[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
335 vistas5 páginas

El Imposible Proyecto Del Espacio Público

Este documento discute la noción de "espacio público" y plantea preguntas sobre cómo deberían evaluarse los proyectos de espacio público. El autor argumenta que el término se usa de manera vaga y que muchos proyectos se enfocan demasiado en la forma en lugar de la función pública. También sugiere que al enfocarse en proyectos individuales en lugar de la estructura urbana en su conjunto, el espacio público corre el riesgo de convertirse en una "anécdota" en lugar del "sustrato esen
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
335 vistas5 páginas

El Imposible Proyecto Del Espacio Público

Este documento discute la noción de "espacio público" y plantea preguntas sobre cómo deberían evaluarse los proyectos de espacio público. El autor argumenta que el término se usa de manera vaga y que muchos proyectos se enfocan demasiado en la forma en lugar de la función pública. También sugiere que al enfocarse en proyectos individuales en lugar de la estructura urbana en su conjunto, el espacio público corre el riesgo de convertirse en una "anécdota" en lugar del "sustrato esen
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 5

El imposible proyecto del espacio pblico

Manuel de Sol-Morales, 2010

Una reflexin como sta se enfrenta a un problema terminolgico: la degradacin semntica del trmino "espacio
pblico", utilizado indiscriminadamente para cualquier ocasin de relleno, transformacin o maquillaje de espacios
no edificados. Demasiado a menudo la categora de "espacio pblico" es empleada olvidando la exigencia de
autntica urbanidad que este trmino implica. Urbanidad es la calidad de aquellos lugares significantes de
contenidos colectivos y polticos en su misma forma material. La "urbanidad material", la capacidad de la propia
materia urbana de expresar significados cvicos, estticos, funcionales y sociales, es concepto bsico para la
definicin de espacio pblico, y por tanto, intrnseco a la intencin de este Premio.

Contrario , el atiborramiento de formas y geometras planimtricas, el desazn de frustradas arquitecturas a cota


cero, el arbitrario juego compositivo de superficies ocupa los terrenos pblicos con libertad aparentemente
infinita. El manierismo campa, y el vocabulario de alineaciones, farolas, pavimentos, desniveles, prgolas, rampas y
verduras se multiplica "ad nauseam".

La magnitud extensiva de esta prctica, los cada vez ms numerosos ejemplos de actuaciones (sea en plazas y
calles, parques, instalaciones de servicio o equipamiento u otros) parece obligar a reproposar una estricta nocin
de espacio pblico como condicin (lugar) material del espacio poltico.

El espacio civil es muy difcil. Algunas actuaciones simplemente reforman espacios anticuados, a veces de gran
significacin urbana, para darle formas innovadoras o inslitas, subjetivamente afirmativas. Otros afrontan nuevos
mbitos del crecimiento urbano para procurarse la expresin de la dignidad pblica. Otros entienden su lugar slo
como rea vaca, disponible, y hacen la ocasin de inventar nuevos artificios, instalaciones de una nueva
simbologa urbana.

Pero por encima de estas limitaciones, en todo caso, aparece el hecho indiscutible de la alta calidad media que se
ha adquirido en las poblaciones, el esfuerzo metodolgico y el perfeccionamiento tcnico de los profesionales, la
atencin creciente de los responsables pblicos y la alta satisfaccin de la mayora de los ciudadanos para estas
intervenciones. Un proceso extraordinario de invencin, en veinte aos, de una casi disciplina social y cultural
reconocida. Hablar de espacio pblico puede ser una convencin retrica que esconda la confusin que campa
sobre los valores de la ciudad como lugar poltico, lugar de la interaccin subjetiva, lugar de la "polis". Si
aceptramos la hiptesis (ya avanzada desde el ao 1992) de que es la condicin colectiva la que define la
urbanidad, y que, por tanto, la colectivizacin de espacios y casas, personas e instituciones, movimientos y
actividades econmicas es el efecto trascendental que la urbanidad comporta, tendremos que pensar que todos
los lugares de la ciudad, privados o pblicos, individuales o corporativos, son en parte espacios pblicos ya que
comparten el modo como son apropiados por los ciudadanos. Los edificios y las calles de una ciudad, las plazas y
los monumentos, las fbricas y las escuelas, son en buena parte sentidos como propios por los vecinos, y en tanto
que afectados por sus caractersticas funcionales y estticas, son objeto de reivindicacin y de opinin
ciudadana. Una construccin o un cultivo rural, en cambio, no tiene esa dependencia colectiva: es un hecho
autnomo, aislado en su lgica interna, sin entrar a formar parte de una colectividad formal integrada sino
simplemente referida a las relaciones de vecindad (o a la nocin sobre-estructural de "paisaje" como valor
ambiental, sin contenido poltico expreso).

