si acaso le hablaba algún ángel por medio de la serpiente,
sin conocer que fuese bueno o malo. Es de notar que Satanás no pronuncia el
nombre de Yahvé (Señor), sino solamente el de Elohim (Dios), lo mismo que
Eva en la respuesta (v. 3), mientras que en toda esta narración el nombre de
Dios es Yahvé Elohim (Yahvé Dios).

2 s. La respuesta de Eva muestra pleno conocimiento del precepto de
Dios, pero agrega: “ni lo toquéis”, lo cual Dios no había dicho en 2, 17.

4 s. La serpiente, viendo la debilidad de Eva, va más lejos, tachando de
mentiroso al mismo Dios, y prometiendo más cosas que el Creador:
GÉNESIS  Capítulo III 28
moriréis; 5pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán
los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.
6Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia

para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de

inmortalidad, omnisciencia, felicidad absoluta, y ante todo igualdad con Dios


“De ninguna manera moriréis”: mentira sarcástica, como se manifiesta después
en el vers. 7. Eva toma las palabras en otro sentido que el tentador maligno.
“Conocedores del bien y del mal” (v. 5): Estas palabras pueden significar dos
cosas: a) conoceréis todas las cosas, las buenas y las malas; o 2) sabréis la
diferencia entre lo bueno y lo malo. Otra forma de sarcasmo diabólico: pues
esto se realizó, pero muy de otra manera. El diablo no sospechaba que el
ansia del mismo Dios consistía precisamente en otorgar a los hombres su
propia vida divina, pero no por vía de rebelión, sino por vía de obediencia a
su mandato. Notamos ya en este primer encuentro del diablo con el hombre
el signo característico de toda rebeldía contra Dios, esa contradicción
esencialmente diabólica, que consiste no ya sólo en la monstruosa ingratitud
de aprovechar un don para ofender al donante, sino en la indecible estupidez
de pretender que somos algo frente al que nos sacó de la nada. Tal fue la
actitud de los ángeles rebeldes (cf. Is. 14, 12 ss y nota)), y tal fue igualmente el
móvil del primer pecado del género humano, cometido bajo los auspicios del
diablo. Otra característica, no menos significativa, se revela en esta primera
aparición de Satanás en el escenario de la tierra: su audacia en penetrar en el
jardín de Dios, el paraíso, y llevar su ataque contra el mismo centro del Reino
de Dios que estaba en sus primeros comienzos. De la misma manera se metió
también en el colegio más santo del mundo, el de los apóstoles, por medio de
su representante Judas. Estemos seguros que el enorme éxito que tuvo con
este método le ha inducido a seguirlo y a perfeccionarlo. Por eso, si queremos
localizar a Satanás, no hemos de buscarle en el desierto, sino metido en los
centros y en los puntos neurálgicos y bien disfrazado como “ángel de la luz”
(II Cor. 11, 14). Solamente así se explica el misterio de la apostasía bajo formas
de piedad, de la cual habla S. Pablo en II Tes. 2, 3 ss.

6. Eva se deja engañar por el diablo y sus propios apetititos. “Dio
también a su marido”: S. Agustín agrega: “con palabras persuasivas”. Hay de
excluirse todas las teorías modernas que consideran este primer pecado como
un pecado de niño irresponsable, o un pecado de magia, o un pecado sexual.
Toda la tradición lo toma como un acto de desobediencia y aunque la
desobediencia de Eva precedió a la de Adán, no hay duda de que éste es la
causa primera del pecado original y de su propagación, por ser nuestra cabeza
y la causa primera de la generación. Santo Tomás y muchos Teólogos opinan
que a pesar de la caída de Eva, no habría habido transmisión del pecado
original si Adán no hubiera pecado. Comienza aquí el drama del género
humano, que se desarrolla de pecado en pecado hasta el último pecado del
GÉNESIS  Capítulo III 29
su fruto y comió y dio también a su marido (que estaba) con ella, y él comió
también. 7Efectivamente se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron
cuenta de que estaba desnudos; por lo cual cosieron hojas de higuera y se
hicieron delantales.

Castigo del pecado y promesa del Redentor


8Cuando oyeron el rumor de Yahvé Dios que se paseaba en el jardín al

tiempo de la brisa del día, Adán y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé


Dios por entre los árboles del jardín. 9Yahvé Dios llamó a Adán y le dijo:
“¿Dónde estás?” 10Este contestó: “Oí tu paso por el jardín y tuve miedo,

último hombre, sólo interrumpido por el entreacto de la Redención. Mas en


el último acto veremos, como afirma S. Pedro, el gran milagro de la
“restauración de todas las cosas” (Hech. 3, 21), y en esto se funda nuestra
“bienaventurada esperanza” (Tit. 2, 13). Cf. Mat 19, 28. Los racionalistas han
realizado grandes esfuerzos por dar al relato bíblico de la caída de Adán un
carácter mitológico, pero no han encontrado sino un sello babilónico del
tercer milenio a. C. En el sello aparecen dos personajes, sentados en escabeles
a ambos lados de un árbol. Detrás de la primera persona, que según el vestido
puede ser una mujer, hay una serpiente colocada verticalmente. En realidad
nadie conoce el verdadero sentido de la escena grabada en el sello.

7. “Se les abrieron los ojos”, no para adquirir nuevos y más elevados
conocimientos, ni mucho menos para ser como Dios, sino para reconocer su
propia miseria y el terrible engaño de que habían sido víctimas. Perdieron
todos los dones sobrenaturales, la gracia santificante, la inocencia, justicia y
santidad originales y la amistad de Dios; hasta sus dones naturales
comenzaron a flaquear, despertóse la concupiscencia, la carne empezó a
rebelarse contra el espíritu, y detrás de todos los males se cernía la muerte y la
corrupción de todo el género humano. La caída de Adán tiene mucha
semejanza con la del Ángel caído. Ambos sobrepasaban sus derechos
buscando en cierto modo arrebatar el Reino de Dios para sí mismos; ambos
negaban la autoridad que correspondía a Dios solo. Mas la sublevación del
Ángel fue definitiva e irreparable; la caída del hombre, en cambio, será
reparada por un Redentor que por su obediencia restaurará el Reino de Dios
sobre la tierra, destruido por la desobediencia de Adán.

8. La “higuera” es el primer árbol cuyo nombre aparecen en la Biblia, el
segundo es el olivo (8, 11).

9. “¿Dónde estás?” No es una simple pregunta, sino la voz del buen
pastor que busca la oveja perdida, como si dijera “¿En qué situación estás? ¿A
qué extremo te ha reducido tu pecado, que huyes de tu Dios a quien antes
buscabas?” (S. Ambrosio).

10. “Tuve miedo”: He aquí la primera palabra del hombre después de la
caída: tuve miedo; las primeras angustias de un corazón humano, el primer
GÉNESIS  Capítulo III 30
porque estoy desnudo; por eso me escondí”. 11Mas Él dijo: “¿Quién te ha
dicho que estás desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del cual te prohibí
comer?” 12Respondió Adán: “La mujer que diste por compañera me dio del
árbol, y comí.” 13Dijo luego Yahvé Dios a la mujer: “¿Qué es lo que has
hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó, y comí.”
14Entonces dijo Yahvé Dios a la serpiente: “Por haber hecho esto, serás

maldita como ninguna otra bestia doméstica o salvaje. Sobre tu vientre


caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Y pondré enemistad

remordimiento de una conciencia perturbada, que se transmitirá de genera-


ción en generación hasta llegar a nosotros, como las ondulaciones producidas
por una piedra lanzada en las aguas alcanzan la ribera.

11. “De dos dolores nos habla aquí la Sagrada Escritura: del dolor de Dios
y del dolor del hombre. El pecado es el dolor de Dios, su consecuencia es el
dolor del hombre. El pecado nos aleja de Dios, el dolor nos acerca a Él. El
pecado es separación de Dios, el dolor, unión con Él” (Elpis).

14. El “castigo” se dirige no tanto a la serpiente como al diablo. No
quiere decir que la serpiente hubiera tenido patas antes del pecado del
paraíso, ni que en adelante se alimentaría del polvo de la tierra, como lo
explicaban por ej. Flavio Josefo y Lutero. Arrastrarse sobre el pecho y comer
polvo son metáforas que señalan las más profunda humillación (cf. Miq. 7,
17). Especialmente la segunda metáfora era muy usada entre los pueblos
orientales. En la mitología babilónica el polvo era el manjar de los condena-
dos en el infierno. San Judas nos revela que el diablo, pese a su caída y la
sentencia pronunciada contra él, sigue siendo de altísima categoría, de modo
que S. Miguel no se atrevió a maldecirlo directamente, sin que le dijo:
“Repréndate el Señor” (Judas v 9), palabras que repetimos todos los días en el
exorcismo que León XIII mandó rezar después de la misa para implorar el
encierro de Satanás, que se realizará cuando sea vencido definitivamente
(Apoc. 12, 7-12) y 20, 10). Entretanto le es dada cierta libertad, como lo
vemos en el primer capítulo del libro de Job y en muchos pasajes del Nuevo
Testamento, por ej. En I Pedro 5, 8. Cf. también Juan 14, 30: II Cor. 2, 10s; 4,
4 y notas.

15. Brilla aquí el primer rayo de luz después de la caída del hombre. El
corazón paternal de Dios tiene preparada una salida, tan compasiva como
insospechada: la futura reparación y salvación por medio de un nuevo Adán,
Cristo (cf. Rom. 5, 12 ss), por donde se ve “que en el pensamiento de Dios el
Cordero inmaculado se inmola desde el principio del mundo y pone a la
humanidad caída en vías de redención” (Eschoyez). Cf. Apoc. 13, 8. La nueva
versión italiana explicada por el P. Vaccari, profesor del Pontificio Instituto
Bíblico, explaya el misterio de este versículo con las siguientes palabras: “La
descendencia de la mujer vencerá al demonio de la misma manera que el
hombre aplasta la cabeza de una serpiente. La descendencia de la mujer es, en
GÉNESIS  Capítulo III 31
entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: éste te aplastará la cabeza, y tú
le aplastarás el calcañar.”
16Después dijo a la mujer: “Multiplicaré tus dolores y tus preñeces; con

dolor darás hijos a luz; te sentirás atraída por tu marido, pero él te dominará.
17A Adán le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del

árbol del que Yo te había prohibido comer, será maldita la tierra por tu causa;
con doloroso trabajo te alimentarás de ella todos los días de tu vida; 18te
producirá espinas y abrojos, y comerás de las hierbas del campo. 19Con el

general, el género humano; mas principalmente, el Salvador Jesucristo, que es


la Cabeza de toda la humanidad (Col. 1, 15, 18). Él venció por propia virtud
al demonio, lo que los otros hacen en virtud de Él. Contiene, pues, este
versículo el primer anuncio del futuro Redentor. Se le da por ello el nombre
de “Protoevaangelio” (“primera Buena Nueva”). Al triunfo del Salvador va
asociada su madre, la magna Señora, que se contrapone a Eva (Luc. 1, 26-
38).” En vez de “éste” (el linaje) dice la Vulgata “ésta” (la mujer), lo que dio
lugar a muchas discusiones, porque el texto hebreo y todas las versiones
antiguas se oponen a esta traducción. El mismo S. Jerónimo atestigua que
también la primera versión latina, la Itala, traía igualmente el pronombre
masculino, y no el femenino. “Le aplastarás el calcañar”: Cristo fue clavado en
la Cruz, por obra de la serpiente (Satanás) y sus cooperadores, y así obtuvo
Satanás una aparente victoria, mas el verdadero vencedor fue Cristo, que con
la muerte de Cruz aplastó al enemigo del género humano, el cual al fin (Apc.
20,10) será precipitado en el “lago de fuego y azufre.” Entretanto, “ronda
como león rugiente, buscando a quien pueda devorar” (I Pedro 2, 4; cf. Judas
v. 5). Así se explica la misteriosa palabra de San Pablo en I Cor. 6, 3: “¿No
sabéis que juzgaremos a los ángeles?”

16. La sumisión de la mujer al marido, que tantas veces repite S. Pablo
(Rom. 7, 2; I Cor. 11, 3 ss; Ef. 5, 22, 24 y 33; Col. 3, 18) es, según estas
palabras de Dios, una ley natural y divina. Hoy se tiende a olvidar esta norma
primitiva, que no significa esclavitud de la mujer, sino su legítima posición
dentro de la familia, ya que no puede haber dos cabezas en el mismo cuerpo.

19. En ese momento el hombre empezó a morir, faltándole el fruto del
árbol de la vida (v. 22). Desde entonces sentimos que el hombre es polvo.
“De la tierra y a la tierra”, he aquí las palabras lapidarias que el dedo de Dios
escribió sobre el escudo del género humano. “Todos los hombres no son más
que polvo y ceniza”, dice ya el Eclesiástico (17, 31). Mas, si bien el cuerpo se
descompone, el alma es un soplo de Dios (2, 7), que no se descompone ni
muere (Sab. 3, 1-4), y aun el cuerpo descansa en la esperanza de la
resurrección (Juan 5, 28 s; Rom. 8, 23; I Cor. 15, 42). De aquí arranca un
nuevo concepto de la vida. Somos lo que somos, hijos de Adán y herederos
de su carne depravada. Solamente los méritos de Cristo nos dan capacidad
para sobreponernos a esta degeneración de la carne y vivir según el espíritu;
GÉNESIS  Capítulo III 32
sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra; pues de ella
fuiste tomado. Polvo eres y al polvo volverás.”

Destierro del paraíso


20Adán puso a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos

los vivientes. 21E hizo Yahvé Dios para Adán y su mujer túnicas de pieles y los
vistió. 22Y dijo Yahvé Dios: “He aquí que el hombre ha venido a ser como
uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a
extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo
(de él) viva para siempre.”
23Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase la

tierra de donde había sido tomado. 24Y habiendo expulsado a Adán puso

pero esto, que sólo se da a los que creen con fe viva, no quita nada de
nuestra decadencia natural; ya que la vida según el espíritu es un “nuevo
nacimiento” en Cristo y presupone la muerte de nuestro “hombre viejo”, para
que “caminemos en nueva vida” (Rom. 6, 4). San Pablo explica este misterio
a los Efesios, diciéndoles: “Dejad vuestra pasada manera de vivir y desnudaos
del hombre viejo, que se corrompe al seguir los deseos del error; renovaos en
el espíritu de vuestra mente y vestíos del hombre nuevo, creado según Dios
en la justicia y en la santidad de la verdad” (Ef. 4, 22-24; cf. Ef. 3, 9). Esto, sin
duda, es menos frecuente de lo que creemos; pues para ello debe el hombre
renunciarse a sí mismo (Lc. 9, 23), lo cual no es difícil si estamos convencidos
de esa decadencia en que nacemos, pero es muy difícil para el que tiene esa
suficiencia de sí mismo, tan en boga hoy día, pues nadie deja lo que cree
bueno, en tanto que es fácil dejar lo que sabemos malo y perjudicial.

20. “Eva” significa literalmente: productora de vida, madre. La misma
palabra encontramos, aunque con una pequeña diferencia morfológica, en el
nombre de Yahvé (el que es, el viviente). “Adán” significa barro, polvo.

22. ¿Han de entenderse estas palabras de Dios como una simple aserción
o en sentido irónico? Son más bien expresión de la compasión del divino
Padre, cuyos ojos prevén las calamidades que han de venir sobre los pobres
hombres que habían aspirado a ser como Él (v. 5).

24. “Por el pecado del hombre se cerró el paraíso terrenal, en señal de
haberse cerrado el celestial” (Sto. Tomás); nos queda sólo la esperanza de la
“restauración de todas las cosas”, de la cual habla San Pedro en Hech. 3, 21, y
el consuelo de que los ríos del paraíso siguen regándonos místicamente en los
Sacramentos. “Los querubines”: ángeles de orden superior; son en el Salmo
17, 11 la “carroza” de Dios, el cual se sienta sobre los querubines (I Rey. 4, 4;
S. 79, 2; Is. 37, 16). Es de notar que Dios permitía y ordenaba (Ex. 25, 18; III
Rey. 6, 23) la representación plástica de los querubines, no obstante la
prohibición, establecida por Él en el Decálogo, de no hacer imágenes ni figura
alguna de las cosas que hay en el cielo y en la tierra (Ex. 20, 4). También los
GÉNESIS  Capítulo IV 33
delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a
fin de guardar el camino del árbol de la vida.

Capítulo IV
El sacrificio de Caín y Abel
1Conoció Adán a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo:

“He adquirido un varón con el favor de Yahvé.” 2Otra vez dio a luz (y tuvo)

asirios y babilonios conocían a los querubines (Karibu) y colocaban sus figuras


en las puertas como guardianes celestiales de templos y palacios, mas los
representaban medio hombre y medio animal, dándoles cuerpo de toro o
león, alas de águila y cabeza de hombre con tiara y dos cuernos, símbolos de
su divino poder. Cf. la descripción de los querubines en la visión de Ezequiel
1, 5 ss. “La fulgurante espada”, símbolo de la llameante espada divina, la
encontramos también en la mitología pagana, donde tiene a veces la forma
de tridente. Terminada la explicación de los tres primeros capítulos creemos
conveniente llamar de nuevo la atención a la “Respuesta” de la Pontificia
Comisión Bíblica del 30 de junio de 1909 que Bover-Cantera sintetiza como
sigue: “Los tres primeros capítulos del Génesis contienen narraciones de
hechos verdaderos, es decir que responden a la realidad objetiva y verdad
histórica; no fábulas mitológicas o cosmogónicas, ni meras alegorías o
símbolos destituidos de fundamento objetivo, ni leyendas ejemplares, parte
históricas, parte ficticias (Dub. 2). Hay que admitir el sentido literal histórico
en los hechos que atañen a los fundamentos de la religión cristiana, cuales
son, entre otros: la creación del universo por Dios al principio del tiempo; la
peculiar creación del hombre; la formación de la primera mujer, hecha del
primer hombre; la unidad del género humano; la felicidad original de los
primeros padres en estado de justicia, integridad e inmortalidad; el precepto
dado por Dios al hombre para probar su fidelidad; la transgresión del
precepto divino, por persuasión del diablo bajo la apariencia de serpiente; la
caída de los primeros padres de aquel estado primitivo de inocencia; además
la promesa de un futuro Reparador (Dub.3). No hay que entender siempre en
sentido propio y material todas las expresiones, que a las veces son evidente-
mente metafóricas o antropomórficas (Dub 5.). Siendo la mente del hagió-
grafo no dar un tratado científico de la naturaleza, sino más bien un conoci-
miento popular, no hay que interpretar su lenguaje con rigor científico (Dub.
7) La palabra “yom” (día) puede entenderse en sentido impropio o lato (Dub.
8).

1. “He adquirido”: Alusión al nombre de Caín, que puede traducirse
“adquisición”. Caín, el promogénito, es el hijo de la rebeldía, el representante
GÉNESIS  Capítulo IV 34
a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. 3Pasado
algún tiempo, presentó Caín a Yahvé una ofrenda de los frutos de la tierra. 4Y
también Abel ofreció de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los
mismos. Yahvé miró a Abel y su ofrenda; 5pero no miró a Caín y su ofrenda,
por lo cual se irritó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
6Entonces dijo Yahvé a Caín: “¿Por qué andas irritado, y por qué ha

decaído tu semblante? 7¿No es cierto que si obras bien, podrás alzarlo? Mas si
no obras bien, está asechando a la puerta el pecado que desea dominarte;
pero tú debes dominarle a él.” 8Dijo después Caín a su hermano Abel:

del espíritu de este mundo, mientras que Abel es el heredero de las promesas
mesiánicas, el justo, que creía en el futuro Redentor (cf. Hebr. 11, 4).

3 s. Se menciona aquí el primer sacrificio. Seguramente los dos hijos de
Adán no son los inventores del sacrificio, sino que siguieron la costumbre de
su padre. El sacrificio es la expresión espontánea de los sentimientos del
hombre que reconoce su dependencia de Dios. No había aún sacerdotes; el
padre de familia era también sacerdote. “De la grasa”: las partes grasas del
animal como fue establecido más tarde por la Ley de Moisés (cf. Lev. 4 vers.
8, 19 y 35).

7. Texto difícil, que se traduce de muy diversas maneras. S. Clemente
Romano, parafraseándolo según los Setenta, le da la siguiente explicación:
“¿Por qué estás tan sobremanera entristecido, y por qué decaído tu rostro?
¿No es cierto que, si rectamente ofrecieras, mas no repartieras rectamente,
pecaste? Sosiégate; tu ofrenda volverá a tu poder y de nuevo serás su dueño”
(1Cor. IV, 4). S. Crisóstomo combina las palabras de este versículo de otra
manera, y ve aquí una alusión a la envidia de Caín que teme por la
primogenitura. Según esta interpretación, Dios quiere decir: Aunque acepté el
sacrificio de Abel, no por eso te privaré de la primogenitura. Abel no la
ambiciona, al contrario, su afecto hacia ti es invariable, y tú lo dominarás.
Entre los modernos es Nácar-Colunga quien sigue a S. Crisóstomo. Dice en la
nota: “Parece referirse al amor que Abel sentía por Caín como hermano, que
debía ser para éste un motivo para desistir de su odio, junto con la seguridad
de que, como primogénito que era, siempre había de dominar sobre él.”

8. Como por su sacrificio, así también por su muerte Abel es figura de
Cristo, por el cual la Iglesia ha incluido su nombre en el Canon de la Misa:
“Dígnate mirar esta ofrenda con propicios y benignos ojos y acéptala como te
dignaste aceptar el sacrificio de tu siervo Abel, el justo.” “Mató”: He aquí el
primer homicidio, fruto de la envida (I Juan 3, 12) y del desorden producido
por el primer pecado, ¡Cómo se habrán abierto los ojos de Adán al ver por
primera vez a un muerto! ¿Y Eva? Una escritora moderna analiza este tema
con acertada delicadeza psicológica: “Cuando Dios desterró a Eva del paraíso,
le dijo que iba a sufrir dolores, pero ello no pudo comprenderlo, pues nunca
había sufrido dolor alguno. Supo lo que es dolor cuando dio a luz a sus hijos,
GÉNESIS  Capítulo IV 35
“Vamos al campo.” Y cuando estuvieron en el campo, se levantó Caín contra
su hermano Abel y lo mató.

Castigo de Caín
9Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Contestó: “No

sé”. ¿Soy acaso el gurda de mi hermano?” 10Y dijo (Yahvé): “¿Qué has hecho?
La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra. 11Por
eso andarás maldito, lejos de esta tierra que abrió su boca para recibir de tu
mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, ella no te dará más

pero era dolor físico, dolor que el gozo de tener un hijo hacía olvidar bien
pronto. Pero cuando su hijo Abel fue muerto; cuando él a quien había dado
la vida yacía delante de ella, sin vida; cuando ella que había conocido hasta
entonces únicamente la inmortalidad, vio a su hijo sometido a la ley de la
mortalidad, sintió todo el peso del dolor, experimentó el dolor en toda su
profundidad. Y recién entonces supo valorar el castigo de Dios, y quizás el
castigo tan tremendo le hizo comprender por primera vez cuán tremenda fue
su culpa. La Sagrada Escritura cubre con respetuoso silencio el dolor de la
primera madre.”

9. “¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?” Es ésta, exactamente, la
pregunta del individualismo moderno. De ahí que necesitemos tantas leyes
sociales, tantas instituciones y organizaciones, que en vano se esfuerzan por
neutralizar las desastrosas consecuencias del lema cainista. El individualismo
no se cura desde afuera sino por el espíritu del Sermón de la Montaña (Mat.
Caps. 5-7) y la observancia del gran mandamiento del amor, que nos obliga a
ver en cada hombre un hermano que nos ha sido confiado por el mismo
Creador y Padre del género humano. Citando este versículo, dirige el
Cardenal Mercier esta exhortación a su clero: “Nosotros somos los que
tenemos las primeras responsabilidades. Nosotros hemos de marchar al frente
del pueblo fiel, y confiados en la fe de su bautismo y en las riquezas
inagotables de la misericordia divino, hemos de invitarlo a seguirnos, y
resueltamente debemos facilitarle el camino” (Vida Interior, p. 75).

10. “No es la voz de Abel la que acusa, no es su alma, sino la voz de la
sangre que has derramado…. Si tu hermano se calla, la tierra te condena” (S.
Ambrosio, De Caín, II, 9).

11 s. El castigo de Caín es de doble naturaleza: la tierra no le dará fruto, y
él mismo ha de andar errante de un cabo a otro de la tierra. Aún es esto, Caín
es el tipo del hombre moderno, que no sabe que solamente en Dios podemos
encontrar la tranquilidad. “El mundo de hoy se halla en continuo
movimiento, a pie, en tranvía, en automóvil, en ómnibus, en tren, a bordo de
un barco, como si todos fuésemos hijos de Caín. ¿Quién dominará el cainismo
moderno, que es tan fratricida como el del cuarto capítulo del Génesis?”
(Mons. Keppler).
GÉNESIS  Capítulo IV 36
su fruto; fugitivo y errante vivirás sobre la tierra.” 13Entonces dijo Caín a
Yahvé: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla. 14He aquí que hoy me
echas de esta tierra y he de esconderme de tu presencia; andaré fugitivo y
errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará.”
15Respondióle Yahvé: “Pues por eso, cualquiera que matare a Caín, lo pagará

siete veces.” Y puso Yahvé una señal a Caín para que no lo matara quien lo
hallase. 16Salió entonces Caín de la presencia de Yahvé y habitó en el país de
Nod, al oriente de Edén.

Descendientes de Caín
17Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Y

edificando por entonces una ciudad, le dio el nombre de su hijo, Enoc. 18Enoc
le nació Irad, e Irad engendró a Mehuyael. Mehuyael engendró a Metusael, y
Metusael engendró a Lamec. 19Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de


13. “Mi culpa es demasiado grande”: He aquí el primer hombre que no
espera perdón. ¡Cuántos pecadores no conocen tampoco la grandeza de las
misericordias del Padre Celestial, e imitan a Caín en la desconfianza y
desesperación! “Este nuevo pecado fue sin comparación mucho mayor que el
mismo fratricidio que poco antes había cometido” (Scío). “El pecado seguido
de la desesperación no tiene ya remedio” (S. Agustín, Homl. 21).

15. “Siete veces”: número redondo que el lenguaje de los antiguos
pueblos orientales significa la plenitud. “Una señal”: un estigma cuya forma y
carácter no sabemos. Caín no será víctima de la venganza humana; el mismo
Dios se reserva el castigo del primer homicida, el que no da señales de
arrepentimiento. Cf. el caso de Judas, que tiene mucha semejanza con el de
Caín. Ambos derraman sangre inocente y matan al justo, ambos a dos creen
que su pecado es demasiado grande, por lo cual se rehúsan a implorar la
misericordia de Dios, ambos mueren impenitentes y se condenan a sí mismos,
pues Dios no puede perdonar al que no quiere ser perdonado.

16. “Nod” no es propiamente nombre geográfico, sino una alusión a la
vida de fugitivo que Caín tendrá que llevar en adelante, en la “tierra de
nadie”, sin patria, sin hogar.

17 ss. “Henoc”, no el justo del mismo nombre, del cual se habla en 5, 21.
Nótese que los cainitas se distinguieron por lo que hoy llamamos civilización.
El mismo Caín fundó la primera ciudad y algunos de su linaje inventaron los
instrumentos más necesarios para la vida técnica y la música (v. 20 y 21). No
hay, pues, duda de que la civilización primitiva era preferentemente cainita,
no solamente en su origen, sino también en su espíritu, que era exclusiva-
mente materialista. Por eso Dios la borró de la tierra en el diluvio (6, 5 ss.).
También la poligamia trae su origen en los cainitas (v. 19), que con ello
cambiaron por completo el orden natural instituido por Dios en 2, 24. Mat.
19, 8.
GÉNESIS  Capítulo IV 37
la una era Adá, y el nombre de la otra Sillá. 20Adá dio a luz a Jabal, el cual
vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado. 21El nombre de
su hermano era Jubal, el cual vino a ser padre de todos los que tocan la cítara
y la flauta. 22También Sillá dio a luz; a Tubalcaín, forjador de toda
herramienta de cobre y hierro. Hermana de Tubalcaín fue Naamá.
23Y dijo Lamec a sus mujeres:

“Adá y Sillá, escuchad mi voz;


Yo maté a un hombre que me hirió,
Y a un joven por una contusión que recibí.
24Caín será vengado siete veces,

mas Lamec lo será setenta veces siete.”

Set y Enós
25Conoció Adán de nuevo a su mujer; y ella dio a luz un hijo, al cual puso

por nombre Set; porque (dijo ella) “Dios me ha dado otro hijo en lugar de
Abel, a quien mató Caín”. 26También a Set le nació un hijo, a quien llamó
Enós. En aquel tiempo se comenzó a invocar el nombre de Yahvé.


23 s. Este primer poema de la humanidad, que en la literatura lleva el
nombre de “la canción de la espada”, arroja luz sobre el materialismo y cruel
egoísmo de la raza de Caín, el más lamentable documento de la humanidad
primitiva, la que rápidamente pierde el conocimiento de los valores morales y
se dedica al culto de la fuerza. “Yo maté”: Algunos traducen: “yo mataré”.
Lamec se gloría de ser peor que Caín. “Sabrá vengarse ampliamente si uno lo
hiere, no sólo “siete veces” -con lo cual impíamente alude a la palabra divina
(v. 15)- sino “setenta veces siete”. Su brazo le bastará, no tendrá necesidad de
Dios como Caín (Fillion). Preferimos la lección de la Vulgata en vez del
hebreo, que dice “setenta y siete veces”.

25. “Set” significa “sustituto” o “reemplazante”, a saber, de Abel. Set es el
primer eslabón del linaje de los justos elegidos para conservar la revelación
divina y el ideal del Reino de Dios sobre la tierra. Le siguen los patriarcas Noé
(6, 8ss), Sem (9, 26 s), Abraham (12, 1), Isaac, Jacob, etc.

26. “Se comenzó a invocar el nombre de Yahvé”: Esta es la traducción
que en general se da a este misterioso pasaje. Se refiere, según algunos, al
comienzo del culto público (Vaccari). Otros creen que en aquel tiempo
comenzaron los hombres a invocar a Dios con su nombre de Yahvé, que es el
más grande de todos sus nombres (cf. 2, 4 y nota; Ex. 3, 14) y el único que
expresa su ser (“el que es”). Otros traducen: En aquel tiempo comenzaron a
llamarse hijos de Dios (cf. 6, 2), en contraposición a los hijos de los hombres,
lo cual significaría la separación definitiva entre los cainitas y los descendientes
de Set, o sea, entre “los hijos de Dios” y los “hijos de los hombres” (cf. 6, 2 y
nota).
GÉNESIS  Capítulo V 38

Capítulo V
El linaje de Set
1Este es el libro de los descendientes de Adán. El día en que Dios creó a

Adán, lo hizo a imagen de Dios. 2Creólos varón y mujer y los bendijo: y los
llamó “hombre” en el día de su creación. 3Tenía Adán ciento treinta años
cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, al cual puso por
nombre Set. 4Fueron los días de Adán, después de engendrar a Set,
ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5Y fueron todos los días que vivió
Adán novecientos treinta años, y murió.
6Set tenía ciento cinco años cuando engendró a Enós. 7Y vivió Set, después

de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8Y


fueron todos los días de Set novecientos doce años, y murió.
9Enós tenía noventa años cuando engendró a Cainán. 10Vivió Enós,

después de engendrar a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e


hijas. 11Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años, y murió.


1. “Adán”, como padre del género humano según la carne, es figura o
tipo de Cristo, el restaurador del género humano en sentido espiritual. Cf.
Rom. 5, 12 ss.; I Cor. 15, 21 s. y 45-47; Ef. 1, 10.

5. “La longevidad de los patriarcas” es un problema no explicado aún
suficientemente, porque conocemos muy poco los antiguos sistemas
cronológicos. Sabemos, p. ej., que los babilonios adjudicaban a sus primeros
reyes muchos más años que la Biblia a los patriarcas, p. ej., a Enmeduranna,
rey de Sipar, 72.000 años, según otra versión, 21.000. Mas ante todo hay que
tomar en cuenta que, antes del diluvio, las condiciones de vida eran diversas
de las actuales, y que en la tradición del texto de este capítulo hay muchas
diferencias entre el hebreo, el samaritano, el de los Setenta y de la Vulgata, lo
que prueba que no tenemos seguridad sobre el valor exacto de los números.
Entre los modernos muchos invocan el carácter simbólico de los números,
muy usado en la Antigüedad, otros recurren a la posibilidad de lagunas en
esta genealogía, dando al verbo “engendrar” el significado de varias
generaciones, como sucede también en la genealogía de Cristo. Cf. Mt. 1, 1 ss
y nota. Interesante es el modo como S. Jerónimo explica la longevidad de los
patriarcas: “Luego que la serpiente antigua, enredado ya el primer morador
del paraíso en lazos de víboras, lo arrojara a estas tierra, trocada la eternidad
en mortalidad, la sentencia divina dilató la vida del hombre, como una
segunda inmortalidad, por espacio de novecientos y más años. Después, al
recrudecer poco a poco el pecado, la impiedad de los gigantes provocó el
naufragio universal del mundo. Entonces, limpiado el mundo, por decirlo así,
como por un bautismo, la vida del hombre se redujo a más corto término”
(Ep. ad Paulam). Véase S. 89, 10.
GÉNESIS  Capítulo V 39
12 Cainán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel. 13Vivió Cainán,
después de haber engendrado a Mahalalel, ochocientos cuarenta años, y
engendró hijos e hijas. 14Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez
años, y murió.
15Mahalalel tenía sesenta y cinco años, cuando engendró a Yared. 16Vivió

Mahalalel, después de engendrar a Yared, ochocientos treinta años, y


engendró hijos e hijas. 17Y fueron todos los días de Mahalalel ochocientos
noventa y cinco años, y murió.
18Yared tenía ciento sesenta y dos años cuando engendró a Enoc. 19 Vivió

Yared, después de engendrar a Enoc, ochocientos años y engendró hijos e


hijas. 20Y fueron todos los días de Yared novecientos sesenta y dos años, y
murió.
21Enoc tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén. 22Anduvo

Enoc con Dios, (viviendo) después de engendrar a Matusalén, trescientos


años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos
sesenta y cinco años. 24Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se
lo llevó.
25Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec.
26Vivió matusalén, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos

años, y engendró hijos e hijas. 27Y fueron todos los días de Matusalén
novecientos sesenta y nueve años, y murió.
28Lamec tenía ciento ochenta y dos años, cuando engendró un hijo, 29al

cual puso por nombre Noé, diciendo: Este nos consolará de nuestras fatigas y
del trabajo de nuestras manos, causado por la tierra que maldijo Yahvé.
30Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años,

y engendró hijos e hijas. 31Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta
y siete años, y murió.
32Noé tenía quinientos años, cuando engendró a Sem, Cam y Jafet.


24. Del patriarca Henoc, que desapareció sin haber visto la muerte, dice
la Sagrada Escritura en otro lugar: “Henoc agradó a Dios y fue trasladado al
paríso para predicar a los pueblos la penitencia” (Ecli. 44, 16, Vulgata; cf. 49,
16). En la carta de San Judas leemos que el patriarca Henoc anunció a los
impíos el castigo, y San Pablo lo alaba como ejemplo de fe (Hebr. 11, 5).
Muchos Padre sostienen que Henoc ha de venir por segunda vez, como Elías,
para combatir al Anticristo, y la exégesis tradicional toma a Henoc y a Elías
por los dos testigos de Apoc. 11, 3, ss. Hay un libro que lleva el nombre de
Henoc, pero por ser apócrifo no ha sido recibido como canónico, aunque
gozaba de mucho prestigio en la era patrística.

29. Alusión al nombre de “Noé”, que significa consuelo o consolador.
GÉNESIS  Capítulo VI 40

II. Desde el Diluvio hasta Abraham

Capítulo VI
Corrupción del género humano
1Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les

nacieron hijas, 2y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran
hermosas, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que les agradaron.
3Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el

hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y serán sus días ciento
veinte años.” 4En aquellos días había gigantes en la tierra, y también después,
cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres y ellas les
dieron hijos. Éstos son los héroes, los varones famosos de la antigüedad.
5Viendo, pues, Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra,

y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían únicamente al mal,


2. ¿Quiénes son esos “hijos de Dios”? No se trata aquí de reminiscencias
mitológicas, pues la Biblia no ofrece mitologías sino verdades. La
interpretación judía, y también la de muchos Padres ha visto en los hijos de
Dios a los ángeles. Santo Tomás empero, dice que los ángeles, aunque asumen
a veces una apariencia corpórea, no tienen cuerpos materiales y por lo mismo
no realizan aquellos actos vitales que se indican en este pasaje. Además, el
término “hijos de Dios”, no es exclusivo de los ángeles, sino que se aplica
también al hombre, p. ej. en Deut. 14, 1; Sab. 5, 5; Os. 1, 10 (Hebr. 2, 1). “Las
hijas de los hombres”: las mujeres de la raza de Caín, que corrompieron a los
“hijos de Dios”, es decir, a los hijos del linaje de Set. Tenemos aquí el primer
fruto de los matrimonios mixtos.

4 s. “Gigantes”: hijos de los matrimonios aludidos en el vers. 2.
Cultivaban la fuerza física bruta y pisoteaban los derechos de Dios y de los
hombres. El profeta Baruc los llama diestros en la guerra (Baruc 3, 26), la que
constituía su ocupación principal. La existencia de gigantes está atestiguada no
solamente por la Biblia, aun para el tiempo después del diluvio (Núm. 13, 29;
Deut. 2, 10; 3, 11; etc.), sino también por las tradiciones orales de muchos
pueblos, y ante todo por las excavaciones modernas. “Famosos”; tal vez por
sus progresos técnicos como los cainitas (4, 17 ss y nota), pero mucho más por
sus maldades, que les acarrearon el castigo del diluvio. Ante ellos, y ante
todos sus contemporáneos, se presenta Noé como “predicador de la justicia”
(II Pedro 2, 5), para recordarles las leyes de Dios, aunque su misión está
condenada al fracaso, a pesar de los ciento veinte años que Dios le concede
para su obra de profeta y predicador (cf. v. 12 s). No le hicieron caso, sino
que “siguieron comiendo y bebiendo, tomando en matrimonio y dando en
matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el Arca”. (Mt. 24, 38).
GÉNESIS  Capítulo VI 41
todos los días, 6arrepintióse Yahvé de haber hecho al hombre en la tierra, y
se dolió en su corazón. 7Y dijo Yahvé: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra
al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles,
y hasta las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlo hecho.” 8Mas Noé
halló gracia a los ojos de Yahvé.

El patriarca Noé
9He aquí la historia de Noé. Noé fue varón justo y perfecto entre los

hombres de su tiempo, pues anduvo con Dios. 10Y engendró Noé tres hijos:
Sem, Cam y Jafet. 11La tierra estaba entonces corrompida delante de Dios, y
llena de violencia. 12Miró, pues, Dios la tierra, y he aquí que estaba
depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Construcción del arca


13Dijo entonces Dios a Noé: “He decidido el fin de toda carne; porque la

tierra está colmada de violencia por culpa de ellos; por eso he aquí que voy a
exterminarlos juntamente con la tierra. 14Hazte un arca de maderas resinosas,
la cual dividirás en compartimientos y calafatearás por dentro y por fuera con
betún. 15La fabricarás de esta manera: trescientos codos será la longitud del
arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura. 16Harás en el arca
una abertura para la luz, la cual dispondrás arriba, a un codo del techo. La
puerta del arca pondrás en uno de sus costados, y harás un piso primero, un
segundo y un tercero.


6. “Arrepintióse”: Antropomorfismo, “Dios no es un hombre para
arrepentirse” (I Rey. 15, 29). Se aflige su corazón paternal porque sabe que
para la apostasía no hay otro remedio que el exterminio (cf. Hebr. 6, 4-8; 10,
26 ss).

9. “Anduvo con Dios”, lo mismo que Henoc, su bisabuelo (cf. 5, 24), que
vivió de la fe y por eso fue trasladado (cf. Hebr. 11, 5).

15. El “codo” grande o sagrado medía, en centímetros: 52,5 (medida
egipcia) o 55 (medida babilónica); el codo pequeño o común, 45 y 49,
respectivamente. Aquí se trata probablemente del codo sagrado, de manera
que las medidas del arca eran, en metros: 157,5 por 26,5 por 15,75, o 165
por 27,5 por 16,5. San Agustín opina que estas proporciones del arca han sido
tomadas del cuerpo, el cual extendido en el suelo es seis veces más largo que
ancho y diez veces más largo que alto. El volumen del arca, en total alrededor
de 450.000 codos cúbicos, ofrecía espacios suficientes para los animales y las
provisiones.

16. Es de suponer que la ventana se extendía por toda la parte superior
del arca. “La manera más natural de imaginarse el arca es suponer entre las
paredes laterales y el techo un espacio libre, de un codo, para dar aires y luz
al arca” (Nácar-Colunga).
GÉNESIS  Capítulo VII 42
17Pues he aquí que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para
exterminar toda carne que tiene en sí aliento de vida bajo el cielo. Todo lo
que existe en la tierra, perecerá. 18Pero contigo estableceré mi pacto: Entrarás
en el arca tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de
todos los animales de toda carne, de toda clase (de ellos), introducirás parejas
en el arca para que tengan vida contigo; serán macho y hembra; 20de las aves
según su especie, de las bestias según su especie, de todos los reptiles de la
tierra según su especie. Dos de cada clase vendrán a ti, para que les conserves
la vida. 21Provéete de todo alimento que se come, acópiate provisiones para
que os sirvan de comida a ti y a ellos.” 22Noé hizo conforme a cuanto Dios le
había mandado. Así se hizo.

Capítulo VII
Noé entra en el arca
1Y dijo Yahvé a Noé: “Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque a ti te he

visto justo delante de Mí en medio de esta generación. 2De todos los animales
puros te elegirás siete parejas, machos con sus hembras; y de todos los
animales que no son puros, dos parejas, machos con sus hembras. 3Asimismo
de las aves del cielo siete parejas, machos y hembras para que se conserve su
descendencia sobre la faz de toda la tierra. 4Porque de aquí a siete días haré
llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré de la tierra
todo ser viviente que he hecho.” 5E hizo Noé conforme a cuanto Yahvé le
había mandado.


18. El “pacto” consiste en salvar al patriarca y su familia y hacerlo
segundo padre del linaje humano. Será el segundo ensayo de fundar el reino
de Dios sobre la tierra, después de la apostasía de las generaciones
antediluvianas; pero aun esta vez, como veremos más adelante, se le opondrá
la mentalidad egoísta del hombre. Cf. 8, 21 y nota.

20. “Vendrán a ti”. Aunque se ha probado que en el arca cabían todos
los seres vivientes, no deja de ser un milagro lo que aquí se dice de la reunión
espontánea, sin cooperación humana, de tantos animales, ya que muchos eran
salvajes. Obsérvese la distinción entre animales puros e impuros (7, 2), que es
como una anticipación de la Ley de Moisés (cf. Lev. cap. 11: Deut. 14, 3 ss).
Vemos, pues, que la distinción entre bestias puras e impuras es más antigua
que la Ley del Sinaí. La diferencia entre ambas clases consistía en que estaba
prohibido comer carne de animal impuro o tocarlo, y que también para los
sacrificios podían tomarse solamente animales puros.

5. Noé no sólo construyó el arca, sino que al mismo tiempo sufrió el
desprecio de sus contemporáneos que lo tomaron por loco. Cf. 6, 4 s. nota;
Ecli. 44, 17-19; Mat. 24, 37; Luc. 17, 26; Hebr. 11, 7; II Pedro 2, 5.
GÉNESIS  Capítulo VII 43
El diluvio
6Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la

tierra. 7Entró, pues, Noé en el arca, y con él sus hijos, y su mujer, y las mujeres
de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio. 8De los animales puros, y
de las aves, y de todo lo que se arrastra sobe la tierra, 9llegaron a Noé al arca,
parejas, machos y hembras, como Dios había ordenado a Noé. 10Y al cabo de
siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. 11El año seiscientos de
la vida de Noé, el mes segundo, el día diez y siete del mes, en ese día
prorrumpieron todas las fuentes del grande abismo, y se abrieron las cataratas
del cielo. 12Y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13En aquel mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de

Noé, y con ellos la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos; 14ellos, con
todos los animales, según su especie, y todas las bestias domésticas según su
especie, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, según su especie, y
todas las aves según su especie, todo pájaro, todo volátil. 15Se llegaron a Noé,
al arca, de dos en dos, de toda carne en que hay aliento de vida 16Y los que
habían venido, machos y hembras de toda carne, entraron como Dios había
mandado. Y tras él cerró Yahvé la puerta.

Los efectos del diluvio


17El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Y crecieron las aguas y

levantaron el arca, la cual se alzó sobre la tierra. 18Y se aumentaron las aguas y
crecieron muchísimo sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre las aguas.
19Tan desmesuradamente crecieron las aguas sobre la tierra, que quedaron

cubiertos todos los montes más altos que había bajo el cielo entero. 20Quince
codos se alzaron sobre ellos las aguas y fueron así cubiertos los montes.
21Entonces murió toda carne que se movía sobre la tierra; aves y ganados y


6. “Seiscientos años”: San Cirilo de Jerusalén subraya en este caso la
longanimidad de Dios y dice: “Quinientos años tenía Noé cuando Dios le
anunció el diluvio, y seiscientos cuando lo envió. ¿No ves la grandeza de la
clemencia de Dios alargada por cien años más cuando podía haber dado el
castigo en el momento de anunciarlo? Pero Él quiso retrasarlo a propósito
para dar lugar a la penitencia” (Cat. II).

11. “El mes segundo” sería, según la era antigua babilónica, la segunda
mitad de octubre y la primera de noviembre. Por el “grande abismo”, los
antiguos entendían los espacios alrededor de la tierra, en cuyas profundidades
se creía que había fuentes.

21. “Toda carne”, o sea, todos los seres vivientes que “en sus narices
tenían soplo de vida” (v. 22) perecieron, pero no todos perdieron la vida
eterna. Esto nos revela S. Pedro en el misterioso pasaje de I Pedro 3, 19,
donde habla de la predicación del Evangelio, por el mismo Jesucristo, en el
GÉNESIS  Capítulo VII 44
fieras y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los hombres.
22Todos los seres que en sus narices tenían soplo de vida, de cuantos hay en la

tierra firme, perecieron. 23Así fue exterminado todo ser viviente que había

infierno y nombra expresamente a los hombres del diluvio. Véase nota


respectiva.

