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La regla de los 12 puntos
LA REGLA DE LOS DOCE PUNTOS
Por Lic. Carlos Sosa
Introducción
Los sist emas de ident ificación de las personas se basan en el principio de
identidad: cada persona es idént ica sólo a ella misma. En ést e sent ido, la ident idad
vendría a est ar represent ada por el conj unt o de element os, perdurables e inmut ables
en el t iempo, que hacen única a esa persona.
A lo largo de la hist oria muchos invest igadores han querido definir, aislar y
sist emat izar est as caract eríst icas ident ificat orias: forma de la orej a, de la nariz, de
las ramificaciones de las venas de la muñeca, color y dist ribución pigment aria del oj o,
et c. (para ampliar en est e t ema, ver en est e blog La import ancia de la ident idad y la
ident ificación de las personas). Muy pocos de ellos han t enido éxit o.
Ent re ést e select o grupo se encuent ran los cult ores de la Dact iloscopia (sobre
ident ificación por huellas digit ales, pueden consult ar lo publicado sucesivament e en
Huellas digit ales (primera part e)). Invest igadores de la t alla de Purkinj e, Galt on,
Feré, Forgeot , Vucet ich, Henry, Oloriz, Bat t ley ent re t ant os ot ros pueden ser
mencionados. Todos ellos coincidían en que el est udio de los complej os lineales que
ost ent amos en el pulpej o de los dedos de las manos reunían (y reúnen) t res requisit os
fundament ales que hacen posible la ident ificación: infinit a variedad, inmut abilidad y
permanencia en el t iempo.
Definición
Ahora bien, no bast a la simple observación del diseño descrit o por el conj unt o de
líneas papilares y espacios int erpapilares para det erminar la ident idad física de una
persona por medio de un est udio dact iloscópico, sino que es necesario el cot ej o de
ciert os punt os de semej anzas, señas part iculares minúsculas que present an las líneas
en su recorrido, las cuales son descrit as y definidas por los diferent es sist emas de
cot ej o.
Se define genéricament e como “ REGLA DE LOS DOCE PUNTOS” al número mínimo
de est os punt os de comparación, ent re dos huellas dact ilares, necesario para at ribuir
ident idad física, independient ement e del número de ellos ut ilizado en realidad. Est o
últ imo t iene que ver con el mot ivo primordial de est a publicación. ¿Cuánt os punt os de
comparación o semej anza son necesarios para est ablecer ident idad? ¿De dónde surge
est a norma? ¿Quiénes la ut ilizan y por qué? ¿Quiénes no la ut ilizan y por qué?
A est e respect o exist en diversas opiniones, las que t rat aré de exponer brevement e
en las siguient es líneas, siguiendo el crit erio de Kingst on y Kirk (1964), agrupándolas
en dos: por un lado, aquellas opiniones surgidas de la experiencia y por el ot ro, las
que refieren a est udios est adíst icos.
La experiencia como madre del conocimiento
El reconocido ant ropólogo brit ánico Sir Francis Galt on, cont inuador de la obra de
Herschel en India, publicó en la revist a Nat ure, su célebre “ Personal Ident if icat ion
and Descript ion” en donde hacía mención de los punt os sobre los cuales los oj os
deberían posarse al comparar dos huellas, al t rat ar de explicar la inmut abilidad en el
t iempo de las mismas gracias al experiment o de Herschel. “ La pregunt a que surge es
si est as marcas de l os dedos permanecen inalt erabl es a lo largo de la vida de una
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persona. En respuest a a est o me permit o remit ir a la más int eresant e pieza de
evidencia, que por el moment o es única, a t ravés de la amabilidad de Sir William
Herschel . Est a consist e en impresiones de los dos primeros dedos de su mano, hechas
en 1860 y 1888 respect ivament e, est o es, separadas un período de 28 años ent re sí
[…] En el primer examen de est as y ot ras marcas de dedos, el oj o divaga y t ermina
conf undido. No sabe donde posicionarse; l os punt os most rados en la f igura 10 son
donde ellos deberían hacerlo. Est os son los lugares donde cada nueva crest a hace su
primera aparición” (Galt on, 1888:358-359), haciendo diferencias ent re 2 t ipos de
marcas: horquillas y bifurcaciones. Sin embargo, no se mencionaban cifras en est e
est udio.
