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La Filosofía Jurídica de Maimónides* Rabino Adrian Javier Herbst. Hace ochocientos años atrás se apagaba una de las luminarias centrales de la cultura judía. En el año 1204 dejaba en forma física (ya que su espíritu continúa vivo en cada página de sus obras) este mundo el gran águila Moshé Ben Maimón, mas conocido como Maimónides o el Rambam (nombre que deriva de las iniciales de su nombre en hebreo). Maimónides (1135-1204), nació en Córdoba, España, y fue un gran médico, filósofo, matemático y físico judío. Tras la conquista de Córdoba en 1148 por los almohades, que impusieron las leyes del Islam tanto a cristianos como a judíos, la familia de Maimónides decidió exiliarse. Después de errar durante años, se establecieron en Egipto. Allí Maimónides llegó a ser rabino principal de El Cairo y médico de Saladino I, sultán de Egipto y Siria. La contribución de Maimónides a la evolución del judaísmo le proporcionó el sobrenombre de segundo Moisés. Su gran obra en el campo de la legislación judía es el código llamado “Mishné Torá”, desarrollada en 14 libros y escrita en hebreo (11701180), que siguió modificando hasta su muerte. Además, formuló los “Trece artículos de fe”, un texo que describe las diversas creencias a las que el pueblo judío debe adherirse. Está reconocido como el filósofo judío más importante de la edad media. En su monumental obra “Guía de perplejos” (“Moré Nebujim” en hebreo), escrita en árabe (c. 1190), Maimónides intenta armonizar fe y razón conciliando el pensamiento del judaísmo rabínico con el racionalismo de la filosofía aristotélica en su versión árabe, que incluye elementos de neoplatonismo. Esta obra, en la que considera la naturaleza de Dios y la creación, el libre albedrío y el problema del bien y del mal, tuvo una gran influencia en filósofos cristianos como Tomás de Aquino y Alberto Magno. Su utilización de un método alegórico, aplicable a la interpretación bíblica, que minimizaba el antropomorfismo, fue condenada durante varios siglos por muchos rabinos y filósofos; pero las cuestiones conflictivas de su pensamiento prácticamente han perdido relevancia en la época moderna. La fama de Maimónides como médico igualaba a la que gozó como * Ponencia presentada en el Simposio Internacional “Moisés Maimónides, Médico y Filósofo”, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires del 19 al 21 de mayo del año 2004. filósofo y autoridad en la ley judía. También escribió varias obras sobre astronomía, lógica y matemáticas. Hasta la llegada de Maimónides el mundo intelectual judío se dividía en dos campos: los que se dedicaban al estudio de la ley judía (la halajá1) y los que se dedicaban al estudio de la filosofía judía. Obviamente existían pensadores que conocían las dos áreas, pero escribieron sus obras y dedicaron sus vidas al estudio profundo de sólo una de ellas. Maimónides es el primer pensador judío experto en los dos campos, y principalmente es el primero que investigó, profundizó, escribió y consagró su vida a la fusión de estos dos campos en uno solo. Para Rambam esta separación en dos campos de pensamiento es netamente artificial e insostenible, por lo tanto comienza a esforzarse para demostrar que lo que antes parecían dos áreas del pensamiento separadas, no son ni mas ni menos que las dos caras de una misma moneda; o en otras palabras, son dos lecturas de la misma realidad inseparable. Para Maimónides la ley judía y la filosofía2 son dos dimensiones inseparables. No puede existir ley que no sea ética, ya que la ley es la concreción de la ética. Toda ley que no responda a la ética del momento automáticamente debe dejar de ser una ley, ya que las leyes hebreas son la voluntad de Dios y Él es la fuente inagotable de la ley y de la ética universal. Esta es la lógica filosófica que acompaña a Maimonides al escribir su gran obra “Mishné Torá”. Este libro puede ser leído como un texto legal o como un texto filosófico, pero sólo podes comprenderlo con detenimiento si lo lees como una fusión única e inseparable entre estos dos campos del conocimiento. Con esta idea revolucionaria para su época, Maimonides no pretende ser un innovador, sino volver al camino que promulgaba el Pentateuco y la literatura talmúdica. Maimonides cree fehacientemente que esta separación artificial en dos campos de lo que es en realidad una sola unidad, se produjo a mediados de la época talmúdica (siglo 4 e. c.) y por influencia de la jurisprudencia romana. 