23. Se levanta aquí la pregunta: ¿Fue el diluvio una catástrofe
“universal”, y en qué sentido? Antiguamente se sostenía con todo rigor la
universalidad del diluvio, fundándose en los pasajes del Gén. 6, 7:
“Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado” (cf. 6, 13),
y Gén. 9, 19: “Estos tres son los hijos de Noé, por los cuales fue poblada la
tierra”. Cf. Sab. 14, 6: I Pedro, 3, 20: II Pedro 2, 5; 3, 6. Aducen asimismo el
testimonio de los Padres y antiguos intérpretes que se han pronunciado
unánimemente a favor de la universalidad del diluvio y ven, precisamente por
ello, en el arca una figura de la Iglesia. Para resolver el problema de la
universalidad conviene estudiarlo bajo sus distintos aspectos: 1) No
necesitamos sostener la “universalidad zoológica”, pues no perecieron los
peces, de los cuales la Biblia no habla en estos capítulos, como tampoco de
los insectos, ya que el término: “todo lo que se arrastra sobre la tierra”, (7, 8)
se refiere a los reptiles. La zoología conoce 8.000 especies de animales. Dos o
siete parejas de cada especie serían unos 30.000 o 40.000 animales. ¿Cómo
atenderlos en el arca, donde había solamente ocho personas? 2) Tampoco
existe la necesidad de defender la “universalidad geográfica” del diluvio, pues,
como dicen los representantes de las ciencias naturales, faltaba para ello el
agua. Todas las aguas de la tierra no serían capaces de cubrir el orbe entero
hasta las cumbres más altas de las montañas. 3) Queda, por consiguiente,
abierta solamente la cuestión de la “universalidad antropológica”. Los que
admiten el carácter parcial del diluvio en sentido antropológico
(Hummelauer, Lesètre, Heinisch, Ceuppens, etc.) hacen notar que el autor
sagrado habla solamente de un sector de la humanidad, es decir, de los hijos
de Caín y Set, sin mencionar a los descendientes de los demás hijos de Adán,
(cf. 5, 4), por lo cual, dicen, los cap. 6 y 7 se refieren exclusivamente a ese
reducido grupo de hombres de que se ocupa el autor del Génesis, puesto que
los otros no entran en la narración. Afirman también que en hebreo la
expresión “toda la tierra”, puede significar “todo el país”, es decir, el país del
cual habla el hagiógrafo. Cf. Gén. 41, 54, donde “toda la tierra” también se
toma en sentido restringido. En cuanto a la interpretación dada por los
Padres, los defensores de esta hipótesis alegan que su unánime testimonio
hace fe únicamente cuando explican verdades de fe. Con todo, hay que decir
con Simón-Prado que la universalidad antropológica es probabilísima. Ningún
acontecimiento bíblico ha dejado tantas huellas en las tradiciones de los
pueblos como esta narración del diluvio. Cf. el mito babilónico de
GÉNESIS  Capítulo VIII 45
sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta los reptiles y
hasta las aves del cielo. Fueron exterminados de la tierra, y quedaron
solamente Noé y los que con él estaban en el arca. 24Por espacio de ciento
cincuenta días se alzaron las aguas sobre la tierra.

Capítulo VIII
Retroceden las aguas
1Acordóse Dios de Noé y de todas las fieras y de todas las bestias que con

él estaban en el arca; e hizo Dios pasar un viento sobre la tierra, y bajaron las
aguas. 2Entonces se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas del cielo, y
se detuvo la lluvia del cielo. 3Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la
tierra; y cuando al cabo de ciento cincuenta días las aguas empezaron a
menguar, 4reposó el arca sobre los montes de Ararat, en el mes séptimo, el
día diecisiete del mes. 5Las aguas siguieron decreciendo paulatinamente hasta
el mes décimo, y el día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de
los montes.
6Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca,


7 y soltó un cuervo, el cual yendo salía y retornaba hasta que se secaron las

aguas sobre la tierra. 8Después soltó Noé una paloma, para ver si se habían
retirado ya las aguas de la superficie terrestre. 9Mas como la paloma no
hallase donde poner la planta de su pie, tornó hacia él, al arca, porque había
todavía agua sobre toda la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió
consigo en el arca. 10Esperó otros siete días y soltó de nuevo la paloma fuera
del arca. 11La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía en su pico

Utnapistim, el griego de Deucalión y Pirra, la leyenda de Manú en la India, el


Popolvuh o Génesis de los antiguos guatemaltecos, etc.

4. “Ararat”: Armenia, cuyo nombre babilónico es Urartu. “El día
diecisiete”: La Vulgata de S. Jerónimo vierte: “del día veintisiete”.

7. “Salía y retornaba”: La Vulgata dice “Salió y no volvió”. Se ha
probado que la Vulgata antigua traía un texto igual al hebreo, por lo cual la
Comisión Pontificia, a cuyo cuidado está la revisión de la Vulgata, ha
restaurado en este lugar la forma primitiva del texto.

11. “La paloma, dice S. Buenaventura, volvió al arca, con un ramo de
olivo en el pico. De igual modo, el alma que es semejante a la paloma, vuelve
de nuevo al Señor, porque en él halla descanso” (Sermón del Sábado Santo).
Desde entonces el ramo de olivo se toma como símbolo de la paz. Tanto la
paloma como el aceite de olivos son también símbolos del Espíritu Santo,
cuya obra pacificadora no debemos olvidar en esta primera reconciliación del
género humano con Dios; pues la paz es, según S. Pablo, “fruto del Espíritu”
GÉNESIS  Capítulo VIII 46
hoja verde de olivo, por donde conoció Noé que las aguas se habían retirado
de la tierra. 12Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, la cual no
volvió más a él.

Noé sale del arca


13El año seiscientos uno, el día primero del primer mes, ya no había aguas

sobre la tierra, y abriendo Noé la cubierta del arca miró y vio que estaba seca
la superficie del suelo. 14En el mes segundo, a los veintisiete días del mes,
quedó seca la tierra. 15Habló entonces Dios a Noé, y dijo: 16 “Sal del arca, tú, y
contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. 17Y sacarás contigo todos
los animales de toda carne que te acompaña, aves, bestias y todos los reptiles
que se arrastran en el suelo; pululen sobre la tierra y sean fecundos y se
multipliquen sobre la tierra.” 18Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y
las mujeres de sus hijos. 19Salieron también del arca, según sus especies, todos
los animales, todos los reptiles y todas las aves, todo cuanto se mueve sobre
la tierra.

Sacrificio de Noé
20Después erigió Noé un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales

puros, y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. 21Al aspirar
Yahvé el agradable olor dijo en su corazón: “No volveré a maldecir la tierra
por causa del hombre, porque los deseos del corazón humano son malos
desde su niñez, ni volveré a exterminar a todos los seres vivientes, como he
hecho. 22Mientras dure la tierra, no cesarán (de sucederse) sementera y siega,
frío y calor, verano e invierno, día y noche.

(Gál. 5, 22). Sobre la actividad del Espíritu Santo en la creación véanse las
notas a Gén. 1, 1 y 2.

21. “Malos desde su niñez”: Alusión al pecado original. Mucho más que
nosotros mismos conoce Dios el corazón humano, ese corazón falaz que hoy
es bueno y mañana malo, y siempre flaco, porque lleva en sí la herencia del
pecado de Adán. Aun los paganos conocían esta flaqueza innata, la cual el
poeta Horacio ha caracterizado con las clásicas palabras: “Nitimur in vetitum
semper cupimusque negata” (II Ep. 1, 94). La inclinación de nuestra naturaleza
corrompida nos lleva siempre a desear lo prohibido y seguir los movimientos
desordenados que surgen de nuestro corazón, como confiesa humildemente el
apóstol S. Pablo: “Ya no soy, pues, yo quién lo hago, sino el pecado que
habita en Mí” (Rom. 7, 17). Con todo Dios no hará venir otro diluvio, pues
nuestra misma naturaleza, tan débil y expuesta a peligros, provoca su
misericordia. Cuanto más endebles somos nosotros, tanto mayor es u ternura
y bondad (cf. S. 53, 8 y nota). “El diluvio” es figura del juicio final, y también
del Bautismo (I Pedro 3, 21); el arca, figura de la Iglesia, “la cual nos hace
felices mediante la madera” (de la cruz), dice S. Agustín.
GÉNESIS  Capítulo IX 47

Capítulo IX
Dios bendice a Noé
1Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: “Creced y multiplicaos y

llenad la tierra. 2Tengan miedo y tiemblen ante vosotros todos los animales
de la tierra, y todas las aves del cielo y todo lo que se arrastra sobre el suelo,
y todos los peces del mar. En vuestra mano están puestos. 3Todo lo que se
mueve y tiene vida, os servirá de alimento. Como ya la hierba verde, así os lo
entrego todo. 4Pero no comeréis la carne con su vida, es decir, con su sangre.
5Pues, en verdad, Yo pediré cuenta de vuestra sangre, para (protección) de

vuestra vida; de mano de todo ser viviente la demandaré. De mano del


hombre, de mano de su propio hermano, demandaré la vida del hombre.
6Cualquiera que derramare sangre humana, por mano de hombre será

derramada su sangre; porque a imagen de Dios hizo Él al hombre. 7Vosotros,


pues, creced y multiplicaos; dilataos sobre la tierra y aumentaos en ella.”

Alianza de Dios con Noé


8Dijo Dios a Noé, y a sus hijos juntamente con él: 9 “He aquí que Yo

establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de


vosotros; 10y con todo ser viviente que esté entre vosotros, aves, bestias
domésticas y salvajes de la tierra que hay entre vosotros, con todo lo que sale
del arca, hasta el último animal de la tierra. 11Hago mi pacto con vosotros: No
será exterminada ya toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio
para destruir la tierra.” 12Y dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que por


3. Fundándose en este versículo, creen algunos expositores que antes del
diluvio los hombres no comían carne y que Noé fue el primero en hacerlo
después del diluvio. Citan a favor de su hipótesis lo que Dios había dicho a
Adán: “Ved que os doy toda planta, portadora de semilla sobre la tierra y
todos los árboles, los cuales tienen en sí fruto de árbol con semilla, para que
os sirvan de alimento” (Gén. 1, 29).

4. “Carne con vida”, o sea, sangre, pues la sangre se consideraba como
asiento de la vida y la vida como propiedad de Dios, por lo cual el comer
sangre era una suerte de sacrilegio. La prohibición de comer sangre fue
también uno de los preceptos que los apóstoles, respetando las costumbres de
los judíos convertidos al cristianismo, impusieron, al menos transitoriamente,
a los cristianos de la gentilidad (Hech. 15, 20). Más adelante se perdió el
precepto, porque sólo había sido dado para los que estaban bajo la Ley
antigua.

5. La efusión de la sangre humana había de vengarse hasta en las bestias
que fueran causa de la muerte de un hombre (véase Ex. 21, 28), porque el
hombre es imagen y semejanza de Dios (Gén. 1, 26).
GÉNESIS  Capítulo IX 48
generaciones perpetuas establezco entre Mí y vosotros y todo ser viviente que
se halla entre vosotros: 13Pondré mi arco en las nubes, que servirá de señal
del pacto entre Mí y la tierra. 14Cuando Yo cubriere la tierra con nubes y
apareciere el arco entre las nubes, 15me acordaré de mi pacto que hay entre
Mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no volverán más
a formar un diluvio para exterminar toda carne. 16Pues cuando aparezca el
arco en las nubes, Yo lo miraré, para acordarme del pacto perpetuo entre
Dios y todo ser viviente, de toda carne que existe sobre la tierra.” 17Dijo,
pues, Dios a Noé: “Esta es la señal del pacto que he establecido entre Mí y
toda carne sobre la tierra.”

Los hijos de Noé


18Los hijos de Noé, que salieron del arca, eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el

padre de Canaán. 19Estos tres son los hijos de Noé, y por ellos ha sido
poblada toda la tierra. 20Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña.
21Mas bebiendo del vino se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su

tienda. 22Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y fue a decirlo


a sus dos hermanos (que estaban) afuera. 23Entonces Sem y Jafet tomaron
entrambos el manto (de Noé), se lo echaron sobre los hombros, y yendo
hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Tenían vuelto el rostro de
modo que no vieron la desnudez de su padre. 24Cuadno despertó Noé de su
vino y supo lo que había hecho con él su hijo menor, 25dijo: “Maldito sea
Canaán; esclavo de esclavos será para sus hermanos.” 26Y agregó: “Bendito


13. “Servirá de señal del pacto”: El arco iris, “el testigo fiel en el cielo”,
como lo llama el salmista (S. 88, 38), no fue puesto para que Dios no olvidase
sus promesas, sino para que nosotros, al ver esta señal, nos acordásemos de la
misericordia que Dios nos ha prometido, y tuviésemos confianza en ella (San
Juan Crisóstomo).

21. Los Padres dicen que Noé no pecó, pues bebió del vino sin conocer
su fuerza.

25. “Canaán”, hijo de Cam (10, 6). Los descendientes de Cam,
especialmente los canaanitas, serán esclavos. Esto se cumplió en la conquista
del país de Canaán en tiempos de Josué, cuando los cananeos fueron
subyugados por los israelitas. Se cree que también gran parte de los pueblos
de África, siempre tratados como esclavos, son descendientes de Cam.

26 s. “Sem” estará en relación especial con Dios, que por eso es llamado
“el Dios de Sem”. Efectivamente, eligió Dios la raza semita para fundar su
nuevo reino sobre la tierra. Cf. la vocación de Abrahán, descendiente de Sem,
en el cap. 12 del Génesis. Y ¿no fueron también Cristo y los apóstoles
miembros de un pueblo semita? Acerca de “Jafet” (v. 27) dice Noé que se
dilatará y habitará en las tiendas de Sem. Esto puede entenderse en sentido
geográfico, sin embargo es preferible explicarlo en sentido espiritual. Por su
GÉNESIS  Capítulo X 49
sea Yahvé, el Dios de Sem; y sea Canaán su esclavo. 27Dilate Dios a Jafet, que
habitará en las tiendas de Sem; y sea Canaán su esclavo.” 26Vivió Noé,
después del diluvio, trescientos cincuenta años. 29Y fueron todos los días de
Noé novecientos cincuenta años, y murió.

Capítulo X
Los pueblos descendientes de Noé
1Estos son los descendientes de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a

quienes después del diluvio nacieron estos hijos:


2Hijos de Jafet: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mósoc y Tirás.

3Hijos de Gómer: Asquenaz, Rifat, Togormá. 4Hijos de Javán: Elisá, Tarsis,

Kitim y Dodanim. 5Estos se propagaron sobre las islas de las gentes y en sus
tierras, según sus lenguas y sus tribus y sus naciones.

conversión a la religión de Cristo, los pueblos de Europa, hijos de Jafet casi


todos, entraron en las tiendas de Sem y se hicieron partícipes de las
bendiciones dadas a Sem y su descendiente Abrahán. Las bendiciones de Sem
y de Jafet son, pues indudablemente mesiánicas.

1. El cap. 10 contiene la “tabla de las naciones”, es decir, la nómina de los
pueblos antiguos. Para comprobar que Moisés no tenía la intención de
enumerar todos los pueblos, basta recordar que de los siete hijos de Jafet,
sólo de dos se mencionan los descendientes. Hasta ahora los sabios no han
logrado identificar todos los pueblos aquí enumerados.

2. “Gómer”: tal vez los cimerios, cimbros (germanos). Sobre “Magog”,
un país situado al norte, véase Ez. 38, 2; 39, 6; Apoc. 20, 8. “Madai”: los
medos (persas). “Javán”: los jonios (griegos), “Tubal” y “Mósoc”: países
mencionados juntamente con Magog en Ez. 38, 2; según los cuneiformes,
parte de Armenia. Algunos ven en Tubal el nombre de la ciudad de Tobolsk
(Siberia). “Tirás”: los tracios, o más bien los terrenos o etruscos (Italia para los
países occidentales).

3. “Azquenas”: tal vez los escitas. Hoy día llevan este nombre los judíos
que viven entre los pueblos del norte de Europa. “Rifat y Togormá”:
probablemente pueblos del Asia Menor.

4. “Elisá”: según algunos, Chipre, que en las tablas de Tell el-Amarna
lleva el nombre de Alaschia, según otros, Elis, región de Grecia. “Tarsis”:
ciudad y país cuyo nombre se menciona muchas veces en el Antiguo
Testamento, y que los arqueólogos generalmente identifican con Tartessus,
ciudad de España. Según otros, una ciudad situada en Cerdeña o en el norte
de África. “Kitim”: Chipre, donde la ciudad de Kition recuerda este nombre.
“Dodanim”: los dárdanos (troyanos) cuyo nombre recuerdan los Dardanelos,
estrechos que separan a Europa de Asia.
GÉNESIS  Capítulo X 50
6 Hijos de Cam: Cus, Misraim, Put y Canán. 7Hijos de Cus: Sabá, Havilá,
Sabtá, Ragmá y Sabtecá. Hijos de Ragmá: Sabá y Dedán. 8Cus engendró
Nimrod, el cual fue el primero que se hizo poderoso en la tierra. 9Fue él un
gran cazador delante de Yahvé; por lo cual suele decir: “Gran cazador delante
de Yahvé, como Nimrod”.10Reinó primero en Babel, Erec, Acad y Calné, en
la tierra de Sinear. 11De aquella tierra salió para Asur y edificó Nínive,
Rehobot-Ir, Calah, 12y Resen, entre Nínive y Calah; aquella es la gran ciudad.
13Misraim engendró a los de Ludim, los Anamim, los Lahabim, los Naftuhim,

14los Patrusim, los Casluhim, de donde salieron los Filisteos y los Caftoreos.

15Canaán engendro a Sidón, su primogénito, y a Het, 16y también al Jebuseo,

al Amorreo, al Gergeseo, 17al Heveo, al Araceo, al Sineo, 18al Arvadeo, al


Samareo y al Hamateo. Después se dispersaron las tribus de los cananeos. 19El
territorio de los cananeos se extendió desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta
Gaza; y en dirección a Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboím, hasta Lesa.
20Éstos son los hijos de Cam, según sus familias y según sus lenguas, en sus

territorios y según sus naciones.


6. “Cus”: Etiopía y región de la Arabia medridional. “Misraím”: Egipto.
“Put” o Punt, parte de Egipto o Libia. “Canaán”: Palestina.

7. Pueblos de Arabia. Sobre “Havilá” véase 2, 11 y nota. “Sabtá” o
“Sabatá”: región de la Arabia meridional. “Sabá”, de donde vino la reina de
Sabá (cr. III Rey. cap. 10), también en la Arabia meridional.

9. “Cazador delante de Yahvé”: giro hebreo que quiere decir: cazador
famoso. Cf. Jon. 3, 3, donde se dice de Nínive que era una ciudad grande
delante de Dios, es decir, una ciudad grandísima.

10. “Sinear”: Babilonia, parte meridional de Mesopotamia.

12. “La gran ciudad”: Nínive, situada en la orilla oriental del Tigris, frente
a la ciudad moderna de Mossul. Grande se llamaba Nínive porque cubría una
superficie de tres jornadas de perímetro y contenía en tiempos de Jonás más
de 120.000 pequeñuelos, lo cual equivale a una población total de más de
medio millón de habitantes. Cf. Jon. 4, 11.

13. Pueblos del norte de África y vecinos de Egipto. “Lahabim”: tal vez
los libios. “Naftuhim”: habitantes del delta del Nilo.

14. “Patrusim”: Alto Egipto. “Caftor”: Creta, patria de los filisteos. Cf.
Deut. 2, 23; Jer. 47, 4; Am. 9, 7.

15. “Sidón”: los fenicios. “Het”: los heteos o hititas que en el segundo
milenio antes de Cristo extendieron su reino desde el centro de Asia Menor
hasta las fronteras de Egipto. La lengua de sus monumentos hasta ahora no ha
sido descifrada por completo. Su centro fue la actual Boghazköi en Asia
Menor.

16 ss. Pueblos de Canaán. Los “jebuseos”, antiguos pobladores de
Jerusalén.
GÉNESIS  Capítulo XI 51
21 Nacieron hijos también a Sem, padre de todos los hijos de Éber y
hermano mayor de Jafet. 22Hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram.
23Hijos de Aram: Us, Hul, Géter y Mas. 24Arfaxad engendró a Sálah, y Sálah

engendró a Éber. 25A Éber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Fáleg,
porque en sus días fue dividida la tierra. Su hermano se llamaba Joctán.
26Joctán engendró a Almodad, a Sálef, a Hazarmávet, a Járah, 27a Hadoram, a

Uzal, a Diklá, 28a Obal, a Abomael, a Sabá, 29a Ofir, a Havilá y a Jobab.
Todos éstos fueron hijos de Joctán. 30Su territorio se extendió desde Mesá, en
dirección a Sefar, al monte del Oriente. 31Éstos son los hijos de Sem, según sus
tribus y lenguas, en sus territorios y según sus naciones.
32Éstas son las tribus de los hijos de Noé, según su origen y sus naciones; y

de ellas se propagaron los pueblos en la tierra después del diluvio.

Capítulo XI
La torre de Babel
1Tenía la tierra entera una misma lengua y las mismas palabras. 2Mas

cuándo (los hombres) emigrando desde el Oriente hallaron una llanura en la


22. Pueblos de Mesopotamia. “Elam”: al sudeste de Babilonia. “Asur”:
Asiria. “Arfaxad”: región montañosa al norte de Asiria. “Lud”: una tribu de
Mesopotamia o Arabia; según otros: los lidios de Asia Menor. “Aram”: un
pueblo semita que ocupó poco a poco gran parte de Siria y Mesopotamia.

23. “Us”: tal vez Basán, al norte de Transfjordania. “Géter”: tal vez
Gesur, entre Basán y el Hermón.

25. “Fáleg”: Este nombre recuerda la división de los pueblos, pues en
hebreo tiene la misma raíz que el verbo “dividir”.

29. “Ofir”: parte de África, que de Ofir recibió su nombre.

32. “De este cuadro quedan excluidos todos los pueblos que moraban
fuera del ámbito geográfico del autor sagrado, que era el de sus
contemporáneos. La divina inspiración no ampliaba los conocimientos de los
autores sagrados, que por otra parte, no interesaban al fin que se proponía”
(Nácar-Colunga).

2. “Sinear”: Babilonia (cf. 10, 10). Parece que el nombre de Sinear o
Senaar (Vulgata) es idéntico con el nombre del pueblo de los sumerios, los
más antiguos pobladores de Babilonia, quienes transmitieron su cultura y la
escritura cuneiforme a los pueblo semíticos que invadieron el país en el tercer
milenio a. C. En aquellos tiempos la tierra de Babilonia no tenía la extensión
geográfica de hoy, porque el golfo Pérsico se extendía hacia el norte más allá
de la actual juntura del Tigris y Éufrates. Llamábase esta parte del golfo el Mar
Maratu.
GÉNESIS  Capítulo XI 52
tierra de Sinear, donde se establecieron, 3dijéronse unos a otros: “Vamos,
fabriquemos ladrillos, y cozámoslos bien.” Y les sirvió el ladrillo en lugar de
piedra, y el betún les sirvió de argamasa. 4Y dijeron, pues: “Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo;
hagámonos un monumento para que no nos dispersemos sobre la superficie
de toda la tierra.”
5Pero Yahvé descendió a ver la ciudad y la torre que estaban

construyendo los hijos de los hombres. 6Y dijo Yahvé: “He aquí que son un
solo pueblo y tienen todos una misma lengua. ¡Y esto es sólo el comienzo de
sus obras! Ahora, nada les impedirá realizar sus propósitos. 7Ea, pues,


3. En aquella región no hay piedras ni cal; por eso se sirven del barro
para fabricar ladrillos y del betún en lugar de argamasa.

4. “Cuyo nombre llegue hasta el cielo”: Esta expresión no ha de tomarse
en sentido literal, ya que se aplicaba también a otros templos de Babilonia. Es
tal vez la traducción del nombre sumerio de la torre Etemenanki (Casa de los
cimientos del cielo y de la tierra), que estaba un poco al norte del templo
Esagila de Babilonia, cuya base era de 91,50 metros cuadrados. Algunos
buscan los restos de esta torre en las ruinas de Birs Nimrud (“castillo de
Nimrod”) en las cercanías de Babilonia, otros en la torre “Babil” de la ciudad
de Babel. “Para que no nos dispersemos””: Era la voluntad de Dios que se
dispersasen y repoblasen la tierra, como lo había mandado a Noé (9, 1). Pero
revivió en ellos el espíritu de Caín, la rebeldía contra Dios, que siempre cunde
en el mundo (cf. Judas v. 11). Eran inventores y progresistas, como el hombre
moderno, que los imita en la construcción de torres babilónicas, en sentido
técnico y más aún en sentido ideológico. En lugar de cumplir la voluntad
divina edificaron una ciudad monstruosa, en la cual levantaron, como
símbolo de su unidad espiritual, un templo, pues las torres babilónicas eran a
su vez santuarios, en cuya cumbre había un templo o por lo menos un altar.
La idea que los animaba consistía en crear no sólo un monumento, sino a la
vez un centro idolátrico que les sirviese de lazo de unión. De ahí que Dios
interviniera con tanta severidad. La soberbia, dice S. Agustín, confundió las
lenguas, la humildad de Cristo las unió de nuevo.

5. “Yahvé descendió para ver”: Uno de los antropomorfismos en que tan
fecunda es la Biblia, en especial el Génesis. Véase antropomorfismos
semejantes en 6, 6; 8, 21; Job 38, 13; S. 40, 4.

7. “Confundamos su lengua”: No deja de ser un fenómeno milagroso
esta confusión de las lenguas, que se produjo por intervención del Altísimo.
Hay, sin embargo, expositores que dan a este hecho un sentido figurado o
naturalista y dicen que aquí se trata de un acontecimiento de orden
puramente natural. La desunión en el pensar llevó a los hombres a separarse
los unos de los otros, y una vez separados perdieron pronto la unidad de la
GÉNESIS  Capítulo XI 53
descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de modo que no entienda
uno el habla del otro.” 8Así los dispersó Yahvé de allí por la superficie de toda
la tierra; y cesaron de edificar la ciudad. 9Por tanto se le dio el nombre de
Babel; porque allí confundió Yahvé la lengua de toda la tierra; y de allí los
dispersó Yahvé sobre la faz de todo el orbe.

Descendientes de Sem hasta Abraham


10Éstos son los descendientes de Sem. Sem tenía cien años cuando

engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11Vivió Sem, después de
haber engendrado a Arfaxad, quinientos años; y engendró hijos e hijas.
12Arfaxad tenía treinta y cinco cuando engendró a Sálah. 13Y vivió Arfaxad,

después de haber engendrado a Sálah, cuatrocientos tres años; y engendró


hijos e hijas. 14Sálah tenía treinta años cuando engendró a Éber. 15Y vivió
Sálah, después de haber engendrado a Éber, cuatrocientos tres años; y

lengua primitiva. En estas explicaciones hay que proceder con mucha


prudencia, a fin de que no se pierda el contenido de la revelación. Cf. la Carta
de la Pontificia Comisión Bíblica del 16 de Enero de 1948, sobre la
interpretación de los once primeros capítulos del Génesis. Véase 1, 31 y nota.
Las consecuencias de la separación de los pueblos y de la confusión de las
lenguas repercuten hoy todavía en la humanidad, manifestándose en una
desastrosa desunión intelectual, cultural y política y en los nacionalismos
extremistas -cultivados más que nunca en nuestros días- como fruto de los
cuales presenciamos la supresión de naciones enteras, la explotación de los
pueblos pobres y, ante todo, las incesantes guerras, que nunca fueron tan
crueles como en nuestro siglo, a pesar de las tan numerosas instituciones
internacionales y humanitarias.

9. El nombre de “Babel” (contracción de Balbel) significa en hebreo algo
asó como confusión. Es una etimología popular en que se expresa el desprecio
a Babilonia. En lengua babilónica significa Babili (Babel) “puerta de Dios”. La
ciudad situada a orillas del Éufrates, adquirió desde muy antiguo
extraordinaria importancia política. En el lenguaje de los profetas, Babel o
Babilonia es la personificación del poder de los impíos (véase Apoc. 14, 8; 17,
5; 18, 2).

10 ss. La “genealogía” que sigue, tiene por objeto establecer la línea
directa que enlaza a Abrahán con el padre del género humano. “La Sagrada
Escritura nos muestra, a grandes rasgos, el entronque genealógico de Abrahán
con Adán por la parte fiel a Dios y heredero de las bendiciones: Sem, en
quien recaen las bendiciones de Noé (9, 26); Noé, único setita fiel (4, 8-9);
Set, dado por Dios en lugar de Abel (4, 25); Protoparentes, depositarios y
transmisores de la promesa llamada Protoevangelio (3, 15). De esta manera
Abrahán, y por él el pueblo de Israel, llega a ser el heredero de todas las
promesas de la bendición hechas por Dios a la Humanidad”. (Oñate).
GÉNESIS  Capítulo XI 54
engendró hijos e hijas. 16Éber tenía treinta y cuatro años cuando engendró a
Fáleg. 17Y vivió Éber, después de engendrar a Fáleg, cuatrocientos treinta
años; y engendró hijos e hijas. 18Fáleg tenía treinta años cuando engendró a
Reú. 19Y vivió Fáleg, después de haber engendrado a Reú, doscientos nueve
años; y engendró hijos e hijas. 20Reú tenía treinta y dos años cuando
engendró a Sarug. 21Y vivió Reú, después de haber engendrado a Sarug,
doscientos siete años; y engendró hijos e hijas. 22Sarog tenía treinta años
cuando engendró a Nacor. 23Y vivió Sarug, después de haber engendrado a
Nacor, doscientos años y engendró hijos e hijas. 24Nacor tenía veinte y nueve
años cuando engendró a Táreh. 25Y vivió Nacor, después de haber
engendrado a Táreh, ciento diez y nueve años; y engendró hijos e hijas.
26Táreh tenía setenta años cuando engendró a Abram, a Nacor y a Aram.

III. Historia de Abrahán


La familia de Abrahán
27Éstos son los descendientes de Táreh. Táreh engendró a Abram, a Nacor

y a Aram; Aram engendró a Lot. 28Y murió Aram, antes de su padre Táreh,
en el país de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Abram y Nacor tomaron
para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la
mujer de Nacor, Milcá, hija de Aram, padre de Milcá y padre de Jescá. 30Era
Sarai estéril y no tenía hijo. 31Y tomó Táreh a Abram su hijo, y a Lot, hijo de
su hijo de Aram, su nieto, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram; y
salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse al país de Canaán. Y
llegaron a Harán, donde se quedaron. 32Y fueron los días de Táreh doscientos
cinco años; y murió Táreh en Harán.


28. “Ur” de los caldeos, ciudad situado al sur de Babilonia, sobre la orilla
oriental del Éufrates. Las excavaciones hoy realizadas en aquel lugar, muestran
que la ciudad natal de Abrahán existía ya en el tercer milenio antes de
Jesucristo y era célebre por su templo de Sin (Luna).

31. “Harán”: más tarde llamada Carrhae, primer objeto del viaje, se halla
en la región septentrional de Mesopotamia, a mitad de camino entre Ur de
los caldeos y Canaán. También en Harán se veneraba al dios lunar Sin, y las
tribus que se agrupaban alrededor de Harán eran de la misma raza que las de
Ur. De ahí que la emigración de Ur se dirigiera preferentemente a la ciudad de
Harán, la cual se hallaba, además, en el camino que llevaba desde
Mesopotamia a las regiones siro-palestinas.
GÉNESIS  Capítulo XII 55

Capítulo XII
Vocación de Abrahán
1Dijo Jahvé a Abram: “Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu

padre, al país que Yo te mostraré. 2Pues de ti haré una nación grande y te


1. El Reino de Dios sobre la tierra peligró de nuevo por la maldad de los
hombres (cf. cap. 11). Respetando el libre albedrío del hombre, permitió Dios
la nueva apostasía del género humano, como había permitido la de los
cainitas y de los setitas contagiados de la rebeldía cainita (6, 1 ss). Mas esta vez
la bondad del Padre celestial no los anegó en el agua (cf. II Pedro 3, 7), sino
que dio a su Reino otra estructura, fundándolo sobre una sola familia,
fiduciaria exclusiva de la revelación divina hasta que viniese la revelación
encarnada, Cristo. Este es el sentido de la vocación de Abrahán que, como un
segundo Adán y Noé, entra en la historia. En adelante, se dividirá la historia
en la de los gentiles, los cuales han dejado de ser destinatarios de la
revelación, y en la de los descendientes de Abrahán, el pueblo elegido, el que
será antorcha para todas las naciones, y al cual serán confiados “los oráculos
de Dios” (Rom. 3, 2), es decir, las revelaciones divinas, hasta la venida del
Mesías, de quien ellas dan testimonio. También el Libro de la Sabiduría
relaciona la vocación de Abrahán con la corrupción de los hombres
postdiluvianos: “Ella (la Sabiduría), cuando las gentes conspiraron a una para
obrar mal, distinguió al justo (Abrahán) y le conservó irreprensible delante de
Dios” (Sab. 10, 5).

2 s. ¿En qué consiste la promesa hecha a Abrahán? “Si admitimos el
íntimo conexo con el Protoevangelio (3, 15) podemos deducir que esta
bendición especialísima consiste en que la posteridad de Abrahán, el pueblo
judío, será elegido por Dios para obrar una liberación universal y espiritual, y
esto por uno de sus hijos, el cual triunfará plena y perfectamente sobre la
serpiente diabólica” (Ceuppens). En efecto, son tres las promesas que el
patriarca recibe: a) Dios le elegirá para hacer de él un gran pueblo; b) en
Abrahán serán bendecidas todas las naciones; c) de su linaje saldrá el Salvador.
Véase las promesas semejantes en 18, 8 y 22, 18. De esta manera Dios
recompensa las duras fatigas del gran patriarca, el cual ha de abandonar su
patria y sus parientes para servir a un Dios que sus padres apenas conocían.
San Pablo no se cansa de destacar la fe heroica de Abrahán, que “esperaba
contra toda esperanza” (Rom. 4, 18); pues cuando Dios le hizo la promesa de
numerosa descendencia, Abrahán era ya anciano y no tenía hijos, y su mujer
Sara era estéril (11, 30). En tal sentido todos los verdaderos cristianos son hijos
de Abrahán. “Por Cristo y en Cristo somos de la descendencia espiritual de
Abrahán” (Pío XI a los dirigentes de la Radio Belga, en 1938). Por lo tanto, la
historia del pueblo de Abrahán debe tener el más conmovedor interés para
GÉNESIS  Capítulo XII 56
bendeciré; haré grande tu nombre, y serás una bendición. 3Bendeciré a
quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan; y en ti serán ventitas
todas las tribus de la tierra.”
4Marchó, pues, Abram, como se lo había mandado Yahvé; y con él partió

Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5Tomó Abran
a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que
poseían, y con las familias que habían procreado en Harán. Partieron para
dirigirse a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. 6Atravesó
Abran el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de Moré. 7Entonces se
apareció Yahvé a Abram y dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Allí
erigió un altar a Yahvé que se le había aparecido. 8Pasó de allí a la montaña,
al oriente de Betel, donde asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y

nosotros, y los cristianos, que somos sus herederos espirituales, pues trata
anticipadamente de Jesús, su origen terreno y su “carne”, que ahora está
sentada en el trono de la diestra del Padre. Sólo mirándolo desde Cristo
entendemos el Antiguo Testamento.

5. No conocemos la fecha exacta del viaje de Abrahán a Palestina. En
general se cree que se realizó alrededor del año 2000 a. C. Últimamente
algunos historiadores han propuesto atribuir el viaje de Abrahán al siglo XVIII
o XVII a. C. (cf. 14, 1 y nota). “Canaán”, es decir, Palestina, en aque tiempo
un país muy fértil. El escritor egipcio Sinhue, que vivió en el siglo XVIII a. C.,
alaba el país de Canaán extraordinariamente, diciendo: “La tierra aquella es
hermosa, Jaa es nombre de ella; hay higos en ella juntamente con racimos de
uva. Abunda en ella el vino más que el agua; copiosa es su miel, sus olivos son
numerosos; frutos de todas clases tienen sus árboles. Hay granos allí
juntamente con trigo; no existe límite para los rebaños todos”. Los cananeos
vivían en ciudades y lugares fortificados y permitían que las tribus nómadas
apacentaran sus ganados en el país abierto. La venida de Abrahán con sus
pastores y rebaños era para ellos una cosa insignificante, ya que el patriarca
no molestaba a los habitantes de las ciudades, sino que venía e iba como uno
de tantos jeques nómadas. Sin embargo, parece que más tarde se produjeron
dificultades en el sur del país. Cf. v. 9 y nota.

6. “Siquem”, situada en el centro de Palestina, idéntica con la actual
Balata, a dos kms. al sudeste de Nablús. “Encina de Moré”: la Vulgata vierte:
“valle ilustre”.

7. “A tu descendencia”: Cf. 13, 15; 17, 8; 22, 18; 24, 7. El sentido
espiritual de esta promesa nos lo revela S. Pablo en Gál. 3, 16, refiriéndolo al
Descendiente por excelencia, el Mésías.

8. “Betel”, hoy día Beitin, a 16 kms. al norte de Jerusalén, conocida por
el sueño de Jacob y más tarde por el culto que allí se tributó al ídolo del
becerro.
GÉNESIS  Capítulo XII 57
Hai al oriente. Allí construyó un altar a Yahvé en invocó el nombre de Yahvé.
9Después levantó Abram su tienda y se dirigió en etapas hacia el Négueb.

Abrahán baja con Sara a Egipto.


10Mas hubo hambre en el país, por lo cual Abram bajó a Egipto para morar

allí, pues era gran el hambre en el país. 11Estando ya próximo a entrar en


Egipto, dijo a Sarai, su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer hermosa; 12por eso,
cuando te vean los egipcios, dirán: “Ésta es su mujer”; y me matarán a mí, y a
ti te dejarán la vida.” 13Di, pues, te ruego, que eres mi hermana, a fin de que
me vaya bien por causa tuya, y sea salva mi vida por amor de ti.”
14Efectivamente, cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios que la

mujer era muy hermosa. 15Viéronla también los cortesanos del Faraón, los
cuales se la alabaron al Faraón, de modo que la mujer fue llevada al palacio
del Faraón. 16Éste trató a Abram muy bien por causa de ella; y se le dieron
ovejas y ganados y asnos y siervos y siervas y asnas y camellos. 17Mas Yahvé


9. “Négueb”: nombre de la parte meridional de Palestina, hoy día parte
del Estado de Israel formado el año 1948. “Una narración de la biblioteca del
antiguo reino de Ugarit, recientemente descubierto, nos cuenta como Él da a
Kéret, dios de Sidonia, un enorme ejército, llamado “el ejército del Négueb”,
para que luche con los invasores llamados terajitas (de Táreh, padre de
Abrahán). El texto parece escrito aproximadamente hacia la fecha de la
irrupción de los hebreos en el sur de Palestina. Las tablillas que contienen esa
narración están incompletas, pero parece permiten deducir que los terajitas se
establecieron en el país y los cananeos se vieron obligados a retirarse ante
ellos” (Bover-Cantera).

13. Sara era, según Gén. 20, 12, hermanastra de Abrahán, o, según otra
interpretación, su sobrina, y a la vez su esposa; lo cual no es extraño en aquel
tiempo en que la Ley mosaica no existía aún (Lev.. 18, 9). La conducta de
Abrahán se explica por la costumbre de los reyes de apoderarse de las mujeres
extranjeras, matando a los maridos. En cambio, si se trataba de una mujer no
casada, solían dar regalos a los hermanos de la misma. San Agustín nota que
Abrahán se portó aquí con una sabiduría llena de luz. “En cuanto a la belleza
de Sara que teniendo más de 65 años (cfr. Gén. 17, 17 con 12, 4), no parece
que estuviera en estado de despertar la concupiscencia de un Faraón egipcio.
Pero si se tiene en cuenta que el mismo fenómeno aparece más tarde en el
episodio de Abimelec con Abrahán (Gen. 20) y de nuevo en Isaac (26, 7-11), y
además que va íntimamente ligado no tanto con la longevidad ultra-
centenaria de los patriarcas, sino también con la maternidad nonagenaria de
Sara, y más generalmente con la fecundidad centenaria de los patriarcas,
aparecerá claro que la Biblia quiere presentar este grupo de fenómenos como
efectos de un privilegio que fue reservado a los progenitores del pueblo de
Dios en cuanto tales” (Ricciotti, Hist. de Israel, núm. 127).
GÉNESIS  Capítulo XIII 58
hirió al Faraón con grandes plagas, a él y a su casa, por Sarai, la mujer de
Abram. 18Entonces llamó el Faraón a Abram, y le dijo: “¿Qué es lo que has
hecho conmigo? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer? 19¿Por qué
afirmaste: “Es mi hermana”, de manera que yo la tomé por mujer? Ahora,
pues, ahí tienes a tu mujer; tómala y anda.” 20Y el Faraón dio orden respecto
de él a sus hombres, los cuales despidieron a él y a su mujer, con todo cuanto
poseía.

Capítulo XIII
Abrahán y Lot
1De Egipto subió Abram al Négueb, él su mujer y toda su hacienda, y Lot

con él. 2Era Abram muy rico en rebaños, en plata y oro. 3Y se volvió,
caminando por etapas, desde el Négueb hasta Betel, donde había acampado
al principio, entre Betel y Hai, 4hasta el lugar del altar que alzara allí
anteriormente; e invocó allí Abram el nombre de Yahvé.
5También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas. 6Mas

el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo
que no podían habitar juntamente. 7De ahí nacieron contiendas entre los
pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además,
los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región. 8Dijo,
pues Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis
pastores y tus pastores; pues somos hermanos. 9¿No está todo el país delante
de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y
si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”. 10Alzando entonces Lot sus ojos
vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor.
Antes que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el


1. Sobre el “Négueb” véase 12, 9 y nota.

4. “Invocó el nombre de Yahvé”: oró a Dios y le ofreció un sacrificio,
dándole gracias por los beneficios recibidos en el viaje.

8. “Lot” era sobrino de Abrahán (14, 12). Llamábase aquí hermano,
porque el nombre de hermano se usaba entre parientes en general. Así habla
también el Nuevo Testamento de los “hermanos” de Jesús, que en realidad
no eran hermanos carnales sino sólo parientes. Cf. 14, 16; 29, 12 y 15; Mat.
12, 46 y nota.

10. “Segor”, una de las ciudades de la Pentápolis, que como veremos más
adelante (19, 20), fue perdonada cuando la ira del Señor destruyó las demás:
Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboim.
GÉNESIS  Capítulo XIV 59
jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto. 11Eligió, pues, Lot para sí toda la
vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro.
12Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades

de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. 13Mas los habitantes de
Sodoma eran malos y grandes pecadores ante Yahvé.

Nueva bendición de Abrahán


14Dijo Yahvé a Abram, después que Lot se hubo separado de él: “Alza tus

ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el mediodía,
hacia el oriente y hacia el occidente; 15pues toda la tierra que ves, te la daré a
ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia (tan numerosa)
como el polvo de la tierra. Si fuera posible contar el polvo de la tierra, podría
contarse también tu descendencia. 17Levántate, recorre el país, a su largo y a
su ancho; porque a ti te lo daré.” 18Y levantó Abram las tiendas y vino a
establecerse en el encinar de Mamré, cerca de Hebrón, donde edificó un altar
a Yahvé.

Capítulo XIV
Invasión de los reyes de Oriente
1Aconteció que en los días de Amrafel, rey de Sínear; Arioc, rey de Elasar;

Codorlaómer, rey de Elam, y Tidal, de Goím, 2hcieron guerra a Bera, rey de


11. “El más débil escogió lo más agradable” (S. Ambrosio). Cuando uno
obra sin caridad tendrá que arrepentirse. Dentro de poco Lot habrá de
experimentar las consecuencias de su elección egoísta.

15. “A tu descendencia”: Véase 12, 2 y 7 y notas.

18. “Hebrón”, cuyo nombre más antiguo fue Kiryat Arbá (Jos. 14, 15) y
hoy se llama El Chalil, se halla situada a unos 40 kms. al sur de Jerusalén. El
“encinar de Mamré” (Vulgata: “valle de Mambre”), es el lugar clásico de la
historia de Abrahán. El P. Mader tiene el mérito de haber investigado la
primitiva residencia del gran Patriarca, la cual lleva hoy el nombre de Haram
Ramet el-Chalil (= santuario de la colina del Amigo (de Dios). Había allí un
pozo y un altar. En Mamré hospedó Abrahán a los tres varones del cap. 18.

1. El cap. 14 es de singular importancia por los nombres y datos históricos
en él contenidos. “Amrafel” podría ser el rey Hammurabi de Babilonia, del
cual poseemos el famoso código penal que se conserva en el Louvre de París.
Vivió alrededor del año 2000, o, según nuevas investigaciones, dos siglos más
tarde, entre los años 1728-1686 a. C. “Administrador sagaz, de gran iniciativa,
no sólo abrió canales utilísimos para la hidrografía babilónica, y construyó
célebres templos, sino que además legó muy especialmente su nombre a la
reunión de leyes, conocidas bajo el título de Código de Hammurabi, que
GÉNESIS  Capítulo XIV 60
Sodoma; a Birsá, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Adamá; a Seméber, rey de
Seboím, y al rey de Bela, que es Segor. 3Todos éstos se juntaron en el valle de
Siddim, que (ahora) es el Mar Salado. 4Doce años habían servido a
Codorlaómer, mas el año decimotercero se rebelaron.
5Vinieron, pues, en el año decimocuarto Codorlaómer, y los reyes con él

coaligados y derrotaron a los refaítas en Astarot-Carnaim, a los susitas en


Ham, a los emeos en Savé-Cariataim, 6y a los horreos en sus montes en Seír,
hasta El-Farán, que está junto al desierto. 7Y volviéndose vinieron a En-
Mispar, que es Cades, y derrotaron todo el campo de los amalecitas, y
también a los amorreos que habitaban en Hazazón-Tamar. 8Salieron entonces
el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adamá, y el rey de
Seboím, y el rey de Bela, que es Segor, y ordenaron batalla contra ellos en el
valle de Siddim; 9ésto es, contra Godorlaómer, rey de Elam; Tidal, rey de
Gím; Amrafel, rey de Sinear, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10Ahora bien, había en el valle de Siddim muchísimos pozos de betún; cuando

huyeron los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos. Los demás


huyeron a la montaña. 11(Los invasores) se llevaron toda la hacienda de
Sodoma y Gomorra y todos sus víveres y se marcharon. 12Se llevaron también

mandó redactar a ejemplo de las sumerias precedentes, para armonizar la


legislación de las dos razas, semítica y sumeria” (Ricciotti, Hist. de Israel, núm.
4). “Arioc” o “Eriaku”, nombre sumerio que corresponde al nombre semítico
de Waradsin, rey de Elasar (Larsa), antigua residencia de reyes.
“Codorlaómer” sería en lengua elarmita “Kudurlagamar”, aunque el nombre
mismo no se ha encontrado hasta ahora en documentos históricos. “Tidal” es
idéntico con Tudalias, nombre de varios reyes hititas. Las cinco ciudades
(Sodoma, Gomorra, Adamá, Gím y Segor) formaban la Pentápolis. Cf. Sab. 19
6.