Arriba, a la izquierda, huellas dact ilares de Sir William Herschel t omadas en
1860. A su derecha, corresponden a las obt enidas en 1888. Debaj o, punt os de
comparación señalados por Galt on (16 en el pulgar, 22 en el índice) y algunas
ref erencias.
El padre de la dact iloscopia argent ina, Juan Vucet ich, afirmaba en “ Dact iloscopia
Comparada” (1951: p.93): “ Todos los dibuj os digit ales, sin excepción, cont ienen
alrededor de t reint a y cinco de esos punt os –punt os caract eríst icos-, en cualquiera de
los dedos de la mano o de los pies.” . Los agrupaba en cinco grupos (islot e -1-, cort ada
-2-, bifurcación -3-, horquilla -4- y encierro -5-) afirmando que ellos servían para que
el expert o pueda realizar comprobaciones en la ident idad de los suj et os sobre la que
se present aran dudas, resalt ando la import ancia de marcar “ t odos los punt os
caract eríst icos que se observen” . Mas adelant e agregaba (Vucet ich, 1951: p. 94-95)
“ Cuando se t rat a del examen de las impresiones de los diez dedos, hay t ant o
mat erial de comprobación que sería absurdo analizar los t reint a o más punt os
caract eríst icos que pueden encont rarse en cada uno de ell os.” . Sin embargo, no
daba mayores precisiones numéricas al respect o.
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Ilust ración sobre los punt os caract eríst icos del sist ema ideado por Vucet ich
(imagen de “ Dact iloscopia Comparada” 1951, p. 93)
En 1892, mediant e el cot ej o de la huella de un pulgar derecho, en la ciudad de
Necochea (Buenos Aires, Argent ina) se logró acusar a Francisca Roj as de Caraballo del
asesinat o de sus dos hij os, Ponciano y Felisa, considerado ést e el primer uso exit oso
del sist ema dact iloscópico en la invest igación criminal (Siegelo et . al., 2000). Sin
embargo, no se cuent a con dat os cert eros sobre las caract eríst icas cuant it at ivas de la
invest igación. En 1902, la invest igación de Alphonse Bert illon, impulsor de la
ant ropomet ría como medio ident ificat orio, logró capt urar a Henri León Scheffer por el
homicidio de Joseph Reibel, a t ravés de la comprobación de huellas ensangrent adas
encont radas en el lugar del hecho. Se habrían localizado t res punt os caract eríst icos
en el pulgar, cuat ro en el índice y el medio, y seis en el anular (Rhodes, 1956, cit ado
en Kingst on y Kirk, 1964)
Tal vez quien hizo la afirmación más t erminant e en est e punt o sea el Dr. Edmond
Locard (1912), el más célebre discípulo de Bert illón, quien afirmaba (Tripart it e Rul e):
1. Si hay más de 12 punt os evident es, la cert idumbre de la ident idad es
indiscut ible.
2. Con un parámet ro de ent re 8 a 12 punt os localizados, la cert idumbre est a en
función de la nit idez de la impresión, la rareza de su t ipo, la presencia de la
part e descifrable del t ipo y subt ipo de la conformación general, de los
delt as (o su ausencia en caso de los arcos), la presencia de poros (ver
t ambién en est e blog Biografia de Edmond Locard) , la perfect a y evident e
ident idad de longit udes de crest as y surcos, de dirección de las líneas y del
valor angular de las bifurcaciones.
3. Con un número inferior a 8, la impresión no aport a la cert eza sino t an sólo la
presunción proporcional al número de punt os que pudieron encont rarse y de
la nit idez de la huella.
