__________________________________________________________________________En los últimos años el interés de los especialistas en Prevención por aumentar sus conocimientos sobre el comportamiento hacia la Seguridad de los trabajadores, ha...
more__________________________________________________________________________En los últimos años el interés de los especialistas en Prevención por aumentar sus conocimientos sobre el comportamiento hacia la Seguridad de los trabajadores, ha experimentado un interesante crecimiento. Nuestros profesionales necesitan explicar de mejor forma las causas del comportamiento inseguro, porque a este comportamiento se le atribuye una importante responsabilidad en la ocurrencia de siniestros laborales. La información disponible sobre los resultados obtenidos, al comparar diferentes estrategias de prevención tradicionales, con las intervenciones basadas en la conducta, valida este interés de los prevencionistas por obtener mayores conocimientos sobre la conducta humana. Para contribuir a este objetivo, y para agregar valor a la gestión preventiva, la Psicología y otras ciencias han estudiado el comportamiento humano desde sus inicios. En este sentido, es conocido el hecho que al momento de nacer, la persona trae consigo un conjunto muy limitado de conductas junto a un ilimitado potencial de aprendizaje. Entre las escasas conductas del recién nacido, a titulo de ejemplo, se puede señalar, llorar, gritar, chupar, respirar y algunas pocas conductas más. Posteriormente, el niño/a aprenderá desde sentarse, caminar o hablar hasta otras conductas de interesante complejidad, las que se incorporarán en forma paulatina a su repertorio conductual durante toda su vida. Esta continuidad señala un punto importante que conviene destacar: las personas no dejan de aprender hasta el último día de su vida. La incorporación de nuevas conductas, es paulatino y se produce en el marco de la relación entre la persona y su ambiente. Esta afirmación se demuestra simplemente porque sin ambiente no hay aprendizaje, es decir, la incorporación de nuevas conductas, como en el caso de los niños abandonados en lugares selváticos, sólo alcanza al límite de las conductas que ese ambiente le permite, es decir un nivel infrahumano. De aquí se deriva la siguiente afirmación: la conducta de las personas es una función de las consecuencias que el ambiente le provee. Por consiguiente, el estudio de la relación entre la conducta de los trabajadores con el ambiente de trabajo, gradualmente ha pasado a ser un objetivo del máximo interés para el prevencionista, porque ésta es, una relación de aprendizaje constante y continuado. Esta relación implica que los trabajadores se comportan de acuerdo al ambiente laboral en que están insertos, de forma tal que si reconfiguramos el ambiente laboral con el objetivo de la Seguridad, el comportamiento de las personas podrá ser encausado hacia el propósito que interesa al prevencionista.