3. El “Mar Salado” es el Mar Muerto, cuyas aguas son especialmente
salobres y espesas. Situado a 394 metros bajo el nivel común, es un testigo
perenne del divino castigo de Sodoma. Véase cap. 19.

5. Los “refaítas” o Refaím, vivían en la Trasjordania y en un valle cerca
de Jerusalén. Entre ellos se cuentan los susitas, los emeos y los eneceos o
enakitas (cf. Deut. 2, 10, 3, 11; Jos. 17, 15; II Rey. 21, 16 ss. I Par. 20, 4 y
notas). La arqueología ha descubierto sus sepulcros (dólmenes),
desparramados en la región transjordánica por donde pasaron los reyes
invasores.

6 s. Los “horreos” u horritas, eran los pobladores del monte de Seír o
Edom. Fueron exterminados por los edomitas (cf. 36, 20; Núm. 20, 4 ss; 21,
4; Deut. 2, 12 y 22). “Kades” (v. 7), en el norte de la península del Sinaí,
donde habitaban los “amalecitas”. “Hazazón-Tamar”, o sea Engaddí (II Par.
20, 2), situada en la costa occidental del Mar Muerto, donde vivía una tribu
de los “amorreos” (canaanitas).
GÉNESIS  Capítulo XIV 61
a Lot, hijo del hermano de Abram, y su hacienda, pues él habitaba en
Sodoma, y se fueron.

Abram derrota a los invasores


13Mas uno que escapó, fue a avisar a Abram el hebreo, el cual habitaba en

el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los


cuales eran aliados de Abram. 14Y como oyese Abram que su hermano había
sido hecho prisionero, reclutó entre los siervos nacidos en su casa a los más
adiestrados, en número de trescientos diez y ocho, y persiguió (a los
invasores) hasta Dan. 15Y habiendo dividió su tropa (cayó) sobre ellos durante
la noche, él y sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que está a la
izquierda de Damasco. 16Y recuperó toda la hacienda, y también a su hermano
Lot con sus bienes; y asimismo a las mujeres y la gente. 17Cuando regresaba
tras la derrota de Codorlaómer y de los reyes que con él estaba, le salió al
encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé, que es el valle del Rey.

El sacrificio de Melquisedec
18Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era

sacerdote del Dios altísimo. 19Y le bendijo, diciendo “¡Bendito sea Abram del


13. “Abram el hebreo”: Aparece aquí, por primera vez en la historia, la
palabra “hebreo”. Su origen y significado es oscuro. Abram lleva este nombre,
o por ser descendiente de Eber (10, 25) o por haber venido de la otra parte
(en hebreo “eber”) del Éufraates. El nombre parece ser idéntico con el de los
Habiru de las tablas del Tell el Amarna.

14. “Su hermano”, en realidad sobrino (Véase v. 12). Entre los hebreos la
palabra “hermano” significaba “pariente”. Cf. 13, 8 y nota. “Dan”: ciudad
situada en el extremo norte de Palestina. El nombre es anticipado, porque en
aquel tiempo la ciudad se llamaba Lais (cf. Juec. 18, 27 ss).

18. “Melquisedec”, rey de Salem (Jerusalén: cf. S. 75, 3 donde Jerusalén
lleva este mismo nombre), bendice a Abrahán, recibe diezmos de su mano y
ofrece pan y vino al Altísimo. Refiérense al misterioso rey-sacerdote el Salmo
109, 4 y San Pablo (Hebr. 7, 1 ss) haciéndonos ver que Melquisedec, sacerdote
y rey, es figura de Cristo, el sumo sacerdote y sumo rey, y que su sacrificio de
pan y vino es figura del Sacrificio del Nuevo Testamento (véase el Canon de
la Misa y Cat. Rom. II, 4, 78). Hasta los nombres prefiguran la misión de
Cristo. Melquisedec significa “rey de justicia”, y Salem significa “paz”. Sobre
este pasaje se han suscitado muchas discusiones entre los exégetas católicos y
protestantes. Según los primeros, Melquisedec ofreció allí un sacrificio de pan
y vino en honor a Dios, como figura profética del sacrificio incruento que hoy
se ofrece en la misa (cf. Denz. 938), mientras que los segundos pretenden que
simplemente trajo pan y vino para agasajar a Abrahán como huésped. El
texto de la Vulgata favorece claramente la primer interpretación, pues dice:
GÉNESIS  Capítulo XV 62
Dios altísimo, señor del cielo y de la tierra! 20¡Y bendito sea el Dios altísimo,
que puso tus enemigos en sus manos!” Y le dio (Abram) el diezmo de todo.
21Dijo luego el rey de Sodoma a Abram: “Dame la gente, mas la hacienda

tómala para ti.” 22Pero Abram dijo al rey de Sodoma: “Levanto mi mano
(jurando) por Yahvé, Dios altísimo, señor del cielo y de la tierra, 23que ni un
hilo, ni la correa de un zapato, tomaré de lo que es tuyo, no sea que digas:
“Yo he enriquecido a Abram”; 24 a excepción de lo que han comido los
muchachos, y la porción de esos varones que vinieron conmigo, Aner, Escol y
Mamré. Éstos tomarán su porción.”

Capítulo XV
Fe del santo Patriarca
1Después de estos acontecimientos habló Yahvé a Abram en una visión,

diciendo: “No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera


grande.” 2Respondió Abram: “Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy

“ofreciendo pan y vino porque era sacerdote del Dios Altísimo”. La reciente
edición de la Biblia italiana auspiciada por el Pontificio Instituto Bíblico, vierte
“Aportó pan y vino siendo sacerdote, etc.” y pone la siguiente nota: “Aportó
(explica S. Juan Crisóstomo, Homilía 36 N° 4), para refacción de las tropas de
Abrahán, el cual en consideración al sagrado carácter de Melquisedec, figura
de Cristo (cf. S. 109, 4; Hebr. 7), aceptó los dones, figura de la Eucaristía, y en
cambio dio al sacerdote la décima parte de todo el botín (v. 20). Es obvio
que Melquisedec haya ofrecido primero esos dones según el uso, al Altísimo,
de quien era sacerdote”.

20. “Le dio (Abram) el diezmo”: San Pablo cita este pasaje en Hebr. 7, 4,
para mostrar la superioridad del Sacerdocio de Cristo.

21. “Dame gente”: es decir, los prisioneros rescatados en la batalla. La
Vulgata dice: “Da mihi animas” que Scío traduce muy exactamente: “dame las
personas”, pues, “alma” significa en hebreo vida, todo el hombre, persona.
Sin embargo, muchos autores de libros ascéticos usan esta palabra en el
sentido de alma, y la aplican al celo de los misioneros y predicadores. El
Cardenal Gomá pregunta con razón “¿Vale el texto para ponderar el valor de
un alma y significar el ardor del celo apostólico?” (La Biblia y la Predicación,
pág. 268).

1. “Yo soy… tu recompensa sobremanera grande”: Cf. la palabra de Jesús
en el Nuevo Testamento: “He aquí que vengo presto, y mi galardón viene
conmigo para recompensar a cada uno según su obra” (Apoc. 22, 12). ¿Por
qué, pues, no amarlo, amarlo infinitamente?

2. Alude a la costumbre o ley babilónica, según la cual el mayordomo
heredaba los bienes de su amo cuando esto no tenía hijos. En su respuesta usa
GÉNESIS  Capítulo XV 63
sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Elieser?” 3Y repitió
Abram: “Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un
hombre de mi casa me ha de heredar.” 4Mas he aquí que Yahvé le habló,
diciendo: “No te heredará éste, sino que uno que saldrá de tus entrañas, ése
te ha de heredar.” 5Y le sacó fuera, y dijo: “Mira el cielo, y cuenta las
estrellas, si puedes contarlas”, y le agregó: “Así será tu descendencia.” 6Y
creyó a Yahvé, el cual se lo reputó por justicia.

Alianza de Dios con Abrahán


7Díjole después: “Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de

darte esta tierra por herencia.” 8Preguntó él: “Adonai, Yahvé, ¿en qué
conoceré que he de heredarla?” 9Y le respondió: “Escógeme una novilla de
tres años, un tórtola y un pichón.” 10Tomó entonces (Abram) todos estos
(animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra,
pero sin partir las aves. 11Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de
rapiña, mas Abram las espantaba.
12Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un

profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy

Abrahán el nombre de Adonai (mi Señor), lo mismo que en el v. 8. Es para


expresar su absoluta sumisión y fidelidad.

5. “Le sacó fuera”, etc.: “En el silencio de la noche está Dios. No le
busquemos en el barullo del día, ni en el trabajo ruidoso; busquémoslo en el
silencio de la noche, como Nicodemo, pues éste es el momento propicio en
que Dios suele hablar al hombre. Habló a Samuel en el silencio sagrado de la
noche, manifestándole Sus designios. Y en el silencio de la noche reveló a San
José el sublime secreto de la Virgen e hizo anunciar a los pastores la venida de
Cristo. Jesús mismo buscaba el silencio de la noche para comunicarse con el
Padre y estar con Él en íntimos coloquios” (Elpis).

6. “Muchas obras buenas había hecho Abrahán, mas no por ellas fue
llamado amigo de Dios, sino después que creyó, y toda su obra fue
perfeccionada por la fe” (S. Cirilo de Jerusalén, Cateq. V). Tan grande era la
fe del Patriarca que no miraba a su edad ni a la esterilidad de su mujer. Creyó
contra toda esperanza que Dios le daría descendencia. Por la fe en las divinas
promesas había abandonado su patria; por la fe soportaba las más grandes
aflicciones y penalidades; por la fe estaba dispuesto a renunciar a todo y hasta
a sacrificar a su propio hijo, el hijo de la promesa (cap. 22). Cf. Rom. cap. 4 y
5; Gal. 3; Sant. 2, 23. Por eso mereció ser llamado el padre de todos los
creyentes (Rom. 4, 11). Los que creemos en Cristo, somos hijos de Abrahán
por la fe.

12. Se trata de un rito acostumbrado entre los pueblos antiguos. Cf. Jer.
34, 18 s. Al celebrar un pacto los contrayentes pasaban por entre los animales
sacrificados, dando con ellos a entender que, en caso de quebrantar uno el
GÉNESIS  Capítulo XVI 64
grande. 13Entonces dijo (Dios) a Abram: “Ten por cierto que tus descendientes
vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a
servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años. 14Mas la nación a la cual
han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas. 15Tú
(entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad.
16Mas a la cuarta generación volverán acá; porque hasta el presente la

maldad de los amorreos no ha llegado a su colmo.” 17Y sucedió que, puesto


ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas, un horno humeante y una
antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos. 18En aquel
día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: “A tu descendencia he dado esta
tierra, desde el rio de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates: 19los cineos,
los ceneceos, los cadmoneos, 20los heteos, los fereceos, los refaítas, 21los
amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”

Capítulo XVI
Nacimiento de Ismael
1Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia, que

se llamaba Agar, 2y dijo Sarai a Abram: “Mira que Yahvé me ha hecho estéril;

pacto merecía la suerte de aquellos animales. Ese mismo rito estaba en uso
también Grecia y en Roma. De ahí los términos latinos: foedus ferire, foedus
icere, foedus percutere. No fue un “sueño” natural, sino un éxtasis o
arrobamiento, durante el cual Dios reveló a Abrahán el destino de sus
descendientes en Egipto.

16. “A la cuarta generación”, es decir, después de unos cuatrocientos años
(en cifras redondas). Véase vers. 13. Una generación era entonces de 100 años
más o menos. Según Ex. 12, 40 la cifra exacta es de 430 años.

17. “La antorcha de fuego”, que recorre el espacio intermedio entre las
víctimas, es símbolo de Dios quien también cumple la ceremonia del pacto,
que consistía en que los contrayentes pasaban por entre las víctimas.

18. “El río de Egipto”; no el Nilo, sino el Wadi el Arisch, que constituía la
línea de demarcación entre Egipto y Palestina (Núm. 34, 5; Jos. 15, 4: III
Reyes 8, 65; Is. 27, 12).

2. Para resolver el problema del heredero, o porque dudaba de la
promesa de Dios, Sara propuso a Abrahán tomar por mujer a su esclava Agar.
La propuesta de Sara está de acuerdo con la ley babilónica de entonces
(Código de Hammurabi, art. 146), según el cual la esposa que no tenía hijos
podía dar a su marido una esclava. El hijo del marido y de la esclava pasaba
por hijo de la esposa, y si la esclava despreciaba a su dueña estéril, tenía ésta
el derecho de castigarla como propiedad suya. Es éste precisamente el caso
de Sara y Agar (v. 5). No hay que juzgar la conducta de Sara y Abrahán según
GÉNESIS  Capítulo XVI 65
llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizás podré tener hijos de ella.”
Escuchó Abram la voz de Sarai. 3Y así al cabo de diez años de habitar Abram
en el país de Canaán, tomó Sarai, la mujer4 de Abram, a Agar la egipcia, su
esclava, y se la dio por mujer a Abram, su marido. 4Llegóse, pues, él a Agar, la
cual concibió; mas luego que vio que había concebido, miraba a su señora
con desprecio.
5Dijo entonces Sarai a Abram: “El agravio hecho a mí cae sobre ti. Yo puse

mi esclava en tu seno, mas viéndose ella encinta me mira con desprecio.


Juzgue Yahvé entre mí y ti.” 6Respondió Abram a Sarai: Ahí tienes a tu sierva
a tu disposición. Haz con ella como bien te parezca.” Luego la maltrató Sarai;
y ella huyo de su presencia.
7La encontró el Ángel de Yahvé en el desierto, junto a una fuente de agua,

que está en el camino de Sur; 8y dijo: “¿Agar, esclava de Sarai, de dónde


vienes y adónde vas?” Contestó ella: “Voy huyendo de la presencia de Sarai,
mi señora.” 9”Vuelve a tu señora, le replicó el Ángel de Yahvé, y humíllate
bajo su mano.” 10Y agregó el Ángel de Yahvé: “Multiplicaré de tal manera su
descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.” 11Le dijo además
el Ángel de Yavé: “Mira, has concebido, y darás a luz un hijo, al que llamarás
Ismael; porque Yahvé ha oído su aflicción. 12Será hombre (fiero) como el asno
montés. Su mano será contra todos, y la mano de todos contra él; y frente a
todos sus hermanos pondrá su morada.” 13Entonces ella llamó a Yahvé, que
con ella hablaba, con el nombre de: “Atta El Roí”, pues dijo: “¿No he visto

las leyes cristianas, pues la monogamia no era todavía precepto (véase lo que
dice Cristo en Mat. 19, 8). “Quiso Dios por este matrimonio de Abrahán con
una esclava figurar misterios muy elevados” (Páramo). Cf. nota 15.

5. “Juzgue Yahvé”: “Sara culpa a Abrahán de aquello de lo cual ella
misma es culpable, por lo que se ve que aun los más santos están expuestos a
engañarse en la opinión de su propia justicia (Schío). San Ambrosio reprende
a Sara por la dureza que mostró, pero San Agustín y otros Padres la defienden
y la excusan.

7. “Sur”: parte del desierto de la península sinaítica.

11 s. El nombre “Ismael quiere decir “Dios oye”. Ismael y sus
descendientes, las tribus árabes, serán rebeldes contra todos. Lo son hasta el
día de hoy.

13. “Atta El Roí” significa: “Tú eres el Dios que me ve”, es decir, Tú eres
el Dios omnividente. “¿No he visto?”, etc.: Texto oscuro, al cual se dan muy
diversas traducciones y explicaciones. Agar parece admirarse de haber visto al
Ángel de Dios in perder la vida. Era opinión común que nadie podía ver a
Dios o a su Ángel sin morir (cf. 32, 30; Ex. 33, 20; Juec. 13, 21 ss.).
GÉNESIS  Capítulo XVII 66
aquí mismo al que me ve?” 14Por tanto llamó a aquel pozo “Pozo del
viviente que me ve.” Es el que está entre Cades y Barad. 15Y Agar le dio un
hijo a Abram, el cual al hijo que Agar había dado a luz, le puso por nombre
Ismael. 16Tenía Abram ochenta y seis años cuando Ismael le nació de Agar.

Capítulo XVII
Dios renueva el pacto con Abrahán
1Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le

dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; camina en mi presencia y sé perfecto.


2Yo estableceré mi pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré sobremanera.”

3Entonces Abram se postró rostro en tierra, y Dios siguió diciéndole: 4 “En

cuanto a Mí, he aquí mi pacto contigo: tú serás padre de una multitud de


14. El “Viviente” es, en la Sagrada Escritura, nombre de Dios. Cf. Jos. 3,
10; IV Rey. 19, 4 y 16; S. 4, 3; 83, 3: Os. 1, 10; Mat. 26, 63.

15. Sobre el carácter espiritual de las relaciones entre Sara y Agar habla
San Pablo en la Epístola a los Gálatas. Agar, la esclava, es figura y tipo del
Antiguo Testamento, cuya característica es la servidumbre y sumisión a la Ley;
Sara, en cambio, es el tipo del Nuevo Testamento y de la “Jerusalén de
arriba”. Por eso, aunque parece estéril, es más fecunda, por ser madre del hijo
de la promesa (Isaac), en tanto que Agar, aunque fecunda según la carne, es
estéril para el Reino de Dios, y su hijo Ismael no obtendrá bendiciones
espirituales (Gál. 4, 22 ss.). Cf. 17, 20.

1. “El Dios Todopoderoso”, en hebreo “El Schaddai”. Los nombres que
Dios se da a Sí mismo tienen el más profundo significado. En Ex. 3, 14 se da el
nombre de Yahvé (el que es, el Eterno). Cf. 2, 4 y nota. Aquí oímos de su
boca el nombre de Schaddai, con el cual solía manifestarse a los patriarcas (cf.
Ex. 6, 3). Es difícil darle una traducción adecuada; por eso algunos, por
ejemplo Nácar-Colunga, conservan la forma hebrea. Etimológicamente
Schaddai señala la invencible fuerza de Dios, por lo cual las versiones
prefieren los términos “Omnipotente” y “Todopoderoso”. “Sé perfecto”: La
perfección de los patriarcas consistía en caminar en la presencia del Señor, oír
en todo la voz de Dios y de sus ángeles y llevar la antorcha de la fe a través
de los siglos más oscuros. “Los patriarcas eran entonces, como los apóstoles
han sido después, la sal de la tierra. En vano buscaréis por el mundo, en
aquellos remotísimos tiempos, al hombre pobre de espíritu, rico de fe, manso
y sencillo de corazón, modesto en las prosperidades, resignado en las
tribulaciones, de vida inocente y de honestas y pacíficas costumbres. El tesoro
de esas virtudes apacibles resplandeció sólo en las solitarias tiendas de los
patriarcas bíblicos” (Donoso Cortés).
GÉNESIS  Capítulo XVII 67
pueblos; 5y no te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abrahán,
porque te he puesto por padre de muchos pueblos. 6Te haré crecer
sobremanera, y te haré padre de pueblos, y reyes saldrán de ti. 7Y estableceré
mi pacto en Mí y ti, y tu descendencia después de ti en la serie de sus
generaciones, como pacto eterno, para ser Yo el Dios tuyo y el de tu
posteridad después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la
tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua;
y Yo seré su Dios.”

La circuncisión
9Dijo Dios a Abrahán: “Tú, pues, guarda mi pacto, y tu descendencia

después de ti en la serie de sus generaciones. 10Éste es mi pacto que habéis de


5 s. El nombre no es una simple etiqueta, como hoy día suelen ponerse
los nombres, sino la expresión de una idea que ha de realizarse en el portador
del nombre. Así se explica que la nueva misión de Abrahán le acarrea un
nuevo nombre. “Abram”, significa: Padre excelso; el nuevo nombre,
“Abrahán”: “Padre de la muchedumbre”. De Abrahán salieron no sólo los
israelitas, sino también los árabes (descendientes de Ismael, hijo de Abrahán),
los idumeos, madianitas y otros. Los “reyes” que salieron de Abrahán fueron,
entre otros, David, Salomón y el rey de reyes, Jesucristo. Véase 12, 2 y 3 y
nota.

10 ss. Los racionalistas se rompen la cabeza en busca de una explicación
satisfactoria de la “circuncisión” y su introducción en el pueblo escogido. Es
cierto que también en algunos otros pueblos de la antigüedad, por ejemplo
entre los egipcios y algunos pueblos semíticos, se conocía esta institución, pero
lo que distinguía la circuncisión de Antiguo Testamento de todas las prácticas
semejantes, aun anteriores, es su significado esencial y exclusivamente
religioso, su carácter de sello de la alianza con Dios. Para Abrahán y su
descendencia la circuncisión constituía una especie de Bautismo. “La
circuncisión era el primero e imprescindible sacramento de la Antigua Alianza;
daba derecho a las promesas y bendiciones del pueblo de Dios, y quien
carecía de ella era excluido, como extranjero, de todos esos bienes. Por la
circuncisión se obligaba el hombre al fiel cumplimiento de la Ley del Antiguo
Testamento. Era un sello indeleble impreso en la carne para honra o para
ignominia y reprobación, según que el circuncidado viviese en pureza y
santidad o apartado de las virtudes. Pero… la circuncisión estaba prescripta
sólo para Abrahán y su descendencia, hasta los tiempos del Redentor; el
Bautismo, en cambio, es ley para todos los pueblos y para todos los tiempos,
hasta el fin del mundo. La circuncisión era una señal corporal, que daba
derecho a los bienes corporales y terrenos; el Bautismo no consiste sólo en un
signo externo, sino que encierra en sí la gracia, imprime al alma carácter
indeleble y comunica bienes mucho más elevados, espirituales y celestiales”
GÉNESIS  Capítulo XVII 68
guardar entre Mí y vosotros y tu posteridad después de ti: Todo varón entre
vosotros ha de ser circuncidado. 11Os circundaréis la carne de vuestro
prepucio; y esto será en señal del pacto entre Mí y vosotros. 12A los ocho días
será circuncidado entre vosotros todo varón en el transcurso de vuestras
generaciones, tanto el nacido en (tu) casa como el comprado con dinero a
cualquier extraño, aunque no sea de su raza, 13Sí, deben ser circuncidados el
nacido en tu casa y el adquirido con tu dinero, de modo que mi pacto estará
en vuestra carne como alianza eterna. 14El varón incircunciso, que no se
circuncidare la carne de su prepucio, será exterminado de entre su pueblo por
haber quebrantado mi pacto.”

Anuncio del nacimiento de Isaac


15Dijo Dios a Abrahán: “A Sarai, tu mujer, no la llamarás más Sarai,

porque su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y de ella también te daré un


hijo. La bendeciré, y será madre de naciones; reyes de pueblos procederán de
ella.” 17Entonces cayo Abrahán sobre su rostro y riéndose dijo en su corazón:
“¿A hombre de cien años le ha de nacer hijo, y Sara ya nonagenaria va a dar a

(Schuster-Holzammer). Sin embargo, la circuncisión no alcanzaba a justificar a


nadie por sí sola. Esto nos lo expone de una manera clásica e Apóstol de los
gentiles en el cuarto capítulo de la Epístola a los Romanos. El patriarca
Abrahán fue justificado por la fe, porque “la fe se le reputó a Abrahán por
justicia” (Rom. 4, 9). Era justo delante de Dios antes de ser circuncidado
porque “recibió la marca de la circuncisión como un sello de la justicia que
había adquirido por la fe, cuando era aún incircunciso, para que fuese padre
de todos los que creen en Él, sin estar circuncidados” (Rom. 4, 11). Cf. Rom.
6, 3 ss; Col. 2, 11. De ahí la definición del Concilio Tridentino: que la fe es “el
principio de la humana salvación, el fundamento y la raíz de toda
justificación” (Ses. VI, cap. 8). Como se ve, Dios reprende, ya desde el
Antiguo Testamento, la confianza orgullosa de los judíos en la circuncisión
carnal, como lo hiciera más tarde San Pablo, cuando dice: “No es judío el que
lo es exteriormente, ni es circuncisión la que se hace por fuera de la carne;
antes bien, es judío el que lo es en lo interior, y es circuncisión la del corazón,
según el espíritu y no según la letra, cuya alabanza no es de los hombres, sino
de Dios” (Rom. 2, 28 s). Cf. Gál. 5, 6; Ef. 2, 11. En el Antiguo Testamento
véase Deut. 10, 6; 30, 6; Jer. 4, 4; Ez. 44, 7.

15. No sabemos por qué Dios cambió el nombre de Sara, pues Sarai y
Sara son de la misma raíz y significan más o menos lo mismo: princesa, linaje
real, y cierto el más preclaro de la tierra, como que fue ennoblecido por el
mismo Hijo de Dios que se encarnó en él.

17. “Risa, no de desconfianza, sino de asombro y gozo ante lo grande e
inesperado que no acababa de creer (Jünemann).
GÉNESIS  Capítulo XVIII 69
luz?” 18Y dijo Abrahán a Dios: “¡Viva al menos delante de Ti Ismael!”
19Respondió Dios: “De cierto que Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le

pondrás por nombre Isaac; y Yo estableceré mi pacto con él como pacto


eterno, y con su posteridad después de él. 20 “En cuanto a Ismael, he
otorgado tu petición. He aquí que le he bendecido; le multiplicaré y le haré
crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará y le haré padre de un gran
pueblo. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, que Sara te dará a luz por
este tiempo el año que viene.” 22Y después de hablar con él, subió Dios
dejando a Abrahán.
23Tomó entonces Abrahán a Ismael, su hijo, y a todos los nacidos en su

casa, y a todos los comprados con su dinero, a todos los varones de la casa de
Abrahán, y en ese mismo día les circuncidó la carne del prepucio, como Dios
le había mandado. 24Ismael, su hijo, era de trece años cuando fue
circuncidado en la carne de su prepucio. 26En el mismo día fueron
circuncidados Abrahán y su hijo Ismael. 27Y todos los varones de su casa, los
nacidos en su casa, y los comprados a extraños por dinero, fueron
circuncidados juntamente con él.

Capítulo XVIII
Dios e aparece de nuevo a Abrahán
1Apareciósele Yahvé (a Abrahán) en el encinar de Mamré mientras estaba

sentado a la entrada de la tienda, durante el calor del día. 2Alzando los ojos
miró, y he aquí que estaban parados delante de él tres varones. Tan pronto
como los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de su tienda, y
postrándose en tierra 3dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te
ruego no pases de largo junto a tu siervo. 4Permitid que se traiga un poco de


18. “Viva delante de Ti”: sea objeto de tu especial protección.

20. Es la respuesta a la súplica de Abrahán en el vers. 18.

2. Que los tres eran una aparición de Dios, se desprende del vers. 1 y de
los vv. 3 y 13 ss. La aparición bajo la figura de tres personas es, además una
manifestación de la Santísima Trinidad. Así explican la narración los Santos
Padres: “Abrahán vio a tres, y adoró a uno solo” (S. Agustín). Partiendo de
este pasaje, representa la Iglesia Oriental a la Santísima Trinidad,
preferentemente, como tres jóvenes de igual figura y aspecto.

4 ss. Los Padres alaban la hospitalidad del santo patriarca que trata a los
tres desconocidos como si fuesen sus hermanos. “Abrahán no encomendaba el
servir a los huéspedes a sus siervos y criados, disminuyendo de tal modo el
bien que hacía (por ejercerlo por manos ajenas), sino que él mismo servía a la
humanidad necesitada, juntamente con su mujer, como si en esto hubiera
encontrado un gran provecho. Él mismo lavaba los pies de los peregrinos, y él
GÉNESIS  Capítulo XVIII 70
agua; y lavaos los pies, y descansaos debajo del árbol. 5Traeré, entretanto, un
bocado de pan, y fortaleceréis vuestros corazones; después pasaréis adelante;
pues por eso habéis pasado delante de vuestro siervo.” 6Fue, pues, Abrahán
apresuradamente a la tienda, a Sara, y dijo: “¡Pronto, tres medidas de flor de
harina; amasa y haz tortas!” 7Corrió Abrahán también a la vacada, tomó un
ternero tierno y gordo, y lo dio a un mozo, el cual se apresuró a aderezarlo.
8Después tomó requesón y leche y el ternero que había aderezado, y se lo

puso adelante; y mientras comían, él se quedó de pie junto a ellos, bajo el


árbol.

Dios renueva la promesa de dar un hijo


9
Preguntáronle: “¿Dónde está Sara, tu mujer?” “Ahí, en la tienda”,
contestó él. 10Entonces dijo (Dios): “Volveré a ti sin falta, por este mismo
tiempo, y he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Entretanto Sara estaba
escuchando a la entrada de la tienda, detrás de él. 11Porque Abrahán y Sara
eran ancianos, de avanzada edad, y había cesado ya en Sara la costumbre de
las mujeres. 12Se rió, pues Sara interiormente y dijo: “¿Con que siendo ya
consumida he de tener deleite? y también mi señor es viejo.” 13Entonces dijo

mismo traía sobre sus propios hombros un ternero gordo de la manada.


Cuando los huéspedes estaban comiendo, él les servía en pie, como uno de
sus criados, y sin comer él, ponía en la mesa los majares que Sara había
guisado con sus propias manos” (S. Jerónimo, Carta a Pamaquio).

12. “Mi señor”: Abrahán. San Pedro se refiere a este pasaje en su primera
Epístola (3, 6), donde dice que la mujer, siendo más débil por voluntad de
Dios, debe ser respetuosa y obediente al marido “como Sara que obedecía a
Abrahán y lo llamaba señor”, y que es por este camino por donde ella llegará
a ganar al marido (I Pedro 3, 1). También San Pablo recalca la voluntad divina
de que la mujer tenga un papel subordinado en lo que se refiere al marido.
“Quiero que sepáis, exhorta el gran apóstol de los Gentiles, que como Cristo
es la cabeza de todo varón, así el varón es la cabeza de la mujer” (I Cor. 11,
3). “El (varón) es la imagen y gloria de Dios, mas la mujer es la gloria del
varón; que no fue el varón formado de la mujer, sino la mujer del varón” (I
Cor. 11, 7 s.). Los primeros cristianos, y aun las mujeres de la Edad Media,
conocían estas sabias normas dictadas por los apóstoles y las observaban. Así,
por ejemplo, Isabel la Católica, reina y heredera del trono de Castilla, llamaba
a su marido “mi señor”, aunque le era igual en dignidad. Hoy día se habla de
la “emancipación de la mujer”, pero no en provecho de su dignidad.
Comprendan las mujeres cristianas que la felicidad de la mujer no consiste en
la “emancipación” de las leyes naturales y divinas, pero sepan también los
maridos que, en el matrimonio cristiano, ellos son los representantes de Cristo
y que deben por lo tanto amar a sus mujeres “como Cristo amó a la Iglesia”
(Ef. 5, 25), tratándolas “con toda discreción” (I Pedro 3, 1):
GÉNESIS  Capítulo XVIII 71
Yahvé a Abrahán: “¿Por qué se ha reído Sara, diciendo?: ‘¿Será cierto que voy
a dar a luz, siendo, como soy, vieja?’ 14¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible?
En el plazo señalado por este mismo tiempo, te visitaré otra vez, y Sara
tendrá un hijo.” 15Pero Sara negó, diciendo: “No me he reído”; pues tenía
miedo. Mas Él dijo: “No, que te has reído”.

Abrahán intercede por Sodoma


16Levantáronse de allí los varones y se dirigieron hacia Sodoma, y Abrahán

los acompañó para despedirlos. 17Entonces se dijo Yahvé: “¿He de encubrir a


Abrahán lo que voy a hacer? 18Pues Abrahán ha de ser padre de una nación
grande y fuerte y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra. 19Porque
le he constituido para eso: que mande a sus hijos y a su casa después de él,
guardar el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, a fin de que
Yahvé haga venir sobre Abrahán lo que tiene prometido a su favor.” 20Dijo,
pues, Yahvé: “El clamor de Sodoma y Gomorra es grande, y sus pecados son
extraordinariamente graves. 21Bajaré a comprobar si han hecho realmente
según el clamor que ha llegado hasta Mí; y si no, lo sabré.” 22Partieron, pues,
de allí los varones, y se encaminaron hacia Sodoma; mas Abrahán permanecía
todavía en pie delante de Yahvé. 23Y acercándose dijo Abrahán: “¿Es así que
vas a destruir al justo con el impío? 24Quizás habrá cincuenta justos en la
ciudad. ¿Los exterminarás acaso, y no perdonarás al lugar por los cincuenta
justos que se hallaren allí? 25¡Lejos de Ti obrar de esta manera, que hagas
morir al justo con el impío, y que el justo y el malvado sean tratados del
mismo modo! ¡Lejos eso de Ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no ha de hacer
justicia?” 26Dijo entonces Yahvé: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos en la
ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos.” 27Replicó Abrahán
diciendo: “Mira, te ruego, me he atrevido a hablar al Señor, aunque soy
polvo y ceniza. 28Quizás falten de los cincuenta justos cinco; ¿destruirás por
los cinco toda la ciudad?” Respondió: “No la destruiré, si hallare allí cuarenta
y cinco.” 29Y de nuevo le preguntó y dijo: “Quizás se encuentren allí
cuarenta.”Contestó: “No lo haré por amor de los cuarenta.” 30Dijo entonces:
“No se irrite el Señor si sigo hablando. Quizás se hallen allí treinta.” Y
respondió: “No lo haré si hallare allí treinta.” 31Prosiguió: “Mira, ya que he


20. El “pecado de Sodoma” consistió en la perversión del orden de la
naturaleza, vicio que se llama sodomía (véase 19, 4 ss.). El diálogo entre Dios
y Abrahán enseña como Dios detiene su ira por amor e intercesión de los
santos; muestra, además, la asombrosa llaneza de Dios en su trato con los
hombres, y la rectitud de corazón del patriarca. “Diálogo bellísimo, dice
Bover-Cantera, en que no se sabe qué admirar más, si la generosidad de Dios
al escuchar la oración de su siervo y perdonar al pueblo pecador o el
atrevimiento familiar a la vez respetuoso y la confianza humilde de aquel
santo varón, que recibió el título de “amigo de Dios” por antonomasia”.
GÉNESIS  Capítulo XIX 72
osado hablar al Señor: Quizás haya allí veinte.” Respondió: “No la destruiré
por amor de los veinte.” 32Ruégote, insistió; no se irrite el Señor si hablare
una sola vez más: Quizás se encuentre allí diez.” “No la destruiré por amor
de los diez”, contestó Él.
33Y se fue Yahvé, luego que acabó de hablar con Abrahán; y Abrahán

volvió a su lugar.

Capítulo XIX
Los ángeles llegan a Sodoma
1Llegaron los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba

sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a salirles al


encuentro; y postrándose rostro en tierra, 2dijo: “Mirad, señores míos, os
ruego que os dirijáis hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros
los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro camino.” Mas ellos
dijeron: “No, pues pasaremos la noche en la plaza.” 3Pero les instó de tal
manera que se encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un
banquete y coció panes ácimos; y comieron.
4Mas antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los

sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo unto, desde los jóvenes
hasta los viejos, 5llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que


32. “¡Cuán ingeniosa es la caridad de Abrahán para solicitar el perdón de
los culpables, al mismo tiempo que reconviene, digámoslo así, a la divina
justicia, para que no confunda con ellos a los inocentes! No pide gracia
particular por su sobrino, persuadido que se hallarían diez justos en Sodoma,
en cuyo número entraría, o abandonándole enteramente a la providencia del
Señor” (Schío).

1. “Los dos Ángeles”: Si los tres personajes son una representación de la
Trinidad (cf. 18, 2 y nota), podemos ver en estos dos Ángeles al Hijo y al
Espíritu Santo, “Que son enviados por el Padre; y por eso, porque el Padre
nunca es enviado, no apreció allí, mas apareció en aquellos tres, pues el Padre
apareció, pero nunca fue envidado” (S. Buenaventura).

5. La perversa multitud, que sin siquiera respetaba el derecho de
hospitalidad, intenta cosas abominables contra los huéspedes. Así se deduce
de la respuesta de Lot, quien, para salvarlos, promete entregar a los malvados
sus propias hijas, con tal que dejen en paz a los extranjeros. Notemos que
éstos eran ángeles y figura de la divina Trinidad (véase 18, 2 y nota). Hasta
eso llegó la bestialidad carnal de los hombres. Aquí se ve que las escenas
crudas de la Sagrada Biblia, que algunos miran farisaicamente como
escandalosas, son de la más alta edificación, enseñándonos que somos capaces
de todas las monstruosidades, y mostrándonos la necesidad de la Redención.
GÉNESIS  Capítulo XIX 73
han venido a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos.” 6Lot salió a
la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí la puerta, 7dijo: “Os ruego,
hermanos míos, no hagáis esta maldad. 8Mirad, tengo aquí dos hijas que aún
no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced con ellas como bien os
parezca, pero no hagáis nada a estos varones; pues para eso se han acogido a
la sombra de mi techo.” 9Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!” Y
añadieron: “¡Éste individuo que vino como extranjero, quiere hacerse juez!
Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.” Y arrojándose sobre el hombre,
sobre Lot, con gran violencia se acercaron a forzar la puerta. 10Entonces los
(dos) varones alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde
estaban, y cerraron la puerta. 11Y a los hombres que estaban a la puerta de la
casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que se
fatigaron (inútilmente) por hallar la puerta.

Salvación de Lot
12Luego dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno? Sácalos a

todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas, y todo cuanto tengas en la
ciudad. 13Pues vamos a destruir este lugar, porque se ha hecho grande su
clamor delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla.” 14Salió,
pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas, diciendo:
“Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a destruir la ciudad.” Mas
era a los ojos de sus yernos como quien se burlaba. 15Al rayar el alba, los
ángeles apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a tus dos
hijos que se hallan (contigo), no sea que perezcas por la maldad de la
ciudad.” 16Y como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por
compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos hijas. Lo
sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad. 17Y mientras los sacaban fuera,
dijo uno: “Ponte a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún
lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas.” 18Pero Lot les
dijo: “No, por favor, Señor mío. 19Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus
ojos, y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la vida; mas no
puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que me alcance la destrucción y la
muerte. 20He ahí cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña.
Con tu permiso huiré a ella -¿no es ella tan pequeña?- y vivirá mi alma.”
21Contestóle: “Bien, te concedo también esta gracia de no destruir la ciudad


11. Esto debió ser para Lot una prueba clara de que eran enviados por
Dios.

14. Así dice Jesús que sucederá en su segunda Venida. (Cf. Luc. 17, 28).

16. Admirable imagen de la gracia, que nos salva aún a pesar de nuestra
flaqueza, como dice la Iglesia en la Secreta de la cuarta Dominica después de
Pentecostés.
GÉNESIS  Capítulo XIX 74
de la cual hablas. 22Date prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta
que hayas entrado en ella.” Por eso fue llamada aquella ciudad Segor. 23Salía
el sol sobre la tierra cuando Lot entraba en Segor.
Destrucción de Sodoma
24Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y

fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. 25Y destruyó aquellas ciudades y
toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del
suelo. 26Mas la mujer de (Lot) miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
27Levantóse Abrahán muy de mañana y se fue al lugar donde había estado en


22. “Segor” significa en hebreo “pequeño”. La ciudad se llamaba
anteriormente Bela (cf. 14, 2 y 8). Lot intercedió por ella (v. 20), aduciendo
su pequeñez. Tal es el privilegio de los pequeños (Sab. 6, 7).

24. Según Deut. 29, 3 fueron alcanzadas por el castigo, las ciudades de
Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboim. La quinta ciudad de la zona fue
perdonada y recibió el nombre de “Segor” (v.23). La catástrofe cuyo teatro
era la parte meridional del lago que hoy se llama Mar Muerto, se realizó
probablemente con intervención de causas naturales, betunes que se
encendieron, volcanes, etc. Cf. Sab. 10, 7. Flavio Josefo, Eusebio, el mapa de
Madaba y muchos expositores modernos, p. ej. Abel, Dhorme, Heinisch,
Lagrange, ubican las ciudades destruidas de la Pentápolis en la parte
meridional del Mar Muerto. Algunos modernos buscan su lugar en el norte
del mismo mar, en la región de Teleilat el Ghassul, donde el P. Köppel hizo
excavaciones, descubriendo una ciudad destruida por un incendio, alrededor
del año 2000 a. C.

26. En Sab. 10, 7 se lee que aun subiste esa columna como “testimonio de
un alma incrédula”. De ahí se ve que el castigo de la mujer de Lot no fue por
su curiosidad, sino por su apego a la ciudad maldita. En vez de mirar contenta
hacia el nuevo destino que la bondad de Dios le deparaba, volvió a ella los
ojos con añoranza, mostrando la verdad de la palabra de Jesús: “Donde está
tu tesoro, allí está tu corazón” (Mat. 6, 21). Dios le dio lo que deseaba,
convirtiéndola en un pedazo de la misma ciudad que ella añoraba. Jesús alude
a este ejemplo de apego al mundo en Luc. 17, 31 s., donde habla de su
segunda venida: “En aquel día, quien se encuentre sobre la azotea y tenga sus
cosas dentro de su casa, no baje a recogerlas; e igualmente, quien se encuentre
en el campo, no se vuelva por las que dejó atrás. Acordaos de la mujer de
Lot”. Comentando estas palabras de Jesús, escribe Fillion: “Así también el
cristiano cuyo primer pensamiento, a la venida del Hijo del hombres, se fijare
en la seguridad de sus bienes temporales, no sería digno del Reino de Dios”.
Santa Teresa toma a la mujer de Lot como figura de aquellas almas que, si no
viene el mismo Señor a mandarlas se levanten, son incapaces de orientarse:
“Si estas almas no procuran entender y remediar su gran miseria, quedarse han
hechas estatuas de sal, por no volver la cabeza hacia sí” (Moradas, I, 1, 6).
GÉNESIS  Capítulo XIX 75
pie delante de Yahvé. 28Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la región
de la Vega, y vio que de aquella tierra subía humo, como humo de un horno.
29Así, pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la Vega, se acordó de

Abrahán y sacó a Lot de en medio de la ruina, al asolar las ciudades donde


Lot habitaba.

Las hijas de Lot


30Subió Lot de Segor y habitó con sus hijas en la montaña, porque tuvo

miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en una cueva, él y sus dos
hijas. 31Y dijo la mayor a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el
país hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda la tierra.
32
Vayamos a embriagar a nuestro padre con vino, y nos acostaremos con él, a
fin de conseguir de nuestro padre descendencia.” 33Embriagaron, pues, con
vino a su padre esa misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre,
sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó ni cuando se
levantó.
34Al día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté anoche

con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú para
acostarte con él, de modo que de nuestro padre consigamos descendencia.”
35Embriagaron, pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la


30 ss. El autor sagrado relata el incesto de Lot con sus hijas, con el fin
evidente de explicar la mancha de origen que tenían los moabitas y
ammonitas. San Agustín destaca que Lot fue menos culpable porque sus hijas
lo habían emborrachado, y que éstas, a su vez, viviendo con su padre en una
cueva, creían (v. 31) que, con la ruina de Sodoma y Gomorra, habían
perecido todos los hombres, y que por lo tanto no podían contar con un
marido para dar sucesión a su padre. La actitud de ellas en los vv. 33.35
muestra bien que no obraron sólo por pasión, y que Lot no supo quiénes
eran. No juzguemos este episodio con criterio mundano. La Biblia es un
archivo de muy diversos caracteres, santos y malvados, con santidad y maldad
específica. “Son tipos, diríamos, creados por Dios, con un fin de ejemplaridad
moral universal” (Car. Gomá). Es verdad que entre gente culta no se habla de
cosas sucias o hediondas por razón de buen gusto. Y no se piensa que hay
muchas cosas repugnantes en nuestro mismo cuerpo de carne (que está vivo o
muerto), del que, sin embargo, se habla con gran interés -por curar sus
enfermedades o por satisfacer sus pasiones- disfrazando entonces con
eufemismos todas estas cosas repulsivas e innobles como son las enfermedades
y las funciones animales del organismo. Lo que hace que la Biblia resulte
intolerable para los mundanos es, más que nada, esa implacable y divina
veracidad que brota a cada página y que, en síntesis, dice: Dios es todo, y el
hombre es nada. “Maldito quien pone su confianza en el hombre…
Bienaventurado el varón que confía en Yahvé” (Jer. 17, 5-7).
GÉNESIS  Capítulo XX 76
menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se
acostó, ni cuando se levantó. 36Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron
de su padre. 37La mayor dio a luz un hijo, a quien llamó Moab. Es el padre de
los moabitas hasta hoy. 38También la menor dio a luz un hijo, el cual llamó
Ben-ammi, Es el padre de loa ammonitas hasta hoy.