Sobre est as aseveraciones del maest ro francés, se ha dicho (Kingst on y Kirk, 1964:
p. 63) “ Nada permit e adivinar l as razones por las que Locard llegó a esas conclusiones
[…] Sin embargo, la obra a la que Locard alude impl ícit ament e es la de Balt hazard,
publicada, al parecer, hacia 1910-1911 […] no puede deducirse con cert eza si f ue la
práct ica la que demost ró que huellas dif erent es podían t ener f ort uit ament e un
número de punt os de semej anza inf erior a 12 […] Es probable que la mayor part e de
las t eorías f ormuladas mas t arde en cuant o al número de punt os requeridos t engan
su origen en los escrit os de Locard” , debido est o últ imo a la gran difusión de los
t rabaj os y t rat ados del aut or, a nivel int ernacional.
En cont raposición a est as post uras de est ablecer un número mínimo de punt os
caract eríst icos a localizar (método empírico normalizado), se encuent ran aquellos
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que asignan un mayor valor ident ificat ivo a ciert as caract eríst icas originales, ext rañas
o inusuales evaluadas por el especialist a (método integrador); si se cont ara con ellas,
el número de punt os de comparación podría ser menor, quedando a crit erio del perit o
det erminar t al cifra. Ya Vucet ich afirmaba “ Hay t odavía ot ros procedimient os de
comprobación auxil iar. En l os vert icilos y en las presillas int ernas o ext ernas,
exist en los delt as que ya hemos descript o y que pueden proporcionar dat os para las
comprobaciones. El delt a servirá para det erminar el número de líneas exist ent es
ent re su t riángulo y la línea cent ral, o sea la línea que const it uye el cent ro o
‘ t érmino cent ral ’ de una presill a o de un vert icil o” (Vucet ich, 1951: p. 95)
“ Todos los especial ist as en dact iloscopia de una época mas recient e […] est iman
que el número de caract eríst icas que cabe observar al margen de una ampliación –se
refiere a las ampliaciones fot ográficas usadas para demarcar los punt os- t ienen poca
import ancia. Un det alle que se encuent ra en raras ocasiones es un signo de
ident if icación cien veces más import ant e que t oda una serie de horquillas: cuat ro o
cinco det alles sit uados en el cent ro de un dibuj o inhabit ual t ienen más valor
probat orio que doce o quince horquillas sit uadas dent ro del cont orno del dibuj o”
(Shoderman & O’ Connel, 1945, cit ado en Kingst on y Kirk, 1964)
“ No hay ninguna regla a est e respect o […] Se t rat a de demost rar sin que quede
ningún lugar a la duda […] Se pueden ident if icar las huellas con menos punt os, pero
el número de 12 se considera como suf icient e en t odos los casos. En la práct ica gran
part e de los expert os se cont ent an con ocho e incluso con seis punt os de semej anza”
(Scout , 1951, cit ado en Kingst on y Kirk, 1964)
Algunos aut ores han ido un poco más allá, proponiendo un análisis cualicuant it at ivo de los punt os caract eríst icos (Sant amaría, 1942). En ést e análisis, a cada
caract eríst ica encont rada se le asignaría un coeficient e, ent re 1 y 3, según su rareza,
est ablecida en est udios de laborat orio y sobre las cuales hay t ablas que se pueden
consult ar (ver mas adelant e las t ablas de los est udios de Ost erburg a modo de
ej emplo). Además, se asignaría ot ro valor cualit at ivo a las cicat rices, a ciert as
part icularidades de los poros, et c., los que se igualarían en calidad con los punt os
caract eríst icos propiament e dichos. Concluye el invest igador diciendo que, si la
t ot alidad de los coeficient es suman 10 o más, se dará por probada la ident idad.
