Triana

Artículo publicado en la Revista Cultural de Dos Hermanas (2017) Triana es el nombre del antiguo barrio sevillano separado del núcleo histórico de la antigua ciudad amurallada de Sevilla por el río Guadalquivir, esto le ha permitido conservar su carácter propio que ha tenido siempre mucho de pueblo. Sevilla ha tenido desde tiempos anteriores a los romanos diversas construcciones y reconstrucciones de su muralla, incluyendo la ampliación del recinto fortificado que alcanza su máximo en época almohade, hasta que desde mediados del siglo XIX y por un periodo de unos sesenta años, la mayoría de ella fue derruida de manera irreversible. La ciudad de Sevilla limita al oeste con el río Guadalquivir que suponía una defensa natural frente a ataques militares, pero además en la otra orilla el mismo arrabal de Triana actuaba como una primera línea de defensa de la ciudad. Toponímicamente el origen de la palabra Triana ha sido tradicionalmente muy debatido, aunque para muchos eruditos su etimología debe corresponder a un estrato histórico-lingüístico prelatino, hay otros que opinan de manera contraria. Lo cierto es que la palabra aparece documentada por primera vez en época árabe y que con algunas variaciones se establece después de la Reconquista. Dando un salto geográfico vamos por un momento a trasladarnos a Roma, la " ciudad eterna ". En ella nos encontramos con el Trastevere, que es un barrio con personalidad propia en la antigua ciudad capital del Imperio Romano. El topónimo Trastevere deriva del latin " trans Tiberim " (que significa "de otro lado del río Tiber"), sabemos que este nombre antiguo del barrio romano surge tras la ocupación de la zona de la " otra orilla " en época augustea como expansión de la ciudad. Es bastante expresivo por tanto ese nombre Trastevere, para el barrio, situado en la orilla opuesta de donde la ciudad romana primitiva se originó y desarrolló en sus comienzos. El paralelismo geográfico entre Roma y el barrio de Trastevere es similar al de Sevilla y su barrio satélite de Triana, caso muy frecuente también con otras muchas ciudades situadas en la ribera de un gran río que en el otro margen tiene un núcleo secundario. Pero lo más sorprendente y novedoso es la hipótesis que queremos establecer con este artículo, ie. que el desarrollo del concepto etimológico del topónimo de Triana es el mismo que para el caso romano, como veremos más adelante. Consideramos que el gran interés de la toponimia radica, no sólo en satisfacer la curiosidad que sienten todos los ciudadanos por saber qué "significan" los nombres de los lugares en que viven o frecuentan en su vida cotidiana, sino que la toponimia es también un objetivo de interés científico, pues nos permite situar los acontecimientos históricos en el paisaje y geografía antigua de los lugares correspondientes, suministrándonos una información subliminal de cómo nuestros ancestros contemplaban, comprendían e interpretaban su entorno.

Encontramos dos etapas en la trayectoria de nuestra unidad de origen onubense, primero como Regimiento de milicias de Manzanilla (1704-1707) y luego como Regimiento de Triana profesional bajo servicio real (1707-1715). El Regimiento de Manzanilla entre 1705-1707 como otros tantos regimientos, se convirtió en reglado o veterano, integrándose en el Ejército regular, y perdiendo su carácter “interino”, hecho que fue confirmado por la Real Orden de 28 de febrero de 1707.

This project charts the emergence of the Cuban Theatre of the Absurd, or teatro del absurdo, over the course of the 1940s, 50s, and 60s, its suppression by the revolutionary government, and its revival during the “Special Period” of the 1990s. Rather than understand the category as either an extension of the European Theatre of the Absurd, or as the invention of scholars intent on exporting such a schematic to Latin America, the Cuban teatro del absurdo should be recognized as a material phenomenon that evolved organically within the Havana theatre community, proposed a historically specific Cuban absurd as its object of representation, and assumed great ideological importance within the cultural and political landscape of the time. Its chief pioneer and practitioner was Virgilio Piñera, while José Triana and Antón Arrufat produced foundational absurdist works of the post-revolutionary period. Their plays and critical essays affirm the teatro del absurdo as a site of edification for audiences because of the anti-ideological nature of the works performed, and the authority these performances bestow on spectators as meaning creators. Because the teatro del absurdo opened conceptual space for difference in reception, while also operating as a cosmopolitan margin where European influences were incorporated within plays that spoke to the absurdity of Cuba’s socio-political reality, it posed a threat to the univocal ideological control of the revolutionary government. The absurdo’s resonance during the Special Period and within contemporary Cuban theatre is a testament to its enduring viability as a dynamic form that allows multiple truths and voices to be heard.
Chapter one of the study explores the critical archive surrounding both the European Theatre of the Absurd and the Theatre of the Absurd in Latin America and Cuba. It argues that, rather than discard the category as imperfect or perpetuate a paradigm that privileges text over performance, critics should account for its unique ideological currency within the specific context of pre and post-revolutionary Cuba by tracking the material extension of the term and the works subsumed by it within Havana’s theatre and performance archive. Chapter two investigates the historical basis of the Cuban absurdo, localizable in the concept of choteo, and maps the concept’s valence in the context of 19th century teatro bufo as well as Piñera’s early theatre of the 1940s and 50s. Chapter three considers the role of the teatro del absurdo in post-revolutionary Cuba by examining works by Piñera, Triana and Arrufat in conjunction with their critical essays of the time, in order to capture the political significance of the genre as a zone of dissidence and opposition to the total system of the revolution. Chapter four tracks the revival of the teatro del absurdo as a source of endurance during the privation of the Special Period of the 1990s. The re-emergence of voices like Piñera’s signaled a return to a past of provocation and confrontation in order to generate a future in which space for difference would be preserved.

Edition of a sonet and translation of a Latin poem written for a triduum held in Triana in reparation to the Blessed Sacrament, which had been eaten by the horses of the Protestants during the brutal and sacrilegious devastation of the Flemish town of Tienen or Tirlemont by the Franco-Dutch troops on the 9th and 10th of June, 1635. The poems have been preserved among other papers which have nothing to do with Caro in a volume also containing his letters, poems and other writings. The poems followed a letter to Ilefonso Navarro of Aragon and Beas, who had sent a paper prasing Saint Anne in 1657. Therefore, it seems very likely that Navarro had also written these poems in honor of Saint Anne. Moreover, the differences in the forms of some place names and in the application of various poetic rules between the poem Trianna and Rodrigo Caro’s poems show that he did not wrote it.