1 El termino hebreo “halajá” proviene del verbo caminar. La ley judía intenta marcar el camino por el cual el judío debe transitar a lo largo de toda su vida. 2 En este caso para Maimonides, la filosofía es un sinónimo de la ética judía. La ley (que en este caso son los preceptos judíos) debe ser el camino filosófico y educativo para arribar a la ética; ya que como mencionamos antes, el origen de la ética, es Dios y Él es el Filosofo y Educador por excelencia. Por este motivo todo precepto (ley divina) debe tener una explicación filosófica y educativa, aunque el texto no la mencione explícitamente, y este es el fin del ser humano en el mundo, la constante búsqueda y estudio de la filosofía educativa de los preceptos divinos (la ley judía). El ser humano educado es aquel que dedica su vida al estudio inseparable de la filosofía y de la ley, lo peor que puede hacer un ilustrado es dedicarse a estudiar una sola de estas dos dimensiones, dejando de lado la otra. Esto es como mirar al mundo con un ojo tapado, cuando tenemos la posibilidad de observar con los dos ojos la complejidad multifacética del universo. Es por lo antes explicado que muchos investigadores modernos opinan que Moshé Ben Maimón fue un traductor filosófico de Aristóteles a un lenguaje conceptual judío, y por otro lado fue un traductor filosófico del Judaísmo a un lenguaje aristotélico. En otras palabras, Rambam leía a Aristóteles con lentes judías, y por otro lado leía los textos judíos con lentes aristotélicas. La pregunta que surge después de un análisis como el que venimos realizando es por lo tanto, ¿Por qué Maimonides escribió una obra como el “Mishné Torá” (aparentemente legal) y otra como el “Moré Nebujim o Guía de los Perplejos” (aparentemente filosófica)? ¿Por qué no escribió una sola obra? Al leer detenidamente y con profundidad estas dos obras, vemos que la lógica antes descripta está presente en cada una de sus páginas. La explicación de la aparente diferencia entre las mismas se encuentra en la introducción que nuestro autor le dedica a cada uno de estos libros; cada uno de los libros esta dirigido a un público diferente, y él puso mas énfasis en alguna de estas dos dimensiones según las necesidades educativas del publico receptor. La situación ideal hubiera sido la creación de una sola obra, pero había que preparar el terreno para lograr esto, ya que la mayoría de las personas no estaban preparadas para entender de que la filosofía (la ética) y la ley son las dos caras de una misma moneda. Incluso en el lenguaje de estas dos obras centrales de su pensamiento, él muestra su idea de que estos dos campos no son ni mas ni menos que la misma unidad. Maimonides utiliza términos halajicos (legales) y filosóficos conjuntamente, incluso asigna un significado legal a los términos filosóficos y un significado filosófico a los términos legales. Rambam muestra en todas las páginas de su “Mishné Torá” una concepción filosófica y educativa de la ley. Toda ley es acompañada de una profunda explicación teológica. Este punto lo llevó a estar enfrentado con todos aquellos pensadores que leen los textos legales en forma literal y no leían el “espíritu” del texto. Hay que descender al alma del texto, a su contenido profundo y no encerrarse en la forma literal del mismo, hay que tratar de captar el mensaje eterno y no el ropaje temporal que vistió en el momento de su escritura. El texto por excelencia, según Maimonides, que presenta una perfecta fusión inseparable entre filosofía (ética) y ley es el Pentateuco. Por lo tanto todo precepto debe tener una explicación filosófica y educativa, aunque aparentemente el texto no lo indique explícitamente. Esta idea se transformó en uno de los pilares del pensamiento de Maimonides, dedico varios años de su vida a la búsqueda de una explicación educativa y filosófica a todos aquellos preceptos que el texto del Pentateuco no lo hacia manifiestamente; ya que no es inteligente para un racionalista extremo como él cumplir sin comprender, y por otro lado si el Pentateuco no exponía abiertamente la hermenéutica de algunos preceptos, esto indicaba que el ser humano era el responsable de la búsqueda del significado de los mismos, ya que somos socios de Dios en la recreación de este mundo. Maimónides fue uno de los primeros pensadores judíos en sostener esta idea de que todo precepto tiene una explicación lógica, ya que eran muchos los filósofos judíos que pensaban que había ciertos preceptos que no tenían explicación lógica entendible para la mente humana y su cumplimiento era parte de las pruebas de fe que Dios exigía a los habitantes de este mundo. Rambam creía que esta idea era necia e insolente ante Dios, ya que si Él era el educador por excelencia, esto implicaba que en todos sus actos debe haber una enseñanza. La pregunta que nos surge en este momento de nuestro análisis es si cualquier persona puede entender las enseñanzas de los preceptos o hay personas mas autorizadas que otras. En este punto Maimónides no puede eludir la fuerte influencia de la sociedad musulmana en la cual vivía, y sostiene que no todos pueden tratar de comprender el mensaje educativo y filosófico implícito de los preceptos; el sabio debe investigar y la persona simple debe leer los textos de los sabios, ya que no todos están preparados para entender ciertas realidades. ¿Cómo sabe el