As, si todo espacio urbano es ms o menos pblico (y todo espacio pblico es ms o menos de los o por
privados), qu fuera la especificidad de los que llamamos convencionalmente, "espacios pblicos"? De qu
tratara un Premio (europeo o no) de Proyectos sobre el "espacio pblico"? Podemos distinguir qu proyectos
cuentan y cules no cuentan como tales espacios? Y, una vez discernido, deberan valorar los proyectos por la
intensidad en que son "pblicos" (cuando ms "pblico" un proyecto, mejor nota) o por si son buenos los espacios
(ms atractivos, ms funcionales, ms impresionantes), o por cuanto incorporan ciertas cuestiones crticas que la
ciudad contempornea no ha sido an capaz de colectivizar (el trfico, la segregacin, la gran escala, la
sostenibilidad)?

Preguntas que tienen inters no slo para quien se encontrara haciendo de Jurado, sino que rebotan sobre la
misma definicin, interrogando la naturaleza especfica del espacio pblico. Mxime cuando la deliberacin no es
tanto sobre los espacios pblicos reales, sino sobre los "proyectos" de espacios que querran hacerse reales. Es,
entonces, una competencia de ingenio, de diseo o de innovacin? Es la sorpresa formal o la modernidad temtica
lo que vale? Es la dificultad vencida o la eficacia transformadora?

Y, adems, qu es lo que constituye el espacio pblico como experiencia real? Por encima de las reflexiones
sociolgicas, polticas y funcionales, lo que acaba de hacer reconocible el espacio pblico es un hecho material. Un
hecho donde la esttica es a menudo distorsionada y distorsionante. Pero donde la expresin y la comunicacin
pasa por una configuracin material determinada.

La gran cantidad de trabajos realizados en los ltimos aos sobre espacios pblicos, la multiplicacin de encargos
y proyectos, la energa inagotable de arquitectos e ingenieros, diseadores y artistas , paisajistas y botnicos,
aplicados todos a mejorar los recortes de suelo urbano no edificado, la discusin ideolgica y los esfuerzos
intelectuales intentando dar status terico y / o entidad disciplinar a estas cuestiones, han enriquecido
extraordinariamente las prcticas profesionales y multiplicado la atencin los administradores pblicos. El inters
por el espacio pblico parece autojustificativo. Y esto, puede llevar, en su exageracin, a resultados involutivos. No
slo las palabras pueden perder su sentido, sino tambin las obras pueden perderlo. La cantidad de actuaciones,
la arbitrariedad de los proyectos, la frecuencia en el tiempo y el espacio, la copia de los modelos y figuras tpicas,
las modas, el derroche econmico, pueden desvirtuar el original naturaleza del espacio pblico como espacio
colectivo por excelencia: espacio no apropiado para ninguna moda, ni ningn autor / actor, ni ningn poltico de
referencia, puesto disponible en la interpretacin abierta ya la interseccin de intereses.

Espacio pblico o "show room"? La valiossima coleccin de proyectos que el CCCB ha ido formando con los aos
como "Archivo Europeo del Espacio Pblico Urbano" podra llevar a sentimientos contrapuestos de admiracin y de
recelo. Es un catlogo de excelencias que permite descubrir cules han sido los temas - nuevos y viejos - que han
centrado el inters de las administraciones y de los proyectistas, y cules los ejemplos que han ido creando
prototipos y secuencias. Es una demostracin indiscutible de la enorme ola de atencin a los temas pblicos de la
ciudad y en la rentabilidad pblica de materializarlos en rincones de ciudad o en piezas de suelo
disponibles. Tambin, sin embargo, la visin conjunta de tantos proyectos ensea la repeticin de mucha
gestualidad gratuita y tanta gimnasia de formas buscando la originalidad y la sorpresa, como si el suelo pblico
fuera una pgina en blanco por lucimiento personal del proyectista. Ondulaciones y roturas, continuidades y filas,
pantallas y manchas, se combinan - siempre desde el cielo - como piezas de una composicin cerrada y auto
referente.

