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Abraham Datos importantes sobre Abraham: Nace entre 2166-1990 A.C. Muere entre 2341-2165 Esposas: Sara, Cetura Hijos: Isaac, Ismael, Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Padre: Taré Hermanos: Nacor, Harán Sobrinos: Lot La historia bíblica de Abraham: La historia de Abraham empieza en Génesis 11:27, donde se lista la descendencia de su padre Taré, su nombre todavía era Abrán y vivía en Ur de los caldeos. Por razones no mencionadas Tare, Abraham y su esposa Sara, y Lot salieron para Canaán con la intención de vivir allá, pero terminaron estableciéndose en Harán. Allí muere Taré. En el capítulo 12, estando todavía en Harán, Dios habla con Abraham, pide que se mude a otro región, y le dice que le dará una herencia, una promesa increíble dado que el capítulo anterior ya se había establecido que Sara era estéril. Con 75 años de edad, Abraham siguió las instrucciones de Dios y junto a Sara y Lot salió hacia Canaán otra vez. Abraham aún tenía mucho que aprender en cuanto a la fe y el mudarse a Canaán es uno de los primeros actos de su obediencia a Dios. El pacto que se va estableciendo entre Dios y Abraham no solo afectaría la vida de aquellos que estaban a su alrededor. En ocasiones Dios también actuó en contra o en favor a reinados dependiendo del trato que le daban a Abraham y a su familia. Por ejemplo, cuando estuvieron en Egipto y el faraón quiso tomar a Sara para él, Dios envió un castigo sobre la casa del faraón. Abraham fue quien rescató a Lot cuando éste fue capturado por Quedorlaómer durante la batalla contra Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyín y Bela. Fue una victoria impresionante, solo posible con el respaldo de Dios, considerando que Quedorlaómer era uno de los reyes más poderosos de su región de acuerdo a Génesis 14. Dios también rescata a Lot cuando Abraham intercede por el antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra. En el capítulo 15 Dios vuelve a establecer su pacto con Abraham y le revela que su descendencia será enviada a Egipto donde serán esclavos durante 400 años, tanto como para formarse como nación y porque todavía no era tiempo de juzgar a los amorreos que habitaban en la. En el verso 6 encontramos la famosa referencia a la fe de Abraham y la que ha definido su carácter hasta el día de hoy: "Y Abrán creyó al Señor, y eso le fue contado por justicia." Sara se precipitó en darle un hijo a Abraham a través de su sirvienta Hagar. A los 86 años Abraham tuvo a su primer hijo, Ismael. A Dios no le agradó que Abraham y Sarah desconfiaran en él y tomaron sus propias acciones para tener un hijo. Aunque Abraham amaba a Ismael, el niño no era quien Dios le había prometido. Aunque si lo bendijo y tuvo una descendencia a través de él. Una vez más establece su pacto con la pareja, les cambia el nombre y promete que Sara será la madre, aun en su avanzada edad. También se la circuncisión como señal del pacto. Cuando Abraham tenía 100 años, al fin le nació Isaac. En el capítulo 22 leemos sobre la gran prueba de fe de Abraham. Dios le pide que sacrifique a Isaac e increíblemente Abraham hace los preparativos para obedecer con esto. Justamente cuando alzó su cuchillo para matar a su hijo, un ángel de Jehová se le apareció para intervenir. Dios tomó en cuenta la dedicación de Abraham hacia él y lo bendijo. Sara muere a los 127 años y es enterrada en Macpala, al oriente de Mamre en Canaán. En el capítulo 25 vemos que Abraham se casa con Cetura y tuvo más hijos. Antes de morir Abraham hace arreglos para que Isaac se case con una mujer de su propia familia. Resulta ser Raquel, hija de Betuel. Abraham muere a los 175 años. Sus hijos lo sepultaron al lado de Sara. La historia completa de Abraham se encuentra en Génesis 11-25. Abraham en el cristianismo: Abraham es considerado como padre de la fe cristiana, herencia de las raíces del judaísmo por medio de Jesucristo. Esta listado en las genealogías de Jesús. Isaac Abraham rió cuando recibió el anuncio del nacimiento de Isaac (Gn. 17.17), y posteriormente también Sara rió ante la idea de que tendría un hijo cuando era de edad tan avanzada (Gn. 18.12–15). Al nacer Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad, Sara declaró que Dios la había hecho reír (Gn. 21.6). Ismael rió el día que Isaac fue destetado (Gn 21.9). Es difícil descubrir un sujeto exacto para el verbo, y posiblemente lo mejor es tomar la forma impersonalmente. Algunos eruditos traducen "Dios ríe", pero hay poca base para esta interpretación. Los dos grandes hechos de la vida de Isaac giran alrededor de su nacimiento y su casamiento, y la razón de esto es que él era la simiente por la cual había de continuar la línea de la promesa. Abraham había sido objeto de una dura prueba con respecto a la promesa de simiente, y luego, a una edad avanzada, cuando ya estaba prácticamente muerto, vino la simiente. Así vemos que Dios cumple sus propósitos en el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham (Gn. 12.1–3), aun cuando el hombre piense que es imposible que se cumplan. En la fiesta en la que se celebraba el destete de Isaac, el resentimiento de Sara se hizo evidente al ver a Ismael "jugando" con su hijo Isaac. En consecuencia, Agar e Ismael tuvieron que abandonar la casa (Gn. 21). Entonces Dios probó a Abraham, ordenándole que sacrificara a su hijo Isaac. Abraham obedeció, y el Señor intervino e hizo aparecer un carnero para el sacrificio. Luego se renueva la promesa de que Abraham tendría una numerosa descendencia (Gn. 22). El segundo hecho significativo en la vida de Isaac es su casamiento. Ya fue un milagro