Capítulo XX
Abranán en Gerar
1De allí se trasladó Abrahán a la región del Négueb, y habitó entre Cades

y el Sur, morando temporalmente en Gerar. 2Y dijo Abrahán de Sara, su


mujer: “Es mi hermana”; por lo cual Abimelec, rey de Gerar, envió a tomar a
Sara. 3Pero vino Dios a Abimelec en el sueño durante la noche, y le dijo: “He
aquí que morirás a causa de la mujer que has tomado, porque es mujer
casada.” 4Abimelec aún no se había acercado a ella, por lo cual dijo: “Señor,
¿matarás Tú también a gente justa? 5¿No me dijo él mismo: ‘Es mi hermana’, y
ella también dijo: ‘Es mi hermano’? Con sencillez de mi corazón, y con manos
inocentes he hecho esto.” 6Y le respondió Dios en sueños: “Bien sé que con
sencillez de corazón has hecho esto; y Yo soy también quien te he preservado
de pecar contra Mí. Por eso no te he permitido que la tocaras. 7Devuélve,
pues, la mujer de este hombre, porque es un profeta y rogará por ti, para que
vivas; mas si no la devuelves, sabe que morirás indefectiblemente, tú con
todos los tuyos.
8Se levantó Abimelec muy de mañana, llamó a todos sus siervos y contó a

sus oídos todas estas palabras. Y quedaron muy amedrentados. 9Después


llamó Abimelec a Abrahán, y le dijo “¿Qué es lo que has hecho con nosotros?
¿Y en qué te he ofendido, para que hayas traído sobre mí y mi reino un
pecado tan grande? Has hecho tú conmigo cosas que no deben hacerse.” 10Y
Abimelec siguió diciendo a Abrahán: “¿Qué has visto para que hicieras esto?”
11Respondió Abrahán: “Pensé: Seguramente no hay temor de Dios en este

lugar y me van a matar a causa de mi mujer.” 12Y en verdad, ella es también


1. “Négueb, Cades y Sur”, o sea el extremo meridional de Palestina.
“Gerar”: ciudad filistea, a 13 kms. al sur de Gaza.

2. Sobre la conducta de Abrahán, que afirmaba que Sara era su hermana,
véase 12, 13 y nota.

6 s. Dios mismo da testimonio de la rectitud de Abimelec (v. 7), por lo
cual no lo castiga. ¡Cuán grande es la misericordia de Dios, que vela sobre
nosotros para librarnos del pecado!

10. “¿Qué has visto?” ¿Qué te vino a la mente? Abimelec se refiere al
vers. 7, donde Dios dijo que Abrahán era profeta.

12. Sobre este punto véase 11, 27-31 y 12, 13 y nota.
GÉNESIS  Capítulo XXI 77
mi hermana, hija de mi padre, aunque no hija de mi madre; y vino a ser mi
mujer. 13Mas cuando Dios me hizo errar fuera de la casa de mi padre, le dije a
ella: “Este es el favor que me has de hacer. En cualquier lugar a que
lleguemos, dirás de mí: ‘Es mi hermano’.”
14Entonces Abimelec tomó ovejas y ganado y siervos y siervas, y se los dio

a Abrahá. Le devolvió también a Sara, su mujer, diciéndole: 15 “He aquí que


mi tierra está a tu disposición; habita en donde mejor te parezca.” 16Y a Sara
le dijo: “Mira, he dado mil siclos de plata a tu hermano. Esto te servirá para
velar tus ojos ante todos los que están contigo. Así quedas justificada.” 17Y
rogó Abrahán a Dios, y sanó Dios a Abimelec, y a su mujer, y a sus siervas, y
ellas tuvieron hijos. 18Porque Yahvé había cerrado completamente toda matriz
en la casa de Abimelec, a causa de Sara, mujer de Abrahán.

Capítulo XXI
Nacimiento de Isaac
1Visitó, pues, Yahvé a Sara según había dicho, y cumplió en ella lo

prometido. 2Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo en su vejez, al tiempo que


Dios había predicho. 3Abrahán dio al hijo que le nació y cuya madre era Sara,
el nombre de Isaac. 4Y circuncidó Abrahán a Isaac, su hijo, a los ocho días,
como Dios le había mandado. 5Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo
Isaac. 6Y dijo Sara: “Dios me ha dado motivo para reírme; todo el que lo


16. “Mil siclos”: El siclo del peso común equivalía a 8,41 gramos, el siclo
del peso sagrado a 16, 83 gramos. “Para velar tus ojos”, etc.: Texto oscuro. El
rey se refiere, tal vez, al velo que Sara, como mujer de Abrahán, tendría que
llevar. Es además, una censura de la conducta de Abrahán. Es como si dijera a
Abrahán: Compra para tu mujer un velo, según costumbre, para que todos
vean que es casada. Según otros, es un término jurídico idéntico a
indemnización o condonación. Así por ejemplo, según Nácar-Colunga, los mil
siclos son una reparación hecha a Abrahán por la injuria, aunque involuntaria;
con esto le “lavaba la cara”, esto es, en lengua árabe, le restituía el honor.
Bover-Cantera traduce: “sírvante de sacrificio expiatorio” y agrega como
nota: “Expiatorio, o lo que es lo mismo, este presente va hecho para ti, con el
fin de cerrar los ojos a los que te rodean sobre cuánto ha pasado, y
restablecer tu honor, acreditando tu honestidad”. “Así quedas justificada”: La
Vulgata vierte: “Acuérdate que has sido aprehendida”. Otros: “Con esto todo
está arreglado”.

6. Véase 17, 19. El nombre de Isaac significa risa (cf. 18, 10 ss.). Este
nombre se relaciona con la risa que tuvo Sara (y que después negó) cuando se
le dijo que iba a ser madre. El nombre puede expresar también la alegría que
sintió Sara en el nacimiento de Isaac.
GÉNESIS  Capítulo XXI 78
sepa se reirá de mí.” 7Y agregó: “¿Quién hubiera dicho a Abrahán que Sara
amamantaría hijos?; pues le he dado un hijo en su vejez.” 8Creció el niño y
fue destetado; y el día en que fue destetado Isaac, dio Abrahán un gran
convite.
9Mas cuando Sara vio que el hijo que Abrahán había recibido de Agar la

egipcia, se burlaba, 10dijo a Abrahán: “Echa fuera a esta esclava y a su hijo;


porque el hijo de esta esclava no ha de ser heredero con mi hijo Isaac.”

Expulsión de Agar e Ismael


11Esta palabra parecía muy dura a Abrahán, por cuanto se trataba de su

hijo. 12Pero Dios dijo a Abrahán:”No te aflijas por el niño y por tu esclava. En
todo lo que dijere Sara, oye su voz; pues por Isaac será llamada tu
descendencia. 13Mas también del hijo de la esclava hare una nación, por ser
descendiente tuyo.”
14Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, tomó pan y un odre de agua,

y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre el hombro de ésta; (le entregó) también


el niño, y la despidió. La cual se fue y anduvo errante por el desierto de
Bersabee. 15Cuadno se acabó el agua del odre, echó ella al niño bajo uno de
los arbustos, 16y fue a sentarse frente a él, a la distancia de un tiro de arco;
porque decía “No quiero ver morir al niño.” Sentada, pues en frente, alzó su
voz y prorrumpió en lágrimas. 17Mas Dios oyó la voz del niño; y el Ángel de
Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: “Qué te pasa, Agar? No temas,
porque Dios ha oído la voz del niño en el lugar donde está. 18Levántate, alza


10 “Ismael”, el hijo de Agar, era de carácter indómito y pendenciero, y
perseguía al pequeño e indefenso Isaac, tal vez por instigación de su madre,
que sabía que Isaac era el hijo de la promesa.

12. “Por Isaac será llamada tu descendencia”: San Pablo (Rom. 9, 7 ss.)
hace hincapié en esta palabra, para comprobar que no es la descendencia
carnal, sino la libre elección de Dios, la que tiene las promesas. Ismael es
figura del pueblo judío rechazado por su incredulidad. Isaac es figura de Cristo
y del pueblo creyente del Nuevo Testamento. “Por consiguiente hermanos,
no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (Gál. 4, 31).

18. “Haré de él un gran pueblo”: Cf. la promesa de Dios en 17, 20. De
Ismael, hijo de Abrahán, nacieron muchas tribus árabes; otras son
descendientes de Abrahán por medio de Keturá (cf. 25, 2 y 3). Por eso
veneran los árabes a Abrahán como progenitor de su raza y le dan el nombre
de Chalil, esto es, Amigo (de Dios). De ahí que la ciudad de Hebrón, donde se
halla el sepulcro de Abrahán, se llama hoy día “El Chalil”. También los hijos
de Ismael se dividieron en doce tribus, como los de Israel (25, 12-18). La Biblia
se ocupa de ellos en muchas profecías (16, 10 ss.; 21, 13 y 18; Is. 21, 13-17; Jer.
9, 26: 25, 23 ss.; Ez. 25, 24; S. 71, 10, etc.). En cuanto a los antecedentes
GÉNESIS  Capítulo XXI 79
al niño, y tómalo de la mano, porque haré de él un gran pueblo.” 19Y le
abrió Dios los ojos, y ella vio un pozo de agua; fue y llenó el odre de agua, y
dio de beber al niño. 20Y Dios asistió al niño, el cual creció y habitó en el
desierto, y vino a ser tirador de arco. 21Se estableció en el desierto de Farán,
y su madre le dio una mujer de la tierra de Egipto.

Alianza entre Abrahán y Abimelec


22En aquel tiempo Abimelec, acompañado de Picol, capitán de sus tropas,

dijo a Abrahán: “Dios está contigo en todo lo que haces. 23Ahora bien,
júrame, aquí por Dios que no me engañarás, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis
nietos, sino que me tratarás a mí y la tierra que te dio hospedaje con la
bondad que yo he usado contigo.” 24Respondió Abrahán: “Lo juraré.” 25Pero
se quejó Abrahán ante Abimelec con motivo de un pozo de agua del que se
habían apoderado los siervos de Abimelec. 26 A lo cual contestó Abimelec:
“No sé quien ha hecho esto; ni tú me lo has manifestado, ni yo lo he oído
hasta ahora.”
27Tomó entonces Abrahán ovejas y ganado y se los dio a Abimelec; e

hicieron los dos un pacto. 28Mas como Abrahán pusiese aparte siete corderas
del rebaño, 29le dijo Abimelec: “¿Qué significan estas siete corderas que has
puesto aparte?” 30Respondió: “Estas siete corderas has de aceptar de mi mano,
para que me sirvan de testimonio de que yo he excavado este pozo.” 31Por
eso fue llamado aquel lugar Bersabee, porque allí juraron los dos.

bíblicos del pleito actual palestinense, véase Gén. 17, 20 s.; 15, 18; 26, 2-5;
Rom. 9, 7; Miq. 7, 20, etc.

19. El corazón de Agar no se llenó de amargura contra los que habían
ocasionado su triste situación, porque sabía que era la voluntad de Dios (v.
12); tampoco se entregó a la desesperación, sino que “alzó su voz y
prorrumpió en lágrimas” (v. 16). Entonces le abrió Dios los ojos y le mostró
una fuente de agua, donde encontró salvación para sí misma y para su hijo.
Todos los días sacaba agua de allí, y así le fue soportable la vida en la soledad
del desierto, lejos de los hombres. Los que vivimos en la soledad espiritual,
¿no encontramos acaso inmenso consuelo leyendo esta narración de la
misericordia de Dios, que oyó las plegarias de una mujer desamparada?

21. “Farán”. Región septentrional de la península de Sinaí.

22. Probablemente el mismo rey de quien se trata en el cap. 20. Este,
viendo que Dios bendecía a Abrahán, quiso firmar un pacto con él para
participar de sus bendiciones.

25. No es de extrañar que el Patriarca se quejara por el motivo de un
pozo. El agua es tan escasa en esa región, que la posesión de un pozo
equivalía a grandes riquezas.

31. “Bersabee” significa “Pozo del Juramento”.
GÉNESIS  Capítulo XXII 80
32Hicieron, pues alianza en Bersabee; y se levantó Abimelec, con Picol,
capitán de sus tropas, y se volvieron al país de los filisteos. 33Después plantó
(Abrahán) un tamarisco en Bersabee e invocó allí el nombre de Yahvé, el Dios
eterno. 34Y se detuvo Abrahán mucho tiempo en el país de los filisteos.

Capítulo XXII
El sacrificio de Isaac
1Después de esto probó Dios a Abrahán, y le dijo “¡Abrahán!” “Heme

aquí”, contestó éste. 2Le dijo entonces: “Toma a tu hijo único, a quien amas,
a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de
los montes que Yo te mostraré.”
3Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, aparejó su asno y tomó

consigo dos de sus criados y a Isaac, su hijo; después de partir leña para el
holocausto se puso en camino para ir al lugar que Dios le había indicado.


2. “Moriah”: más tarde nombre de una colina. Sobre ella se construyó,
según II Par. 3, 1, el Templo de Salomón. El lugar preciso del sacrificio de
Abrahán sería la roca que domina la espléndida cúpula de la Mezquita de
Omar (Fillión). El nombre de Moriah se explica de diversas maneras. Parece
aludir a la aparición del Señor, como se deduce del vers. 14 (cf. II Par. 3, 1 ss.).
Las dos pruebas más grandes que experimentó Abrahán fueron, primero el
mandato de Dios de abandonar su patria y a sus parientes, y vivir como
extraño en un país desconocido; segundo, la orden de sacrificar a su propio
hijo. El santo patriarca no vaciló ni un momento, sino que se puso
inmediatamente en marcha, para cumplir la voluntad de Dios. “A ningún
padre pidió Dios sacrificio tan grande, mas ¡a cuántos llega el momento en
que les quita de repente un ser querido! Hasta entonces les había parecido
que el hijo era todo suyo por ser carne de su carne y sangre de su sangre;
veían en él la prolongación de su propia vida. Pero llega el momento en que,
sea por una grave enfermedad, sea por otra causa, peligra la vida del hijo;
momento en que el Señor les pide el gran sacrificio. Unos desoyen su voz
refugiándose en cierto fatalismo; otros se revelan haciendo valer derechos que
no existen, pues Dios es siempre el dueño de la vida; algunos se someten,
aceptan la voluntad divina y entregan su hijo. Se ponen en camino
acompañando al hijo, que ni siquiera se da cuenta del sacrificio de los padres,
quienes con angustia, esperan el momento en que será consumado su
sacrificio. Muchas veces, como en el caso de Abrahán, Dios se conforma con
sólo al prontitud de obedecer, de someterse, de aceptar Su voluntad; otras
veces indica también el monte en el cual desea ver realizado el holocausto.
Para María, el monte indicado fue el Gólgota; y ella, incondicionalmente,
pronunció su “Fiat”, como en el día de la Encarnación” (Elpis).
GÉNESIS  Capítulo XXII 81
4Cuando al tercer día Abrahán alzó los ojos y vio el lugar desde lejos, 5dijo a
sus mozos: “Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allá para
adorar, y después volveremos con vosotros.” 6Tomó, pues, Abrahán la leña
para el holocausto, la cargó sobre Isaac, su hijo, y tomó en su mano el fuego
y el cuchillo; y caminaron los dos juntos.
7Y se dirigió Isaac a Abrahán, su padre diciendo: “Padre mío”; el cual

respondió: “Heme aquí, hijo mío”. Y dijo (Isaac): “He aquí el fuego y la leña,
mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” 8Contestó Abrahán: “Dios se
proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.” Y siguieron caminando los
dos juntos.
9Llegado al lugar que Dios le había indicado, erigió Abrahán allí el altar, y

dispuso la leña, después ató a Isaac su hijo, y púsole sobre el altar, encima de
la leña. 10Y alargando su mano tomó Abrahán el cuchillo para degollar a su
hijo, 11cuando he aquí que el Ángel de Yahvé le llamó desde el cielo,
diciendo: “¡Abrahán, Abrahán!” Él respondió: “Heme aquí.” 12Dijo entonces


8 ss. Abrahán, el hombre de fe inquebrantable, que esperaba contra toda
esperanza (Rom. 4, 18), estaba convencido de que Dios tendría una solución,
aun cuando fuese necesario el milagro de resucitar a su hijo (Hebr. 11, 19).
Isaac es figura de Jesucristo ofrecido en la Cruz, pues, como dice San
Jerónimo, “estando aparejado para morir, llevó la Cruz evangélica antes del
Evangelio” (Carta a Pamaquio). Como Isaac tomó sobre sus espaldas la leña,
así Cristo cargó con el madero de la cruz; y como Isaac se dejó atar
voluntariamente, así Cristo, el Cordero de Dios, “fue sacrificado porque Él
mismo lo quiso” (Is. 53, 7). Pero hubo esta gran diferencia, que Dios salvó a
Isaac del sacrificio, y en cambio -dice San Pablo- “no perdonó a su propio
Hijo”. Tal es la asombrosa relación del amor y la misericordia del Padre, que
se nos hace en Juan 3, 16. Abrahán es, pues, figura de aquel Padre que
sacrificó a su Hijo Unigénito para la redención del mundo.

11. “El Ángel del Señor”; en sentir de muchos Padres, Dios mismo, o el
Hijo de Dios que preparaba la Redención. Otros ven en él un verdadero
Ángel que servía de intermediario entre Dios y los hombres (cf. Ex. 3, 20-23).

12. “Conozco que eres temeroso de Dios”: En este “temor” se descubre la
esencia de la religión antigua. Es un temor suavizado por el amor a Dios,
cuyos mandamientos paternales causan miedo solamente en los que no los
practican. “Aun en los pasajes en que ante Yahvé omnipotente y vengador el
‘temor’ tiende a predominar en el sentido más crudo de ‘miedo’… es éste un
solo elemento y predominante cuando se quiera, de todo un complejo, de
que también son parte primordial el ‘respeto’, la ‘reverencia’. En ocasiones los
papeles se cambian, y el ‘temor’ queda como escondido en el fondo, mientras
el ‘respeto’, la ‘reverencia’, concretados en la ‘piedad’ practicada, en la
‘religión’ -total ley divina- vivida, suben a primer plano, hasta tal punto que
GÉNESIS  Capítulo XXIII 82
(el Ángel): “No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada; pues
ahora conozco que eres temeroso de Dios, ya que no has rehusado darme tu
hijo, tu único.”
13Y alzó Abrahán los ojos y miró, y vio detrás suyo un carnero, enredado

por los cuernos en un zarzal. Fue Abrahán y tomó el carnero, y ofreciólo en


holocausto en lugar de su hijo. 14Y dio Abrahán a aquel lugar el nombre de
“Yahvé ve” por donde se dice hoy día: “En el monte de Yahvé se verá”.

El premio a la obediencia
15El Ángel de Yahvé llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo, 16 y

dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Yahvé: Por cuanto has hecho esto, y no
has rehusado darme a tu hijo, tu único, 17te colmaré de bendiciones y
multiplicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como
las arenas de la orilla del mar, y tus descendientes poseerán la puerta de sus
enemigos; 18y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la
tierra, porque has obedecido mi voz.” 19Luego volvió Abrahán a sus criados y
levantándose se dirigieron juntos a Bersabee, y habitó Abrahán en Bersabee.

Descendencia de Nacor.
20Pasadas estas cosas fue dada a Abrahán esta noticia: “También Milcá ha

dado a luz hijos a Nacor, tu hermano (cuyos nombres son): 21Us, el cual es su
primogénito; Buz, su hermano; Camuel, padre de Aram, 22Cased, Azau,
Feldas, Jedlaf y Batuel. 23Batuel engendró a Rebeca. Estos ochos dio Milcá a
luz a Nacor, hermano de Abrahán. 24Su concubina, llamada Reumá, le dio
también hijos: Tábeh, Gáham, Tahas y Maaca.

Capítulo XXIII
Muerte y sepultura de Sara.
1Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de

Sara. 2Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y

la expresión “timentes Deum” llega a ser el término consagrado que se da a


quienes, piadosos para con Dios, en todo guardan su ley” (Asensio).

17. “Poseer la puerta” es un giro hebreo que significa vencer, conquistar,
triunfar.

18. “En tu descendencia”: Jesucristo. Así lo explica S. Pablo en Gál. 3, 16.
Cf. las promesas anteriores en 12, 3; 18, 18. Abrahán es nuevamente colmado
de bendiciones por su obediencia, y contribuye a la gran bendición del
mundo que culminará en Cristo. “Los justos y los santos son las columnas de
la Iglesia y del mundo entero” (S. Crisóstomo). “Porque has obedecido mi
voz”: la obediencia a la palabra de Dios obra milagros, resucita a los muertos,
engendra la vida del alma y la mantiene viva. Cf. el Salmo 118.
GÉNESIS  Capítulo XXIII 83
vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella. 3Después se levantó
Abrahán de junto a su difunta, y habló con los hijos de Het diciendo: 4
“Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad
sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de
mi vista.” 5Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole: 6 “Óyenos,
señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta
en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro,
para que entierres a tu muerta.”
7Levantóse entonces Abrahán, y postrándose ante el pueblo del país, los

hijos de Het, 8les habló en estos términos: “Si es vuestra buena voluntad que
sepulte yo a mi difunta, sacándola de mi vista, escuchadme, y rogad por mí a
Etrón, hijo de Sóhar, 9que me ceda la cueva de Macpelá que es de su
propiedad y que está al extremo de su campo; que me la ceda por buena
plata, para poseer sepultura entre vosotros.” 10Efrón estaba sentado entre los
hijos de Het, y respondió Efrón, el heteo, a Abrahán en presencia de los hijos
de Het, de todos los que habían venido a la puerta de la ciudad, diciendo:
11No, señor mío; óyeme; te doy el campo y te cedo la cueva que está en él; en

presencia de los hijos de mi pueblo te la cedo; entierra a tu muerta.”


12Entonces Abrahán, postrándose de nuevo ante el pueblo del país, 13dijo a

Efrón, oyéndolo el pueblo del país: “¡Ojalá me escucharas! Te doy el precio


3. Los “hijos de Het”, son los eteos o hititas, pueblo no semítico,
proveniente del Asia Menor, que había conquistado parte de Palestina y
cuyos restos vivían todavía en la época de David. El heteo Urías, p. ej., era
capitán del ejército de David.

4. A pesar de vivir largo tiempo en Canaán, Abrahán nada había
adquirido en aquel país que Dios le había prometido (véase 13, 14-15); al
contrario, tuvo que pagar una suma enorme por la adquisición de una cueva
para dar sepultura a Sara (v. 16). San Pablo explica este misterio en Hebr. 11,
9-10. “Abrahán, comenta San Ireneo, no recibió su herencia en aquella tierra,
ni siquiera un palmo, sino que siempre fue en ella peregrino y extranjero. Y
cuando murió Sara, su esposa, queriendo voluntariamente los heteos darle
lugar para sepultarla, no quiso recibirlo, sino que compró un monumento a
Efrón, hijo de Seor heteo, por cuatrocientos siclos de plata, prefiriendo
atenerse a la promesa de Dios y no queriendo aparecer como que recibía de
los hombres lo prometido por Dios”.

9. “Macpelá”: La Vulgata vierte: “cueva doble”, pues éste es el significado
del nombre. Era costumbre enterrar a los muertos en cuevas naturales o
artificiales, cavadas horizontalmente en la ladera de la roca. El interior era
ordinariamente abovedado, y a veces sostenido por columnas. No siempre se
colocaban los cadáveres en los nichos de las paredes laterales, sino en fosas
cavadas en el suelo y, más tarde, a veces en sarcófagos. La entrada era angosta
y cerrada por una piedra.
GÉNESIS  Capítulo XXIV 84
del campo; recíbelo de mí, y enterraré allí a mi muerta.” 14Respondióo Efrón
a Abrahán, diciéndole: 15 “Señor mío, escúchame: Un terreno de cuatrocientos
siclos de plata, entre tú y yo, ¿qué es esto? Sepulta a tu muerta.” 16Oyó
Abrahán a Efrón; y Abrahán pesó a Efrón el dinero que éste había pedido en
presencia de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente entre
mercaderes.
17Con esto el campo de Efrón, que estaba en Macpelá frente a Mamré, el

campo y la cueva que estaba en él, con todos los árboles de ese campo, con
todos sus contornos, 18vino a ser propiedad de Abrahán, estando presentes
los hijos de Het, todos los que habían venido a la puerta de su ciudad.
19Después de esto sepultó Abrahán a Sara, su mujer, en la cueva del campo,

en Macpelá, frente a Mamré, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. 20Así este


campo, y la cueva que había en él, vinieron a ser propiedad de Abrahán
como posesión sepulcral, adquirida de los hijos de Het.

Capítulo XXIV
Abrahán elige esposa a Isaac
1Era Abrahán ya viejo, de edad muy avanzada; y Yahvé había bendecido

a Abrahán en todo. 2Dijo, pues, Abrahán al siervo más viejo de su casa, el


18. Las formalidades de la compra del campo y aun los cumplidos que se
hacen mutuamente el vendedor y el comprador, corresponden exactamente a
las costumbres orientales, atestiguadas por otros documentos y observadas en
parte aun hoy día, El precio de 400 siclos de plata equivale a 1.500 pesos
argentinos, suma extraordinariamente grande para aquella época.

19. “Frente a Mamré”. La cueva de Macpelá está situada dentro de la
actual ciudad de Hebrón. Mamré se halla a 3 kms. al Norte, en una colina que
hoy día se llama Ramet el Chalil. Sobre el sepulcro donde fueron sepultados
los restos mortales de Sara, y más tarde los de Abrahán, Isaac y Rebeca, Jacob
y Lía, la emperatriz Elena erigió una iglesia, la cual, restaurada por los
cruzados, fue transformada en mezquita por los conquistadores
mahometanos. La entrada en este santuario está rigurosamente prohibida a
todos los cristianos. Véase 13, 18 y nota.

1. Abrahán tenía a la sazón 140 años, su hijo Isaac 40 años (cf. 25, 20).
“Yahvé había bendecido”, etc.: Así recompensa Dios a sus amigos. Véase
Salmo 127. Del Señor son las riquezas. El justo del Antiguo Testamento las
consideraba como una especial bendición de Dios y las aprovechaba para
socorrer al pobre y a la viuda, como que son representantes de Dios,
autorizados para participar de los bienes que Dios otorgó a los ricos. De ahí el
elogio que el Eclesiástico hace al rico misericordioso (Ecli. 31, 8 ss.).
GÉNESIS  Capítulo XXIV 85
cual administraba todo lo que tenía: “Pon, te ruego, tu mano debajo de mi
muslo, 3para que te haga jurar por Yahvé, Dios del cielo y Dios de la tierra, de
que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en medio de
los cuales habito; 4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, a fin de tomar
mujer para mi hijo Isaac.” 5Respondióle el siervo: “Tal vez no quiera la mujer
venir conmigo a este país. ¿Debo en tal caso llevar a tu hijo a la tierra de
donde saliste?” 6Contestóle Abrahán: “Guárdate de llevar allá a mi hijo.
7Yahvé, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y del país de mi

nacimiento, y que me habló y me juró, diciendo: ‘A tu descendencia daré esta


tierra’; Él enviará su ángel delante de ti, de modo que puedas traer de allí
mujer para mi hijo. 8Si la mujer no quisiere venir contigo, estarás libre de este
mi juramento, pero no lleves allá a mi hijo.” 9Entonces puso el siervo su mano
debajo del muslo de Abrahán, su señor, y le prestó juramento sobre estas
cosas.

El siervo de Abrahán llega a Mesopotamia


10Luego tomó el siervo diez camellos de su señor y emprendió el viaje,

llevando consigo las cosas más preciosas que tenía su señor, y levantándose se
dirigió a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11Allí hizo arrodillar los camellos
fuera de la ciudad, junto al pozo de agua, al caer la tarde, al tiempo que
suelen salir las mujeres a sacar agua; 12y dijo: “Yahvé, Dios de mi señor
Abrahán, concede, te ruego, que tenga suerte hoy, y ten misericordia de mi
señor Abrahán. 13Heme aquí en pie junto a la fuente de aguas, adonde las
hijas de los habitantes de la ciudad están saliendo a sacar agua. 14Ahora bien,
la joven a quien yo dijere: ‘Baja, por favor, tu cántaro para que yo beba’, y
ella respondiere: ‘Bebe tú, y también a tus camellos daré de beber’, ésa sea la
que designaste para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que has tenido
misericordia de mi señor.”
15Aun no había acabado de hablar, cuando he aquí que salía Rebeca, hija

de Batuel, el hijo de Milcá, mujer de Nacor, hermano de Abrahán. 16La joven


era de muy hermoso aspecto, virgen, que no había conocido varón. Bajó a la
fuente, llenó su cántaro y volvió a subir. 17El siervo le salió al encuentro y
dijo: “Dame de beber un poco de agua de tu cántaro.” 18 “Bebe, señor mío”,


2. El administrador de la casa de Abrahán se llamaba Eliéser y era
oriundo de Damasco (cf. 15, 20). Poner la mano debajo del muslo del que
tomaba juramento era una forma solemne de jurar. Cf. 47, 20. Según
Teodoreto significaría jurar por la circuncisión, señal de la alianza con Dios.

4. Los padres acostumbraban elegir esposa para su hijo, a fin de evitar
que éste se dejara llevar, en la elección de la esposa, por la sola pasión, como
ocurre muy frecuentemente en la actualidad. Abrahán puso por encima de
todas las cosas la verdadera religión. La esposa de su hijo había de ser no sólo
de la misma raza, sino también de una familia que adorase al verdadero Dios.
GÉNESIS  Capítulo XXIV 86
respondió ella, y se apresuró a bajar el cántaro de su mano, y le dio de beber.
19Y después de darle de beber, dijo: “También para tus camellos sacaré agua,

hasta que acaben de beber.” 20Y vaciando apresuradamente su cántaro en el


abrevadero, corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus
camellos.
21Entretanto el hombre la contemplaba en silencio por saber si Yahvé

había bendecido o no su camino. 22Cuando los camellos acabaron de beber,


tomó el hombre un anillo de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes
que pesaban diez siclos de oro para los brazos de ella. 23Y preguntó: “¿De
quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en casa de tu padre lugar para pasar la
noche?” 24Ella le contestó: “Soy hija de Batuel, el hijo de Milcá, a quien ella
dio a luz a Nacor.” 25Y agregó: “Tenemos paja y forraje en abundancia, y
lugar para pernoctar.” 26Entonces se postró el hombre y adoró a Yahvé, 27y
dijo: “Bendito sea Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que no ha dejado de
mostrar su benevolencia y su fidelidad para con mi señor, pues me ha guiado
Yahvé en el camino a la casa de los hermanos de mi señor.” 28Entretanto, la
joven se fue corriendo y contó en casa de su madre todas estas cosas.

El siervo de Abrahán en casa de Nacor


29Tenía Rebeca un hermano que se llamaba Labán. Salió entonces Labán

presuroso afuera en busca del hombre que estaba junto a la fuente. 30Había
visto el anillo, y los brazaletes en las manos de su hermana, y había oído las
palabras de Rebeca, su hermana, que decía: “Así me habló el hombre.” Vino,
pues, al hombre cuando éste estaba todavía con los camellos junto a la
fuente. 31Y dijo: “¡Entra, bendito de Yahvé! ¿Por qué te quedas afuera?, pues
tengo preparado la casa, y un lugar para los camellos.” 32Fué, pues, el hombre
a la casa, y desaparejó los camellos, Entretanto dio (Labán) paja y forraje a los
camellos, y agua para que se lavasen los pies al hombre y los que le
acompañaban.


21. En la difícil tarea, el fiel mayordomo ponía toda su confianza en Dios,
y no recurría a maniobras supersticiosas, muy en uso entonces. Su fe y
esperanza en el Señor inclinaron a Este a condescender con sus ruegos
haciendo eficaces estos medios, que, de por sí, parecían poco proporcionados
para lograr el fin que deseaba (San Crisóstomo). De Abrahán no sabemos
dónde encontró a su futura esposa; de Isaac y Jacob, empero, sabemos que
encontraron a las suyas junto al pozo, Isaac por medio de su representante, y
Jacob personalmente (29, 9 ss.). También Moisés, el gran caudillo de Israel,
encontró a su futura esposa junto a un pozo en el desierto (Ex. 2, 16 ss.). Los
que confían en Dios encuentran esposa en cualquier lugar del mundo, no
esposa cualquiera, sino la que Dios les ha destinado para ser madre de sus
hijos.
GÉNESIS  Capítulo XXIV 87
33Después le sirvió la comida; mas él dijo: “No comeré hasta que haya
dicho mi mensaje.” A lo que respondió (Labán): “Habla.” 34Dijo, pues: “Yo
soy siervo de Abrahán. 35Yahvé ha colmado de bendiciones a mi señor, el cual
se ha hecho rico, pues le ha dado ovejas y ganado, plata y oro, siervos y
siervas, camellos y asnos. 36Y Sara, mujer de mi señor, envejecida ya, dio a luz
un hijo a mi señor, quien le ha dado todo cuanto posee. 37E hízome jurar mi
señor, diciendo: ‘No tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos
en cuya tierra habito, 38sino que irás a casa de mi padre y a mi parentela, y
traerás mujer para mi hijo’. 39Yo dije a mi señor: ‘Tal vez no quiera la mujer
venir conmigo’. 40Mas él respondió: ‘Yahvé, en cuya presencia ando, enviará
su ángel contigo, y prosperará tu camino, y así tomarás mujer para mi hijo de
mi parentela y de la casa de mi padre. 41Serás libre de mi maldición cuando
llegues a mi parentela; si no te la dieren, libre quedarás entonces de mi
maldición’. 42Ahora bien, llegué hoy a la fuente y dije: ‘Yahvé, Dios de mi
señor Abrahán, si en verdad Tú bendices el camino por donde yo ando, 43he
aquí que me quedo junto a la fuente de agua; si saliere una doncella a sacar
agua, y yo le dijere: ‘Dame de beber un poco de agua de tu cántaro’, 44y ella
me respondiere: ‘Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua’, ésa será la
mujer que Yahvé ha designado para el hijo de mi señor. 45Y aun no había
acabado de hablar en mi corazón, cuando he aquí que salía Rebeca, con su
cántaro al hombro, y ella bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: ‘Dame, te
ruego, de beber’ 46y al mismo instante ella bajó su cántaro de sobre su
hombro, y dijo ‘Bebe, y también a tus camellos daré de beber.’ Bebí, pues, y
ella abrevó también a los camellos. 47Entonces la pregunté, diciendo: ‘¿De
quién eres hija?’ Me respondió: ‘Soy hija de Batuel, el hijo de Nacor, para
quién Milcá le dio a luz’. Luego puse el anillo en su nariz, y los brazaletes en
sus manos; 49y postrándome adoré a Yahvé, y bendije a Yahvé, el Dios de mi
señor Abrahán, que me ha conducido por camino recto, a fin de traer la hija
del hermano de mi señor, para su hijo. 49Por lo cual, si ahora queréis usar de
benevolencia y lealtad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también,
para que yo me dirija a la derecha o a la izquierda.”
50Respondieron Labán y Batuel, diciendo: “De Yahvé viene esto; nosotros

no podemos decirte ni mal ni bien. 51Ahí tienes a Rebeca, tómala y vete, y sea
ella mujer del hijo de tu señor, como lo ha dispuesto Yahvé.” 52Cuando el


33. El hecho de que Labán haga el primer papel en todo lo concerniente
al casamiento de Rebeca, está de acuerdo a una costumbre antigua, según la
cual, el hermano era como abogado y protector de su hermana. El padre
aparece sólo en v. 50.

41. “Maldición”: el castigo de Dios en caso de no cumplir con el
juramento.

47. “El anillo en su nariz”: Esta manera de adornarse las mujeres es hoy
todavía frecuente en los países del oriente.
GÉNESIS  Capítulo XXIV 88
siervo de Abrahán oyó lo que decían, se postró en tierra ante Yahvé. 53Y sacó
el siervo objetos de plata y objetos de oro y vestidos y los dio a Rebeca; hizo
también ricos presentes a su hermano y a su madre.

El siervo vuelve con Rebeca.


54Después comieron y bebieron, él y los hombres que le acompañaban y

pasaron la noche. Cuando se levantaron a la mañana, dijo: “Dejadme volver


a casa de mi señor.” 55 A lo cual respondieron el hermano de ella y su madre:
“Quédese la niña con nosotros algunos días, unos diez; después partirá.”
56Mas él les contestó: “No me detengáis, ya que Yahvé ha bendecido mi viaje;

despedidme para que vaya a mi señor.” 57Ellos dijeron: “Llamemos a la joven


y preguntemos lo que diga ella.” 58Llamaron, pues, a Rebeca, y la
preguntaron: “Quieres ir con este hombre.” “Iré”, contestó ella.
59Entonces despidieron a Rebeca, su hermana, y a su nodriza, y al siervo de

Abrahán con sus hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, diciéndole: “¡Hermana


nuestra, crezcas en millares y decenas de millares, y apodérese tu descendencia
de la puerta de sus enemigos!” 61Después se levantó Rebeca con sus doncellas,
y montadas sobre los camellos, siguieron al hombre, el cual tomó a Rebeca y
partió.

Casamiento de Isaac con Rebeca.


62Entre tanto Isaac había vuelto del pozo del “Viviente que me ve”; pues

habitaba en la región del Négueb; 63y por la tarde cuando salió al campo a
meditar y alzó los ojos vio que venían unos camellos. 64También Rebeca alzó
sus ojos y viendo a Isaac, descendió del camello; 65y preguntó al siervo:
“Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro”
Contestó el siervo: “Es mi señor.” Entonces ella tomó su velo y se cubrió. 66El


53. Los regalos no significaban la compra de la mujer, como sostienen
algunos. Rebeca misma recibe también regalos y da expresamente su
consentimiento (v. 58).

62. Véase 16, 13. Es el pozo que Dios mostró a Agar. “En la región del
Négueb”: en Bersabee.

63. “A meditar”: Dice San Jerónimo que Isaac, como hombre justo, salía
de su casa a hacer oración, y que en esto fue también figura de Cristo, quien,
como dice el Evangelio (Luc. 5, 16), se retiraba a un lugar solitario para orar y
meditar.

66. Rebeca se cubrió con el velo porque la costumbre exigía que la novia
apareciera velada ante el novio hasta el día de las bodas. Observa San
Ambrosio al respecto: Si la modestia es el principal adorno aun en las esposas
¿cuánto más conviene a las que han resuelto consagrar a Dios su virginidad?
GÉNESIS  Capítulo XXIV 89
siervo contó a Isaac todo lo que había hecho; 67y condujo Isaac a Rebeca a la
tienda de Sara, su madre; y tomó a Rebeca, la cual pasó a ser su mujer; y la
amó; y así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Capítulo XXV

Últimos años y muerte de Abrahán


1Abrahán tomó todavía otra mujer, que se llamaba Keturá. 2De ésta le

nacieron Simrán, Jocsán, Madán, Madián, Jesboc y Sua. 3Jocsan engendró a


Sabá y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron los Asurim, los Letusim y los
Leummim. 4Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaá. Todos
estos son hijos de Keturá. 5Todo cuanto tenía dio Abrahán a Isaac. 6 A los
hijos de sus concubinas les hizo donaciones; y, viviendo aún él mismo, los
separó de Isaac, enviándolos hacia el Oriente, a las regiones orientales. 7Éstos
fueron los días de los años de la vida de Abrahán: ciento setenta y cinco años.
8Expiró, pues, Abrahán y murió en buena vejez, anciano y satisfecho; y fue a

reunirse con su pueblo. 9Isaac e Ismael, sus hijos lo enterraron en la cueva de


Macpelá, en el campo de Efrón, hijo de Sohar, el heteo, frente a Mamré, 10en


67. Todo este capítulo encierra una tipología mesiánica. Abrahán es tipo
de aquel rey que prepara las bodas de su hijo (Mat. 22, 2 ss.); Isaac representa
a Cristo que ha de venir para recibir a la Iglesia su Esposa (I Tes. 4, 14 ss.;
Apoc. 19, 7 y notas); Rebeca es tipo de la Iglesia (II Cor. 11, 2), y el
administrador que no habla de sí mismo tipo del “amigo del esposo”, S. Juan
Bautista (Juan 3, 29), que prepara las bodas de Cristo con la Iglesia.

5. La principal herencia que Abrahán dejó a su hijo Isaac, no fueron los
bienes materiales, sino la fe en Dios y la esperanza en Aquel que había de
venir.

8. “Fue a reunirse con su pueblo”: Algunos traducen “con sus padres”,
expresión muy frecuente, que implica a la vez la fe en la inmortalidad (cf. v.
17; 49, 32; Núm. 27, 13; 31, 2 etc.). Quiere decir: Abrahán murió, y su alma
fue a reunirse con las de sus antepasados en el Limbo de los Padres, donde
habían de estar hasta que Cristo les abriera las puertas del cielo (I Pedro 3, 18
ss.). Más tarde los israelitas llamaron a este lugar “el seno de Abrahán” (Luc.
16, 22). Cf. Job 10, 21; 14, 12 y notas.

10. “Allí está sepultado Abrahán”, quien, diríamos, más que otros
grandes, merece ser incorporado al catálogo de los “inmortales” de la historia.
Está sepultado, sí, para la historia profana, pero vive en la historia del Reino
de Dios. Los que escriben la historia de los pueblos se inspiran generalmente
en principios de vanidad propia y nacional, exaltan a los ambiciosos e
intrigantes que consiguieron ventajas para su pueblo a costa de otros, y
relegan al olvido a los que trabajaron por el Reino de Dios. Así por ejemplo,
los historiadores antiguos no hablan de Abrahán; es Dios el que le dio fama
GÉNESIS  Capítulo XXIV 90
el campo que Abrahán había comprado a los hijos de Het. Allí está sepultado
Abrahán, con Sara, su mujer. 11Después de la muerte de Abrahán bendijo Dios
a Isaac, su hijo, el cual habitaba junto al pozo del “Viviente que me ve”.

Descendientes de Ismael
12Éstos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán, que le nació de

Agar la egipcia, esclava de Sara. 13Y éstos son los nombres de los hijos de
Ismael, según los nombres de sus linajes: El primogénito de Ismael fue
Nebayot; después Kedar, Abdeel, Mibsam, 14Mismá, Dumá, Masá. 15Hadad,
Temá, Yetur, Nafís y Kedmá. 16Éstos son los hijos de Ismael, y éstos son sus
nombres según sus poblados y sus campamentos; doce príncipes de otros
tantos pueblos. 17Y éstos fueron los años de la vida de Ismael: ciento treinta y
siete años; después expiró y murió, y fue a reunirse con su pueblo. 18Habitó
desde Havilá hasta Sur, que está frente a Egipto, cuando uno va a Asiria, y se
extendió al este de todos sus hermanos.

inmortal haciéndole amigo suyo (Sant. 2, 23) y poniendo su estirpe como


fundamento del Reino que había de extenderse sobre los dos Testamentos,
puesto que Abrahán es padre de todos los creyentes (Rom. 4, 11), por
consiguiente, también nuestro padre en la fe. Como tal forma parte, con
Melquisedec, del Canon de la Misa; honra que vale más que todos los títulos
que puede conferir el mundo. Comprendemos el orgullo del pueblo judío,
que desgraciadamente se fundaba más en la descendencia carnal que en la fe
del santo patriarca. “Tenemos por padre a Abrahán”, decían, como si la raza
y la sangre le dieran una prerrogativa sobre los demás pueblos. El Bautista no
vacila en lanzar contra este orgullo carnal una de sus más terminantes
amenazas: “Yo os digo que Dios puede hacer que de estas piedras nazcan
hijos de Abrahán” (Mat. 3, 9). Cuidémonos de no caer en el mismo error
contentándonos con la fe del bautismo y descuidando el espíritu del
Evangelio.

11. “Bendijo Dios a Isaac”, “para mostrar que éste era el verdadero
sucesor de Abrahán, no sólo el heredero de las bendiciones espirituales, sino
también de los bienes materiales” (Fillion”.

12 ss. Sobre “Ismael” véase 21, 18 y nota. “Nebayot” (v. 13),
probablemente los nabateos que en la época grecorromana vivían al sureste
del Mar Muerto, “Kedar”: nómadas del norte del desierto de Arabia, “Yetur”
(v. 15), tal vez los itureos del norte de Palestina (cf. Luc. 3, 1).

18. Esto es, desde la parte Norte de la península del Sinaí hacia el Este.
GÉNESIS  Capítulo XXIV 91

IV. Desde Isaac hasta José


Nacimiento de Esaú y Jacob
19Esta es la historia de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac.

20Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel,

arameo, de Mesopotamia, hermana de Labán, arameo. 21Rogó Isaac a Yahvé


por su mujer, porque ella era estéril; y Yahvé le escuchó, y concibió Rebeca,
su mujer. 22Pero chocábanse los hijos en su seno, por lo cual dijo “Si es así,
¿qué será de mí?” Y se fue a consultar a Yahvé. 23Le respondió Yahvé: “Dos
pueblos están en tu seno, dos naciones que se dividirán desde tus entrañas. Y
una nación será más fuerte que la otra; pues el mayor servirá al menor.” 24Y
he aquí, cuando llegó el tiempo de dar a luz, había mellizos en su seno.
25Salió el primero, rubio todo él como un manto de pelo; y le llamaron Esaú.
26Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú;

por lo cual le llamaron Jacob. Isaac contaba sesenta años cuando nacieron.


22. No dice dónde ni cómo la afligida madre consultó al Señor. Tal vez
se dirigiera a un varón de Dios que, como Melquisedec, era intérprete de la
voluntad divina.

23. “Dos pueblos”: los idumeos, descendientes de Esaú, y los israelitas,
hijos de Jacob. El hijo mayor, a saber, el pueblo idumeo, servirá al pueblo de
Israel. S. Pablo cita este pasaje para explicar el dogma del libre beneplácito de
Dios, que llama a quien quiere, “para que el designio de Dios se cumpliese,
conforme a Su elección, no en virtud de obras” (Rom. 9, 12). Dios escoge a
quien quiere, como se ve en el ejemplo de Esaú y Jacob. Este, el menor, fue
elegido, mientras aquél, el primogénito, fue reprobado. Véase Gén. 25, 23;
27, 1 ss.; Rom. 9, 11 s. Si bien el amor de Dios a sus creaturas es universal, es
también libérrimo, y todo lo que dispensa a los hombres es un don gratuito
de su Gracia. “Dios es quien obra en vosotros, por un efecto de su
beneplácito, no sólo el querer, sino el ejecutar” (Filip. 2, 13). Como bien
explica Santo Tomás, el amor con que Dios nos ama es la fuente de todo bien
(cf. Juan 17, 26; Rom. 5, 5), de modo que “nadie sería mejor que su prójimo,
de no ser más amado de Dios”. Es en tal sentido, añade el Angélico, como
puede decirse que Dios prefiere siempre a los mejores, pues es Él quien, al
poner su mirada en ellos, les infunde lo que nadie puede tener por sí mismo.
Es el caso de la Virgen María, según la cual “puso Dios los ojos en su bajeza”
(Luc. 1, 48) y a quien el Ángel dice simplemente “Hallaste gracia” (Luc. 1, 30).
“No pudiendo agradar -dice una definición de la Iglesia- fuimos amados para
ser hechos agradables” (Denz. 198). Véase Cant. 4, 15 y nota.