Parece como si la proliferacin de encargos de este tipo lleve a provocar una nueva prctica profesional autnoma,
que ve el precinto del terreno encargado como una oferta libre de trabas para inventar una arquitectura a cota
cero, un ejercicio sin ataduras para explorar formas e imgenes a bajo precio - relativamente - con una libertad
que no tendra lugar en la edificacin siempre sometida a unos requisitos de programa, de coste, de
funcionamiento, de estructura y de cliente mucho ms estrictas.

El problema al tratar del espacio pblico, es que este puede ser el asunto principal de la forma urbana, o puede
ser una ancdota. Depende de la escala (no de la medida) a que lo miramos. El espacio pblico como estructura
conjunta de las diferentes calles y plazas es el sustrato esencial de la convivencia, la interaccin y la redundancia
que hace la vida en comn. Proyectar la estructura de espacios para la movilidad, el ocio, la representacin que
liguen los espacios de actividad es el que tradicionalmente hace la planificacin urbana. En cierto sentido, pensar
que la calidad y forma de los espacios comunes es previa y ms importante que localizar las funciones particulares,
es ya una opcin metodolgica que raramente se sigue.
Pero no es la escala del conjunto urbano la que habitualmente tenemos en mente cuando hablamos de "espacios
pblicos". A medida que vamos circunscribiendo la idea de espacio pblico a un lugar preciso y delimitado, vamos
perdiendo la atencin en el espacio pblico como estructura urbana fundamental, y priorizando la singularidad -
morfolgica o ambiental - de cada lugar como parcela urbana autnoma, como ocasin de formalizacin
independiente. Es as como los mltiples encargos para disear espacios pblicos (pequeos o grandes) pero
planteados como objetos especficos, se convierten en dibujos sobre un solar cerrado, diseos auto referentes
dentro de un permetro menudo arbitrario. El lugar se convierte as en una plataforma de experimentacin, un
"show room" donde jugar con pavimentos y farolas, pendientes y rincones con mxima independencia.

Por otra parte, la extensin de esta abundante actividad proyectual cubre pases y ciudad bien diversos. El inters
para insuflar modernidad en terrenos pblicos encomienda por todas partes, y cada proyecto, cada ejemplo
ciudadano puede entenderse con cierta perspectiva, como parte de un extensivo proceso que, a lo largo de los
ltimos 20 aos, est produciendo una extensiva renovacin de toda la epidermis urbana de Europa. Como en la
peridica sustitucin celular de la piel humana, la superficie conectiva de las ciudades europeas, su tejido
intersticial de viales y caminos, jardines y plazas, lo que el espacio urbano es ms comn o sustancial, tambin
ms estructural y ms necesario, est siendo sustituido, extendido, manifest. Lo que por su condicin bsica era
tenido como obvio-pavimentar, dar soporte fsico estable al contacto de las cosas urbanas ya la movilidad de sus
personas-es ahora una cuestin opcional y simblica, una materia de diseo.

La construccin del suelo pblico, hasta ahora resultado inmediato de las necesidades y medios tcnicos, es hoy
objeto de ofertas alternativas y de gusto opinable. Una visin area del mapa europeo donde luces de colores
iluminaran la progresiva actuacin sobre el pavimento europeo, nos impresionara por su extensin y variedad. Y la
importancia de esta visin puede difcilmente exagerarse. Es un paso histrico en el concepto de ciudad, como
espacio comn, en la idea de Europa como espacio comn, en la idea de espacio pblico como lugar material.

Quiz slo desde esta empuje de urbanizacin, cuidadosa y global, de este proceso de culturalizacin extensiva
del plano-tierra europeo, puede juzgar el mrito de los diferentes proyectos. En lo que consiguen establecer como
idea general de espacio urbano, y no slo como gestualidad planimtrica atractiva.

Porque, en el fondo, casi la totalidad de los proyectos son actos de repavimentacin, proyectos ms o menos
complejas de sustitucin de la piel urbana, de una superficie que en s misma es una estructura profunda. El
pavimento, el suelo como soporte y como vnculo tiene una condicin extensiva, no singular, y proclama el
protagonismo de la interdependencia. Los espacios pblicos sern tales en tanto construyan el sistema comn del
espacio urbano ms que una obra cerrada. Como definitorios de un modelo de ciudad sin permetros ms que
como arquitectura a cota cero. Como representacin de la movilidad, la convivencia y el conflicto, ms que como
paisaje estilizado, solucionado.