sabio si la explicación que encontró a un precepto que el texto del Pentateuco no la trae explícitamente es valida? Nos dice Moshé Ben Maimón que todo precepto tiene un objetivo pedagógico, si la explicación que el sabio encontró nos enseña algo y no contradice al Pentateuco, esto implica que es una interpretación valida. Toda disquisición realizada por algún sabio te debe enseñar algo para el “Tikún Ha-Guf o Tikún Ha-Nefesh”, o sea para el mejoramiento de tu cuerpo o de tu alma; y a la vez debe aportar en el avance de algunos de los siguientes tres puntos centrales en su pensamiento: a) El mejoramiento de la sociedad. b) Hacer al ser humano mas ético. c) Aportar al desarrollo intelectual del ser humano. Por lo tanto si la elucidación encontrada de un precepto ayuda a lograr uno de estos tres fines y su medio ayuda a mejorar el cuerpo o el alma de las personas, dice Maimónides, que esa explicación es valida; si algunos de estos puntos no se cumple, la exégesis propuesta por el sabio es incorrecta. Una vez que definió cuando una explicación de un precepto es valida, Mamónides se formula otro interrogante: ¿Investigar el origen de los preceptos que el Pentateuco no explica, no puede provocar antinomismo? ¿Las personas pueden pensar que al entender el fin de los preceptos, ya no es necesario cumplir los mismos ya que estos serian sólo un medio3? Según Rambam hay que correr el riesgo ya que el estudio es una de las formas mas elevadas de servir a Dios. Hay que tratar de lograr el difícil “camino del medio”, en el cual no hay que alejarse del cumplimiento de los preceptos, pero tampoco se debe caer en el endiosamiento de los mismos. 3 Debemos recordar que para Maimónides (como para la mayoría de los pensadores judíos) los preceptos son medios y fines a la vez. Volviendo al punto inicial, para Maimónides no hay separación entre filosofía (ética) y ley, sino que son dos caras de una misma moneda. Comprender como se pueden extraer enseñanzas éticas de la ley, tal vez sea más fácil que comprender como se pueden obtener leyes de ciertas ideas éticas; por lo tanto traeremos uno de los tantos ejemplos que Maimónides desarrolla, y es la problemática ética del Libro bíblico de Job. El libro bíblico de Job4 ocupa un lugar especial en el debate filosófico de la mayoría de los pensadores judíos y cristianos; y se ha convertido en el fundamento para el análisis del destino humano y la teoría de la Providencia Divina. Moshé ben Maimón dedicó dos capítulos5 de su obra "Guía de los Perplejos” a la problemática teológica fundamental que presenta el libro de Job, que según su entender, el destino de Job, no es ni mas ni menos que el destino humano. Job, quien era “el hombre cabal y perfecto, de absoluta probidad en sus actos, profundamente timorato del pecado, es víctima de graves y sucesivas desgracias, que se ceban en sus bienes, en sus hijos y su persona, sin haber delinquido”6. Según la creencia en el concepto bíblico de recompensa y castigo, solamente los transgresores recibirán la desgracia como castigo. Según el relato, Job era una persona recta, y no existe justificación para que merezca un castigo semejante. Rambam comienza su análisis sobre el relato de Job, con algunas observaciones: • Job no es otra cosa que una alegoría7. El relato no es una narración de un hecho verídico, sino que es una ficción literaria, una parábola educativa. La concepción de Maimónides, según la cual Job no es sino una parábola, fue tomada de su lucha anti-fundamentalista. La pugna contra la comprensión textual del relato se expresa en la demanda de que el comienzo del libro, o sea todos los sucesos que ocurren en el cielo, son sin duda una metáfora8. 4 Para un análisis del libro bíblico, ver: Adrián Herbst, “El Libro de Job y la madurez religiosa”, Cuadernos de Teologia 19 (2000), 49-57. 5 Guía de Perplejos, capítulos 22-23 de la sección III. 6 Guía de Perplejos, capítulo 22 de la sección III. 7 Este concepto ya figura en la literatura talmúdica. Ver: Talmud babilónico Baba Batra 15a “Job no existió, sino que fue una alegoría”, allí se citan también conceptos de otros rabinos que aseguraban que Job existió, y trataron de determinar la época en que vivió. 