25. “Esaú” significa “velludo”; “Jacob” “el que ase el talón”, en sentido
figurado: el que pone acechanzas (véase Os. 12, 3).
GÉNESIS  Capítulo XXVI 92
Esaú vende la primogenitura
27Crecieron los niños, y fue Esaú diestro en la caza, hombre del campo;

Jacob, empero, hombre apacible, que quedaba en casa. 28Isaac amaba a Esaú,
porque comía de su caza; Rebeca, por su parte, quería a Jacob. 29Ahora bien,
Jacob habíase hecho un guiso; y cuando Esaú, muy fatigado, volvió del
campo, 30dijo a Jacob: “Por favor, déjame comer de este guiso rojo, que
estoy desfallecido.” Por esto fue llamado Edom. 31Respondió Jacob:
“Véndeme ahora mismo tu primogenitura.” 32 “Mira, dijo Esaú, yo me muero,
¿de qué me sirve la primogenitura?” 33Replicó Jacob: “Júramelo ahora
mismo.” Y él se lo juró, vendiendo a Jacob su primogenitura. 34Entonces
Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y éste comió y bebió; después se
levantó y se marchó. Así despreció Esaú la primogenitura.

Capítulo XXVI
Dios renueva las bendiciones dadas a Abrahán
1Vino un hambre sobre el país, fuera de la primera hambre que había

habido en tiempo de Abrahán. Se fue entonces Isaac a Gerar, a Abimelec, rey


de los filisteos. 2Pues se le apareció Yahvé, y le dijo: “No desciendas a Egipto;
fija tu residencia en el país que Yo te indicaré. 3Vive como extranjero en este
país, y Yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré
todas estas tierra, y cumpliré el juramento que hice a tu padre Abrahán.
4Multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo, y daré a tu


27. “Con estos rasgos no sólo nos retrata a los dos hijos de Isaac, sino
también, y acaso más, el carácter de los pueblos, como más tarde lo hace el
padre en su bendición” (27, 27 ss.) (Nácar-Colunga).

30. La significación de “Edom” es “rojo”.

31. Jacob creía, sin duda, tener derecho a la primogenitura, porque su
madre había recibido de Dios la promesa de que el mayor serviría al menor
(cf. vers. 23). Las prerrogativas de la primogenitura eran: doble parte en la
herencia paterna, mayorazgo entre los hermanos, y, en tiempos de los
patriarcas, ejercicio del sacerdocio entre sus hermanos, además del privilegio
de transmitir las divinas promesas. San Pablo llama a Esaú: “profanador”
(Hebr. 12, 16), porque descuidaba los bienes espirituales. Como Caín es el
padre de los homicidas, así Esaú es el padre y caudillo de los que renuncian a
los dones de Dios. ¡Cuántos venden hoy la primogenitura de los hijos muy
amados de Dios por el plato de lentejas que ofrece el mundo!

4. “Serán benditas todas las naciones”: Esta misma promesa fue dada a
Abrahán en tres ocasiones (12, 3; 18,18; 22, 18), y será dada también a Jacob
(28, 14). Encierra tres bendiciones: selección de un linaje para pueblo de Dios,
GÉNESIS  Capítulo XXVI 93
descendencia todas estas tierras; y en tu descendencia serán benditas todas las
naciones de la tierra, 5por haber obedecido Abrahán mi voz, y haber
cumplido mi servicio, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”

Abimelec y Rebeca
6Habitó, pues, Isaac en Gerar. 7Al preguntarle los hombres del lugar acerca

de su mujer, dijo: “Es mi hermana”; porque tenía miedo de que al decir: “Es
mi mujer”, lo matasen los hombres del lugar a causa de Rebeca; pues ella era
de hermoso aspecto. 8Mas como se prolongase allí su estancia, aconteció que
Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana vio que Isaac
acariciaba a su mujer Rebeca. 9Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo:
“Bien veo que ella es tu mujer. ¿Por qué, pues dijiste: ‘Es mi hermana’?” Y le
respondió Isaac: “Porque pensé: No vaya yo a morir por causa de ella.”
10Replicó Abimelec: “¿Qué es esto que nos has hecho? Fácilmente alguno del

pueblo hubiera podido tomar tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros un


pecado.” 11Por lo cual dio Abimelec a todo el pueblo una orden que decía:
“Quien tocare a este hombre o a su mujer, morirá irremisiblemente.”

Dios bendice a Isaac con bienes


12Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno;

pues Yahvé le bendijo. 13Y el hombre se hizo rico y fue engrandeciéndose


cada día más, de manera que vino a ser muy rico. 14Tenía rebaños de ovejas y
de ganados y mucha servidumbre. Por lo cual los filisteos le tuvieron envidia;
15y cegaron todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en

tiempo de Abrahán, padre y los llenaron de tierra.

extensión de la bendición sobre todos los pueblos y promesa de la salvación


por medio de un descendiente de la familia patriarcal (cf. Gál. 3, 16).

7. Para salvar su vida, Isaac recurre a la misma estratagema que Abrahán,
diciendo que Rebeca es su hermana (véase caps. 12 y 20). Formalmente no es
mentira, porque Rebeca era pariente de Isaac, y los parientes se llamaban
hermanos, pero materialmente la conducta de Isaac no deja de provocar
sorpresa.

8. Este rey “Abimelec” de Gerar parece ser hijo del rey Abimelec, amigo
de Abrahán 821, 22 ss.). Tal vez dicho nombre se aplicaba a los reyes de
Gerar, como título, tal como el de Faraón a los reyes de Egipto.

13. Por donde se ve que también el bienestar material viene del cielo, y
que Dios no condena las riquezas sino el apego a ellas y su abuso. Cf. Ecli. 31,
8 ss., donde es alabado el rico que hace buen uso de sus tesoros, “porque
podía pecar y no pecó, hacer mal y no lo hizo”. Lástima que los ricos
renuncien tan fácilmente a esta bendición y se dejen cautivar por las
apariencias de las riquezas, que, como dice el Crisóstomo, son anzuelos con
que el demonio se apodera de nosotros.
GÉNESIS  Capítulo XXVI 94
Isaac se retira del país de los filisteos
16Dijo entonces Abimelec a Isaac: “Retírate de nosotros, porque te has

hecho mucho más poderoso que nosotros.” 17Fuése, pues, Isaac de allí, y
acampó en el valle de Gerar, donde fijó su residencia. 18Isaac abrió de nuevo
los pozos de agua cavados en los días de Abrahán, su padre, que los filisteos
habían cegado después de la muerte de Abrahán; y les dio los mismos
nombres que les había puesto su padre. 19Después cavaron los siervos de Isaac
en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva. 20Pero riñeron los pastores
de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: “Nuestra es el agua.” De donde
llamó al pozo Esec, porque habían reñido con él. 21Cavaron otro pozo; y
también por él se pelearon, por lo cual le puso por nombre Sitná. 22Partió de
allí y cavó otro pozo, por el cual no hubo altercado; por tanto lo llamó
Rehobot, diciendo: “Porque ahora Yahvé nos ha dado anchura, y podremos
prosperar sobre la tierra.”

Isaac en Bersabee
23De allí subió a Bersabee; 24y se le apareció Yahvé aquella noche, y dijo:

“Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre. No temas, porque Yo estoy contigo; te


bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor a Abrahán, mi siervo.”
25Erigió allí un altar, donde invocó el nombre de Yahvé y plantó su tienda; y

los siervos de Isaac cavaron allí un pozo. 26Vino entonces a él Abimelec desde
Gerar, con Ahuzar, su amigo, y Picol, capitán de sus tropas. 27Isaac les dijo:
“¿Cómo es que venís a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de
entre vosotros?” 28Contestaron ellos: “Hemos visto claramente que Yahvé está
contigo; por lo cual nos dijimos: Haya un juramento entre nosotros, entre ti y
nosotros. Pactaremos, pues, alianza contigo, 29de que no nos harás mal
alguno, así como nosotros no te hemos tocado, pues no hemos hecho contigo
sino bien, y te hemos despedido en paz. Tú eres ahora el bendito de Yahvé.”
30Entonces les dio un convite, y comieron y bebieron; 31y levantándose muy

de mañana juraron el uno al otro. Después los despidió Isaac, y se retiraron


de él en paz. 32Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a darle noticia


22. Como hoy día las grandes naciones se pelean por los pozos de
petróleo, así las reyertas por la posesión de un pozo de agua eran regla
general en el desierto, donde el agua tiene más valor que la plata. Cf. Ex. 2,
16. Isaac, siguiendo el ejemplo de su padre, siempre se mostraba pacífico y
condescendiente, aunque se creía con derecho de prioridad.

26. “Picol”, probablemente un título. Significaría: “La boca de todos”,
esto es, comandante general. Con esta explicación se desvanecen las
dificultades nacidas de la coincidencia de los nombres en este capítulo y en el
capítulo 21.
GÉNESIS  Capítulo XXVII 95
del pozo que habían cavado, diciéndole: “Hemos hallado agua.” 33Y lo llamó
Sebá. Por eso el nombre de aquella ciudad es Bersabee hasta el día de hoy.

Esaú se casa con mujeres paganas


34Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujeres a Judit, hija de

Beerí, heteo, y a Basemat, hija de Elón, heteo, 35las cuales causaron a Isaac y
Rebeca mucha amargura.

Capítulo XXVII
Isaac bendice a su hijo Jacob
1Cuando Isaac era viejo y se le habían debilitado los ojos, de modo que ya

no veía, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío”; el cual le contestó:
“Heme aquí.” 2Y dijo: “Mira, yo soy viejo, y no sé el día de mi muerte.
3Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba, y tu arco, y sal al campo, cázame

algo, 4y prepárame un buen quiso, según mi gusto, y tráemele para comida, y


mi alma te bendecirá antes de morirme.”
5Mas Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a Esaú, su hijo; y

cuando Esaú fue al campo a cazar una presa de casa para traérselo, 6habló
Rebeca con Jacob, su hijo, diciendo: “Mira, he oído a tu padre cómo
hablando con Esaú tu hermano, le decía: 7 ‘Tráeme caza, y hazme un buen
guiso para comida, y te bendeciré delante de Yahvé antes de morirme’.


33. “Sebá” designa en hebreo dos cosas: el número siete y juramento.
Bersabee significa, pues, “Siete Pozos” o “Pozo del juramento”. Debe haber
una relación mística entre los dos significados, puesto que siete es el número
sagrado. Algunos creen que el número siete llegó al significado de juramento
por la costumbre que se narra en 21, 30 s. Allí mismo se dice también que el
nombre del pozo fue puesto por Abrahán y que los pastores filisteos cegaron
los pozos del patriarca (v.18), por lo cual Isaac lo abrió de nuevo y le
restituyó el nombre que le había dado su padre.

35. “Judit y Basemat”, las dos mujeres de Esaú, eran hijas de un pueblo
pagano, y eso turbó en gran manera la armonía del hogar del patriarca. No se
amoldaron como lo hiciera la dulce moabita que dijo con humildad: “Tu Dios
será mi Dios” (Rut 1, 16), sino que veneraban a otros dioses, introduciendo así
la idolatría en la casa patriarcal. Isaac y Rebeca llevaban con amargura esta
división espiritual de su familia. Más tarde, demasiado tarde, Esaú quiso
reparar el daño, tomando por mujer una sobrina suya (28, 8).

7. “Te bendeciré delante de Yahvé”: Se daba mucha importancia a la
bendición paterna, a la que se consideraba como una bendición de Dios, y
con razón, pues la autoridad paterna es un reflejo de la autoridad del Padre
celestial. Cf. Ecli. 3, 11; “La bendición del padre afirma las casas de los hijos”.
GÉNESIS  Capítulo XXVII 96
8Ahora bien, hijo mío, oye mi voz en lo que te mando. 9Ve al rebaño, y
tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos para tu padre un
sabroso guiso como a él le gusta; 10y se lo presentarás a tu padre, el cual lo
comerá y te bendecirá antes de su muerte”. 22Contestó Jacob a Rebeca, su
madre: “Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo, y yo lampiño.
12Quizás me palpe mi padre; seré entonces a sus ojos como quien se burla de

él y me acarrearé maldición, en lugar de bendición.” 13Replicóle su madre:


“Sobre mí tu maldición, hijo mío; oye tan sólo mi voz, anda y tráemelos.”
14Fué, pues, a tomarlos, y los trajo a su madre; e hizo su madre un
sabroso guiso, como le gustaba a su padre. 15Después tomó Rebeca vestidos
de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y los vistió a Jacob, su
hijo menor. 16Y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte
lisa de su cuello. 17Luego puso el guiso y el pan que había preparado, en
manos de Jacob su hijo, 18el cual entró donde estaba su padre, y dijo “Padre
mío”, a lo que éste respondió: “Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?” 19 “Yo
soy tu primogénito Esaú”, dijo Jacob a su padre. “He hecho como me dijiste;
levántate, te ruego, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu
alma.” 20Preguntó Isaac a su hijo: “¿Cómo es que has podido encontrarla tan
pronto, hijo mío?” El cual respondió: “porque Yahvé, tu Dios me la puso


10. Rebeca se consideraba autorizada para ese proceder, porque conocía
el designio de Dios: “El mayor ha de servir al menor” (25, 23; cf. Malaq. 1,
2); sabía además que Esaú había vendido la primogenitura, demostrando con
ello cuán poco le importaban los bienes espirituales.

19. La maniobra de Jacob y Rebeca es gravemente pecaminosa, si los dos
procedieron con pleno conocimiento del alcance de su acto, buscando
solamente ventajas materiales. El aspecto cambia si ellos, inspirados en la
profecía de Gén. 25, 23, o movidos por una voz interior, no vieron en sus
actos sino el cumplimiento de la voluntad de Dios. “En este caso, más que a
personas plenamente responsables de sus actos e impulsos, se tendría que ver
en ellos actores puestos por Dios sobre el escenario, para cumplir las acciones
por Él previstas y ordenadas. Teniendo en cuenta que la madre sabía por boca
de Dios que “el mayor había de servir al menor” (25, 23), se llega a admitir la
existencia de buena fe en la madre y en el hijo (Bierbaum. Piedras de
escándalo en el Ant. Test., pág. 134). Conocida es la palabra de S. Agustín,
quien ve en este caso un misterio, y no una mentira. Y en verdad,
prescindiendo de lo humano, todo este episodio es una sublime figura del
misterio de la Redención, en virtud de la cual nosotros, sin derecho alguno,
nos vestimos con los méritos de Jesús, nuestro hermano mayor, y nos
apropiamos las bendiciones del Padre Celestial, como lo hizo Jacob con su
padre. Así lo enseña San Pablo en Rom. 6, 3; Gál. 3, 27; Col. 2, 12, etc. Cf. la
nota sobre el libre beneplácito de Dios en 25, 23.
GÉNESIS  Capítulo XXVII 97
delante.” 21Dijo entonces Isaac a Jacob: “Acércate, y te palparé, a ver si
realmente eres o no mi hijo Esaú.”
22Acercóse, pues Jacob a su padre Isaac, el cual lo palpó y dijo: “La voz es

la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.” 23Y no lo reconoció,
porque sus manos estaban velludas, como las manos de su hermano Esaú y así
lo bendijo. 24Pero repitió la pregunta: “¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?” Y él
respondió: “Soy yo.” 25Dijo entonces: “Acércame la caza, y comeré de ella,
hijo mío, para que te bendiga mi alma.” Se la acercó, y comió; le sirvió
también vino y bebió. 26Después le dijo Isaac, su padre: “Acércate y bésame,
hijo mío.” 27Acercóse, pues, y lo besó; y cuando (Isaac) sintió la fragancia de
sus vestidos, le bendijo diciendo:
“Mira, el olor de mi hijo
es como el olor de un campo
bendecido por Yahvé.
28¡Te de Dios del rocío del cielo,

y de la grosura de la tierra,
y abundancia de trigo y de vino!
29¡Sírvante pueblos,

y póstrense delante de ti naciones;


sé señor de tus hermanos,
e inclínense ante ti los hijos de tu madre!
¡Maldito el que te maldiga,
y bendito quien te bendiga!”


27. La “fragancia” de los vestidos de Esaú se explica por el aroma de las
hierbas y flores campestres de aquella región, que, según atestiguan los
viajeros antiguos y modernos, despiden un olor extraordinariamente
agradable.

28. La “bendición” que Isaac imparte a su hijo Jacob, se refiere primero a
los bienes terrestres, mas en su segunda parte contiene una promesa
mesiánica, pues por el Redentor es por quien son benditos todos los
patriarcas, y por quien se postrarán los otros pueblos ante su hijo. “Jacob,
recibiendo la bendición de Isaac, representa también a los escogidos,
considerados en Cristo, que es su cabeza, el modelo de su predestinación, el
principio de su santidad, y el autor de su glorificación. Jesucristo se presentó a
su Padre en traje y figura de pecador, como Jacob en el de Esaú… Y por esto
mereció la bendición de su padre; y descendió a la tierra sobre los escogidos
el rocío de santidad, la lluvia de los dones y gracias del Espíritu Santo y el pan
y el vino de las dulzuras, suavidades y consuelos celestiales” (Scío). San Ireneo
refiere esta bendición al Reino que ha de venir, diciendo: “Si alguno no
entiende estas palabras como predicción del Reino, caerá en gran
contradicción, a la manera de los judíos, que se ven envueltos en confusión,
pues no se cumplieron materialmente en Jacob” (Adv. Haer,. V, 33).
GÉNESIS  Capítulo XXVII 98
Isaac bendice también a Esaú
30Apenas Isaac había acabado de bendecir a Jacob, y no bien había salido

Jacob de la presencia de su padre Isaac, cuando Esaú, su hermano, volvió de


su caza. 31Hizo también un sabroso guiso y presentándolo a su padre le dijo:
“Levántese mi padre y coma la caza de su hijo, para que me bendiga tu
alma.” 32Isaac, su padre, le dijo: “¿Quién eres tú?” Le contestó: “Soy tu hijo, el
primogénito tuyo Esaú.” 33Asombróse Isaac sobremanera, hasta el extremo, y
dijo: “¿Quién es, pues, aquel que fue a cazar y me trajo casa, y yo he comido
de todo antes que tu vinieses, y lo he bendecido de suerte que quedará
bendito?”
34Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y

extremadamente amargo, y dijo a su padre: “¡Bendíceme también a mí, padre


mío!” 35Mas él respondió: “Ha venido tu hermano con engaño, y se ha
llevado tu bendición.” 36Dijo entonces (Esaú): “Con razón se llama Jacob;
pues me ha suplantado ya dos veces: me quitó la primogenitura, y ya ves que
ahora me ha quitado la bendición.” Y añadió “¿No has reservado bendición
para mí? 37Isaac respondió y dijo a Esaú: “Mira, le he puesto por señor tuyo,
le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he provisto de trigo y vino.
Por ti, pues, ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?” 38Dijo Esaú a su padre: “¿No
tienes más que un sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí,
padre mío!” y levantó Esaú su voz y rompió a llorar.
39Entonces repuso Isaac, su padre, diciendo:

“He aquí que lejos de la grosura


de la tierra será tu morada,
y lejos del rocío que baja del cielo.
40De tu espada vivirás,

y servirás a tu hermano,
pero cuando empieces a dominar,
romperás su yugo de sobre tu cerviz.”


36. Alusión al nombre de Jacob. Véase 25, 25 y nota.

37. El Patriarca, acatando los inescrutables planes de Dios, confirma las
bendiciones dadas a Jacob. San Pablo alaba esta actitud como acto de fe
(Hebr. 11, 20) y muestra que era un designio divino. Véase Rom. 9, 12-13 y
Hebr. 12, 12.

40. La profecía que Isaac hizo de Esaú, se cumplió al pie de la letra. Los
descendientes de Esaú, que se llamaban idumeos, vivían de la espada y de la
rapiña; sometidos por los israelitas sacudieron muchas veces el yugo de sus
hermanos, apoyando siempre a sus enemigos, de modo que su nombre, como
el de Babilonia, se usaba como símbolo de los enemigos del Reino de Dios.
Son muy numerosos los vaticinios y maldiciones contra Edom, p. ej.: S. 107,
10; 136, 7; Is. 11, 14; 63, 1-6; Jer. 49, 7-22; Ez. cap. 35; toda la profecía de
Abdías; Mal. 1, 2 ss.
GÉNESIS  Capítulo XXVIII 99
Esaú amenaza a Jacob con la muerte
41Esaú concibió odio contra Jacob a causa de la bendición con que le había

bendecido su padre; y dijo Esaú en su corazón: “Se acercan ya los días en que
haré duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano.” 42Rebeca
tuvo noticia de las palabras de Esaú, su hijo mayor; por lo cual envió a llamar
a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de
ti, matándote. 43Ahora, pues, hijo mío, oye mi voz: levántate y huye a Harán,
a casa de mi hermano Labán; 44y estarás con él algún tiempo, hasta que se
apacigüe la cólera de tu hermano; 45hasta que la ira de tu hermano se aparte
de ti, y él se olvide de lo que le has hecho. Yo entonces enviaré por ti y te
traeré de allá. ¿Por qué he de quedar privada de vosotros dos en un mismo
día? 46Y dijo Rebeca a Isaac: “Me da fastidio el vivir, a causa de las hijas de
Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de este
país, ¿para qué seguir viviendo?”

Capítulo XXVIII
Isaac envía a Jacob a Mesopotamia
1Llamó, pues, Isaac a Jacob y lo bendijo, y le dio esta orden: “No tomes

mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate y ve a Mesopotamia, a casa de


Batuel, padre de tu madre, y toma de allí mujer, de las hijas de Labán,
hermano de tu madre. 3Bendígate el Dios Todopoderoso, y te haga crecer, y
te multiplique, para que llegues a ser padre de muchos pueblos. 4Y te conceda
la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia contigo; a fin de que poseas
la tierra de tus peregrinaciones, que Dios ha dado a Abrahán.” 5Despidió,
pues, Isaac a Jacob, el cual se fue a Mesopotamia, a Labán, hijo de Batuel,
arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.

Esaú se casa con una hija de Ismael


6Vio, pues Esaú que Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a

Mesopotamia a fin de que allí se tomase mujer, y que al bendecirlo le había


dado la orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán”, 7y que Jacob,
obedeciendo a su padre y a su madre, había marchado a Mesopotamia,
8conoció Esaú que las hijas de Canaán eran malas a los ojos de Isaac, su padre,

9por lo cual fue Esaú a Ismael, y se tomó por mujer, sobre las mujeres que ya

tenía, a Mahalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán y hermana de Nabayot.


46. “Las hijas de Het”: Esaú se había casado con dos mujeres heteas.
Véase 26, 34.

9. Por el matrimonio con una mujer descendiente de Abrahán, Esaú
procuraba mejorar las relaciones con sus padres. Cf. 26, 34 y nota.
GÉNESIS  Capítulo XXVIII 100
Viaje de Jacob a Harán
10Jacob salió de Bersabee y se dirigió a Harán. 11Llegado a cierto lugar,

pasó allí la noche, porque ya se había puesto el sol. Y tomando una de las
piedras del lugar, se la puso por cabezal, y se acostó en aquel sitio. 12Y tuvo
un sueño: he aquí una escalera que se apoyaba en la tierra, y cuya cima
tocaba en el cielo; los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. 13Y sobre ella
estaba Yahvé, que dijo: “Yo soy Yahvé, el Dios de tu padre Abrahán, y el Dios
de Isaac; la tierra en que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia.
14Tu posteridad será como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el

occidente y hacia el oriente, hacia el aquilón y hacia el mediodía; y en ti y en


tu descendencia serán benditas todas las tribus de la tierra. 15Y he aquí que Yo
estaré contigo, y te guardaré en todos tus caminos y te restituiré a esta tierra;
porque no te abandonaré hasta haber cumplido cuanto te he dicho.”
16Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: “Verdaderamente Yahvé

está en este lugar y yo no lo sabía.” 17Y lleno de temor añadió: “¡Cuan


venerable es este lugar!, no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.” 18Se
levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabezal,


11. Sobre el significado simbólico de la “piedra” véase Núm. 20, 11 s. y
nota.

12. La “escala” que toca al cielo, y los ángeles que bajan y suben,
representan la protección que Dios dispensa a Jacob. El Crisóstomo ve en la
escala una figura del Verbo Encarnado que juntó el cielo con la tierra. “Subían
y bajaban”: S. Jerónimo aplicaba esto en sentido moral, a los que caen y se
levantan de la caída. “Hasta los santos caen si se descuidan; y los pecadores
vuelven a tomar el lugar que tenían antes si limpian sus manchas con lágrimas
de arrepentimiento” (Carta a Juliano).

14. Nótese la renovación de las promesas que Dios había hecho a
Abrahán e Isaac, en particular la promesa mesiánica: serán benditas en ti y en
tu simiente todas las familias de la tierra (véase 12, 3; 18, 18; 22, 18; 26, 4).

16. “Expresión muy natural y muy conforme con el instinto religioso de
mirar a Dios morando en los cielos, como en su propia morada (S. 113b, 16),
desde donde contempla la tierra, pero también en ciertos lugares de ésta, en
que particularmente se revela y se hace sentir de los hombres” (III Rey. 8, 27
ss.). Nácar-Colunga.

18. El óleo es símbolo de la gracia del Espíritu Santo, que todo lo ilumina,
vivifica y santifica. Mediante el óleo se consagraban las personas y cosas para
el culto divino, como aun hoy sucede. En el prefacio de la consagración del
altar, la Iglesia afirma el sentido típico de la piedra erigida y ungida por Jacob
y pide a Dios que derrame sus gracias, como lo hizo sobre la piedra que Jacob
erigió luego de ver al Señor en la visión de Betel. Así esta piedra es también
figura de Cristo, el cual se llama “la piedra principal del ángulo” (Mat. 21, 42).
GÉNESIS  Capítulo XXIX 101
la erigió en monumento y derramó óleo sobre ella. 19Y llamó a aquel lugar
Betel -antiguamente el nombre de la ciudad era Luz-. 20Y Jacob hizo un voto,
diciendo: “Si Dios está conmigo, y me guarda en este viaje que hago, y me da
pan que comer y ropa con que vestirme, 21y vuelvo yo en paz a la casa de mi
padre, entonces será Yahvé mi Dios. 22Esta piedra que he erigido en
monumento será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te daré el diezmo
sin falta.”

Capítulo XXIX
Jacob en casa de Labán
1Jacob prosiguió su viaje y se fue al país de los hijos de Oriente. 2Mirando

vio en el campo un pozo y he aquí tres rebaños de ovejas sesteando junto a


él; pues en aquel pozo se abrevaban los rebaños; y había una piedra grande
sobre la boca del pozo. 3Allí se reunían todos los rebaños; (los pastores)
removían la piedra de sobre la boca del pozo, para abrevar los rebaños, y
después volvían aponer la piedra en su lugar sobre la boca del pozo. 4Díjoles
Jacob: “Hermanos, ¿de dónde sois?” Contestaron: “Somos de Harán”. 5Les
preguntó: “¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor?” Respondieron: “Lo
conocemos.” 6Les dijo entonces: “¿Está bien?” “Bien está, respondieron ellos,
y he aquí a Raquel, su hija, que viene con su rebaño.” 7Entonces dijo:
“Todavía es muy de día, no es hora de recoger el ganado; abrevad las ovejas,
y volved a apacentarlas.” 8Ellos respondieron: “No podemos, hasta que se
reúnan todos los rebaños y se remueva la piedra de sobre la boca del pozo
para que abrevemos las ovejas.”
9Aun estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel con las ovejas de su

padre, pues olla era pastora. 10Como viese Jacob a Raquel, hija de Labán,


19. “Betel” quiere decir “casa de Dios”. La ciudad santificada ya por
Abrahán 12, 8), estaba situada al norte de Jerusalén. Para nosotros Betel es
figura de nuestras iglesias, que son verdaderas casas de Dios.

20. Lo que pide el patriarca es muy poca cosa, únicamente lo necesario
para vivir. ¡Y después de veinte años vuelve a Canaán, hecho rico señor, y
más rico como padre! Así colma Dios con bienes a los que no se los piden. Cf.
el Magnificat (Luc. 1, 53).

1. “País de los hijos de Oriente”: Mesopotamia, donde habitaba su tío
Labán en la ciudad de Harán.

5. No es cosa extraña el que Raquel esté en el campo pastoreando los
ganados. Las hijas de los patriarcas no se entregaban a una vida cómoda, sino
que trabajaban para acrecentar los bienes de la familia. Compárese este lugar
con el capítulo 2 del Éxodo, donde se narra lo mismo de las hijas de Ragüel,
príncipe de Madián.
GÉNESIS  Capítulo XXIX 102
hermano de su madre, se acercó y removió la piedra de sobre la boca del
pozo y abrevó las ovejas de Labán, hermano de su madre. 11Y besó Jacob a
Raquel, y alzó su voz para llorar. 12Luego declaró Jacob a Raquel que era
hermano de su padre e hijo de Rebeca. Tras lo cual ella echó a correr y avisó
a su padre. 13Cuando Labán oyó lo que le decía de Jacob, hijo de su hermana,
corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lo condujo a su casa. Y (Jacob)
contó a Labán todas estas cosas. 14Díjole entonces Labán: “De veras, eres
hueso mío y carne mía.” Y estuvo con él por espacio de un mes.

Jacob se casa con Raquel


15Dijo Labán a Jacob: “¿Acaso por ser mi hermano, has de servirme de

balde? Dime cuál será tu salario.” 16Ahora bien, tenía Labán dos hijas; el
nombre de la mayor era Lía, y el nombre de la menor, Raquel. 17Lía tenía los
ojos enfermos; Raquel, en cambio, era de buena figura y de hermoso aspecto.
18Jacob amaba a Raquel, por lo cual dijo: “te serviré siete años por Raquel, tu

hija menor.” 19Labán respondió: “Mejor es dártela ti, que dársela a otro;
quédate conmigo.”
20Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años, que le parecieron como unos

pocos días, por el amor que le tenía. 21Dijo entonces Jacob a Labán: “Dame
mi mujer, que se han cumplido los días, y me llegaré a ella.” 22Reunió, pues,
Labán a toda la gente del lugar y dio un banquete. 23Mas por la noche tomó a
Lía, su hija, y la llevó a Jacob, y éste se llegó a ella. 24Y dio labán a su hija Lía
su sierva Silfá para esclava. 25Llegada la mañana, vio (Jacob) que era Lía. Dijo,
pues, a Labán: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿No te he servido por
Raquel? ¿Por qué me has engañado?” 26Respondió Labán: “No es costumbre


12. “Hermano”. Jacob era sobrino de Labán. Era costumbre llamar
hermanos a los parientes cercarnos. Véase el caso de Abrahán y Lot, que
también se llaman hermanos (13, 8 y nota).

17. “Ojos enfermos”: Otros traducen: “Ojos legañosos”. Dios
indemnizaba a Lía, dándole más hijos, de modo que la más despreciada y
menos amada superaba a su hermana y rival Raquel.

20. “Sirvió siete años”. Al que ama, nada es duro. “Amemos, pues,
nosotros siempre a Cristo, deseemos siempre sus abrazos, y fácil nos parecerá
todo cuanto es difícil; breve, todo lo que es largo, y heridos por los dardos de
su amor a cada hora y a cada momento podremos decir: ‘Ay de mí, que mi
peregrinación se ha prolongado’” (S. Jerónimo, Carta a Sta. Eustoquia).

24. Las bodas, que duraban en general una semana, se celebraban sin la
presencia de la novia, por cuya razón Jacob demasiado tarde notó el engaño.
El patriarca no tuvo la intención de casarse con Lía, pero una vez casado con
ella por el ardid de Labán, no pudo devolverla, y así llegó a tener dos
mujeres. Los santos Padres reconocen en esta historia el gran misterio de las
dos Alianzas, significando Lía a la Sinagoga, y Raquel, a la Iglesia.
GÉNESIS  Capítulo XXX 103
en nuestra tierra dar la menor antes que la mayor. 27Cumple la semana con
ésta, y te daremos también la otra, por el servicio que me prestarás durante
otros siete años.” 28Jacob lo hizo así; y habiendo cumplido la semana con ella,
le dio por mujer a su hija Raquel. 29Y dio Labán por esclava a su hija Raquel
su sierva Bilhá. 30Así se llegó (Jacob) también a Raquel, a la cual amó más
que a Lía y sirvió a (Labán) otros siete años.

Hijos de Lía
31Viendo Yahvé que Lía era menospreciada, la hizo fecunda, mientras

Raquel era estéril. 32Concibió Lía y dio a luz un hijo, al cual llamó Rubén,
pues decía: “Yahvé ha mirado mi aflicción; ahora sí que me amará mi
marido.” 33Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: “Yahvé oyó que yo
era menospreciada; por eso me ha dado también éste.” Y le llamó Simeón.
34Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: “Ahora, esta vez, mi marido

se aficionará a mí, ya que le he dado tres hijos.” Por eso le llamó Leví.
35Volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y dijo “Esta vez alabaré a Yahvé.” Por

tanto, le puso por nombre Judá; y cesó de tener hijos.

Capítulo XXX
Los restantes hijos de Jacob
1
Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y
dijo a Jacob: “Dame hijos, de lo contrario me muero.” 2Entonces se airó
Jacob contra Raquel, y dijo: “¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios, que te ha


30. Casarse con dos hermanas no estaba prohibido por la ley premosaica.
La ley babilónica, vigente entonces en Mesopotamia, lo permitía. Moisés en
cabio lo prohíbe terminantemente (Lev. 18, 18).

32 ss. En los nombres de los hijos se expresan los pensamientos y deseos
de la madre. “Lía no estaba dotada de atractivos para cautivar a un hombre y
fue entregada por su padre a Jacob en la forma más humillante para una
mujer. Jacob no la quería, ni la había deseado, ni pedido. La tomó engañado
por Labán (v. 23). Lía no tenía a nadie que la amara. Más Dios sabe que nadie
puede vivir sin amor; y la hizo madre. Dio ella a su marido seis hijos y una
hija (30, 20 y 21). Con cada hijo que llevaba a su seno nacía en ella la
esperanza de conquistar el amor de su marido, esperanza que siempre fue
frustrada. Pero si ya no fue amada por su marido, fue amada por sus hijos;
pues los hijos no se fijan en lo físico, sino que buscan el calor del amor
materno, se refugian en los brazos de la madre, sobre su corazón, porque allí
se saben aparados. Así el mismo Dios consoló a la afligida madre.” (Elpis.)
GÉNESIS  Capítulo XXX 104
negado el fruto del seno?” 3A lo cual ella contestó: “Ahí tienes a mi sierva
Bilhá: llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas. Así también yo tendré
descendencia, por medio de ella.” 4Dióle, pues, a Bilhá, su sierva, por mujer; y
Jacob se llegó a ella. 5Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo. 6Y dijo Raquel:
“Dios me ha hecho justicia, y también ha oído mi voz, concediéndome un
hijo.” Por eso le llamó Dan. 7Concibió otra vez Bilhá, sierva de Raquel, y dio
a Jacob un segundo hijo. 8Entonces dijo Raque: “Luchas de Dios he luchado
con mi hermana y he vencido.” Y le llamó Neftalí.
9Ahora bien, cuando Lía vio que había dejado de dar a luz, tomó a Silfá, su

sierva, y se la dio a Jacob por mujer. 10Y cuando Silfá, sierva de Lía, dio a
Jacob un hijo, 11exclamó Lía: ¡Qué buena suerte!”, y le puso por nombre Gad.
12Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob también un segundo hijo, 13y dijo Lía: “¡Por

dicha mía!, porque me llamarán dichosa las doncellas.” Y le llamó Aser.


14Un día salió Rubén, en tiempo de la cosecha del trigo, y halló

mandrágoras en el campo, que llevó a su madre Lía. Y dijo Raquel a Lía:


“Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.” 15Mas ella le contestó:
“¿Te parece poco haberme quitado mi marido? ¿Quieres también quitarme las
mandrágoras de mi hijo?” A lo cual contestó Raquel: “Duerma entonces
contigo esta noche, a trueque de las mandrágoras de tu hijo.” 16A la tarde,
cuando Jacob volvió del campo, salió Lía a su encuentro y le dijo: “A mí has
de venir, pues te he comprado por las mandrágoras de mi hijo”; por lo cual
aquella noche durmió con ella. 17Y oyó Dios a Lía, que concibió y dio a Jacob
un quinto hijo. 18Y dijo Lía. “Dios ha dado mi recompensa por haber dado mi
sierva a mi marido”; y le llamó Isacar. 19Lía concibió otra vez y dio un sexto
hijo a Jacob. 20Y dijo Lía: “Dios me ha dado un buen regalo; ahora habitará
mi marido conmigo, pues le he dado seis hijos.” Y le puso por nombre
Zabulón. 21Después dio a luz una hija, a la que llamó Diná.


3. Propuesta análoga hizo en su tiempo Sara a Abrahán (16, 2). Según la
ley babilónica la esposa que no tenía hijos podía dar a su marido una esclava
(véase 16, 2 y nota). “Sobre mis rodillas”: término jurídico que quiere decir
que la señora considera a los hijos de la esclava como hijos suyos.

8. ¡Qué rivalidad tan extraña! Las mujeres israelitas se disputaban el
mayor número de hijos. Para ellas el nacimiento de un hijo era una señal de la
bendición de Dios, y en realidad lo es. ¡Cuántas mujeres de hoy, aun
cristianas, no lo saben!

15. La mandrágora, planta narcótica, se usaba como remedio. Las mujeres
le atribuían, supersticiosamente, otras virtudes.
GÉNESIS  Capítulo XXX 105
22Se acordó Dios también de Raquel, la oyó y la hizo fecunda. 23Concibió
y dio a luz un hijo, y dijo: “Ha quitado Dios mi oprobio.” 24Y le puso por
nombre José, diciendo: “Añádame Yahvé otro hijo”.

Dios enriquece a Jacob


25Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: “Déjame

marchar, e iré a mi lugar y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por
quienes te he servido, y me iré; bien sabes los servicios que te he hecho.” 27Le
respondió Labán: “¡Halle yo gracia a tus ojos! He observado que Yahvé me
ha bendecido por tu causa.” 28Y agregó: “Fíjame tu salario, y lo daré.”
29Contestó él: “Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha crecido tu hacienda

conmigo. 30Poco era lo que tenías antes de mi venida, pero se ha aumentado


en extremo, pues Yahvé te ha bendecido con mi llegada. Ahora, pues,
¿cuándo podré trabajar también por mi casa” 31Le preguntó (Labán): “¿Qué es
lo que he de darte.” “No me des nada, respondió Jacob, antes bien haz
conmigo lo que te voy a decir, y volveré a pastorear y guardar tu rebaño.
32Recorreré hoy toda tu grey, apartando de ella todo animal salpicado y

mancho y todo animal negro entre los corderos y todo animal manchado y
salpicado entre las cabras, y (esto) será mi recompensa. 33Y responderá por mí
mi rectitud el día de mañana, cuando se presente delante de ti mi salario:
Todo lo que no fuere salpicado y manchado entre las cabras, y negro entre
los corderos, será en mí un robo.” 34 “Bien está, dijo Labán, sea como dices.”
35Y aquel mismo día (Labán) separó los chivos listados y manchados y

todas las cabras salpicadas y manchadas, todo lo que tenía algo de blanco, y
todo lo negro entre los corderos, y lo entregó en manos de sus hijos.
36Además fijó una distancia de tres jornadas entre él y Jacob, el cual siguió


23 ss. Raquel fue estéril durante muchos años. Todas las demás mujeres
de su marido llegaron a ser madres, menos ella que poseía su amor. Pero “se
acordó” de ella el Señor (v 22) y le concedió, benignamente, un hijo. Raquel
no se contentó con el hijo que Dios le había mandado. Quiso tener otro más,
pues dijo “Añádame Yahvé otro hijo” (v. 23). Pidió otro hijo, más sin saber
que iba a pagar esta nueva vida con la suya propia (35, 16 ss.).

32. Hay que anticipar que las ovejas y cabras de aquella región son en
general de color negro. Además, Labán tomaba para sí todos los animales de
varios colores (v. 35), dejando en manos de Jacob sólo los de color negro.
¿Cómo podrían entonces nacerle a Jacob animales de varios colores? Por eso
la propuesta hecha por Jacob, de quedarse con los de varios colores parecía
favorecer a Labán, quien estaba seguro de obtener de este modo el 99 % de
las crías.
GÉNESIS  Capítulo XXXI 106
apacentando el resto del rebaño de Labán. 37Entonces tomó Jacob unas varas
verdes de álamo, de almendro y de plátano, y les quitó parte de la corteza,
dejando al descubierto lo blanco de las varas. 38Y colocó las varas así
descortezadas en los canales o abrevaderos de agua a donde venían los
animales a beber. (Las colocó) a la vista de los animales, para que se encelasen
al tiempo de beber. 39Y así se encelaban los animales a la vista de las varas, y
parían crías listadas, salpicadas y manchadas. 40Y Jacob separó los corderos,
dirigiendo ese ganado hacia las reses listadas y poniendo, en cambio, todo lo
negro en el rebaño de Labán; y él colocó sus hatos aparte, sin ponerlos junto
al rebaño de Labán. 41Y cada vez que se encelaban las reses robustas, ponía
Jacob las varas ante los ojos del ganado en los abrevaderos, para que se
encelasen ante las varas. 42Mas cuando el ganado estaba débil, no las ponía,
de modo que las crías débiles eran para Labán, y las robustas para Jacob. 43Así
el hombre se enriqueció de un modo extraordinario, y tuvo muchos rebaños,
siervas y siervos, camellos y asnos.

Capítulo XXXI
Vuelta de Jacob a Canaán
1Oyó Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: “Jacob se ha

apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y con la hacienda de nuestro


padre ha adquirido toda esta riqueza.” 2Jacob observó también el rostro de
Labán y vio que no era para él como antes. 3Dijo, pues, Yahvé a Jacob:
“Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela, y Yo estaré contigo.”
4Entonces Jacob envió llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaban sus

rebaños, 5y le dijo “Veo que el rostro de vuestro padre no es para mí como


antes, mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Como sabéis he servido a
vuestro padre con todas mis fuerzas; 7pero vuestro padre se ha burlado de
mí, cambiando diez veces mi salario, aunque Dios no le ha permitido
dañarme. 8Si él decía: ‘Las ovejas salpicas serán tu salario’, todas las ovejas
parían crías salpicadas. Y se decía: ‘Las listadas serán tu salario’, todas las
ovejas parían crías listadas. 9De esta suerte Dios ha quitado la hacienda de


37. Para contrarrestar la avaricia de Labán, procuró Jacob proporcionarse
a sí mismo lo que le correspondía. Según S. Crisóstomo, el artificio servía
solamente para encubrir el milagro que Dios hacía para indemnizar a Jacob.

40. Texto muy oscuro. Hemos preferido la traducción de Bover-Cantera
que transcribimos al pie de la letra.

7. “Diez veces”: esto es, muchas veces (Orígenes). Véase Lev. 26, 26,
donde el número diez también se usa en sentido de mucho.

9. Se manifiesta aquí que las industrias que Jacob aplicaba eran inspiradas
por Dios, quien de esta manera recompensaba a su servidor.
GÉNESIS  Capítulo XXXI 107
vuestro padre y me la ha entregado a mí. 10Al tiempo que las ovejas entraban
en calor, alcé mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían el ganado
eran listados, salpicados y manchados, 11Y me dijo el Ángel de Dios en sueño:
‘¡Jacob!’, a lo cual yo respondí: ‘Heme aquí.’ 12Y dijo Él: ‘Alza los ojos, y verás
que todos los machos que cubren el ganado son listados, salpicados y
manchados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13Yo soy el Dios
de Betel, donde ungiste un monumento, y donde me hiciste un voto. Ahora,
pues, levántate, sal de esta tierra, y vuelve al país de tu nacimiento.”
14Respondieron Raquel y Lía, diciéndole: “¿Tenemos acaso todavía alguna

parte y herencia en la casa de nuestro padre? 15¿No nos ha tratado como


extranjeras?, pues nos vendió, y se comió por completo nuestro dinero. 16Mas
ahora toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de
nuestros hijos. Haz, pues, cuanto te ha dicho Dios.” 17Se levantó entonces
Jacob, hizo subir a sus hijos y a sus mujeres sobre los camellos, 18y llevándose
todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, los bienes que había
ganado en Mesopotamia, y se fue a Isaac, su padre, al país de Canaán.

Labán da alcance a Jacob


19Labán había ido a esquilar sus ovejas. Entre tanto robó Raquel los

terafim que tenía su padre, 20y Jacob engañó a Labán, arameo, no


comunicándole su huída. 21Pues huyó con todo lo que era suyo, y
levantándose pasó el río, y se encaminó hacia las montañas de Galaad. 22Al
tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob había escapado. 23Entonces
tomó a sus hermanos consigo, y persiguiéndolo durante siete días, le dio
alcance en la montaña de Galaad. 24Mas Dios se llegó a Labán, arameo, en
sueño durante la noche y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea
buena, sea mala.” 25Alcanzó, pues Labán a Jacob, cuando éste tenía fijadas sus
tiendas en el monte, y acampó también Labán, con sus hermanos, en el
monte de Galaad.


11. “El Ángel de Dios”: Era el mismo Dios, como se ve por el vers. 13. Cf.
16, 7 y 28, 10-19.

17. Eran once hijos, el mayor de los cuales tenía alrededor de trece años.
Benjamín, el menor, nació en Canaán (35, 16ss.)

19. Los “terafim” era, lo mismo que en Roma los “penates”, los espíritus
tutelares de la familia. Es evidente que esta superstición venía de la familia de
Labán. Los terafim aparecen varias veces en la historia de Israel (cf. IV Rey.
23, 24; Zac. 10, 2).

21. “El río”: el Éufrates. “Galaad”, región transjordánica que se extiende
entre los ríos Yarmuc y Yaboc, tributarios del Jordán, distante de Harán
(Mesopotamia) unos 600 kms.