Un examen de los proyectos del Archivo Europeo del Espacio Pblico Urbano me sugiri distinguirlos por su actitud
propositiva, por sus pretensiones metodolgicas. No es fcil, me parece, hacer las habituales clasificaciones
tipolgicas, temticas o escalares. La intencin proyectual, que tampoco es fcil de adivinar exactamente, nos
puede servir en cambio para avanzar en el conocimiento crtico de la prctica del espacio pblico. Podramos
distinguir cuatro:

1. Proyectos que ordenan: hay muchos proyectos (los que ms) que reordenan espacios sobre s mismos,
hacindolos ms tiles, ms atractivos, ms novedosos. Responden a voluntades polticas de inversin visible,
concretadas en ciertos lugares ms difciles o ms representativos. Pretenden actualizarlos y asearse los. Es difcil
que estos proyectos transmitan ms contenido que el de un buen maquillaje.

La valoracin a hacer es, sobre todo, funcional.


2. Proyectos que aumentan el mbito previo del espacio pblico, y que a pesar de seguir pautas tipolgicas
conocidas, se orientan a disear reas nuevas, diferentes por su escala y emplazamiento, por dificultades
topogrficas o por complejidad temtica. Es la bsica accin urbanizadora.

Tienen valor tcnico.

3. Proyectos que colectivizan. Son aquellos, los ms incisivos, que asumen una intencin estratgica de hacer
espacio pblico con ingredientes privados, con un entendimiento del espacio colectivo (privado + pblico a la vez)
como sustancia definitoria de lo urbano. Los proyectos que, explcitamente o no, piensan que urbanizar significa
colectivizar, pueden tener mucha o poca forma, porque no son configuradores sino acciones de estrategia mental.

Tienen, en su sentido ntimo, valor poltico.

4. Proyectos que inventan. Son aquellos pocos que nacen de una ocasin imprecisa, sin programa concreto o sin
destino ni lmites definidos. Proponen imgenes inslitas a partir de inventar un tipo de espacio pblico del que,
precisamente, no existe tipo. Es invencin de forma y programa a la vez y es aceptar el riesgo - del error o del
fracaso-como actitud proyectual.

Su valor es artstico

Pero adems, hay que distinguir que no todo espacio pblico, por el hecho de haberse arreglado acertadamente,
conlleva urbanidad. Un proyecto puede valorar caractersticas del sitio, puede expresar cualidades paisajsticas o
utilitarias, sin por ello llegar a materializar una idea de urbanidad. El acondicionamiento de las playas de Gav, por
ejemplo, es un excelente espacio pblico de recreo, sensible e inteligente, pero no expresa la urbanidad que en
cambio encontramos en la actuacin litoral de la Marbella, quizs menos atractiva. La intencin y el contacto con la
complejidad urbana son tan diferentes en uno y otro caso, al margen de su mrito intrnseco, hace que no
podamos considerar el primero como un espacio urbano y s el segundo. Otro tanto podramos decir al comparar
entre s la Plaza Europa y la Plaza Lesseps. La densidad infraestructural y la voluntad formalista de la primera es
incapaz de atribuir urbanidad en el lugar, por el efecto devastador de las caractersticas materiales del diseo de
tamaos, formas y elementos, mientras, por el contrario, las caticas soluciones del proyecto de Lesseps son en
conjunto superadas por la centralidad activa y heterognea del lugar y por la permisiva tolerancia a todas las
manifestaciones laterales (de fachadas, movimientos, ngulos de visin, desniveles) que se producen.

Tampoco las Rondas, como espacio circulatorio en s mismo, pueden entenderse como un espacio urbano. La no
presencia evidente de sus relaciones con la ciudad contigua, y el carcter tan homogneo de su soporte material,
reducen la urbanidad convertidas en canales simplemente mecnicos. Y eso a pesar de los esfuerzos de
"urbanizacin" meritoriamente pretendidos. De hecho es un acto de hipersimplificacin de la complejidad urbana,
reducida a paisaje monogrfico. El Metro, en cambio, es en general un espacio "hiper-urbano": las partes que
vemos y entendemos (los accesos y las estaciones) estn hechos de gente y de carteles, de conexiones y de
vagones, materias todas ellas indicativas de alta urbanidad. Y lo que no vemos, los tneles, son negros y hacen de
la parte mecnica del transporte un hecho ausente, irrelevante.