que hubiera nacido, poco tiempo después de lo cual podría haberse pensado que iba a morir. ¿Cómo, entonces, podía ser él la simiente prometida? Vivió, sin embargo, y la atención se centra sobre su casamiento, porque a través de él debe continuar la línea de la promesa. Abraham se preocupa de que así sea, y envía a su siervo de más edad a tomar esposa para Isaac en Harán, su país de origen. Rebeca, hija de Betuel, sobrino de Abraham, se evidencia como la novia buscada, y voluntariamente abandona el hogar para acompañar al sirviente. Isaac la recibe y la lleva a la tienda de su madre. Isaac y Rebeca se casan, y nace el amor en respuesta a la cortesía y la consideración de Isaac (Gn. 24). Rebeca fue estéril durante 20 años, y nuevamente podría haberse creído que no se iba a producir la simiente prometida simplemente por los medios naturales de paternidad, sino por intermedio del poder creador sobrenatural de Dios. La esterilidad de Rebeca hace que Isaac ruegue al Señor, quien anuncia a Rebeca que dos niños luchan en su seno (Gn. 25.22–26). Estos dos niños, que representan dos naciones, siguen caminos mutuamente hostiles. Isaac mismo permanece peregrino en la tierra y, en lugar de ir a Egipto en tiempo de escasez, se queda en Gerar. En un momento crítico, al igual que Abraham, trata de proteger a su esposa haciéndola pasar por su hermana. Después de reñir con los pastores de Gerar se traslada a Beerseba, y finalmente llega a un acuerdo con Abímelec. Surge antagonismo mutuo entre Isaac y Rebeca a causa de las acciones de Jacob. Isaac, engañado, pronuncia la bendición paterna sobre Jacob y un devoto deseo profético sobre Esaú. Isaac muere a la edad de 180 años y es sepultado por sus hijos, Esaú y Jacob. En el NT se menciona su nacimiento como hijo de la promesa en Ro. 4.6–21; 9.7–9. En Gá. 4.22–31 se alegoriza sobre la separación entre él e Ismael. En He. 11.17–19 y Stg. 2.21–23 se recuerda cuando su padre lo iba a sacrificar (para su influencia posterior, como en Ro. 8.32a). En Ro. 9.10–13 se habla de él como padre de Esaú y Jacob; y, como evidencia de su fe, He. 11.20 menciona a bendición que pronunció para ambos hijos. José hijo de Jacob I. El nombre José es forma imperativa del verbo yaµsaf, ‘añadir’; el nombre yoµseµf significa ‘que él (Dios) añada (hijos)’; Gn. 30.24. Un nombre palestino de lugar que aparece en listas topográficas egipcias de los siglos XV y XIV a.C. ha sido comparado con el hebreo. Pero los sonidos de "s" son diferentes, y es casi seguro que estos dos nombres no estén relacionados entre sí. Para el egipcio compárense nombres bíblicos de lugares tales como Jefte-el (Jos. 19.14, 27). II. Historia a. Fondo histórico José fue el undécimo hijo de Jacob, su primero de Raquel (Gn. 30.24; 35.24), y su favorito (Gn. 37.3; 33.2, 7). La historia de José es una de las más gráficas y atractivas del AT: hijo mimado vendido como esclavo a Egipto por hermanos celosos, que triunfa en la adversidad y partiendo de un encarcelamiento injusto llega a ocupar el lugar más encumbrado en el país. Su sabia planificación evitó el azote del hambre y salvó así a Egipto, a Canaán, y a su propia familia de la inanición. Luego se produce la reconciliación con sus hermanos, y la familia se establece en las praderas de Gosen en el delta nororiental. Después de sepultar a Jacob en Canaán, José ordena que también se lleven allí sus propios restos cuando finalmente los descendientes de Israel salgan de Egipto para ir a la tierra prometida. No podemos mejorar la historia en la forma que está relatada en Genésis; los siguientes párrafos, por lo tanto, se limitarán a ofrecer algunos materiales, tanto egipcios como de otras fuentes, y a tratar algunas cuestiones textuales. b. Fecha La fecha más probable para la historia de José es el período de los faraones hicsos, ca. 1720–1550 a.C. Estos eran gobernantes semíticos que se habían infiltrado desde Canaán, pero que observaban escrupulosamente las convenciones egipcias. Al principio se hicieron cargo de la administración burocrática egipcia existente, pero posteriormente nombraron semitas naturalizados en cargos oficiales elevados. c. La "túnica de diversos colores" La parcialidad de Jacob por José quedó simbolizada mediante la "túnica de diversos colores" o "talar", "con mangas". Desde el punto de vista arqueológico cualquiera de las tradiciones del hebreo kƒt_oµnet_ passéÆm es posible. Estos mismos ropajes, especialmente los ejemplos citados en último término, también son largos y con mangas a menudo. Como apoyo del significado "multicolor", passéÆm ha sido comparado con el as. paspasu, ‘pájaro de colores vivos’, y el árameo fasafisa, ‘mosaico’. La traducción "manto talar con mangas" se obtiene tomando pas como la palma de la mano o la planta del pie, de lo que surge kƒt_oµnet_ passéÆm como "túnica de (= que llega a) las palmas y las plantas". d. José es vendido a Egipto El texto narra que, cuando José fue enviado a visitar a sus hermanos que estaban pastando sus rebaños, estos al principio planearon matarlo, pero en cambio lo pusieron en una cisterna por sugerencia del más escrupuloso de los hermanos, Rubén, que secretamente pensaba rescatarlo. Cuando los hermanos se sentaron a compartir una comida, apareció a la distancia una caravana de mercaderes ismaelitas de Galaad, de modo que rápidamente decidieron librarse de José vendiéndolo a los viajeros. Cuando la caravana se acercó, "ellos"—los hermanos de José—se lo vendieron a los primeros viajeros que se les acercaron, que eran "madianitas mercaderes" (Gn. 37.28). Cuando la caravana hubo pasado, Rubén volvió a la cisterna y sintió consternación al