24. “Guárdate de decir… sea mala”. Es un giro que quiere decir:
Confórmate con lo sucedido.
GÉNESIS  Capítulo XXXI 108
26 Y dijo Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? Me engañaste y te has
llevado a mis hijas como cautivas de guerra. 27¿Por qué escapaste
secretamente, engañándome, y no me avisaste? Te habría despedido con
alegría y cantos, con tamboriles y cítaras. 28Ni siquiera me has dejado besar a
mis hijos y a mis hijas. De veras, has obrado neciamente. 29Está en mi mano el
haceros mal; pero el Dios de vuestro padre me habló anoche, diciendo:
‘Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.’ 30Mas ya que
has partido, porque tanto deseabas ir a la casa de tu padre, ¿por qué has
robado mis dioses?” 31Conterstó Jacob, y dijo a Labán: “Tuve miedo, pues
pensaba que tal vez me quitarías tus hijas. 32En cuanto a tus dioses, aquel en
cuyo poder los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos haz
tus pesquisas, y en caso que tengo yo algo, llévatelo.” Pues Jacob no sabía
que Raquel los había robado. 33Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, y
en la tienda de Lía, y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada. Salió de
la tienda de Lía, y entró en la tienda de Raquel. 34Mas Raquel había tomado
los terafim y los había metido en la albarda del camello, sentándose encima, y
a Labán que registró toda la tienda, sin encontrar nada, 35le dijo: “No se irrite
mi señor si no puedo levantarme delante de ti; porque estoy con la
costumbre de las mujeres.” De manera que él, a pesar de escudriñarlo (todo),
no halló los terafim.
36Entonces Jacob, montado en cólera, recriminó a Labán; y tomando

Jacob la palabro dijo a Labán: “¿Cuál es mi crimen, y cuál mi pecado, para


que tanto te enardezcas en mi persecución? 37Después de registrar todo mi
equipaje, ¿qué has hallado de todos los objetos de tu casa? Ponlo aquí delante
de mis hermanos y de tus hermanos, y sean ellos jueces entre nosotros dos.
38Hace veinte años que estoy contigo, y tus ovejas y tus cabras no han

abortado, y no me he comido los carneros de tu rebaño. 39Lo destrozado no


te lo he mostrado, pues yo mismo pagaba el daño; y lo robado de noche y lo
robado de día de mi mano lo reclamabas. 40De día me consumía el calor, y
de noche el frío, y huía el sueño de mis ojos. 41Ésta ha sido mi suerte por
veinte años en tu casa. Catorce años te he servido por tus dos hijas, y seis
años por tu rebaño; y diez veces has cambiado mi salario. 42Si el Dios de mi


36. ss. No sabiendo que Raquel había robado los ídolos, y sintiéndose
agraviado por la conducta poco delicada de su tío, Jacob habla en tono de
enojado y le echa en cara su desvergüenza. Véase al respecto los trabajos y
sufrimientos que Jacob enumera en los versículos 38 y ss.

40. Estas palabras de Jacob suelen aplicarse también a los pastores de
almas. El verdadero pastor imita a Jacob, vigila día y noche, sufre frío y calor
y no se deja dominar por el sueño.

42. “El Temor de Isaac”, esto es, Dios. Otros: “el Temido”. Véase vers.
53, donde se encuentra la misma expresión. Jacob quiere documentar su fe en
el Dios a quien adoraba su padre Isaac, el único y verdadero Dios, que hizo
GÉNESIS  Capítulo XXXI 109
padre, el Dios de Abrahán y el Temor de Isaac, no hubiera estado conmigo,
me habrías ahora despedido con las manos vacías. Mas Dios ha visto mi
aflicción, y el trabajo de mis manos; y Él (te) recriminó la noche pasada.”

Labán hace alianza con Jacob


43Respondiendo dijo Labán a Jacob: “Las hijas, hijas mías son, los hijos son

hijos míos y los rebaños, rebaños míos; y todo cuanto ves, mío es. Mas ¿qué
puedo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
44Ahora, ven, pues, pactemos alianza, yo y tú, que será para testimonio entre

los dos.” 45Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en monumento. 46Y
dijo Jacob a sus hermanos: “Recoged piedras.” Y recogieron piedras e hicieron
un montón; y comieron allí sobre aquel montón. 47Labán lo llamó “Jegar-
Sahaduta”, y Jacob lo llamó “Galaad”. 48Y dijo Labán: “Este majano sea hoy
testigo entre mí y entre ti,” Por eso se le dio el nombre de Galaad, 49y
también de Masfá, porque dijo: “¡Vele Yahvé sobre nosotros dos, cuando nos
hallemos separados el uno del otro! 50Si tu maltratas a mis hijas, o si tomas
otras mujeres, además de mis hijas, estará entre nosotros no un hombre; mira,
es Dios quien estará como testigo entre los dos.” 51Y siguió diciendo Labán a
Jacob: “He aquí este majano, y he aquí este monumento que he erigido entre
mí y entre ti; 52este majano sea testigo, y testigo sea este monumento de que
yo no pasaré este majano yendo contra ti, y de que tú no pasarás este majano
y este monumento yendo contra mí para hacerme mal. 53El Dios de Abrahán,
el Dios de Nacor y el Dios de sus padres sea juez entre nosotros”. Y Jacob juró
por el Temor de su padre Isaac.
54Luego ofreció Jacob un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a

comer. Comieron, pues, y pasaron la noche en el monte. 55A la mañana se


levantó Labán muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo;
luego se puso en camino para volver a su lugar.

las promesas a sus padres. Labán, en cambio, invoca a las divinidades de su


familia (v. 53), agregando al Dios de Abrahán el nombre del Dios de Nacor y
de sus padres.

47 s. El montón de piedras que Jacob levantó tiene dos nombres: uno
que le puso Labán en lengua aramea: “Jegar Sahaduta”, y otro hebreo:
“Galaad”, con que lo denominó Jacob. Ambas denominaciones significan
“majano del testimonio”. Masfá o Mizpá (v. 48) tiene el significado de
atalaya, y quiere expresar la idea de que Dios vela sobre la alianza que acaban
de pactar.
GÉNESIS  Capítulo XXXII 110

Capítulo XXXII
Temores de Jacob
1Prosiguió Jacob su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2Al

verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y llamó a aquel lugar


Mahanaim. 3Luego envió Jacob mensajeros delante de sí a su hermano Esaú,
al país de Seír, a las campiñas de Edom, 4y les dio esta orden: “Así diréis a mi
señor Esaú: Esto dice tu siervo Jacob: He estado con Labán donde me detuve
como huésped hasta hoy. 5Tengo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y
ahora envío mensaje a mi señor, para hallar gracia a tus ojos.” 6Los
mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: “Hemos ido a tu hermano Esaú, y él
viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”
7Se atemorizó entonces Jacob en gran manera, y lleno de angustia dividió

la gente que tenía, incluso las ovejas, el ganado mayor y los camellos, en dos
campamentos; 8pues se decía: “Si viene Esaú a uno de los dos campamentos y
lo destroza, se salvará el campamento restante.” 9Y oró Jacob: “Oh Dios de
mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a
tu tierra y al país de tu nacimiento, que Yo te haré bien, 10¡qué poco merecía
yo todas las mercedes y toda la fidelidad de que has hecho objeto a tu siervo!
Pues con sólo mi cayado pasé este Jordán, y ahora he venido a formar dos
campamentos. 11Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano


2. El nombre de la ciudad de Mahanim (campamentos) recuerda el dicho
de Jacob: “Este es el campamento de Dios”, lo que quiere decir: aquí se halla
el ejército de los ángeles de Dios que van a luchar en mi favor y me
procurarán la victoria sobre mis enemigos. La ciudad está situada en
Trasjordania, en los confines de Gad y Manasés, al norte del río Yaboc y a no
grande distancia del río, y además no muy adentro den la montaña, y por
consiguiente no muy lejos del Jordán (Fernández).

3. “Seír”: región entre el extremo sur de Palestina y el golfo de Akaba
(Mar Rojo), idéntica en gran parte con el país de Edom o Idumea.

4. Nótese la humildad de Jacob, que da a su hermano el título de señor,
como si fuese súbdito del mismo. Obraba así por el miedo que lo tenía
aplastado, pues sabía que sería difícil aplacarlo.

11. El miedo en un personaje de la importancia del patriarca Jacob, este
miedo casi infantil, que él mismo confiesa con filial sencillez en su oración, nos
muestra cuánto debemos apartarnos del estoicismo pagano, que confía en la
propia suficiencia y presenta el orgullo con apariencia de virtud. El que es
pequeño, ése venga a mí, dice Dios (Prov. 9, 4), y Jesús enseña que el que no
se vuelve sencillo como un niño no entra en el cielo (Mat. 18, 3), en tanto
que el más pequeño será el primero en el Reino (ibd. 4). Tal es la doctrina de
la infancia espiritual, que Santa Teresa del Niño Jesús expuso con el nombre
GÉNESIS  Capítulo XXXII 111
de Esaú; porque le temo, no sea que venga y me destruya a mí y a las madres
con los hijos. 12Tú mismo dijiste: Yo te colmaré de bienes y haré tu
descendencia como las arenas del mar, que a causa de su muchedumbre no
pueden contarse.”

Jacob aplaca a su hermano Esaú


13Habiendo pasado allí aquella noche, tomó Jacob de lo que tenía a mano

para hacer un presente a Esaú, su hermano: 14doscientas cabras y veinte


machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta camellas criando
con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos. 16Los
entregó a sus siervos, cada rebaño aparte, y dijo a sus siervos: “Id delante de
mí, dejando un espacio entre rebaño y rebaño.” 17Y dio al primero esta
orden: “Cuando te encontrare Esaú, mi hermano, y te preguntare: ¿De quién
eres, y adónde vas, y de quién es lo (que marcha) delante de ti?, 18dirás: De tu
siervo Jacob; es un presente, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él mismo
viene detrás de nosotros.” 19Y también al segundo, como asimismo al tercero,
y a todos los que iban tras los rebaños, mandó: “En éstos términos hablaréis a
Esaú cuando lo encontrareis.” 20Y diréis también: “He aquí, tu siervo Jacob
viene detrás de nosotros.” Porque se decía: Aplacaré su ira con el presente
que va delante de mí; después veré su rostro; quizá me sea propicio. 21Pasó,
pues el presente delante de él; mas él se quedó aquella noche en el
campamento.

La lucha con el Ángel


22Aquella noche se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres, a sus dos

siervas y a sus once hijos, para pasar el vado del Yaboc. 23Los tomó, y los hizo
pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía. 24Así se quedó Jacob
solo, y luchó con él un hombre hasta rayar el alba. 25Pero viendo que no le

de caminito de confianza y de amor, y al que el Papa Benedicto XV llamó el


secreto de la santidad.

12. “Tú mismo dijiste”: Véase 28, 14 s. y nota.

22. El “Yaboc”, río de Galaad (Transjordania) y tributario del Jordán.

24. El que luchaba con el patriarca, pero sin emplear toda su fuerza, era
el Ángel del Señor que representaba a Dios mismo, como se desprende de los
versículos siguientes y de Os. 12, 4 ss.

25. En esta lucha se ve el verdadero valor de Jacob, quien se declaraba
miedoso, pero por la fuerza de la oración se convirtió en vencedor. Strack
llama a este episodio “la lucha de oración de Jacob”, “la oración
dramatizada”. Toda oración es una lucha del hombre con Dios, en la cual el
que reza bien vence a Dios. Compárese las palabras de Jacob: “No te dejaré ir
si no me bendices” (v. 26), con las de Dios a Moisés en Ex. 32, 10: “Déjame,
GÉNESIS  Capítulo XXXII 112
podía, le tocó en la articulación del muslo de Jacob mientras luchaba con él.
26Por lo cual dijo: “Déjame que ya raya el alba.” Mas (Jacob) contestó: “No

te dejaré ir si no me bendices.” 27Le preguntó él: “¿Cuál es tu nombre?”, y


respondió: “Jacob.” 28Le dijo entonces: “En adelante no te llamarás más
Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con hombres, y has
prevalecido.” 29Preguntóle Jacob, diciendo: “Dime, por favor, tu nombre.”
Mas él contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Y le bendijo allí.
30Jacob dio a aquel lugar el nombre de Fanuel, porque (dijo): “He visto a

Dios cara a cara, y ha quedado a salvo mi vida.” 31Apenas había pasado de


Fanuel cuando salió el sol; e iba cojeando del muslo. 32Por tanto, los hijos de
Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio ciático, que está en la
articulación del muslo, por haber sido tocada la articulación del muslo de
Jacob en el nervio ciático.

para que se encienda mi furor”; es decir, no te interpongas con tus súplicas,


para que no me vea obligado a atenderlas.

28. Jacob se llamará en adelante “Israel”, que significa “Combatiente de
Dios”, o “Combatiente con Dios”; nombre que le dio el Ángel del Señor con
quien luchó en la noche antes de encontrarse con su hermano, siendo más
tarde confirmado por el mismo Señor (Gén. 35, 10). El cambio de nombre es
señal de una nueva misión, porque los hombres de entonces no llevaban sus
nombres como etiqueta sino como expresión de su ser. El nombre y su
portador era, por decirlo así, una unidad ontológica, y no solamente una
combinación casual, como hoy. Cf. al respecto el cambio de nombre de
Abrahán en Gén. 17, 5. No se sabe exactamente cuál fue el sentido de la lucha
de Jacob con el ángel. El patriarca se hallaba en grandes angustias, y lo que
buscaba su alma era ayuda y consuelo en Dios. Así parece explicarlo el profeta
Oseas: “Con su fortaleza Jacob luchó con el ángel y prevaleció sobre él y le
venció; y con lágrimas se encomendó a él” (Os. 12, 3 s.); por lo cual no
necesitamos recurrir a las “pesadillas” de los racionalistas para explicar este
pasaje. “El que considere con atención y una los datos con que la Biblia
presenta a Jacob, antes y después de su lucha con Dios, encontrará un cambio
sensible: antes era el realizador tortuoso y trabajado, después es el triunfador
inconcuso y benigno” (Ricciotti, Hist. de Israel, núm 147).

30. Mirar a Dios y no morir por espanto parecía a Jacob un milagro. Era
creencia común que el hombre mortal no pudiera ver a Dios sin morir en el
mismo instante. Cf. 16, 13 y nota. “Fanuel” significa: Dios se apareció.
Hallábase al sur de Mahanaim, entre este lugar y Sucot (cf. 33, 17).

32. “No comer el nervio ciático”: Se refiere a los animales.
GÉNESIS  Capítulo XXXIII 113

Capítulo XXXIII
Reconciliación con Esaú
1Cuando Jacob alzando los ojos vio que venía Esaú, y con él cuatrocientos

hombres, repartió los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas, 2poniendo
delante a las siervas con sus hijos, detrás a Lía con sus hijos, y a Raquel con
José los postreros. 3Él mismo se les adelantó y se postró en tierra siete veces,
hasta que se hubo acercado a su hermano. 4Entonces Esaú corrió a su
encuentro, le abrazó, se echó sobre su cuello y le besó; y lloraron. 5Alzando
los ojos, vio (Esaú) a las mujeres y a los niños, y preguntó: “¿Quiénes son
estos que tienes contigo?” Respondió: “Son los hijos que Dios ha dado a tu
siervo.” 6Y se acercaron las siervas, ellas y sus hijos, y se postraron. 7Acercóse
también Lía con sus hijos, y se postraron; y después se acercaron José y
Raquel, y se postraron. 8Preguntó entonces: “¿Qué significa toda esta
caravana que acabo de encontrar?” A lo que respondió (Jacob): “Es para
hallar gracia a los ojos de mi señor.” 9 “Vivo en abundancia, hermano mío,
contestó Esaú; sea para ti lo que es tuyo.” 10Pero Jacob replicó: “De ninguna
manera. Si he hallado gracia a tus ojos, acepta mi presente de mi mano, por
cuanto he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios, y me has mostrado
tu benevolencia. 11Acepta, pues, mi bendición que te he traído; pues Dios me
ha favorecido y tengo de todo.” Y le instó tanto que aceptó.
12Luego dijo (Esaú): “Partamos y pongámonos en marcha, y yo iré delante

de ti.” 13Mas él respondió: “Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que
tengo ovejas y vacas preñadas; y si las arrean apresuradamente un solo día,
morirá todo el ganado. 14Adelántese, pues, mi señor a su siervo, y yo seguiré
lentamente, al paso de los rebaños que llevo delante, y al paso de los niños,


4. Jacob consigue un milagro: la oración, la humildad y el ofrecimiento
de sus bienes, provocan el desarme de Esaú. El amor fraternal vence los
rencores y los hermanos se abrazan como si nunca hubiesen sido enemigos.
¡Qué lección para el hombre moderno, cuyo ideal son los soldados de Esaú
armados hasta los dientes! Porque no saben que el desarme se produce por la
oración, la humildad y la renuncia a los bienes materiales que tanto desea
nuestro egoísmo individual y colectivo.

10. “He visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios”. Lo dice por la
bondad con que lo recibió. Aunque nos parezca exagerada la cortesía con que
Jacob trata a Esaú, hay que reconocer sin embargo su fina prudencia. Los ricos
presentes surtieron pleno efecto y se aplacó el furor de su hermano.

11. “Bendición”: Se refiere a los regalos, pues todos los dones son una
bendición que de arriba viene (Sant. 1, 17). S. Pablo aplica esta misma palabra
a las limosnas que los cristianos de Corinto mandaron a Jerusalén (II Cor. 9,
5).
GÉNESIS  Capítulo XXXIV 114
hasta que llegue a mi señor, a Seír.” 15Respondió Esaú: “Dejaré entonces para
ti parte de la gente que tengo conmigo.” Mas (Jacob) dijo: “¿Para qué esto?
¡Con tal que halle yo gracia a los ojos de mi señor!” 16Se volvió, pues, Esaú ese
mismo día rumbo a Seír.

Jacob en Sucot y Siquem


17Jacob marchó a Sucot, donde hizo una casa para sí, y cabañas para su

ganado. Por donde se llamó aquel lugar Sucot. 18De vuelta de Mesopotamia
llegó Jacob sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en el país de Canaán,
y acampó frente a la ciudad. 19Y compró a los hijos de Hemor, padre de
Siquem, por cien kesitas, la parte del campo donde había asentado su tienda.
20Allí erigió un altar, y lo llamó El-Elohé-Israel.

Capítulo XXXIV
Crimen de los siquemitas
1Diná, la hija que Lía había dado a luz a Jacob, salió para ver a las hijas del

país. 2La vio Siquem, hijo de Hemor el heveo, príncipe del país, y la tomó y
cohabitó con ella, haciéndole violencia. 3Y se prendó de Diná, hija de Jacob,
de tal manera que se enamoró de la joven y le habló al corazón. 4Habló,
pues, Siquem a su padre Hemor, diciendo: “Tómame esta joven por mujer.”
5Supo Jacob que (Siquem) había violado a su hija Diná; mas estando sus hijos

con el ganado en el campo, se calló Jacob hasta su regreso. 6Entretanto,


Hemor, padre de Siquem fue a ver a Jacob para hablar con él.
7Cuando los hijos de Jacob vinieron del campo y lo supieron, se

entristecieron y se irritaron mucho, porque con la violación de la hija de


Jacob se había cometido un crimen contra Israel, cosa que no se debía hacer.
8Habló Hemor con ellos, y dijo: “Siquem, mi hijo, está enamorado de vuestra

hija; os ruego, dádsela por mujer. 9Emparentad con nosotros, dadnos vuestras
hijas, y tomad para vosotros nuestras hijas; 10y habitad con nosotros, pues la


17. “Sucot”, más tarde ciudad, situada a 10 kms. de la desembocadura del
Yaboc en el Jordán.

18. La ciudad de “Siquem”, esto es, el punto céntrico de Palestina. En el
campo que Jacob allí compró, abrió un pozo, llamado más tarde pozo de
Jacob, famoso por la conversación de Jesús con la samaritana (Juan 4). La
Vulgata traduce: “llegó a Salem, ciudad de los siquemitas.

19. “Cien kesitas”: cien monedas de plata. La Vulgata dice: cien corderos.

20. “El-Elohé-Israel”: El significado de este nombre es: Él (nombre de
Dios) es el Dios de Israel, o: el fuerte Dios de Israel. Vulgata: “Dios fortísimo
de Israel.”

2. Los “heveos”, un pueblo cananeo (10, 17; E. 3, 8; Jos. 9, 7).
GÉNESIS  Capítulo XXXIV 115
tierra estará avuestra disposición. Permaneced en ella, recorredla y tomadla
en posesión.”
11También Siquem dijo al padre y a los hermanos de ella: “¡Halle yo gracia

a vuestros ojos!, pues daré lo que me pidiereis. 12Exigidme mucha dote y


muchos dones; yo daré cuanto me digáis; pero dadme a la joven por mujer.”
13Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hemor, su padre, hablando

con dolo, por cuanto había violado a Diná su hermana, 14y les dijeron: “No
podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre incircunciso; porque
sería para nosotros una deshonra. 15Sólo con esta condición podremos acceder
a vuestro deseo: si consentís en ser como nosotros, circuncidando a todo
varón de entre vosotros. 16Entonces os daremos nuestras hijas, y nos
tomaremos vuestras hijas; y habitaremos con vosotros, formando un solo
pueblo. 17Pero, si no queréis escucharnos y no os circuncidáis, tomaremos a
nuestra hija y nos iremos.” 18Parecieron bien sus palabras a Hemor y a Siquem,
hijo de Hemor; 19y no tardó el joven en hacer aquello, porque estaba
prendado de la hija de Jacob; y era él el más distinguido de toda la casa de su
padre.

Simón y Leví toman venganza


20Luego fueron Hemor y Siquem, su hijo, a la puerta de su ciudad, y

hablaron con los hombres de la ciudad, diciendo: 21 “Estos hombres son


pacíficos con nosotros; habiten, pues, en el país y lo recorran. He aquí que el
país es suficientemente largo y ancho para ellos. Tomaremos a sus hijas por
mujeres y les daremos nuestras hijas. 22Pero los hombres sólo querrán
consentir en habitar con nosotros y formar un mismo pueblo con tal que se
circuncide todo varón de entre nosotros, así como ellos son circuncisos.
23Entonces sus ganados y sus riquezas y todas sus bestias, ¿no serán nuestros?,

tan sólo accedamos a sus deseos; y así habitarán con nosotros.” 24Asintieron a
Hemor y a Siquem, su hijo, todos los que venían a la puerta de su ciudad; y se
circuncidaron todos los varones que venían a la puerta de su ciudad.


12. Según la costumbre antigua, el novio dotaba a la novia y hacía
regalos a los parientes de la misma (véase cap. 24).

14. Se nota en toda esta historia que los hijos de Jacob tienen la
conciencia de ser un pueblo que no puede mezclarse con otros. Fue éste uno
de los efectos de la circuncisión que, como se ve, Jacob practicaba también en
Mesopotamia. Si después (v. 16), aparentemente, aceptan la propuesta de los
siquemitas, de formar con ellos un solo pueblo, es para engañarlos y tener
tiempo para preparar la venganza.

20. Era la puerta de la ciudad el lugar donde se trataban los asuntos
públicos y judiciales.
GÉNESIS  Capítulo XXXV 116
25Mas al tercer día, cuando sintieron los dolores, dos de los hijos de
Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Diná, tomaron cada uno su espada, y en
plena paz entraron en la ciudad, y mataron a todos los varones. 26Mataron
también a Hemor y a Siquem, su hijo, al filo de espada; y tomando a Diná de
la casa de Siquem se volvieron. 27Después los hijos de Jacob se arrojaron sobre
los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían violado a su hermana.
28Tomaron sus ovejas, sus vacadas y sus asnos; todo lo que había en la ciudad

y lo que había en el campo. 29Se llevaron como botín todos sus bienes, a
todos sus niños y a sus mujeres, y todo cuanto había en las casas. 30Dijo
entonces Jacob a Simeón y Leví: “Me habéis desconcertado, haciéndome
odioso a los moradores de esta tierra, a los cananeos y los fereceos; y no
tengo sino poca gente; se juntarán contra mí y me matarán; y seré destruido
yo y mi casa.” 31Le respondieron: “¿Debió él tratar a nuestra hermana como a
una prostituta?”

Capítulo XXXV
Jacob erige un altar en Betel
1Dijo Dios a Jacob: “Levántate, sube a Betel, donde habitarás, y construye

allí un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de Esaú, tu


hermano. 2Dijo, pues, Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban:
“Apartad los dioses extraños que hay en medio de vosotros; purificaos y
mudad vuestros vestidos. 3Nos levantaremos para subir a Betel, donde
construiré un altar al Dios que me oyó en el día de mi angustia y me asistió en
el camino por donde he andado.”
4Entonces entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, y los

pendientes que traían en las orejas; y Jacob los escondió bajo la encina que


25. “Simeón y Leví”, hijos de Lía, como Diná.

29. Nácar-Colunga sospecha que haya sido alterado el texto por los
copistas que se habrían dejado llevar por su aversión a los samaritanos. “Se
explica, dice, la muerte de Siquem y de su padre y el rescate de Diná, pero no
la matanza de los siquemitas inocentes, sin excluir los niños y las mujeres.”

30. La respuesta definitiva al crimen perpetrado la dará Jacob antes de su
muerte (49, 5-7). Las dos tribus de Simeón y Leví tendrán que llevar las
consecuencias de su maldad.

2. “Apartad los dioses extraños”: los ídolos de Raquel (véase 31, 19) y
aquellos de que se habían apoderado cuando despojaron la ciudad de Siquem
(cap. 34).

4. Las mujeres usaban los zarcillos no solamente como atavío, sino
también como amuletos supersticiosos.
GÉNESIS  Capítulo XXXV 117
está cerca de Siquem. 5Luego se pusieron en marcha, y vino el terror de Dios
sobre las ciudades circunvecinas, de manera que no persiguieron a los hijos de
Jacob. 6Llegó, pues, Jacob a Luz, en tierra de Canaán, que es Betel, él y todo
su pueblo con él. 7Allí erigió un altar, y llamó al lugar El-Betel; porque allí se
le apareció Dios, cuando huía de su hermano. 8Y murió Débora, nodriza de
Rebeca, y fue enterrada al pie de Betel, bajo una encina, la cual fue llamada
Encina del Llanto.

El Señor renueva las promesas


9Aparecióse Dios otra vez a Jacob después de su vuelta de Mesopotamia, y

le bendijo. 10Díjole Dios: “Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob;


tu nombre será Israel.” Y le puso por nombre Israel. 11Y le dijo Dios: “Yo soy
el Dios Omnipotente. Crece y multiplícate; de ti nacerá una nación y una
multitud de naciones, y reyes saldrán de tus lomos. 12Y la tierra que di a
Abrahán y a Isaac, te la daré a ti; a tu posteridad después de ti daré esta
tierra.” 13Y desapareció Dios de su presencia, en el lugar donde había hablado
con él. 14En aquel lugar donde había hablado con él levantó Jacob un
monumento, un monumento de piedra, sobre el cual ofreció juna libación y
derramó óleo. 15Y Jacob dio al lugar donde Dios le había hablado, el nombre
de Betel.

Muerte de Raquel
16Partieron de Betel, y faltaba aun algún trecho de camino para llegar a

Efrata cuando Raquel dio a luz. Tuvo ella un duro parto, 17y cuando peligraba
en el parto, le dijo la partera: “No temas, porque también esta vez tienes un
hijo.” 18Y al salir su alma -pues estaba ya moribunda- le llamó Benoní; mas su
padre le llamó Benjamín. 19Murió, pues, Raquel y fue sepultada en el camino


5. “El terror de Dios”: Hebraísmo que quiere decir: un terror pánico Cf.
Ex. 23, 27; Deut. 11, 25.

7. “El-Betel”, que significa: el Dios de Betel. Cf. 28, 10 ss.

10 ss. Dios confirma a Jacob las promesas del cap. 28 (v. 11-15) y el
cambio de nombre (cf. 32, 28 y notas).

14. Era costumbre levantar monumentos de piedra (en hebreo:
massebah) con el fin de conmemorar acontecimientos de significado religioso
(cf. 28, 18).

16. “Efrata”: ciudad y región de Belén, denominada así por su fertilidad;
pues Efrata significa fértil, y Belén (Betlehem) casa del pan, cf. Rut, 1, 2; Miq.
4, 2.

18. “Benoní”: hijo de mi dolor. “Benjamín”: hijo de la diestra o hijo de
buen augurio; corresponde al nombre de Buenaventura (en griego
Esustaquio).
GÉNESIS  Capítulo XXXV 118
de Efrata, que es Betlehem. 20Erigió Jacob un monumento sobre su tumba, es
el monumento de la tumba de Raquel hasta el día de hoy.

Crimen de Rubén
21Partió Israel y asentó sus tiendas más allá de Migdal-Eder. 22Y mientras

moraba Israel en aquella región, fue Rubén y cohabitó con Bilhá, concubina
de su padre, lo que supo Israel.

Los doce hijos de Jacob


Los hijos de Israel eran 12: 23Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob;
Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Hijos de Raquel: José y Benjamín.
25
Hijos de Bilhá, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26Hijos de Silfá, sierva de Lía:
Gad y Aser. Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en Mesopotamia.

Muerte de Isaac
27Fue Jacob adonde vivía Isaac, su padre, a Mamré, a Quiriat Arbá, que es

Hebrón, donde moraron como extranjeros Abrahán e Isaac. 28Fueron los días
de Isaac ciento ochenta años. 29Anciano y colmado de días expiró Isaac y
murió, y fue reunido con su pueblo; le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.


20. Los judíos y mahometanos veneran la tumba de Raquel, en un
monumento sepulcral erigido en el camino de Jerusalén a Belén. Véase 48, 9.

21. “Migdal-Eder”, que quiere decir Torre de ganado; según San
Jerónimo, un kilómetro y medio al este de Belén. Es muy verosímil que sea
éste el lugar donde los ángeles se aparecieron a los pastores para anunciarles
el nacimiento de Jesús.

22. El castigo de este crimen véase en 49, 4.

29. Muy poco es lo que la Sagrada Escritura narra de la vida del patriarca
Isaac; sin embargo, podemos considerarlo como una de las figuras más
grandes de la historia del Reino de Dios. Como hijo de la promesa (17, 15 s.
18, 9 ss.) heredó también las revelaciones divinas. Era pacífico como su padre
Abrahán (26, 16 ss.), muy amante de sus padres (26, 67) y de carácter
contemplativo (24, 63). Servía al Señor con sinceridad, a ejemplo de su
padre, y construyó un altar en Bersabee. Dios consoló al santo patriarca,
renovándole la promesa dada a Abrahán de que uno de sus descendientes
sería el Mesías (26, 2-4); promesa que recuerda por boca de S. Pablo: “Por
Isaac será llamada tu descendencia”, es decir, la descendencia espiritual (Rom.
9, 7; Gál. 4, 28). De este modo, los cristianos somos hijos de Abrahán por
linaje de Isaac. Sobre Isaac como figura de Jesucristo, véase 22, 8 ss.; Hebr. 11,
9 y notas. El “Testamento de Isaac”, un libro difundido en los primeros siglos
del Cristianismo, es apócrifo, y su autor nada tiene que ver con el patriarca de
la Biblia.
GÉNESIS  Capítulo XXXVI 119

Capítulo XXXVI
Los descendientes de Esaú
1Esta es la historia de Esaú, que es Edom: 2Esaú tomó sus mujeres de entre

las hijas de Canaán: a Adá, hija de Elón, heteo; a Oholibamá, hija de Aná,
hijo de Sibeón, heveo; 3y a Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebayot.
4De Adá nació a Esaú Elifaz, y de Basemat Reuel. 5Oholibamá dio a luz a Jeús,
a Jalam y a Core. Estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en tierra de
Canaán. 6Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y a todas las almas de
su casa, su ganado y todas sus bestias, con todos los bienes que había
adquirido en tierra de Canaán, y se dirigió a un país alejado de Jacob, su
hermano. 7Porque la hacienda de ellos era tan grande, que no podían habitar
juntos; pues la tierra de sus peregrinaciones no era capaz de sostenerlos a
causa de sus ganados. 8Se estableció, pues, Esaú en la montaña de Seír. Esaú
es lo mismo que Edom.
9Estos son los descendientes de Esaú, padre de los idumeos, en la montaña

de Seír, 10y estos son los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de
Esaú. 11Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatam y Quenaz.
12Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec. Éstos son

los descendientes de Adá, mujer de Esaú. 13Y éstos son los hijos de Reuel:
Náhat, Sera, Samá y Misá. Son éstos los descendientes de Basemat, mujer de
Esaú. 14Los hijos de Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, mujer de Esaú,
que ella dio a luz a Esaú, fueron éstos: Jeús, Jalam y Core.
15He aquí los príncipes de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz,

primogénito de Esaú: el príncipe Temán, el príncipe Omar, el príncipe Sefó, el


príncipe Quenaz, 16el príncipe Core, el príncipe Gatam, el príncipe Amalec.
Éstos son los príncipes de Elifaz, en el país de Edom, y éstos son los
descendientes de Adá. 17Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron el príncipe
Náhat, el príncipe Sera, el príncipe Samá, el príncipe Misá. Éstos son los
príncipes de Reuel, en el país de Edom; y éstos son los descendientes de
Basemat, mujer de Esaú. 18Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el
príncipe Jeús, el príncipe Jalam, el príncipe Core. Éstos son los príncipes de
Oholibamá, hija de Aná, mujer de Esaú. 19Éstos son los hijos de Esaú, y éstos
sus príncipes. Éste es Edom.


1. El autor sagrado concluye con este capítulo la historia de Esaú, para
dedicarse en adelante, exclusivamente, a la historia de Jacob. Esaú se llama
aquí Edom (=Rojo). También las mujeres de Esaú tienen otros nombres que
en 26, 34 y 28, 9.

8. “Seir”: la región montañosa al sur del mar Muerto, dividida por un
profundo valle que se llama Arabá. Véase 32, 3 y nota.
GÉNESIS  Capítulo XXXVI 120
Descendiente de Seír
20He aquí los hijos de Seír, el horreo, que habitaba aquella tierra: Lotá,

Sobal, Sibeón, Aná, 21Disón, Eser y Disán. Éstos son los príncipes de los
horreos, hijos de Seír, en el país de Edom. 22Los hijos de Lotán fueron: Horí y
Hemán; y la hermana de Lotán fue Timná. 23Los hijos de Sobal fueron: Alván,
Manáhat, Efal, Sefó y Onam; 24y los hijos de Sibeón: Ayá y Aná. Éste es el
mismo Aná que halló las aguas calientes en el desierto, cuando apacentaba los
asnos de su padre Sibeón. 25Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hija de
Aná. 26Los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. 27Los hijos de Eser:
Bilhán, Saaván y Acán. 28Los hijos de Disán: Us y Arán. 29Éstos son los
príncipes horreos: el príncipe Lotán, el príncipe Sobal, el príncipe Sibeón, el
príncipe Aná, 30el príncipe Disón, el príncipe Eser, el príncipe Disán. Éstos son
los príncipes horreos, según sus principados en el país de Seír.

Los reyes de Edom


31Éstos son los reyes que reinaron en el país de Edom, antes que tuvieran

rey los hijos de Israel. 32Reinó en Edom Bela, hijo de Beor; y el nombre de su
ciudad era Dinabá. 33Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab, hijo de Sera, de
Bosra. 34Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas.
35Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Badad, el que derrotó a

Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit. 36Murió


Hadad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá. 37Murió Samlá, y reinó en su
lugar Saúl, de Rehobot del Río. 38Murió Saúl, y reinó en su lugar Baalhanán,
hijo de Acbor. 39Murió Baalhanán, hijo de Acbor, y reinó en su lugar Hadar; y
el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer Mehetabel, hija de
Matred, hija de Mesahab. 40Éstos son los nombres de los príncipes de Esaú,
según sus familias, según sus territorios, y por sus nombres: el príncipe Timná,
el príncipe Alvá, el príncipe Jetet, 41el príncipe Oholibamá, el príncipe Elá, el
príncipe Pinón, 42el príncipe Quenaz, el príncipe Temán, el príncipe Mbsar,


20. “El horreo”: Los horreos o hurritas fueron los primeros habitantes de
Seír (cf. 14, 6), que vivían allí en cuevas y eran, como se cree, de raza no
semita. Formaban, en la primera mitad del milenio segundo, un gran reino,
cuyo centro se hallaba en Mesopotamia. En Seír fueron exterminados por los
idumeos (Deut. 2, 12 y 20).

24. “Las aguas calientes”. Así traduce S. Jerónimo. Sentido oscuro.

25. “Los hijos de Aná”, no los de Aná del versículo antecedente, sino los
hijos del homónimo del versículo 20.

31. Las palabras: “antes que los hijos de Israel tuviera rey”, que
presuponen la existencia de reyes de Israel en tiempos del autor, han de
tenerse como glosa añadida por un redactor posterior a Moisés. Cf. I Rey.
cap. 8-10.
GÉNESIS  Capítulo XXXVII 121
43el príncipe Magdiel, el príncipe Iram. Éstos son los príncipes de Edom, según
sus moradas, en la tierra que ocupa. Éste es Esaú, padre de Edom.

V. Historia de José

Capítulo XXXVII
Envidia de los hijos de Jacob contra José su hermano
1Habitó Jacob en la tierra de las peregrinaciones de su padre, en la tierra

de Canaán. 2He aquí la historia de Jacob. Cuando José tenía diez y siete
años, apacentaba con sus hermanos los rebaños, y por ser todavía joven,
estaba con los hijos de Bilhá y los hijos de Silfá, mujeres de su padre; y dio
José noticia de la mala fama que ellos tenían. 3Israel amaba a José más que a
todos sus hermanos, por ser el hijo de su vejez; y le había hecho un traje talar.
4Viendo, pues, sus hermanos que su padre le amaba más que a todos sus

hermanos, cobraron tal odio contra él que no podían hablarle en paz.


5Tuvo José un sueño, que contó a sus hermanos, por lo cual le odiaron

más todavía. 6Les dijo: “Escuchad este sueño que he soñado. 7Estábamos
atando gavillas en el campo, y vi cómo se levantaba mi gavilla y se mantenía
derecha, mientras que vuestras gavillas la rodeaban, y se postraban ante mi
gavilla.” 8Le dijeron sus hermanos: “¿Quieres acaso reinar sobre nosotros o
dominarnos por completo?” De modo que le odiaron aun más a causa de sus
sueños y sus palabras.
9Tuvo, además otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: “Mirad,

he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante
de mí.” 10Lo contó a su padre y a sus hermanos, por lo cual su padre le
reprendió, diciendo: “¿Qué sueño es éste que has soñado? ¿Debemos acaso


2. “Diez y siete años”: Vulgata: dieciséis.

3 ss. “Un traje talar”: Otros: “una túnica de varios colores”. Así también
la Vulgata. Los hermanos de José no comprendían el cariño de su padre hacia
el hijo predilecto, que era mejor educado que ellos y no participaba en sus
fechorías (cf. v. 2). En sentido espiritual Jacob es figura del Padre Eterno, y
José figura de Jesucristo, el “Hijo amado” (Marc. 12, 6).

7. Los sueños con que Dios favoreció a José aumentaron la envidia y el
odio de los hermanos, porque los miraban como una expresión de ambición
de reinar y tomar el mando sobre toda la casa de Jacob. De ahí que tramen su
ruina, sin saber que con ello serán la causa de su elevación y gloria. Pues los
designios de Dios deben cumplirse; cumplirse al pie de la letra. Tenemos en
esta narración un ejemplo clásico de los caminos de la divina Providencia, que
sabe convertir en bien las maquinaciones de la malicia humana, como lo dice
el mismo José en 50, 20.
GÉNESIS  Capítulo XXXVII 122
venir, yo y tu madre y tus hermanos, y postrarnos en tierra delante de ti?” 11Y
sus hermanos le tenían envidia, mas su padre reflexionaba sobre lo sucedido.

José es arrojado en una cisterna.


12Los hermanos de José fueron a apacentar los rebaños de su padre en

Siquem, 13y dijo Israel a José: “¿No están tus hermanos pastoreando en
Siquem? Ven, que te enviaré a donde ellos están.” Le respondió: “Heme
aquí.” 14Y dijo: “Anda, y ve cómo están tus hermanos y cómo se halla el
ganado, y tráeme noticias.” Así le envió desde el valle de Hebrón, y (José) se
fue a Siguem. 15Y cuando andaba errante por el campo le encontró un
hombre, el cual le preguntó: “¿Qué estás buscando?” 16Contestó: “Busco a mis
hermanos; dime por favor, dónde están pastoreando.” 17Dijo el hombre; “Se
han ido de aquí, pues les oí decir: ‘Vamos a Dotain’.” Con esto se marchó
José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain.
18Cuando ellos le vieron desde lejos, ya antes que llegase a ellos, buscaron

cómo matarle dolosamente, 19diciéndose uno a otro: “Mirad, ahí viene ese
soñador. 20Vamos a matarle y arrojarle en una de estas cisternas; y diremos
que una fiera lo ha devorado; entonces veremos qué será de sus sueños.”
21Rubén, que oyó esto, trató de librarlo de sus manos, diciendo: “No le

quitemos la vida.” 22Y los exhortó Rubén: “No derraméis sangre; arrojadlo
en esta cisterna que está en el desierto, mas no pongáis en él la mano”, (esto
decía) para librarlo de su mano, a fin de devolverlo a su padre. 23Con todo,
cuando José llegó a sus hermanos, le despojaron de su túnica, el traje talar
que traía puesto; 24y tomándolo lo arrojaron en la cisterna. La cisterna estaba
vacía, no había agua en ella.

José en Egipto
25Después se sentaron a comer, y levantando los ojos vieron una caravana

de ismaelitas que venía de Galaad, y cuyos camellos llevaban especias y


bálsamo y resina para transportarlos a Egipto. 26Entoences dijo Judá a sus
hermanos: “¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano y ocultar su
sangre? 27Vamos, vendámoslo a los ismaelitas y no pongamos en él nuestra
mano; pues es nuestro hermano, carne nuestra.” Sus hermanos estaban de


11. Como Jacob mismo había recibido en sueños instrucciones divinas,
miraba el caso con respeto y no le parecía imposible que los sueños de su hijo
significaran grandes acontecimientos.

17. “Dotain”, localidad situada a unos 60 kms. al norte de Jerusalén y
unos 100 kms. al norte de Hebrón, donde vivía Jacob.

22. Las cisternas secas se usaban también como prisiones. Véase el caso
del profeta Jeremías, quien sufrió la misma suerte (Jer. 38, 6).

25. “Ismaelitas”, árabes, descendientes de Ismael, hijo de Abrahán. En
vers. 28 se llaman madianitas. Cf. Juec. 8, 22 ss.
GÉNESIS  Capítulo XXXVII 123
acuerdo, 28y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron a José,
alzándole de la cisterna. Y vendieron a José por veinte piezas de plata a los
ismaelitas, que le llevaron a Egipto. 29Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio
que José no estaba en la cisterna, rasgó sus vestidos, 30y volviéndose a sus
hermanos, les dijo: “El niño no aparece; ahora, ¿adónde voy yo?”
31Mas ellos tomaron la túnica de José, degollaron un macho cabrío,

empaparon la túnica en la sangre, 32y enviaron el traje talar a su padre,


diciendo: “Esto hemos hallado; comprueba, pues, si es o no la túnica de tu
hijo.” 33Y él la reconoció y dijo: “Es la túnica de mi hijo; una fiera lo ha
devorado. Despedazado, despedazado ha sido José.” 34Y rasgó Jacob sus
vestidos, puso un saco sobre sus lomos e hizo duelo por su hijo muchos días.
35Todos sus hijos y todas sus hijas vinieron a consolarle; mas él no quiso ser

consolado, sino que dijo: “Por tristeza bajaré adonde está mi hijo, al scheol.”
Así lo lloró su padre. 36Los madianitas le vendieron en Egipto a Putifar,
eunuco del Faraón, jefe de la guardia.


28. Por ser odiado por sus hermanos y vendido por pocas monedas, José
es figura de Jesucristo. También Jesús fue perseguido por su propio pueblo y
vendido como José por unas monedas de plata. Pero para ambos la
humillación fue el comienzo de la glorificación: Jesús triunfó en la cruz y José
en los sufrimientos de la esclavitud. Pues Dios empieza a elevar cuando
humilla, y cuanto más quiere ensalzar, más deprime. “Los hermanos
vendieron a José por no honrarle, y él fue honrado y enaltecido precisamente
porque lo vendieron” (S. Gregorio, in Gen.).

34. El rasgar los vestidos y cubrirse de saco eran señales de dolor y de
luto, no sólo entre los judíos sino también en otros pueblos del Oriente.

35. “Scheol” llamaban los israelitas el lugar donde moraban las almas de
los difuntos. Aquí se manifiesta la fe del patriarca en la inmortalidad, que en
el pueblo de Israel se desarrollará hasta llegar a la fe en la resurrección (Job
19, 25; Prov. 7, 27; Is. 14, 15; Ez. 32, 21). Generalmente, la Vulgata traduce
“Scheol” por infierno, y da a esta palabra su significado antiguo, que se ha
perdido en las lenguas modernas. El “infierno” de la Vulgata se refiere, por
consiguiente, no al lugar de los condenados, sino al “limbo de los padres” o
“seno de Abrahán”. Cf. el “descendit ad inferos” del Credo.

