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Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo: los poetas y los poemas RESUMEN El presente trabajo presenta un panorama de síntesis biográfica con respecto a los poetas valencianos presentes en el Cancionero general de Hernando del Castillo. Asimismo, los poemas que contienen temas típicos de Valencia también son analizados, con el objetivo de estimular un mayor conocimiento de los hombres y la ciudad en cuyo entorno cultural y cortesano vio la luz la recopilación poética de Castillo. ABSTRACT Óscar PEREA RODRÍGUEZ This present study focuses about biographies of Valencia’s poets, which are on Hernando del Castillo’s Cancionero general. In the same way, poems which include typical Valencia’s themes are also analyzed, in order to stimulate a much more knowledge about city, kingdom and men in whose cultural and courtly scene Castillo’s Cancionero general grew up. PALABRAS CLAVE Poesía Cancionero Valencia KEY WORDS Poetry Cancionero Valencia SUMARIO 1. Poetas de la Nobleza titulada. 2. Poetas de la Nobleza local. 3. Poetas de la burguesía letrada. 4. Otros poetas posiblemente valencianos. 5. Valencia en el Cancionero General. En 1511, las prensas del impresor Cristóbal Cofman alumbraban la primera edición del Cancionero general, fruto de la labor de Hernando del Castillo, erudito de origen castellano que, al menos durante el último decenio del siglo XV, se había establecido en el Reino de Valencia al servicio del conde de Oliva, Serafín de Centelles. Como es sobradamente conocido, la compilación de Castillo representa el repertorio más extenso e importante de la poesía cancioneril medieval en lengua castellana, de forma que en el Cancionero general encontramos versos de los más eminentes vates castellanos de la centuria, como Juan de Mena, el marqués de Santillana y Jorge Manrique; también encontramos a otros poetas menos conocidos en cuanto a su devenir biográfico, pero igualmente representativos de la literatura castellana del Cuatrocientos, como Diego de San Pedro, Garci Sánchez de Badajoz, Guevara o Pedro de Cartagena, por citar unos cuantos ejemplos fácilmente reconocibles. Al lado de estos poetas, todos ellos naturales de lo que institucionalmente se llamaba en la época reino de Castilla y León, se halla un buen ramillete de versos imputables a diversos poetas naturales del Reino de Valencia. Además de los más conocidos, como Jordi de Sant Jordi y Bernat Fenollar, sobresale la presencia de bastantes poetas aproximadamente coetáneos a la Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 227 ISSN: 0212-2952 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… labor de recopilación lírica efectuada por Hernando del Castillo, es decir, englobados cronológicamente en las dos décadas del tránsito entre centurias. Aunque tal vez parezca algo trivial y evidente, debemos señalar que el Cancionero general no fue editado en Valencia por casualidad. Las ediciones de 1511 y 1514 no fueron del todo resultado del muchas veces azaroso y problemático peregrinaje vital de los eruditos literarios de la época que, como Hernando del Castillo, pululaban por aquí y por allá hasta encontrar acomodo, mecenazgo y patrocinio en la mesa señorial de algún gran noble que apadrinaba un proyecto, en este caso la edición de material lírico que, si difícil es en estos tiempos actuales, imagínese el lector cómo lo era hace quinientos años. O mejor dicho: en el caso de Castillo, si estos vaivenes (cuya existencia es harto probable) cristalizaron felizmente en Valencia, no lo hicieron de forma aleatoria, sino que en este territorio se daban las circunstancias precisas para que la afición lírica del erudito castellano consiguiese un lugar de honor tanto en lo crematístico como en lo culturalmente prestigioso. Obviando las referencias al relativo esplendor económico del reino de Valencia durante la bisagra de los siglos XV y XVI1, y centrándonos en aspectos tocantes a la Historia de la Cultura, el profesor P. Berger ya demostró holgadamente la relación entre esta situación de bondad económica y el establecimiento en la ciudad del Turia de mercaderes, impresores, artistas y mecenas que fundamentarían el caldo de cultivo para el despegue de una próspera industria librera2. El primer libro poético impreso en la península ibérica, el incunable Les trobes en lahors de la verge Maria (hacia 1474), además de significar la punta de lanza de la imprenta valenciana, también es muestra de la profusión de los certámenes literarios acontecidos en la capital mediterránea, estudiados por el profesor Antoni Ferrando Francés3. Como prueba coetánea de esta brillantez literaria alcanzada en el Reino de Valencia, obsérvese el siguiente texto, emanado de la pluma del gran genealogista del siglo XVI, Gonzalo Fernández de Oviedo. El polígrafo madrileño, habitualmente reacio a elogiar otros espacios que no fuesen las cortes regias o principescas donde desarrolló sus oficios, no escatima vítores en esta ocasión para refutar el esplendor cultural y cortesano vivido en Valencia durante los primeros lustros del Quinientos: Yo tengo entendido para mí que es la çibdad de Valençia del Çid una de las muy acompañadas de noble vezindad que ay en nuestra España, de señores e cavalleros de título bien eredados, e de ricos çibdadanos, e de todas las maneras de ofiçiales artesanos que una insigne e muy bien ordenada república son nesçesarios; e aun para poder proveer a otras çibdades. E demás de ser la çib1 Estudiado en profundidad por Earl J. Hamilton: Money, prices and wages in Valencia, Aragon and Navarra (13511500) (Cambridge, Hardvard University Press, 1936); y por Álvaro Santamaría: Aportación al estudio de la economía en Valencia durante el siglo XV (Valencia: Instituto Valenciano de Estudios Históricos,1966). En cualquier caso, a esta bonanza ha de contraponerse las matizaciones de Ernest Belenguer Cebriá: València en la crisi del segle XV (Barcelona: Edicions 62, 1976). 2 Phillipe Berger: Libro y lectura en la Valencia del Renacimiento (Valencia: Institució Alfons el Magnànim, 1987, 2 vols). 3 Antoni Ferrando Francés: Els certàmens poétics valencians (Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 1983). Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 228 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… dad rica en sí por el tracto de la mar e de la tierra, es la gente del mundo más bien ataviada, e los ombres prinçipales e cavalleros biven e se tractan en sus casas e fuera dellas con tan ordinario exerçiçio de nobleza, que es otra segunda corte ver aquella república4. Así pues, la inclusión de literatos valencianos en el Cancionero general es absolutamente lógica, aunque cabe la duda acerca de si el recopilador de la obra incluyó a estos poetas intentando reflejar un ambiente lírico y cortesano que, además de la brillantez registrada por Fernández de Oviedo, el mismo Castillo vivió in situ, o si, por el contrario (pero sin abandonar del todo la primera aseveración), pudo más el indudable sentido comercial del libro impreso, en cuyo caso el erudito castellano habría incorporado a vates de la tierra buscando tal vez un mayor éxito editorial precisamente en el lugar donde su querida compilación iba a ser publicada. El párrafo antes escogido de la obra de Fernández de Oviedo, en la que la galantería cortés parecía galvanizar la brillantez literaria de Valencia, es ciertamente más lógico si se tiene en cuenta que bastantes de los poetas valencianos presentes en el Cancionero general son miembros de la nobleza del reino, o, en última instancia, personas bien relacionadas con las altas esferas de la ciudad. Nos encontramos, pues, con personajes lo suficientemente conocidos por sus actos públicos (en especial, los lúdicos y los festivos) como para que un lector valenciano los identificase con claridad y, siguiendo con la pretensión de Castillo, disfrutase más con la lectura de versos salidos de plumas empáticamente más próximas a él que las de poetas del reino de Castilla. A todo ello ha de unirse también la presencia, en algunas composiciones, de festejos típicos, de temas y de tópicos propios de la ciudad del Turia. En este sentido, nuestros objetivos en las siguientes líneas serán, en primer lugar, desgranar algunos datos biográficos de los poetas valencianos presentes en el Cancionero general; en segundo lugar, analizar brevemente algunas poesías que hacen referencia a la vida cotidiana de la ciudad mediterránea donde la obra se editó5. Con ambas acciones, nuestra pretensión es la de estimular el conocimiento y el estudio de unos poetas, los valencianos, y de unos poemas, los referentes a la ciudad matrona del Cancionero general, que no ha merecido demasiada atención por parte de los investigadores de la poesía cancioneril castellana. 4 Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés: Batallas y Quinquagenas (Transcrip. J. A. de los Ríos, ed. J. Pérez de Tudela y Bueso, Madrid: Real Academia de la Historia, vol. I —1983— y vol. II —2000—). La cita, en I, p. 355, como introducción a la semblanza de Rodrigo de Corella, conde de Cocentaina. 5 Para localizar las composiciones del Cancionero general a que aludiremos, se ofrecen entre paréntesis las tres numeraciones principales: primero, la futura edición de Joaquín González Cuenca (GC), en cuyo proyecto formamos parte entre 1997 y 2000 como becario de investigación FPI. En segundo lugar, el número del poema en la única existente hasta el momento: Cancionero general (Madrid: Sociedad de Bibliófilos, 1882, 2 vols), edición a cargo de José A. de Balenchana (B); por último, el número-índice (ID) de Brian Dutton. En el caso de que las poesías sean varias, ofreceremos únicamente las referencias de Dutton (ID) y las páginas correspondientes al tomo VII de la obra citada, con el fin de no sobrecargar demasiado el aparato crítico. Utilizamos, por último, el sistema de fuentes ideado por Brian Dutton: Catálogo-Índice de la poesía cancioneril del siglo XV (Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1982), y continuado en Brian Dutton: El Cancionero castellano del siglo XV (c.1360-1520) (Salamanca: Universidad de Salamanca, 1990-91, 7 vols.) 229 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… 1. Poetas de la Nobleza titulada Antes de comenzar con los poetas valencianos, debemos descartar a uno que habitualmente era así considerado6, principalmente por su apariencia bajo el tratamiento cortés de «Mossén» y por su ligazón con algunos otros poetas7: nos referimos a Juan Tallante. El primer autor por orden de aparición del Cancionero general, el elegido por Hernando del Castillo para iniciar su recopilación, participó en varios certámenes literarios de Valencia8, pero nada nos indica que el poeta sea natural de allí9 aunque sí mantuvo contactos con otros destacados literatos del reino, como Bernat Fenollar10, quizá en la conocida tertulia literaria de doña Isabel Suárez o Suaris11. A esta dama, a doña Isabel, le dedicó una copla un anónimo galán, «gentilhombre del Adelantado de Murcia», cuyo primer verso es «¡Ó, qué biva fermosura!»12, recogida en el Cancionero de Vindel (NH2)13. Con estos datos, el profesor Ferrando Francés14 piensa que este anónimo galán es el mismo mosén Tallante, que debería ser identificado como un criado del Adelantado de Murcia, Pedro Fajardo15, que sería el mismo «Talante» a cuyo nombre figura una composición en el Cancionero del Museo Británico (LB1)16. También Brian Dutton sospechó que el «Talante» de LB1 era el mismo «Mossén Tallante» de 11CG, y así parece ser a pesar de que la información de carácter histórico que sobre el poeta suministran las rúbricas y los poemas17 de LB1 es harto compleja: en primer lugar, en la respuesta del Adelantado de Murcia a «Talante» se le designa a éste como «abogado»18, asimismo, y siguiendo con LB1, en la presentación de sus obras religiosas (aproximadamente las mis6 Cf. José María Puig Torralva y Francisco Martí Grajales: Estudio histórico-crítico de los poetas valencianos de los siglos XVI, XVII y XVIII (Valencia: Imprenta de la Viuda de Ayoldi, 1883), p. 45: «Poeta valenciano, del que se sabe que escribió versos lemosines de mucho mérito y llenos de piedad y devoción.» Citamos por la edición facsímil (Valencia: París-Valencia, 1994). 