descubrir que su hermano no estaba allí. Esto sugiere claramente que Rubén no estaba presente cuando apareció la caravana y sus hermanos vendieron a José. Hay ciertos puntos que requieren comentario. ¿Por qué no estaba presente Rubén? Entre las muchas razones posibles, la más simple es que cuando se avistó la caravana de mercaderes, Rubén, el más consciente de los hermanos (lo que concuerda con su carácter) fue a montar guardia junto a las ovejas: nunca se podía confiar que los extraños que pasaban no se llevarían algunos animales selectos. Rubén seguramente tuvo que esperar hasta que hubieran pasado. Cuando pudo regresar, ya José había sido vendido y había desaparecido; posteriormente mandaron la túnica manchada de sangre a Jacob. ¿Quién vendió a José a Egipto? En Egipto los madianitas (en realidad medanitas) lo vendieron a Potifar (Gn. 37.36), quien se lo compró a los ismaelitas (Gn. 39.1). La caravana era ismaelita, denominación que incluía tanto madianitas como medanitas, ya que los términos se superponen. Este intercambio de términos puede verse más claramente en Jue. 8.24, donde se nos dice explícitamente que los madianitas derrotados por Gedeón "traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas". La forma ortográfica medanitas en el hebreo de Gn. 37.36 puede indicar la superposición de un tercer término; Gn. 25.2 (= 1 Cr. 1.32), donde tanto Medán como Madián son hijos de Abraham y Cetura. El uso de términos múltiples en un relato no es indicativo de documentos diversos, sino del típico uso estilístico del Cercano Oriente. Para el uso similar de tres términos en el espacio de unas pocas líneas, compárese la estela egipcia de Sebekkhu (ca. 1850 a.C.), que se refiere al enemigo general de la campaña palestina de su faraón como Mntym-Stt, ‘beduino asiático’; como Rntw st, ‘sirios viles’; y como ‘asiáticos’. No podemos pensar que se trata de diversos documentos en el caso de esta pequeña estela de piedra, ejecutada como unidad por orden de un solo hombre; podríamos multiplicar estos ejemplos. ¿Quién vendió a José a la caravana? "Sacaron" (Gn. 37.28) a primera vista resulta ambiguo, y podría referirse tanto a los hermanos como a los madianitas. En Gn. 45.4–5 José claramente acusa a sus hermanos, en privado, de haberlo vendido como esclavo (forma simple del verbo), lo que podría significar que el "ellos" de Gn. 37.28 se refiere a sus hermanos y no a los madianitas. Esto concuerda con la sintaxis hebrea y las literaturas paralelas. En un texto egipcio se dice que, cuando el rey Tutmosis II "voló al cielo", murió, su hijo Tutmosis III ascendió al trono y "su hermana" Hatsepsut gobernó la tierra. Este último "su" se refiere, no a Tutmosis III, sino a Tutmosis II. Nótese que "madianitas" en Gn. 37.28 no tiene artículo en el original, lo que podría significar ya sea "madianitas" (indefinido) o "(algunos) madianitas", parte del grupo principal, ya que no hay artículo indefinido en hebreo Finalmente, tenemos Gn. 40.14–15, donde José le dice al copero que había sido "hurtado de la tierra de los hebreos". ¿Por qué no admitió abiertamente que había sido vendido como esclavo? La razón es evidentemente clara. José plantea desesperadamente aquí su inocencia, y busca persuadir al copero a fin de que lo saque de la prisión; seguramente la revelación del humillante hecho de que había sido vendido como esclavo por sus propios hermanos de sangre habría arruinado su petición. Con sus hermanos, en privado (Gn. 45), José podía hablar con franqueza; pero el copero podía pensar que tenían buenas razones para librarse de él, y la petición de José habría caído en oídos sordos. Por lo tanto, José dice vagamente que había sido "hurtado", lo que era cierto en lo tanto se refiere a que sus hermanos no tenían derecho a venderlo por dinero. No se trata de armonización, sino de sentido común y psicología práctica. La verdad es que Gn. 37; 39–40; 45 explican claramente la situación cuando ponemos lo que dicen en su propio marco exegético, teniendo en cuenta la sintaxis hebrea, y la de otros idiomas del Cercano Oriente, como también lo que motiva las acciones de los individuos. e. José en Egipto José no es más que uno de los muchos jóvenes semitas que se convirtieron en sirvientes de familias egipcia entre 1900 y 1600 a.C. El papiro Brooklyn 35.1446, que es parte del registro de una prisión, contiene en el reverso una lista de 79 sirvientes pertenecientes a familias egipcias del 1740 a.C. apróximadamente, de los cuales por lo menos 45 no eran e pp. sino "asiáticos", semitas como José. Muchos de ellos tienen buenos nombres semíticos noroccidentales, lingüísticamente relacionados con los de Jacob, Isacar, Aser, Job (Ayyabum) y Manahem. Algunos eran "domésticos igual que José en Gn. 39.2 ("en la casa"). Hay amplias indicaciones de cierto número de asiáticos en Egipto en este período, algunos de los cuales alcanzaron altas posiciones de confianza bajo sus amos, en forma semejante a José, que llegó a ser mayordomo de Potifar (título egipcio común). El título de Potifar ‘capitán de la guardia’, guardaespaldas de faraón, traduciría el egipcio ‘introductor de criados’. Sin embargo han propuesto plausiblemente la interpretación de este título como "mayordomo" ("copero"). Tanto Potifar como el "copero" y el "panadero" de Gn. 40 que generalmente se traduce "funcionario", pero en semítico a menudo significa "eunuco". Sin embargo, los eunucos no son prominentes en Egipto, y en tiempos primitivos generalmente significaba "cortesano" y "dignatario" tanto como "eunuco" (aunque este se convirtió posteriormente en el significado principal). El incidente de la codiciosa