Cicat riz obrant e en el digit o de un suj et o, t omada con 2 años y 3 meses de dif erencia
ent re ambas impresiones. Las líneas digit ales que la describen est án enumeradas en las
part es superior y lat eral derecha. Ambas present an 28 líneas de ext ensión. Las
f ot ograf ías f ueron t omadas a igual escala, la dif erencia de t amaño es debido al
crecimient o del suj et o (Originalment e publicado por Galt on, 1895, Plat e IX)
Más recient ement e, el Grupo de Trabaj o Europeo de INTERPOL sobre Ident ificación
de Huellas Dact ilares ( Zeelenberg, 2000) publicó algunas consideraciones import ant es:
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1) Sobre el método empírico normalizado: “ Los países que preconizan una norma
numérica alegan que ést a es l a piedra angular de la solidez y de la búsqueda de
conclusiones posit ivas. Las propiedades que permit en at ribuir y cuant if icar det alles
singulares son la esencia de la dif erencia ent re las huellas dact ilares y ot ras pruebas
(biológicas)”
“ Por lo general se acept a que 12 punt os de coincidencia pueden dar lugar a una
ident if icación segura. En algunos casos puede ut il izarse un número inf erior, por
ej emplo, si la calidad compensa l a cant idad al comparar impresiones. Con t odo, debe
insist irse en que la aplicación de una norma requiere un sist ema det allado de
def iniciones, reglas y direct rices.”
Así mismo adviert en: “ Puede suceder que un expert o est ime o piense que ha
ident if icado a la persona que originó la huella o incluso que est é convencido de ello,
pero que l a impresión no sat isf aga la norma. Est o es inevit abl e cuando l a norma es
est able y t iene un margen de seguridad. La ident if icación puede result ar convincent e
para al gunos, pero no es l egal (no est á en conf ormidad con las normas) y se descart a.
Cambiar de enf oque en ese moment o y dar más import ancia a la convicción que al
empirismo equivale a sacar una concl usión dif erent e, como mínimo, habrá que
señalarlo si se present a la conclusión
La norma t olera ciert a variación en la cant idad y la calidad, pero evident ement e
no se aj ust a a t odos los casos, como sucede con cual quier norma preest ablecida. La
f unción primordial de una norma es garant izar la seguridad, no aj ust arse a t odos l os
casos de conf ormidad con la opinión de al gunos.”
Parámetro
Establecido
País
Origen y especificaciones
Cálculos probabilíst icos de Balt hazard originados
hacia 1911. El st andard mínimo f ue expresament e
mencionado por la j urisprudencia ref iriéndose a los
t rabaj os de Balt hazard. La j urisprudencia es
f echada ant es de 1954, pero es conf irmada en 1959
y 1989.
Basados en los est udios de Locard aunque en la
práct ica muest ran una clara t endencia a respet ar la
regla de los 12 punt os
El origen de est e st andard (adopt ado por New
Scot land Yard en 1924) se sit úa en una errónea
int erpret ación de un document o publicado por
Bert illon en 1912. Est e requerimient o numérico es
virt ualment e imposible de alcanzar en la práct ica.
Su propósit o es el de garant izar un elevado nivel de
calidad y excelencia en mat eria de ident if icación
por huellas digit ales;
It alia
16-17
Alemania, Suecia y Suiza
8-12
Reino Unido (ant es de 2000)
16
Bélgica, Finlandia, Francia,
Holanda,
Israel,
Grecia,
Polonia, Port ugal, Rumania,
Eslovenia, España, Turquía y
países de Lat inoamérica.
12
Número probablement e derivado
originalment e enunciada por Locard.
Rusia
7
Según un est udio de la Int erpol en los países
europeos
de
la
ley
Originalment e publ icado en “ Encycl opedi a of f or ensi c sci ences” , Siegelo et . al , 2000: 885
2) Sobre el método integrador: “ En Europa (Reino Unido y Noruega) exist e desde
hace poco un movimient o en f avor del sist ema de la opinión del expert o. En
Inglat erra, Gales e Irlanda del Nort e se aplicará en abril de 2000 y en Escocia se
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apunt a a una f echa de inicio similar. El sist ema ya est á en f uncionamient o en
Noruega.”
“ En Est ados Unidos, t ras un est udio de t res años ef ect uado por un comit é de
normalización, se desist ió de ut ilizar una norma numérica mínima en una resolución
aprobada en la conf erencia de la Asociación Int ernacional de Ident if icación, en la que
se af irmaba que no exist e ninguna base cient íf ica para exigir la exist encia de un
mínimo predet erminado de caract eríst icas de las crest as de f ricción exist ent es en dos
impresiones con el f in de est abl ecer una ident if icación posit iva.