7 Michel Darbord: La poèsie religieuse espagnole des Rois Catholiques a Philippe II (París: Centre de Recherches de l’Institut d’Études Hispaniques, 1965), p. 264: «Tallante c’est un Valencien, comme le comte d’Oliva.» 8 Martín de Riquer: Història de la Literatura Catalana (Barcelona: Ariel, 1964), III, pp. 374-375. 9 Ferrando Francés: Els certàmens..., p. 152. 10 Para la bio-bibliografía de Fenollar (y en general para todos los poetas valencianos), véanse los dos volúmenes de fray Vicente Ximeno: Escritores del Reyno de Valencia (Valencia: Joseph Estevan Dolz, 1747; ed. facsímil Valencia: París-Valencia, 1980), I, 59. 11 Antoni Ferrando Francés: «Un precedent del bilingüisme literari valencià: la tertúlia d’Isabel Suaris a la València quatrecentista», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, XXXVIII (1979-1982), pp. 105129. Sobre Tallante, especialmente pp. 122-123. 12 (ID 2368). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 116. 13 Texto editado por Dutton: El Cancionero..., III, pp. 24-25. 14 Ferrando Francés: Els certàmens..., pp. 397-398. 15 Sobre la biografía del noble murciano, véanse los estudios de Juan Torres Fontes: Don Pedro Fajardo, Adelantado mayor del reino de Murcia (Madrid: CSIC, 1953) y Fajardo el Bravo (Murcia: Anales de la Universidad de Murcia, 1944). 16 (ID 0995). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 449: «¿Será Juan Tallante, antes de su conversión religiosa?» 17 Sobre posibilidades y riesgos de utilizar este tipo de información, véase Óscar Perea Rodríguez: «El Cancionero de Baena como fuente historiográfica de la Baja Edad Media castellana: el ejemplo de Ruy López Dávalos» (Cancioneros en Baena. Actas del II Congreso Internacional Cancionero de Baena. In memoriam Manuel Alvar, ed. J. L. Serrano Reyes, Baena: M. I. Ayuntamiento de Baena, 2003), I, pp. 293-333. 18 (ID 0996). Cf. Dutton: El Cancionero...I, p. 227: «De vos, Talante, abogado». Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 230 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… mas que figuran en el Cancionero general) se le describe como «Juan Talante, libertado de Nuestra Señora»19, haciendo tal vez alusión a una conversión religiosa que también parece aludirse en la respuesta del Adelantado de Murcia antes mencionada. Entre tanta duda, al menos la rúbrica nos permite conocer que, en efecto, «Talante» y «Tallante» debe ser la misma persona, el criado del Adelantado de Murcia. En la ciudad levantina hallamos a miembros del linaje Tallante desde los últimos años del siglo XIV20. Durante la época en que Pedro Fajardo (1445-1482) ocupaba el adelantamiento murciano, un oficial llamado Juan Tallante desempeñaba los oficios de regidor y de alcalde de las segundas alzadas para el reino de Murcia21. Parece lógico que se trate de nuestro poeta, a quien el Adelantado Fajardo llamaría «abogado» en el poema mencionado por ocupar estos oficios22. En 1462, Juan Tallante renunció a su regimiento en la ciudad a favor de Juan de Ayala23, aunque dos años más tarde volvió a recaer en él este oficio al ser nombrado por Enrique IV como sustituto del fallecido Pedro Alfonso Escarramadad24. Finalmente, en 1465 fue nombrado alcalde de las segundas alzadas del Reino de Murcia, sustituyendo por muerte a su padre, llamado Juan Alfonso Tallante25. No hemos hallado más noticias del poeta, siendo algo sorprendente la ausencia de menciones en época de los Reyes Católicos. No obstante, al menos podemos certificar que no es Valencia la ciudad donde debemos seguir su pista26 sino Murcia, cuyos ricos archivos deben ofrecer las noticias necesarias para aquilatar la biografía de uno de los más destacados poetas religiosos del siglo XV del que apenas sabíamos nada. Comenzando con los poetas valencianos del Cancionero general, es obligado referirnos a aquellos pertenecientes a la nobleza del reino. Si dejamos al margen la anecdótica presencia del rey Alfonso V el Magnánimo27 en el Cancionero general, donde aparece su tan querido mote28 artúrico sobre el Siti Perillós29, y dejando al margen también la invención30 atribuida al Conde de Ribagorza (noble ligado asimismo a la Casa Real de Aragón)31, es Serafín de Centelles y 19 20 LB1, f. 82r: «De Juan Talante, libertado de Nuestra Señora». (ID 1002). Cf. Dutton: El Cancionero...., I, p. 229. Un notario llamado Bartolomé Tallante y su hija Inés protagonizaron en el año 1393 un suceso que provocó alborotos en la ciudad. Cf. José Frutos Baeza: Bosquejo histórico de Murcia y su concejo (Murcia: Editorial La Verdad, 1934), p. 38. 21 Cf. Colección de documentos para la Historia del Reino de Murcia. XVII: Documentos de Enrique IV (ed. María C. Molina Grande, Murcia: Academia Alfonso X el Sabio-CSIC, 1988), p. 605. 22 Vid. supra, n.º 17. 23 Colección de documentos para la Historia del Reino de Murcia: pp. 419-420. 24 Colección de documentos para la Historia del Reino de Murcia: pp. 511-512. 25 Colección de documentos para la Historia del Reino de Murcia: p. 560. 26 No obstante sus relaciones con Bernat Fenollar e Isabel Suaris, aunque es poco probable que este tipo de relaciones haya dejado rastro documental en Valencia. 27 Sobre su biografía, véase Alan Ryder: Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón, Nápoles y Sicilia, 1396-1458 (Valencia: Edicions Alfons el Magnánim, 1992). 28 (GC 562, B 590, ID 6400). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 323. Para la presencia del mote en la Corona de Aragón, véase G. J. de Osma: Las divisas del Rey en los pavimentos de «obra de Manises» del Castillo de Nápoles (Años 1446-1458) (Madrid: 1909. Ed. facísimil, Valencia: París-Valencia, 1996), pp. 77-86. 29 Carlos Alvar: El Rey Arturo y su mundo (Madrid: Alianza Editorial, 1991), p. 30. 30 (GC 518, B 546, ID 0950). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 53. 231 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… Urrea, Conde de Oliva, el depositario de la más alta alcurnia entre los trovadores valencianos del Cancionero general. Don Serafín no sólo representa el arquetipo de noble culto y letrado del Reino de Valencia, curtido en las letras y con aficiones poéticas, sino que, en su caso concreto, estas inquietudes literarias cristalizaron en la creación de un círculo de poetas e intelectuales alrededor de su corte nobiliaria32, entre los que figuran los nombres de Juan Luis Vives, Bernardí Vallmanya, Hernando del Castillo y Joan Baptista Anyes. Recordemos que Vives se refería al Conde de Oliva en estos elogiosos términos: Envíote, paladín invicto, estos dos opúsculos míos como a quien, en esa nuestra ciudad, a la más alcurnia y a las riquezas más crecidas, agregó la más peregrina erudición33. Hijo de Francesc Gilabert de Centelles, primer Conde de Oliva desde el 14 de abril de 144934, y de doña Beatriz de Urrea y Centelles, hija del conde de Aranda, Serafín fue el primogénito de la familia35, heredando el título y las posesiones paternas en 148036. Durante la entrada real realizada por los Reyes Católicos en Valencia (1481), el Conde de Oliva fue uno de los encargados de llevar el palio bajo el que recorrió la ciudad la reina Isabel37, inaugurando de esta forma dos de sus constantes vitales: el apoyo a la monarquía Trastámara y su presencia destacada en todo tipo de celebraciones cortesanas en el Reino de Valencia. Como sus antecesores en la familia, también don Serafín prestó servicios de armas al Rey Católico, sobre todo mediante su participación, el 26 de mayo de 1487, en el asedio de Málaga38. Además, Serafín de Centelles debió de gozar de la confianza del Rey Católico, ya que éste, en el año 1489, le nombró alcaide del castillo de Alicante39. 31 Tra su reversión a la Corona de Aragón en 1425, el título de Conde de Ribagorza fue cedido en 1469 por Juan II a su hijo ilegítimo, Alonso de Aragón, Conde de Ribagorza y Duque de Villahermosa, que prestó a su hermano, el Rey Católico, excelentes servicios militares en la guerra contra Portugal. A la muerte de éste (1485), su hijo, Alonso de Aragón, fue Conde de Ribagorza, Duque de Luna y, por mandado de su tío, el Rey Católico, Virrey de Cataluña entre finales del siglo XV y primeros años del siglo XVI. Cf. S. Sobrequés: El barons de Catalunya (Barcelona: Tres i Quatre, 1957), passim. A día de hoy, no poseemos suficientes datos para distinguir cuál de los dos caballeros es el autor de la invención presente en el Cancionero general, aunque nos inclinamos más por el hermano bastardo del Rey Católico. 32 Cf. Francesc Pons i Fuster: «Les inquietudes literàries de la família Centelles Riu-Sec» (Actes de les I Jornades Internacionals sobre la Història dels Centelles i el Comtat d’Oliva, Valencia: Ajuntament d’Oliva-Diputació Provincial de València, 1997), pp. 17-46, especialmente p. 26. 33 Dato recogido por Antonio Mestre Sanchís: «Personalidades olivenses en el campo de la cultura», en Iniciación a la historia de Oliva (Valencia: Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, 1985), pp. 297-320. El dato aludido, en p. 298. 34 Cf. Memorias de la Casa de Centellas, Real Academia de la Historia: Colección Salazar, B-8 (sign. 9/123), f. 15r. 35 Árbol genealógico completo en Memorias de la Casa de Centellas: f. 19r 36 Cf. José Camarena Mahiques: «De la historia de Oliva y Rebollet», en Iniciación a la historia de Oliva..., pp. 125-244. El dato aludido, en p. 169. 37 Salvador Carreres Zacarés: Ensayo de una bibliografía de libros de fiestas celebradas en Valencia y su antiguo reino (Valencia: 1925), pp. 91-92. 38 Cf. Alonso de Palencia: Guerra de Granada (Ed. y trad. Antonio Paz y Melia, Madrid: Atlas, 1973), p. 183. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 232 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… La colaboración del Conde de Oliva con la monarquía se mantuvo a través de los tiempos y, además, en un plano ciertamente personal: en el lujoso palacio que don Serafín poseía en Valencia, situado en la calle de Caballeros, se alojó el llamado Infante Fortuna, el Duque de Segorbe Enrique de Aragón, en su visita a la ciudad durante 149440, una estancia previa al nombramiento del Duque como lugarteniente general del Reino de Valencia efectuado cuatro años después. Y, años más tarde, en el mismo palacio residió la futura virreina Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico, cuando las exequias del segundo marido de la dama, el marqués de Brandemburgo, se celebraron en la catedral de la capital levantina (1525)41. Por lo que respecta a su participación en el gobierno de Valencia, el Conde de Oliva estuvo implicado, desde 1484, en la pugna dirimida en el Consell valenciano acerca de la insaculación de cargos y oficios42. Las tensiones derivadas de estos enfrentamientos políticos en el seno de la nobleza de Valencia provocaron que, en el año 1493, el Conde de Oliva, respondiendo al desafío emitido, efectuase un duelo a muerte con uno de sus enemigos, Miguel de Vilanova, aunque finalmente no hubo desgracias que lamentar43. Ya entrado el siglo XVI, Serafín de Centelles continuó su lucha política contra el gobierno de la ciudad, lo que le valió, en el mismo año en que aparecía la edición príncipe del Cancionero general, una fuerte multa por parte de la Generalitat tras comprobarse que sus normas de cambio y comercio no se ajustaban a la legalidad vigente por la Taula de Canvis44. Esta relación tensa con el gobierno urbano se debió ver incrementada con la presencia del Conde de Oliva en el cargo de contador y diputado de la Generalitat, representando al estamento nobiliario. La matrícula de nobles del Archivo del Reino de Valencia nos informa de que Serafín de Centelles fue contador entre los años 1514 y 1517, ininterrumpidamente, y diputado de la institución entre 1530 y 153245. El prestigio del Conde de Oliva siempre fue grande en las instituciones de gobierno valencianas: así, por ejemplo, en 1517 fue uno de los nobles a quien el Consell invitó para proceder a la deliberación de un espinoso asunto, como era la negativa del organismo a aceptar una orden de Fernando el Católico favorable a Alfonso del Milá, lo que obligó a preparar una embajada ante el monarca para que éste supiera las razones de la opinión contraria a las órdenes reales46. 39 Documento en Archivo del Reino de Valencia (en adelante, ARV): Real Cancillería, L. 596, f. 63v. Cf. C. Abenia y R. Báguena: Catálogo de una serie de Cartas de los Reyes Católicos (1479-1502) (Valencia: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1945), p. 21 (regesta). 40 Carreres Zacarés: Ensayo..., p. 99. 41 Cf. Josep Faulí: Germana de València, segona muller de Ferrán el Catòlic (Barcelona: Rafael Dalmau, 1979), p. 34. 42 Belenguer Cebriá: València en la crisi..., pp. 166-168. 43 Camarena Mahiques: «De la historia...», p. 170. 44 Camarena Mahiques: «De la historia...», p. 176. 45 ARV: Real Cancillería, L. 669, f. 3v. 46 Pilar Valor Moncho: «Los miembros del Consell General de Valencia desde la muerte de Fernando el Católico hasta las Germanías (1515-1523)» Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 19 (2001), pp. 171. La información sobre el Conde de Oliva, en p. 41. 233 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… El estruendo de las Germanías, entre 1519 y 1520, sorprendió a Serafín de Centelles fuera de la ciudad de Valencia: sabemos que se encontraba ausente por una carta que le fue enviada en junio de 1520 por la Junta de los Trece presidida por Joan Llorens, el ideólogo de la revuelta, en la que se le conminaba, junto a otros destacados nobles valencianos, a regresar a la ciudad para intervenir en el conflicto y servir de intermediarios entre la Junta, el virrey (Diego Hurtado de Mendoza) y el propio Carlos I, ausente de España47. Sí participó el conde, al frente de sus tropas señoriales, en la batalla de Gandía (23 de julio de 1521)48, en la que los agermanats dirigidos por Vicent Peris inflingieron una severa derrota a las tropas que defendían la legalidad del emperador Carlos49. Bien sea a través de la presencia de sus tropas, o bien a través de financiación50, fue el Conde de Oliva uno de los más destacados colaboradores del virrey Mendoza en la represión de las Germanías. Sin embargo, el tiempo se agotaba para nuestro egregio literato: tras su muerte, acontecida el 16 de enero de 153651, su sobrino Francisco Gilabert fue declarado heredero de las posesiones52, al no tener don Serafín descendencia en su matrimonio con doña Magdalena de Próxita. Además de su afición a la poesía, demostrada por sus composiciones líricas en el Cancionero general53, fue don Serafín participante por excelencia en eventos y juegos cortesanos, como sucedió en las fiestas celebradas en Valencia durante el verano de 1507, cuando Fernando el Católico y su nueva esposa, la reina Germana de Foix, entraron en la ciudad. Con ocasión de las justas celebradas en el lugar habitual, la plaza de San Juan del Mercado, el Conde de Oliva fue nombrado juez de las mismas54 junto a otros personajes ilustres del reino como Bernat Despuig, Maestre de la Orden de Montesa, y mosén Joan Gralla, mayordomo mayor de la reina Germana. A juzgar por el Cancionero general, Serafín de Centelles ya debería haber tenido experiencias anteriores, puesto que mosén Crespí de Valldaura le preguntó55 cuáles eran los crite47 48 49 Ricardo García Cárcel: Las Germanías de Valencia (Barcelona: Península, 19812), p. 108. García Cárcel, Las Germanías..., p. 125. Un completo repaso a la actividad de don Serafín durante el conflicto puede leerse en Juan Blay Navarro: Documentos y datos para la Historia de la ciudad de Oliva (Valencia: Ecir, 1960), pp. 59-64. 50 Sobre los préstamos de don Serafín a la causa, véase García Cárcel: Las Germanías..., pp. 145-146. 51 Cf. Memorias de la Casa de Centellas: f. 16r. 52 En la cédula nobiliaria de 1535 ya aparece «don Francisco Centelles, comte de Oliva» como representante de los nobles en la insaculación de cargos de la Generalitat. Cf. ARV: Real Cancillería, L. 669, f. 62v. Parece probable que su sobrino hubiese sustituido a don Serafín en la dirección del linaje y en la defensa de sus intereses políticos, por lo que adivinamos que el Conde estaba ya muy enfermo en el año anterior a su muerte. 53 Deshagamos brevemente un error en la atribución de sus poesías, emanado desde la obra de Ximeno (I, p. 121) y propagado por doquier: las Coplas del Conde de Oliva sobre el Ecce Homo, que Ximeno atribuía a Francesc Gilabert II por haberlas leído en la postrera edición antuerpiense del Cancionero general (1573), son de Serafín de Centelles, puesto que ya estaban en la editio princeps. La dificultad de hallar un ejemplar de la primera edición es la razón de este equívoco. 54 Carreres Zacarés: Ensayo...: p. 105, n.º 1. 55 (GC 700/1, B 768, ID 6539): «Pregunta de Mossén Crespí de Valdaura al Conde d’Oliva, porque le hizieron juez de unas justas». Cancionero general (1511), f. 157v. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 234 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… rios por los que debería guiarse para no desentonar en una ocasión en la que el propio señor de Sumacárcer fue designado como juez de un evento similar. Quedan todavía muchos puntos oscuros en la biografía de Serafín de Centelles, en especial la relación que le unió con aquellos poetas y eruditos (como el propio Castillo) que llevaron a cabo su labor literaria protegidos por el mecenazgo condal. Sí sabemos, por ejemplo, que contrató a Joan Baptista Anyes como maestro de Francisco Gilabert II, su sobrino y sucesor56. Del mismo modo, además de Vives y Castillo, el mismo Alonso de Proaza pudo haber estado bajo su órbita, aunque sea complejo demostrarlo57. Otro de los temas a profundizar en una investigación sobre los aspectos culturales del Conde es su relación con otros miembros de la nobleza valenciana igualmente presentes en el Cancionero general. Sin duda alguna, don Serafín debió de ejercer de estímulo intelectual a don Francesc Gilabert de Fenollet, el «Francisco Fenollete» del Cancionero general, pues no en vano Francesc, batlle de Játiva y también visible en el universo lúdico cortesano de la época58, era primo del Conde de Oliva59. Pero además de esta relación de parentesco60, tal vez podamos sospechar que en esas celebraciones auspiciadas por el Conde de Oliva fue donde lucieron sus invenciones61 los otros grandes nobles del reino que están representados en el Cancionero general precisamente por una de estas pequeñas letrillas. El otro representante de la nobleza titulada es el Marqués de Cenete, Rodrigo de Mendoza (1466-1523), hijo natural del Cardenal Mendoza y de doña Mencía de Lemos, y, por tanto, nieto del Marqués de Santillana62. Como correspondencia lírica a su destacado protagonismo en el Reino de Valencia, sobre todo durante el estallido de las Germanías63, 56 57 Blay Navarro: Documentos..., pp. 62-63. Su fuente es Ximeno: Escritores..., I, pp. 119-121. La relación entre Hernando del Castillo y Proaza la menciona D. W. Macpheeters: El humanista español Alonso de Proaza (Valencia: Castalia, 1961), p. 109. Es bastante posible que el intercambio de preguntas y respuestas entre Proaza y el desconocido «Castillo» que puede leerse en el Cancionero general tenga como segundo protagonista al propio Hernando del Castillo. Sobre este aspecto, véase nuestro trabajo en prensa, Óscar Perea Rodríguez: Estudio biográfico sobre los poetas del Cancionero general (Madrid: CSIC - Revista de Filología Española, 2003), pp. 36-46. 58 Valga como síntesis biográfica de don Francesc la realizada por Onofre Esquerdo: Nobiliario valenciano, prólogo, transcripción y notas de J. Martínez Ortiz (Valencia: Biblioteca Valenciana, 20012), I, p. 237: «Supo hermanar lo político cortesano con lo ruidoso de Marte, siendo de los más galanes caballeros en entrambas sillas como el más bien vestido en entrambos tiempos; diestro justador, galán danzante, de los que salían públicas fiestas que se llevaron el premio.» 59 Cf. Perea Rodríguez, Estudio biográfico..., pp. 243-258. 60 Recuérdese que el hermano bastardo de don Serafín, el canónigo Jordi Centelles, también fue poeta y también tuvo problemas relacionados con desafíos y armas. Cf. Riquer, Història..., IV, pp. 234-235. 61 Para una descripción de este curioso género, véase el clásico artículo de Francisco Rico: «Un penacho de penas. Sobre una invención del Cancionero general», Romanistiches Jarhbuch, XVII (1966), pp. 274-284, ahora también en su libro Texto y contextos. Estudios sobre la poesía española del siglo XV (Barcelona: Crítica, 1990), pp. 189-230. Véase también Ian Macpherson: The ‘invenciones y letras’ of the ‘Cancionero general’ (Londres: Queen Mary and Westfield College, 1998). 62 Para su biografía, cf. Helen Nader: Los Mendoza y el Renacimiento español (Guadalajara: Institución Provincial de Cultura «Marqués de Santillana», 1992), pp. 151-152. 63 García Cárcel: Las Germanías..., passim. 235 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… una invención suya y un mote glosado64 por Quirós65 fueron incluidos por Castillo en su recopilación poética, así como otra poesía en la que este último glosaba uno de los hechos más sonados de la primera década del Quinientos: el rapto, por parte del osado Marqués, de doña María de Fonseca, quien a la postre se convertiría en segunda esposa del de Cenete66. También debemos hacernos cargo de la presencia en el Cancionero general de dos grandes nobles de origen hispano, a pesar de que su titulación nobiliaria corresponda a otros reinos. En primer lugar, es obligado mencionar al famoso César Borja (1475-1507), que aparece como «Duque Valentino» o «Duque Valentinoy» en las invenciones del cancionero de Castillo haciendo referencia al título nobiliario francés de Duque de Valentinois, que le fue otorgado en 1498 por el monarca Luis XII67. El representante del linaje aristocrático-religioso valenciano, uno de los príncipes en quien se inspiró Maquiavelo68, es autor de una invención69 recogida en el Cancionero general, en la que el caballero demuestra su gusto por los epigramas70, un rasgo típicamente renacentista. En el mismo caso que a César Borja encontramos a la Marquesa de Crotone71, Leonor Centelles72, dama natural de Valencia cuyo matrimonio con Antonio de Centelles y Ruffo le valió el título que luce en el Cancionero general. Los marqueses residieron ampliamente en Valencia73, hasta que don Antonio y el hijo de ambos, Enric, fueron apresados por los turcos a principios de 1502, falleciendo en cautiverio74. El acontecimiento fue la base temática de varias 64 p. 350. (GC 539, B 567, ID 4153) y (GC 596, B 624, ID 6748, 6428), respectivamente. Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, 65 Poeta de biografía desconocida, contando con el trabajo de A. J. Foreman: «The Cancionero poet, Quirós», (Discurso pronunciado en el Westfield College, Londres: 1969). Cito por el artículo de Alan Deyermond: «The poetry of Nicolás Núñez» (The Age of the Catholics Monarchs, 1474-1516. Literary studies in memory of Keith Whinnom. Eds. Alan Deyermond e Ian Macpherson, Liverpool: University Press, 1989), pp. 25-36. 66 Cf. Perea Rodríguez, Estudio biográfico..., pp. 57-71. 67 Ximo Company: Els Borja, espill del temps (Valencia: Edicions Alfons el Magnànim, 1992), p. 109. 68 Entre la holgada bibliografía dedicada a la familia Borja, pueden consultarse Els temps dels Borja (Xàtiva: Generalitat Valenciana, 19982), o bien la clásica visión del Padre Miquel Batllori: A través de la història i la cultura (Barcelona: 1977), sobre todo el capítulo «L’enaltiment de la família Borja», pp. 153-240. 69 (GC 553, B 581, ID 6392). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 465. 70 Es bien conocida la afición que César Borja tuvo por los epigramas: el de Sannazaro (aut Caesar aut nihil) fue ampliamente utilizado por el Duque como divisa heráldica. Sobre éste último, cf. Jaime de Liñán y Eguizábal: Diccionario de lemas heráldicos (eds. Alberto Montaner Frutos y Guillermo Redondo Veintemillas, Zaragoza: Institución «Fernando el Católico», 1994), pp. 8-9. 71 En el Cancionero general el título nobiliario aparece por la forma castellanizada de la época, «Cotro» o «Cotrón». La forma medieval italiana, «Cotrone», metátesis del topónimo «κροτωυ», es la que da paso a la actual «Crotone», que es la utilizada aquí. 72 Miguel Ángel Pérez Priego: Poesía femenina en los cancioneros (Madrid: Castalia, 1990), pp. 54-55. 73 Más información en Perea Rodríguez: Estudio biográfico..., pp. 98-114. 74 Jerónimo Zurita: Historia del Rey Don Hernando el Cathólico (ed. A. Canellas, Zaragoza: Departamento de Cultura y Educación, 1989-1996), V, cap. VI (ed. cit., III, p. 30): «En algunas memorias de cosas acaecidas en este año [i.e., 1502], se refiere haber sido preso por los turcos don Antonio de Centellas, marqués de Cotrón, con don Enrique su hijo, que era de edad de veinte años; y que fueron llevados a Constantinopla; y murió don Enrique en la prisión y al marqués cortaron la cabeza». Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 236 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… composiciones de Juan del Encina asimismo presentes en el Cancionero general, donde también puede leerse una invención75 atribuida a la propia dama, uno de los escasos ejemplos de lírica cancioneril escrita por mujeres76. Para finalizar este apartado, permítasenos una licencia clasificatoria guiada por criterios más medievales que contemporáneos, como es la de incluir, en el mismo nivel que la nobleza titulada, a dos obispos cuyas habilidades poéticas pueden ser apreciadas por los lectores del Cancionero general. El primero de ellos, el «Obispo de Chafalú», se trata de Francisco Vidal de Noya, doctor en Teología por la Universidad de París, especialmente adepto a las doctrinas de Juan Duns Scoto77. Su formación le valió no sólo para realizar una incipiente carrera eclesiástica en España e Italia, sino para ser secretario real y maestro del Rey Católico78, de quien fue embajador en Italia entre 1483 y 148479. Posiblemente el saldo positivo de estas embajadas ante la Santa Sede sobre la concesión de dignidades episcopales, así como también la ya veterana solvencia del prelado, fuesen la causa de la adjudicación del obispado de Cefalú (Sicilia) en 1485. Vidal de Noya no era valenciano, ni tan siquiera aragonés como se sospechaba hasta ahora, sino nacido en Italia80; empero, seguramente deba su presencia en el Cancionero general (aparte de su importancia en el entorno regio) a que falleció el 18 de abril de 1492, en el transcurso de un viaje desde Cefalú a Valencia81, de ahí que Castillo se decidiese a recoger las dos poesías82 de este erudito, humanista y traductor de Salustio al castellano83. El otro prelado al que aludíamos es el enigmático «Obispo de Tarazona», autor del villancico Quanto más lexos de ti84. Esta poesía ya está presente en cancioneros anteriores, como el de la Catedral de Segovia (SG1)85, por lo que, de acuerdo con J. González Cuenca, el villancico debió de componerse «en tiempo de la Reina Católica y con destino a su capilla»86; por tanto, los prelados sospechosos de ser poetas ocasionales son, lógicamente, quienes fueron obispos de la diócesis entre 1474 y 1504: Pedro Ferriz (1464-1478), Andrés Martínez Ferriz (147875 76 (GC 507, B 535, ID 0940). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 353. Sobre este aspecto, véase Vicenta Blay Manzanera: «El discurso femenino en los cancioneros de los siglos XV y XVI», Actas del XII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, eds. F. Sevilla y C. Alvar, vol. I (Medieval y Siglo de Oro) (Madrid: Castalia, 2000), pp. 48-58. 77 Cf. Rocco Pirri: Sicilia Sacra. Disquisitionibus et notitiis illustrata (Palermo: 1753), II, p. 814. 78 Cf. Miguel Ángel Ladero Quesada: La España de los Reyes Católicos (Madrid: Alianza, 1999), pp. 143 y 346. 79 Cf. Raquel Madrid Souto y Óscar Perea Rodríguez: «Francisco Vidal de Noya, obispo de Cefalú: un clérigo al servicio del Rey Católico», en Actes del XVII Congrés d’Història de la Corona d’Aragó (Barcelona-Lleida: 2000), en prensa. 80 Cf. Raquel Madrid Souto: «Francisco Vidal de Noya, embajador del Rey Católico», en prensa para las Actas de las V Jornadas Hispano-Portuguesas de Historia Medieval: La Península Ibérica entre el Mediterráneo y el Atlántico. Siglos XIII-XV. Agradecemos a la autora que nos facilitase una copia previa a su publicación. 81 Pirri: Sicilia Sacra, p. 814. 82 (GC 668/2, B 709, ID 0275) y (GC 673/2, B 718, ID 3384). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 409. 83 Cf. Perea Rodríguez: Estudio biográfico..., 145-176. 84 (GC 623, B 651, ID 4222). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 452. 85 Joaquín González Cuenca (ed.): Cancionero de la Catedral de Segovia. Textos poéticos castellanos (Ciudad Real: Museo de Ciudad Real, 1980), pp. 125-126. 86 Ibid., p. 32. 237 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… 1495) y Guillem Ramón de Moncada (1496-1521), este último también obispo de Mallorca87. El primero de ellos, Pedro Ferriz, era natural de Cocentaina, y de él dice Escolano que «jamás atendió a otros empleos que de virtudes y letras»88. Aun con poca seguridad, nos atrevemos a pensar que pueda ser él el autor del citado villancico. 2. Poetas de la Nobleza local En el siguiente escalón de poetas valencianos incluimos a los miembros de la nobleza local del Reino de Valencia, un estamento todavía carente de titulaciones pero con un amplio peso específico, desde mediados del siglo XV, en la política89 y en la cultura valencianas. Ausente Joan Rois de Corella en el Cancionero general90, el paradigma de estos nobles locales lo constituyen dos poetas, padre e hijo: Luis Crespí de Valldaura (†1491), II Señor de Sumacárcer, y su hijo homónimo (†1522), catedrático de Cánones en la Universidad de Valencia y rector de la misma en los primeros años del siglo XVI91. El II señor de Sumacárcer compartió veladas festivas con el Conde de Oliva, cuyo reflejo en el Cancionero general hemos visto antes, al tiempo que cuidaba de formar una pequeña biblioteca92 tal como era frecuente en los gustos literarios de la nobleza de su tiempo. Su hijo Luis, ilegítimo, eligió la carrera eclesiástica para introducirse de lleno en el mundo universitario93; sus poesías, a pesar de estar plenamente imbuidas en la temática amorosa habitual en la lírica cancioneril, no están exentas de cierta experimentación, como la composición Sesti, una lamentación a la muerte de la Reina Católica (1504) que supone la primera sextina en lengua castellana94. Así pues, Luis Crespí de Valldaura hijo, jun- 87 Cf. Q. Aldea, T. Marín y J. Vives (dirs.): Diccionario de Historia Eclesiástica de España (en adelante, DHEE) (Madrid: CSIC-Instituto Enrique Flórez, 1973), III, pp. 2.522-2.527. Los mismos personajes también en Antonio Ubieto Arteta: Listas episcopales medievales (Zaragoza: 1989), II, p. 376. 88 Gaspar Escolano: Décadas de la Historia de la insigne y coronada ciudad y Reino de Valencia (Valencia: Terraza, Aliena y Compañía Editores, 1879), II, p. 591. 89 Para la época que nos ocupa, véase J. Pastor i Fluixá: «Nobles y cavallers al País Valencià», Saitabi, XLIII (1993), pp. 13-54. Los orígenes de la preeminencia nobiliaria en el Reino de Valencia constituye el epicentro de la tesis doctoral de Carlos López Rodríguez: Aristocracia y orígenes del Estado moderno. El poder político de la nobleza del Reino de Valencia (1410-1446) (Madrid: Universidad Complutense, 2001). Agradecemos sinceramente al Dr. López Rodríguez el acceso a la consulta de su tesis, de inminente publicación en formato electrónico. 90 Representante de la «sumidad de la actitud aristocrática», en palabras de Joan Fuster: Poetas, moriscos y curas (Madrid: Ciencia Nueva, 1969), p. 62. 91 Óscar Perea Rodríguez: «Luis Crespí de Valldaura (1460?-1522), rector de la Universidad de Valencia y poeta del Cancionero general», en La Universitat de València i l’Humanisme: Stvdia Hvmanitatis i renovació cultural a Europa i al Nou Món, eds. F. Grau Codina, X. Gómez Font, J. Pérez Durà y J. M. Estellés González (Valencia: Universitat de València-Departament de Filologia Clàssica, 2003), pp. 303-312. 92 Conocemos la existencia de esta biblioteca gracias a dos inventarios de bienes que se conservan del Señor de Sumacárcer. Véase Vicent Pons Alós: El Fondo Crespí de Valldaura en el Archivo Condal de Orgaz (1249-1548) (Valencia: Universidad de Valencia, 1982), pp. 291-311. 93 Cf. Justo Pastor Fuster: Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días (Valencia: 18271830; ed. facsímil, Valencia: París-Valencia, 1993), I, pp. 65-66. 94 Cf. R. Baehr: Manual de versificación española (trad. y adapt. de K. Wagner y F. López Estrada, Madrid: Gredos, 1973), p. 358. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 238 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… to a otro poeta valenciano, su amigo el abogado Miquel Trilles95, se reparten la autoría de este hito poético en la Valencia del Quinientos96. Además de con Trilles y con el Conde de Oliva, los Crespí de Valldaura parecen haber tenido relación con bastantes poetas valencianos, en especial con el «Mosén Aguilar» del Cancionero general, con quien Crespí padre compartió un intercambio de pregunta y respuesta que Castillo incluyó en su compilación97. Hemos identificado a este poeta en la persona de Francesc o Francí de Aguilar, caballero valenciano, hijo del Vicecanciller Jaume García de Aguilar. Francí fue trinchante del Rey Católico y participó a sus órdenes en las campañas militares de Granada98, donde hallaría la muerte durante el asedio de Loja (1482)99. Participante en eventos festivos del reino, su fama de buen caballero y militar provocó que Joan Rois de Corella le dedicase un brillante epitafio literario100. Por estos motivos, creemos que este Francí de Aguilar ha de ser el «Mosén Aguilar» presente en el Cancionero general101. En el mismo nivel de importancia que los Crespí de Valldaura se encuentra Juan Fernández de Heredia, hijo de los barones de Andilla102 y tal vez el poeta valenciano por excelencia de la época de tránsito entre los siglos XV y XVI103, de quien decía el polígrafo Oviedo que era «un cauallero valençiano que a mi parescer él tuvo hermosa disposiçión, e nasçió eredado e bien doctado de graçias e lindas habilidades104.» A nombre de un «Mosén Cabañillas» figuran dos invenciones105 en este apartado específico del cancionero. Todo indica que el autor es Jerónimo de Cabanyelles, Batlle de Lliria desde los primeros años del siglo XVI y capitán de la guardia de Fernando el Católico106, hijo de Luis de Cabanyelles, gobernador general del Reino de Valencia. En 1493 don Jerónimo contrajo matrimonio con Leonor de Borja y Moncada107; posteriormente, fue nombrado comendador de Montizón en la Orden de Santiago y sustituyó a su 95 Nuestras sospechas para desvelar la identidad de este poeta se encaminan hacia Miquel Trilles, notario en activo desde 1495 hasta 1509, frecuente abogado de los Crespí de Valldaura, cuyos protocolos notariales pueden consultarse en el Archivo de Protocolos del Patriarca de Valencia. 96 Más información sobre los Crespí, en Perea Rodríguez, Estudio biográfico..., pp. 115-144. 97 (GC 705/2, B 780, ID 6551). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 322. 98 Ferrando Francés: Els certàmens..., p. 362. 99 Cf. Martín de Viciana: Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia (Barcelona: Pablo Cortey, 1566. Ed. facsímil, con estudio preliminar e índices de S. García Martínez, Valencia: Universidad de Valencia, 1972-1983), III, f. 80v. 100 Cf. Martín de Riquer: Història de la literatura catalana. Part Antiga (Barcelona: Ariel, 19854), IV, p. 147. 101 Más datos en Perea Rodríguez, Estudio biográfico..., pp. 12-18. 102 Dato destacado por Rafael Ferreres, editor de Juan Fernández de Heredia: Obras (Madrid: Espasa-Calpe, 1974), pp. I-IX. 103 Véase Estela Pérez Bosch: «Juan Fernández de Heredia, poeta del Cancionero general», en Cancioneros en Baena. Actas del II Congreso Internacional Cancionero de Baena. In memoriam Manuel Alvar, ed. Jesús L. Serrano Reyes (Baena: M. I. Ayuntamiento de Baena, 2003), II, pp. 261-286. 104 Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas, ed. Pérez de Tudela, II, p. 144. 105 (GC 524, B 552, ID 0959) y (GC 516, B 544, ID 6375). 106 Cf. Macpherson: The ‘invenciones y letras’..., p. 78. 107 Leonor Llansol Romaní y Borja le llama Esquerdo: Nobiliario valenciano, II, p. 129. 239 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… hermano, Luis de Villarrasa, como gobernador general del Reino de Valencia108. En 1503 fue uno de los cuatro gobernadores que el Rey Católico nombró en el año 1503 para hacer frente a las revueltas ciudadanas motivadas por la carestía de grano en Valencia109. Poco más tarde, en el mismo año de la edición príncipe del Cancionero general, fue enviado como embajador a Francia110; otras noticias que poseemos de él nos indican el gran ascendente que tuvo en el seno de los monarcas aragoneses: fue uno de los caballeros presentes en el lecho de muerte de Fernando II de Aragón (1516)111, lo que sin duda influyó para que Carlos I continuase confiando en él. En diciembre de 1519, cuando las Germanías de Valencia ya habían comenzado su devenir, Jerónimo de Cabanyelles fue enviado a la ciudad del Turia112 junto a Pedro Mártir de Anglería para que, en calidad de consejero del rey, negociase la tan problemática convocatoria de Cortes113. En 1535 participó en la frustrada conquista de Túnez por el emperador Carlos V114, siendo ésta la última noticia de que disponemos sobre él. Por lo que respecta a los Cardona, son dos los poetas de tal nombre presentes en el Cancionero general: los hermanos Juan y Alonso. Ambos pertenecían a la rama menor del linaje catalán Cardona, establecido en Valencia desde la mitad del siglo XV por obra de Juan de Cardona y Catalina de Vilaragut, padres de nuestros poetas. Alonso de Cardona fue Almirante de Valencia115 y desde 1511 parece haber residido regularmente en la ciudad del Turia, cuidando de sus posesiones116, hasta su muerte en 1534117. Su hermano Juan mantuvo en 1489 un enconado pleito con el duque de Gandía a propósito de jurisdicción sobre algunos territorios118, principalmente acerca de la jurisdicción civil y criminal de la villa de Ondara119. Tal vez los reveses sufridos fueran la causa de que emigrase hacia Italia para convertirse en colaborador de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, aunque finalmente nuestro poeta hallase la muerte en la tristemente 108 Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas, ed. Pérez de Tudela, II, pp. 129-135. Oviedo dice de él que fue «generoso e prinçipal cauallero valençiano, [...] e tan virtuoso e sabio quel rey hizo de su persona mucha estimaçión» (p. 132). 109 García Cárcel: Las Germanías..., p. 77. 110 Alonso de Santa Cruz: Crónica de los Reyes Católicos (ed. Juan de Mata Carriazo Arroquia, Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1951), II, pp. 143-146. 111 Santa Cruz: Crónica de los Reyes Católicos, II, p. 340. 112 Viciana: Crónica..., IV, f. 8r. 113 Pedro Mártir de Anglería: Epistolario (trad. José López de Toro, Madrid: Imprenta Góngora, 1953-1957), III, pp. 370-380. 114 Viciana: Crónica..., III, f. 112r. 115 Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas, ed. Pérez de Tudela, II, p. 142: «Trovaba en verso castellano e escribía bien». Más datos de su biografía, en pp. 141-144. 116 Esquerdo: Nobiliario valenciano, I, p. 119. 117 Participó en las insaculaciones de oficios de la Generalitat del año 1511, como indica la documentación conservada en ARV, Real Cancillería, L. 669, f. 5r: «Don Alonso de Cardona: es almirant. Es mort en lo any MDxxxiiij». 118 ARV: Real Cancillería, L. 596, f. 52v. Cf. Abenia y Báguena, Catálogo..., p. 22 (regesta). 119 ARV: Real Cancillería, L. 305, f. 88v-89r. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 240 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… famosa batalla de Ravena (1512)120. Fernández de Oviedo dice de él que era «muy polido galán e del palaçio, e muy ataviado»121. Tenemos otros dos hermanos poetas en los Castellví, Luis y Francesc122. Hijos de Pere de Castellví y de Violant de Vich, de Luis se sabe que era comendador de Montesa y que falleció en 1481123, a pesar de lo cual su canción Caminando sin placer124 fue incluida por Castillo en su cancionero. Su hermano Francesc era barón de Benimuslim y señor de Mulata125, además de ocupar diversos oficios en el organigrama de la casa del Rey Católico: camarero de Juana Enríquez (1464), camarero del entonces príncipe Fernando (1468) y mayordomo mayor del Reino de Valencia (1476-1495)126. Posteriormente, fue jurado y conseller de la ciudad de Valencia entre 1496 y 1497; murió hacia 1506127. En el mismo grupo nobiliario deberíamos incluir a Jerónimo de Vic, primo materno de los Castellví, caballero con un extenso patrimonio territorial en Valencia128 y destacadísimo embajador de los Reyes Católicos en la primera década del siglo XVI129. El más desconocido de estos poetas nobiliarios valencianos es Francesc Carroz Pardo, autor de la Moral consideració contra les persuassions, vicis y forces de Amor (Valencia, ¿Haebler?, ¿1488?)130, una de las primeras muestras de moralismo laico del Cuatrocientos hispano y, a juzgar por los especialistas, también una de las mejores131. Sus obras en verso recogidas en el Cancionero general también participan de estas máximas moralistas, lo que hace aún más indispensable la investigación que saque a este poeta del anonimato en que se encuentra132. Sospechamos que se trata de un miembro colateral de los Carroz de Vilaragut, origen de los 120 Andrés Bernáldez: Memorias del reinado de los Reyes Católicos (ed. Juan de Mata Carriazo y Manuel GómezMoreno, Madrid: Real Academia de la Historia, 1946), p. 598, n. 15: «Don Juan de Cardona dize el cardenal de Sorrento que murió en Francia siendo mal curado de las heridas; en el qual perdió el rey un muy gran servidor y valiente capitán.» 121 Gonzalo Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas (ed. Juan Bautista de Avalle-Arce, Salamanca: Ediciones de la Diputación, 1989), p. 311. 122 Francisco Martí Grajales: Ensayo de un diccionario biográfico y bibliográfico de los poetas que florecieron en el reino de Valencia hasta 1700 (Madrid: Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1928), pp. 71-72. 123 Ferrando Francés: Els certàmens..., p. 174. 124 (GC 450, B 471, ID 6341). Cancionero general (1511), f. 138r. 125 Riquer: Història de la literatura catalana, IV, p. 190. 126 La documentación referente a los oficiales de la Casa de Fernando el Católico se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón (en adelante, ACA), Maestre Racional, legajo 939. La mayor parte del material fue editado por Jaume Vicens Vives: Historia crítica de la vida y reinado de Fernando II de Aragón (Zaragoza: Institución «Fernando el Católico», 1962), apéndice II, pp. 573-659. Los datos a que nos referimos están en ACA: Maestre Racional, L. 939, f. 14v y 91v. Cf. Vicens Vives: Historia crítica..., pp. 598-601. 127 Cf. Martí Grajales: Ensayo..., p. 72. 128 Esquerdo: Nobiliario valenciano, I, pp. 175-176. 129 Amplia información sobre este caballero en la obra de J. Manglano y Cúcalo de Montull, Barón de Terrateig: Política en Italia del Rey Católico: 1507-1516. Correspondencia inédita con el embajador Vich (Madrid: CSIC, 1963). 130 La obra cuenta con una edición de primeros de siglo XX de no menos difícil acceso que el impreso original. Francesc Carròs Pardo de la Casta: Moral consideració contra les persuassions, vicis y forces de Amor (Barcelona: Impremta Catalonia, 1914 - Biblioteca Valenciana Popular, Quadern XIII). 131 El Padre Batllori dice de él que es «el más sincero como hombre y el más elegante como prosista.» Cf. Miquel Batllori: «Introducción» a Humanismo y Renacimiento. Estudios hispano-europeos (Barcelona: Ariel, 1987), p. 29. 132 Sobre su estilo, véase Fuster: Poetas, moriscos..., p. 69. 