36. “Eunuco”, no en sentido propio, pues no lo fue, sino en sentido de
oficial o funcionario. “Faraón”: Título de los reyes egipcios. Su significado es
“Casa Magna”. Reinaban aquel tiempo en Egipto una dinastía extranjera, la
de los Hyksos, invasores asiáticos.
GÉNESIS  Capítulo XXXVIII 124

Capítulo XXXVIII
Hijos de Judá
1En aquel tiempo se separó Judá de sus hermanos, y bajando llegó a un

adullamita que se llamaba Hirá. 2Allí vio Judá a la hijo de un cananeo,


llamado Súa; la tomó (por mujer) y se llegó a ella; 3la cual concibió y dio a
luz un hijo, a quien llamó Er. 4Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, al que
puso por nombre Onán. 5Volvió a dar a luz un hijo, a quien llamó Selá.
Estaba en Quesib cuando dio a luz.
6Ahora bien, tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer que se llamaba

Tamar. 7Pero Er, el primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahvé, y
Yahvé le quitó la vida. 8Entonces dijo Judá a Onán: “Llégate a la mujer de tu
hermano, y cumple con ella tu deber de cuñado, suscitando descendencia a tu
hermano.” 9Mas Onán, sabiendo que la descendencia no había de ser suya,


1. “Moisés interrumpe aquí la narración de los hechos de José, para dar
lugar a la historia y genealogía de Judá, antes que a la de los otros hermanos.
En primer lugar, porque de Judá, por medio de Tamar, había de nacer el
Salvador del mundo. Y en segundo lugar, para que los judíos no
menospreciasen a los gentiles, puesto que la tribu de Judá, que era la más
noble de todas, descendía de los cananeos por medio de una mujer gentil”
(Scío). El P. Páramo completa este pensamiento, llamando la atención sobre el
hecho de que en la genealogía de Cristo se haga mención de Tamar (y de
Rahab y Betsabee), “para confundir la soberbia de los hombres y hacer ver
que el misterio de la Redención fue obra toda de la misericordia de Dios, y
para alentar al mismo tiempo a los gentiles”. “Adullamita”: de Odollam, lugar
situado al suroeste de Belán. Cf. Jos. 15, 35; I Rey. 22, 1.

8. Vemos aquí una institución según la cual el cuñado tenía que casarse
con la viuda de su hermano, si éste moría sin dejar hijos. La institución recibió
el nombre de levirato (levir = cuñado). Los hijos nacidos del matrimonio del
levirato eran considerados como hijos del hermano difunto. Véase Dt. 25, 5.

9. Enseña esta narración que el uso del matrimonio sin querer tener hijos
provoca el castigo de Dios (v. 10), por ser un pecado contra la naturaleza.
Este castigo se cumple también hoy en las familias contagiadas por el
onanismo, vicio que de Onán trae su nombre. Dios no los hace desaparecer
tan rápidamente como Onán, los abandona más bien a la comodidad, a los
placeres de la vida y a las pasiones vergonzosas (Rom. 1, 26), de modo que
degeneran sin remedio, extirpándose a sí mismos. Nótese que el móvil de
Onán no fue tan perverso como el del maltusianismo de hoy, por lo cual éste
es aun más detestable. Tenemos en este episodio un ejemplo de pedagogía
divina, que envuelve los preceptos morales en historias. Hay un caudal de
verdades morales que de esta manera nos han sido transmitidas en la Biblia.
GÉNESIS  Capítulo XXXVIII 125
siempre que se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba en tierra, para
no dar prole a su hermano. 10Lo que hacía, era malo a los ojos de Yahvé, por
lo cual lo mató a él también. 11Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera:
“Quédate como viuda en casa de tu padre, hasta que sea mayor mi hijo Selá”,
porque se decía: “No sea que muera también él, como sus hermanos.” Se fue,
pues, Tamar, y habitó en casa de su padre.

Judá y Tamar
12Pasados ya muchos días, murió la hija de Súa, mujer de Judá; y concluido

el duelo, subió Judá con su amigo Hirá adullamita a Timná donde estaban los
esquiladores de sus ovejas. 13Lo supo Tamar, pues le decían: “Mira, tu suegro
sube a Timná, al esquileo de sus ovejas.” 14Entonces ella se quitó los vestidos
de su viudez y se cubrió de un velo; y así envuelta se sentó a la entrada de
Enaim, en el camino de Timná, porque veía que Selá era ya grande, y ella no
le había sido dada por mujer. 15Como la viese Judá, la tuvo por ramera, por
tener ella cubierto el rostro; 16y dirigiéndose hacia ella, en el borde del camino
dijo: “Déjame, por favor llegarme a ti”, pues no sabía que era su nuera. Ella
preguntó: “¿Qué me darás por llegarte a mi?”, 17Respondió: “Enviaré un
cabrito del rebaño”, a lo cual ella dijo: “Sí, con tal que me des una prenda,
hasta que lo mandes.” 18 “¿Qué prenda te he de dar?”, preguntó él, y ella
contestó: “Tu sello, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.” Se lo dio, y
llegóse a ella, la cual concibió de él. 19Después se levantó y se fue, se quitó el
velo y se vistió los vestidos de su viudez.
20Envió Judá el cabrito por mano de su amigo, el adullamita, para retirar

de la mujer los objetos dados en prenda, pero no la halló. 21Por lo cual


preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo “¿Dónde está la prostituta de
Enaim, la de junto al camino?” Respondieron: “Aquí no ha habido prostituta
alguna.” 22Se volvió, pues, a Judá y dijo: “No la he encontrado; y además los
hombres de aquel lugar dicen: ‘No ha habido aquí prostituta alguna.’” 23Dijo
entonces Judá: “Tómeselo para sí, para que nadie pueda burlarse de nosotros.
He aquí, yo h enviado este cabrito, mas tú no la has encontrado.”
24Pasados unos tres meses fue dada a Judá esta noticia: “Tu nuera Tamar se

ha prostituido, y también está encinta a consecuencia de sus fornicaciones.” Y

“Dictada por Dios principalmente, con un fin religioso, es decir, santificador,


prepondera en ella la verdad normativa a la de simple especulación… Pero la
misma enseñanza moral suele darse en historias, y éstas se convierten en regla
viva, en moral ‘vivida’, como hoy se dice, cuyas reglas se graban
profundamente en el espíritu de los oyentes” (Card. Gomá, Bibl.y Pred., pág.
118).

18. El “cordón” servía para llevar el sello, el cual pendía del cuello y era,
por regla general, un cilindro horadado.
GÉNESIS  Capítulo XXXIX 126
mandó Judá: “¡Sacadla, y sea quemada!” 25Fue, pues, sacada, mas envió a
decir a su suegro: “Del varón a quien pertenecen estas cosas estoy yo
encinta.” Y añadió: “Averigua tú, te ruego, de quien son este sello, este
cordón y este bastón.” 26Los reconoció Judá, y dijo: “Más justa es ella que yo,
por cuanto no se la he dado a Selá, mi hijo.” Y no volvió más a conocerla.
27Venido el tiempo de su parto, sucedió que había mellizos en su seno. 28Y

al dar a luz, uno sacó la mano; la tomó la partera y ató a ella un hijo de
escarlata, diciendo: “Este salió primero.” 29Pero retiró él su mano y salió su
hermano. Y ella dijo: “¡Cómo se abriste brecha!” Y fue llamado Fares. 30Luego
salió su hermano, el que tenía en la mano el hijo de escarlata, y fue llamado
Zara.

Capítulo XXXIX
José en casa de Putifar
1José fue llevado a Egipto; y Putifar, eunuco del Faraón, capitán de la

guardia, egipcio, le compró a los ismaelitas que allá le habían llevado. 2Mas
Yahvé estaba con José e hizo prosperar lo que hacía. Habitaba en casa de su
señor, el egipcio; 3y su señor vio que Yahvé le asistía y que Yahvé favorecía en
sus manos todas sus empresas. 4Así José halló gracia a sus ojos, y le servía de
tal manera que le encargó el gobierno de su casa y puso en sus manos todo lo
que tenía. 5Y sucedió que desde el tiempo en que le encargara el gobierno de
su casa y de todo lo que tenía, Yahvé bendijo la casa del egipcio por amor a
José; y la bendición de Yahvé se derramó sobre todo lo que tenía, tanto en la
casa como en el campo; 6de manera que dejó todo lo suyo en manos de José,


25 s. Judá la condena como adúltera, sin pensar que él mismo fue la
causa del crimen por el cual la quiere entregar a las llamas. También hoy día
se consideran honestos los hombres que por una parte abusan de una mujer y
por otro la condenan como mala. Judá reconoció después su culpa (v. 26).

27. Hay que saber que las mujeres de Israel se sentían deshonradas si no
tenían descendencia, de la cual bien podía nacer el Mesías (cf. en Juec. 11 el
caso de la hija de Jefté). Y en realidad, los mellizos que de Tamar nacieron,
figuran en la genealogía legal de Jesucristo, según San Mateo (1, 3). ¡Abismo
de humillación que aceptó el Verbo Eterno, cuyo amor al Padre y a los
hombres lo llevó a despojarse a sí mismo (Fil. 2, 7) por buscar
misericordiosamente a los pecadores! Véase Mat. 9, 13.

4. José ejercía el cargo de administrador o intendente. En los
monumentos egipcios los administradores están representados con una vara o
un mamotreto en la mano, y un estilo o pluma de junco en la oreja, símbolo
de su autoridad.
GÉNESIS  Capítulo XXXIX 127
sin tener otra preocupación que la de comer. Era José de bella figura y de
hermoso aspecto.
7Acaeció después de estas cosas que la mujer de su señor puso los ojos en

José y dijo: “Acuéstate conmigo.” 8Pero él rehusó, diciendo a la mujer de su


señor: “Es verdad que mi señor no me pide cuentas acerca de lo que tiene en
su casa, y todos sus bienes los ha puesto en mi mano; 9nadie hay en esta casa
que sea más grande que yo, y él no se ha reservado nada, a excepción de ti,
por cuanto eres su mujer. ¿Cómo, pues, voy a hacer esta gran maldad y pecar
contra Dios?” 10Todos los días hablaba ella así, pero él no consintió en
acostarse a su lado y estarse con ella. 11Mas cuando cierto día entró en la casa
para cumplir su tarea, y no había ninguno de los sirvientes de la casa allí
dentro, 12le asió de su vestido y dijo: “Acuéstate conmigo.” Pero él, dejando
su vestido en mano de ella, huyó y salió afuera.
13Viendo ella que le había dejado su vestido en la mano y había huido

afuera, 14llamó a los sirvientes de su casa y les dijo: “Mirad, nos ha traído un
hebreo para que se burle de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero
yo clamé a grandes voces; 15y él, como oyese que yo alzaba mi voz y
clamaba, dejó su vestido junto a mí y escapó huyendo.” 16Y puso ella junto a
sí el vestido de él hasta que su señor volviera a la casa. 17 A éste le habló en
los mismos términos, diciendo: “Vino a mí el siervo hebreo que nos trajiste,
para burlarse de mí; 16pero cuando yo levanté mi voz y grité, dejó su vestido
junto a mí y huyó afuera.”


7. Algunos críticos niegan la autenticidad de este episodio, objetando que
contradice a las costumbres egipcias. Vigouroux los refuta alegando como
prueba la “Historia de los dos Hermanos”, novela egipcia que remonta a los
tiempos de Putifar.

9. “Pecar contra Dios”: He aquí el fundamento de la moral. Pecar contra
el prójimo es pecar contra Dios. José es capaz de resistir a la mala mujer,
porque se acuerda del Supremo Juez que todo lo ve y todo lo sabe; pues “la
presencia de Dios es, como dice San Basilio, un remedio contra todos los
vicios”. En José tenemos un perfecto modelo de la castidad, que nos enseña
cómo hemos de portarnos en la tentación. San Ambrosio y San Agustín lo
llaman mártir de la castidad.

10. “Todos los días”: Da asco ver cómo insiste en corromper a un joven.
De tales mujeres dice San Jerónimo: “No tienen otro cuidado que comer y
beber y lo que es anexo a esto… Borrachas y lascivas insinúan toda maldad, y
son capaces de enmollecer aun mentes férreas y plegarlas a disoluciones…
Hasta el adulterio de la lengua les gusta” (Ad Eustoq. 9, 29).
GÉNESIS  Capítulo XL 128
José en la cárcel
19Al oír el señor las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: “Esto me

ha hecho su siervo”, montó en cólera, 20y tomando a José lo metió en la


cárcel, en el lugar donde se guardaban los presos del rey; y allí quedó en la
cárcel. 21Mas Yahvé estaba con José, y le mostró su misericordia, haciéndolo
grato a los ojos del jefe de la cárcel, 22de tal manera que el jefe de la cárcel
puso todos los presos que había en la cárcel en manos de José, y sin José no
se hacía nada allí. 23El jefe de la cárcel no se cuidaba de cosa alguna que
estaba en manos (de José), porque Yahvé le asistía, y Yahvé favorecía todas
sus acciones.

Capítulo XL
José interpreta los sueños de sus compañeros.
1Después de esto sucedió que el copero del rey de Egipto y el panadero

faltaron contra su señor, el rey de Egipto. 2Y se encolerizó el Faraón contra


sus dos ministros, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos; 3y los metió
presos en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba
preso. 4El capitán de la guardia los puso bajo la custodia de José, y éste les
atendía. Estando ya algún tiempo en prisión, 5el copero y el panadero del rey
de Egipto, que se hallaban presos en la cárcel, soñaron sueños, ambos en la
misma noche, cada uno el suyo, cada uno según lo que había de significar su
sueño. 6Cuando por la mañana José vino a ellos, vio que estaban tistes; 7por
lo cual preguntó a los ministros del Faraón que estaban con él en la cárcel, en
la casa de su señor, diciendo: “¿Por qué están hoy vuestros semblantes tan
tristes?” 8Le respondieron: “Hemos soñado sueños, y no hay quien los
interprete.” Les replicó José: “¿No es Dios el que da interpretación?
Contadme (el sueño), os ruego.
9Entonces el jefe de los coperos le contó su sueño, diciendo: “En mi sueño

vi una vid delante de mí. 10En la vid había tres sarmientos; estaba brotando,
salía su flor, y sus racimos maduraban uvas. 11Yo tenía en mi mano la copa del
Faraón, y tomando las uvas las exprimí en la copa del Faraón, y entregué la
copa en mano del Faraón.” 12José le dijo: “Esta es su interpretación: Los tres
racimos son tres días. 13Al cabo de tres días el Faraón exaltará tu cabeza, y te
restituirá en tu cargo, y darás la copa del Faraón en su mano, como tenías


20. José, castigado siendo inocente, es, también en esto, figura de Cris, el
cordero inmolado. Véase 37, 28 y nota; Is. 53, 7; I Pedro 1, 19; Apoc. 5, 6.

8. Los egipcios estaban muy inclinados a la superstición (cf. Ex. 7, 11) y
acudían a los adivinos para hacerse interpretar los sueños. De aquí que José
advierta que la interpretación de los sueños sólo viene de Dios. Es lo que
Daniel dice a Nabucodonosor en un caso semejante (Dan. 2, 27-28).
GÉNESIS  Capítulo XL 129
costumbre anteriormente, cuando eras su copero. 14Sólo te pido que te
acuerdes de mí cuando te vaya bien; y que uses de misericordia conmigo,
recordándome ante el Faraón, y que me saques de esta casa. 15Pues he sido
robado del país de los hebreos; y aun aquí no he hecho nada para que me
metieran en el calabozo.”
16Viendo el jefe de los panaderos que era buena la interpretación, dijo a

José: “Yo, por mi parte, vi en mi sueño tres canastos de pasta fina sobre mi
cabeza. 17En el canasto de encima había toda clase de pastelería para el
Faraón, y las aves comían del canasto que llevaba sobre mi cabeza.”
18Respondió José diciendo: “Esta es su interpretación: Los tres canastos son

tres días. 19Al cabo de tres días el Faraón te quitará la cabeza, te colgará en un
madero y las aves comerán tu carne.” 20Y, efectivamente, al día tercero, día
del cumpleaños del Faraón, hizo éste un banquete para todos sus siervos; y
alzó en medio de sus siervos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de
los panaderos. 21Restituyó al jefe de los coperos a su oficio de copero, el cual
volvió a poner la copa en mano del Faraón. 22Mas al jefe de los panaderos le
colgó, como les había interpretado José. 23Y no se acordó el jefe de los
coperos de José, sino que se olvidó del mismo.


15. Nótese la delicadeza de José que no acusa a sus hermanos. La caridad
le movió a no publicar las injusticias de su prójimo, y la humildad, a que
ocultase las propias virtudes (Crisóstomo).

19. Los egipcios decapitaban primeramente a los condenados, luego los
colgaban en un palo.

20. Alzar la cabeza de alguno significa tributarle honores, restituirlo a su
cargo. La misma expresión se usa en la liberación de Jeconías (IV Rey. 25, 27).

23. José es sometido a una nueva prueba. Le olvidan los que recibieron
sus beneficios. Dios tiene la costumbre de no librar de las pruebas a los
hombres llenos de virtud. Manifiesta en ellos su poder y les da ocasión de
crecer en la virtud. “De los hombres, José nunca encontró ayuda o apoyo. Su
madre murió siendo él todavía niño; el poder de su padre era limitado y no
podía defenderlo cuando le hacían mal; y sus hermanos… la envidia les hizo
olvidar que tenían el mismo padre, que fueron criados bajo el mismo techo y
adoraban al mismo Dios. Putifar, que no tenía más que ventajas por la estadía
de José en su casa, lo hizo recluir en la cárcel, y el copero a quien había hecho
tan gran favor, se olvidó de él. Y con todo, José no se amargaba ni llevaba su
suerte con la muda resignación de quien no tiene esperanza” (Elpis).
Encontramos aquí el rasgo principal de la fisonomía espiritual del privilegiado
hijo de Jacob: su confianza en Dios, que le hace olvidar tantas y tan grandes
injusticias. El hombre que confía en Dios saca de esta misma confianza la
gracia para sobreponerse a todas las dificultades. Con la ayuda de Dios
traspasará el justo toda muralla, como dice el Salmista (S. 17, 30).
GÉNESIS  Capítulo XLI 130

Capítulo XLI
José interpreta los sueños del Faraón
1Dos años después tuvo el Faraón un sueño: le parecía que estaba junto al

río, 2y subían del río siete vacas hermosas de parecer y gordas de carne, y
pacían en los lugares lagunosos. 3Y he aquí otras siete vacas que subían del río
tras ella, feas de parecer y flacas de carne, que se pusieron junto a aquellas
vacas a la orilla del río. 4Y las vacas feas de parecer y flacas de carne
devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas. Tras esto despertó
el Faraón. 5Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño: vio siete espigas que
brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 6Pero detrás de ellas
brotaban siete espigas delgadas y abrasadas por el solano; 7y las siete espigas
delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Despertó el Faraón, y
he aquí que era un sueño.
8A la mañana, sintiendo perturbado su espíritu, envió a llamar a todos los

adivinos de Egipto y a todos sus sabios. Les contó el Faraón su sueño, mas no
hubo quien se lo interpretase al Faraón. 9Entonces habló el jefe de los coperos
al Faraón, diciendo: “Ahora recuerdo mis faltas. 10Cuando el Faraón estuvo
enojado con sus siervos y me echó en la cárcel en la casa del capitán de la
guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11soñamos sueños en una misma
noche, yo y él, soñando cada uno según el significado que correspondía a su
sueño. 12Estaba allí con otros un joven hebreo, siervo del capitán de la
guardia; le contamos nuestros sueños y él nos dio su interpretación, cada uno
la interpretación correspondiente a su sueño. 13Y según nos había
interpretado, así ocurrió: a mí me restituyó a mi cargo, y al otro lo hizo
colgar.”
14El Faraón envió a llamar a José, al cual sacaron a toda prisa del

calabozo. Se afeitó, se mudó de ropa y vino al Faraón. 15Y dijo el Faraón a


José: “He tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de
ti que apenas oído un sueño sabes interpretarlo.” 16Contestó José al Faraón:


1. El “río” es el Nilo a cuya inundación Egipto debe su vida económica,
especialmente la fertilidad de sus campos.

8. Debido a la superstición de los egipcios, los adivinos y hechiceros eran
allí tan numerosos, que formaban un propio gremio y eran tratados como
sabios.

14. Los egipcios no se dejaban crecer la barba. Sólo los prisioneros y los
que estaban de luto, llevaban barba. En nuestro caso el ceremonial que sigue
José, especialmente afeitado (cabeza y barba) pertenecía al protocolo de la
corte.

16. Admiremos la humildad de José que no reclama para sí ningún honor
ni se atribuye la capacidad de interpretar sueños, como tampoco en 40, 8.
GÉNESIS  Capítulo XLI 131
“No depende de mí; Dios es quien dará al Faraón una respuesta favorable.”
17Dijo entonces el Faraón a José: “En mi sueño, me parecía que estaba de pie

a la orilla del río, 18y he aquí que subían del río siete vacas gordas de carne y
hermosas de aspecto, que pacían en los lugares lagunosos. 19Mas he aquí que
otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, y muy feas de parecer y
flacas de carne; nunca las he visto tan feas como ellas, en todo el país de
Egipto. 20Y las vacas flacas y feas devoraron a los primeras siete vacas gordas,
21las cuales entraron en su vientre sin que se notase que en él hubieran

penetrado, siendo su aspecto tan feo como antes. Y desperté. 22Vi también en
mi sueño siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas.
23Mas tras ellas brotaban siete espigas secas, delgadas y abrasadas por el

solano; 24y las siete espigas delgadas se tragaron a las siete espigas buenas. Se
lo he contado a los adivinos mas no hay quien me lo interprete.”
25Dijo entonces José al Faraón: “El sueño del Faraón es uno solo. Dios ha

manifestado al Faraón lo que va a hacer. 26Las siete vacas hermosas son siete
años, y las siete espigas lozanas son siete años; el sueño es uno mismo. 27Las
siete vacas flacas y feas, que subían después de ellas, son también siete años, y
serán, (como) las siete espigas vacías que abrasó el solano, siete años de
hambre. 28Es lo que he dicho al Faraón: Dios ha manifestado al Faraón lo que
va a hacer. 29He aquí que vendrán siete años de grande abundancia en todo el
país. 30Después de ellos vendrán siete años de hambre, y se olvidará en la
tierra de Egipto toda la abundancia, pues el hambre consumirá el país. 31Y no
se conocerá más la abundancia en el país a causa del hambre que la seguirá y
que será muy grande. 32La repetición del sueño al Faraón por dos veces
significa que es cosa establecida por parte de Dios, y Dios se apresura a
ejecutarla.
33Ahora, pues, busque el Faraón un hombre entendido y sabio, y póngale

el frente del país de Egipto, 34y procure el Faraón nombrar intendentes sobre
el país, que durante los siete años de abundancia recojan la quinta parte (de la
cosecha) en la tierra de Egipto, 35y junten así toda la producción (sobrante) de
esos años buenos que vienen, y almacenen trigo a disposición del Faraón,

Dios es quien da la interpretación, inspirando a su siervo. En esto consiste


también la diferencia entre los falsos profetas y los verdaderos. Aquellos
presentan sus propias invenciones como inspiraciones divinas, éstos hablan
solamente cuando Dios los inspira y sólo dicen lo que Él les ordena decir.

33. ss. José no sólo explica los sueños del Faraón, sino que traza también
los principios de un sistema económico, adaptado a los tiempos de necesidad.
No es lo que hoy llamamos “economía dirigida”, pues abarca solamente el
trigo. “El quinto en estas circunstancias no era una carga excesiva, y menos en
Egipto, donde la fertilidad de la tierra depende del riego del Nilo, y éste de la
distribución de las aguas, que han sido siempre el principal cuidado de los
gobiernos en el país de los faraones” (Nácar-Colunga).
GÉNESIS  Capítulo XLI 132
para abastecimiento de las ciudades, y lo conserven, 36a fin de que esta
producción sea una reserva para el país cuando vengan los siete años de
hambre que habrá en la tierra de Egipto. De esta manera el país no será
consumido por el hambre”. 37Agradó este consejo al Faraón y a todos sus
servidores.

José virrey de Egipto


38Y dijo el Faraón a sus siervos: “¿Podríamos acaso hallar un varón como

éste, lleno del espíritu de Dios?”


39Dijo, pues, el Faraón a José: “Ya que Dios te ha dado a conocer todo

esto, no hay nadie que sea tan inteligente y sabio como tú. 40Tú gobernarás
mi casa, y obedecerá a tu voz todo mi pueblo. Tan sólo por el trono seré más
grande que tú.” 41Y dijo el Faraón a José: “He aquí, te pongo sobre toda la
tierra de Egipto.”
42Se quitó luego el Faraón su anillo de la mano y lo puso en la mano de

José; lo vistió con vestiduras de lino finísimo, y colgó un collar de oro


alrededor de su cuello. 43Lo hizo subir en la segunda carroza que tenía,
gritando delante de él un heraldo: “Poneos de rodillas.” Así fue puesto sobre
toda la tierra de Egipto. 44También dijo el Faraón a José: “Yo soy el Faraón;
mas sin ti nadie levantará mano ni pie en toda la tierra de Egipto.” 45El


38. “Lleno del espíritu de Dios”. Fue el Espíritu Santo quien inspiró no
solamente a los profetas, que escribieron los libros sagrados, sino también a
muchas otras personas. Cf. el cántico de María, hermana de Moisés (Ex. 15,
20 s.), el de Débora la profetisa (Juec. 5) y el de Ana, madre de Samuel (I
Rey. 2), que también hablaron inspiradas por el Espíritu Santo.

40. También en su encumbramiento es José figura de Cristo. Salió José de
la cárcel; Jesucristo del sepulcro. José fue exaltado por rey de Egipto;
Jesucristo por el Rey del Universo. Llamaron a José “salvador del mundo” (v.
45); Jesucristo lo es en persona. La exaltación de José es un milagro de la
Providencia de Dios, quien eleva a los humildes y huilla a los soberbios. Mirad
a José, dice San Crisóstomo; de cautivo llegó bien pronto a ser el jefe de todo
el Egipto; ésta es la ventaja de las aflicciones sufridas valerosamente; su
paciencia fue inquebrantable, las pruebas no le abatieron, y Dios, después de
haberle experimentado, le halló digno y le bendijo. (Homil. ad pop.) Cf. el
Mangíficat de la Virgen (Luc. 1, 52).

45. “Safnat Panea”: Palabra egipcia, que San Jerónimo traduce por
“salvador del mundo. Otros lo interpretan: “dador de vida”, o “Dios dijo:
éste vive”. Preferimos la traducción de San Jerónimo, ya que corresponde
mejor al contexto. Los honores y las distinciones son otras tantas pruebas de
la elevada posición que José ocupaba en el país del Faraón. En esto, y en su
castidad, la Iglesia lo compara con el patriarca San José, esposo de María
Santísima, y aplica a él los vers. 41, 55; 45, 8 y 49, 22. “On”, en griego
GÉNESIS  Capítulo XLI 133
Faraón puso a José por nombre Safnat Panea, y le dio por mujer a Asenat,
hija de Putifar, sacerdote de On. Y recorrió José la tierra de Egipto. 46José
tenía treinta años cuando se presentó delante del Faraón, rey de Egipto.
Recorrió, pues, José toda la tierra de Egipto, después de haberse retirado de la
presencia del Faraón.

José almacena el trigo


47La tierra produjo a montones en los siete años de abundancia; 48y él

recogió toda la producción de los siete años que hubo en la tierra de Egipto, y
almacenó la producción en las ciudades, depositando en cada ciudad los
productos del campo que estaba alrededor de ella. 49Almacenó José tanto
trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad que dejó de contarlo,
porque no tenía número.

Hijos de José
50Antes que viniese el año del hambre, le nacieron a José dos hijos, que le

dio a luz Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. 51Llamó José al primogénito
Manasés (diciendo): “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa
de mi padre.” 52Al segundo puso por nombre Efraím (diciendo): “Dios me ha
dado prole en la tierra de mi aflicción.”

Comienzo de la carestía
53Terminados los siete años de abundancia que hubo en el país de Egipto,

54comenzaron a venir los siete años de hambre, como José había anunciado; y

hubo hambre en todos los países, pero en toda la tierra de Egipto hubo pan.
55Al sentir el hambre toda la tierra de Egipto clamó el pueblo al Faraón por

pan; y dijo el Faraón a todos los egipcios: “Id a José; haced lo que él os
dijere.” 56Y habiendo hambre sobre toda la faz de la tierra, abrió José todo lo
que tenía en los graneros y vendió (trigo) a los egipcios, pues el hambre
arreció en la tierra de Egipto. 57Y de todos los países fueron a Egipto a
comprar grano a José; porque era grande el hambre en toda la tierra.

Heliópolis, ciudad conocida por el templo de Ra (Sol), situada al norte de El


Cairo. Cf. Ez. 30, 17.

55. “Id a José”: ¡Qué bien se aplican estas palabras también al patriarca
homónimo de Nazaret, que tuvo como súbdito a Aquel que lleva todo el
universo en su mano, y alimentó con el trabajo de sus manos al mismo
Jesucristo! Por eso su poder es tan grande como su gloria en el cielo. Dios
jamás le negará un pedido que sea para gloria de su Hijo y para nuestra salud
eterna.
GÉNESIS  Capítulo XLII 134

Capítulo XLII
Primer viaje de los hermanos de José a Egipto
1Viendo Jacob que había grano en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Por qué estáis

mirándoos el uno al otro?” 2Y añadió: “He aquí, he oído que hay grano en
Egipto. Bajad allá a comprárnoslo de allí, a fin de que vivamos y no
muramos.” 3Bajaron entonces diez de los hermanos de José a comprar trigo
en Egipto. 4Mas a Benjamín, hermano de José, no lo envió Jacob con sus
hermanos, pues dijo: “No sea que le suceda alguna desgracia.” 5Así llegaron,
entre otros, también los hijos de Israel a comprar trigo, porque había hambre
en el país de Canaán. 6José era entonces gobernador del país, el que vendía
el trigo a todo el pueblo de la tierra. Por tanto, cuando llegaron losz
hermanos de José se postraron delante de él rostro a tierra. 7Al ver José a sus
hermanos, los reconoció, mas fingiéndose extraño para ellos les habló con
dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?” Contestaron: “De la tierra de
Canaán, a comprar víveres.” 8Reconoció, pues, José a sus hermanos, pero
ellos no le reconocieron a él.
9Se acordó entonces José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y

les dijo: “Espías sois; habéis venido a observar los lugares indefensos del país.”
10Le contestaron “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar víveres.
11Todos somos hijos de un mismo padre; hombres honestos somos; tus siervos

no son espías.” 12Pero él les dijo: “No, a observar los puntos indefensos del
país habéis venido.” 13Respondieron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos
de un mismo padre en la tierra de Canaán; el menor está todavía con nuestro
padre, y el otro ya no existe.”

José prueba a sus hermanos


14Les replicó José: “Es como os he dicho: sois espías. 15En esto seréis

probados. ¡Por la vida del Faraón! No saldréis de aquí, a menos que venga
acá vuestro hermano menor. 16Enviad a uno de vosotros que traiga a vuestro
hermano; entretanto, vosotros quedaréis presos. Serán puestas a prueba
vuestras palabras (para comprobar) si hay verdad en vosotros. Si no, ¡por la


1. No se sabe por qué José no comunicó a su padre la elevación a la
dignidad de virrey. Probablemente por miedo de sus hermanos, y además
porque todo lo dejaba a la divina Providencia.

6. “Se postraron delante de él”: Se cumplió así el sueño (37, 7). José los
trataba con dureza, no para tomar venganza sino para probarlos (v. 15).

15. “Jurar por la vida del rey” era costumbre entre los pueblos antiguos,
donde el rey poseía todo el poder como representante de Dios. Por lo cual
no se puede decir que José haya caído en idolatría. Su fe en el verdadero Dios
está fuera de duda (véase 40, 8; 41, 16 y 25; 42, 18).
GÉNESIS  Capítulo XLII 135
vida del Faraón! que sois espías.” 17Y los puso juntos en la cárcel por espacio
de tres días.

José continúa la prueba


18Al tercer día les dijo José: “Haced esto y viviréis; pues yo soy temeroso

de Dios. 19Si sois gente honesta, uno de vuestros hermanos quede preso en la
casa de vuestras prisión; mas vosotros, id y llevad el grano para el hambre de
vuestras casas, 20y traedme a vuestro hermano menor; entonces se verá si
vuestras palabras son verdaderas, y no moriréis.” Ellos hicieron así, 21diciendo
el uno al otro: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano;
porque vimos la angustia de su alma cuando nos pedía compasión y no le
escuchamos; por eso nos ha sobrevenido esta tribulación.” 22Respondióles
Rubén, diciendo: “¿No os decía yo que no pequéis contra el niño; y no me
escuchasteis? Ahora se nos demanda su sangre.” 23No se daban cuenta de que
José escuchaba, pues les hablaba por medio de un intérprete. 24Y se retiró de
ellos para llorar. Después volvió donde estaban, y les habló; y tomando de
entre ellos a Simeón, lo hizo atar ante sus ojos.

Los hermanos regresan a Canaán


25Dio José orden que les llenasen los costales de trigo y devolvieran el

dinero de cado uno poniéndolo en su saco, y les diesen provisiones para el


viaje; y así hicieron con ellos. 26Cargaron, pues, ellos el trigo sobre sus asnos y
se marcharon de allí. 27Mas al abrir uno en la posada su saco para dar pienso
a su asno, vio que su dinero se hallaba en la boca de su costal. 28Y dijo a sus
hermanos: “Me ha sido devuelto mi dinero; vedlo en mi costal.” Llenos de
temor y temblando se dijeron unos a otros: “¿Qué es esto que Dios ha hecho
con nosotros?”
29Llegados a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, le contaron todo lo

que les había sucedido, diciendo: 30 “Ese hombre, señor de aquella tierra, nos
habló con dureza, y nos tomó por espías del país. 31Nosotros le dijimos:
Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; el uno ya no vive, y el menor
está ahora con nuestro padre en la tierra de Canaán. 33Mas aquel hombre,


18. “Soy temeroso de Dios”: Lo dice como para darles la seguridad del
cumplimiento de la promesa que les acaba de hacer. Vivirán con la condición
de que hagan lo que les había ordenado (v. 15).

21. “Se ve cuán útiles son las tribulaciones que Dios nos envía. El dolor
nos saca la v oz de la verdad, para que confesemos con sinceridad y
detestemos eficazmente nuestros delitos; y la pena nos abre los ojos, que
había cerrado la culpa” (Scío).

24. “Simeón” era el mayor de los hermanos después de Rubén, el cual
(Rubén) se había esforzado en otro tiempo por librar a José (37, 21); por eso
no es castigado.
GÉNESIS  Capítulo XLIII 136
señor del país, nos dijo: “En esto conoceré que sois gente honesta: Dejad
conmigo a uno de vuestros hermanos, y tomad (lo necesario) para el hambre
de vuestras casas y partid; 34y traedme a vuestro hermano menor; así sabré
que no sois espías, sin gente honesta. Os daré entonces a vuestro hermano, y
podréis recorrer el país.”
35Y sucedió que al vaciar ellos sus costales estaba en el costal de cada uno

el bolsillo con su dinero, y cuando ellos y su padre vieron los bolsillos con su
dinero tuvieron temor. 36Y les dijo su padre Jacob: “Vosotros me vais a dejar
sin hijos. ¡José ya no está, Simeón tampoco, y (ahora) queréis llevar a
Benjamín! ¡Todo eso ha venido sobre mí!” 37Edntonces Rubén habló a su
padre, diciendo: “Quita la vida de mis dos hijos si yo no te lo devuelvo.
Entrégalo en mi mano, y yo te lo devolveré.” 38Mas él respondió: “No bajará
mi hijo con vosotros, pues su hermano murió, y él es el único que me ha
quedado. Si le sucediera alguna desgracia en el camino por donde vais,
tendrías la culpa de que mis canas desciendan de puro dolor al sepulcro.”

Capítulo XLIII
Segundo viaje de los hijos de Jacob a Egipto
1El hambre pesaba sobre la tierra, 2por lo cual cuando acabaron de comer

el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: “Volved y


compradnos algo que comer.” 3Le respondió Judá, diciendo: “Aquel hombre
nos declaró terminantemente: ‘No veréis mi rostro, si vuestro hermano no
viene con vosotros’. 4Bajaremos, pues, con tal que dejes ir con nosotros a
nuestro hermano, y te compraremos alimentos; 5pero si no quieres dejarlo ir,
no bajaremos; porque aquel hombre nos dijo: “No veréis mi rostro si vuestro
hermano no viene con vosotros.” 6A lo cual respondió Israel: “¿Por qué me
habéis hecho este mal, de decir a aquel hombre que aun teníais otro
hermano?” 7Contestaron: “Aquel hombre nos preguntó detalladamente acerca
de nosotros y de nuestra familia, diciendo: ‘Vive todavía vuestro padre?
¿Tenéis otro hermano?’ Y le contestamos conforme a estas preguntas.
¿Podíamos acaso saber que iba a decir: ‘Traed a vuestro hermano?’.”
8Entonces dijo Judá a Israel, su padre: “Envía al joven conmigo, de modo

que nos pondremos en marcha e iremos, para que vivamos y no muramos, ni


nosotros, ni tú, ni nuestros niños. 9Yo respondo por él; reclámalo de mi


38. “El único”: de su madre Raquel.

3. “Aquel hombre”: José. Cf. vers. 5 y 7.

9. La oferta de Judá es más generosa aun que la de Rubén, que había
ofrecido como rehenes a sus dos hijos (42, 37). Jacob no quiere abusar de la
magnanimidad de sus hijos, sino que, fiel a su conducta, lo deja todo en
GÉNESIS  Capítulo XLIII 137
mano. Si no te lo devuelvo y lo pongo delante de ti, seré culpable ante ti por
siempre. 10Si no fuera por esta demora, estaríamos de vuelta ya por segunda
vez.” 11Les dijo, pues, Israel, su padre: “Si así ha de ser, haced esto: tomad de
lo mejor del país (y ponedlo) en vuestro equipaje, y haced a aquel hombre un
presente: un poco de bálsamo, un poco de miel, especias, resina, pistachos y
almendras. 12Y llevad en vuestra mano doble cantidad de dinero para restituir
el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales. Quizás fue por
equivocación. 13El Dios Todopoderoso os haga hallar gracia ante ese hombre,
para que deje volver con vosotros al otro hermano vuestro y a Benjamín. En
cuanto a mí, si he de ser privado de hijos, séalo.” 15Tomaron, pues, los
hombres aquel presente. Tomaron también en sus manos la doble cantidad de
dinero y a Benjamín, Luego se pusieron en camino y bajaron a Egipto y se
presentaron ante José.

El convite
16Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo al mayordomo de su casa:

“Lleva a estos hombres a mi casa, degüella animales y pon la mesa, porque


estos hombres comerán conmigo a mediodía”. 17E hizo éste como José había
mandado y los llevó a casa de José. 18Mientras los hombres eran conducidos a
casa de José, sobrecogidos de temor, decían “Por el dinero que la vez pasada
nos han devuelto en nuestros costales, somos traídos acá; es para asaltarnos;
van a caer sobre nosotros y prendernos como siervos, juntamente con
nuestros asnos.” 19Acercáronse, pues, al mayordomo de la casa de José, y
hablando con él a la puerta de la casa, 20dijeron: “Disculpe, señor mío.
Nosotros hemos bajado ya una vez a comprar provisiones. 21Mas cuando
llegamos a la posada y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de
cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en igual peso; por lo

manos de Dios, conformándose con lo que “ha de ser” (v. 11) según los
designios de Dios. Su confianza en Dios no será frustrada.

11. Los frutos aquí indicados escasean en Egipto, por lo cual Jacob juzga
conveniente obsequiar con ellos al gobernador de aquel país. La miel era
especialidad de Hebrón, ciudad de Jacob, y se exporta aun hoy día al país del
Nilo. “Resina”: una especie de bálsamo, que se usaba para curar las heridas. La
mejor resina venía de Galaad. Cf. Jer. 8, 22; 46, 11; 51, 8; Ez. 27, 17.

12. En los preparativos del viaje se pone de manifiesto no sólo la
prudencia del patriarca, sino también su honradez y la intención de evitar
equivocaciones.

16 ss. Parecería extraño recibir a los hermanos con tantos honores
precisamente en el momento que ellos esperaban todo lo contrario. Su miedo
subió de punto cuando fueron transportados a la casa de José, donde temían
ser asaltados y reducidos a servidumbre (v. 18). El cambio se debe a la
presencia de Benjamín, cuya llegada significaba para José un día de fiesta.
GÉNESIS  Capítulo XLIII 138
cual lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22Hemos traído con nosotros
también otro dinero para comprar provisiones. No sabemos quién puso
nuestro dinero en nuestros costales.” 23A lo que él respondió: “¡Estad
tranquilos! No temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso un
tesoro en vuestros costales. Vuestro dinero llegó a mí.” Y condujo a Simeón
adonde estaban. 24Después introdujo a los hombres en la casa de José, les dio
agua para que se lavaran los pies, y también pienso a sus asnos. 25Prepararon
entonces el presente para cuando viniese José al mediodía; pues habían oído
que allí tendrían que comer.
26Cuando José llegó a casa, transportaron a su palacio el presente que

habían traído consigo; y se postraron en tierra delante de él. 27El cual les
preguntó cómo estaban y dijo: “¿Está bien vuestro anciano padre de quien me
hablasteis? ¿Vive todavía? 28Contestaron: “Tu siervo nuestro padre está bien y
vive todavía”; e inclinándose se postraron. 29Alzando los ojos, vio a
Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es éste vuestro hermano
menor, de quien me hablasteis?” Y agregó: “¡Dios te bendiga, hijo mío!”
30Tras esto buscó José precipitadamente un lugar donde llorar, porque se

le conmovieron las entrañas a causa de su hermano; entró, pues, en su


aposento y allí lloró.
31Después de haberse lavado el rostro, salió; y haciendo esfuerzo por

contenerse, dijo: “Servid la comida.” 32Y sirvieron para él aparte, y para ellos
aparte, y aparte para los egipcios que comían con él; pues los egipcios no
pueden comer con los hebreos, porque esto es cosa abominable para los
egipcios. 33(Los hermanos de José) ocupaban los asientos delante de él, el
mayor según su primogenitura, y el menor según su menor edad, por lo cual
se miraban con asombro unos a otros. 34Les hizo servir de las porciones que
tenía delante de sí; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la
de todos ellos. Y bebieron y se alegraron con él.


30. “Un lugar donde llorar”: Aquí se descubre el corazón de José, quien
no busca el mal sino el bien de sus hermanos, aunque sigue probándolos para
estar seguro de su arrepentimiento. ¿Hay amor fraternal más emocionante
que el de José para con Benjamín? Nótese también la veneración al padre,
que se revela en el v. 27.

32. Los egipcios no comían con extranjeros porque tenían otro régimen
de alimentación. Aborrecían la carne de ciertos animales y evitaban el trato
con los pastores, como se ve en 46, 34.
GÉNESIS  Capítulo XLIV 139

Capítulo XLIV
La copa de José
1Después dio José al mayordomo de su casa esta orden: “Llena de

provisiones los costales de estos hombres cuanto puedan llevar y pon el


dinero de cada uno en la boca de su costal. 2Pon también mi copa, la copa de
plata, en la boca del costal del menor, juntamente con el dinero de su trigo.”
Y él hizo según la orden que José había dado. 3Al rayar el alba se despidieron
los hombres con sus asnos. 4Pero apenas habían salido de la ciudad,
hallándose aun a poca distancia de ella, dijo José al mayordomo de su casa:
“Levántate y corre tras esas gentes, y cuando los alcances, les dirás: “¿Por qué
habéis devuelto mal por bien? 5¿No es ésta (la copa) en que bebe mi señor, y
por medio de la cual suele adivinar? Habéis obrado mal en lo que hicisteis.”
6Y él, habiéndolos alcanzado, les repitió estas mismas palabras.
7Contestáronle: “¿Por qué dice mi señor tal cosa? Lejos de tus siervos hacer

algo semejante. 8He aquí que hemos vuelto a traerte desde el país de Canaán
el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales; ¿cómo íbamos a robar
de la casa de tu señor plata u oro? 9Aquel de tus siervos en cuyo poder fuere
hallada, muera, y en cuanto a nosotros seremos siervos de mi señor.” 10 Sea
así como decís, respondió él. Aquel en cuyo poder fuere hallado será mi
siervo; mas vosotros quedaréis sin culpa.”
11Con esto se apresuraron a bajar cada uno su costal a tierra; y abrió cada

cual su costal. 12Y él (los) registró, empezando por el mayor, y acabando por
el menor, y fue hallada la copa en el costal de Benjamín. 13Rasgaron entonces
sus vestidos, y cargando cada uno su asno, volvieron a la ciudad. 14Así llegó
Judá con sus hermanos a la casa de José -éste se hallaba todavía allí- y se
echaron delante de él a tierra. 15Díjoles José: “¿Qué es lo que habéis hecho?
¿No sabíais que un hombre como yo sabe adivinar?” 16A lo cual respondió


5. Los egipcios usaban copas para adivinar, creyendo que el adivino veía
en el fondo de la copa figuras e imágenes de cosas futuras. El texto sagrado no
quiere decir que José practicaba el supersticiosos arte de adivinar, porque
todo lo que dispone tiene por objeto probar a sus hermanos (véase vers. 15).
Por lo demás, se había hecho famoso por la interpretación de los sueños del
Faraón, lo cual, a los ojos de los egipcios, no era otra cosa que adivinación.

“Rasgaron sus vestidos”, en señal del dolor que los sobrecogió. Cf. 37, 34
y nota.

16. En la conducta de los hermanos se refleja la culpa común y la
disposición para sobrellevar el justo castigo. El conocimiento del pecado es el
comienzo de la enmienda y del arrepentimiento, y éste nos consigue el
perdón. Así lo vemos en la parábola del Hijo Pródigo (Luc. 15, 11 ss.), y en
esta historia en que José hace las veces del Padre Celestial.
GÉNESIS  Capítulo XLIV 140
Judá: “¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué vamos a hablar, o cómo nos
justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos. Henos aquí,
siervos somos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue
hallada la copa.” 17 “Lejos de mí hacer tal cosa, contestó José. El hombre en
cuyo poder fue hallada la copa, ése será siervo mío; vosotros, empero, subid
en paz a casa de vuestro padre.”

Judá se ofrece en lugar de Benjamín.