mujer de Potifar, que cambió la fortuna de José al afirmar lo opuesto de la verdad, a menudo se compara con un incidente muy similar en una Historia de dos hermanos egipcia. No obstante, no hay otro punto de contacto entre estas dos narraciones: la de José es pura biografía, mientras que Dos hermanos es pura fantasía. Documentos egipcios más prosaicos revelan que la esposa de Potifar no fue la única en cometer ese pecado. Las prisiones egipcios cumplían tres fines: servían como lugares de encierro, como las prisiones de nuestros días; servían como reservas para la provisión de brazos para trabajos forzados gratuitos para el estado; y servían como cárceles de encausados que esperaban ser juzgados (José). A veces se llevaban a cabo los juicios en las prisiones, cuya administración estaba altamente organizada, como nos muestra claramente el papiro Brooklyn; el prontuario de cada prisionero se archivaba bajo siete encabezamientos diferentes, desde su arresto inicial hasta la terminación de la sentencia. "Jefe de la cárcel" (Gn. 39.21–23, etc.) probablemente representa el título egipcio que tiene el mismo significado. En cuanto al término "copero" de Gn. 40, que algunas versiones traducen como "mayordomo", el hebreo es el equivalente exacto del egipcio, porteriormente ‘copero’ (Gn. 40.11, 13). Los panaderos también eran ampliamente conocidos en Egipto, pero aparentemente a los panaderos principales no se los llamaba explícitamente por ese nombre. Quizás el título egipcio ‘escriba de la mesa real’, sea el equivalente más exacto. Para las cestas de pan que se llevaban sobre la cabeza. Los sueños (Gn. 37; 40–41) se consideraban importantes también en el oriente no bíblico. Los "magos de Egipto" voz egipcia) eran figuras conocidas, y se usaban manuales especiales para la interpretación de los sueños. José tuvo que ser afeitado correctamente y vestido con ropajes finos para aparecer ante la corte (Gn. 41.14). Su enfoque práctico frente a la amenaza del hambre impresionó al faraón, quien lo invistió como alto funcionario en la forma tradicional egipcia, dándole un anillo de sello, ropas de lino finísimo, y un collar de oro. No hay acuerdo sobre el rango exacto de José; lo más probable es que en realidad haya sido visir, o sea la segunda autoridad después del faraón; pero algunos entienden que era ministro de agricultura, directamente responsable ante el rey en persona. La mención de carros (Gn. 41.43) y caballos (Gn. 47.17) corresponde al período de los hicsos y las décadas inmediatamente anteriores, pero no a épocas más tempranas. Cerca del uadi Halfa se han excavado restos de caballos del período inmediatamente anterior a los hicsos. Egipto era afamada por su gran riqueza agrícola; el recuento de cereales. Pero Egipto también sufría frecuentes períodos de hambre; un texto biográfico muy citado dice así: "Cuando hubo hambre por muchos años, di granos a mi ciudad en cada período de hambre". Los egipcios se negaban a comer con los hebreos (Gn. 43.32) por temor a transgredir diversos tabúes rituales relacionados con los alimentos. Es posible que Gn. 44.5 sobre la adivinación deba traducirse "¿No es esta [la copa de plata] en la que bebe mi señor, y con respecto a la cual seguramente adivinará?" (Gn. 44.15). Cuando faraón invitó a la familia de José a establecerse en Egipto (Gn. 45.17–21; 46.5), envió carros y les dijo que dejaran todo porque tendrían suficiente en Egipto. Si juzgamos por las escenas egipcias de 200 años después, es probable que esos carros fueran grandes carruajes de dos ruedas tirados por bueyes. También a Sinué, fugitivo egipcio en Siria ca. 1900 a.C., el faraón que lo instó a volver a Egipto le dijo que dejara todo lo que tenía. Otras costumbres sirven para explicar una alusión en Gn. 46.34b; de esta manera la familia de José pudo establecerse en un lugar aislado y seguro en Gosén. La política económica de José en Egipto (según Gn. 47.16–19) no hizo sino lograr en los hechos lo que siempre fue en teoría: la tierra se convirtió en propiedad del faraón, y sus habitantes, en arrendatarios. Los sacerdotes estaban eximidos no de los impuestos sino solamente del tributo de la quinta parte que estableció José, y las propiedades de los templos se administraban en forma separada (Gn. 47.22, 26). Gn. 47.21 simplemente indica que en todo Egipto José trasladó a la gente de cada distrito a las ciudades más cercanas que tenían graneros, para poder alimentarlas mejor; la poco favorable enmienda ("a todo el pueblo lo hizo siervo [esclavo]") es innecesaria. Gn. 48–49 simplemente refleja los usos puramente asiáticos dentro de la familia patriarcal; las bendiciones orales como las de Jacob tenían fuerza de ley en el Asia occidental en la primera mitad del 2º milenio a.C. f. Muerte de José Tanto José como su padre fueron embalsamados al modo egipcio (Gn. 50.2–3, 26), y José fue "colocado en un ataúd en Egipto". Los ataúdes en esta época eran antropoides, confeccionados en madera, con una reproducción facial convencional en la cabecera. La duración del período de embalsamamiento variaba; 40 días es una posibilidad entre muchas. En cambio era característico el duelo de 70 días. José murió a los 110 años, lo que también resulta significativo, ya que era la longitud de vida ideal para los egipcios, y significaba que había recibido la bendicion divina. III. Los descendientes de José Las tribus de Efraín y Manasés, que descendían de los dos hijos de José, se llamaban a veces "(la tribu de) José", o casa de José; "hijos de José" es común (Nm.; Jos.). De este modo Jacob bendice a José como progenitor de las dos futuras tribus (Gn. 49.22–26; Gn. 