La decisión de saber si la inf ormación en un caso part icular es suf icient e se dej ó a
la discreción de cada especialist a, basada en un análisis cuant it at ivo y cualit at ivo
t ot al.”
Agregando mas adelant e “ Para decidir si l a inf ormación es suf icient e en un caso
part icul ar, el expert o debe evaluar la cl aridad de la impresión, y cerciorarse de l a
cant idad y la calidad de las concordancias. Se f orma así una opinión sobre si las
impresiones concuerdan y si exist e un caráct er suf icient ement e específ ico como para
eliminar a t odas las demás personas que hubieran podido originarlas. Est a opinión es
subj et iva y se basa en la experiencia, los conocimient os y la capacidad de l os
expert os.” Finalizando, aclaran además que, t an import ant e como las similit udes para
est ablecer ident idad, lo son las diferencias para descart arla.
EE. UU. y Canadá
Parámetro
Establecido
No
Noruega
No
Reino Unido (ant es de
2000)
No
Aust ralia
No
País
Suiza (obj et ivo a largo
plazo adopt ado por
los j ef es de
las
of icinas de huellas
dact ilares en 1997)
No
Origen y especificaciones
Desde 1973, siguiendo a resolución de la IAI
El rest o de los países escandinavos (Finlandia Suecia)
est án discut iendo un posible movimient o hacia el
abandono de cualquier norma numérica
En 1988, un comit é nombrado por la ACPO (Associat ion of
Chief Police Of f icers) y el Minist erio del Int erior para
llevar a cabo una revisión del origen y la relevancia de la
norma de 16 punt os. Tras est e inf orme, se recomendó el
abandono de la norma numérica
En 1996, la “ r egl a de l os 12 punt os” adopt ada en 1975
f ue abandonado en f avor de la resolución de la IAI. Se
f ormó un grupo de t rabaj o para examinar diversas
cuest iones, como la Junt a Nacional de Acredit ación
(educación y la evaluación de la compet encia) y las
cuest iones de garant ía de calidad
Tomando como base los debat es en el Reino Unido y
Aust ralia, y después de la declaración de Ne'Ur i m, un
comit é se ha compromet ido a gest ionar el cambio hacia
una práct ica no numérica
Originalment e publ icado en “ Encycl opedi a of f or ensi c sci ences” , Siegelo et . al , 2000: 887
Determinaciones estadísticas
No cent raré mi at ención en est e acápit e en los plant eamient os t eóricos que han
llevado a las det erminaciones est adíst icas de las que se hacen eco los seguidores de
ést a vert ient e de pensamient o. Trat aré de exponer simplement e que clases de
est udios han realizado diferent es cient íficos, cuál ha sido la muest ra analizada y a
que result ados han llegado. Compart iré t ambién, algunos coment arios aut orizados
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La regla de los 12 puntos
que se han hecho sobre est as consideraciones. Para aquellos int eresados en cont inuar
la lect ura, remit o a la bibliografía cit ada, principalment e a las invest igaciones de
Kingst on & Kirk, Ost erburg y Galt on, t odas ellas disponibles a t ravés de la Web.
En “ Finger Print s” , Galt on (1892) expuso sus est udios encaminados a det erminar si
los pequeños det alles caract eríst icos de las marcas de los dedos podían ser
considerados como variables independient es. Básicament e, lo que hacía era ampliar
fot ográficament e una huella dact ilar. Dividía la imagen en pequeños cuadrados.
Luego, calcaba el cont orno de un cuadrado det erminado, ret iraba el calco y t rat aba
de complet ar el int erior del blanco result ant e prolongando las líneas de las crest as
que había dibuj ado. Finalment e, est ablecía en cuant as oport unidades había acert ado,
en cuant o había fallado y calculaba las probabilidades de éxit o. El error da Galt on fue
la subj et ividad: el est udio se basaba en su habilidad de det erminar como era el dibuj o
papilar en base al ent orno, es decir, en adivinar que punt o caract eríst ico complet aba
el recorrido de la línea.