Todos los proyectos de espacios pblicos lo son en el sentido de pblica concepcin y administracin. Pero no
todos son espacios de urbanidad con la significacin cvica, poltica y figurativa que corresponde a la buena
ciudad. Algunos son espacios para el pblico, otros espacios pblicos urbanos. El espacio pblico combina "cosas
urbanas", materias fsicas que se hacen capaces de hacer sensible una idea de ciudad. Deca Hegel que la belleza
es la expresin sensible de una idea. Y esta es la grandeza y la dificultad de los espacios pblicos. La tierra y el
barro, los adoquines y las losas, el asfalto y el hormign, la madera y las hojas de los rboles, pasan aqu de
genricos componentes para hacer de la urbanidad algo material. Las paredes, el suelo, las farolas, los portales y
las rampas, los vehculos, las esquinas y los rincones establecen las sensaciones mentales que relacionan las
personas.
La ciudad, macla de conflicto y de solidaridad, de estabilidad y dinmica, de conexin y de distancia aparece en la
condicin material del espacio pblico. Por sobre las reflexiones sociolgicas, polticas y funcionales, el espacio
pblico se impone como un hecho material, un sustrato que liga materia e idea, y que para ello conseguir ser
bello. Benjamin, Sennet, Virilio, Jameson, han reflexionado muy bien sobre esto.

La urbanidad fsica est en el tamao, en la justa comprensin de los lmites de un espacio. Cuando lo definimos, el
segreguemos. El buen espacio pblico no tiene de lmites: o los tiene indefinidos, mltiples, oscilantes. Como lugar
relativo, sus referencias al conjunto urbano son ms importantes que la identidad propia, y esta es mejor gracias a
aquellas. Ojo a los permetros! Son el tema principal y la prueba de fuego de la calidad urbana.

La urbanidad de los materiales urbanos est tambin en el tacto. Por encima quizs de la visin. En el espacio
pblico es bsica la experiencia personal, el recorrido y el confort. Caminar sobre blando o duro, piedra o arena,
arrugado o resbaladizo, son contactos muy diferentes entre el cuerpo y el cerebro. La idea es transmitida por la
sensacin diferente de la materia. Y la proximidad de las manos con las barandillas, paredes y bancos, nos hace
experimentar, ms que ningn otro sentido, el carcter del espacio. Si por la visin comprendemos la
configuracin, el tamao y el entorno, por el tacto experimentamos la identidad y el trato, su carcter.

En la ciudad contempornea, ya no podemos ver los espacios pblicos en referencia a una nocin de estructura
urbana, funcional o semntica, como en los aos del estructuralismo, sino, como los griegos, tenemos que leer el
espacio civilizado como un orden topolgico, tctico. Debemos superar el decorativismo paisajstico, y reconocer el
tejido de los materiales, la piel que ya Gottfried Semper, proto-moderno, reclam y estudi.

En la reflexin de los 70 'y siguientes, poco se habl de espacio pblico. Slo, quizs, la idea de centro y de
centralidad como lugar simblico de la vida en comn. Henri Lefebvre, que entonces ya vea lejos, criticando la
ciudad del Movimiento Moderno, deca aquello de "la ville est du trans-fonctionnel duradero", buscando ya la rotura
del paradigma de la estructura como idea de ciudad. Quizs hoy, dejando tantas metforas engaosas como
excusa de proyecto, hay que buscar ms bien una idea (de espacio pblico, de menos de ciudad, de urbanidad, de
lugar poltico) en la ausencia, precisamente, de imgenes simblicas, de nuevos tipismos (todos, HeLa!, ya
globalizados), y la posibilidad de la identidad cvica en la disolucin del lugar individual en el medio colectivo, en la
pura ciudadana.

El individual se afloja cuando el espacio pblico es dado como habitacin ya preparada. Napolen, cuando llega a
la plaza de San Marcos al invadir Venecia, dice que es "el ms bello saln de Europa", encontrndose como un
espacio para usar segn normas y costumbres, todo al revs que los barceloneses disfrutando libremente a la
Marbella. El espacio pblico desacralizado es la condicin para existir la ciudad, y sin espacio pblico todo lo que
hay es medio rural, castillos.

Manuel de Sol-Morales Laboratorio de Urbanismo, enero 2010

También podría gustarte