48), y Moisés también bendice a "José", con lo que quiere significar Efraín y Manasés (Dt. 33.13, 16). Nm. 13.11; Dt. 27.12; Jue. 1.22–23, 35; Sal. 80.1 (poético); y Ez. 47.13. Moises Profeta y legislador hebreo, fundador de Israel o del pueblo judío. La historia de su vida se relata sobre todo en los libros Éxodo y Deuteronomio del A.T.. Nació en Gosén, región del antiguo Egipto. Los judíos residentes en Egipto se hallaban esclavizados por el faraón. Poco antes del nacimiento de Moisés, el faraón había ordenado dar muerte a todos los varones hebreos recién nacidos. Para salvar a su hijo, su madre le colocó en una cesta de papiro que echó al Nilo, episodio que fue observado por su hermana Miriam (Éx.2:4; Nu.26:59). Fue rescatado por la hija del faraón, que crió al niño como si fuera suyo. Moisés mató a un egipcio que a su vez había asesinado a un hebreo, por lo que hubo de huir de Egipto. En el exilio, Moisés fue pastor toda su vida. A los 80 años, Jehová, se le apareció en una zarza ardiente y le ordenó volver a Egipto y salvar a su pueblo de la esclavitud. Una vez hecho esto, debía guiarlos hacia la tierra de Canaán, donde debían instalarse de forma permanente. Para ayudarle en el proyecto, Jehová otorgó a Moisés el poder de realizar milagros. Moisés se presentó ante el faraón junto con su hermano Aarón, pero a pesar de los milagros realizados azotando a los egipcios con una serie de plagas—, el faraón se negó a liberar al pueblo hebreo. Al final, aceptó que Moisés condujera a los hebreos fuera de Egipto, camino de Canaán. Al aproximarse al Mar Rojo, un ejército egipcio enviado por el faraón se les aproximó. Moisés extendió su brazo, dividiendo el mar y formando murallas de agua a derecha e izquierda. Los hebreos cruzaron el tramo, pero cuando los egipcios intentaron seguirles, las murallas de agua cayeron sobre ellos y los ahogaron. Al llegar al pie del monte Sinaí, en la península homónima, Moisés subió a la cima para hablar con Jehová. Estuvo con él por 40 días y 40 noches y recibió dos tablas de piedra en las que estaban escritos los Diez Mandamientos. Tras 40 años de travesía del desierto bajo la dirección de Moisés, periodo signado por diversas tribulaciones como terremotos, plagas, incendios, sequías y guerras con los pueblos nativos de Palestina, los hebreos llegaron al fin a Canaán. Jehová permitió a Moisés divisar la Tierra Prometida, desde la cima del monte Nebó, y después de esta visión murió. Sin embargo, ya había entregado el liderazgo del pueblo a Josué. Aunque es difícil precisar las fechas de nacimiento y muerte de Moisés, numerosos especialistas contemporáneos aseguran que el éxodo tuvo lugar en el siglo XIII a.C. Además Moisés fue quizá el autor de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, denominados en su conjunto Pentateuco, así como de otras partes del A.T., incluyendo quizá el Libro de Job. Sin embargo, la opinión casi unánime de los especialistas es que estos libros son la obra combinada de numerosos autores. Moisés se le menciona con frecuencia en el N.T. como en la transfiguración de Cristo, Moisés representa a la Ley (Mt. 17,3). El papel que desempeñó en el A.T. es reseñado en la Epístola a los Hebreos, comparándolo con el de Cristo (Heb. 3:1-6). También se le menciona en el Evangelio de San Juan, de nuevo para destacar el papel de Cristo (Jn.1:17) como refrendo de lo anunciado en las Escrituras. También el islam, que le llama Musa, le venera. Profeta y legislador hebreo, fundador de Israel o del pueblo judío. También el islam, que le llama Musa, le venera. La historia de su vida se relata sobre todo en los libros Éxodo y Deuteronomio del Antiguo Testamento. Según estos relatos, nació en Gosén, región del antiguo Egipto. A la sazón, los judíos residentes en Egipto se hallaban esclavizados por el faraón. Poco antes del nacimiento de Moisés, el faraón había ordenado dar muerte a todos los varones hebreos recién nacidos. Para salvar a su hijo, su madre le colocó en una cesta de papiro que echó al Nilo, episodio que fue observado por su hermana Miriam (Éx. 2,4; Núm. 26,59). Fue rescatado por la hija del faraón, que crió al niño como si fuera suyo. Ya adulto, Moisés mató a un egipcio que a su vez había asesinado a un hebreo, por lo que hubo de huir de Egipto. En el exilio, Moisés fue pastor toda su vida. A los 80 años, Dios se le apareció en una zarza ardiente y le ordenó volver a Egipto y salvar a su pueblo de la esclavitud. Una vez hecho esto, debía guiarlos hacia la tierra de Canaán, más tarde denominada Palestina, donde debían instalarse de forma permanente. Para ayudarle en el proyecto, Dios otorgó a Moisés el poder de realizar milagros. El éxodo Moisés se presentó ante el faraón junto con su hermano Aarón, pero a pesar de los milagros realizados -como convertir en sangre las aguas del Nilo y azotar a los egipcios con una serie de plagas-, el faraón se negó a liberar al pueblo hebreo. Al final, aceptó que Moisés condujera a los hebreos fuera de Egipto, camino de Canaán. Al aproximarse al Mar Rojo, un ejército egipcio enviado por el faraón se les aproximó. Moisés extendió su brazo, dividiendo el mar y formando murallas de agua a derecha e izquierda. Los hebreos cruzaron el tramo, pero cuando los egipcios intentaron seguirles, las murallas de agua cayeron sobre ellos y los ahogaron. Al llegar al pie del monte Sinaí, en la península homónima, Moisés subió a la cima para hablar con Dios. Estuvo con la divinidad 40 días y 40 noches y recibió dos tablas de piedra en las que estaban escritos los Diez Mandamientos, que a partir de entonces constituyeron las leyes fundamentales de los hebreos. Tras 