8 Guía de Perplejos, capítulo 22 de la sección III. Las palabras del Rambam que niegan la realidad histórica de Job, despertaron una gran polémica. Grandes pensadores no acordaron con él, y remarcaron la veracidad de los relatos del libro de Job9. • Job no es un erudito, ni un sabio, ni un filósofo. Él representa al ser humano que sufre, y su fe religiosa, que se manifiesta por medio del sufrimiento, es puesta a prueba. Uno de los principales exégetas y críticos de Maimónides, Shem Tov Eben Shem Tov, prescinde de esta conclusión y replica que no hay relación entre el rasgo de la sabiduría y el sufrimiento del hombre justo, por esta razón la Biblia no hace mención de si Job era sabio o no. Maimónides está convencido que mencionar la erudición de Job, si ésta hubiera existido en la Biblia, hubiese sido relevante al relato, ya que “si Job hubiera sido sabio, su situación no hubiese ofrecido duda alguna para él de que esto era una prueba divina.”10. • El libro de Job está destinado a dar respuesta al hombre simple en aquellos momentos en que les sucede una desgracia. • El Satán (es el nombre del personaje que en textos más tardíos representará al diablo) no se asemeja a un ángel, sino que es una alegoría. Simboliza la materia, que es la fuente del mal en el mundo. La materia, el cuerpo, está destinado al poder del Satán, pero el alma puede recuperarse por medio de la fe sincera y el amor a Dios. Maimónides, proporciona una definición filológica interesante a la palabra Satán. La definición convencional de este vocablo es que su raíz proviene de la raíz hebrea “SATAM”, equivalente a odio y aborrecimiento hacia un objeto determinado, y toda animosidad es una cuestión deliberada, es decir que por la propia naturaleza maligna del Satán provoca intencionadamente el daño al hombre, y hay quienes encuentran en esta idea, una influencia de la creencia persa acerca del bien y del mal. En cambio Moshé Ben Maimón define Satán de la raíz hebrea “SATA”, es decir, el desvío ciego e involuntario de la naturaleza material de su curso normal. Los comentaristas de Maimónides no acordaban en el significado del término ”Satán” en la “Guía de los perplejos”, por lo tanto a continuación mostraremos una tabla que resume sus diferentes perspectivas: 9 Véase en Sefer HaEmunot (El Libro de las Creencias): 13, 71;Rabi Shem Tov ataca la objeción de Rambam. ENFOQUE PENSADOR AUSENCIA (absoluta o adquirida) Shlomo bar Juda HaNasí Narboni Efodi Shem Tov (Satán de Job, cap. 2) Shalom Rosemberg Kreskas 10 MATERIA y FORMA Zerajiah ben Shaltiel Jen SEMEJANZA Y MATERIA Abulafia MATERIA Shem Tov (Satán de Job, cap. 1) SEMEJANZA Sara Klein Braslavi DESTINO Abraham Nuriel (Satán de Job, cap.1) Guía de Perplejos, capítulo 22 de la sección III. AUSENCIA ESPECIAL Abraham Nuriel (Satán de Job, cap.2) La solución al dilema que presenta el libro de Job, según lo manifiesta Rambám en su obra “Guía de los perplejos”, surge de su concepción sobre dos cuestiones básicas de la teología medieval: 1º. El problema de la materia. 2º. El motivo de la Providencia Divina sobre el mundo y el ser humano. 1º. El problema de la materia. La materia y la forma son los dos fundamentos de todo lo existente. No hay existencia sin ellas. La materia es el contenido de la forma. El elemento con forma, cuando se abstrae de ella, es la materia. La materia es también todo aquello que es propenso a adoptar una forma. La materia es además la excusa para la destrucción, y la forma por si sola existe y es constante. La esencia de la materia, es que siempre acompaña una imperfección, que contiene el anhelo permanente de deshacerse de su forma y cambiarla por otra. Es por eso que la forma particular situada en la materia, no tiene existencia, y de aquí proviene su inevitable destrucción. La materia es también la causa del daño ético, y el aspecto humano – el alma – es la integridad moral. La materia, que en nuestro caso está representada por el Satán, no es algo positivo por naturaleza, sino la negación del bien y la falta de realidad, de existencia, de esencia. La esencia en sí es siempre positiva. Maimónides considera que esta existencia está destinada al bienestar a todas las criaturas del universo y se manifiesta según sus necesidades. Todo lo necesario para la subsistencia se encuentra en el mundo en abundancia, y lo menos necesario, se encuentra en menor cantidad. Como ejemplo tomaremos el aire, que es indispensable, existe en mayor cantidad que el agua, y el agua en mayor cantidad que el alimento. Los seres vivos, las plantas, los animales y el hombre, no son considerados como la finalidad de la creación. Existe algo superior en cuanto a su integridad, y son los ángeles (espíritus celestiales). En todo lo existente en nuestro universo, hay una falta de perfección, y por ese motivo es que les alcanza el mal. Los orígenes y aristas para el mal en nuestro mundo son los siguientes: a) La naturaleza; b) La enfermedad y la muerte; c) La naturaleza social defectuosa del ser humano (por ejemplo, las guerras), y por la debilidad de la inteligencia humana. A juzgar por Rambam, cuanto más sabio y estudioso sea el hombre, menor será el mal que le acontezca, y mayor aun la Providencia sobre él. Con este concepto se podría entonces encontrar una solución a la premisa “ y el justo es perjudicado”. La función del hombre es dominar el espíritu por sobre la materia, o sea su cuerpo. Aunque el lazo entre el cuerpo y el espíritu es una necesidad metafísica, el ser humano deberá lograr la sabiduría y someter a ella la materia11. La existencia de la materia en el mundo, conforma cierta solución a la problemática presentada en nuestro relato. El