Por ot ro lado, realizó numerosas det erminaciones que sirvieron de base para las
fut uras invest igaciones. Ent re ellas se podría mencionar el est udio de frecuencia de
ocurrencia de los diseños pat rones o generales de las huellas: según ellos, el diseño
más común era l oops (67,5%), seguido de whorls (26,0%), siendo los dedos que
present aban arches los menos usuales (6,5%). Es decir, est ablecía que no eran
fact ores independient es est adíst icament e (no exist ían las mismas probabilidades de
ocurrencia). Más recient ement e, Rosset y Lago (1984) hicieron similares
det erminaciones sobre la base de la clasificación del sist ema de Vucet ich.
Tabla ext raída de Finger Print s (Galt on, 1892:115) basada en el est udio de
5000 impresiones digit ales, correspondient es a 500 personas dif erent es.
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La regla de los 12 puntos
Dedo
Pulgar D.
Pulgar I.
Índice D.
Índice I.
Medio D.
Medio I.
Anular D.
Anular I.
Meñique D.
Meñique I.
Totales
Porcentajes
Arco
274
548
1.460
1.206
574
849
176
255
111
120
5.273
5,91%
Pres. Int.
52
5.272
2.270
3.258
213
6.297
128
5.448
25
7.224
30.157
31,13%
Pres. Ext.
5.007
53
3.050
1.974
6.558
212
4.118
53
7.264
30
28.611
32,31%
Verticilo
3.495
2.951
2.265
2.308
1.426
1.408
4.080
3.076
1.388
1.305
23.801
26,90%
Xó0
18
22
95
100
75
80
35
45
68
77
615
0,69%
Total
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
8.846
88.846
100%
Originalment e publicado en “ ABC del Dact ilóscopo” , Rosset y Lago, 1984: 112
Hacia 1910 aparece la ya mencionada invest igación de Balt hazard (que puede ser
consult ada en su Manual de medicina legal , que cuent a con varias reediciones).
Part iendo de la dist inción de cuat ro punt os caract eríst icos diferent es (horquillas hacia
arriba, horquillas hacia abaj o, int errupciones superiores e int errupciones inferiores),
est ableció que en una impresión dact ilar complet a había aproximadament e unos 100
de est os punt os. Dividió a las huellas dact ilares en cien pequeños cuadrados iguales,
considerando que exist ía la misma probabilidad de encont rar un punt o caract eríst ico
en cada cuadrado, correspondient e a cualquiera de los cuat ro t ipos considerados, est o
es, considerándolos variables independient es. Luego, la probabilidad en los cien
cuadrados, vale decir en t oda la superficie de la huella, de encont rar un punt o
caract eríst ico cualquiera era 1/ 4100. Teniendo en cuent a que la población mundial era
de 1.500.000.000 de personas, Balt hazard est imó que el número mínimo de punt os
caract eríst icos que se debían considerar t eóricament e en un cot ej o monodact ilar era
de 17. “ En las invest igaciones médico-legales -finalizaba diciendo-, el número de
coincidencias exigibles para inf ormar que t al huella digit al hallada en el lugar del
crimen procede realment e del individuo inculpado puede descender a 15, 13, y aún a
11, si est á demost rado que el criminal no es un habit ant e cual quiera del globo, sino
un europeo, un f rancés, el habit ant e de una ciudad o pueblo det erminado” . Es decir,
mient ras menor sea la población a examinar, menores serían las probabilidades de
encont rar una huella igual a ot ra, y por lo t ant o, un menor número de punt os sería
suficient e.
En 1977 se publicó en el Journal of t he American St at ist ical Associat ion (Vol. 72,
Num. 360) el est udio de James Ost erburg, profesor en j efe del Depart ament o de
Just icia Criminal de la Universidad de Illinois. En él, t al vez uno de los est udios
est adíst icos más complet os en cuant o al análisis, se t oman como base una huella
digit al dividida en pequeños cuadrados de 1 mm2 (se ut ilizaron en t ot al 39 impresiones
diferent es); cada uno de ellos puede est ar vacío (empty) o bien est ar ocupado por
uno o mas de los punt os de comparación considerados: ending ridge (t erminación de
línea), bifurcation or fork (bifurcación), island ridge or short ridge (islot e), dot or
very short ridge (punt o), bridge (puent e), spur or hook (espuela), eye or enclosure
or lake (encierro), double bifurcation (doble bifurcación), delta y trifurcation
(t rident e).