40 años de travesía del desierto bajo la dirección de Moisés, periodo signado por diversas tribulaciones como terremotos, plagas, incendios, sequías y guerras con los pueblos nativos de Palestina, los hebreos llegaron al fin a Canaán. Dios permitió a Moisés divisar la Tierra Prometida, desde la cima del monte Nebó (hoy Jordania), y después de esta visión murió. Sin embargo, ya había entregado el liderazgo del pueblo a Josué. Aunque es difícil precisar las fechas de nacimiento y muerte de Moisés, numerosos especialistas contemporáneos aseguran que el éxodo tuvo lugar en el siglo XIII a.C. El Pentateuco Además de ser uno de los líderes nacionales y legisladores más famosos de la historia, Moisés fue quizá el autor de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, denominados en su conjunto Pentateuco, así como de otras partes del Antiguo Testamento, incluyendo quizá el Libro de Job. Sin embargo, la opinión casi unánime de los especialistas es que estos libros son la obra combinada de numerosos autores. En el cristianismo Moisés es un personaje bien conocido en el cristianismo, y se le menciona con frecuencia en el Nuevo Testamento. En la transfiguración de Cristo, Moisés representa a la Ley (Mt. 17,3). El papel que desempeñó en el Antiguo Testamento es reseñado en la Epístola a los hebreos, comparándolo con el de Cristo (Heb. 3,1-6). También se le menciona en el Evangelio de San Juan, de nuevo para destacar el papel de Cristo (Jn. 1,17) como refrendo de lo anunciado en las Escrituras. Sansón Este personaje ha sido objeto de más atención que todos los otros jueces de Israel anteriores a Samuel (Jue. 13–16). Su nombre, sûimsûoÆn (Jue. 13.24), se deriva del hebreo sûemesû, ‘sol’, lo que llevó a algunos estudiosos a sugerir alguna relación con la mitología del sol, y a equiparar las hazañas de Sansón con los "doce trabajos" de Gilgamés o Hércules. En apoyo de este punto de vista se utiliza la proximidad de Bet-semes al lugar natal de Sansón, Zora, el hecho de que una de sus demostraciones de fuerza se produjo "en los días de la siega del trigo" (Jue. 15.1), es decir aproximadamente a mitad del verano, y su muerte entre las columnas de un templo filisteo, posiblemente simbólico de la puesta del sol. Pero difícilmente podemos dudar de la historicidad esencial del relato bíblico. El nacimiento y la muerte de Sansón están cuidadosamente documentados, y hay una estrecha relación con la situación histórica del momento. Nombres como Sansón aparecen en textos ugaríticos de los siglos XIV y XV a.C., y es muy probable que un nombre cananeo común como este también haya sido ampliamente usado en Israel. I. Fondo Histórico La historia de Sansón ofrece un fondo sumamente valioso en torno a la primera parte de la opresión filistea. Los filisteos se establecieron en la planicie costera 1200 a.C., una generación después de la conquista, y una vez establecidos trataron de abarcar el territorio montañoso de los israelitas. La hazaña de Samgar probablemente proporcionó un respiro temporario (Jue. 3.31), pero la presión filistea y amorrea combinadas (Jue. 1.34) obligó a parte de la tribu de Sansón, los danitas, a emigrar hacia el Norte (Jue. 18). El remanente de danitas, junto con Judá, se vio obligado a soportar cada vez más el peso de la presión filistea. En esta época la dominación filistea no era onerosa, y Judá la aceptó sin objeción (Jue. 15.11). Se realizaba más por infiltración que por medio de la fuerza, y prometía obvias ventajas a los pueblos subyugados. La naturaleza insidiosa de la dominación constituyó una importante amenaza a la continuidad de la independencia de lsrael. Las actividades de Sansón fueron significativas a este respecto. En ningún momento contó con apoyo armado de sus compatriotas, pero su campaña personal hizo resaltar el peligro y evidenció el conflicto. Aun así, Israel finalmente venció a los filisteos con suma dificultad. Podemos fechar la época de Sansón 1070 a.C., o sea en la época de Jefté, que se ocupó de la amenaza amonita (Jue. 10.7), y unos 20 años antes de la doble derrota de Israel en Afec (1 S. 4.1–11), en el período de desembozada agresión filistea. II. Historia personal a. Sansón fue hijo de Manoa, cuya esposa, al igual que Sara, Ana y Elisabet, era estéril. Su nacimiento, como los de Isaac y Juan el Bautista, fue anunciado por un ángel (Jue. 13.3). Estaba destinado a ser nazareo (hebreo naµzéÆr; ‘separado’ o ‘consagrado’) desde su nacimiento. Generalmente el voto nazareo se hacía voluntariamente por un período limitado (Nm. 6.1–21). Sansón tomó en serio sólo una de las estipulaciones que requería el voto nazareo, la de su cabello. A menudo entraba en contacto con cadáveres (por ejemplo 14.8s), y es poco probable que se haya abstenido de beber bebidas alcohólicas. Los padres de Sanson vivían en Zora, en la frontera entre Dan y Judá, en la Sefela, unos 22 km al Oeste de Jerusalén. b. El primer amor de Sansón (14.1–15.8). Al ver a una mujer filistea en Timna, 6 km al Suroeste de Zora, exigio que sus padres arreglaran el matrimonio, a pesar de la oposición de los mismos. Era natural que se sintieran afectados porque su hijo había buscado una mujer fuera de la comunidad del pacto. En la fiesta de bodas utilizó un acertijo para probar a los treinta jóvenes, que aparecen más como protección contra Sansón que como invitados (14.11). Presionaron a la novia de Sansón para que consiguiera la respuesta, a raíz de lo cual este, enfurecido, mató a treinta filisteos en Ascalón para pagar la deuda, y luego partió (14.13–1.9). Para no caer en desgracia, su desposada fue dada a su "compañero" (14.20). Este tipo de