mal proviene de la materia y no de Dios en forma directa. Este es un fenómeno natural que es inevitable. De Dios proviene solamente el bien que se manifiesta en la creación. Si Job a la vez de ser íntegro y recto, fuese un hombre sabio y experto, esta situación no hubiese existido para él12, ya que hubiese comprendido la realidad del bien y del mal en nuestro mundo. Conforme a los dichos de Rabi Shimon ben Lakish en el Talmud: “Satán, la perversa inclinación y el ángel de la muerte son una misma cosa”13. Maimónides dice que el Satán es la causa del mal moral y también la razón de la destrucción del cuerpo y el instinto del mal que trae el hombre desde su nacimiento, ya que el hombre fue creado de materia: “mira pues, cuántas cosas maravillosas se nos revelan con esta frase y cuántas otras ideas falsas hace desaparecer. Me parece haber aclarado y explicado el caso de Job hasta sus últimas consecuencias”14. 11 Guía de Perplejos secc. III, cap. 22. Guía de Perplejos secc. III, cap. 22. 13 Talmud babilónico, Baba Batra 16a. 14 Guía de Perplejos secc. III, cap. 22. 12 Ciertamente, con la determinación de Satán = instinto del mal = muerte, queda aclarada la interpretación de Job y le es otorgada una resolución primordial, pero Rambam no se contenta con esto, y continúa esclareciendo la opinión de Job y sus amigos en relación a diversos juicios sobre la Providencia Divina. La Providencia Divina Según lo dicho anteriormente, la comprensión de Maimónides del texto de Job surge de su juicio sobre la Providencia Divina. Rambám se refiere al libro de Job, como un texto modelo para la problemática de la Voluntad Divina y para diversos juicios en relación a ella. Según él tenemos ante nosotros una alegoría espectacular. La Providencia es de acuerdo al grado de integridad a la que alcanza el ser humano, y no es para todos en igual medida. Al comienzo de su exposición en este tema, Rambám trae como referencia, en el capítulo XVII de la 3ª sección de la “Guía de los perplejos”, cinco opiniones difundidas entre filósofos y pensadores de su época, y en ellas encuentra los principios de Job y sus amigos: los hechos asombrosos e inconcebibles que le suceden, son un ejemplo de la visión que tiene el hombre sobre la Providencia. “ La historia de Job, tan maravillosa y sorprendente, se relaciona con nuestro tema: quiero decir que se trata de una parábola cuyo objetivo es ilustrar las opiniones de los hombres acerca de la Providencia”15. • 1ª Opinión: Concepto de Epicúreo, filósofo griego (342 – 370 a.e.c.), que descree totalmente en la Providencia Divina, y está persuadido que la existencia del mundo y todo lo que sucede en él es por obra del azar. • 2ª Opinión: Sentencia de Aristóteles, uno de los grandes filósofos griegos (384 – 322 a.e.c.), quien sostiene que la protección divina existe sólo en el universo celestial, y es concerniente a la existencia eterna. En la tierra, todos los seres están sujetos a cambios, y su existencia es casual; es decir que la Providencia sobre el individuo, no existe. Rambam opina que esta idea es producto de la teoría de la eternidad del universo, teoría que se contrapone a la idea de la renovación (el universo fue creado de la nada), según la religión judía. Es decir que aquel que admite la teoría de Aristóteles, según Maimónides, se aparta por completo del judaísmo. 15 Guía de Perplejos secc. III, cap. 22. • 3ª Opinión: Es la doctrina de la secta de los Asaríes (comunidad teológica ortodoxa perteneciente al Islam, basada en los principios de Abu el Jasan Ali Ibn Ismail Al Ashari (873-935); la misma sostiene que absolutamente todo está regido por la Providencia, y obedece a su voluntad, aun el acto más insignificante, como la caída de una hoja de un árbol. • 4ª Opinión: Es la creencia de la secta Mutazilíes (comunidad islámica, surgida en el siglo VIII). En esta teoría existen dos principios que se contraponen totalmente. Por un lado, la idea de la Providencia Divina sobre todos los seres, y por el otro, la certeza que el hombre posee libertad de acción. Maimónides rechaza esta teoría demostrando lo absurdo de la misma, por contrariar la razón humana. • 5ª Opinión: Es la doctrina del Pentateuco, donde Rambam muestra varios conceptos: la del Libro de los Profetas; el aspecto admitido en el Talmud y en los Midrashim; la visión de los sabios modernos y su propia opinión. El dice que según el principio primordial del precepto de Moisés, el hombre es libre de elegir su camino, y actuar según su libre albedrío, de la misma manera que todas las criaturas pueden moverse según su voluntad, porque esa fue la voluntad del Creador: “...que es principio fundamental de la Ley de Moisés, nuestro Maestro, sobre él sea la paz, y de todos sus seguidores, que el hombre posee la facultad absoluta de obrar, es decir, que por su naturaleza, elección y voluntad realiza todo cuanto esté a su alcance, sin que en ello intervenga en modo alguno cosa nuevamente creada... todas las especies animales se mueven por su propia voluntad, porque Dios así lo quiso”16. Y entre los principios del Pentateuco, de ninguna manera se le debe atribuir a Dios injusticia alguna. Y todo lo que le suceda al hombre y a su semejante, es acorde a su obrar: premio o castigo. “...en el caso de un individuo lesionado en la mano, por una espina, que se le extrajera en el acto, sería efecto de un castigo, y si experimentara el más ligero placer, sería motivado por una recompensa. Todo esto estaría bien merecido..... pues todos sus caminos son justos (Deuteronomio 32:4), por más que ignoremos de qué manera haya sido ameritado”17. 