18Entonces Judá se acercó a él, y dijo: “Por favor, señor mío, permite que

tu siervo diga una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra


tu siervo; porque tú eres igual al Faraón. 19Mi señor preguntó a sus siervos,
diciendo: ‘¿Tenéis padre o hermano?’ 20Respondimos a mi señor: ‘Sí, tenemos
un padre anciano, y un niño de su vejez, que es el menor y cuyo hermano
murió, de modo que él solo le ha quedado de su madre, y su padre le ama’.
21Tú dijiste entonces a tus siervos: ‘Traédmelo, para que ponga mis ojos sobre

él’. 22Mas nosotros respondimos a mi señor: ‘El joven no puede dejar a su


padre; porque si lo dejare, su padre morirá’. 23Pero tú dijiste a tus siervos: ‘Si
no baja con vosotros vuestro hermano menor, no volveréis a ver mi rostro’.
24Subimos, pues a casa de tu siervo, mi padre, y le contamos las palabras de

mi señor. 25Y cuando dijo nuestro padre: ‘Volved a comprarnos algo para
comer’, 26contestamos nosotros: ‘No podemos bajar. Pero si nuestro hermano
menor va con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel
hombre, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano menor’.
27Entonces nos dijo tu siervo, mi padre: ‘Vosotros sabéis que mi esposa me

dio dos hijos. 28El uno desapareció de mi presencia, y yo dije: Sin duda ha
sido devorado, y hasta ahora no le he visto más. 29Si lleváis también a éste de
mi presencia, y le sucede alguna desgracia, haréis descender con dolor mis
canas al sepulcro’. 30Ahora, pues, si yo llego a tu siervo mi padre, y no está
con nosotros el joven, de cuya vida depende la suya, 31sucederá que al ver
que el joven no existe, morirá; y así tus siervos harán descender con dolor al
sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre. 32Porque tu siervo se hizo
responsable por el joven ante mi padre, diciendo: ‘Si no te lo vuelvo a traer,
seré para siempre reo de pecado contra mi padre’. 33Te ruego, pues, que tu
siervo quede en lugar del joven por esclavo de mi señor, a fin de que el joven
pueda volver con sus hermanos. 34Pues ¿cómo podré yo subir a casa de mi


27. “Mi esposa”: Se refiere a Raquel, de la cual tuvo dos hios, Los demás
hijos eran de Lía, Bilhá y Silfá.

34. Las palabras de Judá que sale fiador de su hermano menor, cuya
desaparición causaría la muerte del querido padre, son la más conmovedora
manifestación de sentimientos fraternales. También en ellos pudo ver José la
prueba de que sus hermanos se habían convertido.
GÉNESIS  Capítulo XLV 141
padre, sin que el joven esté conmigo? ¡No vea yo el mal que vendrá sobre mi
padre!”

Capítulo XLV
José se da a conocer
1José, no pudiendo ya contenerse delante de cuantos lo rodeaban, gritó:

“¡Haced salir a todos de mi presencia!” De modo que no se quedó nadie con


José cuando se dio a conocer a sus hermanos. 2Y se puso a llorar en alta voz,
de suerte que lo oyeron los egipcios; lo oyó también la casa del Faraón.
3Entonces dijo José a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?”

Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque su presencia los había


llenado de espanto. 4Dijo, pues, José a sus hermanos: “Acercaos a mí.” Ellos se
le acercaron; y les repitió: “Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a
Egipto. 5Mas ahora no os aflijáis, y no os pese el haberme vendido acá, que
para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. 6Porque hace dos años
ya que hay hambre en la tierra, y aun restan cinco años en que no habrá ni
siembra ni siega. 7Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un
resto sobre la tierra, y a fin de conservaros la vida para una gran salvación.
8Así, pues, ya no sois vosotros los que me habéis enviado acá, sino Dios,

quien me ha constituido padre del Faraón y señor de toda su casa y


gobernador de todo el país de Egipto. 9Apresuraos a subir donde mi padre, y
decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha hecho señor de todo en Egipto; ven
a mí sin tardar. 10Habitarás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus
hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11Y
yo te sustentaré allí -pues vendrán todavía cinco años de hambre- no sea que
perezcas tú y tu casa y todo lo tuyo. 12He aquí que vuestros ojos, y también
los ojos de mi hermano Benjamín están ahora viendo que es mi propia boca
la que os habla. 13Contad a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que
habéis visto, y apresuraos a traer a mi padre acá.” 14Arrojándose sobre el


7. “Para una gran salvación”, es decir, para salvar a los suyos, dándoles
de comer y preparando para ellos una nueva patria en Egipto donde podrán
multiplicarse y llegar a ser un gran pueblo. (Ex. 1, 9).

8 “Padre del Faraón”: Título que se daba al dignatario más alto del
reino, como se ve por los documentos de la XIX dinastía de Egipto. Cf. Est.
13, 6, donde el rey Asuero honra a Amán con ese mismo título. También en
esto es José figura de José de Nazaret, padre adoptivo del gran Rey, nuestro
Redentor, con la ilimitada influencia que tal dignidad representa. Cf. 41, 45 y
nota.

10. “Gosen” o “Gesen”: nombre de una región situada en la orilla
occidental del actual canal de Suez, rica en pastizales.
GÉNESIS  Capítulo XLV 142
cuello de Benjamín su hermano lloró, llorando también Benjamín sobre el
cuello de José. 15Besó también a todos sus hermanos, llorando sobre ellos.
Después de esto sus hermanos conversaron con él.

José despide a sus hermanos en paz


16La nueva fue oída también en el palacio del Faraón, al cual dijeron: “Han

venido los hermanos de José”, y se holgaron el Faraón y sus servidores. 17Y


dijo el Faraón a José: “Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias
y encaminaos al país de Canaán, 18y tomad a vuestro padre y vuestras
familias, y venid a mí. Yo os daré lo mejor del país de Egipto, y comeréis de
la grosura de la tierra. 19Y tú ordénales: Llevaos del país de Egipto carros para
vuestros niños y para vuestras mujeres; y tomad a vuestro padre y venid.
20Vuestros ojos no miren por las cosas (que dejáis); pues lo mejor de toda la

tierra de Egipto es vuestro.”


21Los hijos de Israel hicieron así; y José les dio carros por mandato del

Faraón, entregándoles además provisiones para el viaje. 22Dio también a


todos ellos vestidos de fiesta; mas a Benjamín le dio trescientas monedas de
plata y cinco vestidos de fiesta. 23Y a su padre envió igualmente diez asnos
cargados con las cosas más preciosas de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo,
pan y víveres para el viaje de su padre. 24Luego despidió a sus hermanos, y
cuando se fueron, les dijo: “No os peleéis en el camino.”


19. “Llevaos carros”: Siendo pastores nómadas los patriarcas no tenían
carros ni caballos; tampoco se dedicaban a la agricultura. Por eso el Faraón
los provee de carros.

20. “Vuestros ojos no miren”: etc.: La Vulgata traduce: “No dejéis nada
de vuestro equipaje”.

22. “Vestidos de fiesta”; literalmente: vestidos para cambiar, o sea,
vestidos que no se usan todos los días, sino sólo para las fiestas.

24. “No os peleéis en el camino”. “¿No somos todos, como los hijos del
patriarca Jacob, hijos del mismo Padre, aunque teniendo diferentes madres?
Cruzamos el mismo desierto, afrontamos los mismos peligros, y tenemos el
mismo anhelo: ir a casa al encuentro del Padre. Todo esto que nos es común
debería unirnos, en vez de provocar disputas en el camino que nos conduce al
Padre, pues así no prestamos atención a los peligros, erramos el camino y
sucumbimos al enemigo. Sí, en cambio, vemos en el prójimo únicamente al
hijo de nuestro Padre, nos inclinamos hacia él con amor; y este amor es tan
grande que dejamos las disputas y rivalidades que nos separan de nuestros
hermanos. Sabemos que a los hijos de Raquel amaba Jacob muy
particularmente, pero esto no le impedía abrazar con amor paterno a los
demás hijos. Así también el amor hacia el Padre común nos debe ayudar a
pasar por encima de todo lo que nos separa”.
GÉNESIS  Capítulo XLVI 143
Alegría de Jacob
25Subieron, pues, de Egipto y llegaron al país de Canaán, a su padre Jacob,
26al cual dieron la nueva, diciendo: “Vive todavía José y es gobernador de

todo el país de Egipto.” Mas no se conmovió su corazón, porque no les dio


crédito. 27Dijéronle entonces todas las palabras que José les había dicho y
cuando vio los carros que José había enviado para transportarle revivió el
espíritu de Jacob, su padre. 28Y exclamó Israel: “¡Basta! ¡Vive todavía mi hijo
José; iré y lo veré antes de morir!”

Capítulo XLVI
Jacob baja a Egipto
1Israel se puso en marcha con todo lo que tenía, y llegó a Bersabee, donde

ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2Y habló Dios a Israel en visión


nocturna y le dijo: ¡Jacob, Jacob!” Él respondió: “Heme aquí.” 3Y dijo: “Yo
soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré
padre de una gran nación. 4Yo bajaré contigo a Egipto; y Yo te subiré
también; y José pondrá su mano sobre tus ojos.” 5Luego partió Jacob de
Bersabee, y los hijos de Israel pusieron a Jacob su padre, y a sus niños y a sus
mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para transportarlo.
6Lleváronse también sus ganados y la hacienda que habían adquirido en el

país de Canaán, y fueron a Egipto: Jacob y con él toda sus descendencia.


7Llevó consigo a Egipto a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las

hijas de sus hijos y a toda su familia.

La familia de Jacob
8Éstos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Jacob y

sus hijos: el primogénito de Jacob: Rubén. 9Y los hijos de Rubén: Henoc, Falú,
Hesrón, Carmí. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y


28. “Es el ‘Nunc dimittis’ de Jacob. Con ver a su hijo vivo se da ya por
satisfecho y muere contento” (Nácar-Colunga). Cf. 46, 30.

1. “Bersabee”, una de las residencias de los patriarcas, en el extremo sur
de Palestina. Cf. 21, 31; 26, 33. Jacob no quiere dejar el país sin conocer la
voluntad de Dios, por lo cual ofrece sacrificios y ora al Señor, quien le
manifiesta su voluntad en una visión nocturna, añadiendo a las promesas
dadas anteriormente la de hacerlo en Egipto padre de una nación numerosa.

3 s. “Lo cual no fue como a nuestro entender suena. Porque sabemos que
el santo viejo Jacob murió en Egipto, y no volvió a salir vivo y era que se
había de cumplir en sus hijos, a los cuales sacó de allí después de muchos
años, siéndoles Él mismo la guía en el camino” (San Juan de la Cruz, Subida
del Monte Carmelo II, 17).
GÉNESIS  Capítulo XLVI 144
Saúl, hijo de la cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí. 12Los hijos
de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zara; pero habían muerto ya Er y Onán en el
país de Canaán. Hijos de Fares: Hesrón y Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tolá,
Fuá, Job y Simrón. 14Los hijos de Zabulón: Séred, Elón y Jahleel. 15Éstos son los
hijos que Lía dio a Jacob en Mesopotamia, con Diná, su hija. Todas las almas
de sus hijos y de sus hijas fueron treinta y tres. 16Los hijos de Gad: Sifión,
Haguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí. 17Los hijos de Aser: Jimná, Isuá, Isuí,
Beriá y Sera, hermana de ellos. Hijos de Beriá: Héber y Malquiel. 18Éstos son
los hijos de Silfá, la cual Labán dio a su hija Lía, y ella dio estos a Jacob: diez y
seis almas. 19Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Nacieron
a José en tierra de Egipto Manasés y Efraím, de Asenat, hija de Putifar,
sacerdote de On. 21Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Gerá, Naamán,
Ehí, Ros, Mupim, Hupim y Ard. 22Estos son los hijos de Raquel, que nacieron
de Jacob. En total catorce almas. 23Los hijos de Dan: Husim. 24Los hijos de
Neftalí: Jahzeel, Guní, Jéser y Silem. 25Éstos son los hijos de Bilhá, la cual
Labán dio a su hija Raquel; y de ella nacieron éstos a Jacob, en total siete
almas. 26Toda la familia de Jacob, que vino a Egipto, descendientes suyos sin
contar las mujeres de los hijos de Jacob, todas estas almas eran sesenta y seis.
27Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las almas

de la casa de Jacob, que vinieron a Egipto, eran setenta.

Llegada de Jacob a Egipto


28Envió (Jacob) a Judá delante suyo adonde estaba José para que éste

preparara su llegada a Gosen; y así llegaron a la tierra de Gosen. 29Entretanto,


José había enganchado su carroza y subido a recibir a Israel, su padre, en
Gosen; y cuando lo vio se arrojó a su cuello y lloró largo tiempo sobre su
cuello. 30Y dijo Israel a José: “Ahora puedo morir, ya que he visto tu rostro,
pues tú vives todavía.” 31Y dijo José a sus hermanos y a la casa de su padre:
“Iré a dar parte al Faraón, diciendo: Han venido a mí mis hermanos y la casa
de mi padre, que estaban en el país de Canaán. 32Son pastores de ovejas, pues
poseen rebaños, y han traído sus ovejas y sus ganados y todo lo que tienen.
33Y cuando el Faraón os llamare y preguntare: ¿Cuál es vuestra ocupación?

34responderéis: Criadores de ganado han sido tus siervos desde nuestra


12. Cf. cap. 38, donde se narra la muerte de Er y Onán. En su lugar
entran Fares y Zara.

27. San Esteban (Hech. 7, 14) habla de 75 almas, siguiendo la versión
griega, la cual menciona, por anticipación, otros descendientes de la familia
de José (cf. Núm. 26, 35 s.; I Par. 7, 20 s.). A la cifra de 70 y 75 hay que
añadir multitud de criados y esclavos con sus familias.

34. Por ser pastores, los israelitas no pudieron vivir en el valle del Nilo
donde todo campo fértil estaba reservado a la agricultura y horticultura. No
es, pues, de extrañar el que para Jacob quede reservada la región de Gosen,
GÉNESIS  Capítulo XLVII 145
infancia hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres. Así podréis habitar
en la tierra de Gosen; porque los egipcios detestan a todo pastor de ovejas.”

Capítulo XLVII
Jacob y sus hijos ante el Faraón
1Fue, pues, José a dar parte al Faraón, diciendo: “Mi padre y mis hermanos

han venido del país de Canaán, con sus ovejas y sus vacadas y todo lo que
poseen, y he aquí que están en la tierra de Gosen.” 2Después tomó a cinco de
sus hermanos y se los presentó al Faraón. 3Y cuando el Faraón preguntó a sus
hermanos: “¿Cuál es vuestra ocupación?”, respondieron al Faraón: “Nosotros,
tus siervos, somos pastores de ganado menor, tanto nosotros como nuestros
padres.” 4Y dijeron además al Faraón: “Hemos venido para morar en esta
tierra; porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser
grande el hambre en el país de Canaán. Permite, pues, que habiten tus siervos
en la tierra de Gosen.” 5Dijo entonces el Faraón a José: “Tu padre y tus
hermanos han venido a ti. 6La tierra de Egipto está a tu disposición. Da a tu
padre y a tus hermanos morada en la mejor parte del país; habiten ellos en la
tierra de Gosen; y si sabes que hay entre ellos hombres capaces, hazlos
mayorales de mis ganados.”
7Luego José hizo venir a su padre Jacob y le presentó al Faraón; y Jacob

bendijo al Faraón. 8Cuando pregunto el Faraón a Jacob: “¿Cuántos son los


días de los años de tu vida”?, 9contestó Jacob al Faraón: “Los días de los años

lindante con la península de Sinaí, que parecía más apropiada para pastores.
La emigración de Jacob a Egipto se realizó 215 años después de salir Abrahán
de su patria, cuando los Hyksos eran dueños del delta del Nilo. Los Hyksos,
un pueblo asiático, o más bien un conglomerado de tribus nómadas, se
sentían ellos mismo extranjeros en Egipto y simpatizaban sin duda con los
inmigrantes que venían de Palestina. “Los egipcios detestan a todo pastor de
ovejas”, probablemente por razones nacionalistas, porque esos pastores eran
semitas. “Pero aun esta condición de apartados debía satisfacer al pequeño
clan (de los hijos de Jacob) que se preparaba a ser pueblo: su conciencia
nacional resultó al fin más compacta y sus tradiciones étnicas y religiosas se
conservaron inmunes a toda infiltración” (Ricciotti, Hist. de Israel, núm. 196).

7. “Jacob bendijo al Faraón”: Hoy día se diría: “lo saludó”, porque
hemos despojado también el saludo de su carácter religioso. Sobre las formas
antiguas de saludad cf. Luc. 1, 28 y nota. Véase también el vers. 10, donde
Jacob se despide del Faraón bendiciéndolo.

9. El patriarca se considera como peregrino en la tierra (Salm. 118, 54). Su
verdadera patria es el cielo. ¿Quién no recuerda las palabras del Apóstol: “No
GÉNESIS  Capítulo XLVII 146
de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días
de los años de mi vida, y no llegaron a los días de los años de la vida de mis
padres en los días de su peregrinación.” 10Después de haber bendecido Jacob
al Faraón, salió de su presencia. 11Según había mandado el Faraón, estableció
José a su padre y a sus hermanos, asignándoles posesiones en la tierra de
Egipto, en la mejor parte del país, en la comarca de Ramesés. 12Y José
proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre,
según el número de los hijos.

José prudente administrador


13No había pan en todo el país, porque el hambre era muy grande; la

tierra de Egipto y también la tierra de Canaán estaban agotadas por el


hambre. 14Entonces José recogió toda la plata que se hallaba en el país de
Egipto y en el país de Canaán a cambio del trigo que ellos compraron, y llevó
ese dinero al palacio del Faraón. 15Acabado el dinero del país de Egipto y del
país de Canaán, vinieron todos los egipcios a José, diciendo: “Danos pan.
¿Por qué hemos de morir en tu presencia?, pues el dinero se ha agotado.”
16Contestó José: “Entregad vuestro ganado, y os lo daré por vuestro ganado,

si es que se ha acabado el dinero.” 17Trajeron, pues, sus ganados a José, y José


les dio pan a cambio de caballos y de rebaños de ovejas y de vacas y de
asnos. Aquel año los proveyó de pan a trueque de todos sus ganados.
18Pasado aquel año, vinieron a él el año siguiente y le dijeron: “No

ocultaremos a nuestro señor que se ha agotado el dinero, y también los


ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda nada delante de
nuestro señor, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras. 19¿Por qué hemos de
perecer ante tus ojos, tanto nosotros como nuestras tierras? Cómpranos a
nosotros y nuestras tierras por pan, y nosotros y nuestras tierras serviremos al
Faraón, y danos para sembrar; así viviremos y no moriremos, y no quedarán
desolados los campos.” 20Adquirió, pues, José todo el suelo de Egipto para el
Faraón; todos los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre

tenemos aquí ciudad fija sino que vamos en busca de la que está por venir”
(Hebr. 13, 14)?

11. “Ramesés”: Así se llamaba más tarde la región de Gosen, según el
nombre de la ciudad de Ramesés, fundada o restaurada por el rey Ramesés II
de Egipto.

15. “Danos pan”: Jesús incorporó esta petición al Padrenuestro, como
una de las más fundamentales, dándole un sentido espiritual; danos hoy
nuestro pan sobrenatural (Mat. 6, 11 y nota). Dadnos pan, dicen también hoy
los pueblos devastados por la guerra y azotados por el hambre, y piden aun
más: el pan supersubstancial que está en manos de sus pastores.
GÉNESIS  Capítulo XLVII 147
prevalecía sobre ellos. Así la tierra vino a ser propiedad del Faraón; 21el cual
hizo pasar al pueblo a las ciudades, desde un extremo del territorio de Egipto
hasta el otro. 22Mas no adquirió las tierras de los sacerdotes; porque los
sacerdotes percibían del Faraón una ración determinada, y comían la ración
determinada que les daba el Faraón; por eso no vendieron sus tierras.
23Dijo entonces José al pueblo: “Mirad, hoy os he comprado para el

Faraón, a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis semilla, sembrad la tierra; 24y
al tiempo de la siega, daréis la quinta parte al Faraón; las otras cuatro partes
serán vuestras, para sembrar los campos, y para sustentar a vosotros y los que
están en vuestras casa, y para alimento de vuestros niños.” 25A lo cual ellos
dijeron: “Nos ha dado la vida. Con tal que hallemos gracia a los ojos de mi
señor, seremos siervos del Faraón.” 26Y José puso esto por ley que vale para
las tierras de Egipto hasta el día de hoy y en virtud de la cual la quinta parte
es para el Faraón. Tan sólo las tierras de los sacerdotes no vinieron a ser
propiedad del Faraón.

Últimos años del Jacob


27Habitó Israel en el país de Egipto, en la región de Gosen; allí adquirieron

posesiones y crecieron y se multiplicaron mucho. 28Vivió Jacob diez y siete


años en la tierra de Egipto, y fueron los días de Jacob, los años de su vida,
ciento cuarenta y siete años. 29Cuando los días de Israel tocaron a su fin,
llamó a José, y le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, te ruego pongas tu
mano debajo de mi muslo y uses conmigo de misericordia y de fidelidad: No
me sepultes en Egipto. 30Cuando yo descansare con mis padres, me llevarás de
Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos.” 31 “Júramelo”, dijo Jacob. Y
José se lo juró, e Israel se postró sobre la cabecera de su lecho.


21. “Hizo pasar… a las ciudades”: Otra traducción: redujo al pueblo a
esclavitud.

24. Cf. 41, 33 ss. y nota. Otros pueblos daban la décima parte en
concepto de impuesto. Los egipcios podían dar más dada la fertilidad del
suelo y el poco trabajo que necesitaba el cultivo de sus campos, cuyos frutos
son, más que productos del trabajo, reglaos del Nilo. Dueños modernos hay,
que exigen a los arrendatarios una cuota harto superior a la que tenían que
pagar los egipcios.

26. “Hasta el día de hoy”, es decir, hasta el tiempo en que escribió
Moisés.

29. Sobre esta forma de tomar juramento véase 24, 2 y nota.

31. “Se postró sobre la cabecera de su lecho”: para adorar a Dios en
acción de gracias, como lo hizo David al fin de su vida (III Rey. 1, 47). La
versión griega de los Setenta, y San Pablo (Hebr. 11, 21) traen otro texto, cuyo
sentido es que Jacob acataba el señorío de José, y en él, como figura, la
realeza de Cristo.
GÉNESIS  Capítulo XLVIII 148

Capítulo XLVIII
Jacob adopta a los hijos de José
1Después de esto recibió José la noticia: “He aquí, tu padre está enfermo.”

Tomó, pues, consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím; 2y se lo anunciaron a


Jacob, diciendo: “Mira que viene a ti tu hijo José.” Entonces Israel
esforzándose se sentó en su lecho. 3Y dijo Jacob a José: “El Dios
Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo,
4diciéndome: ‘He aquí que Yo te haré crece r y te multiplicaré, y haré de ti

una muchedumbre de pueblos y daré esta tierra en posesión perpetua a tu


descendencia después de ti’. 5Ahora bien, tus dos hijos que te han nacido en
tierra de Egipto antes de mi venida a ti a Egipto, serán míos. Como Rubén y
Simeón, así serán míos Efraím y Manasés. 6Mas tus hijos que has engendrado
después de ellos, son tuyos, y en cuanto a la herencia llevarán el nombre de
sus hermanos. 7Al volver yo de Mesopotamia, se me murió Raquel en la tierra
de Canaán, en el camino a poca distancia de Efrata; y la enterré allí en el
camino de Efrata, que es Betlehem.”

El patriarca bendice a Efraím y Manasés


8Viendo entonces Israel a los hijos de José, preguntó: “¿Quiénes son

éstos?” 9Respondió José a su padre: “Son mis hijos, los que Dios me ha dado
aquí.” Y él dijo: “Acércamelos, te ruego, para que los bendiga.” 10Pues los ojos
de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ver ya ver. Entonces José
se los acercó, y él los besó y los abrazó. 11Después dijo Israel a José: “Yo no
pensaba ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha concedido ver
también a tus hijos.” 12Y sacándolos de entre las rodillas de Jacob se postró
José delante de él en tierra. 13Luego tomó José a ambos, a Efraím a su
derecha, o sea a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda, o sea a la
derecha de Israel, y los acercó a éste. 14E Israel extendió su mano derecha y la
puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda (la puso)


3. “Luz”: Betel, donde Jacob vio aquella escala mística en cuya cumbre
estaba Dios (28, 13).

5. El patriarca declara hijos adoptivos a Manasés y Efraím, quienes
disfrutarán de los mismos derechos que sus propios hijos. De esta manera
obtuvo José doble herencia, como si fuera el primogénito, Rubén, el mayor
de los hijos de Jacob, perdió los derechos de la primogenitura, por el crimen
relatado en 35, 22.

6. “Llevarán el nombre de sus hermanos”: quiere decir: no formarán
tribus, sino que se unirán a sus hermanos.

12. “Sacándolos de entre las rodillas”: Jacob los había tomado entre sus
rodillas conforme al rito de adopción. Cf. 30, 3; 50, 23.
GÉNESIS  Capítulo XLVIII 149
sobre la cabeza de Manasés, cruzando las manos, aunque Manasés era el
primogénito. 15Y bendijo a José, diciendo: “El Dios en cuya presencia
caminaron mis padre Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi Pastor desde
que existo hasta el día de hoy, 16el Ángel que me ha librado de todo mal,
bendiga a estos niños; sean llamados con mi nombre y con el nombre de mis
padres Abrahán e Isaac, y multiplíquense más y más sobre la tierra.”
17Cuando José vio que su padre tenía la mano derecha puesta sobre la

cabeza de Efraím, no le pareció bien; tomando la mano de su padre para


pasarla de la cabeza de Efraím a la cabeza de Manasés, 18dijo a su padre: “No
así, padre mío, éste es el primogénito; pon tu derecha sobre su cabeza.”
19Pero se negó su padre, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá

a ser un pueblo, también él será grande; pero su hermano menor será más
grande que él, y su descendencia vendrá a ser una multitud de naciones.” 20Y
los bendijo en aquel día, diciendo: “Por ti se bendecirá en Israel con las
palabras: ¡Hágate Dios como a Efraím y como a Manasés!” 21Después dijo
Israel a José: “He aquí que yo me muero; mas Dios estará con vosotros y os
hará volver al país de vuestros padres. 22Y a ti te doy una porción más que a
tus hermanos, la que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.”


15. “El Ángel”: Jacob atribuye indistintamente a Dios y al Ángel de Dios
los beneficios recibidos en Canaán, lo que hace suponer la identidad de los
dos nombres, lo mismo que en el cap. 18. Cf. 32, 24 y nota. Nótese la triple
invocación de Dios, seguida de una tríplice bendición. ¿Es ésta una alusión a la
Santísima Trinidad? Pues la Trinidad divina se refleja en todas las cosas, para
que todas le rindan homenaje.

17. Como se ve, es antiquísima la costumbre de imponer las manos para
impartir la bendición. Se consideraba la mano derecha como la que transmitía
más las bendiciones del padre. En el Nuevo Testamento se imponen las manos
al que ha de recibir al Espíritu Santo (Hech. 8, 17) y en el Sacramento del
Orden (I Tim. 5, 22; II Tim. 1, 6).

19. Efectivamente, la tribu de Efraím llegó a ser más poderosa que la de
Manasés, y tuvo influencia preponderante en el reino de Israel, que se formó
después de la muerte de Salomón.

20. “Por ti”, es decir, por Efraím. Algunos traducen, a título de conjetura:
“por vosotros”. El sentido es: en adelante se citará esta bendición como tipo
de felicidad y prosperidad.

22. “Una porción”: El texto griego dice “Sikima”, que, según San
Jerónimo, sería idéntica con la ciudad de Siquem o Sicar. De ahí la opinión de
algunos expositores que dicen que Jacob aquí regala a José la ciudad de
Siquem; opinión que parece apoyada por el Evangelio, que habla de una
heredad situada cerca de Siquem, la que Jacob dio a José (Juan 4, 5).
GÉNESIS  Capítulo XLIX 150

Capítulo XLIX
Jacob bendice a sus hijos
1Llamó Jacob a sus hijos, y dijo “Reuníos, y os haré conocer las cosas que

os han de suceder en los días postreros:

2Reuníos y oíd, hijos de Jacob,


escuchad a Israel, vuestro padre.

3Rubén, tú mi primogénito;
mi vigor y el primer fruto de mi fuerza;
el primero en dignidad, el primero en poder;
4tú que hierves como el agua, no tendrás más la primacía;

porque subiste al lecho de tu padre.


Lo manchaste, porque subiste a mi lecho.

5Simeón y Leví, hermanos;


instrumentos inicuos son sus espadas.
6¡En su consejo no entres, oh alma mía;

honra mía, no te reúnas con su asamblea!


porque en su saña mataron hombres,
y por su capricho desjarretaron toros.
7¡Maldita su ira, porque fue violenta,

y su furor, porque fue cruel!


Los dividiré en Jacob,
y los esparciré en Israel.

8A ti, Judá, te alabarán tus hermanos;


1. Este capítulo es una perla de la literatura hebrea, poesía y profecía a la
vez. Antes de morir, el venerable patriarca, iluminado por Dios, da a conocer
los futuros destinos de sus hijos y del pueblo de Israel, fundándose, como
observa Vigouroux, ora en el carácter y en los nombres de sus hijos, ora en las
promesas divinas dadas a los patriarcas.

4. “Rubén”, que por su pecado perdió los derechos de la primogenitura
(35, 22), desaparece muy pronto del escenario histórico, desparramándose
entre los pueblos vecinos.

7. “Los dividiré”, por sus crueldades contra los siquemitas (cf. 34),
“Simeón y Leví” no reciben bendición alguna. Las dos tribus serán esparcidas
entre las otras. Efectivamente, la tribu de Simeón fue incorporándose a la de
Judá, y Leví recibió solamente ciudades, pero no territorio como las otras
tribus.
GÉNESIS  Capítulo XLIX 151
tu mano pesará sobre la cerviz de tus enemigos;
te adorarán los hijos de tu padre.
9Cachorro de león es Judá;

-¡cómo te levantas, hijo mío, de la presa!-


se encorva, echándose como un león,
y cual leona, ¿quién le despertará?
10No se apartará de Judá el cetro,

ni el báculo de entre sus pies,


hasta que venga Schiloh:
a Él obedecerán las naciones.
11Él ata a la vid su pollino,

y a la cepa el pollino de su asna,


lava en vino sus vestidos,
y en sangre de uvas su manto.


9. Véase Apoc. 5, 5, donde Jesús es llamado “el león de la tribu de
Judá”, porque en Él se cumplió esta profecía, en su verdadero sentido.

10. La interpretación corriente, desde los Santos Padres hasta hoy,
atribuye a esta profecía carácter mesiánico. “Cetro” significa el predominio de
Judá, que ejerció “cierta supremacía sobre las otras tribus hasta los tiempos
del Mesías” (Ceuppens), aunque en los últimos dos siglos antes de Cristo el
bastón de mando se hallaba en manos de los Macabeos de la tribu de Leví.
“Schiloh”: palabra hebrea que ha experimentado las más diversas
interpretaciones. San Jerónimo vierte: “El que ha de ser enviado”. Otros
interpretan: el “Pacífico”, o “la paz”, es decir, la paz mesiánica, el rey pacífico
por excelencia, como lo vieron los profetas (cf. Is. 9, 51; 11, 3 ss.; 42, 2 s.; Zac.
9, 10). Algunos protestantes ven aquí, sin suficiente motivo, una alusión a la
ciudad de Silo, donde por un tiempo estuvo el Arca de la Alianza. Bover-
Cantera traduce: “aquel cuyo es el mando”. Otros vierten: “aquél que es para
él”, es decir para el cetro, o “aquel cuyo es” (el cetro) (Simón-Prado, Nácar-
Colunga, etc.). Todas estas traducciones, menos la que busca aquí una alusión
a la ciudad de Silo, reconocen el carácter mesiánico de la profecía (inclusive
los rabinos y el Targum de Onkelos, que traducen: “Hasta que venga el
Mesías, al cual corresponde el reino”), y aplican este pasaje a Cristo, el
vástago de la estirpe de Judá (Apoc. 5, 5), quien “reinará sobre la casa de
Jacob por los siglos de los siglos, y cuyo reinado no tendrá fin” (Luc. 1, 33).
Cf. II Rey. 7, 14 ss.; Ez. 21, 27 y nota. “A Él obedecerán las naciones”: Otro
rasgo de la gran profecía acerca del Mesías al cual algún día se someterán
todos los pueblos. Cf. S. 2, 7 ss.; 21, 28: 85, 9; Is. 2, 2; 53, 10 y el triunfo de
Cristo Rey en Apoc. 19, 11 ss.

11. s. Son imágenes de la prosperidad que Dios dispensará a la tribu y
reino de Judá. Para recalcar el significado mesiánico, Cornelio a Lápide y
muchos otros no toman como sujeto de la frase a Judá sino a Schiloh.
GÉNESIS  Capítulo XLIX 152
Sus ojos brillan por el vino,
12

y sus dientes son blancos por la leche.

13
Zabulón habita en la ribera del mar,
en la ribera donde (aportan) las naves;
y su flanco se extiende hacia Sidón.

14
Isacar es un asno huesudo,
que descansa entre los apriscos.
15Viendo que el reposo es bueno,

y la tierra amena;
ofrece su hombro para cargas,
y se somete a pagar tributos.

16Dan juzgará a su pueblo


como cualquier otra tribu de Israel.
17Será Dan una culebra junto al camino,

una víbora en la senda,


que muerde los talones del caballo,
para que caiga hacia atrás su jinete.

18
Espero tu salvación, Yahvé.

19 A Gad lo atacan salteadores,


13. El territorio de Zabulón se extendió más tarde, desde el Mar de
Galilea hasta el Mediterráneo y el país de los sidonios.

14. “Isacar” será un pueblo pacífico y trabajador, viviendo contento
dentro de sus límites, en la fértil llanura de Esdrelón, pagando tributos a otros
pueblos. Esto se verificó al pie de la letra.

16. “Dan”, que en hebreo significa juez, extenderá sus límites con
prudencia y astucia. Véase Juec. 18, 28 ss. San Jerónimo ve aquí una alusión
profética a Sansón, hijo de esta tribu. San Agustín empero, aplica el vers. 17 al
Anticristo, descendiente de la tribu de Dan según ciertos escritores
apocalípticos.

17. Se cumplió en la toma alevosa de Lais por la tribu de Dan (Juec. 18, 7
ss.).

18. Texto oscuro, aunque el sentido es muy mesiánico. ¿Piensa acaso
Jacob en las futuras luchas de la tribu de Dan con los filisteos?

19. “Gad” marchó al frente de los israelitas cuando entraron en Canaán,
pero después tuvo que luchar contra los madianitas y ammonitas, y perdió
parte de su territorio.
GÉNESIS  Capítulo XLIX 153
mas él asalta su retaguardia.

20
Aser tiene pan con aceite,
proporciona bocados dignos de reyes.

21
Neftalí es un ciervo suelto;
profiere palabras hermosas.

22Retoño fecundo es José,


retoño de árbol fértil,
al borde de una fuente;
sus vástagos pasan el muro.
23Le causan amarguras, le asaetean,

le hostigan los flecheros,


24mas su arco queda fuerte,

y los brazos de sus manos son ágiles,


por la ayuda del Fuerte de Jacob,
por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel.
25El Dios de tu padre te ayudará,

y el Todopoderoso te bendecirá


20. El territorio de Aser, situado al norte del Carmelo, será fértil y
proporcionará productos preciosos.

21. El “ciervo” es símbolo de la rapidez. De la tribu de Neftalí procede el
héroe Barac, que a manera de un rayo derrotó a los enemigos.

22. Texto dudoso. La Vulgata vierte: “Hijo que crece, José, hijo que crece
y de hermoso aspecto; las doncellas corrieron sobre el muro” (para verle).

23. Alusión a los hermanos de José que le calumniaron -esto significan las
saetas- o a los enemigos con los cuales habrán de luchar las tribus de José en
la conquista de Canaán.

24. “El Fuerte de Jacob”, esto es, Dios. Cf. S. 131, 2 y 5; Is. 1, 24; 49, 26;
60, 16. “El Pastor”: Es otro nombre de Dios. Véase lo que dice Jacob en 48,
15: “El Dios que ha sido mi Pastor desde que existo hasta el día de hoy”. “La
Roca de Israel”: Así llama Jacob al Señor, por la protección que le ha dado
durante toda su vida, y que siempre presta a los que en Él confían. También
en otros lugares de la Biblia, (texto masorético) Dios es llamado Roca, p. ej.
Deut. 32, 4 y 18; II Rey. 23, 3; S. 17, 2; Is. 30, 29. En el Nuevo Testamento,
Roca es uno de los nombres de Cristo (I Cor. 10, 4; Ef. 2, 20; I Pedro 2, 4,
por donde se ve, una vez más, la unión de los dos Testamentos. Es interesante
el hecho de que en la Constitución del nuevo Reino de Israel, fundado el año
1948, se haya dado a Dios el nombre de “Roca de Israel”.

25. Profecía acerca de la fertilidad del futuro país de José (Efraím).
GÉNESIS  Capítulo XLIX 154
con bendiciones celestiales de lo alto,
bendiciones del abismo que yace abajo,
bendiciones de los pechos y del seno.
26Las bendiciones de tu padre superan

a las bendiciones de los montes eternos,


y los tesoros de los collados perennes.
¡Vengan ellas sobre la cabeza de José,
sobre el vértice del príncipe entre sus hermanos!

27
Benjamín es un lobo rapaz;
por la mañana devora la presa,
y a la tarde reparte los despojos.”

28Todas estas son las doce tribus de Israel;


y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo
con la bendición que le correspondía.

Muerte de Jacob
29Y les dio orden, diciéndoles: “Yo voy a reunirme con mi pueblo;

sepultadme con mis padres, en la cueva que está en el campo de Efrón el


heteo, 30en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en el
país de Canaán; en el campo que compró Abrahán a Efrón, el heteo, para
sepultura propia; 31donde sepultaron a Abrahán y a Sara, su mujer, donde


26. “Los tesoros de los collados perennes”: La Vulgata viere: “hasta que
viniese el deseo (o Deseado) de los montes eternos”: Los antiguos veían en los
montes eternos a los Santos y Patriarcas del Antiguo Testamento, cuyo deseo
era ver al Deseado (Cristo). La aplicación a Cristo tropieza, sin embargo,
como observa Scío, con la dificultad de que las tribus de José no vieron la
venida del Mesías, ya que fueron llevadas al cautiverio de Asiria (722 a. C.) y
no volvieron más. Los modernos ven en la “bendiciones de los montes” el
rocío y los frutos de la tierra. “Eternos” se llaman porque han sido creados
hace muchos siglos y resisten a la destrucción de los tiempos (Simón-Prado).
Cf. Deut. 33, 15; Ez. 36, 2; Hab. 3, 6. “Príncipe entre sus hermanos”: La
Vulgata dice: “El Nazareo”, o sea el consagrado a Dios, de entre sus
hermanos.

27. Se refiere este vers. a la valentía y al carácter indómito de los
“benjaminitas”, de cuya tribu procederá el primer rey Saúl, no menos
indómito. De la misma tribu saldrá también San Pablo, “lobo rapaz” en doble
sentido, primero como perseguidor de la Iglesia, y después de su conversión
como intrépido misionero.
GÉNESIS  Capítulo L 155
sepultaron a Isaac y a Rebeca, su mujer, y donde sepulté yo a Lía; 32en el
campo y la cueva que en él hay, que yo he comprado a los hijos de Het.”
33Y cuando acabó Jacob de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies

en el lecho y expiró, y se reunió con su pueblo.

Capítulo L
Jacob es sepultado en Canaán
1Se echó entonces José sobre el rostro de su padre y llorando sobre él lo

besó. 2Y mandó José a los médicos que tenía a su servicio, que embalsamaran
a su padre; y embalsamaron los médicos a Israel. 3Emplearon en ello cuarenta
días; porque éste es el tiempo que se emplea para el embalsamamiento; y
Egipto lo lloró por espacio de setenta días. 4Pasado el tiempo de su llanto,
habló José a los cortesanos del Faraón, diciendo: “Si he hallado gracia a
vuestros ojos, hacedme el favor de hacer llegar a oídos del Faraón esta
palabra. 5 “Mi padre me ha tomado juramento diciendo: ‘He aquí que yo me
muero; en la sepultura que abrí para mí, en la tierra de Canaán, allí me has de
sepultar’. Ahora, pues permíteme que suba a sepultar a mi padre; y luego
volveré.” 6Respondió el Faraón: “Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo
jurar.”
7Subió, pues, José a enterrar a su padre; y subieron con él todos los

servidores del Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos del país de
Egipto; 8y toda la casa de José, sus hermanos, y la casa de su padre. Sólo a sus
pequeñuelos, sus rebaños y sus vacadas dejaron en la tierra de Gosen.


32. En la vida de Jacob se deja palpar el poder de la vocación divina,
que transformaba poco a poco su carácter y lo capacitaba para lo espiritual,
que antes no se notaba en él. Las principales etapas de su educación espiritual
son la visión de Betel (28, 10-19), la persecución y opresión de parte de su
hermano Esaú y de su tío Labán, la lucha con el Ángel (32, 22 ss.), la vuelta a
Betel y la destrucción de los ídolos de su familia (35, 1 ss.), la pérdida de su
hijo José (cap. 37) y otras pruebas que Dios le hizo sobrevenir. Con Jacob
termina uno de los períodos más importantes de la historia del Reino de Dios
y de la Revelación divina que, por medio de él alcanzó una claridad hasta
entonces no conocida. El Mesías saldrá de su estirpe, de Judá, su hijo, y traerá
la salud para la humanidad entera. Por eso el Eclesiástico alaba a Jacob con las
siguientes palabras: “Dios lo distinguió con sus bendiciones y le dio la
herencia, repartiéndosela entre las doce tribus; y le concedió que en su linaje
siempre hubiese varones piadosos amados de todas las gentes” (Ecli. 44, 26,
s.).

4. Durante el duelo José no podía dejar su casa, por lo cual se sirve de
intermediarios para entregar su pedido al Faraón.
GÉNESIS  Capítulo L 156
9Subieron también con él carros y gente de a caballo, de manera que el
cortejo era muy grande. 10Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del
Jordán, hicieron allí un duelo grande y muy solemne, y José hizo a su padre
un duelo de siete días. 11Cuando los cananeos, habitantes de la tierra, vieron
el llanto en la era de Atad, decían: “Llanto muy grande es éste de los
egipcios.” Por eso se dio el nombre de Abel-Misraim a ese lugar que está
allende el Jordán. 12Hicieron, pues, los hijos de Jacob con él según les había
mandado: 13Lleváronle sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en la
cueva del campo de Macpelá, frente a Mamré; en el campo que Abrahán
había comprado a Efrón, el heteo, para sepultura propia. 14Después de haber
sepultado a su padre, se volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los
que habían subido con él a sepultar a su padre.

Temor de los hermanos de José


15Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se

dijeron: “A lo mejor José nos guarda rencor y nos devolverá todo el mal que
le hemos hecho.” 16Enviaron, pues a decir a José: “Tu padre mandó, antes de
su muerte, diciendo: 17Así diréis a José: ‘Perdona, por favor, el crimen de tus
hermanos y su pecado, porque ciertamente te han hecho mal. Pero ahora
perdona, te rogamos, ese crimen de los siervos del Dios de tu padre’.” José
lloró mientras así hablaban con él. 18Fueron entonces sus hermanos
personalmente, y postrándose delante de él dijeron: “Henos aquí, somos
siervos tuyos.” 19Mas José le dijo: “No temáis. ¿Estoy yo acaso en lugar de
Dios? 20Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo dispuso para bien para


11. “Abel-Misraim” significa “llanto de los egipcios”. No se menciona más
en la Biblia.

18 s. “¿Estoy yo acaso en lugar de Dios?” José quiere decir: Dios mismo lo
ha dispuesto todo, no puedo oponerme a sus designios. “Después de la
muerte de Jacob se hace nuevamente presente la inquietud, y aun la angustia,
en el alma de los hermanos de José. No creen todavía en el amor de su
hermano, en su perdón; por el contrario, temen su venganza porque no creen
en su desinterés; su conducta es como la nuestra cuando dudamos del perdón
de Dios. En presencia de José, repiten el ‘gesto’ predicho en el sueño que
tanto los irritara, y le dicen: ‘Somos tus servidores’… Esta historia es de una
actualidad permanente para cada uno de nosotros, si nos proponemos
meditarla.”

20. San Pablo expresa el mismo pensamiento cuando dice: “Sabemos que
todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios” (Rom. 8, 28).
Cada desengaño que nos preparan los hombres nos acerca a Dios y nos invita
a entregarnos a Él con plena confianza pues Él nunca nos desilusiona. ¡Cuántas
veces nos enseña la experiencia que Dios convierte en bien lo que antes
pareció un mal inaguantable!
GÉNESIS  Capítulo L 157
cumplir lo de hoy, a fin de conservar la vida de mucha gente. 21Así, pues no
temáis; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros niños.” Y los consoló,
hablándoles al corazón.

Muerte de José
22Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. Y vivió José ciento diez

años. 23Vio José a los hijos de Efraím hasta la tercera generación. También los
hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José. 24Y dijo
José a sus hermanos: “Voy a morir; mas Dios seguramente os visitará, y os
hará subir de este país a la tierra que juró dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob.”
25Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: “De seguro os visitará

Dios, y entonces llevaos de aquí mis huesos.” 26Murió José a la edad de


ciento diez años. Lo embalsamaron, y lo pusieron en un féretro en Egipto.


24. “Os visitará”: Locución hebrea que significa: os afligirá. Alusión a la
opresión que sufrieron más tarde en Egipto.

25. Cuando los israelitas salieron de Egipto, llevaron consigo los restos
mortales de José y lo sepultaron en Siquem, en la tierra de promisión (ex. 13,
19; Jos. 24, 32).

26. “Murió a la edad de ciento diez años”. El Génesis es el libro de los
ancianos ¡Qué figuras de ancianos se hallan allí! Los patriarcas Noé, Abrahán,
Isaac, Jacob, José, etc. “Os preguntaré: ¿no querríais volver a ver en sus
páginas a aquellos viejos y grandes amigos de vuestra infancia, y oírles deciros
cómo hay que envejecer, de qué modo se debe morir? En cuanto a mí, ese
libro me recuerda los días en que nuestra buena abuela nos leía al anochecer
algún capítulo en la “Biblia de Royaumont”. Hecha la lectura, ella cerraba el
libro dejando en él sus lentes para señalar la página de la próxima lección, en
tanto que los niñitos maravillados de aquellos nombres, enternecidos y
asombrados de aquellos relatos, la preguntaban, viéndola tan viejecita:
“Abuela, ¿y tú los viste?” (Mons. Baun ard, Le Vieillard, pág. 359).

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