matrimonio no envolvía la cohabitación, pero cuando Sansón volvió a principios del verano con el presente que se acostumbraba dar en tal tipo de relación (15.1), se le negó entrada. Se vengó capturando trescientas "zorras", probablemente chacales, que a diferencia de los zorros no son solitarios y son más fáciles de atrapar; ató teas a sus colas y las soltó (15.2–5). La pérdida ocasionada debe haber sido considerable en época de cosecha. Los filisteos, a su vez, tomaron una venganza igualmente cruel contra la timnita y su familia (15.6). En una creciente escala de violencia, Sansón se desquitó matando a los filisteos culpables de este acto (15.7s). c. El intento de capturar a Sansón en Lehi (15.9–20). Cuando buscó refugio en la roca de Etam, Sansón fue prendido por 3.000 hombres de Judá, que estaban resentidos porque había turbado su pacífica coexistencia con los filisteos (15.9–13). Su anormal fortaleza le permitió liberarse y atacar a los sorprendidos filisteos con la quijada de un asno, arma formidable en manos de un hombre resuelto (15.14–17). Debilitado por la sed después de su espectacular éxito, Dios satisfizo mílagrosamente su necesidad (15.18s). El versículo 20, con su declaración formal de la investidura de juez de Sansón probablemente marca el fin de una etapa de su vida. d. Su caída y muerte (16.1–31). El descontrolado deseo sexual de Sansón, que a menudo lo obligaba a relacionarse con prostitutas extranjeras, finalmente lo llevó a la ruina. En Gaza recibió una advertencia sobre su vulnerabilidad en tales circunstancias, pero su fuerza poco común le permitió escapar (16.1–3). Gaza, la más meridional de las cinco ciudades filisteas, se encontraba a 60 km de Hebrón, pero la narración puede indicar que Sansón llevó las puertas de la ciudad hasta un cerro que se encontraba en la dirección general de Hebrón. Después de esto Sansón se enamoró de Dalila, cuyo lugar de residencia en el valle de Sorec estaba justamente por debajo de Zora (16.4). Ella colaboró con los filisteos, y con fría tenacidad logró que Sansón le confesara el secreto de su fuerza (16.5–20). Ciego y humillado, fue paseado como objeto de burlas en un festival (16.21–27). Por primera vez vemos un acto religioso de parte de Sansón, y en respuesta a su plegaria, junto con el hecho de que los filisteos se habían descuidado y habían permitido que su cabello creciera nuevamente, Sansón pudo demoler el templo, probablemente sobrecargado, matándose a sí mismo y a más filisteos de los que había eliminado en toda su vida (16.28–31). Como los filisteos formaban una clase gobernante impuesta a la población nativa, el efecto de esta matanza tiene que haber sido considerable. e. Problemas morales que plantean los relatos de Sansón. La mayor parte de los jueces tuvo fallas morales y religiosas, pero estas se acentúan considerablemente en el caso de Sansón, cuya sensualidad, irresponsabilidad y falta de verdadero sentido religioso son evidentes. Y sin embargo lo vemos incluido en el catálogo de los héroes de la fe (He. 11.32). Lo que nos deja particularmente perplejos es que una persona de ese carácter haya estado dotado del Espíritu de Dios. Una clave de la significación de los capítulos 13–16 es la ausencia de comentarios religiosamente motivados que abundan en otras partes del libro de Jueces, como si el redactor hubiera encontrado innecesario agregar más comentarios al respecto, ya que la narración en sí es un elocuente testimonio del bajo nivel moral de la época. Debemos distinguir entre el nivel de apreciación del israelita contemporáneo término medio, que aprobaría sin reservas las derrotas de los odiados filisteos, y el de los hombres de Dios que finalmente recolectaron las tradiciones israelitas; estos últimos sin duda habrán notado las fallas de Sansón. Tampoco debemos proyectar retrospectivamente la clara relación neotestamentaria entre la guía del Espíritu y la santidad—la unción carismática veterotestamentaria no necesariamente traía como consecuencia una vida pura—. Dios podía utilizar a una persona independientemente de su calidad de vida. Entre sus improbables instrumentos tenemos a Balaam (Nm. 22–24), Nabucodonosor (Jer. 25.9; 27.6; 43.10) y Ciro (Is. 44.28; 45.1–4). Podemos cuestionar el uso de un agente como Sansón, y sentirnos molestos por los detalles de esta narración bíblica, pero Dios es soberano, y utilizó a Sansón en la "época oscurantista" de los jueces para cumplir un papel solitario pero vital. Debora 1. Ama de Rebeca, cuya muerte en Bet-el se registra en Gn. 35.8; el árbol bajo el cual fue sepultada se conocía con el nombre de Alón-bacut, ‘encina (o terebinto) del llanto’. 2. Profetisa que aparece en la lista de los jueces de Israel (ca. 1125 a.C.). Según Jue. 4.4ss ejercía sus funciones "bajo la palmera de Débora", entre Ramá y Set-el, y allí era consultada por los israelitas de diversas tribus que deseaban resolver sus disputas, fueran estas disputas demasiado complejas para los jueces locales, o disputas intertribales. Por lo tanto, ejercía funciones de juez en el sentido corriente del término, y no en sentido militar. Probablemente fue el renombre de que gozaba debido a su capacidad jurídica y carismática, lo que llevó a los israelitas a consultarla ante los aprietos en que se encontraban bajo la opresión de Sísara. Le ordenó a Barac que se lanzara a la guerra contra Sísara como jefe supremo de los israelitas, y ante su insistencia accedió a acompañarlo; el resultado fue la decisiva derrota de Sísara en la batalla de Cisón (Jue. 4.15; 5.19ss). Se la describe (Jue. 4.4) como mujer de Lapidot (literalmente ‘antorchas’), y como "madre en