16 17 Guía de Perplejos sección III, cap. 17. Guía de Perplejos sección III, cap. 17. Esta concepción, de que todo lo que le sucede al hombre, para bien o para mal, es obra del merecimiento, es un concepto que ya encontramos en las palabras de los sabios del Talmud y en varios Midrashim. Solo que según la opinión de Rambam, en las palabras de nuestros sabios existe, un agregado que no tiene su origen en el Pentateuco, y es una idea extraída de la doctrina de los Mutazilíes. Es el concepto de “castigo de amor”18, es decir, a menudo el hombre sufre injusticias sin un motivo concreto y entonces se los justifica como sufrimientos de amor. Rambám se aparta de esta explicación, y dice que esta opinión está más cerca del razonamiento intelectual: “Yo creo que en este bajo mundo, situado inferiormente a la esfera lunar, la Divina Providencia vela únicamente por los individuos de la especie humana y sólo en ella las condiciones de los mismos, así como el bien y el mal que les sobrevienen están en función del mérito... referente a los demás animales, las plantas y restantes seres, me sumo a la opinión de Aristóteles, de ninguna manera creo que tal hoja haya caído en virtud de una Providencia vigilante, o que la araña haya atrapado a la mosca por voluntad de Dios.... al contrario, según mi parecer, todo eso es obra del azar, como opina Aristóteles”19. Pero esta idea proviene de una definición original de Maimónides. Según su opinión, la Providencia Divina depende de la profusión intelectual que Dios le otorga al hombre. Si el hombre, con su intelecto alcanza esa abundancia, es dada a la Voluntad Divina: “a mi modo de ver, la Providencia Divina subsigue a la divina efusión, y la especie a la cual ésa va unida en orden a constituir un ser dotado de inteligencia, y en el que se manifieste lo propio de un ser inteligente va acompañada de la divina providencia, que pondera todos los actos con vistas a su premio o castigo. Si el hundimiento de una nave con su pasaje20y el derrumbe de un techo sobre los habitantes de una casa, es obra meramente del azar, no lo es así, el hecho que algunos hayan ingresado a la nave y otros hayan estado bajo ese techo, sino que esto fue por voluntad divina, en consecuencia que estas personas lo han merecido así, conforme a los juicios de Dios, que nuestro intelecto es incapaz de entender”21. Así, de acuerdo a la opinión de Rambam, la Providencia Divina existe sobre el hombre, 18 Talmud babilónico Berajot 5a. Guía de Perplejos sección III, cap. 17. 20 Aristóteles trae este ejemplo, y es importante señalar, que el hermano de Rambam se ahogó en una nave en alta mar. 21 Guía de Perplejos sección III, cap. 17. 19 pero ella depende de su capacidad intelectual. Aunque ocurren hechos en el mundo, todo lo que le sucede al hombre, para bien o para mal, está regido por los designios justos de Dios. Es incomprensible para el hombre entender cómo estas dos concepciones no se contraponen. Según el pensador israelí Ishaiau Leibovich, encontramos aquí un conflicto entre la providencia global y la providencia particular, la cuestión es cómo determinar estos dos conceptos. La Providencia global es el hábito que el creador acuñó en el universo, y que nosotros entendemos por las leyes de la naturaleza, en cambio la Providencia particular no fue cedida al hombre desde las alturas, sino que es la conquista que logra el hombre hacia las alturas. El hombre merece la Providencia Divina, en tanto esté ligado intelectualmente a Dios. Rambam logra el análisis de las dos ideas de la Providencia en su comentario sobre el libro de Job, especialmente en el capítulo 23. La demanda de Job con respecto al manejo del universo por Dios, surge de una concepción errónea con respecto a la Providencia Divina, según el entendimiento de Job, su suerte es atribuida a la negligencia de Dios, el Guardián Supremo no obró de acuerdo a su función. Job reconoció su equivocación después de merecer la manifestación de Dios22. Según Moshé Ben Maimón en la revelación de la cual Job fue merecedor, aparecen descripciones sobre cosas físicas, o la naturaleza de las diferentes especies de animales, y ninguna otra cosa23, y así llega Job a la conclusión de que la Providencia Divina no es la misma que nuestra