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La regla de los 12 puntos
Nomenclat ura y muest ra de las cuadrículas ut ilizadas por el equipo de
Ost erburg (1977:773).
La primera part e del est udio det erminó en cuant as de est as celdas o cuadrados
hipot ét icos se veían los punt os est ablecidos y ciert as combinaciones de los mismos,
est o con el obj et ivo de det erminar que t an raros o inhabit uales eran. A part ir de est os
dat os, se est ableció cual era la probabilidad de encont rar dichos caract eres en una
huella. Los result ados se resumen a cont inuación.
CONFIGURACIÓN ENCONTRADA
Vacío
E
F
I
D
EE
B
S
L
EL
DE
EEE
EI
0
DD
BE
Z
DI
EEEE
ES
DDI
II
FI
BF
FRECUENCIA
NÚMERO DE CELDAS PORCENTAJE DE CELDAS
6.584
76,6%
715
8,32
328
3,82
152
1,77
130
1,51
119
1,39
105
1,22
64
0,745
55
0,640
32
0,372
32
0,372
21
0,244
21
0,244
17
0,198
15
0,175
12
0,151
12
0,140
11
0,128
10
0,116
10
0,116
10
0,116
9
0,105
9
0,105
7
0,0815
9
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La regla de los 12 puntos
FRECUENCIA
CONFIGURACIÓN ENCONTRADA
NÚMERO DE CELDAS PORCENTAJE DE CELDAS
DEE
7
0,0815
FF
5
0,0582
T
5
0,0582
EEF
4
0,0466
BEE
4
0,0466
EII
4
0,0466
FL
3
0,0349
BB
3
0,0349
FS
2
0,0233
BD
2
0,0233
DDE
2
0,0233
LL
2
0,0233
Ot ras (19 combinaciones diferent es)
67
0,780
TOTAL
8.591 celdas
100,0%
A: BRIDGE. D: DOT. E: ENDIND RIDGE. F: BIFURCATION. I: ISLAND. L: LAKE.
0: DELTA. S: SPUR. T: TRIFURCATION. Z: DOUBLE BIFURCATION
Publicada en Ost erburg et . al 1977:774
Part iendo de ést os result ados, los agrupó en 13 grupos y calculó la probabilidad de
ocurrencia de cada uno, est o equivale a decir que, en el est udio de Ost erburg los
punt os caract eríst icos no son t omados como variables independient es como en
ant eriores est udios. Con est as consideraciones, est ableció el parámet ro weight
(peso), result ado de aplicar el logarit mo negat ivo en base diez a la probabilidad de
ocurrencia (-log10 pi ).
Configuración Encontrada Frecuencia Probabilidad Desviación
Vacío
6.584
0.766
0.0045
E
715
0.0832
0.0030
F
328
0.0382
0.0030
I
152
0.0177
0.0014
D
130
0.0151
0.0013
EE (BROKEN RIDGE)
119
0.0139
0.0013
B
105
0.0122
0.0012
S
64
0.00745
0.00093
L
55
0.00640
0.00086
0
17
0.00198
0.00048
Z
12
0.00140
0.00040
T
5
0.000582
0.00024
Publicada en Ost erburg et . al 1977:775-776
Weight
0.116
1.08
1.42
1.75
1.82
1.86
1.91
2.13
2.19
2.70
2.85
3.24
Resalt a Ost erburg (1977) ot ro det alle: en base a su modelo est adíst ico, la
probabilidad de que 12 t erminaciones de líneas (Ending Ridge “ E” , el punt o
caract eríst ico con mayor grado de ocurrencia) se encuent ren en un área de 50 a
100mm2 es apenas inferior a la de encont rar 3 t rident es (Trifurcat ion “ T” , la
caract eríst ica mas rara) en ese mismo espacio.