Israel" (Jue. 5.7). Se ha argumentado que esta última frase significa "metropoli en Israel" (2 S. 20.19), y que se trata de una referencia a la ciudad de Daberat (Jos. 21.28; 1 Cr. 6.72), la moderna Deburiyeh, al pie del monte Tabor en su lado occidental; pero ni el relato ni el poema contienen elementos que nos preparen para la prominencia que súbitamente se le daría en este caso a un lugar tan poco importante. El canto de Débora (Jue. 5.2–31a) ha sido preservado desde el siglo XII a.C. con su lenguaje prácticamente sin modernización, y por lo tanto constituye uno de los pasajes más arcaicos del AT. Evidentemente fue compuesto a la mañana siguiente de la victoria que celebra, y constituye una fuente importante de información sobre las relaciones entre las tribus en Israel en esa época. Puede dividirse en ocho secciones: un exordio de alabanza (versículos 2–3); la invocación de Yahvéh (4–5); la desolación bajo los opresores (6–8); la convocación de las tribus (9–18); la batalla de Cisón (19–23); la muerte de Sísara (24–27); la descripción de las expectativas de la madre de Sísara mientras espera su regreso (28–30); y el epílogo (31a). La información precisa sobre lo que provocó la derrota de Sísara la obtenemos del cántico, más bien que del relato en prosa que encontramos en el capítulo 4: un turbión inundó el curso del arroyo Cisón y arrastró los carros de los cananeos (21), provocando la confusión en el ejército y convirtiéndolo en presa fácil de los hombres de Barac. La gráfica y conmovedora descripción de la madre de Sísara (28ss) confirma para algunos que el cántico fue escrito por una mujer; pero si bien revela una especie de solidaridad, no hay en ella indicios de compasión. Hay referencias a Débora no sólo en el versículo 12, sino probablemente en el versículo 7 también, donde la palabra hebrea qamtéÆ, que se repite, puede entenderse no como la primera persona del singular corriente ("me levanté") sino como una forma arcaica de la segunda persona del singular ("vos os levantasteis"). David Fue el segundo Rey de Israel, rey de Judá e Israel, fundador de la dinastía de Judá. El Antiguo Testamento recoge numerosos relatos de sus hazañas, en especial los libros de Samuel, Reyes y Crónicas. Se menciona unas ochocientas veces en el A.T. Solo a este varón es atribuido el nombre, es decir, nadie mas en en la Biblia se le menciona con el nombre de David, probablemente para dar a conocer el linaje de Jesús. David era el hijo más joven de Isaí de un total de 8 hermanos, nieto de Rut y Booz, fue un pastor de Belén desde temprana edad y en dicha región pasó su juventud cuidando los rebaños de su padre. Adquirió fama por sus aptitudes musicales y por su valentía, que alcanzó visos legendarios por su enfrentamiento contra el gigante filisteo Goliat. A medida que crecía su reputación, fue convocado a la corte, donde Saúl, primer rey de Israel, le nombró su escudero. Tras cubrirse de gloria en las guerras contra los filisteos, desposó a Mikal, hija de Saúl, y se ganó la amistad de Jonatán, su cuñado. Sin embargo, su creciente popularidad despertó la envidia del monarca, quien le expulsó de la corte. David pasó el siguiente periodo de su vida en el exilio, a la cabeza de una banda de guerreros que cobraban tributo a los terratenientes de Judá. Tras una estancia en la ciudad de Adul.lam, cercana a Jerusalén, y en los desiertos de Judá, entró al servicio de Akis, rey de la ciudad filistea de Gat. Como recompensa a su colaboración con Akis, éste le nombró gobernador de la ciudad de Siquelag. David regresó a su país natal tras la muerte de Saúl, Jonatán y otros dos de los cuatro hijos del rey en una batalla contra los filisteos. Coronado rey de Judá en Hebrón, gobernó allí durante siete años, hasta aproximadamente el 993a.C., cuando fue ungido rey de Israel. A partir de entonces, David derrotó en rápida sucesión a filisteos, moabitas, arameos, idumeos y amonitas, consolidó con ello la independencia de Israel y amplió enormemente sus dominios. Una de sus principales conquistas fue la de la fortaleza jebusea de Sión, a la que convirtió en núcleo de su capital, Jerusalén, a menudo llamada Ciudad de David. Allí construyó su palacio e instaló, bajo un tabernáculo, el Arca de la Alianza, con lo que Jerusalén pasó a ser el centro religioso y político de los territorios unidos bajo su persona. Durante el sitio de Rabbá Amón (actual Ammán, Jordania), la capital amonita, David cometió adulterio con Betsabé, esposa del militar Urías, de cuya muerte fue indirectamente responsable. El episodio, que suele considerarse el mayor pecado de su vida, fue seguido de repetidos problemas con sus hijos, uno de los cuales -Absalón- murió durante una rebelión que había organizado contra su padre. Los últimos años del reinado de David estuvieron marcados por los problemas familiares, sobre todo por la disputa con el mayor de sus hijos sobrevivientes, Adonías, surgida tras haber designado a Salomón (nacido de su unión con Betsabé) heredero del trono. David fue un guerrero valiente y un líder notable. Mostró una devoción religiosa a toda prueba, de ahí que David sea el símbolo del coraje y de las aspiraciones de su pueblo, cuyos profetas le consideraron el modelo del Mesías prometido. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (Lc. 1,32), se hace referencia al Mesías como Hijo de David. La tradición le atribuye la autoría de 73 poemas de Salmos. Sin embargo, los especialistas sostienen que se trata de una afirmación dudosa. El islam también venera a David como profeta. Instituto Bíblico Elim Panorama del Antiguo Testamento Nombre: Abel Jiménez. Prof.: Axel Obando.