241 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… condes de Cirat, concretamente el mismo caballero que «con dos compañías de soldados hechas en Valencia, acudió al socorro de Perpiñán a servir al Rey Don Fernando el Católico cuando le sitiaron»133. Estaba relacionado económicamente con los Crespí de Valldaura, pues en 1487 el Señor de Sumacárcer le imponía un censal a su favor de 2.000 sueldos de principal134. El caso del Comendador Escrivá es realmente complejo: hasta el momento, las fuentes habían señalado a Joan Ram Escrivá, Maestre Racional del Rey Católico, como la identidad subyacente en el famosísimo autor de la canción Ven, Muerte, tan escondida135. Vicenç Beltrán, en cambio, ha identificado recientemente al Comendador Escrivá como Luis Pirro, o Pedro Luis, Escrivá, el arquitecto valenciano constructor de diversos castillos por el Mediterráneo136. Un Maestre Racional (padre o hijo) es autor, en el Cancionero general, de al menos una poesía; quedaría por dilucidar si el Maestre Racional es o no es la misma persona que el Comendador Escrivá137. Para finalizar este apartado, hay que recordar la participación en el apartado «invenciones y letras» de tres caballeros poco conocidos. El primero es Francesc o Francí de Mompalau, caballerizo de la Casa de Aragón entre 1466 y 1478138. En 1479 el Rey Católico intervino a su favor para que pudiese cobrar cierta cantidad que le adeudaba Francesc Pérez, mercader de Valencia139. Asimismo, entre 1485 y 1488 trabajó con Berenguer Mercader, lugarteniente del batlle del reino de Valencia, en algunos negocios económicos relacionados con tal institución140. En los primeros años del siglo XVI, Francesc de Mompalau debió de participar en las campañas napolitanas bajo órdenes del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, como se deriva de un documento141, expedido por Fernando el Católico desde el Castilnuovo de Nápoles el 11 de mayo de 1507, en el que se conceden a nuestro caballero diversas rentas y beneficios en virtud de los servicios de armas prestados por éste. Su invención142 desapareció del Cancionero general en 1514. Por lo que respecta a los Montagut, se trata de un linaje catalán que se había asentado en Valencia durante los primeros años del siglo XV143, y que cuenta con dos representantes en el Cancionero general, Luis y Enrique. Como los Crespí de Valldaura, los Montagut también prestaron diversos servicios de armas a la monarquía Trastámara, especialmente en la guerra de 133 134 Esquerdo: Nobiliario valenciano, I, p. 203. Archivo Condal de Orgaz, Fondo Crespí de Valldaura, doc. 205, 1487, octubre, 24, Valencia. Cf. Pons Alós: El Fondo Crespí de Valldaura..., p. 199. 135 (GC 381, B 392, ID 6278). Cancionero general (1511), fol. 128v. 136 Vicenç Beltrán Pepió: Antología de la lírica castellana medieval (Barcelona: Crítica, 2002), p. 48. 137 Exponemos nuestras dudas mucho más detalladamente en Estudio biográfico..., pp. 208-234. 138 ACA: Maestre Racional, L. 939, f. 22v. Cf. Vicens Vives: Historia crítica..., p. 606. 139 ARV: Real Cancillería, L. 303, f. 56r-57r. 140 ARV: Bailía, L. 1158, f. 42 ss. 141 ACA: Cancillería, L. 3556, f. 52r-53v. 142 (GC 523, B 551, ID 6378). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 401. 143 A. y A. García Carraffa (con la colaboración de A. de Fluviá): El solar catalán, valenciano y balear (San Sebastián: Librería Internacional Churruca, 1968), III, p. 107. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 242 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… Granada144. Un caballero valenciano al que la documentación se refiere como «Ludovici de Montagut, milites»145 disfrutaba en 1444. de una renta expedida por Alfonso el Magnánimo sobre el marquesado napolitano de Crotone. A este caballero Luis de Montagut es frecuente encontrarle en la documentación valenciana de la primera mitad del siglo XV, bien sea en la compra y venta de censales146, o bien en asuntos dispares relacionados con las bailías de Vall d’Uixó y Cullera en 1458147. En 1460 fue nombrado justicia criminal del reino de Valencia148 y en 1464 era jurado de la ciudad149. Como jurado de Valencia, Luis de Montagut peleó a favor de Juan II durante las cruentas banderías que asolaron el verano de ese año el reino, contra las pretensiones de Jaime de Aragón, barón de Arenós150. Bien pudiera tratarse este caballero de nuestro poeta, aunque sus hijos, llamados «Henrich» y «Luys» de Montagut, recibieron en 1479 un salvoconducto por parte de Fernando el Católico para regresar de un destierro de dos meses, al que habían sido condenados por unos pleitos mantenidos con Jaume García de Aguilar151. Quién sabe si el motivo icónico de las armas heráldicas vueltas hacia sí al que Enrique de Montagut152 alude en una de sus invenciones153 no hace referencia a este destierro a que fueron sometidos ambos hermanos, muy probables candidatos a ser los poetas del Cancionero general. 3. Poetas de la burguesía letrada Poseemos bastantes más noticias referidas a los poetas valencianos pertenecientes al estamento que, con un criterio amplio, podíamos denominar como burguesía letrada, formado por abogados, maestros, notarios, religiosos, oficiales públicos y, en general, miembros de la oligarquía local y de la pequeña nobleza urbana154. Las razones por las que conocemos más estas biografías son varias: en primer lugar, como ocurre con Jordi de Sant Jordi (†1425), por ser una 144 A los Montagut se les describe como uno de los linajes «que contribuyeron con su valor y denodado esfuerzo a la conquista de aquella hermosa ciudad, último baluarte del imperio mahometano en tierra española.» Cf. Escolano: Décadas..., III, p. 479. 145 ARV: Real Cancillería, L. 257, f. 5v-6v. 146 Archivo Municipal de Valencia (en adelante, AMV): Clavería Comuna, O-23 (1446-1447), f. 20r; y O-24 (1447-1448), f. 14v. 147 ARV: Real Cancillería, L. 421, f. 7r. 148 AMV: Clavería Comuna, O-32 (1460-1461), f. 114v-115r: «Mossen Lluís de Muntagut, cavaller, justícia en lo criminal.» 149 AMV: Clavería Comuna, O-34 (1464-1465), f. 1r. 150 Escolano: Décadas..., III. pp. 471b-472a. Casualmente, otro de los jurados de la ciudad durante los citados acontecimientos era Jaume García de Aguilar, padre de Francí de Aguilar, a quien hemos señalado como el «Mossén Aguilar» del Cancionero general. 151 ARV: Real Cancillería, L. 302, f. 10r-10v. 152 Enrique, en 1466, era trinxant del entonces príncipe Fernando de Aragón. ACA: Maestre Racional, L. 939, f. 9r. Cf. Vicens Vives: Historia crítica..., p. 600 153 (GC 554, B 582, ID 6393). Cancionero general (1511), f. 143r. 154 Debemos hacer un inciso para indicar que nuestras divisiones no son en absoluto rigurosas taxonomías. No era nada extraño que un noble compartiese tertulia o fiestas con un letrado y viceversa, de acuerdo a los postulados de Fuster: Poetas, moriscos..., p. 61. 243 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… figura de capital importancia en la literatura valenciana del siglo XV155, si bien su presencia en el Cancionero general ha sido puesta en entredicho por los editores modernos, que no creen que la canción de Mosén Jordi, glosada posteriormente por Luis Crespí de Valldaura156, pueda atribuirse al poeta valenciano157. En el mismo nivel, en el de figura capital de las letras valencianas, podríamos incluir la presencia de Bernat Fenollar en el Cancionero general. En efecto, Fenollar no sólo fue poeta158 sino también gramático159 y teólogo. Nació hacia 1435 y fue beneficiado de la parroquia de San Esteban en 1448160, domero de la catedral de Valencia en 1467 y capellán del rey Fernando el Católico desde 1479161. En el Cancionero general de 1511 cuenta con dos canciones162, que son objeto de glosa posterior, y también es citado en una composición por otro poeta del círculo levantino, Nicolás Núñez163. Pero mucho más importante que su presencia lírica es su condición de gran animador cultural de la Valencia del último tercio del siglo XV. Desde los grandes trovadores del reino, Ausías March y Joan Rois de Corella, pasando por otros menos conocidos, como Rodrigo Díez, Joan Vidal, Pere Vilaspinosa y el comendador Estela, hasta llegar al grupo de letrados presentes en el Cancionero general, como Joan Verdanxa ó Narcís Vinyoles, todos ellos crecieron intelectualmente al abrigo estimulante de las riquísimas tertulias literarias que tenían lugar en la casa de mosén Fenollar164, o bien en aquellas celebradas en otros lugares que siempre contaban como galvanizador cultural con la presencia de este verdadero Erasmo de las letras valencianas165. 155 Cf. Martí Grajales: Ensayo..., pp. 421-422. Su obra ha sido editada por Martín de Riquer y Lola Badía: Les poesies de Jordi de Sant Jordi (Valencia: Eliseu Climent, 19982). 156 (GC 830/1, B 917, ID 6691) y (GC 830/2, B 918, ID 6692). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 436. 157 Riquer y Badía: Les poesies..., p. 313: «Ni l’estructura mètrica, ni la llengua —per cert bastant corrompuda—, ni les idees que conté no permeten considerar que el nostre autor escrivís aquesta cançó.» Debido a ello, los editores prefieren apuntar hacia el prestigio del poeta como el motivo de la confusión: «la seva presència al Cancionero general, tanmateix, revela que, un segle després de la seva curta vida, Jordi de Sant Jordi era recordat a València i la seva poesia hi gaudia encara d’un cert prestigi.» (Ibid.) 158 Sobre su producción poética véase Ximeno: Escritores del reyno de Valencia, I, p. 159. 159 Sobre esta labor, véase A. M. Badía Margarit: «Regles de esquivar vocables o mots grossers o pagesívols. Unas normas del siglo XV sobre pureza de la lengua catalana», Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, XXIII (1950), pp. 137-152; XXIV (1951-1952), pp. 83-116; y XXV (1953), pp. 145-163. 160 Cf. Nieves Munsuri Rosado: El clero en la Valencia del siglo XV: la parroquia de San Esteban Protomártir (1448) (Memoria de Licenciatura inédita, Valencia: Universidad de Valencia, 1999), p. 111. Gracias a este dato, podemos precisar que la fecha de ca. 1335-1340, ofrecida por Ferrando Francés (Els certàmens..., p. 171) para el nacimiento del prelado, se ajusta más a la primera datación que a la segunda. Quede constancia de nuestro agradecimiento a la autora por poner a nuestra disposición su excelente trabajo. 161 Para su biografía, véase Ferrando Francés: Els certàmens..., pp. 171-173; y Martí Grajales: Ensayo..., pp. 213-219. 162 (GC 831/1, B 919, ID 6693) y (GC 848/1, B 939, ID 6711). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 365. 163 (GC 776, B 859, ID 6622). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 410. 164 Véase Salvador Guinot: «Tertulias literarias de Valencia en el siglo XV», Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, IX (1921), pp. 1-5 y 40-45; XI (1921), pp. 65-76; XII (1921), pp. 97-104. También Salvador Guinot: «El ajedrez en la tertulia de Mosén Fenollar», Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, XII (1921), pp. 132-143. 165 Sobre este círculo, es de notar el sugestivo (y acertado) título con que Riquer titula su aproximación a este entorno literario: «Bernat Fenollar i els seus amics». Cf. Riquer: História de la literatura catalana, IV, pp. 181-224. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 244 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… Sin embargo, obviando la específica importancia de Sant Jordi y de Fenollar, la razón por la que conocemos bien el devenir de estos letrados es por su participación predominante en los certámenes literarios166 celebrados en Valencia durante finales del siglo XV y principios del XVI, es decir, durante la época de gestación de los poemas de temática local incluidos en el Cancionero general. Quizá el más destacado de estos poetas burgueses de Valencia sea Narcís Vinyoles, jurista de reconocido prestigio a finales del siglo XV, elegido varias veces conseller (1468 y 1476) y jurat (1493 y 1497)167. En su obra literaria sobresale la traducción al castellano del Supplementum chronicarum mundi168, además de su composición presente en el Cancionero general169 y su participación en el certamen mariano de 1474. Asimismo, Vinyoles es autor de varias obras en su lengua materna, como Lo procés de les olives y los Escacs d’Amor, donde demuestra estar bien relacionado con otros grandes personajes de la cultura literaria del Reino de Valencia170, como Joan Rois de Corella, Berenguer Mercader y, en especial, con Bernat Fenollar y Francí de Castellví. Además, estaba emparentado con los poderosos Santángel, mercaderes conversos de Valencia171. Ejemplo muy similar, con una la calidad literaria pareja a la de Vinyoles, es el de Jerónimo de Artés, hijo del Doctor Francisco de Artés, y, al igual que su padre, abogado del Consell valenciano durante el último tercio del siglo XV172. Sus composiciones173, incluidas algunas de arte mayor muy meritorias174, también le ligan con el resto de poetas valencianos, especialmente con Fenollar y Luis Crespí, el Señor de Sumacárcer. También habría que incluir en este grupo a Joan Verdanxa y a Miquel Pérez, poetas y letrados que aparecen unidos por la introducción, en la segunda edición del Cancionero general (1514), de una pregunta y respuesta cruzadas entre ambos175. Miquel Périz, como aparece en la compilación de Castillo, es con casi toda seguridad, el mismo «Miqualot Péreç», redactor de diversas obras hagiográficas y que ocupaba el oficio de clavero de censales176. Su hito más conocido es la participación en Les trobes de 1474177. Joan Verdanxa, por su parte, pertenece a un conocido clan de notarios y ejerció tal oficio desde 1459; al igual que su amigo Miquel Peris, también participó en la justa poética mariana de 1474178. 