disposición. El profesor Leibovich concluye explicando la diferencia entre la protección general y la particular con la siguiente sentencia “lo que ocurre en el mundo, y especialmente lo que le sucede al hombre, reflejan la providencia global, y la legalidad que el Creador acuñó en su universo, y el hombre no debe esperar que sus acciones, que fluyen de un conjunto de causas en las que está inmerso, variarán por su mérito. No obstante, todo ser humano tiene la facultad de elevarse por sobre ésta realidad mediante su unión a Dios. Aquél que lo 22 23 Ver Libro de Job 42:5. Guía de Perplejos sección III, cap. 23. consigue por la fuerza de su voluntad e intelecto, es el que Rambám llama a veces “íntegro”, otras “ilustrado”, y otras “devoto”24. El hombre íntegro es el que sirve a Dios debido a que llegó al conocimiento de Dios, sin relación con los acontecimientos que le suceden, como le ocurre a todo ser humano. Según Rambam, el patriarca bíblico Abraham alcanzó esta categoría en el momento del relato de la Ligadura de Isaac25, y Job luego de la manifestación de Dios. Maimónides hace una distinción entre el “conocimiento” de Dios, que se refiere a todos los hombres, donde Él conoce todos sus actos, y entre la Providencia de Dios, dirigida sólo a aquéllos ligados intelectualmente a Dios, y a ellos no les ocurrirá ningún mal. No obstante, estas personas gozan de la Providencia Divina, solamente mientras se encuentran ligadas a Dios y no en sus quehaceres cotidianos. Solamente cuatro personas gozaron de ese privilegio mientras pastaban sus rebaños, araban la tierra o cuidaban sus casas, ellos fueron: los tres Patriarcas, y Moisés26. Todas las ideas previamente nombradas acerca de la Protección Divina, según el pensamiento de Rambam, coinciden con la posición de los amigos de Job27. La postura de Aristóteles coincide con la de Job28, la idea del Pentateuco es la que emite Elifaz29; la doctrina de los Mutazilíes es la de Bildad, y la de los Asaríes es la de Sofar. La verdadera idea, la del Pentateuco, según la opinión de Maimónides, la emite Elihu. Sin embargo, en una primera lectura veremos que excepto el reproche a Job y sus amigos, Elihu no agrega nada nuevo a lo expuesto anteriormente por ellos; pero si prestamos atención a sus palabras, encontraremos en ellas una novedad, que es en realidad la finalidad del libro de Job: a) El comportamiento de Dios con el hombre, es como el tratamiento con el enfermo que está desahuciado, si tiene un ángel que intercede por él, se curará y vivirá (Job 33: 2324 “si hay un ángel que interceda por él...) 24 I. Leibovich, “La Providencia Divina en el Pensamiento de Maimónides”, Estudios de Filosofía Judía, Jerusalem, 1989, 84 (en hebreo). 25 Ver Génesis capitulo 22. 26 Guía de Perplejos sección III, cap. 51. 27 Guía de Perplejos sección III, cap. 23. 28 Ver mas adelante. 29 Elifaz, Bildad y Sofar; son los amigos de Job que lo visitan y aconsejan. Ver el libro bíblico de Job. b) Existe la Providencia Divina sobre cada hombre, pero el hombre no la puede comprender, ni comparar con los conceptos humanos (Job 34: 21-22 “porque sus ojos están fijos sobre los caminos del hombre, y contempla todos sus pasos, no hay oscuridad ni sombra donde puedan esconderse los malhechores”). c) También los fenómenos de la naturaleza y otros que suceden en el mundo (Job 34: 20 “mueren de improviso y pasan, en medio de la noche... Job 34:24 “quebranta a los grandes, sin andar en averiguaciones, y pone a otros en su lugar”; Job 35:11... “las bestias de la tierra y nos hace más sabios”...), el hombre no puede llegar a comprender. Todas estas innovaciones, tienen una sola meta: demostrar que la Providencia Divina sobre el hombre existe, y que ella no se parece a la nuestra: que su gobierno sobre el mundo no es igual al nuestro en nuestro mundo. También se debe aprender de la naturaleza y sus fenómenos, ya que existe una diferencia entre el conocimiento y la conducción de Dios y la nuestra. Y aquél que así lo comprenda, podrá sobrellevar mejor aquellos sucesos, también los malos, que ocurren en el mundo. “Tal es el objeto del libro de Job en su conjunto, a saber: asentar este artículo de fe y llamar la atención sobre las pruebas que se pueden deducir de las cosas físicas, a fin de no incurrir en error, y no te imagines que su conocimiento es como el nuestro, o que la intención, providencia y gobierno de Dios se parezcan a los nuestros. Quien se penetre bien de esto, soportará fácilmente cualquier calamidad, y las contrariedades no le harán dudar de Dios, ni si Él tiene conocimiento de ello, si de él se cuida o le abandona, mas bien acrecentará su amor, como se afirma en esta profética confesión: “por eso me retracto y hago penitencia sobre polvo y ceniza” (Job 42:6), y como atestiguan los rabinos30 ”Los que obran por amor a Dios y sobrellevan con alegría los sufrimientos...”31. Durante toda su vida, Job fue fiel a la creencia de la Providencia