Se debe mencionar que est e est udio no hace mención a los procedimient os
seguidos por los dact ilóscopos, ni a la confiabilidad de esos mét odos, sólo versa sobre
la dist ribución de los punt os de comparación.
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La regla de los 12 puntos
A modo de conclusión
Aún no result a claro cuál ha sido el origen de la norma que rige la ident ificación
dact iloscópica, lo cuál no es mot ivo para menospreciar su valor ya que, como se ha
vist o, exist en est udios que validan y aún complement an dicha premisa.
Algunos aut ores señalan que el número 12 es una herencia del mét odo biomét rico
hist óricament e ant erior a la dact iloscopia: la ant ropomet ría de Bert illon ut ilizaba un
parámet ro de 11 medidas corporales. El razonamient o sería “ como las 11
caract eríst icas eran casi suf icient es en el sist ema de Bert ill on, es pref erible ut il izar
12 si queremos est ar seguros de que dos huellas son idént icas” (Rhodes, 1956: 155156, cit ado por González & Chacón, 2004)
Recient ement e han sido publicadas algunas invest igaciones que cuest ionan la
fiabilidad de la ident ificación dact iloscópica (t ómese como ej emplo las de David
Kaye1 en 2003 y la de Simon Cole2 en 2003). Argument an que el parámet ro y los
procedimient os empleados no son confiables. Es imprescindible para evit ar
cont roversias fij ar est as condiciones de ant emano, t omando como base est udios
propios o las recomendaciones bibliográficas y de los grandes organismos de seguridad
(FBI, INTERPOL, et c.), así como t ambién la experiencia.
Est as condiciones deben incluir un procedimient o est ándar de comparación y de
ident ificación, el cual debe mant enerse firme baj o cualquier sit uación, y no
modificarlo dependiendo de las circunst ancias de las muest ras examinadas. Se debe
recordad que, uno de los requisit os de los procedimient os cient íficos es que deben
permit ir a ot ro profesional realizar el mismo análisis, baj o las mismas condiciones y
exigencias y llegar a un mismo result ado.
“ La cuest ión f undament al que se plant ea con la ident if icación de las impresiones
dact ilares – dice el informe de INTERPOL- es l a de saber si exist e suf icient e
inf ormación. Si es así, se puede sacar una conclusión acerca de la ident idad sin lugar
a dudas. La norma, en consecuencia, def ine precisament e la noción de ‘ suf icient e’ y
se cent ra en los aspect os f iables concret os e inherent es de las impresiones
dact ilares” .
Si un dact ilograma no reúne las condiciones est ablecidas, no se debe t emer decir
que no result a idóneo para el confront e, y se evit ará “ adapt ar” la norma a esas
circunst ancias para permit ir una ident ificación. No debe confundir el perit o la palabra
ident if icación con el peligroso t érmino at ribuir ident idad.
1
Los cient íf icos y analist as f orenses se ref ieren a la ‘ individualización’ a menudo suponiendo que los
punt os caract eríst icos de las huellas dact ilares son únicos para cada individuo. En los Est ados Unidos,
los acusados en casos criminales han est ado exigiendo la prueba de t ales supuest os. En al menos dos
casos, el gobierno de los Est ados Unidos ha t enido éxit o basado en un est udio est adíst ico inédit o
preparado especialment e para los lit igios, encargado de demost rar la singularidad de las huellas
dact ilares. Est e art ículo sugiere que el est udio no est á diseñado ni ej ecut ado de una manera que
puede most rar si las impresiones de huellas dact ilares de un individuo son únicas (Kaye, 2003)
2
Mient ras que muchos cient íf icos f orenses han aseverado durant e largo t iempo que las pruebas
basadas en el est udio de huellas dact ilares son inf alibles, el error ampliament e dif undido por la
prensa que hizo permanecer en prisión a Brandon Mayfield como sospechoso de part icipar en el
at ent ado con bombas en t renes de Madrid en 2004 alert ó sobre los pot enciales def ect os del sist ema
(Cole, 2003)
11
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La regla de los 12 puntos
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