166 Jordi Ventura: p. 29. Inquisició espanyola i cultura renaixentista al País Valencià (Valencia: Eliseu Climent, 1978), 167 Antoni Ferrando Francés: Narcís Vinyoles i la seua obra, Valencia, Universidad de Valencia, 1978, pp. 4-21. 168 La obra, dedicada al marqués de Priego, fue titulada Suma de todas las crónicas del mundo (Valencia, Jorge Costilla, 1510). Se conserva un ejemplar en la Biblioteca Municipal de Valencia, donado por el bibliófilo José Enrique Serrano Morales; hasta donde llegan mis conocimientos, aún permanece inédito. 169 (GC 838/2, B 928, ID 6704). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 469. 170 Ferrando Francés: Narcís Vinyoles..., pp. 26-27. 171 Estaba casado con Brianda de Santángel. Cf. Ventura: Inquisició espanyola..., pp. 36-37. 172 García Carraffa: El solar catalán..., I, pp. 136-137. 173 (ID 4360, ID 6553, ID 6708, ID 6710, ID 6712, ID 6713, ID 6714). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 335. 174 Como ocurre con la titulada Gracia Dei, un poema en arte mayor dedicado a los Siete Pecados Capitales enlazado con una amplia erudición clásica. (GC 846, B 937, ID 6708). 175 (GC *94, B *255-*256). No posee ID de Dutton. 176 Fuster: Biblioteca valenciana..., I, pp. 48-51. 177 Ferrando Francés: Els certàmens..., pp. 195-199. 178 Ferrando Francés: Els certàmens..., pp. 182-183 y pp. 207-209. 245 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… Ambos compartieron su amistad con Joan Rois de Corella, Miquel Estela y otros participantes en el Jardinet de Orats179, donde Verdanxa recibió diversas loas por su destreza lírica180. Añadamos a este grupo a «Mossén Gaçul», es decir, a Jaume Gassull, autor valenciano cuya actividad se registra entre los años 1480 y 1515181. Hijo del prestigioso jurista Andreu Gassull182, Jaume fue un destacado poeta, participante, además de en el Cancionero general183, en Les trobes de 1474, así como uno de los más conspicuos asistentes a las tertulias de Mosén Fenollar184. Igualmente, debemos incluir en este apartado a dos incipientes letrados poetas, a pesar de que las noticias de que disponemos sobre ellos sean escasísimas: el Bachiller Jiménez y el Bachiller Valencia. Del primero, autor de dos poemas en la primera edición185, se sospecha su pertenencia al círculo literario del Conde de Oliva186; el segundo es autor de una respuesta a una pregunta187 formulada por Quirós, lo que, junto a su apellido, induce a pensar que sea el Bachiller natural de la ciudad del Turia. En mayo de 1499, un apunte de Gonzalo de Baeza, tesorero de la Reina Católica, especifica el pago de 16.300 maravedíes «por vna mula que se compró del bachiller de Valençia188.» Aproximadamente coetánea es la existencia de un Juan de Valencia, mayordomo de la Corte regia, del que figuran varios apuntes contables en el Libro Mayor de Ochoa de Salinas189; pese a todo, la identidad de este bachiller continúa siendo un misterio. Como colofón, debemos hablar de dos poetas un tanto sui generis. El primero de ellos, que aparece en el Cancionero general como «Bertomeu Gentil», se llamaba en realidad Bartolomeo Gentile, miembro de esta conocida familia de mercaderes genoveses190, cuya presencia en el 179 F. P. Britz: Llibre intitolat «Jardinet de Orats», compost de diverses strofes y rims en moltes llengües (Barcelona; Joan Roca y Bros, 1868), especialmente pp. 63-91. 180 Riquer: Història de la literatura catalana, IV, pp. 183-184. 181 Ferrando Francés: Els certàmens..., pp. 211-213. 182 Para Josep Guía, el participante en Les Trobes sería Andreu Gassull, mientras que el poeta del Cancionero general sí es su hijo Jaume. Véase Josep Guía: «Dades biogràfiques sobre Jaume Gassull», Revista d’Història Medieval, 9 (1998), pp. 263-273. 183 (GC 844/2, B 935, ID 6706) y (GC 845, B 936, ID 6707). Curiosamente, ambas desaparecen en la edición de 1514. Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 370. 184 Fuster: Biblioteca Valenciana..., I, p. 37. Más datos biográficos, así como sus obras principales, en Salvador Guinot: «El poeta Jaime Gazull», Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, V (1924), pp. 1-48. 185 (GC 870, B 963, ID 6744) y (GC 871, B 964, ID 6745). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 378. 186 J. M. Nadal y M. Prats: Història de la llengua catalana. II: el segle XV (Barcelona: Edicions 62, 1996), p. 438. 187 La serie completa pregunta-respuesta es (GC 688/1, B 745, ID 6517) y (GC 688/2, B 746, ID 6518). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 464. 188 A. de la Torre y E. A. de la Torre: Cuentas de Gonzalo de Baeza, tesorero de Isabel la Católica (Madrid: CSIC, 195556), II, p. 431. 189 Libro Mayor del «Banquero de Corte» de los Reyes Católicos, Ochoa Pérez de Salinas (1498-1500), edición facsímil del legajo 42-4 del AGS, Casa y Sitios Reales, con estudio de F. Ruiz Martín y A. Represa Rodríguez (Bilbao: Banco de Bilbao, 1980), f. 19v-20r y 126v. 190 Pese a que durante muchos años se le consideró catalán o valenciano. Cf. Benedetto Croce: España en la vida italiana del Renacimiento (Buenos Aires: Imán, 1945), p. 184. Su origen italiano ya fue avanzado por Vicenç Beltrán Pepió: La canción de amor en el otoño de la Edad Media (Barcelona: PPU, 1989), p. 23. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 246 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… mundo mercantil valenciano del siglo XV fue destacada191. Aunque lejano, los Gentile de Génova tenían parentesco con los Gentile de Sicilia, a quienes pertenecía fray Bernardo Gentile, el literato dominico autor de algunos escritos en época del emperador Carlos V y amigo de otros humanistas como Lucio Marineo Sículo o Hernán Núñez, el Comendador Griego192, aunque resulta complejo aventurar si ambos Gentile tuvieron relación. Sea como fuere, el poeta italiano es el máximo exponente, junto a Boscán, del nuevo gusto lírico que se refleja en la entrada de nuevos poemas en la segunda edición del Cancionero general, donde se incluyen varios de sus sonetos en toscano, posiblemente debidos a la participación de Gentile en el certamen poético sobre el Nombre de Jesús celebrado en Valencia hacia 1513193. Dos años antes, en el mismo año en que el Cancionero general se imprimía por vez primera, había tenido lugar en Valencia el certamen poético en honor de Santa Catalina de Siena. Junto a otros participantes ilustres, poetas nobiliarios como Fenollet y poetas burgueses como Vinyoles, fue Vicent Ferrandis, un humilde bordador valenciano, el vate más destacado del evento194. Es bastante posible que la coincidencia de ambos hechos, impresión del cancionero y certamen literario, impidiera a Ferrandis figurar en la primera edición, pero Castillo palió esta ausencia incluyendo en 1514 un apartado específico para los poemas que Ferrandis, en su lengua materna195, compuso para el citado certamen. 4. Otros poetas posiblemente valencianos Todavía queda por dilucidar el más que probable origen valenciano de algunos poetas cancioneriles, puesto que, al apenas disponer de noticias biográficas sobre ellos, no poseemos certeza para aseverar tal origen. Es el caso del misterioso Carasa, de quien figura en ambas ediciones valencianas una canción196 y que, además, cuenta con otras composiciones en el cancionero manuscrito del Museo Británico (LB1)197. Si no es valenciano, Carasa al menos debió de residir en Valencia, toda vez que Juan Fernández de Heredia se burlaba en dos poemas de «uno que hera capado que se dezía Carasa198.» La rúbrica de la otra poesía también es clara: «A Carassa, porque un trepador gran borracho le hizo unas coplas sobre 191 David Igual Luis: Valencia e Italia en el siglo XV. Rutas, mercados y hombres de negocios en el espacio económico del Mediterráneo occidental (Castellón: Fundación Bancaja, 1998), p. 92. Quede constancia de nuestra más sincera gratitud al Dr. Igual Luis, que nos permitió consultar su tesis doctoral completa (publicada en microficha, Valencia: 1996, pp. 114-116) para corroborar nuestros datos. 192 Véase J. de la Peña y Cámara: «Un cronista desconocido de Carlos V. El humanista siciliano fray Bernardo Gentile, O. P.», Hispania, XVI (1944), pp. 536-568. 193 Ferrando Francés: Els certàmens... p. 731. 194 Para su biografía, véase Martí Grajales: Ensayo..., pp. 226-229. Apenas poseemos más noticias que su precaria situación económica, avencidado con su madre en la parroquia de San Juan. Cf. Ferrando Francés: Els certàmens..., p. 680. 195 (GC *17-*19, B *21-*23). No fueron catalogadas por Dutton. 196 (GC 342, B 352, ID 6248). 197 Sobre el conjunto de su producción, véase Dutton: El Cancionero..., VII, p. 344. 198 Cancionero de Gallardo (ed. J. M.ª Azáceta, Madrid: CSIC, 1962), p. 270. 247 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… borzeguís que Don Juan le había dado199.» Ahora bien, el único sospechoso que hemos hallado no parece tener relación ninguna ni con Valencia ni con Fernández de Heredia, pues se trata de Pedro de Carasa, escudero al servicio de don Manuel de Benavides200 en 1504, año en el que conservamos su nómina201. Aunque seguimos pensando que se trata de un poeta valenciano202, la identificación se presenta complejísima pues, por otra parte, «Carasa» podría ser no un apellido, sino un mote o apodo, con el significado de ‘máscara, cara grotesca’203. Valenciano también debe de ser Rull, autor de un villancico en el Cancionero general204, aunque su identidad todavía es desconocida. Podría tratarse de «Mossén Domingo Rull, Rettor de Ludient»205, activo entre 1446 y 1449, o bien «En Anthoni Rull, mercader», quien ocupó el oficio de clavero del Consell de Valencia entre 1469 y 1470206. Por otra parte, a un fray Alonso de Rul se le debían ciertas cantidades en la tesorería de Castilla, como aparece en la documentación económica del año 1510207. Puede que el máximo sospechoso sea Joan Rull, destacado notario valenciano208 que en 1477 fue nombrado «lochtinent de scrivá de la sala» por el propio Juan II de Aragón, nombramiento no sin polémica, puesto que el Consell había nombrado a su vez a Bernat D’Assio para el mismo puesto209. Pero la incógnita de su identidad no puede ser despejada. Peores perspectivas tenemos para averiguar la identidad de Ginés de Cañizares, un amplio protagonista de la sección de «invenciones y letras», del que sospechamos, si no su origen210, 199 Fernández de Heredia: Obras, pp. 211-212. 200 Manuel de Benavides, hijo de Juan de Benavides el Viejo, fue señor de Javalquinto durante los años finales del siglo XV y primeros del XVI. Curiosamente, estuvo casado con Luisa Manrique, hija de Jorge Manrique, el poeta. Cf. Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas, ed. Avalle-Arce, p. 342. 201 Archivo General de Simancas (en adelante, AGS), Casa y Sitios Reales, leg. 4, f. 74r-75r. Cf. Amalia Prieto Cantero: Casa y descargo de los Reyes Católicos. Catálogo XXIV del Archivo General de Simancas (Valladolid: Instituto «Isabel la Católica» de Historia Eclesiástica, 1969), p. 123. 202 Como un autor procedente de Navarra o Aragón lo identificó Eugenio Asensio: Poética y realidad en el cancionero peninsular (Madrid: Gredos, 1971), p. 250. 203 «Representació d’un cap, normalment de moro, amb turbant i barba, i de grans proporcions, col•locat a la part inferior dels orgues antics d’algunes esglèsies.» Gran Enciclopedia Catalana (Barcelona: Diputació, 199520), s.v. ‘carassa’, 7, ac. 2. 204 (GC 642, B 670, ID 6461). Cf. Dutton: El Cancionero..., VII, p. 431. 205 Manuel Mata López: Relación de limosnas para la construcción del monasterio de la Trinidad de Valencia (Zaragoza: 1991), p. 105. 206 AMV: Clavería Comuna, O-37 (1469-1470), f. 1r. Otro mercader llamado Gaspar Rull formaba parte de una comisión de jurados en 1486. Cf. Belenguer Cebriá: València en la crisi..., p. 176. 207 AGS: Casa y Sitios Reales, leg. 7, f. 25. Cf. Prieto Cantero: Casa y descargo..., p. 222. 208 Íbid., p. 78. 209 Los documentos de la polémica, en AMV: Cartas Reales, h3-I, f. 227r-228r. Sobre el suceso, véase Belenguer Cebriá: València en la crisi..., pp. 72-74. 210 Los Cañizares proceden de Cuenca, de donde era, por ejemplo, Álvaro de Cañizares, criado de María de Aragón (esposa del rey Juan II de Castilla), cuyos poemas pueden leerse en el Cancionero de Baena. Cf. Gonzalo Fernández de Oviedo: Libro de linaxes y armas (Real Academia de la Historia: Colección Salazar, C-24, sign. 9/247), f. 42v. No hemos podido hallar relación ninguna entre Álvaro y Ginés. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 248 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… al menos su avecindamiento en Valencia211. Igualmente, sabemos que Diego Núñez de Quirós212 residía en la capital del Turia213, como probablemente lo hiciera Nicolás Núñez214, quien dedicó una canción a Bernat Fenollar, y también lo hiciese el desconocido Vázquez, autor del Dechado de Amor, redactado en torno a 1510 a petición del Cardenal Borja215, y que es una perfecta muestra de las conexiones entre Valencia y el Reino de Nápoles en las primeras décadas del siglo XVI216. Otros poetas, como el ya mencionado Quirós, Badajoz el Músico o Gabriel Mena, cantor de la capilla del Rey Católico, también demuestran a lo largo del Cancionero general haber estado en contacto con el ambiente cultural y literario de Valencia y de sus poetas, aunque desgraciadamente no dispongamos de ningún dato más para avalar estas relaciones. 5. Valencia en el Cancionero general Regresemos en este final a las anécdotas cortesanas registradas por Fernández de Oviedo. Si al principio de estas líneas habíamos visto cómo la alabanza se refería a la brillantez cortesana y esplendor caballeroso de Valencia, veamos ahora una descripción de un caballero igualmente valenciano, Mosén Malferit217, apodado El perdido por la gala, quizá el mejor ejemplo de hasta qué punto podía llegar el entramado cortesano, festivo, lúdico y literario de la época. Fernández de Oviedo lo describe como De los más ataviados y galanes mançebos que allí andauan en seruiçio de las damas de palaçio, y era él tan carnal que ya que con ésas él no podía gozar sino de palabras, no thenía menos, sino mucha más inteligencia con otras mugeres de las que con menos sospiros, con dádiuas se alcanza. [...] Éste es el que con verdad le llamaron «perdido por la gala»; y ésa le dio el pago, pues que teniendo buena renta e gentil patrimonio, lo gastó 211 Por razones estilísticas, sospechó su origen converso D. W. Macpheeters: «The XVth Century Converso Poet Ginés de Cañizares», Symposium, 6 (1952), pp. 380-384. 212 En la primera edición (1511), la mayoría de sus composiciones son atribuidas a «Diego Núñez», pero en la tabla de autores de 1514 se añade «de Quirós», añadido que también coincide con la rúbrica de una poesía (GC 682, B 734, ID 6506): «Otra pregunta de Diego Núñez» (Cancionero general, 1511, f. 155r) «Otra pregunta de Diego Núñez de Quirós» (Cancionero general, 1514, f. 131v). 213 Nos lo indica expresamente otra rúbrica de 1514: «Coplas de Diego Núñez de Quirós natural de Sevilla (porque ay otro que habitava en Valencia), en las quales glosa un mote que dize así...» Cf. Cancionero general, 1514, f. 187v. Creemos lógico pensar que el Diego Núñez de Quirós que habitava en Valencia es el autor cuyas poesías pueden leerse en la edición de 1511. 214 Cf. Alan Deyermond: «The poetry of Nicolás Núñez», en The Age of the Catholics Monarchs, 1474-1516. Literary studies in memory of Keith Whinnom (eds. Alan Deyermond e Ian Macpherson, Liverpool: University Press, 1989), pp. 25-36. 215 Se considera a esta como una de «les obres mès representatives de l’activitat del cercle d’intel•lectuals que es movien entorn de les Tristes Reines». Cf. Nadal y Prats, Història..., p. 437. 216 Véase Benedetto Croce: «La sociedad galante ítalo-española en los primeros años del Cinquecento», en España en la vida italiana..., pp. 149-254. 217 «Mosén Malferite» es el título que figura en las Batallas y Quinquagenas de Oviedo. Aun con dudas, parece probable que se trate de Francisco Malferit, síndico militar del Reino de Valencia durante la primera década del siglo XVI. Cf. Zurita: Historia del rey don Hernando..., IX, cap. XIV (ed. cit., V, p. 54). 249 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… todo en deuaneos e en sus galas [...] En fin, todo su intento e gloria eran fiestas e damas218. Que el perdido Malferit gastara su fortuna, su tiempo y probablemente su salud en galas y fiestas nos vuelve a situar en la consideración de Valencia como gran cónclave lúdico y literario de los primeros años del siglo XVI. Y, de hecho, fiestas típicas de Valencia y sucesos coetáneos en la capital o en el Reino están igualmente presentes en el Cancionero general de Castillo, caminando de forma paralela a la de muchos de los poetas que hemos visto con anterioridad. Por ejemplo, nada más típico de la capital mediterránea que Alonso de Cardona hallase la inspiración para sus versos en que «un coete vino a dar en la mano de una señora y le quemó un poco»219: pólvora y fuego, ingredientes esenciales en cualquier fiesta valenciana que se precie. Otro ejemplo de componente coetáneo lo tenemos en las coplas en las que un anónimo caballero aconseja a una dama sobre qué ropajes habría de llevar al huir de uno de los rebrotes de peste sufridos por Valencia en la primera década del siglo XV220. Las coincidencias temáticas también son similares con independencia de la lengua en que fuesen escritas. Así, podemos ver cómo la Homilia feta per lo venerable Jeroni Fuster sobre lo psalm De Profundis221, impresa en Valencia en 1490 y escrita en lengua valenciana, tiene su correspondencia dentro del Cancionero general en las coplas castellanas de Mosén Gassull, «aplicando el salmo De profundis a sus passiones de amor»222, un curioso contrafactum que nos indica esta coincidencia de temas en la literatura de la época. Como es lógico pensar, son los versos laudatorios hacia a Valencia los que predominan de entre los imputables a poetas naturales de la tierra que vio nacer al Cancionero general. De estas alabanzas destaca el romance de Alonso de Proaza «en loor de la cibdad de Valencia»223, cuya influencia se percibe en obras posteriores, como la Descripción de Valencia (1592) de Miguel de Vargas224, que sin duda conoció el romance de Proaza y lo utilizó como inspiración de sus versos. Y, en el aspecto cortesano, una de las técnicas más empleadas para hacer propaganda de las virtudes de los galanes, los poemas que genéricamente podemos denominar como Infiernos de enamorados, también tiene su representante valenciano en el Cancionero general: en el 218 Fernández de Oviedo: Batallas y Quinquagenas, ed. Pérez de Tudela, II, pp. 137-138. El Diálogo dedicado a Mosén Malferit es de los que no tiene desperdicio, razón por la que recomendamos encarecidamente al lector su consulta. 219 (GC 815, B 901, ID 0823). Cancionero general (1511), f. 193v. 220 (GC 734, B 816, ID 6587-6589). Cancionero general (1511), f. 170v: «Otras coplas, de un cavallero a una dama que quería partir de Valencia porque morían de pestillencia, y ella le preguntó que de qué manera podría ir para que, de defecto, no le acusassen en sus atavíos.» 221 En realidad, además de Fuster, también fueron autores de esta composición Pere Adriá, Pere d’Anyó y Galvany de Castellví. Cf. Ventura: Inquisició espanyola..., p. 49. 222 (GC 845, B 936, ID 6707). Cancionero general (1511), f. 203v. 223 (GC 456, B 477, ID 6350). Cancionero general (1511), f. 139r. 224 Impresa en Valencia por Gabriel Rivas en 1592. No conozco la existencia de ningún ejemplar impreso, pero sí de una copia manuscrita perteneciente a la colección del bibliófilo José Enrique Serrano Morales, hoy custodiada en el Archivo Municipal de Valencia, Fondo Serrano Morales, ms. 6956. Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251 250 Óscar Perea Rodríguez Valencia en el Cancionero general de Hernando del Castillo… Purgatorio de Amor225, obra del Bachiller Jiménez, el desfile lleno de galanteo de los apenados caballeros del Reino de Valencia implica la aparición de muchos poetas ya mencionados, pero también de muchos otros caballeros de los que apenas sabemos nada y cuyo conocimiento ayudaría un poco más a establecer con firmeza la Valencia del Cancionero general. Todos ellos formaron parte activa del entramado cortesano, cultural y literario que Hernando del Castillo plasmó en el Cancionero general, fuese buscando un mayor éxito comercial o fuese simplemente por dejar constancia de ese mismo ambiente en que el erudito castellano se movió. El desconocimiento que actualmente tenemos no ya de la biografía del propio compilador lírico, sino de muchos detalles de poetas, damas y caballeros figurantes en los versos del cancionero, no está en consonancia con la espectacular riqueza de los archivos valencianos, en cuyo interior deben existir las respuestas a muchas de las incógnitas aquí planteadas. Tanto la comunidad académica, en general, como los interesados en la poesía cancioneril castellana, en particular, tienen en los poetas valencianos y en la Valencia del Cancionero general un interesante camino a seguir que, en nuestra modesta opinión, todavía no ha sido regularmente explorado. Estaríamos satisfechos si la lectura de estas líneas sirviese de estímulo para profundizar en el estudio de aquella Valencia y de aquellos valencianos que conoció Hernando del Castillo, cuyo reflejo es claramente visible en su recopilación poética. Entre el esplendor literario de la época de Alfonso el Magnánimo, con la influencia humanista italiana, y la brillantez de la Valencia renacentista de la corte virreinal del Duque de Calabria y de Germana de Foix (y su proyección posterior en la Academia de los Nocturnos)226, el eslabón que falta por reconocer es la Valencia del Cancionero general, heredera de las tradiciones medievales, depositaria de las novedades del siglo XV y embrión de los logros culturales de la Edad Moderna. 225 (GC 871, B 964, ID 6745). Cancionero general (1511), f. 217r. 226 Es el recorrido guiado por Fuster: Poetas, moriscos..., pp. 53-56. 251 Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica 2003, 21 227-251