Divina, según la fe en Dios imperante entre la masa de creyentes, y según su idea, la función de Dios era la de proteger sus intereses, pero luego de la revelación, Job comprendió que la esencia de Dios es su propia Divinidad. La Providencia se concreta en su propia realidad natural, no está 30 31 Talmud babilónico, Shabat 88b. Guía de Perplejos sección III, cap. 23. destinada a ningún fin en la realidad o tendencia real. Ni siquiera a las necesidades o deseos de Job. ¿El pensamiento de Aristóteles es el mismo que el de Job? Existen varias dificultades en el contenido del concepto que expresa que la idea que emite Job es la que representa la idea de Aristóteles en el comentario de Maimónides sobre este libro32. - Los conceptos que manifiestan la idea de Aristóteles, son característicos de la persona poco ilustrada. - Las palabras de Job, por sí mismas, no concuerdan con el juicio de Aristóteles con respecto a la Providencia. Parte de ellas se contradicen claramente con la concepción aristotélica . - El comentarista de Rambam, Eben Kaspi, no duda en manifestar que ”El concepto de Aristóteles y el de nuestro Pentateuco es un mismo concepto”33. Según este comentarista, la polémica que trae Maimónides entre la idea del Pentateuco y la de Aristóteles, es ficticia. La profesora Kasher llega a la siguiente conclusión, después de un análisis radical: “En el relato, Job simboliza la teoría de Rambám desarrollada de la teoría de Aristóteles, y no la idea de las masas de personas creyentes, como quiso representarlo en otro apartado. Las refutaciones, contradicciones y dificultades, no son sino indicaciones sobre la conclusión ineludible: que Rambám no quiso contradecir la idea de Aristóteles, sino fundamentarla y sostenerla”34. Job y Adam (el primer hombre) Mucho se puede aprender de la comparación entre el comentario de Rambám sobre el libro de Job y el relato del Jardín del Edén35; ambos comentarios Maimónides los explica como alegorías que ejemplifican la condición humana. En cierta forma, Job está representado 32 Guía de Perplejos sección III, cap. 23. J. Kasher, “Exegesis aristotelica y exegesis fundamentalista al libro de Job en el pensamiento de Eben Kaspi”, Daat 20 (1995), 117-125. (en hebreo) 34 J. Kasher, ”La imagen y las ideas de Job en la Guía de los Perplejos”, Daat 15 (1993), 81-87. (en hebreo) 35 Guía de Perplejos sección I, cap. 2. 33 como antítesis del primer hombre. Según él, se puede ver una estructura quiástica36, entre Job y el primer hombre. Job se eleva del dominio de la fantasía y la materia, al dominio del intelecto, y Adam, desciende del dominio de la razón, al de la fantasía y la materia. Job, comienza con el “bien y el mal”, “el hombre recto e íntegro”37, y concluye “verdadero y falso”, “y Dios le conoce verdaderamente...”38; en cambio Adam, comienza con verdadero y falso, y concluye con el bien y el mal. CUADRO COMPARATIVO JOB Estado primitivo ADAM del dominio de la fantasía y la del dominio de la razón materia Sentido del cambio se eleva desciende Estado final al dominio de la razón al dominio de la fantasía y la materia Del bien y el mal 36 del verdadero y falso Esta es una estructura en forma de “X” y su nombre viene de la letra griega “x”. Guía de Perplejos sección III, cap. 22. 38 Guía de Perplejos sección III, cap. 23. 37 al verdadero y falso al bien y el mal Pero de todas formas, existe una diferencia muy importante entre las figuras en la interpretación de Maimónides entre el comienzo en Adam y el término de Job. Ambos representan una alegoría para el hombre ilustrado, pero Adam simboliza una alegoría al ideal, en cambio Job simboliza un modelo a la realidad. El estado en que se encontraba inmerso el primer hombre, era la racionalidad pura y absoluta, antes de rebelarse, no existe posibilidad de una condición empírica, no es real, sino una situación ideal. Su conformación psicológica y fisiológica no le posibilita un dominio absoluto del intelecto sobre la fantasía, la materia (el cuerpo) y la sensibilidad. En contraste con la conciencia (discernimiento) racional ideal de Adam, la conciencia intelectual de Job era realista, conociendo perfectamente sus limitaciones naturales. Todo este profundo estudio de la situación filosófica del personaje bíblico de Job, en la mente de Maimónides no era sólo filosofía, sino también una enseñanza legal. De este análisis surgen varias leyes de comportamiento cotidiano que el ser humano debe respetar, como ser el ejercicio de la humildad, el no hablar mal del prójimo, la obligación de pagar impuestos ya que lo material no es lo fundamental, etc. Concluimos con la misma idea que comenzamos al inicio de este articulo; la idea revolucionaria de Maimónides en el campo de la filosofía jurídica fue el haber estado convencido de que la ley y la filosofía (ética) eran las dos caras de una misma moneda, y que nunca la ética y la ley podían estar separadas la una de la otra.